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Simposio sobre hipertensión Rev. Arg. Anest (2003), 61, 6: 366-376 y anestesia Simposio sobre hipertensión y anestesia Paciente hipertenso. Enfoque anestésico ! ! ! ! RESUMEN: La hipertensión arterial esencial (HTA) afecta a un significativo porcentaje de la población general y especialmente a mayores de 65 años. Es una enfermedad sistémica que, tanto en su etiología como en su evolución, perjudica diversos órganos que modifican su comportamiento hemodinámico. Al evaluar riesgos, fisiología, fisiopatología, estadio en el que fue diagnosticada la HTA, etapa evolutiva, medicación y estado actual del paciente, el anestesiólogo respetará ese estado, planeando una estrategia anestésica adecuada al paciente y a la cirugía. El conflicto ante una crisis hipertensiva preoperatoria (≥180/110 mmHg) sin lesión de órgano blanco requiere una estrategia sistemática para obtener resultados previsibles. Posponer el procedimiento anestésico-quirúrgico por valores de tensión arterial elevados (210/120 mmHg) demanda estar preparados para hacerlo criteriosamente y retomarlo en el momento adecuado. El objetivo de esta secuencia de pensamientos es cuidar órganos frágiles disminuyendo riesgos para el paciente y costos. Dr. *Héctor Daniel Dini Palabras Clave Hipertensión arterial Anestesia en el paciente hipertenso Generalidades del manejo anestésico Crisis hipertensivas preoperatorias Hipertensive patient. Anesthetic approach RESUMO: A hipertensão arterial essencial (HTA) atinge uma significativa porcentagem da população geral, especialmente maiores de 65 anos. É uma doença sistêmica que tanto em sua etiologia como em sua evolução afeta diversos órgãos que modificam seu comportamento hemodinâmico. O anestesiologista deverá avaliar riscos, fisiologia, fisiopatologia, fase na qual a HTA foi diagnosticada, etapa evolutiva, medicação e estado do paciente, principalmente este último, planejando uma estratégia anestésica adequada para o paciente e a cirurgia. O conflito perante uma crise hipertensiva pré-operatória (≥180/ *Anestesiólogo del Staff del Hospital Británico de Buenos Aires 366 | Volumen 61/ Número 6 ! ! ! Paciente hipertenso. Enfoque anestésico ! SUMMARY: The essential arterial hypertension affects a significant percentage of the general population and specially elderly people over 65 years old. It is a systemic disease which, both its etiology and development, damages several organs that modify their hemodynamic behavior. When evaluating risks, physiology, pathophysiology, stage in which the arterial hypertension was diagnosed, development stage, medication and current condition of the patient, the anesthesiologist should respect that condition, planning an adequate anesthetic strategy for the patient and the surgery. The conflict with a preoperatory hipertensive crisis (≥180/110 mmHg) without white organ injury requires a systemic strategy to obtain a predictable outcome. Postponing the anesthetic-surgical procedure due to high blood pressure levels (210/110 mmHg) demands being ready to do it sensibly and to take it up again in the right time. The aim of this sequence of thoughts is to care fragile organs reducing risks for the patient and costs. Key Words Arterial hypertension Anesthesia in the hipertensive patient Features of the anesthetic management Preoperatory hipertensive crisis Paciente hipertenso. Enfoque anestésico “Los accidentes no suceden, se construyen paso a paso” Hasta alrededor de la década de 1980 la hipertensión arterial (HTA) era considerada un trastorno hemodinámico. Hoy se la incluye como parte de un síndrome complejo que combina anomalías tales como dislipemia, resistencia a la insulina, sobrepeso, aumento de la frecuencia cardíaca, entre otras. No son muchas las enfermedades que como la HTA presenten tantas controversias a la hora de someter a un paciente al acto anestésico-quirúrgico. La visión general de la fisiología, física y biología molecular básica –factores que en definitiva determinan lo “macroscópico” o “visible” en un monitor, expresado como los valores de presión– brindará líneas de razonamiento para el manejo de estos pacientes. La comprensión de que la HTA es mucho más que milímetros de mercurio ha hecho que hoy se tomen decisiones clínicas más personalizadas con el objetivo de disminuir riesgos y costos. La HTA causa cambios en la hemodinamia regional de diversos órganos y sistemas. Ha sido bastante relacionada con cambios estructurales y funcionales en la vasculatura sistémica, particularmente coronaria, cerebral y renal1, lo que incrementa el riesgo de muerte postoperatorio de causa cardiovascular en cirugía no cardíaca2. Actualmente hay desacuerdo a la hora de relacionar el impacto de la HTA sobre la morbilidad y mortalidad perioperatoria. Al observar la evidencia combinada, hay quienes se inclinan por afirmar que la HTA es un predictor “soft” de resultados adversos (isquemia miocárdica perioperatoria, déficit neurológicos transitorios), mientras que otros consideran que la HTA es un predictor independiente de resultados “hard” (angor inestable, infarto de miocardio y muerte). Dos conceptos que se virtieron hace décadas siguen aún vigentes: - El control preoperatorio de la presión arterial se asocia a menor número de complicaciones intra y posoperatorias3. - El control efectivo de la presión intraoperatoria se relaciona con menores complicaciones (aun por sobre los valores absolutos de presión)4. ! Generalidades ! ! ! 110 mmHg) sem lesão de órgão branco requer uma estratégia sistemática para alcançar resultados previsíveis. O adiamento do procedimento anestésicocirúrgico devido a valores de tensão arterial elevados (210/120 mmHg), bem como a escolha do momento apropriado para a intervenção, exigem uma preparação adequada do anestesiologista e uma avaliação criteriosa. O objetivo desta seqüência de pensamentos é proteger órgãos delicados diminuindo riscos para o paciente e custos. Palavras-chave Hipertensão arterial Anestesia no paciente hipertenso Generalidades do manejo anestésico Crises hipertensivas pré-operatórias Por todo esto, es dificultoso recomendar líneas de manejo estrictas para el paciente hipertenso que será sometido a anestesia. Epidemiología Debido al aumento de la sobrevida en la población mayor de 65 años, es cada vez mayor el número de pacientes de edad avanzada que se someten al riesgo de la anestesia y cirugía, el cual se incrementa con las enfermedades preexistentes. Esto elevó inicialmente la tasa de mortalidad perioperatoria, aunque después el avance de la ciencia y la tecnología aplicada a nuestra especialidad compensó parcialmente dicha tendencia. La HTA afecta alrededor de 50 millones de personas en EE.UU. y mil millones en todo el mundo5. Como el 70% de los mayores de 65 años son hipertensos, la población de estos pacientes que se someterán a anestesia es muy significativa. En nuestro país, el 9,9% de la población tiene más de 65 años. Al realizarse el primer Censo Nacional en 1895, ese porcentaje correspondía al 2,5%, pasando en 1991 al 8,9%6. El último censo de 2001 reveló que la población nacional era de 36.260.130 de habitantes, por lo que habría 3.589.752 de individuos mayores de 65 años (aplicando el 9,9%). La mortalidad perioperatoria en la población general es alrededor de 1,2%7. En pacientes de 60-69 años es de 2,2%7, en aquellos de 70-79 años es de 2,9%7 y se eleva a 5,6-6,2% en los mayores de 80 años8, llegando hasta el 8,4% en los individuos de 90 años9. Las enfermedades coexistentes tales como hipertensión arterial, diabetes o falla renal, que deprimen la reserva o la funcionalidad de los órganos, exacerban estos riesgos. En tales patologías, asociadas a la ancianidad, la tasa de infarto perioperatorio llega al 5,1%, la de muerte cardíaca al 5,7% y la de isquemia miocárdica al 12-17%. Entre el 4 y el 28% de los pacientes sometidos a cirugía mayor no cardíaca padecen hipertensión arterial10. Los pacientes con HTA sometidos a cirugía no cardíaca tienen 10,7% de complicaciones mayores posoperatorias (infarto, edema pulmonar, ACV y falla renal aguda) y los no hipertensos sólo 3,9%11. Revista Argentina de Anestesiología 2003 | 367 Simposio sobre hipertensión y anestesia En el JNC 7th Report también se enfatiza que existe una relación directa entre HTA y posibilidad de enfermedad cardiovascular, independientemente de otros factores de riesgo; se asocia HTA con mayor chance de infarto de miocardio (IM). Se sabe además que en individuos de 40 a 70 años, y dentro del rango de 115/75 mmHg a 185/115 mmHg de tensión arterial (TA), un alza de 20 mmHg en la tensión arterial sistólica (TAS) o de 10 mmHg en la tensión arterial diastólica (TAD) duplica el riesgo de enfermedad cardiovascular. La hipertrofia ventricular izquierda (HVI) secundaria a la TA crónicamente elevada es un factor de riesgo independiente que intensifica la probabilidad de enfermedad cardiovascular. Como consecuencia del aumento de la masa miocárdica en mayor grado que la vasculatura coronaria, la enfermedad cardíaca isquémica es la forma más común de daño orgánico asociado a la HTA; luego de la disminución de la capacidad de reserva coronaria, surge la falla cardíaca, sea en su forma de disfunción diastólica o sistólica. La HVI es un predictor de morbimortalidad, aun por encima del valor absoluto de presión. Dependiendo del autor que lo considere, entre el 11 y el 50% de las HVI se evidencian por electrocardiografía. La HVI se relaciona con tres veces más riesgo de enfermedad arterial coronaria, 5-6 veces más riesgo de falla cardíaca congestiva y 8 veces más de accidente cerebro-vascular12. Otro dato a destacar del JNC 7th Report es que se considera que el riesgo de enfermedad vascular periférica es equivalente al de la enfermedad isquémica cardíaca. Uno de los varios objetivos del anestesiólogo cuando trata a un paciente hipertenso que será sometido a anestesia y cirugía es definir el nivel de riesgo, entendiéndose como riesgo la posibilidad de ocurrencia de un daño o evento no deseado cuando se ejecuta el acto anestésico. Los daños pueden ser desde triviales y transitorios hasta severos y definitivos, incluso la muerte del paciente. Cuando se evalúa el riesgo de un evento crítico, debe entenderse que el mismo surge de un problema no detectado a tiempo, por lo que es fundamental detectarlo antes de que el evento ocurra. La comunicación preoperatoria entre el paciente, el clínico, el cirujano y el anestesiólogo brindan un cuadro de trabajo adecuado para la toma de decisiones que podrán influenciar los resultados a corto y largo plazo. En algunos casos puede ser necesario postergar el procedimiento quirúrgico para mejorar esos resultados, especialmente en pacientes con lesión aguda de órgano blanco, evidencia de HTA secundaria o en HTA de comienzo brusco. Esto se logra “hablando el mismo idioma” con los especialistas que interactúan y continuando con las terapéuticas de mantenimiento según los casos, sin suponer que por el simple hecho de que el paciente esté a cargo de otro especialista la fisiopatología de sus órganos es diferente. En resumen, el enfoque racional del paciente hipertenso programado para anestesia y cirugía requiere un claro en- 368 | Volumen 61/ Número 6 tendimiento de la fisiopatología cardiovascular y de la farmacología de las drogas disponibles para su tratamiento crónico o en crisis, además de sus interacciones con las drogas utilizadas en anestesia. Es parte del tratamiento adecuar la sofisticación del monitoreo hemodinámico a las circunstancias y efectuar un debido control perioperatorio del paciente. Por lo tanto, es fundamental: - Tomar decisiones personalizadas acordes con el momento del paciente. - Contemplar y respetar la fisiopatología. - Aprender a manejar una “nueva anestesia” para el paciente con tratamiento antihipertensivo. Básica y conceptualmente, la inducción y el mantenimiento de un paciente hipertenso bajo tratamiento adecuado debería asociarse a un manejo racional y apropiado de las drogas anestésicas y no a un mayor uso de drogas vasoactivas para contrarrestar los efectos de sinergismos y asociaciones. “Un inteligente manejo de los pacientes cardiópatas puede hacerse sobre el apropiado conocimiento de los efectos cardiovasculares de las drogas anestésicas usadas diariamente”13. Se intenta analizar diversos puntos de vista del problema para ampliar las posibilidades terapéuticas antes, durante y después de la anestesia y cirugía. Referencia de la fisiología básica de los principales sistemas de regulación de la TA La inestabilidad hemodinámica es comúnmente asociada con anormal o, valga la redundancia, inestable presión sanguínea, especialmente hipotensión. La inestabilidad hemodinámica puede ser definida como la “perfusión local o regional de un órgano que no es adecuada para soportar la función normal del mismo” en condiciones de hipotensión o hipertensión. Una ampliación de lo antedicho es que al hallarse un órgano en déficit de perfusión (a la izquierda de su curva de autorregulación) por hipotensión, existen mecanismos de vasodilatación compensadora que intentan facilitar el ingreso de sangre y oxígeno al mismo. Por otro lado, en casos de aumentos extremos de la presión sanguínea (a la derecha de su curva de autorregulación) la reacción orgánica protectiva ante la hiperperfusión y/o hemorragia es la vasoconstricción. En general, casi todas las técnicas anestésicas causan efectos hemodinámicos globales sobre el miocardio, vasos periféricos, barorreflejos, sistema nervioso autónomo, factores metabólicos y neurohumorales a nivel tisular, y las interacciones y mecanismos de compensación que existen entre ellos14. Paciente hipertenso. Enfoque anestésico Cuando uno o varios de estos sistemas son vulnerados, inevitablemente se generan reacciones orgánicas que pueden compensar lo ocurrido. De no ser así, se impone la indicación de medidas conservadoras o farmacológicas en su tratamiento. Sistemas de regulación rápidos (en segundos) - Barorreceptor amortiguador: a través de los receptores de presión aórticos y carotídeos, regulan la TA entre 60 y 180 mmHg. - Quimiorreceptores: en los cuerpos aórticos y carotídeos, detectan descensos de la presión arterial de oxígeno, aumento de la presión arterial de dióxido de carbono y de los hidrogeniones con origen en el descenso de la TA. Regulan la TA a valores menores de 80 mmHg. Estimulan el centro vasomotor bulbar y aumentan la actividad simpática. - Receptores de baja presión: son receptores de estiramiento auriculares y en las arterias pulmonares. Detectan cambios de presión por aumento de volumen en zonas normalmente de baja presión. Actúan en paralelo con los barorreceptores. - Centro vasomotor central: al disminuir el flujo sanguíneo en este centro se libera una respuesta simpática sistémica. Es un control de urgencia ante caídas de TA a menos de 60 mmHg; su estímulo es máximo a 15-20 mmHg. Es el centro de “resistencia hasta el último minuto”. Sistemas de regulación intermedia (en minutos) - Renina-angiotensina Relajación de vasos inducida por Stress (Buffer) Movimiento de líquidos transcapilar Vasoconstricción adrenalina-noradrenalina Vasoconstricción mediada por vasopresina Sistemas de regulación a largo plazo (en horas o días) - Control renal: Sistema renina-angiotensina y control de líquidos - Otros: Bradiquinina: se origina a partir de un nonapéptido que es metabolizado por los quininógenos en plasma y tejidos. Se inactiva en el pulmón por la enzima dipeptidil carboxipeptidasa y por la enzima convertidora de angiotensina. A partir de esta inhibición ocurre la potenciación de la vasodilatación de los inhibidores de la enzima de conversión. El potente efecto vasodilatador de la bradiquinina se manifiesta sólo con endotelio sano, de lo contrario se obtiene un efecto vasoconstrictor potente. Péptido atrial natriurético: secretado ante el estiramiento del miocito auricular, especialmente durante la insuficiencia cardíaca; tiene un complejo sistema hormonal conectado con el corazón, riñones, glándula suprarrenal, volumen y presión de la sangre circulante. Arginina-vasopresina: La hipotensión o caída de volemia son dos de los estímulos de liberación. Su efecto presor lo ejerce a través de los receptores VR1 distribuidos en el músculo liso vascular de la piel, músculo esquelético y grasa (tejidos con cierta importancia desde el punto de vista del volumen vascular). Se manifiesta especialmente en pacientes con profunda inhibición de los reflejos de control de presión15. Fisiopatología Existen ciertas anormalidades asociadas evolutivamente con la HTA crónica: Cambios en la autorregulación cerebral, coronaria y renal. Hipertrofia ventricular izquierda. Enfermedad arterial coronaria. Deterioro del flujo de reserva coronario. Anormalidades de la relajación diastólica del ventrículo izquierdo. Falla cardíaca congestiva. Extrasístoles ventriculares y muerte súbita. En cuanto a las referidas al endotelio vascular, se trata principalmente de cambios funcionales y reversibles que alteran la disponibilidad de óxido nítrico, o daño anatómico por disrupción de la capa endotelial. Las respuestas de este gran órgano autócrino-parácrino ante estímulos son muy disímiles según las circunstancias. Tratándose de vasodilatación, pueden operar estímulos a través de receptores (acetilcolina, bradiquinina, sustancia P) o a través del potente vasoconstrictor endotelina. La respuesta obtenida dependerá de las condiciones de integridad endotelial16. En general, los cambios funcionales son resultado de los estructurales y de un tratamiento adecuado; los cambios estructurales revierten más lentamente y a veces de forma incompleta. Asimismo, se generan “nuevas fisiopatologías” en las distintas etapas evolutivas acordes con los cambios ocurridos y complicaciones generadas por la propia HTA o por patologías agregadas. Como manifestación clínica de esos cambios, puede observarse exagerada hipotensión durante la inducción, excesiva respuesta presora a la laringoscopia, intubación, estímulo quirúrgico y extubación, y crisis hipertensiva durante el período intra y posoperatorio. La “normalización” aguda de los valores tensionales en HTA de larga data puede inducir función subnormal del músculo liso vascular y/o actividad cardíaca; esto se debe a que ellos están adaptados a funcionar con tensión elevada y de ese modo están autorregulados. En los pacientes hipertensos es mayor el riesgo perioperatorio de infarto de miocardio, falla cardíaca congestiva, eventos cerebro-vasculares y disección aórtica. Si bien es cierto que en los descensos de la TA, especialmente en la inducción anestésica, las causas más frecuen- Revista Argentina de Anestesiología 2003 | 369 Simposio sobre hipertensión y anestesia tes son la vasodilatación y la hipovolemia relativa, la depresión de la contractilidad miocárdica puede ser otra causa de hipotensión en estas circunstancias. Existe cierta relación entre las variaciones de la presión arterial sistólica y la incidencia de náuseas y vómitos posoperatorios. El origen de las náuseas y vómitos postoperatorios es múltiple. Aunque no está categóricamente demostrado, hay líneas de investigación razonables desde la fisiopatología que mencionan la inestabilidad hemodinámica como una de ellas. Se hace referencia a variaciones de la presión arterial sistólica en diferentes momentos de la anestesia (especialmente inducción y mantenimiento), y a que los descensos mayores del 35% de la TA durante la inducción se asocian con mayor incidencia de náuseas y vómitos posoperatorios. Estos resultados quizá se relacionan con la liberación de 5hidroxitriptamina a partir de tejidos altamente metabólicos, como el intestino, sometidos a cortos períodos de isquemia. El brusco descenso de la TAS también reduce el flujo en la zona quimiorreceptora central pudiendo intensificar los efectos de los anestésicos sobre el sistema vestibular, náuseas y vómitos17. Clasificación La HTA puede clasificarse por los niveles de TA, por el nivel de lesión orgánica y por su etiología. Por los niveles de TA5 (Tabla I) Por el nivel de lesiones orgánicas Los estadios no necesariamente se relacionan en forma directa con determinado grado de lesiones orgánicas, ya que existe distinta labilidad en cada órgano para reaccionar ante la presión arterial sostenidamente elevada. Etapa 1. Sin signos objetivables de compromiso de órgano blanco. Etapa 2. Presencia de al menos uno de los siguientes signos de leve compromiso orgánico: - Hipertrofia ventricular izquierda por radiografía, electrocardiograma o ecocardiograma. - Fondo de ojo grado II. - Microalbuminuria o leve incremento de la creatinina (menos de 2 mg/dl) - Evidencia radiográfica o ecográfica de ateromatosis carotídea o femoral. Etapa 3. Presencia de signos o síntomas de severa lesión de órgano blanco. - Corazón: angor, infarto agudo de miocardio, insuficiencia cardíaca. - Cerebro: accidente isquémico transitorio, accidente vásculo-encefálico, encefalopatía hipertensiva. - Retina: fondo de ojo grado III-IV (exudados, hemorragia, edema papilar). - Riñón: creatinina mayor de 2 mg/dl. Proteinuria mayor de 300 mg/día. TABLA I Clasificación y manejo de la hipertensión arterial para adultos mayores de 18 años Clasificación Sistólica (mmHg) Diastólica (mmHg) Modificación estilo de vida Normal <120 Pre-hipertensión 120-139 <80 80-89 Fomentar -Alentar Sí Hipertensión Estadio 1 140-159 90-99 Sí Hipertensión Estadio 2 ≥160 ≥100 Sí Manejo Terapia inicial de drogas Sin indicación obligatoria No hay indicación de drogas anti hipertensivas. Tiazidas, ACE, ARB, β-Bloq., Bloq. Ca++ o combinados Combinación de 2 drogas (tiazidas/ACE o β-Bloq./Bloq. Ca++) Con indicación obligatoria Droga(s) de indicación obligatoria Ídem anterior + otras drogas (diuréticos, ACE, ARB, β-Bloq, Bloq. Ca++) según necesidad Ídem anterior + otras drogas (diuréticos, ACE, ARB, β-Bloq, Bloq. Ca++) según necesidad ACE: inhibidores de la enzima de conversión de angiotensina ARB: bloqueantes del receptor de angiotensina. Los valores arriba mencionados son válidos para todo adulto mayor de 18 años (se marca en negrita) y el esquema terapéutico más probable con el que se encuentre cuando ingresa para anestesia y cirugía. 370 | Volumen 61/ Número 6 Paciente hipertenso. Enfoque anestésico - Vasos: aneurisma o disección aórtica, enfermedad vascular periférica. Los órganos más afectados por HTA son: arterias coronarias, SNC, miocardio, arteria aorta, arterias carótidas, riñones y vasos sanguíneos periféricos. Más del 50% de los hipertensos no tratados desarrolla hipertrofia de ventrículo izquierdo, insuficiencia cardíaca congestiva, cardiomiopatía, insuficiencia renal, accidentes cerebro-vasculares y retinopatía. Queda claro que para detectar la etapa evolutiva son necesarios el interrogatorio, el examen físico y estudios por lo general rutinarios en la mayoría de los centros. Cuantificar el grado de lesiones permite solicitar estudios más sofisticados en el caso pertinente o, en su defecto, un manejo anestésico óptimo. Por la etiología De acuerdo con la etiología, la HTA puede ser primaria o esencial (85-95% de las HTA) y secundaria. En las “Guías para la evaluación cardíaca preoperatoria para cirugía no cardíaca” se describen una serie de recomendaciones en cuanto a la evaluación, manejo y perfil del riesgo perioperatorio en pacientes cardiópatas que serán sometidos a cirugía no cardíaca. Se mencionan predictores clínicos de riesgo para cirugía no cardíaca: mayores, intermedios y menores, y se los relaciona con el riesgo específico impuesto por el stress quirúrgico. La HTA sistémica no controlada como entidad en sí misma figura dentro de los predictores clínicos menores. Pero si esta misma guía mencionada es “mirada hacia arriba”, encontramos entidades tales como síndromes coronarios inestables o estables, insuficiencia cardíaca descompensada o compensada, y arritmias; se las considera predictores clínicos mayores o intermedios, según el caso, y son complicaciones evolutivas de la HTA. Es en este punto donde la HTA adquiere mayor importancia como predictor de riesgo, no por sí misma, sino por el tipo y grado de lesiones orgánicas que ha producido18. En el apartado de “Manejo específico de condiciones cardiovasculares” se menciona que la TAS>180 mmHg y TAD>110 mmHg debe ser tratada y controlada antes de la cirugía18. La HTA postoperatoria es un problema frecuente en las salas de recuperación postanestésica; por lo general ocurre dentro de los 30 minutos del despertar anestésico y su resolución se lleva a cabo dentro de las 4 horas. La terapia adecuada reduce los riesgos de daño miocárdico, arritmias graves, falla cardíaca congestiva, sangrado y stroke19. Conductas generales anestésicas frente al paciente hipertenso Si bien hay variantes individuales que se detallarán en su momento, el enfoque y la actitud frente al paciente porta- dor de HTA esencial es el mismo al momento de someterlo a cirugía, sea ésta electiva o urgente. Las opiniones son generalizadas con respecto a que no hay que suspender la medicación antihipertensiva. Actualmente se acepta que el tratamiento antihipertensivo debe mantenerse a lo largo del período perioperatorio para asegurar el óptimo control de la presión arterial20. Más aún si ese tratamiento ha logrado estabilizar su TA por un tiempo prudencial, entendiéndose con este término la vuelta de la autorregulación orgánica a los valores tensionales postratamiento. “Un hipertenso bien controlado tiene menor labilidad intraoperatoria de la presión arterial”21. La supresión aguda del tratamiento puede precipitar eventos de isquemia miocárdica, especialmente si se trata de betabloqueantes. Se debe administrar la medicación habitual la noche previa a la cirugía y hasta la mañana antes del procedimiento22-24. Si la medicación ha sido discontinuada, se debe preguntar cuánto hace y saber si la duración de acción persiste o no. Es razonable que el paciente hipertenso normalice su TA antes de la cirugía electiva. La prevalencia de hipotensión e isquemia miocárdica intraoperatoria es más elevada en pacientes que ingresaron a cirugía con valores indadecuados de TA25,26. La incidencia de hipotensión introperatoria en estos pacientes es mayor que en los normotensos, pero también es probable que los ascensos de la TA que requieran tratamiento se presenten en pacientes con antecedente de HTA independientemente del grado de control preoperatorio27. El gran desafío es el paciente hipertenso no controlado o mal controlado sometido a cirugía de urgencia. Tal desafío surge de responder ¿A qué niveles se desciende la TA para mantener un adecuado flujo sanguíneo adecuado en corazón, cerebro y riñón? ¿Modifica la conducta si la HTA es secundaria? Si la HTA es secundaria a feocromocitoma o renovascular, aumenta la morbilidad y mortalidad relacionada con la causa de base, como así también la forma de tratarla. Los pacientes hipertensos en general son hipovolémicos relativos. Manejo de la hipertensión severa sin lesión de órgano blanco en el medio hospitalario. Algoritmo de toma de decisiones28 El presente algoritmo es aplicado por cardiólogos al momento de tratar crisis hipertensivas en el medio hospitalario. En el mismo se contempla una secuencia para obtener los mejores resultados en el paciente (Figura 1). La HTA en ausencia de significativa disfunción miocárdica o coronaria, no agrega un riesgo cardiovascular importante a la cirugía no cardíaca. Por otro lado, la presencia de enfermedades preexistentes aumenta el riesgo del paciente Revista Argentina de Anestesiología 2003 | 371 Simposio sobre hipertensión y anestesia CONTACTO CON EL PACIENTE TAS ≥ 180 mmHg y/o ≥ 110 mmHg Evaluación Clínica Anamnesis Examen físico Evaluar fenómenos presores Fondo de ojo ECG de 12 derivaciones Laboratorio (1) Nuevo control de TA. Sin cambios en relación con el inicial HTA SEVERA DE RIESGO INDETERMINADO Estudios diagnósticos (2) Descarta emergencia Confirma emergencia HTA SEVERA AISLADA Reposo de 30 minutos CONTROL DE TA Descenso TAM 20% o TAS<180 y/o TAD<110 NO SI Tratamiento antihipertensivo vía oral Seguir algoritmo específico Reposo por 60 min. con control de TA cada 10 min. Respuesta insatisfactoria y/o paciente sintomático INTERNACIÓN PARA OBSERVACIÓN Descenso de TAM 20% o TAS<180 y/o TAD<110 NO SI Alta con ajuste del tto. y control médico dentro de las 24 horas3 Figura 1 hipertenso, mientras que la administración previa de drogas antihipertensivas lo disminuye29. Goldman no incluye a la HTA en los factores de riesgo de su Clasificación de Riesgo, pero sí edad mayor de 70 años, infarto en los 6 meses previos, estenosis aórtica, tercer ruido, ingurgitación yugular, arritmias, más de 5 extrasístoles ventriculares por minuto, deterioro del estado general, operación de emergencia, intratorácica, intraperitoneal o aórtica30. Se observa que varios de ellos son complicaciones evolutivas de la HTA. Es poco probable que un paciente no hipertenso y sin causas presoras preoperatorias importantes eleve su tensión 372 | Volumen 61/ Número 6 arterial a esos valores solo con el “síndrome de guardapolvo blanco” con el que ingresa a la cirugía. El algoritmo anterior es una guía que, con algunas adaptaciones mínimas para el ámbito quirúrgico-anestésico, podemos seguir a la hora de enfrentar pacientes con valores de presión arterial mayores o iguales a 180/110 mmHg. Anamnesis ¿Cómo comenzó la HTA? Probablemente un inicio súbito tenga una causa identificable. Paciente hipertenso. Enfoque anestésico ¿Cuánto hace que es hipertenso? Es común que la mayor duración de la enfermedad, especialmente si no se la controló adecuadamente, conlleve un daño orgánico mayor, aunque en compensación brinda una mayor tolerancia a las elevaciones de la presión que un paciente con HTA de inicio súbito. ¿El tratamiento ha controlado adecuadamente la HTA? La HTA mal controlada implica mayor incidencia de daño orgánico. ¿Qué medicamentos ha tomado? ¿Qué medicamentos toma actualmente? ¿Cuál es el mecanismo de acción de las drogas que utiliza? La respuesta a estas preguntas nos ubica en cuanto a la tolerancia, fisiopatología involucrada en el tratamiento, efectos rebote con algunos medicamentos (especialmente beta bloqueantes y clonidina), reversión de fenómenos como proliferación endotelial e hipertrofia miocárdica en caso de los enalaprilatos, etc. Este conocimiento ofrece probables estrategias farmacológicas disponibles en el ámbito anestésico. El siguiente es un panorama aproximado en cuanto al comportamiento de los pacientes a la hora de seguir las premisas para tratar su HTA: Hay autores que han clasificado a los hipertensos en cumplidores totales (60%), cumplidores parciales (30%) y no cumplidores (10%). Existe además el agravante de que 30% de los cumplidores totales abandonan la medicación durante el primer año al fin del mismo31-34. Aún bajo tratamiento, ¿cuál es el valor tensional habitual?, si es que se controla la presión. Saber fehacientemente esto, cosa que no siempre es posible, informa sobre el “histórico” del paciente y es una ayuda para poder interpretar si los valores que nos llevaron a seguir el algoritmo son ocasionales, además de tener un parámetro de hasta cuánto descender la presión arterial en el intraoperatorio. Examen físico Disnea, ingurgitación yugular, desplazamiento del choque de punta a la izquierda, rales crepitante, soplos cardíacos y/o carotídeos, ausencia de pulsos mayores (vasculopatía periférica), antecedentes de by pass periféricos, endarterectomía carotídea, angor o equivalentes, síntomas neurológicos. El fondo de ojo sólo tiene valor en el caso de que se plantee una hipertensión en fase acelerada-maligna, en la que constituye un pilar de diagnóstico. Asimismo, es fundamental para el diagnóstico de una retinopatía diabética en el caso de la coexistencia de diabetes. En el resto de las circunstancias, el fondo de ojo tiene poco valor ya que las alteraciones pueden ser debidas a patologías asociadas sin relación con la HA. Evaluación de fenómenos presores La llegada del paciente al ámbito de quirófano para someterse a un procedimiento quirúrgico implica per se una situación de stress similar al síndrome de guardapolvo blanco. Se adiciona además que este paciente puede ser un hipertenso que se desconoce como tal y no está tratado, alguien que se sabe hipertenso y tratado pero que abandonó por alguna razón el tratamiento o alguien que está tratado inadecuadamente. Las condiciones preoperatorias como ayuno, deshidratación por un “tercer espacio” abdominal, hipovolemia de diversas causas, dolor, alteraciones del medio interno pueden condicionar una reacción adrenérgica que mantiene la presión arterial elevada. Electrocardiograma Método de bajo costo, fácilmente reproducible, fácil de interpretar, no requiere cámara especial ni material de contraste; disponible a toda hora y prácticamente en cualquier lugar. De menor valor pronóstico que un ecocardiograma pero de indudable utilidad cuando se trata de anormalidades asociadas (isquemia, infarto, arritmias, trastornos de la conducción). Identifica desviación del eje eléctrico a la izquierda; índice de Sokolow (S en V1 o V2 + S en V5 o V6 mayor de 35 mm), T invertida y asimétrica en V5 y V6 relacionados con la hipertrofia ventricular izquierda. El agrandamiento auricular izquierdo en ausencia de estenosis mitral se relaciona con disfunción diastólica del ventrículo izquierdo. Se manifiesta como onda P difásica en V1 con negatividad de 0,04 seg y de 1 mm; P bimodales en DI mayor o igual a 0,12 seg con los ápices separados por 0,03 seg. Goldman halló que la pérdida del ritmo sinusal o más de 5 extrasístoles ventriculares por minuto son predictores independientes de riesgo cardíaco en pacientes sometidos a cirugía no cardíaca. La ausencia de ondas U y de arritmias ventriculares, junto a la presencia de ondas T normales, indicaría que el gradiente de potasio transmembrana se halla dentro de un rango normal. En caso de la ocurrencia de isquemia o infarto, cuando éstos son de cara anterior, por lo general se asocian a mayor deterioro de la fracción de eyección del ventrículo izquierdo que los que involucran la cara inferior. Laboratorio Hematocrito y hemoglobina para detectar anemia y una probable descarga adrenérgica reactiva compensadora. Urea y creatinina como índice de lesión renal para la detección de lesión de órgano blanco. Los electrolitos séricos, especialmente en pacientes que toman diuréticos, etilistas y/o con dieta inadecuada, suelen estar bajos. Este ion es cofactor de múltiples procesos orgánicos, entre ellos la ATPASA Na+/K+. Revista Argentina de Anestesiología 2003 | 373 Simposio sobre hipertensión y anestesia Al realizar el segundo control de TA, si no hubo cambios, se plantean dos posibilidades: HTA severa de riesgo indeterminado e HTA severa aislada, sobre la que se enfatizará. En la primera es esencial contar con un laboratorio mínimo que facilitará el diagnóstico y eventualmente la terapéutica: hematocrito, glucemia, creatininemia, ionograma sérico y sedimento urinario. En caso de confirmarse este tipo de hipertensión, se sigue un algoritmo específico. Al reposo de 30 min, si éste se llevara a cabo en el ámbito de una sala de preanestesia o similar, es de buena práctica adicionar un sedante y una cánula o máscara de oxígeno. Luego de los 30 min, a través de un nuevo control se determina dos nuevas vías: a) descenso de un 20% de la presión arterial media o valores menores a 180/110 mmHg y b) no disminución de la TA. Ante el descenso adecuado, según el algoritmo, corresponde el alta y el ajuste del tratamiento o, en nuestro caso, la continuación del procedimiento anestésico-quirúrgico. Si la presión no ha descendido, se instaura un tratamiento vía oral luego del cual se esperan otros 60 min controlando la presión cada 10 min. Si no se logra descenso adecuado, el algoritmo indica internación para observación o su equivalente anestesiológico en caso de ser posible: posponer el procedimiento quirúrgico. Demás está aclarar que si aún en estas circunstancias el procedimiento no puede posponerse, será necesario programar una estrategia anestésica de complejidad adecuada. Si luego de los 60 min los valores de presión son adecuados, se continúa con lo programado. Algunas otras cuestiones sobre el hipertenso que se someterá a anestesia ¿Con qué valores de presión arterial se sugiere posponer el procedimiento si el mismo lo permite? La severidad de los valores de TA preoperatorios está directamente relacionada con la morbilidad y la mortalidad. Se sugiere que con PAS igual o mayor a 210 mmHg, o PAD igual o mayor a 100 mmHg asociada a daño de órgano blanco, para cirugía electiva, se debe posponer el procedimiento anestésico-quirúrgico. De todos modos, la respuesta es absolutamente individual y depende del anestesiólogo, paciente, acceso a monitoreo adecuado, cirujano, procedimiento quirúrgico y posibilidades de cuidados posoperatorios. Si se decide avanzar en el procedimiento quirúrgico Una TA de 180/110 o mayor se asocia con mayor incidencia de eventos isquémicos perioperatorios, infartos y hemorragia cerebral. Los riesgos están dados por las variabilidades del sistema nervioso adrenérgico del paciente antes, durante y después de la cirugía. Esto no significa la suspensión del 374 | Volumen 61/ Número 6 evento sino tal vez plantear “una forma de monitoreo diferente” y “un plan pre, intra y pos operatorio diferente”. Basándose en los datos preoperatorios se intentará mantener las variables cardiovasculares dentro de dichos intervalos, para lo cual será preciso planear una “táctica anestésica” y el tratamiento que se utilizará para lograr dicho objetivo. Se recomienda una TA de 100-110 mmHg como límite inferior para asegurar una adecuada perfusión cerebral, miocárdica y renal. Durante la cirugía se debe adecuar la profundidad anestésica a los eventos quirúrgicos para prevenir tanto la hipertensión y taquicardia como la hipotensión. Descensos de la presión de más de 20-30% deben tratarse con medidas conservadoras (volumen, posición de Trendelemburg o Fowler, etc.); mientras que las variaciones mayores de 4050% en un paciente hipertenso requieren inmediata intervención farmacológica35. ¿Qué valores de presión se consideran tolerables? Los valores preoperatorios de forma individualizada para un paciente concreto durante y después de la intervención. ¿Hasta qué valores descender la TA? El tratamiento en agudo de la HTA no depende de las cifras tensionales sino de la repercusión parenquimatosa de la HTA. Así, aun un paciente con valores menores de 180/ 110 que tenga compromiso parenquimatoso deberá ser tratado como una urgencia hipertensiva36. Si la TAM cae por debajo del límite de autorregulación individual pueden manifestarse signos de hipoperfusión. La mayoría de los individuos que cursan una crisis hipertensiva suelen tener un límite inferior de autorregulación 25% por debajo de la TAM que presentaban al ingreso, por lo que no se aconseja disminuirla a menos del 25% del valor inicial. Aun con estos cuidados, el descenso debe ser gradual, predecible y controlado. Si se pospuso el procedimiento, ¿cuál es el momento más seguro para readmitirlo? En caso de haber postergado el procedimiento por HTA, existe discrepancia en cuanto a la readmisión más segura. La normalización de la presión sanguínea y la readmisión para cirugía en “algunos días” incrementa el riesgo de hipoperfusión cerebral en caso de hipotensión37. Si se ha suspendido la cirugía electiva por crisis hipertensiva e instaurado el tratamiento adecuado, la readmisión no debe hacerse antes de las cuatro semanas37. En este tiempo, y bajo control adecuado, ocurre la regresión del componente dinámico de la autorregulación cerebral pero no el del componente definitivo de remodelación vascular. Paciente hipertenso. Enfoque anestésico Se verificó que el límite inferior de autorregulación tolerado para hipertensos severos sin tratamiento era de 113 mmHg; en HTA severa con tratamiento, 96 mmHg y en normotensos de 73 mmHg. El mismo autor propone que el límite de autorregulación cerebral sólo disminuye después de 8-12 meses de tratamiento adecuado38,39. ¿Cuál es la anestesia adecuada para un paciente hipertenso? No hay “anestesia para hipertensos”. Hay parámetros hemodinámicos que mantener. Se deben seleccionar y titular las drogas para producir los mínimos cambios hemodinámicos; contemplar la asociación de drogas anestésicas con la medicación de base del paciente; minimizar los efectos de los cambios de volumen o del estado vasomotor; adecuar el monitoreo para detectar cambios que puedan ser de importancia y poder tratarlos en tiempo y forma40. ¿Anestesia regional o general? Siempre que el procedimiento quirúrgico y el confort del paciente lo permitan, los parámetros son los mismos: mantener condiciones hemodinámicas adecuadas. Conclusiones Es necesario subrayar, aunque parezca reiterativo, que todo debe apuntar al cuidado de los dos órganos más lábiles de la economía, como lo son el miocardio y el sistema nervioso central, que no pueden tener déficit de oxígeno que implicaría graves complicaciones transitorias o definitivas. Las respuestas a los interrogantes no son fáciles. El problema es de larga data, y aunque se ha intentado resolverlos de diversas maneras, las soluciones no han sido categóricas. Queda claro que el tratamiento de la HTA y de las crisis hipertensivas antes de la cirugía electiva disminuye los riesgos, pero esta política resulta en un gran número de cirugías canceladas o el atraso en el plan quirúrgico diario de la institución esperando la aplicación del algoritmo (con los inconvenientes operativos y económicos que eso genera) ya que un porcentaje importante de hipertensos no está bien controlado o lo descompensó la patología quirúrgica por la cual toma contacto con el anestesiólogo. A pesar de lo controvertido del tema, el advenimiento de nuevas drogas anestésicas, técnicas de monitoreo cada vez más eficientes y análisis críticos de trabajos de investigación han contribuido a disminuir la gravedad del problema. Seguimos teniendo pacientes quirúrgicos con HTA tratada o no antes del inicio de la anestesia; la solución, al menos parcial, está en el manejo individualizado basado en las características hemodinámicas de la HTA, la alteración del flujo a los diferentes órganos y sistemas, la medicación de base, sus efectos y asociaciones con las drogas anestésicas. Tal vez el objetivo no sea “la elección de un anestésico perfecto” sino atenuar los estímulos nocivos intraoperatorios y mantener una hemodinamia adecuada a cada caso individual. Esto ayudará a tener una anestesia segura y con mínimas complicaciones Bibliografía 1. Survey of cancellation rate of hypertensive patients undergoing anaesthesia and elective surgery. Br. Journ. of Anaesth. 86(6):789-793 2001. 2. Goldman L y Caldera DL. Risk of general anesthesia and elective surgery in the hypertensive patient. Anesthesiology 1979; 50:285-292. 3. Prys-Roberts and col. Studies of Anesthesia in Relation to Hypertension. Br. 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