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Conferencia del Dr. D. Óscar Valado, “Del dios de la filosofía al Dios de la fe. Historia del itinerarium fidei de Manuel García Morente”. Fiesta de Santa Catalina. Instituto Teológico de Vigo. 1. Es un honor y una satisfacción presentar al Dr.D. Óscar Valado Domínguez, sacerdote de la Archidiócesis compostelana y vigués de nacimiento. Una circunstancia ésta, la de haber nacido en Vigo, que tiene que ver directamente con la elección del tema sobre el que elaboró su tesis doctoral: “pude comprobar – escribe D. Óscar en la introducción general de su tesis – que Morente, después de haber sido una de las personas más influyentes de la sociedad madrileña de los años treinta, vivir el exilio en París y allí encontrar la fe, solo dio razón de su conversión al llegar a España; y esto sucedió en la ciudad de Vigo, curiosamente mi ciudad natal. Allí fue acogido por su obispo, don Leopoldo Eijo Garay en la Atalaya del Castro, ahora casa rectoral de la Parroquia de Nuestra Señora de la Soledad, lugar donde – curiosamente, también – he ejercido como organista durante mis años de estudiante” (O. Valado, La música como porta fidei en la conversión de Manuel García Morente (1886-1942), Ariccia 2015, 19-20). Sobre esta coincidencia de “curiosidades”, ha publicado en Telmus D. Óscar un interesante artículo: “Vigo, la Betania de Manuel García Morente”. Es también destacable el tesón que D. Óscar pone en todo lo que cultiva. Ha estudiado musicoterapia y órgano; es Maestro de Educación musical, licenciado en Ciencias Religiosas y en Teología Fundamental. En Roma, se doctoró en Teología por la Pontificia Universidad Lateranense, y amplió estudios de Liturgia, en la Pontificia Universidad de la Santa Cruz, y de Música en el Pontificio Instituto de Música Sacra. Actualmente es director del Secretariado de Música Sacra de Santiago, profesor del Instituto Superior de Ciencias Religiosas y administrador parroquial de dos parroquias cercanas a Santiago. Administra un blog sobre teología, música y liturgia: “El ciento por uno”. Esta apertura de intereses no le han llevado a la dispersión, sino a la concentración en todo un programa de investigación, novedoso desde el punto de vista teológico, atento a los cauces, a las mediaciones - que siempre tienen un carácter sacramental -, a través de las cuales la revelación se acerca al hombre para suscitar, por la acción de la gracia, la respuesta de fe. 2. De este amplio abanico de intereses y de saberes no está ajena, en absoluto, la Filosofía. Y, máxime, si se trata del itinerarium fidei de Manuel García Morente. Es verdad que la porta fidei, el acceso a la fe, tuvo para García Morente la mediación de la música, tal como él mismo testimonia en el “Hecho extraordinario”. Pero el umbral de la fe lo atraviesa García Morente tras un largo proceso de reflexión filosófica, especialmente sobre la estética en el ámbito moderno y contemporáneo – baste mencionar que su tesis doctoral versa sobre La estética de Kant -. 3. La Filosofía es el camino de la razón, el camino del logos. No es extraño que se pueda transitar del Dios de la filosofía al Dios de la fe. La misma historia del Cristianismo así lo pone de manifiesto: Los Padres de la Iglesia no optaron por el encuentro con la religión pagana, confinada en el mito, y reducida a un conjunto artificial de ceremonias, convenciones y costumbres, sino que optaron por la filosofía. Nada pierde la Filosofía, que con la razón indaga en la verdad, si tiene en cuenta a la fe, si se abre a la fe. Sin esa apertura, la razón corre el peligro de reducirse a un mero procedimiento instrumental que, en lugar de potenciar lo humano, podría contribuir a cosificar al hombre, a reducirlo a algo meramente útil. Abrirse a la fe es, sin dejar a un lado la razón, abrirse a Jesucristo, la Verdad en persona. Lo expresa de un modo muy claro García Morente: “Si Dios no hubiera venido al mundo (…) la distancia entre mi pobre humanidad y ese Dios teórico de la filosofía, me había resultado infranqueable (….). Pero Cristo, pero Dios hecho hombre, Cristo sufriendo como yo, más que yo, muchísimo más que yo, a ése sí que lo entiendo” (“El Hecho extraordinario”). Muchas gracias, D. Óscar, por acercarnos a García Morente, un filósofo que consiguió avanzar en la inteligencia del misterio de Cristo. Guillermo Juan Morado.