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Doctora Laura Campos,
hipoterapeuta y dentista
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Tenemos pacientes
que no andan,
pero sí cabalgan
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MAXILLARIS, mayo 2008
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Al frente de la asociación de hipoterapia
Nosotros Solos se encuentra la doctora
Laura Campos Bueno, que ejerce la
práctica clínica en Zaragoza. Su afición
por los caballos y su vocación sanitaria
le llevaron hace más de 15 años a fundar
esta asociación y embarcarse en un
proyecto singular. A través del constante
entrenamiento de los caballos, las
valoraciones exhaustivas de los
pacientes y grandes dosis de paciencia
y dedicación, el equipo de Nosotros
Solos ha logrado que muchos
discapacitados físicos, psíquicos o
sensoriales disfruten de mayor
autonomía y mejor calidad
de vida.
a periodoncia es la ocupación principal de la doctora Laura
Campos Bueno en su clínica odontológica de Zaragoza. Sin
embargo, su vocación sanitaria no se limita a la atención
bucodental; a través de la asociación de hipoterapia Nosotros
Solos, de la que es presidenta, ha logrado fusionar dos de sus
rasgos principales: la afición por el mundo del caballo y su instinto de ayuda a los demás. Los logros de la hipoterapia se
nutren de pequeños avances en el día a día. Físicamente, los
pacientes mejoran, entre otros aspectos, su equilibrio, su coordinación corporal y sus reflejos; en el ámbito psíquico y social,
los avances se centran en las mejoras de la comunicación y la
autoestima y el abandono del aislamiento. En estos momentos,
la asociación tiene una notable lista de espera. Su buen trabajo
se ha extendido entre médicos y familiares gracias al boca a
boca. La cita semanal con los caballos provoca siempre una
sonrisa en los pacientes; el caballo mueve sus músculos y articulaciones, masajea sus órganos, pero además “ellos lo ven
como un amigo poderoso, con fuerza y valor, y que además
atiende sus órdenes”, afirma la doctora Campos.
L
M AXILLARIS. ¿En qué consiste la hipoterapia?
Doctora Campos. Es una terapia que se vale del caballo para
lograr la rehabilitación de las personas que sufren algún tipo
de discapacidad física, psíquica o sensorial. Se debe diferenciar
la hipoterapia, también denominada equinoterapia, de la terapia asistida con caballos. La primera está más enfocada al
deporte y a la enseñanza de técnicas ecuestres a personas con
algún tipo de minusvalía, mientras que la segunda se refiere al
uso del caballo con técnicas aplicadas en el ámbito sanitario.
En cualquier caso, el caballo tiene muchísimas cualidades y su
relación con los seres humanos es muy positiva; se logran grandes avances tanto en lo físico como en lo psíquico. Alguien dijo
que los pacientes son como un globo que está en el aire y los
caballos son el hilo que utilizamos los hipoterapeutas para acercarles a nosotros.
M ¿Qué tipo de patologías son las más habituales en su conjunto de pacientes?
Doctora Campos.Es un gran cajón de sastre: atendemos a todo
tipo de personas, excepto a los discapacitados sociales. La
mayoría son niños o jóvenes, aunque también se tratan adultos; la mortalidad infantil hoy es muy baja, pero en cambio sí
hay muchos casos de patologías perinatales.
Nuestros pacientes siempre acuden con los informes médicos, los valoramos e informamos a los padres de las posibilidades reales de mejora que pueden tener con la hipoterapia.
Debemos ser muy rigurosos en nuestros análisis porque no
queremos que se creen falsas expectativas; nuestros logros se
nutren de pequeños avances que se obtienen en el día a día.
Aunque hay patologías de todo tipo, lo normal es que casi
todos los pacientes tengan unos rasgos comunes en cuanto a
retraso psicomotor, deficiencias sensoriales o daño cerebral.
Los tratamientos están siempre individualizados, unos vienen durante unos meses y otros casi de continuo, pero siempre
que vemos que no podemos mejorar más su situación se lo
comunicamos a los padres y los damos de alta. A la mayoría de
los pacientes les gustaría quedarse para siempre con los caballos, pero debemos dejar sitio para atender a otros.
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M Cómo entran en contacto los pacientes con ustedes?
Doctora Campos. Fundamentalmente por el boca a boca. Los
padres que tienen un hijo con deficiencias físicas o psíquicas se
mueven mucho para asociarse y crear redes sociales, que buscan a través de los médicos, los colegios o los psiquiátricos. En
la actualidad, la demanda para venir a la asociación es muy alta,
hay una importante lista de espera, pero nosotros también
tenemos unos límites, contamos con tres caballos y mucha buena voluntad, pero los tratamientos exigen tiempo.
Hemos visitado otros países, como Francia o Suecia, y hemos
visto cómo funciona esta terapia cuando se oferta a colegios o
psiquiátricos. Aquí es imposible hacerlo porque sería necesario
desplazar en un remolque a los caballos, organizar los circuitos
para los ejercicios y hacerlo todo con la máxima seguridad. Además, el caballo ha de estar con todos los sentidos puestos en el
trabajo; sacarlo de su entorno sería complicado.
M ¿Cuál es su papel actual dentro de la asociación?
Doctora Campos. Desde que fundamos la asociación a principios de los años noventa soy la presidenta; aunque llevo años
queriendo dimitir, pero no me dejan. Todos los que formamos
parte de ella tenemos titulaciones universitarias en ciencias de
la salud, porque es básico conocer las patologías para entender
los informes médicos que nos traen los pacientes y hacer una
valoración de cómo va a influir la hipoterapia en la enfermedad.
En estos momentos, mis funciones se centran más en las labores administrativas y de papeleo que en el trato directo con los
caballos. Mi trabajo en la clínica dental coincide con las sesiones de hipoterapia, que tienen lugar de lunes a viernes por las
tardes y los sábados por la mañana. Además, estar con los caballos exige un gran esfuerzo físico, ya que se necesita un monitor
que va montado con el paciente, dos personas a cada lado del
caballo que vigilan cualquier desequilibrio y una persona más
delante que es la que va guiando. Progresivamente, cuando el
paciente va aprendiendo a montar y logra cierta autonomía, se
puede prescindir del monitor que va a caballo y de los que
guían, aunque la supervisión de los movimientos se tiene que
controlar en todo momento. Nuestra asociación se llama Nosotros Solos porque tiene como objetivo que los pacientes tengan la máxima autonomía posible y no dependan de nadie.
M ¿Por qué fundó una asociación de hipoterapia?
Doctora Campos. Desde pequeña siempre me ha gustado
montar a caballo, lo hacía con la familia Aroz –Mari Carmen Aroz,
presente en la entrevista, es una parte básica de la asociación,
dirige el centro de hipoterapia y cuida personalmente de los
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Nuestra asociación se llama
Nosotros Solos porque tiene como
objetivo que los pacientes tengan
la máxima autonomía posible
y no dependan de nadie
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caballos–, y esta afición la he mantenido hasta hoy. Durante
años nos encantaba salir a montar por la mañana para ver amanecer desde la ribera del Ebro. Sin embargo, a comienzos de los
años noventa tuve que viajar a Suecia por asuntos relacionados
con mi profesión y una amiga me recomendó que visitara allí
un centro que hacía maravillas con caballos y niños con problemas físicos y psíquicos. Me quedé impresionada al ver todo
aquello, era increíble la evolución que tenían aquellos niños; llegaban al centro casi sin poder moverse y cuando estaban sobre
el caballo eran capaces de cabalgar. Aquel viaje me marcó y
cuando regresé a Zaragoza ya pensé en montar algo similar. Yo
tenía mi formación médica y mi amiga Mari Carmen era diplomada en enfermería, además de juez de pista y monitora de
equitación, así que ambas teníamos esa vocación de ayudar a
los demás. Posteriormente, regresamos de nuevo a Suecia, de
la mano de nuestra querida amiga Ann Marie Pedersen, para
conocer más a fondo todo aquello, entramos en contacto con
un equipo de hipoterapia de Cataluña y luego conocimos a
Renée de Lubersac, fundadora de la organización francesa Fentac (Federación Ecuestre Nacional de Terapia Asistida con Caballos), que nos enseñó mucho sobre todo este mundo.
Ahora mismo somos unas cinco personas las que estamos
vinculadas directamente con la asociación, además tenemos
algunos voluntarios que nos ayudan, son chicos que estudian
ciencias de la salud en la Universidad de Zaragoza y que a través de la entidad Universa llegan a nosotros. Todos aquí tenemos formación sanitaria, incluso una hija de Mari Carmen cuenta con un posgrado en hipoterapia de la Universidad Complutense de Madrid. Somos una asociación modesta, pero preferimos abarcar sólo lo que podemos para tener la seguridad de
que lo vamos a hacer bien. Además, nuestro perfil es complicado de encontrar, se tiene que unir la formación sanitaria con la
afición por los caballos; es algo que no todo el mundo tiene.
M Qué formación se necesita para ser hipoterapeuta?
Doctora Campos. En Europa hay diferentes corrientes de formación, hay países que tienen más de 60 años de experiencia.
En nuestro caso, hemos tenido mucha relación con la escuela
francesa, en concreto con la Fentac. Ellos buscan un perfil de
hipoterapeuta que tenga titulación en ciencias de la salud: terapeutas ocupaciones, psicólogos, médicos, logopedas; y eso mismo aplicamos nosotros en nuestra asociación. No queremos
que sean jinetes deportivos, porque para los tratamientos hace
falta que se conozcan las patologías. Eso sí, además de la formación sanitaria, a los hipoterapeutas deben gustarle los caballos
para llegar a comprenderlos, saber por qué actúan de una
manera determinada, conocer sus movimientos, su adiestramiento, etcétera.
También hemos aprendido mucho de la escuela sueca, allí
se da mucha importancia al equilibrio, a la biomecánica, tienen
cultura sajona y eso se nota en el cuidado de todo lo físico, mientras que la escuela francesa se fija más en el mundo de las ideas,
en cómo influye el caballo en el desarrollo psicológico del
paciente. Son dos escuelas diferentes pero que se complementan bastante también y además no entran en contradicción.
Nuestra formación procede, en su mayoría, de estos dos países, aunque también hemos hecho cursos aquí en España.
Como he comentado, la Universidad Complutense tiene un curso de posgrado de experto universitario en hipoterapia, que es
impartido por médicos rehabilitadores y personal de la Fundación Caballo Amigo.
M ¿Qué ejercicios que se hacen sobre el caballo?
Doctora Campos. Son de todo tipo. Hacemos circuitos con
dificultades, juegos de lanzamiento de pelota o selección de
un objeto por sus formas o colores y salimos a dar paseos por
el campo. El caballo mejora mucho los movimientos de los
pacientes, ya que sin ellos saberlo les mueve en todas las direcciones: arriba y abajo, adelante y atrás e izquierda y derecha.
Además, obliga a los pacientes a encontrar su equilibrio y su
centro de gravedad. La mayoría de los chicos vienen encorvados, lo que perjudica su sistema respiratorio y origina muchas
infecciones; gracias al caballo ellos fortalecen sus músculos y
mejoran la postura.
Nuestros pacientes tienen dificultades para fijar su atención
y controlar sus movimientos, pero en el caballo están atrapados
y se ven forzados a colaborar, de lo contrario paramos el caballo
y eso a ellos no les gusta.
El trotón francés Dreamer en el circuito del centro.
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M ¿Qué actitud muestran los pacientes cuando se montan en
el caballo?
Doctora Campos. Los que ya vienen habitualmente están entusiasmados con su cita semanal, es un momento que esperan.
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Cuando vienen por primera vez, sí es cierto que les impresiona
el caballo; muchos van en silla de ruedas y lo ven altísimo, pero
nosotros situamos al caballo en un nivel inferior y entonces
todo cambia, se suben al caballo y la perspectiva es distinta,
ahora ellos manejan el mundo. Nunca hemos tenido un caso
de un paciente que se negara a subir, al contrario; además, les
ponemos música para que estén relajados y los monitores que
van con ellos les dan mucha confianza. A veces los temores son
más propios de los padres que de los pacientes, hay muchos
casos de sobreprotección. En Francia o Suecia no es habitual
que los familiares estén en el centro mientras se desarrolla la
terapia, pero aquí sí lo hacemos, queremos que vean que sus
hijos sí pueden tener cierta autonomía y de esta forma disfrutan todos juntos y se conocen. Quizá esta forma de trabajar
esté más relacionada con nuestro carácter latino más abierto.
Los caballos sólo llevan una mantilla y un cincho, así los
pacientes pueden sentir su calor, su olor, su pelo; sólo con montar al paso se mueven 350 músculos y 99 articulaciones, se activa el aparato cardiovascular y el sistema respiratorio y se masajean todos los órganos. Los caballos están muy adiestrados,
alguno de ellos viene de la doma clásica, y son capaces de reproducir los pasos que nosotros les indicamos, así logramos que el
paciente haga a la perfección, por ejemplo, los mismos movimientos que si estuviera andando, y lo aprenden por repetición.
Tenemos pacientes que no andan, pero sí galopan. Hay una niña
sin estructuras cerebrales que no llegará a mayor y ni siquiera
sostiene la cabeza; sabemos que es un caso sin curación, pero
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gracias al caballo ha logrado mejorar su calidad de vida, los movimientos que hace cuando monta le mueven el intestino y eso
provoca que pueda ir al baño y las secreciones las vomita en
lugar de verse forzada a que se las saquen con una sonda.
M ¿Cuál es la principal ventaja del caballo con respecto a otras
terapias de rehabilitación?
Doctora Campos. El equilibrio que se puede conseguir con el
caballo es inigualable. Aunque nosotros dominamos todos los
movimientos, el cerebro del paciente le indica que hay peligro
de caída, así que no tiene más remedio que hacer todo lo posible por mantener el equilibrio. El caballo es un ser vivo con sus
estímulos y sus movimientos. Todo lo hacemos con la máxima
seguridad, pero no deja de ser un gran reto para el paciente.
Otra ventaja importante del caballo se aprecia en los pacientes
con espasticidad, que son un gran porcentaje. Ellos no controlan las órdenes de tensión y relajación de los músculos y generalmente los tienen contraídos, tanto que incluso llegan a sacar
los huesos de su sitio. Está comprobado que un fisioterapeuta
puede abrir las piernas de un paciente 30 grados en una sesión,
mientras que con el caballo se pueden abrir 60 grados en sólo
ocho minutos. La espasticidad puede provocar luxaciones y
contracturas que requieren de operaciones muy dolorosas. En
estos casos, nosotros siempre recomendamos esperar y aplicar
un tratamiento intensivo de hipoterapia, de dos sesiones a la
semana. Los resultados nos han dado la razón, ya que siempre
hemos logrado evitar la operación.
Nuestro perfil es complicado de encontrar,
se tiene que unir la formación sanitaria
con la afición por los caballos,
es algo que no todo el mundo tiene
La doctora Campos junto
a su amiga de la infancia
Mari Carmen Aroz,
profesora de doma,
y el caballo Dreamer.
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También se obtienen importantes mejoras en todo lo relativo a
la coordinación de las diferentes partes del cuerpo humano.
Todos los animales cuando tienen pocas semanas o meses de
vida se mueven sin parar porque necesitan activar sus sistemas
vitales y órganos; si no lo hacen, se exponen a tener mala salud.
M ¿Es recomendable combinar la hipoterapia con otras técnicas sanitarias?
Doctora Campos. Sí, la hipoterapia logra resultados muy buenos pero no lo es todo. Lo normal es que se combine con fisioterapia, natación y clases de logopedia. Muchos pacientes nos
llegan por recomendación de sus propios médicos, que conocen esta técnica y saben lo que con ella se puede lograr.
atención, se molestan por cualquier cosa, no controlan bien sus
actos; sin embargo, en el caballo deben estar con los cinco sentidos y tomar decisiones, ya que si no lo hacen entonces mandará el caballo. A veces hemos dejado que un paciente tenga
una mala acción para que el caballo le responda. Tuvimos una
niña muy agresiva que mordía; la subimos en el caballo más
soberbio que tenemos y dejamos que le mordiese la oreja. El
caballo reaccionó con brusquedad, aunque todo estaba bajo
nuestro control. Aquella muestra de orgullo del caballo sirvió
para que la niña nunca más volviera a morder. Se trata de que
aprendan que en las relaciones con los demás hay unos límites
y unas normas.
M ¿Qué características debe tener un caballo para utilizarlo en
M Además de las mejoras físicas, ¿qué otros avances psíquicos hipoterapia?
o sociales se logran con la hipoterapia?
Doctora Campos. El caballo es el vínculo que nos permite la
comunicación con el niño. Tenemos niños con fobias sociales o
autistas, con problemas de comunicación muy graves, pero que
necesitan esforzarse para dar órdenes al caballo. Nosotros sabemos qué palabras pueden llegar a decir y les paramos el caballo
hasta que lo consiguen. Tuvimos un caso de un chico de 18 años
que no hablaba ni con sus padres, vivía encerrado en su habitación y a través del caballo salió de su aislamiento, estudió y ahora es un chico formado que trabaja y vive con total normalidad.
También hemos tenido casos sorprendentes, como el de un
paciente que nos llegó como un posible autista; había sido tratado por médicos durante cuatro años sin llegar a un diagnóstico claro. Le subimos al caballo, le juntamos con otros niños y,
como era verano, encendimos los aspersores para mojarlos;
inmediatamente empezó a gritar y a jugar como el resto de los
chicos. En media hora supimos que se trataba de una fobia
social; los médicos le dieron de alta a los seis meses. Aquel niño
tenía una relación muy especial con la yegua que montaba. El
último sábado que vino pudo galopar con ella, le obedecía en
todo; pero en cuanto se bajó el niño, la yegua se echó al suelo y
al día siguiente murió.
También se mejora mucho la autoestima. La propia enfermedad y la sociedad hacen que estos pacientes sean dependientes de otras personas y se sientan menos que el resto, pero
con el caballo logran tener un amigo poderoso, con fuerza y
valor, y además atiende a sus órdenes. Esta mejora de la autoestima se nota mucho en los casos de depresión. Hemos atendido a muchas mujeres que la sufren por el “abandono del nido
de los hijos” y luego ves que tras la hipoterapia recuperan sus
ganas de vivir.
Además, son muy significativos los avances en el control
emocional. Estos pacientes tienen dificultades para centrar su
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Debemos ser muy rigurosos en
nuestros análisis porque no
queremos que se creen falsas
expectativas; nuestros logros
se nutren de pequeños avances
que se obtienen en el día a día
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Doctora Campos.Hay varias características que son fundamentales. Debe tener buenos movimientos, ya que si son malos no
rehabilitarían nada e incluso perjudicarían. Montamos a los
caballos todos los días para inculcarles una férrea disciplina,
cuando están trabajando saben que no pueden fallar, aquí no
se admiten las sorpresas.
Además, debe ser un caballo equilibrado, tranquilo, nada
asustadizo ni torpe y muy inteligente. Los caballos son muy
sociables, viven en grupo y buscan tener una buena relación
con quien les rodea. En la naturaleza ellos son una presa, su salvación está en su inteligencia y en las buenas relaciones con los
demás. Sin embargo, son animales orgullosos que no les gusta
nada la esclavitud; si un jinete le mete espuelas cuando no debe
o le trata mal, el caballo le avisará un par de veces, y si no cambia de actitud le tirará.
La educación completa de un caballo para hipoterapia son
tres años, en ese tiempo se deben formar en los diferentes movimientos, en la disciplina del trabajo, en el control de sus instintos. No obstante, ya en el periodo de formación se pueden ir
utilizando para algunos tratamientos.
No es demasiado importante la edad. Muchos piensan que
los caballos viejos son más tranquilos, pero los hay jóvenes muy
equilibrados. Lo primero que se hace al traerlos al centro es castrarlos, porque los procesos hormonales les alteran mucho y
eso no podemos permitírnoslo.
Otros rasgos básicos son que sean fuertes, ya que muchas
veces tienen que trabajar soportando 150 kilos, y no demasiado anchos, por el tema de la espasticidad de los pacientes.
M ¿Los pacientes siempre montan en el mismo caballo?
Doctora Campos. Todos tienen sus preferencias, pero tanto los
pacientes como los caballos. Debemos saber qué caballo conviene a cada paciente según el tratamiento que precise y la personalidad de ambos. Ahora mismo tenemos tres caballos: Bellini, que es alemán y proviene de las competiciones de doma clásica; es soberbio y todo un líder, le gustan sobre todo los pacientes con problemas psíquicos o de agresividad porque para él
son todo un reto; Dreamer, en cambio, es un veterano trotón
francés, muy tranquilo y prefiere los pacientes poco nerviosos, y
luego tenemos un potro de cuatro años llamado Tristán que aún
está en fase de formación, tiene muy buen carácter.
La propia condición de presa del caballo le hace tener una
psicología muy desarrollada; en pocos minutos, ellos hacen un
estudio pormenorizado de la persona que llevan encima y
saben adaptarse a cada paciente.
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M Pasemos ahora a su vertiente profesional. ¿Cómo llegó a la
odontología?
Doctora Campos. Estudié Medicina en Zaragoza, pero cuando
terminé la plétora era muy grande, además no me atraía demasiado dedicarme a la medicina hospitalaria ni tampoco a la rural.
Durante los estudios comprobé que me gustaba sobre todo la
prevención, me atraía mucho más la gente sana que los enfermos, pero por aquel entonces no existía la especialidad de prevención como tal. De este modo, y como les pasó a muchos de
mi generación, opté por Estomatología por exclusión. La especialidad la hice en la Universidad Complutense de Madrid. Una vez
allí me di cuenta que tenía más tendencia hacia la parte médica
que a la mecánica. En aquellos años, eran principios de los ochenta, hubo una conferencia de una doctora danesa que explicaba
cómo trabajaban en su departamento universitario de periodoncia y qué hacían en favor de la prevención. Comprendí que aquello se ajustaba mucho a mis gustos y me quedé un año más en la
universidad en un posgrado de periodoncia. Durante aquel curso
venía a la clínica universitaria un paciente que siempre me repetía que el Ministerio de Asuntos Exteriores ofertaba becas para
formarse en el extranjero. Tanto me insistió que un día hice la solicitud para ir a Dinamarca, al departamento de periodoncia de
aquella doctora de la conferencia, y me la concedieron. Resultó
ser un sitio muy importante, un referente a nivel mundial. Aprendí mucho de periodoncia y también de cómo se gestiona una clínica. Así que cuando regresé, monté mi clínica en Zaragoza y en
ella estoy desde entonces.
bocas para impedir que se caigan los dientes. Mi primera
opción siempre es la conservación y es bueno que sea así porque no debemos optar por los implantes de manera sistemática, antes hay que curar la enfermedad y procurar mantener las
piezas existentes.
Toda la publicidad que se está haciendo de los implantes en
televisión y otros medios de comunicación está provocando que
los clientes crean que es la solución a todos sus problemas, lo
demandan como su única salvación. Estas situaciones pueden
generar que se caiga en el abuso, que determinados profesionales piensen más en los beneficios económicos que consiguen
que en la conservación de los dientes. De todos modos, el tiempo nos dirá si se está actuando bien o mal con los implantes y
qué problemas pueden ocasionar según la calidad de los mismos y los tratamientos utilizados.
M ¿Se interesan los jóvenes dentistas por la periodoncia?
Doctora Campos. Se decantan más por la implantología por
razones económicas y porque en ocasiones es menos difícil colocar un implante que restaurar un diente. En cualquier caso, en
muchos cursos de posgrado la periodoncia se imparte de forma
conjunta con la implantología.
En el pasado los implantes eran un ámbito casi exclusivo de
los cirujanos maxilofaciales, pero los dentistas, en general, y los
periodoncistas, en particular, profundizamos en el manejo de los
tejidos blandos. Por ello, los periodoncistas aprendimos a colocar
implantes; de manera que hoy servimos de referencia para nuestros colegas como implantólogos, no en vano la sociedad espaM ¿Tiene dedicación exclusiva a la periodoncia?
ñola de periodoncia hace bastantes años amplió su nombre e
Doctora Campos. Prácticamente sí, aunque también tengo que incluyó el de osteointegración.
poner implantes porque los pacientes lo demandan, pero realmente no es algo que me entusiasme tanto como la periodon- M Además de su trabajo en la clínica, la odontología también le
cia. Colocar implantes puede ser una solución válida en deter- ha acercado a otras ocupaciones solidarias. ¿Podría detallarnos
minadas situaciones, pero, en cierto modo, entra en contradic- en qué han consistido?
ción con lo que vengo haciendo desde 1983, que es arreglar Doctora Campos.A mediados de la década de los noventa estuve con Odontología Solidaria en los campamentos de refugiados saharauis de Tinduf, en Argelia. Me lo ofrecieron porque habíLa doctora Campos da
an visto que los niños tenían graves problemas en sus encías,
un azucarillo al veterano
aunque al llegar allí comprobé que no se trataba tanto de asiscaballo Dreamer.
tencia odontológica como de prevención. En aquel viaje sufrimos algunas situaciones difíciles porque Argelia vivía momentos
complicados con bastantes asesinatos.
Tras aquella experiencia, repetí visita al Sahara en un proyecto
común entre Odontología Solidaria y Payasos Sin Fronteras. Se
trataba de entrar en contacto con los niños, pero sobre todo con
sus madres y maestros, para que tomaran conciencia de la importancia de la prevención en la salud bucodental. Allí es un poco
complicado hablar de prevención cuando ni siquiera hay disponibilidad de cepillos dentales.
Aquellas experiencias con los saharauis me han servido más a
mí que lo que yo les pude aportar a ellos, aprendí a respetar sus
tradiciones, sus costumbres, su religión. Además, con la gente de
Payasos Sin Fronteras aprendí a enfrentarme a la precariedad de
otro modo. En nuestro mundo, si algo no funciona, lo normal es
reclamar y exigir, pero en el Sahara esto es un lujo que no te puedes permitir. Allí todo son adversidades, y los Payasos Sin Fronteras no se molestan, directamente pasan a otro plan: si íbamos a
representar un obra de teatro y no había luz, ellos lo dejaban y
hacían malabares; si nos teníamos que trasladar de campamento y no había gasolina, ellos cogían los equipos e iban andando,
y todo con buena cara y aceptando la situación.
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