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ADORACIÓN EUCARÍSTICA MISIONERA “Salir para compartir la alegría del Evangelio” Introducción (leer pausadamente y en clima de oración) El mes de Octubre es para la Iglesia Católica, en todo el mundo, un tiempo en el cual son intensificadas las iniciativas de “oración”, “formación”, “animación” y “ayuda” a favor de las misiones. El objetivo de este mes misionero es promover y despertar la conciencia y la vida misionera en la Iglesia. En sintonía con la Iglesia Universal, en nuestra Iglesia de salta, intensificamos estos esfuerzos por medio de la movida misionera, con la cual los salteños nos ponemos en estado de misión. Hablar hoy de la “misión en la Iglesia” nos invita a recordar y a actualizar las fuerzas primordiales del Espíritu que dieron origen a nuestro ADN cristiano por el cual vivimos, nos movemos y existimos. La experiencia misionera vivida por los primeros discípulos fue tan fuerte que no dudaron en hacer todo lo que tuvieran a su alcance, incluso hasta dar la vida, para que el mundo conociese y experimentase la fuerza transformadora de la Resurrección, iniciada y confirmada en el pentecostés de sus vidas. Hoy en nuestro mundo se vive mucha indiferencia, superficialidad e individualismos. Vivimos en el “a mí que me importa” dijo el Papa Francisco haciendo alusión a las guerras en donde el mundo se hunde cada vez más. “Ay de mí si no evangelizo” grita el apóstol Pablo en medio de tanta violencia y búsqueda de comodidades y faltas de osadía. El Papa insiste en que hay que “salir” y vivir la vida con alegría y en “estado permanente de misión”. La verdadera “misión” comienza en el encuentro personal con Cristo Sacramentado. Él es punto de partida y punto de llegada de toda acción misionera. Es en este encuentro osado donde el discípulo recibe la misión que lo transforma para después “salir” a transformar la realidad que lo circunda. Es en el encuentro auténtico con Jesús sacramentado donde todo cristiano, que recibió su vocación misionera en el Bautismo, experimenta la pasión de Dios por la humanidad a la cual, en nombre de Jesucristo, es enviado a consolar. Es en el Pan Consagrado donde “tú” como buen misionero y misionera, estas llamado a encontrar las fuerzas que transforman tu “amor común” en “amor radical”, tu “amor recíproco” en “amor gratuito” y tu “amor trivial” en “amor universal”. La Iglesia a nacido en “salida” nos dice el papa Francisco en su mensaje para la jornada mundial de las misiones 2014. A imagen de Dios siempre dispuesto a salir a nuestro encuentro, hoy Jesús Sacramentado, sale de su “Sagrario provisorio” para habitar su “sagrario permanente”, nuestro corazón. Preparemos este momento especial para conversar un rato con Él y contarle de las inmensas dificultades que tenemos en salir de nosotros mismos para ir al encuentro de aquellos que todavía no conocen la “Alegría del Evangelio”. Exposición del Santísimo Sacramento: (Se puede entonar un canto de adoración mientras se expone el santísimo) Salir de Sí mismo: es lo que más cuesta para quien quiere embarcarse en la Misión de Cristo. Este es el primer desafío para quien desea vivir la fe con coherencia evangélica. “Salir” de sí mismo, comprometerse, despegarse, estar libre de cualquier atadura interior es condición primordial para todo bautizado. La misión más allá de las fronteras comienza con un “corazón sin fronteras”, vaciado de si mismo y lleno de “gratitud”. Leer Mt 4, 21-22, después hacer un momento de silencio invitando a los adoradores a dialogar con Dios sobre las ataduras que impiden salir de si mismo. Gesto: Invitar a los participantes a que en un papelito color rojo escriban de forma anónima, aquellas cosas que los atan y le impiden seguir mejor a Jesucristo, como un modo de ofrendárselas para que Él nos libere. Luego disponer un recipiente adecuado abajo del altar o mesa a donde se expone e Santísimo, para que los coloquen ahí. Oración Señor Jesús, ensancha nuestros corazones para que podamos amar sin fronteras a nuestros hermanos que están cerca y sobre todo aquellos que están lejos. Danos la capacidad de entregarnos al servicio del Evangelio sin ataduras ni egoísmos preferenciales. Infunde en nosotros el fuego de tu amor para poder, al igual que los primeros discípulos, dejar “inmediatamente” nuestra “barca personalizada” y seguirte solo a Ti. Amén Se puede entonar un canto, o rezar un Padre Nuestro, 3 Ave María y 1 Gloria para que los cristianos en el mundo tomen consciencia de su vocación misionera. (Tiempo prudente de silencio y luego…) Salir de Casa: dejar la familia, liberarse de la excesiva “dependencia” de los lazos afectivos, amar más a Dios que a los propios seres queridos implica cortar el “cordón umbilical” que nos une a los proyectos de los otros y nos impide realizar nuestro propio proyecto de vida. El misionero está llamado a hacer de Cristo el centro de su vida sobre todas las cosas. Salir de la casa es abandonar nuestras zonas de “confort” para ponerse en el camino que Dios nos propone para ir al encuentro de su pueblo. Leer Lc 14,26 y luego invitar al silencio meditativo invitando a reflexionar sobre las “preferencias personales” que se anteponen a las “preferencias de Dios”. Oración Señor Jesús, te pedimos que seas el centro de nuestras vidas. Que todo lo que pensamos y hacemos sea para tu mayor gloria y bien de nuestros hermanos. Amén Se puede entonar un canto o rezar un Padre nuestro, 3 Ave María y 1 Gloria para que la Iglesia tenga coraje de salir de la “sacristía y del templo” para ir hacia las periferias, al encuentro de los marginados y mas necesitados. (Tiempo prudente de silencio…) Salir de la propia tierra: Jesús dejó su condición divina de Hijo de Dios, se vació a sí mismo, se hizo hombre y esclavo hasta la muerte de cruz. Solo una profunda espiritualidad misionera, un amor sin fronteras pueden llenar de coraje al cristiano para ir a abrazar otros pueblos, tal como lo hizo el Maestro. Leer Gn 12,1 y medita en silencio las palabras de Dios a Abraham “Deja tu tierra”. Qué provoca esta invitación en ti? Conoces alguien que dejó su tierra para ir a anunciar el Evangelio a otras partes del mundo? Consideras a esa persona feliz? Oración Oh Cristo, Misionero del Padre, te pedimos por todos los misioneros y misioneras que están fuera de sus países, acompáñalos en el cansancio, infúndeles perseverancia y amor por el pueblo donde ellos trabajan. Suscita vocaciones misioneras “ad gentes” en el corazón de los jóvenes para que lleven tu consolación para los pueblos que todavía no te conocen. Amén Se puede cantar un canto misionero o rezar un Padre nuestro, 3 Ave María y 1 Gloria por la infinidad de pueblos que no conocen a Jesucristo y todavía no escucharon la Buena Nueva. (Tiempo prudente de silencio…) Salir de los viejos esquemas: es preciso abandonar las estructuras pasadas nos dice el documento hecho por los obispos en Aparecida. Abrirse a la renovación del Espíritu que hace nueva todas las cosas es urgente para salir de la “pastoral de la conservación” y abrazar una nueva Evangelización más creativa, capaz de adaptarse a los cambios y nuevos signos de los tiempos. Leer Ef 4,23-24 y meditar en silencio sobre los dones y talentos que Dios colocó en tu vida para ayudar a transformar nuestra humanidad en un mundo mejor. Gesto: En un papelito Rojo en forma de corazón, escribir de forma anonima aquellos talentos que Dios nos confió y que deseamos poner al servicio de la Movida Misionera y colocarlos luego en un recipiente. Oración Señor danos la docilidad para dejarnos moldar por tu Espíritu y así poder estar abierto a lo nuevo, que nuestra presencia Señor sea en la comunidad signo de cambio, renovación y alegría misionera. Que tu ejemplo de amor nos impulse a pasar las barreras de la diferencia que solo originan, guerra y discordia en medio de tu pueblo. Haz de nosotros mujeres y hombres nuevos! Amén. Se puede invitar hacer unos minutos de silencio para pedir por las personas a las cuales anunciaremos a Cristo en esta Movida Misionera. Después se reza el Padre nuestro, 3 Ave María y 1 Gloria. Agradecer a Dios, por el momento de oración personal y comunitaria compartido. Pedir de forma espontánea por los frutos de la Movida, por los misioneros y seguir las oraciones de adoración debidas con bendición Final del sacerdote. Se puede concluir con algunos cantos misioneros y de animación.