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LA HOJA VOLANDERA
RESPONSABLE SERGIO MONTES GARCÍA
Correo electrónico [email protected]
En Internet www.lahojavolandera.com.mx
LA EDUCACIÓN ACTIVA
Fichte
1762-1814
Johann Gottlieb Fichte nació en Rammenau, Alemania, en 1762. Estudió teología y filosofía en las universidades de
Jena y Leipzig. Fue maestro privado y
profesor en las universidades de Jena y
Königsberg. Participó activamente en
la fundación de la universidad de Verlín, de la que fue profesor y rector. Falleció en 1814. Epígono de Kant en filosofía, y de Pestalozzi en pedagogía,
Fichte es el más distinguido representante de la escuela nacional y de la educación de Estado, y el más ferviente defensor de la educación para todos en
todos los grados. Su propuesta pedagógica posee un sentido esencialmente
voluntarista: “Toda mi manera de pensar, así como el cultivo de mi inteligencia tanto como el objeto al cual haya de
dirigirla, dependen por completo de
mí”. Señala como punto capital de la
educación el hecho que estudio y trabajos manuales se realicen al mismo tiempo. En sus obras Discursos a la Nación alemana (1807-1808) y El destino del hombre (1800) se hallan sus
principales aportaciones a la educación.
Una exigencia capital de esta nueva
educación nacional es que el estudio y el
trabajo se hallen en ella unidos. El establecimiento de educación debe bastarse a
sí mismo o por lo menos aparecer así ante los discípulos, de tal modo que todos
contribuyan con su esfuerzo a este fin.
Aun sin hablar en absoluto de la facilidad
externa de la realización y de la economía
que sin duda alguna resulta de nuestro
propósito este tipo es exigido inmediatamente para la tarea misma de la educación.
Pestalozzi pide que durante el estudio
el alumno realice al mismo tiempo diversos trabajos manuales. No queremos negar la posibilidad de esta mezcla en determinadas condiciones, es decir si el muchacho puede realizar ya de un modo
perfecto el trabajo manual. Nos parece,
sin embargo, que esta proposición deriva
de la mezquindad del fin primordial. A
nuestro parecer, la instrucción debe ser
presentada como tan sagrada y honrosa
que exige toda nuestra atención y recogimiento y no puede ser compartida con
otra ocupación cualquiera.
Todos los trabajos de esta clase debieran ser dados como algo accesorio, en
modo alguno como lo fundamental. El
trabajo fundamental estará constituido
por prácticas de agricultura y jardinería,
cría de animales y otras ocupaciones manuales que les sean necesarias para su
pequeño Estado. La contribución exigida
a cada uno se hallará, naturalmente, en
armonía con su edad y con sus fuerzas físicas, y la insuficiencia de fuerzas se tratará de compensar mediante la invención
de instrumentos y máquinas. Una consi-
Septiembre 25 de 1997
deración capital será que, en lo posible,
los muchachos entiendan el fundamento
de los trabajos a que se consagran, que
posean los conocimientos necesarios para el desarrollo de las plantas, las cualidades y necesidades del cuerpo animal, las
leyes de la mecánica. De este modo, su
educación será ya, en parte, una enseñanza metódica del oficio a que se dedicará
más tarde, y el labrador inteligente y re-
flexivo se formará en la intuición inmediata. Por otra parte, el trabajo mecánico
es así ennoblecido y espiritualizado, pues
al mismo tiempo que provee al sustento
es libre demostración intuitiva de lo
aprendido. Y así los alumnos en contacto
con la tierra y los animales permanecen,
sin embargo, en el dominio del mundo espiritual y no descienden de él.
Fuente: Fichte, El destino del hombre, Porrúa, México, 1994, pp.70-71.