Download Las promesas rotas del hospital de Vigo

EL QUE IBA A SER EL GRAN HOSPITAL PÚBLICO DE LA
ZONA ABRE, NUEVE AÑOS DESPUÉS, RECORTADO Y
DEFRAUDANDO TOD0S LOS PLANES
Las promesas rotas
del hospital de Vigo
S
Iba a ser un nuevo y gran hospital público para 600.000
ciudadanos. Tras una larga espera, casi diez años, el nuevo
hospital de Vigo, el Álvaro Cunqueiro, abrió a finales de
junio. Costará mil millones más de lo previsto, será de
gestión privada. Las promesas llegan muy recortadas:
tendrá 620 camas menos, cuarenta camas de urgencias
menos y once quirófanos menos de lo anunciado. Esta
semana, profesionales y vecinos se manifiestan contra el
que iba a ser un centro médico ejemplar.
• Alicia R. de la Roz • Fotos: Carlos Puga
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e anunció como la joya de
la corona y al final es una
perogrullada. Ha habido
opacidad, improvisación...”
Carmen García Rivas, secretaria
general del sindicato de enfermería Satse en Galicia, se muestra contundente cuando valora la
apertura del Hospital Álvaro Cunqueiro, el nuevo y esperado gran
hospital de Vigo. Concebido por el
Sergas (Servicio Gallego de Salud),
como uno de los más modernos de
Europa, se ha quedado a medio
gas, denuncian los sanitarios gallegos. El centro, ubicado en la parroquia de Beade, tendrá la mitad
de camas de hospitalización previstas, no se abrirán todas las unidades prometidas, el aparcamiento será de pago y algunas pruebas,
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Manuel Martín, presidente de la Federación de Asociaciones en
Defensa de la Sanidad Pública, en su consulta.
como las resonancias magnéticas,
se harán fuera, en una unidad móvil situada a la entrada del hospital.
“No cumple en absoluto con los
objetivos previstos, no se acerca a
lo que se necesita. Tendremos una
atención sanitaria por debajo de lo
que requiere la ciudadanía. Como
alcalde no lo admito”, afirma tajante
el socialista Abel Caballero, primer
edil de la ciudad, quien siempre ha
mostrado su disconformidad con la
forma de concebir un centro que
tendrá un área de influencia de
más de 600.000 personas. Mientras, el Sergas acaba de suspender
el traslado de distintas unidades
de los otros centros sanitarios de
la ciudad –como el Hospital Xeral,
el Meixoeiro o el Nicolás Peña– al
Álvaro Cunqueiro.
Desde que se creó el proyecto para su construcción en 2006,
el hospital Álvaro Cunqueiro ha
estado envuelto en polémica. Su
modelo de financiación –públicoprivada, como ya se ha hecho en
otras comunidades– ha generado
críticas. Frente a los 400 millones
que, de acuerdo con proyectos iniciales, había que invertir para que
la ciudad contara con un hospital
completamente público, la Xunta de Galicia que preside Alberto
Núñez Feijóo, acabará pagando
1.432 millones de euros –durante
veinte años– a la empresa concesionaria, cifra que, incluso, el sindicato CCOO eleva hasta los 1.795
millones si se tiene en cuenta la
explotación comercial de los servicios no sanitarios.
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Carmen González Mao, jefa de sección de análisis clínicos del
hospital Meixoeiro, que también forma parte del Complejo
Hospitalario Universitario de Vigo.
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■ El aparcamiento es privado. Los vecinos tendrán que pagar;
hasta los trabajadores del hospital, unos 40 euros al mes
3 Y, lo que es peor, “para abaratar
costes a la empresa concesionaria
se han recortado camas, quirófanos, salas de urgencias y espacios.
Es curioso porque tiene colapsos
de urgencias y no va a responder
a las necesidades del área”, resume Manuel Martín, presidente de
la Federación de Asociaciones en
Defensa de la Sanidad Pública. Ya
se han producido los primeros incidentes. Inundaciones en el aparcamiento por goteras, una paciente
herida tras caerle un trozo de falso
techo en la cabeza o las quejas por
falta de material en pediatría y ginecología han salpicado al recién
abierto hospital.
Desde el Sergas explican que la
puesta en marcha de este nuevo
hospital “viene a corregir un déficit
histórico en las infraestructuras sanitarias de Vigo. El Álvaro Cunqueiro tiene una capacidad máxima de
1.465 camas, lo que le permite una
enorme flexibilidad para adaptarse
a las necesidades asistenciales actuales, pero también a las necesidades de los próximos 50 años”.
Los sindicatos no están de acuerdo. Denuncian que, finalmente, el
nuevo gran centro sanitario contará solo con 845 camas. “Tanto tiempo de espera para, al final, anunciar
menos camas. Para eso no hacía falta un nuevo hospital. Con las [camas] que tenemos actualmente en
los centros dispersos por Vigo, ya
contamos con más”, asegura García
Rivas desde Satse. El Sergas lo justifica: “El recurso cama tiene cada
vez menos peso en la asistencia, hoy
día más de la mitad de las intervenciones quirúrgicas en actividad ordinaria se corresponden con cirugía
sin ingreso”.
OTROS RECORTES
Pero hay más, denuncian desde
CCOO. Las camas de urgencias se
quedan a mitad de lo planeado –de
72 a 32–, el número de quirófanos
se reduce de 35 a 24 y la superficie del servicio de urgencias tendrá
4.291 metros cuadrados, 1.468 menos de lo previsto. “Nos quedamos
con la misma atención sanitaria que
antes pero a precio de oro”, apunta
Ángel Cameselle, secretario de la
Federación de Sanidad de CCOO.
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Arriba, el alcalde
de Vigo, el
socialista Abel
Caballero, que
se declara en
contra de lo que
se ha hecho
con el nuevo
hospital. Sobre
estas líneas,el
aparcamiento,
que no será
gratuito.
La promesa de reducir las listas de espera quirúrgicas –Vigo
acumula las más altas de Galicia– parece difícil de cumplir. Las
unidades de quemados, cirugía
maxilofacial y nervio periférico
continuarán en el hospital privado del Grupo Povisa, que atiende
a pacientes derivados de la sanidad pública, después de que la
Consejería de Sanidad y Servicio
Gallego de Salud renovara su convenio en 2014 pese a que el plan
contemplaba su cancelación. Otro
despropósito para CCOO. “Pagamos 80 millones de euros anuales
para que Povisa siga atendiendo a
los ciudadanos”, critica Cameselle.
Además de seguir desviando pacientes a Povisa, otra de las quejas
es que el hospital no tendrá el laboratorio central del área sanitaria
de Vigo que se había prometido y
que estará ubicado en el Meixoeiro. Las muestras recogidas que no
sean urgentes deberán ser derivadas al otro hospital, a unos diez
kilómetros de distancia, lo que no
convence a los sanitarios.
Desde la Federación de Asociaciones en Defensa de la Sanidad
Pública ya se había advertido hace
un año que separar el laboratorio
del hospital “amenaza la calidad
y seguridad de los enfermos hospitalizados y favorecerá errores y
retrasos en la entrega de resultados”. Pero ha sido en el momento de la apertura del Álvaro Cunqueiro cuando los sanitarios se han
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Manuel Nieto, delegado de la Confederación Estatal de Sindicatos
Médicos en Vigo, en la entrada de urgencias del nuevo hospital.
puesto en pie de guerra tras presentar una demanda ante el Tribunal Superior de Justicia de Galicia.
“Hay pacientes críticos que pueden
demandar varias pruebas al día y
tener que enviarlas a otro centro nos
retrasa”, señala Carmen González
Mao, jefe de sección de análisis clínicos y una de las demandantes.
Manuel Nieto, delegado de la
Confederación Estatal de Sindicatos Médicos en Vigo argumenta, además, que la obligatoriedad
en el transporte de las muestras
repercutirá negativamente en los
pacientes. “Las muestras se deterioran, se tendrán que repetir pruebas
y las listas de espera aumentarán”.
El Sergas defiende la ubicación
de ese laboratorio en el Meixoeiro: “Garantiza la calidad y la seguridad de servicio para todos los dispositivos asistenciales del Complejo
Hospitalario Universitario de Vigo,
tanto de atención primaria como especializada. El 80 por ciento de la
actividad central estará dedicado a
las pruebas de atención primaria, y
solo el resto será de hospitales, incluyendo lo derivado de las consultas
externas de todos los centros”.
Carmen García Rivas, secretaria general del
sindicato de enfermería Satse en Galicia.
■ Ya ha habido
inundaciones y a una
paciente se le cayó un
trozo de falso techo en la
cabeza
García Rivas también arremete
contra la externalización de servicios no sanitarios, como el de cocina, limpieza, mantenimiento o lavandería: “Es mercantilismo puro y
duro”. Añade que los propios trabajadores del hospital tendrán que
pagar 40 euros al mes por dejar sus
coches en el aparcamiento.
FUERA DE LA CIUDAD
Los trabajadores aclaran que esta
decisión perjudica a los pacientes.
“Lo fundamental no es la comodidad, es la seguridad del paciente.
Creemos que es un error. No podemos atender a los pacientes en
el nuevo hospital, no tenemos respuesta suficiente para atender la
demanda”, concluye González Mao.
A esta traba se le suma que las
resonancias deberán hacerse en
un camión de la empresa pública
Galaria al menos hasta el mes de
octubre. El retraso se debe a las impugnaciones que han interpuesto
las empresas ante el Tribunal Administrativo Central de Recursos
Contractuales contra los expedientes de compra de maquinaria para
el nuevo hospital.
La solución para evitar que los
vecinos de Vigo paguen el aparcamiento del hospital –1.86 euros la
hora– pasa por la ampliación de las
líneas de autobús hasta el mismo.
Una respuesta insuficiente para el
alcalde:“Está en la periferia de la
ciudad. Tendrían que haber hecho un
aparcamiento público. Mucha gente
viene de fuera y tendrá que pagar”,
apunta.
Esta semana, médicos, enfermeras, pacientes y vecinos están convocados a una manifestación de
protesta por el recorte de camas,
cierre de centros, aparcamiento de
pago y las privatizaciones. El alcalde Abel Caballero la respalda sin
fisuras: “Están en juego la salud y el
tratamiento sanitario”.
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