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ISSN: 2036-5683 - EISSN: 2036-5462 Rivista Internazionale di Scienze Filosofiche, Pedagogiche e Sociali International Journal of Philosophy, Educational and Social Sciences Numero 19 / I semestre 2016 - Issue n° 19 / First semester 2016 Numero speciale / Special issue: S t i f t e n d e s D e n k e n - Sonderausgabe der Zeitschrift Topologik zu Ehren von Raúl Fornet-Betancourt Betancourt anlässlich seines 70. Geburtstages e-ISSN 2036-5462 Published By Manuel de Jesús Heredia Noriega Raúl Fornet-Betancourt Betancourt: una vida al servicio de la verdad, la justicia y la solidaridad Raúl Fornet-Betancourt: Betancourt: a life serving serving truth, justice and solidarity “Tiene el leopardo un abrigo en su monte seco y pardo: pardo yo tengo más que el leopardo, leopardo 1 porque tengo un buen amigo” . Resumen: El filósofo es ante todo un amante de la sabiduría, no un sabio; un caminante inquieto por la verdad, no un depositario o un administrador de la verdad; un alma inquieta, sobrecogida, admirada, que duda, que teme; no un dueño y señor de la realidad. Es alguien capaz de otear el espíritu de la época que le toca vivir para ayudar a encauzar las siempre iempre penúltimas respuestas por el sentido del hombre, de la vida, del cosmos, cosmos que sobrevuelan su tiempo. Desde estas premisas cobra sentido la proyección intelectual de Fornet-Betancourt. Fornet Betancourt. La perspectiva intercultural le fue confirmando la convicción de laa “impropiedad de los nombres propios”. De la “contextualidad” de todo saber filosófico. De que las culturas son lugares donde se produce verdadero conocimiento filosófico desde cada realidad concreta. De que la pretendida tensión entre particularidad y univers iversalidad idad ha sido entendida y abordada desde intereses dominantes e impositivos de un modelo (el occidental) con pretensiones no justificadas de universalidad. La necesaria transformación de la filosofía desde el diálogo entre todas las tradiciones culturales no es únicamente una labor teórica, es ante todo, una praxis, una actitud de vida. Un aporte al logro de la confraternización de la humanidad human y la globalización de la solidaridad. Palabras clave: Interculturalidad; inculturación; multiculturalidad; monoculturalidad; José Martí; contextualidad; diálogo intercultural; eurocentrismo; mestizaje; identidad; identidad logos. Abstract: The philosopher is primarily a lover of wisdom, not a sage; a walker restless by truth, not a depositary or administrator of truth; restless soul, overwhelmed, admired, admired that doubts, that fears; not a lord and master of reality. Someone is able to scan the zeitgeist that he lives to help channel the penultimate always answers the sense of man, of life, of the universe that fly over your time. From these premises makes sense intellectual projection of Fornet-Betancourt. Fornet The intercultural perspective was confirming confi his conviction of the he "impropriety of proper names”. Of the "contextualization" of all philosophical knowledge. That cultures are places where is produced real philosophical knowledge from every concrete reality. That the alleged tension between particularity icularity and universality has been understood and approached from dominant and tax interests of a model (the west) with not justified claims of universality. The necessary transformation of philosophy through dialogue between all cultural traditions is not no merely a theoretical exercise, it is above all a practice, a way of life. A contribution to achieving the fraternization of humanity and the globalization of solidarity. Key words: Multiculturalism; inculturation; multiculturalism; monoculturality; José Martí; contextuality; intercultural dialogue; eurocentrism; half-blood; identity; logos. 1 MARTÍ, José, Obras Completas., Completas. t. 16, p. 122. En adelante O.C. 89 Raúl Fornet-Betancourt: una vida al servicio de la verdad, la justicia y la solidaridad Manuel de Jesús Heredia Noriega Introducción Las palabras que siguen a continuación intentan responder a la invitación del profesor Michele Borrelli, fundador y director de la revista TOPOLOGIK. Rivista Internazionale di Scienze Filosofiche, Pedagogiche e Sociali, que, con motivo del setenta cumpleaños del profesor Raúl Fornet-Betancourt, ha tenido a bien preparar una edición especial de su revista con diferentes artículos dedicados a recoger las múltiples experiencias y vivencias de muchos compañeros y compañeras que a lo largo de varios años hemos estado en contacto, de una u otra manera, con Fornet-Betancourt. Filosofía intercultural-José Martí-Cuba, ha sido el eje vertebrador de mi relación con él. De ahí que sean estos tres elementos los que articulen y sirvan de hilo conductor en todo el artículo. Si bien a cada uno de estos momentos he dedicado un apartado particular, los tres están muy entretejidos y presentes desde el mismo inicio. Excepto el primer apartado, los restantes están encabezados por una frase martiana, relacionada con el tema que abordo en ese momento. Agradezco muy sinceramente la gentiliza del profesor Michele Borrelli por la invitación cursada. Ha sido un honor poder participar de este proyecto. Me uno al sentir de todos los compañeros y compañeras que también han respondido a la invitación, y a todos los que, sin haber participado directamente, se suman también desde los más distantes rincones de nuestra geografía mundial a la calurosa felicitación y al merecido reconocimiento de la labor del infatigable peregrino de la verdad, la justicia y la solidaridad, el querido amigo, Raúl Fornet-Betancourt. I. Instantes de una primavera. Fundición de los cimientos. Bien conscientes son los arquitectos de la centralidad de proyectar unos sólidos cimientos para el sostenimiento de la futura edificación. Garantizar una construcción “sobre roca”, capaz de solventar las inclemencias ambientales y sociales. Los cimientos son además la primicia de toda futura actuación. Corría el mes de abril y con él la primavera del 2009 cuando una mañana llegaba yo al vestíbulo del Instituto Católico Missio de la ciudad de Aachen. Apresurado por no llegar tarde a la cita acordada con el prestigioso profesor Fornet-Betancourt, comuniqué mi intención a la encargada de la recepción. En unos segundos estaba el profesor en la puerta de su despacho dándome la bienvenida. Pero si esto es el principio de estas breves letras en homenaje a un gran amigo no es, sin embargo, el inicio de la historia que me vincula a Fornet-Betancourt. Unos meses antes había llegado a Bilbao con la intención de desarrollar la tesis doctoral en filosofía. Entre los papales que me acompañaron en el viaje desde la Isla a la Península se encontraba un detallado informe del cumplimiento de un proyecto apadrinado por la organización de la Iglesia católica alemana MISEREOR, y que gracias precisamente a la ayuda de Raúl, se estaba N. 19 / 2016 Numero speciale / Special issue 90 Raúl Fornet-Betancourt: una vida al servicio de la verdad, la justicia y la solidaridad Manuel de Jesús Heredia Noriega gestionando en la parroquia de la Sagrada Familia de Santiago de Cuba. Aprovechando mi viaje, un buen amigo de éste me encomendó la misión de hacerle llegar el informe. Cosa que cumplí en los primeros días de mi arribo. Y hasta aquí hubiera llegado mi efímera relación “postal” con Raúl. Y no sentiría el gozo inmenso de estar escribiendo ahora lo acontecido los siguientes siete años. El destino siempre caprichoso e imprevisible me daría una segunda oportunidad. Como dije al inicio, mi objetivo principal por estas fechas era la redacción de la tesis doctoral. Y aquí nuevamente topaba con el problema o la oportunidad de fundir los cimientos del futuro proyecto. ¡El tema de la futura tesis! He aquí el “hilo conductor” que me llevaría de la experiencia “postal” inicial al encuentro “personal” de abril de 2009 en Aachen. Las siempre imprescindibles lecturas exploratorias encaminadas a “descubrir” el tema del futuro trabajo se enfocaron en las obras que compendian la propuesta filosófica en clave intercultural del profesor Fornet-Betancourt. La identificación con los temas abordados fue brotando y haciéndose cada vez más fuerte. Una filosofía práctica, social, ética, política, en otras palabras, comprometida, coimplicada con la transformación de la realidad, con el reconocimiento, respeto y potenciación de la diversidad cultural de la humanidad, fueron argumentos suficientes para comenzar a decantarme por la línea de Raúl. Además, descubrí otro argumento muy poderoso. El puntillazo final al sí definitivo: José Martí. Cuando un cubano, por la vía que sea, entra en contacto con la savia, la herencia y el espíritu martiano algún chispazo, alguna alarma salta desde las profundidades de su ser. Algo avisa que se ha entrado en una zona conocida, amiga, pero al mismo tiempo profundamente provocativa e ilusionante. Es verdad también que cada cubano se ha construido su propio Martí, y en ocasiones las imágenes resultan contrapuestas, pero es muy difícil encontrarse con algún compatriota que carezca de esta construcción. Con razón se ha calificado a Martí como el más universal de todos los cubanos. Las lecturas de las obras de Raúl iban desvelando cada vez más la relación directa entre su propuesta filosófica y el pensamiento de la “Voz y presencia de América”, como en una ocasión, muy acertadamente, me definió a Martí un filósofo español. Los cimientos comenzaban a construirse, pero hacía falta terminar de fundirlos, para que los elementos de la mezcla alcanzaran la armonía y la consistencia adecuadas que posibilitara comenzar a levantar la estructura superior. Había que volver a contactar, esta vez vía e-mail, con el profesor Fornet-Betancourt para hacerle la consulta y escuchar sus sugerencias. ¿Realmente valía la pena embarcarse los próximos cuatro años en tal empresa con ese tema? En ese momento, a modo de presentación ya como novel doctorando, le recuerdo que era aquel cubano que le había enviado hacía varias semanas el informe para MISEREOR. Su respuesta llegó mucho antes de lo que pudiera haber previsto: “Con todo gusto me pongo a tu servicio para lo que te pueda servir. Pero no sé si entendí bien: el tema de la tesis sería ése, la filosofía intercultural y José Martí. Si es así, pues mucho ánimo. Es un buen tema y creo que conviene sistematizarlo con N. 19 / 2016 Numero speciale / Special issue 91 Raúl Fornet-Betancourt: una vida al servicio de la verdad, la justicia y la solidaridad Manuel de Jesús Heredia Noriega profundidad. Yo tengo algo sobre Martí como precursor de la filosofía intercultural pero es insuficiente. No sé si has visto el libro sobre Martí que publicaron en Madrid, ahí hay algo sobre esto. Bueno, ya seguimos”. A los pocos días me hizo llegar una serie de textos con los cuales comenzaría el largo caminar de la futura tesis doctoral. Los cimientos seguían consolidándose. Luego de darme la bienvenida en la puerta de su despacho, el profesor FornetBetancourt me invita a pasar. No hablábamos de la tesis. Lo hacíamos de Cuba. De los recuerdos del “terruño” que siempre nos acompañan aunque llevemos cualquier cantidad de tiempo fuera de él, como también le pasó a Martí. Somos además de la región oriental de la Isla, de provincias vecinas. ¡Hasta con historias que se entrecruzaban!, sobre las que hablaríamos años después. Calidez, sencillez, fraternidad, acogida, horizontalidad en el trato. Hasta que llegó el instante de hablar del “asunto” central. Y con él las tan esperadas sugerencias del “afamado profesor”. Aun guardo las indicaciones hechas en el papel que llevé con el esquema de trabajo inicial. “Hagamos un cambio en el orden. El capítulo segundo debe pasar a ser el primero. Debemos evitar las repeticiones innecesarias en la tesis. Nunca olvides el “hilo conductor” que te va a servir de guía”. Los cimientos habían terminado de consolidarse. Se podía comenzar a edificar el futuro edificio. Éste estaba ya sobre “roca firme”. II. Evolución progresiva de un proyecto filosófico. “He procurado verme, y entenderme, y saber qué era, por qué era y para qué era”2 El filósofo, ya lo dice la propia etimología de la palabra, es ante todo un amante de la sabiduría, no un sabio; un caminante que ansía la verdad, no un depositario o un administrador de la verdad; un alma inquieta, sobrecogida, admirada, que duda, que teme; no un dueño y señor de la realidad. Es alguien capaz de otear el espíritu de la época que le toca vivir para ayudar a encauzar las siempre penúltimas respuestas por el sentido del hombre, de la vida, del cosmos, que sobrevuelan su tiempo. Es alguien que, siguiendo la idea de Ortega, sabe estar “a la altura de los tiempos”, de su tiempo, de su vida, de sus circunstancias con sus luces y sus sombras. Primun vivere, deinde philisophari, dice el antiguo adagio latino. Desde estas premisas cobra sentido la proyección intelectual de Fornet-Betancourt. Su llegada al paradigma de la interculturalidad es fruto precisamente de una vocación de búsqueda. De una actitud eminentemente crítica con la realidad de su tiempo. En su recorrido intelectual podemos localizar tres momentos nucleares que 2 O.C., t 21, p. 38. N. 19 / 2016 Numero speciale / Special issue 92 Raúl Fornet-Betancourt: una vida al servicio de la verdad, la justicia y la solidaridad Manuel de Jesús Heredia Noriega tienen su arranque en 1978, fecha de la defensa de su Tesis Doctoral3. Un primer momento caracterizado por la recepción de una filosofía de corte europeo (1978-1986). Etapa de asimilación, preparación, discriminación y asentamiento del conjunto de categorías filosóficas principales que evolucionarían a lo largo de su trayectoria filosófica. En la segunda etapa (1987-1994) inicia el tránsito hacia el modelo intercultural y realiza el trazado principal de lo que constituye su propuesta, es decir, el nuevo paradigma de la Filosofía de la Liberación Intercultural. Representando un momento de giro en su vida intelectual. La tercera, y última, etapa (1995…) consolida su propuesta y es el momento de proyectarla hacia una praxis ético-política. a. Recepción de una Filosofía de corte europeo (1978-1986). La formación académica de corte estrictamente europea va a propiciar que se produzca en Fornet-Betancourt una recepción acrítica de esta filosofía, como la Filosofía, con mayúsculas, sin más, única y situada por encima de contextos y culturas. El carácter universal de la misma no era tema que se planteara y, por tanto, el pensamiento producido en otras latitudes planetarias no dejaba de ser reflejo y eco de esta manera de filosofar. No había filosofías sino, Filosofía. Clara alusión al matiz eurocéntrico. Muy en la línea de Heidegger, para el cual “la expresión de “filosofía europeooccidental”, es verdaderamente una tautología. Porque la “filosofía” es, en su esencia griega”. Y “griego quiere decir aquí: en el origen de su ser, la Filosofía ha recurrido, en primer lugar a lo griego – y sólo a ello – para desarrollarse. La “proposición la Filosofía es en su esencia griega, no dice más que: el Occidente y Europa, y solamente ellos, son en su curso histórico más profundo, originariamente filosóficos”4. Aunque es justo reconocer que hay ya en ese momento intelectual de FornetBetancourt un reconocimiento incipiente de la dimensión histórica como condición importante en el filosofar: la “dimensión histórica codetermina sus formas de manifestarse”5, no obstante, no deja de ser un pensamiento que no tendrá en estos momentos mayor trascendencia. De este modo, y de acuerdo con Vallescar, preguntarse a partir de las condiciones y situaciones socio-histórica equivale a detenerse en lo secundario, desviar a la filosofía y, al final, privarla de su dimensión esencial. La filosofía latinoamericana no pasaba de ser una filosofía deudora de esa Filosofía única y, por tanto, la cuestión de su identidad propia no era cuestión a tener en cuenta: “Somos de la opinión de que la filosofía, en Hispanoamérica, si quiere ser fiel a sí misma y su función humana fundamental debe dejar la determinación de la especificidad hispanoamericana a aquellas ciencias humanas que parecen disponer del 3 Para este momento me auxilio de la excelente obra de VALLESCAR, Diana de, Cultura, multiculturalismo e interculturalidad. Hacia una racionalidad intercultural, Editorial El Perpetuo Socorro, Madrid, 2000, pp. 273 y ss. 4 Cfr. HEIDEGGER, Martin, ¿Qué es filosofía?, Ediciones NARCEA, Madrid, 1980, pp. 48-49. 5 Cfr. VALLESCAR, Diana de, o.c., p. 273. N. 19 / 2016 Numero speciale / Special issue 93 Raúl Fornet-Betancourt: una vida al servicio de la verdad, la justicia y la solidaridad Manuel de Jesús Heredia Noriega instrumental adecuado para ello”, para concluir luego: “haciendo esto, interrogando la circunstancia americana sobre lo esencial circunstanciado en ella, el quehacer filosófico situado en Hispanoamérica será, sin embargo, simplemente filosofía”6. Concebía más bien la filosofía en Hispanoamérica y no la filosofía de Hispanoamérica. En esta época para Fornet-Betancourt no era menester desgastarse en analizar las circunstancias en medio de las cuales se han desenvuelto las ideas filosóficas latinoamericanas. No habría nada nuevo que buscar que incidiera en el núcleo central del filosofar. Era, pues, evidente la idea que tenía de la estricta separación entre filosofía y circunstancia7. La filosofía latinoamericana debería entonces preocuparse y ocuparse por perfeccionar su camino hacia la necesaria “normalidad filosófica” exigida por Francisco Romero8. Sin embargo, la madurez intelectual propia de la experiencia acumulada durante varios años de bregar filosófico y su peregrinaje por diferentes latitudes con sus tradiciones culturales, lo lleva a poner en cuestión sus puntos de vista anteriores y enfrascarse en una nueva lectura del pensamiento filosófico, particularmente latinoamericano9. Un “giro copernicano” donde ya la contextualidad y situacionalidad del pensar pasan a ser considerados como dimensiones inherentes a todo quehacer filosófico. La centralidad del pensamiento europeo comienza a ser asumida críticamente. Se inicia de esta manera un momento importante de inflexión donde las perspectivas epistemológica y hermenéutica se abren a nuevos horizontes. La Filosofía de la Liberación se constituye en paradigma del filosofar que arranca de un determinado contexto. La afirmación expuesta más arriba sufre un giro importante; ahora la formulación será: hay filosofías y no, una Filosofía. La filosofía pasa a ser vista como fruto incuestionablemente contextualizado e inculturado. Asumiendo el “principio de contextualización/ interculturalidad”10, como confirmación de la inflexión en su pensamiento, marcadamente europeo de sus inicios. 6 Cfr. FORNET-BETANCOURT, Raúl, El problema de la existencia o no-existencia de una filosofía hispanoamericana, en P.A.F.H, pp. 26-28, citada tomada en, VALLESCAR, Diana de, o.c, p. 274. 7 Cfr. BEORLEGUI, Carlos, Historia del pensamiento filosófico latinoamericano. Una búsqueda incesante de la identidad, Publicaciones Universidad de Deusto, tercera edición, Bilbao, 2010, p. 820. 8 “La normalidad filosófica sobreviene con el convencimiento de que la filosofía es una tarea que exige esfuerzo, aprendizaje, continuidad. Cuando grupos de estudiosos se ponen al trabajo resueltos a apropiarse los resultados del esfuerzo anterior y a agregar, sin son capaces, una partícula propia. Cuando no se espera una revelación repentina y sorprendente, porque se ha comprendido que no hay otra revelación filosófica que la que integran veinticinco siglos de indagación en torno a un puñado de temas capitales”. Cfr. ROMERO, Francisco, “Sobre la normalidad filosófica”, El hombre y la cultura, ESPASA-CALPE, Buenos Aires, 1950, pp. 130-131. 9 Como ejemplo de las investigaciones desarrolladas durante este período: FORNET-BETANCOURT, Raúl, “El pensamiento filosófico de José Vasconcelos”, Cuadernos Salmantinos de Filosofía, IX, 1982, pp. 147-177; “Antonio Caso o el ejercicio de la filosofía”, Logos, 31, México, 1983, pp. 35-58; “En torno a la posibilidad de una filosofía americana. Entrevista con Luis Villoro”, Concordia, tomo 6, Aachen, 1984, pp. 48-57; “La filosofía de José Vasconcelos. Exposición y valoración”, Logos, 41, México, 1986, pp. 27-81. 10 Cfr. VALLESCAR, Diana de, o.c, p. 275. N. 19 / 2016 Numero speciale / Special issue 94 Raúl Fornet-Betancourt: una vida al servicio de la verdad, la justicia y la solidaridad Manuel de Jesús Heredia Noriega De esta manera comienza a “replantearse críticamente la pregunta acerca de una auténtica filosofía latinoamericana, desde una forma adecuada de entroncar la reflexión con su correcto contexto desde el que tiene que emerger”11. No obstante, ese replanteo lo conduce a entrar en discrepancia con el paradigma de la inculturación12. Pero este será el momento que nos conduzca a la siguiente etapa. b. Tránsito hacia el modelo intercultural (1987-1994). Fornet-Betancourt hace un análisis y más que eso, una autocrítica profunda, porque estuvo convencido que los postulados promulgados por el paradigma de la inculturación en la filosofía serían los que favorecían ese giro tan necesitado en el pensamiento filosófico latinoamericano. El cual, además, conduciría al anhelado reconocimiento de la validez de los contextos culturales frente al modelo eurocéntrico. No obstante, el tiempo se encargó de mostrarle que no había sido así. Más aún, se agudizaba la sospecha de que rezagos del pensamiento hegemónico perviven en la propuesta. Si en un inicio abrazó la idea de la inculturación fue porque se le presentaba como una perspectiva fecunda para emprender el trabajo de la fundamentación teórica de una filosofía latinoamericana. Filosofía que condujera a la adaptación del núcleo duro – el logos – a través de su inserción y arraigo en la cultura, la historia y en el contexto propios. Es decir, la propuesta de la inculturación, se presentaba como un modelo de pensamiento apartado de la repetición e imitación de la filosofía occidental. Dejándose notar en este momento la huella martiana. Para Martí era preciso conocer, estudiar lo ajeno, pero no copiar, reproducir o extrapolar a nuestras condiciones históricas concretas. “Ni el libro europeo, ni el libro yanqui, daban la clave del enigma hispanoamericano (…) La universidad europea ha de ceder a la universidad americana”13. En un último momento la inculturación de la filosofía da cuenta de la historicidad del logos. Más aún, la asumía como la expresión concreta del proceso de historificación del logos14. No obstante, se hacía evidente la duda de la radicalidad de esta hipótesis. ¿Apunta el modelo de la inculturación al radical giro innovador que reclama la pluralidad de culturas y por tanto de saberes y cosmovisiones presentes en el horizonte latinoamericano? 11 Cfr. BEORLEGUI, Carlos, o.c., p. 821. Cfr. SCANNONE, Juan Carlos, “Hacia una filosofía a partir de una filosofía popular”, SCANNONE, Juan Carlos/ELLACURÍA, Ignacio, (comps.), Para una filosofía desde América Latina, Santafé de Bogotá, Universidad Javeriana, 1992, pp. 123-139; SCANNONE, Juan Carlos/REMOLINA VARGAS, Gerardo/TRIGO, Pedro, Filosofar en condición de indigencia, Universidad Pontificia Comillas, Madrid, 1999; SACANNONE, Juan Carlos, Sabiduría popular, símbolo y filosofía: diálogo internacional en torno de una interpretación latinoamericana, Guadalupe, Buenos Aires, 1984; Nuevo punto de partida en la filosofía latinoamericana, Buenos Aires, 1990. 13 Martí, José, O.C., t 6, p. 19. 14 Cfr. FORNET-BETANCOURT, Raúl, Transformación intercultural de la filosofía, Desclée De Brouwer, Bilbao, 2001., pp.60-61. 12 N. 19 / 2016 Numero speciale / Special issue 95 Raúl Fornet-Betancourt: una vida al servicio de la verdad, la justicia y la solidaridad Manuel de Jesús Heredia Noriega La sospecha fundamental apuntaba a que en los modelos desarrollados15 se operaba con un logos filosófico orientado unilateralmente hacia la tradición occidental. Persistía una especie de “núcleo duro” al que habría que mirar y, sobre todo, conservar. Algo ya establecido y dado. Lo que indiscutiblemente reforzaba lo que se quería transformar: la orientación monocultural. Es decir, se operaba con un logos cuya racionalidad está ya constituida y definida, imposibilitándolo para que pueda manifestarse en su originaria potencialidad polifónica. Quedando de esta manera la inculturación como un proceso de asimilación de la supuesta particularidad de otras culturas. Acudiendo a la metáfora martiana, para Fornet-Betancourt la inculturación implicaría el reconocimiento de un “tronco” común que se debe plantar en otros suelos, dando frutos propios, pero en ningún momento perder su identidad original. Sería algo así como el “tronco sagrado” donde se ha concentrado, por la fuerza del Espíritu revelado en la Historia, toda la savia (la estructura fundamental de la racionalidad). Sin embargo, la situación sería totalmente otra si la inculturación partiera de la hipótesis de la polifonía de lo filosófico. Si llegara a un convencimiento de que su propuesta se viera como una especie de movimiento de transnacionalización del logos mediante la aceptación solidaria de la equivalencia de los logos en que hablan las culturas. Se trataría mejor de injertar el pensamiento filosófico propio de cada contexto cultural (como muestra de esa diversidad polifónica) en nuestra América, pero conservando nuestro tronco. La cuestión ya no es ahora cómo integrar lo propio en el movimiento de lo “universal”; sino como injertar la diversidad del mundo en lo propio. Con esto se rompe el círculo de la dialéctica del conflicto entre lo “universal” y lo “particular”; y con ello se deja atrás también como una falsa cuestión la dificultad del reconocimiento de lo propio o particular sin su anterior justificación ante lo “universal”. Pues ahora hay más bien universales. Los troncos propios en cada cultura son universales concretos. No hay “particularidades” y “universalidad”, sino universalidades históricas. Y todo dependerá entonces de si esas universalidades se capacitan para el encuentro solidario entre sí, o no. Aplicando la idea martiana a la filosofía se tiene la consecuencia de que cada tronco cultural debe fungir como la plataforma desde la que se abre un modo de pensar, que quiere articularse como filosofía, a la tradición filosófica constituida y consolidada ya en otras culturas. Ese tronco propio es la referencia primera, en tanto que universo concreto de vida y de pensamiento, para decir lo propio; pero también para aprender a ver la contingencia de ese decir y fomentar, consiguientemente, la actitud abierta en ese decir propio; esto es, para que sea en su fondo mismo decir contrastante16. Es ejemplar en este sentido el diálogo entablado por Fornet-Betancourt, aprovechando la coyuntura especial de la histórica fecha de “1992”, con y en la filosofía 15 Cfr. CULLEN, Carlos, Reflexiones desde América Latina, 3 tomos, Buenos Aires, 1986-1987; FORNET-BETANCOURT, Raúl, (ed.), Positionen Lateinamerikas, Frankfurt/M, 1988; KUSCH, Rodolfo, Geocultura del hombre americano, Buenos Aires, 1976; Esbozo de una antropología filosófica americana, Buenos Aires, 1978; WIMMER, Franz, (ed.), Vier Fragen zur Philosophie in Afrika, Asien und Lateinamerika, Wien, 1988. 16 Cfr. FORNET-BETANCOURT, Raúl, Transformación intercultural de la filosofía, o.c., pp. 65-66. N. 19 / 2016 Numero speciale / Special issue 96 Raúl Fornet-Betancourt: una vida al servicio de la verdad, la justicia y la solidaridad Manuel de Jesús Heredia Noriega latinoamericana actual. Diálogo que, como él mismo ha reconocido, al contar con las respuestas de algunos de los autores analizados, adquirió la cualidad de dialógica17. A propósito de las críticas al modelo de la inculturación, Juan Carlos Scannone, dando muestra de una sincera humildad intelectual, reconoce un importante déficit en su pensamiento, “por no haber reflexionado suficientemente sobre la relación, conflicto y diálogo entre las diferentes culturas de nuestro subcontinente como se dan en la actualidad. Pues privilegié una supuesta unidad plural analógica entre las distintas culturas vigentes en nuestra América, con respecto a la diferencia entre ellas. De ese modo, de hecho puse un mayor acento en la cultura popular mestiza tomándola como analogatum princeps de las culturas latinoamericanas, indígenas, afroamericanas, occidental, etc. (…). Reconozco que esos acentos hicieron que tuviera más en cuenta la fusión que se dio entre la cultura occidental, especialmente la ibérica (de raíces grecolatina y judeo-cristiana), y las culturas indígenas, que la diversidad entre éstas y de cada una de éstas con aquélla, y, además, sin una adecuada consideración de las afroamericanas. Muy probablemente mi condición de argentino contribuyó a que así fuera”18. c. Consolidación de su nuevo paradigma de filosofía. Proyección hacia una praxis ético-política (1995…). Las observaciones y discrepancias observadas con anterioridad y, siendo consecuente con su posición crítica ante el pensamiento eurocéntrico, le llevan a abandonar definitivamente el modelo de una filosofía latinoamericana inculturada y pasa a operar con la categoría de interculturalidad para la filosofía19. De esta manera expone, es decir, pone a la intemperie de la crítica filosófica sus argumentos para la transformación de la filosofía, desde los principios de la interculturalidad asumidos, ahora sí, con pleno convencimiento; tomando para ello como modelo la polifónica realidad cultural del mundo Iberoamericano. Fornet-Betancourt tomó plena conciencia de la necesidad urgente de que la filosofía, so pena de seguir palideciendo producto a su marcada monocultaridad y “quedarse en la cátedra, como un ave disecada en el museo de historia natural”20, extendiera sus alas hacia nuevos horizontes humanos, tomando como base el diálogo abierto con todos los contextos culturales. Pero que focalice su propuesta en Latinoamérica no significa que se restrinja a ella. Todo lo contrario, la apuesta de Fornet-Betancourt apunta a su validación para el resto 17 Cfr. FORNET-BETANCOURT, Raúl, Crítica intercultural de la filosofía latinoamericana actual, Trotta, Madrid, 2004. Un modelo de lo que debe caracterizar el diálogo filosófico en la actualidad. Una praxis a generalizar, un oportuno ensayo de respuesta adecuada a la legítima preocupación de Nietzsche de que la los filósofos y la filosofía misma, pudieran impedir el filosofar. Cfr. NIETZSCHE, Friedrich, El porvenir de nuestros establecimientos de enseñanza, en Obras Completas V, Buenos Aires, 1963, pp. 148 y ss. 18 Cfr. Ibídem, pp. 177-183. 19 Cfr. VALLESCAR, Diana de, o.c., p. 291. 20 Cfr. ORTEGA Y GASSET, José, “La momia de la filosofía”, Obras Completas, Tomo XII, Alianza Editorial, Madrid, 1983, pp. 304-305. N. 19 / 2016 Numero speciale / Special issue 97 Raúl Fornet-Betancourt: una vida al servicio de la verdad, la justicia y la solidaridad Manuel de Jesús Heredia Noriega del mundo. ¿O, a caso, la polifonía cultural es “propiedad privada” de Iberoamérica? ¿No son otros mosaicos culturales África, Asia, o la propia Europa? Todo nuestro mundo es un verdadero mosaico cultural. La diversidad no es un añadido a nuestra condición humana, es una cualidad intrínseca. Es evidente que si su propuesta quedase en el ámbito americano no pudiéramos hablar de un modelo válido; ¿dónde estaría entonces su posibilidad de universalización? Y, lo que precisamente trata de proponer Fornet-Betancourt es una forma nueva de universalidad21. Una universalidad donde se haga realidad la máxima martiana de “con todos y para el bien de todos” y donde no haya una razón superior hacia donde tengan que mirarse, como frente a un espejo, las otras razones para siempre estar “comprobando” si están acorde a lo que señala la razón hegemónica, a lo que dictamina la “normalidad filosófica”. III. Modelo histórico-liberador. “De América soy hijo: a ella me debo”22 Las biografías personal e intelectual son dos caras de la misma realidad, esa realidad es la unicidad del hombre que vive, piensa y obra. ¡Qué daño produce el estudio de la obra de cualquier pensador desconectada de todas las circunstancias en las cuales se produce ese pensamiento! Las ideas son hijas de los contextos y circunstancias políticas, culturales, sociales y económicas que envuelven la vida de cualquier pensador. El extenso peregrinar por el mundo ha llevado a Fornet-Betancourt a estar en contacto directo con las más variadas realidades, cada una con densidades ontológicas (políticas, culturales, económicas, sociales) muy particulares: Holguín-Santiago de Cuba-Salamanca-París-Lima-Eichstätt-Bremen-Aachen. Esta situación fue conformando una conciencia despierta y crítica, sensible a la riqueza que representa la diversidad de la humanidad. Propiciando la asimilación de esta realidad plural no como una amenaza sino como la condición desde la cual potenciar la transnacionalización del logos. Si esto es así, ¿por qué entonces seguir anclando la génesis de la filosofía en Grecia? ¿Por qué persistir en la institucionalización uni-dimensional de este saber? ¿Por qué seguir asimilando los planes de estudios de las facultades de filosofía desde la univisión europea-occidental? ¿No son acaso las tradiciones culturales escenarios productores de un saber filosófico legítimo? ¿La monoculturalidad a la que hemos asistido en el desarrollo de la filosofía no nos conducirá a un reduccionismo asfixiante en todos los órdenes: metodológico, hermenéutico, epistemológico, antropológico? Estas realidades le fueron confirmando a nuestro autor la convicción de la “impropiedad de los nombres propios”. De la “contextualidad” de todo saber filosófico. De que las culturas son lugares donde se produce verdadero conocimiento filosófico desde cada realidad concreta. De que la pretendida tensión entre particularidad y 21 22 Cfr. BEORLEGUI, Carlos, o.c., p. 826. O.C, t 7, p. 267 N. 19 / 2016 Numero speciale / Special issue 98 Raúl Fornet-Betancourt: una vida al servicio de la verdad, la justicia y la solidaridad Manuel de Jesús Heredia Noriega universalidad ha sido entendida y abordada desde intereses dominantes e impositivos de un modelo (el occidental) con pretensiones no justificadas de universalidad. De la ausencia de privilegios epistemológicos y hermenéuticos a partir de la situación cultural concreta de cada tradición. El mismo convencimiento que llevó a Martí a sostener “que el hombre es el mismo en todas partes, y aparece y crece de la misma manera, y hace y piensa las mismas cosas, sin más diferencia que la de la tierra en que vive”23. Porque las diferencias transculturales en el pensamiento tienen que ver con los hábitos de pensamiento y no con la capacidad de pensar. Todos los seres humanos son capaces de practicar, y así lo hacen, tanto el pensamiento diferenciado como su opuesto, el pensamiento integrado, y tanto contextualizado como el descontextualizado24. Dentro del escenario universal, América Latina siempre ha ocupado un lugar de preferencia en su corazón. Nunca ha estado su mirada y su pensar desconectados de las realidades del subcontinente. Precisamente hacia allí, como “lugar que da verdad” (Ellacuría), dirige su foco de atención para proyectar su propuesta transformadora de la filosofía en clave intercultural. ¿Por qué América Latina, más allá de los indiscutible lazos afectivos e identitarios?25 “Partimos, lógicamente, de la comprensión de América como un mundo intercultural en el que se encuentran muchos pueblos (…). No es América el lugar histórico donde, como se suele repetir con insistencia interesada, se encuentran únicamente dos mundos. América no es el resultado de dos mundos. Es más bien un complejo mosaico de muchos pueblos y del comercio de otras tantas tradiciones. Por eso se impone un movimiento de aprendizaje que nos permita “des-cubrir” realmente la realidad americana en su originaria pluralidad”26. La historia de América Latina aparece como el resultado de un proceso de confrontación de culturas. Ocurrido bajo el signo de la violencia, al producirse en un contexto de conquista. La cultura latinoamericana es resultado directo de este proceso. En líneas generales, se traducirá en dominación e imposición de la cultura propia de los conquistadores, y desprecio, postergación y persecución para los vencidos y conquistados. La asimetría se erigió desde el comienzo en uno de sus sellos distintivos. Configurando desde el mismo inicio la dualidad cultura dominante-cultura dominada donde la ventaja siempre estuvo del lado de los primeros. La cultura colonial no fue el resultado del mero trasplante de Europa. La complejidad de los procesos de transculturación es mucho mayor de lo que a primera vista pudiera parecer. Se parte de la experiencia constatada de que los procesos de la conquista no fueron iguales en cada una de las regiones del continente. De ahí que, 23 O. C., t 18, p. 357. Cfr. DENNY, J. Peter, “El pensamiento racional en la cultura oral y la descontextualización escrita”, en, OLSON, David R./TORRANCE, Nancy, (comps.), Cultura escrita y oralidad, Gedisa, Barcelona, 1995, pp. 95 y 107. 25 Amplío en este momento lo que adelanté en el apartado anterior. 26 Cfr. FORNET-BETANCOURT, RAÚL, Transformación intercultural de la filosofía, o.c., p. 73. 24 N. 19 / 2016 Numero speciale / Special issue 99 Raúl Fornet-Betancourt: una vida al servicio de la verdad, la justicia y la solidaridad Manuel de Jesús Heredia Noriega incluyendo el Caribe de habla hispana, se trate de presentar una cierta unidad cultural, la que a lo largo de los tres siglos le impuso la dominación española y portuguesa. Pero en el Caribe se agrupan otros dominios, los propios del imperialismo francés, inglés y holandés27. Fue, como lo señaló Alfonso Reyes, el choque del jarro con el caldero. El jarro podía ser muy fino y hermoso, pero era el más quebradizo28. Tal es, a muy gruesos trazos, la compleja imagen que en conjunto ofrece América Latina respecto a la convergencia y universalidad de los valores culturales de la región. Un cuadro caracterizado por un abigarrado horizonte cultural. Que no debe llevarnos en ningún caso a que, tratando de ver lo que es común, se pierdan las ineludibles peculiaridades que también dan color e intensidad al arcoíris cultural de la región. He ahí el desafío y a la vez la oportunidad-responsabilidad que bien supo asumir Fornet-Betancourt y se propuso afrontarla desde la propuesta intercultural. Y es que cualquier empeño por fijar una identidad única a América Latina tiene el inconveniente de practicar una cirugía discriminatoria que excluye a millones de latinoamericanos y a muchas formas y manifestaciones de su frondosa variedad cultural. La riqueza de América Latina está en ser tantas cosas a la vez que hacen de ella un microcosmos en el que cohabitan casi todas las razas y culturas del mundo. No es exagerado decir que no hay tradición, cultura, lengua y raza que no haya aportado algo a ese fosforescente vórtice de mezclas y alianzas que se dan en todos los órdenes de la vida en América Latina. Esa amalgama es su riqueza29. Un profundo conocimiento del devenir filosófico latinoamericano, posibilitó a Fornet-Betancourt someter este acervo filosófico a un profundo análisis en clave intercultural,30 lo que, a su vez, le permitió reconocer los notables avances que en materia de contextualización se han venido produciendo (las diferentes propuestas de filosofías de las liberación son un buen ejemplo de ello), y que ha posibilitado una mayor concreción del giro innovador iniciado por Alberdi en el siglo XIX. Pero, a pesar de ese gran aporte, filosofía e interculturalidad siguen siendo en América Latina una pareja mal avenida. La historia de nuestro continente se ha escrito, y se sigue escribiendo todavía en gran parte, sin contar en serio con la riqueza intercultural que nos caracteriza31. 27 Cfr. MORALES BENÍTEZ, Otto, “Aspectos históricos y culturales de América Latina y el Caribe y su relación con la realidad actual”, en ZEA Leopoldo/MAGALLÓN, Mario, (compiladores), Latinoamérica cultura de culturas, Instituto Panamericano de Geografía e Historia/Fondo de Cultura Económica, México, 1999, p. 81. 28 Cfr. RAMOS, Samuel, El perfil del hombre y la cultura en México, ESPASA-CALPE, Buenos Aires, 1951, pp. 28-29. 29 Cfr. VARGAS LLOSA, Mario, Diccionario del amante de América Latina, Paidós, Barcelona, 2005, pp. 11-12. 30 Cfr. FORNET-BETANCOURT, Raúl, Crítica intercultural de la filosofía latinoamericana actual, Trotta, Madrid, 2004. 31 Cfr. FORNET-BETANCOURT, Raúl, Interculturalidad y filosofía en América Latina Concordia, Serie Monografías, tomo 36, Aachen, 2003, p. 107. N. 19 / 2016 Numero speciale / Special issue 100 Raúl Fornet-Betancourt: una vida al servicio de la verdad, la justicia y la solidaridad Manuel de Jesús Heredia Noriega Parte Fornet-Batencourt de la hipótesis de acuerdo con la cual la percepción actual de lo intercultural es aún reduccionista y selectivo, impidiendo un pleno descubrimiento de toda la realidad cultural del subcontinente. ¿Por qué? 1. Perviven aún hábitos coloniales de pensar muy presentes en el quehacer filosófico latinoamericano, que le impide la superación de la nociva práctica de la imitación de ideas y fórmulas ajenas a nuestras condiciones. El estar muchas veces determinados por lo que nos viene de fuera, cierra las puertas al diálogo abierto con la riqueza filosófica de las tradiciones autóctonas, es decir, descentrados del diálogo hacia adentro. El tenernos a menos de lo que somos, alertado por Martí, está quizá de fondo de esta situación. En otras palabras, se trata del uso colonizado de la inteligencia que precisamente se intentó superar con la llamada a la “emancipación mental” del siglo XIX, y del que se hace eco también la filosofía latinoamericana. Se delata un uso colonizado de la razón, cómplice en el fondo de la herencia colonial; y ello no sólo debido a que sienten que su agenda filosófica no está realmente al día si no refleja la última moda de la filosofía en Europa o los Estados Unidos, sino también a que buscan – a veces con obsesión – el reconocimiento académico por parte de los “filósofos metropolitanos”32. Persiste la “necesidad” de muchos de nuestros pensadores de acudir a citas de “reconocidos” filósofos europeos para justificar sus planteamientos, cuando dentro de nuestra historiografía filosófica podemos encontrar esos puntos de apoyos. Y no es cuestión de un egocentrismo exacerbado; sino, porque queda la duda de que “aquéllos” (los europeos) dan más garantía y seguridad a lo que estamos tratando de expresar, que lo que puedan aportar nuestros pensadores americanos. Y es evidente que mientras perviva esta mentalidad de colonizado la filosofía latinoamericana no podrá abrirse con renovada confianza al desafío de la interculturalidad. Parafraseando a Martí, la colonia ha seguido viviendo en la república. 2. Se opta de facto por una visión eurocéntrica que se despliega en nuestros programas de educación “nacional”, y, muy en particular en la formación filosófica que se transmite33. La filosofía latinoamericana se contextualiza, pero lo hace siguiendo patrones que han sido implementados por la tradición europea, lo que significa, en otras palabras, que sigue siendo la tradición dominante, normativa. En unas tradiciones donde la oralidad 32 Cfr. FORNET-BETANCOURT, Raúl, Crítica intercultural de la filosofía latinoamericana actual, o.c., p. 22. 33 En esta dirección son muy estimulantes las experiencias de la Universidad de la Tierra en los estados mexicano de Chiapas y Oaxaca. Cfr. “Una universidad sin zapatos”, Entrevista a Raymundo Sánchez Barraza, coordinador general de CIDECI Las Casas, en http://www.inmotionmagazine.com/global/rsb_int_esp.html. Sobre la experiencia de la Universidad de la Tierra en Oaxaca, cfr. http://unitierra.org/09/index.php. N. 19 / 2016 Numero speciale / Special issue 101 Raúl Fornet-Betancourt: una vida al servicio de la verdad, la justicia y la solidaridad Manuel de Jesús Heredia Noriega ha sido y continúa siendo un vehículo privilegiado de generación, transmisión y diálogo de conocimientos, la preferencia por los textos escritos denuncia un reduccionismo injustificado y, por reduccionista, excluyente. En esta misma dirección, persiste la “preocupación” de algunos pensadores por la necesidad de justificar la existencia de una filosofía latinoamericana. La misma duda denuncia el no convencimiento de la existencia de una práctica filosófica propia. Debate que va más allá de las posiciones “universalistas” y “contextualistas” o “regionalistas”34, que han ocupado las discusiones filosóficas en diferentes momentos de nuestra historia. ¿Qué clase de hombres somos que no somos capaces de crear un sistema, que no somos capaces de originar un filósofo que se asemeje a uno de tantos que han sido y son claves en la historia de la filosofía? ¿Qué clase de hombres somos? A ningún griego se le ocurrió preguntarse por la existencia de una filosofía griega, así como a ningún latino o medieval, ya fuese francés, inglés o alemán, se le ocurrió preguntarse por la existencia de una filosofía; simplemente pensaban, ordenaban, separaban, situaban, definían, esto es, pura y simplemente filosofaban. ¿De dónde nos viene esta extraña preocupación? ¿Por qué llevamos a la historia de la filosofía una interrogante que nunca antes se había planteado? Cuando nos preguntamos por la existencia de una filosofía americana, lo hacemos partiendo del sentimiento de una diversidad, del hecho de que nos sabemos o sentimos distintos. Pero este preguntar ha sido impuesto por la Europa que se inicia en la historia de la llamada modernidad. La Europa que consideró que su destino, el destino de sus hombres, era hacer de su humanismo el arquetipo a alcanzar por todo ente que se le pudiese asemejar35. 3. Es desconcertante el reduccionismo lingüístico. Siendo Latinoamérica un continente políglota, sin embargo, sólo dos lenguas se llevan la supremacía en el trabajo filosófico. El español, y en menor medida el portugués. Las restantes están ausentes, no tienen ninguna presencia activa en la producción filosófica latinoamericana, ni en el campo de la enseñanza ni en el de la investigación, ya no digamos en el sector de las publicaciones. Lo que trae como consecuencia el empobrecimiento de las posibilidades de articulación y de contextualización cultural del trabajo filosófico. Está convencido Fornet-Betancourt que una filosofía “bilingüe” en un continente políglota no puede alimentarse de la experiencia de todas las tradiciones que configuran su contexto, con el agravante en este caso de que su “bilingüismo” hispano-portugués le priva del acceso directo a la experiencia original de los pueblos indígenas. 34 Cfr. FORNET-BETANCOURT, Raúl, Interculturalidad y filosofía en América Latina, o.c., p. 108. Cfr. ZEA, Leopoldo, La filosofía americana como filosofía sin más, Siglo XXI, México, 1989, pp. 1011. 35 N. 19 / 2016 Numero speciale / Special issue 102 Raúl Fornet-Betancourt: una vida al servicio de la verdad, la justicia y la solidaridad Manuel de Jesús Heredia Noriega 4. La filosofía contextual latinoamericana ha reducido la realidad cultural del continente a la cultura latinoamericana dominante (lo de dominante no hace alusión a una élite cultural extranjera, sino a la cultura llamada “mestiza”, “nacional”). Mestizaje, que si bien es el resultado de un proceso de transformación intercultural, sin embargo, no todos los que se integran bajo ese mestizaje participan de igual forma en la cultura. Además, no toda la realidad latinoamericana es únicamente mestiza. Apunta Fornet-Betancourt que esa cultura (mestiza) es latinoamericana y, en cuanto tal, es propia; pero no es propia de todos. Es por eso que la llama “dominante”, porque domina, asimila, dicta, manda y decide sobre las otras en función de sus valores, pero ella se comporta sorda ante los valores de las demás. Es la cultura de la América Latina que se reconoce como “blanca” y que se ha impuesto en la organización política, social, educativa y religiosa del continente a costa de los pueblos indígenas y afroamericanos. Y ha sido ésta la que la filosofía contextual ha convertido en su interlocutor preferido, llegando a identificarse con la Cultura latinoamericana, como si fuera la única hecha por todas las demás culturas del continente. Estamos en presencia de una reducción que alimenta la falacia de la selección o, más exactamente, de la totalidad seleccionada que daña al otro en su ser. Pretender presentar el mestizaje como expresión de la cultura latinoamericana resulta un acto de colonialismo cultural que diluye las diferencias y, en la práctica, oprime y margina al otro 36. ¿Qué hacer para revertir la actual situación? “No hace bien el que señala el daño, y arde en ansias generosas de ponerle remedio, sino el que enseñe remedio blando al daño”37. La solución no es echar atrás todo lo que se ha avanzado. No es el clásico borrón y cuenta nueva. Es más, Fornet-Betancourt considera que hoy por hoy no hay alternativa coherente al modelo del filosofar contextual. Su propuesta se encamina en la dirección de una radicalización del proceso de contextualización de la filosofía en nuestro continente. Y radicalizar quiere decir reubicar el filosofar contextual en muchos lugares para que pueda brotar con raíces propias en muchos suelos. He aquí el punto nuclear de la propuesta intercultural para la necesaria transformación de la filosofía latinoamericana: la radicalización del actual filosofar contextual38. La crítica no va en la dirección de que esta filosofía latinoamericana no tenga en cuenta el contexto propio situacional del que toma su sustento, es decir, de la americaneidad de su condición. Con justeza puede calificarse de filosofía hecha desde América Latina, al margen de las sospechas de que se articula alrededor de un “núcleo duro” de matriz europea. Más bien, la crítica apunta hacia el sentido reduccionista de lo que se entiende por latinoamericano. Ahí es donde precisamente apunta la interculturalidad. Al ensanchamiento de esa concepción. Hacia la pluralidad de lo latino, 36 Cfr. FORNET-BETANCOURT, Raúl, Interculturalidad y filosofía en América Latina, Concordia, Serie Monografías, tomo 36, Aachen, 2003, pp. 109-110. 37 O.C., t 9, p. 388. 38 Cfr. FORNET-BETANCOURT, Raúl, Interculturalidad y filosofía en América Latina, o.c., p. 110. N. 19 / 2016 Numero speciale / Special issue 103 Raúl Fornet-Betancourt: una vida al servicio de la verdad, la justicia y la solidaridad Manuel de Jesús Heredia Noriega con las interrogantes que ésta también levanta. De lo que se trataría es de reorientar la brújula hacia el interior de la cultura latinoamericana y, con una lupa de mayor alcance, “localizar”, en el sentido de re-ubicar, re-situar dentro de ella a las voces hasta ahora ausentes de las otras tradiciones genuinas de nuestro continente. Raúl habla de la filosofía intercultural como una nueva figura del filosofar contextual latinoamericano, lo que confirma su intención de no romper con el filosofar contextual desarrollado hasta ahora en América Latina. Se trata de una continuidad creativa, lo que significa que, además de reconocer logros con los cuales habría que continuar, hay, sin embargo, momentos con los cuales, por el contrario, hay que tomar distancia, romper en el mejor sentido de la palabra, para re-hacer, restaurar, rectificar. La transformación pretendida que, precisamente por ser fruto de la reubicación del filosofar en las diversas matrices culturales del continente, reorienta tanto metodológica como sistemáticamente esa tradición, en el sentido de que la libera de su ubicación parcial en América Latina, para que pueda contextualizarse en cada uno de los contextos culturales de la misma. Se hace evidente que la crítica no va dirigida a la contextualidad del filosofar contextual latinoamericano, sino a la parcialidad con que se ha contextualizado y ha percibido la diversidad cultural. De lo que se trata es de ensanchar la base contextual del planteamiento e intentar transformarlo, mediante el aporte de todas las contextualizaciones posibles, en un filosofar que, porque es propiedad de todas las culturas, ya no busca la unidad por la vía reduccionista de la selección, que siempre empequeñece, sino en la convivencia de lo diverso con lo diverso, que es como crece lo universal. “A esta figura del filosofar contextual transformado desde la diversidad cultural de América Latina le doy el nombre de filosofía intercultural latinoamericana.”39 IV. Cuba. Puentes para el imprescindible diálogo: Aachen-AranjuezEichstätt-Habana-Santiago de Cuba. “Se es cubano, y es Cuba cada un hijo suyo”40 La frase anterior de Martí termina afirmando que “en todo lo que se hace va el honor de Cuba”, y, añado, con el honor, el amor por Cuba. Fue el amor la energía motora de todo el accionar de Martí; no busquemos otro origen de todo su obrar y pensar41. Y ha sido el amor por su tierra lo que ha llevado a Fornet-Betancourt a embarcarse en la difícil tarea de edificar puentes para el encuentro sincero y honesto entre los intelectuales cubanos de dentro y fuera de la Isla. Tarea nada sencilla. Desde el mismo inicio marcada sobre todo por el clima de desconfianza instaurado durante más 39 Ibídem, p. 111. O.C., t. 5, p. 68. 41 Cfr. GARCÍA MARRUZ, Fina, El amor como energía revolucionaria en José Martí, Centro de Estudios Martianos, La Habana, 2004. 40 N. 19 / 2016 Numero speciale / Special issue 104 Raúl Fornet-Betancourt: una vida al servicio de la verdad, la justicia y la solidaridad Manuel de Jesús Heredia Noriega de medio siglo. Sin embargo, la huella imperecedera de la emigración, esa mirada desde la distancia de una realidad que nunca se desvanece en el corazón del emigrado, empuja con tal fuerza que impidió el desfallecimiento ante los innumerables obstáculos que se fueron presentando. Es de sobra conocido que la fecha de “1959” significó no sólo el triunfo de la revolución en la Isla; a partir de ese momento se iniciaba la bifurcación de un camino que había servido de cause, unidad y sentido a la realidad del país. A partir de la fecha anterior, surgieron dos caminos que fueron agrandando a pasos agigantados su distancia a medida que avanzaban los años. Dos realidades, dos culturas, dos vidas; pero un desgarro común. Una herida que sangraba y se hacía cada vez más profunda, con el consiguiente peligro de hacerse crónica e incurable. Se instauró en el imaginario colectivo nacional a fuerza de repetición y resignación la dicotomía dentro-fuera; conmigo-contra mí; todo-nada; blanco-negro. Habían muerto los matices, los claroscuros, los inter-medios. Lo polifónico, lo plural, lo diverso, lo diferente, dio paso a la univocidad, la unidimensionalidad, la univisión. Era preciso restablecer vías para encontrar puntos de acercamiento, encuentro y colaboración. Derribar el alto muro de la desconfianza y las sospechas de ambos lados. Tarea titánica. ¿Dónde encontrar entonces un sustrato, un horizonte, una plataforma, una inspiración que impulsara tal diálogo? ¿Quién podría constituirse en ese “mediador” capaz de extender sus manos y juntar a los de aquí y a los de allá? ¿Cómo comenzar a hacer realidad esa idea? Estas realidades y estas preguntas seguramente estarían revoloteando en la siempre inquieta mente de Fornet-Betancourt. En José Martí encontró al “mediador”, inspirador y unificador insuperable; un pontifex, un verdadero constructor de puentes. El lazo de unión por excelencia de todos los cubanos. En el hoy lejano año de 1981 aventuró la idea de buscar en la herencia de José Martí las bases necesarias para articular un diálogo programático de cubanos con cubanos. Un instrumento para restablecer la añorada concordia en el seno de una nación desgarrada por la realidad de un exilio traumatizante para ambos lados. Pero sería necesario que pasaran varios años para comenzar a hacer realidad la idea. Luego de muchos esfuerzos, el primer encuentro se celebró entre los días 24-27 de marzo de 1995 en la ciudad alemana de Aachen. Aunque hay que destacar que el mismo no logró constituir la primera etapa del diálogo de cubanos con cubanos, pero sí puso las bases para que ese diálogo se fuese posibilitando en el futuro inmediato42. Luego de esa primera experiencia seguirían otras. Se abrirían nuevos escenarios: Aranjuez (1996), en España, donde por fin pudo contarse por primera vez con presencia de intelectuales de dentro del país, es decir, constituyó el encuentro pionero de diálogo de cubanos con cubanos de ambos lados; Eichstätt, donde tendrían lugar con 42 Para un conocimiento más preciso de toda la historia de estos primeros pasos en la articulación del diálogo entre intelectuales cubanos de dentro y de fuera del país, cfr. FORNET-BETANCOURT, Raúl (Ed.), Filosofía, Teología, Literatura: Aportes cubanos en los últimos 50 años, Concordia, Serie Monografías, Tomo 25, Aachen, 1999. N. 19 / 2016 Numero speciale / Special issue 105 Raúl Fornet-Betancourt: una vida al servicio de la verdad, la justicia y la solidaridad Manuel de Jesús Heredia Noriega posterioridad un buen número de Seminarios como parte del Programa de diálogo Cuba-Alemania; la Habana; y, más recientemente, Santiago de Cuba43. Si el diálogo iniciado hace más de treinta años tuvo desde sus inicios un marcado carácter interdisciplinar, hoy agregamos como elemento insoslayable, la dimensión intercultural. El pluralismo cultural constituye una de las señas de identidad más significativas de la realidad cultural y social de Cuba. Si la interculturalidad sigue siendo aún una tarea pendiente para el filosofar latinoamericano, como señalé anteriormente, no lo es menos para el escenario cubano44. V. Lagunas presentes aún en la propuesta de la filosofía intercultural. “Vengo a comunicar lo poco que sé, y a aprender mucho que no sé todavía”45 Consecuencia de la corta edad del movimiento de la filosofía intercultural y propia de la etapa en la que se encuentra, es obvio que la propuesta presente “puntos flacos” sobre los cuales conviene centrar los esfuerzos en el futuro para que se puedan corregir y, de esta manera, propiciar el logro de los objetivos trazados. Es por eso que FornetBetancourt, al señalar estas lagunas, lo hace poniendo la atención en el carácter de provisionalidad que presentan sus planteamientos. Y es que sobre estos límites se trabaja ya por parte de muchos investigadores en el mundo, lo que significa que los puntos siguientes pueden dejar de serlo en un futuro no lejano. La más notoria de estas lagunas es, sin duda, la ausencia de la perspectiva de género en el análisis filosófico intercultural, que ha sido señalado por Diana de Vallescar al indicar que “la racionalidad tiene un saldo pendiente respecto a la razón feminista”46. Sin embargo, y esto muestra la provisionalidad de los límites hoy constatables, la misma autora de esta crítica constructiva está empeñada en el esfuerzo de amortizar ese “saldo pendiente” con la elaboración de un “proyecto genéricointercultural-liberador”47. Igualmente importante es la laguna existente respecto al concepto mismo de cultura, pues las ambivalencias en el manejo del término48 han impedido elaborar una 43 Gracias a la colaboración del Centro Loyola de Santiago de Cuba. En el mes de marzo de 2015 tuvo lugar el primer encuentro, cuyo tema central fue: Interculturalidad, educación, reconciliación y trabajo social. Experiencias de la iglesia católica en Cuba y Alemania. Para noviembre de 2016 está previsto el segundo, con la misericordia como tema central. 44 Para una profundización en este tema nuclear para el futuro inmediato de la realidad cubana, cfr. HEREDIA NORIEGA, Manuel de Jesús, José Martí y la filosofía intercultural: Un diálogo necesario para nuestro tiempo. Concordia, Serie Monografías, tomo 58, Aachen, 2012. 45 O.C., t. 7, p. 97. 46 Cfr. VALLESCAR, Diana, o.c., p. 368 (cursiva en el original). 47 Ibídem, pp. 368-379. Este proyecto se desarrolla hoy en el marco de una investigación filosófica de largo aliento titulada “Interculturalidad y mujer”. 48 Incluso algunos representantes de la filosofía intercultural operan con una concepción un tanto esencialista de la cultura, pero quieren subrayar al mismo tiempo la interacción. N. 19 / 2016 Numero speciale / Special issue 106 Raúl Fornet-Betancourt: una vida al servicio de la verdad, la justicia y la solidaridad Manuel de Jesús Heredia Noriega comprensión de las realidades culturales que, superando realmente las aproximaciones esencialistas, haga justicia a la historicidad de las mismas, explicando las “leyendas” de sus supuestos mitos fundantes desde las prácticas históricas de hombres y mujeres concretos; y enseñando a distinguir entre el cultivo de la “imagen” de una cultura y su cultivo real en la vida de sus miembros. En un tercer momento, se echa en falta un cuestionamiento explícito del tema del papel de la tradición o de las tradiciones culturales en la realidad de eso que llamamos, por ejemplo “cultura alemana”, “cultura española” o “cultura latinoamericana”. Por último, se debe profundizar todavía en el tema del tratamiento de la cuestión del reconocimiento de un “canon normativo” en las “culturas” y de sus consecuencias para el diálogo entre ellas. Pues, a pesar de las aportaciones señaladas a la superación del relativismo cultural, todavía está pendiente la reconstrucción intercultural de lo normativo y con ello también la fundamentación de los parámetros de una normatividad intercultural49. Once tesis provisionales para el mejoramiento de las teorías y prácticas de la interculturalidad50. Las tesis constituyen por sí mismas el compendio perfecto de toda la propuesta. Son una síntesis excelente que, de manera clara y precisa, recogen cada uno de sus aspectos centrales. Apuntan, sobre todo, al cómo hacer transitable para la humanidad el camino hacia una vida de confraternidad donde, sin anularse las diferencias identitarias entre las culturas, permita que sea el proceso de diálogo solidario el método mediante el cual, la humanidad toda, replantee sus necesidades ontológicas, cognitivas y éticas. Primera Tesis: “La búsqueda de la evidencia y la univocidad”. Quiere llamar la atención sobre la necesidad de corregir esa cultura de las (supuestas) razones absolutas y las evidencias irrefutables, de los discursos apodícticos y las verdades últimas inconmovibles. Pues se supone que en un mundo de razones absolutas y de evidencias es imposible pensar y actuar interculturalmente. Interculturalidad, por el contrario, supone diversidad y diferencia, diálogo y contraste, que suponen a su vez procesos de apertura, de indefinición e incluso de contradicción. Pero éste es precisamente el horizonte que oculta la cultura de las (supuestas) evidencias. En sentido estricto allí donde reina la evidencia no se da siquiera la necesidad del discurso o de la argumentación. Esto supone hacer la crítica de las consecuencias de la expansión de esa cultura filosófica dominante finalizada por el ideal de la evidencia y seguridad absoluta, que requiere siempre la univocidad. Labor que se perfila en una doble dirección: 49 Cfr. FORNET-BETANCOURT, Raúl, “Supuestos, límites y alcances de la filosofía intercultural”, Diálogo Filosófico, no.51, Madrid, 2001, p. 425. 50 Cfr. FORNET-BETANCOURT, Raúl, “Interculturalidad o Barbarie, 11 tesis provisionales para el mejoramiento de las teorías y prácticas de la interculturalidad como alternativa de otra humanidad”, en FORNET-BETANCOURT, Raúl, La interculturalidad a prueba, Concordia, Serie Monografías, tomo 43, Aachen, 2006, pp. 21-43. N. 19 / 2016 Numero speciale / Special issue 107 Raúl Fornet-Betancourt: una vida al servicio de la verdad, la justicia y la solidaridad Manuel de Jesús Heredia Noriega a. Por una parte está el momento de crítica cultural, esto es, de crítica de la cultura propiamente dicho, que contemplaría la crítica de las “evidencias estructurales” en las que nos movemos y que condicionan, por consiguiente, nuestras actividades culturales estructurales51. b. Y por otra parte está el momento de crítica de la conciencia personal que connotaría un ejercicio autocrítico de los hábitos, teóricos y prácticos, que garantizan nuestras propias evidencias personales y que deciden por tanto nuestro comportamiento. La cual debe sobrepasar la simple deconstrucción de las evidencias asimiladas, pues debe comprender el examen de la conciencia que poseemos de estas evidencias y del uso que se hace de las mismas como generantes de coherencia personal o identidad individual. Segunda Tesis: “El culto de la contextualización abstracta”. Se propone contrarrestar la liturgia filosófica del abstraccionismo conceptual, de conceptos niveladores de lo real con una cultura de conocimientos contextuales, que reflejen la inserción en las experiencias concretas que hace la gente en sus respectivos proyectos de vivir con dignidad. No se trata simplemente de reclamar la recuperación de la contextualidad para oponer al saber abstracto un conocimiento contextual, pues, las contextualidades a la que se refiere son indicativos de situaciones. Y de ahí precisamente viene su riqueza para el diálogo intercultural porque, en tanto que situaciones, las contextualidades no nos hablan únicamente del lugar o sitio donde se encuentra la gente, sino también de la experiencia que hace en sus respectivos contextos; o sea que nos informan también sobre la disposición en que se está en un contexto, sobre el estado en que se está en él y, consecuentemente, sobre la valoración del mismo. Su punto central da cuentas de que, para el ejercicio de la interculturalidad, mucho depende de nuestro aprendizaje a plantear y llevar a cabo la comunicación con los otros y las otras como diálogo de, sobre y entre situaciones de lo humano, y no como un mero intercambio de ideas abstractas orientado a embellecer la liturgia o culto del pensamiento desrealizante52. Tercera Tesis: “El desprecio por el sujeto concreto”. Muy en consonancia con la anterior, se asume la tarea de contradecir el culto del ser humano en abstracto, de la conditio humana sin más, con el desarrollo de antropologías contextuales que den cuenta no sólo de la fragilidad de la condición humana sino 51 Se apoya, por ejemplo, en la institucionalización de las “evidencias” de la cultura dominante en los dominios de la economía, de la política, de la investigación científica, de la educación, tanto primaria como secundaria y superior, de la difusión cultural de la información. En todos ellos se excluyen alternativas posibles sistemáticamente y que deben ser sometidas a críticas como potencias aniquiladoras de diversidad y disenso. 52 Destaca como orientador en este punto el pensamiento de José Martí, con su proyecto de un filosofar desde y para la vida. La tradición del movimiento de la “filosofía popular” que tuvo lugar en el contexto sociocultural de la ilustración alemana del siglo XVIII con influencia en varios países europeos y latinoamericanos. El filosofar desde situaciones históricas concretas de Sartre. N. 19 / 2016 Numero speciale / Special issue 108 Raúl Fornet-Betancourt: una vida al servicio de la verdad, la justicia y la solidaridad Manuel de Jesús Heredia Noriega también de la diversidad de situaciones en que se vive y experimenta la fragilidad de ser este humano, aquí, ahora y en estas condiciones sociales, culturales y económicas. Esto supone, por otra parte, una revisión radical de la cuestión de la subjetividad humana. Pues una antropología contextual deberá poder mostrar que el sujeto humano, en tanto que ser corporal viviente, mundano y social, se personifica como un contorno específico de su respectiva contextualidad situacional. O sea, que se trataría de redimensionar la clásica discusión sobre la subjetividad desde las experiencias y necesidades de seres humanos concretos y desde sus diferentes imaginarios. Cuarta Tesis: “El culto a la razón absolutizada”. Plantea la crítica contextual de la razón totalitaria entronizada como Ley. Razón filosófica única como criterio y medida de toda argumentación racional posible. Absuelta de la precaria contingencia humana y de la equivocidad de las contextualidades situacionales la razón es entronizada como instancia suprahumana y supracultural. Para el mundo, para los seres humanos y su historia es ahora esa razón la Ley que los regula y que ellos, por tanto, deben internalizar. De este modo la razón absolutizada e hipostasiada no es únicamente fin ordenador. Es igualmente, y acaso sobre todo, un principio subordinador; y, por lo mismo, aniquilador de las diferencias. Se sobreentiende que bajo el reinado de esta razón la interculturalidad es imposible y que el mejoramiento de las condiciones para su práctica requiere una especie de rebelión contra la Ley que representa la razón absoluta. Sólo así podrán emerger voces y discursos liberados que, anulando la cultura del sometimiento a una Razón que se entiende como potencia legisladora, hacen posible una cultura razonada de las muchas formas contextuales en que los humanos dan razón de la situación de su condición. Muy significativo es el insertar este trabajo crítico en los movimientos sociales, políticos y culturales que luchan por el reconocimiento de su diferencia, ya que sin ese momento de rebeldía no hay crítica. Es más, son esos movimientos los que demuestran que las contextualidades situacionales, cargadas de historia y de vida, irrumpen en el curso del mundo imprimiéndoles muchos rostros y ritmos. Quinta Tesis: “De la crítica de la razón a la contrastación de las formas contextuales y sus tradiciones”. Se trata de replantear el objetivo mismo que ha perseguido hasta hoy, al menos en el área de la filosofía europea, la crítica de la razón filosófica. Preguntándonos si el ideal de la convivencia intercultural no pide que el enfoque intercultural, y en concreto la filosofía intercultural, pase de la crítica que se aplica a la reconstrucción, recomposición y/o transformación de la razón mediante la reconsideración de todos sus posibles tipos de racionalidad a un proceso de contrastación de las formas contextuales, y sus tradiciones. La filosofía intercultural tendría así la obligación de impulsar una crítica de las críticas (occidentales) de la razón filosófica, pero justo con la intención de sobrepasar N. 19 / 2016 Numero speciale / Special issue 109 Raúl Fornet-Betancourt: una vida al servicio de la verdad, la justicia y la solidaridad Manuel de Jesús Heredia Noriega ese horizonte crítico mediante la propuesta alternativa de un proceso abierto de consulta y de comunicación entre las maneras en que la humanidad articula situacionalmente lo que le preocupa o desea. En una palabra: a la época –todavía occidental – de la crítica de la razón filosófica deberá seguir la época de una cultura de las “razones” en diálogo. Trabajando por la convivencia humana la interculturalidad es el arte de relacionar y de hacer consciente las relaciones, es teoría y práctica de relaciones; y, en cuanto tal, da realmente la clave para superar el escollo del relativismo cultural, ya que como expresión de un exceso de etnocentrismo el relativismo cultural vive de la ausencia de relaciones53. Sexta Tesis: “Hacia el diálogo de prácticas culturales concretas”. Propone la articulación del diálogo intercultural a partir de prácticas culturales concretas. Más que de un diálogo entre “culturas” debería ser un diálogo de situaciones humanas. Esto significa que lo que la interculturalidad debe relacionar, promoviendo además la conciencia de esta acción, es la diversidad de sujetos humanos concretos, la diversidad de los mundos situacionales en que seres humanos vivientes viven y organizan, justamente a su manera situacional, sus necesidades y aspiraciones. Apuntando a una resignificación intercultural de la intersubjetividad el replanteamiento encontraría un primer eje de ensayo en el discernimiento de las memorias y proyectos de los otros sujetos con quienes situacionalmente nos encontramos así como en el contraste con nuestras propias tradiciones y aspiraciones, para decidir en base a ese encuentro si hacemos o no camino común o, mejor dicho, cómo trazar un proyecto humano capaz de generar encuentros cada vez más comunitarios. Se trataría de ensanchar las posibilidades de crear comunidad como base para una intersubjetividad que es expresión no de un reconocimiento abstracto o formal del otro sino manifestación de práctica conviviente. De tomar procesos reales de solidaridad como lugar para rehacer la subjetividad humana y sus expresiones identitarias situacionales. El segundo eje de este replanteamiento debería estar conformado por la fundación y/o acompañamiento de grupos interculturales de acción. El foco aquí sería redescubrir, redimensionando, la categoría de “grupo” en tanto que espacio de reunión de subjetividades que se recrean recíprocamente por la alianza que fundan y practican al reconocerse justo como grupo. 53 Fornet-Betancourt hace un llamado a dejar atrás los miedos que pueda suscitar esta cultura de las razones en diálogo, en cuanto a que pueda desembocar en un exacerbado relativismo cultural. Ni el dogmatismo ni el fundamentalismo, como tampoco fingidos consensos artificiales, dan la clave para resolver lo problemático que hay en el relativismo cultural. Esto debe buscarse en la paciente convivencia de razones situacionales que contrastan las diferencias de fondo de sus explicaciones, ritos, símbolos e imaginarios, iniciando un proceso de perfeccionamiento recíproco. N. 19 / 2016 Numero speciale / Special issue 110 Raúl Fornet-Betancourt: una vida al servicio de la verdad, la justicia y la solidaridad Manuel de Jesús Heredia Noriega Séptima Tesis: “Las críticas contextuales a la cultura dominante”. La interculturalidad, por la misma finalidad a la que se orienta, tiene que ser fuente de inspiración y al mismo tiempo vehículo para la articulación de críticas contextuales a la cultura dominante; críticas que a su vez tendrán que formularse considerando una doble dimensión: a. Por una parte, tendrán que ser críticas de lo que domina o se impone con la dominación de la cultura dominante: pensamiento único, individualismo, mercantilización de las relaciones humanas, consumismo, desmemorización, etc.; así como de los medios e instrumentos con que se expande lo dominante: sistema de información, publicidad, industria recreativa, modas, etc. b. Por la otra, tendrán que articularse como expresiones manifestadoras de lo (supuestamente) dominado por la cultura dominante, es decir, hacerse portavoz de todo lo que la dominación de la cultura dominante oprime, margina o violenta. Octava Tesis: “Crítica a las instituciones y contratos internacionales”. Busca fomentar la crítica de las instituciones que regulan actualmente el intercambio científico y cultural, político y social, económico y comercial. Crítica de instituciones y de contratos internacionales; crítica a hacer desde el diálogo de situaciones y estructurada al filo del hilo conductor de esta pregunta: ¿Qué tipo de instituciones y contratos necesita una humanidad conviviente? ¿Quiénes están realmente autorizados a negociarlos y a firmarlos?54 Novena Tesis: “Crítica de la globalización del neoliberalismo”. Se quiere proponer la crítica de la globalización neoliberal y de su dinámica desmemorizante y uniformadora como una de las tareas prioritarias hoy para mejorar las condiciones teóricas y prácticas de la interculturalidad. La reflexión filosófica intercultural podría centrarse en la crítica de la globalización del neoliberalismo como proyecto político que para su funcionamiento y expansión mundial necesita combatir la diversidad cultural de la humanidad en dos momentos fundamentales de la misma, a saber, la cosmología y la antropología. Es decir, se trataría de criticar desde la pluralidad de las cosmologías y antropologías de la humanidad la imagen del mundo y el tipo de ser humano que implica la globalización del neoliberalismo. 54 Para la resistencia intercultural ante estos proyectos de colonización se apoya en el recurso de José Martí quien con clarividencia pasmosa ya en 1891 advertía sobre los peligros de la “unión monetaria” que proponían los Estados Unidos a los países latinoamericanos. Cfr. Nuestra América. Comisión Monetaria Internacional Americana, O.C., t 6, p. 158-167. N. 19 / 2016 Numero speciale / Special issue 111 Raúl Fornet-Betancourt: una vida al servicio de la verdad, la justicia y la solidaridad Manuel de Jesús Heredia Noriega Décima Tesis: “La reforma de la enseñanza universitaria: hacia la universidad intercultural”. Contempla la propuesta de que la lucha por mejorar las condiciones para una humanidad intercultural conviviente tiene que hacerse cargo de que la universidad actual es en gran medida un cementerio para la diversidad cultural de la humanidad; pues su sistema de investigación, de transmisión y de aplicación de conocimientos está al servicio de un modelo de desarrollo o paradigma civilizatorio reductor y homogeneizante cuya hegemonía supone justamente la destrucción o al menos la desactivación y neutralización de las alternativas cognitivas y tecnológicas de los patrimonios culturales de la humanidad. Desde la interculturalidad hay que reclamar entonces una radical reforma de la universidad actual, es más, hay que hacer críticas contextuales de la universidad para reformular su ideal, su sentido y su función. Un mundo intercultural, una humanidad conviviente que comparte y fomenta su diversidad cognitiva y cultural en general, necesita universidades contextuales vinculadas a sus regiones y a los saberes de sus comunidades. Abrirse a la riqueza de los otros y construir así, con la participación de todos, la universidad intercultural como espacio intercontextual de diálogo de saberes y culturas. Undécima Tesis: “La interculturalidad como teoría, pero, sobre todo, como praxis”. Quiere recapitular todo lo propuesto hasta ahora, pero con los “pies bien puestos en la tierra”, ya que es consciente de que “nuestro tiempo” no es para nada propiciador de prácticas de interculturalidad. Más bien todo lo contrario a ellas. Por tanto, es indispensable reafirmar la necesidad de mejorar las condiciones de la interculturalidad pero justo en tanto que un plan alternativo de acción teórica y práctica que necesita ambos momentos con igual primordialidad para no desvirtuarse y caer en la tentación de la resignación o en convertir la interculturalidad en un juego académico de teorías e interpretaciones vacías. Parafraseando a Marx, apunta que no basta con interpretar interculturalmente el mundo sino que es necesario transformarlo en un mundo intercultural. VI. Conclusiones. “Toda la gloria del mundo cabe en un grano de maíz”55 Es el lenguaje, tanto verbal como no verbal, el instrumento del que nos hemos dotado los humanos para conocer y conocernos; para relacionarnos con el mundo y con los otros hombres y mujeres; para construir realidades y construirnos a nosotros mismos y a los demás; para llegar a ser lo que realmente estamos con-vocados a ser; 55 O.C., t. 2, p. 459. N. 19 / 2016 Numero speciale / Special issue 112 Raúl Fornet-Betancourt: una vida al servicio de la verdad, la justicia y la solidaridad Manuel de Jesús Heredia Noriega para cuidarnos unos a otros; y, desde luego, para manifestar y testimoniar a los otros las consecuencias de todas estas relaciones. Este ha sido precisamente el objetivo principal al escribir estas breves líneas. Al dar respuesta a la invitación recibida he querido testimoniar y reconocer en la persona de Fornet-Betancourt una vida dedicada al noble ejercicio de búsqueda y construcción de la verdad, o quizás mejor decir ahora, de re-construcción de los múltiples caminos desde donde accedemos a la verdad siempre poliédrica. El aldabonazo marxiano a la filosofía para que pasara de la interpretación del mundo a su transformación, encontró en FornetBetancourt un suelo fértil, si bien ya abonado por la tradición de pensamiento emancipador cubano, en particular de José Martí. Pero la verdad sin la justicia está huérfana, está mutilada. ¿La verdad para qué? ¿Filosofar para qué? Parafraseando unos maravillosos versos de Casaldáliga, la verdad sin justica es como una flor sobre un cadáver. No se trata de llenar estanterías de bibliotecas; la tarea es la formación de hombres y mujeres capaces de asumir la dueñez de sus vidas desde una conciencia despierta y crítica. La filosofía no es cuestión de cultura y erudición; es ante todo praxis de pensamiento liberador. El último sentido del ser humano que filosofa no debería ser otro que el hombre y mujer de carne y hueso que vive en contextos históricos bien concretos, atormentado por problemas concretos y urgidos de encontrar sentido pleno a sus vidas. De encontrar respuestas a la pregunta que le interpela e inquieta sobre qué es eso precisamente de ser humano. “Debe tomar el hombre la Filosofía, no como el cristal frío que refleja las imágenes que cruzan ante él; sino, como el animado seno en que palpita, como objeto inmediato y presente, la posible acomodación de lo real de lo que el alma aguarda como ideal anterior, posterior y perpetuo”56. Creo no equivocarme al afirmar que verdad y justicia han sido una obsesión que ha acompañado la vida de Fornet-Betancourt. Utilizando esa expresión que me repitió más de una vez en ese primer encuentro en Aachen: un “hilo conductor” que ha venido guiando su peregrinar filosófico y personal. Pero también el eje verdad-justicia estaría incompleto sin el tercer momento: la solidaridad activa. Construyendo solidaridad estaba presente a través de MISEREOR en la parroquia de la Sagrada Familia de Santiago de Cuba. Recaudar fondos para labores de asistencia social en un apartado rincón del occidente cubano fue el motivo que nos juntó en el 2012 en la Universidad de Eichstätt57. Acompañar, aconsejar, orientar y guiar a los jóvenes investigadores de cualquier latitud ha sido una constante en su obrar cotidiano. Lo hemos encontrado organizando los Congresos internacionales de filosofía intercultural; los Programas de diálogo Norte-Sur; los Seminarios del Programa de diálogo Cuba-Alemania. Y todo esto hecho desde una humildad ejemplar y admirable. 56 O.C., t. 19, p. 365. Con la participación además de José Luis Fajardo, extraordinario pianista cubano que deleitó al público asistente con un concierto memorable. 57 N. 19 / 2016 Numero speciale / Special issue 113 Raúl Fornet-Betancourt: una vida al servicio de la verdad, la justicia y la solidaridad Manuel de Jesús Heredia Noriega Una sencillez que asombra, que a veces asusta, pero sobre todo, que habla sin palabras de la cualidad humana de Fornet-Betancourt. Termino por donde inicié: aquella mañana de primavera del 2009 en su despacho de Aachen. Allí me encontré con un cubano, del oriente cubano, como yo. Donde el sol nos pega con más fuerza. ¡A pesar de que llevaba más de treinta años fuera de nuestro país, me daba la impresión de que había salido el día anterior a nuestro encuentro! Creo que no necesito extenderme más y seguir llenando líneas que difícilmente expresarían el sentimiento de gratitud hacia este gran amigo. Como Martí, hacer ha sido su mejor manera de decir. Amigo Raúl, decía Wittgenstein que el saludo entre filósofos debería ser: ¡date tiempo! Hoy te saludo y te repito: ¡date tiempo! Para seguir pensando, para seguir sirviendo como lo has hecho en tu fructífera existencia. N. 19 / 2016 Numero speciale / Special issue 114