Download Número 238 Noviembre - Diciembre 2010

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Transcript
Numero 238 I NOVIEMBRE - DICIEMBRE 2010
Revista del Telefono de l a Esperanza
avivir
www.telefonodelaesperanza.org
LOS POLITICOS,
PARA QUE SIRVEN?
La afinidad ideológica
con los partidos políticos
se ‘hereda’ con la familia
Joaquín Leguina: “El poder
acaba por convertirse en un
vicio del que, como el tabaco,
conviene quitarse”
La clase política, el tercer
problema actual del país para
los españoles
CONTEMPLAR LA NAVIDAD
LLEGADA LA PLENITUD DE LOS TIEMPOS
NORBERTO
ALCOVER
Los diez capítulos que componen esta obra recorren los misterios de la Navidad. Cada uno de los capítulos acoge
una obra pictórica, que como referente artístico ayuda a la contemplación del misterio en cuestión, además de un
texto del Vaticano II y algunos poemas relevantes que le dan el apoyo teológico y eclesial oportunos. Por último,
uno por uno acaban con una adecuada Plegaria, e incluso la conclusión final.
La belleza y profundidad del misterio de la Navidad requiere que para su comprensión, para su contemplación,
confluyan diversos elementos. Fruto de esa contemplación, surgen por fin, la oración y la poesía, como
manifestación de adhesión del alma al misterio de la encarnación de Dios hecho hombre.
Norberto Alcover Ibáñez es mallorquín y jesuita. Licenciado en Filosofía y Teología, cursa también Teoría y
Práctica de la Imagen, además de Periodismo, pero con permanente interés por la espiritualidad ignaciana y
muy especialmente por los Ejercicios Espirituales. Además de su tarea como Profesor de la Universidad Pontificia
Comillas, escribe en revistas (Vida Nueva, 21RS, Mensajero, y avivir, entre otras) y en periódicos (El País y Diario de
Mallorca). Es autor de numerosas obras. Su objetivo permanente es procurar que la fe en Jesucristo alcance a los
hombres y mujeres de nuestra cultura.
Felicitación
En el pórtico de la Navidad deseo haceros llegar a todos los lectores de AVIVIR, a
todos cuantos, de una u otra manera, nos prestáis vuestra ayuda y, con especial afecto, a todos los Voluntarios del Teléfono de la Esperanza, mi más sincera y afectuosa
felicitación navideña.
La Navidad, pese a las presiones consumistas que parecen extremarse en estas fechas, sigue siendo para los hombres de buena voluntad, sean creyentes o no lo sean,
una amable invitación hacia la Bondad y hacia el Bien. Por eso os quiero desear a
todos que abráis las puertas de vuestros hogares al espíritu cordial de la Navidad que
encarna la figura de un Niño que nació en medio de la más absoluta y conmovedora
sencillez, y nos legó el más hermoso mensaje de fraternidad y de solidaridad. Una
solidaridad que ojalá nos impulse a compartir nuestros bienes o nuestro tiempo con
los marginados, con quienes se sienten solos, con quienes padecen con más virulen-
cia los zarpazos de todo tipo de crisis, con quienes nunca sienten, ni siquiera en estos días, el calor de una familia, con todos aquellos, en fin, que, sobre todo en estas
fechas, añoran ausencias o lloran la pérdida de sus seres queridos...
Que a lo largo del año que pronto estrenaremos no se apague en ningún momento en
nuestro corazón la luz de la Esperanza y no nos falte el coraje ni la generosidad para
tender nuestras manos a quienes se aproximen a nosotros en demanda de ayuda.
¡Feliz Navidad y venturoso año 2011!
Cordialmente,
Jesús Madrid Soriano,
presidente de la Asociación Internacional del Teléfono de la Esperanza 3
Carta del Director
Sumario
SUMARIO
Felicitación del presidente // En el pórtico de la Navidad // 3
Carta del director // Regenerar la política // 7
A fondo
La gente y la política // 8
De la esperanza al desencanto
Por Herminio Otero
De Maquiavelo a Tomás Moro // 16
Apuntes para una psico(pato)logía del político profesional
Por Alejandro Rocamora
La política vista desde el cuarto de estar // 22
Un clima de decepción, hartazgo y desesperanza
Por José María Jiménez
¡Yo paso de esa gente! // 28
Por José Luis Rozalén
Entrevista // 34
Con Joaquín Leguina, ex presidente de
la Comunidad de Madrid. Por Gloria Díez
Cine // 44
Pasión por la vida pública
Por Norberto Alcover
A pie de calle // 48
Aguantar a los políticos, nuevo problema
para el ciudadano español
Por Antonio Saugar
Comunicando // 52
Inauguración del Teléfono de la Esperanza de Jaén.
Honduras, sede del II Curso de Coordinadores de América.
Eulalia LLosa, ella era esperanza.
Colaboradores:
Herminio Otero
Alejandro Rocamora
Redactor jefe y Publicidad: José Mª Jiménez
Gloria Díez
Fernando Alberca
José Luis Rozalén
Antonio Saugar
Diseño gráfico:
José Luis Mendoza
Coordinación:
Impact 5
Edita:
Tel.: 917 818 795
Teléfono de la Esperanza
Depósito Legal:
Fotografías ©©:
M-28.500-1973
www.sxc.hu
Dirección, redacción
y administración:
Francos Rodríguez, 51
(Chalet, 25)
Con la financiación de:
28039 Madrid
Tel.: 91 459 00 62
Fax: 91 459 04 50
e-mail:
[email protected]
Director:
Pedro Miguel Lamet
5
SE BUSCAN JÓVENES PARA LA POLÍTICA
y que sus padres no se enteren
¿Ves alguna diferencia entre el pasado —sólo
diez años, por ejemplo— y el de ahora mismo?
¿No ves que esa sombra que protegía nuestro
sueño de vivir —la sociedad, la cultura, la política, la religión— parecen haberse diluido dejándonos a la intemperie? ¿Quién cree en algo?
¿Quién cree en alguien? Pero no, la Política no
mancha las manos sino que algunos políticos se
manchan las manos. Nos quejamos: ¿qué va a
pasar? Pero no nos atrevemos: ¿qué vamos a
hacer? Necesitamos jóvenes que se adentren en
la buena Política; que la busquen como servicio.
Y sobre todo sin esquivar nuestro compromiso
de ciudadanos, sí el de súbditos. Deseamos vivir
con y para otros en instituciones justas. Aunque
diga el refrán “En España es herejía tener sentido común”, no haya lugar para el desaliento.
Este libro es un buen avisador y desentraña
ideas claras e ilusiones realizables. ¡Quien lo
lea tendrá la palabra y, además, se pondrá en
marcha!
Pedro Ortega Campos (Peal de Becerro, Jaén) es
Doctor en Filosofía y Letras, y en Sociología,
Catedrático de Filosofía de Educación Secundaria.
Fue secretario y vicepresidente de la Sociedad
Española de Profesores de Filosofía (SEPFI) y vocal
de la Asociación Internacional de Profesores de Filosofía (AIPPh).Voluntario desde hace veinticinco años
en el Teléfono de la Esperanza, cuenta en su haber
con una treintena de libros y un centenar de artículos
en revistas especializadas nacionales y extranjeras.
Para contactar con el autor:
[email protected]
Carta del director
REGENERAR LA POLÍTICA
“¡Cómo está la política!” comentaba el sereno gallego de La verbena de la Paloma, para dar “otra vuelta a la manzana”. Los problemas de la cosa pública y la vida
política son tan antiguos como el ser humano y la historia se repite. Ya en la vieja
Grecia para los sofistas la política era el arte de poder persuadir mediante la palabra. Persuadir no significa tener la verdad, sino poner la palabra al servicio de unos
intereses y así concebir las leyes como convencionalismos, que los hombres adoptaban para vivir en sociedad de manera diferente a como lo hacen los animales y en
donde el más fuerte se aprovecha del más débil. Hoy el hombre de la calle comienza a descubrir que la mayor parte de los políticos
no son sino sofistas disfrazados. Dicen buscar el bien común, pero pronto se les cae
la careta y la gente se da cuenta de que se limitan a llenarse la boca de palabras que
ocultan el propio interés o el del partido, caiga quien caiga.
Sócrates se preocupó por la búsqueda del fin o propósito del hombre, en encontrar
el objeto del ser humano, que si bien no definió, viene a ser el de hacer posible que
el hombre viva en sociedad.
La política viene a ser pues la actividad social y práctica cuyo objeto es la búsqueda del bien común de los integrantes
de una comunidad. Por lo tanto, es el bien común el principio y fin ético de la política. Y será bueno todo aquello que
beneficie, acreciente o promueva el bien común. Será en cambio malo para la política lo que se oriente a perjudicarlo, disuadirlo, disminuirlo, desvirtuarlo.
Esto parece obvio, pero la gran pregunta de siempre es cuál es ese bien común. La respuesta de los politólogos es clara: un bienestar general, que se logra por medio de una auténtica justicia social, cuya finalidad no es otra que alcanzar
una adecuada distribución de la riqueza entre todos los grupos sociales. Para ello hace falta la presencia de un Estado capaz de generar ese equilibrio. Un Estado que no elimine la responsabilidad de las personas, de las comunidades y de las organizaciones intermedias. Un Estado que no convierta a los ciudadanos en marionetas o peleles, y en amordazadas servidoras a las comunidades y organizaciones intermedias, puesto
que todo el mundo sabe que el exceso de intervención estatal ha sido algo nefasto para las sociedades civiles.
Pero tampoco es bueno un Estado del todo ausente, que deje la suerte de sus habitantes al juego de la oferta y demanda. Ni un Estado indiferente a los problemas sociales. El Estado debe intervenir para asegurar el mínimo de bienestar para todos. Sin demagogias pero con eficacia. La mezcla de libertad y justa intervención genera hoy día la tensión
entre modelos liberales y socialistas.
Por ello, todo Estado se desnaturaliza, es decir, pierde su esencia, cuando se corrompe y desvirtúa transformándose
al provecho de unos pocos.
Según Aristóteles hay tiranía, oligarquía o demagogia cuando un tirano, una minoría o una mayoría gobiernan para sí
mismos. Estas serían las formas desnaturalizadas.
Por consiguiente, factores que conducen a la desnaturalización del Estado, a su proceder éticamente negativo, inmoral, ilegítimo e ilegal son principalmente el economicismo, la tentación del poder absoluto y la pérdida de un orden político.
Hoy la política se ha convertido en un fenómeno global dependiente del dinero. La posesión de éste engendra poder
absoluto, por lo que unos países ricos o sus multinacionales detentan el gobierno del mundo y los pobres no pintan
nada. En esta situación todo se derrumba, no hay orden ni justicia.
¿Existe alguna solución? Aunque parezca utópica, no hay otra que volver a la conciencia moral, a la virtud en un sentido amplio; a la rectitud de su conducta, que se traduce en ética personal y colectiva. Krause, filósofo de gran influencia sobre la doctrina radical, sostenía que la ley moral lleva implícita la libertad y el orden, siendo su máxima de
conducta más difundida la siguiente: “Haz el bien por el bien mismo”.
Es necesario pues encontrar políticos con ideales. ¿Que la política es siempre sucia y lo mejor es huir de ella, como
dice la gente? Para éstos es aplicable el dicho: “Aunque no te ocupes de política, ella se ocupará de ti”. No podemos
sustraernos de ella, porque condiciona nuestra vida desde la comida a la familia, pasando por la casa y el trabajo. Decía Moravia que “curiosamente los votantes no se sienten responsables del fracaso del gobierno que han votado”. Por
eso la regeneración política es una tarea que nos atañe a todos y, al final, tenemos los gobernantes y representantes
que nos merecemos.
Pedro Miguel Lamet
7
A Fondo
LA GENTE Y
LA POLÍTICA
DE LA ESPERANZA AL DESENCANTO
Por Herminio Otero
En nuestra historia reciente hemos pasado de la esperanza política
al desencanto. Después de años de lucha e ilusión, el divorcio entre
la clase política y la ciudadanía parece cada vez mayor.
8
A Fondo
La cleptocracia nacional, una realidad
Hace años, Jesús Gil sacó a la luz, cuando los
delitos habían prescrito, las copias de los cheques
con los que había pagado comisiones millonarias
a personajes del entorno del PSOE andaluz y de la
Junta de Andalucía. Recientemente, el juicio oral
de la «Operación Malaya», amplificado “con los
ribetes cuasi folclóricos de un morboso carrusel
de celebridades del cotilleo”, puso de manifiesto
la corrupción política afincada entre nosotros a
lo largo de toda la geografía. Los protagonistas,
vinculados al gilismo marbellí y convertidos en
personajes de la telebasura, representan la cara
esperpéntica de una epidemia moral incubada en
los entresijos de nuestra sociedad política y que
afecta de manera transversal a las estructuras
locales y regionales de la mayoría de los partidos
que forman parte del sistema.
La corrupción de Marbella se distingue del resto
de episodios delictivos que salpican la geografía
política española en que fue perpetrada por un
grupo al margen de la partitocracia convencional.
Pero el mal germina en los partidos políticos y
en muchos de los que tienen en la política su
oficio y beneficio, de modo que los entendidos
hablan de “cleptocracia nacional”: una epidemia
moral causada por la transversalidad política,
la dispersión territorial, el transfuguismo y la
impunidad electoral. Estos últimos meses, hemos
contemplado entre estupefactos e indignados
las informaciones sobre la trama Gürtel que
nos han ido desvelando cuán amplio llegaba a
ser el número de cargos públicos tocados por
la corrupción en el seno del Partido Popular en
Madrid y en la Comunidad Valenciana. Estas
últimas semanas, la campaña con motivo de
las elecciones catalanas ha vuelto a poner de
El descrédito de los políticos
es tal que nos invade
una nueva marea populista,
la que daría, por ejemplo, a
Belén Esteban, bautizada
como “la princesa del pueblo”,
el 7,9% de los votos si se
presentase a las elecciones;
sería la tercera fuerza
política más votada por
detrás del PP (40%) y
del PSOE (37%)
actualidad el caso del Palau de la Música en el
que se investiga la presunta financiación irregular
de Convergència Democràtica de Catalunya. A
ojos de los ciudadanos, en la práctica totalidad de
casos de corrupción que afectan a los partidos, las
direcciones de los partidos se han comportado con
gran pasividad y, a veces, hasta con comprensión
y respaldo de los presuntos corruptos.
Lamentablemente, es muy triste comprobar que
el volumen de casos de corrupción en los que
están implicados los partidos políticos viene a ser
directamente proporcional a la cuota de poder de
los mismos. De hecho, de los 730 casos judiciales
abiertos hasta noviembre de 2009, más de la
mitad (464) correspondía a dirigentes del Partido
Socialista (264) y del Partido Popular (200),
mientras el resto se repartía equitativamente
entre otras fuerzas políticas en proporción con su
implantación electoral.
Muchos simpatizantes de esos partidos, como
si se les hubiera inoculado una vacuna política,
tienden a exculpar a los responsables de este
mal, sobre todo si son de los ‘suyos’, de modo
que estos escándalos no castigan a los partidos.
Esta normalización produce un efecto perverso:
el desprestigio de la clase política, considerada
sospechosa en su conjunto, y que se traduce en
frases como “todos son iguales” y “no hay político
bueno”, porque “todos van a lo suyo”.
9
A Fondo
Melancolía de la política
Recientemente Fernando Villaespín (El País,
15/10/2010) resumía que ningún presidente del
Gobierno de la reciente historia de la democracia
española ha tenido un final feliz en su último
mandato. “Adolfo Suárez acabó mal; Felipe
González acabó mal; José María Aznar acabó mal.
Ahora le toca a José Luis Rodríguez Zapatero.
Parece como si el pueblo español, cual Saturno,
necesitara devorar a sus hijos, a aquellos a los que
previamente ha promovido para ser sus máximos
representantes.” Todos ellos fueron vilipendiados,
insultados, descalificados… con cierta visceralidad
y saña. Parece como si necesitáramos fulminar
y destruir a quien ostenta el poder en nombre
de todos. Quizás no hemos perdido el carácter
guerracivilista de donde provenimos (al menos
desde el siglo XIX) y por eso necesitamos liquidar
al adversario, aunque en eso no tenemos la
exclusiva: lo mismo sucede ahora en Estados
Unidos con Obama, en Francia con Sarkozy, en
Alemania con Merkel, y quizás pronto ocurra
también en Reino Unido con Cameron.
El divorcio entre la clase política y la ciudadanía
parece cada vez mayor: ambos desconfían uno del
otro. Como en democracia los ciudadanos siempre
tienen razón, parece que los responsables políticos
serían los culpables, pero parece también evidente
que no pueden estar haciéndolo siempre y todos
mal. O sea, que hay una presunción en contra de
la política y de quienes se dedican a ella, y que se
concreta en el desprestigio de lo político.
La tentación ya ha aflorado: una nueva marea
populista nos invade, que daría, por ejemplo, a
Belén Esteban, bautizada como “la princesa del
pueblo”, el 7,9 % de los votos si se presentase
a las elecciones; sería la tercera fuerza política
más votada por detrás del PP (40%) y del PSOE
(37%). Los datos del estudio, realizado por Sigma
Dos, indican además que sería en Cataluña donde
Belén obtendría más votos (8,9 %).
Parece que Belén Esteban no se presentará a las
elecciones, pero seguirá animando el cotarro de
la telebasura, donde cada vez más se mezclan
la gente de la farándula y algunos políticos que
hacen cualquier cosa por llegar a la gente.
10
Es más, algunos faranduleros pasan a ser los que
aportan el liderazgo ficticio de un pueblo cansado
de los juegos políticos. En ellos se confía para dar
soluciones urgentes ante la imagen de impotencia
que proyecta la política en unos momentos en
los que más necesitamos de soluciones certeras.
Pero los políticos siguen ensimismados en sus
apariencias y enfrentados con otros políticos en
un ritual repetido. Dan la apariencia de seguir sus
máximas preferidas: “A menos ideas, más insultos;
a menor ideologización, mayor antagonismo.”
Y la gente, ante este panorama, deja de
implicarse y ya no se responsabiliza de los asuntos
públicos. Delegamos en los políticos la solución
de los problemas comunes y nos refugiamos
en nuestros privatismos. Lo que sí hacemos es
quejarnos, como niños malcriados, porque no nos
proporcionan los servicios y prestaciones a los
que nos creemos con un derecho casi natural. No
nos comprometemos; a lo sumo, nos apuntamos
a un partido de forma primaria y sin matices, con
lo que caemos en la misma imagen de desunión
que criticamos en los políticos. “El resultado
es una clase política enfrentada entre sí y una
ciudadanía en guerra con sus representantes o
sumergida en la indiferencia”.
Los políticos como problema
Esta política agonística y banalizada no provoca
ira, sino que desemboca en la melancolía por el
desvanecimiento de un verdadero impulso cívico
y de una política más heroica. Y entonces los
políticos no son la solución sino un problema. Entre
ellos se da una alta tasa de mediocres. Sáenz de
Buruaga lo resumía recientemente así (El Mundo,
16/10/2010): “Muchos (políticos) han aparecido
en la política sin pasar por la escuela de la vida, sin
pelearse por un puesto de trabajo, sin hacer una
cola en el Inem, ni tan siquiera ser mileuristas.
Viajan en coche oficial sin haber utilizado el
metro ni saber dónde para la línea 54 del bus.
Tienen unos privilegios difíciles de entender. Son
profesionales de la cosa que apenas brillarían en
el competitivo mundo del mercado laboral. Y lo
que es peor, suelen olvidarse de que su obligación,
y supuesta vocación, es tan simple como servir al
ciudadano y no vivir a costa del contribuyente.”
A Fondo
Para el periodista Sáenz de
Buruaga el problema radica
en que “muchos políticos
han aparecido en la política
sin pasar por la escuela de
la vida, sin pelearse por un
puesto de trabajo, sin hacer
cola en el Inem, ni tan
siquiera ser mileuristas.
Viajan en coche oficial sin
haber utilizado nunca el
metro. Tienen unos
privilegios difíciles de
entender. Y lo que es peor,
suelen olvidarse de que su
obligación es tan simple
como servir al ciudadano
y no vivir a costa del
contribuyente”
Ante esa situación, contraponía “el orgullo de ser
españoles, esa sensación única, de tribu, que nos
hace sentir la selección española de fútbol, o la
de baloncesto, o a Rafa Nadal y los chicos de la
Davis, o a Gasol en sus Lakers, o a Contador sin
filete de clembuterol, o a Lorenzo, Pedrosa y los
kamikazes de la moto, o a Alonso, que va más
deprisa que su coche.” Y abogaba por superar las
fronteras que políticos mediocres ponen entre
la derecha y la izquierda desde la ignorancia y
la ceguera ideológica, y por saltar las barreras
levantadas en función del lugar en donde habitan…
Las banderas salidas espontáneamente a la calle
y el himno colectivo «¡Yo soy español, español,
español!» les dejan con el culo al aire.”
Otros himnos, otros sones
En nada se parecían esas banderas y sones de
esta fiesta colectiva a otros sones y banderas
que se contrapusieron 70 años antes y que
desembocaron en una guerra civil todavía no
olvidada. Tras la larga noche de piedra llegaron
días ilusionantes en los que a la gente se le volvía
a invitar a la participación (“Habla, pueblo, habla”)
en un país joven que quería olvidar y mirar al
futuro. Jarcha resumió en Libertad sin ira lo que la
gente vivía y después se convirtió en himno de la
Transición: “Dicen los viejos que en este país hubo
una guerra y hay dos Españas que guardan aún
el rencor de viejas deudas... Pero yo sólo he visto
gente que sufre y calla, dolor y miedo, gente que
sólo desea su pan, su hembra y la fiesta en paz…”.
Y la fiesta comenzó porque había libertad sin
ira… Y crecieron las ilusiones y sonaron de
nuevo canciones como el Canto a la libertad, de
Labordeta, que se convirtió en otro himno de
ilusión y de esperanza para muchos: “Habrá un
día en que todos al levantar la vista, veremos una
tierra que ponga libertad…”
11
A Fondo
Era una canción con tintes y guiños religiosos y la
gente se vio reflejada en la utopía que reflejaba.
Por entonces se buscaba empujar la historia
hacia la libertad y todo se hizo nuevo: partidos,
Constitución, autonomías… Y comenzó una
marcha en la que estamos embarcados desde
hace 35 años (el franquismo con la guerra duraron
menos de 40), aunque parece que las heridas
que aparentaban cerradas se han reabierto con la
memoria histórica y otras reyertas. Y poco a poco
la ilusión se fue transformando en desencanto y
la esperanza fue vencida por la acomodación o el
cansancio.
Labordeta como representante
El 18 de septiembre moría a los 75 años el
político y cantautor José Antonio Labordeta. Un
día más tarde, más de 25.000 personas, ya de
noche, volvieron a entonar de forma espontánea
el Canto a la libertad en el exterior del Palacio de
la Aljafería, sede de Las Cortes de Aragón, como
lo habían entonado en mayo de 1976 miles de
jóvenes que asistieron al primer y último Festival
de los Pueblos Ibéricos en la Autónoma
Tras la dictadura,
llegaron días ilusionantes
en los que a la gente se
le volvía a invitar a la
participación; desde
entonces hasta ahora, la
gente ha pasado de la
esperanza al desencanto:
reflejo de ello son las
canciones –y hasta la propia
vida- de José Antonio
Labordeta
de Madrid. En aquella ocasión todos lo conocían,
aunque estaba prohibido: ese himno traducía sus
ansias de libertad.
De entonces hasta ahora la gente ha pasado de la
esperanza al desencanto: las mismas canciones
de Labordeta y –hasta su vida– lo reflejan.
CARTA DE UNA MADRE A
“¡Para las siguientes elecciones, voto!”. Eso es lo que
dices a tus 16 años, lleno de
ilusión porque, por fin, podrás
opinar.
Me gustaba escuchar a los políticos, aunque no coincidiese
con ellos.
portaba lo inmediato, sino, y sobre todo, lo que significaría para
el futuro. O así lo sentía yo.
Lo malo es que tu voto será
de castigo, (“Para que no salga...”), no de convencimiento
(“Quiero que gane...”)
Los consideraba gente con capacidad, preparados para desempeñar su tarea, manejaban
un vocabulario amplio y siempre ajustado a lo que querían
decir o transmitir.
Hoy la sensación es otra y, si
escuchamos a nuestro alrededor, podemos percibir el descontento, el desaliento.
Yo recuerdo la primera vez que
voté. Me sentía importante:
tenía la oportunidad de participar, de decidir.
En general, poseían sentido de la
responsabilidad, eran cautelosos
u osados y tenían una visión amplia de la realidad; no sólo im-
12
Reconocemos que los políticos
son necesarios, pero, a menudo, creemos que no son los
idóneos. Ya no disfrutamos con
sus debates, agresivos, pobres
en ideas, sin propuestas, cuyo
A Fondo
SU
HIJO
eje es el insulto, la descalificación personal.
Tenemos la impresión de que
mienten, de que luchan o se
despellejan por su propio interés, no por el de todos, y de
que improvisan y toman decisiones sin control, sin sopesar
las consecuencias lo suficiente.
Actúan, después piensan. Nos
están fallando. La sociedad se
contagia de sus malos modos, de su pobreza intelectual
ADOLESCENTE
y padece sus múltiples reformas, de tal manera que, poco
a poco, lo esencial se olvida:
la educación, el reconocimiento del esfuerzo y del trabajo
como bien común, el respeto a
los semejantes y a los diferentes, el valor de la palabra...
ración, por su capacidad para
ilusionaros y por su dedicación
para llevar a cabo un proyecto
en el que cree y por el que merece ese voto.
Ojalá tú, hijo, y muchos otros
como tú, cuando ejerzáis vuestro derecho a votar, lo hagáis
seguros de que vale la pena
apoyar al que habéis elegido,
por su trabajo, por su prepa-
Que la política sea tan transparente como la urna donde lo
has depositado.
Que sea un voto meditado, y
convencido, y confiado.
Marimar Luna Regueira (A
Coruña)
13
A Fondo
Era Labordeta –a decir de Gabriel Jaraba– un
hombre bueno y honrado, sabio y sincero,
afectuoso y fiel. Y discreto, vergonzoso ante los
elogios y receloso con la ostentación. Si hubiera
visto su cuerpo en el ataúd expuesto en el palacio
de la Aljafería, se hubiera vuelto a morir. O quizás
hubiera echado mano de su socarronería para
decir: “Jodo, toda esa gente desfila por aquí
delante como cuando la muerte de Franco”.
Precisamente la masiva reacción ante su muerte
se debe a un arquetipo permanente en las
sociedades modernas: el complejo de orfandad.
Muerto Franco, la gente fue a despedirse en
interminables colas.
La normalización de la
corrupción en la política
produce un efecto
perverso: una ciudadanía
sumergida en la
indiferencia y el desprestigio
de la clase política,
considerada sospechosa
en su conjunto, y que se
traduce en frases como
“todos son iguales”, porque
“todos van a lo suyo”
Y la gente, pocos años después, volvió a salir a la
calle cuando murió Enrique Tierno Galván, alcalde
de la “movida” madrileña, que fue adoptado como
abuelo por una generación de jóvenes perdidos
en la gran ciudad, cuyos mayores se quedaron
en el pueblo.
hermanos, que no amanece por nada... Vamos
ahora, compañeros, a defender lo alcanzado, a
seguir hacia delante, la lucha no ha terminado.”
Y la gente salió de nuevo a la calle, ahora,
en Zaragoza, a expresar su cariño popular a
Labordeta, “el abuelo”, un profesor de instituto
y andariego, un político llano y un cantante
simbólico de un tiempo y un país, que en 1975
había cantado aquello de “recuérdame como un
árbol batido, como un pájaro herido, como un
hombre sin más”. Lo cantaba en Ya ves, antes de
decir:”Ya ves que fuimos agrietando los muros
mantenidos.”
Y en 1984, en Qué queda de ti, qué queda de
mí, entonó otro himno (Somos) con ocasión de la
muerte de Tierno. Allí seguía diciendo que “somos
como esos viejos árboles batidos por el viento que
azota desde el mar.” Pero confesaba ya entonces
que “hemos perdido compañeros, paisajes y
esperanzas en nuestro caminar... Hemos perdido
en nuestra historia canciones y caminos en duro
batallar... Hemos atravesado el tiempo dejando
en los secanos nuestra lucha total.”
Eran los primeros años de ilusión en los que “tras
siglos de destrozos” recuperábamos el eslogan
de la Revolución Francesa. Y así lo resumía en
Caminaremos: “Caminaremos hasta el instante en
que en la lluvia crezca la libertad… Caminaremos
hasta la aurora en que en el viento renazca la
igualdad… Caminaremos hasta el momento en
que las manos sean fraternidad…”
Un año más tarde, estaba ya Aguantando
el temporal, según título del disco en el que
confesaba que “de aquel tiempo pasado agridulce
es el fin, de aquel tiempo pasado sólo te
guardo a ti.” Habían caído las utopías y
comenzaba a triunfar el refugio
en el yo y la resignación
Labordeta siguió soñando año tras año y poniendo
voz a nuestros sueños, pero ya en 1978 apuntaba
en Compañeros, del disco Que no amanece por
nada: “Compañeros, compañeros, hasta aquí
ya hemos llegado, atrás dejamos la noche con
la violencia y el miedo... Qué larga ha sido la
noche, y el alba que tanto tarda: salid al camino,
14
A Fondo
y la incertidumbre, como cantó 1987: “Qué
vamos a hacer, qué vamos a hacer cuando el
futuro venga con nosotros a tomar café.”
Dos años más tarde, en 1989, lo resumió de otra
forma en Banderas rotas: “He puesto sobre mi
mesa todas las banderas rotas. Las que nos rompió
la vida, la lluvia y la ventolera de nuestra dura
derrota. Rota permanece aquella que levantamos
al cielo pensando que la justicia crecería como
un vuelo de gaviotas en el mar y vimos cómo
al final sólo nos quedó el recuerdo de un mástil
desarbolado y unos jirones de tela rotos por el
vendaval.”
En 1993 apareció el disco Canciones de amor como
síntoma del abandono de las utopías y refugio en
el encuentro personal. Y ya en el primer año del
siglo XXI, en su Retrospectivo existente, dice: “Me
registro los bolsillos desiertos para saber dónde
fueron aquellos sueños…”
Aquellos sueños colectivos se han
encontrado con esta realidad de
desencanto y de cleptocracia
nacional, que no es como
la soñábamos, sino como
la temíamos.
15
A Fondo
DE MAQUIAVELO A
TOMÁS MORO
Apuntes para una psico(pato)logía del político profesional
Hace unos meses leí una frase de David Cameron, primer ministro del Reino
Unido, referente a la clase política. Decía así: “Lo importante de un político
no es su ideología sino su personalidad”. ¿Es esto cierto? ¿La personalidad
está por encima de la ideología? ¿Qué ocurre cuando la personalidad del
político no es la adecuada, también la ideología se convierte en perversa?
Preguntas que tendrán respuestas en las siguientes páginas.
Por Alejandro Rocamora
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A Fondo
Profesión y personalidad
La persona, según los entendidos, es una confluencia de fuerzas y de circunstancias: desde la
carga genética a la relación con las figuras más
influyentes, los padres, pasando por la ciudad en
donde hemos vivido, la cultura que respiramos e
incluso los profesores que tuvimos, así como los
amigos, la familia y un largo etcétera de situaciones que han ido configurando cómo somos.
A esa parte genética, que es como la herencia
de la personalidad, pero que todavía no se sabe
identificar, la llamamos temperamento. El resto
de los factores culturales, relaciones, psicológicos
etc., son los responsables del carácter.
En definitiva, podemos afirmar que somos el resultado de nuestro temperamento y de nuestro
carácter. El temperamento es inamovible, pero el
carácter si es posible su modificación. Éste último
es como la señal de identidad y la manifestación
externa de cada uno de nosotros, sabiendo que
todo este proceso no se produce de forma pasiva
sino que cada persona elabora de diferentes maneras una misma realidad o vivencia. El carácter,
pues, representa la originalidad de cada uno de
nosotros; el carácter es lo que hace que yo sea
diferente e irrepetible. Como decía un psiquiatra
“el carácter es lo que hacemos cuando nadie nos
está mirando”.
La personalidad es una organización dinámica
que define el comportamiento y el pensar de
cada individuo y se va fraguando a lo largo de
cada biografía. Todas las acciones, pues, de cada
ser humano son el producto de su personalidad
y a la vez, ésta determina su forma de actuar
en el mundo: vivir en el campo o en la ciudad
(cuando se tiene opción para ello), elegir unos
estudios u otros y también dedicarse a la política
o a otra actividad.
El “político narcisista” parte
del convencimiento de que es
el mejor del mundo y, por lo
tanto, todo debe estar a su
servicio. Carece de un mínimo
de autocrítica poniéndose
una “venda para no ver” las
deficiencias y potenciando
los pequeños éxitos. Se
siente “el ombligo el mundo”.
Es tan autosuficiente que es
incapaz de comprender el
sufrimiento de los demás
Así, hay profesiones para todos los estilos de personalidad: de servicio (sanitarios, policías, profesores, políticos, etc.); con gran pasión por las
relaciones sociales (relaciones públicas, dirección
y producción de eventos, etc.); con dotes de gran
planificador con tendencia al control y la perfección (carreras administrativas, ingenieros, entre
otros); muy competitivos, motivándose en situaciones de gran tensión (deportistas, carreras comerciales y de gestión, etc.).
Esto es simplemente una muestra de la relación
entre la profesión y el estilo de personalidad. No
obstante, no podemos concluir que el éxito profesional solamente se consigue si hemos elegido
en función de nuestra forma de personalidad. El
tema es más complejo. Por ejemplo: aunque se
afirma que una persona introvertida es un estilo
de personalidad idóneo para la investigación, eso
no quiere decir que una persona extrovertida no
pueda llegar a ser un buen investigador; o para
ser un buen administrativo debe tener un “estilo
obsesivo”, pues posiblemente todos conocemos
a secretarios y secretarias que no tienen esos
rasgos y sin embargo son buenos profesionales.
La razón es sencilla: la personalidad influye en
la profesión que elegimos, pero no es determinante, pues existen otros factores que no podemos controlar: la familia, la cultura, las ofertas
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A Fondo
de trabajo, etc. En definitiva, la elección de una
profesión es el resultado del deseo del sujeto, sus
capacidades y sus posibilidades reales: inteligencia, recursos económicos, recursos sociales, familiares, etc.
Además, en cada profesión, existen diferentes
formas de ejercerlas, que también están en relación con la personalidad del sujeto. En política,
simplificando, podemos afirmar que los diferentes
estilos de la acción política se encuentran entre
dos extremos, representados por dos personajes
históricos: Maquiavelo y Tomás Moro.
De Maquiavelo a Tomás Moro
Maquivelo, nace en Florencia en 1469 de familia
noble. En su obra más importante, El Príncipe,
describe la forma más adecuada que considera
imprescindible para gobernar: la búsqueda del
bienestar y seguridad de los ciudadanos, sin tener
en cuenta los principios éticos o morales. Todo es
válido siempre y cuando se busque el bien de los
súbditos. Según Maquiavelo el político
18
En el estilo psicopático de
hacer política se produce
ausencia de culpa. Ponen
en práctica la ley del
embudo: pueden ser muy
exigentes en el cumplimiento
de las leyes por los
demás, pero ellos pasan
completamente de las
mismas. Han llegado a la
política para servirse de
su posición, no para servir
a los ciudadanos. Una
forma de entender de esta
manera la política está
representada por los
corruptos y estafadores,
ya que lo importante para
ellos no es el bien común
sino su propio provecho
debe ser una persona hábil, con capacidad para
manipular y destreza para adaptarse a cada momento histórico. Concluye: al político se le valora
por su eficacia, no por su virtud.
Por el contrario, Tomás Moro (1478-1535) describe en La Utopía un estado ideal, donde lo nuclear
y básico es la familia, defendiendo una sociedad
agrícola en contra de una sociedad consumista.
No existe propiedad privada y rige sobre todo la
libertad y la tolerancia religiosa. En este contexto, el político es un hombre virtuoso que respeta
ante todo a los ciudadanos y lucha con medios
lícitos por su bienestar.
Si Tomás Moro lo podemos considerar como un
idealista, Maquiavelo está en el extremo opuesto. Entre esas formas de entender la política se
encuentran los diferentes “estilos de políticos”:
paranoide, narcisista, histérico y psicopático.
A Fondo
Tipología
Es evidente que posiblemente no encontremos
ningún político con uno de esos estilos en estado
puro, sino más bien una mezcla de los mismos,
pero con un predomino de alguno de ellos:
Estilo paranoide:
El paranoico busca la comprobación de sus sospechas y pone “trampas” a todos sus familiares y
amigos hasta que se “comprueban sus temores”.
Se ve como inmerso en un torbellino de sospechas, que todo lo que ocurre a su alrededor lo ve
desde la perspectiva de su malestar y de sentirse
controlado.
El paranoico está solo ante el mundo y ante el
universo: él es el poseedor de la verdad, su verdad. El paranoico, que da la sensación de seguridad y poder, es un ser indefenso, que se encuentra ‘atacado’ por todas partes. Se defiende
porque se siente débil; juega a ser el duro de la
película pero en realidad es el más frágil, de tal
manera que cualquier acción, mirada, palabra,
o gesto, lo puede romper. El paranoico parte de
una premisa falsa (que él considera verdadera) y,
a partir de ahí, comienza a construir el castillo de
sus ‘verdades’.
La persona paranoica nunca reconoce su error
sino que siempre lo refiere a otro: “los demás
son los responsables de mis desgracias”, es el
mensaje que transmite. Así, si está enfermo, es
por culpa de los médicos que no saben curarle;
si la familia no funciona bien, es porque la pareja
no colabora. En política esto se traduce en lo siguiente: “los otros siempre son los responsables
de las desdichas”. Un ejemplo claro lo tenemos
con la actual crisis económica: la oposición dice
que el culpable es el Gobierno y éste que el origen de ella estuvo en EE.UU. ¡Siempre echando
balones fuera!
Estilo histérico
El histérico es una persona excesivamente preocupada por llamar la atención y ser el centro de
cualquier situación. Son superficiales, inestables
emocionalmente y se dejan influenciar por cual-
quier persona. Además son muy seductores, pero
difícilmente se implican emocionalmente. Buscan
la admiración de los demás, pero huyen de todo
compromiso.
Al “político histérico” le gusta figurar y ser el centro de atención, pero también su eficacia es nula.
Actúa en función de las apariencias, de lo que
dice la gente y su punto de apoyo no son sus convicciones, sino todo aquello que le puede hacer
más agradable a los demás.
El estilo paranoide de hacer
política se traduce en lo
siguiente: “los otros siempre
son los responsables de
todas las desdichas”. Un
ejemplo claro lo tenemos con
la actual crisis económica:
la oposición dice que el
culpable es el Gobierno y
éste que el origen de ella
estuvo en EE.UU.
Estilo psicopático
Sus características principales las podemos resumir de la siguiente manera: son explotadores
e irresponsables con tendencia a quebrantar
las normas establecidas y con gran dificultad
para establecer vínculos adecuados y duraderos. Además, para algunos autores, se produce
ausencia de culpa (por esto, existe un dicho en
psiquiatría clásica que dice: “la diferencia entre
un psicópata y un neurótico es que el primero
hace sufrir a los demás y el segundo sufre él”).
Generalmente son impulsivos, con baja tolerancia a la frustración, que no tienen en cuenta
la situación del otro y solamente se rigen por
una ley: “esto quiero, esto hago”. La única norma que respetan es su deseo y en ocasiones
se mueven por el mecanismo de proyección, al
insistir en que los que fallan siempre son los
otros, no el propio sujeto.
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A Fondo
En definitiva, son personas que siempre están en
conflicto con los otros y parece como si no tuvieran afecto y nada les importara los demás. Todo
ello se basa en dos presupuestos básicos de este
tipo de personas: se sienten distintos a los demás
y su relación con los otros es de explotador.
Una forma de entender de esta manera la política
está representada por los corruptos y estafadores, ya que lo importante para ellos no es el bien
común sino su propio provecho. Ponen en práctica la ley del embudo: pueden ser muy exigentes
en el cumplimiento de las leyes por los demás,
pero ellos pasan completamente de las mismas.
Han llegado a la política para servirse de su posición, no para servir a los ciudadanos.
Estilo narcisista
Es un concepto que proviene del psicoanálisis. Ha
tenido diferentes significados: desde un exagerado amor a sí mismo (como en el mito de
Narciso que se ve reflejado en el agua y
queda ensimismado de su belleza) hasta la forma de neutralizar un gran sentimiento de baja autoestima que se
compensa con la apariencia de un
sentimiento de autovaloración hipertrofiada. Algún autor ha llegado
a comparar el narcisismo con “la
inflación económica”, donde se
invierte por encima de las posibilidades reales.
Clínicamente se caracteriza
porque, pese a su “enorme autoestima”, es muy vulnerable
a cualquier pequeño desaire
o rechazo, respondiendo con
fuertes sentimientos de ofensa
o enfado. En las relaciones interpersonales, con frecuencia,
se muestran bastantes distantes y tratan de mantener una
impresión de autosuficiencia,
y de utilizar a los demás para
sus propios fines. Son personas que se consideran superiores a los demás en belleza,
talento, capacidad intelectual,
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etc., y solamente se encuentran bien cuando son
admirados y valorados por los demás. Su felicidad, pues, depende de la manifestación de aprecio y estima que los otros expresen.
El “político narcisista” parte del convencimiento
de que es el mejor del mundo y por lo tanto todo
debe estar a su servicio. Carece de un mínimo de
autocrítica poniéndose una “venda para no ver”
las deficiencias y potenciando los pequeños éxitos. Se siente “el ombligo el mundo” y
por lo tanto todos deben
estar a su servicio. Es
tan autosuficiente
A Fondo
que es incapaz de comprender el sufrimiento de
los demás.
El político ideal
El político debe ser una persona con vocación de
servicio y muy sensible a la problemática de los
ciudadanos. Además de una adecuada preparación, debe ser una persona honesta, coherente con su ideología y teniendo como fin
último, no su propio bienestar
sino el de los demás.
Debe ser más un
Al “político histérico”
le gusta figurar y ser el
centro de atención, pero
también su eficacia es nula.
Actúa en función de las
apariencias, de lo que
dice la gente y su punto
de apoyo no son sus
convicciones, sino todo
aquello que le puede
hacer más agradable
a los demás
‘Tomás Moro’ que un ‘Maquiavelo’, de modo que
la honradez y su capacidad para trabajar por
el bien general sean los motores de su acción política.
El buen político puede tener cualquiera de los estilos de comportamientos que hemos descrito, siempre
y cuando ninguno de ellos esté
hipertrofiado y sea tan notorio
que se convierta en el motor
exclusivo de la conducta del
sujeto. Lo patológico no es tener algunos de esos estilos de
comportamiento, sino cuando
alguno de ellos se convierte
en el centro y leit motiv de la
conducta del político, pues es
entonces cuando la personalidad puede pervertir cualquier
acción política. Ser paranoide, narcisista, histriónico e
incluso psicopático, dentro de
un orden, no es impedimento
para ser un buen político. De
esta forma el pensamiento de
David Cameron será cierto: la
personalidad del político es
más decisiva que su ideología
política.
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A Fondo
LA POLÍTICA VISTA DESDE
EL CUARTO DE ESTAR
UN CLIMA DE DECEPCIÓN, HARTAZGO Y DESESPERANZA
Suele admitirse que, en las conversaciones entre amigos y familiares, conviene eludir tres temas, comúnmente considerados conflictivos, con el fin de conservar el buen clima y evitar situaciones
comprometidas: el deporte, la religión y la política. Probablemente,
porque se trata de cuestiones que tienden a vivirse con grandes
dosis de apasionamiento que dificulta ver las cosas con la distancia
aconsejable. Quizá también porque ante ellas no resulta fácil mantener el grado de empatía que nos permitiría comprender los puntos de vista no coincidentes con los nuestros.
Por José María Jiménez
22
A Fondo
Entre el deporte, la religión y la política tal vez
sea ésta última la que concite un mayor interés
y despierte entre la ciudadanía un más alto grado de preocupación. El deporte, en efecto, salvo
que se trate de eventos muy importantes, pasa
bastante desapercibido para amplios sectores de
la sociedad y en cuanto a la religión, es justo reconocer, que, en culturas tan secularizadas como
la nuestra, ha dejado de ocupar un lugar central
entre las preocupaciones de la gente. Todo lo relativo al acontecer político, sin embargo, resulta
difícil de obviar en las tertulias familiares y no parece sencillo impedir la entrada en nuestros cuartos de estar a los fantasmas de la discusión política. Sobre todo en periodos de agitación social y
quiebra económica que instalan a los ciudadanos
en horizontes de inseguridad y hacen aflorar un
sentimiento más o menos generalizado de inconformismo y rebeldía.
Desde la calidez del cuarto de estar…
Pero cabría preguntarse ¿cómo se ve el complejo
universo político desde la intimidad del santuario
familiar? Pues yo diría que con notables dosis de
decepción, hartazgo y desesperanza. Cabría, naturalmente, reflexionar por qué.
En carta fechada el 25 de abril de 1739 Voltaire se
dirigía a Federico de Prusia en estos términos: “A
vos os corresponde destruir el infame político que
convierte el crimen en virtud. La palabra político
significaba, en su origen primitivo, ciudadano; y
hoy, gracias a nuestra perversidad, ha llegado a
significar el que engaña a los ciudadanos. Devolvedle, Señor, su antiguo significado”. Estamos,
sin duda, ante una de las más ácidas denuncias
con que uno se puede encontrar de la prostitución
de un término que, habiendo significado algo noble y digno, llega a alcanzar las más altas cotas de
la sospecha y el desprestigio.
De todas formas, tan crítica visión volteriana no
se nos antoja excesivamente alejada de la que
comparten un alto porcentaje de hombres y mujeres que, al margen de los aparatos de los partidos políticos, observan, desde la distancia de
sus cuartos de estar, cómo sus intereses más inmediatos son escasamente tenidos en cuenta por
unos responsables políticos por los que se sienten más utilizados que servidos.
La influencia de la familia
en la configuración de la
mentalidad política no se
basa, sin más, en el método
de adoctrinamiento, sino que
tiene que ver, sobre todo,
con el comportamiento que
los niños observan en sus
progenitores
Para mucha gente de a pie, así al menos lo revelan
todas las encuestas, la actividad política es percibida como algo sospechoso y poco merecedora de
confianza. Muchos ciudadanos, rehenes de minorías sin escrúpulo, se sienten atrapados en un juego
de intereses partidistas por los que no se sienten
concernidos y perciben que los profesionales de la
política mercadean a sus espaldas sin más propósito que mantenerse o alcanzar el poder. Nociones
tan importantes como bien común o intereses generales son utilizadas tan sólo como señuelo para
fidelizar a los ya convencidos o seducir a los más
indecisos. Alguna responsabilidad deberán, pues,
asumir, en el hecho de que su imagen se haya deteriorado hasta extremos tan lamentables.
Pero no sería justo ni prudente generalizar. Ello
supondría cometer una más que notable injusticia con muchos hombres y mujeres que, en aras
de una vocación de servicio público, trabajan con
denuedo por el bienestar de sus conciudadanos
y asumen la gestión de los asuntos comunitarios
con dosis encomiables de honestidad y decoro.
La familia como agente de socialización política
Lo que no puede ponerse en duda es que la familia ejerce una poderosa influencia en la configuración de la mentalidad política de sus miembros
y en la forma en que éstos contemplan a quienes
23
A Fondo
gestionan los asuntos públicos. Como principal
agente socializador y trasmisor de valores, no es
ni puede ser ajena a los principios políticos que
orientan la vida civil de sus miembros.
El profesor Antonio M. Jaime Castillo, de la Universidad de Granada, ha puesto de relieve que las
actitudes políticas básicas se generan a través de
procesos de socialización que se desarrollan en
la infancia, en contacto con la familia. Todas las
investigaciones al respecto destacan que ésta es
quien moldea las orientaciones ideológicas básicas
de los individuos entre las que se incluyen, por
supuesto, las políticas. Se ha podido comprobar,
en este sentido, que los niños tienen orientaciones
políticas desarrolladas antes de entrar en contacto con otras instancias socializadoras. Quiere esto
decir que la familia, aún siendo una agencia socializadora no política, transmite valores políticos.
Y lo hace con fuerza más que notable si se tiene
en cuenta que las relaciones familiares están cargadas de contenidos emocionales que hacen mucho más permeables a los socializados. Y más si
añadimos que se trata de individuos poco hechos,
todavía en formación en los que cualquier impacto
deja huellas mucho más profundas.
Fidelidad partidista
Ello explicaría el alto grado de correlación entre
las orientaciones políticas de padres e hijos. Parece ser que la afinidad hacia los partidos ‘se hereda’ en el seno de la familia. Sin duda el éxito
en la transmisión de las lealtades partidistas está
muy relacionado con el mayor o menor grado de
politización de los hogares, de manera que en
aquellos en los que se habla con normalidad de
política y los padres expresan y argumentan sus
preferencias en relación a los partidos, los hijos
tienden, generalmente, a coincidir con ellos.
Ese proceso de afinidades ideológicas no se basa,
sin más, en el método de adoctrinamiento, sino
que tiene que ver, sobre todo, con el comportamiento que los niños observan en sus progenitores durante la etapa de socialización. Es a través
del ejemplo como los padres tratan de que sus
hijos aprendan sus propios valores y simpatías
políticas. La familia se convierte de esta manera
24
Dada la radical
sociabilidad del ser humano,
la participación en la vida
ciudadana se convierte en un
verdadero imperativo moral;
y la alternativa a la
participación no es otra que
la manipulación, la triste
situación a que se ven
abocadas aquellas
sociedades que renuncian
a sus responsabilidades
A Fondo
Utilizar la fuerza
socializadora de la familia
para sembrar actitudes
participativas, de tolerancia
y de respeto por grandes
principios morales, es la
mejor contribución que
podemos hacer desde el
hogar para que la vida
política alcance los niveles
de madurez que
son exigibles
en el grupo de referencia clave que transmite y
sostiene las lealtades políticas de sus miembros.
Sin embargo, su influencia disminuye a medida que aumenta la formación de los individuos.
Aquellos que acreditan un mayor nivel cultural
tienden a adquirir juicios políticos que se alejan
de los que mantiene su familia de origen. Tal vez
tenga ello que ver con el hecho bien contrastado
de que una buena educación contribuye al desarrollo de la capacidad crítica y, en consecuencia, también a la independencia ideológica. Es así
como acaba entrando en crisis la continuidad de
las preferencias de una generación a otra lo que
implica, sin duda, un más alto grado de madurez
y una cierta renovación o, si se quiere, una “ventilación” de la vida democrática. No conviene, en
efecto, ignorar que la perpetuación acrítica de las
ideologías suele estar llena de prejuicios que instala a quienes las abrazan en un terreno en el
que predomina la rigidez y la exclusión.
Responsabilidad de la familia
Pero si, tal como venimos diciendo, la familia es
el principal agente de socialización política y de
fidelización partidaria, no deberá dar la espalda a
sus responsabilidades como transmisora de actitudes políticas al margen de las cuales no parece
posible la convivencia social: me refiero a actitudes como la participación, la tolerancia y la exigencia de talantes éticos y de espíritu crítico:
Educar para la participación en los asuntos
públicos…
En el siglo IV antes de Cristo, ya Aristóteles afirmaba que el hombre era un animal político por
naturaleza, es decir, no como algo que se pueda o
no elegir, sino necesariamente. Llegó a enfatizar
señalando que aquellos que no tuvieran necesidad de vivir en sociedad podrían ser una bestia o
un dios pero en ningún caso un hombre.
No parece que nadie ponga hoy en tela de juicio
esa radical sociabilidad del ser humano de la que
hablaba el viejo filósofo de Estagira. Pero siendo
las cosas así, se nos antoja, no sólo convenien-
25
A Fondo
te, sino necesario que el ser humano comprenda,
desde su más tierna infancia, que los asuntos públicos no le son ajenos y que, en consecuencia, la
participación en la vida ciudadana se convierte en
un verdadero imperativo moral.
Participar no significa tan sólo tomar parte de los
procesos electorales. Reducirlo a eso puede constituir, y de hecho constituye, una verdadera mixtificación de las responsabilidades políticas.
Participa quien se muestra vigilante ante los poderes, quien no hipoteca indefinidamente sus adhesiones políticas al abrigo de prejuicios que le
llevan a seleccionar ciegamente la información
hasta el extremo de excluir los datos que no vengan a confirmar sus ideas preconcebidas.
Participa quien se muestra responsablemente
crítico con los gestores de los asuntos públicos
sin caer en un clientelismo que le haga cerrar los
ojos ante los tropiezos de los ‘suyos’, simplemente porque son ‘suyos’.
Participa quien, desde las diversas asociaciones
que surgen en las sociedades civiles más dinámicas, denuncia injusticias, se compromete y
pelea para mejorar las condiciones de los más
desfavorecidos, exige recursos para atender las
necesidades de los más menesterosos o participa
en movimientos cívicos que persiguen un mundo
más justo y más solidario…
Porque sabemos de sobra que la alternativa a la
participación no es otra que la manipulación. Y la
manipulación, no lo olvidemos, es la triste situación
a que se ven abocadas aquellas sociedades que renuncian a sus responsabilidades y delegan en quienes las dirigen hasta extremos que no son prudentes ni recomendables. ¿Habrá que recordar que una
de las características de las dictaduras es la atrofia
de los cauces de participación ciudadana y la hipertrofia, por el contario, de un liderazgo desde el que
se controla, se dirige y se manipula a unas masas
cada vez más adormecidas y más incapacitadas?
Incentivar a los más jóvenes para que desde actitudes participativas se comprometan con los asuntos
comunitarios es un objetivo irrenunciable al que las
familias no deben dar, en ningún caso, la espalda.
26
El peso de la familia para
influir en la afinidad política
disminuye a medida que
aumenta la formación de
los individuos; una buena
educación contribuye al
desarrollo de la capacidad
crítica y, en consecuencia,
también a la independencia
ideológica
Tolerancia…
Si algo resulta especialmente llamativo para el
hombre de la calle es la facilidad con que los
miembros de las castas políticas se descalifican
los unos a los otros, excluyen mutuamente sus
planteamientos y son remisos a reconocer las
bondades de los discursos de sus adversarios…
Les cuesta mucho entender que para avanzar por
la senda de la convivencia es necesario suavizar
posturas intransigentes, admitir discrepancias,
reconocer errores y asumir, en fin, que la realidad
es compleja y contradictoria…, abrazar, en una
palabra, la bandera de la tolerancia.
La tolerancia es la virtud personal y social que
hace posible la vida en comunidad en condiciones mínimamente confortables, garantiza la coexistencia y aleja los riesgos de conflicto que se
agazapan detrás de las visiones excluyentes de
los dogmatismos políticos. Vivir al abrigo de la
tolerancia es aceptar que existen modos de resolver los problemas comunitarios que no necesariamente coinciden con las soluciones que nosotros o nuestros partidos decimos vislumbrar con
la máxima claridad.
La tolerancia en la vida pública obliga a admitir que junto a nuestros particulares puntos de
vista y a nuestros valores existen otros que no
necesariamente deben ser compartidos, pero sí
respetados como reconocimiento de un pluralismo social tan enriquecedor como estimulante.
A Fondo
Es fácil de entender, en consecuencia, que educar
desde el hogar en esa virtud, que el ya citado Voltaire definió como uno de los más felices “patrimonios de la humanidad”, es una exigencia y, a la vez,
una garantía de que estamos preparando correctamente a nuestros hijos para la convivencia política.
Actitudes éticas y críticas…
Cuando desde la intimidad de nuestros cuartos de
estar prestamos el oído a los discursos de quienes
nos dirigen y aspiran –¡cuánta vocación de servicio,
Señor!- a seguir dirigiéndonos, hallamos en ellos
escasa reflexión y excesos de visceralidad, ausencia
de contenidos y sobreabundancia de propaganda.
Uno tiene la impresión de que los dirigentes políticos prefieren halagar irresponsablemente a las masas que defender principios y convocar a los ciudadanos tras la bandera de los grandes ideales.
Como principal agente socializador, la familia transmite valores
políticos con fuerza más que notable si se tiene en cuenta que
las relaciones familiares están cargadas de contenidos
emocionales que hacen mucho más permeables a los socializados,
y que se trata de individuos todavía en formación
Mantener la conciencia crítica de nuestros hijos
para que se sientan vacunados frente al vacío ético que parece enseñorearse de gran parte del discurso político es un reto al que no debemos dar la
espalda. Porque no conviene olvidar que fortalecer
la conciencia moral de los más jóvenes es la forma
más eficaz de hacer frente a cualquier intento de
manipulación. Riesgo éste que se hace más real
en la medida en que los grupos humanos se hallan
más desvinculados de los valores éticos y su vida
moral es más débil y desvertebrada.
Concluyendo, utilizar la fuerza socializadora de
la familia para sembrar actitudes participativas,
de tolerancia y de respeto por grandes principios
morales, es, sin duda, la más fecunda contribución que podemos hacer desde el hogar, para que
la vida política alcance los niveles de madurez
que son exigibles en las sociedades más desarrolladas y más responsables.
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A Fondo
“¡YO PASO DE ESA GENTE!”
No cabe duda de que si el político ideal es el que nos describe Platón en
sus grandes obras (La República, Apología de Sócrates, El Político, El Sofista…) como aquella persona honesta, inteligente, madura, prudente, austera, perfectamente formada en todas las ramas del saber, permanentemente preocupada por el Bien Común de la comunidad en la que vive, sin
bienes propios, sin ostentación, ni soberbia, “dedicado en cuerpo y alma
a dirigir la nave del Estado hacia el puerto de la libertad, la racionalidad y
la justicia”…., si es ésta la imagen ideal del político, no nos debe extrañar
que nuestros jóvenes, ante las actitudes y comportamientos de muchos
de nuestros “prohombres de la patria” manifiesten abiertamente que ellos
“pasan de esa gente”.
Por José Luis Rozalén Medina
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A Fondo
PARA EL 71% DE LOS JÓVENES ESPAÑOLES,
LOS POLÍTICOS BUSCAN ANTES SUS PROPIOS INTERESES
O LOS DE SU PARTIDO QUE EL BIEN DE LOS CIUDADANOS
Los jóvenes de nuestro tiempo manifiestan claramente en estudios recientes y bien documentados que no les interesan los políticos, que les
aburren, que no confían en ellos, que en su vida
personal juvenil tienen otras prioridades, otras
opciones para conseguir una existencia más plena y realizada. El informe Jóvenes Españoles
2010, presentado el pasado 24 de noviembre por
la Fundación SM, pone de manifiesto la opinión
“deplorable” que tiene la juventud española de
los gestores públicos y de todos los representantes políticos. Para el 71% de los encuestados
(3.513 chicas y chicos españoles y 503 jóvenes
inmigrantes) “los políticos buscan antes sus propios intereses o los de su partido que el bien de
los ciudadanos”. Asimismo, el 66,7% considera
que los gobernantes “anteponen los intereses de
las multinacionales, los bancos y los grandes grupos de presión a los de los ciudadanos”. Sólo el
1% de los jóvenes opina que los políticos tienen
en cuenta sus ideas e inquietudes.
Mayoritariamente, por tanto, se manifiestan claramente escépticos ante quienes, como nos dice
Eduardo, estudiante de Formación Profesional,
“constituyen una casta privilegiada que sólo bus29
A Fondo
ca su propio y exclusivo interés personal, sus
egoístas prebendas por encima del interés general de la sociedad a la que dicen servir”.
Están convencidos las chicas y los chicos españoles de que a los políticos no les interesan sus
problemas, no quieren en el seno de sus partidos gente joven que pueda aportar ideas nuevas
y renovadoras; piensan que los políticos se acercan a ellos cuando llegan las elecciones, prometiéndoles mil proyectos maravillosos, con el
único fin de conseguir su voto, pero, en cuanto
pasan los comicios, ya no se acuerdan de sus
propuestas y promesas.
La política, palabra de rancia alcurnia, de noble
etimología griega, en donde “los mejores” deberían luchar por una “polis ideal”, se ha convertido en la opinión de estos jóvenes en “refugio de
vagos, torpes e inmorales”, como nos manifiesta,
con desencanto y bastante agresividad, Javier,
universitario de 22 años.
¿Cómo debe ser un buen político?
Siguiendo las pautas del pensamiento platónico,
el verdadero político debe “cuidar de la salud corporal y espiritual de la especie humana”, debe
ser sabio, conocedor en alto grado de los principios de la Ciencia Política, “ya que un ignorante
no puede dirigir a los grupos humanos a ningún
sitio, si no es al precipicio”; el buen político tiene
que velar para que todos los ciudadanos puedan
ejercer su libertad, desarrollar todas sus potencialidades y cualidades, vivir en paz, en justicia y
en prosperidad; el buen político debe impedir con
energía que cualquier iluminado imponga despóticamente sus criterios y lleve a la deriva a la
sociedad por caminos de oscuridad y caos.
Escribe Platón en su obra Critón o el deber del
ciudadano que el buen político es aquél que nunca es injusto, ni devuelve injusticia por justicia,
ya que es mejor padecer injusticia que cometerla… El buen político es aquél que no se venga de
un mal con otro mal, que cumple todos sus compromisos con la sociedad y nunca la engaña… El
buen político es aquél que no habla para halagar
a la multitud, que no dice un día una cosa y al día
30
siguiente otra, sino que habla siempre de lo que
es justo e injusto, de lo que debe hacerse y de lo
que debe evitarse, de lo que es moral e inmoral.
El vulgo puede condenarlo, pero (pone Platón en
boca de Sócrates) “eso no importa, ya que lo que
importa no es vivir, sino vivir bien, con arreglo
a la razón y a la verdad”. La muerte o la vida no
debe importarle, el ser aplaudido o criticado no
le debe preocupar demasiado, sino sólo hacer lo
que es justo para todos sus conciudadanos.
Según el reciente informe
Juventud en España,
realizado por INJUVE, los
jóvenes valoran mucho más
otras instituciones (ONG,
Unión Europea, Fuerzas de
Seguridad, Monarquía,
profesorado, tribunales,
empresarios…) que a la
clase política, la cual
ocupa el último lugar de
sus preferencias
“El buen político no puede dedicar su vida a acumular riquezas, gloria y honores, sino que debe
cuidarse de la sabiduría, del mejoramiento de su
espíritu y del de los demás, de la adquisición de
todo tipo de cualidades y virtudes, que son las
que realmente dan al Hombre la verdadera riqueza, la verdadera fuerza moral”. El
buen político, nos cuenta Platón
a través de mitos maravillosos,
es aquél que, habiendo roto
las cadenas de la mentira, de
la ceguedad, del engaño, de
las apariencias, de la esclavitud, allá en el fondo de la
Caverna, sale de ella a través
de un duro camino ascendente
en busca de la racionalidad, contempla la luz, la claridad, la perfección
de las ideas de Verdad, Justicia, Belleza y
Bien y, con una clara vocación política y
A Fondo
ética, como hizo su maestro Sócrates, vuelve a
bajar al fondo de la Caverna para ayudar “a sus
hermanos hombres” a escapar de las sombras y
vivir en la Polis con arreglo a la Justicia y el Bien
contemplados.
Los jóvenes se muestran escépticos
Con este altísimo y noble concepto del político de fondo
en el que se da un armonioso e ideal engarce entre Política y Ética, no
es extraño que, por
contraste, en nuestros días, en los
que predomina el
concepto maquiavélico
(más que maquiavélico, que al fin y al cabo tenía
su talla intelectual, posmoderno y relativista) de
que la Política va unida al poder, al dominio, al
juego de los pactos y conveniencias, al dinero…,
no es extraño, decimos, que muchos jóvenes se
sientan desilusionados y perdidos, no se sienten
identificados con los partidos políticos, a los que
acusan de jugar con sus votos. Según el reciente informe Juventud en España, realizado por
INJUVE, valoran mucho más otras instituciones
(ONG, Unión Europea, Fuerzas de Seguridad,
Monarquía, profesorado, tribunales, empresarios…) que a la clase política, la cual ocupa el
último lugar de sus preferencias.
Y es que muchos de nuestros jóvenes piensan
que los políticos buscan sólo su medro personal
y asegurarse un buen sueldo para el presente y
para el futuro (“en eso”, manifiesta Clara, “todos
los partidos, de derechas, de izquierdas o de centro, se ponen de acuerdo con gran facilidad”). Por
otra parte, manifiestan algunos, “muchos de estos líderes no tienen una preparación intelectual
ni técnica adecuada para dirigir al Estado, a la
sociedad”, no trabajan lo necesario para mejorar
la comunidad en la que viven, los ha votado y
les paga. “Emplean casi siempre la demagogia y
el engaño para embaucar a las masas y tenerlas
entretenidas”, en palabras de Carlos, estudiante
de Derecho y Empresariales.
Hay también, por supuesto, opiniones más positivas: “No todos los políticos son corruptos e
impresentables”, nos dice Almudena, estudiante
de Filosofía: “Hay gente honesta y bien preparada que lucha con ilusión por el Bien Común,
el progreso del pueblo, aunque muchas veces
tienen que acatar las normas y directrices que
les impone las disciplina de partido y que, en
el fondo, van contra su propia conciencia;
entonces se ven en un dilema: dejar el partido y ser fieles a su conciencia, o seguir
cobrando a fin de mes su nómina”.
Los jóvenes piden a los políticos preparación,
experiencia, dedicación, honradez, y prefieren que en las filas de los partidos haya gente
joven que pueda comprender mejor sus problemas y darles solución. El político no debe olvidar que lleva sobre sus hombros una gran carga
31
A Fondo
que nunca puede tomar a la ligera: “Nada más,
ni nada menos, que contribuir a lograr una sociedad más justa y feliz”. Si no se siente capaz,
tiene que retirarse y dejar el camino a otros que
mantengan esa ilusión, ese entusiasmo. No debe
olvidar nunca, manifiesta Lourdes, estudiante de
Ingeniería, que “su misión es noble y exigente:
ensanchar día a día los cauces de participación,
bienestar y libertad de los ciudadanos hacia horizontes cada vez más elevados”.
En el informe cualitativo del Grupo de Estudio sobre Tendencias Sociales (GETS), se habla de que
se da entre las jóvenes generaciones una verdadera y preocupante “alienación política”, ya que
piensan que la política es un “ámbito ajeno a sus
intereses y preocupaciones”, que les aburre y les
irrita, que no creen en ella porque “no da soluciones”. Hay, en los chicos y chicas de hoy, desencantados, una resignación impropia de su etapa
vital, que precisamente debería estar llena de iniciativas, planes, ideales. “No hay nada que hacer…
Lo mejor es aceptar y no pensar… Si te preocupas,
lo pasas peor”, nos dicen tres jóvenes madrileños
con el ánimo por los suelos. “Viven como reyes y
no hacen nada… Yo, o no voto, o voto en blanco, o
voto al menos malo, pero sin muchas esperanzas
de que cambien las cosas”, manifiesta Ricardo, joven administrativo en paro.
No cabe duda de que la imagen negativa de los
políticos que, día sí y día también, nos ofrecen los
medios de comunicación (enfrentamientos ridículos, descalificaciones continuas, frecuentes casos
de corrupción, protagonismos egoístas, búsqueda
ansiosa del poder por encima de lo que sea, alejamiento de las bases…) incrementa el pasotismo
juvenil, su falta de compromiso político, su poca
implicación participativa en la marcha y gobierno
de la sociedad, como lo demuestran las últimas
encuestas y estadísticas, con lo que esto implica
de gravedad para el futuro de las democracias.
Y sin embargo, hay jóvenes que sí creen en
la política
Hay jóvenes que sí creen en que los políticos sí
pueden cambiar la sociedad, sí pueden contribuir a
forjar un mundo mejor. Hay un sector minoritario
32
“Es hora de aullar, de
protestar, porque si nos
dejamos llevar por los
poderes que nos gobiernan
y no hacemos nada por
contrarrestarlos, se puede
decir que nos merecemos lo
que tenemos… ¿Qué mundo
es éste que puede mandar
artefactos a Marte y no
hace nada para detener la
muerte por hambre o sed
de un ser humano?”, se
preguntaba el premio
Nobel José Saramago
de jóvenes que sí se siente representado por los
partidos políticos y sus grupos juveniles, aunque
afirman que “hay que cambiar muchas cosas, que
hay que seguir inyectando sabia nueva y fuerzas
renovadas en las estructuras un poco trasnochadas de los partidos tradicionales”.
En un reciente artículo de El País, dedicado a
los jóvenes que sí creen en que “con la política
pueden cambiar la realidad”, aparecen algunas
manifestaciones muy esperanzadoras. Sergio Rodríguez, 28 años, militante de las Juventudes Socialistas, afirma que “ellos están trabajando para
que la política no se vea como una maquinaria
oscura y llena de malas artes, sino como un servicio a la sociedad”. Sara Dueñas, 25 años, la diputada más joven de España y además alcaldesa
de su pueblo, afiliada al Partido Popular, piensa
que “hay que realizar labores cercanas y útiles,
cosas que mejoren claramente la vida de los conciudadanos”.
Esther López Barceló, 26 años, coordinadora de
Jóvenes de Izquierda Unida Federal, licenciada en
Historia, sin cargo a sueldo y cobrando el subsidio de 400 euros, “siente muy de cerca los problemas de su generación”, pero, a la vez, es muy
A Fondo
crítica: “Los jóvenes están muy desinformados,
no son conscientes de que tienen herramientas
para luchar contra una realidad que es injusta”.
Albert Rivera, 31 años, líder de Ciudadanos de
Cataluña, opina que “hay que cambiar el chip y
entender la política de una forma más práctica,
alejada de las luchas cainitas entre las dos Españas. El antiguo eje ideológico no tiene en cuenta
los problemas reales de los jóvenes, a quienes
debatir, por ejemplo, sobre la Guerra Civil les
queda muy lejos”…
No cabe duda, pues, de que hay jóvenes-ciudadanos que están pidiendo a gritos a los políticos
actitudes nuevas y ejemplares: Credibilidad (no
puro marketing), sinceridad (no falsedad, ni máscara), transparencia (no opacidad, ni oscuridad),
honestidad (no inmoralidad), austeridad (no despilfarro) cercanía (no estiramiento, ni lejanía),
preparación (no falta de conocimientos), trabajo
riguroso (no vaguería, ni sanchopanzismo)…
La vuelta a la buena política es urgente y necesaria: va en ello el futuro de la Humanidad. Traemos a colación unas palabras de José Saramago
referidas a todos los malos políticos de la Tierra:
“Es hora de aullar, de protestar, porque si nos dejamos llevar por los poderes que nos gobiernan y
no hacemos nada por contrarrestarlos, se puede
decir que nos merecemos lo que tenemos… ¿Qué
mundo es éste que puede mandar máquinas y
artefactos a Marte y no hace nada para detener la
muerte por hambre o sed de un ser humano”…
“¿Qué mundo es éste”, nos dice Laura, licenciada
en Historia, actualmente en el paro, “que permite tanta injusticia?, ¿qué políticos dirigen esta
sociedad nuestra que permiten que millones de
ciudadanos pierdan su trabajo, vivan en la pobreza, en la desesperanza, en la incertidumbre,
en la indignidad y no sean capaces de unir sus
fuerzas para intentar arreglar esta sangría lacerante, esta injusta tragedia humana, mientras
ellos viven perfectamente instalados en una vida
confortable, rodeados de consejeros, automóviles de lujo, restaurantes caros, dietas, sueldos
altísimos, jubilaciones de lujo? Yo no estoy contra los políticos, sólo contra los malos políticos,
aquellos que no cumplen con su sagrada misión
de velar por el bien del pueblo”.
33
ENTREVISTA
JOAQUÍN LEGUINA
EX PRESIDENTE DE LA COMUNIDAD DE MADRID
“A menudo el bien propio se disfraza de
Por Gloria Díez
bien público”
Fotos: Cristina Bezanilla
34
ENTREVISTA
El tiempo ha tratado bien a Joaquín Leguina. Tal vez ha calmado un poco su entusiasmo juvenil. Una larga trayectoria tiene la culpa. Sus ojos, atentos a cualquier
movimiento, han visto muchas cosas. Hay viejas heridas que, en algún lugar, han
dejado cicatrices. Hoy, lejos de la batalla, cree que los cambios es mejor hacerlos
“poco a poco y con buena letra”. En su despacho de la Gran Vía, tras un amplio ventanal del Consejo Consultivo, las banderas ondean a la espalda de este cántabro, a
quien cupo el honor de ser el primer presidente de la Comunidad de Madrid. Joaquín
Leguina, inteligente y socarrón, fue testigo del golpe de estado de Pinochet, ocupó
la concejalía de Hacienda con Tierno Galván, fue diputado en las Cortes hasta que
decidió que “ya no más”, es escritor por placer y un demógrafo experto, “oficio”
para el que se doctoró en La Sorbona y al que siempre vuelve.
Señor Leguina, hablemos de políticos y de
política. Para ser político, basta con presentarse y ser elegido.
Me parece que es un poco más complicado…
…seguro que sí, pero, digámoslo así, simplificando: ¿qué condiciones se necesitan para
ser un buen político? Porque otros trabajos
requieren preparación previa.
“Para ser político hay que
tener voluntad de serlo,
poseer resistencia física y
moral, tener ideas y estar
preparado para la acción”
Y usted, ¿cuáles de esas cualidades posee?
¿Quiere mi opinión sobre qué se requeriría para
meterse en política?
Sí.
Pues haber trabajado por cuenta ajena o propia y
haber cotizado a la Seguridad Social. Es decir, a mí
no me valen los políticos que sólo han trabajado
en la política, claro que, a lo mejor, es que soy
muy exigente.
¿Qué cualidades debe tener un político?
Yo creo que la primera condición es la voluntad
de serlo, tener vocación; en segundo lugar, tener
resistencia física y moral; en tercer lugar, tener
ideas; y en cuarto lugar, estar preparado para la
acción. La política consiste en eso: ideas y acción.
O consistía, porque ahora las cosas han cambiado
mucho… para peor.
No sé, alguna virtud de todas esas debo de
tener, pero no me pongo yo como ejemplo, ni me
pondría nunca.
Cuando entró en política, ¿tenía voluntad de
ser político?
No. Cuando entré en política lo hice por rechazo
a una situación verdaderamente insoportable que
era el franquismo, por lo tanto la voluntad de ser
político, en mi caso, no es un acto voluntario.
Resistir los navajazos
¿Tiene resistencia física y moral?
Resistencia física he tenido hasta ya bastante
mayor; moral yo creo que también, resistencia
35
ENTREVISTA
para aguantar las críticas y todo tipo de navajazos,
sobre todo los muy abundantes que vienen por la
espalda, es decir, desde dentro.
¿Cree que se debería exigir algún tipo de
formación académica a los políticos?
“La gran apuesta para el
futuro es la lucha contra
el hambre”
Bueno, académica o de la vida. A mí me vale
cualquier oficio, pero lo que no me vale es haber
decidido a los 17 años meterse en las juventudes
de un partido o de otro y ahí, como los viejos
chusqueros del ejército, llegar hasta no sé dónde.
Eso no me vale. Creo que es malo para esas personas y para los partidos que las promocionan.
¿Qué ha conseguido usted en política?
Ser presidente de la Comunidad de Madrid y aprender algo de la condición humana. Esa etapa fue
una etapa sobre todo de aprendizaje, aprendizaje
de la política y aprendizaje de la vida.
¿Qué le ha enseñado la política?
Que no es oro todo lo que reluce, eso para empezar. Luego me ha enseñado que, a veces, en
política la distancia más corta entre dos puntos
no es la línea recta, hay que hacer concesiones,
y me ha enseñado, al final, la tolerancia y el
anti-sectarismo, que es en las posiciones en que
estoy ahora.
Por supuesto que también en la economía. Pero
en la convivencia matrimonial...
¿No está tan claro quién manda?
¿Usted diría que los mecanismos del poder
son siempre un poco turbios?
En la convivencia matrimonial.
Existen esos mecanismos, a veces se soportan
con discreción y con buena voluntad y otras
veces hay líos. Desde la escuela hasta el entierro,
existen mecanismos de poder de unos sobre
otros. Pensemos, por ejemplo, en la religión
católica. La Iglesia está llena de juegos de poder
y sin embargo ellos dicen que es para el bien de
las almas. Será para el bien de las almas, no lo
discuto, pero ahí hay muchísimos mecanismos de
poder… que, además, no son muy democráticos.
Los sistemas de selección de las élites en la Iglesia
católica, la cooptación, están a mil años luz de la
Democracia. Claro que una iglesia no tiene por
qué funcionar democráticamente.
¡Y yo que creí que pensaba en la economía y
en Marx!
Hay más grupos en los que las élites eligen a
las élites.
El mecanismo del poder consiste en que siempre
hay uno que manda y otro que obedece. Pero los
mecanismos de poder no sólo están en la política. De hecho, en la política es donde están más
reglados. En la política democrática se sabe que
quien manda es porque tiene los votos y en la
no democrática porque tiene la fuerza. En otros
aspectos de la vida...
¿Por ejemplo?
36
ENTREVISTA
“A mí no me valen los
políticos que sólo han
trabajado en la política”
¿Quiere que le diga dónde hay cooptación?
En el Sacro Colegio Cardenalicio, que es el
paradigma de todas las cooptaciones, en las
Academias que tenemos en España, la de la
Lengua, la de la Historia, y en las Ejecutivas de
los partidos políticos, etc., etc. Pero, ¿dónde no
hay cooptación?
La política debe servir al bien público, pero a menudo
el bien propio también se disfraza de bien público.
Por ejemplo, acaba de producirse un cambio de
Gobierno. ¿Esto se ha hecho para el bien público?
Pues en principio parecería que sí, incluso podemos
decir que en buena parte sí, pero también busca el
bien privado de este señor (señala una fotografía
del presidente Zapatero). No siempre los bienes
privados y públicos están en contradicción, aunque
casi nunca coinciden del todo.
(Leguina tiene sobre su mesa, el ABC y El País.
Dice que con dos periódicos basta).
¿Por qué la opinión pública en España desconfía tanto de los políticos?
Bien público o interés privado
Es frecuente que en el ejercicio del poder
político se mezclen el bien público y el interés
privado.
Porque están en el ‘candelero’ todo el día. Si
estuvieran en el ‘candelero’ todo el día los miembros
de la Real Academia de la Lengua, desconfiaríamos
de ellos igual que de los políticos.
37
ENTREVISTA
¿Su literatura
política?
ha
bebido
mucho
Mis novelas no son políticas,
demostrar ninguna tesis.
no
de
la
“La gente desconfía de los
políticos porque están en el
‘candelero’ todo el día”
pretendo
Sobre las lealtades
Pero los personajes, las situaciones…
Eso sí, dado que y, he vivido mucho “en”, “por”,
“para” y “de” la política, esa experiencia vital
influye en los temas que escojo y en los personajes
que describo, sin duda alguna.
Dígame una gran persona que haya conocido
en el ámbito político.
¿Una gran persona o un gran político?
Las dos cosas.
Un gran político, Felipe González. ¿Y una gran
persona? Sí, he conocido grandes personas en la
política, de mi lado y del lado de enfrente… pero
no debo señalar, no vaya a ser que los demás se
molesten.
38
Entonces no le voy a preguntar por canallas,
pero, ¿hay muchos?
Yo creo que abundan, pero no tanto entre los
políticos más conocidos. Entre los líderes que
han existido en la democracia española, desde
Adolfo Suárez hasta Zapatero, no creo que haya
habido ningún “canalla”, aunque alguno de ellos
haya hecho alguna “canallada”, que es distinto,
¿no? Pero en los segundos y terceros niveles, hay
algunos que sí, que han venido a vivir “de esto”
y lo peor de todo, a sobrevivir “de esto”. Cuando
tu objetivo fundamental es sobrevivir, la lealtad
se va al carajo. Hay muchos jóvenes políticos,
estoy pensando en algunos jóvenes del Partido
Socialista, cuyas lealtades tenían una fecha de
caducidad más corta que los yogures. Y claro,
una persona que no es leal, es un miserable.
Directorio
Algún día
Un coche vuelca en la carretera. De los dos
ocupantes, uno fallece y su acompañante
pierde la memoria y desaparece sin dejar
ni rastro. Con hechuras de novela lírica y
retazos de intriga detectivesca, por la obra
desfilan personajes como M. M., un periodista solitario que indaga en el destino del
desaparecido; un marido despechado que,
con la viudedad pretende reescribir el pasado de su relación; una estudiante huérfana que dialoga imaginariamente con su
madre; el agente Charifas, guardia civil
inmerso en asuntos turbios, o tres poetas
de nombre misterioso que anhelan la gloria literaria. El autor de la novela reduce
la acción de la trama a la mínima expresión; los acontecimientos se suceden, de forma caótica, en el territorio íntimo de unos
personajes desorientados, perdidos en la
rueda de un tiempo confuso; no se cansan
de mirar atrás, de preguntarse quiénes son,
de esperar, “algún día”, que sus sueños se
cumplan.
Ismael Alonso Álvarez (Fuente el Olmo de Íscar, Segovia) es profesor de Lengua Castellana y Literatura en
un instituto madrileño, periodista en extinción (ha trabajado en medios como Diario 16, Cambio 16 o Paisajes desde el tren, entre otros) y lector desordenado. Su
principal afición, quizás por puro escepticismo, es la
escritura. Algún día es su primera novela publicada.
Para contactar con el autor: [email protected]
39
ENTREVISTA
“La experiencia de los
cambios radicales no ha
sido nunca buena”
Entiendo, a favor de la igualdad, pero en contra de la paridad. ¿Cree que las mujeres han
aportado algo nuevo?
Eso decían ellas, que aportarían otra visión, otro
talante, otras formas de comportarse… pero yo
no lo veo por ningún lado.
¿El poder engancha, Señor Leguina?
Un deseo para España.
Sí, sin duda alguna engancha. Estar en el candelero
tiene su atractivo y acaba por convertirse en un vicio
del cual, como del tabaco, conviene quitarse.
¿Las mujeres han aportado algo nuevo a la
política?
En este momento, que saliéramos cuanto antes
de la crisis. Y en el futuro, que desaparecieran los
tirones insoportables de los nacionalismos periféricos, que no traen más que disgustos.
Un deseo para Europa.
Yo estoy a favor de la igualdad, así que creo que
habrán aportado lo mismo que los hombres… Sin
embargo y por el momento, apenas un 20% de
los afiliados a los partidos grandes son mujeres…
y con el invento de la paridad pretenden ocupar
el 50% de los cargos, lo cual no es igualdad sino
privilegio, y yo estoy contra los privilegios. Por lo
tanto, estoy en contra de la paridad.
40
Que resista, porque está en un momento muy
delicado. Algunos pasos que se han dado pueden traer malas consecuencias, por ejemplo,
una excesiva ampliación. Hay que hacer las
ampliaciones con cierta mesura, porque, si
no, ocasionan más problemas de los que resuelven.
ENTREVISTA
La apuesta contra el hambre
Y para el mundo.
“Estoy a favor de la
igualdad entre hombres
y mujeres, pero no de la
paridad, que es un
privilegio”
Yo creo que la gran apuesta, a parte de las apuestas
ecológicas, es la lucha contra el hambre.
Cuándo usted entró en política, ¿creyó que
iba a cambiar el mundo?
Sí, cuando empecé creí que lo íbamos a cambiarlo de arriba abajo. Pero cuando uno ya tiene alguna experiencia, con que cambies tu barrio ya te
puedes ir contento. Yo algunas cosas sí creo que
he ayudado a cambiar. Si quiere, le llevo a dar
una vuelta por el Madrid sur y le enseño lo que
hemos cambiado.
¿Podría ser más concreto?
Cuando uno es joven y revolucionario piensa que
cambiando el sistema de producción se resuelven
todos los problemas. Bueno, en algunos sitios
cambió el sistema de producción (estoy pensando
en la URSS, en China, en Cuba…) y no sólo no se
han resuelto los problemas, sino que se han creado
más, y más graves. La experiencia de los cambios
radicales, en general, no ha sido nunca buena.
Hay que procurar evitar esos cambios violentos,
porque el valor de las personas está por encima de
los fines patrióticos; eso para empezar.
¿Y a estas alturas cuál sería su método?
Encontrar el buen camino e ir por él, poco a poco y
con buena letra. Vamos a ver, cuando un petrolero
de esos enormes sale del puerto de Bilbao para
llegar al puerto de Santander, pone los motores
en marcha y, cuando los tiene a toda potencia, los
tiene que bajar porque, si no, se pasa de puerto.
Hay que marcar el rumbo y procurar no gastar la
pólvora en salvas.
41
ENTREVISTA
¿Si se lo propusieran, volvería?
Hombre, no sé, alguna mano aún puedo echar,
pero volver a primera línea no me gustaría. Yo
creo que esa etapa de mi vida está cerrada.
“En la primera fila de la
política, se está demasiado
expuesto a las miradas de
los demás; para vivir, es
mejor la segunda fila”
¿Completamente?
Yo diría que sí le ha tocado una vida…
Creo que sí. Y como siempre hay más indios que
caballos, nadie me va a decir: “Súbete a este
caballo”.
¿Lo desea?
Bastante agitada, sí.
...interesante, viendo muchas cosas desde
una primera fila.
No, no, no tengo ningún deseo, tengo el deseo de
vivir tranquilamente, de opinar sobre el mar y los
peces, de escribir, de estar con mis amigos, con
mi familia, con la gente que quiero y de ser un
observador privilegiado, a ser posible.
Visto así, sí. Acepto haber sido un “observador
privilegiado”, pero muchas veces la vida se vive
mejor en segunda fila.
Bueno, usted siempre ha sido un observador
privilegiado.
Porque en primera está uno demasiado expuesto a las miradas de los demás, quizá demasiado
ocupado en mantenerse en esa primera fila. Para
vivir es mejor la segunda fila, créame.
No, no tanto.
42
¿Por qué?
A Fondo
CINE
Por Norberto Alcover
PASION POR LA VIDA PUBLICA
Aproximación al cine político/social
El cadáver del sacerdote permanece sobre la
silla donde ha sido fusilado, atado, humillado, con la cabeza inclinada como un Cristo
en la cruz. Mientras tanto, un grupo de muchachos que han contemplado el tremendo
espectáculo, marchan acongojados hacia la
ciudad eterna en silencio. Esta imagen con
la que se cierra Roma, ciudad abierta, del
maestro Rosellini, emblematiza la raíz del
cine político en toda su gravedad y extensión. Porque el cine político no es solamente
el que trata de los profesionales de la política, en absoluto. El cine político es aquel que
aborda, desde una perspectiva social y humana, la relación entre unos seres humanos
y su correspondiente sociedad en los momentos en que ellos y ellas se interesan precisamente por la problemática de esa misma
sociedad, a la que intentan mejorar o, por el
contrario, consiguen hundir. El cine político
es el cine de la polis, que significa en griego,
ese lugar brumoso en el que apareciera una
naciente democracia.
44
A Fondo
En el cine político, de gran arraigo en la historia
de las imágenes móviles y locutivas, es clave un
muestrario de las pasiones humanas amplio, complejo y siempre acuciante, porque tales pasiones,
las de quien esto escribe y las de cualquiera de
sus lectores, forman el entramado viviente en el
que surge la relación positiva o negativa entre la
ciudad y sus habitantes, formando la urdimbre necesaria para que toda historia de cine político tenga esa agresividad apasionada en todos los cines
del mundo donde se proyecta. El sacerdote que es
asesinado y objeto de contemplación por los jóvenes romanos, nos sumerge en el significado de la
pasión política de la gratuidad absoluta a favor de
los demás, por ejemplo. Y nos obliga a reflexionar
sobre esa misma gratuidad en nuestros políticos
actuales. Y así siempre, repetimos que para bien
o para mal, porque nuestros políticos construyen o
destruyen la ciudad humana y en la misma medida
a cada uno de nosotros.
Nos adentramos, con esta entrega, en un mundo
fascinante, en el que lo que somos cada uno de
nosotros se convierte en materia narrativa de
estas historias de amor y de odio en un momento
dado. Pasiones sobre la ciudad. El ser humano
como ser político. Sin más.
2. Acorazado Potemkin (Sergei M. Eisenstein, 1925). Los marineros del acorazado
en cuestión significan la unión de los humillados por la clase dominante hasta acabar como símbolos de la revolución, que
implica glorias y consecuentes muertes. Un
tipo de cine recogido desde los sesenta, a
partir de las grandes revoluciones suscitadas en Sudamérica, África, Este de Europa
y también en las sociedades desarrolladas.
En definitiva, la eterna lucha de clases que
nunca ha dejado de existir como protagonista política de la historia.
3. Todos los hombres del presidente (Alan
J. Pakula, 1976). La investigación del caso
Watergate nos permite descubrir la guerra
sucia ejecutada desde el poder político para
perpetuarse en el mismo. La política en estado puro, porque ella misma se convierte
en un boomerang para sus mismos protagonistas al destruirlos en la medida en la
que se aprovecharon de sus prerrogativas
ciudadanas. En general, un cine sumamente interesante y en ocasiones hasta sutil y
agrio, en el que suelen intervenir los servicios secretos, que el ciudadano desconoce.
La democracia oscura que todos padecemos… y alentamos.
Las grandes películas
Comenzamos por elegir una serie de films de indiscutible calidad y significado en este maremágnum
de un cine que atraviesa la historia humana desde
sus comienzos (1895) hasta el día de hoy:
1. Nacimiento de una nación (David Griffith,
1915). La Guerra de Secesión norteamericana,
narrada con profundos caracteres políticos,
aparece como redoma en la que las pasiones
sobre la ciudad se dirimen en el campo de
batalla. Un segmento cinematográfico que
obtendrá permanente éxito en este tipo de
cine. Es decir, la dialéctica de los despachos
siempre alcanza esa otra dialéctica de los
cañones, produciendo muertes, congojas
y pérdidas como camino del triunfo o de la
derrota. La política mata. La política resucita.
En la carne de jóvenes que apenas saben el
porqué de sus armas.
4. Las uvas de la ira (John Ford, 1940). En lugar
del campo de batalla, la pobreza, la depresión
económica y humana, pero no menos la
unión del grupo, el amor desarrollado ante la
adversidad, en una palabra, las pasiones de
los ciudadanos de a pie tras las equivocadas
decisiones de los señores de la política unidos
a los señores de la economía. Un film cada
vez más interesante, como lo demuestra la
recentísima Wall Street II (Oliver Stone,
2010), un tanto simplificada la cuestión pero
siempre positivo referente de lo que nos
acaba de suceder.
5. El gran dictador (Charles Chaplin, 1940).
Los malditos “ismos” han protagonizado la
vida política durante décadas y en la actualidad se continúan en otros momentos. Comunismo, nazismo y fascismo encuentran
redundancia en el economicismo, el capi-
45
A Fondo
talismo y el neoliberalismo, de tal manera
que la estricta política se traduce en pura y
dura economía. La agresión de los antiguos
ejércitos, movidos por hilos políticos, se
trasmuta en agresión desde la electrónica,
nuevo emperador de un mercado que todo
lo invade, hunde o ensalza. Hitler sigue en
pie en todo totalitarismo vigente.
6. Un hombre para la eternidad (Fred
Zinnemann, 1966). La confrontación entre
Tomás Moro y su rey, alcanza uno de los
mejores guiones cinematográficos jamás
rodados, porque consigue reflejar la eterna
dialéctica entre los principios y la pragmática
política. Política de ideas frente a política de
hechos consumados. El espíritu que alienta
la fidelidad es eliminado por la violencia que
practica el propio egoísmo. Una cuestión
cada vez más abordada por el cine político.
7. El americano impasible (Philip Noyce,
2002). En el Oriente violento, la lucha
entre los servicios de inteligencia se hace
sofisticada y temible. La política que
subyace a las palabras. Los agentes siempre
desconocidos. Las acciones que nunca
existieron. Como si una permanente guerra
fría se hiciera siempre presente aquí y allá
mientras los líderes se abrazan en público.
Un vector cinematográfico que, cada equis
tiempo, reaparece como una ola.
8. Romero (John Duigan, 1989). Cuando la
Iglesia Católica se torna agente político sin
pretenderlo, como es el caso del arzobispo
asesinado en El Salvador sencillamente
por predicar la reconciliación y la paz,
además de los derechos de los más pobres.
Una dimensión poco explotada pero que
evidencia la universal dimensión del hecho
político, siempre motivado por puntos de
vista ideológicos. La política del Evangelio,
que ya practicara el mismo Jesucristo.
9. Leones por corderos (Robert Redford,
2007). Afganistán al fondo, unos pobres
soldados yanquis cazados en una emboscada,
un paisaje casi lunar, hasta la muerte en
la lejanía. Mientras tanto, asistimos a las
46
impolutas conversaciones en los perfectos
despachos de un Washington perfumado
y educado, entre periodistas, políticos e
intereses económicos. Unos hablan (los
políticos plurales) y algunos otros mueren (los
pobres soldados), la bandera siempre intacta
en la mesa de los despachos capitalinos.
Mediocre film pero impresionante alegato
sobre las dimensiones paralelas a la política
actual. No tanto la solución bélica a la política
(apartado primero), antes bien, el cinismo de
unos personajes públicos que determinan, sin
pensar en ello, la muerte ajena. Esos chicos
que acaban convertidos en carne de cañón.
10.La mejor juventud (Tulio Giordana,
2003). La película política redonda donde
las haya, porque mientras desarrolla la
acción sociopolítica italiana de cuatro
décadas (desde los 40 a los noventa),
desarrolla también el tejido conjuntivo
correspondiente, sus pasiones, sus ideas e
ideales, sus barbaridades ideológicas, sus
esperanzas finales y, en fin, los hombres y
mujeres protagonistas de tantas y tantas
cosas en una Italia que es el mundo en
cuanto tal. Un film, mejor serie televisiva,
de necesaria visión. El cine testigo, profeta
y creador, sin estrías posibles.
El cine político no es
solamente aquel que se ocupa
del universo de los políticos
profesionales, sino también
el que aborda la relación
entre unos seres humanos y
su correspondiente
sociedad en los momentos
en que ellos se interesan
precisamente por los
problemas de su sociedad,
a la que intentan mejorar o,
por el contrario,
consiguen hundir
A Fondo
Listado de películas
Éstos son los grandes vectores del cine político,
concebido tal y como lo hemos expuesto al
comienzo: un cine sobre la ciudad, es decir, las
pasiones humanas sobre la ciudad, en toda su
complejidad e intención. Ofrecemos a continuación
tres listados de películas que resumen este
decálogo de vectores, en torno a tres posibilidades
definitorias: films de política/batalla, films de
política/ideales y films de política/economía.
Films de política/batalla
1.
2.
3.
4.
5.
La gran ilusión (Jean Renoir, 1937).
Apocalipsis now (Francis F. Coppola, 1979).
La batalla de Argel (Gillo Pontecorvo, 1966).
Estado de sitio (C. Costa-Gavras, 1972).
El ejército de las sombras (J. P. Melville,
1969).
6. Paradise now (Hann Abu-Assad, 2005).
7. Senderos de Gloria (Stanley Kubrick, 1957).
8. Salvad al soldado Ryan (Steven Spielberg,
1998).
9. Banderas de nuestros padres (Clint
Easwtood, 2006).
10.La vaquilla (Luis García Berlanga, 1985).
Films de política/ideas
1.
2.
3.
4.
5.
Ciudadano Kane (Orson Wells, 1941).
La chinoise (Jean Luc Godard, 1967).
Los ojos vendados (Carlos Saura, 1979).
Norma Rae (Martin Ritt, 1979).
La vida de los otros (F. HenkelDonnersmarck, 2006).
6. Casablanca (Michael Curtis, 1942).
7. La naranja mecánica (Stanley Kubrick,
1971).
8. El buen pastor (Ridley Scott, 2006).
9. La caída de los dioses (Luchino Visconti,
1970).
10.Eyes wide shut (Stanley Kubrick, 1999).
Films de política/economía
1. El gatopardo (Luchino Visconti, 1963).
2. El caso Mattei (F. Rosi, 1972).
3. Dios y el diablo en la tierra del sol
(Glauber Rocha, 1964).
4. Buenas noches, buena suerte (George
Clooney, 2005).
5. El crimen de Cuenca (Pilar Miró, 1980).
6. Días contados (Imanol Uribe, 1994).
7. El espíritu de la colmena (Víctor Erice,
1973).
8. Germinal (Claude Berri, 1993).
9. La lengua de las mariposas (José Luis
Cuerda, 1999).
10.El Padrino (F. F. Coppola, 1972, 1974, 1990).
Cierre de pasiones en la ciudad
Como habrá podido comprobar el lector, el llamado
cine político en el sentido enunciado por nosotros
al comienzo, es de una riqueza extraordinaria,
y cubre una serie de vectores que en general
no suelen considerarse como incluidos en esta
denominación, pero con grave injusticia.
Política es “cuidado de la polis/ciudad” y no
solamente el universo de los políticos profesionales
que, a la postre, han interesado mucho menos a la
creación fílmica. Por esta razón, hemos guardado
para este final dos títulos emblemáticos de la
política de los políticos, que recomendamos muy
vivamente: Tormenta sobre Washington, del
injustamente olvidado Otto Preminger (1962) y
la serie televisiva, espléndida en su realización y
pedagogía, El ala oeste de la Casa Blanca, de
varios directores, cumbre de este género y arquetipo
de un producto tan honrado como incisivo.
Pasiones sobre la ciudad desde la intervención
humana, individual y colectiva, que siempre es
política. Tal vez, nuestras propias pasiones, porque
cualquiera de nosotros edificamos la gran ciudad
del mundo en que vivimos; puede que sin darnos
cuenta, pero siempre de forma permanente y eficaz.
Tal es nuestro sino. Tal es nuestra grandeza.
47
A Fondo
A PIE
DE CALLE
AGUANTAR A LOS POLÍTICOS,
NUEVO PROBLEMA PARA
EL CIUDADANO ESPAÑOL
Llenan innumerables páginas de periódicos, ocupan minutos y minutos
en los informativos de televisión y radio. Se supone que han de solucionar los problemas de un país, pero ¿cumplen los políticos esta función o
sólo se acuerdan del ciudadano cuando toca ir a las urnas?
Por Antonio Saugar
48
A Fondo
“Un político piensa en las próximas elecciones;
un estadista, en la próxima generación”, dijo
el historiador y escritor norteamericano James
Freeman Clarke. Si este hombre viera un informativo de televisión o leyera un periódico, se
llevaría una desagradable sorpresa.
Dedicarse a la política supone velar por los ciudadanos, tratar de paliar sus necesidades, solucionar los problemas de la población. Pero,
de un tiempo a esta parte, los políticos se han
convertido en un problema para los españoles.
Así se desprende del Barómetro del Centro de
Investigaciones Sociológicas (CIS), publicado el
pasado mes de octubre, y que señala que la clase política y los partidos son el tercer problema
para los españoles.
Los datos del CIS dicen que, para el 19,8 por
ciento de los encuestados, los políticos son el
tercer problema del país, tras el paro y los problemas económicos. Los protagonistas de la
vida política se consolidan en este tercer lugar
desde febrero de 2010, cuando consiguieron el
16,8 por ciento, cifra que ha ido creciendo en
los últimos cuatro meses, con un 19,4 en abril;
18,8 en mayo; 20,7 en el mes de junio y un
21,7 en julio. Aunque en el Barómetro de octubre ha bajado, los políticos como problema
se consolidan entre las preocupaciones de los
españoles.
La corrupción, un problema
Para Arturo, profesor de Español para extranjeros,
los políticos, “en teoría, guían nuestros destinos y
son capaces de proporcionarnos una vida mejor.
Actualmente, parece que para lo único que valen
es para llevarse el dinero ‘calentito’, no sólo el
de su sueldo, que está más que infladísimo, sino
el generado por la corrupción, que se traduce en
cantidades tan sustanciosas que suelen apartar a
los políticos de su verdadera tarea, según dicen
ellos, vocacional y en aras del bien común”.
Arturo cree que “muchos políticos sí que provocan
problemas en lugar de solucionar las cosas que
le interesan a la gente. Deberían reflexionar un
poquito más antes de actuar, y tendrían que va
“Un político piensa en las
próximas elecciones; un
estadista, en la próxima
generación”, dijo el
historiador y escritor
norteamericano James
Freeman Clarke
lorar si lo que están haciendo realmente va en
beneficio de la comunidad”.
La aparición de los políticos en televisión no siempre atrae a los espectadores. Arturo señala que
cada vez les presta menos atención: “Depende de
quién sea el político. Pero resulta que, en la mayoría de las ocasiones, uno sabe ya de antemano lo
que va a decir un político concreto: en cuanto sale
el rótulo con su nombre y las siglas del partido en
el que milita, no esperas sorpresas”.
Otra de las cosas que se pregunta la gente es
si el político debe dedicarse exclusivamente a su
trabajo para defender al ciudadano. Para este
profesor, “siempre se ha hablado de las famosas
incompatibilidades. En el mundo de la educación,
por ejemplo, sé de muchos profesores que han
tenido que abandonar su docencia porque tenían
incompatibilidades. Pasa lo de siempre: los que
son realmente buenos y podrían compaginar su
labor en varios ámbitos, resultan ser los que, por
alguna razón absurda, no pueden hacerlo”.
Arturo añade que hay casos “en los que verdaderos incompetentes desarrollan tareas que les
vienen muy grandes, y a éstos nadie les dice que
se queden únicamente en un sitio para que su
ineptitud se extienda lo menos posible”.
Para Arturo, a los políticos españoles “no los veo
muy preparados. Destaca su incompetencia para
hablar idiomas extranjeros. Sin embargo, me da
la impresión de que algunas cosas verdaderamente importantes que se tratan en las reuniones europeas y mundiales realmente se fraguan
a micrófono cerrado, sin traducción simultánea”.
49
A Fondo
Sobre si se atrevería a entrar en política, Arturo afirma que “me daría mucha vergüenza tener
que hablar y, si el guión lo exige, mentir ante el
público. A veces piensas que si tú estuvieras ahí,
las cosas podrían ir mucho mejor. Ya se sabe que
cada español tiene dentro un presidente del Gobierno y un seleccionador de fútbol. La política, si
somos serios, debería ser materia a respetar porque de ella dependen los destinos de los países”.
Teresa, que trabaja en una biblioteca de la Universidad, señala que los políticos están “para servir
a los ciudadanos que los han elegido democráticamente en las urnas”. Respecto a si causan más
problemas de los que solucionan, señala que “no
se puede generalizar, en estos momentos la clase
política tiene un gran desprestigio por los casos de
corrupción, y es ahí donde cada partido debe ser
firme con los corruptos y no permitir que aumente
entre la ciudadanía esa idea de que los políticos no
solucionan problemas, sino que los crean. Pienso
que hay muchísimas personas que trabajan en política y se dejan la piel, y en la mayoría de los casos
no son conocidas, pero acuden a su puesto de trabajo y luchan de acuerdo con sus principios por el
bienestar de aquellos a los que representan”.
Más credibilidad fuera de la primera línea
Sobre la aparición de los políticos en la televisión,
Teresa afirma que “cuando aparecen aquellos
que están inmersos en tramas corruptas o sólo
buscan provocar con sus comentarios, cambio
de canal, ya que para mí su credibilidad es muy
cuestionable. En los casos de aquellos que no están en la primera línea de la política me parecen
más creíbles, aunque entiendo que están sujetos
a una disciplina de partido y tienen que mantener
el argumentario establecido. No obstante, sería
muy de agradecer que fueran más sinceros ya
que con ello la sociedad tendría mas afección por
esa clase política tan denostada”.
Para Teresa, política y otras actividades no son
compatibles, ya que “gracias a su cargo un político
puede tener información privilegiada y tomar decisiones que beneficien o perjudiquen a ellos mismos o a terceros”. Entre los políticos actuales, “hay
de todo, creo que hay gente muy valiosa y honrada
50
que sólo pretende luchar por aquello que considera
justo, y también hay mucho oportunista. En ese
sentido, todos los partidos deberían tener un filtro
que evite las actuaciones vergonzosas que se han
visto y se siguen viendo en muchos Ayuntamientos
y Comunidades Autónomas”, afirma.
Teresa no se atrevería a meterse en política,
“porque no tengo esa vocación que creo que es
la fundamental para hacer un buen papel en política. Si los partidos quieren recuperar el papel
que han tenido deben reflexionar sobre los errores cometidos”.
Mariano cree que “la política es algo que tiene
que existir porque alguien tiene que llevar las
riendas de un país. Siempre nos queda la imagen
grabada de todos esos políticos ineptos o que se
han aprovechado de su puesto, pero no caemos
en la cuenta de que gracias a otros políticos más
solventes se han podido solventar conflictos y se
ha avanzado en muchas cuestiones. Si no existiera la política se le llamaría de otra manera, pero
sí creo que ser político en cualquier lugar debe
y debería ser un puesto de distinción y ejemplo
para los ciudadanos”.
La clase política se ha
consolidado como el tercer
problema del país para los
españoles, según las
encuestas mensuales del
CIS desde el mes de
febrero de 2010
Cuestión de carisma
Para este periodista ciego, los políticos “causan
problemas cuando su gestión no es buena o se
aprovechan de ella. Como en todo, no se puede generalizar y hay algunos que sí solucionan
problemas”. Respecto a qué hace cuando un político ocupa cuota televisiva, Mariano señala que
cambiar o no de canal “depende del carisma del
A Fondo
Aunque la gente dice pasar
de la política, a los ciudadanos
les preocupa lo que los
políticos puedan hacer para
mejorar o empeorar su
situación. Quizá si las
sesiones parlamentarias
tuvieran menos insultos,
menos “y tú más”, y fueran
más efectivas, los políticos
dejarían de ser un problema
para quienes viven
en este país
mismo ya que algunos, sólo por la forma de expresarse o comunicar, te enganchan y otros, en
cambio, no te llaman nada la atención. Suelo poner atención al principio y si me engancha o interesa lo que dice continúo; en caso contrario,
cambio de canal”.
Mariano cree que la persona que se dedica a la
política debe abandonar otras actividades, “ya
que de esta manera no tendrá distracciones de
ningún tipo y se dedicará plenamente a su tarea
de político. Conjugar ambas actuaciones creo que
es un error, la actividad política requiere o debería requerir una dedicación absoluta a quien se ha
votado para obtener buenos resultados”.
“Siempre se ha dicho que políticos de antaño
como Azaña o Churchill no se encuentran hoy
en día”, afirma Mariano, quien añade que, “se ha
perdido mucho de esa profesionalidad de los políticos y la mayoría son muy light”.
Mariano señala que no entraría en política. “Creo
que hay que tener madera para ello, saber ‘tragar’ mucho y decir lo justo y no mentir, pero quizás saber bandear los problemas ‘tirando balones
fuera’ y esa habilidad hay que llevarla dentro.
Además la política debe de ser una profesión muy
desagradecida”.
Como se ve, aunque la población en general dice
pasar de la política, al final, a los ciudadanos les
preocupa lo que los políticos puedan hacer para
mejorar o, lo que es peor, para empeorar su situación. Quizá si las sesiones parlamentarias tuvieran menos insultos, menos “y tú más”, y fueran más efectivas, los políticos dejarían de ser un
problema para quienes viven en este país.
51
Comunicando
INAUGURACIÓN DEL TELÉFONO DE
LA ESPERANZA DE JAÉN
El nuevo Centro está ubicado en el número 23 de la calle de La Luna y el
número de teléfono de su servicio de Orientación es el 953 26 09 31
El olivo siempre ha sido un símbolo de la
esperanza a lo largo de la historia, desde aquella
paloma que, portando una ramita de olivo en el
pico, anunció a Noé el fin del diluvio universal.
Por lo tanto no podía faltar, como recordó Jesús
Madrid, presidente internacional del Teléfono
de la Esperanza, en la provincia cuna del olivo,
un Centro del Teléfono de la Esperanza. Jaén se
vistió de verde olivo de esperanza para inaugurar
el pasado 30 de octubre su nuevo Centro, el
número 25 de los que existen actualmente en
España, y para culminar el camino emprendido
desde hace tres años por un grupo de voluntarios
encabezado por María José Martos, la flamante
presidenta del Teléfono de la Esperanza en Jaén.
Los actos inaugurales comenzaron el 27 octubre
con la conferencia El Teléfono de la Esperanza,
entidad pionera en la promoción de la salud
emocional ofrecida por Jesús Madrid y que concitó
una gran afluencia de público en el Centro cultural
52
Miguel Castillejo. El presidente internacional
resaltó en su alocución la importancia del fomento
de una buena salud emocional en la sociedad
actual y la función social de las ONG y entidades
con voluntariado por su gran poder para llegar
a los más necesitados. “Nosotros somos los
protagonistas del cuidado de nuestra salud
emocional. El desarrollo de nuestros recursos y
nuestro progreso se realiza en la medida en que
colaboramos con los demás”, explicó.
También con motivo de la inauguración del Teléfono de la Esperanza, el 28 de octubre se celebró
una gala lírica en el paraninfo del Conservatorio
Municipal, donde se interpretaron piezas de Ópera y Zarzuela. Los músicos (la soprano Alfonsi
Marín; Francisco García, al piano; y Violeta González, al violonchelo) colaboraron desinteresadamente. Después del acto, la nueva presidenta de
Jaén tuvo unas palabras de agradecimiento a todos los asistentes.
Comunicando
compañeros de Jaén este acto, disfrutaron de una
jornada preciosa, aunque pasada por agua, que
tampoco ella se quiso perder este acontecimiento.
La ceremonia comenzó al mediodía, en el Hospital
de San Juan de Dios, centro cultural de la capital,
y estuvo presidido por representantes de diversas
instituciones públicas, así como por María José
Martos y por Jesús Madrid.
La presentación estuvo a cargo de Pedro Castillo
Vizcaíno, director de Igualdad y Bienestar Social
de la Diputación Provincial, que dio paso a cada
uno de los contertulios.
Ya el sábado 30 se celebró la inauguración oficial.
Fue un acto sencillo, pero lleno de calidez y
entusiasmo que emocionó a cuantas personas
asistieron al mismo. Los participantes, muchos
de ellos procedentes de otros puntos de la
geografía nacional que quisieron compartir con los
La primera en intervenir fue María José Martos,
quien, con palabras de agradecimiento por todo
el apoyo social conseguido para lograr que el
Teléfono existiera en Jaén, valoró el trabajo del
voluntariado, agradeció la cesión del piso que va
a albergar la sede del Teléfono y la colaboración
de AJAR y del Colegio Cristo Rey.
53
Comunicando
Para concluir su intervención, María José Martos
dio paso a un montaje audiovisual realizado por
voluntarios de Jaén, en el que se hacía un breve
recorrido en estos tres últimos años de las actividades realizadas, los problemas superados, y en
el que se mostraba las instalaciones de la nueva
sede, ubicada en un barrio popular de trabajadores, en el corazón de la ciudad. Se trata de un
piso alegre y cálido, decorado con detalles que
lo hacen acogedor, y que consta de una sala de
orientación, dos salas para la realización de cursos, una sala de reuniones, una estancia para las
tareas administrativas, una cocina y un cuarto de
baño. Tras la emisión, el público asistente aplaudió emocionado.
A continuación, intervino Lola López Justicia, presidenta del Teléfono de la Esperanza de Granada, para expresar su satisfacción después de tres
años de trabajo y apoyo a la que a partir de ese
día era “su casa”. Asimismo, agradeció el trabajo
comprometido de María José Martos y el resto
de los voluntarios, así como la colaboración del
Colegio Cristo Rey.
José Ruiz, coordinador provincial de la Agencia
Andaluza del Voluntariado de la Junta de Andalucía, hizo la siguiente reflexión: “Tenemos una
obligación moral de colaborar con todas las personas que hacen la vida más fácil y feliz a los
demás, tenemos que asumir el compromiso de
dar el apoyo necesario”.
Como colofón a las intervenciones, Jesús Madrid
explicó la necesidad de realizar cursos para promover la salud emocional, ya que “la mejor ayuda
no está en manos de los profesionales, sino en la
calle, en las personas que nos rodean”. Asimismo,
resaltó valores como la generosidad y la entrega:
“No juzguéis el día por los frutos que habéis cosechado al atardecer, valoradlo más bien por las semillas que habéis plantado”, dijo citando al escritor
Robert Louis Stevenson. “Lo mejor que tenemos es
poder dar con gratuidad a los demás”, añadió.
En su intervención, Juan Sánchez, vicepresidente
internacional del Teléfono de la Esperanza, resaltó que ése era “un día histórico para Jaén, un
sueño hecho realidad”, al que habían contribuido
desde Málaga con la formación del voluntariado.
Tras el corte de la cinta inaugural, los asistentes
disfrutaron en el claustro de un ágape. Posteriormente, se realizó una visita a la Catedral. La noche
culminó con una cena de gala en el Parador de Turismo del Castillo de Santa Catalina durante la que
se entregaron sendos recordatorios en agradecimiento a la labor de apoyo en la formación de voluntarios y creación del Centro de Jaén a Juan Sánchez y Lola López. Cerró la ceremonia un concierto
lírico, que amenizó la noche a los comensales.
La concejala de Políticas Sociales del Ayuntamiento de Jaén, Carmen Guerrero, entre otras
palabras, comentó: “Aquí se habla desde el corazón y el compromiso. El alma y el corazón están
en las asociaciones y las ONG. Sois la esperanza
en Jaén”.
Desde estas páginas, saludamos el nacimiento de
este Teléfono (953 26 09 31), el más joven de todos los que forman la familia del Teléfono de la Esperanza, que desde La Luna (calle en la que está
situada la nueva sede) nos trae un nuevo soplo de
esperanza a todas las personas aquí, en la Tierra.
54
Comunicando
HONDURAS, SEDE DEL II CURSO DE
COORDINADORES DE AMÉRICA
76 voluntarios del Teléfono de la Esperanza en Estados Unidos, Honduras
y Nicaragua participaron en el curso
tó los objetivos, metodología y temática que se
abordaría a lo largo del fin de semana. Asimismo,
los participantes pudieron expresar sus expectativas y deseos de cara al proceso.
Del 22 al 24 de octubre, Honduras acogió el II
Curso de Formación de Coordinadores, el cual
se llevó a cabo con mucho entusiasmo, alegría
y optimismo. Se contó con la participación de 76
voluntarios del Teléfono de la Esperanza de León
(Nicaragua), Miami (EE.UU.), y San Pedro Sula y
Tegucigalpa (Honduras).
El Curso de Coordinadores fue dictado por el psicólogo Juan Sánchez Porras, vicepresidente de
Asociación Internacional del Teléfono de la Esperanza (ASITES) y presidente del Teléfono de Málaga (España). El centro de Caritas de Siguatepeque
abrió sus puertas a los voluntarios participantes,
quienes desde tempranas horas de la tarde del día
viernes comenzaron a llegar lentamente. Poco a
poco, el centro, rodeado de hermosos pinos, comenzó a tomar vida con las risas, abrazos, gesto
de compañerismo y rostros de los voluntarios. En
palabras de nuestros amigos de Miami y de Juan
Porras: “Nos sentimos en casa”. ¿Cómo no sentirse en casa? Si la esperanza sembrada en el corazón y ser de los voluntarios de Honduras abrazó a
nuestros amigos y compañeros de León y Miami,
quienes con su esfuerzo y entusiasmo nos animaron a valorar y creer una vez más en nuestro trabajo de sembrar y cosechar esperanza.
La noche del viernes dio inicio la formación. Juan
Porras, en calidad de director de curso, presen-
56
A lo largo de cada día, horas y minutos, pudimos
reflexionar sobre nuestro trabajo como coordinadores y voluntarios del Teléfono de la Esperanza.
Por otra parte, cabe destacar y agradecer el apoyo que ofrecieron Janeth Avelar, Mateo Clares,
Wendy Valle, Sandra Maldonado, Patricia Sandoval, Judith García y Fanny Chavarría, todos ellos
voluntarios del Centro de San Pedro Sula, quienes
coordinaron los diferentes grupos de trabajo dentro del curso. También hay que reconocer la labor
de las profesionales Eugenia Rivera (Tegucigalpa)
y Judith García (San Pedro Sula), quienes colaboraron dictando charlas dentro del curso.
Se concluyó el curso el día domingo después de
haber disfrutado de nuestro último almuerzo juntos. Luego, todos los voluntarios tomamos camino
a cada una de nuestras ciudades, con la clara convicción de que hemos optado por un voluntariado
que nos permite crecer como personas y, sobre
todo, que éste nos impulsa a salir al encuentro
del que sufre y necesita de una mano amiga para
encontrar sentido y esperanza a su vida.
Damos gracias a Juan Sánchez, por su generosidad, compañía y trabajo, así como a los voluntarios
de Miami y León, quienes, pese a las largas horas
de viaje, dieron respuesta a nuestra invitación. Estamos seguros de que la realización de este curso
será de gran beneficio para el trabajo que están realizando en sus países. Agradecemos a todo nuestro
voluntariado de Tegucigalpa y San Pedro Sula, por
su entrega y empeño, por la labor desinteresada
que día a día ponen al servicio de los demás.
“Aquí se crece, aquí se respeta, aquí se cultiva la
Esperanza”
Comunicando
EULALIA LLOSA, ELLA ERA ESPERANZA
Varios orientadores veteranos, de los que ya estaban allá por los años 70 escuchando telefónicamente las angustias y problemas de los malagueños
de la época han querido evocar para AVIVIR quién
era y sobre todo cómo era nuestra muy querida
Eulalia. Manolo Montes hizo durante mucho tiempo los relevos en los turnos de escucha a Eulalia y
a su marido, Andrés (también ya fallecido), y los
define como “grandes escuchadores” y “grandes
consejeros familiares”. De la capacidad de escucha de esta orientadora, habla también Salvador
Rodríguez, quien comenta que “sabía empatizar
con la gente, se ponía en la piel de los demás”.
Salvador Rodríguez coincide con Carmen Orellana,
otra veterana en el departamento de Orientación
en la personalidad “maternal” de esta mujer. “Eulalia se mostraba como una madre que nos acogía
a todos los demás compañeros”, explica Carmen,
quien añade: “era de ese tipo de madres que rebosan bondad y que están dispuestas a todo por los
demás”. Por esa forma de ser, los voluntarios “procuraban estar con ella”, siempre pendiente de cualquier problema que pudiera surgir. “Le queríamos
todos. Su carácter era conciliador, de las personas
que tratan de unir, no de desunir”, recuerda. Eulalia Llosa fue una mujer discreta, entregada y
con sentido de servicio a los demás, cualidades
que poco a poco fueron conociendo sus tres hijos.
Uno de ellos, Ángel, destaca la discreción de su
madre sobre los problemas personales de la gente a los que ella tenía acceso. “No entró nunca
en detalles sobre sus experiencias en el Teléfono,
pero vivía la satisfacción de ser útil a los demás”. Ángel recuerda que era todavía un adolescente cuando su madre empezó a colaborar en el
Teléfono de la Esperanza y que, gracias a eso,
empezó a ser más consciente de los problemas
emocionales y psicológicos que sufren muchas
personas. “En mi cabeza empezaron a aparecer
situaciones sociales que no sabía ni que existían”,
explica Ángel. Los hijos también valoran mucho el
haber recibido, tanto de Eulalia como de Andrés,
un buen aprendizaje sobre cómo establecer unas
relaciones familiares sanas, lo que posteriormente les ha beneficiado en su propia vida. Y de la huella familiar que dejaron entre sus compañeros los orientadores, Manolo Montes lo describe
de forma muy gráfica: “Yo sigo en el Teléfono por
un compromiso que me arrancaron ellos (Andrés y
Eulalia) un día de cansancio. Ellos eran Teléfono”. Sin duda, Eulalia Llosa dejó una huella de cariño,
amor y entrega a los demás, tanto en los usuarios
del Teléfono como en sus compañeros. Que descanse en la paz que tanto repartió en este mundo.
57
Directorio
CENTROS DEL TELÉFONO DE LA ESPERANZA EN ESPAÑA
ALBACETE
C/ Federico García Lorca, 20-1º
02001 ALBACETE
Tel.: 967 52 34 34. Fax: 967 52 34 48
E-mail: [email protected]
MÁLAGA
C/ Hurtado de Mendoza, 3 - “Villa Esperanza”
29012 MÁLAGA
Tel.: 95 226 15 00. Fax: 95 265 26 51
E-mail: [email protected]
ALICANTE
C/ Benito Pérez Galdós, 41-Entr. C
03005 ALICANTE
Tel.: 96 513 11 22. Fax: 96 512 43 49
E-mail: [email protected]
MURCIA
C/ Ricardo Zamora, 8
30003 MURCIA
Tel.: 968 34 34 00. Fax: 968 34 35 66
E-mail: [email protected]
ALMERÍA
Plaza Administración vieja, 1-1º izda.
04003 ALMERÍA
Tel.: 950 26 99 99. Fax: 950 26 07 89
E- mail: [email protected]
OVIEDO
Avda. de Bruselas, 4 bajo
33011 OVIEDO
Tel.: 985 22 55 40. Fax: 985 27 65 00
E-mail: [email protected]
BADAJOZ
C/ Ramón Albarrán, 15-1º dcha.
06002 BADAJOZ
Tel.: 924 22 29 40. Fax: 924 25 65 08
E-mail: [email protected]
PALMA DE MALLORCA
C/ Miguel Marqués, 7 - 1º
07005 PALMA DE MALLORCA
Tel.: 971 46 11 12. Fax: 971 46 17 17
E-mail: [email protected]
CÁCERES
Avda. de los Pilares, 1- bloque 8-3ºB
10002 CÁCERES
Tel.: 927 62 70 00.
E-mail: [email protected]
PAMPLONA
C/ San Blas, 13 - bajo
31014 PAMPLONA
Tel.: 948 23 70 58. Fax: 948 38 20 34
E-mail: [email protected]
CASTELLÓN
C/ Segorbe, 8
12004 CASTELLÓN
Tel.: 964 22 70 93. Fax: 964 22 02 58
E-mail: [email protected]
SALAMANCA
C/ Pollo Martín, 34 - 2º dcha.
37005 SALAMANCA
Tel.: 923 22 11 11. Fax: 923 22 62 35
E-mail: [email protected]
GRANADA
C/ Horno del Espadero, 22
18005 GRANADA
Tel.: 958 26 15 16. Fax: 958 26 15 06
E-mail: [email protected]
SANTIAGO DE COMPOSTELA
C/ Diego de Muros, 16 - 1º
15701 SANTIAGO DE COMPOSTELA
Tel.: 981 51 92 00
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HUELVA
Avda. de Andalucía, 5 - 1º A
21004 Huelva
Tel.: 959 28 15 15. Fax: 959 54 07 27
E-mail: [email protected]
SEVILLA
Avda. Cruz del Campo, 24
41005 SEVILLA
Tel.: 95 457 68 00. Fax: 95 458 23 75
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JAÉN
C/ La Luna, 23 - 2º A
23009 JAÉN
Tel.: 953 26 09 31
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TOLEDO
C/ Panamá, 2 - 1º N.
45004 TOLEDO
Tel.: 925 23 95 25
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LAS PALMAS DE GRAN CANARIA
C/ Mesa de León, 4 - 3º dcha.
35001 LAS PALMAS DE G.C.
Tel.: 928 33 40 50. Fax: 928 33 60 60
E-mail: [email protected]
VALENCIA
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46008 VALENCIA
Tel.: 96 391 60 06. Fax: 96 392 45 47
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LEÓN
Avda. Padre Isla, 28 4ºIzda
24002 LEÓN
Tel.: 987 87 60 06
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VALLADOLID
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47010 VALLADOLID
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Tel.: 91 459 00 50. Fax: 91 459 04 50
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Directorio
CENTROS DEL TELÉFONO DE LA ESPERANZA EN EL MUNDO
BARRANQUILLA (COLOMBIA)
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LA PAZ (BOLIVIA)
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Entre Estados Unidos y Guerrilleros Lanza
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SAN JUAN DE PASTO (COLOMBIA), SANTIAGO (CHILE)
SANTO DOMINGO (REPÚBLICA DOMINICANA)
Y VALENCIA (VENEZUELA).
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