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En las Tierras del Corazón
con el Obispo Pates
Ha Resucitado, en Verdad ha Resucitado
Estas triunfantes y definitivas palabras resuenan una vez más alrededor del mundo dando
señal a la realidad que ha cambiado la historia de la humanidad por siempre.
El Misterio Pascual, la muerte y resurrección del Señor Jesús, en la cual estamos
inmersos por medio del bautismo y los demás sacramentos, ha transformado nuestros
corazones y nos ha unido en una relación, una vez más, con nuestro Dios de amor. Se ha
hecho un puente sobre el cisma que había creado el pecado. Vivimos con la esperanza de
que Dios nos ha perdonado y que nos traerá a la plenitud de la vida eterna.
Doy la bienvenida de todo corazón a los cientos que han entrado en la comunidad
Católica por medio del programa RICA. Su dedicación en el camino de la fe y su
entusiasmo en vivir en el ejemplo de la vida de Jesús genera una gran emoción entre sus
hermanos Cristianos. Oramos con mucha intensidad para que perseveren, con el apoyo
constante de sus familias y miembros de sus parroquias, a profundizar su fe y a
involucrarse en las actividades de sus parroquias y comunidad diocesana.
Para todos nosotros, los días de la Cuaresma profundizado nuestra fe personal y han
aumentado nuestra determinación de dar a los demás testimonio del amor y sacrificio que
caracterizan la postura que nos comunica nuestro Salvador Resucitado. A todos, unas
muy felices Pascuas. Que el gozo que expresamos refleje la profunda felicidad que
tenemos por todo lo que Dios ha hecho por nosotros.
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Dos nuevos santos: Papa San Juan XXIII Y Papa San Juan Pablo II
Una señora me comentaba hace poco que nosotros, en nuestra generación, hemos tenido
una gran bendición al ser liderados por dos papas a quienes ahora aclamamos como
santos. Estos hombres vivieron en tiempo de intensos retos por el secularismo, la
indiferencia y en algunos casos el rechazo directo a la fe.
Y aun así sobrevivieron con gracia, generaron una gran admiración, y tienen el aprecio de
muchos más allá de la familia Católica por lo que han significado para todos.
El “Buen Papa Juan” entró al escenario mundial como “Papa interino” a la edad de 78
años. Sin embargo demostró ser valeroso y con espíritu firme a la vez que siguió siendo
un hombre de gran caridad, sencillez y calidez. En general fue reconocido como un
hombre auténtico. Él promovió una visión que acogió a la familia humana en general en
que como hermanos y hermanas somos llamados al Dios verdadero que viviendo juntos
en paz y justicia.
Él llamó al Concilio Vaticano Segundo para que la Iglesia Católica pudiera despertar a su
misión evangelizadora. Después de su muerte, surgieron dos documentos del concilio
que expresaban el espíritu de Juan. “Lumen Gentium” o “Luz de las Naciones” resaltaba
a la Iglesia como pueblo de Dios cuya misión tiene una naturaleza de servicio para que
por medio de su luz, el mundo pueda vivir la presencia de Dios creados y amoroso.
“Gaudium et Spes,” o “Gozo y Esperanza,” enseña que el gozo y esperanza, y de hecho
toda la experiencia humana son acogidas por la Iglesia. Es nuestro llamado como Cuerpo
de Cristo a ver la mano de Dios en toda la creación y a promover la unidad de hermanos
y hermanas en todos los rincones. Más que nunca, esta visión es relevante ahora que el
mundo pasa de una crisis a otra. Que podamos rechazar este destino con el legado de
Juan, y que nos comprometamos a lograr “paz en la tierra.”
El Papa Juan Pablo II, con su voz ronca e interminable energía, se erigió sin armas en la
lucha por los derechos humanos y por el desmantelamiento del comunismo y el
totalitarismo. Él viajó sin descanso buscando ser un símbolo que une a los pueblos en un
espíritu comprometido a promover las mejores virtudes de todos nosotros.
El Papa Juan Pablo II tuvo una particular influencia poderosa en la juventud. Él inició la
Jornada Mundial de la Juventud y millones de jóvenes de todo el mundo asistieron a estos
eventos y se convirtieron en “la Generación del Papa Juan Pablo.” En estas reuniones,
los jóvenes alzaban sus voces en una sola “Papa Juan Pablo II, te amamos.” A lo cual él
respondía “El Papa Juan Pablo II los ama también.” Era una relación poderosa que
estaba cimbrada en la fe siempre tan profunda que en el interior de los jóvenes tiene una
sed por el mensaje de Jesús.
Nuestra generación ciertamente ha tenido la bendición de dos hombres que vivieron en
nuestros tiempos, que hablaron la verdad tan poderosamente y cuya inspiración sigue
viva. El 27 de abril, el mundo reconocerá que en este momento ellos viven en plenitud
con Dios en el cielo. Ellos son santos. El milagro de todo esto es que, si permanecemos
fieles, ese es también nuestro destino.