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1 ALOCUCION AL INICIO DE LA XXXVIª ASAMBLEA NACIONAL DE LA AVEC Caracas, 22 de junio de 2016 Cardenal Jorge Urosa Savino, Arzobispo de Caracas Reciban todos ustedes mi más cordial saludo, y mi gratitud por su amable invitación a participar en la apertura de la Asamblea, así como por su trabajo al frente de la AVEC. Aprovecho la oportunidad para agradecer y felicitar a todos Ustedes la gente de AVEC por la hermosa y difícil labor realizada en todo el País y particularmente en nuestra querida Caracas, en estos últimos tiempos Como Arzobispo de Caracas y Presidente de Honor de la Conferencia Episcopal Venezolana., les expreso, junto con Mons. Mariano Parra, Presidente de la Comisión Episcopal de Educación, en nombre propio y en nombre de todos los Obispos del país, el inmenso aprecio que todos sentimos por los educadores católicos y por la hermosa labor que Ustedes realizan. De manera especial expreso nuestro afecto por la AVEC, animadora , defensora y promotora de la tarea educativa de la Iglesia, la cual es expresión de nuestra indeclinable misión evangelizadora de anunciar a Jesucristo a nuestros niños y jóvenes. Realizan Ustedes esta Asamblea en el Año de la Misericordia, propuesto por el Papa Francisco para que todos, los miembros de la Iglesia, nuestras organizaciones e instancias en el mundo entero, sintamos y vivamos la alegría de ser objeto de la misericordia divina, pero, al mismo tiempo, asumir el compromiso de ser, como nos pide el Papa Francisco, “misericordiosos como el Padre”. Esto es una urgencia para nosotros, especialmente en estos tiempos de crisis política, pero también económica y social, de desabastecimiento doloroso de alimentos y medicinas, entre otras 2 cosas. En esta crisis nosotros, los católicos y nuestras organizaciones eclesiales, también nuestras escuelas, están llamados a practicar la misericordia hacia nuestros hermanos. Estamos llamados a una creatividad misericordiosa, para de alguna manera ayudar a quienes en estos momentos sufren grandes carencias. En esta Asamblea, además de realizar la delicada tarea de elegir la nueva Directiva de la Asociación para los próximos tres años, tiene ustedes le cometido de revisar la propuesta educativa de la Avec. Al respecto, permítanme, que de la manera más amable y afectuosa, y al mismo tiempo con la urgencia de la Misión de la Iglesia, de cada uno de los bautizados, pero, especialmente de los ministros ordenados y de las almas consagradas, les exponga algunas inquietudes y sugerencias prácticas para perfilar mejor ese proyecto educativo, que debe responder a la Misión general de la Iglesia I - La reafirmación existencial, operativa, concreta, de la identidad católica de nuestras escuelas. El objetivo fundamental, la misión más específica de la Escuela Católica es educar, pero específicamente se trata de educar en la fe, de manera que los alumnos perciban la luz esplendorosa de la verdad revelada, y quieran seguir a Jesucristo en el proyecto de vida que irán perfilando a lo largo de sus años escolares. Las escuelas de la Iglesia, sean de una Congregación religiosa, de la Diócesis o de católicos asociados, no pueden prescindir de esa meta, que es su razón de ser. La Escuela católica debe evangelizar de manera explícita, para formar cristianos que sean verdaderos discípulos y misioneros. Sin duda, comunicar la luz del Evangelio a nuestros hermanos es una bellísima y sublime obra de misericordia Y la AVEC está llamada a ayudar a los institutos a ella pertenecientes a realizar su misión evangelizadora. Me parece que debe ser incorporado más explícitamente en la visión y misión de la AVEC. En el mundo entero y en Venezuela vivimos tiempos difíciles. No podemos dejar a un lado nuestra condición cristiana, y dejarnos arrastrar por el secularismo agresivo que caracteriza nuestra época. 3 La propuesta educativa de la Avec, de cada Escuela de la Iglesia, de cada educador católico, debe ser, sin duda, esencial, abierta y decididamente católica, y expresión de su pertenencia a la Iglesia. ¿Y qué significa esto? El documento de Aparecida, producido en la Vª Conferencia general el Episcopado Latinoamericano nos ilumina al respecto: “Cuando hablamos de una educación cristiana, por tanto, entendemos que el maestro educa hacia un proyecto de ser humano en el que habite Jesucristo con el poder transformador de su vida nueva. Hay muchos aspectos en los que se educa y de los que consta el proyecto educativo. Hay muchos valores, pero estos valores nunca están solos, siempre forman una constelación ordenada explícita o implícitamente... …no se concibe que se pueda anunciar el Evangelio sin que éste ilumine, infunda aliento y esperanza, e inspire soluciones adecuadas a los problemas de la existencia; ni tampoco que pueda pensarse en una promoción verdadera y plena del ser humano sin abrirlo a Dios y anunciarle a Jesucristo”. (Aparecida, 332-333) Y más adelante nos dice: “estamos en condiciones de afirmar que en el proyecto educativo de la escuela católica, Cristo, el Hombre perfecto, es el fundamento, en quien todos los valores humanos encuentran su plena realización, y de ahí su unidad. Él revela y promueve el sentido nuevo de la existencia y la transforma, capacitando al hombre y a la mujer para vivir de manera divina; “335… La meta que la escuela católica se propone, respecto de los niños y jóvenes, es la de conducir al encuentro con Jesucristo vivo, Hijo del Padre, hermano y amigo, Maestro y Pastor misericordioso, esperanza, camino, verdad y vida, y, así, a la vivencia de la alianza con Dios y con los hombres. Lo hace, colaborando en la construcción de la personalidad de los alumnos, teniendo a Cristo como referencia en el plano de la mentalidad y de la vida”. (336) Creo que la AVEC debe impulsar estas exigencias en todas las Escuelas que a ella están integradas. 4 La vivencia de nuestra identidad católica nos lleva a un segundo punto que quisiera destacar especialmente: II La Educación Religiosa Escolar Este punto es clave para la Iglesia toda, para la Escuela Católica, para la Propuesta Educativa de la Avec, más aún, para los alumnos del todo el sistema educativo en Venezuela. A pesar de las dificultades que nos plantea la Ley de Educación- que no llega a prohibirla expresamente- y la intransigencia de la dirigencia oficial en desplazarla, la formación religiosa debe ser impartida en la Escuela católica, teniendo en cuenta, siempre la libertad religiosa de los alumnos no católicos. Quiero insistir en este punto que es clave para el futuro de la Iglesia toda, para la Escuela Católica, para la Propuesta Educativa de la Avec: hay que impartir la formación religiosa de los alumnos en la Escuela católica, teniendo en cuenta, siempre la libertad religiosa de los alumnos no católicos. En cuanto a la implementación de la enseñanza de la Fe, - no simplemente de valores humanos - es preciso tener en cuenta dos cosas en nuestras escuelas: en primer lugar el tiempo y los recursos que se deben dedicar a esa enseñanza, y a las actividades complementarias para impartir dicha formación; y, en segundo lugar, la defensa del derecho de la escuela, de cualquier escuela, a impartir la educación religiosa escolar. Esto es fundamental, es un derecho adquirido en Venezuela, no va contra la libertad religiosa, y es un gran instrumento para que el alumno pueda ser un estupendo ciudadano. No podemos tener miedo. No podemos abandonar la misión de anunciar a Cristo y su camino de vida, que es la razón de existencia de la Escuela católica. Teniendo en cuenta las indicaciones y exigencias formuladas por el Magisterio de la Iglesia, el Concilio Vaticano II, los documentos de los Papas, el documento sobre la educación del Concilio Plenario de Venezuela, y Aparecida, la AVEC debe promover y defender la inclusión de la enseñanza religiosa escolar como parte de su oferta educativa a las familias que 5 acuden a nuestras Escuelas para que los ayudemos a educar a sus hijos como cristianos. CONCLUSIÓN Mis queridos hermanos todos: Elevo mis votos a Dios Nuestro Señor por el éxito de esta Asamblea. La Educación Católica es vital para el mundo y para la Iglesia en Venezuela. La Avec es una obra de Dios, como dijo la Presidenta en sus palabas iniciales. ¡Sigan adelante en el cumplimiento de su excelsa misión! Ruego al Señor los inspire en todas las decisiones que Ustedes hayan de tomar. Y por supuesto, los invito a ser misericordiosos como el Padre celestial, y a escuchar las palabras de Jesucristo, el Señor: “Anuncien el Evangelio a toda la creación (Mc, 16, 15) ¡Felicidades, y que Dios los bendiga!