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LA ADMINISTRACIÓN REAGAN Y EL
PLEBISCITO EN CHILE:
LA POLÍTICA DE PRESIÓN (1987-1989)*
The Reagan administration and referendum in Chile:
Political pressure (1987-1989)
Diego Avaria Eyzaguirre **
RESUMEN:
El artículo presenta las relaciones de los
Estados Unidos y Chile de 1987 a 1989,
bajo la administración de Ronald Reagan
y la dictadura de Augusto Pinochet. Es
decir, se observan las políticas de la administración Reagan hacia Chile y examinan
en qué medida estas tuvieron una inƃuencia sobre los acontecimientos ocurridos
antes, durante y después del plebiscito
del 5 de octubre de 1988, que desembocaron en el retorno a la democracia.
Para la investigación se han utilizado
fuentes primarias y secundarias, así como
entrevistas. Sin embargo, la investigación
más original es sin duda la concerniente
a las fuentes primarias. La investigación
se basa en los 23.070 documentos desclasiƂcados divulgados en noviembre
de 2000 bajo la administración Clinton.
Se completa también con un trabajo en
terreno exhaustivo, durante el cual he-
ABSTRACT:
The article shows the relations of the
United States and Chile from 1987 to
1989, under the administration of Ronald
Reagan and the dictatorship of Augusto
Pinochet. That is, the policies of the Reagan
administration’s Chile are observed and
discussed to what extent they had an
inƃuence on the events before, during
and after the plebiscite on October 5,
1988, which led to a return to democracy.
For research have been used primary
and secondary sources and interviews.
However, the original investigation is
certainly concerning primary sources. The
research bases on 23,070 declassiƂed
documents released in November 2000
under the Clinton administration. Also
was completed by a comprehensive
Ƃeld work, during which we examined
the declassiƂed ofƂcial documents (not
* Recibido diciembre 2013. Aceptado abril 2014.
** Dr. en Relaciones Internacionales, Instituto de Estudios Internacionales y del Desarrollo, Ginebra;
Investigador Postdoctoral, Instituto de Estudios Latinoamericanos, Universidad de Columbia,
Nueva York. Email: [email protected]
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Diego Avaria Eyzaguirre
mos examinado los documentos oƂciales
desclasiƂcados (no divulgados) de la administración Reagan respecto a Chile en
las diferentes bibliotecas y archivos de los
Estados Unidos.
Palabras clave: Relaciones Estados Unidos-Chile, Política Exterior.
reported) of the Reagan administration in
Chile regarding the various libraries and
archives in the United States.
Key words: United States and Chilean relationships, Foreign Policy.
INTRODUCCIÓN
¿Por qué hemos elegido la administración Reagan en particular? Para
responder a esa pregunta, conviene volver a los acontecimientos ocurridos
en Chile. A pesar que la dictadura solo se terminó en marzo de 1990 con la
entrega del poder a un Presidente electo democráticamente (por lo tanto,
bajo la presidencia de George H. Bush), tal desenlace era previsible a partir
del plebiscito de octubre de 1988, cuando el pueblo votó NO a la mantención
en el poder de Pinochet, seguido de la elección presidencial de diciembre de
1989. Por ende, si se admite que octubre de 1988 marca el momento crucial
hacia la democracia en Chile, entonces se trata efectivamente del Ƃn de la
administración Reagan (1981-1989).
Tomando en cuenta la fuerte intervención estadounidense en Chile,
particularmente bajo la presidencia de Richard Nixon (1969-1974), la que contribuyó
fuertemente al golpe de Estado contra Salvador Allende y a la instalación de la
dictadura, nos preguntamos si también ocurrió algo similar respecto al Ƃn del
régimen militar. ¿Intervinieron los Estados Unidos, bajo la administración Reagan,
para poner Ƃn a la dictadura e incentivar un retorno a la democracia en Chile?
Tras algunas investigaciones, nos dimos cuenta que efectivamente hubo
razones para creer que la administración Reagan tuvo una inƃuencia sobre la
salida democrática en Chile. Pudimos comprobar que Estados Unidos ejerció
una fuerte presión para que se respeten los derechos humanos y se transite a
la democracia en Chile. La presión ante la dictadura chilena no hizo más que
aumentar a medida que se acercaba la fecha del plebiscito.
Ese aumento de la presión se manifestó por el voto en la ONU a favor de la
condena de la situación de los derechos humanos en Chile y por la abstención
respecto a los créditos en las instituciones Ƃnancieras, además de sanciones
comerciales.
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La administración Reagan tradujo su retórica en acción y aprobó el
Ƃnanciamiento por el Congreso de la National Endowment for Democracy
(NED) de un millón de dólares. Lo anterior, para apoyar Ƃnancieramente a la
oposición y enviar observadores para vigilar el plebiscito, por intermedio del
National Democratic Institute for International Affairs.
Las relaciones estadounidense-chilenas llegaron a un nivel más bajo con
Ronald Reagan que con Jimmy Carter, debido a las presiones mencionadas,
así como operaciones diplomáticas e incluso secretas para contrarrestar la
intención de Pinochet de anular el plebiscito.
La administración Reagan logró favorecer una transición democrática
pacíƂca y sin rupturas bruscas en Chile. Consiguió que se apartara a los
comunistas del poder en Chile, lo que era el objetivo constante de su política.
Asimismo, la economía de libre mercado pudo ser preservado. Ese aspecto
económico siempre mantuvo un valor importante para la orientación de la
política exterior de la presidencia de Reagan. Por lo demás, los Estados Unidos
jugaron un rol importante respecto al restablecimiento de la democracia,
tanto antes como después del plebiscito de 1988 que conllevó la derrota de
Augusto Pinochet tras un NO masivo y condujo a las elecciones democráticas
de diciembre de 1989.
La democracia
estadounidense
como
leitmotiv
de
la
política
exterior
El 27 de febrero de 1987, el Presidente Reagan emitió una decisión de
seguridad nacional, por la cual recordó que la promoción de la democracia
a través del continente americano constituía una política del gobierno de los
Estados Unidos1.
Esa decisión fue enfatizada por el Secretario de Estado Adjunto para
Asuntos Interamericanos, Elliott Abrams. Mencionó que las consideraciones
respecto a los derechos humanos, a la dignidad del individuo y a la defensa
de la libertad condujeron a los partidos republicano y demócrata a lograr un
consenso sobre la importancia clave del apoyo a la democracia en la política
exterior de los Estados Unidos.
1
National Security Decision, Directive Number 264, White House, Washington, 27 February 1987,
DeclassiƂed. 1987.
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El apoyo a la democracia se convirtió en el nuevo principio organizador
de la política exterior de la administración Reagan. Por un lado, los Estados
Unidos se esforzaban en utilizar más eƂcazmente los instrumentos a su
disposición para apoyar al movimiento a la democracia en el continente. Por
el otro, buscaban crear nuevos instrumentos para promover las instituciones
democráticas y el desarrollo. La actividad diplomática para apoyar esos
objetivos tomaba formas variadas en esferas diferentes.
En Chile, los esfuerzos para mejorar el contexto político y restaurar
las libertades fundamentales, léase la libertad de reunión y de palabra,
eran necesarios para progresar concretamente en la transición a una
plena democracia. Los Estados Unidos apoyarían el retorno a un gobierno
democrático civil en Chile.
Por su parte, en su alocución del nuevo año de 1987, Pinochet anunció
que permitiría a la mayoría de los exiliados retornar a Chile y conƂrmó
esa intención en marzo mediante la legalización de todos los partidos no
marxistas2. La Constitución de 1980 exigía la realización de un plebiscito en
1988 para decidir si Pinochet seguiría en el poder o no. Para tener elecciones
presidenciales abiertas, había que cambiar la Constitución; sin embargo, la
junta no permitiría aportar modiƂcaciones a la carta3.
Los derechos humanos y la conducta económica de Chile
Según Abrams, era claro que si se quería que el próximo gobierno de
Chile tuviera la legitimidad necesaria para hacer avanzar al país a una plena
democracia, era esencial que el proceso electoral fuera justo, honesto y
transparente. El público debía tener acceso a las opiniones de los opositores
políticos pacíƂcos al régimen de Pinochet por todos los medios de prensa,
incluida la televisión. De acuerdo con la voluntad de la Iglesia católica, el
proceso de registro de los electores, que había comenzado, necesitaba un
apoyo activo de todos los chilenos para garantizar una gran participación en
la crucial elección4.
208
2
“PINOCHET, Augusto Promulgates Political Law, Criticizes Foreign Interference”, Telegram,
Message #1981, To: State, From: Santiago, 1987-03-17, ConƂdential, DeclassiƂed. 1987.
3
“Merino Rules Out Modifying the Constitution”, 18 MAR 87, FM AMEMBASSY SANTIAGO TO
SECSTATE WASHDC, ConƂdential, DeclassiƂed.
4
ABRAMS, Elliot. Latin America and the Caribbean: The Paths to Democracy, en Department of
State Bulletin, September 1987, Section: Western Hemisphere, p. 81.
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Se preguntó qué podían hacer los Estados Unidos para contribuir con esa
evolución. Reconoció que su inƃuencia era limitada porque no entregaban a
Chile ni ayuda militar, ni ayuda al desarrollo. En todo caso, podían incentivar
a aquellos que trabajaban a favor de la democracia. Aunque bloqueados por
el Congreso, podían intentar reforzar los contactos con las fuerzas armadas
chilenas, las que jugaban un rol clave en la transición democrática. Los
Estados Unidos podían continuar clamando que apoyaban la democracia y los
derechos humanos en Chile.
Para ser más eƂcaces, necesitaban ajustar sus acciones en función de las
circunstancias individuales, debilitar a aquellos que, en Chile, trabajaban por
una salida democrática. Ello signiƂcaba avalar y apoyar públicamente las
demandas de la oposición democrática por posiciones ƃexibles y democráticas,
como en el Acuerdo Nacional. Ello también implicaba pronunciarse contra los
comunistas violentos y exhortar al gobierno a aceptar el diálogo político y
controlar las violaciones de los derechos humanos, especialmente persiguiendo
a aquellos que eran responsables.
Su objetivo era claramente apoyar una transición a una democracia que
funcionase plenamente en Chile lo antes posible5.
A mediados de 1987, Abrams se presentó ante una subcomisión de la
Cámara de Representantes, declarando que desde su testimonio en 1986,
los Estados Unidos habían suspendido su apoyo al otorgamiento de los
créditos para necesidades no elementales en las instituciones Ƃnancieras
internacionales (IFIs), por razones ligadas a los derechos humanos. Al actuar
de manera concertada con otros países, habían mostrado explícitamente que
estaban preocupados por la situación política y de derechos humanos en Chile.
Sus votos en las IFIs se inscribían en la política global de la administración,
que apuntaba a promover la democratización y el respeto de los derechos
humanos. Sin embargo, los Estados Unidos no poseían ningún derecho de
veto en esas instituciones6.
Abrams explicó que querían actuar de manera concertada con otros países
para evitar hacerle el juego a los extremistas chilenos, que se oponían al logro
de una transición auténtica a un gobierno civil. En ese clima de violencia, un
voto negativo estadounidense arriesgaba aislar a Washington de las otras
5
ABRAMS, ob. cit.
6
“U.S. Policy Toward Chile”, en American Foreign Policy: Current Documents, Washington, State
Department, 1988, pp. 823-829.
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democracias occidentales y provocar sentimientos nacionalistas, reduciendo
así la capacidad de los Estados Unidos a inƃuir en los acontecimientos. De esa
manera, la suspensión de los créditos fue entendida completamente por el
régimen de Pinochet y por la oposición como la expresión de una insatisfacción
respecto a la violación de los derechos humanos.
“Chile está en una encrucijada. Quizás desde inicios del próximo año, podrá
elegir entre un gobierno civil plenamente democrático y una vía diferente,
la que podría conducir a un aumento de la polarización, una escalada de la
violencia armada, una represión severa y un mayor aislamiento internacional.
Desafortunadamente, el futuro democrático de Chile aún es bastante
incierto. El gobierno de Pinochet ha entregado un marco para la transición
institucionalizada hacia lo que él llama una “democracia protegida”… [El
descubrimiento de los arsenales…] Los comunistas violentos están listos
para explotar la polarización que sigue si las aspiraciones democráticas del
pueblo chileno siguen bloqueadas después de 1989, y quizás, para utilizar
las armas contra gobiernos sucesivos, incluso democráticos… Chile tiene la
elección entre uno u otro de estos dos caminos, hacia una democracia plena
y entera, fundada en la expresión libre y justa de la voluntad popular y en un
verdadero consenso nacional, o hacia el caos que acompañaría a un gobierno
cuya legitimidad sería ampliamente cuestionada, tanto en el plano nacional
como internacional”7.
La administración Reagan acentúa la presión
La administración Reagan había validado y apoyado públicamente las
medidas tomadas por la oposición democrática para lograr posiciones ƃexibles
y pragmáticas. También se había manifestado contra la extrema izquierda
violenta, y había exhortado a la dictadura a aceptar el diálogo político y a
vigilar las violaciones de los derechos humanos. Según Abrams, los Estados
Unidos habían traducido la retórica en acción, patrocinando y adhiriendo al
consenso en torno a las resoluciones justas sobre los derechos humanos en
Chile en la Comisión de Derechos Humanos de la ONU en 1986 y en 1987.
Asimismo, continuaban expresando su apoyo a la democracia y a los derechos
humanos, a través de la suspensión de su apoyo a los créditos de los bancos
de desarrollo internacional para Chile.
7
210
“U.S. Policy Toward Chile”. “Views of the Chilean Armed Forces and Police on Transition to
Democracy”, To Department of State, Washington, D.C., From American Embassy, Santiago,
March 30, 1987, Secret, DeclassiƂed.
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En Chile, el régimen militar y la oposición comprendían claramente la
importancia que acordaba la administración Reagan a una restauración rápida
de la democracia y al pleno respeto de los derechos humanos fundamentales.
Asimismo, Washington tenía la intención de proseguir la investigación sobre
el asesinato de Orlando Letelier y de Ronni MofƂt en 1976. No consideraba
cerrado el tema mientras los responsables de esos asesinatos no fueran
llevados a la justicia. Había precisado que consideraba la respuesta de la
dictadura chilena insuƂciente y que esta tenía la obligación legal y moral de
asegurarse que los oƂciales responsables fueran llevados ante la justicia. La
administración proseguiría la investigación con vigor por todos los medios
legales y diplomáticos.
La oposición democrática chilena también sabía en qué estaba el
gobierno estadounidense. Además de sus contactos normales con el régimen
de Pinochet, cultivaba un diálogo permanente e intenso con los líderes
democráticos chilenos de los partidos políticos, de las organizaciones de
derechos humanos, del trabajo, de negocios y religiosos, particularmente la
Iglesia católica8.
La dictadura chilena, poco propensa a una transición a un régimen
democrático y opuesta a la intención de promover la democracia que había
dominado la política exterior de la administración republicana desde 1982,
había terminado por representar a los ojos de la administración Reagan el
caso más ƃagrante de autoritarismo de derecha en América Latina9.
Sin embargo, la política económica llevada a cabo por el régimen militar
chileno recibía las felicitaciones de los dirigentes políticos estadounidenses.
En efecto, el comportamiento económico liberal-monetarista de la dictadura
del General Pinochet seguía los preceptos que prevalían en Washington sobre
el rol del mercado y la inserción internacional a largo plazo de los países en
desarrollo. Su manera de responder a los problemas del endeudamiento
externo coincidía con las promovidas por los bancos, los organismos
internacionales de crédito y los funcionarios del gobierno estadounidense.
8
“U.S. Policy Toward Chile”, pp. 78-88.
9
Chile: Pinochet Digs in the Long Haul”, Memorandum, To: Secretary, From: Abrams, Elliott,
1987-07-09, Secret, DeclassiƂed. Ver PORTALES, Carlos, “Democracia y derechos humanos en
la política exterior del Presidente Reagan”, en Documento de Trabajo FLACSO, Nº 343, agosto
1987.
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Por consiguiente, el gobierno de los Estados Unidos deseaba un cambio
político que fuese capaz de preservar las orientaciones centrales del modelo
económico chileno. La implementación del mecanismo de sucesión presidencial
plasmado en la Constitución de 1980 era visto como una oportunidad en esa
dirección10.
No obstante, los Estados Unidos estaban confrontados a un problema familiar
en Chile. El General Pinochet, un “dictador aliado”, pensaba que su mantención
en el poder era necesaria para servir de defensa contra un gobierno comunista. La
administración Reagan, por el contrario, estimaba que era la testarudez del General
Pinochet la que arriesgaba conducir a la situación que pretendía precisamente
prevenir. Después de todo, existían precedentes. En Cuba, Fulgencio Batista
(1940-1944) fue reemplazado por Fidel Castro y, más recientemente, los sandinistas
sucedieron a Anastasio Somoza (1974-1979) en Nicaragua11.
Sin embargo, el contexto chileno de septiembre de 1987 parecía bastante
diferente de los que precedieron las caídas de Batista y de Somoza. El
General Pinochet gozaba del apoyo de la élite de la sociedad, así como de
los militares y de los empresarios. Lo anterior era especialmente cierto en el
ámbito económico, donde la devoción a los principios de libre mercado había
producido un crecimiento económico estable, aunque poco espectacular, a
excepción de dos o tres malos años a comienzos de los años 198012.
Sin embargo, el apoyo al General Pinochet provenía en parte de la percepción
que no existía ninguna alternativa democrática viable a ese régimen. Los
partidos políticos de Chile parecían igual de divididos e incapaces de gobernar
en septiembre de 1987 que a comienzos de los años 1970. No habían logrado
convencer a muchos chilenos que su retorno al poder no engendraría el clima
político fuertemente ideológico y polarizado que desembocó en el golpe de
1973 contra el Presidente Salvador Allende. Ante tal situación, gran parte de
la población prefería seguir con “el diablo que conocía”13.
212
10
Chile: Pinochet Digs in the Long Haul”. PORTALES, Carlos. “Estados Unidos y la política chilena
en 1988”, en ConoSur, Vol. 7, Nº 2, 1988, p.1.
11
Chile Strategy”, Talking Points, To: Files from Chile, From: State, 1987-09-14, ConƂdential,
DeclassiƂed.
12
Chile: Prospects for the Free Market Economic Model”, ConƂdential, Central Intelligence
Agency, Directorate of Intelligence, 20 November 1987, DeclassiƂed. KAUFMAN, Susan, “Chile:
The Limits of U.S. Leverage”, en Centro de estudios del desarrollo, Materiales para discusión, No
192, octubre, 1987, p. 1.
13
“Developments in the Free Elections Campaign”, Telegram, Message #5660, To: State, From:
Santiago, 1987-08-03, ConƂdential, DeclassiƂed.
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Finalmente, el tipo de polarización política que desembocó en la
instalación de los gobiernos comunistas en Cuba y en Nicaragua no podía
ser excluida en Chile. La frustración respecto a la dictadura unipersonal había
conducido al Partido Comunista chileno, en 1980, a preconizar por primera
vez un derrocamiento violento de Pinochet. El partido creó el Frente Patriótico
Manuel Rodríguez (FPMR), que se implicó en una campaña de intensiƂcación
del sabotaje urbano. Sin embargo, las armas cubanas que había guardado
para una eventual utilización futura fueron descubiertas en 1986.
Considerando esos desarrollos susceptibles de producir una polarización
y una intensiƂcación de la violencia, lo que podía desembocar en un dominio
comunista en Chile, los Estados Unidos querían asegurarse que el General
Pinochet no seguiría más en el poder más allá de su mandato presidencial en
marzo de 198914.
Durante 1987, los responsables de la política latinoamericana del gobierno
de Reagan insistían en el hecho que “Chile se acerca a un momento crucial,
que podría llevar o a la democracia, o a una confrontación”15. Estos últimos
agregaban que “en Chile, se han tomado medidas positivas respecto al
proceso político… algunos progresos han sido logrados en materia de
derechos humanos… (pero) queda mucho por hacer –y queda poco tiempo–
para implementar las bases de un retorno a un gobierno democrático por
medio de un proceso electoral…”16. El 17 de diciembre de 1987, el Presidente
Reagan y el secretario de Estado Shultz hicieron una declaración en la cual
subrayaron la importancia del plebiscito de sucesión presidencial previsto por
la Constitución de 1980, que veían como la ocasión de engendrar un “retorno
a un gobierno representativo de la mayoría” en Chile17.
Esa declaración llevó a las autoridades estadounidenses a considerar que
el proceso del plebiscito podría conducir a una transición democrática:
“Los Estados Unidos estiman que, para que el ideal de soberanía
popular se realice en Chile, debe establecerse un clima de libertad
14
CIA, “Selected National Intelligence Publications: Chile: Prospects for Democratic Transition”,
July-December 1987, Director of Central Intelligence, Secret, DeclassiƂed.
15
“U.S. Policy Toward Chile”, pp. 823-829.
16
“Text of August 20 Santiago Departure Statement by Deputy Assistant Gelbard”, Telegram,
Message #6193, 1986-08-20, DeclassiƂed.
17
“US Statement on Support for Democracy in Chile”, Statement, To: Files, From: Chile, 1987-1217, DeclassiƂed.
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y de concurrencia varios meses antes del voto. Tal clima se caracterizaría por un acceso fácil y equitativo a los medios de prensa,
particularmente a la televisión; por una total libertad de reunión;
por un anuncio oportuno de las reglas de todos los procedimientos
electorales; por un registro facilitado de los electores y por la libertad de los ciudadanos y de los grupos políticos de hacer campaña
pacíƂcamente a favor de sus ideas. Los estados de excepción que
limitan la libertad de reunión, de asociación y de expresión, no son
compatibles con un procedimiento electoral legítimo”18.
El procedimiento previsto por la Constitución de 1980 para establecer
las normas que regirían el proceso de plebiscito y el nombramiento del
candidato al puesto de Presidente estaban bajo el control de los militares. La
promulgación de las leyes políticas que establecían el marco del plebiscito
incumbían al General Pinochet y a la junta.
Las fuerzas de la oposición impugnaron el marco constitucional e indicaron
un conjunto de demandas mínimas para considerar el procedimiento como
legítimo. Este no estaba totalmente determinado, puesto que en febrero de
1988 todavía no se había promulgado la ley que debía regular el proceso
decisivo de escrutinio. Aun así, los grupos políticos incentivaron la inscripción
en los registros electorales, reabiertos en marzo de 1987. Asimismo, varios
de ellos participaron en el proceso de constitución de los partidos políticos
que debían permitirles ejercer sus derechos en el proceso de control de los
escrutinios.
Además de las decisiones legislativas pendientes, ciertas garantías
constitucionales estaban sometidas a un estado de excepción, lo que tornaba
difícil la acción política de las fuerzas de oposición. Por lo demás, subsistían las
amenazas y las acciones contra la integridad física de las personas. Finalmente,
el poder gubernamental no tenía contrapeso real19.
En ese contexto, las condiciones mínimas exigidas en el proceso electoral
debían permitir juzgar la validez del método implementado para llegar a
una transición política. Esas condiciones también constituían un llamado de
atención para aquellos que participaban en el establecimiento de las normas
214
18
“U.S. Statement on Support for Democracy in Chile”.
19
“Mobilizing for Free Elections in Chile”, Cable, SANTIAGO 04274, FM AMEMBASSY SANTIAGO,
TO SECSTATE WASHDC, 11 JUN 87, ConƂdential, DeclassiƂed.
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del proceso electoral, así como para aquellos que debían aplicar esas normas.
Estas les recordaban también las consecuencias que sus acciones podían tener
en la reconstitución de un sistema político con el Ƃn de que fuera aceptado por
los diversos grupos internos y por la comunidad internacional, especialmente
el gobierno de los Estados Unidos20.
El análisis de la política estadounidense sugiere que más allá del
establecimiento de un marco formal con algunas garantías, la administración
Reagan buscaba poner Ƃn al poder unipersonal del General Pinochet. Lo haría
actuando sobre las fuerzas que apoyaban al régimen militar: los empresarios,
la derecha y las fuerzas armadas, en particular.
La acción estadounidense continuó concentrándose en la cuestión de
los derechos humanos y, especialmente, en la búsqueda de sanciones
contra los responsables del asesinato de Orlando Letelier y de la muerte
de Rodrigo Rojas. Esa política se manifestó a través de las decisiones sobre
los créditos en los organismos económicos multilaterales y la aplicación de
sanciones económicas unidas a los derechos humanos. Esas acciones no solo
tuvieron un efecto directo sobre la dictadura, sino que apuntaban también a
transmitir un mensaje a las fuerzas susceptibles de inƃuenciar el proceso de
institucionalización del régimen militar21.
El temor a la polarización
Las medidas de la administración Reagan no podían ser consideradas
como un gesto amistoso o condescendiente. Por otro lado, de acuerdo
con una moción del Congreso, “la mantención del líder militar después de
1989 probablemente reforzaría la posición de los comunistas y aumentaría la
atracción por la actividad política de la oposición comunista, más radical y más
violenta; de esa manera, la polarización política aumentaría en Chile”22. Se
trataba de una alusión directa al líder del régimen militar, de una advertencia
a las fuerzas armadas y de una sobrevalorización del rol del Partido Comunista.
20
“Meeting with Chilean Christian Democratic Party (PDC) Leader Gabriel Valdés” (w/notations),
Cable, STATE 146508, FM SECSTATE WASHDC, TO AMEMBASSY SANTIAGO, 14 MAY 87,
ConƂdential, DeclassiƂed.
21
“Talking points on Chile”, Memorandum for Nancy Risque, Assistant to the President and Cabinet
Secretary, From Grant S. Green, Jr., May 14, 1987, National Security Council, Secret, DeclassiƂed.
PORTALES, ob. cit., p. 3.
22
“Chile Issues – Background Information”, Message, State 367170, FM SECSTATE WASHDC, TO
AMEMBASSY SANTIAGO, i.a., 25 NOV 87, Secret, DeclassiƂed.
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Esa moción integraba otro deseo presente en los medios políticos de
Washington, a saber, que la dictadura chilena asegurase “que el régimen
militar llegaría a su Ƃn a más tardar en 1989” y que “el próximo Presidente
democráticamente electo sería elegido entre candidatos civiles”23.
Sin embargo, en los Estados Unidos estaban convencidos que el candidato
que propondrían las fuerzas armadas sería el General Pinochet. Los esfuerzos
dirigidos a organizar elecciones abiertas, en un primer momento, y luego
proponer a “un buen conservador civil” como candidato al plebiscito, ya
mostraban en ese momento las señales evidentes de un fracaso potencial24.
El paso siguiente consistía, como se efectuaba desde hacía algunos meses,
en mostrar a los actores políticos que apoyaban al régimen militar cuáles
podían ser las salidas alternativas, y cuáles podían ser las consecuencias de
su determinación a seguir en el poder. Ese punto de vista fue transmitido
a los civiles y a los militares; a los empresarios y a los políticos. Es en ese
contexto que había que entender los “programas civiles” para los miembros
de las fuerzas armadas invitados a los Estados Unidos. El partido Renovación
Nacional fue excluido de los fondos de la NED porque había apoyado la
candidatura de Pinochet. Cabe mencionar que esas acciones no tenían como
único objetivo castigar, sino que también abrir alternativas25.
Algunos altos funcionarios del Departamento de Estado dudaban
profundamente del futuro de la democracia en Chile. Para ellos, las fuerzas
armadas difícilmente podían conducir al país a una verdadera democracia,
aún menos bajo el comando del General Pinochet, a quien consideraban
profundamente antidemocrático26.
Algunos pensaban que “[había] una incongruencia entre el régimen militar y el
proceso de democratización en Chile”. Según ellos, “[era] prácticamente imposible
pasar del régimen actual a la democracia tal como la entendemos”. Esa apreciación
que provenía de consideraciones respecto a “la personalidad” del General Pinochet27.
216
23
“Text of Portion of 1988 Senate Foreign Assistance Bill Referring to Chile”, Telegram, Message
#384132, To: Santiago, From: State, 1987-12-11, DeclassiƂed.
24
“Outlook for Chile”, Note, s.f., DeclassiƂed.
25
“A Conservative’s View on Political Prospects for his Party and Chile”, Memorandum, To:
Rivadeneira, Ricardo, From: Barnes, Harry, 1987-11-20, ConƂdential, DeclassiƂed.
26
“OfƂcial-Informal”, Telegram, Message #907, To: State, From: Santiago, 1988-02-11, ConƂdential, DeclassiƂed.
27
“Meeting With Ambassador to Chile Harry Barnes, Monday, October 19 at 11:00 a.m.”, BrieƂng
Memorandum, To The Acting Secretary, From ARA – Mr. Abrams, October 15, 1987, U.S. State
Department, Secret, DeclassiƂed.
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Cabe añadir el aspecto simbólico del caso chileno para las autoridades
estadounidenses. Estas reconocían que los problemas más importantes para
los Estados Unidos en América Latina eran Nicaragua, Panamá y Chile. Este
último era el más delicado de todos, desde el punto de vista simbólico. El
derrocamiento de un régimen marxista y la adopción de un sistema económico
de libre mercado merecían la simpatía y el apoyo continuos de los Estados
Unidos. A ello se agregaba la participación de la Democracia Cristiana, lo
que le daba al problema una dimensión internacional e implicaba a los países
europeos28.
Algunos sectores importantes de la política estadounidense debieron
aceptar que la transición prosiguiera en el marco de los procedimientos
y de los plazos deƂnidos en la Constitución de 1980. Por consiguiente, se
puso el acento en las condiciones que debía respetar el plebiscito para que
representase la auténtica voluntad popular29.
Incluso algunos sectores conservadores apoyaban la transición democrática
en Chile a condición que se realizara un plebiscito desprovisto de fraude y
que ofreciera garantías a todos los sectores. No se oponían a la idea que el
General Pinochet fuese electo, si las condiciones requeridas eran cumplidas.
Estimaban que si el plebiscito no era democrático, se produciría un deterioro
de las relaciones entre ambos países30.
Algunos responsables de alto rango querían mejorar las relaciones entre
ambos países. Para ello, era necesario que el régimen militar mostrara señales
de apertura, lo que dependía, por su parte, de la realización de un plebiscito
democrático y de la presencia de observadores internacionales31.
Según altos dirigentes del Partido Republicano, el régimen militar no
debía ser mantenido más allá de 1989. Consideraban que había llegado el
momento para el Ƃn de la dictadura, y no estaban dispuestos a contribuir a
su continuación. Pensaban que los militares debían comenzar a abandonar el
28
“Coordinating Support for Democracy in Chile”, Cable, BRUSSELS 00990, FM AMEMBASSY
BRUSSELS, TO SECSTATE WASHDC, 22 JAN 88, Secret, DeclassiƂed.
29
“Your December 30 Meeting with Chilean Ambassador Hernán Felipe Errázuriz”, Memorandum,
To: Kampelman, From: Abrams, Elliott, 1987-12-28, ConƂdential, DeclassiƂed.
30
“OfƂcial-Informal”, General, To: Howard, Richard, From: Jones, George, 1988-01-29, Secret,
DeclassiƂed.
31
“Counselor and Chilean Ambassador Review State of US Chilean Relations”, Telegram, Message
#3866, To: Santiago, From: State, 1988-01-07, ConƂdential, DeclassiƂed.
ESD. Estudios de Seguridad y Defensa Nº 3, jun. 2014
217
Diego Avaria Eyzaguirre
poder gradualmente, incluso por la vía del plebiscito, bajo las condiciones ya
mencionadas32.
Según esas personalidades, era necesario, para asegurar la estabilidad
política en Chile, reforzar el centro político, intentando al mismo tiempo
impedir que el Partido Socialista girara más hacia la izquierda. Por otro lado,
había que “convencer” al Partido Comunista que no intentase derrocar a la
dictadura utilizando la vía del terrorismo33.
La percepción del futuro estaba estrechamente unida al temor a posibles
situaciones de crisis y de violencia. Durante cierto tiempo, la visión dominante era
que el “presidente” Pinochet gozaría de un apoyo minoritario entre la población.
Esa idea probablemente se originaba en los resultados de las encuestas realizadas
durante el último trimestre de 1987 y el primer trimestre de 198834.
Si el apoyo era minoritario, el régimen perdería sin duda el plebiscito. De ahí, la
necesidad de Ƃnanciar a la oposición, de reforzar la organización de los partidos y
de promover la unidad alrededor del NO, bajo la dirección del Partido Demócrata
Cristiano. Ese partido, con el apoyo de la Iglesia, era el que suscitaba la mayor
conƂanza a lo largo del país, aunque algunos sectores, especialmente los sectores
Ƃnancieros, pensaban que este no podía gobernar solo. Por lo tanto, debería formar
alianzas, probablemente con la izquierda, lo que amenazaría al modelo económico35.
En cuanto a la victoria de la dictadura, esta podría deberse a un fraude y
provocar una reacción de desesperanza entre la población, tomando conciencia de
la diƂcultad para implementar algún día un régimen democrático. En tal situación,
incluso los actores políticos más moderados se unirían a la violencia, corriendo el
riesgo que el país llegase a una situación similar a la de El Salvador. La percepción
del peligro de la violencia estaba bastante extendida, aunque todavía fundada en
la idea que el poder del Partido Comunista era importante, así como su capacidad
para movilizar a amplios sectores de la población en una lucha armada36.
218
32
“Chile: Pinochet Digs in for the Long Haul”, Memorandum, To: Secretary, From: Abrams, Elliott,
1987-08-10, Secret, DeclassiƂed.
33
“Assessment of Almeyda Socialists” (w/notations), Cable, SANTIAGO 05856, FM AMEMBASSY
SANTIAGO, TO SECSTATE WASHDC, 07 AUG 87, Secret, DeclassiƂed.
34
“New National Intelligence Estimate on Prospects for a Democratic Transition in Chile”,
Memorandum, To: Secretary, From: Abrams, Elliott, 1987-10-13, Secret, DeclassiƂed.
35
“Christian Democrats Face Down Youth Branch Over Electoral Pacts With Left”, Telegram,
Message #8589, To: State, From: Santiago, 1987-10-30, ConƂdential, DeclassiƂed.
36
Chile: The Unity of the Opposition, Upcoming Plebiscite, and Potential for Violence, Telegram,
Message #371007, To: Santiago, From: State, 1987-11-30, ConƂdential, DeclassiƂed.
ESD. Estudios de Seguridad y Defensa Nº 3, jun. 2014
LA ADMINISTRACIÓN REAGAN Y EL PLEBISCITO EN CHILE: LA POLÍTICA DE PRESIÓN (1987-1989)
En respuesta a las políticas estadounidenses, la dictadura chilena adoptó
una actitud fuertemente nacionalista, acomodándose de manera pragmática
a las solicitudes de Estados Unidos, a condición que estas no cuestionaran
al régimen militar en su esencia. La consideración de la intensidad de la
voluntad estadounidense jugó un papel decisivo en la estrategia política de la
dictadura. La experiencia había permitido aƂnar la evaluación del conjunto de
los mensajes transmitidos por los Estados Unidos. De ese modo, la distinción
que hacían los dirigentes chilenos entre “amigos” y “enemigos” del régimen
militar al interior de los Estados Unidos, e incluso en la administración, se
fundaba en la recepción de las declaraciones en el ámbito político contradichas
por medidas en otras áreas, particularmente en las relaciones económicas37.
Esa prudencia seguía presente en agosto de 1987, durante la visita del
Subsecretario de Estado Adjunto de Asuntos de América del Sur, Robert Gelbard,
con motivo de la inauguración de la pista de Mataveri, en la Isla de Pascua. Esta
era Ƃnanciada por Washington y serviría de base de aterrizaje alternativa para
los transbordadores espaciales. Al Ƃnalizar la misión, Gelbard evocó de nuevo
los problemas bilaterales derivados de la conducta política, institucional y de
los derechos humanos en Chile. Luego indicó que estaba “impresionado por el
crecimiento que había sido logrado por la sólida política económica de Chile”38.
Su elogio del modelo económico, asociado a la crítica contra la falta de progreso
político, disminuyó la intensidad del mensaje del gobierno de Reagan, no solo
ante la dictadura, sino también ante las fuerzas de apoyo al régimen militar.
Las decisiones que apuntaban a activar el proceso de institucionalización
que los dirigentes se preparaban a tomar durante 1988, abrieron la vía a
múltiples acciones. La promulgación de las normas sobre los escrutinios y
la posibilidad de un control incontestable del proceso electoral revelaron
un elemento decisivo sobre la capacidad del proceso a producir un cambio
político. La implementación de ese proceso podía conllevar comportamientos
diferentes entre los partidarios del régimen militar. El nombramiento del
candidato, que originó varias declaraciones de parte de los comandantes en
jefe, así como diferentes interpretaciones de sus puntos de vista durante los
últimos meses de 1987, también creó oportunidades de cambio39.
37
Further Observations of General Stange, Telegram, Message #1967, To: State, From: Santiago,
1988-03-24, ConƂdential, DeclassiƂed. PORTALES, Op. cit.”, p. 5.
38
DAS Gelbard Meeting with Foreign Minister Garcia” (w/notations), Cable, SANTIAGO 06283, FM
AMEMBASSY SANTIAGO, TO SECSTATE WASHDC, 24 AUG 87, ConƂdential, DeclassiƂed.
39
“Chilean Junta Member on Democracy”, Report, To: Files, From: Chile, 1987-10-29, ConƂdential,
DeclassiƂed,
ESD. Estudios de Seguridad y Defensa Nº 3, jun. 2014
219
Diego Avaria Eyzaguirre
En resumen, de esa manera se abrió un espacio político, incluso reducido,
al interior mismo de la dictadura, comprometido con la implementación de un
nuevo sistema político, cuyo resultado podía ser la continuidad del modelo
militar o la creación de un proceso de transición.
No pareció entonces extraño que las reacciones de los partidarios del régimen
militar a la declaración del Presidente Reagan y del secretario de Estado Shultz
fueran de las más variadas: si algunas aƂrmaban que “[había] llegado el momento
de cerrar Ƃlas de manera resuelta alrededor del Presidente de la República”, otros
señalaban que “[era] necesario aceptar que uno de los fundamentos de la política
exterior estadounidense hacia esta región [consistía] en intentar explícitamente
contribuir al proceso de democratización… (y que)… las reacciones adversas
suscitadas por la declaración estadounidense en nuestro entorno parecían
provenir menos de una consideración pensada sobre su contenido, que del
clima generalizado de rechazo a la intervención del exterior”40.
En ese nuevo espacio que se abría en 1988, la capacidad de inƃuencia
estadounidense sobre el régimen militar estaba condicionada a la mantención
unívoca de sus mensajes y a su capacidad de comunicar de manera precisa
la intensidad de sus puntos de vista a los actores implicados. A través de la
profundización de los intercambios militares entre ambos países hacia Ƃnes de
los años 80, la administración buscaba reforzar la unidad de los criterios entre
sus diferentes departamentos en su relación con Chile41. Altos jefes militares
estadounidenses siguieron visitando Chile, entre los cuales el General Galvin
en mayo y su sucesor en el Comando Sur, el General Fred Woerner, en
diciembre de 198742.
A medida que se acerca el plebiscito, los Estados Unidos
aumentan la presión
A medida que se acercaba la fecha de la elección, los Estados Unidos
aumentaron la presión. En diciembre de 1987, se abstuvieron respecto a un
voto en el Banco Mundial para acordar un crédito a Chile. Algunos pretendieron
220
40
“Chilean Reaction to Reagan Declaration on Democracy”, Telegram, Message #9851, To: State,
From: Santiago, 1987-12-24, DeclassiƂed.
41
VARAS, Augusto, “El futuro de las relaciones hemisféricas de seguridad”, en Cono Sur, Vol. 6,
Nº 3, junio-julio 1987. “OfƂcial Informal”, Cable, STATE 022434, FM SECSTATE WASHDC, TO
AMEMBASSY SANTIAGO, 27 JAN 87, Secret, DeclassiƂed.
42
“Proposal for Visits by Chilean Military OfƂcers to the U.S.”, Message, SANTIAGO 03888, FM
AMEMBASSY SANTIAGO, TO SECSTATE WASHDC, 29 MAY 87, ConƂdential, DeclassiƂed.
ESD. Estudios de Seguridad y Defensa Nº 3, jun. 2014
LA ADMINISTRACIÓN REAGAN Y EL PLEBISCITO EN CHILE: LA POLÍTICA DE PRESIÓN (1987-1989)
entonces que el régimen militar de Pinochet se desmoronaría si Washington
ponía su veto a esos créditos. Sin embargo, la Casa Blanca no quería la
caída de la dictadura de Pinochet, a menos que un gobierno democrático
moderado tomara su lugar. Por consiguiente, continuó absteniéndose sobre
requerimientos de créditos para criticar, sin por ello mutilar, a Santiago43. Otras
medidas punitivas esperarían a Chile. A Ƃnes de año, Reagan, invocando la
detención de dirigentes sindicales, suspendió el estatus desgravado de varias
importaciones chilenas44. El embajador Harry Barnes advirtió a Santiago que la
Casa Blanca podría impedir a los estadounidenses que invirtiesen en Chile45.
El rechazo de los privilegios comerciales de Chile, seguido de otra
abstención respecto a una solicitud de crédito del Banco Mundial de 200
millones de dólares46, de dos notas severas del Departamento de Estado
concerniente al caso Letelier47 y de una amonestación contra la imposición de
todo “estado de excepción”48, constituyeron la prueba que la administración
Reagan estaba preparada a traducir su retórica en acciones. A Ƃnes de 1987,
la única cuestión que seguía abierta en el debate sobre la política chilena era
saber si había que denunciar el régimen militar públicamente. El temor que
Pinochet utilizase tal actitud como excusa para hacer un llamamiento a un
apoyo nacionalista excluyó esa posibilidad49.
En Santiago, el General Pinochet, que se presentó al plebiscito como el
representante de la junta, no respondió directamente a las últimas acciones
43
Chile SAL – Thanks for your Help, Telegram, Message #393156, To: Paris, From: State, 1987-12-19,
ConƂdential, DeclassiƂed.
44
Announcement of Chile Suspension from GSP, Telegram, Message #397557, To: Santiago, From:
State, 1987-12-23, ConƂdential, DeclassiƂed.
45
García Complaints About Recent United States Actions, Telegram, Message #9893, To: State,
From: Santiago, 1987-12-29, ConƂdential, DeclassiƂed. CAROTHERS, Thomas, In the Name
of Democracy: U.S. Policy Toward Latin America in the Reagan Years, Berkeley, Los Angeles &
Oxford, University of California Press, p. 149. SATER, William F., Chile and the United States:
Empires in Conƃict, Athens & London, The University of Georgia Press, p. 203. CAROTHERS, “The
Reagan Years: The 1980s”, en LOWENTHAL, Abraham (Ed.), Exporting Democracy: The United
States and Latin America. Themes and Issues, Baltimore & London, The Johns Hopkins University
Press, 1991, p. 110.
46
United States Policy on World Bank Loans for Chile, General, To: Taylor, David, From: Hopper,
Robert, 1988-02-09, DeclassiƂed.
47
File Letelier”, Report, To: Files, From: Chile, 1987-07-28; Letelier/MofƂtt Case”, Diplomatic, To:
Files, From: Santiago, 1987-12-03, DeclassiƂed.
48
SAL Clock; UNGA Vote”, General, To Barnes, Harry, From Howard, Richard, 1987-12-04, Secret,
DeclassiƂed.
49
Your December 30 Meeting with Chilean Ambassador Hernán Felipe Errázuriz, Memorandum, To:
Kampelman, From: Abrams, Elliott, 1987-12-28, ConƂdential, DeclassiƂed.
ESD. Estudios de Seguridad y Defensa Nº 3, jun. 2014
221
Diego Avaria Eyzaguirre
estadounidenses, sino que acusó más bien a la oposición de “mendigar”
dinero de afuera. En espíritu nacionalista, llegó hasta a atacar a los extranjeros
que apoyaban públicamente la reivindicación de la oposición para que cediera
su lugar50.
El 2 de febrero de 1988, 16 partidos políticos de Chile anunciaron la
creación de una coalición conjunta: la Concertación de Partidos por el NO.
Esta unión en torno a un objetivo común marcó un momento histórico de
cooperación entre los dirigentes políticos de derecha, de centro y de izquierda
de Chile, tradicionalmente divididos. El Partido Comunista y algunas facciones
radicales del Partido Socialista fueron excluidos de la coalición, a pesar que
varios líderes marxistas fomentaron a sus electores a organizarse para apoyar
al “Comando por el NO”51.
Ante esa realidad, la política chilena de los Estados Unidos consistía en
incentivar el respeto de los derechos humanos y una transición democrática
pacíƂca. Le hicieron saber a la dictadura chilena que querían que todos los
individuos fueran tratados de manera equitativa y justa, y fueron claros y
explícitos en cuanto a la prosecución de esa política52.
El 11 de abril de 1988, el embajador Barnes reƃexionó sobre los escenarios
de sucesión presidencial y se preguntó qué ocurriría si Pinochet ganaba el
plebiscito. Según él, el terrorismo continuaría más o menos al mismo nivel, a
menos que Moscú y La Habana cortasen el apoyo externo al FPMR y al MIR, lo
que parecía poco probable. Asimismo, el aislamiento internacional aumentaría
y las relaciones con los Estados Unidos se deteriorarían probablemente más
en el ámbito de la cooperación económica y militar53.
222
50
The Chilean Plebiscite, Talking Points, To: Files, From: Chile, 1988-01-26, ConƂdential, DeclassiƂed.
51
Opposition Agreement and the “No” Campaign, 04 Feb 88, FM AMEMBASSY SANTIAGO, TO
SECSTATE WASHDC, SANTIAGO 00764, ConƂdential, DeclassiƂed. Instituto Nacional Demócrata
para Asuntos Internacionales (NDI), La Transición Chilena hacia la Democracia, Instituto Nacional
Demócrata para Asuntos Internacionales, Washington, D.C., 1989, pp. 7, 27. KORNBLUH, Peter,
The Pinochet File: A DeclassiƂed Dossier on Atrocity and Accountability, New York & London,
The New Press, 2003, p. 422. CONSTABLE, Pamela y VALENZUELA, Arturo, A Nation of Enemies:
Chile Under Pinochet, New York, W. W. Norton, 1991, p. 306.
52
Meeting with U.S. Ambassador to Chile, Harry Barnes”, Secret, Memorandum for John D.
Negroponte, From: Jose Sorzano, National Security Council, Washington, D.C., February 19,
1988, DeclassiƂed.
53
“Presidential Succession Scenarios: 1) What if Pinochet Wins the Plebiscite?, Telegram, Message
#2471, To : State, From : Santiago, 1988-04-11, ConƂdential, DeclassiƂed.
ESD. Estudios de Seguridad y Defensa Nº 3, jun. 2014
LA ADMINISTRACIÓN REAGAN Y EL PLEBISCITO EN CHILE: LA POLÍTICA DE PRESIÓN (1987-1989)
El 17 de mayo de 1988 el Secretario de Estado Adjunto para Derechos
Humanos y Asuntos Humanitarios, Richard Schifter, declaró que el plebiscito
iba a determinar el futuro de Chile y la evolución de las relaciones
estadounidense-chilenas para los años siguientes. El apoyo a la restauración
de una democracia plena y efectiva continuaba siendo la piedra angular de la
política de los Estados Unidos hacia Chile54.
Schifter se preguntaba cómo la administración Reagan había actuado a la
luz de la evolución de la situación de los derechos humanos en Chile. Era claro
que la administración quería fomentar la restauración de la democracia. Para
enfatizar su preocupación ante los fracasos chilenos, se había abstenido de
votar los créditos de ajuste estructural para Chile en el Banco Mundial durante
los dos años precedentes, así como los créditos que debían responder a
necesidades no fundamentales en el BID55.
En diciembre de 1987, el Presidente Reagan había suspendido los privilegios
de Chile bajo el Sistema Generalizado de Preferencias porque el régimen
militar chileno no había tomado las medidas adecuadas para garantizar
créditos OPIC para Chile. Además, en la Asamblea General y en la Comisión
de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, el gobierno estadounidense
se pronunció a favor del apoyo a la democracia en Chile56.
En privado, la administración Reagan utilizó sus contactos al más alto nivel
para expresarle a la dictadura chilena su preocupación respecto al futuro de
la democracia57. Por ejemplo, el Secretario de Estado Shultz consagró gran
parte de su reunión con el Ministro de Relaciones Exteriores Ricardo García el
28 de septiembre de 1987 a la cuestión de los derechos humanos durante la
sesión de la Asamblea de las Naciones Unidas, que exhortaba a Chile a realizar
progresos rápidos antes del plebiscito. El mensaje del secretario fue reiterado
en varias oportunidades subsiguientes58. Su profundo compromiso con la
54
AS Schifter’s May 17 Testimony on Human Rights in Chile, Telegram, Message #164361, To: All
American Republic Diplomatic Posts, From: State, 1988-05-21, DeclassiƂed.
55
AS Schifter’s May 17 Testimony on Human Rights in Chile.
56
“Chile (Change in Human Rights Voting Policy in MDBs)”, Memorandum, For: Assistant Secretary
Meagher, from: Assistant Secretary Mulford, October 18, 1988, Department of the Treasury”,
DeclassiƂed.
57
“As your Government Enters its Six Year Under the Constitution of 1980 Would Like to Take
Advantage of this Occasion to Continue Valuable Exchange”, To Pinochet, Augusto, From
Reagan, Ronald, 1986-03-19, DeclassiƂed.
58
“Assistant Secretary Abrams Luncheon Meeting with Chilean Foreign Minister García”, Telegram,
Message #313487, To: Santiago, From: State, ConƂdential, DeclassiƂed.
ESD. Estudios de Seguridad y Defensa Nº 3, jun. 2014
223
Diego Avaria Eyzaguirre
causa de la democracia en Chile también fue subrayado en una declaración
aprobada por el Presidente el 17 de diciembre de 198759.
Sin embargo, persistía otra cuestión importante de tensión permanente
en las relaciones bilaterales: el caso del asesinato de Letelier y de MofƂt. Los
Estados Unidos frecuentemente habían solicitado al régimen chileno cooperar
con ellos para llevar a los tribunales a los acusados, pero este rechazaba
ayudarlos. Las relaciones entre Chile y los Estados Unidos continuarían siendo
afectadas, hasta que el caso fuera resuelto de manera adecuada60.
La administración apoyó con entusiasmo una dotación parlamentaria de
un millón de dólares a la National Endowment for Democracy (NED) para
proyectos a favor de la democracia en Chile. La NED era una organización
cuasi gubernamental creada bajo el mandato de la administración en 1983.
Con el Ƃn de ayudar a compensar la desventaja de tener que organizar y de
implementar una campaña política en la cual el régimen militar tenía tanto
poder, la NED puso 600.000 dólares a disposición de las fuerzas a favor de la
democracia en Chile61.
El National Democratic Institute for International Affairs (NDI), una rama
de la NED, administró la mayoría de esos fondos. Estos fueron utilizados para
Ƃnanciar proyectos de educación cívica, campañas de inscripción, sondeos de
opinión, publicidad y anuncios de entidades no partidistas y del movimiento
de oposición62.
El NDI ayudó a la coalición de oposición en su campaña63. En la campaña
que emprendió para prolongar su dictadura hasta 1997, el General Pinochet
denunció en varias oportunidades la intervención en Chile del “imperialismo
yanqui”64. Esa aƂrmación fue repetida por el Ministro de Relaciones Exteriores
224
59
“US Statement on Support for Democracy in Chile”, Statement, To Files, From Chile, 1987-12-17,
DeclassiƂed.
60
“Letelier Case: Background and Factual Summary”, Biographic, To Files, From Chile, 1988-01-01,
DeclassiƂed.
61
“The Facts of the NED Grants to the Chilean Opposition”, Telegram, Message #193371, To: All
American Republic Diplomatic Posts, From: State, 1988-06-15, DeclassiƂed.
62
“Concurrent Resolution”, Mr. Yatron (for himself), en the House of Representatives, H. CON. RES.,
100th Congress, 2nd Session, June 21, 1988. NDI, Op. cit., pp. 39-40.
63
“OfƂcial-Informal”, Telegram, Message #6486, To: State, From: Santiago, 1988-09-13, DeclassiƂed.
64
“Pinochet September 11 Speech”, Telegram, Message #6575, To: State, From: Santiago, 1988-0915, ConƂdential, DeclassiƂed.
ESD. Estudios de Seguridad y Defensa Nº 3, jun. 2014
LA ADMINISTRACIÓN REAGAN Y EL PLEBISCITO EN CHILE: LA POLÍTICA DE PRESIÓN (1987-1989)
algunos días antes del plebiscito65. Por otro lado, altos funcionarios del
régimen militar le habían asegurado al NDI que los delegados podían observar
libremente el proceso a través de todo el país66. A pesar de que las autoridades
de la dictadura posteriormente rechazaron colaborar con la delegación, los
representantes de esta última pudieron reunirse en privado con funcionarios
del Ministerio de Relaciones Exteriores67.
En realidad, desde 1985, el NDI jugaba un rol importante ayudando a los
chilenos en sus esfuerzos por restaurar la democracia68.
Tras la visita a Chile del presidente del NDI, Brian Atwood, y del consejero
Curtis Cutter, en abril de 198769, el instituto emprendió un trabajo de más
largo aliento en Chile durante el período que precedió al plebiscito. En julio,
una misión del NDI efectuó una visita a Chile para analizar el procedimiento
de inscripción electoral, la capacidad de organización y las necesidades del
Comité de Elecciones Libres (CEL) recientemente constituido70.
En noviembre de 1987, el NDI copatrocinó un seminario de tres días durante
el cual se le entregó apoyo al CEL, con el Ƃn de que pudiese implementar la
campaña de inscripción electoral que había decidido efectuar71.
Entre el 17 y el 24 de agosto de 1988, ocho representantes del NDI visitaron
Chile, con el Ƃn de preparar la visita de la delegación de observadores
internacionales. Durante la visita, el CEL entregó una carta al presidente del
NDI, Walter Mondale, en la cual se aƂrmaba que la presencia de la delegación
pondría en evidencia el apoyo internacional sobre el cual descansaba la
realización de un plebiscito libre y correcto72.
65
“The Chilean Plebiscite: SITREP Eleven”, Telegram, Message #7221, To: State, From: Santiago,
1988-10-04, Secret, DeclassiƂed.
66
“Undersecretary of Interior Renews Pledge to Permit Observers, Says Opposition Will have 15
Minutes of TV per Day”, ConƂdential, DeclassiƂed.
67
“The Chilean Plebiscite: SITREP Ten”, Telegram, Message #7185, To: State, From: Santiago, 198810-03, Secret, DeclassiƂed. NDI. Op. cit.
68
“Request for Appointments – Chilean Political Party Leaders”, Memorandum, To: Armacost,
From: Motley, Tony, 1985-05-03, ConƂdential, DeclassiƂed.
69
“Free Election Committe”, Report, To: Files, From: Chile, 1987-05-21, ConƂdential, DeclassiƂed.
70
“Developments in the Free Elections Campaign”, Telegram, Message #5660, To: State, From:
Santiago, 1987-08-03, ConƂdential, DeclassiƂed.
71
“Human Rights and the Prospects for Democracy in Chile”, Report of a Staff Study Mission
to Chile, November 28-December 7, 1987 to the Committee on Foreign Affairs U.S. House of
Representatives, July 1988, Washington, U.S. Government Printing OfƂce, 1988.
72
NDI, Op. cit, pp. 5-7. Cf. “Molina Proposal”, Notes, Handwritten, s.f., DeclassiƂed.
ESD. Estudios de Seguridad y Defensa Nº 3, jun. 2014
225
Diego Avaria Eyzaguirre
Para el plebiscito de octubre, el NDI organizó una delegación de 55
miembros. La delegación, que incluía a miembros de cinco continentes,
fue dirigida por el ex Presidente español Adolfo Suárez, el ex Presidente
colombiano Misael Pastrana, el ex gobernador de Arizona Bruce Babbit, y Peter
Dailey, embajador y enviado especial de la administración Reagan. Debido
a su composición, la delegación del NDI contó con una buena cobertura
mediática, tanto en Chile como afuera, antes y después del plebiscito.
La delegación de observación para Chile fue organizada de una manera
que ilustraba el compromiso del NDI hacia el proceso electoral como medio
para incentivar un cambio pacíƂco y democrático. El proceso fue seguido en su
totalidad, además del día de la elección. La delegación llevó a cabo misiones
de observación del plebiscito en Santiago, así como en diez regiones chilenas.
Concentró su atención en el proceso de tabulación, dejando sus observadores
en terreno hasta que el recuento a nivel regional estuviese prácticamente
terminado73.
El comportamiento de los observadores internacionales tuvo una inƃuencia
muy positiva sobre la transparencia de la jornada electoral y del proceso
electoral en su conjunto.
Por su parte, el Secretario de Estado Shultz reaƂrmó el 3 de agosto de
1988 que, en lo concerniente al plebiscito, los Estados Unidos querían ver una
expresión política plena y justa en Chile74.
El gobierno estadounidense había declarado en numerosas ocasiones que
la mantención de los estados de excepción que limitaban los derechos civiles
fundamentales era incompatible con las prácticas de un proceso electoral
democrático, razón por la cual Washington saludó la decisión del régimen
militar chileno de poner Ƃn al estado de excepción el 24 de agosto de 198875.
El 31 de agosto de1988, los Estados Unidos se unieron a otros países que
habían hecho un llamamiento a favor de un voto en que la voluntad del pueblo
se expresaría abiertamente, en una atmósfera desprovista de violencia y de
intimidación. Habían incentivado sistemáticamente a la dictadura chilena
226
73
“Visit To Chile of National Democratic Institute Polling Experts: Request for Help”, Telegram,
Message #301012, To: Santiago, From: State, 1987-09-26, ConƂdential; DeclassiƂed.
74
“Secretary Shultz Visits Latin America”, en Department of State Bulletin, October 1988, pp. 67-79.
75
“Termination of States of Exception in Chile”, 25 August 1988, State Department, en American
Foreign Policy: Current Documents 1988, Washington, Department of State, 1989, p. 786.
ESD. Estudios de Seguridad y Defensa Nº 3, jun. 2014
LA ADMINISTRACIÓN REAGAN Y EL PLEBISCITO EN CHILE: LA POLÍTICA DE PRESIÓN (1987-1989)
a que tomase medidas suplementarias para informar mejor a los electores.
Asimismo, para crear una atmósfera que permitiese a los ciudadanos ejercer
su libertad de elección sin intimidación. De esa manera, Chile podría retomar
su lugar legítimo en la comunidad de las naciones democráticas76.
En 1988, Pinochet autorizó Ƃnalmente la realización del plebiscito que debía
permitir al pueblo chileno decidir si este podía conservar la presidencia ocho
años más. Si Pinochet perdía, su sucesor sería elegido durante una segunda
elección. Tomando en cuenta la violencia de la dictadura de Pinochet y las
políticas económicas de su régimen, permitir un plebiscito parecía un acto
audaz77.
Con el Ƃn de asegurar su triunfo electoral, Pinochet usó su función para
prometer a los electores subsidios para la vivienda y para la electricidad78.
El General también apostó por las divisiones internas en las fuerzas
antigubernamentales, compuestas de 16 partidos que tenían poco en común
salvo su aversión contra Pinochet79. Muchos chilenos dudaban que esas
entidades con ideas tan divergentes pudieran sobrellevar sus problemas
ideológicos y forjar una coalición. Por ejemplo, el Partido Comunista, todavía
poderoso, rechazó desde el comienzo apoyar explícitamente el plebiscito, y
su substituto militar, el FPMR, reaƂrmó también su compromiso con la lucha
armada80. Pinochet se sirvió de esa amenaza para validar el argumento de su
campaña, según el cual Chile sería arruinado por el caos si la nación rechazaba
su gobierno81.
La noche del sábado antes del plebiscito, una pana de corriente afectó gran
parte de la capital. Aunque la dictadura aƂrmó que terroristas habían cortado
76
“ARA Guidances, August 31, 1988”. Telegram, Message #285803, To: All American Republic
Diplomatic Posts, From: State, 1988-08-31, DeclassiƂed.
77
“Faltering Pinochet Campaign Turns Up the Pressure”, Telegram, Message #3188, To: State,
From: Santiago, 1988-05-04, ConƂdential, DeclassiƂed. SATER, Op. cit., p. 204.
78
“Pinochet’s September 11 Speech”, Telegram, Message #6575, To: State, From: Santiago, 198809-15, ConƂdential, DeclassiƂed.
79
“Pinochet Says Plebiscite Candidate Must Guarantee Stability; Proposes Moving Congress to
Valparaiso”, Telegram, Message #7119, 1987-09-16, ConƂdential, DeclassiƂed. CAROTHERS, Op.
cit., p. 158.
80
“Chile: The Military, Communism, and Democracy”, Telegram, Message #354500, To: Santiago,
From: State, 1987-11-16, ConƂdential, DeclassiƂed. SIGMUND, Op. cit., p. 153.
81
“Santiago Press Reports Comments by President Pinochet that Opposition Program Means Chaos
in Four Years Time and that his Government is in War to Death with Communists”, Telegram,
Message #800, To: State, From: Santiago, 1988-02-05, DeclassiƂed. SATER, Op. cit., p. 205.
ESD. Estudios de Seguridad y Defensa Nº 3, jun. 2014
227
Diego Avaria Eyzaguirre
las líneas del tendido aéreo eléctrico, algunos atribuyeron ese incidente a
un plan del régimen militar para intimidar a la población y para preparar la
anulación del plebiscito82.
Washington, que antes había aumentado los aranceles a las importaciones
chilenas y prohibió al OPIC asegurar las inversiones estadounidenses en Chile
para protestar contra la política de Pinochet, aumentó la presión haciendo
llegar más dinero a la oposición. Las iniciativas más importantes desarrolladas
por Washington durante ese período fueron sin duda las operaciones
diplomáticas y de espionaje que apuntaban a sacar a la luz los planes de
Pinochet de anular el plebiscito y a obstaculizarlo83. De esa manera, los
Estados Unidos exhortaron al General a que no intentara impedir la elección o
interviniera en el recuento de votos.
“Sabemos, por informes serios de los servicios de inteligencia, que algunos
miembros de la clase militar chilena pueden, sirviéndose del pretexto de la
violencia, intentar anular el plebiscito que se desarrollará el miércoles, en el
caso que pareciera que Pinochet estuviera perdiendo”84.
Las investigaciones de la CIA y de la DIA (Defense Intelligence Agency)
entregaron lo que el embajador Barnes describió como “indicios claros de la
determinación de Pinochet a emplear la violencia necesaria para mantenerse en
el poder”85. Los informantes de los servicios de espionaje estadounidenses en
los altos rangos del ejército chileno dieron detalles adicionales sobre el tema.
El gobierno de Reagan pudo así actuar de manera rápida y decisiva para
enfrentar esas amenazas. Entre bastidores, el director de operaciones de la
CIA recibió la instrucción de disuadir a los agentes de la policía secreta a
emprender tales acciones, mientras que los oƂciales del Comando Sur dieron
directivas similares a sus contactos en el ejército chileno86.
228
82
“The Chilean Plebiscite: SITREP Ten”, Telegram, Message #7185, To: State, From: Santiago, 198810-03, Secret, DeclassiƂed. NDI, Op. cit., p. 45.
83
“Chile: Plebiscite Developments”, Intelligence, To: Files, From: DIA, 1988-10-07, Top Secret,
DeclassiƂed. KORNBLUH, Op. cit., pp. 423-424.
84
“Chile – Trying to Deter Possible Government Action to Suspend or Nullify Plebiscite”, Telegram,
Message #322487, To: Santiago, From: State, 1988-10-01, Secret, DeclassiƂed. SIGMUND, Op.
cit., p. 174.
85
“Pinochet Determination to Use Violence on Whatever Scale is Necessary”, Transmittal, To:
Abrams, From: Barnes, 1988-10-01, Secret, DeclassiƂed.
86
“Conversation with General Sinclair”, Intelligence, To: Santiago, From: Clayton, 1988-10-05,
DeclassiƂed.
ESD. Estudios de Seguridad y Defensa Nº 3, jun. 2014
LA ADMINISTRACIÓN REAGAN Y EL PLEBISCITO EN CHILE: LA POLÍTICA DE PRESIÓN (1987-1989)
La tarde del 3 de octubre, el Presidente Reagan fue informado de las
intenciones de Pinochet, así como de los esfuerzos efectuados por los Estados
Unidos para pararlo87. El Secretario de Estado Adjunto John Whitehead
convocó al embajador chileno para manifestarle su preocupación respecto a los
rumores sobre la intención de perturbar y de anular el plebiscito. Whitehead le
señaló el fuerte deseo del gobierno de los Estados Unidos de ver el plebiscito
desarrollarse como previsto88.
La Embajada de los Estados Unidos había recibido informaciones
verosímiles sobre un plan que apuntaba a perturbar el proceso electoral y
buscó, por una declaración pública, disuadir a los chilenos de ejecutar ese
plan89. La dictadura respondió acusando a los Estados Unidos de interferir en
los asuntos internos de Chile90.
El plebiscito
En vísperas del plebiscito, hubo otro desperfecto de energía eléctrica
que afectó la mayor parte de la región centro-meridional del país. Bombas
explotaron también en varias zonas residenciales de Santiago, lo que reavivó
los temores a que se anulara el plebiscito91.
El 5 de octubre de 1988 fue un día histórico para los chilenos y para las
relaciones entre Chile y los Estados Unidos. El día del plebiscito, los Estados
Unidos se pusieron manos a la obra para seguir el desarrollo del voto y las
acciones del régimen militar de Pinochet. A las 21 horas las intenciones de
Pinochet comenzaron a estar claras. Sin embargo, el intento de Pinochet
de desencadenar el caos y la violencia en las calles de Chile fracasó cuando
Carabineros rechazó obedecer la orden de levantar el cordón policial para
evitar toda manifestación en la capital92.
87
“Presidential Evening Reading”, Talking Points, To: Files, From: Grant, 1988-10-03, DeclassiƂed.
88
“Acting Secretary’s Meeting with Ambassador Errázuriz – 10/2/88”, Telegram, To: Seoul, From:
State, 1988-10-04, Secret, DeclassiƂed.
89
“Chile Government Contingency Plans” [To Disrupt Plebiscite], Intelligence, To: Files, From:
Defense Intelligence Agency, 1988-10-04, Top Secret, DeclassiƂed.
90
“Your Meeting with Chilean Ambassador Hernán Felipe Errázuriz, October 4, 6:00 PM”,
Memorandum, To: Acting Secretary, From: ARA/Arcos, Cresencio, 1988-10-04, Secret, DeclassiƂed.
NDI, Op. cit., p. 45.
91
“The Chilean Plebiscite: SITREP Ten”, Message #7185, To: State, From: Santiago, 1988-10-03, DeclassiƂed.
92
“The Chilean Plebiscite: SITREP Four”, Message #7251, To: State, From: Santiago, 1988-10-06,
DeclassiƂed.
ESD. Estudios de Seguridad y Defensa Nº 3, jun. 2014
229
Diego Avaria Eyzaguirre
La noche del plebiscito, la posición del General Fernando Matthei, de
la Fuerza Aérea, fue muy signiƂcativa en que reconoció la victoria del NO
y preconizó la aceptación de la derrota de parte del gobierno. De hecho,
Matthei apoyaba el diálogo con los líderes opositores93.
A las 00.08 horas, la junta militar llegó a La Moneda para reunirse con
Pinochet. “El Presidente de Chile y comandante en jefe del ejército, Augusto
Pinochet, estaba dispuesto a invalidar los resultados del plebiscito la noche
del 5 de octubre”, informó la DIA.
“Pinochet emitió la idea de emplear sus poderes extraordinarios
para dar la orden a las fuerzas armadas de ocupar la capital. En
ese momento, el General de la Fuerza Aérea, Fernando Matthei, se
levantó para darse a entender y comunicó a Pinochet que no tenía
la intención de prestarse a tal cosa… Añadió que el Presidente había tenido su oportunidad en su calidad de candidato oƂcial y que
había perdido. Pinochet hizo la misma propuesta a los otros jefes
militares, pero todos la rechazaron”.
De acuerdo con lo descrito por la DIA, “sin el apoyo de la junta para anular
el voto a favor del NO, Pinochet no tuvo otra alternativa que aceptar la victoria
de la oposición”94.
El 5 de octubre de 1988, 56% de la población rechazó renovar el mandato
de Pinochet95. El General debió aceptar los resultados. En realidad, no tenía
ninguna opción real: algunos elementos al interior de las fuerzas armadas
habían indicado que respetarían el voto popular, incluso si Pinochet no lo
hacía. Confrontado a una escisión de sus partidarios, Pinochet estuvo obligado
a aceptar el veredicto del plebiscito96.
230
93
“Chile: Plebiscite Goes Forward as Apparently Pinochet Looses”, Report, To: File, From: Secretary,
1988-10-06, Secret, DeclassiƂed. NDI, Op. cit., p. 65.
94
“Chilean Junta Meeting – The Night of the Plebiscite”, Intelligence, To: AIG, From: DIA, 1989-0101, ConƂdential, DeclassiƂed. Kornbluh, Op. cit., pp. 426-427.
95
“Chilean Plebiscite: SITREP Seven”, Telegram, Message #7283, To: State, From: Santiago, 198810-06, DeclassiƂed. NDI, Op. cit.
96
“Chile: Plebiscite Developments”, Intelligence, To: Files, From: DIA, 1988-10-07, Top Secret,
DeclassiƂed. SIGMUND, Op. cit., p. 176.
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LA ADMINISTRACIÓN REAGAN Y EL PLEBISCITO EN CHILE: LA POLÍTICA DE PRESIÓN (1987-1989)
Además, ante la presencia de una gran cantidad de observadores, las
autoridades de Chile estaban conscientes de las repercusiones que habría
tenido cualquier intento de manipular el proceso plebiscitario97.
CONCLUSIÓN
En el presente ensayo hemos podido observar cómo la administración
Reagan aumentó la presión con el Ƃn de que el General Pinochet respetara los
derechos humanos y el retorno a la democracia en Chile. Esa presión fue cada
vez más fuerte a medida que el plebiscito se acercaba.
Washington apoyó la condena de Chile en la Comisión de Derechos
Humanos de la ONU, se abstuvo respecto a los créditos en los organismos
Ƃnancieros internacionales y emitió sanciones comerciales contra Santiago.
El Congreso de los Estados Unidos otorgó un millón de dólares a la National
Endowment for Democracy (NED), para que, por medio del NDI, pudiese
apoyar Ƃnancieramente a la oposición y enviar observadores para supervisar
el plebiscito.
Además de las operaciones diplomáticas, los Estados Unidos recurrieron a
operaciones secretas para contrarrestar la intención de Pinochet de anular el
plebiscito. Hemos podido constatar que la administración Reagan continuó
ejerciendo presión sobre Pinochet, contribuyendo así a hacerle respetar los
resultados del plebiscito, lo que conllevaría al retorno a la democracia en
Chile.
El presente estudio ha mostrado que la administración Reagan
efectivamente tuvo una inƃuencia determinante sobre los acontecimientos
que desembocaron en el retorno a la democracia en 1990. Ello vale en
particular respecto al plebiscito de 1988. Hemos puesto en evidencia el hecho
que, entre 1987 y 1989, la administración Reagan inƃuyó positivamente sobre
el retorno a la democracia en Chile. Washington logró que los comunistas
fueran marginalizados del poder en Chile, lo que era el objetivo constante de
la política estadounidense. Por otro lado, la economía de libre mercado, muy
importante para la administración Reagan, se mantuvo.
97
“Chile: Plebiscite Aftermath”, From DIA, 1988-10-12, Top Secret, DeclassiƂed. NDI, Op. cit., p. 68.
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