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Teoría de la educación Problemática pedagógica contemporánea Ricardo Nassif CAPITULO 3. LA EDUCACION EN LA PERSPECTIVA CULTURAL GENERAL 1. EL ENFOQUE CULTURALISTA DE LA EDUCACION El enfoque culturalista permite un avance definitivo en la seriación o progresión conceptual de la educación, que al rebasar los estadios primarios de la adaptación y la socialización abre las puertas a categorías propiamente pedagógicas. 2. CORRIENTES DE CULTURALISMO Y CIENCIAS Y CIENCIAS EDUCATIVAS El acceso del pedagogo a este campo, puede plantearle difíciles opciones, antes de dar con la teoría cultural más adecuada para sus fines. Porque igualmente que “naturaleza” y “sociedad”; “cultura” es palabra que esconde una gran diversidad de significados y acepta una multiplicidad de visiones. Se considera que la meta de la pedagogía no es desenvolver una teoría sobre la cultura, sino una teoría sobre la educación. Su objetivo es establecer cuales los elementos cualitativa y cualitativamente valiosos que aquellos pueden proporcionarle para comprender y ampliar su propio dominio de reflexión y de acción. 2.1. BREVISIMA INCURSION HISTORICA 2.2. LA FILOSOFIA DE LA CULTURA 2.3. LA LINEA CIENTIFICA 2.4. LA EDUCACION, IMPULSORA DE LA CULTUROLOGIA. 3. ALGUNAS PRECICIONES EN TORNO AL CONCEPTO DE CULTURA Debimos anticipar algunas notas del concepto de cultura, para distinguirla primero de la naturaleza, y relacionarla luego con la sociedad. Cada una de las direcciones de la “culturologia”, trabaja sobre o llega a una determinada idea de su objeto. Nuestro propósito es la síntesis de tales ideas para ensayar un concepto integral de la cultura, que a la vez sirva de instrumento para plasmar un concepto más claro de la educación, más abarcativo y de más alto nivel. El mejor procedimiento es confrontar las nociones “filosófica” y “científicas” de la cultura. Desde el mirador filosófico, lo fundamental es mostrar como la cultura procede de la capacidad objetivante, podría decirse que necesariamente, y por tanto, forma cuerpo con el hecho de ser el hombre un sujeto capta y concibe un mundo objetivo. Esta fórmula expuesta por Francisco Romero, lleva a distinguir entre “cultura objetiva” y “vida cultural”. La cultura objetiva comprende toda creación del hombre que logra sustantividad y autonomía, respecto a su creador y goza de una existencia relativamente separada. En cambio, la vida cultural es la del hombre entre estos entes objetivos creados por él. La vida humana es, especifica y típicamente, “vida cultural”. Como objetivación la cultura supone “intencionalidad”. Otra diferencia entre el hombre y el animal: aquel posee consciencia de la dirección de sus actos; el animal responde a un equipo instintivo bien estructurado. Otro rasgo capital de la cultura: su “historicidad”, frente a la “a-historicidad” de la naturaleza. La cultura se configura cómo un proceso abierto en el tiempo, con sus continuidades y discontinuidades, y sus contradicciones. Las notas de la cultura pueden conseguirse recurriendo al punto de vista filosófico, no están en oposición con las inferibles de la antropología. Para Linton la cultura es la configuración de la cultura aprendida y de los resultados de la conducta cuyos elementos comparten y trasmiten los miembros de una sociedad. La expresión “configuración” o “forma cultural” refleja el conjunto de los patrones culturales o pautas culturales, que son ciertos modos de conducta, y de sus resultados que, ligados a las necesidades y funciones sociales, sirven de modelos a sus miembros. El segundo elemento de la definición (conducta aprendida) visualiza la conducta como un complejo de pensamientos y de acciones que no responden al instinto, sino que son adquiridos o aprendidos en la vida social. Con lo cual se justifica otro rasgo definitorio de la conducta como parte aprendida del comportamiento humano. Las versiones filosófica y científica de la cultura, nos proporcionan un haz de rasgos fundamentales y generales integrables en su concepto. Con este criterio generalizador, podemos afirmar que la cultura se identifica por la humanidad, la artificiad y la historicidad, en tanto fruto u objetivación de la capacidad creadora del hombre. 4. LA CULTURA, ¿ES SOLO SOCIAL? Hasta ahora cultura y sociedad se no han dado en una singular relación de “envolvimiento”. Pero si entramos todavía más en la dinámica de la actividad humana productiva y creadora, se nos presentaran dos preguntas inevitables ¿Toda cultura es social? ¿No le es posible al individuo crear cultura fuera de la sociedad, prescindiendo de ella? Podemos producir objetos (ideas o cosas) a espaldas de la sociedad, pero ésta nunca está ausente de nuestro ser. La creación es el fruto de un estimulo o de una situación sociales, de una necesidad dl grupo, solo vista por un individuo o un conjunto de individuos, o de una tendencia revolucionaria que, se construye sobre la crítica, más o menos despiadada, de la realidad social vigente, o de uno de sus aspectos. No se trata de quedar “fuera” o “por encima” de la sociedad, sino de que la misma historia humana registra creaciones que nunca fueron aceptadas por la sociedad. Mientras esos productos permanecieron en el circulo reducido de la individualidad, personal o grupal, no fueron cultura para los demás, o “cultura viva” o “querida” por la sociedad, sino simple cultura no nacida socialmente, cultura no socializada. Dentro de las restricciones previstas, es posible distinguir entre la cultura como simple y pura creación y la cultura socializada, que es el estado que logran las creaciones humanas cuando son incorporadas a la vida social. La distinción no es vana ni innecesaria, porque la educación, como sistema socialmente institucionalizado responsable de la función primaria de resproducción sociales, utiliza la cultura socializada. La cultura no socializada, la no nacida, la no reconocida por la sociedad o sus grupos dominantes, puede no ser entendida ni aceptada por el conjunto, o tomada por los poderes que seleccionan y formulan los contenidos y las orientaciones educativas, como destructora de la sociedad y de su misma subsistencia. 5. LA EDUCACION COMO PROCESO CULTURAL Hay diferencias entre educación y creación cultural directa, pues mientras aquella recorre un itinerario descendente que va de la objetividad cultural ( la cultura existe, socializada, viva) a la subjetividad (o individualidad), la creación asciende de las subjetividades o intersubjetividades, a la realización de una obra, o a la transformación parcial o total de la cultura dominante. Esto es lo que se observa cuando la educación es explicada como un acto de trasmisión de las pautas culturales. Pero si la tarea educativa no pudiese, o no se produciese, superar esa etapa no pasaría de una mera socialización o endoculturación, esto es la “incorporación” de los hombres en la cultura de su grupo. La “endoculturación” es un fenómeno real, necesario para la existencia socio-cultural, y la pedagogía no puede sino aceptarlo como otra de las funciones primarias de la educación. Aquí es donde el enfoque culturalista comienza a revelar su fecundidad, ya que de la misma idea de cultura se desprende el principio de superación. Esta es la primera causa de nuestro convencimiento de que el enfoque culturalista es el único que puede ayudar a tocar fondo en el núcleo de la educación como fenómeno humano. La visión culturalista trasciende las correspondientes a la biología, la psicología y la sociología; alimenta la especificidad del enfoque pedagógico que apunta a la vida personal (simultáneamente social e individual), y convierte a la persona en su obligado punto de referencia. Esta referencia a la formación de la persona, es el fundamento de toda pedagogía, imperceptible sin la visión de lo educativo como hecho de cultura. Es nítida la inserción de la educación en el proceso cultural. Que mayor interés y trascendencia reviste reconocer la educación misma como un proceso cultural, aunque se requiera un razonamiento más cuidado para no caer en la total identificación de ambos fenómenos. “Educación” y “Cultura” son sinónimos cuando se abreva en la etimología del segundo como cultivo. Tal función no se produce con las otras facetas de lo cultural. A parte de captar la educación como un proceso intracultural, es preciso comprenderla como un proceso cultural, afirmando que ese rasgo constituye su verdadera naturaleza. En la constatación precedente caben tres notas de la educación que, son verdaderas definiciones de la misma e indicadoras de una progresión posible de la transmisión a las creaciones culturales. 5.1 La educación-transmisión La educación es la transmisión de la cultura históricamente dada, con el propósito de reproducirla y asegurar sus mantenimientos en el tiempo. La transmisión cultural se mueve con elementos mas simbolices que la socialización pura. La primera requiere un “cultivo”, un cierto desarrollo de las capacidades invididuales, en cambio la segunda introduce al sujeto en el grupo, en la mayoría de los casos directamente y por simple presión. Esta separación puede parecer excesivamente sutil, pero no por ello debe ser descartada de la temática de la pedagogía cultural en comparación con la pedagogía social. 5.2 La educación -asimilación La educación es el proceso de asimilación y de adquisición de la cultura, de subjetivización e individualización de la cultura. Tal individualización no es más que la consecuencia y el objetivo de la transmisión cultural, la efectiva endoculturación. Implica la incorporación de los hombres a las pautas culturales sustentadas por la sociedad. De ahí que no pueda explicarse esta idea de educación dejando de lado al sujeto que incorpora a su saber personal, la cultura dominante, y que en el mismo acto, se incorpora en esa cultura, como uno de sus miembros activos. Se somete a la cultura integrándose en ella. 5.3 La educación-creación La educación es el proceso de ayuda al desarrollo de las capacidades humanas para la transformación y creación culturales. Este concepto es el fruto de la necesidad de superar las limitaciones de los dos anteriores que no pasan de la funcionalidad primaria de la educación, aun cuando pueda reconocerse una jerarquía de grados en esa funcionalidad (la vital, la social y la cultural). La incidencia de lo educativo en la vivificación, renovación e innovación cultural ha sido recogida en dos nociones sucesivas propuestas por Spranger. En la primera, la educación es “ la voluntad despertada, por el amor generoso, de desenvolver dentro en el alma de otro, su total receptividad para los valores y su total capacidad formadora de valores. En la segunda, la educación seria aquella actividad cultural dirigida a la esencial formación personal de sujetos en desarrollo; se realiza mediante los contenidos autenticos de valor del espirituobjetivo dado, y tiene por fin último el alumbramiento del espíritu normativo autónomo (una voluntad ético-ideal de cultura) en el sujeto. 6. LA EDUCACIÓN, SISTEMA CULTURAL La educación no es únicamente un proceso de cultura; también es un sistema cultural, así como proceso social e institución social nos fue revelada por la óptica sociológica. El carácter social del sistema educativo se concreta en la institucionalización de la función educativa de la comunidad, en una organización según reglas y objetivos perfectamente establecidos. Tiene dos notas definitorias: A) grupos sociales oficiales o tendentes a oficializarse de algún modo en la sociedad moderna ( empresa, escuela, sindicato, etc.) b) el sistema de reglas que determinan formal y explícitamente la vida de esos grupos. El sistema educativo social e institucionalizado constituye el cauce, el encuadre, del sistema educativo cultural. Están estrechamente conectados, pero la institución escolar (sistema social de la educación) contiene a la educación como sistema cultural. A la vez este es el que da contenidos a la institución socio-educativa ( la escuela, en su más vasta acepción) a través de materiales culturales aceptados o queridos por la sociedad. ¿Que significa aprehender o concebir la educación como un sistema cultural? El procedimiento para lograrla es reiterar los distintos modos en que la educación, sistemática y asistemática, actúan sobre los receptores de la cultura, dando por supuesta la existencia de formas o sectores culturales objetivos o supraindividuales. En la educación incidental o asistemática, esas formas culturales obran directamente sobre el individuo, por contacto e irradiación, y que en la educación sistematizada, lo hacen indirectamente. Es indirecta porque supone la mediación de un sistema que organiza pedagógicamente los distintos materiales culturales a los efectos de su transformación consciente y metódica. Desde el punto de vista de la educación asistemática, la educación es una “función” de las distintas formas culturales. La educación sistemática implica precisamente, la estructuración pedagogizada de los sectores culturales objetivos. Cada sociedad tiene su sistema educativo, una determinada estructura educativa que no es más que la arquitecturización de los restantes sectores culturales para su comunicación y difusión intencionadas. Un sistema educativo es una estructura cultural objetiva, con la misma fuerza coactiva de los otros sectores. Este puesto de observación nos muestra otros rasgos o definiciones de la educación, en tanto sistema o estructura cultural objetiva.