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 GUÍA DE PRÁCTICA CLÍNICA Cli‐109 Patología Venosa de los Miembros Inferiores Año 2010 ‐ Revisión: 0 Dr. Leonardo Gilardi Página 1 de 12 Conceptos Iniciales
La patología venosa de miembros inferiores tiene una elevada prevalencia en la población
general. Sin embargo, se dispone de escasos datos científicos con adecuado nivel de
evidencia que permitan la elaboración de normativas objetivas para la orientación
profesional del tratamiento. El principal motivo que da origen a esta dicotomía es que la
mayoría de los trabajos disponibles para la terapéutica de estas enfermedades se
encuentran financiados por la industria farmacéutica, lo cual impide su valoración
apropiada.
La meta esencial de esta Guía de Práctica Clínica es el repaso de la patogenia, la
semiología y los tratamientos disponibles de estas enfermedades de alta prevalencia en el
consultorio de Atención Primaria. La enfermedad tromboembólica en sus distintas
presentaciones no forma parte de los contenidos de estas recomendaciones, por lo cual
se propone su lectura independiente.
Várices de los Miembros Inferiores
Anatomía y Fisiología
En condiciones fisiológicas normales, el flujo venoso desde los miembros inferiores hacia
el hemicorazón derecho es propulsado tanto por el remanente del impulso contráctil del
ventrículo izquierdo como por fenómenos físicos locales, entre los cuales se destaca la
visa tergo, fruto de la contracción muscular del complejo soleogemelar y del cuadríceps
fundamentalmente.
Ambos procesos (cardíaco y local) se realizan en contra de la fuerza de gravedad, en
especial en la posición de pie. Para impedir la acción de la gravitación, las venas cuentan
con válvulas. Sin embargo, cuando estas estructuras resultan incompetentes, se forman
dilataciones elongadas y tortuosas en los miembros inferiores con predominio distal, las
cuales se denominan várices.
Desde el punto de vista anatomofuncional se reconocen 3 grupos de venas valvuladas en
los miembros inferiores:
-
-
el plexo superficial: se ubica en el plano subcutáneo, drenando a través de las
perforantes hacia el plexo profundo o hacia la safena externa (afluente de la poplítea)
o la safena interna (afluente de la femoral)
el plexo profundo: a esta estructura confluyen los sinusoides intramusculares y la
sangre drenada por las venas superficiales
Copia N° :
Representante de la Dirección:
Revisó
Nombre
Dr. Leonardo Gilardi
Fecha:
Aprobó
Dra. Inés Morend
Firma
Fecha
03/08
12/08
-
GUÍA DE PRÁCTICA CLÍNICA Cli‐109 Patología Venosa de Miembros Inferiores Revisión: 0 – Año 2010 Dr. L. Gilardi Página 2 de 12 las perforantes, las cuales permiten la afluencia del circuito superficial al profundo
Figura 1. – Plexos venosos de los miembros inferiores
Etiología. Factores predisponentes
Se ha especulado durante mucho tiempo sobre el origen de las várices, planteándose
durante décadas una etiología funcional (incompetencia valvular); sin embargo, son
numerosos los estudios que sugieren un origen microanatómico, esto es, una alteración
intrínseca de la pared de la vena en asociación con cofactores externos. Esta
predisposición genética es la causa de la frecuente recurrencia de las várices.
Cofactores externos asociados con la aparición de várices
Sobrepeso y obesidad
Sexo femenino
Incremento de estrógenos (embarazo,
Antecedentes de trombosis venosa
anticonceptivos)
profunda
Postura prolongada de pie (empleados de comercio, peluqueros, cirujanos, cocineros,
personal de seguridad)
Semiología
Si bien las várices pueden asociarse con dolor en los miembros inferiores, los pacientes
suelen consultar por la presencia evidente y autodiagnosticada de las várices. Al
interrogatorio deben rescatarse:
• las características del dolor
•
•
•
GUÍA DE PRÁCTICA CLÍNICA Cli‐109 Patología Venosa de Miembros Inferiores Revisión: 0 – Año 2010 Dr. L. Gilardi Página 3 de 12 posturas analgésicas (elevación del miembro)
manifestaciones asociadas (pesadez, calor, disestesias)
presencia de complicaciones infecciosas o trombosis local (flebitis, tromboflebitis)
Resulta de importancia descartar diagnósticos diferenciales que puedan explicar el dolor,
para evitar el subdiagnóstico de otras alteraciones potencialmente concurrentes (en
especial los procesos neuríticos, la enfermedad arterial periférica y la lumbociatalgia).
A la inspección se observa el trayecto varicoso, que debe palparse siempre con el
enfermo de pie, a fin de remarcar el efecto gravitatorio sobre las válvulas.
La maniobra de Trendelemburg representa un modo tradicional de demostrar la
incompetencia de la unión fémoro-safena. Consiste en colocar un torniquete alrededor del
extremo proximal del muslo evaluado con el enfermo acostado y con el miembro a 45º. Al
ponerse de pie, un sistema valvular componente debería impedir el lleno por reflujo de las
venas superficiales distales al torniquete. Si al retirar el torniquete existe un rápido relleno,
la maniobra es positiva y compatible con insuficiencia valvular. La sensibilidad y
especificidad no han sido evaluadas en trabajos aleatorizados y controlados o en
metanálisis, por lo cual son desconocidas.
Figura 2. – Maniobra de Trendelemburg
Métodos Complementarios
GUÍA DE PRÁCTICA CLÍNICA Cli‐109 Patología Venosa de Miembros Inferiores Revisión: 0 – Año 2010 Dr. L. Gilardi Página 4 de 12 Habitualmente no son necesarios ya que el interrogatorio y el examen clínico completan el
diagnóstico. La pletismografía correlaciona bien con la gravedad clínica, pero es un
método no completamente validado y además no es fácilmente disponible.
En caso de sospecha de incompetencia del plexo comunicante, el método de elección es
la ecografía dúplex, ideal para una evaluación preoperatoria por su mayor sensibilidad y
especificidad que la ecografía Doppler convencional. En términos sinópticos, la ecografía
dúplex consiste en la combinación de las imágenes convencionales (bidimensionales,
estáticas) con la determinación de la velocidad de flujo por Doppler clásico pulsado
(dinámico). Así, se aprovecha la capacidad de la ecografía para el diagnóstico diferencial
de patologías no venosas (partes blandas, quistes de Baker, enfermedad arterial) y la
posibilidad del análisis de la presencia de enlentecimientos u obstrucciones del retorno
venoso. Esta técnica puede detectar también trombosis agudas o crónicas, cambios
postrombóticos y reflujo local. Vale destacar que los métodos convencionales de
ecografía dúplex no son eficaces para la evaluación de grandes vasos venosos, como las
venas cava e ilíaca. Por otra parte, es prudente recordar que la presencia de reflujo en el
plexo de las perforantes en los vasos de menos de 4 mm de diámetro no se define como
significativa.
La venografía debe reservarse para los pacientes con síndrome postrombótico o para
aquellos sujetos con sospecha de anomalías en las grandes venas antes mencionadas.
De todos modos, los avances en angiotomografía computada y fleborresonancia han
reducido de manera relevante las indicaciones de la venografía, que sólo se solicita en
casos particulares y seleccionados.
Complicaciones
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•
La dermatoesclerosis en el territorio varicoso es frecuente, así como los trastornos
pigmentarios (dermatitis ocre secundaria a la pseudo-diapédesis de los eritrocitos).
Es relativamente común el agregado de eccema, atribuido tanto a la esclerosis de la
piel como a la agresión cutánea local por el uso de productos tópicos farmacológicos.
o alternativos.
También suele aparecer edema local (frío, duro, con mínimo signo de Godet), fruto de
la hipertensión venosa.
La tromboflebitis superficial suele presentarse con dolor localizado, induración del
trayecto de la vena (cordón), enrojecimiento local e incluso fiebre con respuesta
inflamatoria sistémica. El tratamiento de esta complicación suele ser ambulatorio,
incluyendo el uso de antibióticos para flora habitual de piel y el uso de antiagregantes
plaquetarios. En ningún estudio de adecuado diseño publicado hasta junio de 2010 se
verificó la utilidad de los antibióticos tópicos para la resolución de esta afección.
•
•
GUÍA DE PRÁCTICA CLÍNICA Cli‐109 Patología Venosa de Miembros Inferiores Revisión: 0 – Año 2010 Dr. L. Gilardi Página 5 de 12 La tromboflebitis de la vena femoral superficial es interpretada por muchos autores
como una variante de la trombosis venosa profunda y se propone su tratamiento como
tal. En enfermos con adecuada alarma y sin signos de compromiso sistémico, puede
indicarse en forma ambulatoria una cefalosporina de primera generación por vía oral
en combinación con una heparina de bajo peso molecular o análogos.
Por otro lado, la hemorragia ocurre en general en pacientes con atrofia cutánea
(ancianos, pacientes corticodependientes) y en forma secundaria a traumas locales.
Tratamiento
Las várices de miembros inferiores son incurables y la tasa de recurrencia supera el 80%
de manera independiente del tratamiento propuesto. No se dispone de normativas
terapéuticas avaladas por ninguna sociedad científica del mundo occidental.
Tratamiento no farmacológico
Los síntomas producidos por las várices pueden mejorar con medias elásticas de
compresión gradual, en lo posible mayor a 35 mmHg (la industria farmacéutica las
cataloga como «tipo 3»). Se dispone de información acerca de su utilidad para los
trastornos tróficos cutáneos e incluso las úlceras venosas.
La elevación frecuente de los miembros inferiores se indica en pacientes con patología
varicosa, así como evitar las altas temperaturas para evitar una mayor dilatación de las
paredes venosas.
Tratamiento farmacológico
Existe una inusual variedad de medicamentos de amplia difusión para el tratamiento tanto
de las várices como de la insuficiencia venosa crónica. Como se señaló con anterioridad,
son escasos los estudios aleatorizados y controlados al respecto que presenten una
calidad al menos aceptable. Casi la totalidad de estos ensayos han sido financiados por
los fabricantes de estos productos, o bien sus autores de referencia son empleados o
accionistas de esos laboratorios. La mayor parte de los protocolos incluyeron un número
inapropiado de pacientes para elaborar conclusiones de potencia estadística adecuada.
Por otra parte, los lapsos de seguimiento son inaceptablemente cortos.
Como comentario adicional, en estos ensayos los criterios principales de valoración
corresponden a determinaciones de métodos complementarios por imágenes
(pletismografía) o bioquímicos (aspectos reológicos), cuando en realidad es la
sintomatología la que motiva la indicación de un eventual tratamiento.
GUÍA DE PRÁCTICA CLÍNICA Cli‐109 Patología Venosa de Miembros Inferiores Revisión: 0 – Año 2010 Dr. L. Gilardi Página 6 de 12 En este contexto, vale señalar que:
• los diuréticos pueden ser útiles en el caso de edema importante tanto en patología
varicosa como en insuficiencia venosa crónica. Se utilizan tiazidas por periodos
breves, con el objetivo de un mejor ajuste de las vendas de compresión gradual. La
indapamida constituye una opción alternativa.
• la aspirina ha demostrado en estudios controlados acelerar el proceso de cicatrización
de las úlceras venosas, en dosis de 300 mg/día. Debe destacarse que los pacientes
utilizaban simultáneamente medias de compresión gradual.
•
los fitoterápicos utilizados en estudios han sido las escinas y los rutósidos o
flavonoides semisintéticos. Ambos grupos de drogas actuarían sobre el endotelio
venoso, incrementando la presión transparietal de oxígeno en las venas y en
consecuencia mejorando los síntomas de insuficiencia venosa. El mayor metanálisis
disponible data de 1994; en esa publicación se determinó una tendencia no
significativa a una mejor respuesta sintomática durante un máximo período de
seguimiento de 6 meses. Como se mencionó líneas arriba, no existen datos científicos
que avalen su utilidad ni información fehaciente y objetivo acerca de su potencial
sobredosificación y toxicidad. En esta categoría se incluyen hidroxi-etil-rutósidos,
flavonoides, citroflavonoides y el buflomedilo.
•
la pentoxifilina, actúa en la liberación de citoquinas inflamatorias, la activación
leucocitaria y la agregación plaquetaria en la microcirculación. Se ha demostrado su
utilidad en casos seleccionados de insuficiencia venosa (NO de várices). Sin embargo,
en un metanálisis publicado en 2002 (n = 455), la combinación de este fármaco con el
uso de medias de compresión se asoció un leve incremento de la cicatrización de las
úlceras secundarias (riesgo relativo: 1.3). La falta de información científica objetiva y
contundente impide su recomendación para el tratamiento sintomático del paciente
con várices o insuficiencia venosa.
•
en relación al eccema satélite, suele mejorar con corticoides tópicos, incluyendo
hidrocortisona o beclometasona. La aplicación local de antibióticos y el uso de otros
productos puede desencadenar mayor edema y eritema.
Tratamiento Quirúrgico
Las várices de miembros inferiores deben ser tratadas quirúrgicamente en ciertas
situaciones, entre las cuales NO se encuentra el criterio estético:
•
•
•
tromboflebitis recurrente
hemorragia significativa o reiterada
úlceras venosas intratables con tratamiento médico
GUÍA DE PRÁCTICA CLÍNICA Cli‐109 Patología Venosa de Miembros Inferiores Revisión: 0 – Año 2010 Dr. L. Gilardi Página 7 de 12 Estos pacientes deben ser derivados a Cirugía Vascular, en lo posible con un estudio de
ecografía dúplex para definir mejor el territorio a ser operado.
Insuficiencia Venosa Crónica
Introducción
La insuficiencia venosa crónica (IVC) es otra enfermedad frecuente pero ignorada en el
consultorio de Atención Primaria. Su espectro sintomático va desde el dolor o pesadez de
miembros inferiores hasta la ulceración crónica con paniculitis recurrente. Son estos los
casos que se asocian con discapacidad, internaciones y aumento de costos.
La prevalencia estimada de la IVC en Occidente alcanza hasta al 1% de la población. Al
igual que en las várices, se reconocen como factores de riesgo el sexo femenino, la
obesidad, el antecedente de trombosis venosa profunda y la bipedestación prolongada.
No obstante, el riesgo relativo resulta de difícil estimación como consecuencia de estudios
prospectivos de adecuado diseño.
Clasificación
Se divide a la enfermedad en 7 categorías:
• clase 0: sin signos palpables o visibles de enfermedad venosa
• clase 1: telangiectasias
• clase 2: venas varicosas
• clase 3: edemas
• clase 4: cambios cutáneos asociados con enfermedad venosa
• clase 5: cambios cutáneos + úlceras cicatrizadas
• clase 6: úlceras en actividad
Diagnóstico
La insuficiencia venosa crónica suele ser diagnosticada mediante el interrogatorio y el
examen físico en sujetos con antecedentes de patología varicosa que consultan con
edema regional, alteraciones cutáneas y la presencia de úlceras.
En ciertos pacientes, sin embargo, determinar con certeza la etiología y la topografía
anatómica de la enfermedad puede resultar la utilidad para modificar el tratamiento.
GUÍA DE PRÁCTICA CLÍNICA Cli‐109 Patología Venosa de Miembros Inferiores Revisión: 0 – Año 2010 Dr. L. Gilardi Página 8 de 12 Al igual que en el paciente con várices, la ecografía dúplex resulta el método no invasivo
de mayor utilidad, con tasas de sensibilidad (88%) y especificidad (90%) que se asemejan
al gold standard, la venografía ascendente, la cual, como se mencionó, se encuentra en
desuso.
Por otro lado, mediante la misma técnica puede estudiarse la concurrencia de enfermedad
arterial periférica, muchas veces responsable también de ulceraciones y que puede
resultar una contraindicación para las medias de compresión de alta presión.
Tratamiento
Las pautas de tratamiento propuestas para la patología varicosa son similares con las que
corresponden a la IVC.
Úlceras venosas
Son sin duda la causa más frecuente de patología ulcerosa en miembros inferiores.
Habitualmente se localizan a nivel medial en el tobillo, por encima de una várice
complicada o a lo largo del trayecto de las safenas; son inusuales por encima de las
rodillas.
Figura 3.– Frecuencia de úlceras venosas y no venosas de miembros inferiores
Pueden ser únicas o múltiples, y en general son planas, rojizas y a veces exudativas. Los
bordes suelen ser irregulares pero no indeterminados y, libradas a su evolución, crecen
circunferencialmente en forma centrífuga. Suelen evolucionar a la cronicidad y la tasa de
recurrencia es del orden del 70%.
La distinción con las úlceras arteriales habitualmente es simple, ya que éstas son bien
delimitadas, más dolorosas y tienen una topografía diferente (dedos de los pies, maléolo
GUÍA DE PRÁCTICA CLÍNICA Cli‐109 Patología Venosa de Miembros Inferiores Revisión: 0 – Año 2010 Dr. L. Gilardi Página 9 de 12 lateral, metatarso), además de asociarse con alteraciones tróficas. Sin embargo, que
existen pacientes con úlceras mixtas
No debe olvidarse el diagnóstico diferencial con otras úlceras, incluyendo las neuríticas
(diabetes), las vinculadas con enfermedades del tejido conectivo (vasculíticas), las
relacionadas con inflamación específica (tuberculosis, lepra, sífilis) y en especial las de
origen neoplásico (epitelioma basocelular, carcinoma escamoso, enfermedades
hematológicas). En caso de duda diagnóstica es prudente la realización de biopsia
cutánea por punch o incluso por losange quirúrgica, prefiriéndose esta última si además
de la evaluación histológica se desea realizar cultivo de la lesión en búsqueda de
infecciones específicas.
Complicaciones de las Úlceras Venosas
La infección es la complicación más habitual y debe sospecharse ante incremento
inexplicable del dolor, aumento de la velocidad de crecimiento o signos locales o
sistémicos de respuesta inflamatoria. En pacientes con depresión de la inmunidad y en
especial en los enfermos diabéticos, es prudente descartar compromiso profundo de
partes blandas e incluso osteomielitis.
La hemorragia es otra complicación posible, sobre todo en pacientes con atrofia cutánea
o trauma.
Tratamiento
Aún hoy el tratamiento de las úlceras venosas es motivo de debate. Al igual que ocurre
con las restantes afecciones venosas, no existe a la fecha información formal con alto
nivel de evidencia en relación con tratamientos farmacológicos sistémicos que mejoren la
cicatrización de la úlcera.
De hecho, se sugiere que la línea esencial de la terapéutica ambulatoria continúan siendo
las medias de compresión gradual, elásticas y no adherentes, siempre se haya
descartado patología arterial concomitante que impida la compresión. Si bien la tasa de
curación se relaciona inversamente con el tamaño inicial de las lesiones, cerca del 65%
de las úlceras venosas cicatrizan dentro de los 6 meses con esta técnica. Debe tenerse
en cuenta el mantenimiento de la humedad de la piel por debajo del nivel del vendaje con
crema base acuosa y, por supuesto, el tratamiento del eccema secundario a la úlcera o a
la propia venda.
Una línea promisoria de tratamientos es la vinculada al uso local de hidrocoloides para
debridamiento no quirúrgico y al relleno de la úlcera, una vez limpia y seca, con alginato
GUÍA DE PRÁCTICA CLÍNICA Cli‐109 Patología Venosa de Miembros Inferiores Revisión: 0 – Año 2010 Dr. L. Gilardi Página 10 de 12 cálcico. Las experiencias iniciales son alentadoras, no contándose a la fecha con grandes
estudios que terminen de avalar la indicación formal.
Los antisépticos locales, en especial la sulfadiazina de plata, podrían ser útiles en los
sujetos con signos de infección o con alta carga bacteriana local, aunque no se dispone
de datos formales definidos acerca de la duración, seguridad y eficacia de esta estrategia.
En otro orden, el suplemento de zinc por vía oral sólo parece útil en individuos con déficit
previo de este oligoelemento. Asimismo, los presuntos efectos beneficiosos de la
condroitina sólo se han demostrado en grupos reducidos de pacientes que además
recibían el tratamiento convencional.
Por último, se consideran candidatos a cirugía a aquellos pacientes refractarios al
tratamiento médico adecuado durante al menos 6 meses, o bien los enfermos con
infección grave que requieran desbridamiento de urgencia.
Bibliografía
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GUÍA DE PRÁCTICA CLÍNICA Cli‐109 Patología Venosa de Miembros Inferiores Revisión: 0 – Año 2010 Dr. L. Gilardi Página 12 de 12 Anexo: Indicaciones y Enfoque Posoperatorio Administrados al Paciente
Usted ha sido operado después de su evaluación en consultorio externo con diagnóstico
de insuficiencia venosa grave, para lo cual ha concurrido con una serie de estudios
preoperatorios incluyendo electrocardiograma, análisis de sangre y ecografía Doppler de
los miembros inferiores.
1. Una vez operado evaluado por el anestesiólogo, ha pasado a una habitación de Piso.
2. La curación que se le ha realizado en quirófano consiste en un vendaje compresivo
con vendas elásticas, las que puede aflojar en caso de sentir molestia. Es conveniente
mantenerlas 48 – 72 h después de la cirugía
3. Usted permanecerá en observación hasta la mañana siguiente en que se le otorgará
el alta.
4. Una vez que regrese a su domicilio guardará reposo, si bien puede deambular breves
trayectos (baño, living, dormitorio)
5. Debe mantener elevada la pierna operada la mayor cantidad de tiempo posible
6. Tomará su medicación habitual sin cambio alguno. Puede utilizar analgésicos para el
manejo del dolor posoperatorio; todos son eficaces, si no cuenta con uno de ellos
solicite la receta.
7. Las vendas le serán retiradas en consultorio. Pueden mancharse con sangre, lo que
es frecuente, y puede cambiarlas en caso de molestarle. Es conveniente no mojar las
heridas y el vendaje al higienizarse.
8. En caso de una emergencia comunicarse con urgencias de OSECAC al 0810–333–
0004 ó concurrir a la guardia del Sanatorio. Los signos de alarma que debe tener en
cuenta son:
1. Dolor que no cede con los analgésicos
2. Fiebre
3. Sangrado importante o excesivo
9. Dentro de los 7 días de haberse operado será controlado en Consultorios Externos.