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ORIENTACIONES PARA TRABAJAR CON FAMILIAS PARA
PREVENIR EL CONSUMO DE DROGAS.
CONACE
Abril, 2002
INDICE
ORIENTACIONES PARA TRABAJAR CON FAMILIAS PARA PREVENIR EL
CONSUMO DE DROGAS
1. Introducción
2
2. La familia factor clave en la prevención consumo de
drogas.
3
2.1 Factores de riesgo
5
2.2 Factores protectores de la familia
7
3. Rol preventivo de la familia
8
4. Programas educativos para prevenir el consumo de
drogas en la familia
9
4.1. Objetivos
9
4.2. Metodología de los programas
9
4.3. Contenidos específicos a abordar por los diferentes
programas
11
4.4. Tipos de Programas
12
5. Ambitos de Intervención en el trabajo con familias
12
Anexo 1. Diagnóstico de la situación de las familias en
Chile
Anexo 2. Tipos de programas según ciclo de vida y
relación con el consumo
14
27
1
ORIENTACIONES PARA TRABAJAR CON FAMILIAS PARA PREVENIR EL
CONSUMO DE DROGAS.
1. INTRODUCCIÓN
La Estrategia Nacional sobre drogas asigna un rol central a la familia, proponiendo como
objetivo desarrollar programas de prevención del consumo de drogas, que procuren
aumentar la conciencia de los padres para asumir un rol activo y responsable para enfrentar
el tema y ofrecerles instancias de reflexión, formación e instrumentos de apoyo para
facilitarles su labor preventiva.
Cada día son más los niños y jóvenes involucrados en el problema del consumo de drogas,
se consume mayor cantidad y se inician tempranamente, afectando su desarrollo integral y
pleno. Así mismo, junto al aumento en el consumo de drogas, se presenta un patrón de
disminución significativa en las actitudes contra la droga, especialmente de uso de alcohol
y marihuana en este segmento de la población. Por otra parte, resulta más fácil el acceso a
las drogas, incluso, cada día los jóvenes se ven más presionados al consumo, víctimas de
las diversas ofertas atractivas de los traficantes.
Sin duda, se vive en un mundo con riesgos; crece la tasa de accidentes de jóvenes por
conducir bajo los efectos del alcohol y otras drogas, riñas y muertes producido por el
aumento de la violencia y delincuencia asociadas al consumo de drogas, familias deshechas
por no poder resolver la dependencia de alguno de sus miembros; delitos asociados al
tráfico y consumo de drogas constituyen algunos de los más importantes problemas sociales
que conlleva el uso de drogas actualmente.
La situación actual del consumo de drogas en nuestro país es distinta a la de hace unos años
ya que se han producido transformaciones en nuestra sociedad, en nuestros estilos de vida,
en los patrones de consumo, de tráfico y en el tipo de drogas consumidas que exigen
nuevos desafíos para enfrentar eficazmente este problema. El Cuarto estudio Nacional de
drogas en la población escolar de Octavos a Cuarto medio, (Abril, 2002) realizado por
CONACE, confirma estas tendencias, y destaca la importancia que tiene la familia como
factor protector para el consumo de drogas. 1 Los resultados arrojan diferencias
significativas en los patrones de consumo de drogas entre los hijos(as) de padres
involucrados en la educación de los que no; especialmente referido a sí demuestran
preocupación y supervisión por lo que hacen sus hijos(as), las horas de llegadas, conocen a
sus amigos, comparten los momentos de la comida y demuestran una clara oposición al
consumo de drogas. Padres y adultos significativos preocupados, conscientes del problema,
que ejercen supervisión y control, y comparten juntos están ayudando a sus hijos a crecer
sanamente.
Estas orientaciones pretenden motivar y dar pautas para impulsar el trabajo con las familias
desde los equipos de CONACE y Previene, como una estrategia central en las
1
Cuarto Estudio Nacional de drogas en población escolar, CONACE, 2002
2
intervenciones que se realizan para prevenir el consumo de drogas en el ámbito escolar, el
mundo laboral, el trabajo comunitario y los medios de comunicación.
2. LA FAMILIA, FACTOR CLAVE EN LA PREVENCIÓN DEL CONSUMO DE
DROGAS
Es fundamentalmente en la familia donde se construye la personalidad de los hijos(s), se
adquieren y desarrollan las actitudes, creencias, valores, estilos de vida y comportamientos
que determinarán el modo en que los hijos(as) se enfrentarán a la vida. Aún cuando la
escuela y la sociedad también educan, la familia es determinante en la formación de los
niños(as), porque la relación que se establece con los padres, es un vínculo intensamente
significativo, basado en el cariño y respeto.
Los cambios producidos en nuestra sociedad en las últimas décadas han afectado el
equilibrio de muchas instituciones sociales, entre ellas la familiar.
Por un lado, en las funciones familiares y especialmente en los estilos educativos para
desarrollarlos, aparece una cierta confusión y desorientación de los padres y madres. Crece
las manifestaciones de incertidumbre e inseguridad ante las actuaciones con los hijos e
hijas, moviéndose entre opciones por estilos coercitivos y firmes a opciones por estilos más
permisivos. Los patrones de entretención y estilos de vida de los jóvenes hoy en día, los
horarios y riesgos a los que se enfrentan mantienen a los padres preocupados pasando a
tener mucha importancia el tema del control, de la movilización, de los permisos, de los
grupos y modelos de referencia. Los padres se ven en la disyuntiva entre confiar en los
hijos y darles autonomía y poder de decisión versus dejarse llevar por los deseos de
protegerlos ante un medio que perciben peligrosos y riesgosos. Por otro lado, la aparición
de nuevos retos para la familia, entre ellos el uso de drogas, han encontrado a esta
institución (al igual que otras) en un momento de inestabilidad no muy adecuado para
enfrentar con eficacia estas nuevas problemáticas sociales. Este hecho ha venido a
incrementar la desorientación.
Este conflicto se vive en forma muy distinta dependiendo del contexto en que esta se
desarrolla, las percepciones y representaciones de los actores frente a su medio, el tema de
la seguridad, autoridad, modelos de referencia, riesgos a que se enfrentan, patrones de
diversión, de consumo, pautas culturales.. etc. La familia es un sistema abierto con
interacciones mutuamente influyentes entre sus miembros y con el exterior. Estas
interacciones conducen a un movimiento constante en la evolución de cada familia y de la
familia como institución “inmersa en coordenadas de espacio y tiempo” (Rodríguez y Sanz,
1987). Es decir la familia es una institución cultural que va evolucionando en relación al
lugar y al momento en el que le ha tocado vivir. 2
La situación de las familias en Chile (ver Anexo 1) al igual que la tendencia mundial, ha
experimentado una serie de transformaciones, relativas al rol que cumple en la sociedad, su
estructura cada vez más nuclear y diversificada, sus múltiples funciones, sus cambios en las
2
Modulo Familias. Materiales de Formación en Prevención de drogodependencias.
Programa de prevención de la Drogodependencia. Comunidad de Madrid (PPD), España, 1996.
3
formas de convivencia y condiciones de vida. Sin embargo, a pesar de la gran diversidad y
desigualdad social que presenta la familia en nuestro país, esta mantiene su importancia
como la principal modalidad de convivencia entre hombres y mujeres y sigue siendo la
aspiración de los chilenos y chilenas por vivir y asociar la vida en familia a experiencias de
afecto y bienestar 3 .
La evidencia acumulada estos años señala que la vida en familia no está exenta de
tensiones, especialmente relacionadas a la situación de desigualdad en el plano de las
relaciones entre hombres y mujeres, tensiones en las relaciones de conyugalidad (pareja), la
parentalidad (relaciones padres- hijos) y la relación persona- familia. En un segundo nivel,
de carácter externo, las influencias relacionadas con las condiciones sociales, económicas y
culturales que afectan el desempeño de las funciones de la familia, obstaculizando o
posibilitando el desarrollo de sus miembros o bien poniéndolos en situación de riesgo
social. En este ámbito, las tensiones se establecen en la relación familia- sociedad, las que
son especialmente visibles entre las familias de escasos recursos.
En las relaciones intrafamiliares los principales problemas se dan en la conciliación entre
los roles laborales y familiares, sexualidad y violencia. En la relación con la sociedad están
los problemas de trabajo, previsión social, vivienda, consumo de alcohol y drogas, salud
mental y calidad de vida.
Por lo tanto, las estrategias con familias deben tomar en cuenta esta realidad y considerar
que hay distintos modos de hacer familia, momentos familiares, características y tipos de
familias que demandan y requieren programas diversos adecuados a su realidad y contextos
sociocultural, los cuales, sin embargo, deben considerar que los aspectos importantes que
influyen en el funcionamiento del sistema son:
-
El aspecto fundacional o valores de la familia
Lo normativo o limites establecidos
Los subsistemas que conforman la estructura familiar (conyugal, parental, y
filial) y la relación que se establece entre ellos.
La evolución que la familia sigue en su ciclo vital y su capacidad de
adaptación a los cambios.
La Política Nacional para las Familias (2001-2006) 3 plantea “ Las acciones que buscan
incorporar a las familias directamente o aquellas que focalizadas en los individuos con una
visión del grupo de parentesco, han ido integrando una concepción transversal y plural,
inspirada en los aportes de la Comisión Nacional de la Familia del año 1993: “la familia
entendida como grupo social unido entre sí por vínculos de consanguinidad, filiación
(biológica o adoptiva) y de alianza incluyendo las uniones de hecho cuando son estables”.
3
Política Nacional para las familias.
2001-2006. SERNAM 2° borrador
Octubre 2001
3
Op.cit.
4
También reconoce que “Distintas evaluaciones y estudios indican que la articulación entre
programas sociales y familias es compleja y problemática, en la medida en que las políticas
y programas sociales existentes se concentran en el individuo y en muchas ocasiones de
forma simultánea sin un necesario ajuste de sus diseños y prácticas de implementación a la
heterogeneidad de los grupos familiares en cuanto a estructura, dinámicas internas y
culturas locales.” 3
Las estrategias de prevención dirigidas al grupo familiar deben estar concebidas para ser un
instrumento de ayuda a la labor educativa que cada una hace, buscando fortalecer los
factores protectores asociados al consumo de drogas, desde su realidad y de acuerdo a sus
requerimientos. Las estrategias de prevención familiar, se enmarcan dentro de las
funciones y estilos educativos familiares, pudiendo distinguirse tres grandes bloques:
-
-
Estrategia general ¿Cómo favorecer en los hijos el proceso de construcción de
identidad personal y la relación con su medio humano y sociocultural?
Estrategias relacionadas de forma específica con el uso de drogas: ¿Cómo
hablar sobre el uso de drogas en la familia? ¿Cómo actuar ante la sospecha de
consumo o ante un consumo inicial de drogas por parte del hijo o la hija, padre,
madre u otro?
Estrategias relacionadas a intervención en el entorno: ¿Cómo nos apoyamos los
padres frente a un medio que puede ser hostil? ¿Cómo acordamos normas y
patrones de diversión juntos, para disminuir la presión social sobre cada familia
particular?..
Se trata de desarrollar acciones destinadas a aumentar su participación, responsabilidad y
sensibilidad respecto a su rol preventivo con sus hijos, a desarrollar competencias
necesarias para enfrentar eficazmente la formación de los hijos y específicamente su
relación con las drogas y otros riesgos, y entregar conocimientos e información necesaria
acerca del tema.
La prevención en la familia tiene como centro el crear las condiciones que nos ayuden a
que nuestros hijos no consuman drogas, o si surge un problema de consumo, frenar su
avance y evitar que se convierta en un problema más grave.
2.1. Factores de riesgo
La investigación y estudios en torno a los factores asociados al consumo de drogas
identifican una serie de factores de riesgo en el funcionamiento familiar que aumentan la
probabilidad del consumo de drogas en sus hijos(as), 4 1 entre ellas destacan:
4
Prevención familiar del consumo de drogas (Martínez González, F. Trastornos adictivos 2001; 263- 279.
España
1
Cuarto Estudio de drogas población escolar, CONACE, 2002
5
a) Historia de alcoholismo y de abuso de drogas en la familia. Los hijos de padres
alcohólicos tienen tres veces más riesgo de ser alcohólicos y dos veces más riesgo de
ser drogodependientes que los hijos de padres no alcohólicos 5 .
b) Uso y abuso de drogas por parte de hermanos y/o padres consumidores. En los
resultados del cuarto estudio en población escolar 1 se aprecia que la tasa de consumo
de drogas es cuatro veces más alta en los jóvenes que señalan que alguien de su casa
consume alguna droga. Específicamente, influye:
• modelos de consumo en la familia y la utilización de estas como mecanismo de
afrontamiento de situaciones problemas.
• exposición a las drogas en la fase de desarrollo prenatal,
• aceptación y actitudes familiares favorables al consumo.
• aumento de la disponibilidad de drogas
c) Factores genéticos: Se reportan evidencias de que este factor tiene mayor implicancia
en la persistencia, pero no en el inicio del consumo de ciertas drogas.
d) Desorganización familiar. No hay una posición unánime entre los investigadores sí
tiene o no una influencia directa la presencia de conflicto entre los cónyuges, aún
cuando sí puede producir efectos indirectos que afecten la estructura familiar. En el
cuarto estudio en población escolar 1 se aprecia un aumento de la prevalencia de
consumo entre los jóvenes que consideran conflictivas las relaciones en su hogar 1 .
e) Deficiencias en las habilidades educativas y practicas de manejo familiar en los padres.
• Escasa supervisión y control de los hijos, sobre todo cuando están fuera de la casa,
conociendo dónde y con quién están.
• Poca claridad o ausencia de normas y limites,
• Inexistencia de expectativas acerca de las conductas de los hijos o expectativas
confusas y mal transmitidas.
• Disciplina inconsistente y excesivamente severa: es especialmente importante en la
educación de hijos con temperamentos difíciles y con alteraciones de conducta.
f) Problemas de relación entre padres- hijos:
• ausencia mutua de apego entre padres e hijos en cualquier etapa del desarrollo de
éstos,
• falta de comunicación y débiles relaciones entre ellos,
• incomprensión, falta de apoyo social y emocional de los padres a los hijos(as)
• negligencia, rechazo y/o abuso físico y sexual por parte de los padres.
g) Trastornos mentales y comportamientos antisociales de los padres y/o adultos
significativos.
La carencia de experiencias familiares placenteras incrementa el valor relativo del refuerzo
proveniente de las drogas, mientras que la ausencia de factores de protección les deja sin
cauces viables y alternativos con los que obtener placer o aliviar el dolor 4
5
Kumpfer K.L et al. Familily Etiology of youth problem. NIDA Monoger, 1998; 177.
1
op.cit.
4
6
2.2. Factores protectores de la familia
Por el contrario, las investigaciones identifican una serie de factores protectores que actúan
como amortiguadores frente a la aparición del problema de consumo. Los objetivos y
contenidos de los programas preventivos apuntan a fortalecer estas variables del
funcionamiento familiar que serán analizados más adelante en este documento. Entre estos,
cabe destacar:
a) Fuertes vínculos con la familia. Los lazos afectivos suponen un compromiso
con las costumbres, normas y valores del grupo con el que se establece vínculo y
un conocimiento de lo que el grupo considera que está bien y está mal. Los
jóvenes que se sienten ligados a la familia, quieren vivir de acuerdo con sus
costumbres y sus normas.
b) Disciplina familiar adecuada y normas claras de conducta dentro de la familia.
Los padres protegen a sus hijos cuando establecen normas claras, compuesta por
pocas normas, bien definidas y bien comunicadas adaptada a la etapa de
desarrollo de sus hijos.
c) Cercanía, apoyo emocional y trato cálido y afectuoso a los hijos.
d) Padres involucrados: altos niveles paterno de supervisión, control y apoyo a los
hijos. Es importante que los padres adopten un papel activo en la vida de sus
hijos, en especial en una serie de aspectos que ha demostrado relevantes en
estudios internacionales y nacionales para la prevención del consumo de drogas:
• Conocimiento de las actividades y amigos de los hijos. 1 y 4 ¿Dónde están?
¿Qué hace? ¿Con quién se relaciona y con quién van?
• Conocimiento de los problemas, intereses y necesidades de los hijos.
• Identificación de factores y situaciones de riesgo para el consumo de drogas.
• Fortalecimiento de los vínculos con la escuela, potenciado el rendimiento
académico y el reconocimiento de los logros y los progresos.
• Fortalecimiento y desarrollo de habilidades personales y sociales de cada
hijo (a): autonomía, autocontrol, autoestima, resistencia a la presión del
grupo y capacidad para resolver problemas y conflictos personales.
e) Actitud y comportamientos preventivos frente al consumo de drogas por parte
de los padres. Padres y hermanos conscientes de su rol de modelos y ejemplo de
vida sana.
Es necesario que los padres estén informados, para que hablen con sus hijos de drogas
cuando sea necesario. Pero la prevención, no es sólo información; sino debe tratar de
generar un clima emocional de comprensión y comunicación que haga que la familia sea un
lugar donde los hijos(as) puedan exponer sus conflictos sin sentirse amenazados o
juzgados, se sientan acompañados y puedan desarrollar una personalidad madura e
integrada. De esta forma, el trabajo con la familia debe involucrar fuertemente a los padres
y/o adultos significativos en el desarrollo de los hijos, entregándoles herramientas que les
permitan establecer mejores relaciones familiares, fortaleciendo sus propios factores de
protección y disminuyendo los que pudieran constituir riesgo.
1y4
7
El tema del consumo de drogas debe ser tratado, con información veraz y consistente, y
abarcar no sólo las drogas ilegales, tales como marihuana, pasta base, cocaína, éxtasis y
otras; sino también las legales, como alcohol, tabaco y fármacos (auto recetados) que
acarrean importantes problemas al individuo y a las personas que los rodean; están
directamente asociados y sirven en muchos casos como puerta de entrada al consumo de las
drogas ilícitas.
En síntesis, se debe promover la formación de hombres y mujeres capaces de enfrentar sus
problemas, haciendo uso de sus recursos personales, y sociales, evitando así, que sigamos
construyendo una sociedad que encuentra en la química, la respuesta a sus necesidades.
Las estrategias dirigidas a la familia también deben ser una oportunidad para que los padres
se junten y aúnen criterios para enfrentar unidos, los permisos, patrones de diversión, turnos
para ir a dejarlos y buscarlos, y así disminuir la presión de cada hijo a sus padres
demandando más libertad o flexibilidad. Juntos son más fuertes para procurar un ambiente
más sano.
3. ROL PREVENTIVO DE LA FAMILIA.
El mundo de cada familia es intimo y las políticas públicas difícilmente pueden llegar al
plano individual, por tanto se requiere desarrollar estrategias en que se invite a las familias
a través de la participación de alguno de sus miembros, que actúa como convocante. De ahí
que los programas deban considerar la sensibilización de ese miembro familiar para que
invite a los demás miembros a participar. Por tanto es fundamental privilegiar la formación
de familias que actúen como mediadores frente a sus pares ya que conocen mejor sus
realidades y problemas y puede facilitar una mayor empatía con el tema.
El papel de la familia en la prevención del consumo de drogas puede concretarse en dos
aspectos esenciales:
- En el ámbito de la unidad familiar, apoyando el desarrollo afectivo y psicológico de
cada uno, favoreciendo el proceso de adquisición de habilidades para evitar el
consumo de drogas.
- En el seno de la sociedad, colaborando como “mediadores sociales” con
asociaciones familiares implicadas en iniciativas y programas de prevención.
La estrategia nacional busca formar mediadores sociales de modo de aumentar el alcance y
cobertura de los programas, y también debido a que la prevención entre pares constituye
una modalidad en que se comparten vivencias y experiencias que ayudan a una mejor
contextualización de la intervención.
8
4. PROGRAMAS EDUCATIVOS PARA PREVENIR EL CONSUMO DE DROGAS
EN LA FAMILIA
4.1. OBJETIVOS
Objetivos generales
Sensibilizar a los padres y/o adultos significativos para que asuman una actitud
activa y responsable para enfrentar el tema del consumo de drogas
Fortalecer los recursos personales y sociales de la familia para apoyar y crear las
condiciones que ayuden a que sus hijos(as) no consuman drogas.
Ofrecer un instrumento de apoyo a la familia para facilitar la labor de prevención
que debe realizar
Objetivos específicos
Sensibilizar a los padres y/o adultos significativos de la importancia de su papel
como agentes preventivos.
Aumentar los conocimientos de la familia sobre drogas.
Dar a los padres y al grupo familiar la información necesaria para que sean capaces
de intervenir precozmente en el consumo de drogas de uno de sus miembros.
Entregar pautas de acción para enfrentar el consumo y detenerlo.
Fortalecer el sentido de competencia de los padres y el grupo familiar para resolver
sus problemas.
Promover actitud activa y responsable para intervenir en el entorno sociocultural
(comunidad y escuela) para procurar estilos de vida saludables y protector del
consumo de drogas.
4.2. METODOLOGÍA DE LOS PROGRAMAS
Dirigida a familias en general, cuidando el respeto a la gran diversidad de estilos de familia,
estilos educativos y condiciones de vida.
Las estrategias para llegar a las familias deben procurar:
a) Responder a sus requerimientos, principalmente adecuándose a los tiempos
disponibles, necesidades de apoyo solicitado, y a la etapa de vida en que está.
b) Considerar que son adultos que ya tienen una experiencia y aprendizajes en
relación al tema. La estrategia debe partir por rescatar la experiencia y
conocimientos que tiene la familia sobre el tema, promoviendo la reflexión y
orientando sí se requiere.
c) Ser específica en abordar esta temática: es importante que los programas
abarquen aquellos propósitos, elementos, contenidos y actividades que en forma
directa y explicita se relacionan con el tema del consumo de drogas, de modo de no
expandirse a la formación o educación parental en general; que si bien es
9
d)
e)
f)
g)
h)
i)
j)
importante para prevenir, es un tema más propio de la escuela, del consultorio, u
otra organización formativa. El estilo de vida que lleva la mayoría de las familias en
nuestro país, en que los padres trabajan, y están largo tiempo fuera del hogar, exige
que los programas que involucran la participación de ellas, sean capaces de
adecuarse a su disponibilidad de tiempo; sean precisos, cortos, motivantes y
efectivos. Esto obliga a replantear los programas de modo de priorizar los
objetivos esenciales y responder a las motivaciones de los padres en este tema.
No culpabilizar: El fenómeno de la drogodependencia es muy complejo, en él
están implicados muchos elementos, no hay una sola causa ni una sola solución. Por
eso la prevención debe hacerse desde diversos ámbitos. Ya hemos dicho que la
familia es uno de ellos pero no es el único. Sí aparece un problema de drogas, las
familias no tienen que sentirse culpables. Toda la responsabilidad no está en ellos,
pero si tienen que extraer las consecuencias necesarias para enfrentar la situación e
implicarse en la solución del problema. Los programas deben orientarse a
fortalecer las competencias de las familias desde el contexto de cada cuál,
rescatando sus cualidades y potenciando sus recursos personales y sociales.
Prevención debe iniciarse desde la infancia ya que las actitudes, creencias y
comportamientos protectores se desarrollan desde pequeños, y en esos momentos la
familia tiene un rol crucial en la formación de la personalidad del niño(a)
Problema de las drogas puede tocar a cualquiera. Sensibilizar acerca de que los
consumidores y abusadores de drogas no necesariamente tienen una familia
disfuncional, sino que a veces son otros motivos que inciden como: búsqueda de
sensaciones, falta de habilidades sociales, etc. Por lo tanto, todos estamos expuestos
a que un hijo(a) que se inicie en el consumo y por lo tanto se requiere desarrollar
una actitud atenta y vigilante, y sí ocurre enfrentar el tema y comprometerse en su
solución.
Formar para detectar consumo e intervenir precozmente.
Todos estamos expuestos y tenemos actualmente alguna relación con el consumo de
drogas, ya sea en forma directa, o por la presencia de un familiar o amigos que
sufren el problema, y por lo tanto es necesario abordarlo, detectarlo y contener el
problema a tiempo, cuando es más fácil solucionarlo.
No hay un único modo de educar, cada familia tiene que encontrar su propio
estilo educativo. Pero sí podemos decir que cualquier familia puede mejorar su
funcionamiento y que en toda familia se puede hacer algo para educar con más
eficiencia.
En cada etapa de la vida se necesita un tipo de apoyo diferente que viene
expresado a través de lo que el sistema familiar puede ofrecer a los hijos. Esto
supone crear un tipo de familia en el que sea posible encontrar el respaldo necesario
que ha de convertirse en factor de protección ante los problemas con las drogas,
adecuada ha cada etapa de la vida de los hijos y con la suficiente flexibilidad para ir
cambiando.
La prevención debe considerar el contexto en que este se da. Cada familia vive
dentro de un contexto, que afecta estrechamente la vida familiar. El programa
preventivo debe iniciarse con un diagnóstico del problema del consumo de drogas
en ese contexto, las atribuciones de significado sobre el consumo, estilos educativos
y de vida imperantes, tipos y modos de hacer familia, etc.; para adecuarse y desde
ahí construir y desarrollar los objetivos planteados.
10
k) Esencial tener en cuenta los factores de riesgo generales y los específicos de la
familia y la concreción de estos en el colectivo de padres y madres que vamos a
trabajar. De esta forma rebajaremos los riesgos de realizar actuaciones
descontextualizadas, sin fundamentación clara, o basadas exclusivamente en las
ideas que nosotros tenemos sobre lo que es importante en la prevención.
4.3 CONTENIDOS ESPECÍFICOS A ABORDAR POR LOS DIFERENTES
PROGRAMAS
El esquema que se propone para la definición de las estrategias de la prevención familiar,
explicita los diferentes contenidos a tratar:
1. ¿Cómo fortalecer en los hijos e hijas el
Desarrollo de capacidades socioafectivas
2.
Colaboración Familia y Escuela
-
Promoción de capacidades para mejorar el
entorno sociocultural
-
proceso de construcción de su identidad
personal?
- Autoestima
- Autonomía
- Resolución de conflictos
- Autocontrol
- Autocuidado
- Clarificación de valores
Proyecto de vida
¿Cómo fortalecer a los hijos e hijas su
capacidad de relación con el entorno
humano?
- Capacidad de interacción en
grupo
- Capacidad de resistir la presión
del grupo y persuasión
- Toma de decisiones autónomas y
responsables
La colaboración de familia escuela en el
desarrollo socio afectivo.
La colaboración de familia escuela ante el
fracaso escolar y ausentismo escolar
La comunicación padres con la institución
escolar.
Creación de un discurso alternativo en
torno al fenómeno del uso de drogas
Promoción de alternativas saludables
Clima preventivo en la familia y sistema
de disciplina
La legislación
En la propia familia
En la escuela
- En la comunidad
Fuente: “Materiales de Formación en Prevención de drogodependientes” Módulo Familias. Programa de
Prevención de Drogodependencias. Centros Educativos de la Comunidad de Madrid (PPD), 1996
Disminución a la accesibilidad a las drogas
-
Los programas con familia deben seleccionar aquellos temas que sean pertinentes con la
realidad de la población a la cuál está dirigida, y por tanto priorizar aquellos aspectos que
constituyen para ese grupo particular, un factor de riesgo o de protección. ( Anexo 2
contenidos específicos según tipo de programa.)
11
4.4. TIPOS DE PROGRAMAS
Según patrón de consumo de jóvenes de familias a las cuales está dirigido
Las estrategias con familias requiere plantear programas distintos para colectivos de
familias, que requieren trabajar con ellas en prevención primaria (con familias cuyos hijos
aún no consumen); prevención secundaria, para apoyar familias cuyos hijos ya han
experimentado con drogas y requieren apoyo para detener el consumo; y prevención
terciaria: para familias cuyos hijos son drogodependientes y participan en un programa de
tratamiento..
Según ciclo de vida de las familias
Además, se considera importante realizar programas que necesariamente contengan
distinciones para trabajar según ciclo de vida del grupo familiar, entre: familias con hijos
pequeños y familias con hijos adolescentes, ya que viven problemáticas en relación al tema
muy diferentes y exigen actitudes y estilos parentales muy distintos.
En el anexo 1 se incluye los contenidos de los distintos tipos de programas.
5. AMBITOS DE INTERVENCION EN EL TRABAJO CON FAMILIAS
Se trata de fortalecer el trabajo con familias en todos los ámbitos del quehacer nacional.
a) Ámbito Comunitario:
Fomentar, promover y generar proyectos que contemplen acciones dirigidas a las
familias. Además puede iniciarse un proyecto de formación de mediadores sociales,
asociado a una organización social que actualmente trabaje con familias para
multiplicar su radio de acción en la comuna.
a) Ámbito Educacional:
Asociado a centros y asociaciones de padres que actúen como mediadores frente a sus
pares desarrollando programas al interior de las escuelas y Liceos. Las estrategias
estandarizadas para el 2002 contemplan un programa con familias, por lo tanto es
importante constatar y motivar para que estas se implemente (Educación Parvularia a 8°
básico). Así mismo, es importante impulsar programas con los Centros de Padres y
Directores de Liceos para abordar está problemática, abriendo espacios de reflexión
entre alumnos y sus familias. Como apoyo al desarrollo de estas actividades se puede
recomendar el uso de videos “La iniciación” u otros. (CONACE- MINEDUC),
comentar los resultados encuesta escolar 2002 y otros materiales de apoyo que se
enviaron en el Set de Materiales preventivos (2001).
12
b)Ámbito Laboral:
Favorecer y fomentar la formación de monitores para realizar talleres con las familias
de los trabajadores como parte de la estrategia de prevención del consumo de drogas en
el ámbito laboral.
c) Ámbito de Salud:
Fomentar y apoyar programas que involucren y apoyen a las familias de los
consumidores o dependientes.
-
-
Atención primaria. Capacitar equipo para desarrollar programas con familia como
parte del apoyo a la “primera respuesta en tema de consumo de drogas”. Se propone
instaurar grupos que funcionen una vez al mes abierto a las familias consultantes y
que estén motivadas por este tema. Puede ser un servicio que opere en red entre
educación y salud.
Trabajo con las familias de drogodependientes: apoyar grupos de autoayuda que
existen actualmente y fomentar que las prestaciones que entregan los Servicios de
Salud y Comunidades terapéuticas contemplen a las familias y mejoren su respuesta
a ella, como parte de su estrategia de tratamiento, rehabilitación y reinserción social.
d) Ámbito Comunicacional
Se propone dar mensajes tendientes a aumentar la conciencia y responsabilidad de los
grupos familiares en la prevención del consumo de drogas de sus hijos(as). Desarrollar
Campañas y/o programas comunicacionales, que promueva la reflexión sobre el
tema y aborde las principales temáticas relativas al rol de la familia en la prevención:
• Pautas de acción frente al consumo y como abordarlo
• Estilos educativos preventivos (establecimiento de normas,
comunicación, ejemplo, y promoción de la autonomía y
responsabilidad.)
• Construcción y apoyo entre las familias para construir entornos
preventivos.
• Distribución y difusión Folleto dirigido a familias que contiene
información general
para abordar esta temática con sus hijos e
hijas.
13
Anexo N°1:
DIAGNOSTICO DE LA SITUACION DE LAS FAMILIAS EN CHILE 5
Anexo de “Política nacional para las familias, 2001- 2006” 1
A continuación se describen las principales tendencias sociodemográficas de las familias en
Chile y se presentan descriptivamente las tensiones y desigualdades que aún persisten en la
vida en familia en el ámbito de sus dinámicas internas y de su relación con la sociedad.
La vida en familia: tendencias sociodemográficas
La encuesta CASEN registra para 1998 un total de 3.742.683 hogares 6 en Chile, de los
cuales el 86 % se localiza en zonas urbanas. El 40.7% de los hogares chilenos se concentra
en la Región Metropolitana.
Un 17.8 % de los hogares del país se encuentran bajo la línea de pobreza, la mayoría de
ellos en la condición de pobre no indigentes (13.1%).
En relación con su estructura, del total de hogares del país, el 63.4 % vive en familias
nucleares, en cualquiera de sus tipos, y el 28.6 % en familias extensas. El 7.6 % lo hace en
hogares unipersonales y sólo un 0.4 % en hogares sin núcleo familiar. 7
Así, es posible señalar que las estructuras familiares se han diversificado con el transcurso
de los años. Si bien, en 1996 el 32,9% 8 (el porcentaje más alto) de los hogares
corresponden a hogares nucleares biparentales con mujer inactiva, ya no es posible plantear
que este es el único tipo ni el modelo de familia predominante, ya que éste no sólo ha ido
disminuyendo, sino que coexiste con múltiples modalidades como son las familias
nucleares biparentales en las que la mujer es activa, las familias extensas, que pueden ser
biparentales o monoparentales, junto a familias nucleares monoparentales, entre otros.
Al interior de los hogares es posible distinguir la presencia de núcleos familiares. En general
se distingue entre núcleo principal, que corresponde al núcleo que encabeza el hogar, y
aquellos denominados secundarios, que corresponden a uno o más núcleos que comparten el
hogar con el núcleo principal.
5
El Diagnóstico se presenta como anexo, en el entendido que el proceso de completar la información de este
capítulo está en curso y a la espera de la publicación de nuevos antecedentes. Documento forma parte de
“Política Nacional para las familias 2001- 2006. Segundo informe borrador, Octubre 2001.
6
El presente documento ha privilegiado estadísticas procedentes de la CASEN 1998 en consideración que los
resultados de la CASEN 2000 no se habían hecho públicos a la fecha de su elaboración. MIDEPLAN:
“Resultados Encuesta Casen 1998”. División Social. 1999
7
MIDEPLAN: “Resultados CASEN 1998”. División Social. 1999.
8
CASEN 1996, en SERNAM-INE "Estadísticas para el nuevo siglo"
14
De acuerdo a esta distinción el número de núcleos familiares en Chile es de 4.487.168. De
ellos el 83.4% corresponden a núcleos principales y el 16.6 % a núcleos secundarios. 9 El
47.2% de los núcleos secundarios y el 11.5% de los núcleos principales corresponden a
familias monoparentales, es decir cuentan con la presencia de sólo uno de los padres. De
igual manera el 53.7% de los núcleos principales son nucleares biparentales. La mayor
proporción de núcleos secundarios se encuentra en los grupos pobres no indigentes.
El 30.1 % de los núcleos corresponde a núcleos con ingresos medio bajos; el 27% a núcleos de
ingresos medios; el 17.5% núcleos de ingresos medios altos y el 7 % a los núcleos con los
ingresos más altos del país. 10 La proporción es cada vez menor mientras mayores son los
ingresos del grupo.
Las familias chilenas viven diferentes etapas a lo largo del ciclo familiar. Aun un gran
porcentaje de ellas se encuentran en las etapas tempranas (el 25.1 % se encuentran en las
etapas cuyo hijo mayor en el hogar tiene entre 0 a 12 años), que corresponden a las etapas de
socialización primaria de los hijos. Sin embargo, las familias que se encuentran en etapas
avanzadas, con hijos mayores de 13 años y con hijos que han dejado la residencia familiar,
han aumentado considerablemente en estos últimos años (52.9 %). Asimismo un 21.9% de los
hogares de Chile no tiene hijos/as. Es relevante constatar que aun en Chile en el 41.5% de los
hogares el hijo mayor tiene menos de 19 años de edad.
El 37,4% de los hogares sin hijos en el hogar, corresponde a hogares familiares nucleares
biparentales, es decir, a parejas solas. Por su parte la mayor parte de los hogares extensos
corresponden a hogares cuyo hijo mayor en el hogar tiene 25 años o más.
En las primeras etapas del ciclo de vida de las familias se encuentra una mayor proporción de
hogares familiares nucleares biparentales (cuando el hijo mayor tiene menos de 13 años de
edad) 11 , a diferencia de los hogares nucleares monoparentales, cuya proporción aumenta a
medida que avanza el ciclo de vida familiar.
En cuanto a la jefatura de hogar, uno de cada cinco hogares tiene como cabeza a una mujer
(22.8 %) 12 , caracterizadas estas por aquellas en las cuales se concentra mayor pobreza y, por
lo tanto, son hogares de mayor vulnerabilidad psicosocial. Estas familias se concentran en
etapas avanzadas del ciclo de vida familiar, por lo que se trata en general de mujeres con hijos
mayores de 13 años. El 42.3% de los hogares con jefatura femenina son hogares familiares
extensos.
A su vez, y a pesar del crecimiento vegetativo de la población, el número de matrimonios
tiende a disminuir. Las estadísticas en los últimos 10 años permite apreciar que la cifra más
alta se alcanzó en 1988 con 103.484 matrimonios; produciéndose a partir de ese año una baja
progresiva, hasta el año 1998 en que se celebraron, 73.456 matrimonios. Esto es, 30.028
9
Los núcleos denominados principales, corresponden al núcleo que encabeza el hogar. Los núcleos
secundarios corresponden a uno o más núcleos que comparten el hogar con el núcleo (CASEN 1998: Op. Cit).
10
MIDEPLAN:” Resultados Encuesta Casen 1998”. División Social. 1999.
11
MIDEPLAN: “Resultados CASEN 1998”. División Social. 1999.
12
INE: “Encuesta Suplementaria de Ingresos”. Trimestre Octubre y Diciembre. 1999. En: Base de Datos
Estadísticos. Departamento de Estudios y Estadísticas. SERNAM. 2001.
15
matrimonios menos que durante 1988 13 . Asimismo, existe un retraso sostenido de los
matrimonios según edad de los contrayentes: para las mujeres la edad promedio pasa de ser
24,7 años en 1988 a 26,7 años en 1999; y para los hombres la edad promedio varía de 27,2
años en 1988 a 29,4 años en 199814 .
Aumentan, asimismo, las nulidades matrimoniales. De 3.072 nulidades en 1980, se registra en
1998 un total de 6.269 nulidades. El mayor aumento (prácticamente el doble) se produce entre
1980 y 1990 (6.048) 15 .
La tasa de fecundidad en Chile, desde 1950 a 1999 se redujo de 4.6 hijos por mujer a 2.2. Esta
tendencia marca un cambio en el patrón reproductivo, repercutiendo en el tipo y tamaño de la
familia chilena en los últimos años16 . Un dato relevante en este cambio de patrón se refleja en
las diferencias que existen entre los grupos etáreos de mujeres. El grupo de mujeres menores
de 20 años es el que menos disminuye su tasa de fecundidad.
Por otra parte, se ha incrementado el número de uniones de hecho, una consecuencia de ello es
la gran cantidad de hijos extramatrimoniales. Aproximadamente un 47.7 % del total de los
nacidos vivos, corresponden a hijos que nacen fuera del matrimonio, que han sido reconocidos
por madre y padre, que han sido reconocidos sólo por la madre o ninguno de ellos, frente al
31% en los años 90 17 . En 1998 se logró legislar para que todos los hijos e hijas, independiente
del vínculo legal de sus padres, tengan iguales derechos y oportunidades.
Tensiones y desigualdades asociadas a la vida familiar en Chile
No obstante la aspiración de los chilenos y chilenas por vivir y asociar la vida en familia a
experiencias de afecto y bienestar la evidencia acumulada en estos años señala que la vida
familiar no está exenta de tensiones y menos aún de situaciones de desigualdad en el plano de
las relaciones, particularmente entre hombres y mujeres.
Atendiendo al hecho indiscutible que cualquier convivencia humana se acompaña de
momentos de encuentro y entendimiento junto a desencuentros, tensiones e incluso conflictos
–y que muchos de ellos resultan inevitables- el interés de abordar en una política de gobierno
el derecho de protección y fortalecimiento de las familias, plantea la necesidad de atender
aquellos aspectos de la dinámica familiar y de la relación de las familias con la sociedad, que
transgredan derechos humanos fundamentales.
La investigación proporciona información relevante a este respecto vinculados por una parte, a
la dinámica interna de las familias o relacionados con las relaciones intrafamiliares y otros
13
INE "Anuario de Demografía Serie 1980-1998", en INE, "ENFOQUES ESTADISTICOS N°6
Matrimonio", Julio del 2000
14
INE "Anuario de Demografía", en: Mujeres Chilenas: Estadísticas para un nuevo siglo. SERNAM-INE.
15
INE: “Anuario de Demografía y Justicia”. Serie 1980-1998.
16
INE: “Anuario de Demografía”. En: Mujeres Chilenas: Estadísticas para un nuevo siglo. SERNAM-INE.
Julio 2001. P.25.
17
INE: ”Anuario de Demografía”. En: Base de Datos y Estadísticas. Departamento de Estudios y Estadísticas.
SERNAM. 2001.
16
respecto a la relación de las familias y de sus miembros con la sociedad. Ambos estrechamente
relacionados entre sí.
Las dimensiones relativas a las relaciones intrafamiliares se vinculan a tensiones y
desigualdades procedentes de las relaciones de conyugalidad (pareja), la parentalidad
(relaciones padres-hijos) y la relación persona-familia. En un segundo nivel, de carácter
externo, relacionadas con condiciones sociales, económicas y culturales que afectan el
desempeño de las funciones de la familia, obstaculizando o posibilitando el desarrollo de
sus miembros o bien poniéndolos en situación de riesgo social. En este ámbito, las
tensiones se establecen en la relación familia-sociedad, las que son especialmente visibles
entre las familias pobres.
A continuación presentamos algunos ejemplos de las tensiones y desigualdades más
significativos, asociados a la vida en familia en Chile. La consideración de significativo no se
relaciona con la atribución que las propias familias chilenas puedan hacer de sus problemas o
tensiones cotidianos, sino a la prevalencia estadística de ciertas problemáticas de acuerdo a los
antecedentes que han sido recogidos de diversos estudios que se han realizado en nuestro país.
Acerca de las relaciones intrafamiliares
Desempeño de roles familiares y laborales
A partir del fuerte ingreso de las mujeres al trabajo remunerado en los últimos años los
chilenos y chilenas han visto necesario reorganizar sus relaciones entre trabajo y vida familiar.
Estas prácticas no se han acompañado, como se esperaba, de un cambio significativo respecto
al desempeño de los roles de género, en el ámbito doméstico. Aún persiste una fuerte
tendencia a una participación mayor de las mujeres en las labores domésticas cotidianas y en
las responsabilidades familiares, cualquiera sea su posición en el hogar o en relación con el
mercado laboral. 18
No obstante lo anterior, se observa un creciente aporte de los varones en las responsabilidades
familiares, especialmente durante el fin de semana. Las mujeres participan en labores de la
casa en promedio hasta cuatro veces más que los hombres en iguales condiciones laborales,
durante la semana, en tanto, durante el fin de semana esta diferencia se reduce a la mitad19 .
Igualmente se constata que frente a exigencias paralelas entre los ámbitos laboral y doméstico,
el tipo de renuncia que hacen uno y otro sexo manifiesta claras diferencias de género. Con
mayor frecuencia, las mujeres ven interrumpido su trabajo (20%) o pierden la oportunidad de
18
Las responsabilidades familiares se entenderán como los deberes relacionados con las labores habituales de
mantenimiento y funcionamiento del hogar en cuanto al aseo, preparación de alimentos, realización de las
compras de alimentos, lavado y planchado de ropas y labores eventuales. Las responsabilidades familiares se
definen como los deberes relacionados con el cuidado, educación, recreación y mantención de los hijos y
otros miembros dependientes en el hogar. SERNAM: “Habla la Gente: Trabajo y Familia, una relación
compleja”. Documento de Trabajo Nº 68. Realizado por la Facultad de Economía, Unidad de Encuesta de la
Universidad de Chile.1999. P. 11.
19
SERNAM: Documento Nº 68. 1999. p. 102 y 103.
17
capacitarse por exigencias familiares o domésticas (15%). En cambio, los hombres, renuncian
con mayor frecuencia a dar apoyo escolar a los hijos (19%); a reuniones familiares (13%) o, a
un mayor acercamiento afectivo con los hijos por tener que trabajar (12%). 20
Las mujeres, en mayor medida que los hombres, cuentan con flexibilidad de horarios, de parte
de sus empleadores, para responder a necesidades familiares o domésticas de urgencia, siendo
el 46% de estas. Sin embargo, solo el 26% de los hombres cuenta “muy a menudo” o “a
menudo” con autorización para responder a este tipo de requerimiento 21 .
Estudios realizados en torno a masculinidad respaldan esta evidencia, planteando que se
constatan pocas transformaciones en el modelo de ser hombre a pesar de la fuerte
incorporación de las mujeres al espacio público. Los hombres siguen constituyendo su
identidad sobre la base de tres mandatos: ser sexualmente activos, trabajar remuneradamente y
tener hijos/as, lo cual no implica asumir la paternidad de manera intencionada y responsable. 22
Las responsabilidades de hombres y mujeres se encuentran aún delimitadas y definidas, con
pocas obligaciones compartidas o intercambiables, y claramente diferenciadas.
Una señal diferente se visualiza en la generación más joven de varones. El referente ya no es
la empresa sino el mercado laboral, por tanto se aprecia mayor diversidad de experiencias de
trabajo. Los acuerdos familiares que predominan entre los varones cuyas trayectorias siguen
estas orientaciones presentan variaciones importantes en relación con el modelo de hombreproveedor y mujer-dueña de casa. Los varones jóvenes cuestionan el carácter exclusivamente
masculino del trabajo remunerado, relativizan la importancia del trabajo como único eje de su
identidad y conciben roles de género y ámbitos en los cuales hombres y mujeres pueden
involucrarse y desarrollar en consecuencia actividades más intercambiables. Asimismo, al
menos en el discurso, los varones no establecen una división tan tajante entre los espacios
laborales y familiares. A pesar de ello la gran mayoría de ellos considera que el trabajo
doméstico sigue siendo un ámbito en el cual las mujeres son las principales responsables.
Lo anterior plantea nuevos desafíos en relación con las tensiones asociadas al desempeño de
roles familiares y aquellas que emergen del esfuerzo por compatibilizar demandas y
responsabilidades familiares y laborales. La distribución de responsabilidades, los nuevos
roles de la mujer en el ámbito de la provisión de ingresos, el que las mujeres perciban como
legítimo desarrollar un proyecto personal y la necesidad de conciliar estos nuevos desafíos con
el deseo de consolidar un proyecto de familia, son evidentemente problemas que requieren que
tanto el sistema laboral como la oferta pública de servicios se ajuste a estas nuevas realidades
de las familias.
Sexualidad y familia
La edad de inicio de las relaciones sexuales en el país se sitúa alrededor de los 17 años y
poco más de una de cada 3 adolescentes han tenido relaciones sexuales, lo que llega a 60%
20
SERNAM: Documento Nº 68. Op. Cit. P.106.
SERNAM: Documento Nº 68. Op. Cit. P. 106.
22
Olavarría, José, "Hombres a la deriva", FLACSO, Santiago 2001
21
18
en quienes tienen 18 o 19 años 23 . Sin embargo, la mayoría de ellos no utilizan ningún tipo
de método anticonceptivo en su primera relación sexual. Los jóvenes inician, de esta
manera, cada vez más precozmente su vida sexual, sin la formación y la información
necesaria que les permita tomar decisiones responsables.
El aporte del grupo de adolescentes entre 15 y 19 años a la fecundidad total ha ido en
aumento. Un 16.16% del total de nacimientos producidos en 1998 en todo el país,
correspondió a madres adolescentes. 24
Una de las consecuencias más evidentes de la falta de información y formación es que un
importante número de mujeres se embaraza sin desearlo, y muchos de estos embarazos
terminan en aborto inducido, cifras que oscilan entre 90.000 y 160.000 al año.
Otra cifra igualmente reveladora es el constante aumento de casos de VIH-Sida. De los
casos notificados a Diciembre del 2000, el 31% corresponde a jóvenes entre 15 y 29 años.
La principal vía de transmisión en el total de casos, la constituyen las relaciones sexuales en
un 93.4%. 25
Otro aspecto que revela la real dimensión de estos problemas es la violencia sexual, de la
cual mujeres y niños son sus principales víctimas. El último estudio realizado en el país
revela que un 14.9% de las mujeres, entre 15 y 49 años casadas o convivientes de la región
metropolitana han sufrido violencia sexual. 26
Las familias son los principales agentes socializadoras de sus miembros, y cumplen
funciones de protección, educación y formación. Se sabe que los jóvenes desean recibir
mejor información de sus padres, y, en Chile, las adolescentes especialmente de sus
madres. Estudios señalan que cuando los padres y madres reconocen el normal crecimiento
y desarrollo de sus hijos e hijas frente a la sexualidad, orientan adecuadamente a sus hija/os
sobre materias sexuales, respetan su necesidad de información y reciben sus dudas e
inquietudes con afecto, las familias se transforman en un factor protector de situaciones de
riesgo.
Se ha de entender la educación sexual como una necesidad que tiene todo ser humano de
ser acompañado y de contar con situaciones de aprendizaje significativas que le permitan ir
integrando esta dimensión de su ser personal y social a lo largo de las distintas etapas de su
vida. Por ello se hace particularmente importante que esta educación tenga sus bases en el
seno de la familia.
Lo anterior se vincula a la posibilidad de propiciar que las familias cuenten con
información en temas específicos, junto con la apertura de espacios de conversación e
23
INJUV: “Estudio Nacional de Juventud en Chile”. 1997
SERNAM-MINSAL-MINEDUC, “Diagnóstico y lineamientos de Política Pública para la prevención del
embarazo no deseado en adolescentes”.2000.
25
CONASIDA: Boletín. 2000.
26
SERNAM-Universidad de Chile. “Detección y Análisis de la Prevalencia de la Violencia”. Centro de
análisis de políticas públicas. 2001.
24
19
intercambio de experiencias que apoyen la función parental tanto como las necesidades de
vínculo y pertenencia.
Violencia y familia.
Cuando se habla de la familia como un espacio de protección, potenciador de crecimiento y
desarrollo pleno de sus miembros, se sabe que se está haciendo alusión a una realidad parcial
en nuestro país. Esto es lo que señala por ejemplo, el estudio de prevalencia de la violencia en
la pareja en mujeres, realizado en la Región Metropolitana durante el año 2000. 27
Los resultados muestran que la mitad de las mujeres casadas o convivientes han
experimentado situaciones de violencia conyugal alguna vez en su vida. Un 16.3 % ha
experimentado violencia psicológica, sin otras manifestaciones de violencia. Un 34% ha
experimentado violencia física o violencia sexual o ambos tipos de violencia a la vez. Un 14%
vive violencia sexual además de violencia física. El 38.8 % de las mujeres de los estratos
medios-altos y alto han vivido situaciones de violencia en la pareja. Un 12.1% de violencia
psicológica y un 26.7% de violencia física y/o sexual. El estrato Medio presenta un 44.8 % de
violencia en la pareja. Un 18 % de violencia psicológica y un 26.8 % de violencia física y/o
sexual. Los estratos bajos y muy bajo presentan un 59.4% de violencia en la pareja. Un 16.6%
de violencia psicológica y un 42.8% de violencia física y/o sexual.
En síntesis, una de cada tres mujeres de los estratos altos y medios altos, declararon haber
vivido violencia psicológica o física de parte de sus esposos o convivientes. Y en los estratos
bajos y muy bajo, esta cifra se eleva a más de 1 de cada 2 mujeres.
Las mujeres adultas no son las únicas víctimas de violencia al interior de sus familias, sino
también se aprecia un índice importante de maltrato y abuso hacia los niños y niñas.
Aproximadamente, un 25% de los niños y niñas de nuestro país vive violencia física grave en
su hogar, y solo un 26.4 % de los niños y niñas señalan no vivir ningún tipo de violencia de
parte de sus padres. 28 Registros del instituto Médico Legal y CAVAS, plantean que en un 70
% de las agresiones sexuales que viven niños, niñas y adolescentes del país son cometidas por
un familiar o conocido de la víctima.
Este ámbito de problema en la vida familiar, lejos de ir en disminución va en aumento en
nuestro país, lo que plantea la necesidad de fortalecer las acciones de prevención, atención y
apoyo integral a las personas y a las familias en este campo.
Acerca de la relación familia y sociedad
Desde una perspectiva sistémica la familia no puede ser tratada como una isla, sino que debe
ser vista en estrecha interdependencia y parte activa de la sociedad. Familia y sociedad pueden
ser definidas como dos sistemas mutuamente condicionados que se requieren el uno al otro
para producirse y producir el orden social, y siendo éste la base del acuerdo tácito que
27
SERNAM-Universidad de Chile: “Detección y Análisis de Prevalencia de la Violencia Intrafamiliar:
Región Metropolitana”. Centro de Análisis de Políticas Públicas. 2001.
28
UNICEF. “Prevalencia del Maltrato Infantil en Chile”. 2000.
20
gobierna sus relaciones. Este pacto es el que permite que las familias puedan funcionar y
enfrentar las tensiones propias de la vida cotidiana.29
Los cambios que el proceso de modernización ha producido en las familias en los últimos años
y los problemas prioritarios que las afectan son de diferente orden: social, económico,
simbólico y cultural. Son cambios materiales y en las formas como se conciben y ejercen los
roles familiares. Son cambios en las relaciones de género y en sus efectos en las
representaciones sociales y prácticas familiares, en las estructuras y funciones familiares 30 .
Se ha sostenido además que el cambio fundamental provocado por la modernización ha sido el
debilitamiento de algunos aspectos en la relación familia y sociedad que ha hecho surgir
tensiones de nuevo tipo frente a los cuales las familias dispondrían de insuficientes recursos en
lo cognitivo, en lo material, y en la sociabilidad para resolverlos. Estos han sido registrados
como campos de inseguridad en múltiples ámbitos: trabajo, previsión social, vivienda, salud,
entre otros.31
A continuación presentamos algunos antecedentes que ilustran algunas de las tensiones que
se asocian a la relación entre familia y sociedad.
Trabajo
Las cifras muestran que la presencia femenina en el mercado se ha incrementado
significativamente en la última década aumentando de 1.495.850 mujeres en 1990 a
1.957.880 en el año 2000 (3,3% y –2,5%, respectivamente). 32
Del total de la fuerza de trabajo en Chile, el mayor porcentaje se encuentra en mujeres del
cuarto y quinto quintil de ingreso (24,3% y 24,5%, respectivamente). Para el caso de los
varones, el mayor porcentaje se distribuye entre el segundo, tercer y cuarto quintil de
ingreso (21,2%, 20,8% y 21,2%) 33 . Lo anterior hace evidente el mayor aporte que realizan
hombres y mujeres, especialmente de éstas últimas, a los hogares pertenecientes a los
quintiles de ingreso más altos de nuestro país. Para el caso de los hogares más pobres, una
mayor dependencia de los ingresos de los hombres.
Respecto de los ingresos procedentes de la ocupación, estudios realizados por el Instituto
Nacional de Estadísticas dan cuenta que las mujeres reciben ingresos inferiores a los de los
varones por el mismo empleo. Aunque existe una leve tendencia a la disminución de esta
brecha, las mujeres obtienen, en promedio, un ingreso que corresponde a casi el 70% del
ingreso medio de los hombres. 34
Un mayor nivel educacional de las mujeres no redunda necesariamente en que sus ingresos se
equiparen al de los hombres en la misma función y con igual nivel educacional. Las
29
SERNAM: “ Familias y Políticas Públicas: una Reflexión Necesaria”. Chile. 2000.
SERNAM: Op. Cit. 2000.
31
SERNAM: Op. Cit.2000.
32
SERNAM: “Mujeres Chilenas: Estadísticas para el Nuevo Siglo”. Chile. 2001.
33
MIDEPLAN: Encuesta CASEN. Chile. 1998.
34
SERNAM: Op. Cit. 2001.
30
21
estadísticas muestran que las diferencias de ingresos se acentúan a medida que aumenta el
nivel de educación de las mujeres. Así, en el nivel universitario, el ingreso medio de las
mujeres sólo alcanza al 53,4% del ingreso medio de los hombres con el mismo nivel
educacional. En todo caso, entre 1996 y 1998 se aprecia una disminución importante de la
brecha en todos los niveles educacionales. Los mayores cambios a favor de las mujeres
ocurrieron entre aquellas que no tienen estudios, que, por lo general, desempeñan oficios de
baja remuneración. 35
A diferencia del trabajo que es transado en el mercado, el trabajo que produce bienes o
servicios que se consumen en el mismo hogar no es remunerado. La inmensa mayoría del
trabajo no remunerado es realizado por mujeres y suele ser invisible, a pesar del enorme aporte
que significa para la economía nacional. El trabajo doméstico constituye una actividad
netamente femenina. Al año 2000, el 98% de las mujeres inactivas se dedica de manera
exclusiva al trabajo doméstico. Esto significa que, en general, son las mujeres quienes dedican
gran cantidad de horas al trabajo no remunerado, tal como la crianza de los niños, el cuidado
de los ancianos, los enfermos y las tareas cotidianas del hogar. Cuestión que merece ser
mirada con especial atención en una política a favor de las familias. 36
Previsión social
Algo más de un tercio de la población ocupada no cuenta con ningún tipo de previsión. Esta
situación es levemente más acentuada entre las mujeres, de acuerdo a la Encuesta de
Caracterización Socioeconómica (CASEN) realizada por el Ministerio de Planificación y
Cooperación (MIDEPLAN) en 1998 (35,6% de hombres y 37,4% de mujeres).
En el marco de la inestabilidad que caracteriza el mercado laboral actual y del tipo de relación
laboral que establecen los y las trabajadoras, gran parte de la fuerza de trabajo no tiene
contrato y por tanto no realiza cotizaciones en los sistemas previsionales. El total de cotizantes
de las AFP a Febrero del 2001 es 2.702.228 personas, de los cuales 1.726.973 son hombres y
975.255 mujeres. 37
Respecto de la salud, la gran mayoría de las personas pertenecen al sistema público de salud
(FONASA), en desmedro del sistema privado de salud (ISAPRE) a las que acceden los
sectores de mayores ingresos. A través de este último sistema se puede acceder a prestaciones
de salud en función del monto del Plan al cual se acceda, por lo cual muchas familias –
especialmente aquellas que acceden a los planes de menor monto- se ven en situación de
desprotección en caso de un evento que implique un costo muy alto: enfermedad catastrófica o
accidente. Las mujeres y las personas de mayor edad son discriminadas al contar con planes,
por lo general de costos mucho más altos, que los otros grupos etáreos y/o sexo.
Las mujeres representan el 63% del total de beneficiarios del sistema de pensiones del
Instituto de Normalización Previsional (INP) y reciben el 49% de los montos destinados a las
35
SERNAM: Op. Cit. 2001.
SERNAM: Op. Cit. 2001.
37
Superintendencia de AFP: “Informe Estadístico”. En: SERNAM, "Base de datos estadísticos" .2001
36
22
pensiones. Esto se refleja en que el monto promedio mensual por pensión es inferior al monto
promedio total (71.417 y 91.797, respectivamente). 38
Los hombres reciben principalmente pensiones de vejez e invalidez y las mujeres, de
viudez y vejez. Al igual que en el caso de los salarios, las pensiones de las mujeres son
inferiores a la de los hombres, exceptuando las de orfandad.
Atendiendo al creciente número de hogares a cargo de una mujer y de hogares
unipersonales asociados a la tercera edad femenina, esta evidencia plantea ámbitos de
inseguridad y tensiones adicionales a las familias en Chile, que requieren ser consideradas
en una política de gobierno.
Vivienda
De acuerdo a las cifras 39 y estudios realizados sobre la materia 40 , aun cuando el déficit
habitacional continúa siendo bastante alto (alrededor de 600.000 familias no poseen vivienda),
durante la última década ha ido en aumento el número de viviendas que entrega el sector
público, así como el mejoramiento en las condiciones de materialidad de las viviendas. Lo
mismo sucede con las condiciones de saneamiento y habitabilidad de la vivienda. Sin
embargo, las soluciones habitacionales que se ofertan no se adecuan a los cambios en la
estructura y composición y en consecuencia, necesidades de las familias en las últimas
décadas.
De acuerdo a un estudio realizado en términos de la relación entre oferta de vivienda y
demanda efectiva 41 , el mayor porcentaje de hogares postulantes a los programas
habitacionales se concentra en los primeros dos quintiles de ingreso (59,4%; 22,3% se
ubica en el tercer quintil y un 4,1% en el quinto).
El tamaño de los hogares de los postulantes es superior al promedio nacional (4,4 contra 3,9
según CASEN 1998) y el mayor tamaño promedio se encuentra en los hogares encabezados
por mujeres en el primer quintil. Proporcionalmente postulan más familias en crecimiento
(con hijo mayor entre 6 y 12 años) y familias con hijo mayor de 25 años y más; las familias
con hijo mayor de 18 años y más alcanzan un 35,5%. Los hogares de postulantes mujeres
presentan mayores niveles de dependencia económica crítica que los de los postulantes
varones.
Por otra parte, son los hogares con postulantes mujeres activas los que más postulan a los
programas, alcanzando un 51% entre postulantes ocupadas y no ocupadas. En el caso de
varones postulantes, sus parejas mujeres económicamente activas alcanzan un promedio de
38
INP: “Anuario Estadístico”. 1999. En. SERNAM. “Mujeres Chilenas: Estadísticas para el Nuevo Siglo”.
2001.
39
MIDEPLAN, "Resultados de la Encuesta CASEN 1998"
40
SERNAM, MINVU: “Análisis de la Accesibilidad a soluciones habitacionales según estructuras familiares,
estudio de la demanda y beneficiarios a los Programas de Vivienda Básica, Progresiva y Subsidio Rural que
el Ministerio de Vivienda y Urbanismo desarrolla en la VI Región Del Libertador Bernardo O’Higgins.”,
realizado por FLACSO, documento inédito, Santiago 2001.
41
SERNAM/MINVU: Op. Cit. 2001.
23
33,3%, lo que indica que se trata de familias con ingresos generados por ambos cónyuges,
lo que implica mayor capacidad de ahorro.
En cuanto al hacinamiento, el mismo estudio señala que de acuerdo con la encuesta
CASEN el hacinamiento 42 disminuye entre 1994 y 1998. Mientras en 1994, el
hacinamiento en el primer quintil es de 9,8 %, en 1998, llegó al 4,1 %. En términos
absolutos, se constata que en 1998 aún existían 2.074 hogares, entre el primero y segundo
quintil, en esa situación. A pesar de la disminución, se mantienen porcentajes que dan
cuenta de necesidades habitacionales no resueltas.
Asimismo, el 5,1% de los hogares del primer quintil de ingresos (1.954) vive en mediagua
o mejora y el 2,5% (963) en rancho, ruca, o choza; es decir, un 7,6% de los hogares de este
quintil vive en una vivienda de condición precaria: mediagua o mejora, o rancho, ruca o
choza 43 . Entre 1994 y 1998, se observa una disminución de las viviendas precarias de un
13% a un 7,6%. Sin embargo, llama la atención que los datos de 1998 arrojan una cantidad
muy superior de hogares viviendo en rancho (963 hogares) en comparación con el año 1984
(sólo 98). A escala nacional el 2,4% de hogares del país vive en mediagua y el 0,4% viven
en rancho. En el segundo y tercer quintil también se reportan porcentajes de hogares
viviendo en esas categorías.
Consumo de Drogas y Alcohol
El último estudio realizado por el Consejo Nacional de Control de Estupefacientes
(CONACE) 44 , plantea que las mujeres consumen menos drogas que los hombres. Las cifras
indican que un 10,3% de los hombres y el 3,2% de las mujeres presentan índices de consumo
ilícito durante el último año.
Sin embargo, entre los jóvenes la brecha entre hombres y mujeres disminuye. La mayor
declaración de consumo está entre los menores de edad y los jóvenes. La prevalencia de
alguna droga lícita en el último año (alcohol, tabaco y tranquilizantes) alcanza a 81.2%. De
este total, el 16,9 % de las mujeres ha consumido tranquilizantes (7,5% en hombres). Es un
fenómeno que aparece transversal a todos los segmentos sociales. 45
Una de las características que distingue el uso de tranquilizantes es que está asociado a grupos
de edad diferentes de las otras drogas. Mientras éstas últimas se concentran entre los jóvenes,
42
Hacinamiento, según la metodología de la CASEN, mide la relación entre número de personas del hogar y
el número de recintos habitables que ocupan en una vivienda. Se estima que existe hacinamiento cuando en
un hogar hay más de tres personas por recinto habitable.
43
La encuesta CASEN define mediagua o mejora como una construcción de material ligero, generalmente de
madera, con piso de tierra o madera, y con servicios higiénicos en el exterior de la vivienda. La definición de
rancho, ruca o choza corresponde a una construcción de material ligero, de barro, totora, etc., con piso de
tierra, techo de totora y una pieza habitable que incluye cocina.
44
CONACE: IV Estudio Nacional de Consumo de Drogas”. Chile. 1999.
45
CONACE: “IV Estudio Nacional de Consumo de Drogas”. Chile. 1999.
24
los tranquilizantes lo hacen entre los 45 y 64 años (19,6%) y su consumo decae
proporcionalmente a medida que desciende la edad. 46
Salud Mental
Los estudios sobre salud mental realizados en estos últimos años demuestran que los
problemas en este ámbito causan un impacto negativo en la sociedad, presenta altos costos
directos e indirectos y ocasionan un sufrimiento difícilmente medible en las personas que lo
padecen y en sus familiares.
El análisis secundario del estudio "Salud Mental en el Gran Santiago" 47 , concluye que 1 de
cada cuatro habitantes adultos del Gran Santiago presenta un Trastorno Psiquiátrico. Entre los
adultos, las mujeres son las más afectadas (33,6% de prevalencia en relación con el 15,7% de
los hombres), lo que podría estar asociado a los roles sociales y a algunas prácticas
discriminatorias que afectan a las mujeres chilenas. Por estas razones, ellas estarían más
expuestas a eventos de vida y estresores sociales crónicos - como violencia y pobreza- y a
menor apoyo social que los hombres. Esta diferencia las dejaría más expuestas a experimentar
trastornos emocionales que los hombres.
Las diferencias por sexo en la prevalencia de trastornos mentales se mantienen en todos lo
grupos etáreos, siendo la mayor en el grupo de adultos jóvenes. En las mujeres la prevalencia
es más baja entre las solteras y más alta entre las convivientes. En los hombres, en cambio, los
viudos sufren más trastornos mentales y los casados presentan las tasas más bajas.
Calidad de vida
Respecto a las expectativas en la calidad de vida para los próximos años, existe la percepción
de un aumento sostenido de problemas que afectan la calidad de vida de las personas y las
familias chilenas. El 74.3% de las personas lo plantea a nivel del consumo de alcohol, el 78%
respecto de la contaminación ambiental, el 61.3% acerca de la inseguridad ciudadana y el
57.6% la pobreza.48
Por otra parte, el mismo estudio señala que cerca del 75 % de las personas le preocupa dedicar
más tiempo a estar con sus familiares, no brindar a su familia todas las comodidades que se
merecen y cuidar más su salud.
En síntesis, los antecedentes diagnósticos disponibles permiten hacer visibles un conjunto de
tensiones y desigualdades asociados a la vida en familia y cuyas manifestaciones más
dramáticas aún persisten a pesar de la acción del Estado y de la sociedad civil para su
enfrentamiento, tal es el caso de la violencia intrafamiliar, el consumo abusivo de drogas,
46
SERNAM: Op. Cit. 2001.
SERNAM, "Análisis secundario de la investigación: Salud mental en el Gran Santiago", realizado por
Araya, Ricardo, Rojas, Graciela y Fritsch, Rosemarie, Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, en
proceso de publicación, Santiago 2001
48
FLACSO: Op. Cit. 1997.
47
25
discriminaciones por pertenecer a determinados tipos de familias, entre otros. En este
contexto, se hace necesario definir una Política Nacional que las aborde de forma coordinada
en una perspectiva de largo plazo y de mayor cobertura.
26
ANEXO 2. TIPOS DE PROGRAMAS SEGUN CICLO DE VIDA Y RELACION
CON EL CONSUMO
Conjugando estas dos distinciones, Conace está trabajando para desarrollar un material
educativo que apoye el trabajo con las familias.
A) PROGRAMA A DESARROLLAR PARA FAMILIAS CON HIJOS PEQUEÑOS:
Programas dirigidos a familias que tienen sus hijos aún chicos, que sí bien no enfrentan
directamente el problema de drogas, sí requieren desarrollar actitudes, creencias,
valores y comportamientos que le permitan desarrollarse sanamente, autocuidarse y
desarrollar habilidades para enfrentar riesgos y la presión social.
a. Curso de formación agentes educativos (mediadores)
b. Módulos para trabajar con familias en forma de taller
Principales Contenidos:
Fortalecimiento factores protectores, como.(* 49 )
Información sobre drogas
Estilo de vida saludable
- Autocuidado
- Mantener una cultura familiar de no consumo
Autoestima y seguridad en sí mismos
- Aceptarlos como son
- Valorar sus avances y logros
- Manifestarle nuestra aceptación y cariño
- Crear expectativas ajustadas a sus pasibilidades
Ayudarlos a Madurar
- Darles oportunidades de tomar decisiones
- Darles responsabilidades y tareas
- No hacer las cosas en lugar de ellos
- Darles autonomía
Autocontrol
- Dándoles el ejemplo
- Estableciendo limites y normas
Establecer clima emocional positivo
Establecer lazos sociales y familiares
49
(*) Programas con familias.
Actuar es Posible
Plan Nacional sobre Drogas España. 1998
27
B) PROGRAMA DIRIGIDO A FAMILIAS CON HIJOS(AS) ADOLESCENTES
Familias cuyos hijos son adolescentes requieren estilos educativos específicos para esa
edad, que permitan el desarrollo de la autonomía y formación de la identidad, y
consideren que sus hijos están viviendo un mundo de riesgo y de presión para acceder
al consumo de alcohol y otras drogas. Muchos ya han tenido experiencia con drogas y
requieren de los padres una intervención efectiva.
a. Curso de formación agentes educativos (mediadores)
c. Módulos para trabajar en prevención primaria con familias en forma de
taller
d. Módulos para trabajar con familias cuyos hijos (as) están insertos en
población juvenil de mayor riesgo, o ya se han iniciado en el consumo.
Principales contenidos:
- Información sobre drogas
- Mantención cultura de no consumo y estilo de vida saludable
- Actitudes educativas protectoras y de riesgo en relación al consumo
- Detección e intervención precoz del consumo de drogas lícitas e ilícitas
- Fomento de identidad, autonomía y toma de decisiones responsable
- Manejo de la Ansiedad y autocontrol
- Comunicación
- Establecimiento de normas y limites
- Clima emocional familiar
- Proyecto de vida
Para Programas de trabajo con familias de jóvenes en riesgo es importante además agregar:
•
•
•
•
•
Desarrollo de competencias para contención emocional
Actitudes educativas frente al consumo
Como detener el consumo
Cuando derivar y donde.
Estrategias de control y protección
C) PROGRAMAS PARA TRABAJAR CON FAMILIAS CUYOS HIJOS(AS)
ESTÁN PARTICIPANDO EN UN PROGRAMA DE TRATAMIENTO.
La familia no sólo tiene un rol fundamental para prevenir y anticiparse al consumo
evitando que esto ocurra sino también para ayudar a los jóvenes drogodependientes a
salir de esto. La mayoría de los programas de tratamiento contemplan apoyo y
participación del grupo familiar en el proceso terapéutico. A menudo, son familias que
llevan un largo camino de conflictos con ese hijo o hija, de expectativas y frustraciones
en relación a ellos, y pueden juegan un rol importante tanto en la mantención del
problema como en su rehabilitación. En este campo se pueden desarrollar proyectos y
líneas de trabajo tendientes a:
28
-
-
Apoyo a grupos y organizaciones de familiares de dependientes que suelen
prestar un importante servicio a la comunidad y al proceso de rehabilitación e
inserción social.
Apoyo a Servicios y Comunidades terapéuticas para implementar o mejorar su
trabajo con las familias, de modo de aumentar la eficacia de los programas.
29