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Otros perfiles Doctora Laura Campos, hipoterapeuta y dentista « Tenemos pacientes que no andan, pero sí cabalgan 194 MAXILLARIS, mayo 2008 » Al frente de la asociación de hipoterapia Nosotros Solos se encuentra la doctora Laura Campos Bueno, que ejerce la práctica clínica en Zaragoza. Su afición por los caballos y su vocación sanitaria le llevaron hace más de 15 años a fundar esta asociación y embarcarse en un proyecto singular. A través del constante entrenamiento de los caballos, las valoraciones exhaustivas de los pacientes y grandes dosis de paciencia y dedicación, el equipo de Nosotros Solos ha logrado que muchos discapacitados físicos, psíquicos o sensoriales disfruten de mayor autonomía y mejor calidad de vida. a periodoncia es la ocupación principal de la doctora Laura Campos Bueno en su clínica odontológica de Zaragoza. Sin embargo, su vocación sanitaria no se limita a la atención bucodental; a través de la asociación de hipoterapia Nosotros Solos, de la que es presidenta, ha logrado fusionar dos de sus rasgos principales: la afición por el mundo del caballo y su instinto de ayuda a los demás. Los logros de la hipoterapia se nutren de pequeños avances en el día a día. Físicamente, los pacientes mejoran, entre otros aspectos, su equilibrio, su coordinación corporal y sus reflejos; en el ámbito psíquico y social, los avances se centran en las mejoras de la comunicación y la autoestima y el abandono del aislamiento. En estos momentos, la asociación tiene una notable lista de espera. Su buen trabajo se ha extendido entre médicos y familiares gracias al boca a boca. La cita semanal con los caballos provoca siempre una sonrisa en los pacientes; el caballo mueve sus músculos y articulaciones, masajea sus órganos, pero además “ellos lo ven como un amigo poderoso, con fuerza y valor, y que además atiende sus órdenes”, afirma la doctora Campos. L M AXILLARIS. ¿En qué consiste la hipoterapia? Doctora Campos. Es una terapia que se vale del caballo para lograr la rehabilitación de las personas que sufren algún tipo de discapacidad física, psíquica o sensorial. Se debe diferenciar la hipoterapia, también denominada equinoterapia, de la terapia asistida con caballos. La primera está más enfocada al deporte y a la enseñanza de técnicas ecuestres a personas con algún tipo de minusvalía, mientras que la segunda se refiere al uso del caballo con técnicas aplicadas en el ámbito sanitario. En cualquier caso, el caballo tiene muchísimas cualidades y su relación con los seres humanos es muy positiva; se logran grandes avances tanto en lo físico como en lo psíquico. Alguien dijo que los pacientes son como un globo que está en el aire y los caballos son el hilo que utilizamos los hipoterapeutas para acercarles a nosotros. M ¿Qué tipo de patologías son las más habituales en su conjunto de pacientes? Doctora Campos.Es un gran cajón de sastre: atendemos a todo tipo de personas, excepto a los discapacitados sociales. La mayoría son niños o jóvenes, aunque también se tratan adultos; la mortalidad infantil hoy es muy baja, pero en cambio sí hay muchos casos de patologías perinatales. Nuestros pacientes siempre acuden con los informes médicos, los valoramos e informamos a los padres de las posibilidades reales de mejora que pueden tener con la hipoterapia. Debemos ser muy rigurosos en nuestros análisis porque no queremos que se creen falsas expectativas; nuestros logros se nutren de pequeños avances que se obtienen en el día a día. Aunque hay patologías de todo tipo, lo normal es que casi todos los pacientes tengan unos rasgos comunes en cuanto a retraso psicomotor, deficiencias sensoriales o daño cerebral. Los tratamientos están siempre individualizados, unos vienen durante unos meses y otros casi de continuo, pero siempre que vemos que no podemos mejorar más su situación se lo comunicamos a los padres y los damos de alta. A la mayoría de los pacientes les gustaría quedarse para siempre con los caballos, pero debemos dejar sitio para atender a otros. MAXILLARIS, mayo 2008 195 Otros perfiles M Cómo entran en contacto los pacientes con ustedes? Doctora Campos. Fundamentalmente por el boca a boca. Los padres que tienen un hijo con deficiencias físicas o psíquicas se mueven mucho para asociarse y crear redes sociales, que buscan a través de los médicos, los colegios o los psiquiátricos. En la actualidad, la demanda para venir a la asociación es muy alta, hay una importante lista de espera, pero nosotros también tenemos unos límites, contamos con tres caballos y mucha buena voluntad, pero los tratamientos exigen tiempo. Hemos visitado otros países, como Francia o Suecia, y hemos visto cómo funciona esta terapia cuando se oferta a colegios o psiquiátricos. Aquí es imposible hacerlo porque sería necesario desplazar en un remolque a los caballos, organizar los circuitos para los ejercicios y hacerlo todo con la máxima seguridad. Además, el caballo ha de estar con todos los sentidos puestos en el trabajo; sacarlo de su entorno sería complicado. M ¿Cuál es su papel actual dentro de la asociación? Doctora Campos. Desde que fundamos la asociación a principios de los años noventa soy la presidenta; aunque llevo años queriendo dimitir, pero no me dejan. Todos los que formamos parte de ella tenemos titulaciones universitarias en ciencias de la salud, porque es básico conocer las patologías para entender los informes médicos que nos traen los pacientes y hacer una valoración de cómo va a influir la hipoterapia en la enfermedad. En estos momentos, mis funciones se centran más en las labores administrativas y de papeleo que en el trato directo con los caballos. Mi trabajo en la clínica dental coincide con las sesiones de hipoterapia, que tienen lugar de lunes a viernes por las tardes y los sábados por la mañana. Además, estar con los caballos exige un gran esfuerzo físico, ya que se necesita un monitor que va montado con el paciente, dos personas a cada lado del caballo que vigilan cualquier desequilibrio y una persona más delante que es la que va guiando. Progresivamente, cuando el paciente va aprendiendo a montar y logra cierta autonomía, se puede prescindir del monitor que va a caballo y de los que guían, aunque la supervisión de los movimientos se tiene que controlar en todo momento. Nuestra asociación se llama Nosotros Solos porque tiene como objetivo que los pacientes tengan la máxima autonomía posible y no dependan de nadie. M ¿Por qué fundó una asociación de hipoterapia? Doctora Campos. Desde pequeña siempre me ha gustado montar a caballo, lo hacía con la familia Aroz –Mari Carmen Aroz, presente en la entrevista, es una parte básica de la asociación, dirige el centro de hipoterapia y cuida personalmente de los « Nuestra asociación se llama Nosotros Solos porque tiene como objetivo que los pacientes tengan la máxima autonomía posible y no dependan de nadie 196 MAXILLARIS, mayo 2008 » Otros perfiles caballos–, y esta afición la he mantenido hasta hoy. Durante años nos encantaba salir a montar por la mañana para ver amanecer desde la ribera del Ebro. Sin embargo, a comienzos de los años noventa tuve que viajar a Suecia por asuntos relacionados con mi profesión y una amiga me recomendó que visitara allí un centro que hacía maravillas con caballos y niños con problemas físicos y psíquicos. Me quedé impresionada al ver todo aquello, era increíble la evolución que tenían aquellos niños; llegaban al centro casi sin poder moverse y cuando estaban sobre el caballo eran capaces de cabalgar. Aquel viaje me marcó y cuando regresé a Zaragoza ya pensé en montar algo similar. Yo tenía mi formación médica y mi amiga Mari Carmen era diplomada en enfermería, además de juez de pista y monitora de equitación, así que ambas teníamos esa vocación de ayudar a los demás. Posteriormente, regresamos de nuevo a Suecia, de la mano de nuestra querida amiga Ann Marie Pedersen, para conocer más a fondo todo aquello, entramos en contacto con un equipo de hipoterapia de Cataluña y luego conocimos a Renée de Lubersac, fundadora de la organización francesa Fentac (Federación Ecuestre Nacional de Terapia Asistida con Caballos), que nos enseñó mucho sobre todo este mundo. Ahora mismo somos unas cinco personas las que estamos vinculadas directamente con la asociación, además tenemos algunos voluntarios que nos ayudan, son chicos que estudian ciencias de la salud en la Universidad de Zaragoza y que a través de la entidad Universa llegan a nosotros. Todos aquí tenemos formación sanitaria, incluso una hija de Mari Carmen cuenta con un posgrado en hipoterapia de la Universidad Complutense de Madrid. Somos una asociación modesta, pero preferimos abarcar sólo lo que podemos para tener la seguridad de que lo vamos a hacer bien. Además, nuestro perfil es complicado de encontrar, se tiene que unir la formación sanitaria con la afición por los caballos; es algo que no todo el mundo tiene. M Qué formación se necesita para ser hipoterapeuta? Doctora Campos. En Europa hay diferentes corrientes de formación, hay países que tienen más de 60 años de experiencia. En nuestro caso, hemos tenido mucha relación con la escuela francesa, en concreto con la Fentac. Ellos buscan un perfil de hipoterapeuta que tenga titulación en ciencias de la salud: terapeutas ocupaciones, psicólogos, médicos, logopedas; y eso mismo aplicamos nosotros en nuestra asociación. No queremos que sean jinetes deportivos, porque para los tratamientos hace falta que se conozcan las patologías. Eso sí, además de la formación sanitaria, a los hipoterapeutas deben gustarle los caballos para llegar a comprenderlos, saber por qué actúan de una manera determinada, conocer sus movimientos, su adiestramiento, etcétera. También hemos aprendido mucho de la escuela sueca, allí se da mucha importancia al equilibrio, a la biomecánica, tienen cultura sajona y eso se nota en el cuidado de todo lo físico, mientras que la escuela francesa se fija más en el mundo de las ideas, en cómo influye el caballo en el desarrollo psicológico del paciente. Son dos escuelas diferentes pero que se complementan bastante también y además no entran en contradicción. Nuestra formación procede, en su mayoría, de estos dos países, aunque también hemos hecho cursos aquí en España. Como he comentado, la Universidad Complutense tiene un curso de posgrado de experto universitario en hipoterapia, que es impartido por médicos rehabilitadores y personal de la Fundación Caballo Amigo. M ¿Qué ejercicios que se hacen sobre el caballo? Doctora Campos. Son de todo tipo. Hacemos circuitos con dificultades, juegos de lanzamiento de pelota o selección de un objeto por sus formas o colores y salimos a dar paseos por el campo. El caballo mejora mucho los movimientos de los pacientes, ya que sin ellos saberlo les mueve en todas las direcciones: arriba y abajo, adelante y atrás e izquierda y derecha. Además, obliga a los pacientes a encontrar su equilibrio y su centro de gravedad. La mayoría de los chicos vienen encorvados, lo que perjudica su sistema respiratorio y origina muchas infecciones; gracias al caballo ellos fortalecen sus músculos y mejoran la postura. Nuestros pacientes tienen dificultades para fijar su atención y controlar sus movimientos, pero en el caballo están atrapados y se ven forzados a colaborar, de lo contrario paramos el caballo y eso a ellos no les gusta. El trotón francés Dreamer en el circuito del centro. 198 MAXILLARIS, mayo 2008 M ¿Qué actitud muestran los pacientes cuando se montan en el caballo? Doctora Campos. Los que ya vienen habitualmente están entusiasmados con su cita semanal, es un momento que esperan. Otros perfiles Cuando vienen por primera vez, sí es cierto que les impresiona el caballo; muchos van en silla de ruedas y lo ven altísimo, pero nosotros situamos al caballo en un nivel inferior y entonces todo cambia, se suben al caballo y la perspectiva es distinta, ahora ellos manejan el mundo. Nunca hemos tenido un caso de un paciente que se negara a subir, al contrario; además, les ponemos música para que estén relajados y los monitores que van con ellos les dan mucha confianza. A veces los temores son más propios de los padres que de los pacientes, hay muchos casos de sobreprotección. En Francia o Suecia no es habitual que los familiares estén en el centro mientras se desarrolla la terapia, pero aquí sí lo hacemos, queremos que vean que sus hijos sí pueden tener cierta autonomía y de esta forma disfrutan todos juntos y se conocen. Quizá esta forma de trabajar esté más relacionada con nuestro carácter latino más abierto. Los caballos sólo llevan una mantilla y un cincho, así los pacientes pueden sentir su calor, su olor, su pelo; sólo con montar al paso se mueven 350 músculos y 99 articulaciones, se activa el aparato cardiovascular y el sistema respiratorio y se masajean todos los órganos. Los caballos están muy adiestrados, alguno de ellos viene de la doma clásica, y son capaces de reproducir los pasos que nosotros les indicamos, así logramos que el paciente haga a la perfección, por ejemplo, los mismos movimientos que si estuviera andando, y lo aprenden por repetición. Tenemos pacientes que no andan, pero sí galopan. Hay una niña sin estructuras cerebrales que no llegará a mayor y ni siquiera sostiene la cabeza; sabemos que es un caso sin curación, pero « gracias al caballo ha logrado mejorar su calidad de vida, los movimientos que hace cuando monta le mueven el intestino y eso provoca que pueda ir al baño y las secreciones las vomita en lugar de verse forzada a que se las saquen con una sonda. M ¿Cuál es la principal ventaja del caballo con respecto a otras terapias de rehabilitación? Doctora Campos. El equilibrio que se puede conseguir con el caballo es inigualable. Aunque nosotros dominamos todos los movimientos, el cerebro del paciente le indica que hay peligro de caída, así que no tiene más remedio que hacer todo lo posible por mantener el equilibrio. El caballo es un ser vivo con sus estímulos y sus movimientos. Todo lo hacemos con la máxima seguridad, pero no deja de ser un gran reto para el paciente. Otra ventaja importante del caballo se aprecia en los pacientes con espasticidad, que son un gran porcentaje. Ellos no controlan las órdenes de tensión y relajación de los músculos y generalmente los tienen contraídos, tanto que incluso llegan a sacar los huesos de su sitio. Está comprobado que un fisioterapeuta puede abrir las piernas de un paciente 30 grados en una sesión, mientras que con el caballo se pueden abrir 60 grados en sólo ocho minutos. La espasticidad puede provocar luxaciones y contracturas que requieren de operaciones muy dolorosas. En estos casos, nosotros siempre recomendamos esperar y aplicar un tratamiento intensivo de hipoterapia, de dos sesiones a la semana. Los resultados nos han dado la razón, ya que siempre hemos logrado evitar la operación. Nuestro perfil es complicado de encontrar, se tiene que unir la formación sanitaria con la afición por los caballos, es algo que no todo el mundo tiene La doctora Campos junto a su amiga de la infancia Mari Carmen Aroz, profesora de doma, y el caballo Dreamer. 200 MAXILLARIS, mayo 2008 » Otros perfiles También se obtienen importantes mejoras en todo lo relativo a la coordinación de las diferentes partes del cuerpo humano. Todos los animales cuando tienen pocas semanas o meses de vida se mueven sin parar porque necesitan activar sus sistemas vitales y órganos; si no lo hacen, se exponen a tener mala salud. M ¿Es recomendable combinar la hipoterapia con otras técnicas sanitarias? Doctora Campos. Sí, la hipoterapia logra resultados muy buenos pero no lo es todo. Lo normal es que se combine con fisioterapia, natación y clases de logopedia. Muchos pacientes nos llegan por recomendación de sus propios médicos, que conocen esta técnica y saben lo que con ella se puede lograr. atención, se molestan por cualquier cosa, no controlan bien sus actos; sin embargo, en el caballo deben estar con los cinco sentidos y tomar decisiones, ya que si no lo hacen entonces mandará el caballo. A veces hemos dejado que un paciente tenga una mala acción para que el caballo le responda. Tuvimos una niña muy agresiva que mordía; la subimos en el caballo más soberbio que tenemos y dejamos que le mordiese la oreja. El caballo reaccionó con brusquedad, aunque todo estaba bajo nuestro control. Aquella muestra de orgullo del caballo sirvió para que la niña nunca más volviera a morder. Se trata de que aprendan que en las relaciones con los demás hay unos límites y unas normas. M ¿Qué características debe tener un caballo para utilizarlo en M Además de las mejoras físicas, ¿qué otros avances psíquicos hipoterapia? o sociales se logran con la hipoterapia? Doctora Campos. El caballo es el vínculo que nos permite la comunicación con el niño. Tenemos niños con fobias sociales o autistas, con problemas de comunicación muy graves, pero que necesitan esforzarse para dar órdenes al caballo. Nosotros sabemos qué palabras pueden llegar a decir y les paramos el caballo hasta que lo consiguen. Tuvimos un caso de un chico de 18 años que no hablaba ni con sus padres, vivía encerrado en su habitación y a través del caballo salió de su aislamiento, estudió y ahora es un chico formado que trabaja y vive con total normalidad. También hemos tenido casos sorprendentes, como el de un paciente que nos llegó como un posible autista; había sido tratado por médicos durante cuatro años sin llegar a un diagnóstico claro. Le subimos al caballo, le juntamos con otros niños y, como era verano, encendimos los aspersores para mojarlos; inmediatamente empezó a gritar y a jugar como el resto de los chicos. En media hora supimos que se trataba de una fobia social; los médicos le dieron de alta a los seis meses. Aquel niño tenía una relación muy especial con la yegua que montaba. El último sábado que vino pudo galopar con ella, le obedecía en todo; pero en cuanto se bajó el niño, la yegua se echó al suelo y al día siguiente murió. También se mejora mucho la autoestima. La propia enfermedad y la sociedad hacen que estos pacientes sean dependientes de otras personas y se sientan menos que el resto, pero con el caballo logran tener un amigo poderoso, con fuerza y valor, y además atiende a sus órdenes. Esta mejora de la autoestima se nota mucho en los casos de depresión. Hemos atendido a muchas mujeres que la sufren por el “abandono del nido de los hijos” y luego ves que tras la hipoterapia recuperan sus ganas de vivir. Además, son muy significativos los avances en el control emocional. Estos pacientes tienen dificultades para centrar su « Debemos ser muy rigurosos en nuestros análisis porque no queremos que se creen falsas expectativas; nuestros logros se nutren de pequeños avances que se obtienen en el día a día 202 MAXILLARIS, mayo 2008 » Doctora Campos.Hay varias características que son fundamentales. Debe tener buenos movimientos, ya que si son malos no rehabilitarían nada e incluso perjudicarían. Montamos a los caballos todos los días para inculcarles una férrea disciplina, cuando están trabajando saben que no pueden fallar, aquí no se admiten las sorpresas. Además, debe ser un caballo equilibrado, tranquilo, nada asustadizo ni torpe y muy inteligente. Los caballos son muy sociables, viven en grupo y buscan tener una buena relación con quien les rodea. En la naturaleza ellos son una presa, su salvación está en su inteligencia y en las buenas relaciones con los demás. Sin embargo, son animales orgullosos que no les gusta nada la esclavitud; si un jinete le mete espuelas cuando no debe o le trata mal, el caballo le avisará un par de veces, y si no cambia de actitud le tirará. La educación completa de un caballo para hipoterapia son tres años, en ese tiempo se deben formar en los diferentes movimientos, en la disciplina del trabajo, en el control de sus instintos. No obstante, ya en el periodo de formación se pueden ir utilizando para algunos tratamientos. No es demasiado importante la edad. Muchos piensan que los caballos viejos son más tranquilos, pero los hay jóvenes muy equilibrados. Lo primero que se hace al traerlos al centro es castrarlos, porque los procesos hormonales les alteran mucho y eso no podemos permitírnoslo. Otros rasgos básicos son que sean fuertes, ya que muchas veces tienen que trabajar soportando 150 kilos, y no demasiado anchos, por el tema de la espasticidad de los pacientes. M ¿Los pacientes siempre montan en el mismo caballo? Doctora Campos. Todos tienen sus preferencias, pero tanto los pacientes como los caballos. Debemos saber qué caballo conviene a cada paciente según el tratamiento que precise y la personalidad de ambos. Ahora mismo tenemos tres caballos: Bellini, que es alemán y proviene de las competiciones de doma clásica; es soberbio y todo un líder, le gustan sobre todo los pacientes con problemas psíquicos o de agresividad porque para él son todo un reto; Dreamer, en cambio, es un veterano trotón francés, muy tranquilo y prefiere los pacientes poco nerviosos, y luego tenemos un potro de cuatro años llamado Tristán que aún está en fase de formación, tiene muy buen carácter. La propia condición de presa del caballo le hace tener una psicología muy desarrollada; en pocos minutos, ellos hacen un estudio pormenorizado de la persona que llevan encima y saben adaptarse a cada paciente. Otros perfiles M Pasemos ahora a su vertiente profesional. ¿Cómo llegó a la odontología? Doctora Campos. Estudié Medicina en Zaragoza, pero cuando terminé la plétora era muy grande, además no me atraía demasiado dedicarme a la medicina hospitalaria ni tampoco a la rural. Durante los estudios comprobé que me gustaba sobre todo la prevención, me atraía mucho más la gente sana que los enfermos, pero por aquel entonces no existía la especialidad de prevención como tal. De este modo, y como les pasó a muchos de mi generación, opté por Estomatología por exclusión. La especialidad la hice en la Universidad Complutense de Madrid. Una vez allí me di cuenta que tenía más tendencia hacia la parte médica que a la mecánica. En aquellos años, eran principios de los ochenta, hubo una conferencia de una doctora danesa que explicaba cómo trabajaban en su departamento universitario de periodoncia y qué hacían en favor de la prevención. Comprendí que aquello se ajustaba mucho a mis gustos y me quedé un año más en la universidad en un posgrado de periodoncia. Durante aquel curso venía a la clínica universitaria un paciente que siempre me repetía que el Ministerio de Asuntos Exteriores ofertaba becas para formarse en el extranjero. Tanto me insistió que un día hice la solicitud para ir a Dinamarca, al departamento de periodoncia de aquella doctora de la conferencia, y me la concedieron. Resultó ser un sitio muy importante, un referente a nivel mundial. Aprendí mucho de periodoncia y también de cómo se gestiona una clínica. Así que cuando regresé, monté mi clínica en Zaragoza y en ella estoy desde entonces. bocas para impedir que se caigan los dientes. Mi primera opción siempre es la conservación y es bueno que sea así porque no debemos optar por los implantes de manera sistemática, antes hay que curar la enfermedad y procurar mantener las piezas existentes. Toda la publicidad que se está haciendo de los implantes en televisión y otros medios de comunicación está provocando que los clientes crean que es la solución a todos sus problemas, lo demandan como su única salvación. Estas situaciones pueden generar que se caiga en el abuso, que determinados profesionales piensen más en los beneficios económicos que consiguen que en la conservación de los dientes. De todos modos, el tiempo nos dirá si se está actuando bien o mal con los implantes y qué problemas pueden ocasionar según la calidad de los mismos y los tratamientos utilizados. M ¿Se interesan los jóvenes dentistas por la periodoncia? Doctora Campos. Se decantan más por la implantología por razones económicas y porque en ocasiones es menos difícil colocar un implante que restaurar un diente. En cualquier caso, en muchos cursos de posgrado la periodoncia se imparte de forma conjunta con la implantología. En el pasado los implantes eran un ámbito casi exclusivo de los cirujanos maxilofaciales, pero los dentistas, en general, y los periodoncistas, en particular, profundizamos en el manejo de los tejidos blandos. Por ello, los periodoncistas aprendimos a colocar implantes; de manera que hoy servimos de referencia para nuestros colegas como implantólogos, no en vano la sociedad espaM ¿Tiene dedicación exclusiva a la periodoncia? ñola de periodoncia hace bastantes años amplió su nombre e Doctora Campos. Prácticamente sí, aunque también tengo que incluyó el de osteointegración. poner implantes porque los pacientes lo demandan, pero realmente no es algo que me entusiasme tanto como la periodon- M Además de su trabajo en la clínica, la odontología también le cia. Colocar implantes puede ser una solución válida en deter- ha acercado a otras ocupaciones solidarias. ¿Podría detallarnos minadas situaciones, pero, en cierto modo, entra en contradic- en qué han consistido? ción con lo que vengo haciendo desde 1983, que es arreglar Doctora Campos.A mediados de la década de los noventa estuve con Odontología Solidaria en los campamentos de refugiados saharauis de Tinduf, en Argelia. Me lo ofrecieron porque habíLa doctora Campos da an visto que los niños tenían graves problemas en sus encías, un azucarillo al veterano aunque al llegar allí comprobé que no se trataba tanto de asiscaballo Dreamer. tencia odontológica como de prevención. En aquel viaje sufrimos algunas situaciones difíciles porque Argelia vivía momentos complicados con bastantes asesinatos. Tras aquella experiencia, repetí visita al Sahara en un proyecto común entre Odontología Solidaria y Payasos Sin Fronteras. Se trataba de entrar en contacto con los niños, pero sobre todo con sus madres y maestros, para que tomaran conciencia de la importancia de la prevención en la salud bucodental. Allí es un poco complicado hablar de prevención cuando ni siquiera hay disponibilidad de cepillos dentales. Aquellas experiencias con los saharauis me han servido más a mí que lo que yo les pude aportar a ellos, aprendí a respetar sus tradiciones, sus costumbres, su religión. Además, con la gente de Payasos Sin Fronteras aprendí a enfrentarme a la precariedad de otro modo. En nuestro mundo, si algo no funciona, lo normal es reclamar y exigir, pero en el Sahara esto es un lujo que no te puedes permitir. Allí todo son adversidades, y los Payasos Sin Fronteras no se molestan, directamente pasan a otro plan: si íbamos a representar un obra de teatro y no había luz, ellos lo dejaban y hacían malabares; si nos teníamos que trasladar de campamento y no había gasolina, ellos cogían los equipos e iban andando, y todo con buena cara y aceptando la situación. 204 MAXILLARIS, mayo 2008