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Música, cultura y terapia: una respuesta saludable para niños hospitalizados. Susana Guzmán Asociación Semillas del Corazón Córdoba – Argentina e-mail: [email protected] Resumen El concepto de música como terapia ha sido utilizado por la mayor parte de las culturas y de los pueblos desde la antigüedad, en donde se ubicaba al paciente como protagonista, punto de referencia y viabilidad; a la música como medio y al terapeuta como orientador de la terapia. Entendiendo que la música es una producción cultural heterogénea y vital, teniendo en cuenta al proceso de creación. La música no está escindida de la cultura y de determinados contextos sociales e individuales. Las diferentes formas en que cada persona crea, percibe y ejecuta o reacciona a los sonidos musicales dependen de las situaciones particulares en las que produce; de ese contexto cultural y social y de sus propias experiencias. Esta posibilidad de crear y expresase como miembros de una cultura, hace de la música, según entiendo, un medio idóneo para la cura. Los niños como parte de la cultura viven la música desde sus modos de hacer y sentir. La estimulación sonoro-musical aporta una mirada y una metodología que busca los siguientes objetivos: Crear un vínculo con el paciente-alumno que favorezca la comunicación, abrir canales, rescatar sus recuerdos evocando imágenes visuales y sonoras del exterior, rehabilitarlo y facilitar su reinserción social, estimular el deseo por recuperarse y aprender, favorecer la expresión de emociones y sentimientos y evitar los síntomas del hospitalismo. En el caso que se presenta, se detallan las acciones pedagógico-terapéuticas que buscan cubrir los objetivos antes mencionados. Abstract Music, culture and therapy: a healthy and hopeful response. The concept of music as therapy has been used by most cultures and peoples since ancient times. The patient was considered protagonist, the point of reference and viability, music was seen as a means and the therapist as the counselor of the therapy. Taking into account the creation process, we understand that music is a vital heterogeneous and cultural production, so it is not separated from culture and from certain social and individual contexts. The different ways in which each person creates, perceives and executes or reacts to musical sounds, depend on the particular situations in which he produces, on that social and cultural context and on his own experience. This possibility to create and express himself as member of a particular culture makes music, a suitable means for the cure. As part of culture, children enjoy music according to their own ways of doing and feeling. The audio-musical stimulation contributes with a look and a methodology that seeks the following objectives: to create a bond with the patient-student that favours communication, to open communication channels, to bring back his memories by recalling audio visual images from the outside, to rehabilitate him and to facilitate his social insertion, to encourage his wish to get over and learn , to foster the expression of emotions and feelings and to avoid hospitalization symptoms. In the case here presented, the pedagogical - therapeutic actions that aim at reaching the above mentioned objectives are dealt with in detail. Palabras clave Música – Musicoterapia – Estimulación sonoro/musical - Quemados Música, terapia y cultura El concepto de música como terapia ha sido utilizado por la mayor parte de las culturas y de los pueblos desde la antigüedad, en donde se ubicaba al paciente como protagonista, punto de referencia y viabilidad; a la música como medio y al terapeuta como orientador de la terapia. Esta trilogía fundamental aún hoy se conserva. En ese contexto, los tambores, flautas y liras, las canciones sanadoras, los sonidos naturales o creados, el movimiento y las danzas, han sido utilizados por todas las culturas como medios para llevar alivio a las personas enfermas de una comunidad. Es así que fue utilizada como elemento integrante e integrador de diversas culturas, aplicable a la salud y la enfermedad. Los griegos hacían referencia al poder terapéutico-religioso del canto, y al explicar la teoría de los cuatro humores, concebían a la música como capaz de normalizarlos si estaban desequilibrados por la enfermedad. Así también los filósofos griegos como Pitágoras, la describían como medicina del alma, y Platón consideraba que ella daba serenidad del alma. Para contextualizar este trabajo quiero primero fijar mi posición respecto al concepto de música, entendiendo que es una producción cultural heterogénea y vital, teniendo en cuenta al proceso de creación y no solo al producto como material musical terminado. Este proceso cultural y social está relacionado con la historia, la idiosincrasia y la vida de los pueblos y las comunidades concretas. Esta concepción es abarcadora de los diferentes modos como las sociedades producen su música, y cómo ella como fenómeno sonoro se convierte en arte. La música como arte, abre un espacio para la creación, la belleza y la expresión. Dice Rolando Benenzon que “la música es arte y ciencia, dos elementos que corresponden a un proceso evolutivo del ser humano”. En el mismo sentido, Víctor Pliego de Andrés1 dice que “es también un fenómeno sonoro especial, cargado de cierta intencionalidad que lo convierte en arte.” Es por ello que la música no está escindida de la cultura y de determinados contextos sociales e individuales. Las diferentes formas en que cada persona crea, percibe y ejecuta o reacciona a los sonidos musicales dependen de las situaciones particulares en las que produce; de ese contexto cultural y social y de sus propias experiencias. Esta posibilidad de 1 Pliego de Andrés, Víctor, “Fundamentos de Musicoterapia” – Cap. 2, Editorial Morata, 2000, Madrid. crear y expresase como miembros de una cultura, hace de la música, según entiendo, un medio idóneo para la cura. Los niños, como parte de una cultura, viven la música desde un particular modo de hacer y sentir. Desde pequeños son mecidos por una figura maternal que les canta canciones de cuna o nanas y otras variaciones melódicas que, cargadas de afecto, tienen el efecto sanador de una caricia. Tranquilizan al niño, lo alientan, lo acunan, lo envuelven. En ellas, la madre entrega un bagaje cultural y elementos de identidad que hacen sentir al niño como parte de un universo que comparte con su madre, luego con su familia. “Y si tu no te duermes, niño inocente, te daré mere - mere con pan caliente”, dirán las madres venezolanas, mientras las madres litoraleñas (Argentina) cantarán: “Gurisito costero duérmase, si se duerme mi amor le daré chalamita de ceibo collar de caracol, collar de caracol.” En Galicia, las nanas entonarán: “Miña nai, miña naiciña Como a miña nai ningunha Que me quentou a cariña Co calorciño da súa.” Ya en la escuela, los niños aprenden canciones populares que van acompañando su desarrollo emocional y auditivo. Generalmente, los niños conocen una o dos canciones que les resultan significativas, y que vienen acompañadas de la voz de un adulto que los ha envuelto con ellas. Esas canciones son un tesoro en la memoria de los niños y recuperarlas cuando atraviesan una situación de enfermedad, es un recurso de alto valor cultural, educativo y terapéutico. Estimulación Sonoro-musical Para intentar explicar las posibilidades de la música como coadyuvante en las terapias para los pacientes pediátricos, quiero ubicarme en mi función de educadora musical en el ámbito del hospital, integrante del equipo docente de la escuela hospitalaria. El marco teórico está dado por la Pedagogía Hospitalaria, como la “disciplina que estudia la intervención educativa en el contexto hospitalario, dirigida al sujeto en situación de enfermedad. La pedagogía hospitalaria se aboca a construir los soportes teóricos que sirven de herramientas para la intervención de la escuela y del docente hospitalario, como así también partirá de las mismas prácticas para elaborar una mirada compleja de su objeto y formular teorías que respaldan a la realidad y a las necesidades de los educadores”2, según un concepto de Luz Gómez Rincón. Se asienta también en la Musicoterapia, desde el Modelo musicoterapéutico del psiquiatra y músico argentino, Rolando Benenzon. Él define a la Musicoterapia como una “Psicoterapia que utiliza el sonido, la música y los instrumentos corporo-sonoro-musicales para establecer una relación entre musicoterapeuta y paciente o grupos de pacientes, permitiendo a través de ella mejorar la calidad de vida y recuperando y rehabilitando al paciente para la sociedad”, y agrega que la Musicoterapia “. . . estudia el complejo sonido-ser humano-sonido, con el objetivo de abrir canales de comunicación en el ser humano, producir efectos terapéuticos, psicoprofilácticos y de rehabilitación en él mismo y en la sociedad3.” Con estos antecedentes teóricos, denomino estimulación sonoro-musical a la intervención en pacientes quemados, y en general en todos los pacientes pediátricos hospitalizados, persiguiendo los siguientes objetivos: • Crear un vínculo con el paciente-alumno que favorezca la comunicación a través de la expresión verbal o no verbal (sonoro-musical) 2 3 Luz María Gómez Rincón. Benezon, Rolando O., Musicoterapia de la Teoría a la Práctica, Capítulo 1, Paidós, Barcelona, España, 2000. • Abrir canales de comunicación. • Rescatar sus recuerdos y experiencias infantiles, evocando imágenes visuales y sonoras del exterior. • Rehabilitar al paciente y facilitar su reinserción social • Estimular en el niño el deseo por recuperarse y aprender. • Favorecer la exploración y expresión de emociones y sentimientos. • Favorecer y mejorar la relación del niño con el personal a cargo de su cuidado y su familia. • Evitar los síntomas del hospitalismo. El caso M M es un niño de dos años y medio de edad, que sufre un accidente en su hogar que le provoca quemadura de su pie y pierna derecha. Es hospitalizado y recibe tratamientos médicos adecuados a la lesión, incluido un transplante de piel. Se da de alta pero regresa al poco tiempo y se diagnostica NECROSIS EPIDÉRMICA TÓXICA. Es internado en aislamiento de terapia intensiva. Cuando fue derivado para recibir estimulación sonoro musical desde la escuela hospitalaria se encontraba en posición fetal, con casi todo su cuerpo afectado, en gran estado de aislamiento, asustado y lloroso. Recibía tratamiento de balneoterapia y coberturas transitorias con tablillas y vendas en los miembros superiores. Al momento de la internación el niño vivía con sus padres, abuelos y hermanos en un barrio humilde de la ciudad de Córdoba. La madre, padecía un leve retraso mental, en actitud poco contenedora, y demostrándose mas tarde que ella dañaba de diferentes maneras al niño. Inicio de la intervención Objetivo: Crear un vínculo - abrir canales de comunicación La intervención profesional inició con pequeños estímulos sonoros realizados con cascabeles, kalimba y caja de 4 tonos y canciones infantiles simples de saludo. “Hola, hola, para vos y para mí” “Hola niño como te va, hola niño vamos a jugar” Estas canciones de inicio, y la serie de estímulos sonoros mínimos producidos con la voz o los instrumentos, formaban parte de un ritual que se repetía en cada sesión. Durante los meses que duró la intervención dentro de la sala de aislamiento, no se usó la palabra hablada sino el canto expresivo y los sonidos, en el ámbito de la comunicación no verbal, sonoro-musical. El uso de la voz expresiva y los gestos es significativo en la calidad de la comunicación, sobre todo con niños que no desean o no pueden hablar, de modo de lograr su atención e identificación. En este caso hubo una dificultad importante en la comunicación gestual, que fue el uso de guantes, gorra y barbijo. Mediante el canto y la identidad sonora es que se logró que el niño se interese por las actividades y se comunique a su modo. Luego, cuando su estado salud se fue normalizando y me fue permitido ingresar a su habitación sin barbijo, fue fácil retomar el trabajo, con la cara descubierta, ya que el niño reconocía perfectamente las canciones y los “rituales” de cada encuentro. Objetivo: posibilitar la expresión de emociones y sentimientos Hay un objetivo fundamental en la estimulación sonoro-musical que es el de posibilitar la expresión de las emociones y sentimientos del niño. Cierto día, yo observaba a M por la ventana de su sala de aislamiento, y noté que tenía la mano derecha libre, limpia, con una nueva piel rosada. Está observando su mano libre, moviendo sus dedos con movimientos lentos y delicados. Su otro brazo y piernas siguen con férulas y vendajes. Luego de unos instantes ingreso a la habitación, y comienzo como siempre con el ritual de inicio. M me mira, observando cada uno de mis movimientos. Cuando canto “saco una manito”… Mauricio intenta sacarse las vendas de la mano cubierta, con su mano libre. Se enoja, me mira, se pone rojo, está furioso. Comienza a lloriquear, y yo inicio un juego de esconderme tras mi instrumento, en ese caso, un celestín, que hago sonar con un dedo. M se calma, me sigue observando, y comienza a quejarse rítmicamente con mmmm, lo imito un rato, y luego digo “mmmmmm”, invento pequeñas melodías con mmm como preguntas y respuestas. Cuando yo me callo, M dice mm, como respuesta. Tengo la impresión de que me está contando lo que le pasa, se mira la mano, se mira el cuerpo y canta mmmmm, cambiando ya la queja por una nueva melodía, que yo acompaño. Estamos dialogando. El niño logra expresar lo que le está pasando, yo canto suavemente una nueva melodía dulce y delicada, con la que intento expresarle que lo comprendo y entiendo su malestar. Esta posibilidad de expresar su dolor, su rabia, su impotencia, demuestra la alta capacidad de la música, como lenguaje no-verbal, como sistema alternativo de comunicación. Mucho habría para decir, desde el psicoanálisis, sobre el importante papel que cumple la música para facilitar el acceso a las terapias de pacientes imposibilitados de comunicarse verbalmente, según lo expresa Terán Fierro (2000). No es el objetivo de esta comunicación adentrarme en este campo, pero si quiero expresar que este lenguaje no-verbal facilita la expresión de las emociones y sentimientos, posibilita la interacción con un “otro” que lo escucha, lo comprende y con quién mantiene una comunicación, que lo saca del aislamiento. Clair (1996) opina que la naturaleza no verbal de la música facilita la comunicación y la expresión, siendo especialmente útil para aquellas personas con habilidades de comunicación limitada o nula. Algunos autores consideran que la actividad o experiencia musical implica una activación cerebral a la vez que estimula la creatividad, la imaginación, mejora el lenguaje y la capacidad de atención (Martí Augé 2000- Davis y cols. 2000) Objetivo: rehabilitar al paciente y posibilitar su reinserción social La estimulación sonoro musical con el apoyo de la pedagogía hospitalaria, logra efectos rehabilitantes en los pacientes pediátricos quemados al ofrecer un puente de conexión entre la vida del niño antes del hecho disruptivo del accidente y el momento actual. Es aquí donde las experiencias del niño, como miembro de una familia, una comunidad y una cultura, se convierten en el hilo que lo mantienen unido a la realidad, a partir de la memoria y el recuerdo. Es importante conocer que canciones cantaba la madre al niño desde sus primeros días de vida, que canciones y que música se escuchan en su casa, en su escuela. Con esta información valiosa y el uso de melodías y sonidos simples, la docente podrá iniciar la comunicación con el paciente. El niño, como parte de una familia, una comunidad, una cultura, mantiene, a través de la música una relación de amor con su pasado. Ella lo estimula y despierta en el presente, lo ayuda a soportar el dolor, el aislamiento y las agresiones del entorno, y lo prepara para reinsertarse socialmente luego del alta. El niño se reconoce, con sus potencialidades y deseos, sus gustos, sus logros y aprendizajes, y se valora como alguien que “puede”, más allá del accidente, del dolor y de las secuelas. La música es además, un medio para la integración social de los individuos y contribuye al establecimiento o restablecimiento de las relaciones sociales. Respecto a ello, Clair (1996) sostiene que la música ofrece oportunidades para compartir experiencias con los otros, lo que constituye la base para el desarrollo de relaciones sociales. En este nuevo contexto, el niño tendrá mejores recursos personales para su reinserción social. Objetivo: calmar el dolor La estimulación sonoro musical cumple una función terapéutica en la medida que colabora con la medicina en la mejor predisposición del niño hacia la cura, lo mantiene atento y estimulado. Se utiliza incluso como medida no farmacológica del manejo del dolor, ya que de manera indirecta se pretende reducir el temor y la ansiedad. El propósito es incrementar la sensación de comodidad y estabilidad del niño, reducir el estrés y las consecuencias indeseables relacionadas con los procedimientos ambientales y terapéuticos, sin pretender en lo absoluto sustituir los tratamientos farmacológicos.4 La estimulación sonoro-musical colabora con la medicina también al aportar datos y señales importantes para el seguimiento del caso. Un ejemplo de ello es que en cierta oportunidad, el equipo de rehabilitación ingresó a observar al paciente M, durante una sesión de estimulación sonoro musical. Como parte de la rutina, la docente cantaba canciones simples para estimular el movimiento de las manos: 4 Manejo del Dolor en la Unidad de Cuidados Intensivos Pediátricos y Neonatología - Conclusiones y Recomendaciones de una Mesa Redonda. Medidas no farmacológicas de manejo del dolor Coordinadores: Dr. Alejandro Mondolfi*, Dra. Grisell Vargas** “que linda manito que tengo yo” “Este dedo es el papá, este otro es la mamá, por aquí viene el hermano con M de la mano, lalalala” “Saco una manito la hago bailar, la cierro la abro y la vuelvo a guardar” El equipo de rehabilitación pudo observar que el niño podía mover sus deditos y sus manos, cuestión que los inquietaba desde hacía varios días. Incluso solicitaron apoyo para observar si el niño movía otras partes del cuerpo por sí mismo, como los pies y la cabeza. Es muestra también de las posibilidades de colaboración e interacción entre los profesionales de distintas áreas de atención al paciente. Prevenir el hospitalismo En cierto momento el niño comenzó a presentar síntomas de hospitalismo, como una cierta desconexión, falta de respuesta a las preguntas, etc. En uno de estos episodios, fui llamada por las enfermeras a cargo del cuidado. El niño lloraba con un llanto monótono, mientras blanqueaba sus ojos. Mi intervención consistió en imitar el tono de su llanto, ubicando la nota y tratando de entrar en resonancia con él. Al cabo de un cierto tiempo, comencé a cantar, a partir de la nota elegida, una melodía delicada y expresiva. El niño se calló, me miró y sonrió. El objetivo era “despegarlo” de su monotonía, mediante la incorporación de una sonoridad extraña para él. Ese día lloré. Objetivo: despertar el deseo por el aprendizaje Ya dije anteriormente que realicé estar intervenciones como educadora musical de escuela hospitalaria. La pedagogía hospitalaria intentará siempre, desde sus funciones pedagógica y terapéutica, despertar en el niño el deseo por aprender y descubrir el mundo, más allá de su habitación. En general, cuando el paciente-alumno se encuentra en mejor estado general, se pide la intervención de un docente hospitalario, del nivel escolar al que pertenezca el alumno. En este caso, las docentes abordaron actividades basadas en la oralidad, como la lectura de cuentos infantiles. La música en este contexto provoca un estímulo en los sentidos, la memoria, la creatividad y el gusto por aprender. En un momento posterior, el niño realizó garabatos y dibujos rústicos con témperas. Objetivo: Interacción con el personal y la familia La participación en actividades musicales como una canción con ejecución instrumental es una forma de favorecer la interacción del niño con las personas que lo cuidan y su familia. Desde el gesto de compartir un momento musical con la enfermera que entra a la sala para administrar medicación, los médicos o la madre, el niño tiene la oportunidad de mostrar sus producciones, mostrarse. Los adultos tienen la oportunidad de expresarle al niño que les interesa su recuperación, desde un lugar “no médico”, desde el arte, la comunicación gestual o la palabra. Conclusión En este camino de pretender algunos humildes aportes al tratamiento de los pacientes pediátricos, es mucho lo que debemos aprender los docentes, tanto desde la Educación Musical, la estimulación y la Musicoterapia, como desde la Pedagogía Hospitalaria misma. Pero este camino no puede realizarse de otra manera que no sea a través de la comunicación y el diálogo interdisciplinario. Convencida que la música es un lenguaje universal, una producción cultural que nos engloba y se brinda como medio para la cura y la reinserción social de los pequeños, considero que la “estimulación sonoro-musical” que hoy presento, puede ser un recurso válido en los ámbitos hospitalarios. Es también un acto de amor, que se suma a los miles de actos de amor que son precisos para sostener una vida. Bibliografía: Pliego de Andrés, Víctor, “Fundamentos de Musicoterapia” – Cap. 2, Editorial Morata, 2000, Madrid. Benezon, Rolando O., Musicoterapia de la Teoría a la Práctica, Capítulo 1, Paidós, Barcelona, España, 2000. Manejo del Dolor en la Unidad de Cuidados Intensivos Pediátricos y Neonatología Conclusiones y Recomendaciones de una Mesa Redonda. Medidas no farmacológicas de manejo del dolor Coordinadores: Dr. Alejandro Mondolfi*, Dra. Grisell Vargas Terán Fierro, D, La música, recurso terapéutico desde fuera de la Musicoterapia, en Fundamentos de Musicoterapia, Capítulo XII, Ediciones Morata, Madrid, España, 2000.