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La Enseñanza Moral de la Iglesia Sobre la
Anticoncepción
Esta es la tercera homilía de una serie de tres partes predicada por el Padre Anthony
Kopp, O Praem, y grabada en la Parroquia de San Kilian, en la ciudad de Mission
Viejo, CA, en enero del año 2000.
Hermanos y hermanas, quizás recuerden en donde nos quedamos hace 2 semanas
aquí en nuestra serie de pláticas sobre el tema de la anticoncepción. Hoy será la
tercera y última parte de esta serie, y muy apropiada porque hoy es el domingo de
“Respeto a la Vida.” Como señalaré al final de la homilía de hoy, es apropiada porque
este tema está muy unido con nuestro problema de hoy en día sobre la falta de respeto
a la vida humana.
La última vez que nos reunimos, habíamos terminado una lectura del Catecismo. Los
dejé con la pregunta: “Si una pareja ante Dios, decide que es apropiado demorar el
tener hijos, - ¿cuál es el método moral, el método correcto para llevar a cabo esto?”
¿Cómo lleva esto a cabo una pareja Católica? El Catecismo de la Iglesia Católica nos
enseña exactamente como hacerlo. En el párrafo 2370 del Catecismo se lee: “La
continencia periódica, los métodos de regulación de nacimientos fundados en la autoobservación y el recurso a los períodos infecundos son conformes a los criterios
objetivos de la moralidad.” La Iglesia Católica nos enseña y siempre nos ha enseñado
que la pareja Católica debe practicar la Planificación Natural de la Familia, lo cual es el
método natural, respetando el orden de las cosas de Dios para espaciar los hijos. Esto
es lo que nos enseña la Iglesia -en otras palabras, practicar en el matrimonio
abstinencia periódica o continencia. Ahora, eso no es alguna idea nueva, o algo recién
fabricado por la Iglesia, o que simplemente es algo que se impone a las parejas de
hoy. Es algo que se encuentra en las Sagradas Escrituras. Si uno lee el Libro del
Levítico, capítulo 15, fue ordenado por Dios, en el Antiguo Testamento, que los
esposos practicaran la abstinencia periódica.
También, San Pablo en la primera carta a los Corintios dice que una pareja de esposos
debería de practicar abstinencia de vez en cuando para el propósito de fortalecer su
vida de oración. Deberían de mantenerse aparte por un tiempo, fortalecer esa vida de
oración, y luego volver a unirse. Ahora, - ¿cuál es el valor de practicar la Planificación
Natural de la Familia? Pues, el Catecismo en la siguiente frase menciona varios
valores. El primer valor es que estos métodos respetan los cuerpos de los esposos,
fomentan la ternura entre ellos, y favorecen la educación de una auténtica libertad.
Ahora, yo he platicado con varias parejas de esposos, tanto en mi familia como afuera
de mi familia. He hecho una lista de beneficios que ellos me han relatado.
Primeramente, y pienso, de suma importancia, la práctica de la Planificación Natural
de la Familia aumenta las cantidades, si uno lo quiere expresar en esos términos, de
amor sacrificado entre la pareja. Obviamente si Uds. van a practicar este método de la
Planificación Natural de la Familia, se requiere de sacrificio por parte de la pareja. Ese
sacrificio será el resultado, y fortalecerá el amor que se encuentra en esa pareja.
Obviamente, el cariño debe ser expresado de distintas maneras. Una pareja que
practica la Planificación Natural de la Familia aprende a hacer eso mismo. Finalmente,
las parejas me han hecho notar que, y esto va con la idea de un aumento de amor
sacrificado, la práctica de este método sí arranca de raíz, o bien, tiende a destruir el
egoísmo, el ego-centrismo en el matrimonio. Si Uds. se tienen que sacrificar por el
bien de su cónyuge cuando se practica este método, les ayuda a ser menos egoístas.
Podemos ver cual es el caso a nivel social. Los estudios indican que entre las parejas
que practican la Planificación Natural de la Familia, hay menos del 3% de divorcios.
Ahora mis queridos hermanos y hermanas, - ¿cuál es el porcentaje de divorcio a nivel
social, en nuestra sociedad que promueve fuertemente el uso de la anticoncepción?
¡Es más del 50%! No puedo evitar preguntarme si nosotros los católicos no hemos
descubierto algo maravilloso, en que tengamos una gran bendición en el uso de este
método en particular. Ahora, en contraste, la Iglesia tiene algo que decir sobre la
anticoncepción. En contraste, cada acción, ya sea en anticipación del acto conyugal, o
en su cumplimiento o en el desarrollo de sus consecuencias naturales, que proponga
como fin o medio, hacer imposible la procreación, es intrínsecamente maléfico. En
otras palabras, tales actos son maléficos en sí mismos. Entonces, - ¿de qué habla la
Iglesia aquí? Bueno, la Iglesia está hablando de anticonceptivos artificiales,
esterilización, y por supuesto, el aborto. Todas estas cosas son intrínsecamente
maléficas.
Otra cosa que es verdaderamente importante saber, hermanos y hermanas, es que
muchos de los anticonceptivos que existen en el mercado hoy tienen tremendos
efectos secundarios. La primera vez que cayo en mi poder la hoja de instrucción que
viene con la píldora, la abrí y antes que nada vi que, - ¡es enorme! Y en segundo lugar,
me sorprendió el hecho de que había toda una columna escrita sobre los efectos
secundarios que una mujer puede sufrir al tomar la píldora. Pensaba yo, que si yo
fuera esposo y amaba a mi esposa, - ¿Cómo iba a querer que ella tomara algo que le
pudiera causar un posible daño? ¿Es amor, el poner en riesgo a tu esposa al usar
semejantes dispositivos? Pienso que no. Otra cosa que debemos tener en cuenta hoy
en día con respecto a los anticonceptivos, es que hay grandes efectos secundarios
maléficos de los anticonceptivos. Hoy en día, no se habla mucho sobre los
anticonceptivos. Muchos de estos anticonceptivos son anticonceptivos abortivos –
causan abortos. Muchas veces las mujeres no saben esto. Muchos anticonceptivos
no impiden la concepción, sino que, impiden el crecimiento del embrión dentro del
cuerpo de la mujer. Causan un aborto después de la concepción, y la mujer no está
consciente de este hecho.
Saben, las estadísticas en nuestro país dicen que hay 1.4 millones de abortos al año.
Pues, el número es realmente más grande que eso, enormemente más grande por
todos los abortos que son causados por anticonceptivos abortivos. Ahora, cuando se
les presenta a las personas, es decir, que debemos de usar la Planificación Natural de
la Familia, y que demuestren un desdén por los anticonceptivos porque son
intrínsecamente maléficos, o moralmente maléficos, inmediatamente dice la gente,
“¿Cuál es la diferencia? Después de todo, la meta es la misma – la demora de tener
hijos. ¿Cuál es la diferencia?” Bueno, para contestar esa pregunta, necesitamos tener
en mente lo siguiente – que el fin no justifica los medios. Ese es un principio
fundamental de la teología moral.
San Pablo también nos enseña la misma cosa en su carta a los Romanos. El fin no
justifica los medios. Solo porque yo tengo un buen fin, no quiere decir que yo puedo
usar cualquier medio para lograrlo. Vamos a poner un ejemplo aquí. Ayer, el equipo
de fútbol Americano de mi escuela viajó a otra escuela para jugar fútbol Americano
contra el equipo de esa escuela. El otro equipo aparentemente era mucho más rápido
que nosotros, así es que a medio juego íbamos perdiendo 28-7. Nuestro entrenador
pudo haberles dicho a los jugadores a medio juego, “Bueno, la meta por supuesto es
ganar el juego. Ahora,- ¿cómo vamos hacer eso? Bueno, podríamos por una parte,
jugar durísimo en la segunda mitad del juego. O, tal vez, podríamos lastimar a los
jugadores del otro equipo. Ese es un medio diferente. Podríamos, por ejemplo, sacar
nuestras limas y afilar las hebillas de nuestros cascos a filo de navaja, para que se
lastimen los otros jugadores al hacer contacto con nosotros.” Ahora, eso es bastante
drástico. Eso realmente ocurrió el año pasado en Texas, en un juego de fútbol
Americano. Ese es un medio diferente. Podemos ver que esos medios no son iguales.
El fin es el mismo. Es bueno ganar el juego de fútbol, pero los medios no son iguales.
Un medio bueno, es el de jugar mas duro, lo cual es lo que hicieron nuestros
jugadores. No ganamos, pero casi igualamos el marcador. O, uno podría usar el
medio de lastimar al otro equipo. Eso es algo maléfico. Y es esa la diferencia.
Uno de los medios, la Planificación Natural de la Familia, respeta el Orden de Dios de
todas las cosas, respeta la fecundidad y la infecundidad de los esposos, tiene respeto
por la naturaleza del acto conyugal, lo cual es bueno. No es así con la anticoncepción.
La anticoncepción trata de dividir lo que Dios ha unido, principalmente el aspecto
unitivo del matrimonio y el aspecto procreativo del acto conyugal. Esos dos aspectos
deben estar unidos, así como lo señala el mismo Santo Padre en su encíclica,
Familiaris Consortio. Él dice esto, “Así, al lenguaje natural que expresa la recíproca
donación total de los esposos, el anticoncepcionismo impone un lenguaje
objetivamente contradictorio, es decir, el de no darse al otro totalmente: se produce, no
sólo el rechazo positivo de la apertura a la vida, sino también una falsificación de la
verdad interior del amor conyugal, llamado a entregarse en plenitud personal.” En
otras palabras, el Santo Padre está diciendo que al practicar la anticoncepción en el
matrimonio, los esposos se están diciendo el uno al otro, “Sabes, realmente no me
estoy entregando a ti totalmente, particularmente en este acto conyugal.”
Ahora, cuando yo empecé esta serie de homilías hace como 4 semanas, dije que en
mi opinión, no hay maldad más grande en nuestra sociedad, o en nuestra Iglesia como
el uso extendido de los anticonceptivos. Ahora, -¿por qué hice esta declaración?
Pues, podría hablar sobre este tema por horas. Uds. probablemente no quieren que lo
haga, así es que solamente voy a dar unos cuantos ejemplos donde la anticoncepción
a sido un mal poderoso en nuestra sociedad. Primeramente, vemos que los
anticonceptivos, o el uso extendido de la anticoncepción, conducen al aborto. De eso
no hay la menor duda. Vemos que en cada país del mundo Occidental, donde la
anticoncepción ha sido introducida, inmediatamente sigue el aborto. Lo mismo se dice
de Los Estados Unidos. En 1965, nuestra Corte Suprema en el caso de Griswold vs.
Connecticut, eliminó todas las leyes restantes contra la venta, posesión y uso de los
anticonceptivos. Esa decisión fue basada sobre el descubrimiento de la Corte
Suprema del tal “derecho a la privacidad” en la Declaración de los Derechos
Humanos. ¿En donde hemos oído esto? Pues, ese mismo lenguaje fue usado otra
vez en 1973 en el caso de Roe vs. Wade. El tal “derecho a la privacidad” que por
cierto, no se encuentra en ninguna parte de nuestra Constitución o Declaración de los
Derechos Humanos, fue inventado por la Corte Suprema para abrir la puerta al uso de
los anticonceptivos, y luego al aborto. Obviamente, el uso de la anticoncepción separa
el acto conyugal de su verdadero fin, o sea la procreación. Cuando eso ocurre, por
supuesto, el acto conyugal se expone a ser usado para cualquier cosa que los
interesados quieran usarlo. Entonces, si el acto conyugal es separado de la
procreación, - ¿qué va a pasar cuando la procreación ocurra de todas maneras? En
ese caso, el aborto se necesita para eliminar las consecuencias. Eso es exactamente
lo que ocurrió en nuestra sociedad.
En segundo lugar, la anticoncepción es un gran mal porque definitivamente ha
debilitado la Iglesia Católica en Los Estados Unidos. Ha resultado en el
derrumbamiento de la autoridad. Ahora, esto es muy importante porque la fe Católica
está basada sobre la autoridad. Ante todo y en primer lugar, está basada en la
autoridad de la Palabra de Dios. Nosotros recibimos la Palabra de Dios. Tenemos que
aceptarla y vivirla. Cuando la rechazamos, ya no somos seguidores de Jesucristo.
Nuestra fe esta basada en la autoridad de la Palabra de Dios. En segundo lugar, está
basada sobra la autoridad de la Iglesia de Cristo que fielmente nos transmite y nos
interpreta la Palabra de Dios. De nuevo, rechazar la autoridad de la Iglesia es rechazar
la autoridad de Cristo, rechazar la autoridad de Dios. Como mencioné antes, fue en
1968, que, en el rechazo de la Humanae Vitae, la encíclica del Papa Paulo VI, en la
cual reafirma la enseñanza perpetua de Cristo sobre el tema de la anticoncepción, por
primera vez muchos católicos empezaron a rechazar la autoridad de la enseñanza de
Cristo, y de Dios. Obviamente esto ha debilitado gravemente la Iglesia. Al no aceptar
la autoridad de la Iglesia es no aceptar la autoridad de Cristo.
¿Qué otros males hemos visto desde 1968? Bueno, no puedo evitar notar que la
asistencia de la Misa del domingo ha disminuido drásticamente. Ha bajado el 25%.
Estaba al 75% en los 60’s. Pues, obviamente, si la Iglesia no tiene la autoridad de
enseñarme en el área de la anticoncepción, entonces la Iglesia no tiene la autoridad de
enseñarme a ir a Misa los domingos. Soy libre de escoger si quiero ir o no. Mucha
gente ha tomado esa alternativa. También he notado, como sacerdote, que ha habido
una tremenda caída, aun más significativa que la asistencia de la Misa, sobre el uso
del Sacramento de la Reconciliación. De nuevo, lo mismo pasa. Si la Iglesia no tiene
la autoridad de enseñarme en un área, entonces la Iglesia no me puede decir que yo
necesito un sacerdote para irme a confesar. Puedo ir directamente a Dios para que
sean perdonados mis pecados. Y, después de todo, si estoy casado, usando
anticoncepción, - ¿para qué voy a confesarme? Estaría admitiendo por una parte que
estoy haciendo algo que está en contra de las enseñanzas de la Iglesia, algo que la
Iglesia considera equivocado. ¿Para qué voy a Confesión a confesar mis pecados?
Igual, para muchos otros temas morales que la Iglesia nos da su enseñanza, hemos
visto una erosión de Católicos que siguen esas enseñanzas. Es la misma razón: Si la
Iglesia no tiene la autoridad para enseñarme en una área, - ¿para qué seguir las
enseñanzas en cualquier área? ¿Por qué no puedo decidir por mí mismo(a) lo que la
Iglesia quiera enseñarme?
Finalmente, he notado como sacerdote y como catedrático, que la anticoncepción está
a raíz del por que nuestra juventud conoce tan poco de nuestra fe Católica. La fe no
se está pasando a los jóvenes. Porque, después de todo, una vez más, si Uds. son
una pareja de anticonceptivos, - ¿para qué enseñarles a sus hijos la plenitud de la Fe
Católica, la cual esta basada en la autoridad de la Iglesia que nos enseña? ¿Para qué
hacerlo? Me temo que tal vez con algunos maestros religiosos que están en nuestras
escuelas, en los programas de educación religiosa, esté pasando lo mismo. ¿Para qué
enseñas la plenitud de la Fe Católica si no la aceptas tú mismo? Por eso temo que en
muchos programas, la fe ha sido diluida. No se le ha dado plenitud. Porque quizás se
avergüenzan de esa plenitud de fe y como consecuencia muchas veces en la
educación religiosa, aun en nuestras escuelas Católicas, tristemente se dedican a
hacer proyectos de arte, o por el estilo, mientras que la plenitud de la fe no es
transferida a los demás.
Así que, mis hermanos y hermanas, al llegar a la conclusión de todo esto, pienso que
verdaderamente necesitamos en nuestra sociedad, especialmente en nuestra Iglesia,
arrepentimiento, un cambio de corazón. Necesitamos eso desesperadamente, un
cambio de corazón sobre este tema moral en particular. Todo a través del Antiguo
Testamento, Dios nos dice qué bendiciones serán otorgadas sobre aquellos quienes
sigan la ley de Dios. Eso es tan obvio en este tema. Con las parejas de casados con
quienes yo he platicado, y quienes practican la Planificación Natural de la Familia, y
respetan la enseñanza de la Iglesia, hay bendiciones, grandes bendiciones. Por otra
parte, Dios nos advierte frecuentemente en el Antiguo Testamento, que, desobedecer
su ley, es hacer caer sobre nosotros mismos, maldiciones, grandes maldiciones. Eso
se ve en nuestra sociedad hoy en día. Así es que mis hermanos y hermanas, como
Católicos, así como la levadura en el pan, necesitamos un cambio de corazón, un
arrepentimiento en esta área. Bien nos haría hacer caso a las palabras que nuestro
Señor nos dio al final del Evangelio de hoy. Es una advertencia para nosotros si no
cambiamos nuestros corazones y nuestras mentes, sobre este tema. Jesús dice esto,
“Ahora yo les digo a ustedes: se les negará el Reino de los Cielos, y será entregado a
un pueblo que le hará producir sus frutos.”
Que eso no nos pase a nosotros por nuestra resistencia a la Palabra de Dios, a la
voluntad de Dios en esta área en particular. Mis hermanos y hermanas, oremos por un
cambio de corazón de muchos Católicos en nuestra sociedad, un cambio de corazón
sobre este tema, un sentido de arrepentimiento, un corazón abierto a la Palabra de
Dios, para que podamos atraer sobre nosotros una vez más, como nación y como
Iglesia, las bendiciones de Dios.
Para recibir más información, favor de comunicarse con God’s Plan for Life a
[email protected] o al (949) 235-4045.