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IERNES 19 DE MAYO, 2006.- Se estrena en todo el mundo
El Código Da Vinci, una película basada en el controvertido libro de Dan Brown que somete a discursión
algunos dogmas de fe de la Iglesia Católica y se villaniza al Opus Dei.
VIERNES 19 DE MAYO, 2006.- El Vaticano emite un comunicado
de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, en el que
invita al Padre Marcial Maciel, líder de los Legionarios de Cristo,
a retirarse a una vida de oración y penitencia, renunciando a todo
ministerio público.
¿Qué induce al Vaticano a tomar la decisión de sumarle el
mismo día el conflicto del Padre Maciel al del Código Da Vinci?
A simple vista, se trata de una decisión inoportuna. Un conflicto
de la Iglesia Católica sumado a otro conflicto de la Iglesia Católica. Demasiado para un día, sobre todo si en el caso del Padre
Maciel se podía haber elegido otro momento menos conflictivo.
En el fondo, sin embargo, podría tratarse de una bien elaborada estrategia de equilibrios diseñada por quienes tienen en sus
manos la política del Vaticano, y que buscaría dos propósitos.
El primero, equilibrar las fuerzas de quienes durante el papado
de Juan Pablo II se encumbraron en la escena de la Santa Sede: el
Opus Dei y los Legionarios de Cristo. ¿O quizás fortalecer alguna?
El segundo, apagar fuego con fuego. Aprovechar la distracción
de la controvertida ficción de El Código Da Vinci para detonar
y cerrar el doloroso capítulo del fundador de los Legionarios de
Cristo. ¿Dividir la atención para hacer un control de daños en
ambos controvertidos casos? Descifremos las señales.
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l Opus Dei y los Legionarios de Cristo tienen perfiles similares en la creación de sus órdenes. Los dos
fueron impulsados por hombres de alta espiritualidad
que se convirtieron en sus fundadores, guías y símbolos: José María Escrivá de Balaguer y Marcial Maciel.
Aunque con visiones y misiones distintas —el Opus Dei enfatizando el servicio de los laicos, y los Legionarios resguardándose en
la evangelización de las élites— en ambos casos emplean la enseñanza como instrumento pastoral. El Opus Dei maneja 15 universidades, 11 escuelas de negocios y más de 200 escuelas primarias y
secundarias; los Legionarios, 145 colegios, 21 institutos superiores
y 9 universidades, ademas de 270 escuelas de fe en 39 sedes.
Pero la sorda rivalidad se acrecentó cuando en mayor o menor
medida el Vaticano recurrió a los buenos oficios de ambas congregaciones, que con sus recursos y los de sus benefactores se convirtieron en factor clave para resolver las dificultades económicas del
Banco Ambrosiano.
Agobiado por malos manejos financieros, el banco del Vaticano
enfrentaba hacia finales de los 70 una de dos posibilidades: declarar su bancarrota, con el escándalo que ello significaría para el
prestigio de la Iglesia Católica, o buscar recursos para solventar sus
faltantes y mantenerse a flote.
Existen incluso versiones que ubican en el origen de esos recursos
las dificultades de Juan Pablo I, quien habiéndose negado a recibir
fondos de dudosa procedencia, habría terminado su efímero papa++
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do en una muerte de muy extrañas circunstancias.
El ascenso de Karol Woytila a la Santa Sede vino aparejado de
buenos oficios de aquellos a quienes en su momento el Obispo de
Cracovia había logrado sumar para financiar la entonces incipiente causa de Solidaridad, y con ello la liberación de Polonia.
El Opus Dei y los Legionarios de Cristo aparecían preponderantemente entre esos benefactores. De ahí que no fuera difícil sumarlos a la causa de rescatar las finanzas del Banco Ambrosiano.
El apoyo financiero recibió su
recompensa terrenal.
Juan Pablo II le concedió al
Opus Dei la prelatura personal, en un gesto interpretado
como un juego de equilibrios
para desplazar del Vaticano los
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últimos vestigios de los jesuitas
que respaldaban la Teoría de la
Liberación.
Los Legionarios —nacidos tres lustros después que el Opus Dei—
recibieron las llaves de acceso al Vaticano en un gesto reservado
sólo para aquellos muy cercanos al corazón de Su Santidad.
Estas acciones de Juan Pablo II no significaban el simple pago de
la factura al favor recibido por el rescate bancario. Constituían al
mismo tiempo el sello personal del prelado polaco y una modificación de los ejes de poder dentro de la Santa Sede.
No hay que olvidar de que durante el pontificado de su antecesor
Paulo VI —Juan Pablo I sólo duró 33 días con el báculo— la influencia más poderosa era ejercida por la congregación de los jesuitas
a través del Superior General de la Compañía de Jesús, Peter Hans
Kolvenbach, mejor conocido como El Papa Negro.
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Juan Pablo II no tenía especial relación con los jesuitas. De hecho
era distante de sus prácticas. Conocía de lo liberal y progresista de
sus ideas y, habiendo padecido Karol Woytila los hielos del comunismo polaco, terminó por retirar al influyente Papa Negro del Vaticano y con ello alejar las sombras de la Teología de la Liberación.
Pero desde el momento en que el Opus Dei y los Legionarios se
convirtieron en dos congregaciones influyentes y claves en la política vaticana, los juegos de la sucesión papal comenzaron a tejer
sus redes.
El Opus Dei encontró en un cardenal, el alemán Joseph Alois
Ratzinger, el mejor aliado para sus causas con el Santo Padre.
Los Legionarios de Cristo, por su parte, vieron en otro cardenal,
el chileno Angelo Sodano, al benefactor para su causa.
Y aunque ambos eran cardenales y los dos muy cercanos a los afectos, al respeto y al oído de Juan Pablo II, existían consideraciones que
le daban a cada cual su valor dentro de los muros vaticanos.
El Cardenal Ratzinger, conocido como Cooperators Veritatis
(Cooperador de la Verdad) en sus tiempos de Arzobispo de Munich,
era un prelado conservador, duro, inflexible, de gesto adusto y mano
firme. Su lucha por impedir la apertura de la Iglesia a los homosexuales se convirtió en casi épica. Eso le valió convertirse en el guardían
de los dogmas, en el inquisidor intramuros, en la máxima autoridad
dentro de la Congregación para la Doctrina de la Fe.
El Cardenal Sodano era el Secretario de Estado, el prelado más
amable, más flexible, más intercesor con Su Santidad y responsable, entre muchas cosas, de los asuntos financieros. Su estilo más
light que el de Ratzinger fue el pasaporte para una relación más
entrañable con el Padre Maciel y con los Legionarios.
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as acusaciones de pederastia en contra del Padre
Marcial Maciel no son nuevas. Vienen desde 1956,
cuando algunas denuncias aisladas fueron desestimadas por el Vaticano. El caso sale de nuevo al público en 1997, pero se vuelve a mantener en resguardo.
No fue sino hasta el 2001
cuando la Congregación
para la Doctrina de la Fe
comandada por Monseñor
Ratzinger le dio entrada
formal al proceso de investigación.
Sin embargo, hacia esas
fechas, dos casos de pederastia sacuden las entrañas
de la Iglesia Católica.
En octubre del 2002 un
caso de pederastia en Argentina pone el tema en las pri- =dHY\j]EY[a]d]fYm\a]f[aY[gf]dhYhYBmYfHYZdgAA&
meras páginas. Es en contra
de Monseñor Edgardo Storni, Arzobispo de Santa Fe y tercero en la
jerarquía católica argentina. Tras ocho años de denuncias e investigaciones, la Congregación para la Doctrina de la Fe termina por
retirarlo de su cargo.
En diciembre del 2002, otro escándalo sexual ensombrece a la
Iglesia Católica. Ahora es en Estados Unidos, en Boston. El sacerdof\a_g
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te Paul Shanley es denunciado
por cientos de personas como
pederasta y los daños reclamados en la corte le cuestan 85
millones de dólares a la Arquidiócesis de Boston.
En agosto del 2003, el diario
inglés The Observer divulga un
documento expedido en 1962 en
el que la Iglesia Católica instruye a sus prelados sobre la manera de proceder en los casos de
delito de solicitación. En él se
ordenaba a los obispos católicos
de todo el mundo manejar los
casos de abuso sexual del clero
en el más estricto secreto, bajo
pena de excomunión.
Las esperanzas vuelven a los
acusadores del Padre Maciel,
representados por la canonista
austriaca Martha Wegan. Sus presiones y las de sus ocho representados logran que el 2 de diciembre del 2004 se anuncie la reapertura de la investigación contra el
fundador y guía espiritual de los
Legionarios de Cristo. El sacerdote maltés Charles J. Scicluna es
el fiscal reponsable y entrega un
veredicto contundente.
De inmediato la congregación y su fundador toman sus
precauciones. El Padre Maciel
renuncia a la primera posición
del Regnum Christi, y el 23 de
enero del 2005 se designa al
mexicano Alvaro Corcuera Martínez del Río.
Corcuera, de 47 años, figuraba
desde 1987 como el joven rector
del Centro de Estudios Superiores de los Legionarios en Roma
y era uno de los responsables de
mantener a la orden cercana a
dos personajes clave: Stanislaw
Dziwisz, secretario particular
de Juan Pablo II, y a su amigo, el
Cardenal Angelo Sodano.
Dos meses después, el 2 de
abril del 2005, muere Su Santidad Juan Pablo II y se desencadena la lucha sucesoria en la
que Ratzinger y Sodano figuran
preponderantemente entre los
papables.
El 19 de abril aparece el humo
blanco. El conservador Joseph Ratzinger se convierte en el
Papa Benedicto XVI y promete
reconciliar a la Iglesia Católica
con la verdad.
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Seis semanas después, el 30 de junio del 2005, se inicia el rodaje de
El Código Da Vinci, una película basada en el libro de Dan Brown,
donde el autor cuestiona la presunta manipulación de los evangelios para ocultar el auténtico rol de María Magdalena entre los apostóles y su presunta relación marital con Jesucristo, con quien habría
procreado descendencia.
La película exhibe a dos villanos de la trama, llevados a la pantalla
con la imagen de oscuros personajes: el Obispo Aringarosa y el monje
Silas. Ambos son presentados como integrantes del Opus Dei.
La controversia entre el permisivo y liberal Hollywood y el conservador y secrecial Vaticano inunda los medios de comunicación que
predisponen a millones de ansiosos espectadores a esperar el film.
Se anuncia para el 19 de mayo el más apabullante estreno simultáneo de una película: 76 países. Únicamente en Estados Unidos y
México se distribuyen 4 mil 503 copias. Hay 40 millones de dólares
para su promoción tan solo en la Unión Americana.
El día del estreno de la tan esperada producción que villaniza al
Opus Dei, el mismo viernes 19 de mayo, el Vaticano emite su inesperado comunicado:
“Después de haber sometido los resultados de la investigación a
atento estudio, la Congregación para la Doctrina de la Fe, bajo la
guía del nuevo prefecto, Su Eminencia el Cadenal William Levada, ha decidido —teniendo en cuenta tanto la edad avanzada del
reverendo Maciel, como su débil salud— renunciar a todo proceso
canónico e invitar al padre a una vida reservada de oración y penitencia, renunciando a todo ministerio público. El Santo Padre ha
aprobado estas decisiones”.
El Código Maciel está escrito, descifrado y sentenciado.
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DOS ALUMNAS EGRESADAS DE COLEGIOS DE
LOS LEGIONARIOS DE CRISTO EXPRESAN SU SENTIR ANTE
LA SITUACIÓN QUE VIVE EL FUNDADOR DE LA ORDEN
“Una persona no es un hecho.
Una persona es una vida.”
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e piden que escriba lo que siento después
de conocer el comunicado del Vaticano
en el que se anuncia el retiro del Padre Maciel
de la vida pública. Me lo piden porque fui educada en un colegio de Legionarios, crecí entre sus
ideas y me empapé de su cultura.
Y digo cultura porque es impresionante lo
que han logrado hacer con los colegios. Quienes
nos educamos en ellos compartimos muchas
características en común.
Eso lo experimenté cuando me casé con una
persona de otra ciudad, educada, al igual que yo,
en colegio de Legionarios. Llegamos a platicar
y recordar nuestra infancia de tal manera que
pareciera que fuimos juntos a la misma escuela.
Fui muy feliz en mi escuela. Me tocó fundar
una, con una directora que terminó siendo uno
de los mejores seres humanos que me he topado
en la vida y la recuerdo con enorme cariño.
Fue una época donde todavía nuestra sociedad no entraba al “rat race” académico que
vendría unas décadas después. Así que nuestra
educación tenía enfoques diferentes: la formación moral, la religiosa y la deportiva. Bajo este
supuesto, primero hubo capilla, después gimnasio, y ya al final, una biblioteca.
De vez en cuando escuchábamos hablar del
Padre Maciel al que las consagradas llamaban
“Nuestro Padre”. Oíamos de él cuando había
que ofrecerle un “ramillete espiritual” para su
cumpleaños o se acercaba una de sus muy esporádicas visitas.
Tal vez por la edad, para mi siempre fue un
personaje desconocido, misterioso y en algunas
ocasiones “mistificado” por las consagradas. Y
eso era entendible desde mi punto de vista, pues
era su líder espiritual.
Todas nos sabíamos su historia. Que nació
en Cotija Michoacán, que fundó la orden desde
cero, y que era muy bueno.
Por mi natural forma de ser, mientras crecía,
participaba activamente en la vida religiosa y
deportiva del colegio. Fui al ECYD y luego fui
parte del Reino y siempre representé a mi colegio en las competencias intercolegiales.
Sin embargo, había muchas cosas diferentes
a las que aprendía en casa. Mamá era muy religiosa pero siempre nos educó a responsabilizarnos de nosotros mismos. Eso requería de una
educación orientada a la crítica y al cuestionamiento. Y esa educación evidentemente llegó a
chocar con la de la escuela. Sin embargo, siento
que fue muy benéfica para mi, pues aprendí a
ver las cosas desde diferentes puntos de vista.
Recuerdo una ocasión en que mi mamá me
recogió a la salida del ECYD. Y muy entusiasmada le entregué una libretita donde venían mis
nuevos “compromisos”. Era una especie de tríptico donde en una de las páginas tenía impreso:
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YO DEBO…. y le seguía una lista de compromisos de comportamiento y actitud.
Los vio y me dijo: “Me parece muy bien que
hayas hecho estos compromisos, pero ¿me puedes prestar un lápiz?” Tomó el lápiz, tachó la
palabra “DEBO” y escribió QUIERO. “Así está
mejor” y me dijo: “En los temas de Dios, siempre
vive en el verbo QUERER y nunca en el DEBER,
eso te hará más feliz.”
Con el tiempo el colegio cambió. Y no sé, pero
sentí como la formación se volvía más rígida. Y
esta rigidez se traducía en una dureza a la hora
de juzgarnos a nosotras mismas y a los demás.
Cero tolerancia a quien pensaba diferente. Cero
tolerancia a quien era diferente.
Recuerdo haberme indignado cuando ya en
secundaria, nos enteramos que habían despedido a una secretaria por que se había embarazado sin estar casada. Cuando fuimos a “reclamar”, la respuesta fue: “No podemos permitir
que en este colegio haya personas que puedan
darles un mal ejemplo.”
En otra ocasión, tuvimos una maestra extranjera que tenía algunas costumbres diferentes
a las nuestras, entre ellas que no era Católica.
Teníamos 11 años cuando parte del salón fue
a “quejarse” de esta persona, que por cierto, yo
consideraba de las mejores maestras que había
tenido. Acto seguido, la maestra fue despedida.
Así fuimos creciendo con estos dobles mensajes. Por un lado la vida de un Jesús misericordioso y por la otra la constante exigencia de
parecernos a él, de ser “santas”.
Un parámetro que sin pretenderlo nos endurecía como personas y nos “entrenaba” para
detectar todas aquellas cosas que nos alejaban
de ese ideal. El único posible. El único permitido. El único verdadero.
Una paradoja donde nuestros ojos perdían
el humanismo y el “perdón” a la hora de juzgarnos a nosotros mismos y por supuesto, a los
demás.
Y es esta mirada juiciosa para ver el mundo,
esta mirada que condena a los que tienen otra
religión, a los que piensan diferente, a los que
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aman diferente, a los que viven diferente, a los
que cuestionan, a los que ven o leen temas “prohibidos”.
Es esta mirada que ayudaron a formar y que
se convirtió en parte de la cultura Legionaria, la
misma que ahora juzgará al Padre Maciel.
Y me da pena. Pena por el Padre Maciel y
pena por los que se abrazaron a esa cultura. Me
hubiera gustado que hoy viéramos una filosofía
Legionaria que lejos de querer tapar, justificar o
negar un hecho, fuera una cultura con un entendimiento de la naturaleza y las flaquezas humanas, una cultura de perdón, empatía y comprensión, de tolerancia, de inmenso amor.
Realmente pienso que una persona no es un
hecho. Una persona es una vida.
Y así como el abrirme a la posibilidad de que
Jesús tuvo una relación con María Magdalena
o que la virgen realmente no era virgen o que
la divinidad de Jesús se definió en el Concilio
de Nicea, no ha cambiado nada mi amor por
Jesús, por esa persona que nos transmitió una
filosofía de vida que aún hoy está vigente, pues
está llena de paz y amor.
Así, el abrirme a la posibilidad de que el Padre
Maciel sea responsable de lo que se le acusa, no
evita que yo aprecie su gran obra, que con defectos, como todo los intentos humanos, ha sido
un remanso para muchos.
Hoyloslegionariosvivenelresultadodeunacombinación dramática: no cuestiones + no toleres.
Y en esta dolorosa oportunidad que nos da
la vida, los maestros y seguidores Legionarios
tenemos dos opciones.
Una, aprender que el camino del amor está
en la tolerancia y el respeto a otras formas de
ver la vida.
El del perdón, en el entendimiento de la verdadera naturaleza humana y que el cuestionamiento es lo único que nos sostiene en nuestra
fé durante las tempestades .
El otro, perder esta valiosa oportunidad en
la negación y en el ostracismo que provoca el
miedo a perder el espejismo del control de las
conciencias.
De la duda a la confusión
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N]gim]<agkdgimaka]jYYka&
A
unque toda mi vida estudié en un colegio de
Legionarios, la verdad tengo que admitir que
comulgo con algunas de sus ideas y con otras no.
Y cuando digo ideas me refiero a la manera
en se busca que las personas crean en Cristo y
amen a Cristo. Lo hacen de tal manera que pareciera que te forzan a creer y amarlo. Y si no es asi
entonces “no eres una buena persona”.
Ideas me refiero a que te digan una y otra vez
que si no se sufre en la vida, no se gana el cielo.
A la idea de que el sufrimiento es bueno y la idea
de entre mas sufrimiento estás más cerca de
Dios. No estoy de acuerdo.
Creo que Dios no lo quiere asi. Estamos aqui
para hacer el bien pero no para sufrir para asi
ganarnos el cielo. Creo que es por todo esto que
muchas personas se han alejado por completo
de la Legión, primero, y algunos de Cristo después.
Creo que el fin es el correcto pero el medio
esta siendo incorrecto. Hay que respetar a todas
las personas en este mundo sin importar en lo
que crean. Veo que Dios lo quisiera asi.
En mi cabeza hay una palabra al pensar en
todo esto: CONFUSIÓN.
Toda mi vida escuché que el Padre Maciel era
un santo. Recuerdo un día que fue a comer a mi
casa y toda la gente me decía lo privilegiada que
era, que habia tenido un santo sentado en mi
casa.
Podré estar mal, pero la verdad es que yo
nunca me sentí privilegiada. Y la poca importancia no obedecía a una falta de respeto, sino a
que en ese momento, a mis 9 años, la verdad me
daba lo mismo.
Me cuesta trabajo pensar que el Padre Maciel
es culpable después de leer sus libros y las frases
tan profundas que emite de Cristo. Realmente
pareciera que Cristo es su amigo del alma.
No creo que alguien con maldad pueda expresarse de la manera como se expresa él del amor.
Vuelvo a decir que estoy muy confundida. pudiera parecer que mis palabras no tienen sentido.
Al momento que la duda me invade, pienso
en sus libros, en sus frases y me es imposible
pensar que una persona así pueda ser culpable.
Pienso también en la octava bienaventuranza y me reafirma que todo esto es una mentira,
que es mas bien el afán del mundo por acabar
con la Iglesia, o quizás el afán del mundo porque
la iglesia se modernice. Creo que los principios y
los valores no se pueden modernizar.
Quiero aclarar que respeto profundamente las otra religions o filosofías de vida porque
pareciera ser que los católicos no respetamos a
las otras religiones, pero en mi caso no es así.
Respeto la decision del Papa, pero no la entiendo. Eso de aceptar la decisión sólo por obediencia como dictan los Legionarios no va conmigo.
Yo la verdad no la entiendo, porque si es inocente por qué pagar las consecuencias de la Iglesia
que al no haber actuado con la debida prontitud
ahora por apagar el ruido de la gente inconforme lo castiguen asi. Y si tienen las pruebas de su
culpabilidad por qué no sacarlas y estudiarlas…
pero vuelvo a pensar en la bienaventuranza y en
el evangelio de Mateo y vuelvo a creer que todo
esto es obra de Dios.
“Felices sereis cuando os injurien y os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa. Alegraos y regocijaos,
porque vuestra recompensa sera grande en los
cielos., pues de la misma manera persiguieron a
los profetas anteriores a vosotros” (Mt 5, 12)
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¿En dónde está
el demonio?
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no de los argumentos fundamentales de los grupos
más dogmáticos de la iglesia católica es el argüir que
el demonio trabaja en lo oscuro. “Uno de los trucos
favoritos del diablo es hacer que no se crea en él”,
afirman cada vez que algo no sale como lo esperan. “Los secretos
designios del diablo están ahí”… es una frase a la que se asiste con
proporcionalidad a la dureza de la postura.
Elaine Pagels, en su respetado
libro “The Origin of Satan” (Vintage Books, New York, 1996),
afirma que uno de los cambios
literarios creados por los evangelistas (especialmente Marcos,
el primero de los cuatro, el referenciado por Lucas y Mateo) fue
el introducir al demonio como
una mano que movió a quienes
destruyeron o quisieron destruir al Mesías.
Su reflejo era la contienda de su presente, pero el conflicto se volvió cósmico y se formaron desde ese entonces fallas tectónicas en
la tradición cristiana que permitió libremente la demonizacion de
los “otros”, de aquello que es contrario.
De prácticamente no haber demonios en el Antiguo Testamento,
en el Nuevo se vuelven actores de reparto. Se volvió su usufructo en
una herramienta cotidiana que se mantiene hasta nuestros días,
construida a falta de televisión con la imaginería de Fausto y de la
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Divina Comedia, y plasmado en los lienzos y frescos del Renacimiento, cuando en su origen fue principalmente un artilugio para
un evangelio escrito en tiempos de guerra.
Este ángulo hace más perturbadora la respuesta oficial de los
Legionarios de Cristo a la “censura” que hace la Congregación
para la Doctrina de la Fe —aprobada por el Papa Benedicto XVI— a
Marcial Maciel Degollado, fundador de la Legión. Hay un momento de quiebre y hay preocupación de que la obra de la Legión implote si ellos mismos no hacen una separación con su fundador aceptando sus muy probables fallas humanas. Tal vez el aferrarse a la
afirmación de su inocencia (aun y en el caso de que su afirmación
fuese cierta) puede ser un acto mas egoísta de parte de Maciel que
el aceptar su culpabilidad aunque no fuese cierta.
*Nota: los subrayados son nuestros.
“La Legión de Cristo y el Movimiento Regnum Christi, ante
el comunicado de la Santa Sede, renuevan su compromiso de
servir a la Iglesia”
En relación con la noticia de la conclusión de la investigación de las acusaciones hechas al P. Marcial Maciel,
nuestro venerado padre fundador, la Congregación de los
Legionarios de Cristo informa cuanto sigue:
1. El P. Marcial Maciel ha recibido a lo largo de su vida un
sinnúmero de acusaciones. (No son un sinnúmero; prácticamente todas las acusaciones son sobre el mismo tenor)
En los últimos años, algunas de ellas fueron presentadas
a la Santa Sede para que abriera un proceso canónico. (En
el derecho canónico eso significa que no se entra a un proceso de juicio; ¿por qué razones no se inicia un juicio salvo
que el resultado sea evidente?).
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2. Ante las acusaciones hechas en su contra, él afirmó su
inocencia, y siguiendo el ejemplo de Jesucristo optó siempre por no defenderse de ninguna manera.
3. Considerando su avanzada edad y su precario estado de
salud, la Santa Sede decidió no realizar el proceso canónico e “invitar al padre a una vida reservada de oración
y penitencia, renunciando a todo ministerio público”.
(Maciel será el primer fundador de una orden en la historia
moderna de la iglesia que no va a ser al menos beatificado.)
4. Él, con el espíritu de obediencia (la obediencia no tiene
que ver con la aceptación. Si la Santa Sede está validando el
castigo, ¿qué significa entonces esto bajo el principio de la
infalibilidad del Papa?) a la Iglesia que siempre lo ha caracterizado, ha aceptado este comunicado con fe, con total
serenidad y con tranquilidad de conciencia, sabiendo que
se trata de una nueva cruz que Dios, el Padre de Misericordia, ha permitido que sufra y de la que obtendrá muchas
gracias para la Legión de Cristo y para el Movimiento Regnum Christi.
5. Los legionarios y miembros del Movimiento Regnum
Christi, a ejemplo del P. Maciel y unidos a él, acogemos y
acogeremos siempre todas las disposiciones de la Santa
Sede con profundo espíritu de obediencia y fe, y renovamos nuestro compromiso de trabajar con toda intensidad
para realizar nuestro carisma de la caridad y extender el
Reino de Cristo sirviendo a la Iglesia”.
Liga del texto:
(http://www.legionariesofchrist.org/articulos/articulo.
phtml?se=278&ca=764&te=87&id=15087)
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¿Qué hacen entonces los afligidos padres de familia para explicar
eso la necesidad de empatar los marcadores con otras ordenes.
a sus hijos menores lo que le ha pasado a “nuestro Padre”, como se
Es difícil tener con algún sacerdote legionario, o con alguno
le llama desde su congregación?
de sus seguidores fieles, una conversación sólida sobre temas
Muchos acusan al mal, diciendo o pensando que el demonio
profundos (el Jesús histórico, o la vida de los Papas, o el origen
está operando y entonces, en su inocencia o ignorancia, hacen que
del Dogma) sin que eventualmente se arribe a la negación, a la
el problema se vuela dialéctico. ¿El mal trabajando en contra del
indefensión y al abuso de los sofismas. La legión le apuesta a la
Padre Maciel? ¿Cómo se puede argumentar esto si fue el mismo
aceptación absoluta de sus fieles y no es sorpresa que les hayan
Papa quien ratifico el castigo? ¿Es el Papa acaso un emisario del
negado, por ejemplo; leer el libro de “El Codigo Da Vinci”, lo cual
demonio? El problema al culto de Maciel (y es un culto, porque si
genera una paradoja más; maniatar la libertad es un acto evidenno lo fuera no tendría este problema la
temente anticristiano.
resonancia que tiene) es que ahora pareEs de sobra conocido que en cada
ciera que la Legión está poniéndose sobre
evento importante de la iglesia vaticahielo resbaladizo al afirmar su obedienna, en esas audiencias públicas multi=K<A>à;ADL=F=J$;GF9D?èFK9;=J<GL=
cia y aceptación al comunicado, pero no
tudinarias de Juan Pablo II, había consu aceptación a la resolución... ¡Resolu- D=?AGF9JAG$G;GF9D?MFG<=KMKK=?MA<GJ=K tingentes legionarios, abundantes con>A=D=K$MF9;GFN=JK9;AäFKäDA<9KG:J=
ción que viene de la Santa Sede!
tingentes. Es lógico entender que Juan
L=E9KHJG>MF<GKKAFIM==N=FLM9DE=FL=
¿No es una manera sutil de afirmar
Pablo II decidió posponer el problema
y dejárselo al siguiente pastor de la igleque el Papa se ha equivocado? Aún más: K=9JJA:=9D9F=?9;AäF$9D9AF<=>=FKAäF
abordar el ángulo de la similitud entre Q9D9:MKG<=DGKKG>AKE9K&
sia. Monseñor Ratzinger —quien, como
Maciel y Cristo por la aceptación de la
dicen los abogados, “conoció el caso”
“cruz que se carga” es estrictamente una
desde su prelatura en la Congregación
imprecación y sólo añade a la confusión
de la Fe— es quien ha afrontado y persoque puede hacer que la gente buena pierda la perspectiva. Estamos
nalmente ratificado el castigo (o la censura, o como le queramos
ante una orden aturdida que no sabe cómo asirse a sí misma por
llamar).
depender de más en una persona. Volvemos al tema quizás de los
Parte de la postura de Benedicto XVI pareciera que tiene que
falsos dioses y los ídolos de piedra.
ver con tratar de dejar “injugables” —conocedor de las posibles
Benedicto XVI, promotor en su juventud, domador en su maduconsecuencias— la “conspiración del mal”. Se tuvo que poner él
rez, de los cambios promovidos por el Concilio Vaticano segundo,
de por medio, ante la tozudez de Maciel, lo que a su vez confronta
no podía en congruencia dejar pasar este problema. Muchos afirel fundamento de soporte de la Legión, que es el apego al dogmaman que él ve en centenas de años, no en trimestres o años, y por
tismo estricto y a la infalibilidad papal.
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