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Celebración litúrgica con motivo del 150°
aniversario luctuoso del beato Adolfo Kolping
Lo más supremo y noble que una persona puede lograr en este mundo, es
difundir bendición y felicidad
(Adolfo Kolping 1859)
Introducción:
Hace 150 años, el 4 de diciembre de 1865, falleció el Padre de los Jóvenes Artesanos Adolfo Kolping. Con
mucha anticipación manifestó su deseo de ser sepultado en “su“ Iglesia de los Minoritas. En esa iglesia fue
ordenado sacerdote en 1845; posteriormente se hizo cargo de su remodelación y, finalmente, de 1862 hasta
su muerte fue su rector. Puesto que eso requería de un complicado proceso de permisos, en un primer
momento fue sepultado en el cementerio colonense “Melaten-Friedhof“; posteriormente, es decir otorgados
los permisos civiles y eclesiásticos, ya en abril de 1866 fue trasladado a la Iglesia de los Minoritas. Encontró su
descanso final frente al altar de san José, quedando cerca del santo al que veneraba tanto. En su testamento
dispuso un epitafio sencillo para la lápida: “Aquí descansa Adolfo Kolping, suplicando la limosna de la
oración“. Desde muy temprano surgió una veneración viva por parte de los jóvenes artesanos, de tal modo
que con toda razón puede afirmarse que en ese lugar de la Iglesia de los Minoritas brotó un torrente de
oración que jamás se ha cortado.
Con motivo del proceso de la beatificación de Adolfo Kolping se remodeló el sepulcro. Siendo beato ya no
suplicaría “la limosna de la oración“, más bien la Iglesia cree que él vive junto a Dios, siendo intercesor en
nuestras intenciones. Hasta la fecha el sepulcro goza de activa afluencia y especial devoción. Pues, quienes
ahí acuden en oración pueden encomendar sus peticiones y acciones de gracias a Dios, confiados de obtener
la intercesión de Adolfo Kolping.
En el sepulcro remodelado se conserva y manifiesta el programa espiritual del Padre de los Jóvenes Artesanos
con algunas citas. En las partes exteriores han quedado grabadas tres breves citas en latín.
Locutor 1:
Locutor 2:
Adsum (Aquí estoy)
Señor Jesucristo, tú has llamado a todos los hombres y mujeres a ser
colaboradores de tu Reino.
Kyrie, Kyrie eleison / Señor, ten piedad.
Locutor 1:
Locutorr 2:
Tu sequere me (Tú, sígueme)
Señor Jesucristo, tú nos llamas a dar testimonio de tu Buena Nueva en palabra y
obra.
Kyrie, Kyrie eleison / Cristo, ten piedad.
Locutor 1:
Locutor 2:
Deus providebit (Dios proverá)
Señor Jesucristo, tú estás con nosotros todos los días de nuestra vida.
Kyrie, Kyrie eleison / Señor, ten piedad.
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Oración colecta:
Dios, nuestro Padre,
Tú llamaste al beato Adolfo Kolping para que siendo artesano se ordenara sacerdote,
a fin de asistir a jóvenes en su necesidades religiosas y sociales.
Por su intercesión concédenos comprender las necesidades de nuestro tiempo
y danos la fuerza para irlas superando.
Eso te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Lectura:
Stgo 2,14-17
Evangelio: Mt 5,13-16
Reflexiones sobre Adolfo Kolping en ocasión del 150º aniversario de su fallecimiento
El 150º aniversario del fallecimiento del Beato Adolfo Kolping nos brinda una vez más la oportunidad de
recordar a esta personalidad fascinante. Su vida y su obra como sacerdote, asesor espiritual, maestro,
educador, periodista – y aún se podrían agregar otros rubros –tiene sus fundamentos en su raigambre familiar
y religiosa en Kerpen, en sus vivencias de la situación social a mediados del siglo XIX como aprendiz y oficial
artesano y en la inquebrantable confianza en Dios, resultante de estas circunstancias. Muy pronto llegó a la
convicción de que todo ser humano tiene, en primera instancia, la tarea de dirigir su propia vida hacia el
camino correcto para poder ayudarles luego en su vida a otras personas.
Mucho de lo que Adolfo Kolping escribió y dijo a lo largo de su vida se ha conservado y nos sigue fascinando
en la actualidad – igual que su energía, su empeño, su voluntad de no aceptar simplemente las cosas, sino de
abordarlas para mejorarlas. Para Adolfo Kolping no existían las expresiones “no se puede hacer nada” ni “eso
es así y va a seguir siendo así”.
Para él, los reveses o el rechazo no eran motivo de resignación, sino más bien un estímulo para difundir sus
ideas y convicciones con ambición, empeño y energía y para ponerlas en práctica.
Esto ya se inició en su infancia y en su juventud. El niño nacido el 8 de diciembre de 1813 como hijo de un
pastor, no quería seguir siendo zapatero toda la vida. Sentía que dentro de él había algo más y buscó
posibilidades para hacer algo más de sí mismo y de su vida. La base para lograrlo fue la formación. Esto es así
en general, pero en el caso de Adolfo Kolping también era necesario en lo concreto. Como requisito formal
para poder estudiar Teología necesitaba finalizar el Bachillerato.
Esto lo enfrentaba a la dificultad para financiarse y a la problemática de que como hombre joven de alrededor
de 20 años, en la realidad escolar cotidiana de un Bachillerato tenía que convivir con jóvenes claramente
menores y compartir el curso con ellos. A pesar de este cúmulo de circunstancias problemáticas, gracias a su
perseverancia y a su fuerza de voluntad, Adolfo Kolping logró tanto aprobar el Bachillerato como finalizar con
éxito en Bonn y en Munich los estudios de Teología a los que aspiraba. Luego de ser ordenado sacerdote en el
año 1865 en la Iglesia de los Minoritas, su primera designación como capellán en Wuppertal-Elberfeld se
convierte en un hito en la vida de Adolfo Kolping. Ya durante su estudio había aspirado a seguir formándose e
incluso a hacer una carrera académica para poder continuar así con los contactos con los teólogos de su
época y transmitir la formación alcanzada a jóvenes teólogos de la universidad.
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Desde mi punto de vista, en ese momento Dios interviene en la vida del sacerdote Adolfo Kolping. Kolping se
deja interpelar por Dios y una vez más su vida toma un giro inesperado. Como mínimo a partir de ese
momento queda bien claro que Adolfo Kolping es un asesor espiritual, un teólogo que "aborda" las
cuestiones concretas. Pone en práctica en su vida un dicho que acuñaría más tarde: “Las necesidades de
época les enseñarán qué hay que hacer”.
En Elberfeld nadie necesita un docente universitario. Aquí la gente está esperando un sacerdote y asesor
espiritual que tenga ojos para sus necesidades. Aquí Adolfo Kolping estaba en el lugar correcto. Vio la
necesidad y también el imperativo de que la necesidad se paliara o incluso se superara. No compartía la
opinión de la mayoría de sus colegas del sacerdocio y del obispado en el sentido de que la situación en la
Tierra es deseada por Dios y no se puede modificar. Consecuentemente tampoco consolaba a la gente con el
más allá sino que los convocaba a contribuir en la medida de sus posibilidades a superar las carencias a las
que se enfrentaban, dando así un ejemplo de que también otros tomen su vida en sus manos y la mejoren y
de que así la necesidad se mitigue paso a paso con el objetivo de que se establezcan estructuras más justas y
de que finalmente puedan superarse las necesidades de época.
Para él, esta filosofía no solo era tema de discursos dominicales sino que caracterizaba su trabajo cotidiano.
Lo que le importaba era luchar con todas sus fuerzas contra las necesidades de época para superarlas. Por
eso, Juan Pablo II lo llamó “ejemplo para la Iglesia“.
Esta postura fundamental de Adolfo Kolping caracterizó las asociaciones de artesanos, la unión de artesanos y
finalmente la Obra Kolping a lo largo de décadas.
A partir de la década del 60 del siglo XX, la mirada de la Obra Kolping se dirigió al entonces denominado
“Tercer Mundo”. Las primeras Familias Kolping establecieron grupos de autoayuda para Brasil. Les sucedieron
muchas acciones y proyectos en América Latina, África y Asia y luego también en Europa Oriental. Desde la
asociación de ahorro pasando por programas para la construcción de viviendas, desde la generación de
posibilidades de capacitación hasta el desarrollo agrícola, etc. las Familias Kolping de todo el mundo se
hicieron eco de muchos aspectos de la formación, de la vida laboral y de la comunidad. El aspecto crucial es,
por un lado, la idea básica de la ayuda para la autoayuda, por el otro lado, estrechamente ligada a la idea
original de Adolfo Kolping, la dimensión espiritual de la acción conjunta. Tanto en la oración conjunta, en la
celebración de los servicios religiosos como en la ayuda práctica con los problemas de la vida cotidiana, los
hermanos y hermanas Kolping de cerca y de lejos desean apoyarse de modo amistoso. Esta es la visión tanto
tradicional como moderna de la Familia Kolping de hoy y de mañana.
Adolfo Kolping dedicó toda su energía y toda su espiritualidad a la construcción de una sociedad mejor
ubicando al “ser humano” (con todo su potencial de desarrollo) en el centro de su actividad: porque las
“mejores personas forman una mejor sociedad”. Cuando a mediados del siglo XIX apostó todo a que sus
oficiales artesanos “aprendiesen un oficio honesto y se convirtiesen en esposos y padres buenos y confiables
para vivir como católicos activos y comprometerse con conciencia a favor de su sociedad”, este anhelo no ha
perdido nada de su actualidad en la sociedad moderna.
En nuestra calidad de hermanos y hermanas Kolping en el “Mundo Único”, en la actualidad intentamos vivir
las ideas y visiones de Adolfo Kolping en forma moderna. Esto también incluye que demos ejemplo a través de
nuestra acción, de que nos dejemos medir por nuestras acciones, de que intencionalmente le demos
importancia a que nuestras palabras coincidan con nuestras acciones y que también nos dejemos juzgar por
las afirmaciones bíblicas en cuanto a nuestro trato mutuo. La Obra Kolping – como sucesora de Adolfo
Kolping – se concibe como parte de la Iglesia Católica y se orienta en el Evangelio de Jesucristo, según el cual
nadie tiene derecho a vivir a costa de los demás. Todos están invitados a la mesa de la humanidad. Todos
deben tener acceso a sus derechos.
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Adolfo Kolping fue un hombre de acción y de palabra. No se limitó a analizar las circunstancias en que se
encontraba el mundo y mucho menos a lamentarse por las desgracias existentes. Para él lo que importaba era
abordar las cosas, colaborar, asumir responsabilidad. Una postura fundamental que debe seguir
caracterizando en la actualidad a la Obra Kolping en todas partes del mundo.
Por supuesto que los enfoques son diferentes en los distintos países. La realidad Kolping es diferente en cada
localidad. Si la idea de Adolfo Kolping, sin embargo, no está destinada a desembocar en un activismo social,
entonces la acción del individuo y de la comunidad deben tener un fundamento más profundo y deben
integrarse en un contexto de sentido superior. Desde mi punto de vista, ese contexto consiste en que en él
también tengan siempre su lugar lo frágil y lo imperfecto. Y de ese modo nuestras actividades concretas que
se extienden a nivel mundial, desde el trabajo con discapacitados y la promoción de quienes abandonan su
profesión hasta los programas de microcrédito o el desarrollo en el ámbito agrícola o la atención de enfermos,
para nombrar tan solo algunos pocos ejemplos, tienen su lugar legítimo en nuestro pensamiento, nuestra
preocupación y nuestra acción.
El Papa Francisco argumenta en igual sentido: El ser humano debe ubicarse en el centro de la atención –
especialmente el ser humano en estado de necesidad.
Podemos aprender de Jesucristo en el Nuevo Testamento qué es lo que esto quiere decir. Si prestamos
atención al trato que les daba a las personas, nos encontramos en el camino correcto. Cuando Jesús, por
ejemplo, mira a un suplicante, le da prestigio. Cuando llega a Jesús un hombre que ruega sinceramente por su
perdón, es perdonado. Cuando Jesús ve a un hombre en estado de necesidad, ayuda y cuando Jesús le
transfiere responsabilidad a un hombre, también espera que este la asuma.
En este punto es importante que nos observemos a nosotros mismos, que controlemos críticamente si
cumplimos con estas exigencias y en qué medida lo hacemos.
Nuestra acción, también nuestra inacción, tienen consecuencias. Aprendamos por eso de Jesucristo y de
Adolfo Kolping lo que significa mirar a las personas que necesitan algo, dándoles prestigio. Sigamos
aprendiendo de Jesucristo y de Adolfo Kolping a actuar y a no abstenernos discretamente. Quien en su
necesidad se dirige a Jesús, encuentra en él a un interlocutor. Encuentra a alguien que escucha las
preocupaciones grandes y pequeñas, encuentra a alguien que toma en serio las necesidades y los problemas
de los niños, de los paralíticos, de los sordos, de los publicanos y de los fariseos. Jesús no sabe de excusas, no
huye por falta de tiempo ni se escapa porque todo le resulta demasiado molesto. Jesús no se mantiene
alejado: interviene para que las aparentes dificultades y los callejones sin salida se conviertan en horizontes y
posibilidades para los seres humanos.
“El amor activo cura todas las heridas, las meras palabras solo multiplican el dolor”, de ese modo Adolfo
Kolping trataba de estar a la altura de la exigencia de Jesucristo.
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Preces / Oración universal:
Señor Jesucristo, sabemos que por nuestra responsabilidad por la vida y el futuro de la tierra
somos llamados a tomar decisiones. Para eso necesitamos de tu ayuda.
Confiando en la intercesión de Adolfo Kolping, te pedimos:
- Vivimos como cristianos en el mundo.
Ayuda a tu Iglesia a que anuncie el Evangelio de tal modo que aliente y contribuya a la
sanación del mundo y la convivencia humana.
Cristo, óyenos.
- Al reflexionar sobre la preservación de la creación, la realización de justicia y solidaridad
entre los pueblos, nos damos cuenta de las decisiones omitidas.
A quienes se preocupan por la paz y la solución de conflictos, dáles la fuerza para la paz.
Cristo, óyenos.
- El Papa Francisco promueve la globalización de la solidaridad.
Pedimos por los seres humanos que carecen de lo más elemental para la vida.
Por todas y todos que simplemente ayudan donde ven necesidad, en su entorno y a escala
mundial.
Cristo, óyenos.
- Preocupaciones cotidinas, circunstancias de vida que han cambiado y conflictos familiares
paralizan a mucha gente.
Asiste a todos los afligidos a que encuentren esperanza para sobrellevar tiempos difíciles.
Cristo, óyenos.
- Por las y los 400,000 hermanas y hermanos Kolping en las Familias Kolping por todo el
mundo.
Ayuda a que, siguiendo el ejemplo de Adolfo Kolping, cuidemos de las personas en nuestro
entorno.
Cristo, óyenos
Dios todopoderoso, te damos gracias porque en Adolfo Kolping nos diste un gran ejemplo. Por
su intercesión fortalécenos en la fe y afiánzanos en la caridad, hoy, todos los días y por los
siglos de los siglos.
Amén
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Oración sobre las ofrendas:
Señor, nuestro Dios,
con los dones de pan y vino
te ofrecemos el trabajo de nuestro espíritu y nuestras manos.
Haz que estos dones se conviertan en el sacrificio que trae salvación y bendición al mundo
Te lo pedimos por Cristo, nuestro Señor.
Acción de gracias:
Oración por la canonización
El 27 de octubre del año próximo celebraremos el 25° aniversario de la beatificación de Adolfo
Kolping. Quisiéramos ocupar este año para hacer oración por su canonización, en una cadena
mundial de oración en todas las Familias Kolping, con ocasión de los más diversos eventos y
ocasiones. Esta cadena de oración tendrá incio el 4 de diciembre en la Iglesia de los Minoritas,
junto al sepulcro de Adolfo Kolping. Se solicita a quienes participen en la cadena de oración,
documentarlo, por ejemplo con fotografías y enviarlas al Praeses General Mons. Dillenburg.
Dios todopoderoso y eterno ¡
Tú nos has dado al Beato Adolfo Kolping como intercesor, guía y modelo. Su vida estuvo colmada de la
preocupación por los jóvenes que padecían necesidad religiosa y social. Para muchos, fue un pastor de almas
infatigable, consejero paternal, maestro paciente y amigo fiel.
El nos dio un testimonio ejemplar del amor a Tu Hijo. Su fidelidad a la Iglesia es un modelo para nosotros. Era
su gran inquietud que se concibiera el trabajo, la familia y la sociedad a la luz de nuestra fe. Consideraba que
la ayuda mutua en la comunidad era la puesta en práctica de la caridad cristiana.
De los Sacramentos, de las Sagradas Escrituras y de la oración sacaba sus fuerzas para crear una obra que
debía servirte a Ti y a los seres humanos.
En todos los tiempos nos has convocado a nosotros, los seres humanos, a colaborar en la construcción de Tu
Reino. Por eso te pedimos: Danos valor y fuerza para contribuir hoy a la lucha por la superación de la pobreza,
de la injusticia y de la desesperanza. Ayúdanos, con la intercesión del Beato Adolfo Kolping, a
comprometernos con valentía a favor de la vida humana y de la protección del matrimonio y de la familia.
Conviértenos en sal para la tierra y luz para el mundo en la comunidad de tu Iglesia y de la Obra Kolping
Internacional.
Cumple nuestra esperanza de poder venerar - en comunidad con toda la Iglesia, en todos los idiomas y en
todas las naciones - a Adolfo Kolping como Santo. Anímanos a aportar lo nuestro para lograr la perfección de
tu Reino en este mundo, a través de la fe, la esperanza y el amor, tal como lo hizo Adolfo Kolping.
Todo esto te lo pedimos por Cristo, nuestro Señor. Amén.
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