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ASPECTOS BIOÉTICOS EN LA RELACIÓN MÉDICOPACIENTE EN PEDIATRÍA
Jorge Adrián Chuck Sepúlveda
Médico Pediatra
Especialidad en Bioética
Universidad Autónoma de Guadalajara
[email protected]
[email protected]
RESUMEN
En este trabajo se presentan los modelos involucrados en la relación médicopaciente y que el profesional de la salud debe de conocer para que de esta forma la
relación entre la persona que cursa con un problema de salud y el médico se realice en
forma cordial y apegada a los principios bioéticos elementales, todo esto en beneficio
del paciente enfermo. También se aborda la relación médico-paciente desde el punto de
vista pediátrico.
Palabras clave: bioética, relación médico-paciente, niños, modelo paternalista,
modelo contractual.
ABSTRACT
This work presents the models that are involved in the physician-patient
relationship and that the health professional should know so in this form the
relationship between a person that has a health problem and the physician is done in
cordiality and attached to the elemental bioethic principals, all of this in the benefit of
the sick person. It also shows the perspective of the physician-patient relationship from
the pediatric point of view.
Key words: bioethics, physician-patient relationship, children, paternalistic model,
contractual model.
INTRODUCCIÓN
En estos tiempos en los que se habla tanto de que la medicina y el
médico se han deshumanizado en el trato a la persona enferma, la relación
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médico-paciente adquiere una trascendental importancia ya que dentro de
la recuperación de la persona enferma, ésta relación es fundamental. En el
caso de pediatría la relación médico-paciente en ciertas etapas de la vida
adquiere matices diferentes ya que la relación se da a través de terceras
personas que generalmente suelen ser los padres del paciente.
Se entiende por relación médico-paciente a la interacción que puede
existir entre una persona que se considera enferma y un médico que tratará
de diagnosticar y tratar la enfermedad del paciente (1). o bien como la
interacción entre personas, que se produce en el quehacer clínico y
constituye el núcleo de la medicina; es iniciada por el enfermo o su familia
y produce beneficios para ambos: para éste, la satisfacción por la atención
recibida y por la conservación o recuperación de la salud, la limitación del
daño o la rehabilitación lograda; para el médico la satisfacción por la
relación personal, la educación continua a través de la experiencia y la
renumeración recibida (2).
Si bien en la relación médico-paciente, el facultativo tiene ciertas
obligaciones especiales que atender como lo es el diagnosticar y solucionar
de ser posible la patología que presenta el paciente, en base a un trato e
información adecuada tanto moral como éticamente, el paciente también en
base a un entendimiento claro del problema que presenta tendrá asimismo
la obligación de atender cuidadosa y específicamente las indicaciones del
médico con la finalidad de recuperar la salud.
El profesional de la medicina siempre debe de respetar y apoyar la
dignidad de la persona desde el momento mismo de la concepción y deberá
asumir el compromiso firme de buscar el bienestar del paciente ya sea
previniendo o tratando una enfermedad, ayudando ante las discapacidades
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o bien consolando ante la muerte inminente. El interés del paciente por
recuperar su salud debe de estar por encima de aspectos financieros,
características del paciente, condición social o su capacidad de tomar
decisiones.
MODELOS EN LA RELACIÓN MÉDICO-PACIENTE
La interacción entre el médico y la persona enferma se ha dado de
diferentes formas por lo que se han descrito diversos modelos que son
utilizados por los profesionales de la salud en diferentes momentos dentro
de la relación médico-paciente. Entre ellos se pueden mencionar los
siguientes:
1. Modelo paternalista o activo/pasivo. Quizá es el modelo más
antiguo de los que existen en la relación médico-paciente, en donde el
primero poseía el conocimiento y los medios para curar, el segundo
aparecía como un ignorante de la causa de su enfermedad y solo buscaba el
alivio de la misma. De esta forma el médico era el único que decidía lo que
más le convenía al paciente sin siquiera tomar su opinión y peor aún,
estuviera o no de acuerdo con el tratamiento proporcionado. En este
modelo, el médico toma unilateralmente las decisiones tanto diagnosticas
como terapéuticas y la información que recibe el paciente acerca de su
enfermedad es escueta y suele aceptar la opinión del médico sin ninguna
objeción. El modelo plantea a un médico que se muestra como un padre
protector y el paciente se muestra como el hijo sumiso que obedece las
decisiones y mandatos del médico. Si bien en este modelo los médicos son
los que toman las decisiones, aún prevalece el principio de autonomía del
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paciente en el que es el paciente y solo el paciente el que decide si sigue o
no las recomendaciones que el médico le ha indicado.
2. Modelo Contractual o Mecánico. Es un tipo de modelo que está
ganando terreno en la relación médico-paciente y consiste en que el médico
presenta todos los hechos relacionados con su padecimiento, así como las
opciones de tratamiento que pueden existir, dejando que el paciente tome la
decisión que él considere más conveniente y de esta forma el médico tiene
especial cuidado en respetar la “autonomía del paciente”, en el caso de los
niños, la decisión que se adopta para recibir un tratamiento determinado es
dada por los padres o el tutor. Como resultado, el médico se convierte en
un mecánico en el que deja que el paciente tome las decisiones y el
profesionista las llevará a cabo aún a pesar de que estas decisiones no
tengan una buena sustentación bioética. El médico simplemente repara sin
preguntar, tal como lo puede realizar un mecánico con una máquina. Este
tipo de actitud conlleva a una relación médico-paciente; fría, técnica y muy
comercial, así mismo el médico se aleja de su papel de brindar apoyo y
comprensión adecuada en los momentos difíciles en los que se encuentra
tanto el paciente como la familia de éste, características que pueden ayudar
mucho para la buena recuperación del paciente.
3. Modelo de Compromiso o Confianza Recíproca. En éste modelo
la primordialidad es la confianza que debe de haber entre el médico y el
paciente ya que de no existir ésta no se fundamenta la reciprocidad de
veracidad y respeto mutuo. El paciente debe de confiar en los
conocimientos y habilidades del médico y de su personal de apoyo y está
por demás mencionar que el mismo médico se debe de hacer merecedor de
esa confianza demostrando un trato amable, conocimiento de la materia y
demostrando habilidad técnica y sobretodo respetando la dignidad del
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solicitante, tanto como persona y como enfermo. En base a la confianza
reciproca entre médico y paciente, existe además el compromiso de que él
médico pondrá todo su interés en proporcionar el mejor de los tratamientos
desde el punto de vista biológico y ético con la finalidad de devolver la
salud al enfermo y este a su vez demostrará plenamente su confianza en el
médico siguiendo correctamente las indicaciones dadas por este, de tal
forma que de esta manera existen más probabilidades de que la relación
médico-paciente se torne más productiva tanto en lo afectivo como en lo
técnico.
ASPECTOS BIOÉTICOS
La medicina moderna y los cambios que se dan tan vertiginosamente
en el ámbito médico no nos deben hacer olvidar el trato amable y de interés
en el problema que presenta la persona enferma, con la finalidad de
devolverle la salud más aún cuando se trata de un niño. Se dice que el
ejercicio de la medicina es un arte y ese arte hay que saber desarrollarlo y
recordar que nos encontramos ante un niño enfermo y el poner todo nuestro
esmero y sapiencia en diagnosticar y tratar la enfermedad deberá de ser
nuestra primordialidad. El progreso de la ciencia y de la tecnología, en las
últimas cuatro décadas ha sido extraordinario y los avances científicos han
desarrollado nuevos herramientas diagnosticas y terapéuticas, que están
cambiando el ejercicio médico y la percepción que la sociedad tiene de ella
((3). Ciertamente, los nuevos descubrimientos tecnológicos nos ayudan a
documentar cada vez mejor nuestros diagnósticos sin embargo tenemos
responsabilidad y deber moral hacia nuestros niños enfermos y para lo que
nos hemos preparado en afán de servicio y de solución posible a sus
problemas (4).
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Entre los retos más importantes de la bioética quizá sea el de tratar
de salvar ante todo la libertad y la dignidad de la persona humana y B.
Häring ha sostenido que “la salud personal y la salud de la sociedad han
de medirse con los criterios de libertad y de compromiso común” (5). Hay
que tener en consideración también que aunque el médico generalmente
tiende a diagnosticar y tratar unilateralmente la dimensión orgánica de las
personas, no hay que perder de vista lo que menciona categóricamente
García D, que los pacientes no representan solo problemas biológicos, sino
también morales o dicho de otra manera, “los problemas humanos no son
nunca exclusivamente biológicos, sino también morales”(6). Es común que
el médico generalmente desea respuestas rápidas y concretas a sus
problemas pero cuando no se tiene una buena fundamentación bioética, la
actividad del médico se convierte en rutinaria y esta forma de actuar hace
que el sentimiento popular lo considere como deshumanizado.
La relación medico-paciente se ha tecnificado mucho últimamente,
sin embargo cuando el médico trata a sus pacientes de una forma más
humanitaria se ha comprobado que de hecho existe una mejoría notable en
relación a la enfermedad que lo aqueja y existen estudios en el que se
comprueba que cuando existe un buen vínculo médico-paciente el dolor se
reduce notablemente (7).
La relación médico-paciente no deberá de ser asumida dentro de un
modelo paternalista y absolutista, en el que el médico solo quería el
bienestar para su paciente y este aceptaba el plan propuesto sin siquiera
cuestionar alguna duda que pudiese suscitarse de tal forma que se hacía
solo lo que el médico ordenaba. La moral de dicha relación era la típica
moral de beneficencia en el que no se respetaba la libertad ni la dignidad de
la persona.
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En el modelo de compromiso o confianza recíproca existe una
interacción entre el médico y el paciente en el que ambos tienen beneficios
y además obligaciones, sin perder de vista los principios básicos de
beneficencia, no maleficencia, autonomía y justicia. que son esenciales.
Cuando existe una relación de respeto mutuo y de responsabilidad
compartida, el paciente conserva la libertad de control sobre su propia vida
cuando tenga que tomar decisiones importantes y el médico reconoce como
tal el derecho del paciente y al tomar decisiones compartidas, tanto el
paciente como el médico conservan su integridad moral.
En la relación médico paciente el abordaje puede ser de dos tipos: la
forma directa, es cuando el enfermo además de seleccionar al médico de su
preferencia, es él mismo paciente el que le plantea el problema de salud
que le aqueja; y en forma indirecta cuando son terceras personas las que
seleccionan al médico y son otras personas las que le exponen al médico el
problema de salud que presenta el paciente. En pediatría es común que la
relación médico-paciente sea en forma indirecta dadas las características
de comunicación que limitan a los niños en ciertas edades del crecimiento y
desarrollo.
No siempre la relación médico-paciente es cordial ya que pueden
existir ciertos obstáculos para que ésta se dé en un ambiente favorable y
estos obstáculos bien pueden ser debidos al médico mismo, al paciente o
bien a su entorno profesional y de trabajo. En relación al médico algunas de
las barreras pueden ser: Su preparación profesional, el costo por sus
servicios, su presentación personal, su cultura general, su forma de
expresarse y comunicarse, etc. Del paciente; su capacidad económica,, su
nivel cultural y educativo, su forma de pensar, su estado de animo, etc. y
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con relación a su entorno profesional; planta física y el ambiente de trabajo,
así como su personal de apoyo (secretaria, enfermera, telefonista, etc).
Cada obstáculo que se presenta forma una barrera enorme entre el médico y
el paciente que hace que la relación se vea deteriorada, por lo que son
situaciones realmente importantes que habrá que tener muy en cuenta para
poder dar una mejor atención al paciente buscando siempre el bienestar del
mismo.
No es posible establecer comunicación verbal con el paciente durante
la etapa del recién nacido, lactante menor y lactante mayor, por lo que
suelen ser los padres los interlocutores con el médico, por lo que este
deberá de ganarse la confianza de los padres brindándoles la información
adecuada de la enfermedad del hijo mediante un lenguaje sencillo y de fácil
comprensión, evitando crearles angustia y la relación entre el médico y el
niño aparte de ser cordial se deberá de evitar que esta sea dolorosa y se
tratará de sacar el máximo de provecho en el transcurso de la exploración
física. El médico deberá de consolar y confortar el miedo natural que
expresa todo niño cuando acude con el médico.
Con el preescolar
ya se puede establecer cierto grado de
comunicación verbal por lo que el médico deberá de tratar de ganarse la
confianza y amistad del niño. Nunca habrá que decirle mentiras cuando se
le va a realizar algún procedimiento médico y siempre se tratará de
ahuyentar el miedo que se pueda suscitar.
En el escolar ya existe capacidad de comprensión y habrá que
informarle al niño en un lenguaje sencillo y entendible, los aspectos más
importantes de su enfermedad y los diferentes tratamientos que se le
pueden ofrecer para curar su padecimiento. En esta edad los niños también
pueden manifestar sus miedos y hacer preguntas que se suscitan dada su
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enfermedad, por lo que habrá que calmarlo y contestar a toda pregunta que
haga el niño de forma veraz y apegada a la realidad, sin dar nunca falsas
esperanzas.
Con el adolescente la relación adquiere otro matiz ya que
inicialmente se deberá de hacer todo el esfuerzo por ganar su confianza
porque de esto depende una buena relación y además asegurarle al paciente
que se guardará estrictamente la confidencialidad de la información que se
logre recavar de él y de su padecimiento. Sin embargo a diferencia de otras
edades pediátricas, el adolescente puede asumir una autonomía progresiva
en las decisiones que están relacionadas a su salud, por lo que el médico
además tratará de hacer participe a la familia en los problemas de salud del
adolescente, pero de una forma armónica y siempre con el consentimiento
del joven. Cuando se trata de enfermedades crónicas o incurables, se deberá
siempre hablar con la verdad, de acuerdo a la capacidad del paciente,
explicando perfectamente, todo lo relacionado al padecimiento, mostrando
a su vez una actitud total de apoyo y orientación de como será la mejor
forma posible de sobrellevar la enfermedad y buscar asimismo la mejor
manera de que se integre a la vida familiar y escolar.
Creemos que en pediatría siempre se le deberá de dar una
explicación al niño sobre su padecimiento, en términos que sean
comprensibles para su edad y no obviar una explicación aludiendo que el
niño no la entenderá ya que con esta actitud estamos menospreciando la
capacidad de entendimiento que suele ser algo muy individual en el ser
humano. El respeto a la dignidad humana independientemente de la edad
debe siempre prevalecer por lo que a los niños se les deberá de involucrar
en la toma de decisiones en la medida de lo posible.
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El médico pediatra deberá de conocer perfectamente no solo las fases
del crecimiento y desarrollo del ser humano sino también la actitud
psicológica y la realidad familiar del niño. El médico siempre debe de
apoyar al enfermo con un alto sentido de comprensión, veracidad y
compasión, características que harán tener una mejor relación médicopaciente.
CONCLUSIONES
1. Se deberá de reconocer y apoyar siempre la dignidad del niño y respetar
su singularidad en todo momento.
2. El médico deberá de ser competente profesionalmente y tratar a todo
paciente por igual, sin minimizar el valor que todo ser humano posee,
independientemente de situación económica, raza, apariencia, etc. El
hombre vale solo por el hecho de ser un ser humano.
3. En la relación médico-paciente es muy importante que siempre se
respeten los principios de beneficencia, no-maleficencia, autonomía y
justicia.
4. La participación del paciente en la toma de decisiones es muy importante
aunque se trate de niños ya que se debe de establecer un compromiso real
de colaboración en el que se buscará la curación de la enfermedad y/o una
forma más llevadera de la misma enfermedad.
5. El compromiso fundamental del médico debe estar siempre dirigido
hacia el bienestar y lo que sea más conveniente para el enfermo, ya sea que
se esté previniendo, tratando o lidiando con enfermedades, discapacidades
y/o la muerte.
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http://www.bioeticaweb.com/content/view/608/759/
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