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MATERIAL DE APOYO Conferencia Resolución de Conflictos y Manejo de Crisis TEORÍAS SOBRE CONFLICTOS Y MANEJO DE CRISIS Definición de Conflicto En todos los sistemas sociales, interpersonales e internacionales, surgen conflictos regularmente. El conflicto es un mal constante en el desarrollo de las sociedades. Por lo general, el término conflicto -como se utiliza en este curso- se refiere a situaciones en las cuales la capacidad de la sociedad para resolver los conflictos por medio de mecanismos reguladores, tales como cortes o estructuras sociales (por ejemplo, clanes) ha fallado y las partes involucradas en el mismo recurren a la violencia. Consecuentemente, el conflicto surge de la discrepancia de objetivos entre dos o más partes que no cuentan con un mecanismo efectivo de coordinación o mediación. Las "partes", para efecto de este curso, son estados, o como se les denomina en el mundo contemporáneo, comunidades dentro de estados. El término "violencia" se refiere, en la mayoría de los casos, a la violencia física; sin embargo, no se descarta la importancia de otras formas de violencia, como el trauma psicológico o emocional. Condiciones del Conflicto De acuerdo con un estudio realizado durante tres años por The Carnegie Commission on Preventing Deadly Conflict, entre los factores y las condiciones que pueden conducir a una sociedad a la guerra son: Estado débil, desintegrado o corrupto. Regímenes represivos o ilegítimos. Discriminación contra ciertos grupos sociales y/o étnicos. Manejo inadecuado de las diferencias religiosas, culturales o étnicas. Comunidades religiosas políticamente activas que promueven mensajes hostiles y disgregantes. Legado político y económico del colonialismo y/o de la Guerra Fría. Cambios políticos y económicos repentinos. Alto índice de analfabetismo y de enfermedades. Carencia de recursos vitales como agua y tierra cultivable. Depósitos de armas y municiones. Amenaza en las relaciones regionales. El estudio también menciona que "Cuando diferencias permanentes son explotadas por políticos demagogos, esta actividad favorece la escalada de la violencia." 2 Componentes del Conflicto A pesar de que no hay conflictos exactamente iguales, hay una serie de factores que deben de ser tomados en consideración para realizar un análisis adecuado de la situación de un conflicto. Partes - En un conflicto pueden estar involucrados grupos, entidades sociales o individuos. La identificación de las partes es muy importante, especialmente en los conflictos complejos que incluyen a varios individuos o grupos. Para poder hacer esta identificación es útil preguntarse: "¿Quién tiene interés en la situación?" o "¿Quién será afectado por los cambios en la situación?". Cualquier persona o entidad social que caiga en alguna de estas categorías puede ser, potencialmente, una parte en el conflicto. Debido a variaciones en el nivel de involucramiento en el conflicto, las partes asumen diferentes papeles en el mismo. Las Partes Principales: tienen un interés directo en el conflicto y persiguen sus metas activamente para promover sus propios intereses. * Las Partes Secundarias: tiene interés en el resultado de un evento pero pueden o no percibir que hay conflicto y decidir o no si juegan un papel activo o son representadas en el proceso de toma de decisiones. Las partes secundarias pueden jugar un papel importante facilitando, permitiendo e implementando un acuerdo. Los Intermediarios: generalmente intervienen en para facilitar la resolución del conflicto y mejorar la relación entre las partes. Los intermediarios pueden ser imparciales sin ningún interés específico en un resultado particular, o pueden tomar una posición conservando su estatus de facilitadores legítimos para las partes primarias y secundarias. Asuntos - Los asuntos son los temas o cuestiones que conciernen a las partes en un conflicto (por ejemplo, recursos, poder, identidad). A pesar de que estas cuestiones son aparentes en muchos casos, hay muchas situaciones en las cuales definir los asuntos en conflicto es uno de los principales desafíos para los negociadores. Algunas veces, los asuntos que realmente generan el conflicto están ocultos mientras las partes pelean sobre cuestiones más superficiales, ya sea porque las partes están muy confundidas para verlas o porque se sienten muy vulnerables como para expresar sus preocupaciones más importantes. En otras ocasiones, las partes no están de acuerdo en algunos asuntos que son legítimas fuentes del conflicto. En estos casos, una parte puede negarse a discutir o percibir un asunto que la otra parte reclama como una fuente legítima de conflicto. Intereses versus Valores. Los asuntos pueden tomar dos formas básicas: 1) Asuntos que involucran intereses y 2) Asuntos que involucran valores. Conflicto de intereses: ocurre cuando las partes acuerdan sobre el valor de determinada posición, rol o recurso pero no están de acuerdo sobre quienes ejercen el control de éste o a quien corresponde la mayor parte del mismo. Por ejemplo, un conflicto de intereses ocurre cuando dos países acuerdan sobre el principio de inviolabilidad de las fronteras pero difieren acerca de la delimitación de los bordes o líneas imaginarias. Conflictos de valores: ocurren cuando las partes difieren fundamentalmente en sus percepciones sobre lo deseable. Por ejemplo, cuando pobladores indígenas que viven en un estado diferente desafían las fronteras con base en el principio de la libre determinación de los pueblos. Los valores surgen como una expresión cultural específica de las necesidades, de las motivaciones básicas y de los requerimientos del desarrollo comunes a todos los seres humanos. Estas necesidades incluyen seguridad, identidad, reconocimiento, y desarrollo en general. Usualmente, las partes cuyas necesidades han sido violadas no responden a la coerción a largo plazo. Cuando las necesidades básicas para la supervivencia de un grupo o para su identidad 3 están insatisfechas, los miembros del grupo tienden a luchar para satisfacerlas de una u otra forma. Las necesidades y su satisfacción no pueden negociarse. Sin embargo, es posible identificar una serie de maneras para satisfacer las necesidades humanas básicas, y las posibilidades de resolución de conflicto pueden lograrse por medio del proceso de identificación y satisfacción de estas necesidades. Objetivos - Los temas de discusión de un conflicto son los objetivos que las partes necesitan resolver en el mismo. Los objetivos pueden definirse como "decisiones conscientes, condiciones deseables y futuros resultados o determinaciones" Percepciones erróneas sobre los objetivos de un adversario pueden llevar a percepciones equivocadas sobre los asuntos involucrados en el conflicto. Por ejemplo, si la Parte A ignora los verdaderos objetivos de la Parte B en un conflicto, la Parte A no puede entender por qué la Parte B está tan obstinada sobre un Asunto X. Por medio del análisis del conflicto es posible determinar las motivaciones de las partes involucradas en el conflicto. Las partes clasifican sus objetivos según dos criterios: positiva y negativamente. Los objetivos positivos reflejan futuros resultados tangibles, como "seguridad de las fronteras" o un "estado independiente". Los objetivos negativos reflejan el interés de evitar un resultado no deseado, como el bloqueo de la admisión de un país en una organización, o el rechazo a admitir refugiados. Como se discutirá en este manual, para desarrollar una solución que contemple los objetivos de todas las partes involucradas en un conflicto, es necesario que las partes reformulen sus objetivos negativos en objetivos positivos. De esta manera, es más fácil trabajar con los objetivos que una parte realmente desea en lugar de hacerlo con objetivos que no desea (especialmente si el objetivo negativo es a expensas de un adversario). Tipos de Conflicto La finalización de la Guerra Fría generó muchas expectativas sobre el inicio de una nueva era de orden y estabilidad en los asuntos mundiales; sin embargo, el período de la post-Guerra Fría se caracteriza por inestabilidad y violencia, especialmente en el mundo en desarrollo. Mucho ha cambiado, pero los asuntos centrales que definen las relaciones entre pueblos y estados permanecen iguales. Como un comentarista lo ha señalado: "Las preocupaciones tradicionales sobre el equilibrio de poder, alianzas, carrera armamentista, disuasión y confrontación de las grandes potencias, ha dado paso a una nueva serie de preocupaciones sobre nacionalismo étnico, militancia religiosa, degradación ambiental, escasez de recursos, diplomacia preventiva, mantenimiento de la paz, intervención humanitaria y conflictos en estados pequeños." De acuerdo con el mismo autor, las "nuevas" preocupaciones reflejan un cambio hacia un nivel más reducido de involucramiento en el conflicto -acorde a un sistema internacional en transformación-, en lugar de un cambio fundamental en las causas de la guerra. Una forma conveniente de organizar el pensamiento sobre lo que de otra manera parecería un universo caótico de conflictos contemporáneos es dividirlos en tres niveles: (1) Conflicto de una Potencia (País Poderoso); (2) Conflicto Regional; y (3) Conflicto Comunal. Esta clasificación fue publicada recientemente en un reporte del Instituto Aspen, en Estados Unidos. A continuación, se incluye el segmento más importante del reporte con las modificaciones efectuadas por los autores del curso: 4 CONFLICTO DE UNA POTENCIA (PAÍS PODEROSO) "Las rivalidades por los más grandes intereses surgirán entre las grandes potencias para determinar los fundamentos del sistema internacional y de la distribución del poder. A pesar de que las posibilidades de una guerra entre las grandes potencias han sido substancialmente reducidas, el precio de un error a este nivel sería muy costoso. Siempre existe el riesgo, especialmente durante períodos de transición, que los rápidos cambios en la distribución del poder puedan desatar un conflicto [véase las crecientes tensiones en los asuntos Sino-Americanos y el enfriamiento de las relaciones entre Rusia y los Estados Unidos]. El Occidente tiene la fortuna de haber heredado una estructura política constructiva y relaciones económicas entre Norteamérica, Europa Occidental y Japón... Sin embargo, este estado de acontecimientos (state of affairs) no debe darse por sentado; la competencia y el conflicto entre los tres centros de poder puede llevar a fricciones y aun al distanciamiento." CONFLICTO REGIONAL Los conflictos regionales, motivados por religión, nacionalismo, reclamos territoriales y disputas económicas y políticas, son la principal fuente de inestabilidad en el mundo actual. Estos conflictos pueden ser más peligrosos ante la presencia de armas de destrucción masiva en regiones como el Sur de Asia y el Medio Oriente. Los conflictos regionales pueden cubrir un área considerable de territorio y abarcar varios países -como en el caso de la guerra en la República Democrática del Congo- por lo cual son considerados "regionales" porque en términos generales no constituyen una amenaza directa para el resto del mundo. CONFLICTO COMUNAL "En el futuro, los conflictos más frecuentes serán los conflictos comunales (internos) sobre identidades en competencia, reclamos territoriales e instituciones políticas. Los conflictos comunales se originan por el colapso de estados, sistema tribal, etnonacionalismo (frecuentemente fomentado por líderes ambiciosos que utilizan una pancarta étnica), fundamentalismo radical, escasez de recursos e injusticias reales o percibidas. Los conflictos comunales no son un fenómeno nuevo; sin embargo, están ocurriendo o repitiéndose ahora y amenazan con poner en peligro muchos lugares más donde el comunismo y los imperios han colapsado, donde hay un trastorno económico y en donde identidades étnicas han resurgido después de su supresión por regímenes comunistas. La amenaza de conflictos comunales está presente en todas las regiones del mundo, pero es más factible que surja en los estados de la ex Unión Soviética y África. Inicialmente, estos conflictos pueden estimular una preocupación internacional mínima, pero sus consecuencias pueden ser considerables, especialmente si los intentos externos para manejarlos son inadecuados: los esfuerzos que han fracasado para intervenir pueden inducir a otros a hacer algo. Si esto no se detiene, los conflictos pueden expandirse a regiones geográficas más amplias por medio de: el involucramiento de grupos étnicos; el uso de propaganda más allá de las fronteras; flujos repentinos de refugiados dentro de estados vecinos; el uso del territorio para transportar armas. La naturaleza emocional y violenta de estos conflictos puede traer como resultado crisis humanitarias masivas, abusos a los derechos humanos y aun, una tendencia al genocidio…" Características de los Conflictos Comunales Contemporáneos Vacíos de Poder 5 La mayoría de los estados en conflicto analizados están pasando por un período de transición extremadamente difícil, debido al final de la Guerra Fría y a la consecuente falta de involucramiento activo de las grandes potencias en los asuntos de los estados pequeños. Esto ha dejado peligrosos vacíos de poder en regiones que de por sí eran altamente vulnerables social, política y económicamente. Sin dicho involucramiento, las economías que eran mantenidas a flote artificialmente -por medio de ayuda extranjera, gastos militares y términos preferenciales de comercio-, han colapsado, especialmente en los estados clientes de la ex Unión Soviética. Artífices de Guerras Auto-Financiados Los regímenes represivos que dejaron de ser patrocinados financieramente por las superpotencias, ahora son vulnerables a los ataques de grupos de oposición interna. En otros estados, aquellos que se inclinan por el uso de la violencia para alcanzar objetivos políticos partidistas y lograr beneficios económicos valiéndose del caos social, dejan a un lado elementos moderados. En los lugares que cuentan con los recursos naturales suficientes para financiar la guerra, como Angola, Sierra Leona y la República Democrática del Congo, las facciones ignoran la presión internacional y continúan luchando. En muchos de estos casos, el desarrollo alcanzado por la especulación por la guerra, el papel de los señores de la guerra y la relación clientepatrocinador, debilitan y, a veces, destruyen la economía formal. La formulación de la paz es problemática en estas circunstancias. Disparidad Económica y Fisuras Culturales/Religiosas Factores económicos como la explotación de recursos, el aumento del desempleo y el fracaso de políticas fiscales y monetarias pueden conducir a la violencia. Particularmente, esto ocurre en los estados sucesores del bloque soviético, como la ex Yugoslavia, y el Subsahara africano, en donde las disparidades económicas giran alrededor de divisiones culturales, étnicas y religiosas. El ritmo acelerado de la globalización y el incremento de la brecha tecnológica entre el mundo desarrollado y en desarrollo ha exacerbado los problemas -especialmente en los aspectos sociales y culturalesen África, el Medio Oriente y el Centro, Sur y Este de Asia. Intervención Externa Conforme lo indica la Carnegie Commission on Preventing Deadly Conflict, actores externos pueden jugar un papel significativo para determinar el curso de un conflicto interno. "Generalmente, los vecinos se involucran por temor a los efectos expansivos (e.g., flujo de refugiados, reagrupación de soldados), presión de circunscripciones internas o amenazas para sus ciudadanos en el extranjero. Algunas veces, los insurgentes son capaces de atraer la intervención extranjera por medio de llamados a la solidaridad religiosa o étnica, o usando recursos locales para costear el pago de mercenarios extranjeros. La intervención ir desde la provisión de armas hasta el apoyo directo con fuerzas militares." Las llamadas "potencias regionales" (e.g., Nigeria, Brasil, India, China) pueden jugar un papel positivo como pacificadores o pueden exacerbar las tensiones en los pequeños estados vecinos. Las intervenciones de las potencias regionales en los conflictos comunales suelen tener resultados mixtos debido a que las mismas surgen de la combinación del cálculo de intereses nacionales y razones humanitarias. 6 Actores Políticos La experiencia de Sudáfrica, Polonia, Hungría y la República Checa demuestra que no todas las grandes transiciones sociales son violentas, por lo que los conflictos comunales no deben ser vistos de manera determinista. En muchos casos, el conflicto resulta de decisiones deliberadas de líderes y grupos para ganar, por medio de la violencia, lo que no podrían lograr por medios democráticos. Como se indica en el reporte mencionado: "La interacción política entre sociedades y sus líderes ayuda a explicar los motivos por los cuales, bajo ciertas circunstancias, estalla la violencia entre grupos -tanto dentro como a través de las fronteras - y el porqué no estalla entre grupos en circunstancias similares. Los líderes utilizan violencia masiva cuando la ven como su única opción para lograr sus objetivos políticos y cuando tienen la capacidad de movilizar grupos para llevar a cabo su estrategia. Sin líderes determinados, los grupos pueden luchar pero no tienen la capacidad de iniciar una campaña sistemática de violencia para alcanzar sus objetivos; de igual manera, sin grupos que movilizar, los líderes no pueden iniciar un combate." FACTORES CAUSANTES DE LOS CONFLICTOS INTERNOS Y EXTERNOS DE LOS ESTADOS El conflicto es resultado de factores estructurales que involucran dinámicas políticas, sociales, económicas e institucionales y de factores interrelacionados que reflejan objetivos anti-éticos, valores, intereses y motivaciones. Estos factores se pueden subdividir en las siguientes categorías: Recursos – Pueden ser la distribución de territorio, dinero, fuentes de energía, alimentos y otros bienes materiales que las personas valoran. Poder – Principalmente, la distribución de control que en términos políticos implica la accesibilidad y la participación en procesos de tomas de decisión. Identidad – Características culturales, lingüísticas, sociales o étnicas de las personas. Valores – Valores fundamentales, especialmente en lo relativo a sistemas de gobierno, religiosos o ideológicos. La mayoría de los conflictos surgen de una combinación de estos factores. Tendencias comunes que se han generalizado en los grupos etno-políticos en conflicto. En el campo internacional y entre sociedades es raro encontrar solo una fuente de conflicto. Los conflictos tienden a surgir de la interacción compleja entre factores materiales/económicos, políticos, históricos, psicológicos y culturales determinados por los objetivos divergentes de las partes. Algunos conflictos surgen de relaciones hostiles por largo tiempo entre miembros de grupos con diferente identidad y se caracterizan por escaladas esporádicas de violencia. Esta tendencia es común en sociedades multi-comunales en las cuales existen varios grupos politizados pero el control político es dominado por un grupo que no responde a las necesidades de otros grupos. Estas condiciones dan origen a lo que se denomina un conflicto social prolongado. Los Conflictos Sociales Prolongados se basan en tensiones raciales, étnicas y religiosas que en combinación con divisiones estructurales entre sociedades y represión política, victimizan a uno o más grupos. Esta victimización radica en la actitud que asume el grupo de mayor poder hacia el grupo de menor poder, al que victimiza mediante la denegación de las necesidades humanas básicas necesarias, como seguridad, reconocimiento de su identidad y desarrollo. Generalmente, 7 estas necesidades se expresan en una combinación del deseo de aceptación de la identidad distintiva de un grupo, del acceso a los procesos de toma de decisión en las esferas de la vida que más afectan al grupo y a otras formas de seguridad económica y social. En el mundo actual, las situaciones de conflicto transnacional o intraestatal más intransigentes se caracterizan por el conflicto social prolongado. Estas situaciones tienen sus raíces en una historia de relaciones conflictivas entre grupos marcada por episodios de violencia. Algunas veces, la principal característica de este conflicto es una historia de profundas diferencias y la deshumanización del otro grupo, las cuales en conjunto crean la base para diferencias que engendran temor y desconfianza. Estas relaciones son propensas a escalar a condiciones de violencia extrema en tiempos de crisis. El entendimiento de estos conflictos es muy importante porque la comunidad internacional enfrenta constantemente el desafío de encontrar las respuestas adecuadas y efectivas para responder a crisis humanitarias graves y a amenazas contra la seguridad regional. De acuerdo con investigaciones recientes, los conflictos etnopolíticos prolongados no desaparecen por medio de los intentos de control o supresión de los grupos etnopolíticos. Por el contrario, una respuesta factible para satisfacer sus necesidades puede ser el reconocimiento de su cultura y autonomía y, acuerdos políticos con base en alguna fórmula de compartir el ejercicio del poder. Generalmente, este tipo de acuerdos satisfacen las necesidades que motivan a las partes en conflicto y, por ende, pueden estabilizar la situación y transformar relaciones de conflicto previas en relaciones pacíficas. Dinámica de Poder. El conflicto internacional suele caracterizarse por desequilibrios extremos en las relaciones de poder entre las partes en conflicto. Sin embargo, el poder se deriva de varias fuentes. Algunas veces, el poder proviene de la capacidad de ejercer el poder coercitivo debido a diferentes capacidades financieras, militares, etcétera. Las percepciones de poder también se pueden derivar de la creencia en que una parte está dispuesta a utilizar su poder coercitivo en contra de la otra, sin tomar en cuenta el alto riesgo y el costo. Otras veces, las partes ganan cierta posición en el conflicto porque son capaces de definir sus parámetros y porque han ganado la aceptación general y el reconocimiento de su causa por parte de sujetos, grupos o comunidades, que si bien son ajenos al conflicto inciden de alguna manera en el mismo. El poder también puede ser generado por medio de percepciones de legitimidad o de autoridad moral de una de las partes en el conflicto, por ejemplo, cuando aliados poderosos apoyan a la parte que la comunidad internacional considera que está en lo correcto. Condiciones Políticas Internas. Con frecuencia, es imposible separar el contexto político interno de la política exterior de un gobierno. En los conflictos internacionales es muy importante tratar de entender que está pasando en el país de cada una de las partes y cómo estas condiciones pueden afectar su comportamiento en el campo internacional. Algunas veces, la causa de posiciones agresivas de un país radica en posturas agresivas de su misma población. Estos mensajes pueden escalar un conflicto a una crisis si el otro gobierno interpreta estas posiciones como reflejo de las verdaderas intenciones de su oponente en lugar de retórica para consumo doméstico o interno. Diferencias Culturales. La cultura es una dimensión importante de los conflictos internacionales y de los conflictos dentro de un mismo estado. Las variaciones culturales se pueden extender a diferencias más allá de las reglas de etiqueta. A pesar de que esta serie de diferencias puede crear problemas, la etiqueta se aprende fácilmente. Sin embargo, la cultura se puede entender como un sistema de ideas y valores que guían (pero no determinan) el comportamiento. La cultura es el cristal básico por medio del cual las personas perciben el mundo y cómo este se refleja en cada aspecto de su forma de vida. Los conflictos son un proceso de interacción social. La cultura no causa el comportamiento humano, pero si puede dar la pauta para interpretar ciertos comportamientos. Las partes en un 8 conflicto utilizan su propio sistema cultural para interpretar qué está pasando en una situación determinada, para descifrar su comportamiento y el de los demás, y para comprender toda la comunicación que se intercambia entre su grupo y los otros. Cuando las partes en un conflicto tienen culturas diferentes pueden haber variaciones en sus respectivas interpretaciones de estos conceptos y comportamientos. Estas variaciones pueden originar malos entendidos que crean un barrera para la comunicación clara y necesaria en los procesos de resolución del conflicto e incluso pueden expandir el surgimiento de un conflicto como tal. Dinámicas en las Relaciones de Conflicto: Actitudes, Percepciones y Comportamientos. Las relaciones entre las partes de un conflicto son una dimensión muy importante en la situación del conflicto. La transformación de esta relación puede ser esencial para la resolución a largo plazo de conflictos violentos prolongados. En el nivel más básico, los conflictos se vuelven activos cuando las partes responden a una situación con comportamientos conflictivos que a su vez generan actitudes y percepciones conflictivas y emociones dolorosas que acompañan a estos procesos cognoscitivos. Todos estos factores pueden deteriorar la relación entre las partes. Los Tipos de Comportamiento en un Conflicto son acciones que las partes toman para influenciar al adversario a abandonar o modificar sus objetivos. Las partes adoptan diferentes tipos de comportamiento, de manera consciente o inconsciente. El comportamiento durante un conflicto se puede dividir en las siguientes categorías: Contencioso: ocurre cuando una de las partes trata de lograr sus propios objetivos sin tomar en cuenta los intereses de la otra parte y, generalmente, por medio de la rendición de la otra parte. Las tácticas empleadas son de tipo coercitivo y pueden incluir amenazas, la toma de acciones preventivas y la imposición de penalidades o sanciones que se retirarán si la otra parte se rinde. Rendición: ocurre cuando una parte se rinde ante la otra parte y suele suceder después de que las expectativas han disminuido. Algunas veces, la rendición es utilizada para ganar tiempo mientras la parte desarrolla una estrategia nueva. Otras veces, la rendición involucra una rendición parcial y algunos de los intereses son satisfechos. Retiro o inacción: estas dos estrategias de comportamiento implican la conclusión de un conflicto sin resolver los asuntos más controversiales que lo causaron. El retiro se refiere a una situación permanente. La inacción se refiere a una maniobra temporal, con la intención de ganar tiempo para desarrollar una posición fortalecida. Solución de Problemas: esta estrategia consiste en identificar los aspectos que separan a las partes para desarrollar e implementar una solución que sea aceptable para todas las partes primarias del conflicto. Idealmente, ninguna de las partes tiene que disminuir sus expectativas porque la solución propuesta reconcilia objetivos previamente incompatibles. Las estrategias escogidas están vinculadas con la calidad de la relación entre las partes. Si su relación se valora mutuamente o si es buena, es menos probable que las partes se involucren en estrategias contenciosas o coercitivas. Los enfoques para resolver los problemas tienden a propiciar mejores relaciones entre las partes porque construyen una base fuerte para la interacción positiva después del conflicto: ninguna de las dos partes siente amargura o humillación y la fuente de sus conflictos ha sido tomada en consideración. Además, ambas partes tendrán experiencia trabajando juntos para resolver cuestiones difíciles y es posible que esto fortalezca su confianza mutua. Las Actitudes y Percepciones del Conflicto contribuyen notoriamente al éxito o al fracaso de las iniciativas de resolución de conflictos. Si bien las percepciones y las emociones se desarrollan y 9 controlan individualmente, es común que los miembros de un grupo compartan actitudes y respuestas psicológicas similares frente a sus adversarios. Estas respuestas, a menudo, hacen que un grupo se enfrasque en un conflicto porque sus percepciones del otro grupo son obstruidas por el temor y las sospechas, emociones que pueden formar una barrera para trabajar a lo largo del conflicto. Las actitudes y las percepciones del conflicto se manifiestan en muchas formas, algunas de las más comunes aparecen mencionadas abajo. Cada una de estas actitudes y percepciones pueden o no pueden presentarse en cada conflicto (algunas son comunes en conflictos con raíces profundas). Sin embargo, es importante recordar que las partes en un conflicto inevitablemente desarrollan algún tipo de actitudes problemáticas hacia sus adversarios, por razones lógicas. Por ello, el análisis de estas actitudes es muy importante para el proceso de resolución que tiene como objetivo realizar cambios duraderos. Emociones: Es común que las partes involucradas en un conflicto experimenten sentimientos de temor, ira, desconfianza, resentimiento, desdén, envidia y recelo con respecto a las intenciones de la otra parte. Procesos cognoscitivos: Moldean y mantienen las percepciones sobre el propio grupo y sobre el adversario en situaciones de conflicto. Estos procesos pueden incluir lo siguiente: Los grupos a menudo desarrollan estereotipos sobre sus opositores, asignándoles características negativas con la idea de que éstas son aplicables a todos los miembros del grupo. Por medio del proceso conocido como disonancia cognoscitiva, las partes eliminan toda la información sobre los adversarios que no encaja con sus imágenes/ideas colectivas preexistentes del opositor. El fortalecimiento de la postura de una de las partes es un proceso que implica la búsqueda de evidencia para reforzar su propia posición y la negación de cualquier prueba que legitime las inquietudes del oponente. De forma similar, las partes frecuentemente utilizan la racionalización para justificar su posición por medio de explicaciones lógicas que contribuyan a la toma de acciones que de otra manera parecerían irracionales e incluso reprensibles. Imágenes del Enemigo. Con frecuencia, las partes asumen que sus adversarios son y siempre serán sus enemigos. Pese a estas suposiciones, los enemigos no nacen, sino que se construyen como resultado de la situación de conflicto y de la dinámica psicológica generada por el mismo. Los mecanismos psicológicos descritos a continuación influyen frecuentemente en las percepciones de una parte con respecto al enemigo. Transferencia o desplazamiento: ocurre cuando un grupo ha sido perjudicado por otro grupo (normalmente más poderoso) que no puede ser confrontado directamente. Debido a que el grupo primario es inaccesible, los sentimientos de hostilidad y de agresión del otro grupo son dirigidos hacia un tercer grupo. Los enemigos son deshumanizados cuando los miembros de un grupo consideran a los miembros del grupo oponente como seres inhumanos o parcialmente humanos. Este mecanismo es una condición psicológica previa para involucrarse en una agresión violenta o para sancionarla. Con frecuencia, este mecanismo suele estimularse por medio de la propaganda en la movilización bélica. Si se deshumaniza al enemigo, es más fácil, psicológicamente, suspender las sanciones morales contra la destrucción insensata que existe virtualmente en cada cultura. La deshumanización puede presenciarse en varias formas y puede detectarse por medio del uso de metáforas para describir al grupo. Por ejemplo, los enemigos son deshumanizados cuando se hace referencia a ellos como "bestias", como portadores de enfermedades o como máquinas sin sentimientos. 10 En los conflictos prolongados es posible que se desarrolle una dinámica de victimización sistemática en los miembros del grupo deshumanizado. Esto ocurre cuando la identidad básica de una de las partes ha sido moldeada de acuerdo a su experiencia histórica fundamentada en las violaciones traumáticas que ha sufrido, de tal manera que esto le crea un sentimiento profundo de condición de víctima. Los tres componentes principales de la victimización sistemática son: (a) Una historia con episodios de agresión y pérdidas violentas y traumáticas, tales como experiencias de genocidio. (b) Una convicción de que la agresión fue injustificada en todo sentido. (c) Un temor -a veces no manifestado- del grupo víctima de que es factible que el agresor ataque nuevamente en el futuro. Modalidades del Conflicto Una vez los conflictos han surgido, desarrollan una dinámica propia y se convierten en un sistema que cambia a lo largo del tiempo. El entendimiento y la comprensión del desarrollo del conflicto facilitan la identificación de las fases en su proceso de desarrollo y proporciona un buen indicio de lo que podría ocurrir. Conflictos Latentes Versus Conflictos Manifiestos. Algunas veces, existen las condiciones para el conflicto, pero las partes no se percatan de ellas o no utilizan una estrategia abierta para lograr sus metas. Esta es una situación de conflicto latente. Por ello, sujetos ajenos a la situación, no se dan cuenta que un conflicto existe hasta que el mismo se manifiesta cuando las partes se involucran en acciones hostiles entre sí. Esta distinción ayuda a explicar por qué algunas veces da la apariencia de que los conflictos "surgen de ninguna parte", ya que las condiciones han estado presentes desde antes de su estallido en hostilidades abiertas. Además, los conflictos que se han manifestado violentamente pueden convertirse de nuevo en conflictos latentes, especialmente cuando las partes han llegado a un punto de agotamiento. Sin embargo, a menos que las condiciones subyacentes del conflicto se hayan abordado, el conflicto está latente y sin resolver. Consecuentemente, permanece el riesgo de que el conflicto se manifieste en un futuro. Cuando los conflictos arraigados están en la fase latente, es un buen momento para realizar actividades de prevención del conflicto y esfuerzos de construcción de la paz. Ciclos de la Escalada. Casi todos los conflictos pasan por períodos en los que su intensidad incrementa o disminuye. Este ciclo es una respuesta dinámica a las acciones y reacciones de las partes, las que con su comportamiento contencioso estimulan una conducta de índole similar. La desescalada puede realizarse por medio de estrategias destinadas a disminuir las hostilidades, como por ejemplo el cese al fuego. Las fases que integran el ciclo de un conflicto son las siguientes: Surgimiento: es la fase en la cual el conflicto latente se convierte en un conflicto manifiesto, ya sea por primera vez entre las partes involucradas o como un resurgimiento del mismo. Escalada: es cuando las partes intensifican sus acciones para obtener sus propósitos. La escalada se manifiesta en diversas formas, usualmente involucra algún tipo de hostilidades hacia el adversario. La violencia física modifica la naturaleza del conflicto y la relación entre las partes, de tal manera que dificulta que las partes se desliguen del conflicto. Polarización: sucede cuando todos los aspectos de la relación entre las partes comienzan a deteriorarse. El contacto entre las partes disminuye y la comunicación se termina. Generalmente, hay un incremento en la cantidad de asuntos problemáticos. Ampliación: ocurre cuando las partes comienzan a conseguir el apoyo de aliados y patrocinadores con el objetivo de incrementar el número de partes con interés en los resultados del conflicto. 11 Continuamente se intensifica la presión para "tomar partido" y, con la inclusión de nuevos aliados, se incorporan nuevos asuntos al conflicto. (Ver: "Conflictos Entrelazados" posteriormente para una descripción de la complejidad de esta fase.) Incitación: En las últimas etapas del conflicto, las partes llegan a un punto en el cual se ven obligadas a continuar o intensificar el conflicto, sin ninguna oportunidad de retirarse en forma segura u honorable. Los elementos que hacen que las partes continúen involucradas en el conflicto, no obstante las fuertes pérdidas sufridas, son: el temor al desprestigio, la influencia política interna, el no querer asumir el costo de un error, el deseo de venganza y el interés por recuperar lo perdido. Desescalada: sucede cuando las partes, algunas veces con la ayuda de un intermediario, toman acciones tendientes a demostrar su disponibilidad de deponer su conducta conflictiva, ya sea unilateral o condicionalmente. La deposición de esta conducta tiende a desencalar la creciente espiral del conflicto. Retirada: es la fase en la cual las partes se involucran en un proceso destinado a reducir, resolver o terminar el conflicto. Los procesos de manejo de un conflicto utilizados en esta fase deben tener presentes dos aspectos importantes: los problemas de procedimiento y los problemas de fondo. Las partes necesitan forjar algún procedimiento que les permita alcanzar una solución e identificar los componentes necesarios en los que se necesita trabajar para llegar a la solución adecuada. En el conflicto internacional, esta fase involucra una serie de etapas, incluyendo las negociaciones previas, las negociaciones, la implementación de una solución y la consolidación de una nueva relación entre las partes. La mayoría de los conflictos no fluyen directamente de una fase a la otra de acuerdo al modelo cíclico ya descrito. Algunas veces, los conflictos se intensifican (escalan en intensidad) y se polarizan, luego desencalan y se convierten en conflictos latentes antes de surgir de nuevo. Después, los conflictos pueden ampliarse, pasar por la etapa de incitación y finalmente encontrar los medios para desencalar y la retirada, posiblemente con la asistencia de un interventor ajeno al conflicto. Gráficamente, un conflicto puede pensarse como una serie de lazos interconectados que crean una espiral destructiva del conflicto. El Problema de la Ampliación de las Metas. Las partes tienden a robustecer sus posiciones y/o incrementar sus demandas mientras más se involucran en el conflicto. Si están perdiendo, las partes creen que han invertido demasiado como para retirarse sin recuperar sus pérdidas (por ejemplo, el caso de las Fuerzas Bosnio-Musulmanas en la primavera de 1994). Si están ganando, tratan de ganar más (por ejemplo, la posición de las Fuerzas Bosnio-Serbias durante la misma época). Conflictos Entrelazados. Existe la tendencia a pensar en los conflictos como si estos fuesen una sola entidad, como el "Conflicto Arabe-Israelí", usualmente involucra dos partes. Un examen más detallado de los conflictos demuestra que a medida que estos se amplían e involucran a un mayor número de partes y de aliados, los conflictos se vinculan con otros conflictos y con otras partes con agendas independientes. Esta creciente complejidad puede presentar problemas para el entendimiento de la dinámica del conflicto de una situación en particular. Sin embargo, este análisis es esencial para desarrollar una estrategia efectiva de administración del conflicto. Por ello, para comprender qué está pasando en un conflicto, el analista debe examinar el contexto de las relaciones en las cuales está arraigado el mismo. Los conflictos entrelazados pueden tomar varias formas y se clasifican de la siguiente manera: 12 En Serie o Agrupados en el Tiempo: La mayoría de los conflictos son uno en una serie de luchas entre los mismos adversarios. Para entender la crisis actual, es útil saber lo que ocurrió en el pasado. Convergentes o Agrupados en el Espacio Social: Algunos grupos separados pueden aglutinarse como aliados en contra de un adversario común o de una coalición de adversarios, utilizando para ello identificaciones colectivas como el pan-arabismo o la membresía a la OTAN. Superpuestos o que Vinculan Problemas: Si bien los adversarios luchan principalmente por un asunto, otras cuestiones pueden ser añadidas o superpuestas a la lucha. Por ejemplo, en las relaciones entre Estados Unidos y la Unión Soviética durante la Guerra Fría. Los asuntos estaban generalmente vinculados entre si, y en algunas ocasiones, los asuntos sobre control de armas, guerras regionales o derechos humanos (entre otras cosas) estaban vinculados o desvinculados en diversos procesos de negociación Transversales: Los conflictos pueden basarse en divisiones entre los mismos adversarios, entre adversarios de diferentes grupos, o entre una serie de adversarios que se alían de diferentes maneras con respecto a diferentes asuntos controversiales. Por ejemplo, algunas veces dos gobiernos son adversarios en un tema, pero son aliados contra otros gobiernos en otro tema. Estos vínculos transversales pueden complicar las situaciones y, a la vez, proveer oportunidades para un compromiso constructivo y para poder negociar asuntos en el contexto multilateral, como se discutirá posteriormente. Internos: Los conflictos internos de una de las partes pueden impactar su conducta colectiva hacia un adversario externo y pueden, en realidad, desencadenar la escalada de un conflicto. Esto sucede, por ejemplo, cuando las facciones internas de una de las partes luchan por el control interno de la misma. Concurrentes: Son conflictos externos que ocurren al mismo tiempo que el conflicto central, pero no involucran a los mismos adversarios que participan en la lucha principal. Por ejemplo, la participación del gobierno egipcio en la Guerra de Yemen en la década de 1960, coincidió con su conflicto en Israel, pero los gobiernos de Israel y de Yemen no estuvieron involucrados el uno con el otro. Esta tipología ayuda a ilustrar lo siguiente: (1) La mayoría de conflictos internacionales están arraigados en una serie de conflictos entrelazados; (2) Los ritmos de escalada/desescalada en un conflicto en particular deben ser evaluados tomando en consideración todo el contexto. Que es una crisis. Características y Tipos Concepto: Una crisis es cualquier evento que amenaza la imagen y reputación de una institución, compañía o persona, que tiene el potencial de generar publicidad negativa y de tomar un tiempo extraordinario por parte del equipo directivo para enfrentarlo. Muy pocas empresas tienen un plan anti-crisis, y las poquísimas que lo tienen, éste se orienta casi exclusivamente hacia las crisis catastróficas o accidentales. Aún en los países con gran cultura corporativa existe un gran desinterés por este tema, no digamos en nuestros países latinoamericanos tercermundistas. ¿Por qué este aparente desinterés? 13 Por imprevisión. Nadie espera una situación de estas, por lo tanto nadie se prepara. Esto es un error pues por muy buena que sea nuestra campaña de imagen institucional, por muy buenas relaciones que tengamos con la prensa, si nuestra institución es de servicio público o es de alta competitividad comercial, tarde que temprano un día nos vamos a encontrar con que nuestro nombre se ha convertido en titular de una noticia periodística de forma negativa. Otro factor es por la escasa valoración que damos a la imagen corporativa, de lo cual hablamos en el capítulo anterior. Todo es importante: Las ventas, las cuentas por pagar, las campañas publicitarias comerciales, a todo le ponemos mucha atención menos a nuestra imagen institucional. Infravalorar los riesgos potenciales. Sucede frecuentemente que menospreciamos y subestimamos algunas situaciones que después se convierten en escándalos que llevan a una crisis. Un cliente mal atendido, una negociación que no fue transparente, una negación a atender a la prensa que llega en busca de una aclaración, etc., son suficientes para desencadenar una serie de situaciones negativas, pero generalmente no creemos que sea para tanto. Identificación de la noción de crisis exclusivamente con catástrofes o accidentes imprevisibles. Creer que únicamente una inundación, una contaminación química o cualquier situación de estas connotaciones son críticas es un error que se paga caro. Otra causa del desinterés es lo enredado y complejo que supone casi siempre la descripción sobre el papel de la comunicación de crisis en los libros sobre la materia. Libros que de comprensión sólo para sus autores o para personas de altísima escolaridad, además de costosos y escasos, es lo que hay disponible. Concluimos entonces que identificar y actuar rápido en la gestión de una crisis puede convertir a ésta en una magnífica oportunidad para lograr un reposicionamiento. Desde esta perspectiva, la comunicación de crisis debe ser entendida y asumida por la organización como un instrumento más para lograr una buena reputación corporativa. Características de una crisis La crisis se caracteriza por: • • • Ser inesperada, coarta la capacidad de reacción. Ser imprevisible. Ser de relevancia para públicos de la empresa como consumidores, accionistas, proveedores y vecinos. • Tener una potencialidad causante de pánico, aumentado por la desinformación. • En algunos casos, tener un origen ajeno a la comunicación. • Ser noticia. • Disponibilidad de información incompleta. • Información mediada por la imagen que tenga el periodista acerca de la empresa. ¿Qué es el manejo de crisis? Es el manejo estratégico de la información y las comunicaciones ante situaciones que puedan amenazar la reputación de una institución y/o lesionar sus atributos. Diferentes tipos de crisis: Se pueden dar diferentes situaciones que generan una crisis, pero las más comunes son: 14 Acontecimientos políticos y conflictos sociales (protestas violentas, conflictos políticos y comerciales, etc.) Accidentes (relacionados con el transporte, que afecten el medio ambiente, incendios, derrames químicos, etc.) Eventos de origen criminal (secuestros, asesinatos, sabotajes, etc.) Asuntos jurídicos (de discriminación racial, de abuso sexual, plagios, etc.) Hechos de tipo económico (bancarrota, fraude, corrupción, etc.) Retirada de productos (defectos de fabricación, por utilizar sustancias prohibidas en su elaboración, etc.) Ataques informáticos (virus, entrada de hackers a sistemas, etc.) Efectos de una crisis Pérdida de confianza en el entorno de la empresa y en su interior, que afectan principalmente a sus dirigentes. La empresa se convierte en objeto mediático, y a las consecuencias de la crisis se une la presión de los medios de comunicación. Incertidumbre entre los clientes de la empresa, lo que frecuentemente se traduce en cancelaciones de pedidos, desconfianza de los proveedores, pérdidas de contratos y en la alteración de su actividad comercial. Intervenciones fiscalizadoras de oficio de los poderes públicos. En general, la compañía aparece enfrentada a la sociedad, lo que origina en la opinión pública una actitud acusadora. LA NEGOCIACIÓN Sea cual sea la temática implícita en una negociación, ésta es siempre un proceso de interacción y comunicación entre personas que defienden unos intereses determinados que se perciben como incompatibles. El que sean siempre personas quienes tengan que negociar, representen o no a instituciones, concede al proceso de negociación unas características específicas, tremendamente dinámicas, en la medida que abre un extenso campo de posibilidades a la variación de actitudes respecto al adversario, al mismo proceso negociador o al tema sujeto a negociación. A la posibilidad de negociación se llega desde circunstancias diversas, que condicionan siempre la actitud de las partes, el tiempo de la negociación y la importancia de factores externos, como la participación de mediadores. Se considera que los conflictos "están a punto" o que ya maduraron lo suficiente como para someterse a un proceso de mediación, cuando se configuran los siguientes requisitos: 1) Cuando los conflictos son extremadamente complejos y prolongados en el tiempo. 2) Cuando los esfuerzos por controlar o administrar el conflicto bilateralmente, es decir, por las propias partes contendientes, han llegado a un "impasse". 3) Cuando ninguno de los oponentes está dispuesto a seguir tolerando los costos crecientes de una escalada del conflicto. 4) Cuando las partes contendientes están dispuestas a romper la situación de "impasse", escogiendo un segundo mejor objetivo, es decir, cooperando de alguna manera o involucrándose en alguna comunicación o contacto. Mitchell ha recopilado y analizado los cuatro modelos más conocidos sobre "situaciones de madurez" de los conflictos, esto es, cuando entran en una etapa en la que es posible conseguir un cambio de mentalidad de las partes, para que en vez de buscar la victoria persigan la conciliación, señalando el papel que juegan en esta desescalada los factores sistémicos o estructurales, y los 15 relacionados con la toma de decisiones, es decir, a las dimensiones subjetivas de la madurez. En su opinión, compartida por otros analistas, es igualmente importante las percepciones y las decisiones de los líderes que las mismas condiciones estructurales, pues en última instancia serán siempre personas las que interpretarán las condiciones estructurales y decidirán si la situación está o no "madura". En un proceso de negociación se siguen una serie de etapas en las que han de considerarse los siguientes elementos generales: la formación del conflicto, el nivel de compromiso, el análisis de las incompatibilidades, la conducta de los actores y las vías de salida. Antes de analizar las etapas, veamos primero estos elementos de la negociación: La formación y el contexto del conflicto. La resolución de un conflicto supone siempre conocer las causas que lo han originado, esto es, detectar sus raíces, y consensuar las medidas que permitan corregir su dinámica y sus consecuencias. Las raíces en ocasiones son tan lejanas que forman parte de la historia y no pueden ya alterarse. Pero su reconocimiento, su exteriorización, es ya un factor esencial para tratar sus manifestaciones actuales. A nivel internacional, por ejemplo, las tremendas disparidades entre unos países y otros, la pobreza, la marginación, la falta de democracia y de libertades, el autoritarismo, etc. son factores generadores de conflictos, que pueden tomar expresión violenta cuando quienes sufren esas desigualdades se rebelan contra esta situación. En estos casos, la negociación no ha de ser un instrumento de apaciguamiento de conductas (evitar la violencia), sino de desvelamiento de injusticias y de reparación. Todos los conflictos tienen además un contexto, sea social, organizacional, legal o estructural, y aunque no sea éste el objeto de negociación, conviene conocer con cierta profundidad, entre otros motivos porque si la negociación da buenos resultados puede llegar a incidir directamente en este contexto. El nivel de compromiso. La negociación, además de ser un proceso voluntario, ha de ser un proceso esperanzador. Si las partes acuden a negociar es, en última instancia, porque saben que no hacerlo sería peor y no se permiten ya continuar como están. La negociación es siempre una apuesta, con más o menos riesgo, pero una apuesta para mejorar la comunicación entre las partes, no para empeorarla o para reafirmar las diferencias. Puede no encontrarse la salida óptima, o incluso fracasar, pero en la actitud inicial debe existir un cierto convencimiento de que se va a buscar un camino alternativo, y si las partes están abiertas al acercamiento y a dar un mínimo de confianza al esfuerzo que realizará la otra parte, será mucho más fácil llegar a una solución conjunta aceptable. El análisis de las incompatibilidades. Los actores de una negociación suelen tener intereses u objetivos diferentes, contrapuestos, incompatibles o excluyentes. La negociación no es un proceso que permita suprimir esas diferencias, en muchas ocasiones imposible, sino en reducirlas al máximo buscando también el máximo de compatibilidades, ya sea dando visibilidad a aspectos no considerados o cambiando posiciones y actitudes a lo largo del proceso que permitan diluir diferencias. La conducta de los actores. La negociación es un proceso que avanza a medida que en el mismo se genera respeto y confianza, y se abren expectativas positivas entre las partes. Aunque un tercero puede alentar ambas cosas, son las mismas partes las que deberán hacer el esfuerzo para transmitirse mensajes positivos, clarificar aspectos dudosos y mal entendidos, disminuir las malas percepciones y sacar a la luz diferencias latentes que podrían entorpecer el proceso. La estructura de las actitudes es por tanto fundamental, ya que da cuenta de las actividades recíprocas de quienes negocian y de su forma de relacionarse. No hay nada peor que provocar la desesperación del contrincante, atemorizarlo u ofenderlo innecesariamente, porque su reacción puede llevarle a la ruptura de las negociaciones y a adoptar posteriormente una actitud agresiva.. Serrano ha sintetizado estas actitudes en dos grupos: atributos generales (orientación motivacional, 16 aceptación de la legitimidad, nivel de confianza y disposición emocional), y tipos de relación (conflicto, protección, acomodación, cooperación y colusión). Moore, por su parte, nos recuerda la existencia de una serie de problemas que suelen crear una dinámica psicológica negativa en las negociaciones, y que hay que evitar: las emociones intensas, las percepciones erróneas o los estereotipos esgrimidos por una o más partes, los problemas relacionados con la legitimidad, la falta de confianza y la mala comunicación. Las vías de salida. Como hemos comentado, todo proceso de negociación que pretenda llegar a buen puerto, ha de perseguir la aceptación de las partes enfrentadas para lograr un cambio gradual de sus objetivos, superando las incompatibilidades iniciales. Ello será el resultado de los esfuerzos que realicen, de cómo traten y realcen los asuntos que son de interés común y de los esfuerzos que lleven a cabo para alcanzar una franja de asuntos negociables, que constituyan eventualmente una agenda viable para la negociación. El proceso de negociación es, por tanto, un espacio que busca facilitar la transformación voluntaria de los objetivos iniciales. Si el conflicto es un conjunto de propósitos, métodos o conductas divergentes, su resolución y gestión necesitará de procesos que permitan realinear dichos propósitos, métodos o conductas. Deben visualizarse, de antemano o en el proceso de negociación, las posibles salidas o alternativas de una solución. Para ello, es preciso mover el sistema entero de actores, salidas y acciones, alejándolo del enfoque de la incompatibilidad, trascendiéndolo y llevándolo hacia un enfoque basado en la compatibilidad, poniendo de relieve los intereses común de los actores en conflicto. Se trata, en definitiva, de reducir el énfasis en la confrontación y de crear la seguridad de que las soluciones que finalmente se propongan darán satisfacción a todas las partes y no implicará la desaparición de ninguna de ellas. Los actores de la negociación de procesos de paz En la negociación de conflictos internacionales o de aquellos que afectan a un país o a un conjunto social, los actores que intervienen suelen ser numerosos e interactúan de forma diferente al de una negociación relativa a asuntos de menor dimensión. La negociación de un proceso de paz es algo substancialmente diferente a la resolución de un conflicto doméstico o empresarial, puesto que han de intervenir aspectos políticos y diplomáticos de gran complejidad. Existen procesos que están conducidos fundamentalmente por los gobiernos de los Estados implicados (la distensión USAURSS, el conflicto de Irlanda, etc.), y otros en los que además de los Estados intervienen organismos internacionales, como Naciones Unidas o la OSCE (El Salvador, Guatemala, Sudáfrica, Irlanda, antigua Yugoslavia, Armenia, Georgia, etc.), que prestan una asistencia o actúan como mediadores. Con frecuencia, en los procesos de paz intervienen también, y de forma decisiva, instituciones no oficiales formadas por personas y grupos sociales que representan a un amplio sector de la sociedad civil, y que realizan propuestas formales a los negociadores formales (del gobierno y de la guerrilla, por ejemplo). Esto se ha dado, entre otros casos, en El Salvador, al crearse en 1992 la Comisión de Consolidación de la Paz (COPAZ), en Guatemala, con la Asamblea de la Sociedad Civil, en las conversaciones entre palestinos e israelitas iniciadas en 1993 en Noruega, etc. En los procesos de paz, finalmente, ha de intervenir de una forma u otra todo el conjunto de la sociedad, puesto que toda ella ha sido víctima del conflicto, y a ella le incumbe participar en la construcción del diálogo que pueda aportar paz. Hay cosas, además, que no están al alcance de la acción gubernamental, y que sólo pueden hacerlo los ciudadanos, como cambiar las relaciones humanas o perdonar. Es fundamental, por tanto, tener en cuenta la opinión pública de cada una de las partes negociantes, y buscar las formas por las que estas opiniones públicas también pueden llegar a un consenso. El diálogo público que pueda generarse en estos momentos se orienta fundamentalmente a la dimensión humana del conflicto, sea en sus causas o en sus 17 consecuencias. La implicación de la totalidad de la sociedad en el inicio del proceso de negociación, es un apoyo fundamental para resistir tentativas de abandono o de obstinación de algunas de las partes negociadoras, y refuerza las posibilidades de cambiar percepciones, estereotipos y demonizaciones, crea la sensación ambiental de que la paz es posible, y forma una "masa crítica de gente que reconoce al otro grupo como personas con necesidades humanas válidas y deseosas de cumplir con sus aspiraciones legítimas. Lo más importante es que la gente decida que puede arriesgarse a intentar vivir en paz" y que asuma su papel protagonista de la sociedad civil en la reconstrucción del país. Existe, por tanto, una negociación horizontal, llevada a cabo por las partes que se sientan en una mesa de negociaciones, con sus poderes, debilidades y estrategias, y una negociación vertical, que puede actuar en paralelo, simultáneamente, y que protagoniza la sociedad civil, el tejido social de apoyo, sea a una, a todas las partes, o al mismo hecho de negociar. Esta dimensión horizontal del proceso negociador es fundamental para conseguir un clima de opinión que minimice los costes políticos y legitime y tolere los cambios de posición, las concesiones implícitas en toda negociación. La técnica de la negociación Como ha señalado Moore, "la negociación está compuesta por una serie de actividades complejas o "movimientos" que la gente fomenta para resolver sus diferencias y solucionar el conflicto. Los resultados de los actos alternativos son evaluados de acuerdo con su relación con los siguientes factores: los movimientos de las restantes partes, las normas de conducta, los estilos, su capacidad de percepción y su habilidad, sus necesidades y preferencias, su determinación, cuánta información posee el negociador acerca del conflicto, sus atributos personales y los recursos disponibles". En un conocido libro sobre resolución de disputas, sus autores señalaban seis principios básicos para diseñar un sistema de resolución de conflictos, y que de una forma u otra ya hemos ido mencionando: 1) Enfatizar los intereses (buscar cómo reconciliarlos) 2) Crear un proceso negociador de vuelta (ofrecer a las partes interesadas una alternativa para negociar después de haber tratado de resolver el conflicto sobre la base de conceptos de poder y de derechos) 3) Crear un proceso menos costoso, tanto de tiempo como de dinero. 4) Realizar consultas 5) Ordenar los procedimientos de resolución de conflictos en orden de mínimo costo a alto nivel de costos. 6) Asegurar que todas las partes involucradas tengan la capacidad de actuar Cuando la negociación tiene como objetivo poner punto final a una confrontación armada, además de lo señalado han de considerarse también los siguientes aspectos relativos a la intensidad, la correlación de fuerzas y los objetivos de las partes, con objeto de medir mutuamente el alcance de las demandas y de las concesiones o la intensidad de la confrontación, que decide sobre: 18 - el grado de tolerancia social hacia las concesiones propias - la presión social hacia arreglos negociados derivados del "cansancio de guerra" - el espectro de sectores sociales presentes vertical u horizontalmente en la mesa de negociaciones - las modalidades técnicas para el cese el fuego la correlación de fuerzas (militares, sociales, políticas, etc.) los objetivos estratégicos de las partes, que dan origen a la configuración de las incompatibilidades o o Como señala Bejarano, estas variables no son inamovibles, sino que cambian con el tiempo y a veces como resultado del mismo proceso de negociación, lo que implica tener una capacidad para adaptarse a las transformaciones que se vayan produciendo. Una de estas adaptaciones se refiere al paso de la simple, pero importante, "voluntad de paz", a la voluntad de "encontrar una solución", "en el sentido de querer realmente resolver el conflicto, y eso naturalmente implica, más que gestos unilaterales, la correcta identificación de las incompatibilidades básicas". El mapa del conflicto Negociar, por tanto, supone aplicar un conjunto de técnicas que parten del sentido común y del cultivo de habilidades para acercar a las partes y reflejar sus necesidades y preocupaciones. Los negociadores y los posibles mediadores necesitan un mapa de las vías conceptuales, o "mapa del conflicto" implícito en la discrepancia, en el que deben detallar al menos lo siguiente: o Los motivos que han dado pie al conflicto (las causas normalmente son varias) o o o o o o o o o Los problemas de relación entre las partes Las discrepancias en la interpretación de los hechos Los intereses incompatibles Las barreras estructurales Las diferencias de valores Los obstáculos que se oponen al arreglo Los procedimientos destinados a encauzar o resolver la disputa. Los factores individuales o estructurales que podrían mejorar la relación Los puntos de coincidencia y los valores comunes Un buen "mapa del conflicto" permite después elaborar una buena agenda de negociaciones. Cuando se trata de negociar conflictos armados, con frecuencia se realiza una distinción entre los temas a tratar, para negociarlos en bloques que puedan tener diferentes ritmos. En América Latina suelen establecerse estos tres tipos de temáticas: Temas sustantivos: constituyen las demandas de cambio estructural (reforma agraria, democratización, derechos de los pueblos indígenas, etc.). Permiten dar visibilidad a las incompatibilidades básicas. Normalmente estos temas son acordados antes del cese de las hostilidades. o Temas operativos: se refieren a aquellos aspectos que permitirán separar a las fuerzas enfrentadas y suspender las hostilidades. o 19 Temas de procedimiento: se refieren a las reglas del juego de las negociaciones (calendario, transparencia, etc.) y a la verificación de lo acordado. o LA MEDIACIÓN En gran parte de los procesos negociadores resulta imprescindible la figura de un intermediario, normalmente una persona o una organización, que es aceptada por todas las partes y que actúa de forma imparcial y neutra, y que les que ayuda a superar sus diferencias y a encontrar los suficientes puntos en común o nuevas perspectivas que permitan avanzar hacia la consecución de compromisos y acuerdos satisfactorios. La mediación, por tanto, es una extensión del proceso negociador que busca una cooperación entre las partes para obtener, en la medida de lo posible, un resultado donde todos ganan y nadie pierde, y lo hace mediante unas técnicas que permiten abrir el proceso a nuevos planteamientos, a nuevas formas de encarar los temas, con la activa participación de las partes. La mediación es normalmente un proceso a corto plazo que, en cierta forma, y con la ayuda de los participantes, trata de aislar temporalmente los problemas en disputa con objeto de encontrar opciones, considerar alternativas y llegar a un acuerdo mutuo que se ajuste a sus necesidades. Está más relacionada con el presente y el futuro que con el pasado, y está más orientada hacia la forma en que las partes pueden resolver el conflicto y crear un plan, que a las historias personales. La mediación interviene más sobre las conductas de los actores que sobre la estructura del conflicto, ya que los cambios en la estructura dependen más de actuaciones políticas, económicas y sociales que se escapan del proceso negociador. No obstante, los cambios psicológicos y conductuales que logra la mediación puede capacitar a los actores a abordar mejor el tratamiento estructural del conflicto. Como señalamos al referirnos a la negociación en general, la mediación no es una solución automática a ningún problema, una panacea universal o el camino que asegura la finalización de un conflicto. La mediación tiene muchas virtudes, e incluso tiene interés aunque fracase, pero tiene también límites, y algunos de ellos son iniciales. El más evidente, y primero, es que necesita del concurso y la participación de las partes enfrentadas; sin esa implicación de las partes, la mediación no puede existir. Otra cosa es, ciertamente, que a las partes se las puede inducir a participar en un proceso negociador, mediante una hábil utilización del "palo y la zanahoria". La mediación es una aproximación interactiva al conflicto, de principio a fin, puesto que en la fase de pre-negociación tiene que ayudar a crear una atmósfera psicológica y/o política conducente a que sean posibles ciertos movimientos; en la fase de negociación activa debe ayudar a vencer obstáculos para una negociación productiva y a sacar nuevos planteamientos; en la fase de postnegociación, finalmente, debe contribuir a implementar acuerdos negociados y a la construcción de una paz duradera. Tampoco es fácil cambiar actitudes muy arraigadas, odios ancestrales o agravios históricos que impiden que el contexto del conflicto lleve a la negociación. En estos casos es preciso, como paso previo, alterar las percepciones y voluntades de las sociedades enfrentadas, para que un día se den las condiciones suficientes para empezar una mediación. La mediación, finalmente, es sumamente útil para resolver conflictos interpersonales o de pequeña escala, pero mucho más limitada para tratar conflictos internacionales. La función de la persona mediadora es la de reconciliar los intereses de las partes en litigio, buscar un equilibrio de poder que conduzca a ajustes, ayudar a las partes a examinar su futuro y sus intereses o necesidades, y a negociar el intercambio de promesas y relaciones que les serán mutuamente satisfactorias. Para lograrlo, el mediador ha de reunir unas características determinadas y ha de tener ciertas habilidades para poder modificar las relaciones conflictivas de quienes se someten a la mediación, y a través de decisiones que tomarán ellos mismos. La práctica de la mediación, a cualquier nivel de las relaciones humanas, supone un aprendizaje y un adiestramiento en la resolución positiva de los conflictos. Tiene mucho que ver, por ello, con la educación para una cultura de paz, puesto que cuando solucionamos un conflicto adquirimos la 20 capacidad de solucionar otros futuros conflictos, sea de la misma temática o de otra diferente (transferencia de aprendizaje). La mediación es además un proceso que activa la participación de las personas para solucionar sus propios conflictos; nos interpela y nos invita a buscar soluciones. Aunque sea una técnica, es también una forma de ampliar el sistema de relaciones sociales, una cultura del compromiso y del diálogo, una conducta ética, en la medida que es un ejercicio de respeto, de empatía, de confianza, y hasta de solidaridad. La mediación, por tanto, tiene un alto potencial educativo, puesto que "tiende a favorecer conductas autónomas, a actuar según reglas que consensuamos y construimos, a hacernos responsables de nuestras propias disputas, tanto en lo que las motivó como en la manera de resolverlas". Las etapas del proceso de mediación Independientemente del tipo de conflicto de que se trate, el proceso de mediación consta siempre de una serie de etapas, aunque su intensidad o duración sí dependen de la naturaleza del conflicto y de las características de los actores. Estas etapas son las siguientes: Contactos iniciales entre el mediador y las partes (pre-negociación). Normalmente a través de reuniones privadas con cada una de las partes. El mediador ha de saber lo que cada parte está inicialmente dispuesta a transmitir y compartir con la otra, y ha de ganarse la confianza y la credibilidad de todas las partes. o Recopilación de la información sobre el conflicto y las personas, e identificación de los puntos más importantes a resolver. A partir de ahí, el mediador establecerá una primera estrategia sobre el proceso. o Establecimiento de las líneas generales del proceso (reglas del juego). Incluye el acuerdo de confidencialidad, las normas de comportamiento que hay que observar durante el proceso y las normas de funcionamiento. Empiezan las reuniones conjuntas, aunque pueden mantenerse otras por separado. Las reuniones conjuntas persiguen la escucha mutua, el intercambio de información, externalizar sentimientos, identificar acuerdos y desacuerdos y mejorar la comunicación entre las partes. o Diseño detallado del proceso mediador e inicio de las sesiones.. Identificación de las estrategias que permitan avanzar en el proceso, creación de confianza y cooperación, control de las emociones excesivamente intensas, ayuda para exteriorizar las emociones, minimización de los estereotipos, reconocimiento de la legitimidad de las partes o Identificación de los puntos de acuerdo y las incompatibilidades básicas.. El mediador señala los puntos de interés común. El mediador ha de identificar también los motivos por los que las partes no pueden llegar a un acuerdo por sí solas, y las ayuda a superar los obstáculos mediante una redefinición de los problemas. Algunas incompatibilidades pueden postergarse a una segunda etapa, para lograr un avance en cuestiones más sencillas. o Visibilizar los intereses ocultos y creación de empatía. Educar a las partes para que entiendan las razones y los intereses de las otras. o Redefinición de las incompatibilidades (reformulación). Mediante una serie de técnicas, se replantean los marcos de comprensión del problema para lograr nuevas aproximaciones, obtener nuevos consensos y atenuar las posiciones de incompatibilidad. El mediador ayuda a las partes a desear y desarrollar soluciones creativas, y aporta ideas propias que puedan ser valorizadas por todas las partes. o Elaboración de un primer bloque de propuestas y acuerdos (generación de opciones). Se crean y evalúan áreas de acuerdo, se reducen los desacuerdos y se avanza en el consenso. El mediador ha de procurar que las partes superen las inquietudes que aparecen al hacer concesiones, y que a veces pueden parecer capitulaciones. Se evalúan los beneficios de seguir y los costes de no hacerlo. o Acuerdos y compromisos. Se llega al consenso sobre propuestas y se identifican los pasos a seguir para que los acuerdos se hagan operativos. Con frecuencia, una vez se logran o 21 determinados acuerdos, las partes deciden conceder mayor poder al mediador, con el propósito de asegurar que no habrá vuelta atrás en el proceso. Puede ser el momento de abordar cuestiones pendientes. o Verificación de los acuerdos. Creación de mecanismos de seguimiento, vigilancia y sanción en caso de incumplimiento. LA DIPLOMACIA CIVIL PARALELA Como hemos señalado repetidamente, la mayor parte de los conflictos armados de la actualidad son guerras civiles y conflictos internos. La naturaleza de estos conflictos, en los que muchas veces no actúan ejércitos regulares, las víctimas son civiles y la población civil es justamente la más afectada, presenta nuevas oportunidades para que la sociedad civil adquiera un mayor protagonismo en la búsqueda de salidas al conflicto. La acción mediadora basada en los ciudadanos u organizaciones no gubernamentales, sean del propio país en conflicto o de otro, está adquiriendo un notable relieve en los últimos años, abriendo una segunda vía negociadora, paralela a la diplomática que llevan a cabo los Estados, que ha recibido la denominación de "multi-track diplomacy". John McDonald, uno de los promotores de esta acción civil y fundador del Institute for Multi-Track Diplomacy, distingue nueve actores con aptitudes de llevar a cabo este trabajo: gobiernos, organizaciones profesionales, comunidad de negocios, iglesias, medios de comunicación, ciudadanos privados, institutos de formación y educación, activistas y fundaciones. Algunos ejemplos conocidos de diplomacia paralela serían los realizados por la organización británica International Alert, el Grupo de Oslo respecto al conflicto entre palestinos e israelitas, el ex-presidente estadounidense Jimmy Carter a través de su Carter Center, la Comunidad de San Egidio en Mozambique, el trabajo de la iglesia moravia, líderes protestantes y menonitas en Nicaragua, la labor de organizaciones de mujeres o artistas en varios países de conflicto, el compromiso de algunos hombres de negocios en Namibia o el trabajo de algunas ONG en Sudáfrica, El Salvador o Irlanda del Norte, para poner unos ejemplos de iniciativas que han facilitado el diálogo entre las partes enfrentadas. En este apartado podríamos situar también los centros comunitarios de mediación, que como explica Orús "su objetivo no es sólo resolver problemas entre vecinos o familias, sino también contribuir al proceso de reconciliación y de curación social en zonas de conflicto. La mediación se orienta según las necesidades de las partes y se promueve activamente a través de cursos, por los que cada persona se convierte en mediador en sus zonas de influencia. Asimismo, la mediación se está aplicando al ámbito escolar, donde los niós actúan como mediadores en los problemas surgidos entre los compañeros de clase y de juego". Una variante de la diplomacia civil paralela es la llamada diplomacia de terreno (field diplomacy) es una tercera generación de reflexión diplomática llevada a cabo por algunos "pacificadores" (peacemakers) con experiencia en el terreno. Como apunta Reychler en un excelente trabajo sobre estos temas, "no se trata de una diplomacia alternativa, sino de un valor añadido a la diplomacia tradicional y a la diplomacia paralela. Busca una sinergia de diferentes aproximaciones diplomáticas y el desarrollo de una diplomacia que demuestra su eficacia a varios niveles (multilevale diplomacy)." Para Reychler, la diplomacia de terreno se distingue de otras formas de diplomacia por estas características diferenciales: Una presencia creíble en el terreno. Es necesaria para construir un clima de confianza o una red de personas que pueden contar las unas con las otras, con objeto de tener una mejor percepción de la dinámica del conflicto y para tomar las medidas que impidan que el conflicto se vuelva destructivo o 22 La naturaleza del compromiso. Hay que meterse de lleno en el conflicto. No vale adoptar una niño durante un fin de semana. Para ser creíble, el compromiso ha de ser a largo plazo. Hay que saber penetrar en otros mundos, para entender el comportamiento del conflicto y para conocer mejor los límites de una aproximación jurídica moralizante. o El nivel sobre el que se hacen los esfuerzos. Podemos clasificar los actores de un conflicto en tres niveles. Encima de todo encontramos la dirección suprema (dirigentes militares y políticos). A nivel intermedio se encuentran los dirigentes étnicos y religiosos, los académicos, los portavoces de ONG y otras personas reconocidas. A nivel de base existen las autoridades locales, las ONG locales, los trabajadores sociales. Una paz duradera es una paz que cuenta con el apoyo de la población. Hacer la paz, construir la paz y mantener la paz debe hacerse a diferentes niveles. o La aproximación de desbloqueo del conflicto. La diplomacia de terreno se caracteriza por el hecho de ser el catalizador de un proceso de paz autóctono, un tema de la comunidad en conflicto. La paz y los procesos de paz no pueden dictarse desde el exterior. Busca la participación de la gente y aprovecha las iniciativas de paz ya existentes. Todo proceso de paz es considerado como un aprendizaje para todos los ciudadanos. o La perspectiva en el tiempo. Es necesario desarrollar una nueva cultura de conflicto. Una verdadera reconciliación exige que las partes encuentren no sólo una solución al conflicto, sino que se reconcilien sobre el pasado y sobre el presente. o El interés por las raíces del conflicto, tanto psicológicas, como emocionales y espirituales. Esto exige cambiar su representación del mundo, así como su comportamiento en relación a sí mismo y a los otros. La paz exige también una reconciliación a nivel emocional. Se trata de transformar la desesperación en esperanza, el odio en amor, la incomprensión en comprensión, el deseo de venganza en perdón, la ausencia de sentido en sentido de la vida... o El reconocimiento de la interacción compleja entre los conflictos, reconocer la corresponsabilidad compartida a gran escala en la degradación de nuestro entorno natural. Muchos problemas del Sur son debidos en parte al comportamiento del Norte, ayer y hoy. La mayor parte de los conflictos en el TM no pueden ser reducidos a conflictos internos, pues generalmente están influenciados por conflictos regionales o mundiales. o La preferencia por una aproximación integrada del diálogo. La aproximación actual está debilitada por una deficiente colaboración entre los diferentes niveles, entre los esfuerzos gubernamentales y no gubernamentales, y entre medidas de naturaleza política, militar, económica, informativa y educativa. o 23 El sabotaje contra la industria petrolera nacional El acontecimiento más relevante y dramático ocurrido durante toda la historia de la industria petrolera venezolana ha sido sin dudas el sabotaje cometido contra PDVSA entre diciembre del año 2002 y enero de 2003. El lunes 2 de diciembre de 2002, fuerzas de oposición al gobierno de Hugo Chávez iniciaron una acción política llamada “paro cívico nacional” convocado con el fin de derrocar al primer mandatario nacional. El 4 de diciembre los canales de televisión y radio del país comenzaron a trasmitir la noticia de la paralización de un tanquero de PDV Marina, el Pilín León, en el canal de navegación del Lago de Maracaibo. Las imágenes mostraban cómo la tripulación de ese barco apoyaba y participaba en la acción opositora. El tanquero permaneció fondeado y bajo el control de la tripulación insurrecta durante diecisiete días y se convirtió en la expresión más clara del compromiso de muchos gerentes, empleados y trabajadores de la vieja PDVSA con la acción de protesta que ya se había convertido claramente en acción de sabotaje. De allí en adelante, dirigentes de los sindicatos petroleros que habían promovido la paralización de la industria, conjuntamente con representantes de Fedecámaras (la cúpula empresarial venezolana) y de la CTV (la principal central sindical de trabajadores del país) aparecían como voceros e instigadores principales de esta acción insurreccional. Tal como había ocurrido durante el golpe de Estado de abril de 2002, la oposición logró la insólita afiliación de la patronal y los trabajadores para cometer nuevamente actos ilegales y vandálicos contra los poderes establecidos en el país, confiando esta vez, y luego del fracaso del golpe político, en que la desestabilización de la principal fuente de ingresos de Venezuela –la industria petrolera-, terminaría por asfixiar al gobierno bolivariano y obligaría a la renuncia del presidente Chávez. Los sucesos del Pilín León demostraron rápidamente que la estrategia se centraba en lograr la paralización del sector petrolero nacional. Siguieron a la tripulación del Pilín León las de los demás tanqueros de PDV Marina, gerentes y operadores de refinerías, empleados y trabajadores de los campos, profesionales y técnicos de las áreas de informática, contratistas de transporte interno de combustibles y derivados, en resumen, personal de distintas áreas con capacidad real para perturbar seriamente el funcionamiento de la principal industria nacional. Las acciones del sabotaje petrolero consiguieron restringir, entre otras actividades, la producción de combustibles aeronáuticos, gasolina, gasoil, así como el transporte desde los centros de producción o refinación hacia los centros de suministro comercial. Entre otras afectaciones se pueden enunciar las siguientes: • La afectación del suministro a la planta de combustible del Aeropuerto Internacional de Maiquetía, con perjuicio para el funcionamiento de líneas aéreas nacionales e internacionales • Suspensión del suministro de combustible desde las Plantas de Carenero, Guatire y Catia La Mar • El cierre del 90% de las estaciones de servicio en los Estados Aragua, Guárico, Apure y Carabobo. • La suspensión total de la actividad en las Plantas de Yagua y de Barquisimeto, ésta última surtidora de los Estados Yaracuy, Lara y Cojedes • Suspensión de la Planta Guaraguao, con perjuicio para los Estados Anzoátegui, Nueva Esparta y parte de Sucre 24 • Suspensión de la Planta Maturín, con cierre de las estaciones de servicio de los Estados Monagas, Delta Amacuro y Sucre • Suspensión de la Planta de San Tomé, con lesión a la actividad de transporte de alimentos y productos industriales de la región • Mínimo despacho de las Plantas de Puerto Ordaz y Ciudad Bolívar, de la Planta de Bajo Grande surtidora de la costa oriental del Lago de Maracaibo, de la Planta de San Lorenzo, que operó en un 50%, con perjuicio para el suministro de los Estados Zulia, Trujillo y parte de Lara y Falcón • Suspensión total de actividades de la Planta El Vigía, con afectación de los Estados Mérida, Táchira y Apure. • La paralización del buque "Pilín León" y de otros 12 tanqueros pertenecientes a la flota de PDV Marina • La presencia de 11 buques pertenecientes a armadores internacionales fondeados frente a diferentes puertos petroleros del país, lo cual no sólo paraliza el suministro de combustible al mercado interno, sino la venta de crudos y productos para la exportación • La negativa de seis buques tanqueros de terceros a atracar en muelles de PDVSA por considerar que no existe personal calificado en dichas instalaciones. • La producción total de crudo disminuyó en un 68%, tendiendo dicho porcentaje a descender aún más debido a la detención de la producción, a las restricciones de almacenamiento, a la paralización de 29 unidades de compresión en el Lago de Maracaibo y al detenimiento de las actividades del Terminal Lacustre de La Salina por abandono del personal • Paralización total en algunos casos y funcionamiento parcial de las refinerías El Palito, Puerto La Cruz y Paraguaná, así como en las petroquímicas ubicadas en el Tablazo, Morón y José, y casos de personal con hasta 48 horas de trabajo continuo. Durante diciembre de 2002 y los primeros meses de 2003, el sabotaje petrolero promovido por sectores antinacionales trajo como consecuencia una disminución abrupta de las principales actividades económicas del país y secuelas tanto para la corporación como para la sociedad venezolana. Estudios del Ministerio de Finanzas y el Banco Central de Venezuela señalan los siguientes datos: El monto de las pérdidas por ventas no realizadas llegó a 14 430 millones de dólares aproximadamente, lo cual motivó una disminución de un monto cercano a 9 998 millones de dólares en la capacidad contributiva de PDVSA y sus filiales al fisco nacional. Esto limitó la capacidad del Ejecutivo Nacional para la ejecución de sus planes y programas. El Producto Interno Bruto (PIB) del país registró una caída de 15,8 % durante el cuarto trimestre de 2002, y de 24, 9%, durante el primer trimestre de 2003. En el sector petrolero la caída del PIB fue de 25,9% y 39,3% respectivamente. Se registró igualmente una contracción en los montos de las Reservas Internacionales en Divisas y del Fondo para la Estabilización Macroeconómica, lo cual obligó al Ejecutivo Nacional, conjuntamente con el Banco Central de Venezuela, a dictar las medidas para establecer un sistema de control de cambios, con el fin de atenuar los efectos negativos sobre la economía nacional. En términos monetarios, se observó un aumento en el efectivo de 26%, una caída de los depósitos bancarios de 8%, aumento 4,5 puntos porcentuales en la tasa activa y una ampliación del margen de tasas de 4,1 puntos porcentuales. 25 ¿Por qué tantos gerentes, ejecutivos y empleados de PDVSA llegaron a adoptar una actitud saboteadora contra su propia corporación? ¿Por qué pusieron en riesgo el futuro de sus lucrativas carreras profesionales, además de propiciar acciones que tanto el costaron al país? La causa fundamental del conflicto entre gerentes y ejecutivos de PDVSA con el gobierno de Chávez, expresado por una parte al golpe de Estado de abril de 2002 y por otra en el sabotaje petrolero de diciembre de ese año y enero de 2003, fue la reforma petrolera puesta en marcha por el gobierno. Esta nueva política busca corregir la PDVSA que había logrado convertirse prácticamente en un Estado dentro del Estado, y que había escamoteado al pueblo venezolano, utilizando su enorme capacidad y potencial económico, el rendimiento de su riqueza nacional; la vieja PDVSA, corporación estatal, funcionaba en la práctica como una empresa privada, dirigida por una “meritocracia”, término con el cual se conoce a la élite económicamente privilegiada y desconectada de los intereses verdaderamente nacionales que dirigía la Corporación. La vieja PDVSA tenía niveles tan altos de autonomía respecto al Estado venezolano, que era capaz de definir el rumbo de la política petrolera venezolana y emprendía iniciativas propias en las que se priorizaban los intereses de la empresa y se relegaba a segundos niveles los intereses del resto de la sociedad. También desde los inicios mismos de la industria nacionalizada en 1975 comenzaron las presiones para disminuir la contribución fiscal de la empresa, y este renglón se convirtió en una verdadera “caja negra”. Bajo el argumento de la necesidad cierta de recuperar niveles satisfactorios de reservas probadas, muy menguadas al momento de la nacionalización, se permitió que PDVSA no pagara dividendos a su único accionista (el Estado) por años. Solo la aguda crisis económica de 1994, causada por la más severa crisis financiera del país en toda su historia, forzó al gobierno de ese momento a reclamar por primera vez el pago de esos dividendos. Diversos mecanismos diseñados y perfeccionados durante el período concesionario para garantizar una adecuada participación del fisco en los ingresos del negocio petrolero fueron desmantelándose. La regalía, por ejemplo, establecida en un sexto como mínimo en la Ley de 1943, pasó a ser un máximo y en algunas asociaciones de la Apertura llegó a fijarse en 1%. Los Valores Fiscales de Exportación, que servían como instrumento de tributación indirecta en momentos de ganancias excesivas por los elevados precios del petróleo en el mercado internacional, fueron, por presión de la corporación, eliminados. Cuantiosas inversiones en el exterior, con muy escaso control por parte del Ejecutivo y con dividendos inexistentes, elevaron los costos en demasía, reduciendo de esta manera el aporte tributario. Todo ello redundó en una significativa merma de la participación fiscal en el negocio petrolero venezolano. Durante la Apertura, y contrariando toda la experiencia previa, en Venezuela se avanzó hacia un régimen fiscal más liberal donde el concepto de propiedad nacional y soberana del recurso tendió a debilitarse y con ello el derecho del Estado a reclamar parte importante de la renta como justa compensación y derecho natural al ser el accionista principal. Los regímenes fiscales liberales, como el aplicado en este caso, tienden a disminuir la importancia del Estado como propietario y a considerar el recurso natural como libre, sobre el que no hay, o se procura minimizarlos, derechos de compensación por su explotación. Aunque no siempre de manera abierta, la reforma petrolera en marcha ha ocupado un lugar central de la aguda confrontación política reciente. El golpe de Estado de abril de 2002, con el derrocamiento del gobierno por 48 horas, y el paro petrolero de diciembre 2002 y enero 2003, lo mostró con palmaria nitidez. El gobierno de facto de abril de 2002 no llegó a nombrar su gabinete completo, pero sí fue designado un nuevo presidente de PDVSA, el general Guaicaipuro Lameda, quien había sido removido del mismo cargo en febrero, por oponerse a la Ley de Hidrocarburos recién promulgada; durante las escasas horas que duró el gobierno de facto, esa ley fue derogada 26 por decreto; igualmente, el acuerdo bilateral de suministro de petróleo a Cuba fue suspendido. El golpe de abril de 2002 fue la culminación de un paro cívico en apoyo al conflicto de la gerencia petrolera contra el gobierno y la paralización de la industria llevada a cabo en diciembre–enero de ese mismo año tuvo como objetivo explícito el derrocamiento del Presidente Chávez. Esa acción golpista fue derrotada gracias al esfuerzo de los trabajadores patriotas que se mantuvieron activos, la incorporación de personal jubilado y la movilización de fuerzas militares y sectores populares en defensa de una empresa que consideraron vital para nuestro futuro como nación independiente. La mayor resistencia al proceso de cambios impulsado por el gobierno nacional actual, hasta enero de 2003, vino de la gerencia de la propia industria. La derrota por ella sufrida ha permitido la reorganización de la nueva PDVSA. Esta reorganización está convirtiéndola, de la más encarnizada opositora a tal proceso de cambios, a su principal aliada. La participación activa de la corporación desde la finalización del paro en los planes de desarrollo en marcha apunta claramente en esa dirección. La actividad petrolera fue medular para la sociedad venezolana durante buena parte del siglo XX y todo parece indicar que lo seguirá siendo a lo largo de este siglo. De allí que la definición de los rumbos y las orientaciones para este vital sector debe ser preocupación de todos. 27 COLOMBIA Y VENEZUELA DE LA CORBETA "CALDAS" En Agosto de 1987, el incidente de la corbeta Caldas demostraba que en Colombia existe una visión guerrerista y de animadversión hacia Venezuela, que no era nueva, pero que tomó curso concreto a través de las acciones del canciller colombiano de la época, Coronel Julio Londoño Paredes, quien aún juega papel destacado en las relaciones internacionales de Colombia. Destapó las intensiones beligerantes de un sector de la élite política, militar, y económica de ese país, que insiste aún en sus apetencias retrohistóricas por reclamar lo que no es suyo. En Venezuela, en Nicaragua, en Panamá. Mostró además que, a pesar de lo dicho, el gobierno de Virgilio Barco, para la época Presidente de la República, ante la postura firme de Venezuela, frente a la presión interna de sectores democráticos, y con el concurso del juicio internacional, actuó como un “Estado serio”, dando marcha atrás en sus objetivos geo-estratégicos. Digo “Estado serio”, en la medida en que supo calcular los impactos y desenlace de sus ambiciones. Dos años más tarde en 1989 veríamos al mismo Julio Londoño en Caracas hablando de integración y de hermandad bolivariana en la oportunidad en que le tocó participar, en su condición de Canciller de la República, en la instalación de la Primera Reunión Binacional de las Comisiones de Integración y Asuntos Fronterizos Colombo-Venezolanas, que iniciaron sus tareas dentro de un ambiente delicado e inestable, luego de que ocurrieran en Venezuela los sucesos de esa protesta social conocida como “el Caracazo”, durante los primeros días del Gobierno de Carlos Andrés Pérez. Así, en 1987, durante la aludida crisis del Caldas, Venezuela y el Presidente de la República, Jaime Lusinchi, tuvieron posición firme y sólida; contaron con el respaldo nacional innegable de partidos políticos, Fuerzas Armadas, Congreso de la República, entes públicos y privados, gremios profesionales y otros distintos sectores del país que dieron apoyo firme al presidente venezolano en su decisión de no permitir el abuso flagrante cometido por Colombia. La nación respondió como un todo. Funcionaron los mecanismos democráticos. Pero a pesar de lo tenso e intenso de la situación, nos encontrábamos en presencia de dos Estados, representados por instituciones legítimas que atravesaban por situaciones coyunturales de conflicto no ideológico y que dadas unas circunstancias especiales se animaron apetitos guerreristas contra Venezuela, que estaban, están, incubados en ciertos sectores de la sociedad colombiana, pero que fueron descartados por inviables y por la fuerza de las acciones de Venezuela. La diplomacia jugó su papel, la comunidad internacional el suyo, y los factores de poder, incluyendo el económico y el de la opinión pública, determinaron que la situación no pasara a mayores. El estamento militar en Venezuela actuó como ser y parte del poder civil, como debe serlo en una sociedad realmente democrática. En Colombia el poder militar de esa época, en cuyas manos reposaba en parte la política exterior, operó con evidente independencia del poder político que por acción u omisión dejó que transcurriera esa demencia. En Colombia, en cambio, como en los tiempos del Caldas pero al revés, fue el Presidente Álvaro Uribe Vélez, quien recibió el apoyo de toda la institucionalidad. Hasta el “Polo Democrático Alternativo” (P.D.A.) le brindó su respaldo. Incluso la oposición venezolana apoyó a Uribe frente a Chávez y tal vez se decepcionó cuando el presidente venezolano dio marcha atrás en su delirio de atacar a Colombia, porque en el caso nuestro la locura llega a que perdamos la visión de los grandes objetivos nacionales por la minúscula fruición de derrocar a Chávez. Las encuestas de esos días daban a las acciones de Uribe un respaldo del 84 por ciento, mientras que en Venezuela las encuestas decían todo lo contrario, a saber, que el 89 por ciento de la población estaba en 28 contra de la movilización de tropas hacia la frontera colombiana. Quizá esta circunstancia hizo a Chávez retroceder en su impulsividad. Además el gobierno venezolano está imbuido por una ideología que posiciona a Uribe como enemigo estratégico del proyecto bolivariano latinoamericano y, por qué no, mundial. Uribe es un aliado del imperialismo. Y él no lo oculta. Así que Venezuela según este nuevo mapa ideológico, queda ahora más cerca de Teherán que de Bogotá, y Cúcuta más cerca de Washington que de San Antonio del Táchira. Nunca antes habíamos perdido tanta soberanía para decidir sobre nuestro destino común como en estos tiempos descocados. Lo que muestra también la olla podrida de “alias” Reyes, sin que aún se conozcan a ciencia cierta los resultados de la investigación sobre la información contenida en las computadoras que se encontraban en su poder, es que la política, si es de ella de la que hablamos, no se deja entender con los conceptos clásicos. Aquella interrogante de si la política es arte o ciencia dejó de tener sentido frente a los hechos que se miran sin tapujos, que no tienen pena, que desean expresarse. Ahora la política es lo más parecido a la complicidad y al chantaje abierto, al espectáculo. Lo que se dejó ver por televisión en la Cumbre Presidencial del Grupo de Río, fue una sociedad política de cómplices sin la menor pizca de remordimiento, en la que es difícil distinguir entre un narcotraficante, un Canciller, un guerrillero, un Presidente de la República, un ciudadano común, o un terrorista disfrazado de monja. Un día amenazan con enviar a Chávez a la Corte Penal Internacional, y al día siguiente lo exculpan de cargos. Políticos mafiosos es lo más parecido a la realidad. Los demás son modelos beatificados y fuera de tiempo, que ahora estorban por su nobleza. Por eso es que en esa pantomima de guerra, que pudo llegar a ser de verdad, quedó en evidencia también lo ilegitimo de los sistemas políticos latinoamericanos cuyas contadas excepciones no hacen sino confirmar la regla. Una red visible de componendas, corrupción y connivencia, han dejado muy atrás las nociones de valentía, democracia, confianza, lealtad, honestidad y orgullo. 29 BLOQUEO NAVAL DE 1902 Esta agresión llevada a cabo por Inglaterra, Alemania e Italia contra Venezuela para dirimir con Estados Unidos de Norteamérica áreas de influencia en territorios americanos, escudada en el cobro compulsivo de deudas morosas y el reconocimiento de reclamaciones pendientes, a pesar de que sobre estas últimas el gobierno venezolano mantenía objeciones doctrinarias sustentadas en principios de derecho internacional. El 9 de diciembre de 1902, 15 unidades de la armada inglesa y alemana actuando en operación conjunta atacaron el puerto de La Guaira. Desembarcaron tropas en los muelles, de los cuales se apoderaron; a las 12 de la noche fuerzas alemanas atravesaron la ciudad para conducir sus representantes diplomáticos a la flota y así ponerlos a salvo de una eventual represalia venezolana; a las 5:00 a.m. del día 10 los ingleses harían lo mismo, trasladando además a varios connacionales que exigían protección. La pequeña flota de guerra venezolana no opuso ninguna resistencia al no estar a la altura de las circunstancias. Estaba compuesta por naves de procedencia civil, armados con cañones y lanzatorpedos para su uso militar. En total eran diez “cañoneros” en servicio: Bolívar, Miranda, Monagas, Federación, Augusto, Ossum, Totumo, General Crespo, Margarita y Restaurador (apresado por los alemanes el día 7 de diciembre). A esta pequeña flota se le sumaban el transporte Zamora y el remolcador Zumbador. Los cañoneros Totumo y General Crespo fueron remolcados a mar abierto por los ingleses y hundidos el día 10 diciembre. En rápido desplazamiento naval, el mismo día 10, dos buques alemanes apresaron un vapor de guerra venezolano en Guanta; en la isla de Trinidad los ingleses incorporaron otro, el Bolívar, a su flotilla obligándolo a navegar con bandera británica. El presidente Cipriano Castro ordena la preparación general del ejército para responder a la desigual confrontación y aumenta su plataforma política mediante un oportuno acercamiento a su principal opositor el "Mocho" Hernández y a su Partido Liberal Nacionalista. En las principales ciudades del país se producen ruidosas manifestaciones de apoyo al «restaurador», en lo que se considera como una importante evidencia de nacionalismo antiimperialista. Aunque transitorio, el movimiento popular fortalece al Gobierno e influye en el sesgo que, en breve, toman los acontecimientos. La opinión política y el presidente se aproximan al Gobierno norteamericano, quien se ofrece como mediador, cuando aumentan los rumores en relación con el interés británico y alemán de asentar fuerzas permanentes en territorio venezolano Entre los días 12 y 13 siguientes, una expedición inglesa tomó por asalto el castillo Libertador y el fortín Solano de Puerto Cabello después de bombardearlos con extrema precisión destruyendo sus cañones. Pocos días después, al grupo anglo-germano se unieron dos buques de la armada italiana para servir a la expedición en tareas de acompañamiento logístico. También se unieron Holanda, Bélgica, España y México. Cañonero Bolívar. También designado como caza torpedero, presto servicios en la Armada Venezolana desde 1900 hasta 1910, pesaba 631 toneladas y tenia una eslora de 58 metros. El armamento consistía en seis cañones Maxims Nordenfelt de 57mm, una ametralladora pesada de 25mm y dos tubos lanza torpedos en el sollado de proa, con una recarga de cuatro torpedos por tubo. 30 El 22 de diciembre de 1902 el vicealmirante inglés Archibald Lucas Douglas, comandante de la armada conjunta, en esta ocasión a nombre del imperio británico, hizo publicar en el diario El Heraldo de La Guaira la siguiente disposición: "Por la presente se notifica que un bloqueo ha sido declarado para los puertos de La Guaira, Carenero, Guanta, Cumaná, Carúpano y las bocas del Orinoco, y se hará efectivo desde y después del 20 de diciembre...”.Sólo se refería a La Guaira y a las costas situadas al este de dicho puerto, porque las occidentales quedaron a cargo de los alemanes. El comandante de éstos se dirigió al castillo San Carlos en los siguientes términos: "Según ordenanzas de Su Majestad el Emperador de Alemania declaro por la presente el bloqueo de los puertos venezolanos de Puerto Cabello y Maracaibo”. El bloqueo para Puerto Cabello empezó el 22 de diciembre y el de Maracaibo el 24 de diciembre. Durante el bloqueo y en los meses siguientes, un movimiento popular de respaldo a Cipriano Castro se hace sentir en Latinoamérica, pero sólo un Gobierno protesta de manera expresa ante lo acontecido: la República Argentina, por intermedio de su canciller, Luis María Drago, expide el 29 de diciembre de 1902 un documento doctrinal sobre la ilegalidad del cobro violento de una deuda, ejercido por grandes potencias en detrimento de Estados pequeños El sábado 17 de enero de 1903, el cañonero Panther apoyado por el crucero ligero Falke, ambos de bandera alemana, persiguen a una goleta mercante que había burlado el bloqueo e intentan pasar por la barra del Lago de Maracaibo. El Panther al no conocer la barra, encalló cerca del castillo de San Carlos, quedando a tiro de los cañones de la fortaleza zuliana. Es entonces que empezó un duelo de artillería entre los buques invasores y el castillo. Los artilleros venezolanos Manuel Quevedo y Carlos José Cárdenas con un cañón Krupp de 80mm, (que por coincidencia era de fabricación alemana) lograron hacer varios impactos en el Panther, averiándolo de consideración. En esta acción resultaron seis heridos en el castillo San Carlos. El día martes, 20 de enero de 1903, llega procedente de Puerto Cabello, el crucero pesado Viñeta en auxilio del Panther, para realizar al día siguiente un bombardeo de ocho horas de duración al indefenso pueblo de San Carlos. Poco después, el Panther logra salir del área. 31 Todos estos actos de violencia se produjeron sin una previa declaración de guerra emitida por alguna de las partes y sin que mediaran ofensas venezolanas a los agresores, que supusieran la necesidad de una respuesta tan drástica como la que constituyeron los actos mencionados. Izquierda: El cañonero Panther, pesaba 1.193 toneladas y tenia como armamento dos cañones de 105mm y seis ametralladoras. Derecha: El crucero pesado Viñeta. Este poderoso buque pesaba 6.599 toneladas y estaba armado con dos cañones de 210mm, ocho de 150mm, ocho de 88mm, diez ametralladoras y tres tubos lanza torpedos de 450mm. Sobre estos acontecimientos se han manejado muchos comentarios, pero todos conducen a dos proposiciones básicas. La primera, muy debatida y puesta en duda desde los primeros días del bloqueo en el parlamento británico por los miembros de la oposición, así como posteriormente en foros, prensa y análisis historiográficos, fue expuesta por el primer ministro David Balfour ante la Cámara de los Comunes; ella tendría su origen en la renuencia del gobierno venezolano a reconocer reclamaciones pendientes por daños y perjuicios causados a las personas y propiedades de súbditos de las potencias atacantes, así como el cobro de la deuda pública externa que el país mantenía en crónico estado de mora con Inglaterra y Alemania. Efectivamente, al 31 de diciembre de 1902 Venezuela era deudora de estas potencias por Bs.119.300.000, saldo al que se habían acumulado Bs.46.000.000 por intereses. El gobierno venezolano había suspendido el pago de esta deuda debido a la crisis económica que atravesaba el país. Desde 1900, el ingreso fiscal apenas promediaba Bs.30.000.000 y los gastos de guerra a que obligaban los continuos alzamientos internos de la época sólo empeoraban la situación e impedían que se atendiera a las exigencias de los acreedores. Al monto de la deuda se agregaba el de las reclamaciones, tramitadas a través de canales diplomáticos por los supuestos agraviados y que se situaba en Bs.186.500.000. El gobierno venezolano no se mostraba dispuesto a reconocer estas reclamaciones porque estimaba -y luego quedó demostrada la certeza de su posición- que exageraban en mucho el cálculo de dichos daños. Venezuela era un país internacionalmente insolvente, sin ninguna capacidad de pago al momento del bloqueo. Pero, como lo expresó la oposición británica en la Cámara de los Comunes, otro debió ser el procedimiento para exigir el pago. La segunda tesis acerca de los motivos profundos que condujeron al bloqueo resulta mucho más compleja y de difícil demostración, como no sea por los indicios circunstanciales de un cuadro geopolítico de gran amplitud, a través de cuyo análisis se facilita la comprensión del problema. Desde los mismos días del bloqueo se ha sostenido que, en el fondo de su ejecución, estaba en juego el equilibrio mundial del poder; que las potencias europeas lo utilizaron como medio para someter a prueba la política de poderío extranacional mantenida por Estados Unidos. El 1 de junio de 1903 el escritor venezolano César Zumeta publicó un artículo en el número 4 de la revista 32 Némesis, editada en Nueva York, donde se expresaba así: "...Alemania ha resuelto obtener de Estados Unidos, de grado o por la fuerza, una revisión de la doctrina Monroe, que le abra la puerta a ella y a las demás potencias que lo deseen, esferas de influencia al sur del Canal de Panamá [...] se prejuzga que sea en el Caribe donde se libren las batallas que han de decidir los destinos de la América española..." Lo cierto es que el conflicto tomó un curso que derivó en el sentido expuesto, al intervenir Estados Unidos ante Inglaterra y Alemania para que levantaran el bloqueo; aun cuando, previamente, el presidente Roosevelt había aceptado una acción punitiva de estas dos potencias contra Venezuela. Esta posición fue planteada ante el Departamento de Estado a manera de presión destinada a forzar el pago de las deudas y la aceptación de las reclamaciones pendientes. Sobre esta actitud estadounidense, se ha escrito que fue una hábil jugada política para provocar el conflicto y sobre esa base dirimir áreas de influencia ante el poderío europeo. Cañón Krupp de 80mm en la entrada del cuartel El Libertador en Maracaibo. En 1894 treinta fueron adquiridos en el Gobierno del General Joaquín Crespo. El cañón que daño al Panther se encuentra conservado en la Escuela Naval. (Foto Delso López) El bloqueo fue levantado en virtud de los protocolos firmados en Washington el 13 de febrero de 1903 con los agresores y otras naciones, para cuyas discusiones Venezuela nombró como representante diplomático al ministro norteamericano acreditado en el país, Herbert Wolcott Bowen. Por medio de aquellos instrumentos se formalizó el compromiso de reiniciar el pago de la deuda externa (Bs.165.300.000 de capital e intereses) y la nación reconoció y empezó a pagar, previos dictámenes de comisiones mixtas, las reparaciones extranjeras por Bs.35.500.000; Bs.150.900.000 menos que las demandas iniciales de los reclamantes. En 1908 tras la ascensión al poder de Juan Vicente Gómez, las relaciones internacionales rápidamente mejoraron, en especial con los Estados Unidos que enviaron a las aguas venezolanas, a petición del mismísimo Gómez, los acorazados USS Maine, USS Des Moines y al crucero pesado USS North Carolina, para vigilar cualquier revuelta interna; oportunidad que aprovecharon los estadounidenses para espantar cualquier nueva incursión naval europea en Venezuela y reafirmar su Doctrina Monroe. Fotografías de la Flota Invasora (José Ugueto, El Cojo Ilustrado) 33 Alemania: crucero ligero Falke Alemania: cañonero Panther Alemania: crucero pesado Viñeta Alemania: crucero Gaselle Italia: crucero Carlo Alberto Italia: crucero Giovanni Bausan Alemania: crucero Stosh Holanda: crucero Holland 34 BIBLIOGRAFÍA Bloqueo a Costas Venezolanas. Manual Rodríguez Campos. Conway´s all the World´s Fighting Ship 1860-1905 Harto de Vera Fernando, (2004). Investigaciones para la paz y resolución de conflictos. Ediciones Tirant Lo Blanch, Valencia España. Heller Robert, (1998). La Toma de decisiones. Ediciones Grijalbo Mondadori, S.A Historia Estructural Contemporánea de Venezuela. Erasmo Gómez. Lopera Jaime, (2006). El lado humano del conflicto. Intermedio Editores, Bogotá Colombia Macdonald John, (2004). Resolver conflictos con éxito. Editorial Planeta, Bogotá Colombia. Redorta Josep, (2004). Como analizar Conflictos. Ediciones Paidos, Barcelona España. --------------------, (2006). 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