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Un Futuro
Lleno de
speranza
E
VISIÓN, PRIORIDADES, Y METAS
para la
ARQUIDIÓCESIS DE SEATTLE
Años 2004–2009
EL REVERENDÍSIMO
Alexander J. Brunett
ARZOBISPO DE SEATTLE
PROMULGACIÓN OFICIAL 2004.4
COPYRIGHT © 2004 ARQUIDIÓCESIS DE SEATTLE
Bien me sé los planes que tengo para ustedes, dice el Señor,
planes de paz y no de desgracia!
Planes para proveer un futuro lleno de espera
Jeremías 29, 11
30 de septiembre del 2004
Estimados amigos en Cristo:
En febrero de 2001 llevé a cabo la primera reunión del Nuevo Consejo
Pastoral Arquidiocesano, un grupo ampliamente representativo de
hombres y mujeres provenientes de todos los niveles de la Arquidiócesis.
El propósito de esta reunión fue tratar, como Arzobispo, de articular una
visión con prioridades y metas que nos ayuden, como Arquidiócesis, a
satisfacer las necesidades pastorales emergentes de nuestro pueblo durante
los próximos cinco años.
En los siguientes seis meses, este grupo de laicos, clero y religiosos inició
un proceso de audiencias y diálogos intensos antes de ir a la Arquidiócesis
a reunirse con los líderes, el personal y los voluntarios de todas nuestras
parroquias y comunidades de fe del oeste de Washington. Este interesante
proceso de un año afirmó muchas de las iniciativas pastorales ya
existentes, precisó mayores aclaraciones y el refinamiento de otras, e
identificó nuevas necesidades pastorales en nuestra región.
La formación, las audiencias y el proceso de diálogo incorporaron cinco
temas centrales que sirvieron de base para la declaración de mi visión:
Un futuro lleno de esperanza: 1) Comunión con Dios manifiesta; 2)
Encuentro: Encontrando a Jesucristo; 3) La evangelización como un
ministerio de los bautizados; 4) Vida familiar católica: Semillero de
discípulos y vocaciones; 5) La misión, corresponsabilidad: la fe puesta en
acción.
El Código de Derecho Canónico de 1983 resalta la importancia y
la necesidad de que el obispo local colabore con los líderes, quienes le
ayudarán a identificar y a satisfacer las necesidades sacramentales y
pastorales de las personas confiadas a su cuidado. El presente documento
reconoce con gratitud las contribuciones del pasado, a la vez que anticipa
nuevas formas de satisfacer las necesidades pastorales emergentes en
nuestra rápidamente creciente Arquidiócesis.
En el texto del documento, mis comentarios y observaciones como
Arzobispo se presentan en letra cursiva, mientras que las observaciones,
análisis y recomendaciones del Consejo Pastoral Arquidiocesano se
presentan en letra tipo estándar.
Deseo agradecer a los miembros del Consejo Pastoral Arquidiocesano de
2003 por las muy valiosas contribuciones que hicieron individualmente
y como grupo. Personalmente, y a nombre de toda la Arquidiócesis de
Seattle, agradezco a los miembros de nuestro consejo y presento con
regocijo esta declaración de la visión, Un futuro lleno de esperanza,
como un recurso para el clero, para los líderes pastorales y los voluntarios,
a medida que desempeñamos la misión y el ministerio de la Iglesia.
Con mis mejores deseos y oraciones, quedo de ustedes,
Atentamente suyo en Cristo,
El Reverendísimo Alex J. Brunett
Arzobispo de Seattle
Contenidos
Prólogo
10
Comunión con Dios manifiesta
14
Encuentro: Encontrando a Jesucristo
22
La evangelización como ministerio de los bautizados
29
La vida familiar católica:
Semillero de discípulos y vocaciones
33
Misión, corresponsabilidad: La fe puesta en acción
39
Epílogo
42
Referencias
44
Miembros
del Consejo Pastoral
Arquidiocesano
El Reverendísimo Alexander J. Brunett,
Arzobispo de Seattle
El Reverendísimo George L. Thomas,
Obispo Auxiliar de Seattle
Peter Beaulieu
Patricia Cashman
Father Eusebio L. Elizondo, M.Sp.S.
Sister Jacqueline Fernándes, S.P.
Vanessa Gallant
Mary Galvin
Marie Grant
David Grumney
Gina Haines
Father Richard K. Hayatsu
Ian Heisser
Brian Hilgendorf
Al Larpenteur
Michael Maely
Felipe Maqueda
Lita McBride
Larry McDonald
Sapina Pele
Frank Roach
Jill Schick
Bernard Thomas
PERSONAL ARQUIDIOCESANO :
Kay Lagreid
Dennis O’Leary
a future full of hope
Prólogo
10
E
communion with god made visible
l Noroeste del Pacífico es una comunidad de comunidades,
una vasta y variada región de nuestro país y el lugar que
denominamos hogar. Desde la frontera canadiense hasta
la frontera de Oregon, el oeste de Washington está constituido por residentes urbanos e isleños, poblaciones costeñas
y peninsulares, comunidades agrícolas y madereras, familias
citadinas y suburbanas, hogares rurales y aldeas en las montañas. Toda la
región se está enriqueciendo y transformando con los inmigrantes recién
llegados y las comunidades culturales establecidas desde hace tiempo, con
sus costumbres, idiomas, tradiciones religiosas y expresiones de piedad
popular.
La iglesia católica en el oeste de Washington refleja este panorama cultural rápidamente cambiante. Durante el último cuarto de
siglo, la población católica de la Arquidiócesis de Seattle se ha más que
duplicado, y la composición monócroma del ayer se ha transformado gloriosamente. Parafraseando las palabras del poeta Gerard Manley Hopkins
en su obra “Cuando el martín pescador agarra el fuego”. (“As Kingfishers
Catch Fire”):
Señor de toda esperanza
Señor de toda alegríal
Para que Cristo esté en diez mil lugares,
Encantador en extremidades, y encantador en ojos que no son
los suyos
Para el Padre a través de los rasgos de rostros ajenos.1
Hoy, la rica y maravillosa presencia de las personas y familias provenientes
de una amplia gama de países, culturas, edades y capacidades, ha hecho
de nuestra Iglesia y comunidad un reflejo diverso y bendito de la gloria de
Dios. En un mundo “que creemos fue creado y sostenido por el amor de
su Hacedor”, prosperamos para proclamar el Reino de Dios, celebramos
la Palabra y el Sacramento y conducimos a otras personas hacia Cristo a
través del ejemplo y el servicio lleno de fe. Como comunidad de creyentes,
estamos impulsados por el amor de Jesucristo, Quien es el cimiento de
nuestra fe y la razón de nuestra esperanza.
11
La communión con
Dios manifiesta
1
Durante todas nuestras sesiones de diálogo y audiencias, el Consejo
Pastoral Arquidiocesano identificó la necesidad de desarrollar el espíritu de communio entre las personas y las comunidades de toda
la Arquidiócesis. En un área del país que se ha basado en el individualismo
radical y en la iniciativa propia, a veces se entiende mal el concepto de la
teología de communio.
2
La teología de communio da a toda la Iglesia una identidad propia
y una visión de que “la Iglesia es el signo e instrumento de la comunión legados por Dios, iniciados en el tiempo y destinados para
su cumplimiento en la plenitud del Reino.” 2 La teología de communio
también da a los miembros individuales una nueva identidad y autoconciencia que llega a través de los sacramentos de la iniciación cristiana: el
Bautismo, la Confirmación y la Eucaristía. La Iglesia es “un signo de comunión porque sus miembros, al igual que los sarmientos, comparten la vida
de Cristo, el verdadero vino. A través de la comunión con Cristo, cabeza
del cuerpo místico, celebramos una comunión viva con todos los creyentes”.3
14
la comunión con dios manifiesta
3
El espíritu de communio es fundamental en una Iglesia única,
santa, católica y apostólica y se esfuerza por vivir todos los días en
comunión con el Señor y de los unos con los otros. El espíritu de
communio disipa la noción de congregacionalismo y subraya la relación de
cada parroquia con la Arquidiócesis y la unión de la Arquidiócesis con la
Iglesia universal
4
5
Esta comunión de la Arquidiócesis, presente en la Iglesia y esencial a
su naturaleza y misión, se manifiesta en señales concretas.
El obispo es la “fuente visible y el fundamento de unidad en su iglesia particular”.4 San Cipriano nos ha dicho que el obispo está en
la Iglesia y la Iglesia está en el obispo”. El vínculo de paz universal,
amor y unidad proviene de la unión de todas las iglesias locales con el Santo
Padre, el sucesor de Pedro y la fuente perpetua y visible de la unidad de los
obispos con el pueblo de Dios.
6
El obispo es también llamado “el servidor de esperanza”, cuyo
ministerio nutre la esperanza del pueblo confiado a su cuidado.
El proceso de audiencias del Consejo Pastoral Arquidiocesano nos
ha demostrado que la Iglesia necesita ser un signo de esperanza y aliento
en nuestros días. Más que nunca antes, hoy necesitamos líderes cuyos corazones estén llenos de compasión por los pobres, de solidaridad con los que
sufren y de presencia personal para quienes han perdido su camino. Juntos,
debemos ser signos vivientes de esperanza para todos aquellos confiados a
nuestro cuidado.
7
Como Consejo Pastoral Arquidiocesano, hemos escuchado
atentamente al clero, a los miembros religiosos y laicos de
nuestra comunidad y hemos identificado un número de signos visibles que creemos reflejan la comunión de la Iglesia con la
oficio del Obispo, de unos con otros, y con la Iglesia universal.
8
La Eucaristía es la fuente y la cumbre de la vida de la Iglesia y
el centro de nuestra comunión con Dios y entre nosotros. La
Eucaristía es el centro viviente y perdurable entorno al cual se
15
un futuro lleno de esperanza
reúne toda la comunidad de la Iglesia. Ecclesia in America nos recuerda
que “los distintos aspectos de la Eucaristía revelan su inagotable riqueza:
es, a la vez y al mismo tiempo, un sacramento de sacrificio, comunión y
presencia”; de igual manera “la Eucaristía es el momento por excelencia
de encuentro con Cristo viviente”.5 Justitia in Mundo nos clarifica que “la
Eucaristía constituye a la comunidad y la coloca al servicio del pueblo”. 6
9
Por lo tanto, como Consejo Pastoral Arquidiocesano, creemos que
se necesita renovar en todo el pueblo una conciencia sobre el don
de la Eucaristía y, como Iglesia, hacer todo lo posible por exhortar una participación plena, consciente y activa en la liturgia, tal como lo
vislumbró el Concilio Vaticano Segundo. Exhortamos la disponibilidad
de más formación litúrgica a nivel de parroquias, más oportunidades de
capacitación para los ministros de las parroquias y más oportunidades de
capacitación para el clero, particularmente en su función de celebrante
principal y predicador. Creemos que este énfasis en una celebración litúrgica de calidad puede ser catalizador para la renovación de vida de toda la
Iglesia, aquí en el oeste de Washington.
10
Escuchamos de las personas la importancia de una buena predicación en la celebración dominical de la Eucaristía. Esta constituye
una fuente vital de alimentación y formación espiritual. Una y otra
vez hemos escuchado que nuestro pueblo ansía la Palabra de Dios. En
casi todas las instancias, los fieles han expresado su deseo de que su pastor, otro sacerdote celebrante o diácono, predique todos los domingos,
esperando oír de sus labios “la espada de dos filos” de la Palabra de Dios. Y
diariamente buscan la confirmación de esa Palabra en su vida y ministerio
pastoral.
11
Como Consejo Pastoral Arquidiocesano, queremos a la vez enfatizar y recuperar el lugar prioritario de la homilía dominical por
parte del sacerdote o diácono en la liturgia y en la vida del pueblo.
Para esto, exhortamos a la Arquidiócesis a desarrollar un programa de
homilética que ayude y apoye al clero en su función litúrgica vital. También reconocemos que los fieles laicos, a través de los sacramentos de la
iniciación cristiana y los dones del Espíritu Santo, tienen la vocación y la
misión de proclamar el Evangelio y transformar la cultura bajo esta luz.
Juntos, el clero y el laicado, cada uno de acuerdo con sus propias funciones
distintivas en la Iglesia, tiene oportunidades únicas y maravillosas de conducir a otros hacia Cristo y hacia el corazón de la Iglesia.
16
la comunión con dios manifiesta
12
La Arquidiócesis de Seattle tiene una larga y distinguida historia
de responsabilidad compartida, donde el laicado y el clero colaboran estrechamente entre sí y con el Arzobispo para celebrar la vida
sacramental de la Iglesia y compartir su misión, de forma que respeten las
distintas funciones de los fieles laicos y de los ordenados.
13
Como Consejo Pastoral Arquidiocesano, elogiamos a la Arquidiócesis por su compromiso de tiempo, recursos y personal para
los programas de formación del clero y del laicado. Exhortamos a
la Arquidiócesis a continuar publicando el Directorio de Formación y Educación Arquidiocesano y a elaborar un folleto de oportunidades de capacitación continua para los ministros eclesiales laicos similar a The Whetstone
(La Piedra de Molino) del clero. El programa Christifideles, desarrollado
conjuntamente por la Arquidiócesis y la Universidad de Seattle es un buen
recurso para capacitar a los ministros eclesiales laicos, hombres y mujeres
designados por el Arzobispo, para colaborar con él y con los pastores de la
Iglesia en la proclamación del Evangelio y en servicio a la comunidad.
14
Resaltamos la importancia de estas iniciativas continuas por el bien
de la misión permanente de la Iglesia y creemos que la visión de la
responsabilidad compartida es uno de los valores más importantes
para la contínua vitalidad de la comunidad arquidiocesana.
15
La mayoría de los católicos experimentan el sentido de comunidad
principalmente en la parroquia o en la misión, donde unimos a amigos y vecinos en la oración, en la celebración de los sacramentos y en
varios proyectos sociales y otras actividades. Por lo tanto, es importante que la
Arquidiócesis pueda reunir a todas nuestras parroquias con los pastores residentes, quienes tienen la función vital de llevar a cabo la misión y el ministerio de la Iglesia y de fortalecer el laicado en su función vital de responsabilidad
compartida.
16
Como Consejo Pastoral Arquidiocesano, exhortamos la aceptación
de esta visión para los próximos cinco años de la Iglesia arquidiocesana y apoyamos el desarrollo de un plan maestro global, a fin
de preservar el sentido de identidad de parroquia y basarnos en iniciativas
anteriores destinadas a garantizar una atención pastoral de calidad para
nuestro pueblo.
17
un futuro lleno de esperanza
17
Exhortamos una visión para la colaboración de personal de parroquias que respete y apoye la teología y la espiritualidad del sa-cerdocio, así como también el carisma particular del ministerio eclesial del laicado. Exhortamos un diálogo y estudio continuos en estas
áreas, a fin de desarrollar modelos de colaboración de personal que sean
teológicamente y eclesialmente sólidos, consistentes en su aplicación en
toda la Arquidiócesis, con una visión colaborativa y conforme con la
visión y los valores de la Iglesia más amplia.
18
Durante los últimos años, la Arquidiócesis ha experimentado
varios modelos de ministerio de colaboración y ha utilizado varios cargos para los ministros laicos que tienen responsabilidades
dentro de las parroquias, por ejemplo, el director de vida pastoral y el
coordinador pastoral. Ahora esperamos una mayor claridad y unidad
respecto a la nomenclatura y las responsabilidades ministeriales de los
Obispos Católicos de la Conferencia de los Estados Unidos. Esta claridad ayudará no sólo a mantener el oficio eclesiástico, sino que también beneficiará a la comunidad que el Arzobispo confió a su cuidado.
Creemos que estas iniciativas son muy importantes, si es que queremos
que continúen la atención pastoral de calidad de nuestro pueblo y la
vigorosa vida de las parroquias en el futuro.
19
También escuchamos de las personas que están desarrollando un
sentido creciente de aislamiento en las parroquias de regiones
rurales o de la costa, quienes se sienten alejados o marginados de
la vida de la Iglesia. Asimismo, hemos escuchado expresiones sobre una
creciente sensación de anonimato y aislamiento entre los parroquianos
que son miembros de las parroquias urbanas en expansión.
20
Creemos que es importante buscar modos de renovar la identidad parroquial en toda la Arquidiócesis y acentuar la conexión
teológica entre el ministerio del obispo y la Iglesia más amplia.
También pensamos que las parroquias más grandes podrían beneficiarse con el desarrollo de pequeñas comunidades de fe y grupos de oración
vecinales en el contexto de la parroquia más grande, de modo que los
católicos anónimos tengan un mayor sentido de identidad y pertenencia como miembros de la comunidad parroquial.
18
la comunión con dios manifiesta
21
En las palabras de Ecclesía en América, “La situación de la parroquia, así renovada, puede constituir una fuente de gran esperanza.
Puede reunir a la gente en comunidad, ayudar en la vida familiar,
vencer la sensación de anonimato, acoger a la gente y ayudarles a participar en su vecindario y en la sociedad.”7
22
La Arquidiócesis de Seattle cubre más de 44.800 kilómetros cuadrados
(28.000 millas cuadradas), con 179 parroquias, misiones y comunidades de fe, y está respaldada por 3.500 empleados laicos y miles
de voluntarios. La Arquidiócesis abunda en iniciativas y proyectos pastorales
creativos y muy particulares. Estos ministerios oscilan desde programas ministeriales en escuelas católicas hasta en ciudades universitarias; desde capellanías en prisiones hasta capellanías en hospitales; desde proyectos de vivienda
de bajos ingresos hasta retiros juveniles, desde liturgias para adolescentes hasta
veladas para parejas comprometidas; desde eventos deportivos CYO hasta programas de almuerzos para ancianos; desde la creación de nuevas parroquias
hasta el apoyo a guarderías de bajos ingresos. Sin embargo, las sesiones de audiencia del Consejo Pastoral Arquidiocesano revelaron cuán poco el católico o
ciudadano común y corriente sabe sobre la extensión y la calidad de las actividades a nivel regional y arquidiocesano. ¡Las buenas noticias se deben difundir!
23
Como Consejo Pastoral Arquidiocesano, vemos la necesidad
de incrementar y ampliar el sistema de comunicación de la Arquidiócesis, encontrar nuevas formas de poner de manifiesto la
Buena Nueva del Evangelio y hacer conocer la amplia gama de recursos y
servicios disponibles para nuestro pueblo.
24
Exhortamos el estudio y desarrollo de nuevos sistemas y tecnologías de comunicación, tales como correo electrónico, Internet
e Intranet. Estamos conscientes de que el boletín dominical es la
forma de comunicación más ampliamente leída en la Arquidiócesis y
creemos que una mirada más detenida a esta herramienta podría ayudar
a incrementar las comunicaciones en la Arquidiócesis y en los decanatos. Sabemos que The Catholic Northwest Progress (El Progreso Católico del
Noroeste) es una forma de comunicación cara y subutilizada que merece
un análisis cercano para ver cómo podría ser más eficaz en función de
los costos y estar disponible para más hogares como un instrumento de
comunicación, formación y educación.
19
un futuro lleno de esperanza
25
26
27
28
Recomendamos que el Arzobispo pida al Director de Comunicaciones que trabaje asiduamente con el liderazgo pastoral para encontrar
nuevos medios para comunicar la Buena Nueva a nuestro pueblo.
La actual estructura decanal ha servido razonablemente bien a la
Iglesia durante más de un cuarto de siglo.
Como Consejo Pastoral Arquidiocesano, elogiamos a la Arquidiócesis
por su rica historia de cuerpos consultivos, estructuras organizacionales y compromiso de colaboración.
Sin embargo, creemos que es oportuno ver más de cerca la estructura organizacional de la Arquidiócesis para determinar su eficacia
y su capacidad de apoyar al ministerio y la misión de la Iglesia.
Recomendamos que la Arquidiócesis y su Consejo Presbiteral participen en
una evaluación para determinar si otras configuraciones organizacionales
pudieran enriquecer más aún los esfuerzos arquidiocesanos. ¿Es suficiente y
eficaz la actual descripción de las funciones del decano? ¿Provee la estructura
decanal el nivel de calidad y diálogo mutuo que desea el Arzobispo? ¿Proporcionan las estructuras actuales conductos claros de consulta, el intercambio
de información, el apoyo a los ministerios locales y la representación a las
personas marginadas o incapaces de defenderse solas? Tal evaluación podría
ser diseñada de modo que garantice que todas las estructuras organizacionales apoyen de manera óptima al liderazgo episcopal, al ministerio parroquial y a los esfuerzos del ministerio eclesial del clero y del laicado.
29
Asimismo, exhortamos la revisión del valioso documento You
Are the Branches (Ustedes son las ramas), el cual deberá actualizarse en base a las experiencias de la última década, al Código
de Derecho Canónico de 1983 y a los desarrollos teológicos frente a
la vida ordenada y al ministerio eclesial laico. También exhortamos
la revisión de los Recursos y Lineamientos Pastorales, a fin de que los
sacerdotes y el personal de las parroquias tengan un recurso confiable
y un compendio de normas que apoyen su ministerio y sus prácticas
pastorales en toda la Arquidiócesis.
20
la comunión con dios manifiesta
30
Como Consejo Pastoral Arquidiocesano, hemos escuchado los
trágicos relatos de quienes han dejado la comunión de la Iglesia
por varios motivos, éstos incluye la violación de la sagrada confianza, después de las revelaciones de abuso sexual por parte de ciertos
clérigos o líderes laicos en la Iglesia. Nos complace saber que las normas,
procedimientos y protocolos ya vigentes durante quince años han servido
bien a la Arquidiócesis para identificar o prevenir nuevos incidentes de
abuso.
31
En un espíritu de communio, creemos que la Iglesia debe continuar aumentando sus esfuerzos para sanar, reconciliar y llegar
a quienes han sido dañados por las acciones de unos cuantos.
Creemos que el desarrollo de una liturgia de sanación de iniciativa parroquial y una mayor disponibilidad y sensibilización pública sobre los
recursos pastorales para las víctimas continuará a fortalecer la iniciativa
pastoral y sacramental de la Iglesia en este importante aspecto. También
continuaremos proporcionando el buen proceso de justicia y atención
pastoral a los acusados, así como un sólido programa de educación sobre
prevención en nuestras parroquias. Como Iglesia reconciliadora, reconocemos la necesidad de llegar constantemente a quienes han dejado la comunión de la Iglesia por éste y otros motivos y les acogemos con el cuidado de Cristo y la solicitud pastoral del Buen Pastor.
32
Como Consejo Pastoral Arquidiocesano, aplaudimos el liderazgo
duradero que ha proporcionado nuestro Arzobispo en las áreas de
el diálogo ecuménico y el diálogo entre tradiciones de fe y creemos
que su ejemplo ha sido instrumental para alentar las relaciones ecuménicas y entre los diversos credos en la Iglesia local.
33
Creemos que se debe cultivar y atender continuamente a la visión
del Señor de que todos sean uno, tanto a nivel arquidiocesano
como en las parroquias locales. Creemos que el continuo trabajo
de la Comisión Ecuménica Arquidiocesana promoverá y alentará las relaciones ecuménicas y diálogo entre tradiciones de fe en toda la Arquidiócesis. Estos esfuerzos son particularmente importantes en un mundo donde
el fundamentalismo y el celo religioso a veces se transforman en violencia
y tensiones. Nuestros esfuerzos ecuménicos y diálogo entre tradiciones de
fe podrían tomar en cuenta la visión del Papa Juan Pablo II respecto a que
no puede haber paz en el mundo sin paz entre las religiones del mundo.
21
Encuentro:
Encontrando a Jesucristo
34
Los evangelios contienen varios relatos hermosos que describen los
encuentros entre Jesucristo y los hombres y mujeres de su tiempo. Un
rasgo común de todas estas narraciones es el poder transformador
“presente y manifiesto en estos encuentros con Jesús, en cuanto a que inician
un auténtico proceso de conversión, comunión y solidaridad”.8
35
En cada encuentro con individuos o en reuniones con personas, Jesucristo miraba a cada una con ternura y amor. Siempre había
comprendido los más profundos anhelos del corazón humano y las
luchas que cada persona encara en el camino de la vida. El Evangelio de
San Juan presenta a Jesús como “el camino, la verdad y la vida” (Juan
14:6) — el camino hacia el Padre. Jesucristo es la respuesta definitiva “a
la cuestión del significado de la vida y a esas preguntas fundamentales que
aún inquietan a tantos hombres y mujeres” en su existencia diaria.9
36
La Comunidad Eclesial debe ser el lugar donde hombres y mujeres
puedan experimentar directamente el amor de Dios, quien creó todas las cosas, al encontrar personalmente a Jesucristo. El Evangelio
según San Juan establece clara y poderosamente: “Quien haya visto a Jesús
ha visto al Padre” (Juan 14:9). El hecho de encontrar a Jesús y experimentar su amor transformador tiene el potencial de cambiar todos los aspectos
22
ENCUENTRO :
encontrando a jesucristo
de nuestra vida. Quienes hayan encontrado a Jesús y hayan experimentado
su amor y gracia se sienten impulsados a compartir la Buena Nueva con los
demás. Las palabras del antiguo himno de Robert Lowry capturan la experiencia de paz y alegría que experimentan quienes han encontrado y acogido
al Señor:
Ninguna tormenta puede sacudir mi paz interior,
mientras me aferre a esa roca.
Ya que el Amor es Señor de los cielos y la tierra,
¿Cómo podría dejar de cantar?10
37
Como comunidad cristiana, reconocemos el poder del Señor y las infinitas formas en que lo encontramos en nuestra vida diaria, en la
Iglesia y en la sociedad. Guiar el proceso de Encuentro es el llamado de
Jesús para vivir para otros, ver más allá del presente, y descubrir que no somos
almas solitarias en un camino solitario, sino miembros de una comunidad de
fe viviente, caminando en solidaridad con Cristo y entre nosotros mismos.
38
Como Consejo Pastoral Arquidiocesano, creemos en la importancia de la conversión, de la comunión y de la solidaridad que
se describen en el documento Ecclesia en América, que surge de
encuentros auténticos con el Señor. En un espíritu de encuentro, hacemos
las siguientes recomendaciones como parte de esta visión:
39
Urgimos a nuestro pueblo a continuar siendo una Iglesia orante,
donde Cristo es el Alfa y Omega de todo lo que somos y hacemos.
Exhortamos a nuestros pastores y líderes laicos a enfatizar continuamente la importancia de la oración en cada encuentro en nuestras
parroquias o en la Arquidiócesis, de modo que una mayor conciencia sobre el Espíritu Santo de Dios penetre en nuestra reunión y guíe nuestros
esfuerzos e iniciativas.
40
Reconocemos la importancia del llamado perenne a la conversión,
tanto individual como en comunidad. Vemos la necesidad de ser
una comunidad reconciliadora, un lugar de sanación y salud espiritual, y un modelo de reconciliación para toda la sociedad. En este
aspecto, creemos en la importancia del sacramento de la Reconciliación
y exhortamos al pueblo de la Arquidiócesis a redescubrir el poder de este
sacramento como un encuentro de cara-a-cara con el ministerio de sanación de Cristo.
23
un futuro lleno de esperanza
41
Elogiamos a la Arquidiócesis por la adquisición y desarrollo de
el Centro de Retiros y Formación de Fe de Palisades (Palisades
Retreat and Faith Formation Center) y animamos su uso por
parte de las comunidades parroquiales y de grupos más pequeños de parroquias para las experiencias de retiro y renovación. Creemos que estos
esfuerzos profundizarán nuestra identidad común y nuestra conciencia
de Cristo en nuestra vida diaria. También reconocemos que el tamaño
geográfico de la diócesis presenta dificultades para las comunidades alejadas como para que puedan aprovechar las oportunidades de formación
y espiritualidad. Por lo tanto, elogiamos al Arzobispo y al personal de
la Cancillería por ofrecer muchos programas y servicios en la región, y
creemos que el esfuerzo y los gastos pertinentes profundizan el espíritu de
comunión y encuentro para toda la Iglesia.
42
Estamos conscientes de tantas violaciones graves a la dignidad
humana y los graves pecados que interfieren en nuestra comunión con el Señor y violan la dignidad de las personas. Como
comunidad eclesial, necesitamos confrontar continua e intencionalmente
los pecados de racismo, sexismo y materialismo, y de tratar de desarrollar
una cultura de vida y una comunidad de amor donde todos sean valorados y protegidos. Como Consejo Pastoral Arquidiocesano, apoyamos
el trabajo de la Conferencia Católica del Estado de Washington, de los
Servicios Católicos a la Comunidad del Oeste de Washington, y de la
Autoridad de Vivienda Arquidiocesana, como expresiones visibles de los
esfuerzos de la Iglesia por transformar la sociedad a través del poder del
Evangelio.
43
44
En años recientes, la comunidad católica de la Arquidiócesis y de
toda la nación ha estado encarando cuestiones nuevas y complejas que pesan mucho sobre los hombros de los individuos.
En nuestras audiencias a lo largo de la Arquidiócesis hemos
escuchado expresiones de inquietud sobre la gran variedad de
problemas y desafíos sociales: la deuda del tercer mundo, el suicidio asistido por médicos, la teoría de las guerras justas, los presos en las
filas de muerte, las tribulaciones de los ancianos y de los niños aún no
nacidos, el aislamiento y la soledad de las personas con incapacidades, la
miseria de los que no tienen hogar, la necesidad de viviendas módicas, los
problemas de los inmigrantes y refugiados, la carga fiscal sobre los traba-
24
ENCUENTRO :
encontrando a jesucristo
jadores pobres, atención médica al alcance, vivienda, el control de armas,
el abandono de las familias, el salario mínimo, las normas ambientales y
una amplia variedad de otros problemas muy complejos.
45
Como Consejo Pastoral Arquidiocesano, creemos que las enseñanzas sociales católicas guían y ayudan al católico ordinario a tomar decisiones informadas sobre problemas altamente complejos.
Creemos que la enseñanza social católica debe influir e informar sobre
cada aspecto de la vida parroquial: sermones, educación religiosa, formación de fe, liturgia, finanzas, ministerio laico y voluntariado. En las
palabras del Padre Kenneth Himes, OFM, “La misión social de la Iglesia
debe estar integrada en toda la vida de la parroquia”.11 También creemos
que la enseñanza social católica es uno de los secretos mejor guardados de
la Iglesia, que debe ponerse a disposición de todos los católicos.
46
Exhortamos un nuevo énfasis en la enseñanza social católica, tanto
en las escuelas católicas como en los programas para ministerios
eclesiales para laicos, y la continua formación del clero, de modo
que la dignidad y valía de cada persona, la comprensión del bien común,
y una opción preferencial por los pobres guíen sólidamente a los católicos
que tratan de desarrollar una cultura de vida.
47
Como Consejo Pastoral Arquidiocesano, nos preocupa especialmente la enorme secuencia de temas sobre la vida y la necesidad
de que la Iglesia haga todo lo que esté en su poder por desarrollar
la cultura de vida. Creemos que es oportuno crear una estrategia para
enfrentar a los políticos que se identifican como católicos romanos, pero
que asumen cargos públicos contrarios a las enseñanzas de la Iglesia. Este
problema es particularmente enfadoso y una fuente de escándalo y preocupación que acalla la voz moral de la Iglesia en la comunidad.
48
En un espíritu de solidaridad que surge del encuentro con el Señor,
nosotros, como Consejo Pastoral Arquidiocesano, exhortamos la
promoción de servicios directos a los pobres, no como objetos de
nuestra caridad, sino en un espíritu de mutualidad y dignidad compartida, tal como lo vislumbran las obras corporales de misericordia en la
Iglesia. Las visitas a los enfermos o incapacitados, la presencia para los ancianos o para las personas que se ven recluídas en sus hogares, el ministerio
con los presos y la solidaridad con quienes sufren enfermedades mortales,
25
un futuro lleno de esperanza
dan a cada persona una nueva oportunidad de ver el rostro de Cristo
en los rostros de los necesitados.
49
La presencia de un sacerdote a la cabecera del enfermo y del
moribundo tiene un inestimable valor para las familias que experimentan una crisis de salud. Este ejemplo de presencia sacerdotal es una signo visible del ministerio de la Iglesia con los que sufren
y modela para el laicado su poder y significado. Igualmente, la presencia devota de los ministros laicos con los enfermos da a los enfermos
y moribundos una conexión especial con la comunidad de fe en sus
momentos de necesidad especial.
50
Del mismo modo, exhortamos una especial sensibilidad para
con las personas incapacitadas y sus familias, muchas de quienes
están ausentes o alejadas de nuestras comunidades parroquiales.
Haciendo eco de la declaración pastoral de los obispos norteamericanos, instamos “la inclusión de las personas con incapacidades en la
vida de la Iglesia y de la comunidad”. Reconocemos con tristeza que
las barreras físicas y conductuales continúan evitando la plena participación de todos en nuestras comunidades. La sana actitud de respeto
y reciprocidad permitirán apreciar los muchos dones espirituales que
los incapacitados aportan al Cuerpo de Cristo. Debido a lo que han
sufrido y soportado, las personas con incapacidades nos enseñan sobre
la paciencia, la gratitud, la sensibilidad ante las acciones de Dios ahora
y la naturaleza transitoria de las cosas que más valora nuestra sociedad.
Creemos que las personas con incapacidades pueden ser maestros y
testigos para conducir a otros hacia el corazón del Evangelio.
51
También urgimos la implementación a nivel general, a través de
elementos que ofrece la tecnología para permitir el acceso a la
Iglesia y a sus actividades, por ejemplo misales impresos en letra
grande, servicios de interpretación para sordomudos, dispositivos para
la audición y rampas de ingreso a las parroquias.
52
Estos encuentros profundizan nuestra solidaridad con Cristo y
de unos con otros, la cual ocurre en el espíritu del Evangelio. La
beata Madre Teresa de Calcuta animaba a los fieles a “hacer cosas ordinarias con extraordinario amor”. El Papa Juan Pablo II escribió
en Cruzando el Umbral de la Esperanza que la vida tendrá significado
26
ENCUENTRO :
encontrando a jesucristo
“en la medida en que se convierta en un regalo gratuito para los demás”.13
Encuentro Encuentro es descrito poéticamente en un canto por el personaje Jean Valjean, en la obra Les Miserables: “Amar a otra persona es
ver el rostro de Dios”.14 La oración de la Eucaristía afirma “para que ya
no vivamos por nosotros, sino para Él.”
53
En resumen, nosotros, como Consejo Pastoral Arquidiocesano,
hemos escuchado una y otra vez que los cristianos comunes viven mejor el espíritu de encuentro en las circunstancias ordinarias
actuales. Creemos que, siempre que esto ocurra así, nuestra propia Arquidiócesis será transformada por estos encuentros individuales y colectivos con Jesucristo en la solidaridad para con los pobres.
54
55
Hemos escuchado un extenso número de gente que expresan su
preocupación por los jóvenes y los jóvenes adultos de nuestra comunidad, temiendo que se esté haciendo muy poco por proveerles información y educación en los caminos de la fe.
Como Consejo Pastoral Arquidiocesano, reconocemos las contribuciones de las escuelas católicas a la formación de la fe de más de
21.500 jóvenes y de programas tales como la Convención anual
de Jóvenes y los programas de campamentos a través de la Organización
de Jóvenes Católicos (CYO). También hemos escuchado sobre muchas
iniciativas parroquiales accesibles que combinaron la formación de acerdo a edades con modelos de servicio cristiano. Creemos que se debe
estudiar y replicar estos esfuerzos en forma más amplia, de modo que
nuestros jóvenes y jóvenes adultos continúen encontrando a Cristo y
permanezcan en la solidaridad con la Iglesia.
56
57
Como Consejo Pastoral Arquidiocesano, exhortamos a los pastores y líderes laicos a tomarse un tiempo para escuchar con más
atención a nuestros jóvenes, para involucrarlos en la planificación
e invitarlos a liderar nuestras parroquias y comunidades de fe.
Hemos escuchado también sobre la necesidad de que la Iglesia
continúe celebrando su diversidad cultural, la cual se debe entretejer y no mezclar, en el lienzo de cada comunidad parroquial.
La presencia de diversas comunidades culturales y el ministerio del clero
internacional son señales de la identidad y misión universal de la Iglesia.
27
un futuro lleno de esperanza
Durante todas nuestras sesiones de audiencia, hemos escuchado el pedido
de una nueva sensibilización, comprensión, aceptación y apoyo a la rica
diversidad de la comunidad católica. Hemos oído decir a las comunidades
culturales que también es necesario que las comunidades tradicionales
estén más abiertas y sensibles a la piedad popular y a las expresiones espirituales que con frecuencia son indígenas en las comunidades culturales.
58
Consideramos que no se debe ver a la diversidad cultural como
una novedad o una carga, sino, más bien, como una señal de la
magnificencia y gloria de Dios manifiesta en los muchos rostros y colores de la familia humana. Creemos que tanto la teología del
encuentro como la de communio, son las formas más veraces de promover
y celebrar nuestra rica herencia cultural y espiritual en sus distintas expresiones.
59
En los últimos años, reconocemos que la Arquidiócesis se ha empeñado en reclutar y mantener a sacerdotes y religiosos de distintas comunidades culturales para proporcionar un ministerio
de presencia y apoyar a los inmigrantes recién llegados. Este ministerio es
particularmente importante para los inmigrantes de primera generación
que están soportando las dificultades de la inculturación de ellos mismos
y de sus familias.
60
Aplaudimos los esfuerzos de los sacerdotes, religiosos, líderes laicos y funcionarios que han invertido su tiempo y energías en
aprender otros idiomas y culturas, a fin de ofrecer una presencia
y cercanía a las comunidades culturales. Asimismo, elogiamos al clero internacional y a los religiosos que sirven en la Arquidiócesis y que se han
tomado el tiempo para aprender el inglés, a fin de poder ejercer eficazmente su ministerio a los hispano parlantes de nuestras comunidades.
61
Al mismo tiempo, creemos que, como Arquidiócesis y como comunidades de fe individuales, necesitamos un enfoque de “ambos/y” a los desafíos de la inculturación, haciendo uso de ambos,
del clero internacional y del un clero local bien preparado para proveer
este importante ministerio. Creemos que la inversión de dinero, tiempo
y talento será formidable, pero producirá resultados beneficiosos para las
poblaciones cada vez más diversas en la Arquidiócesis de Seattle.
2
28
La evangelización como
ministerio de los
bautizados
62
En los últimos años, el Santo Padre, Papa Juan Pablo II, ha enfatizado
la necesidad de “una nueva evangelización para llevar el Evangelio de
Cristo y las enseñanzas de la Iglesia a todo el mundo. Cristo otorgó a los
apóstoles la misión que él recibió. “Al igual que el Padre me envió, así les envío
a ustedes” (Juan 20:21). Su mandato a los discípulos de todas las edades es claro
y poderoso: “Vayan a todo el mundo y prediquen la buena nueva”.
63
Durante años, la palabra “evangelización” ha conjurado visiones de
iniciativas de puerta a puerta o ministerios en las calles, con frecuencia extrañas para el ojo católico. Durante mucho tiempo, el ministerio
de la evangelización lo realizaban únicamente los clérigos y religiosos que
con frecuencia eran misioneros en tierras lejanas. El nuevo énfasis del Santo
Padre en la evangelización tiene el propósito de volcar la responsabilidad de
la predicación y enseñanza a todos los bautizados.
64
En la exhortación apostólica Christifideles Laici, el Papa Juan Pablo
II escribió, “También los fieles laicos, precisamente porque son miembros de la Iglesia, tienen la vocación y la misión de proclamar el
Evangelio: están preparados para este trabajo por los sacramentos de la Iniciación Cristiana y por los dones del Espíritu Santo”.15 Ellos son “co-partícipes, a su propio modo, del oficio sacerdotal, profético y real de Cristo”.16 En
29
un futuro lleno de esperanza
resumen, se les anima y capacita a los fieles de Dios a proclamar la Buena
Nueva “a tiempo y a destiempo” y llevar el Evangelio de Cristo al mercado,
a las aulas, al vecindario y a las familias.
65
Como Consejo Pastoral Arquidiocesano, sabemos que vivimos
y trabajamos en una de las regiones más indiferentes a la Iglesia
de nuestro país. Nos han dicho que, al lado de los católicos
romanos, el segundo grupo más grande de cristianos que viven en esta
área son los católicos no practicantes.
66
También estamos penosamente concientes de los miles de hombres, mujeres y niños que nunca han oído el nombre de Cristo
ni han sido invitados a participar en Su vida. Generaciones enteras de católicos no han recibido la necesaria formación espiritual y las
enseñanzas necesarias para tener sólidos cimientos de fe. Vemos estas
realidades como una buena oportunidad para propagar el Evangelio
y las enseñanzas de la Iglesia, y creemos que el ministerio de evangelización es de vital importancia en todo el oeste de Washington y más
allá.
Como Consejo Pastoral Arquidiocesano, hacemos las siguientes observaciones y recomendaciones:
67
Nos sentimos alentados por el programa de certificación de
catequésis que ofrece la Oficina Arquidiocesana de Formación
de Fe Católica y urgimos a la Iglesia a continuar apoyando el reclutamiento, la formación y educación de los catequistas laicos, a fin de
formar nuevas generaciones de católicos jóvenes en el espíritu y misión
de Cristo y la Iglesia. Exhortamos estas iniciativas para que se extiendan más allá de los niños y jóvenes e incluyan a los jóvenes adultos, a
los adultos, y a quienes tengan necesidades en nuestras comunidades
parroquiales y que necesiten enseñanzas básicas en doctrina, escrituras,
teología moral, enseñanza social católica y formación espiritual.
30
la evangelización como ministerio de los bautizados
68
Exhortamos a los pastores y predicadores para que enfaticen la
responsabilidad especial que tienen nuestros laicos de evangelizar
a la sociedad, atestiguando a Cristo a través de vidas santas y buenos ejemplos. El Papa Paulo VI nos recuerda que la Iglesia necesita más
de testigos que de maestros. Exhortamos el fortalecimiento del laicado
como los evangelizadores de la sociedad, a quienes encomendamos la
responsabilidad de transformar la cultura de acuerdo con el Evangelio
de Cristo.
69
Elogiamos a los pastores y catequistas de la Iglesia por haber
creado una atmósfera conducente a la conversión de los adultos
y creemos que la cantidad de adultos convertidos y candidatos
para la Confirmación se debe directamente a los esfuerzos positivos y al
ejemplo de los líderes de la Iglesia. Los efectos catalizadores de una buena liturgia, del acercamiento pastoral, de predicaciones sólidas y atento
cuidado a los enfermos y moribundos, son incuestionables.
70
Agradecemos a nuestros pastores y catequistas por el bien establecido y exitoso Rito de Iniciación Cristiana de Adultos, y celebramos el hecho de que los bautismos a adultos hayan aumentado en los últimos cinco años en un cuarenta y tres por ciento. Al
mismo tiempo, hemos escuchado en nuestras audiencias que cada vez
se necesita más el apoyo de católicos recién iniciados, para detener una
aparente tasa de atrición después del proceso del Rito de Iniciación Cristiana de Adultos. Creemos que esta inquietud amerita un mayor análisis
y planificación de seguimiento.
71
Además, exhortamos el desarrollo de normas sacramentales y un
currículum estandarizado para todos los decanatos y parroquias,
de modo que las personas de todas las edades, inclusive adultos,
puedan aprovechar las oportunidades de una formación sistémica.
72
Estamos conscientes de que en algunas áreas, los establecimientos de las parroquias y los recursos actuales no son suficientes
para servir a la cantidad creciente de católicos, quedándose así sin
lugar alguno para cultivar y evangelizar a los nuevos miembros de esas
comunidades. Apoyamos al Arzobispo y a la Comisión de Desarrollo
Arquidiocesano en la continua adquisición de terrenos y otras iniciati-
31
un futuro lleno de esperanza
vas destinadas a desarrollar nuevas comunidades parroquiales para las
áreas rápidamente crecientes de la Arquidiócesis. Creemos que estos
valientes esfuerzos forman una fuerte declaración sobre la vitalidad de
la fe católica en nuestra región y de la concreta expresión de nuestro
deseo de evangelizar a la sociedad. También estamos entusiasmados
por las nuevas iniciativas para las escuelas primarias o secundarias y
exhortamos a nuestros pastores a hacer todo lo posible por crear un
ambiente positivo y receptivo entre nuestra gente para estos importantes y dinámicos procesos de planificación.
73
En las audiencias, hemos escuchado la descripción de varios
programas de “bienvenida al hogar” eficaces en función a los
costos que iniciaron nuestras parroquias locales durante la temporada de Adviento o Cuaresma. Algunos líderes de parroquias dijeron
que utilizaron los periódicos o la televisión local o la publicidad en
las radios como una señal de bienvenida, hospitalidad y ministerio sanador de la Iglesia. Nuevamente aplaudimos estos esfuerzos creativos
como medidas eficaces para la evangelización y extensión espiritual en
la Iglesia y en la sociedad.
74
Otra área de creciente importancia es la necesidad de tener
personas especialmente capacitadas para ayudar a indagar en el
complejo mundo de las enseñanzas médicas y morales, especialmente de las familias o personas que luchan con el tema de la eutanasia,
preocupaciones sobre el manejo ético de la reproducción u otras graves
cuestiones que precisan la luz del Evangelio y las enseñanzas de la Iglesia. Exhortamos a la Arquidiócesis a identificar y reclutar a las personas
que se encuentren disponibles como recursos en esta área, inclusive
médicos y personal médico, abogados, teólogos, funcionarios públicos
y miembros de las comunidades ecuménicas y de otros credos.
32
La vida familiar católica:
Semillero de discípulos
y vocaciones
75
La Iglesia ha reconocido desde hontanar la importancia de la familia como la piedra fundamental de la sociedad. La Iglesia agrega
una profunda dimensión espiritual a esta realidad, proclamando ese
matrimonio como una “íntima sociedad de vida y amor establecida por el
Creador”. 17
76
La familia cristiana tiene la misión especial de “guardar, revelar y comunicar amor” como un reflejo vivo y compartido del amor de Dios
por la humanidad. Por lo tanto, desde el punto de vista de la Iglesia,
la familia se fundamenta y recibe su propia vida por el poder del amor de
Dios y por su amor entre los miembros. La familia es una comunidad de personas, un esposo y una esposa, los padres, los niños, parientes y otras personas
que viven en una comunión de vida, amor y cuidado mutuo.
77
El Papa Paulo VI dijo que la familia, al igual que la Iglesia, debe ser
un lugar donde se transmita el Evangelio y desde donde irradie el
Evangelio. En una familia consciente de esta misión, todos los miembros evangelizan y son evangelizados. Es por eso que el Concilio Vaticano
Segundo denominó a la familia “la Iglesia doméstica” .18
33
un futuro lleno de esperanza
78
Como Consejo Pastoral Arquidiocesano, hemos escuchado
hablar a la gente de nuestra Arquidiócesis con profundo afecto e
interés por la vida familiar, que se expresa en diversas formas en
nuestra Arquidiócesis. Además de la familia tradicional compuesta por la
madre, el padre y los hijos, otros ejemplos son las familias con uno solo
de los padres, las familias combinadas, los hijos que mantienen a padres
ancianos, los niños que viven con familias adoptivas, y los abuelos que
han asumido la función de proveedores principales de cuidado de sus
nietos. En el contexto de la vida familiar, el Consejo Pastoral Arquidiocesano reconoce la necesidad de que la Iglesia apoye a las familias en su
misión apostólica de transmitir la fe y santificar y transformar la sociedad en concordancia con el plan de Dios.
79
Durante todas las sesiones de escucha, hemos oído también expresar una creciente inquietud respecto a que la vida familiar
está bajo una considerable presión debido a varias dificultades
y desafíos sociales. Los medios de comunicación, particularmente los
programas de televisión, con frecuencia describen a la familia como una
unidad en desorden y trastorno crónicos. Los padres, particularmente
los hombres, con frecuencia son descritos en términos negativos e imágenes peyorativas.
80
En toda la Arquidiócesis, las familias están afrontando dificultades económicas, problemas graves, tales como la violencia doméstica, problemas de salud mental y adicciones, y luchas que a
veces terminan en la disolución conyugal o en el divorcio. Escuchamos
una y otra vez el deseo de que las familias reciban orientación, apoyo y
asesoramiento de la Iglesia, oportunidades para enriquecer a las parejas,
una mejor preparación para el matrimonio y ayuda para atender los distintos problemas e inquietudes que socavan la vida familiar.
81
Como Consejo Pastoral Arquidiocesano, hacemos varias recomendaciones para ayudar a las familias a desarrollar y mantener su función importante como comunidad de vida y amor, y
como el semillero donde los niños aprendan sobre el camino de Cristo.
Creemos que una sólida y vigorosa vida familiar promoverá la identidad
y misión del laicado, producirá sólidas y comprometidas vocaciones para
el ministerio eclesial laico y cultivará vocaciones para el sacerdocio, el
servicio diaconal y la vida religiosa.
34
la vida familiar católica: semillero de
discípulos y vocaciones
82
Como Consejo Pastoral Arquidiocesano, exhortamos firmemente
un mayor esfuerzo de parte de la Arquidiócesis para proveer
liderazgo y asistir a pastores y parroquias a preparar a las parejas
comprometidas, a través de experiencias que les preparen mejor para la
vocación al matrimonio cristiano y a la vida familiar. Creemos que un
programa de formación y mejores recursos arquidiocesanos para los pastores, sacerdotes, diáconos y ministros laicos pueden ser de gran ayudan
a las parejas en los meses de preparación antes del matrimonio y en los
primeros años de la vida conyugal.
83
Reconocemos que algunas parroquias y decanatos han creado
programas teológica y espiritualmente sólidos que dan a las parejas comprometidas un firme cimiento para la vida conyugal. Sin
embargo, también reconocemos que hay una considerable desigualdad
en estos programas y servicios y exhortamos a la Arquidiócesis para que
elabore normas sacramentales y servicios substanciales de formación,
para beneficiar a las parejas comprometidas.
84
Asimismo, reconocemos que los primeros años de matrimonio
tienen nuevos desafíos para las parejas a medida que tratan de
crecer en la comunión de vida y amor mutuos y con los niños que
nacen en las familias. Debido a que un alto porcentaje de matrimonios
termina en la separación o el divorcio, exhortamos a la Arquidiócesis
para que cree programas de acompañaminento o servicios de apoyo para
las parejas recién casadas, que les proporcionen la atención y las enseñanzas que necesitan para tener matrimonios sólidos y exitosos que no
sólo perduren, sino que también prosperen con el tiempo.
85
Asimismo, exhortamos el establecimiento de programas regionales para parejas casadas que han tenido dificultades pero que
tienen el compromiso de mejorar o enriquecer la calidad de su
relación. También reconocemos que las familias a veces se desgastan por
serios problemas, tales como el abuso de niños, la violencia doméstica, el
alcoholísmo, la drogadicción y los problemas emocionales que rompen
el mismo tejido de la vida familiar y dejan un daño implícito en los cónyuges y en los niños. Creemos que la Organización de Servicios Católicos a la Comunidad pueda constituir un importante recurso para las familias en peligro, particularmente en términos de referencias para graves
trastornos emocionales o adictivos. Exhortamos a los Servicios Católicos
35
un futuro lleno de esperanza
a la Comunidad para que trabajen con los pastores y decanatos para que
su presencia sea más tangible en la comunidad y para que creen servicios
parroquiales que proporcionen una atención teológicamente sólida y espiritualmente sensible a las personas y familias necesitadas.
86
Reconocemos la realidad de que un alto número de embarazos
imprevistos dan como consecuencia la tragedia de un aborto,
y tristemente reconocemos esta realidad mientras otras parejas
casadas buscan entregar a sus niños en hogares de adopción. Urgimos a
la Iglesia a fortalecer su voz contra la tragedia del aborto y a proporcionar
un mayor apoyo a las mujeres embarazadas, para que elijan la adopción
y no el aborto. Exhortamos a los Servicios Católicos a la Comunidad
para que recuperen su lugar como la principal institución de adopciones
en el estado y que hagan todo lo posible por eliminar las barreras legales
que han obstaculizado a las instituciones patrocinadas por la Iglesia en
su misión de proporcionar servicios de adopción a las parejas sin niños
y a las familias que buscan adoptar niños. Elogiamos los excelentes programas existentes que apoyan a las mujeres embarazadas.
87
La participación activa de personas en el ministerio laico es esencial para el desarrollo de nuestras comunidades de fe. El Concilio
Vaticano Segundo escribió: “Los pastores saben que ellos mismos no
fueron designados por Cristo para encarar solos toda la misión de salvación
de la Iglesia al mundo”.19 El Concilio Vaticano Segundo pidió a los pastores
que reconocieran y cultivaran los servicios y los dones carismáticos que tienen
los laicos “de modo que todos, según sus propias funciones, puedan cooperar
en este empeño común con un solo corazón”.20
88
Como Arquidiócesis, reconocemos y celebramos las variadas formas
en que los líderes laicos y los voluntarios de nuestra comunidad comparten “las funciones sacerdotales, proféticas y reales de Cristo” (LG
31). La vocación cristiana es el llamado de todos los bautizados, expresado
en una variedad de estilos de vida y ministerios. Todos los cristianos tienen
la responsabilidad y vocación de ver que la misión de la Iglesia se cumpla de
una manera eficaz y con calidad.
89
Nosotros, como Consejo Pastoral Arquidiocesano, reconocemos
que las vocaciones para el sacerdocio y la vida religiosa nacen en
el contexto de una sólida vida familiar católica y un vigoroso
ministerio de parroquia.
36
la vida familiar católica: semillero de
discípulos y vocaciones
90
La Arquidiócesis de Seattle está experimentando un rápido crecimiento de su membresía por las migraciones en todo el país y por
la inmigración de personas y familias de otras partes del mundo.
La Iglesia también se ha beneficiado considerablemente con el Rito de
Iniciación Cristiana de Adultos y la creciente presencia de católicos que
retornan. El rápido crecimiento de la población católica ha dado como
resultado una escacez desproporcionada de sacerdotes para la población
católica en general. Esta relación entre sacerdotes y personas se ha identificado constantemente como un aspecto clave en cada audiencia decanal.
91
Nosotros, como Consejo Pastoral Arquidiocesano, hemos escuchado una firme y constante afirmación de los programas dinámicos
de reclutamiento, evaluación, formación y apoyo de vocaciones
para el sacerdocio y el diaconado que ya están vigentes en la Arquidiócesis. No obstante, creemos que las nuevas iniciativas y esfuerzos de sensibilización entre los sacerdotes y laicos continúan siendo necesariamente
urgentes en nuestra Iglesia local.
92
Durante nuestras audiencias, virtualmente todos los grupos expresaron su inquietud por la necesidad de tener más clérigos ordenados
que satisfagan las necesidades crecientes de una población católica
en constante aumento en nuestra región. Algunas personas presentaron
propuestas para ordenar a mujeres o sacerdotes casados para resolver la
necesidad de la Iglesia Católica de tener más líderes ordenados.
93
Como Consejo Pastoral Arquidiocesano, sabemos que tales propuestas no sitúan suficientemente estos aspectos complejos dentro
del contexto de la tradición católica y tampoco toman en cuenta
los recientes estudios y experiencias sobre las dificultades de las vocaciones para el ministerio dentro de las comunidades protestantes. Sin embargo, creemos que un vigoroso y exhaustivo esfuerzo por las vocaciones,
acompañado de un ministerio colaborador, atenderá en forma más realista nuestra necesidad de clero ordenado y calificado y de líderes laicos
igualmente calificados para servir a la creciente población católica de la
Arquidiócesis.
94
También hemos escuchado a los miembros de nuestras comunidades culturales expresar la necesidad de iniciar nuevos esfuerzos
por cultivar y fomentar vocaciones en sus propias comunidades,
37
un futuro lleno de esperanza
ampliando con ello la composición cultural de el clero y de los ministros
eclesiales laicos al servicio de nuestra pueblo.
95
Durante los meses recientes, junto con toda la Arquidiócesis,
hemos experimentado el impacto negativo de la crisis nacional
en el sacerdocio norteamericano a consecuencia de las acusaciones de abuso de niños. Nosotros, como Consejo, expresamos nuestra preocupación por encontrar modos de apoyar a los sacerdotes de
la Arquidiócesis que han servido fielmente a nuestro pueblo en todos
estos años, y reconocemos la necesidad de que los católicos individuales
apoyen y reafirmen a los ya ordenados, y creen un ambiente positivo
conducente al cultivo de vocaciones sacerdotales.
96
También reconocemos la eficacia de los programas regionales
para el cultivo de nuevas vocaciones para el sacerdocio y la vida
religiosa, y reforzamos este modelo como un programa muy eficaz que admite la responsabilidad conjunta de los pastores y laicos de
apoyar los esfuerzos vocacionales.
97
Reconocemos con mucho agrado la presencia de diáconos permanentes en la Arquidiócesis y expresamos nuestra gratitud por
su ministerio de la Palabra, el culto y el servicio a los pobres.
Particularmente, agradecemos el servicio que prestan nuestros diáconos a los sacerdotes de la Arquidiócesis a través de un ministerio de
colaboración con los sacerdotes y líderes laicos que ayudan en nuestras
parroquias. Especialmente apreciamos la amplia representación cultural
manifiesta en la comunidad de diáconos y el apoyo al Arzobispo al convocar una nueva generación de diáconos.
38
El Espíritu del Señor está sobre mi, porque me ha ungido para llevar la buena
nueva a los pobres. Me ha enviado a proclamar la libertad
a los cautivos y la recuperación de la vista de los ciegos,
.
para liberar a los oprimidos, para proclamar un año favorable del Señor
Misión, corresponsabilidad:
La fe puesta en acción
Lucas 4:18-19
98
Extendida sobre una amplia región geográfica urbana y rural,
económicamente aventajada y financieramente desafiada, la Arquidiócesis de Seattle encara la realidad de una gran disparidad
en la disponibilidad de recursos humanos, materiales educativos y financieros en los decanatos, parroquias, instituciones y escuelas católicas que
con mucha frecuencia refleja la sociedad que debemos convertir. Contrario
a la opinión popular, la disparidad de recursos no fue un indicador de la
vitalidad de cualquier parroquia o decanato en particular.
99
Durante todos los diálogos y audiencias, el Consejo Pastoral Arquidiocesano escuchó el pedido de una mayor equidad de recursos entre
las parroquias, inclusive la consolidación, centralización y participación de recursos espirituales, humanos y financieros. También escuchamos pedidos de un mayor y más consistente enfoque en los diferentes niveles
de la administración personal, parroquial, decanal y arquidiocesana.
100
Al atender a la primera prioridad de communio, se generará una
conciencia sobre la importancia de la colaboración y comprensión
respecto a que no somos una Iglesia parroquial, sino universal. A
través de un desarrollo de relaciones de parroquias hermanas, la colabo-
39
un futuro lleno de esperanza
ración de los ministerios parroquiales y la participación de recursos humanos y materiales, podemos testificar el mensaje de manejo del Evangelio, en
contraste con la sociedad que queremos evangelizar.
101
Al dirigirse al pueblo de Norteamérica, el Santo Padre nos instruyó
a dar de nuestra substancia, y no de nuestro exceso, de modo que
los pobres reciban más que sólo migajas de la mesa. Las recaudaciones nacionales e internacionales ya existentes en la Arquidiócesis,
inclusive Catholic Relief Services, Peter’s Pence, World Mission Sunday y
Bishop’s Overseas Appeal (Servicios Católicos de Apoyo, el Penique de Pedro, Domingo Misionero Mundial y Pedido a Ultramar de los Obispos),
incorporan y reflejan la misión universal de la Iglesia y nuestra comunión
arquidiocesana con las comunidades de fe de todo el mundo.
102
La corresponsabilidad fluye de un sentido profundizado de la presencia de Cristo en nuestra vida y en el corazón de todos nuestros
hermanos y hermanas. Un espíritu de misión y una espiritualidad de
la corresponsabilidad, inclusive de tiempo, talento y tesoro, son los verdaderos
cimientos del sacrificio cristiano responsable.
Teniendo esto en cuenta, nosotros, como Consejo Pastoral Arquidiocesano, exhortamos a la Arquidiócesis para:
103
Promover un mayor sentido de administración, basado en un
creciente sentido de misión y solidaridad para con los pobres,
particularmente un sentido de hogar en la Arquidiócesis, de
modo que las comunidades necesitadas se beneficien con más medios.
104
Reconocer las necesidades y prioridades pastorales emergentes,
articuladas en este documento, requerirá la reasignación del
dinero actual y la infusión de nuevos dineros. En los próximos
meses, estas prioridades y valores se convertirán en una realidad,
siempre y cuando nuestros pastores expresen la importancia de esta
visión, apoyen personalmente estas iniciativas, y animen a su pueblo
a responder generosa y plenamente a todas las solicitudes que se les
hagan para cumplir estas metas.
40
misión, corresponsabilidad: la fe puesta en acción
105
106
Promover normas, sistemas y programas que faciliten una distribución equitativa de los recursos y servicios entre todas las
parroquias y comunidades de fe de la Arquidiócesis.
Generar la conciencia en la Iglesia y en la comunidad respecto
a que nuestro medio ambiente es un regalo precioso de Dios
y requiere una teología de corresponsabilidad a fin de que las
nuevas generaciones puedan beneficiarse de la belleza y bondades de
nuestra región.
107
Continuar coordinando distintos servicios de recaudación de
fondos a través de un esfuerzo concertado fundamentado en
la misión y coordinado centralmente. Elogiamos las iniciativas
tales como la Fundación Fulcrum, que hacen más accesible la educación católica para las familias y fortalecen la educación católica en
toda la Arquidiócesis.
108
Establecer un Grupo de Trabajo Arquidiocesano sobre Corresponsabilidad para evaluar el estado actual de la administración
arquidiocesana y hacer recomendaciones al Arzobispo para que
podamos cumplir exitosamente nuestras metas.
41
Pues la afiliación con la sabiduría no conlleva
amargura, ni se sufre al vivir con ella,
más bien, se experimenta gozo y alegría
Sabiduría 8:16
Epílogo
42
Cuando reuní el Consejo Pastoral Arquidiocesano aproximadamente hace dos
años, devotamente iniciamos un proceso con la mente y el corazón abiertos,
confiados en que la sabiduría del Espíritu de Dios guiaría nuestros pensamientos y esfuerzos. En nuestra oración de apertura, rezamos por el don de la
sabiduría, la fuente de bendiciones, que es la “instructora de la comprensión
de Dios, la que elige Sus obras… la que enseña la moderación y la prudencia,
la justicia y el esfuerzo. Ella conoce de antemano el resultado en los diversos
tiempos y edades”. (Sabiduría 8:2-8).
Después de meses de diálogo de unos con otros y extensas consultas con nuestro
pueblo, experimentamos el poder de la sabiduría de Dios en nuestras vidas, y
de esas conversaciones sugieron los temas de este documento: el espíritu de la comunión, la visión del encuentro, el dinamismo de la evangelización, la fuerza
de la vida familiar, y el poder de la misión y la corresponsabilidad. Ofrecemos
estos temas como el fundamento de nuestro futuro juntos.
Sabemos que, como comunidad de fe, encaramos muchos desafíos, medios
limitados y demandas que compiten por tiempo y recursos. Sin embargo,
creemos que la presencia del Espíritu Santo y de una Iglesia que rece y colabora
funcionará para enriquecer la misión y el ministerio de la Iglesia.
Como Arzobispo, reconozco con gratitud la enorme inversión de tiempo y
esfuerzo por parte de los miembros del Consejo Pastoral, y agradezco sinceramente a la gran cantidad de personas que participaron en el proceso de las
audiencias del Consejo Pastoral Arquidiocesano. A donde quiera que fuimos,
atestiguamos la alegría y el entusiasmo de nuestro pueblo y el vigor de su fe.
Quiero elogiar y agradecer a todos quienes ayudaron en este intenso proceso de
trabajo y verdaderamente creo que su inversión de tiempo y energías no sólo se
han edificado sobre iniciativas anteriores, sino que nos conducirán al futuro
con confianza y alegría.
Quiera el Señor de toda esperanza, el Señor de toda alegría, continuar guiando
nuestros esfuerzos a medida que avancemos juntos con fe hacia el futuro. ¡Por
todo lo que hemos visto y escuchado en los últimos meses, en la fe estamos convencidos de que nuestro es Un Futuro Lleno de Esperanza!
43
un futuro lleno de esperanza
Referencias
1. “As Kingfishers Catch Fire” (“Cuando el martín pescador agarra el fuego”). Un
poema escrito por el poeta inglés Gerard Manley Hopkins, S.J. (1844-1889). Un
convertido al catolicismo y posteriormente sacerdote jesuita, Hopkins escribió
con frecuencia sobre sus luchas y conceptos religiosos.
2. Ecclesia en América. Una exhortación apostólica que publicó el Papa Juan
Pablo II en enero de 1999. Ecclesia en América se centra en los temas de conversión, comunión y solidaridad en Norteamérica y Sudamérica. Conferencia
Católica de los Obispos de Estados Unidos, “Ecclesia in America,” 33 (Washington D.C. 1999): 55.
3. Conferencia Católica de los Obispos de Estados Unidos, “Ecclesia in America,” 33 (Washington D.C. 1999): 55–56.
4. Lumen Gentium – (Luz de las naciones) es la constitución dogmática sobre
la Iglesia, promulgada el 21 de noviembre de 1964 por el Papa Paulo VI. Austin Flanery, “Lumen Gentium” 23 in Vatican Concil II, Vol. 1, The Conciliar
and Post Conciliar Documents (Northrop: Costello Publishing, 1998), 376.
5. Conferencia Católica de los Obispos de Estados Unidos, “Ecclesia in America,” 35 (Washington D.C. 1999): 58.
6. Justitia in Mundo (Justicia en el mundo) es una declaración del Sínodo
Mundial de Obispos de 1971. Justitia in Mundo hace un llamado a la protección de los derechos de los individuos y a el fin de todas las formas de discriminación. Sínodo Mundial de Obispos “Justitia in Mundo”, Arquidiócesis de St.
Paul y la Oficina de Justicia Social, http://www.osjspm.org/cst/jw.htm (acceso
el 1º de abril del 2004).
7. Conferencia Católica de los Obispos de Estados Unidos, “Ecclesia in America,” 41 (Washington D.C. 1999): 71.
8. Ibid., 13.
9. Ibid., 18–19.
10. “How Can I Keep From Singing?” (“¿Cómo podría dejar de cantar?”) Un
himno que escribió Robert Lowry (1826-1899). Lowry fue un ministro bautista y es mejor conocido por sus aproximadamente 500 himnos evangélicos.
“¿Cómo podría dejar de cantar?” en Gather Choir Book (Chicago: GIA Publications Inc., 1988), 260.
11. Responses to a 1001 Questions on Catholic Social Teaching (Respuestas a 101
preguntas sobre la enseñanza social católica) es un libro escrito por Kenneth
Himes OFM. Publicado en 2001, este libro explica temas tales como la “guerra
justa”, la tradición, la inmigración y la pena de muerte, de acuerdo con la
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referencias
enseñanza social católica. Kenneth Himes, Responses to 101 Questions on Catholic
Social Teaching (New York: Paulist Press, 2001), 109.
12. Welcome and Justice for Persons with Disabilities (Bienvenida y justicia para las
personas con incapacidades) es una declaración que publicó la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos en 1998. Esta declaración delinea un plan
para que la Iglesia sea más incluyente, educada y accesible para las personas con
incapacidades. United States Conference of Catholic Bishops, preface to Welcome
and Justice for Persons with Disabilities, (Washington, D.C. 1998).
13. Crossing the Threshold of Hope (Cruzando el umbral de la esperanza). La respuesta del Papa Juan Pablo II a las preguntas respecto a sus creencias personales.
Publicadas en 1994, sus respuestas tratan temas como la salvación, la esperanza
y otras religiones. Pope John Paul II, Crossing the Threshold of Hope (New York:
Knopf, 1995), 121.
14. Les Miserables (Los Miserables) es una obra de teatro musical escrita por Alain
Boublil y Claude-Michel Schönberg, basada en una novela francesa que escribió
Víctor Hugo y que fue publicada en 1862. Los Miserables es un relato sobre las
luchas básicas humanas y el deseo de libertad y paz que comparten todos, sin
importar su clase social. Herbert Kretzmer, “The Wedding Chorale/Beggars at
the Feast.”
15. Christifideles Laici — Lay Members of Christ’s Faithful People (Miembros laicos
del pueblo fiel de Cristo) es una exhortación apostólica del Papa Juan Pablo II
promulgada en diciembre de 1988. Christifideles Laici llama a todos los católicos,
ordenados y laicos, a promover la función y vocación del laicado. United States
Conference of Catholic Bishops, “Christifideles Laici”, 33 (Washington D.C.
1998): 93.
16. Austin Flanery, “Lumen Gentium” 31 in Vatican Concil II, Vol. 1, The Conciliar and Post Conciliar Documents (Northrop: Costello Publishing, 1998), 388.
17. Gaudium et Spes (Alegrías y esperanzas) es la constitución pastoral de la Iglesia
en el mundo moderno que surgió del Concilio Vaticano II y fue promulgada el
día 7 de diciembre de 1965. Gaudium et Spes enfatiza la importancia de la vida
conyugal y exhorta a que trabajemos juntos para mejorar el mundo para la humanidad. Austin Flanery, “Gaudium et Spes” 48 in Vatican Concil II, Vol. 1, The
Conciliar and Post Conciliar Documents (Northrop: Costello Publishing, 1998),
950.
18. Austin Flannery, “Lumen Gentium,” 11 in Vatican Council II, Vol. 1, The
Conciliar and Post Conciliar Documents (Northport: Costello Publishing, 1998),
362.
19. Ibid., 388.
20. Ibid.
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