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Las Bienaventuranzas
1. Bienaventurados los pobres de espíritu, porque
de ellos es el Reino de los Cielos.
¿Vivo con un espíritu de desprendimiento y
generosidad? ¿Me sacrifico por los demás?
2. Bienaventurados los que lloran, porque serán
consolados.
¿Consuelo y ayudo a los que lloran y sufren?
¿Demuestro compasión?
3. Bienaventurados los sufridos, porque
heredarán la tierra.
¿Soy verdaderamente humilde y entregado? ¿He
sido egoísta o jactancioso?
4. Bienaventurados los que tienen hambre y sed
de justicia, porque serán saciados.
¿Amo con pasión las cosas de Dios? ¿Trabajo
para que triunfen el amor, la paz y la justicia?
5. Bienaventurados los misericordiosos, porque
obtendrán misericordia.
¿Soy una persona compasiva que sabe perdonar?
¿Doy el beneficio de la duda a los demás? ¿Soy
severo o pre-juicioso?
6. Bienaventurados los limpios de corazón,
porque verán a Dios.
¿Soy persona de un solo propósito en la práctica
de la fe? ¿He permitido que un pecado o vicio
me separe de Dios?
7. Bienaventurados los que trabajan por la paz,
porque se les llamarán hijos de Dios.
¿Soy una persona de reconciliación, paz y
misericordia? ¿Guardo rencores o busco
venganza?
8. Bienaventurados los perseguidos por causa de la
justicia, porque de ellos es el Reino de los cielos.
¿Acepto el sufrimiento? ¿Estoy dispuesto a
sacrificar todo por la fe? ¿Permito que el respeto
humano me impida ser testigo Cristiano?
¿Qué confieso en la Reconciliación?
Un examen completo de conciencia antes de
confesarse promueve una experiencia más fructuosa.
Necesitamos confesar los pecados mortales y
veniales a la luz de los Diez Mandamientos y
las Bienaventuranzas. También necesitamos
confesar pecados de palabras, obras y omisión, los
errores que hemos cometido y los bienes que no
hemos cumplido. Es
provechoso considerar
nuestros pecados en
el contexto de nuestra
relación con Dios,
los demás y nosotros
mismos. ¿Qué he hecho
u omitido que dañó
estas relaciones? Una
preparación completa
con oración nos ayuda
a recibir las gracias de la
Reconciliación.
Pasos para Confesarse
1. Se entra al confesionario o al salón de
Reconciliación, hacemos la Señal de la Cruz con el
sacerdote, diga las siguientes palabras: “Bendígame
padre porque he pecado”. Diga al padre cuanto
tiempo hace desde su última confesión y diga: “Me
acuso de los pecados siguientes…”
2. Confiesa sus pecados de una manera sencilla y
directa.
3. Escucha bien el consejo y la penitencia que el
sacerdote le da; en señal de su arrepentimiento y
deseo de vencer el pecado, (no volver a pecar).
4. Reza el Acto de Contrición: “Dios mío, con todo
mi corazón me arrepiento de haberte ofendido, por
el miedo de perder el cielo y merecer el infierno.
Pero más me pesa el haberte ofendido porque
eres infinitamente bueno y digno de ser amado.
Propongo firmemente, con la ayuda de tu gracia,
hacer penitencia, no volver a pecar y huir de las
ocasiones de pecado. Señor, por los méritos de la
pasión de nuestro Salvador, Jesucristo, apiádate de
mí. Amén. Versión tradicional de América Latina
5. El sacerdote le absuelve de sus pecados y usted es
perdonado por el poder del Espíritu Santo.
6. Hace la penitencia que el sacerdote le ha
propuesto.
Los Efectos de una buena Reconciliación
“la reconciliación con Dios por la que el penitente
recupera la gracia; la reconciliación con la Iglesia;
la remisión de la pena eterna contraída por los
pecados mortales; la remisión, al menos en parte,
de las penas temporales, consecuencia del pecado;
la paz y la serenidad de la conciencia, y el consuelo
espiritual; el acrecentamiento de las fuerzas
espirituales para el combate cristiano.” (CIC, 1496)
“(El penitente) se reconcilia con los hermanos, a
quienes de algún modo ha agredido y ofendido. Se
reconcilia con la Iglesia. Se reconcilia con toda la
creación.” CIC, 1469)
Publicado con aprobación eclesiástica
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Por favor visítenos en: Rosaryea.org
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SE APARECE PRONTO
La misión salvadora del Señor Jesucristo es
Para más informes, visite
reconciliar al humanidad con Dios.
SacramentofMercy.org
Claramente, Cristo instituyó el
Sacramento de la Reconciliación
para compartir con nosotros la
misericordia salvadora derramada
por el Misterio Pascual de su
muerte y resurrección.
“Reciban el Espíritu Santo. A los que les perdonen los pecados, les quedarán
perdonados; y a los que no se les perdonen, les quedarán sin perdonar.” (Jn 20:22-23)
Encuentro Personal con
Jesucristo por el Sacramento de
la Reconciliación
¡La misión salvadora de Jesucristo es reconciliar
al humanidad con Dios! Por su Encarnación,
ministerio, predicación, milagros, institución de
la Eucaristía y últimamente su muerte en la cruz
y su resurrección, Jesús ofrece a cada persona el
don del perdón y la promesa de la vida eterna.
Esta gracia poderosa de la reconciliación con
Cristo se han transformado en los sacramentos
y, por eso, el Bautismo es el Sacramento que
fundamentalmente relaciona a la persona con la
vida de la Santísima Trinidad y la comunión de la
Iglesia. El Sacramento de la Reconciliación restaura
esa gracia bautismal cada vez que confesemos
nuestros pecados al sacerdote y pedimos el
perdón de Cristo. En verdad, este Sacramento es
nuestro “encuentro personal con Jesucristo y su
misericordia.” Jesús espera
con amor que lo visitemos
en este Sacramento de
Misericordia.
“El
Padre
de
la
misericordia es la fuente
de todo perdón. El
realiza la reconciliación
de los pecadores por
la Pascua de su Hijo y
el don de su Espíritu, a
través de la oración y el
ministerio de la Iglesia.”
(CIC, 1449)
Examinemos Nuestras Vidas
Con el fin de que descubramos nuestros pecados de
pensamientos, palabras, obras y omisión, los errores
que hemos hecho y los bienes que no hemos hecho,
es preciso que examinemos nuestras vidas a la luz
de los Diez Mandamientos y las Bienaventuranzas.
Los Diez Mandamientos
¿Cuándo debo de asistir
en el sacramento de la
Reconciliación?
Un Católico debe de confesarse definitivamente
cuando se dé cuenta de un pecado grave. Además,
las gracias del Sacramento nos ayudan también a
vencer los pecados veniales y, por eso, confesarse
con regularidad es bueno. Si pasa demasiado
tiempo entre confesiones, sería más difícil
acordarse de los pecados que debe confesar.
Una confesión mensual parece ser una práctica
espiritual muy buena para sobrepasar el poder del
pecado en nuestras vidas y recibir la misericordia
sanadora de Jesucristo regularmente.
Prepararse para el Encuentro
Jesucristo y su Misericordia
Para celebrar bien este sacramento, necesitamos
prepararnos bien con un examen eficaz de
conciencia para reconocer nuestros pecados y
cuando necesitamos la misericordia de Dios en
nuestras vidas. Pide la ayuda del Espíritu Santo y
la intercesión de Nuestra Señora para ver como
somos en verdad.
1. Amarás a Dios sobre todas las cosas.
¿Pongo a Dios como centro de mi vida? ¿Practico
completamente mi fe? ¿Hay una relación, posesión
o actividad que tengo como más importante que
Dios?
2. No tomarás el nombre de Dios en vano.
¿Juro o tomo el nombre de Dios en vano? ¿Mi
hablar es digno de un hijo o hija de Dios?
3. Santificarás los días de fiestas.
¿Asisto a misa cada domingo y las fiestas del
Señor? ¿Practico los domingos como un día de
descanso y oración? ¿Evito trabajar y comprar
cosas los domingos si no es necesario?
4. Honrarás a tu padre y a tu madre.
¿Amo, respeto y obedezco a mis padres? ¿Respeto
y ayudo a los que tienen autoridad?
5. No matarás.
¿He herido a alguien físicamente o
emocionalmente? ¿Respeto la dignidad de cada
persona? ¿Trabajo por la gran causa por la defensa
de toda vida humana?
6. No cometerás adulterio.
¿Vivo la castidad según el modo apropiado
para mi estado de vida? ¿Respeto la sexualidad
de los demás y la mía como don divino? ¿Uso
contraceptivos (preservativos) artificiales?
¿Practico la masturbación, pornografía o
relaciones sexuales fuera del matrimonio como
medio de satisfacer mis pasiones (lujuria)?
7. No robarás.
¿He tomado lo que no es mío? ¿Trabajo
diligentemente por el salario que recibo?
¿Comparto con los demás lo que el Señor me da?
8. No dirás falso testimonio ni mentirás.
¿Digo mentiras? ¿He chismeado o calumniado a
alguien? ¿He dañado la reputación de alguien?
9. No desearás la mujer del prójimo.
¿Respeto y acepto los límites adecuados dentro de
las relaciones? ¿He llevado a otros al pecado por
inmodestia (la forma indiscreta de vestir) o mal
ejemplo?
10. No codiciarás los bienes ajenos.
¿Soy envidioso o celoso de los demás? ¿Soy
egoísta, codicioso o posesivo con las cosas o las
relaciones?