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MATERIAL DE APOYO
Conferencia
Resolución de Conflictos y
Manejo de Crisis
TEORÍAS SOBRE CONFLICTOS Y MANEJO DE CRISIS
Definición de Conflicto
En todos los sistemas sociales, interpersonales e internacionales, surgen conflictos regularmente.
El conflicto es un mal constante en el desarrollo de las sociedades. Por lo general, el término
conflicto -como se utiliza en este curso- se refiere a situaciones en las cuales la capacidad de la
sociedad para resolver los conflictos por medio de mecanismos reguladores, tales como cortes o
estructuras sociales (por ejemplo, clanes) ha fallado y las partes involucradas en el mismo recurren
a la violencia. Consecuentemente, el conflicto surge de la discrepancia de objetivos entre dos o
más partes que no cuentan con un mecanismo efectivo de coordinación o mediación.
Las
"partes", para efecto de este curso, son estados, o como se les denomina en el mundo
contemporáneo, comunidades dentro de estados. El término "violencia" se refiere, en la mayoría
de los casos, a la violencia física; sin embargo, no se descarta la importancia de otras formas de
violencia, como el trauma psicológico o emocional.
Condiciones del Conflicto
De acuerdo con un estudio realizado durante tres años por The Carnegie Commission on
Preventing Deadly Conflict, entre los factores y las condiciones que pueden conducir a una
sociedad a la guerra son:
Estado débil, desintegrado o corrupto.
Regímenes represivos o ilegítimos.
Discriminación contra ciertos grupos sociales y/o étnicos.
Manejo inadecuado de las diferencias religiosas, culturales o étnicas.
Comunidades religiosas políticamente activas que promueven mensajes hostiles y
disgregantes.
Legado político y económico del colonialismo y/o de la Guerra Fría.
Cambios políticos y económicos repentinos.
Alto índice de analfabetismo y de enfermedades.
Carencia de recursos vitales como agua y tierra cultivable.
Depósitos de armas y municiones.
Amenaza en las relaciones regionales.
El estudio también menciona que "Cuando diferencias permanentes son explotadas por políticos
demagogos, esta actividad favorece la escalada de la violencia."
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Componentes del Conflicto
A pesar de que no hay conflictos exactamente iguales, hay una serie de factores que deben de ser
tomados en consideración para realizar un análisis adecuado de la situación de un conflicto.
Partes - En un conflicto pueden estar involucrados grupos, entidades sociales o individuos. La
identificación de las partes es muy importante, especialmente en los conflictos complejos que
incluyen a varios individuos o grupos. Para poder hacer esta identificación es útil preguntarse:
"¿Quién tiene interés en la situación?" o "¿Quién será afectado por los cambios en la situación?".
Cualquier persona o entidad social que caiga en alguna de estas categorías puede ser,
potencialmente, una parte en el conflicto. Debido a variaciones en el nivel de involucramiento en el
conflicto, las partes asumen diferentes papeles en el mismo.
Las Partes Principales: tienen un interés directo en el conflicto y persiguen sus metas activamente
para promover sus propios intereses. * Las Partes Secundarias: tiene interés en el resultado de un
evento pero pueden o no percibir que hay conflicto y decidir o no si juegan un papel activo o son
representadas en el proceso de toma de decisiones. Las partes secundarias pueden jugar un
papel importante facilitando, permitiendo e implementando un acuerdo.
Los Intermediarios: generalmente intervienen en para facilitar la resolución del conflicto y mejorar
la relación entre las partes. Los intermediarios pueden ser imparciales sin ningún interés específico
en un resultado particular, o pueden tomar una posición conservando su estatus de facilitadores
legítimos para las partes primarias y secundarias.
Asuntos - Los asuntos son los temas o cuestiones que conciernen a las partes en un conflicto (por
ejemplo, recursos, poder, identidad). A pesar de que estas cuestiones son aparentes en muchos
casos, hay muchas situaciones en las cuales definir los asuntos en conflicto es uno de los
principales desafíos para los negociadores. Algunas veces, los asuntos que realmente generan el
conflicto están ocultos mientras las partes pelean sobre cuestiones más superficiales, ya sea
porque las partes están muy confundidas para verlas o porque se sienten muy vulnerables como
para expresar sus preocupaciones más importantes. En otras ocasiones, las partes no están de
acuerdo en algunos asuntos que son legítimas fuentes del conflicto. En estos casos, una parte
puede negarse a discutir o percibir un asunto que la otra parte reclama como una fuente legítima
de conflicto.
Intereses versus Valores. Los asuntos pueden tomar dos formas básicas: 1) Asuntos que
involucran intereses y 2) Asuntos que involucran valores. Conflicto de intereses: ocurre cuando las
partes acuerdan sobre el valor de determinada posición, rol o recurso pero no están de acuerdo
sobre quienes ejercen el control de éste o a quien corresponde la mayor parte del mismo. Por
ejemplo, un conflicto de intereses ocurre cuando dos países acuerdan sobre el principio de
inviolabilidad de las fronteras pero difieren acerca de la delimitación de los bordes o líneas
imaginarias.
Conflictos de valores: ocurren cuando las partes difieren fundamentalmente en sus percepciones
sobre lo deseable. Por ejemplo, cuando pobladores indígenas que viven en un estado diferente
desafían las fronteras con base en el principio de la libre determinación de los pueblos.
Los valores surgen como una expresión cultural específica de las necesidades, de las
motivaciones básicas y de los requerimientos del desarrollo comunes a todos los seres humanos.
Estas necesidades incluyen seguridad, identidad, reconocimiento, y desarrollo en general.
Usualmente, las partes cuyas necesidades han sido violadas no responden a la coerción a largo
plazo. Cuando las necesidades básicas para la supervivencia de un grupo o para su identidad
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están insatisfechas, los miembros del grupo tienden a luchar para satisfacerlas de una u otra
forma. Las necesidades y su satisfacción no pueden negociarse. Sin embargo, es posible
identificar una serie de maneras para satisfacer las necesidades humanas básicas, y las
posibilidades de resolución de conflicto pueden lograrse por medio del proceso de identificación y
satisfacción de estas necesidades.
Objetivos - Los temas de discusión de un conflicto son los objetivos que las partes necesitan
resolver en el mismo. Los objetivos pueden definirse como "decisiones conscientes, condiciones
deseables y futuros resultados o determinaciones" Percepciones erróneas sobre los objetivos de
un adversario pueden llevar a percepciones equivocadas sobre los asuntos involucrados en el
conflicto. Por ejemplo, si la Parte A ignora los verdaderos objetivos de la Parte B en un conflicto, la
Parte A no puede entender por qué la Parte B está tan obstinada sobre un Asunto X. Por medio del
análisis del conflicto es posible determinar las motivaciones de las partes involucradas en el
conflicto. Las partes clasifican sus objetivos según dos criterios: positiva y negativamente.
Los objetivos positivos reflejan futuros resultados tangibles, como "seguridad de las fronteras" o un
"estado independiente".
Los objetivos negativos reflejan el interés de evitar un resultado no deseado, como el bloqueo de la
admisión de un país en una organización, o el rechazo a admitir refugiados.
Como se discutirá en este manual, para desarrollar una solución que contemple los objetivos de
todas las partes involucradas en un conflicto, es necesario que las partes reformulen sus objetivos
negativos en objetivos positivos. De esta manera, es más fácil trabajar con los objetivos que una
parte realmente desea en lugar de hacerlo con objetivos que no desea (especialmente si el
objetivo negativo es a expensas de un adversario).
Tipos de Conflicto
La finalización de la Guerra Fría generó muchas expectativas sobre el inicio de una nueva era de
orden y estabilidad en los asuntos mundiales; sin embargo, el período de la post-Guerra Fría se
caracteriza por inestabilidad y violencia, especialmente en el mundo en desarrollo. Mucho ha
cambiado, pero los asuntos centrales que definen las relaciones entre pueblos y estados
permanecen iguales. Como un comentarista lo ha señalado: "Las preocupaciones tradicionales
sobre el equilibrio de poder, alianzas, carrera armamentista, disuasión y confrontación de las
grandes potencias, ha dado paso a una nueva serie de preocupaciones sobre nacionalismo étnico,
militancia religiosa, degradación ambiental, escasez de recursos, diplomacia preventiva,
mantenimiento de la paz, intervención humanitaria y conflictos en estados pequeños." De acuerdo
con el mismo autor, las "nuevas" preocupaciones reflejan un cambio hacia un nivel más reducido
de involucramiento en el conflicto -acorde a un sistema internacional en transformación-, en lugar
de un cambio fundamental en las causas de la guerra.
Una forma conveniente de organizar el pensamiento sobre lo que de otra manera parecería un
universo caótico de conflictos contemporáneos es dividirlos en tres niveles:
(1) Conflicto de una Potencia (País Poderoso);
(2) Conflicto Regional; y
(3) Conflicto Comunal. Esta clasificación fue publicada recientemente en un reporte del Instituto
Aspen, en Estados Unidos. A continuación, se incluye el segmento más importante del reporte con
las modificaciones efectuadas por los autores del curso:
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CONFLICTO DE UNA POTENCIA (PAÍS PODEROSO)
"Las rivalidades por los más grandes intereses surgirán entre las grandes potencias para
determinar los fundamentos del sistema internacional y de la distribución del poder. A pesar de que
las posibilidades de una guerra entre las grandes potencias han sido substancialmente reducidas,
el precio de un error a este nivel sería muy costoso. Siempre existe el riesgo, especialmente
durante períodos de transición, que los rápidos cambios en la distribución del poder puedan
desatar un conflicto [véase las crecientes tensiones en los asuntos Sino-Americanos y el
enfriamiento de las relaciones entre Rusia y los Estados Unidos]. El Occidente tiene la fortuna de
haber heredado una estructura política constructiva y relaciones económicas entre Norteamérica,
Europa Occidental y Japón... Sin embargo, este estado de acontecimientos (state of affairs) no
debe darse por sentado; la competencia y el conflicto entre los tres centros de poder puede llevar a
fricciones y aun al distanciamiento."
CONFLICTO REGIONAL
Los conflictos regionales, motivados por religión, nacionalismo, reclamos territoriales y disputas
económicas y políticas, son la principal fuente de inestabilidad en el mundo actual. Estos conflictos
pueden ser más peligrosos ante la presencia de armas de destrucción masiva en regiones como el
Sur de Asia y el Medio Oriente. Los conflictos regionales pueden cubrir un área considerable de
territorio y abarcar varios países -como en el caso de la guerra en la República Democrática del
Congo- por lo cual son considerados "regionales" porque en términos generales no constituyen
una amenaza directa para el resto del mundo.
CONFLICTO COMUNAL
"En el futuro, los conflictos más frecuentes serán los conflictos comunales (internos) sobre
identidades en competencia, reclamos territoriales e instituciones políticas. Los conflictos
comunales se originan por el colapso de estados, sistema tribal, etnonacionalismo (frecuentemente
fomentado por líderes ambiciosos que utilizan una pancarta étnica), fundamentalismo radical,
escasez de recursos e injusticias reales o percibidas. Los conflictos comunales no son un
fenómeno nuevo; sin embargo, están ocurriendo o repitiéndose ahora y amenazan con poner en
peligro muchos lugares más donde el comunismo y los imperios han colapsado, donde hay un
trastorno económico y en donde identidades étnicas han resurgido después de su supresión por
regímenes comunistas. La amenaza de conflictos comunales está presente en todas las regiones
del mundo, pero es más factible que surja en los estados de la ex Unión Soviética y África.
Inicialmente, estos conflictos pueden estimular una preocupación internacional mínima, pero sus
consecuencias pueden ser considerables, especialmente si los intentos externos para manejarlos
son inadecuados: los esfuerzos que han fracasado para intervenir pueden inducir a otros a hacer
algo. Si esto no se detiene, los conflictos pueden expandirse a regiones geográficas más amplias
por medio de: el involucramiento de grupos étnicos; el uso de propaganda más allá de las
fronteras; flujos repentinos de refugiados dentro de estados vecinos; el uso del territorio para
transportar armas. La naturaleza emocional y violenta de estos conflictos puede traer como
resultado crisis humanitarias masivas, abusos a los derechos humanos y aun, una tendencia al
genocidio…"
Características de los Conflictos Comunales Contemporáneos
Vacíos de Poder
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La mayoría de los estados en conflicto analizados están pasando por un período de transición
extremadamente difícil, debido al final de la Guerra Fría y a la consecuente falta de
involucramiento activo de las grandes potencias en los asuntos de los estados pequeños. Esto ha
dejado peligrosos vacíos de poder en regiones que de por sí eran altamente vulnerables social,
política y económicamente. Sin dicho involucramiento, las economías que eran mantenidas a flote
artificialmente -por medio de ayuda extranjera, gastos militares y términos preferenciales de
comercio-, han colapsado, especialmente en los estados clientes de la ex Unión Soviética.
Artífices de Guerras Auto-Financiados
Los regímenes represivos que dejaron de ser patrocinados financieramente por las
superpotencias, ahora son vulnerables a los ataques de grupos de oposición interna. En otros
estados, aquellos que se inclinan por el uso de la violencia para alcanzar objetivos políticos
partidistas y lograr beneficios económicos valiéndose del caos social, dejan a un lado elementos
moderados. En los lugares que cuentan con los recursos naturales suficientes para financiar la
guerra, como Angola, Sierra Leona y la República Democrática del Congo, las facciones ignoran la
presión internacional y continúan luchando. En muchos de estos casos, el desarrollo alcanzado por
la especulación por la guerra, el papel de los señores de la guerra y la relación clientepatrocinador, debilitan y, a veces, destruyen la economía formal. La formulación de la paz es
problemática en estas circunstancias.
Disparidad Económica y Fisuras Culturales/Religiosas
Factores económicos como la explotación de recursos, el aumento del desempleo y el fracaso de
políticas fiscales y monetarias pueden conducir a la violencia. Particularmente, esto ocurre en los
estados sucesores del bloque soviético, como la ex Yugoslavia, y el Subsahara africano, en donde
las disparidades económicas giran alrededor de divisiones culturales, étnicas y religiosas. El ritmo
acelerado de la globalización y el incremento de la brecha tecnológica entre el mundo desarrollado
y en desarrollo ha exacerbado los problemas -especialmente en los aspectos sociales y culturalesen África, el Medio Oriente y el Centro, Sur y Este de Asia.
Intervención Externa
Conforme lo indica la Carnegie Commission on Preventing Deadly Conflict, actores externos
pueden jugar un papel significativo para determinar el curso de un conflicto interno.
"Generalmente, los vecinos se involucran por temor a los efectos expansivos (e.g., flujo de
refugiados, reagrupación de soldados), presión de circunscripciones internas o amenazas para sus
ciudadanos en el extranjero. Algunas veces, los insurgentes son capaces de atraer la intervención
extranjera por medio de llamados a la solidaridad religiosa o étnica, o usando recursos locales
para costear el pago de mercenarios extranjeros. La intervención ir desde la provisión de armas
hasta el apoyo directo con fuerzas militares." Las llamadas "potencias regionales" (e.g., Nigeria,
Brasil, India, China) pueden jugar un papel positivo como pacificadores o pueden exacerbar las
tensiones en los pequeños estados vecinos. Las intervenciones de las potencias regionales en los
conflictos comunales suelen tener resultados mixtos debido a que las mismas surgen de la
combinación del cálculo de intereses nacionales y razones humanitarias.
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Actores Políticos
La experiencia de Sudáfrica, Polonia, Hungría y la República Checa demuestra que no todas las
grandes transiciones sociales son violentas, por lo que los conflictos comunales no deben ser
vistos de manera determinista. En muchos casos, el conflicto resulta de decisiones deliberadas de
líderes y grupos para ganar, por medio de la violencia, lo que no podrían lograr por medios
democráticos. Como se indica en el reporte mencionado: "La interacción política entre sociedades
y sus líderes ayuda a explicar los motivos por los cuales, bajo ciertas circunstancias, estalla la
violencia entre grupos -tanto dentro como a través de las fronteras - y el porqué no estalla entre
grupos en circunstancias similares. Los líderes utilizan violencia masiva cuando la ven como su
única opción para lograr sus objetivos políticos y cuando tienen la capacidad de movilizar grupos
para llevar a cabo su estrategia. Sin líderes determinados, los grupos pueden luchar pero no tienen
la capacidad de iniciar una campaña sistemática de violencia para alcanzar sus objetivos; de igual
manera, sin grupos que movilizar, los líderes no pueden iniciar un combate."
FACTORES CAUSANTES DE LOS CONFLICTOS INTERNOS Y EXTERNOS DE LOS
ESTADOS
El conflicto es resultado de factores estructurales que involucran dinámicas políticas, sociales,
económicas e institucionales y de factores interrelacionados que reflejan objetivos anti-éticos,
valores, intereses y motivaciones. Estos factores se pueden subdividir en las siguientes categorías:
Recursos – Pueden ser la distribución de territorio, dinero, fuentes de energía, alimentos y otros
bienes materiales que las personas valoran.
Poder – Principalmente, la distribución de control que en términos políticos implica la accesibilidad
y la participación en procesos de tomas de decisión.
Identidad – Características culturales, lingüísticas, sociales o étnicas de las personas.
Valores – Valores fundamentales, especialmente en lo relativo a sistemas de gobierno, religiosos o
ideológicos.
La mayoría de los conflictos surgen de una combinación de estos factores.
Tendencias comunes que se han generalizado en los grupos etno-políticos en conflicto. En el
campo internacional y entre sociedades es raro encontrar solo una fuente de conflicto.
Los
conflictos tienden a surgir de la interacción compleja entre factores materiales/económicos,
políticos, históricos, psicológicos y culturales determinados por los objetivos divergentes de las
partes. Algunos conflictos surgen de relaciones hostiles por largo tiempo entre miembros de
grupos con diferente identidad y se caracterizan por escaladas esporádicas de violencia. Esta
tendencia es común en sociedades multi-comunales en las cuales existen varios grupos
politizados pero el control político es dominado por un grupo que no responde a las necesidades
de otros grupos. Estas condiciones dan origen a lo que se denomina un conflicto social
prolongado.
Los Conflictos Sociales Prolongados se basan en tensiones raciales, étnicas y religiosas que en
combinación con divisiones estructurales entre sociedades y represión política, victimizan a uno o
más grupos. Esta victimización radica en la actitud que asume el grupo de mayor poder hacia el
grupo de menor poder, al que victimiza mediante la denegación de las necesidades humanas
básicas necesarias, como seguridad, reconocimiento de su identidad y desarrollo. Generalmente,
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estas necesidades se expresan en una combinación del deseo de aceptación de la identidad
distintiva de un grupo, del acceso a los procesos de toma de decisión en las esferas de la vida que
más afectan al grupo y a otras formas de seguridad económica y social.
En el mundo actual, las situaciones de conflicto transnacional o intraestatal más intransigentes se
caracterizan por el conflicto social prolongado. Estas situaciones tienen sus raíces en una historia
de relaciones conflictivas entre grupos marcada por episodios de violencia. Algunas veces, la
principal característica de este conflicto es una historia de profundas diferencias y la
deshumanización del otro grupo, las cuales en conjunto crean la base para diferencias que
engendran temor y desconfianza. Estas relaciones son propensas a escalar a condiciones de
violencia extrema en tiempos de crisis.
El entendimiento de estos conflictos es muy importante porque la comunidad internacional enfrenta
constantemente el desafío de encontrar las respuestas adecuadas y efectivas para responder a
crisis humanitarias graves y a amenazas contra la seguridad regional. De acuerdo con
investigaciones recientes, los conflictos etnopolíticos prolongados no desaparecen por medio de
los intentos de control o supresión de los grupos etnopolíticos. Por el contrario, una respuesta
factible para satisfacer sus necesidades puede ser el reconocimiento de su cultura y autonomía y,
acuerdos políticos con base en alguna fórmula de compartir el ejercicio del poder. Generalmente,
este tipo de acuerdos satisfacen las necesidades que motivan a las partes en conflicto y, por ende,
pueden estabilizar la situación y transformar relaciones de conflicto previas en relaciones pacíficas.
Dinámica de Poder. El conflicto internacional suele caracterizarse por desequilibrios extremos en
las relaciones de poder entre las partes en conflicto. Sin embargo, el poder se deriva de varias
fuentes. Algunas veces, el poder proviene de la capacidad de ejercer el poder coercitivo debido a
diferentes capacidades financieras, militares, etcétera. Las percepciones de poder también se
pueden derivar de la creencia en que una parte está dispuesta a utilizar su poder coercitivo en
contra de la otra, sin tomar en cuenta el alto riesgo y el costo. Otras veces, las partes ganan cierta
posición en el conflicto porque son capaces de definir sus parámetros y porque han ganado la
aceptación general y el reconocimiento de su causa por parte de sujetos, grupos o comunidades,
que si bien son ajenos al conflicto inciden de alguna manera en el mismo. El poder también puede
ser generado por medio de percepciones de legitimidad o de autoridad moral de una de las partes
en el conflicto, por ejemplo, cuando aliados poderosos apoyan a la parte que la comunidad
internacional considera que está en lo correcto.
Condiciones Políticas Internas. Con frecuencia, es imposible separar el contexto político interno de
la política exterior de un gobierno. En los conflictos internacionales es muy importante tratar de
entender que está pasando en el país de cada una de las partes y cómo estas condiciones pueden
afectar su comportamiento en el campo internacional. Algunas veces, la causa de posiciones
agresivas de un país radica en posturas agresivas de su misma población. Estos mensajes pueden
escalar un conflicto a una crisis si el otro gobierno interpreta estas posiciones como reflejo de las
verdaderas intenciones de su oponente en lugar de retórica para consumo doméstico o interno.
Diferencias Culturales. La cultura es una dimensión importante de los conflictos internacionales y
de los conflictos dentro de un mismo estado. Las variaciones culturales se pueden extender a
diferencias más allá de las reglas de etiqueta. A pesar de que esta serie de diferencias puede
crear problemas, la etiqueta se aprende fácilmente. Sin embargo, la cultura se puede entender
como un sistema de ideas y valores que guían (pero no determinan) el comportamiento. La cultura
es el cristal básico por medio del cual las personas perciben el mundo y cómo este se refleja en
cada aspecto de su forma de vida.
Los conflictos son un proceso de interacción social. La cultura no causa el comportamiento
humano, pero si puede dar la pauta para interpretar ciertos comportamientos. Las partes en un
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conflicto utilizan su propio sistema cultural para interpretar qué está pasando en una situación
determinada, para descifrar su comportamiento y el de los demás, y para comprender toda la
comunicación que se intercambia entre su grupo y los otros. Cuando las partes en un conflicto
tienen culturas diferentes pueden haber variaciones en sus respectivas interpretaciones de estos
conceptos y comportamientos. Estas variaciones pueden originar malos entendidos que crean un
barrera para la comunicación clara y necesaria en los procesos de resolución del conflicto e
incluso pueden expandir el surgimiento de un conflicto como tal.
Dinámicas en las Relaciones de Conflicto: Actitudes, Percepciones y Comportamientos. Las
relaciones entre las partes de un conflicto son una dimensión muy importante en la situación del
conflicto. La transformación de esta relación puede ser esencial para la resolución a largo plazo de
conflictos violentos prolongados. En el nivel más básico, los conflictos se vuelven activos cuando
las partes responden a una situación con comportamientos conflictivos que a su vez generan
actitudes y percepciones conflictivas y emociones dolorosas que acompañan a estos procesos
cognoscitivos. Todos estos factores pueden deteriorar la relación entre las partes.
Los Tipos de Comportamiento en un Conflicto son acciones que las partes toman para influenciar
al adversario a abandonar o modificar sus objetivos. Las partes adoptan diferentes tipos de
comportamiento, de manera consciente o inconsciente. El comportamiento durante un conflicto se
puede dividir en las siguientes categorías:
Contencioso: ocurre cuando una de las partes trata de lograr sus propios objetivos sin tomar en
cuenta los intereses de la otra parte y, generalmente, por medio de la rendición de la otra parte.
Las tácticas empleadas son de tipo coercitivo y pueden incluir amenazas, la toma de acciones
preventivas y la imposición de penalidades o sanciones que se retirarán si la otra parte se rinde.
Rendición: ocurre cuando una parte se rinde ante la otra parte y suele suceder después de que las
expectativas han disminuido. Algunas veces, la rendición es utilizada para ganar tiempo mientras
la parte desarrolla una estrategia nueva. Otras veces, la rendición involucra una rendición parcial y
algunos de los intereses son satisfechos.
Retiro o inacción: estas dos estrategias de comportamiento implican la conclusión de un conflicto
sin resolver los asuntos más controversiales que lo causaron. El retiro se refiere a una situación
permanente. La inacción se refiere a una maniobra temporal, con la intención de ganar tiempo
para desarrollar una posición fortalecida.
Solución de Problemas: esta estrategia consiste en identificar los aspectos que separan a las
partes para desarrollar e implementar una solución que sea aceptable para todas las partes
primarias del conflicto. Idealmente, ninguna de las partes tiene que disminuir sus expectativas
porque la solución propuesta reconcilia objetivos previamente incompatibles.
Las estrategias escogidas están vinculadas con la calidad de la relación entre las partes. Si su
relación se valora mutuamente o si es buena, es menos probable que las partes se involucren en
estrategias contenciosas o coercitivas. Los enfoques para resolver los problemas tienden a
propiciar mejores relaciones entre las partes porque construyen una base fuerte para la interacción
positiva después del conflicto: ninguna de las dos partes siente amargura o humillación y la fuente
de sus conflictos ha sido tomada en consideración. Además, ambas partes tendrán experiencia
trabajando juntos para resolver cuestiones difíciles y es posible que esto fortalezca su confianza
mutua.
Las Actitudes y Percepciones del Conflicto contribuyen notoriamente al éxito o al fracaso de las
iniciativas de resolución de conflictos. Si bien las percepciones y las emociones se desarrollan y
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controlan individualmente, es común que los miembros de un grupo compartan actitudes y
respuestas psicológicas similares frente a sus adversarios. Estas respuestas, a menudo, hacen
que un grupo se enfrasque en un conflicto porque sus percepciones del otro grupo son obstruidas
por el temor y las sospechas, emociones que pueden formar una barrera para trabajar a lo largo
del conflicto. Las actitudes y las percepciones del conflicto se manifiestan en muchas formas,
algunas de las más comunes aparecen mencionadas abajo. Cada una de estas actitudes y
percepciones pueden o no pueden presentarse en cada conflicto (algunas son comunes en
conflictos con raíces profundas). Sin embargo, es importante recordar que las partes en un
conflicto inevitablemente desarrollan algún tipo de actitudes problemáticas hacia sus adversarios,
por razones lógicas. Por ello, el análisis de estas actitudes es muy importante para el proceso de
resolución que tiene como objetivo realizar cambios duraderos.
Emociones: Es común que las partes involucradas en un conflicto experimenten sentimientos de
temor, ira, desconfianza, resentimiento, desdén, envidia y recelo con respecto a las intenciones de
la otra parte.
Procesos cognoscitivos: Moldean y mantienen las percepciones sobre el propio grupo y sobre el
adversario en situaciones de conflicto. Estos procesos pueden incluir lo siguiente:
Los grupos a menudo desarrollan estereotipos sobre sus opositores, asignándoles características
negativas con la idea de que éstas son aplicables a todos los miembros del grupo. Por medio del
proceso conocido como disonancia cognoscitiva, las partes eliminan toda la información sobre los
adversarios que no encaja con sus imágenes/ideas colectivas preexistentes del opositor.
El fortalecimiento de la postura de una de las partes es un proceso que implica la búsqueda de
evidencia para reforzar su propia posición y la negación de cualquier prueba que legitime las
inquietudes del oponente. De forma similar, las partes frecuentemente utilizan la racionalización
para justificar su posición por medio de explicaciones lógicas que contribuyan a la toma de
acciones que de otra manera parecerían irracionales e incluso reprensibles.
Imágenes del Enemigo. Con frecuencia, las partes asumen que sus adversarios son y siempre
serán sus enemigos. Pese a estas suposiciones, los enemigos no nacen, sino que se construyen
como resultado de la situación de conflicto y de la dinámica psicológica generada por el mismo.
Los mecanismos psicológicos descritos a continuación influyen frecuentemente en las
percepciones de una parte con respecto al enemigo.
Transferencia o desplazamiento: ocurre cuando un grupo ha sido perjudicado por otro grupo
(normalmente más poderoso) que no puede ser confrontado directamente. Debido a que el grupo
primario es inaccesible, los sentimientos de hostilidad y de agresión del otro grupo son dirigidos
hacia un tercer grupo.
Los enemigos son deshumanizados cuando los miembros de un grupo consideran a los miembros
del grupo oponente como seres inhumanos o parcialmente humanos. Este mecanismo es una
condición psicológica previa para involucrarse en una agresión violenta o para sancionarla. Con
frecuencia, este mecanismo suele estimularse por medio de la propaganda en la movilización
bélica. Si se deshumaniza al enemigo, es más fácil, psicológicamente, suspender las sanciones
morales contra la destrucción insensata que existe virtualmente en cada cultura. La
deshumanización puede presenciarse en varias formas y puede detectarse por medio del uso de
metáforas para describir al grupo. Por ejemplo, los enemigos son deshumanizados cuando se
hace referencia a ellos como "bestias", como portadores de enfermedades o como máquinas sin
sentimientos.
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En los conflictos prolongados es posible que se desarrolle una dinámica de victimización
sistemática en los miembros del grupo deshumanizado. Esto ocurre cuando la identidad básica de
una de las partes ha sido moldeada de acuerdo a su experiencia histórica fundamentada en las
violaciones traumáticas que ha sufrido, de tal manera que esto le crea un sentimiento profundo de
condición de víctima. Los tres componentes principales de la victimización sistemática son: (a) Una
historia con episodios de agresión y pérdidas violentas y traumáticas, tales como experiencias de
genocidio. (b) Una convicción de que la agresión fue injustificada en todo sentido. (c) Un temor -a
veces no manifestado- del grupo víctima de que es factible que el agresor ataque nuevamente en
el futuro.
Modalidades del Conflicto
Una vez los conflictos han surgido, desarrollan una dinámica propia y se convierten en un sistema
que cambia a lo largo del tiempo. El entendimiento y la comprensión del desarrollo del conflicto
facilitan la identificación de las fases en su proceso de desarrollo y proporciona un buen indicio de
lo que podría ocurrir.
Conflictos Latentes Versus Conflictos Manifiestos. Algunas veces, existen las condiciones para el
conflicto, pero las partes no se percatan de ellas o no utilizan una estrategia abierta para lograr sus
metas. Esta es una situación de conflicto latente. Por ello, sujetos ajenos a la situación, no se dan
cuenta que un conflicto existe hasta que el mismo se manifiesta cuando las partes se involucran en
acciones hostiles entre sí. Esta distinción ayuda a explicar por qué algunas veces da la apariencia
de que los conflictos "surgen de ninguna parte", ya que las condiciones han estado presentes
desde antes de su estallido en hostilidades abiertas. Además, los conflictos que se han
manifestado violentamente pueden convertirse de nuevo en conflictos latentes, especialmente
cuando las partes han llegado a un punto de agotamiento. Sin embargo, a menos que las
condiciones subyacentes del conflicto se hayan abordado, el conflicto está latente y sin resolver.
Consecuentemente, permanece el riesgo de que el conflicto se manifieste en un futuro. Cuando los
conflictos arraigados están en la fase latente, es un buen momento para realizar actividades de
prevención del conflicto y esfuerzos de construcción de la paz.
Ciclos de la Escalada. Casi todos los conflictos pasan por períodos en los que su intensidad
incrementa o disminuye. Este ciclo es una respuesta dinámica a las acciones y reacciones de las
partes, las que con su comportamiento contencioso estimulan una conducta de índole similar. La
desescalada puede realizarse por medio de estrategias destinadas a disminuir las hostilidades,
como por ejemplo el cese al fuego. Las fases que integran el ciclo de un conflicto son las
siguientes:
Surgimiento: es la fase en la cual el conflicto latente se convierte en un conflicto manifiesto, ya sea
por primera vez entre las partes involucradas o como un resurgimiento del mismo.
Escalada: es cuando las partes intensifican sus acciones para obtener sus propósitos. La escalada
se manifiesta en diversas formas, usualmente involucra algún tipo de hostilidades hacia el
adversario. La violencia física modifica la naturaleza del conflicto y la relación entre las partes, de
tal manera que dificulta que las partes se desliguen del conflicto.
Polarización: sucede cuando todos los aspectos de la relación entre las partes comienzan a
deteriorarse. El contacto entre las partes disminuye y la comunicación se termina. Generalmente,
hay un incremento en la cantidad de asuntos problemáticos.
Ampliación: ocurre cuando las partes comienzan a conseguir el apoyo de aliados y patrocinadores
con el objetivo de incrementar el número de partes con interés en los resultados del conflicto.
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Continuamente se intensifica la presión para "tomar partido" y, con la inclusión de nuevos aliados,
se incorporan nuevos asuntos al conflicto. (Ver: "Conflictos Entrelazados" posteriormente para una
descripción de la complejidad de esta fase.)
Incitación: En las últimas etapas del conflicto, las partes llegan a un punto en el cual se ven
obligadas a continuar o intensificar el conflicto, sin ninguna oportunidad de retirarse en forma
segura u honorable. Los elementos que hacen que las partes continúen involucradas en el
conflicto, no obstante las fuertes pérdidas sufridas, son: el temor al desprestigio, la influencia
política interna, el no querer asumir el costo de un error, el deseo de venganza y el interés por
recuperar lo perdido.
Desescalada: sucede cuando las partes, algunas veces con la ayuda de un intermediario, toman
acciones tendientes a demostrar su disponibilidad de deponer su conducta conflictiva, ya sea
unilateral o condicionalmente. La deposición de esta conducta tiende a desencalar la creciente
espiral del conflicto.
Retirada: es la fase en la cual las partes se involucran en un proceso destinado a reducir, resolver
o terminar el conflicto. Los procesos de manejo de un conflicto utilizados en esta fase deben tener
presentes dos aspectos importantes: los problemas de procedimiento y los problemas de fondo.
Las partes necesitan forjar algún procedimiento que les permita alcanzar una solución e identificar
los componentes necesarios en los que se necesita trabajar para llegar a la solución adecuada. En
el conflicto internacional, esta fase involucra una serie de etapas, incluyendo las negociaciones
previas, las negociaciones, la implementación de una solución y la consolidación de una nueva
relación entre las partes.
La mayoría de los conflictos no fluyen directamente de una fase a la otra de acuerdo al modelo
cíclico ya descrito. Algunas veces, los conflictos se intensifican (escalan en intensidad) y se
polarizan, luego desencalan y se convierten en conflictos latentes antes de surgir de nuevo.
Después, los conflictos pueden ampliarse, pasar por la etapa de incitación y finalmente encontrar
los medios para desencalar y la retirada, posiblemente con la asistencia de un interventor ajeno al
conflicto. Gráficamente, un conflicto puede pensarse como una serie de lazos interconectados que
crean una espiral destructiva del conflicto.
El Problema de la Ampliación de las Metas. Las partes tienden a robustecer sus posiciones y/o
incrementar sus demandas mientras más se involucran en el conflicto. Si están perdiendo, las
partes creen que han invertido demasiado como para retirarse sin recuperar sus pérdidas (por
ejemplo, el caso de las Fuerzas Bosnio-Musulmanas en la primavera de 1994). Si están ganando,
tratan de ganar más (por ejemplo, la posición de las Fuerzas Bosnio-Serbias durante la misma
época).
Conflictos Entrelazados. Existe la tendencia a pensar en los conflictos como si estos fuesen una
sola entidad, como el "Conflicto Arabe-Israelí", usualmente involucra dos partes. Un examen más
detallado de los conflictos demuestra que a medida que estos se amplían e involucran a un mayor
número de partes y de aliados, los conflictos se vinculan con otros conflictos y con otras partes con
agendas independientes. Esta creciente complejidad puede presentar problemas para el
entendimiento de la dinámica del conflicto de una situación en particular. Sin embargo, este
análisis es esencial para desarrollar una estrategia efectiva de administración del conflicto. Por
ello, para comprender qué está pasando en un conflicto, el analista debe examinar el contexto de
las relaciones en las cuales está arraigado el mismo. Los conflictos entrelazados pueden tomar
varias formas y se clasifican de la siguiente manera:
12
En Serie o Agrupados en el Tiempo: La mayoría de los conflictos son uno en una serie de luchas
entre los mismos adversarios. Para entender la crisis actual, es útil saber lo que ocurrió en el
pasado.
Convergentes o Agrupados en el Espacio Social: Algunos grupos separados pueden aglutinarse
como aliados en contra de un adversario común o de una coalición de adversarios, utilizando para
ello identificaciones colectivas como el pan-arabismo o la membresía a la OTAN.
Superpuestos o que Vinculan Problemas: Si bien los adversarios luchan principalmente por un
asunto, otras cuestiones pueden ser añadidas o superpuestas a la lucha. Por ejemplo, en las
relaciones entre Estados Unidos y la Unión Soviética durante la Guerra Fría. Los asuntos estaban
generalmente vinculados entre si, y en algunas ocasiones, los asuntos sobre control de armas,
guerras regionales o derechos humanos (entre otras cosas) estaban vinculados o desvinculados
en diversos procesos de negociación
Transversales: Los conflictos pueden basarse en divisiones entre los mismos adversarios, entre
adversarios de diferentes grupos, o entre una serie de adversarios que se alían de diferentes
maneras con respecto a diferentes asuntos controversiales. Por ejemplo, algunas veces dos
gobiernos son adversarios en un tema, pero son aliados contra otros gobiernos en otro tema.
Estos vínculos transversales pueden complicar las situaciones y, a la vez, proveer oportunidades
para un compromiso constructivo y para poder negociar asuntos en el contexto multilateral, como
se discutirá posteriormente.
Internos: Los conflictos internos de una de las partes pueden impactar su conducta colectiva hacia
un adversario externo y pueden, en realidad, desencadenar la escalada de un conflicto. Esto
sucede, por ejemplo, cuando las facciones internas de una de las partes luchan por el control
interno de la misma.
Concurrentes: Son conflictos externos que ocurren al mismo tiempo que el conflicto central, pero
no involucran a los mismos adversarios que participan en la lucha principal. Por ejemplo, la
participación del gobierno egipcio en la Guerra de Yemen en la década de 1960, coincidió con su
conflicto en Israel, pero los gobiernos de Israel y de Yemen no estuvieron involucrados el uno con
el otro.
Esta tipología ayuda a ilustrar lo siguiente: (1) La mayoría de conflictos internacionales están
arraigados en una serie de conflictos entrelazados; (2) Los ritmos de escalada/desescalada en un
conflicto en particular deben ser evaluados tomando en consideración todo el contexto.
Que es una crisis. Características y Tipos Concepto:
Una crisis es cualquier evento que amenaza la imagen y reputación de una institución, compañía o
persona, que tiene el potencial de generar publicidad negativa y de tomar un tiempo extraordinario
por parte del equipo directivo para enfrentarlo.
Muy pocas empresas tienen un plan anti-crisis, y las poquísimas que lo tienen, éste se orienta casi
exclusivamente hacia las crisis catastróficas o accidentales. Aún en los países con gran cultura
corporativa existe un gran desinterés por este tema, no digamos en nuestros países
latinoamericanos tercermundistas.
¿Por qué este aparente desinterés?
13
Por imprevisión. Nadie espera una situación de estas, por lo tanto nadie se prepara. Esto es un
error pues por muy buena que sea nuestra campaña de imagen institucional, por muy buenas
relaciones que tengamos con la prensa, si nuestra institución es de servicio público o es de alta
competitividad comercial, tarde que temprano un día nos vamos a encontrar con que nuestro
nombre se ha convertido en titular de una noticia periodística de forma negativa.
Otro factor es por la escasa valoración que damos a la imagen corporativa, de lo cual hablamos en
el capítulo anterior. Todo es importante: Las ventas, las cuentas por pagar, las campañas
publicitarias comerciales, a todo le ponemos mucha atención menos a nuestra imagen
institucional.
Infravalorar los riesgos potenciales. Sucede frecuentemente que menospreciamos y subestimamos
algunas situaciones que después se convierten en escándalos que llevan a una crisis. Un cliente
mal atendido, una negociación que no fue transparente, una negación a atender a la prensa que
llega en busca de una aclaración, etc., son suficientes para desencadenar una serie de situaciones
negativas, pero generalmente no creemos que sea para tanto.
Identificación de la noción de crisis exclusivamente con catástrofes o accidentes imprevisibles.
Creer que únicamente una inundación, una contaminación química o cualquier situación de estas
connotaciones son críticas es un error que se paga caro.
Otra causa del desinterés es lo enredado y complejo que supone casi siempre la descripción sobre
el papel de la comunicación de crisis en los libros sobre la materia. Libros que de comprensión
sólo para sus autores o para personas de altísima escolaridad, además de costosos y escasos, es
lo que hay disponible.
Concluimos entonces que identificar y actuar rápido en la gestión de una crisis puede convertir a
ésta en una magnífica oportunidad para lograr un reposicionamiento. Desde esta perspectiva, la
comunicación de crisis debe ser entendida y asumida por la organización como un instrumento
más para lograr una buena reputación corporativa.
Características de una crisis
La crisis se caracteriza por:
•
•
•
Ser inesperada, coarta la capacidad de reacción.
Ser imprevisible.
Ser de relevancia para públicos de la empresa como consumidores, accionistas,
proveedores y vecinos.
•
Tener una potencialidad causante de pánico, aumentado por la desinformación.
•
En algunos casos, tener un origen ajeno a la comunicación.
•
Ser noticia.
•
Disponibilidad de información incompleta.
•
Información mediada por la imagen que tenga el periodista acerca de la empresa.
¿Qué es el manejo de crisis? Es el manejo estratégico de la información y las comunicaciones
ante situaciones que puedan amenazar la reputación de una institución y/o lesionar sus atributos.
Diferentes tipos de crisis:
Se pueden dar diferentes situaciones que generan una crisis, pero las más comunes son:
14
Acontecimientos políticos y conflictos sociales (protestas violentas, conflictos políticos y
comerciales, etc.)
Accidentes (relacionados con el transporte, que afecten el medio ambiente, incendios,
derrames químicos, etc.)
Eventos de origen criminal (secuestros, asesinatos, sabotajes, etc.)
Asuntos jurídicos (de discriminación racial, de abuso sexual, plagios, etc.)
Hechos de tipo económico (bancarrota, fraude, corrupción, etc.)
Retirada de productos (defectos de fabricación, por utilizar sustancias prohibidas en su
elaboración, etc.)
Ataques informáticos (virus, entrada de hackers a sistemas, etc.) Efectos de una crisis
Pérdida de confianza en el entorno de la empresa y en su interior, que afectan
principalmente a sus dirigentes.
La empresa se convierte en objeto mediático, y a las consecuencias de la crisis se une la
presión de los medios de comunicación.
Incertidumbre entre los clientes de la empresa, lo que frecuentemente se traduce en
cancelaciones de pedidos, desconfianza de los proveedores, pérdidas de contratos y en la
alteración de su actividad comercial.
Intervenciones fiscalizadoras de oficio de los poderes públicos.
En general, la compañía aparece enfrentada a la sociedad, lo que origina en la opinión
pública una actitud acusadora.
LA NEGOCIACIÓN
Sea cual sea la temática implícita en una negociación, ésta es siempre un proceso de interacción y
comunicación entre personas que defienden unos intereses determinados que se perciben como
incompatibles. El que sean siempre personas quienes tengan que negociar, representen o no a
instituciones, concede al proceso de negociación unas características específicas, tremendamente
dinámicas, en la medida que abre un extenso campo de posibilidades a la variación de actitudes
respecto al adversario, al mismo proceso negociador o al tema sujeto a negociación.
A la posibilidad de negociación se llega desde circunstancias diversas, que condicionan siempre la
actitud de las partes, el tiempo de la negociación y la importancia de factores externos, como la
participación de mediadores. Se considera que los conflictos "están a punto" o que ya maduraron
lo suficiente como para someterse a un proceso de mediación, cuando se configuran los siguientes
requisitos:
1) Cuando los conflictos son extremadamente complejos y prolongados en el tiempo.
2) Cuando los esfuerzos por controlar o administrar el conflicto bilateralmente, es decir, por las
propias partes contendientes, han llegado a un "impasse".
3) Cuando ninguno de los oponentes está dispuesto a seguir tolerando los costos crecientes de
una escalada del conflicto.
4) Cuando las partes contendientes están dispuestas a romper la situación de "impasse",
escogiendo un segundo mejor objetivo, es decir, cooperando de alguna manera o involucrándose
en alguna comunicación o contacto.
Mitchell ha recopilado y analizado los cuatro modelos más conocidos sobre "situaciones de
madurez" de los conflictos, esto es, cuando entran en una etapa en la que es posible conseguir un
cambio de mentalidad de las partes, para que en vez de buscar la victoria persigan la conciliación,
señalando el papel que juegan en esta desescalada los factores sistémicos o estructurales, y los
15
relacionados con la toma de decisiones, es decir, a las dimensiones subjetivas de la madurez. En
su opinión, compartida por otros analistas, es igualmente importante las percepciones y las
decisiones de los líderes que las mismas condiciones estructurales, pues en última instancia serán
siempre personas las que interpretarán las condiciones estructurales y decidirán si la situación
está o no "madura".
En un proceso de negociación se siguen una serie de etapas en las que han de considerarse los
siguientes elementos generales: la formación del conflicto, el nivel de compromiso, el análisis de
las incompatibilidades, la conducta de los actores y las vías de salida. Antes de analizar las
etapas, veamos primero estos elementos de la negociación:
La formación y el contexto del conflicto. La resolución de un conflicto supone siempre conocer las
causas que lo han originado, esto es, detectar sus raíces, y consensuar las medidas que permitan
corregir su dinámica y sus consecuencias. Las raíces en ocasiones son tan lejanas que forman
parte de la historia y no pueden ya alterarse. Pero su reconocimiento, su exteriorización, es ya un
factor esencial para tratar sus manifestaciones actuales. A nivel internacional, por ejemplo, las
tremendas disparidades entre unos países y otros, la pobreza, la marginación, la falta de
democracia y de libertades, el autoritarismo, etc. son factores generadores de conflictos, que
pueden tomar expresión violenta cuando quienes sufren esas desigualdades se rebelan contra
esta situación. En estos casos, la negociación no ha de ser un instrumento de apaciguamiento de
conductas (evitar la violencia), sino de desvelamiento de injusticias y de reparación. Todos los
conflictos tienen además un contexto, sea social, organizacional, legal o estructural, y aunque no
sea éste el objeto de negociación, conviene conocer con cierta profundidad, entre otros motivos
porque si la negociación da buenos resultados puede llegar a incidir directamente en este
contexto.
El nivel de compromiso. La negociación, además de ser un proceso voluntario, ha de ser un
proceso esperanzador. Si las partes acuden a negociar es, en última instancia, porque saben que
no hacerlo sería peor y no se permiten ya continuar como están. La negociación es siempre una
apuesta, con más o menos riesgo, pero una apuesta para mejorar la comunicación entre las
partes, no para empeorarla o para reafirmar las diferencias. Puede no encontrarse la salida óptima,
o incluso fracasar, pero en la actitud inicial debe existir un cierto convencimiento de que se va a
buscar un camino alternativo, y si las partes están abiertas al acercamiento y a dar un mínimo de
confianza al esfuerzo que realizará la otra parte, será mucho más fácil llegar a una solución
conjunta aceptable.
El análisis de las incompatibilidades. Los actores de una negociación suelen tener intereses u
objetivos diferentes, contrapuestos, incompatibles o excluyentes. La negociación no es un proceso
que permita suprimir esas diferencias, en muchas ocasiones imposible, sino en reducirlas al
máximo buscando también el máximo de compatibilidades, ya sea dando visibilidad a aspectos no
considerados o cambiando posiciones y actitudes a lo largo del proceso que permitan diluir
diferencias.
La conducta de los actores. La negociación es un proceso que avanza a medida que en el mismo
se genera respeto y confianza, y se abren expectativas positivas entre las partes. Aunque un
tercero puede alentar ambas cosas, son las mismas partes las que deberán hacer el esfuerzo para
transmitirse mensajes positivos, clarificar aspectos dudosos y mal entendidos, disminuir las malas
percepciones y sacar a la luz diferencias latentes que podrían entorpecer el proceso. La estructura
de las actitudes es por tanto fundamental, ya que da cuenta de las actividades recíprocas de
quienes negocian y de su forma de relacionarse. No hay nada peor que provocar la desesperación
del contrincante, atemorizarlo u ofenderlo innecesariamente, porque su reacción puede llevarle a la
ruptura de las negociaciones y a adoptar posteriormente una actitud agresiva.. Serrano ha
sintetizado estas actitudes en dos grupos: atributos generales (orientación motivacional,
16
aceptación de la legitimidad, nivel de confianza y disposición emocional), y tipos de relación
(conflicto, protección, acomodación, cooperación y colusión). Moore, por su parte, nos recuerda la
existencia de una serie de problemas que suelen crear una dinámica psicológica negativa en las
negociaciones, y que hay que evitar: las emociones intensas, las percepciones erróneas o los
estereotipos esgrimidos por una o más partes, los problemas relacionados con la legitimidad, la
falta de confianza y la mala comunicación.
Las vías de salida. Como hemos comentado, todo proceso de negociación que pretenda llegar a
buen puerto, ha de perseguir la aceptación de las partes enfrentadas para lograr un cambio
gradual de sus objetivos, superando las incompatibilidades iniciales. Ello será el resultado de los
esfuerzos que realicen, de cómo traten y realcen los asuntos que son de interés común y de los
esfuerzos que lleven a cabo para alcanzar una franja de asuntos negociables, que constituyan
eventualmente una agenda viable para la negociación. El proceso de negociación es, por tanto, un
espacio que busca facilitar la transformación voluntaria de los objetivos iniciales. Si el conflicto es
un conjunto de propósitos, métodos o conductas divergentes, su resolución y gestión necesitará de
procesos que permitan realinear dichos propósitos, métodos o conductas.
Deben visualizarse, de antemano o en el proceso de negociación, las posibles salidas o
alternativas de una solución. Para ello, es preciso mover el sistema entero de actores, salidas y
acciones, alejándolo del enfoque de la incompatibilidad, trascendiéndolo y llevándolo hacia un
enfoque basado en la compatibilidad, poniendo de relieve los intereses común de los actores en
conflicto. Se trata, en definitiva, de reducir el énfasis en la confrontación y de crear la seguridad de
que las soluciones que finalmente se propongan darán satisfacción a todas las partes y no
implicará la desaparición de ninguna de ellas.
Los actores de la negociación de procesos de paz
En la negociación de conflictos internacionales o de aquellos que afectan a un país o a un conjunto
social, los actores que intervienen suelen ser numerosos e interactúan de forma diferente al de una
negociación relativa a asuntos de menor dimensión. La negociación de un proceso de paz es algo
substancialmente diferente a la resolución de un conflicto doméstico o empresarial, puesto que han
de intervenir aspectos políticos y diplomáticos de gran complejidad. Existen procesos que están
conducidos fundamentalmente por los gobiernos de los Estados implicados (la distensión USAURSS, el conflicto de Irlanda, etc.), y otros en los que además de los Estados intervienen
organismos internacionales, como Naciones Unidas o la OSCE (El Salvador, Guatemala,
Sudáfrica, Irlanda, antigua Yugoslavia, Armenia, Georgia, etc.), que prestan una asistencia o
actúan como mediadores.
Con frecuencia, en los procesos de paz intervienen también, y de forma decisiva, instituciones no
oficiales formadas por personas y grupos sociales que representan a un amplio sector de la
sociedad civil, y que realizan propuestas formales a los negociadores formales (del gobierno y de
la guerrilla, por ejemplo). Esto se ha dado, entre otros casos, en El Salvador, al crearse en 1992 la
Comisión de Consolidación de la Paz (COPAZ), en Guatemala, con la Asamblea de la Sociedad
Civil, en las conversaciones entre palestinos e israelitas iniciadas en 1993 en Noruega, etc.
En los procesos de paz, finalmente, ha de intervenir de una forma u otra todo el conjunto de la
sociedad, puesto que toda ella ha sido víctima del conflicto, y a ella le incumbe participar en la
construcción del diálogo que pueda aportar paz. Hay cosas, además, que no están al alcance de la
acción gubernamental, y que sólo pueden hacerlo los ciudadanos, como cambiar las relaciones
humanas o perdonar. Es fundamental, por tanto, tener en cuenta la opinión pública de cada una de
las partes negociantes, y buscar las formas por las que estas opiniones públicas también pueden
llegar a un consenso. El diálogo público que pueda generarse en estos momentos se orienta
fundamentalmente a la dimensión humana del conflicto, sea en sus causas o en sus
17
consecuencias. La implicación de la totalidad de la sociedad en el inicio del proceso de
negociación, es un apoyo fundamental para resistir tentativas de abandono o de obstinación de
algunas de las partes negociadoras, y refuerza las posibilidades de cambiar percepciones,
estereotipos y demonizaciones, crea la sensación ambiental de que la paz es posible, y forma una
"masa crítica de gente que reconoce al otro grupo como personas con necesidades humanas
válidas y deseosas de cumplir con sus aspiraciones legítimas. Lo más importante es que la gente
decida que puede arriesgarse a intentar vivir en paz" y que asuma su papel protagonista de la
sociedad civil en la reconstrucción del país.
Existe, por tanto, una negociación horizontal, llevada a cabo por las partes que se sientan en una
mesa de negociaciones, con sus poderes, debilidades y estrategias, y una negociación vertical,
que puede actuar en paralelo, simultáneamente, y que protagoniza la sociedad civil, el tejido social
de apoyo, sea a una, a todas las partes, o al mismo hecho de negociar. Esta dimensión horizontal
del proceso negociador es fundamental para conseguir un clima de opinión que minimice los
costes políticos y legitime y tolere los cambios de posición, las concesiones implícitas en toda
negociación.
La técnica de la negociación
Como ha señalado Moore, "la negociación está compuesta por una serie de actividades complejas
o "movimientos" que la gente fomenta para resolver sus diferencias y solucionar el conflicto. Los
resultados de los actos alternativos son evaluados de acuerdo con su relación con los siguientes
factores: los movimientos de las restantes partes, las normas de conducta, los estilos, su
capacidad de percepción y su habilidad, sus necesidades y preferencias, su determinación, cuánta
información posee el negociador acerca del conflicto, sus atributos personales y los recursos
disponibles".
En un conocido libro sobre resolución de disputas, sus autores señalaban seis principios básicos
para diseñar un sistema de resolución de conflictos, y que de una forma u otra ya hemos ido
mencionando:
1)
Enfatizar los intereses (buscar cómo reconciliarlos)
2) Crear un proceso negociador de vuelta (ofrecer a las partes interesadas una alternativa para
negociar después de haber tratado de resolver el conflicto sobre la base de conceptos de poder y
de derechos)
3) Crear un proceso menos costoso, tanto de tiempo como de dinero.
4) Realizar consultas
5) Ordenar los procedimientos de resolución de conflictos en orden de mínimo costo a alto nivel de
costos.
6) Asegurar que todas las partes involucradas tengan la capacidad de actuar
Cuando la negociación tiene como objetivo poner punto final a una confrontación armada, además
de lo señalado han de considerarse también los siguientes aspectos relativos a la intensidad, la
correlación de fuerzas y los objetivos de las partes, con objeto de medir mutuamente el alcance de
las demandas y de las concesiones
o
la intensidad de la confrontación, que decide sobre:
18
- el grado de tolerancia social hacia las concesiones propias
- la presión social hacia arreglos negociados derivados del "cansancio de guerra"
- el espectro de sectores sociales presentes vertical u horizontalmente en la mesa de
negociaciones
- las modalidades técnicas para el cese el fuego
la correlación de fuerzas (militares, sociales, políticas, etc.)
los objetivos estratégicos de las partes, que dan origen a la configuración de
las incompatibilidades
o
o
Como señala Bejarano, estas variables no son inamovibles, sino que cambian con el tiempo y a
veces como resultado del mismo proceso de negociación, lo que implica tener una capacidad para
adaptarse a las transformaciones que se vayan produciendo. Una de estas adaptaciones se refiere
al paso de la simple, pero importante, "voluntad de paz", a la voluntad de "encontrar una solución",
"en el sentido de querer realmente resolver el conflicto, y eso naturalmente implica, más que
gestos unilaterales, la correcta identificación de las incompatibilidades básicas".
El mapa del conflicto
Negociar, por tanto, supone aplicar un conjunto de técnicas que parten del sentido común y del
cultivo de habilidades para acercar a las partes y reflejar sus necesidades y preocupaciones. Los
negociadores y los posibles mediadores necesitan un mapa de las vías conceptuales, o "mapa del
conflicto" implícito en la discrepancia, en el que deben detallar al menos lo siguiente:
o
Los motivos que han dado pie al conflicto (las causas normalmente son
varias)
o
o
o
o
o
o
o
o
o
Los problemas de relación entre las partes
Las discrepancias en la interpretación de los hechos
Los intereses incompatibles
Las barreras estructurales
Las diferencias de valores
Los obstáculos que se oponen al arreglo
Los procedimientos destinados a encauzar o resolver la disputa.
Los factores individuales o estructurales que podrían mejorar la relación
Los puntos de coincidencia y los valores comunes
Un buen "mapa del conflicto" permite después elaborar una buena agenda de negociaciones.
Cuando se trata de negociar conflictos armados, con frecuencia se realiza una distinción entre los
temas a tratar, para negociarlos en bloques que puedan tener diferentes ritmos. En América Latina
suelen establecerse estos tres tipos de temáticas:
Temas sustantivos: constituyen las demandas de cambio estructural (reforma
agraria, democratización, derechos de los pueblos indígenas, etc.). Permiten dar visibilidad a las
incompatibilidades básicas. Normalmente estos temas son acordados antes del cese de las
hostilidades.
o
Temas operativos: se refieren a aquellos aspectos que permitirán separar a las
fuerzas enfrentadas y suspender las hostilidades.
o
19
Temas de procedimiento: se refieren a las reglas del juego de las negociaciones
(calendario, transparencia, etc.) y a la verificación de lo acordado.
o
LA MEDIACIÓN
En gran parte de los procesos negociadores resulta imprescindible la figura de un intermediario,
normalmente una persona o una organización, que es aceptada por todas las partes y que actúa
de forma imparcial y neutra, y que les que ayuda a superar sus diferencias y a encontrar los
suficientes puntos en común o nuevas perspectivas que permitan avanzar hacia la consecución de
compromisos y acuerdos satisfactorios. La mediación, por tanto, es una extensión del proceso
negociador que busca una cooperación entre las partes para obtener, en la medida de lo posible,
un resultado donde todos ganan y nadie pierde, y lo hace mediante unas técnicas que permiten
abrir el proceso a nuevos planteamientos, a nuevas formas de encarar los temas, con la activa
participación de las partes. La mediación es normalmente un proceso a corto plazo que, en cierta
forma, y con la ayuda de los participantes, trata de aislar temporalmente los problemas en disputa
con objeto de encontrar opciones, considerar alternativas y llegar a un acuerdo mutuo que se
ajuste a sus necesidades. Está más relacionada con el presente y el futuro que con el pasado, y
está más orientada hacia la forma en que las partes pueden resolver el conflicto y crear un plan,
que a las historias personales. La mediación interviene más sobre las conductas de los actores
que sobre la estructura del conflicto, ya que los cambios en la estructura dependen más de
actuaciones políticas, económicas y sociales que se escapan del proceso negociador. No
obstante, los cambios psicológicos y conductuales que logra la mediación puede capacitar a los
actores a abordar mejor el tratamiento estructural del conflicto.
Como señalamos al referirnos a la negociación en general, la mediación no es una solución
automática a ningún problema, una panacea universal o el camino que asegura la finalización de
un conflicto. La mediación tiene muchas virtudes, e incluso tiene interés aunque fracase, pero tiene
también límites, y algunos de ellos son iniciales. El más evidente, y primero, es que necesita del
concurso y la participación de las partes enfrentadas; sin esa implicación de las partes, la
mediación no puede existir. Otra cosa es, ciertamente, que a las partes se las puede inducir a
participar en un proceso negociador, mediante una hábil utilización del "palo y la zanahoria". La
mediación es una aproximación interactiva al conflicto, de principio a fin, puesto que en la fase de
pre-negociación tiene que ayudar a crear una atmósfera psicológica y/o política conducente a que
sean posibles ciertos movimientos; en la fase de negociación activa debe ayudar a vencer
obstáculos para una negociación productiva y a sacar nuevos planteamientos; en la fase de postnegociación, finalmente, debe contribuir a implementar acuerdos negociados y a la construcción de
una paz duradera. Tampoco es fácil cambiar actitudes muy arraigadas, odios ancestrales o
agravios históricos que impiden que el contexto del conflicto lleve a la negociación. En estos casos
es preciso, como paso previo, alterar las percepciones y voluntades de las sociedades
enfrentadas, para que un día se den las condiciones suficientes para empezar una mediación. La
mediación, finalmente, es sumamente útil para resolver conflictos interpersonales o de pequeña
escala, pero mucho más limitada para tratar conflictos internacionales.
La función de la persona mediadora es la de reconciliar los intereses de las partes en litigio, buscar
un equilibrio de poder que conduzca a ajustes, ayudar a las partes a examinar su futuro y sus
intereses o necesidades, y a negociar el intercambio de promesas y relaciones que les serán
mutuamente satisfactorias. Para lograrlo, el mediador ha de reunir unas características
determinadas y ha de tener ciertas habilidades para poder modificar las relaciones conflictivas de
quienes se someten a la mediación, y a través de decisiones que tomarán ellos mismos.
La práctica de la mediación, a cualquier nivel de las relaciones humanas, supone un aprendizaje y
un adiestramiento en la resolución positiva de los conflictos. Tiene mucho que ver, por ello, con la
educación para una cultura de paz, puesto que cuando solucionamos un conflicto adquirimos la
20
capacidad de solucionar otros futuros conflictos, sea de la misma temática o de otra diferente
(transferencia de aprendizaje). La mediación es además un proceso que activa la participación de
las personas para solucionar sus propios conflictos; nos interpela y nos invita a buscar soluciones.
Aunque sea una técnica, es también una forma de ampliar el sistema de relaciones sociales, una
cultura del compromiso y del diálogo, una conducta ética, en la medida que es un ejercicio de
respeto, de empatía, de confianza, y hasta de solidaridad. La mediación, por tanto, tiene un alto
potencial educativo, puesto que "tiende a favorecer conductas autónomas, a actuar según reglas
que consensuamos y construimos, a hacernos responsables de nuestras propias disputas, tanto
en lo que las motivó como en la manera de resolverlas".
Las etapas del proceso de mediación
Independientemente del tipo de conflicto de que se trate, el proceso de mediación consta siempre
de una serie de etapas, aunque su intensidad o duración sí dependen de la naturaleza del conflicto
y de las características de los actores. Estas etapas son las siguientes:
Contactos iniciales entre el mediador y las partes (pre-negociación). Normalmente a
través de reuniones privadas con cada una de las partes. El mediador ha de saber lo que cada
parte está inicialmente dispuesta a transmitir y compartir con la otra, y ha de ganarse la confianza
y la credibilidad de todas las partes.
o
Recopilación de la información sobre el conflicto y las personas, e identificación de
los puntos más importantes a resolver. A partir de ahí, el mediador establecerá una primera
estrategia sobre el proceso.
o
Establecimiento de las líneas generales del proceso (reglas del juego). Incluye el
acuerdo de confidencialidad, las normas de comportamiento que hay que observar durante el
proceso y las normas de funcionamiento. Empiezan las reuniones conjuntas, aunque pueden
mantenerse otras por separado. Las reuniones conjuntas persiguen la escucha mutua, el
intercambio de información, externalizar sentimientos, identificar acuerdos y desacuerdos y
mejorar la comunicación entre las partes.
o
Diseño detallado del proceso mediador e inicio de las sesiones.. Identificación de las
estrategias que permitan avanzar en el proceso, creación de confianza y cooperación, control de
las emociones excesivamente intensas, ayuda para exteriorizar las emociones, minimización de
los estereotipos, reconocimiento de la legitimidad de las partes
o
Identificación de los puntos de acuerdo y las incompatibilidades básicas.. El
mediador señala los puntos de interés común. El mediador ha de identificar también los motivos
por los que las partes no pueden llegar a un acuerdo por sí solas, y las ayuda a superar los
obstáculos mediante una redefinición de los problemas. Algunas incompatibilidades pueden
postergarse a una segunda etapa, para lograr un avance en cuestiones más sencillas.
o
Visibilizar los intereses ocultos y creación de empatía. Educar a las partes para que
entiendan las razones y los intereses de las otras.
o
Redefinición de las incompatibilidades (reformulación). Mediante una serie de
técnicas, se replantean los marcos de comprensión del problema para lograr nuevas
aproximaciones, obtener nuevos consensos y atenuar las posiciones de incompatibilidad. El
mediador ayuda a las partes a desear y desarrollar soluciones creativas, y aporta ideas propias
que puedan ser valorizadas por todas las partes.
o
Elaboración de un primer bloque de propuestas y acuerdos (generación de
opciones). Se crean y evalúan áreas de acuerdo, se reducen los desacuerdos y se avanza en el
consenso. El mediador ha de procurar que las partes superen las inquietudes que aparecen al
hacer concesiones, y que a veces pueden parecer capitulaciones. Se evalúan los beneficios de
seguir y los costes de no hacerlo.
o
Acuerdos y compromisos. Se llega al consenso sobre propuestas y se identifican los
pasos a seguir para que los acuerdos se hagan operativos. Con frecuencia, una vez se logran
o
21
determinados acuerdos, las partes deciden conceder mayor poder al mediador, con el propósito de
asegurar que no habrá vuelta atrás en el proceso. Puede ser el momento de abordar cuestiones
pendientes.
o
Verificación de los acuerdos. Creación de mecanismos de seguimiento, vigilancia y
sanción en caso de incumplimiento.
LA DIPLOMACIA CIVIL PARALELA
Como hemos señalado repetidamente, la mayor parte de los conflictos armados de la actualidad
son guerras civiles y conflictos internos. La naturaleza de estos conflictos, en los que muchas
veces no actúan ejércitos regulares, las víctimas son civiles y la población civil es justamente la
más afectada, presenta nuevas oportunidades para que la sociedad civil adquiera un mayor
protagonismo en la búsqueda de salidas al conflicto.
La acción mediadora basada en los ciudadanos u organizaciones no gubernamentales, sean del
propio país en conflicto o de otro, está adquiriendo un notable relieve en los últimos años, abriendo
una segunda vía negociadora, paralela a la diplomática que llevan a cabo los Estados, que ha
recibido la denominación de "multi-track diplomacy". John McDonald, uno de los promotores de
esta acción civil y fundador del Institute for Multi-Track Diplomacy, distingue nueve actores con
aptitudes de llevar a cabo este trabajo: gobiernos, organizaciones profesionales, comunidad de
negocios, iglesias, medios de comunicación, ciudadanos privados, institutos de formación y
educación, activistas y fundaciones. Algunos ejemplos conocidos de diplomacia paralela serían los
realizados por la organización británica International Alert, el Grupo de Oslo respecto al conflicto
entre palestinos e israelitas, el ex-presidente estadounidense Jimmy Carter a través de su Carter
Center, la Comunidad de San Egidio en Mozambique, el trabajo de la iglesia moravia, líderes
protestantes y menonitas en Nicaragua, la labor de organizaciones de mujeres o artistas en varios
países de conflicto, el compromiso de algunos hombres de negocios en Namibia o el trabajo de
algunas ONG en Sudáfrica, El Salvador o Irlanda del Norte, para poner unos ejemplos de
iniciativas que han facilitado el diálogo entre las partes enfrentadas.
En este apartado podríamos situar también los centros comunitarios de mediación, que como
explica Orús "su objetivo no es sólo resolver problemas entre vecinos o familias, sino también
contribuir al proceso de reconciliación y de curación social en zonas de conflicto. La mediación se
orienta según las necesidades de las partes y se promueve activamente a través de cursos, por los
que cada persona se convierte en mediador en sus zonas de influencia. Asimismo, la mediación se
está aplicando al ámbito escolar, donde los niós actúan como mediadores en los problemas
surgidos entre los compañeros de clase y de juego".
Una variante de la diplomacia civil paralela es la llamada diplomacia de terreno (field diplomacy) es
una tercera generación de reflexión diplomática llevada a cabo por algunos "pacificadores" (peacemakers) con experiencia en el terreno. Como apunta Reychler en un excelente trabajo sobre estos
temas, "no se trata de una diplomacia alternativa, sino de un valor añadido a la diplomacia
tradicional y a la diplomacia paralela. Busca una sinergia de diferentes aproximaciones
diplomáticas y el desarrollo de una diplomacia que demuestra su eficacia a varios niveles (multilevale diplomacy)." Para Reychler, la diplomacia de terreno se distingue de otras formas de
diplomacia por estas características diferenciales:
Una presencia creíble en el terreno. Es necesaria para construir un clima de
confianza o una red de personas que pueden contar las unas con las otras, con objeto de tener
una mejor percepción de la dinámica del conflicto y para tomar las medidas que impidan que el
conflicto se vuelva destructivo
o
22
La naturaleza del compromiso. Hay que meterse de lleno en el conflicto. No vale
adoptar una niño durante un fin de semana. Para ser creíble, el compromiso ha de ser a largo
plazo. Hay que saber penetrar en otros mundos, para entender el comportamiento del conflicto y
para conocer mejor los límites de una aproximación jurídica moralizante.
o
El nivel sobre el que se hacen los esfuerzos. Podemos clasificar los actores de un
conflicto en tres niveles. Encima de todo encontramos la dirección suprema (dirigentes militares y
políticos). A nivel intermedio se encuentran los dirigentes étnicos y religiosos, los académicos, los
portavoces de ONG y otras personas reconocidas. A nivel de base existen las autoridades locales,
las ONG locales, los trabajadores sociales. Una paz duradera es una paz que cuenta con el apoyo
de la población. Hacer la paz, construir la paz y mantener la paz debe hacerse a diferentes niveles.
o
La aproximación de desbloqueo del conflicto. La diplomacia de terreno se
caracteriza por el hecho de ser el catalizador de un proceso de paz autóctono, un tema de la
comunidad en conflicto. La paz y los procesos de paz no pueden dictarse desde el exterior. Busca
la participación de la gente y aprovecha las iniciativas de paz ya existentes. Todo proceso de paz
es considerado como un aprendizaje para todos los ciudadanos.
o
La perspectiva en el tiempo. Es necesario desarrollar una nueva cultura de conflicto.
Una verdadera reconciliación exige que las partes encuentren no sólo una solución al conflicto,
sino que se reconcilien sobre el pasado y sobre el presente.
o
El interés por las raíces del conflicto, tanto psicológicas, como emocionales y
espirituales. Esto exige cambiar su representación del mundo, así como su comportamiento en
relación a sí mismo y a los otros. La paz exige también una reconciliación a nivel emocional. Se
trata de transformar la desesperación en esperanza, el odio en amor, la incomprensión en
comprensión, el deseo de venganza en perdón, la ausencia de sentido en sentido de la vida...
o
El reconocimiento de la interacción compleja entre los conflictos, reconocer la
corresponsabilidad compartida a gran escala en la degradación de nuestro entorno natural.
Muchos problemas del Sur son debidos en parte al comportamiento del Norte, ayer y hoy. La
mayor parte de los conflictos en el TM no pueden ser reducidos a conflictos internos, pues
generalmente están influenciados por conflictos regionales o mundiales.
o
La preferencia por una aproximación integrada del diálogo. La aproximación actual
está debilitada por una deficiente colaboración entre los diferentes niveles, entre los esfuerzos
gubernamentales y no gubernamentales, y entre medidas de naturaleza política, militar,
económica, informativa y educativa.
o
23
El sabotaje contra la industria petrolera nacional
El acontecimiento más relevante y dramático ocurrido durante toda la historia de la industria
petrolera venezolana ha sido sin dudas el sabotaje cometido contra PDVSA entre diciembre del
año 2002 y enero de 2003.
El lunes 2 de diciembre de 2002, fuerzas de oposición al gobierno de Hugo Chávez iniciaron una
acción política llamada “paro cívico nacional” convocado con el fin de derrocar al primer
mandatario nacional.
El 4 de diciembre los canales de televisión y radio del país comenzaron a trasmitir la noticia de la
paralización de un tanquero de PDV Marina, el Pilín León, en el canal de navegación del Lago de
Maracaibo. Las imágenes mostraban cómo la tripulación de ese barco apoyaba y participaba en la
acción opositora. El tanquero permaneció fondeado y bajo el control de la tripulación insurrecta
durante diecisiete días y se convirtió en la expresión más clara del compromiso de muchos
gerentes, empleados y trabajadores de la vieja PDVSA con la acción de protesta que ya se había
convertido claramente en acción de sabotaje.
De allí en adelante, dirigentes de los sindicatos petroleros que habían promovido la paralización de
la industria, conjuntamente con representantes de Fedecámaras (la cúpula empresarial
venezolana) y de la CTV (la principal central sindical de trabajadores del país) aparecían como
voceros e instigadores principales de esta acción insurreccional. Tal como había ocurrido durante
el golpe de Estado de abril de 2002, la oposición logró la insólita afiliación de la patronal y los
trabajadores para cometer nuevamente actos ilegales y vandálicos contra los poderes establecidos
en el país, confiando esta vez, y luego del fracaso del golpe político, en que la desestabilización de
la principal fuente de ingresos de Venezuela –la industria petrolera-, terminaría por asfixiar al
gobierno bolivariano y obligaría a la renuncia del presidente Chávez.
Los sucesos del Pilín León demostraron rápidamente que la estrategia se centraba en lograr la
paralización del sector petrolero nacional. Siguieron a la tripulación del Pilín León las de los demás
tanqueros de PDV Marina, gerentes y operadores de refinerías, empleados y trabajadores de los
campos, profesionales y técnicos de las áreas de informática, contratistas de transporte interno de
combustibles y derivados, en resumen, personal de distintas áreas con capacidad real para
perturbar seriamente el funcionamiento de la principal industria nacional.
Las acciones del sabotaje petrolero consiguieron restringir, entre otras actividades, la producción
de combustibles aeronáuticos, gasolina, gasoil, así como el transporte desde los centros de
producción o refinación hacia los centros de suministro comercial. Entre otras afectaciones se
pueden enunciar las siguientes:
•
La afectación del suministro a la planta de combustible del Aeropuerto Internacional de
Maiquetía, con perjuicio para el funcionamiento de líneas aéreas nacionales e internacionales
•
Suspensión del suministro de combustible desde las Plantas de Carenero, Guatire y Catia
La Mar
•
El cierre del 90% de las estaciones de servicio en los Estados Aragua, Guárico, Apure y
Carabobo.
•
La suspensión total de la actividad en las Plantas de Yagua y de Barquisimeto, ésta última
surtidora de los Estados Yaracuy, Lara y Cojedes
•
Suspensión de la Planta Guaraguao, con perjuicio para los Estados Anzoátegui, Nueva
Esparta y parte de Sucre
24
•
Suspensión de la Planta Maturín, con cierre de las estaciones de servicio de los Estados
Monagas, Delta Amacuro y Sucre
•
Suspensión de la Planta de San Tomé, con lesión a la actividad de transporte de alimentos
y productos industriales de la región
•
Mínimo despacho de las Plantas de Puerto Ordaz y Ciudad Bolívar, de la Planta de Bajo
Grande surtidora de la costa oriental del Lago de Maracaibo, de la Planta de San Lorenzo, que
operó en un 50%, con perjuicio para el suministro de los Estados Zulia, Trujillo y parte de Lara y
Falcón
•
Suspensión total de actividades de la Planta El Vigía, con afectación de los Estados
Mérida, Táchira y Apure.
•
La paralización del buque "Pilín León" y de otros 12 tanqueros pertenecientes a la flota de
PDV Marina
•
La presencia de 11 buques pertenecientes a armadores internacionales fondeados frente a
diferentes puertos petroleros del país, lo cual no sólo paraliza el suministro de combustible al
mercado interno, sino la venta de crudos y productos para la exportación
•
La negativa de seis buques tanqueros de terceros a atracar en muelles de PDVSA por
considerar que no existe personal calificado en dichas instalaciones.
•
La producción total de crudo disminuyó en un 68%, tendiendo dicho porcentaje a
descender aún más debido a la detención de la producción, a las restricciones de almacenamiento,
a la paralización de 29 unidades de compresión en el Lago de Maracaibo y al detenimiento de las
actividades del Terminal Lacustre de La Salina por abandono del personal
•
Paralización total en algunos casos y funcionamiento parcial de las refinerías El Palito,
Puerto La Cruz y Paraguaná, así como en las petroquímicas ubicadas en el Tablazo, Morón y
José, y casos de personal con hasta 48 horas de trabajo continuo.
Durante diciembre de 2002 y los primeros meses de 2003, el sabotaje petrolero promovido por
sectores antinacionales trajo como consecuencia una disminución abrupta de las principales
actividades económicas del país y secuelas tanto para la corporación como para la sociedad
venezolana. Estudios del Ministerio de Finanzas y el Banco Central de Venezuela señalan los
siguientes datos:
El monto de las pérdidas por ventas no realizadas llegó a 14 430 millones de dólares
aproximadamente, lo cual motivó una disminución de un monto cercano a 9 998 millones de
dólares en la capacidad contributiva de PDVSA y sus filiales al fisco nacional. Esto limitó la
capacidad del Ejecutivo Nacional para la ejecución de sus planes y programas.
El Producto Interno Bruto (PIB) del país registró una caída de 15,8 % durante el cuarto trimestre de
2002, y de 24, 9%, durante el primer trimestre de 2003. En el sector petrolero la caída del PIB fue
de 25,9% y 39,3% respectivamente.
Se registró igualmente una contracción en los montos de las Reservas Internacionales en Divisas y
del Fondo para la Estabilización Macroeconómica, lo cual obligó al Ejecutivo Nacional,
conjuntamente con el Banco Central de Venezuela, a dictar las medidas para establecer un
sistema de control de cambios, con el fin de atenuar los efectos negativos sobre la economía
nacional.
En términos monetarios, se observó un aumento en el efectivo de 26%, una caída de los depósitos
bancarios de 8%, aumento 4,5 puntos porcentuales en la tasa activa y una ampliación del margen
de tasas de 4,1 puntos porcentuales.
25
¿Por qué tantos gerentes, ejecutivos y empleados de PDVSA llegaron a adoptar una actitud
saboteadora contra su propia corporación? ¿Por qué pusieron en riesgo el futuro de sus lucrativas
carreras profesionales, además de propiciar acciones que tanto el costaron al país?
La causa fundamental del conflicto entre gerentes y ejecutivos de PDVSA con el gobierno de
Chávez, expresado por una parte al golpe de Estado de abril de 2002 y por otra en el sabotaje
petrolero de diciembre de ese año y enero de 2003, fue la reforma petrolera puesta en marcha por
el gobierno. Esta nueva política busca corregir la PDVSA que había logrado convertirse
prácticamente en un Estado dentro del Estado, y que había escamoteado al pueblo venezolano,
utilizando su enorme capacidad y potencial económico, el rendimiento de su riqueza nacional; la
vieja PDVSA, corporación estatal, funcionaba en la práctica como una empresa privada, dirigida
por una “meritocracia”, término con el cual se conoce a la élite económicamente privilegiada y
desconectada de los intereses verdaderamente nacionales que dirigía la Corporación. La vieja
PDVSA tenía niveles tan altos de autonomía respecto al Estado venezolano, que era capaz de
definir el rumbo de la política petrolera venezolana y emprendía iniciativas propias en las que se
priorizaban los intereses de la empresa y se relegaba a segundos niveles los intereses del resto de
la sociedad.
También desde los inicios mismos de la industria nacionalizada en 1975 comenzaron las presiones
para disminuir la contribución fiscal de la empresa, y este renglón se convirtió en una verdadera
“caja negra”.
Bajo el argumento de la necesidad cierta de recuperar niveles satisfactorios de reservas probadas,
muy menguadas al momento de la nacionalización, se permitió que PDVSA no pagara dividendos
a su único accionista (el Estado) por años. Solo la aguda crisis económica de 1994, causada por la
más severa crisis financiera del país en toda su historia, forzó al gobierno de ese momento a
reclamar por primera vez el pago de esos dividendos. Diversos mecanismos diseñados y
perfeccionados durante el período concesionario para garantizar una adecuada participación del
fisco en los ingresos del negocio petrolero fueron desmantelándose. La regalía, por ejemplo,
establecida en un sexto como mínimo en la Ley de 1943, pasó a ser un máximo y en algunas
asociaciones de la Apertura llegó a fijarse en 1%. Los Valores Fiscales de Exportación, que
servían como instrumento de tributación indirecta en momentos de ganancias excesivas por los
elevados precios del petróleo en el mercado internacional, fueron, por presión de la corporación,
eliminados. Cuantiosas inversiones en el exterior, con muy escaso control por parte del Ejecutivo y
con dividendos inexistentes, elevaron los costos en demasía, reduciendo de esta manera el aporte
tributario. Todo ello redundó en una significativa merma de la participación fiscal en el negocio
petrolero venezolano.
Durante la Apertura, y contrariando toda la experiencia previa, en Venezuela se avanzó hacia un
régimen fiscal más liberal donde el concepto de propiedad nacional y soberana del recurso tendió
a debilitarse y con ello el derecho del Estado a reclamar parte importante de la renta como justa
compensación y derecho natural al ser el accionista principal. Los regímenes fiscales liberales,
como el aplicado en este caso, tienden a disminuir la importancia del Estado como propietario y a
considerar el recurso natural como libre, sobre el que no hay, o se procura minimizarlos, derechos
de compensación por su explotación.
Aunque no siempre de manera abierta, la reforma petrolera en marcha ha ocupado un lugar central
de la aguda confrontación política reciente. El golpe de Estado de abril de 2002, con el
derrocamiento del gobierno por 48 horas, y el paro petrolero de diciembre 2002 y enero 2003, lo
mostró con palmaria nitidez. El gobierno de facto de abril de 2002 no llegó a nombrar su gabinete
completo, pero sí fue designado un nuevo presidente de PDVSA, el general Guaicaipuro Lameda,
quien había sido removido del mismo cargo en febrero, por oponerse a la Ley de Hidrocarburos
recién promulgada; durante las escasas horas que duró el gobierno de facto, esa ley fue derogada
26
por decreto; igualmente, el acuerdo bilateral de suministro de petróleo a Cuba fue suspendido. El
golpe de abril de 2002 fue la culminación de un paro cívico en apoyo al conflicto de la gerencia
petrolera contra el gobierno y la paralización de la industria llevada a cabo en diciembre–enero de
ese mismo año tuvo como objetivo explícito el derrocamiento del Presidente Chávez. Esa acción
golpista fue derrotada gracias al esfuerzo de los trabajadores patriotas que se mantuvieron activos,
la incorporación de personal jubilado y la movilización de fuerzas militares y sectores populares en
defensa de una empresa que consideraron vital para nuestro futuro como nación independiente.
La mayor resistencia al proceso de cambios impulsado por el gobierno nacional actual, hasta
enero de 2003, vino de la gerencia de la propia industria. La derrota por ella sufrida ha permitido la
reorganización de la nueva PDVSA. Esta reorganización está convirtiéndola, de la más
encarnizada opositora a tal proceso de cambios, a su principal aliada. La participación activa de la
corporación desde la finalización del paro en los planes de desarrollo en marcha apunta
claramente en esa dirección. La actividad petrolera fue medular para la sociedad venezolana
durante buena parte del siglo XX y todo parece indicar que lo seguirá siendo a lo largo de este
siglo. De allí que la definición de los rumbos y las orientaciones para este vital sector debe ser
preocupación de todos.
27
COLOMBIA Y VENEZUELA
DE LA CORBETA "CALDAS"
En Agosto de 1987, el incidente de la corbeta Caldas demostraba que en Colombia existe una
visión guerrerista y de animadversión hacia Venezuela, que no era nueva, pero que tomó curso
concreto a través de las acciones del canciller colombiano de la época, Coronel Julio Londoño
Paredes, quien aún juega papel destacado en las relaciones internacionales de Colombia. Destapó
las intensiones beligerantes de un sector de la élite política, militar, y económica de ese país, que
insiste aún en sus apetencias retrohistóricas por reclamar lo que no es suyo. En Venezuela, en
Nicaragua, en Panamá.
Mostró además que, a pesar de lo dicho, el gobierno de Virgilio Barco, para la época Presidente de
la República, ante la postura firme de Venezuela, frente a la presión interna de sectores
democráticos, y con el concurso del juicio internacional, actuó como un “Estado serio”, dando
marcha atrás en sus objetivos geo-estratégicos. Digo “Estado serio”, en la medida en que supo
calcular los impactos y desenlace de sus ambiciones. Dos años más tarde en 1989 veríamos al
mismo Julio Londoño en Caracas hablando de integración y de hermandad bolivariana en la
oportunidad en que le tocó participar, en su condición de Canciller de la República, en la
instalación de la Primera Reunión Binacional de las Comisiones de Integración y Asuntos
Fronterizos Colombo-Venezolanas, que iniciaron sus tareas dentro de un ambiente delicado e
inestable, luego de que ocurrieran en Venezuela los sucesos de esa protesta social conocida como
“el Caracazo”, durante los primeros días del Gobierno de Carlos Andrés Pérez.
Así, en 1987, durante la aludida crisis del Caldas, Venezuela y el Presidente de la República,
Jaime Lusinchi, tuvieron posición firme y sólida; contaron con el respaldo nacional innegable de
partidos políticos, Fuerzas Armadas, Congreso de la República, entes públicos y privados, gremios
profesionales y otros distintos sectores del país que dieron apoyo firme al presidente venezolano
en su decisión de no permitir el abuso flagrante cometido por Colombia. La nación respondió como
un todo. Funcionaron los mecanismos democráticos.
Pero a pesar de lo tenso e intenso de la situación, nos encontrábamos en presencia de dos
Estados, representados por instituciones legítimas que atravesaban por situaciones coyunturales
de conflicto no ideológico y que dadas unas circunstancias especiales se animaron apetitos
guerreristas contra Venezuela, que estaban, están, incubados en ciertos sectores de la sociedad
colombiana, pero que fueron descartados por inviables y por la fuerza de las acciones de
Venezuela. La diplomacia jugó su papel, la comunidad internacional el suyo, y los factores de
poder, incluyendo el económico y el de la opinión pública, determinaron que la situación no pasara
a mayores. El estamento militar en Venezuela actuó como ser y parte del poder civil, como debe
serlo en una sociedad realmente democrática. En Colombia el poder militar de esa época, en
cuyas manos reposaba en parte la política exterior, operó con evidente independencia del poder
político que por acción u omisión dejó que transcurriera esa demencia.
En Colombia, en cambio, como en los tiempos del Caldas pero al revés, fue el Presidente Álvaro
Uribe Vélez, quien recibió el apoyo de toda la institucionalidad. Hasta el “Polo Democrático
Alternativo” (P.D.A.) le brindó su respaldo. Incluso la oposición venezolana apoyó a Uribe frente a
Chávez y tal vez se decepcionó cuando el presidente venezolano dio marcha atrás en su delirio de
atacar a Colombia, porque en el caso nuestro la locura llega a que perdamos la visión de los
grandes objetivos nacionales por la minúscula fruición de derrocar a Chávez. Las encuestas de
esos días daban a las acciones de Uribe un respaldo del 84 por ciento, mientras que en Venezuela
las encuestas decían todo lo contrario, a saber, que el 89 por ciento de la población estaba en
28
contra de la movilización de tropas hacia la frontera colombiana. Quizá esta circunstancia hizo a
Chávez retroceder en su impulsividad.
Además el gobierno venezolano está imbuido por una ideología que posiciona a Uribe como
enemigo estratégico del proyecto bolivariano latinoamericano y, por qué no, mundial. Uribe es un
aliado del imperialismo. Y él no lo oculta. Así que Venezuela según este nuevo mapa ideológico,
queda ahora más cerca de Teherán que de Bogotá, y Cúcuta más cerca de Washington que de
San Antonio del Táchira. Nunca antes habíamos perdido tanta soberanía para decidir sobre
nuestro destino común como en estos tiempos descocados.
Lo que muestra también la olla podrida de “alias” Reyes, sin que aún se conozcan a ciencia cierta
los resultados de la investigación sobre la información contenida en las computadoras que se
encontraban en su poder, es que la política, si es de ella de la que hablamos, no se deja entender
con los conceptos clásicos. Aquella interrogante de si la política es arte o ciencia dejó de tener
sentido frente a los hechos que se miran sin tapujos, que no tienen pena, que desean expresarse.
Ahora la política es lo más parecido a la complicidad y al chantaje abierto, al espectáculo. Lo que
se dejó ver por televisión en la Cumbre Presidencial del Grupo de Río, fue una sociedad política de
cómplices sin la menor pizca de remordimiento, en la que es difícil distinguir entre un
narcotraficante, un Canciller, un guerrillero, un Presidente de la República, un ciudadano común, o
un terrorista disfrazado de monja. Un día amenazan con enviar a Chávez a la Corte Penal
Internacional, y al día siguiente lo exculpan de cargos. Políticos mafiosos es lo más parecido a la
realidad. Los demás son modelos beatificados y fuera de tiempo, que ahora estorban por su
nobleza.
Por eso es que en esa pantomima de guerra, que pudo llegar a ser de verdad, quedó en evidencia
también lo ilegitimo de los sistemas políticos latinoamericanos cuyas contadas excepciones no
hacen sino confirmar la regla. Una red visible de componendas, corrupción y connivencia, han
dejado muy atrás las nociones de valentía, democracia, confianza, lealtad, honestidad y orgullo.
29
BLOQUEO NAVAL DE 1902
Esta agresión llevada a cabo por Inglaterra, Alemania e Italia contra Venezuela para dirimir con
Estados Unidos de Norteamérica áreas de influencia en territorios americanos, escudada en el
cobro compulsivo de deudas morosas y el reconocimiento de reclamaciones pendientes, a pesar
de que sobre estas últimas el gobierno venezolano mantenía objeciones doctrinarias sustentadas
en principios de derecho internacional.
El 9 de diciembre de 1902, 15 unidades de la armada inglesa y alemana actuando en operación
conjunta atacaron el puerto de La Guaira. Desembarcaron tropas en los muelles, de los cuales se
apoderaron; a las 12 de la noche fuerzas alemanas atravesaron la ciudad para conducir sus
representantes diplomáticos a la flota y así ponerlos a salvo de una eventual represalia
venezolana; a las 5:00 a.m. del día 10 los ingleses harían lo mismo, trasladando además a varios
connacionales que exigían protección.
La pequeña flota de guerra venezolana no opuso ninguna resistencia al no estar a la altura de las
circunstancias. Estaba compuesta por naves de procedencia civil, armados con cañones y
lanzatorpedos para su uso militar. En total eran diez “cañoneros” en servicio: Bolívar, Miranda,
Monagas, Federación, Augusto, Ossum, Totumo, General Crespo, Margarita y Restaurador
(apresado por los alemanes el día 7 de diciembre). A esta pequeña flota se le sumaban el
transporte Zamora y el remolcador Zumbador. Los cañoneros Totumo y General Crespo fueron
remolcados a mar abierto por los ingleses y hundidos el día 10 diciembre. En rápido
desplazamiento naval, el mismo día 10, dos buques alemanes apresaron un vapor de guerra
venezolano en Guanta; en la isla de Trinidad los ingleses incorporaron otro, el Bolívar, a su flotilla
obligándolo a navegar con bandera británica.
El presidente Cipriano Castro ordena la preparación general del ejército para responder a la
desigual confrontación y aumenta su plataforma política mediante un oportuno acercamiento a su
principal opositor el "Mocho" Hernández y a su Partido Liberal Nacionalista. En las principales
ciudades del país se producen ruidosas manifestaciones de apoyo al «restaurador», en lo que se
considera como una importante evidencia de nacionalismo antiimperialista. Aunque transitorio, el
movimiento popular fortalece al Gobierno e influye en el sesgo que, en breve, toman los
acontecimientos. La opinión política y el presidente se aproximan al Gobierno norteamericano,
quien se ofrece como mediador, cuando aumentan los rumores en relación con el interés británico
y alemán de asentar fuerzas permanentes en territorio venezolano
Entre los días 12 y 13 siguientes, una expedición inglesa tomó por asalto el castillo Libertador y el
fortín Solano de Puerto Cabello después de bombardearlos con extrema precisión destruyendo sus
cañones. Pocos días después, al grupo anglo-germano se unieron dos buques de la armada
italiana para servir a la expedición en tareas de acompañamiento logístico. También se unieron
Holanda, Bélgica, España y México.
Cañonero Bolívar. También designado como caza torpedero, presto servicios en la Armada
Venezolana desde 1900 hasta 1910, pesaba 631 toneladas y tenia una eslora de 58 metros. El
armamento consistía en seis cañones Maxims Nordenfelt de 57mm, una ametralladora pesada de
25mm y dos tubos lanza torpedos en el sollado de proa, con una recarga de cuatro torpedos por
tubo.
30
El 22 de diciembre de 1902 el vicealmirante inglés Archibald Lucas Douglas, comandante de la
armada conjunta, en esta ocasión a nombre del imperio británico, hizo publicar en el diario El
Heraldo de La Guaira la siguiente disposición: "Por la presente se notifica que un bloqueo ha sido
declarado para los puertos de La Guaira, Carenero, Guanta, Cumaná, Carúpano y las bocas del
Orinoco, y se hará efectivo desde y después del 20 de diciembre...”.Sólo se refería a La Guaira y a
las costas situadas al este de dicho puerto, porque las occidentales quedaron a cargo de los
alemanes. El comandante de éstos se dirigió al castillo San Carlos en los siguientes términos:
"Según ordenanzas de Su Majestad el Emperador de Alemania declaro por la presente el bloqueo
de los puertos venezolanos de Puerto Cabello y Maracaibo”.
El bloqueo para Puerto Cabello empezó el 22 de diciembre y el de Maracaibo el 24 de diciembre.
Durante el bloqueo y en los meses siguientes, un movimiento popular de respaldo a Cipriano
Castro se hace sentir en Latinoamérica, pero sólo un Gobierno protesta de manera expresa ante lo
acontecido: la República Argentina, por intermedio de su canciller, Luis María Drago, expide el 29
de diciembre de 1902 un documento doctrinal sobre la ilegalidad del cobro violento de una deuda,
ejercido por grandes potencias en detrimento de Estados pequeños
El sábado 17 de enero de 1903, el cañonero Panther apoyado por el crucero ligero Falke, ambos
de bandera alemana, persiguen a una goleta mercante que había burlado el bloqueo e intentan
pasar por la barra del Lago de Maracaibo. El Panther al no conocer la barra, encalló cerca del
castillo de San Carlos, quedando a tiro de los cañones de la fortaleza zuliana. Es entonces que
empezó un duelo de artillería entre los buques invasores y el castillo. Los artilleros venezolanos
Manuel Quevedo y Carlos José Cárdenas con un cañón Krupp de 80mm, (que por coincidencia era
de fabricación alemana) lograron hacer varios impactos en el Panther, averiándolo de
consideración. En esta acción resultaron seis heridos en el castillo San Carlos.
El día martes, 20 de enero de 1903, llega procedente de Puerto Cabello, el crucero pesado Viñeta
en auxilio del Panther, para realizar al día siguiente un bombardeo de ocho horas de duración al
indefenso pueblo de San Carlos. Poco después, el Panther logra salir del área.
31
Todos estos actos de violencia se produjeron sin una previa declaración de guerra emitida por
alguna de las partes y sin que mediaran ofensas venezolanas a los agresores, que supusieran la
necesidad de una respuesta tan drástica como la que constituyeron los actos mencionados.
Izquierda: El cañonero Panther, pesaba 1.193 toneladas y tenia como
armamento dos cañones de 105mm y seis ametralladoras.
Derecha: El crucero pesado Viñeta. Este poderoso buque pesaba 6.599
toneladas y estaba armado con dos cañones de 210mm, ocho de 150mm,
ocho de 88mm, diez ametralladoras y tres tubos lanza torpedos de 450mm.
Sobre estos acontecimientos se han manejado muchos comentarios, pero todos conducen a dos
proposiciones básicas.
La primera, muy debatida y puesta en duda desde los primeros días del bloqueo en el parlamento
británico por los miembros de la oposición, así como posteriormente en foros, prensa y análisis
historiográficos, fue expuesta por el primer ministro David Balfour ante la Cámara de los Comunes;
ella tendría su origen en la renuencia del gobierno venezolano a reconocer reclamaciones
pendientes por daños y perjuicios causados a las personas y propiedades de súbditos de las
potencias atacantes, así como el cobro de la deuda pública externa que el país mantenía en
crónico estado de mora con Inglaterra y Alemania. Efectivamente, al 31 de diciembre de 1902
Venezuela era deudora de estas potencias por Bs.119.300.000, saldo al que se habían acumulado
Bs.46.000.000 por intereses. El gobierno venezolano había suspendido el pago de esta deuda
debido a la crisis económica que atravesaba el país. Desde 1900, el ingreso fiscal apenas
promediaba Bs.30.000.000 y los gastos de guerra a que obligaban los continuos alzamientos
internos de la época sólo empeoraban la situación e impedían que se atendiera a las exigencias de
los acreedores. Al monto de la deuda se agregaba el de las reclamaciones, tramitadas a través de
canales diplomáticos por los supuestos agraviados y que se situaba en Bs.186.500.000. El
gobierno venezolano no se mostraba dispuesto a reconocer estas reclamaciones porque estimaba
-y luego quedó demostrada la certeza de su posición- que exageraban en mucho el cálculo de
dichos daños. Venezuela era un país internacionalmente insolvente, sin ninguna capacidad de
pago al momento del bloqueo. Pero, como lo expresó la oposición británica en la Cámara de los
Comunes, otro debió ser el procedimiento para exigir el pago.
La segunda tesis acerca de los motivos profundos que condujeron al bloqueo resulta mucho más
compleja y de difícil demostración, como no sea por los indicios circunstanciales de un cuadro
geopolítico de gran amplitud, a través de cuyo análisis se facilita la comprensión del problema.
Desde los mismos días del bloqueo se ha sostenido que, en el fondo de su ejecución, estaba en
juego el equilibrio mundial del poder; que las potencias europeas lo utilizaron como medio para
someter a prueba la política de poderío extranacional mantenida por Estados Unidos. El 1 de junio
de 1903 el escritor venezolano César Zumeta publicó un artículo en el número 4 de la revista
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Némesis, editada en Nueva York, donde se expresaba así: "...Alemania ha resuelto obtener de
Estados Unidos, de grado o por la fuerza, una revisión de la doctrina Monroe, que le abra la puerta
a ella y a las demás potencias que lo deseen, esferas de influencia al sur del Canal de Panamá [...]
se prejuzga que sea en el Caribe donde se libren las batallas que han de decidir los destinos de la
América española..." Lo cierto es que el conflicto tomó un curso que derivó en el sentido expuesto,
al intervenir Estados Unidos ante Inglaterra y Alemania para que levantaran el bloqueo; aun
cuando, previamente, el presidente Roosevelt había aceptado una acción punitiva de estas dos
potencias contra Venezuela. Esta posición fue planteada ante el Departamento de Estado a
manera de presión destinada a forzar el pago de las deudas y la aceptación de las reclamaciones
pendientes. Sobre esta actitud estadounidense, se ha escrito que fue una hábil jugada política para
provocar el conflicto y sobre esa base dirimir áreas de influencia ante el poderío europeo.
Cañón Krupp de 80mm en la entrada del cuartel El Libertador
en Maracaibo. En 1894 treinta fueron adquiridos en el
Gobierno del General Joaquín Crespo. El cañón que daño al
Panther se encuentra conservado en la Escuela Naval. (Foto
Delso López)
El bloqueo fue levantado en virtud de los protocolos firmados en Washington el 13 de febrero de
1903 con los agresores y otras naciones, para cuyas discusiones Venezuela nombró como
representante diplomático al ministro norteamericano acreditado en el país, Herbert Wolcott
Bowen.
Por medio de aquellos instrumentos se formalizó el compromiso de reiniciar el pago de la deuda
externa (Bs.165.300.000 de capital e intereses) y la nación reconoció y empezó a pagar, previos
dictámenes de comisiones mixtas, las reparaciones extranjeras por Bs.35.500.000;
Bs.150.900.000 menos que las demandas iniciales de los reclamantes.
En 1908 tras la ascensión al poder de Juan Vicente Gómez, las relaciones internacionales
rápidamente mejoraron, en especial con los Estados Unidos que enviaron a las aguas
venezolanas, a petición del mismísimo Gómez, los acorazados USS Maine, USS Des Moines y al
crucero pesado USS North Carolina, para vigilar cualquier revuelta interna; oportunidad que
aprovecharon los estadounidenses para espantar cualquier nueva incursión naval europea en
Venezuela y reafirmar su Doctrina Monroe.
Fotografías de la Flota Invasora (José Ugueto, El Cojo Ilustrado)
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Alemania: crucero ligero Falke
Alemania: cañonero Panther
Alemania: crucero pesado Viñeta
Alemania: crucero Gaselle
Italia: crucero Carlo Alberto
Italia: crucero Giovanni Bausan
Alemania: crucero
Stosh
Holanda: crucero
Holland
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