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Canut J: El trato del paciente adulto
El Observatorio
Rev Esp Ortod 2003;33:189-90
El trato del paciente adulto
JUAN CANUT
LOS INCONVENIENTES PREVISIBLES
Uno de los sucesos más destacados de la ortodoncia actual es el espectacular incremento de pacientes
adultos. Lo que antes constituía una excepción ha
devenido en algo frecuente y habitual. Tanto hombres
como mujeres, sin importar su edad y condición,
desean disfrutar de esa dentadura sana y atractiva que
nunca tuvieron antes, acudiendo al ortodoncista con
ilusión expectante por disfrutar de algo que carecían.
Pero este nuevo grupo de pacientes presenta un perfil
de tratamiento y atención clínica bien diferente al de los
niños y adolescentes que el ortodoncista está habituado a
tratar. Debido a su edad e idiosincrasia personal presentan
unas lógicas diferencias y, sobre todo, manifiestan unos
inconvenientes que el ortodoncista debe conocer, interpretar y resolver para que el tratamiento transcurra en
condiciones óptimas y el ortodoncista no se vea desbordado por unas observaciones que no siempre acierta a
responder y unas demandas que no puede satisfacer.
Vamos a comentar los más frecuentes.
ASPECTO DE LOS APARATOS
Por su indudable efecto llamativo, más propio de
niños y adolescentes, el paciente adulto es muy reticente con el aspecto visible de los aparatos de ortodoncia y que, en muchos casos, es el factor determinante
para aceptar el tratamiento, que considera impropio
de su edad. Hay pacientes que aceptan un resultado
menor a cambio de utilizar un aparato removible que
pueden usar a su conveniencia. Sin embargo, gracias a
los aparatos de brackets transparentes y miniaturizadas
han desaparecido prácticamente estas objeciones. Incluso los que presumen de modernos y progres aceptan
gustosamente llevar un aparato fijo de ortodoncia como
algo stylish y awesome, como moda de último grito.
DURACIÓN DEL TRATAMIENTO
Lógicamente, el paciente adulto desea un tratamiento lo más corto posible sin tener en cuenta que
su biología y reacción tisular requieren, por el contrario, de unos movimientos dentarios delicados y sua-
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ves que exigen de un mayor tiempo y paciencia. Pero
en muchos casos, aunque se haya aceptado de antemano la duración propuesta por el ortodoncista, es
frecuente que, al cabo de unos pocos meses, ya se
muestra impaciente con la duración del tratamiento.
El ortodoncista debe explicarle que el resultado final
del tratamiento tiene prioridad sobre su duración.
EXPECTATIVAS DEL TRATAMIENTO
Existen pacientes adultos que persiguen unos objetivos tan ideales y unas expectativas tan irreales sobre
el resultado del tratamiento, que el ortodoncista debe
saber moderar bien estas excesivas esperanzas, subrayando claramente las limitaciones del tratamiento,
con mayor énfasis si cabe que sus posibilidades. Con
los pacientes adultos hay que ser muy cauto y prometer menos de lo que se espera conseguir. De otra
manera, el ortodoncista tendrá que enfrentarse con un
paciente continuamente insatisfecho y decepcionado.
OBSERVACIÓN CRÍTICA
En general, el paciente adulto suele observar con
ojo crítico todo el entorno del tratamiento (progreso
de la corrección, higiene y antisepsia, destreza operatoria del doctor, intervenciones del personal auxiliar,
puntualidad de las visitas, etc.), algo que no suele
suceder con los pacientes jóvenes. Sus comentarios,
quejas y observaciones, muchas veces injustificadas o
mal expresadas, no acostumbran a ser bien recibidos
por el equipo de trabajo y pueden enturbiar negativamente las buenas relaciones con el ortodoncista.
DEMANDA DE INFORMACIÓN
El paciente adulto suele ser un ávido consumidor
de información detallada sobre las incidencias del
tratamiento, lo que origina múltiples explicaciones
del ortodoncista que consume buen parte del tiempo
de la visita, que se alarga excesivamente. Este motivo
explica que la duración de las visitas sean más prolongadas de lo habitual. Este tiempo extra debería
reflejarse en la cuantía de los honorarios devengados,
tal y como viene sucediendo en otros países.
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INQUIETUD PERFECCIONISTA
Abundan los pacientes adultos que se obcecan en
ignorar las limitaciones del tratamiento, atribuibles a
su edad, maloclusión presente, estado general de la
dentadura y salud periodontal, a pesar de haber sido
repetidamente manifestadas por el ortodoncista. Su
obsesión por poseer una dentadura perfecta, imposible de conseguir en sus circunstancias individuales,
provoca un rosario de quejas y lamentos ante cualquier
mínimo defecto final de su sueño imposible.
COOPERACIÓN IRREGULAR
A pesar de sus buenos deseos iniciales, el paciente adulto plantea problemas de cooperación y
disciplina debidos a su edad, obligaciones profesionales y actividad social. Las dificultades en cumplir
con las instrucciones del tratamiento, el descuido de
la necesaria atención periodontal, la falta a las citas
programadas, etc. son factores determinantes que
condicionan la duración y calidad del tratamiento, sin que el ortodoncista pueda exigir con energía
la debida disciplina a una persona adulta.
MOLESTIAS DEL TRATAMIENTO
Generalmente, el paciente adulto suele soportar
peor las naturales molestias que provoca el tratamiento, lo cual provoca frecuentes visitas de emergencia. Por otra parte, su menor resistencia al dolor
obliga a utilizar fuerzas muy ligeras y más indoloras. Es una situación comprensible pero que afecta
directamente al curso del tratamiento y, sobre todo,
a una indeseable duración.
ATENCIÓN PRIVADA
La disposición habitual de gabinetes operatorios
en un espacio común en donde coinciden varios
pacientes a la vez no suele agradar a los pacientes
adultos, que desean una atención más privada y
discreta. Para obviar este natural inconveniente es
muy aconsejable disponer de un gabinete operatorio privado, al abrigo de la curiosidad ajena.
OBJECIONES A LA RETENCIÓN
La duración y pormenores de la retención es uno
de los obstáculos más difíciles de superar por el
paciente adulto, porque suele considerar finalizada
toda su experiencia ortodóncica cuando se le retiran
los aparatos, y se aviene mal al uso prolongado de los
retenedores que, en ciertos casos, deben ser utiliza-
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dos prolongadamente. Una vez más, el ortodoncista
debe saber razonar la necesidad de asegurar las
nuevas posiciones dentarias en el entorno óseo subyacente y la acomodación fisiológica. Por eso es tan
aconsejable que el ortodoncista, al proponer inicialmente el tratamiento, le informe de antemano sobre
la importancia de la retención para que, llegado ese
momento, no se lleve una desagradable sorpresa. No
se puede obviar la retención, que en el caso de los
pacientes adultos suele ser más prolongada. Para
obviar este inconveniente se va progresando mucho
en el diseño de nuevos retenedores fijos linguales,
que suelen ser mucho mejor aceptados.
LA ESTABILIDAD DURADERA
Es lógico que cualquiera que se somete a tratamiento de ortodoncia desee un resultado estable y
duradero. Sobre todo, tratándose de un paciente adulto que, a su edad y condición, ha tomado la decisión
personal de corregir y normalizar su dentadura. Ante
este tipo de paciente, el ortodoncista se esfuerza en
asegurar una estabilidad del resultado para un prolongado período de tiempo, pero debe tomar la precaución de advertir al paciente que esa garantía que
exige está condicionada por una serie de factores
impredecibles que afectan a los tejidos de apoyo,
especialmente la salud periodontal y la integridad del
proceso alveolar. Y sobre todo, del cuidado personal
que debe prestar a su dentadura y la vigilancia
constante de su dentista. El paciente debe aceptar que
la marcha inexorable de los años y el progresivo
envejecimiento natural puede afectar a la dentadura, siempre y cuando esta evolución consiga mantener aceptablemente su salud y belleza. Todo lo cual
no es responsabilidad del ortodoncista.
Estos inconvenientes no suponen descalificación
alguna del paciente adulto, la mayoría de los cuales se
muestran altamente satisfechos y agradecidos por disfrutar de una excelente dentadura que creían haber
perdido para siempre. Pero las especiales características de su biología y personal idiosincrasia suponen un
toque de atención para el ortodoncista, que debe tomar
muy en cuenta para que el tratamiento transcurra sobre
una base realista y no se convierta en una aventura
clínica llena de escollos. Creo que la mejor manera de
superar los citados inconvenientes es mantener bien
abierto el canal de comunicación interpersonal, mediante una continuada información que despeje y aclare todas las objeciones que el paciente adulto pueda
plantear antes, durante y después del tratamiento.
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