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BRISAS PALAUTIANAS
Nº 7 AÑO 2009
EL CARISMA
PALAUTIANO,
UNA PASIÓN
POR LA IGLESIA
EDITORIAL
“Porque te amo, busco en los servicios ocasión de complacerte [...]
mi corazón, arrastrado por esa pasión indomable,
desea servirte y agradarte” (MR 9,7).
Nos encontramos viviendo un importante momento
Como familia religiosa. Durante el mes de julio, mes
Carmelitano, en que recordamos y festejamos a
nuestra madre La Virgen del Carmen y San Elías
inspirador del Carmelo hemos celebrado nuestro IV
Capitulo Provincial.
Por lo cual a través de este número queremos
celebrar nuestro Carisma y dar a conocer la obra de
nuestra familia religiosa en nuestra provincia
(presente en Canadá, Chile y Brasil).
Esperamos que estas pinceladas palautianas nos llenen
a todas y todos de esperanza antes los múltiples
desafíos que nos presenta nuestra Iglesia en los países
donde nos encontramos.
Que la Virgen del Carmen, , nos siga bendiciendo en
nuestro caminar.
FRANCISCO PALAU, “DEVORADO POR LA PASIÓN DEL AMOR”
HNA. FERNANDA VILLANUEVA LAVIN, CMT
Francisco Palau confiesa que desde niño experimentó la pasión como un “ímpetu
irresistible”:
“...desde niño me siento poseído y dominado por una pasión que se llama amor” “la ley
de la naturaleza me impulsaba con ímpetu irresistible” (MR I).
pena... al desplegar sus alas la mocedad, aumentó la pasión y, por consiguiente, el
tormento” “Mi corazón desarrolló su pasión ya desde niño: yo amaba con pasión, y esta
pasión era mi tormento y mi (MR 22,13).
Reconoce en él un “corazón, devorado por la pasión del amor” (MR 7,12; 8,17); “ Yo amo
con pasión inmensa” (MR 16,5).
Francisco ama con pasión, pero al
principio no conoce el objeto al cual
dirigir este “ímpetu irresistible”. El
corazón que ama sin conocer su
objeto es para él “como el agua
estancada” (MR 9,18). “¿Qué amaba
yo? ¿Quién era la cosa amada?” (MR
I) “Yo amaba con pasión, y, ¡cosa
extraña! ni conocía mi Amada ni ésta
se relacionaba conmigo” (MR10, 15).
Francisco transferirá esta experiencia
personal a la experiencia de sus Hijas
espirituales:
“Vuestro corazón, dominado por una
pasión
inmensa,
terrible,
e
indomable, da fuertes latidos, desea,
apetece, busca y llama a un amadoamante que llene por completo, en
cuanto es compatible con la
condición humana, sus apetitos. Y
¿Cuál es éste?” (C 88,3).
Experimentará la felicidad al descubrir a la Iglesia, Dios y los prójimos en unidad, como el
único “objeto” capaz de satisfacer esta pasión:
“Su presencia satisfizo mi pasión y con ella yo era feliz, su belleza me bastaba. Dios y el
prójimo, o sea, la Iglesia católica se me apareció tan bella como una divinidad. … Con ella
encontré mi dicha y felicidad; yo era feliz” (MR I).
Desde ahora el “agua estancada” “corre con ímpetu” (MR 9,18)
Esta pasión se traduce en Francisco en servicio a la Iglesia de rostros concretos:
“Porque te amo, busco en los servicios ocasión de complacerte [...] mi corazón, arrastrado
por esa pasión indomable, desea servirte y agradarte” (MR 9,7).
Podemos hablar en Francisco Palau de pasión por la Iglesia en dos sentidos:
- Pasión[1]en el sentido de dejarse quemar, de arder de amor por la Iglesia concreta. El P. Palau
experimentaba el “fuego interno del amor”, la “llama del amor que ardía dentro de su pecho” por su Amada
(Cf. MR 22,15.16; MR 22,13.15); para él “su mirada era un dardo de fuego de amor divino que encendía, hería y
mataba el corazón” (MR 8,35).
- Pasión[2]
en el sentido de saber sufrir por la Iglesia. Francisco confiesa:“esta pasión era mi
tormento y mi pena” “Si he de juzgar de mi amor para contigo por lo que peno y sufro por ti, mucho debo
amarte, porque sufro mucho por ti “ (MR IV). Y sentirá que la Iglesia le dice: “Si me amas, tendrás penas a
medida del amor, reconóceme por tu compañera de penas” (MR 9,7).
El P. Palau experimenta que esta pasión
que él siente por la Iglesia, también la Iglesia la
experimenta por él, en otras palabras, el ser
humano es la pasión de Dios:
<<...desde que tu corazón se dirige a mí
amando, me roba el corazón; y “apasionada” si
pasión puede llamarse, yo me doy toda al que
me ama>> (MR 9,18).
Sólo quien se sabe amado, despierta a
amar, ya nos lo dice Benedicto XVI en su
primera encíclica:“ Él nos ha amado primero y
sigue amándonos primero; por eso, nosotros
podemos corresponder también con el amor.”
( Deus Caritas est, 17)
Esta
transmite:
convicción
Francisco
nos
la
“El amado os ama con amor eterno,
puro leal, constante, desinteresado, con pasión
y con una pasión igual a la vuestra ¿Lo creéis?
Creedlo y todo está hecho” (C 88,6)
Para el P.Palau esta pasión debe pasar al plano
práctico: amar con pasión a la Iglesia entera es
conocer y amar a fondo a sus miembros. Esto se
traduce en relaciones de amor, conocerse, hacerse
uno con los otros... Este misterio de comunión que
apasionó a Francisco y que él llamó Iglesia, hoy nos
puede apasionar también a nosotros; quizá pueda
tomar otros nombres: Reino de Dios, Plan divino:
“Que todos sean UNO” (Jn 17,21), que “Dios sea
todo en todos” (1Cor 15,28) …
Contagiemos esta gran locura, esta pasión por el
Reino, que en sentido palautiano es pasión por la
Iglesia. Si estamos dispuestos a dar la vida por el
Reino, ¿qué no vamos a estar dispuestos a hacer por
él? Si nuestro corazón mira en otra dirección nunca
será verdaderamente feliz: “Si vuestro corazón ama
fuera de Él, está perdido” (C 88,6).
[1]
[2]
La palabra pasión se relaciona con la palabra latina ardor-oris y alacritas-atis , que significan ardor, fuego...
La palabra pasión proviene del griego páthos, páscho y del latín passio, que significa sufrir, soportar.
LUCES Y SOMBRAS DE NUESTRA IGLESIA CHILENA…
HNA. IRMA OLIVARES RIVERA C.M.T
NUESTRA REALIDAD…..UN CAMBIO DE ÉPOCA….
La Iglesia Chilena, se encuentra frente a un nuevo cambio de época,
acelerado y en múltiples direcciones. Ello nos permite tener una visión
global de los acontecimientos que han marcado este proceso en nuestra
historia. Nos movemos en un mundo diverso y este cambio significativo
de un nuevo milenio nos ha llevado a la toma de conciencia de que somos
una sociedad multiétnica y pluricultural, lo que hace que la vida se lleve a
cabo en un marco acelerado, agitado y con un estilo propio y peculiar de
avance.
Este desafío nos lleva a esforzarnos para juzgar todo con una mirada de
fe. Es un momento en que necesitamos humildad para saber preguntar a los
demás y reconocer que nos necesitamos todos, para descubrir lo bueno de
cada uno con una visión integradora, junto con una actitud liberadora y
solidaria, que contando con la gracia de Dios, nos ayude mutuamente a dejar
la esclavitud del pecado y sus consecuencias.
La sociedad globalizada nos lleva a relacionarnos de otra manera en lo político, en lo
económico, en lo social, en lo religioso, con nuevas oportunidades de comunión y mutuo
conocimiento, pero paradójicamente, con profundas soledades, como consecuencia de la
actitud individualista que se deja arrastrar por el egoísmo en vez de la actitud de
individuación que es integradora.
En medio de estas situaciones, se presenta el desafío para quienes deben ser testigos y
anunciadores de la Buena Noticia en medio de este pueblo de Dios. La comunidad Eclesial
se enfrenta a uno de los desafíos más urgentes de nuestro tiempo: “hacer llegar el
evangelio a todos los rincones del país”, hacer que la Palabra de Dios alcance con su
gracia a todos los hombres y mujeres que esperan y creen el la salvación, hacer que la
persona de Jesús se haga carne en los hermanos. Es una invitación a seguir aportando
desde los valores del Evangelio que nos ayudarán a crecer en fraternidad, en servicio, en
comunión, alejándonos del individualismo reinante que se expresa también en el consumismo
excesivo y en la indiferencia hacia las dificultades que padecen los más pobres.
Surgen así, interrogantes que nos llevan a realizar una reflexión profunda frente al
deseo de Jesús de beber el agua que da vida y vida eterna. Conocer el don de Dios
es dejarse penetrar y amar por el Espíritu con toda su fuerza, porque es él, quien se
derrama inagotablemente en la vida de cada ser humano. A ellos queremos aportar con
la Palabra Viva del Señor Jesucristo y con la larga historia de esta Iglesia "experta en
humanidad"
como
acertadamente
la
llamaba
Pablo
VI.
SOMBRAS EN LA VIDA DE LA IGLESIA CHILENA
Como Iglesia que camina y que va
haciendo experiencia,
reconocemos
lo andado y recorrido en estos años.
Así también se nos hace la invitación
de purificar nuestra memoria por los
pasos dados en falso, en distintos
momentos de nuestra historia. Allí
aparecen sombras y debilidades que es
necesario mencionar para que
se
transformen en desafíos para la vida y la
acción pastoral:
1.- Sombras en la identidad de la Iglesia
Debemos crecer en comunión y acogida, en alegría y
esperanza, frente a la imagen lejana, burocrática y
sancionadora.
No se ha sabido satisfacer las aspiraciones religiosas y
de la piedad popular con la novedad de la espiritualidad
cristiana.
Las celebraciones litúrgicas sacramentales no siempre
son bien celebradas ni culturalmente comprensible.
Nos falta profundizar el sentido comunitario de la fe
Se ha perdido el contacto vital con muchos bautizados
que se han alejado
Estamos llamados a ser una iglesia misionera que salga
al encuentro de la gente y camine con ella.
Debemos crecer en la capacidad de leer los signos de
los tiempos, para responder al llamado que Dios nos
hace
2.- Sombras en las vocaciones específicas
Los ministros ordenados, religiosos y religiosas son
más escasos.
Debido a la diversidad de tareas y responsabilidades,
existe un cansancio pastoral del clero y de la vida
religiosa.
Falta una animación y formación sólida para todos los
laicos y laicas, que respondan a los desafíos de nuestro
tiempo
Se da un cierto autoritarismo por parte del clero, que
puede ser un gran freno a la acción pastoral.
3.- Sombras en la evangelización y el la pedagogía de la fe
Falta una evangelización más profunda y
perseverar en un trabajo pastoral más
orgánico y sistemático
Falta crecer en métodos e itinerarios
sistemáticos de
formación
debemos
preparar a los agentes pastorales en la vida
espiritual y en pedagogías adecuadas,
renovar los métodos de la catequesis
sacramental
4.- Sombras en algunos ámbitos pastorales
En cuanto a la educación: Falta un proyecto
educativo integral.
En el ámbito de la pastoral social y caritas aún hay
un desarrollo insuficiente que se mezcla con un
asistencialismo y falta promoción humana integral.
No se ha acompañado suficientemente en la fe y la
formación de los constructores de la sociedad: el
mundo político, cultural, artístico, laboral y
comunicacional.
Se necesita crecer en solidaridad para compartir los
recursos humanos y materiales
Se necesita crecer en transparencia para dar cuenta
del ejercicio administrativo y económico en cada
instancia de la comunidad eclesial.
A la luz de las orientaciones pastorales, que surgieron en el
Sínodo de Obispos llevado a cabo en Roma el año 1997
reconocemos logros y fortalezas de nuestra Iglesia
Chilena, que también brotaron como fruto de la primera
Asamblea Eclesial Nacional del año 2007. Aquí se
expresaron dones y fortalezas que durante el
camino
recorrido han permitido un desarrollo e integración más
plena en la misión encomendada.
LUCES Y
FORTALEZAS DE LA
IGLESIA CHILENA
Hemos crecido en un encuentro vital, personal y
comunitario, con el Señor Jesús, a través de la lectura y
meditación de la Palabra de Dios, sacramentos, vida
comunitaria, servicio a los más pobres.
Se ha dado una mayor difusión y conocimiento de la
Palabra de Dios, animación bíblica de la pastoral.
Valoramos el cariño y devoción a la Santísima Virgen
María, experiencia que nos identifica y nos da rasgos
propios que nos enriquecen en la vida pastoral. Esta
devoción se vive a lo largo de todos los santuarios del
país.
Nos admira la piedad popular, expresión honda de un
pueblo sencillo, que se expresa a través de los bailes
religiosos, canto a lo divino, tradiciones chilotas del sur,
peregrinaciones a los santuarios del país.
Desarrollo del laicado: Existe un mayor protagonismo de
los laicos en la Iglesia, quienes asumen distintas tareas y
servicios desde su propia vocación secular, enriqueciendo y
aportando a la comunidad eclesial, desde sus experiencias
y reflexiones.
Se ha desarrollado el diaconado permanente con 40 años de historia en Chile. , creciendo los
servicios confiados a los laicos, puntales en la catequesis y equipos de formación en parroquias y
comunidades.
Búsqueda de formación y espiritualidad: Expresada en innumerables cursos, jornadas y
ejercicios espirituales.
Fortalecimiento de la pastoral juvenil y vocacional, que tuvieron un momento culminante en el
Encuentro Continental y en la Misión Juvenil del año jubilar.
Consolidación de la Pastoral Familiar: los esfuerzos por fortalecer la catequesis y enriquecer la
celebración litúrgica en parroquias, colegios y comunidades.
Despertar de la conciencia misionera, expresada en los jubileos sectoriales como también en el
mayor desarrollo de la misión ad gentes.
Nuevas iniciativas de la solidaridad y pastoral caritativa, opción preferencial por los pobres y
excluidos. Preocupación por acrecentar la brecha social y económica entre ricos y pobres,
reconocer con justicia y equidad el valor del trabajo.
Mayor desarrollo del ecumenismo y diálogo interreligioso, y la revalorización de la educación
católica.
La importancia del trabajo pastoral en equipo, nos permitirá conseguir logros a favor del
afianzamiento de la comunidad eclesial. Todos tenemos algo que aportar desde lo que somos;
pastores, laicos, consagrados,
consagradas, jóvenes, niños y ancianos, porque juntos
construimos la sociedad y podemos hacer llegar el evangelio nuestra sociedad. Los caminos
nuevos los hacemos juntos.
CARISMA PALAUTIANO
EN EL ÁMBITO DE LA EDUCACIÓN
HNA. VIOLA ORMAZABAL, CMT
¡Qué grande, qué sublime, la obra que se
propone construir en el hombre la
sabiduría increada!
En el ámbito de la educación el carisma palautiano es un lugar
donde se puede aplicar, se puede fomentar, se puede vivir, se
hace presente en cada una de las instancias que se eduque.
En nuestras entidades educativas se vive desde el crear un
ambiente de familia, donde cada miembro es parte de la
familia palautiana. Donde cada uno es importante no importa
el grado de compromiso que tenga. Esto se rescata desde lo
que sus miembros dicen de estas instancias educativas:
Jardín Infantil “Niño Jesús de Praga” y Colegio Francisco
Palau – La Serena.
“Que bien uno se siente aquí” “Cada miembro es conocido
por todos quienes componen la entidad educativa” “El
ambiente de familia se vive en este lugar”
La riqueza carismática de ser Iglesia Viva, donde todos se
sienten parte de ella se trabaja desde los más pequeños
pasando por todos los niveles y estamentos que conforman la
entidad educativa. Profesores, Apoderados y Personal de la
Educación.
Entre las actividades que se realizan son dentro de la
asignatura de Religión ir dando formación tanto de quién es
Francisco Palau como cuál es su importancia de vivir el ser
Iglesia – Comunión. El que Francisco Palau tiene un mensaje
vigente en la sociedad de hoy.
También dentro de los actos cívicos la persona de Francisco
Palau se ve reflejada tanto en sus datos biográficos como qué
mensaje nos deja hoy.
A nivel de colegio este año se ha dado mayor importancia a la
vivencia de la Eucaristía como centro vital de nuestra vida de
cristianos, destacando la comunión con toda la Iglesia, teniendo
Eucaristías por curso desde 4º Básico a IV Medio, como también
a nivel general (abierta a toda la comunidad educativa). Otro
aspecto importante es tener la experiencia de Jornada de
Reflexión y Oración desde 1º Básico a IV Medio, donde cada
curso durante un día al semestre se abstrae de lo meramente
académico y se retira a un lugar de oración y viven la
experiencia de encuentro con Jesús y sus compañeros, un
encuentro de Iglesia entorno a la presencia de María que
acompaña nuestro peregrinar
Hoy con la misión continental es una gran oportunidad de vivir la
dimensión misionera tan fuerte en Francisco Palau, por tanto es
una tarea que debemos asumir carismáticamente.
Esta tarea formativa del carisma en el ámbito de la ecuación es
una tarea de cada día por tanto hay mucho por hacer.
AS CARMELITAS MISSIONÁRIAS TERESIANAS NO BRASIL.
HNA. FLORIDA
Em novembro de 1949 chegavam as
primeiras Irmãs no Brasil. Chegaram na
cidade de Porto Alegre onde
permaneçamos até o ano passado. Essas
Irmãs não tinham muitas coisas, mas
tinham muita fé e o carisma da
Congregação. Foram várias as atividades
realizadas pelas Irmãs ao longo desses
cinquenta anos de presença no Brasil. O
amor à Igreja, Deus e os próximos
sempre impulsionou as Irmãs a perceber
as necessidades do povo onde se
encontravam. Hoje somos um grupo
pequeno, um total de quinze Irmãs em
três comunidades. As três encontramse na região sul do país. Aqui, como em
todas as partes do mundo existem
muitas necessidades. Aqui, a Igreja tem
uma longa caminhada já realizada.
Portanto, a nossa presença é muito
importante junto ao povo de Deus que
segue caminhando na fé. Descobrimos
que não estamos aqui para criar coisas
novas, mas sim buscar juntos um jeito
novo de caminhar em cada realidade.
Por isso, não estamos isoladas do resto
dos fieis, mas procuramos construir
cada vez mais uma Igreja melhor e uma
sociedade melhor.
C as a d
e Flori
anópo
lis
Crianças do Projeto Dignidade
São várias as atividades realizadas
pelas três comunidades, mas em
todas elas temos como princípio
acolher o ser humano e ajuda-lo a
ser mais feliz. Acompanhamos
crianças, jovens, casais, grupos e
movimentos,
principalmente
aqueles que mais precisam de nós. O
nosso maior desafio é sempre
encontrar o nosso lugar dentro da
Igreja, porque o principal da nossa
missão não é o que fazemos, mas
como o fazemos.
Em Florianópolis, as Irmãs têm
primeiramente a missão de cuidar das
Irmãs idosas que ali residem. Elas
proporcionam meios para que elas
vivam essa etapa de suas vidas com
mais tranquilidade. Também uma
parte da casa serve de pensão para
jovens estudantes cujas famílias
moram longe da cidade. Além disso,
elas participam de várias pastorais e
movimentos da Paróquia.
A comunidade de Curitiba fica a
quatro horas da comunidade de
Florianópolis. As três Irmãs que ali
residem estão na faculdade. Além dos
estudos, as Irmãs trabalham em várias
pastorais da paróquia como a
catequese, adolescentes, casais e
outras.
Encontro das Irmãs em
Curitiba
Rio Branco do Sul é uma das regiões metropolitanas da grande e bela
cidade Curitiba. São apenas quarenta quilômetros de Curitiba. É uma região
pobre e violenta. As três Irmãs desta comunidade procuram ser uma presença
de amor e de fraternidade junto desse povo. Elas acompanham os grupos e
movimentos da paróquia, as comunidades da zona rural e um centro que
atende crianças e adolescentes carentes na parte da tarde pois, na parte da
manhã eles estudam. Mas também, procuram acompanhar os doentes no
hospital e em casa. É nessas pequenas coisas que a nossa presença se torna
significativa, numa sociedade onde o ser humano não é valorizado pelo que
ele é, mas pelo que faz.
Procuramos em nossas atividades
valorizar a pessoa, igreja de Jesus Cristo. É
na pessoa concreta que descobrimos o
próprio Jesus. Esse foi o desafio e missão
do nosso fundador e essa deve ser a nossa
missão: fazer com que o ser humano
descubra a sua beleza e a sua dignidade de
ser filho (a) amado do Pai.
LA IGLESIA DE VANCOUVER, TIERRA DE MISIÓN…
HNA. ADRIANA MONTENEGRO, CMT
Como Iglesia estamos insertos en una sociedad formada fundamentalmente por
migrantes de todas partes del mundo y que como cuerpo, por una parte sufre las
heridas y las pobrezas de la sociedad moderna (sincretismo, ateísmo, degradación
moral, hermanos destruidos por las drogas, enfermedades mentales y físicas,
destrucción familiar, consumismo, vacío, soledad y abandono. especialmente de
los ancianos) y por otra parte florece en bondades como la multiculturalidad
armónica, el respeto por el otro, la tolerancia y la justicia social.
Esta realidad es un profundo desafío para la Iglesia Católica de Vancouver,
minoritaria en un mundo profundamente secularizado, que crece gracias a la
constante migración y las conversiones, y que gracias a Dios es una “Iglesia niña”,
pujante, llena de vida y de futuro, algo así como en los tiempos de San Pablo,
donde los cristianos están en un mundo pagano que lucha por apagar su fe, por
confundirlos y convencerlos de su mensaje vacío pero que produce todo lo
contrario porque, aunque muchos caen, la gran mayoría se hace fuerte, se
mantiene fiel, con una fidelidad que edifica, con una "radicalidad laical" que
entusiasma, anima y cuestiona la nuestra.
Como Hijas del Francisco Palau nos sentimos profundamente interpeladas por los
muchos desafíos que hay para nosotras acá. Somos concientes que no podemos
asumirlos todos pero a lo largo de estos 20 años de presencia y servicio hemos
ido haciendo camino a partir de nuestro don carismático y de las riquezas que
encontramos en la sociedad e Iglesia canadiense.
Desde nuestro estilo de ser y de vivir, y en nuestro servicio pastoral
anunciamos:
El Misterio de la Iglesia, Cuerpo Místico de Cristo, especialmente a los
católicos canadienses que recién comienzan a descubrir vitalmente que
“ellos son Iglesia”. Cuando lo decimos emociona ver que algunos se
conmueven al descubrir que "ellos son miembros del Cuerpo de Cristo
y que tiene una misión en él".
La belleza de la Iglesia Comunión, construida sobre el amor y la
fraternidad que pasan por encima de razas, lenguas y culturas. Como
Hijas del P. Francisco es nuestro intento permanente mostrar una
Iglesia cercana, una Iglesia que acoge, acompaña, anima y crea
puentes de comunión en las diferencias.
Desde la certeza de formar todos un mismo Cuerpo buscamos el
ayudar a sanar:
Las heridas producidas por la migración, principalmente de hispanos,
que vienen dañados en su dignidad y psicología y que han de enfrentar
múltiples desafíos personales, familiares y culturales, y a quienes
acompañamos en su proceso de integración a su nueva realidad .
Las heridas espirituales de los enfermos y moribundos y de sus
familias, a quienes constantemente visitamos para acompañarlos en la
dura jornada del dolor.
Las heridas espirituales de la ignorancia y el error siendo para todos
una presencia de la Madre Iglesia que se ocupa por la salvación sus
hijos. alimentándolos con una clara y definida espiritualidad cristiana.
Desde nuestro ser mujeres consagradas , intentamos hacer una vida
religiosa entregada, cálida, alegre, cercana, comunitaria, con celo por
la Iglesia, Cuerpo Místico de Cristo, en un arquidiócesis donde la vida
religiosa femenina casi no tiene visibilidad.
CARISMA PALAUTIANO PARA LOS LAICOS
Los 3 pilares que conocemos del carisma Palautiano son Oración, Misión y Comunidad.
Puntos que el propio Padre Palau vivió, algunos más fuertes que otros pero que hoy hacen
vida sus hijas y ellos nos lo trasmiten, ¿crees que un laico pueda vivir intensamente estos 3
pilares?, pues si, para cualquier cristiano puede llegar a ser fácil una vez que los aplica y con
ellos completa su vida apostólica.
Si conocieras el poder y señorío de un
alma de oración” (Palau).
“En
el Bautismo recibimos nuestro
sacerdocio y por el somos capaces de elevar
nuestras plegarias a Dios, pero sabemos que
cualquiera puede hablarle al Padre pues Él
siempre escucha a sus hijos, el P. Palau nos
insta a que podamos convertir nuestra vida
en una oración continua, sin necesidad
quizás de usar tantas palabras, pero si
conectar nuestros pensamientos a Dios. Hay
tanto a diario para agradecerle: despertar, el
alimento, el trabajo, nuestros hijos, nuestros
padres, el poder dormirnos, etc; Podemos
siempre pedirle su ayuda y consejo ante una
decisión familiar o laboral, ante los desafíos
escolares; solicitar su consuelo ante una
enfermedad o dolor. A veces, sólo basta un
“gracias Padre”, “por favor Señor” o “te
necesito” y sabemos que Él escucha y
responde, pero también es lindo poder orar
con las oraciones que conocemos,
especialmente el Rosario pues nos ayuda a
conectarnos entre muchos a una misma voz,
aunque estemos solos rezando y quien
mejor que nuestra Madre para ayudarnos y
enseñarnos a hablar con su hijo.
“Cristo trabajó por nosotros hasta
morir, y nosotros ¿no trabajaremos
algo por cooperar con Él a la redención
de las almas?” (Palau). La Misión nos
invita a “actuar”, de nada vale la fe sino
tiene obras nos dice la escritura, los
frutos de una rica vida de oración son la
misión, el ir a anunciar a los pueblos
que Cristo vive y que nos invita a ser
felices. El P. Palau por las circunstancias
políticas de su tiempo fue obligado a
vivir fuera del convento y esto le gano
una vida de misión y apostolado
fecundo, se entrega a la predicación,
levanta santuarios, crea catequesis para
el pueblo, usa distintos medios para
llevar el evangelio a la gente (diario,
libros, novenas); nosotros como
cristianos debemos transformarnos en
auténticos discípulos y misioneros que
van anunciando el evangelio con
nuestro testimonio en donde nos toca
vivir: familia, trabajo, universidad,
liceo/escuela, barrio, etc. Y también
dedicar un poco de nuestro tiempo para
regalarlo en obras que ayuden a
extender el reino de Dios en la tierra:
Pastoral Social, de la Salud, Liturgia, días
de Misión, etc.
“Sólo sobre la caridad se fundan uniones de fraternidad”
(Palau).
Finalmente un pilar muy importante, la
Comunidad, porque no somos islas y
nuestro mismo Dios nos da el ejemplo, Él no
es un Dios solitario sino 3 personas que
juntas se transforman en el único Dios
verdadero. Cuando estamos solos nuestros
pensamientos, ideas y dudas comienzan a
darnos vueltas y vueltas sin darnos respuestas
o autoconvenciendonos de otras, pues el
auténtico cristiano busca vivir en comunidad
su vida, para compartir, comparar y así
juntos encontrar los mejores caminos para
ser testimonio auténtico de Cristo vivo.
Los laicos somos privilegiados en este
aspecto pues tenemos nuestra primera
comunidad: la Familia, que se puede
transformar en una Iglesia doméstica, ese es
el sitio privilegiado para compartir nuestra
fe con los hijos, padres y hermanos; luego
tenemos nuestro entorno: vecinos, trabajo,
escuela, universidad, etc., donde debemos
aprender a convivir con personas que no
siempre comparten nuestra Fe pero que nos
enseñan a ser tolerantes y en ocasiones a
defenderla.
Finalmente tenemos a la misma Iglesia donde
nos reunimos todos los creyentes,
compartimos una misma fe pero con diversos
carismas y esto hace rico nuestro interactuar,
ahí podemos encontrar las orientaciones
pastorales precisas, el gusto por compartir la
palabra y entenderla un poco más, mejorar
nuestra oración y tantas cosas más. Si bien el
sólo encuentro en la Eucaristía Dominical ya
nos ayuda a vivir en comunidad, lo ideal es
que como cristianos busquemos un lugar
dentro de la Iglesia para vivir intensamente
este pilar y así unidos podamos hacer vida los
demás pilares, pues unidos en comunidad es
más fácil orar y salir en misión.
VICTORIA GUTIERREZ, MILPA
TESTIMONIO
PATRICIO JARA
¡Alabado sea Jesucristo!
Quisiera saludar, muy cordial, cariñosa y
fraternalmente en el Señor, a todos y en
especial a nuestra Iglesia que bebe la
espiritualidad Palautiana. Me presento, soy
Patricio Jara Arias postulante a la Orden del
Carmen, que actualmente cursa su segundo
año del proceso formativo, tengo 24 años y,
antes de ingresar al postulantado, participe en
Milpa, en Quilpue, en la comunidad de Ibiza.
Con estas breves palabras me gustaría
poder compartirles lo que significa para
mi, esta "experiencia palautiana" como
vivencia del día a día y como esta
experiencia me ha ayudado en mi
juventud y en mi vida espiritual. Pues,
antes que todo, quisiera compartir la
etapa de mi vida en la que se situó dicha
“experiencia”, el “contexto histórico” de
mi vida en la cual el Señor me entrego
este inmenso regalo de pertenecer a esta
fecunda familia palautiana.
Tenia 17 años; vivía mi primer pololeo “formal”, uno de esos en los cuales
conoces a la familia de la polola, “tomas te” con tus “suegros”, regalas
peluches, etc.; y en el cual también vivía la separación de mis padres,
“separación” que se veía venir desde mucho tiempo atrás, pero que solo en
esta época, le tomaba el verdadero peso de la situación; y edad en la cual
experimentaba muchísimos cambios en mi: búsqueda de identidad,
cambios hormonales, inestabilidad emocional y de carácter, en pocas
palabras, una normal ”edad del pavo”.
Por lo tanto mi “experiencia palautiana”, que llego
paralelamente con mi confirmación, fue principalmente una experiencia
de Cristo Resucitado hecho vida en mi, la cual, poco a poco, fue dándome
dirección, fue formándome humana y espiritualmente hasta el día de hoy.
Doy gracias a Dios por esta difícil e enriquecedora etapa que el Señor me
dejo vivir, pues sin ella, no seria el hombre (mas bien joven) que hoy soy.
Pues bien, dicho este contexto, me gustaría ahondar en esta
“experiencia” desde dos aspectos que considero importantes, la
“experiencia” como joven y la “experiencia” como vida espiritual.
En la primera me refiero a la parte humana, fraternal y
testimonial que recibí de las personas que rodeaban a la
espiritualidad palautiana, tanto como religiosas, sacerdotes,
laicos verdaderamente comprometidos e incluso algunos
“hermanos separados”. Todos ellos movidos con el único
fin de servir a Dios y a los prójimos, la Iglesia: “La Iglesia es
Dios y los prójimos, y es ella el objeto y el termino ultimo
de nuestro amor” F. Palau. Esta “experiencia” como joven
fue mi propio Pentecostés, pues después de mi
confirmación, fui nuevamente evangelizado, no con
palabras sino con el ejemplo, el verdadero testimonio de
una vida posible y plena en el evangelio.
En la segunda me refiero al encuentro de una “Identidad
Palautiana”. Esto lo entiendo así: aprendí a ser una
“persona integra”, en la medida que aprendía a ser
“Cristiano”, en la misma medida que bebía de la
“Espiritualidad Carmelitana”, y en la misma medida que me
identificaba con la “vida de Francisco Palau”. Esta
experiencia fue una forma integral de asimilar, desde
Francisco Palau, mi propia vida, mis anhelos, mis realidades
concretas, mi forma de ser y en fin, mi carisma propio.
Por ultimo quisiera alabar al Señor por la manera que tiene
de escribir la vida de cada persona. En la cual se encuentran
altos y bajos, aspectos difíciles que nos hacen crecer y
madurar, y en la cual nos encontramos con una Iglesia
“Divinamente Santa” como también “Humanamente
pecadora”, y aun así con el fiel deseo de hacer la voluntad
de Dios: “Fija tu vista hacia el fin (propósito) de la creación
y dirige según él y hacia él toda tu vida” F. Palau.
Con mucho cariño en el Señor y orando por ustedes, se
despide, Pato. (postulan