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SE DEBE INVOLUCRAR A LOS NIÑOS EN LA TOMA DE
DECISIONES MÉDICAS
Jorge Adrián Chuck Sepúlveda
Médico Pediatra
Especialidad en Bioética
Universidad Autónoma de Guadalajara
[email protected]
RESUMEN
Los menores como personas con dignidad propia deberían de
estar involucrados en la toma de decisiones relacionadas a aspectos de
salud, de tal manera que vayan ganando confianza y experiencia hasta
que sean capaces de decidir por sí mismos en lo referente a tratamientos
o procedimientos quirúrgicos. Sin embargo este proceso suele ser
complejo.
Palabras clave: Bioética, niños, decisiones médicas.
ABSTRACT
Minors as persons that have their own dignity should be involved
in medical decision making related with his health, so that they can gain
confidence and experience till they can decide by themselves what’s
related to medical treatments or surgical procedures. None the less all
this process is complex.
Key words: Bioethics, children, medical decisions.
La UNICEF a través de la Convención de los Derechos de los Niños
define como "niño" o "niña" a toda persona menor de 18 años, a menos que
las leyes de un determinado país reconozcan antes la mayoría de edad.(1).
La toma de decisiones médicas en el paciente enfermo reviste
trascendental importancia ya que es fundamental la participación del
mismo a través del consentimiento informado, en donde se incluye; la
explicación entendible de su proceso patológico, el tratamiento
recomendado, los riesgos y beneficios del tratamiento propuesto así como
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las alternativas que se tienen. Asimismo el entendimiento a cabalidad de la
explicación proporcionada y la aceptación o rechazo de lo propuesto sin
ningún tipo de coerción entre otras cosas. (2).
Consideramos que los menores de edad pueden y deben participar en
la toma de decisiones médicas acordes con su nivel de desarrollo y de su
capacidad, sin embargo las personas que brindan servicios de salud tienen
la responsabilidad ética y legal de proteger los derechos de los niños
asegurándose de que el paciente esté bien informado, protegido y
asegurando su confidencialidad (3).
La falta de experiencia, de buen juicio y de la habilidad cognitiva son
características presentes en todos los niños, razón por la cual las decisiones
médicas que involucran a los niños recaen en sus padres o tutores legales y
estos a su vez deberán de buscar lo que sea más conveniente para el niño
enfermo. Ésta responsabilidad otorgada a los padres o tutores ha sido
histórica ya que se ha visto a los niños como una propiedad de los
familiares y sin derechos legales propios. También hay ocasiones en donde
los padres pueden tener intereses diferentes a lo que puede ser más
benéfico para el niño y esto a su vez puede ser contraproducente para el
menor, entonces se podrá otorgar legalmente la autorización para que sea el
menor quien emita su propio consentimiento (ie: cuando los padres no
autorizan un tratamiento el cual puede salvar la vida, cuando el tratamiento
implica aspectos privados o confidenciales, cuando el tratamiento ofrecido
involucra pérdida de la libertad o bien situaciones relacionadas con el
menor emancipado)(4).
La capacidad de decisión tanto del niño como del adolescente
está relacionada con un proceso de desarrollo enmarcado con aspectos
físicos, emocionales, psicológicos y morales. Por estos factores los niños
pueden y deben participar en cierta forma en algunas decisiones que
involucran aspectos de salud y esto se puede realizar proporcionándoles
información que ellos puedan entender y alguna opción apropiada sobre el
tratamiento que vayan a recibir. Algunos ejemplos podrían ser: a).- El elegir
si el medicamento que se deberá administrar lo prefiere por vía oral o por
vía intramuscular, b).- Preguntarle si la vacuna que se le va a administrar
prefiere que se le aplique en el hombro derecho o en el izquierdo. Este
enfoque conjuga la voluntad y la colaboración en el consentimiento del
menor y asimismo disminuye la ansiedad, mejora la confianza y la relación
médico-paciente, haciendo que ésta sea más duradera. (5)
Podríamos colocar al paciente pediátrico en alguna de las siguientes
categorías con respecto a su relación en la toma de decisiones:
LACTANTES Y PREESCOLARES.
A ésta edad los niños no tienen habilidades importantes para
participar en la toma de decisiones y esto debido a la aún falta de madurez
en el neurodesarrollo, por lo tanto ésta responsabilidad recae en los padres
o en los tutores legales quienes autorizarán o rechazaran una propuesta
médica ya sea de tratamiento o quirúrgica sobre la base de lo que ellos
consideren que es lo mejor para el paciente.
ESCOLARES.
El niño a esta edad ya tiene la facultad de entender lo que significa el
proceso patológico con el que cursa, debiéndosele explicar en términos
entendibles de acuerdo a su edad y aunque puede participar en las
decisiones médicas aún no tiene la capacidad para decidir por sí solo. Sin
embargo ante un tratamiento que se le va a administrar se deberá de buscar
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su consentimiento y si hubiese un rechazo a éste en forma sostenida y
persistente entonces ésta disidencia deberá de tomarse muy seriamente y
tratar de buscar cuál es el motivo de fondo para éste rechazo, siempre y
cuando el tratamiento o procedimiento a realizar sea en beneficio del niño
(6).
ADOLESCENTES.
Casi todos ellos han desarrollado ya la capacidad para la toma de
decisiones tal y como el adulto y por ello son capaces de entender y
comunicar información que suele ser relevante. Esto significa que pueden
pensar y seleccionar con cierto grado de independencia. Asimismo evaluar
los riesgos y/o los beneficios así como las diversas opciones considerando
las consecuencias del tratamiento propuesto.
EL MENOR EMANCIPADO.
Se define como emancipación al acto jurídico solemne que confiere
a un menor el libre gobierno de sí mismo y cierta capacidad jurídica. Se
consideran menores emancipados: a).- Adolescentes en situación de
Servicio Militar. b).- Por matrimonio. c).- Los que viven independientes de
sus padres y son autosuficientes desde el punto de vista económico. d).- En
caso de embarazo o maternidad (7). Desde ésta perspectiva se considera
entonces que el menor emancipado es capaz de tomar sus propias
decisiones, entender el problema de salud que le aqueja y comprender la
naturaleza y consecuencias de un tratamiento o procedimiento médico
propuesto.
Entonces, ¿ A partir de qué edad el menor se encuentra facultado
para tomar sus propias decisiones desde el punto de vista médico ?, pues
bien, el estudio realizado por Weithorn y Campbell en 1982, aporta
resultados por demás interesantes. Realizan este estudio con 4 grupos de
edad (9, 14, 18 y 21 años) en donde comparan las decisiones emitidas con
cuatro estándares de competencia en el consentimiento (pruebas de
elección, resultados razonables, motivos racionales y comprensión
inferencial). Los menores de 14 años de edad demostraron un nivel de
competencia igual al mostrado por el grupo de adultos, de acuerdo a los
cuatro estándares de competencia en el consentimiento. Los menores del
grupo de 9 años mostraron ser menos competentes que el grupo de adultos
en los mismos estándares de competencia evaluados, sin embargo no
mostraron diferencia de los adultos en relación a lo correspondiente a
pruebas de elección y a los resultados razonables. Se concluye por
consiguiente que los niños de 14 años de edad ya tienen la capacidad
necesaria para intervenir en sus propias decisiones médicas con un elevado
índice de confiabilidad, los niños de 9 años pudieran participar
importantemente en la toma de decisiones médicas relacionadas a su salud
personal (8).
Cuando los niños son capaces de comunicarse de manera efectiva y
de forma razonable deberán ser consultados en la toma de decisiones
relacionadas con su salud ya que además se le da la oportunidad de
manifestar su punto de vista y preferencias, posteriormente la decisión del
menor podrá ser conjuntada con la decisión tomada por los padres o el tutor
legal sin perder de vista que esta deberá ser a favor del mejor beneficio
para el niño (9).
El médico deberá de asegurarse que se tomen buenas decisiones en
beneficio de sus pacientes pediátricos. Aunque los intereses de otros
miembros de la familia son válidos y pueden influir en las decisiones
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adoptadas, lo más importante seguirá siendo lo que le proporcione un
beneficio mayor y mejor para el menor sin embargo él no podrá
defenderlos. Ya sea que el menor participe o no en las decisiones médicas
relacionadas a su persona se deberán de tener en cuenta las siguientes
consideraciones: a).- Los beneficios potenciales para el menor. B).- Las
consecuencias dañinas potenciales que pudiera presentar el menor
incluyendo, sufrimiento físico, psicológico, espiritual y hasta la misma
muerte. C).- Los valores morales, espirituales y culturales de la familia del
menor (10).
La dignidad del niño como persona debe de respetarse siempre y
aunque no tome una decisión por sí solo, se le debe de implicar en el
proceso, según su deseo y capacidad, conjuntamente con la autoridad
decisional que tienen los padres o su representante legal.
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
1.- http://www.unicef.org
2.- American Academy of Pediatrics Committee on Bioethics. Informed
consent, parental permission, and assent in pediatric practice. Pediatrics
1995;95(2):314-17.
3.- Chuck Sepúlveda, JA. La bioética y los derechos de los niños. Practica
Pediatrica 2002;5:8-11.
4.- McCabe MA. Involving children and adolescents in medical decisión
making: Developmental and clinical considerations. Journal of Pediatric
Psychology 1996;21(4)505-16.
5.- Bioethics Committee, Canadian Pediatric Society. Treatment decisions
regarding infants, children and adolescents. Pediatr Child Health
2004;9(2):99-103.
6.- Baylis F. The moral weight of a child´s dissent. Ethics Med Pract
1993;3:2-3.
7.- Tejedor JC, Crespo D. Consentimiento y confidencialidad en medicina
del niño y del adolescente. Med Clin 1998;111:105-111.
8.- Weithorn LA, Campbell SB. The competency of children and
adolescents to make informed treatment decisions. Child Dev
1982;53:1589-98.
9.- Taub S. Learning to decide: Involving children in their health care
decisions. Virtual Mentor 2003;5(8).
10.- Harrison C, Kenny NP, Sidarous M, Rowell MA. Involving children in
medical decisions. Can Med Assoc J 1997;156(6):825-8.
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