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PROYECTO DE PASTORAL PARROQUIAL CURSO 2.007-08 PARROQUIA: _______________________________ P.D.P 2007-2011: ”Haz memoria de Jesucristo Resucitado” (Cf. 2 Tm 2,8) Objetivo específico tercero: JESUCRISTO A QUIEN ANUNCIAMOS P.D.P. Acciones específicas Medios Destinatarios Calendario Evaluación Se realiza en coordinación “PARROQUIA QUE ANUNCIA EL EVANGELIO” Preámbulo: Anunciar el Evangelio es, ahora y siempre, la máxima urgencia pastoral y la primera necesidad vital de nuestras parroquias y de nuestras Iglesias particulares, no solamente para asegurar su futuro, sino también para purificar su presente. Los tres textos que se presentan a continuación, son buena prueba de ello: “La tarea de la evangelización de todos los hombres constituye la misión esencial de la Iglesia, es tarea y misión que los cambios amplios y profundos de la sociedad actual hacen cada vez más urgentes. Evangelizar constituye, en efecto, la dicha y vocación propia de la Iglesia, su identidad más profunda. Ella existe para evangelizar…” (Exhortación Apostólica de Pablo VI sobre la evangelización del mundo contemporáneo «Evangelium Nuntiandi» -1975-). “La hora actual de nuestras Iglesias tiene que ser una hora de evangelización”. (Instrucción de la Conferencia Episcopal Española sobre la misión e identidad de la Iglesia en nuestra sociedad «Testigos del Dios vivo» -1985-). “La evangelización es el primer oficio no sólo para los obispos, sino también para los presbíteros y diáconos; más aún, para todos los fieles cristianos. (Relación final de la II Asamblea General Extraordinaria del Sínodo de los Obispos, cuyo tema era: A los veinte años del Concilio Vaticano II -1985-). Objetivos de la jornada: 1. Reconocer que la Parroquia es por naturaleza misionera. 2. Cuidado de la acogida, presencia, espacios de encuentros e itinerarios. 3. Propiciar la revaloración del proceso de la iniciación cristiana, especialmente de los Catecumenados. 4. La comunión como origen de la misión, los pobres y el voluntariado. 5. La atención a los inmigrantes, acogida, integración, conocimiento. 6. Concreción de lo que se celebra a la vida. Desarrollo de la jornada: 1ª Parte PONENCIA: “La parroquia, comunidad evangelizadora” TRABAJO EN GRUPOS: “Diagnóstico de nuestra parroquia” PUESTA EN COMÚN. DESCANSO 1 2ª Parte PONENCIA: “Algunos aspectos a tener en cuenta para una parroquia que anuncia el Evangelio” TRABAJO EN GRUPOS: “Planificación parroquial del tercer objetivo específico: Jesucristo, a quien anunciamos”. 3º Parte CELEBRACIÓN DE LA PALABRA. 2 1ª PONENCIA: LA PARROQUIA COMUNIDAD EVANGELIZADORA Introducción: Hablar de comunidad evangelizadora a propósito de muchas de nuestras parroquias, podría ser una ficción o una mera afirmación de fe que no se trasluce en hechos visibles. Hay parroquias que parecen simplemente un lugar donde el sacerdote ofrece una serie de servicios. Otras dan la impresión de ser un “palacio de congresos”: un edificio que ofrece sus instalaciones para que se reúnan distintos colectivos que no siempre viven en comunión entre sí. Pero también hay muchas comunidades entre nosotros que son evangelizadoras y misioneras. En nuestras parroquias, sin minusvalorar los múltiples esfuerzos que se han hecho, se dan todavía inercias rutinarias, planteamientos, modos de actuar insuficientes, frustraciones que nos indican que estamos aún lejos del ideal que intuimos y por el que apostamos: una parroquia que sea de verdad una comunidad evangelizadora. En este sentido, y dirigiendo esta exposición hacia el motivo que nos ha reunido aquí esta tarde –reflexionar sobre la parroquia como comunidad que anuncia a Jesucristo-, hay que decir que, desgraciadamente, no pocas de nuestras parroquias aún están concebidas y funcionan más para ofrecer los servicios de culto y catequesis que necesita una sociedad cristiana, que para impulsar una acción propiamente misionera en la sociedad actual. Las parroquias siguen pensadas fundamentalmente para los creyentes. Dedican mucho más tiempo, más personas y más medios a los practicantes y a los que vienen que a los alejados e increyentes. Como consecuencia, grandes sectores de adultos quedan sin acceso al Evangelio. Predomina una pastoral de mantenimiento, mayoritariamente sacramental, con pocos gestos significativos para el hombre de hoy y sin suficiente imaginación y audacia para el anuncio. Por eso, el gran reto de nuestras parroquias, de nuestra Iglesia hoy en día, es precisamente el paso de una pastoral de mantenimiento, a una pastoral misionera, de propuesta. De una pastoral de conservación, dedicada preferentemente a instruir la fe de los practicantes y alimentar la vida de los fieles por la participación en los sacramentos, a una pastoral del anuncio, más orientada a sectores alejados de la fe, propiciando la adhesión al Evangelio y a hacer presente en la sociedad actual la fuerza liberadora y salvadora de Jesucristo. Las parroquias, por tanto, han de descubrir su vocación más genuina en esta sociedad que se va alejando de la fe, una vocación que hunde sus raíces en el mandato misionero del mismo Jesucristo, que mandó a sus discípulos a ir por el mundo entero a anunciar el Evangelio (cf. Mt 28, 16-20; Mc 16, 9-20, Jn 20 19-23; Hch 2, 1-12). 3 En conclusión, o nuestras parroquias se convierten en comunidades misioneras, que se toman en serio el anuncio del Evangelio, o progresivamente irán perdiendo su valor. Por qué la parroquia ha de anunciar a Jesucristo: Como he apuntado antes, el deber de hacer de cada una de nuestras parroquias comunidades que anuncian de manera convencida y convincente el evangelio de Jesucristo hunde sus raíces en la misma Sagrada Escritura. Valga como ejemplo el texto de Mateo 28, 16-20 donde, explícitamente, se manda a los once a anunciar la Buena Nueva: “Los once discípulos fueron a Galilea, a la montaña donde Jesús los había citado. A verlo, se postraron delante de él; sin embargo, algunos todavía dudaron. Acercándose, Jesús les dijo: «Se me ha dado todo poder en el cielo y en la tierra. Id, entonces, y haced que todos los pueblos sean mis discípulos, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo, y enseñándoles a cumplir todo lo que yo os he mandado. Y yo estoy con vosotros hasta el fin del mundo»” La Iglesia, también ha manifestado en numerosas ocasiones esta misma verdad, que constituye su misma esencia. Aparte de los ejemplos mencionados en el preámbulo de este material, destaquemos lo que se dijo en el n. 2 del Decreto sobre el Apostolado de los Laicos, del último Concilio Ecuménico que ha celebrado la Iglesia Católica, el Concilio Vaticano II, allá por el año 1965… La Iglesia ha nacido con el fin de que, por la propagación del Reino de Cristo en toda la tierra, para gloria de Dios Padre, todos los hombres sean partícipes de la redención salvadora, y por su medio se ordene realmente todo el mundo hacia Cristo. Toda la actividad del Cuerpo Místico, dirigida a este fin, se llama apostolado, que ejerce la Iglesia por todos sus miembros y de diversas maneras; porque la vocación cristiana, por su misma naturaleza, es también vocación al apostolado. Como en la complexión de un cuerpo vivo ningún miembro se comporta de una forma meramente pasiva, sino que participa también en la actividad y en la vida del cuerpo, así en el Cuerpo de Cristo, que es la Iglesia, "todo el cuerpo crece según la operación propia, de cada uno de sus miembros" (Ef., 4,16).Y por cierto, es tanta la conexión y trabazón de los miembros en este Cuerpo (Cf. Ef., 4,16), que el miembro que no contribuye según su propia capacidad al aumento del cuerpo debe reputarse como inútil para la Iglesia y para sí mismo. (AA. n. 2) Por tanto, queda totalmente claro que la Iglesia es y existe para evangelizar. Y tal labor, le corresponde a ella en su dimensión universal, con el Papa a la cabeza, en su dimensión local, a través de las diócesis, con sus respectivos obispos a la cabeza, y en las realidades más cercanas y concretas para el individuo, esto es, los movimientos y comunidades eclesiales, y, cómo no, la parroquia. En este sentido, y por si quedara aún alguna duda, recordemos lo que dice sobre la parroquia el documento de Puebla, uno de los 4 más importantes que la Iglesia en América Latina ha elaborado a lo largo de su historia más reciente: “La parroquia realiza una función en cierto modo integral de Iglesia, ya que acompaña a las personas y familias a lo largo de su existencia, en la educación y crecimiento de su fe. Es centro de coordinación y de animación de comunidades, de grupos y de movimientos. Aquí se abre más el horizonte de comunión y participación. La celebración de la Eucaristía y demás sacramentos hace presente de modo más claro, la globalidad de la Iglesia. Su vínculo con la comunidad diocesana está asegurado por la unión con el Obispo que confía a su representante (normalmente el párroco), la atención pastoral de la comunidad. La parroquia viene a ser para el cristiano el lugar de encuentro, de fraterna comunicación de personas y de bienes, superando las limitaciones propias de las pequeñas comunidades. En la parroquia se asumen, de hecho, una serie de servicios que no están al alcance de las comunidades menores, sobre todo en la dimensión misionera y en la promoción de la dignidad de la persona humana, llegando así, a los emigrantes más o menos estables, a los marginados, a los alejados, a los no creyentes y, en general, a los más necesitados.” (Puebla n.644). Finalmente, y para terminar este periplo, todo cristiano, por el hecho de serlo, tiene el derecho y el deber de anunciar el Evangelio. Un derecho-deber, que no solo le viene por su vinculación con la Iglesia, sino que, como en el caso de la Iglesia, hunde sus raíces en el mismo Jesucristo, en quien un día fue bautizado, y por medio del Espíritu Santo recibido, fue con él configurado. De modo, que participa ya, de manera indeleble, de su condición sacerdotal, real y profética. De esta última vinculación, nace este “derecho-deber” de ser testigos de Cristo con nuestras obras y palabras. Por tanto, como conclusión de todo lo dicho hasta ahora, podemos afirmar que la parroquia es por naturaleza misionera. La primera tarea de la Iglesia es llevar el anuncio del Evangelio a quienes no conocen a Jesucristo, en la esperanza de que puedan convertirse a él y llegar a ser discípulos suyos. Este primer anuncio debe hacerse desde la presencia en medio de la gente, el testimonio de vida cristiana y el anuncio explícito. Tales acciones han de estar acompañadas de dos actitudes fundamentales para que el mensaje sea creíble: el amor y la pobreza-humildad. 5 2ª PONENCIA: “ALGUNOS ASPECTOS A TENER EN CUENTA PARA UNA PARROQUIA QUE ANUNCIA EL EVANGELIO” Primero, un concepto a aclarar… Hay veces que los términos que usamos al hablar de “evangelización” pueden resultar equívocos. En este sentido, habría que decir, que propiamente, evangelizar no es lo mismo que anunciar el Evangelio; si bien, evangelizar supone el anuncio del Evangelio. Evangelizar es el proceso total mediante el cual la Iglesia, Pueblo de Dios, movida por el Espíritu Santo, anuncia al mundo el Evangelio del Reino de Dios; da testimonio entre los hombres de la nueva manera de ser y vivir que él inaugura; educa en la fe a los que se convierten a él; celebra en la comunidad de los que creen en él, mediante los sacramentos, la presencia del Señor Jesús y el don del Espíritu; e impregna y transforma con su fuerza todo el orden temporal (Cf. La catequesis de la Comunidad. Orientaciones pastorales para la catequesis en España, hoy, Conferencia Episcopal Española, 1983). Esta definición, ha pasado a un esquema más sencillo, que se ha hecho ya clásico en la teología pastoral actual. EVANGELIZAR supondría: - El KERIGMA: esto es, el anuncio de la Palabra de Salvación. Lo cual se hace en las parroquias a través de todas aquellas actividades encaminadas hacia el primer anuncio y la catequesis, respectivamente. Desde la elaboración del belén navideño parroquial por los padres (“que no madres”) de los niños que están en catequesis, y que no suelen venir a la parroquia, la participación del grupo de Cáritas parroquial en un ciclo de conferencias que promueve la concejalía de Asuntos Sociales de cualquier Ayuntamiento, o la participación de algún miembro significativo de la parroquia en la Asociación de Vecinos del Barrio, hasta todos los procesos catequéticos y catecumenales que hay en las parroquias, encaminados a hacer crecer la fe de todos sus miembros: niños, jóvenes y adultos. - La LITURGÍA: esto es, las celebraciones del Misterio Cristiano, fundamentalmente los sacramentos (aunque no sólo…), y de ellos, la Eucaristía como fuente y culmen de la vida cristiana y de la Iglesia. En ellos se produce ese “divino intercambio”, nosotros traemos la vida, con sus alegrías y esperanzas, sus tristezas y dificultades, y Dios derrama su Gracia, de modo que nuestra vida terrenal se transforme en vida divina, transida por la acción trascendente del Espíritu Santo de Dios. - La DIACONÍA: esto es, el servicio a los últimos y no atendidos. Así como Cristo anunciaba el evangelio haciendo que los ciegos viesen, los cojos andasen, los leprosos quedasen limpios, los sordos oyesen, los muertos resucitasen y los pobres les fuera anunciado la buena noticia (cf. Mt 11, 5); así también la Iglesia, y por ende, la parroquia ha de anunciar el Evangelio salvador y liberador no sólo con palabras sino también y sobre todo con obras. Es este el termómetro que mide la buena o mala salud evangelizadora de una 6 parroquia. Una parroquia donde existe un grupo consolidado de Cáritas, donde se atiende debidamente la pastoral de enfermos, una parroquia que está atenta a las necesidades de su entorno social, es una parroquia que va por el buen camino. Una parroquia que adolece de esto, es una parroquia con una grave y peligrosa carencia, que puede convertirla en esa “campana hueca” de la que habla San Pablo en su carta a los Corintios, donde hay de todo, pero falta lo más importante, lo básico, lo fundamental: “la Caridad, el Amor” (cf. 1Cor 13, 1ss). - La KOINONÍA: esto es, todas las actividades encaminadas a potenciar la comunión en la comunidad cristiana. Aunque esta última dimensión algunos la integran en las tres anteriores, no son pocos quienes la ponen aparte. Y es que, además de la importancia que este concepto tiene en la definición de la Iglesia, aspecto éste en el que no vamos a entrar ahora; lo cierto es que hoy en día, en una sociedad individualista e individualizante, es importante subrayar todo aquello que nos recuerde que somos comunidad, hijos del mismo Padre Dios, y por tanto, hermanos unos de otros. Es aquí por tanto, donde entrarían en juego todas las infraestructuras materiales y humanas encaminadas al desarrollo orgánico de la vida de la parroquia: desde tener (o trabajar por llegar a tener) unas buenas instalaciones parroquiales y una economía saneada que permitan una labor pastoral “tranquila y centrada en lo verdaderamente importante”, hasta los consejos de pastoral y economía que velen y garanticen por la buena marcha de la parroquia. En este apartado también estarían incluidas esas actividades encaminadas a potenciar el conocimiento mutuo, la hermandad, la familiaridad; tales como encuentros parroquiales, interparroquiales, arciprestales, diocesanos, etc. …Y algunas líneas de acción al respecto… Si a esto le añadimos que, como hemos apuntado anteriormente, la realidad social secularista y secularizante que nos circunda nos obliga a poner el acento en el Anuncio explícito de Jesucristo, podemos sacar como líneas de acción de todo lo dicho al respecto lo siguiente: 1º El mejor anuncio que pueden hacer nuestras parroquias hoy en día es la de trabajar porque en ellas se logre lo dicho hasta ahora en estos últimos cuatro puntos: una parroquia cuyos miembros, de cara a los alejados, se muestran amables, respetuosos, acogedores. Una parroquia que tiene un proceso continuado de catequesis; desde despertar religioso, hasta la confirmación. Que trata de tener un grupo de jóvenes de post-confirmación y oferta a los adultos grupos de corte catecumenal (catequesis familiar, escuelas de la Palabra, grupos de vida, vida ascendente, etc.). Una parroquia que trata de vivir el Misterio Cristiano según el espíritu y la letra del Concilio Vaticano II. Cuidando la estética de lo sagrado (el templo, la liturgia propiamente dicha, etc) y que, aparte de los sacramentos bien y oportunamente celebrados, proporciona a los fieles instrumentos para el desarrollo de su propia espiritualidad (retiros parroquiales, exposiciones del santísimo, grupos de oración, confesión frecuente, etc). Una parroquia que tiene grupo de Cáritas y que atiende a sus enfermos y los tiene en cuenta, como ya dije antes. Una parroquia que valora y reconoce la necesidad de los instrumentos de 7 comunión, tales como los consejos de pastoral o economía, que cuida su patrimonio porque precisa de él para su labor cotidiana, que promueve la comunión entre sus miembros a través de encuentros, excursiones, convivencias… Si logramos esto, o, al menos, trabajamos para que esto algún día sea una realidad en nuestras parroquias ya estamos anunciando, y no precisamente mediocremente, a Jesucristo. 2º Sin embargo, no cabe duda que hoy por hoy, hay que subrayar todo aquello que supone un acercamiento a los alejados. Un primer anuncio, para los que no conocen ni han oído hablar de Jesucristo (los cuales, sorprendentemente, son cada día más); y un nuevo anuncio, para los muchos que se han dejado arrastrar por la fuerte corriente secularizadora que nos inunda, y que los ha alejado de Jesucristo y su Iglesia. Cobra fuerza aquí la acción social de la Iglesia y la Piedad Popular. Dos áreas de la pastoral de la Iglesia, quizás las únicas, donde la voz de la Iglesia tiene aún fuerza. Es por ello importante, que los miembros de las parroquias nos preguntemos seriamente por cómo estamos realizando estas dos actividadesrealidades pastorales: si realmente mis obras sociales suscitan la pregunta de “por qué-por quién” lo haces; y si, por otro lado, los actos religiosos-populares de mi parroquia están siendo debidamente cuidados, para que realmente lleven al hombre al Dios verdadero. 3º Uniendo los dos puntos anteriores, diría que, para que la parroquia anuncie como es debido a Jesucristo, debe de llegar a ser y a hacer lo que siempre ha debido de ser y hacer, y que ya hemos apuntado en el primer punto: Que en el momento histórico en el que nos encontramos ha de, ciertamente, subrayar el anuncio explícito de Jesucristo, en comunión con el lema de nuestro Plan Pastoral…Y finalmente, ha de “TEÑIR” toda la acción pastoral y evangelizadora de la parroquia de ese talante de primer anuncio, que, en nuestros días, se hace irremediablemente necesario en la pastoral cotidiana de la parroquia: desde la catequesis de los niños, la homilía del evangelio dominical, la bendición de la nueva escuela, la visita a un enfermo, etc. A modo de conclusión: La realidad que nos ha tocado vivir es claro que nos empuja hacia una pastoral más misionera y de propuesta audaz y creativa; aunque estemos en países de antigua tradición cristiana... o quizás por ello mismo. En este sentido, y sea lo que sea lo que en nuestras parroquias hagamos en esta línea, lo que sí es claro, es que todas las acciones pastorales encaminadas al primer o nuevo anuncio, según lo que hemos comentado a lo largo de estas ponencias, han de estar imbuidos por los siguientes elementos teológicos-pastorales: - Dinamicidad (ha de involucrar-afectar a la persona). Brevedad (frente a un proceso formativo más largo que es la catequesis). Método inductivo (partir de la realidad humana). Cristocéntrica (anuncio explícito de Jesucristo). 8 - Respeto a la libertad del otro. Propuesta del itinerario de RE-iniciación cristiana de adultos. Todo ello, supondrá una auténtica “conversión” en nuestros esquemas pastorales, que implicará un esfuerzo por parte de todos los agentes de pastoral de la parroquia. Un esfuerzo que no podemos eludir, si queremos que el Evangelio siga siendo significativo para la sociedad canaria actual. Un auténtico reto que pone a prueba nuestra fe, puesto que es ella la que posibilitará que el mismo Jesucristo obre el milagro de la nueva evangelización en nuestro mundo de antigua y “desgastada” tradición cristiana. 9 DIAGNÓSTICO DE NUESTRA PARROQUIA ¿CUÁLES DE ESTOS ELEMENTOS TIENE TU PARROQUIA? (ir marcando con una X los que sí tiene mi parroquia) • Alguna actividad para los alejados (Pre-bautismales, matrimoniales, Cursillos de Cristiandad, clases, coro,¿?,…) • Catequesis de despertar religioso • Catequesis de Iniciación Cristiana • Catequesis de post comunión (5º y 6º de Primaria) • Catequesis llamada de confirmación (1º y 2º de la ESO) • Algún grupo de jóvenes • Algún grupo de adultos (catequesis familiar, escuelas de la Palabra, grupos de vida, vida ascendente, cofradías, etc…) • Misas dominicales • Misas semanales • Horario fijo de confesiones • Otros sacramentos (bautismos, sistemáticamente, etc…) • Retiros y Exposiciones del Santísimo (al menos 3 en el año) • Algún grupo de oración (Adoración Nocturna, Talleres de Oración, Hermandad del Santísimo, oración vocacional…) • Grupo de Cáritas parroquial • Grupo de Pastoral de enfermos (o al menos, conocimiento de que el párroco visita a los enfermos de la parroquia…) • Consejo parroquial de Pastoral • Consejo parroquial de Economía • Actividades lúdicas y de encuentro (excursiones parroquiales, viajes, encuentros, u otras actividades…) • Unas instalaciones suficientes para poder realizar medianamente bien la labor pastoral (templo, salones parroquiales…) • Una economía parroquial más o menos saneada (si no, sería bueno que se sepa qué y cuánto es la deuda que la comunidad ha de afrontar…) • Otras actividades parroquiales que no aparecen anteriormente y de la que es bueno deja constancia (____________________) bodas, pre- confirmaciones 10 DE LAS QUE HEMOS RESPONDIDO AFIRMATIVAMENTE: 1. Qué nota del uno al diez le darías, teniendo en cuenta estos parámetros: la gente que participa se siente acogida, respetada en su libertad, si son reuniones o cualquier tipo de encuentro no son excesivamente largas, tienen a Cristo como clara referencia de fondo, hay cercanía y claridad en la comunicación; y sobre todo: SE TIENE EN CUENTA QUE LOS QUE PARTICIPAN ESTÁN MÁS O MENOS AFECTADOS POR LA SECULARIZACIÓN Y QUE PRECISAN DE UN PRIMER O NUEVO ANUNCIO (poner valoración junto a la X) 2. ¿Qué valor se le están dando a los actos de piedad popular que hay en tu parroquia (fiestas populares, actos no-litúrgicos de Navidad o de Semana Santa, etc…)? ¿Se acercan a Cristo y a su Evangelio? ¿Cómo hacer de esos actos momentos de “primer anuncio”? ¿Cómo hacer para que esos actos no se desvirtúen más, sino que se acerquen cada vez más a Cristo y a su Evangelio? 11 CELEBRACIÓN: LA PARROQUIA, PLATAFORMA MISIONERA Esta celebración tendrá lugar donde esté habitualmente el Sagrario, bien sea en la capilla reservada a tal efecto, bien en la nave principal o en el presbiterio. Será presidida por el párroco o por otro sacerdote de la comunidad. Animador En esta jornada, hemos tratado el aspecto más importante y decisivo de la vida de nuestra parroquia, aquél hacia el que confluyen todos los demás. “La Iglesia vive para evangelizar”, nos recordaba Pablo VI. Y nosotros concluíamos con toda lógica: la misión de la parroquia es evangelizar. Por eso nos propusimos, como objetivo final de estas jornadas “renovarnos para evangelizar mejor”. Para ello nos hemos esforzado en revisar la vida interna de nuestra comunidad, conscientes de que no pueden transmitir el Evangelio quienes antes no se han dejado transformar por él. Pero ahora ha llegado el momento de preguntarnos: ¿Evangeliza nuestra parroquia? Es decir, ¿transmite el Evangelio a los creyentes débiles y desorientados, a los que se van alejando de la fe y a los que ya no la tienen? Nos planteamos esta pregunta aquí, en el centro espiritual de nuestra comunidad, en el lugar donde está presente personalmente el Señor, Resucitado, para acompañarnos día a día en nuestra peregrinación hacia el Padre. Queremos, hoy más que nunca, oír su voz, compartir su amor, sentir su llamada. Por eso les invito a que permanezcamos unos minutos en silencio, gozando de su intimidad, abriendo ante Él nuestro corazón y dejándonos penetrar de su solicitud amorosa por toda la humanidad. (Todos oran en silencio durante algunos minutos) Siempre que nos encontremos con el Señor Jesús hemos de acabar preguntándole: ¿Qué quieres Señor de mí? Con amor agradecido, todos nosotros le hacemos ahora esta pregunta, y abrimos nuestro corazón para recibir su respuesta. Oigamos primero a Jesús en el testimonio del primer evangelizador de los gentiles, Pablo, nuestro padre en la fe. Lector Lectura de la Carta del Apóstol San Pablo a los Romanos (Rm 1, 1.7; 10, 9-15). Pablo, siervo de Cristo Jesús, llamado a ser apóstol, escogido para anunciar el Evangelio de Dios, a todos los que vivís en Roma, a quienes Dios ama y ha llamado a formar parte de su pueblo santo: os deseo la gracia y la paz de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo. 12 Si tus labios profesan que Jesús es el Señor, y tu corazón cree que Dios lo resucitó de entre los muertos, te salvarás. Por la fe del corazón llegamos a la justificación, y por la profesión de los labios, a la salvación. Dice la Escritura: “nadie que cree en Él quedará defraudado”. Porque no hay distinción entre judío y griego; ya que uno mismo es el Señor de todos, generoso con todos los que lo invocan. Pues “todo el que invoca el nombre del Señor se salvará”. Ahora bien, ¿cómo van a invocarlo, si no creen en él?, ¿cómo van a creer, si no oyen hablar de él?, y ¿cómo van a oír sin alguien que proclame?; y ¿cómo van a proclamar si no los envían? Lo dice la Escritura: “¡Qué hermosos los pies de los que anuncian el Evangelio!”. PALABRA DE DIOS. Animador Hermanos: Está claro, hacen falta enviados, anunciadores del Evangelio. Pero, ¿acaso no somos nosotros los que hemos recibido esa misión? ¿Qué significa nuestro Bautismo y nuestra Confirmación? ¿Hemos recibido la fe para salvarnos nosotros solos o para hacer partícipes de este don a todos los demás? Oigamos el último mandamiento que dio Jesús a sus discípulos antes de subir al cielo. Lector Lectura del Santo Evangelio según san Mateo (Mt 28, 16-20). “Los once discípulos fueron a Galilea, a la montaña donde Jesús los había citado. A verlo, se postraron delante de él; sin embargo, algunos todavía dudaron. Acercándose, Jesús les dijo: «Se me ha dado todo poder en el cielo y en la tierra. Id, entonces, y haced que todos los pueblos sean mis discípulos, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo, y enseñándoles a cumplir todo lo que yo os he mandado. Y yo estoy con vosotros hasta el fin del mundo»”. PALABRA DEL SEÑOR. Sacerdote Acabamos de escuchar el mandato del Señor. Él nos eligió, sin mérito alguno de nuestra parte, para que tuviéramos la dicha de conocerle y seguirle. Pero nos eligió también para que diéramos fruto. Porque no se puede descubrir al Señor sin sentir la necesidad de llamar a otros para que hagan la misma experiencia. Estamos en su presencia. Él está aquí sobre todo para recordarnos nuestra misión y para acompañarnos siempre en la difícil tarea de evangelizar. Dirijámonos pues, a Él con toda confianza y gratitud. - Ante todo, démosle gracias por habernos llamado a ser sus discípulos. (Todos oran unos momentos en silencio). 13 - - - Pidámosle que despierte nuestra conciencia misionera y aumente nuestro amor a todos los hombres. (Oración en silencio). Oremos por todos aquéllos que viven en nuestra parroquia y no le conocen, le conocen mal o se han cerrado a su llamada. (Oración en silencio). Oremos también por todos los habitantes del mundo a los que no ha llegado todavía la luz y la fuerza del Evangelio. (Oración en silencio). Oh, Dios, que enviaste al mundo a tu Hijo como luz verdadera, derrama tu Espíritu para que siembre la semilla de la verdad en el corazón de los hombres y suscite en ellos la fe, de modo que todos, renacidos a una nueva vida por medio del Bautismo, lleguen a formar parte de tu único pueblo. Por Jesucristo, nuestro Señor. Todos: Amén. Ahora vamos a renovar en nosotros la gracia que recibimos en el sacramento de la Confirmación. Para ello, confesemos primero nuestra fe y reafirmemos los compromisos que adquirimos de este sacramento. Todos Creo en Dios Padre Todopoderoso, Creador del Cielo y la Tierra. Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor; que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen; padeció bajo el poder de Poncio Pilato; fue crucificado, muerto y sepultado; descendió a los infiernos; al tercer día resucitó de entre los muertos; subió al cielo, y está sentado a la derecha de Dios Padre Todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos. Creo en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne, y la vida eterna. AMEN Sacerdote ¿Se sienten comprometidos a llevar el Evangelio a los demás? Todos Sí, me comprometo. Sacerdote ¿Prometen trabajar por mostrar la imagen de Dios a todos los hombres? Todos Sí, prometo. Sacerdote 14 ¿Prometen extender el Reino de Dios con sus palabras y sus obras, y trabajar por la promoción del hombre? Todos Sí, prometo. Sacerdote Yo, en nombre de la Iglesia, les envío a anunciar el Evangelio y a dar testimonio de Jesús ante todos los hombres. (En este momento, si se ve posible, los asistentes se arrodillan delante del sacerdote, y éste, puesto en pie, impone las manos sobre cada uno diciendo las palabras siguientes: “N, reaviva en ti el don del Espíritu”). (El rito puede concluir pronunciando el sacerdote esta exclamación u otra parecida) “Proclamen las grandezas del Señor, y sean testigos de Jesucristo ante todos los hombres”. (Finalmente, el sacerdote bendice a los asistentes en la forma habitual. Al final, se puede añadir un canto conocido, como “Sois la semilla que ha de crecer” o “Anunciaremos tu Reino”). 15