Download Del Corazón del Padre al de San Miguel y al Nuestro

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UN RICO TEMA DE CONFERENCIA
El Capítulo General pidió que se proponga a los superiores temas para las conferencias, para
ayudarlos a asegurar a sus religiosos el alimento espiritual que necesitan. (Actas art 9, 5)
Aquí está, sin esperar más, un tema que estaría bien si les parece para un día de retiro.
Se trata de la página bien conocida de San Miguel que empieza con las palabras tan sencillas y
tan profundas, tan fuertes y tan dulces, de Bossuet Dios tuvo a bien hacerse amar (DS 40-41; MVS
148-149).
El tema es rico. El Padre Duvignau ofrece un comentario bien importante de 17 páginas, y
nos confía, sin ni siquiera sonreír, que todo lo que el Padre Garicoits enseñó y escribió después, no es
más que el desarrollo de ese texto fundamental.
En realidad, estamos en el núcleo mismo de las preocupaciones espirituales del Santo y del
Fundador.
El texto se deja dividir sin violencia en tres partes, los tres puntos clásicos, que se podrían titular así:
Desde el Corazón del Padre
A través del Corazón del Hijo
Hasta el Corazón de San Miguel y el nuestro
Desde el Corazón del Padre
Todo procede de Él: Oh Dios, de quien procede todo lo bueno... Miguel contempla el designio grandioso y paternal de ese Dios que tuvo a bien hacerse amar y que dio los primeros pasos, ¡y
qué pasos! Nos envía a su Hijo, nos lo da...
Dios ha tenido a bien hacerse amar y,
siendo como éramos nosotros enemigos suyos,
nos ha amado tanto
que nos ha enviado a su Hijo único:
nos lo ha dado:
como incentivo que nos rinda el amor divino,
como modelo que nos muestre las reglas del amor,
y como medio para alcanzar ese amor divino:
El Hijo de Dios se ha hecho carne.
Aquí aparecerán espontáneamente en la mente y el corazón los textos de San Juan y de San
Pablo: Dios es Amor (1Jn 4,8); Dios amó tanto al mundo que le entregó a su Hijo único (Jn 3,16) No
perdonó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros... (Rom 8, 32)
A través del corazón del Hijo
El Santo contempla ahora el Verbo Encarnado entregándose desde el primer instante a todos
los designios de su Padre para realizar el gran designio de amor. Admira la hondura y la extensión de
ese Ecce Venio, que llega a un estado habitual y lo lleva hasta el sacrificio supremo.
En el momento de entrar en el mundo,
animado por el Espíritu de su Padre,
se entregó a todos sus designios sobre él
y se colocó en el lugar de todas las víctimas:
No quisiste, dijo, sacrificios ni ofrendas,
pero me has preparado un cuerpo;
no te complaciste en holocaustos
ni en sacrificios por el pecado
entonces yo exclamé:
¡Ya estoy aquí, oh Dios, para cumplir tu voluntad!
Comenzó su carrera con este gesto magnífico,
que será definitivo.
Desde ese momento permaneció siempre
en estado de víctima,
anonadado ante Dios,
sin actuar nunca por sí mismo
sino por el Espíritu de Dios
entregado permanentemente a los mandatos de Dios
para sufrir y hacer lo que Él dispusiera.
Todo el Evangelio documenta esta actitud de Jesús. San Juan, especialmente, nos ofrece casi
en cada página con qué justifica esas palabras que no se pueden olvidar: sin actuar por sí mismo...; el
Hijo no puede hacer nada por sí mismo (Jn 5,19); Yo no hago nada por mí mismo (Jn 8,28); Porque
Yo no hablé por mí mismo: el Padre que me ha enviado ordenó lo que debía decir y anunciar (Jn
12,49).
Hasta el corazón de San Miguel y el nuestro
Esta es la respuesta del santo a un amor tan grande y a un ejemplo tan importante: lo que se
podía esperar de un corazón generoso, que el amor ha tenido, y cuya herida se pone en carne viva
ante la indiferencia de muchas almas: y por su parte se entrega sin poner condiciones.
Así nos ha amado Dios...
Ante este espectáculo prodigioso,
los sacerdotes de Betharram
se han sentido arrastrados a consagrarse por entero
mediante los votos,
a la imitación de Jesús,
anonadado y obediente
y a la tarea de lograr para los demás
una dicha semejante...
Los sacerdotes de Betharram —sólo a partir de 1841 se les llamará sacerdotes del Sagrado Corazón— son en primer lugar el mismo santo. Él soportó el primer impacto, pero ese impacto hizo de
él un fundador.
El quiso asociarnos a su respuesta, a su vocación de imitar a Jesús anonadado y obediente y a
la tarea de lograr para los demás una dicha semejante.
Tenemos en esta página nuestro ideal y nuestra partida de nacimiento. Así como la Iglesia nació del costado abierto del Crucificado, nosotros hemos nacido del corazón herido de San Miguel.
Joseph MIRANDE scj
Nota: El que ha sido herido en su amor de Dios, por Verbo escarnecido, relegado al negocio
de los accesorios, olvídalo, ese es el que está preparado a escuchar el llamado del Señor...
El hombre de Dios es el hombre de un gran amor: Dios lo encanta, lo fascina, él saborea a
Dios, su bondad lo fascina cada día más, y cuanto más insensibles quedan los hombres a su alrededor,
él se siente más llamado a ello en nombre de todos, la caridad cubre una multitud de pecados, un
sólo gesto de amor pesa más que mil ingratitudes.
Jacques LOEW, Como si él viera al invisible