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DIARIO 2 63
Diario de Navarra Viernes, 4 de junio de 2010
El escritor Juan Gracia Armendáriz compartió ayer con sus lectores la intensa experiencia que refleja en su libro ‘Diario de
un hombre pálido’, escrito desde la enfermedad. Más allá de la literatura, el público destacó el calado emocional de la obra
A la izquierda, el escritor Juan Gracia charla con Belén Galindo, responsable del Club Virtual de Lectura, ante el público que acudió ayer al encuentro literario.
BUXENS
La enfermedad como aventura existencial
NEREA ALEJOS
Pamplona
E
L escritor Francisco
Umbral llegó a decir
que deseaba contraer
una grave enfermedad
para poder escribir su mejor libro. Este comentario, que a primera vista podría interpretarse
como un esnobismo, ayer no lo
fue. No al menos para quienes escucharon al escritor y columnista
de Diario de Navarra Juan Gracia
Armendáriz, que ahora convalece de éxito tras haber volcado el
dolor de la enfermedad en su último libro, Diario de un hombre pálido. Durante un encuentro organizado por el Club Virtual de Lectura del periódico, Juan Gracia
comprobó que su libro está calando: loscomentarios no dejaban de
encadenarse.
Entre sus lectores se encontraban desde el consejero de Cultura,
Juan Ramón Corpas, que acudió
como amigo, hasta la joven autora
Margarita Leoz. Juan Gracia, que
pertenece a la lista del centenar
de navarros que necesitan recibir
un transplante (en su caso, de riñón), ha encontrado “pequeñas
perlas” en lugares tan poco sugerentes como la habitación de un
hospital, una sala de espera o de
diálisis. “Un auténtico tratado de
empatía que cautiva por la cálida
naturalidad con que va mostrando situaciones extremas y a la vez
cotidianas”. Así reveló José María
Romera desde su columna de
Diario de Navarra el valor que encierra el Diario de un hombre pálido.
Belén Galindo, responsable del
Club Virtual y amiga personal de
Gracia , apuntó la cuestión clave:
“¿Dónde queda el pudor? ¿Hay límites?”. “Un diario tiene que ser
indiscreto, es parte de su encanto,
siempre que se elija el tono adecuado”, contestó el escritor. Llevado por esa preocupación por el tono, Gracia se enfrentó a un delicado juego de equilibrio. Confesó
queteníalasensaciónde“estarpisando una claraboya de vidrio que
se podía romper”.
Corpas apuntó la dificultad de
escribir un diario “sin hacer
trampas”. Le comentó al escritor
que él no había notado ninguna.
“Y si la hay, no sé si nos lo vas a decir”. Gracia respondió que el 95%
del libro refleja vivencias en primera persona. Lo único que está
inventado es la clínica Golden
Angel de California, “donde los
médicos deben experimentar
obligatoriamente los tratamientos que infligen a sus pacientes”,
dijo entre risas. Confesó que era
su manera de “ajustar alguna
cuenta pendiente”, y el público le
respondió con más risas. “Así introducía un punto de ironía en el
libro que le viene bien”.
El drama y el humor conviven
con normalidad en las páginas de
su diario. Gracia se refirió a la enfermedad como una auténtica
“aventura existencial”. ¿Cómo es
posible vivirlo así? “Puede ser terrible, pero también puede perfeccionarnos”. Para él, la enfermedad supuso la “oportunidad
para tratar de hallar perlas brillantes en lugares como la sala de
hemodiálisis de un hospital de
Madrid”, aseguró.
Y eso que ciertas salas de hemodiálisis estarían muy próximas a la “Rumanía de Ceaucescu”, según relató. “Algo está fallando cuando un veterinario
trata mejor a un gato que un médico a sus pacientes”. En el toque
de atención que lanza al colectivo
sanitario, señaló que había dife-
rencia entre la “carencia de comunicación con el paciente” por
parte de los médicos y el “excelente trato” que caracteriza al
personal de enfermería. Belén
Galindo le preguntó si se podía
considerar una obra terapeútica.
“Yo sentí la necesidad de escribirlo. Mi amigo Francisco Javier Irazoqui ha dicho que es un libro que
nos hace mejores. Es el mejor halago que he recibido”, contestó.
Conocerse a uno mismo
“Un gran libro es el que tiene la
capacidad de emocionarnos, y yo
aquí siento mucha emoción”, comentó Belén Galindo al hilo de
las preguntas de los asistentes.
Al autor pamplonés le llovieron
los piropos. Sus lectores destacaron desde la “mirada de afecto”
que dedica a todos sus personajes hasta la calidad que ha alcanzado literariamente. La expresión “obra maestra” sonó en varias bocas.
También salió a relucir la
cuestión del estilo, muy diferente
al de su anterior novela, La línea
Plimsoll. Le preguntaron si en este caso lo había intentado “dulcificar”. Gracia respondió que su
anterior obra la escribió cuando
se encontraba sano y sus recuerdos de la enfermedad se remontaban a veinte años atrás. “Pero
Diario de un hombre pálido no es
un libro escrito desde el recuerdo, sino desde el presente”.
A Juan Gracia le preguntaron
si el libro le había permitido conocerse mejor. “Seguramente sí,
pero sospecho que tendré que dejar pasar un tiempo. Dentro de un
par de años lo volveré a leer y entonces será cuando descubra
cuánto desconocía de mí”, reflexionó.
Juan Gracia, en un momento de su intervención.
BUXENS
“Me sobrepasa cómo
llega el libro al lector”
“Necesito plantearme retos literarios. Lo que ahora estoy escribiendo está en los antípodas
de Diario de un hombre pálido”,
aseguró Juan Gracia, a quien
uno de sus seguidores le definió
como“el Pérez-Reverte sin tacos” por su faceta de columnista
en Diario de Navarra.
“¿Diario de un hombre pálido
es tu mejor libro?”, le preguntó
Belén Galindo ante la insistencia en calificarlo de obra maestra. “Yo no sé si lo es, pero tengo
la intuición de que está llegando a la gente de una manera
muy directa. Me ha sobrepasado”, admitió.
El escritor adelantó que su
próxima obra será una novela
“de corte mucho más tradicio-
nal, que sea un homenaje a la literatura”. E incluirá dosis de
“humor, suspense y misterio”.
Respecto a su faceta poética, no
mostró intención en recuperarla. “Mi anterior libro de poemas
lo escribí en un estado especial,
de armonía total”, contó.
Durante el encuentro con
sus lectores, Juan Gracia recibió continuas muestras de que
no sólo había impactado a sus
lectores con el estilo, sino con lo
que transmite sobre él. “Los
que te conocemos te queremos
aún más”, le dijo Belén Galindo.
“Para escribir este libro hay que
ser un gran escritor y una gran
persona. Me siento orgulloso
de ser tu amigo”, le expresó
Juan Ramón Corpas.