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Exposición oral de Mons. Antonio Quarracino, en la Congregación General XCVIII del 9
octubre de 1964, sobre el esquema del apostolado de los laicos (en general), en ASSCOVS
Volumen III Parte IV páginas 147-149. Traducción del latín de la Lic. Alejandra Bolo.
Exposición oral de Mons. Antonio Quarracino, en la Congregación General XCVIII del 9
octubre de 1964, sobre el esquema del apostolado de los laicos (en general), en ASSCOVS
Volumen III Parte IV páginas 147-149.
Excelentísimo P. D. ANTONIO QUARRACCINO
Obispo de Santo Domingo en Nueve de Julio
Venerables Padres,
El esquema en general más o menos agrada; en muchas cosas debe ser nuevamente
examinado para que resulte mejor. Quizás estas observaciones puedan servir a este
objetivo.
1. La primera observación podría llamarse “una cuestión meramente formal”; pero
pienso que en un documento conciliar, que de modo especial va a llegar a manos de
los laicos, no puede ser olvidado. Intento decir que en el esquema es de desear un
vuelo mayor y un estilo más vigoroso. Y así –de esta forma– debe ser clara y
fuertemente evidente que el bautizado debe estar animado por profundos
sentimientos de amor y optimismo para con el mundo; no para con el mundo por el
cual el Señor no rogó sino para este que ya de algún modo la Encarnación del
Verbo consagró. Así también hay que decir que este mundo –en sus estructuras y
elementos humanos– es el lugar donde el laico fundamentalmente debe ser apóstol y
que tiene que «consagrar», si esta expresión se admite, analógicamente. Por cierto,
porque de un modo especial el hombre moderno no considera seriamente sino las
verdades o asuntos/temas con los cuales se siente comprometido (en español
comprometido), nuestros laicos deben sentirse «comprometidos» con la Iglesia y
con el mundo; con el mundo de la técnica y de la cultura, del arte y del trabajo, del
hambre y el subdesarrollo, etc. No puede faltar una vigorosa exhortación a este
«compromiso», recordando también, por una parte, que aquel1 compromiso debe
En el texto entregado:
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“illum” (N.T.: la nota aclara que está en acusativo masculino, quizás marcando el error de
concordancia con el sustantivo “compromissum”, que el diccionario indica de género neutro).
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Exposición oral de Mons. Antonio Quarracino, en la Congregación General XCVIII del 9
octubre de 1964, sobre el esquema del apostolado de los laicos (en general), en ASSCOVS
Volumen III Parte IV páginas 147-149. Traducción del latín de la Lic. Alejandra Bolo.
traer a la memoria la trascendencia de la Iglesia sobre todas las culturas históricas, y
–por otra parte‒ que aquel
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compromiso con el mundo no puede hacerse, muy a
menudo, sin dolor, o dudas y tensiones. Todas estas cosas, pienso, incrementaría el
«sentido de Iglesia» del laicado.
2. La imagen y realidad de la Iglesia dependen de la transmisión del vital anuncio de
salvación a los hombres. Se trata, por lo tanto, como se ha dicho3, de la Iglesia
misionera; de los obispos y laicos que se unen en el pueblo de Dios, en el Cuerpo
vivo que, a modo de fermento, intenta difundir el Evangelio a los hombres.
En el núm. 1 del esquema debe expresarse con mayor fuerza que la “totalidad” del
pueblo de Dios y del Cuerpo de Cristo, del cual ciertamente son constituidos
miembros por fuerza del Bautismo y la Confirmación, es el fundamento del
apostolado laical. El Espíritu Santo concede dones y carismas a toda la Iglesia,
aunque ciertamente corresponde a la jerarquía discernir y reconocer la autenticidad
de ellos. Esto en el esquema ha sido más o menos dicho, pero –repito‒ sería mejor
subrayarlo con mayor fuerza. Y aparecería con claridad aún mayor el nexo con
aquel (esquema) sobre la Iglesia.
3. En el núm. 16 la doctrina sobre la Acción Católica ha sido bien y equilibradamente
establecida; así al menos pienso. La Iglesia fue y es rica en formas y asociaciones
apostólicas y en ella puede coexistir lo que en general se llama “apostolado de los
católicos”, con la Acción Católica en sentido estricto. Querer extender a la Iglesia
universal las formas o experiencias de alguna nación sería al menos imprudente.
Que sea evidente que la Acción Católica no agota el concepto de apostolado, pero
tampoco es como un género que incluiría toda especie de acción apostólica laical;
más bien es una especie bajo el género de “apostolado laical”, caracterizada
porque quiere unirse a la jerarquía con un mandato especial y bajo su propia
“illum”; (N.T.: idem que la nota anterior).
Falta.

N.T.: En lengua española, en el texto “hoc est” funciona como conector entre “significata” y su
interpretación en castellano, para el obispo disertante, que es “caracterizada”.
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Exposición oral de Mons. Antonio Quarracino, en la Congregación General XCVIII del 9
octubre de 1964, sobre el esquema del apostolado de los laicos (en general), en ASSCOVS
Volumen III Parte IV páginas 147-149. Traducción del latín de la Lic. Alejandra Bolo.
responsabilidad. Por una parte, sin embargo, ayudará recordar que el mandato del
cual se trata de ningún modo crea pero supone aquella misión apostólica que el laico
tiene, no ciertamente canónica sino general –o sacramental, si queréis‒ recibida en
el Bautismo y en la Confirmación; por otra parte, que aquella especial significación
no indica «exclusividad» o «preeminencia» apostólica y de ningún modo debe dar
oportunidad al peligro del clericalismo.
Considerando así los temas/ las cosas, no hay peligro de una mala inteligencia de
la denominación, y parecería meramente formal promover una cuestión contra la
así llamada Acción Católica. Así los nombres de muchísimas asociaciones
deberían ser eliminados: el apostolado de la oración, v.g., porque significaría el
monopolio de la oración por parte de estos que le dieron nombre, o la Legión de
María, porque solo sus miembros, podrían algunos creer, amarían a la Madre de
Jesús.4
4. Si no me equivoco, en ningún lugar en el esquema se habla de la opinión pública en
la Iglesia; solo hay una breve referencia en el esquema sobre la Iglesia; y sin
embargo Pío XII –de feliz memoria– dijo que la Iglesia es un organismo vivo y que
algo le falta si le faltara la opinión pública. Mi humilde opinión es que se trata de
una forma de participación en la función eclesial del gobierno, y por lo tanto es una
forma de apostolado. Claramente se habla de la participación laical en la misión de
santificar y enseñar, y no así de gobernar; y pienso sin embargo, que puede y debe
hablar. Algunos modos de representación, como se ha dicho5, de elección y
administración en la Iglesia serían alguna forma de participación en ella de la
misión de gobierno; el ejercicio de la opinión pública sería otro. Sea lo que fuere, es
verdad que el laicado de nuestro tiempo, que ha sido llamado “adulto”, exigirá este
ejercicio, porque si es Iglesia –como verdaderamente lo es– lo considerará como su
derecho. En cuanto a su expresión y ubicación en el esquema, que lo vean los más
expertos.
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Falta.
Falta.
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Exposición oral de Mons. Antonio Quarracino, en la Congregación General XCVIII del 9
octubre de 1964, sobre el esquema del apostolado de los laicos (en general), en ASSCOVS
Volumen III Parte IV páginas 147-149. Traducción del latín de la Lic. Alejandra Bolo.
5. Y último. En el núm. 20, donde se trata de constituir un secretariado, que se diga
que ha de ser verdaderamente universal y representativo, y cuyos miembros serán
elegidos por los laicos mismos de las Asociaciones internacionales. He dicho.
Síntesis
L’Osservatore Romano, edición semanal en lengua castellana, año XIV, número 634,
página 4, del 27 de octubre de 1964.
«El esquema debería caracterizarse por un aire más amplio y un estilo más fuerte. Sería
necesario expresar con mayor eficacia que pertenecer al Pueblo de Dios y al Cuerpo de
Cristo por fuerza del Bautismo y de la Confirmación constituye el fundamento del
apostolado de los laicos. Muy equilibrado parece el párrafo dedicado a la Acción Católica.
Ninguna indicación, desgraciadamente, contiene el texto acerca del problema de la opinión
pública en la Iglesia; habla claramente de la participación de los laicos en la misión
eclesial de santificar y de enseñar, pero calla completamente respecto a la misión de
gobernar. Un modo de participación de los laicos en el gobierno de la Iglesia podría
hallarse en algunas formas de representación, de elecciones, etc.; el ejercicio de la opinión
pública podría ofrecer otro medio».
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