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La Educación Ambiental: una herramienta para la protección y
conservación del entorno
Abner J. Colón Ortiz
Resumen
Desde la década de 1970, en distintos escenarios internacionales y nacionales, se ha
planteado la necesidad de impulsar una conciencia ambientalista entre los diferentes grupos y
sectores de la población con el objetivo de establecer una relación entre el hombre-naturalezadesarrollo. Para ello, se ha designado a la Educación Ambiental (EA) como herramienta para
impulsar los procesos dirigidos a generar, evaluar y consolidar nuevas prácticas de convivencia y
solidaridad humana que garantice la conservación, protección y la calidad de vida. Es propio por
ende que la EA ayude a construir y divulgar conocimientos científicos y técnicos, a desarrollar
nuevas competencias y a clarificar y consolidar nuevos valores y actitudes.
El punto de partida de la educación ambiental contemporánea se remonta a la celebración
de la Primera Conferencia Intergubernamental sobre Educación Ambiental de la UNESCO,
titulada Declaración de Tblisi (1977). En esta declaración se define el concepto, los principios y
las directrices de la educación ambiental, entendida ésta como el resultado de la reorientación de
distintas disciplinas y diversas experiencias educativas. El documento indica que la educación
ambiental debe proporcionar el conocimiento necesario para interpretar la complejidad que
caracteriza al ambiente, a través de la creación de técnicas y métodos que permitan la identificación
de los problemas ambientales y la aplicación de soluciones efectivas para hacer frente a los
mismos. Asimismo, el documento subraya que la educación ambiental debe actuar como enlace
entre los procesos educativos y la vida real.
Según la Unión Mundial para la Naturaleza (IUCN, por sus siglas en inglés), la educación
ambiental es un proceso que fomenta las aptitudes y actitudes necesarias, reconoce valores y aclara
conceptos para comprender las interrelaciones entre el hombre, su cultura y su ambiente
(UNESCO, 1977). Esta definición tiene más de 30 años, pero mantiene su vigencia para los
especialistas en la educación ambiental. El objetivo de la educación ambiental es comprender los
distintos elementos que componen el ambiente y las relaciones que se establecen entre ellos;
adquirir actitudes y comportamientos necesarios que afronten los problemas ambientales actuales
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y garantizar las necesidades de las generaciones actuales y futuras siempre y cuando que
contribuyan a un desarrollo sostenible.
De acuerdo con Ojeda y Martínez (1998), la metodología de la EA no debe confundirse
con el conocimiento del entorno. Para ellos, se tiene que promover la participación de todos los
sentidos y afectos, y que no sólo sea un trabajo intelectual y/o memorístico, sino que se caracterice
porque sus primeras fuentes sean la observación y la experimentación. De tal forma, que se
establezca una relación entre la sensibilización hacia el entorno, la adquisición de conocimientos,
la aptitud para resolver los problemas y la clarificación de valores.
Las investigaciones en EA han señalado que para mejorar la relación con el ambiente es
necesario incrementar los conocimientos sobre el entorno. Por lo tanto, las actitudes humanas se
deben cambiar hacia su conservación. En un estudio realizado por Escalona y Pérez (2006), con
el propósito de conocer las actitudes que poseen los estudiantes de los cursos Básica Integral y
Ciencias Físico-Naturales de la Escuela de Educación de la Universidad de Los Andes (Mérida,
Venezuela) se encontró que la misión de la educación ambiental, en esta universidad, pretende
mejorar las próximas generaciones de maestros en ese país. El estudio contó con una muestra de
102 estudiantes quienes contestaron un cuestionario para conocer qué es la EA, con qué campo de
conocimiento se le relaciona y cuál sería la mejor forma de desarrollar la misma. Es importante
destacar que estos investigadores, Escalona y Pérez (2006), estudiaron la preparación de los
estudiantes de la referida universidad, que completaron Educación Ambiental, previo a los cursos
Básica Integral y Ciencias Físico-Naturales para la misión de una educación ambiental. Esta
investigación concluyó que: “se mantiene la percepción verde del ambiente; la Sociología y la
Ecología son las disciplinas asociadas a la Educación Ambiental; las mejores estrategias de
enseñanza son las que permiten experiencias directas; y, predomina el interés por introducir la
dimensión ambiental en el currículo” (p. 483). Por último, Escalona y Pérez (2006), opinaron que
la preparación de los estudiantes para su misión de la educación ambiental fue exitosa en la Escuela
de Educación.
Por otro lado, Cabrera et. al. (2005) realizaron un estudio dirigido a elevar la conciencia
sobre la necesidad de protección del ambiente en la comunidad universitaria de la UCLV
(Universidad Central de Las Villas, Cuba). El objetivo de la investigación fue determinar cómo
se puede evaluar el nivel en que se encuentra la educación ambiental en la Universidad. Para
analizar su nivel de educación ambiental se hizo una encuesta de nueve preguntas cerradas que fue
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distribuida a una muestra de 368 estudiantes de la Universidad. Esta investigación mostró que
más del 50 % de los estudiantes y del 66% de los trabajadores, en la comunidad universitaria de
UCLV, fracasaron en la encuesta. Este estudio demostró que es necesario impartir un curso de
Educación Ambiental para la comunidad universitaria y, además, adiestrar y formar a los
empleados en temas ambientales.
La evaluación ambiental tiene un conjunto de elaboraciones teóricas que configuran un
panorama diverso y disperso de perspectivas que fundamentan la acción de la misma. García y
Cano (2006) concluyeron que el cambio hacia una perspectiva ambiental sólo se puede lograr con
estrategias de un enfoque constructivista. Sin embargo, los cambios de pensamiento y de conducta
en las personas deben sustentarse en el contenido, las experiencias y la temática que se les brinde,
y no en el enfoque que se le dé a la EA. García y Cano (2006) determinaron que se tiene que
trabajar una metodología acerca del protagonismo de los estudiantes en el salón de clases para que
éstos le brinden sentido a lo que realizan en su entorno.
Los investigadores Romero y Moncada (2007) establecieron un modelo didáctico para la
enseñanza de la educación ambiental en la educación superior. El modelo didáctico pretendía
desarrollar un pensamiento sobre la importancia de la educación ambiental, y considerar la misma
como un proceso que va desde la toma de conciencia hasta la acción en los estudiantes venezolanos
de educación superior. Este modelo se caracterizó por dos niveles: uno conceptual y otro
metodológico. El primer nivel constó de principios orientadores, como el desarrollo sustentable,
el derecho ambiental, los problemas ambientales mundiales y regionales, entre otros. El nivel
metodológico consideró el aspecto curricular de la educación ambiental. Por tanto, el modelo
didáctico es un ejemplo de cómo la educación ambiental sirve de herramienta para crear conciencia
de los seres humanos con su entorno.
La aplicación del modelo de Romero y Moncada (2007) ha permitido incentivar la
construcción de un concepto amplio y apropiado de educación ambiental en la Universidad
Pedagógica Experimental Libertador, estado de Maracay, Venezuela. También, ha contribuido a
que los estudiantes entiendan la importancia de la educación ambiental como herramienta
educativa, si se considera como un proceso que va desde crear conciencia hasta la acción.
Finalmente, ha promovido cambios de conducta en los estudiantes, las cuales les orientan hacia el
desarrollo sustentable y la protección del ambiente. Un concepto importante de este modelo
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didáctico, el cual es una pieza clave para conocer, sustentar y fundamentar los problemas del
entorno en las comunidades, es el derecho ambiental.
En fin, una situación preocupante es que un curso de Educación Ambiental debe enseñarse
preferiblemente por un experto en el área de la EA como un recurso educativo para la conservación
y protección del entorno. Al respecto, García y Cano (2006) expresaron que un profesional
conveniente debe integrar los conocimientos académicos a través de sus experiencias y su
visualización con su entorno para ser un perito en su área. Con esta idea, queda plasmada la
necesidad de la Educación Ambiental, en todos los campos, como una herramienta educativa que
formará seres interdisciplinarios para la sociedad.
Lago Lucchetti, Yauco, Puerto Rico
Foto tomada por: Abner J. Colón Ortiz
Referencias
Cabrera, X., Herrera, Z., Contreras, A., Rosa, E., & Méndez, A. (2005). ¿Cómo evaluar el nivel en
que se encuentra la educación ambiental en la comunidad universitaria? Revista Cubana
de Química, 17 (03), 1-13.
Escalona, J., & Pérez, M. (2006). La educación ambiental en la universidad de los andes: un estudio
desde la perspectiva de los estudiantes de educación. Revista Educere, 10 (34), 483-490.
García, J. E., & Cano, I. (2006). ¿Cómo nos puede ayudar la perspectiva constructivista a construir
conocimiento en educación ambiental? Revista Iberoamericana de Educación, mayoagosto (41), 117-131.
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Ojeda, F., & Martínez, V. (1998). La educación ambiental y la ética ecológica como herramienta
para la sustentabilidad. Recuperado el 30 de enero de 2010, de
www.mma.es/educ/ceneam/02firma/Firmas1998/FIRMA19.htm
Romero, N., & Moncada, J. (2007). Modelo didáctico para la enseñanza de la educación ambiental
en la Educación Superior Venezolana. Revista de Pedagogía, 28 (83), 443-476.
UNESCO. (1977). Conferencia intergubernamental sobre educación ambiental. Recuperado el 31
de enero de 2010, de http://unesdoc.unesco.org/images/0003/000327/032763sb.pdf.
Abner J. Colón Ortiz, [email protected]. Profesor a tiempo parcial, Universidad
Interamericana de Puerto Rico, B.S. Química, M.S. Ciencias Ambientales, Lic. Operador de Planta de
Tratamiento de Agua Potable IV (#2677).
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