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NOTAS SOBRE LA TRINIDAD EN EL VATICANO II*
Sergio Zañartu, s.j.
Introducción
Sólo pretendo una presentación somera de ciertos puntos con referencia, a modo de
ejemplo, a algunos textos. La razón occidental pensó durante siglos el misterio del Dios
trinitario, pero al pensarlo lo aisló del contexto de nuestra salvación, contexto en el que nos es
revelado en el Nuevo Testamento. Así la Trinidad1 pasó a ser un tratado un tanto
desconectado del resto de la teología y poco vital para la vida cristiana ordinaria. El concilio
Vaticano II, que no trató de la especulación occidental2 sino que se atuvo al lenguaje
neotestamentario y de los Padres, le devolvió su fuerza vital en la consideración de los
cristianos: es el misterio fundante que acompaña todo su 'discurso'. Para hablar de la
Trinidad, hay que mencionar también al Espíritu Santo. A él se referirá el Concilio unas 265
veces, y en El serán aprobados los documentos conciliares para gloria de Dios. Juan XXIII
esperaba del Concilo un nuevo Pentecostés. El tema del Espíritu entra con fuerza desde
Lumen Gentium , en cuyo párrafo 4 dicen que influyó el esquema chileno.3
La autorrevelación de Dios que culmina en Cristo y se nos comunica en el Espíritu.
Muchos veían la revelación sólo como un conjunto de verdades, objeto de nuestra fe.
Dei Verbum nos dirá que es la autorrevelación de Dios mismo que se comunica,
invitándonos a la comunión salvadora con él.4 La plenitud de la revelación es Jesucrito,
revelación definitiva de Dios, donde Este nos habla por su Hijo.5 Por eso ya no hay que
esperar una nueva revelación pública en nuestra historia.6 Pero esta única revelación nos
llega a través de la Escritura, inspirada por el Espíritu7, en la tradición viva de la Iglesia.8 Y
esta tradición es una obra admirable del Espíritu que asiste a la Iglesia.9 Más aún, el Espíritu
es quien nos abre a la fe 10 que recibe esa revelación. Así, Dios sigue continuamente
hablando con la esposa de su Hijo.11
La Iglesia de la Trinidad
* Este artículo fue publicado en Revista Católica 102(2002)103-105
1 Hegel, en un exceso de racionalismo, la implantó en su filosofía como proceso del espíritu absoluto.
2 Los mismos vocablos "Trinidad' y 'trino' sólo aparecen 10 veces en total. Tampoco el Concilio utiliza 'relación' respecto
a lo trinitario, y sólo tres veces 'persona'.
3 En el documento sobre la liturgia, primero en ser aprobado y, por tanto, poco modificado por el Concilio, el Espíritu sólo
aparece seis veces.
4 Cf. DV 2.
5 Cf. Hb 1, 2.
6 DV 2; 4. Cf. LG 9; DV 7; DH 11; GS 22; 58.
7 DV 7; 9; 11; 18; 20.
8 LG 25; DV 8; 9; 10; 12.
9 LG 25. Cf. LG 12.
10 DV 5; AG 13; 15. El Espíritu conduce a la verdad plena (LG 4; 12; DV 5; 8; 20; 23).
11 DV 8. Cf. DV 21.
TRINIDAD EN EL VATICANO II
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El Concilio está centrado en la Iglesia. Pero ésta es el pueblo de Dios, el cuerpo de
Cristo y el templo del Espíritu.12 La Iglesia procede del amor del Padre, es fundada en el
tiempo por Cristo Redentor y reunida en el Espíritu Santo, bajo cuya conducción camina
hacia el rieno del Padre.13 Ella, misionera, se origina de las misiones del Hijo y del
Espíritu.14 Surgida del costado de Cristo que duerme en la cruz15, Este la constituye su
cuerpo con el don del Espíritu.16 Lumen Gentium 2-4 va describiendo la acción del Padre,
del Hijo y del Espíritu, para concluir diciendo que la Iglesia es el pueblo reunido a partir de la
unidad del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Cristo es la cabeza del cuerpo
Cristo, el mediador y salvador, el muerto y resucitado17, no sólo fundó la Iglesia18, sino
que es su cabeza y la sigue alimentando y dando vida como a su cuerpo.19 Es la piedra
angular del edificio20, edificación de Dios. Es el esposo.21 Está presente en la Iglesia,
especialmente en las celebraciones litúrgicas. Está presente en la Eucaristía, donde, por
medio de sus ministros, ofrece su sacrificio al Padre, en el que se integran nuestras
ofrendas.22 El ora con toda la Iglesia y alaba al Padre.23 Pero no sólo es sacerdote 24 sino
también profeta y pastor (rey). De su triple oficio participan todos los cristianos, aunque en
forma diferente los obispos y presbíteros. A El siguen los cristianos.
El Espíritu como alma de la Iglesia
Si Cristo es la cabeza del cuerpo, el Espíritu es como su alma.25 El Espíritu que actuó
en la Encarnación de Cristo, que lo ungió y resucitó, el mismo actúa en los miembros de su
cuerpo.26 Gracias al Espíritu somos nuevas creaturas27 (muertos y co-resucitados con
Cristo 28) y se constituye el cuerpo de Cristo. Tenemos las primicias del Espíritu.29 Es el
Espíritu de adopción de los hijos, gracias al cual clamamos Abba, Padre.30 El nos
12 LG 17; AG 7; PO 1. Cf. LG 7; 9.
13 GS 40; 1.
14 AG 2.
15 SC 5.
16 LG 48; SC 7. Cf. LG 7; 39; UR 2; GS 32; 78.
17 La gracia divina mana del misterio pascual de la pasión, muerte y resurrección, desde donde sacan su fuerza todos los
sacramentos y sacramentales (SC 61).
18 OM 3; LG 5; 8; 9; 19; UR 1; AG 1; GS 3; 40; 76.
19 LG 30. Cf. LG 6; 7. Unas 25 veces aplicaría el Concilio el término 'cabeza" a Cristo. Este, a través de su humanidad,
infunde vida divina en los miembros de su cuerpo (PO 5).
20 LG 6; 19; UR 2; AG 9.
21 Las palabras 'esposo', 'esposa', se aplican 25 veces a las relaciones entre Cristo y la Iglesia.
22 SC 7; LG 28; PO 2. Cf. LG 11. En la commemoración de los misterios de la redención, los fieles entran en contacto con
ellos y se llenan de la gracia de la salvación (SC 102; cf. SC 35).
23 SC 7; 83; 84; PO 13.
24 Del sacerdocio de Cristo ('sacerdote' y 'sacerdocio', 'sacerdotal', 'pontífice'), el Concilio habla unas 37 veces.
25 LG 7; AG 4.
26 SC 5; LG 52; 59; 63; 65; AG 3; 4; 17; PO 2; 5 ; GS 22. El Espíritu es el mismo en la cabeza y en el cuerpo (LG 7).
27 LG 9; 11; 64; AG 7; 15.
28 SC 6; 104; LG 7; UR 22; AG 14.
29 LG 48; GS 22.
30 SC 6; LG 4; AG 14; GS 22.
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transforma, vivifica y santifica.31 Da a la Iglesia la diversidad de dones jerárquicos y
carismáticos32, y la une en la diversidad.33 Es el don que inhabita en nuestros corazones,
donde difunde la caridad de Dios.34 Conduce a la Iglesia35 y la lleva a la unión consumada
con el esposo.36 Cristo actúa por medio de su Espíritu.37 El Espíritu también actúa fuera del
recinto de la Iglesia.38 A El se debe la renovación litúrgica39, el dinamismo del movimiento
ecuménico40, la mayor participación de los laicos.41
El designio del Padre de las misericordias
Todo proviene del amor fontanal del Padre y todo conduce a El. Con libérrimo
designio, para difundir su bondad, creó al hombre y lo llamó a participar en su vida divina.42
No abandonó al hombre caído en el pecado sino que le envió a su Hijo para nuestra
salvación y para recapitular todo en El. Después fue enviado el Espíritu.43 Dispuso que su
Hijo fuera el primogénito entre muchos hermanos (Rm 8, 29).44 Quiere que todos se salven
(1Tm 2, 4).45 Su plan es la unidad de todos.46 El Padre realiza su plan por medio de su Hijo
en el Espíritu.47 Si todo sale de El, todo vuelve a El en el Espíritu por medio de su Hijo.48
Nosotros caminamos hacia El, esperando la venida gloriosa de Cristo. Finalmente, cuando
todo se someta a Cristo, Dios el Padre será todo en todos (1Co 15, 28).49 El Dios creador
es el Dios salvador50, comienzo y fin de todo. 51
La encarnación y la Trinidad como prototipos
Cristo, Dios y hombre, es prototipo de la Iglesia. Porque así como su naturaleza
humana es instrumento del Verbo para la salvación, de modo no desemejante el elemento
31 LG 4; 7; 8; 12; 13; 15; 34; 48; UR 2; CD 1; AA 3; 29; AG 4; 23; PO 2; 12; GS 45.
32 LG 4; 7; 12; UR 3; AG 4.
33 LG 4; 7; 13; 22; 32; 50; UR 4; 7; AG 15; GS 42; 45; 92. El Espíritu une tan íntimamente a todos en Cristo, que es
principio de unidad de la Iglesia (UR 2).
34 LG 4; 9; 42; UR 24; PC 1; 15; AA 4.
35 LG 12; 13; PO 12; 13; 15; 22; GS 1; 3; 11; 21; 43.
36 LG 4. Véase GS 43.
37 LG 34; AG 4; PO 5; 16; GS 10. Según GS 38, el resucitado, investido de todo poder, ya opera en el corazón del hombre
por el poder ('virtus') de su Espíritu Santo.
38 LG 15; OE 25; 30; UR 3; 4; AG 15; GS 22; 26; 92.
39 SC 43.
40 UR 1.
41 AA 1; 33.
42 Cf. AG 2.
43 CF. LG 2-4.
44 LG 2; GS 22. Es el primogénito de toda creatura (Col 1, 15) (LG 2; cf. LG 63; GS 10; 22; 32). El Padre quiere instaurar
todo en El (cf. Ef 1, 10) (LG 3; 48; GE 1; AA 7; AG 3; GS 45).
45 SC 5; LG 16; DH 14.
46 LG 13; UR 2; AA 7; AG 2; 7; GS 24; 32; 78;92.
47 P. e. LG 13; DH 15; AG 2.
48 Cf. EF 2, 18. LG 4; 28; UR 15; DV 2; PO 6; 12.
49 AG 2; 21. Cf. SC 48; LG 36.
50 GS 41. Cf. GS 50.
51 GS 92.
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social de la Iglesia está al servicio del Espírtiu que lo vivifica.52 La Palabra de Dios también
guarda cierta semejanza a la Encarnación al 'inculturarse' en los diversos lenguajes de los
hombres.53 Y la Iglesia, en su misión a las diferentes culturas, debe seguir el camino de la
Encarnación.54 Por otro lado, Cristo, Dios y hombre (sin mezcla ni separación de sus
naturalezas) es el hombre perfecto. Porque lo divino no suprime lo humano sino que lo
diviniza. Por eso Cristo no sólo revela a Dios sino que nos dice quién es el hombre, además
de transportarlo a una dignidad sublime. Cristo es, pues, la medida del hombre.55 Por eso el
seguimiento de Cristo, y no la afirmación de una falsa autonomía, hace al hombre más
hombre.56 Finalmente, el Concilio que destaca una Iglesia de comunión, sacramento de la
unión con Dios y de la unidad del género humano 57, insinúa la unidad de las personas divinas
como prototipo de la unidad de la Iglesia58 y de los hijos de Dios en el darse unos a otros.59
Encarnación y Trinidad, por tanto, no sólo son el fundamento de la textura de la Iglesia y vida
cristiana, sino también del hombre y de la familia humana.
Palabras finales
El Vaticano II nos presenta las personas de la Trinidad actuando unitariamente en la
historia de nuestra salvación. El rostro del Padre en Cristo y en el don del Espíritu es amor y
misericordia. El Padre llama a todos a la salvación. Quiere hacernos participar de su vida
divina como hijos en Cristo, el primogénito. Y esto en comunidad, como pueblo, como
Iglesia, como cuerpo y esposa de Cristo. Desde la creación hasta la consumación la historia
camina hacia el Padre. Cristo es su centro60 y el Espíritu es el gran propulsor. Morimos y
resucitamos con Cristo. La Trinidad, pues, entra decididamente en nuestra historia61 y en
nuestras vidas como sentido y salvación. "A Aquel que es poderoso para hacer todo más
sobreabundamente de lo que pedimos y entendemos... a El sea la gloria en la Iglesia y en
Cristo Jesús por todas las generacions de lo siglos. Amén (Ef 3, 20s.)" (GS 93).62 "Así,
finalmente, en verdad se cumple el designio del Creador, de hacer al hombre a su imagen y
semejanza, cuando todos los que participan de la naturaleza humana, regenerados en Cristo
por el Espíritu Santo, contemplando unánimemente la gloria de Dios, puedan decir: Padre
nuestro" (AG 7).
52 LG 8.
53 DV 13.
54 AG 10. Cf. AG 22.
55 GS 22.
56 Cf. GS 41. Cf. GS 38; 45.
57 LG 1; GS 42.
58 UR 2.
59 GS 24.
60 De Cristo procedemos, por el Vivimos y a El tendemos (LG 3). Cf. GS 10.
61 AG 3. Cf. GS 10; 38; 41; 45.
62 Cf. PO 22.