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LA INTERPRETACIÓN DE LA INFLACIÓN CONTEMPORÁNEA ANTE LA LEY
DEL VALOR-TRABAJO Y LA FORMULACIÓN DE UNA TEORÍA EXPLICATIVA
Disertación del Dr. JULIO SILVA- COLMENARES para ingresar como Individuo
de Número en la Academia Colombiana de Ciencias Económicas,
Bogotá, Octubre 15 de 1984
Introducción
El propósito de nuestra disertación es hacer un modesto aporte a la
interpretación y comprensión de uno de los fenómenos económicos más
complejos y discutidos de la actualidad, esto es, las causas y efectos de la
inflación monetaria en la época contemporánea, y contribuir, al mismo
tiempo, a la indagación de una teoría explicativa que tenga un sólido
fundamento científico, es decir, que corresponda a proposiciones de
carácter general con amplio cubrimiento témporo-espacial. Luego de
recordar las principales concepciones que sobre la inflación han tenido
diversas escuelas económicas, pasamos sucinta revista a la definición
prístina que sobre el dinero y su signo, la moneda, tiene el pensamiento
clásico, deteniéndonos en especial en la base que ha de tener esta
definición en la teoría del valor-trabajo, desarrollada por Smith y
Ricardo y completada genialmente por Marx, para concluir con la
comprobación que el abandono definitivo del patrón-oro implica el
abandono de la concepción del dinero-mercancía, o sea que en la época
contemporánea estamos en presencia de la emisión de papel-moneda
con violación de la ley del valor, lo que es la causa de fondo de la
permanente inflación monetaria que hemos padecido en el capitalismo
en la segunda parte de este siglo. Finalmente, hacemos unas breves
consideraciones propias sobre lo que consideramos la necesaria búsqueda de una ley particular de la circulación del papel-moneda en la época
del capitalismo monopolista, que nos permita identificar y cuantificar

Doctor (pHD) en economía, Escuela Superior de Economía “Bruno Leuschner” de Berlín
(RDA); profesor-investigador de las universidades Autónoma e INCCA de Colombia; profesor
visitante en diversas universidades; vicepresidente del Consejo Colombiano de Paz.
la inflación monetaria y descubrir su esencia como mecanismo
redistribuidor de la renta nacional.
En esta línea de pensamiento creemos que se hace indispensable
distinguir entre la inflación, que en la literatura económica se ha
manejado tradicionalmente como sinónimo de elevación de los
precios, y la carestía, propiamente dicha, como incremento en el
índice de precios de un conjunto específico de bienes y/o servicios,
dándole a esta última el nivel científico de una categoría.
De
acuerdo
con
nuestra
teoría,
la
inflación
es
un
fenómeno
esencialmente monetario, esto es, de exceso de moneda, hoy de papel
moneda, respecto a uno o varios parámetros que se consideran las
variables independientes, sin que esto signifique que suscribamos la
concepción interpretativa de la escuela monetarista. De esta manera, si
bien la inflación monetaria y la carestía son fenómenos que se
interrelacionan e interinfluyen, no son exactamente lo mismo y cada
uno de ellos debe tener su propia identificación categorial. De acuerdo
con nuestra hipótesis, distinguimos entre la ampliación de la base
monetaria que tiene causas inflacionarias y la ampliación de la oferta
monetaria que no produce efectos inflacionarios, como sería aquella
ampliación
que
corresponde
al
aumento
de
la
producción,
al
incremento en el valor de las mercancías o a una disminución en su
velocidad de circulación. Asimismo, tendríamos que en el aumento
artificial de precios influyen la inflación monetaria y la formación
monopolista de los precios; esto es, habría una emisión monetaria
inflacionaria que antecede a la elevación de los precios y otra emisión
que precede a la carestía, distinguiéndose ambas de las emisiones no
inflacionarias. Un aspecto que consideramos esencial distinguir es que
tanto la inflación monetaria como la carestía se generan en la esfera de
la producción, pero se manifiestan en la esfera de la circulación, la
distribución y la redistribución. No obstante, debe tenerse en cuenta
que nuestras apreciaciones e hipótesis son apenas un trabajo de
investigación científica que presentamos a la discusión pública, sin
pretensiones de "verdad revelada".
2. Teorías al margen de la Ley del Valor-Trabajo
Al comenzar esta brevísima revisión, hemos de mencionar la teoría
cuantitativa, la más antigua en la interpretación de la inflación; entre
los primeros exponentes se destacan los cuantitativistas B. Davanzatti,
J. Montarini, John Locke y David Hume, quien en su tratado "Sobre el
dinero" en 1752 decía que "un cambio en la cantidad de dinero conduce
(después de determinado tiempo) a un cambio proporcional en el nivel
de precios".1 En el siglo XX se han desarrollado varias variantes de la
teoría cuantitativa, destacándose E.W. Kemmerer, Irving Fischer y la
denominada escuela de Cambridge con A. Marshall, A. Pigou y D.
Robertson.
La teoría cuantitativa asigna a la depreciación de la moneda la
determinación de los precios. De un fenómeno cierto, la depreciación
de la moneda por su emisión en exceso sobre las necesidades de la
circulación, se deduce una conclusión errónea, esto es, el precio se
determina con prescindencia de la producción. En la época actual está
representada por los expositores de la llamada ecuación de cambio que
introduce la variable de la velocidad de la moneda.
Cuando entra en crisis la teoría cuantitativa, especialmente por el paso
del capitalismo de competencia al capitalismo monopolista, y ante el
gran "crack" de principios de los años 30, se presenta como una
alternativa la teoría keynesiana, que traslada el énfasis de la masa de
moneda a la llamada demanda efectiva. Para la teoría keynesiana sigue
siendo la masa de dinero lo que determina el nivel de los precios, así
1
Citado por CARRIAZO, George. Algunas consideraciones sobre el monetarismo. Temas de
Economía Mundial No. 4/1982. Avances de investigación del Centro de Investigaciones de la
Economía Mundial (La Habana) pág. 46.
ponga en juego una nueva variable: el empleo. Como es evidente, el
keynesianismo en todas sus tendencias, también explica la inflación
como una simple relación entre dinero-precios en la esfera de la
circulación, olvidando la esfera de la producción en donde se generan
las causas.
Ante la incapacidad de la teoría keynesiana para explicar el aumento
permanente de los precios, no obstante la crisis y el desempleo, tomó
impulso
la
teoría
monetarista,
que
también
es
un
intento
contemporáneo por revitalizar la antigua teoría cuantitativa. "Lo nuevo
que aporta Milton Friedman a la vieja teoría cuantitativa del dinero, -señala George Carriazo-, es que trasladó el énfasis de la explicación
del movimiento de los precios al del ingreso nominal ... La tesis central
del monetarismo plantea que existe un estrecho vínculo causal entre
las variaciones en la masa monetaria y las fluctuaciones de otros
importantes indicadores de la actividad económica. En primer lugar,
ejercen una influencia directa sobre lo que Milton Friedman denomina
el ingreso nominal, para que posteriormente y a través de mecanismos
de transmisión no identificados claramente en la teoría monetarista, y
con un retardo ('Lag') de entre seis meses y dos años influir sobre los
precios, la tasa de interés, la producción y otras variables semejantes.
El monetarismo representa entonces, según el postulado anterior, el
desarrollo y aplicación a una escala ampliada de la vieja teoría cuantitativa del dinero".2
Los monetaristas, como los cuantitativistas y los keynesianos de todo
pelaje, confunden el medio de realizar la demanda, esto es, la masa
monetaria, con la propia demanda y basan su teoría de la inflación en
dos correlaciones principales: la denominada ecuación cuantitativa y la
ecuación del multiplicador monetario.
Coincidimos con el investigador mexicano Alonso Aguilar cuando señala
que "La relación entre dinero y precios que postula la teoría
2
CARRIAZO, George. op. cit., pág. 43.
cuantitativa es lógica. Lo discutible es la causalidad que los
monetaristas establecen y que convierte los cambios de la oferta de
dinero en la variable independiente del sistema y la inflación en un
fenómeno puramente monetario que resulta de ciertos desajustes
técnicos, más que de problemas y contradicciones reales". 3 El monetarismo, que recomienda incrementar el desempleo para detener la
espiral salarios-precios, destruir el capital "ineficiente", reducir los
impuestos sobre las ganancias para estimular la inversión, aumentar los
impuestos indirectos y cortar el gasto público en servicios sociales, es
en realidad un mecanismo de redistribución de la riqueza en favor del
capital monopolista.
Finalmente hemos de mencionar la escuela estructuralista, cuya
principal tendencia es la desarrollada por un grupo de científicos
vinculados hace varios decenios a la Comisión Económica de las
Naciones Unidas para América Latina -CEPAL-, quienes, no obstante que
recogen ciertos elementos de las variantes keynesianas, comprenden
mejor los fenómenos monetarios y de distribución del ingreso que se
derivan de los procesos inflacionarios y trasladan el centro de atención
de los aparentes excesos de demanda de las diversas teorías
cuantitativas y keynesianas hacia los factores de inflexibilidad de la
oferta, concediendo especial importancia a la rigidez de las economías
"subdesarrolladas". En esta teoría se evidencian dos tendencias: Una
llamada
de
izquierda,
que
se
aproxima
a
algunas
corrientes
neokeynesianas de izquierda y a la teoría marxista, y otra que se ha
calificado de orientación de derecha, bastante próxima a la teoría
monetarista. La primera tendencia se acerca a una distinción entre las
causas de la inflación monetaria y el comportamiento de los precios, lo
cual es sin duda un gran avance respecto a las demás escuelas de la
economía capitalista, si bien no se logra la nítida distinción porque
propugnamos nosotros.
3
AGUILAR MONTE VERDE, Alonso. Inflación y crisis. Revista Economía y Desarrollo (La Habana)
No. 59 (1980) pág. 161.
3. Una teoría con base en la Ley del Valor-Trabajo
Dado que entre los economistas clásicos fue Marx quien elaboró en
forma más completa la teoría del valor-trabajo, la que a su vez
nosotros consideramos fundamental para entender las causas y efectos
de la inflación monetaria en la época contemporánea, vamos a
presentar sus lineamientos básicos del modo más resumido posible,
remitiendo a quien quiera profundizar en ella a los propios textos del
Prometeo de Tréveris.4
La mercancía es la "forma elemental" de la "La Riqueza de las
sociedades en las cuales reina el modo de producción capitalista",
como lo señala Marx en el primer renglón de su obra magna "El
Capital", observando que posee valor de uso y valor de cambio.
"Cualquier cosa útil, -aclara más adelante-, puede considerarse desde
un doble punto de vista: el de la calidad y el de la cantidad".
Distinguiendo entre los dos conceptos, precisa: "La utilidad de una
cosa hace de ella un valor de uso ... Los valores de uso de las mercancías constituyen el material de un saber especial, de la ciencia y
la rutina comerciales. Los valores de uso sólo se realizan en el uso o
el consumo"; de otro lado, "El valor de cambio aparece primero como
la relación cuantitativa, como la proporción en que los valores de uso
de distintos tipos se intercambian, y esa relación se modifica
constantemente con el tiempo y el lugar ... Como valores de uso, las
mercancías son ante todo de diferente calidad; como valores de
cambio sólo pueden ser de distinta cantidad". Y dictamina a
continuación: "Cuando se deja a un lado el valor de uso de las
mercancías, sólo les queda una cualidad: la de ser productos del
trabajo... Metamorfoseados en sublimados idénticos, especimenes
del mismo trabajo indistinto, todos estos objetos manifiestan una
sola cosa a saber: que en su producción se invirtió una fuerza de
4
Así llama el biógrafo Günter Radczun a Carlos Marx, en razón de su ciudad nativa. El
prometeo de Tréveris. Carlos Marx. Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1974.
trabajo humana, que en ellos se acumuló trabajo humano. Como
cristalizaciones de esa sustancia social común, se les considera valores". Para nuestro propósito nos interesa que este trabajo es el
"socialmente necesario", esto es, "el que exige todo trabajo, ejecutado con el grado medio de habilidad e intensidad, y en condiciones
normales respecto del medio social dado... Por consiguiente, sólo la
cantidad de trabajo, o el tiempo de trabajo necesario, en una
sociedad dada, para la producción de un artículo, determina la
cantidad de su valor". Como es obvio, en esta materialización del
trabajo como valor influye su productividad, según la ley enunciada
por el propio Marx: "El valor de una mercancía varía, entonces, en
proporción directa de la cantidad y en proporción inversa de la fuerza
productiva del trabajo que se realiza en ella".
5
Para el caso de nuestra disertación no preocupa ahora la distinción
entre valor y precio -en la práctica abandonada por la teoría
económica desde los neoclásicos en la frontera entre los siglos XIX y XX
y que retomaremos más adelante-, y vamos más bien a recordar
someramente el surgimiento del dinero del corazón mismo de la
circulación mercantil, siguiendo otra vez las palabras del fundador del
socialismo científico. Al hablar en el capítulo II del libro 1 de "El
Capital" del proceso de intercambio, dice Marx que "todas las
mercancías son no-valores de uso para quienes las poseen y valores de
uso para quienes no las poseen. Por consiguiente es preciso que pasen
de una mano a otra a todo lo largo de la línea. Pero ese cambio de
mano es su intercambio, y éste las relaciona unas cosas con otras como
valores y las realiza como tales. Es necesario, entonces, que las
mercancías se manifiesten como valores antes de poder realizarse
como valores de uso". Y una página más adelante nos describe en
forma elegante y clara el surgimiento del dinero así: "La necesidad
misma del comercio obliga a dar cuerpo a esa antítesis (la de valor de
uso y valor), tiende a hacer nacer una forma valor palpable, y no
5
MARX, Carlos. El Capital. Cartago, Buenos Aires, 1973. Tomo 1, pág. 55 a 59.
conoce reposo ni tregua hasta que por fin se llega a dicha forma
mediante el desbordamiento de la mercancía en mercancía y dinero.
En consecuencia, a medida que se cumple la transformación general
de los productos del trabajo en mercancías, también se lleva a cabo la
conversión de las mercancías en dinero".6
En este proceso, una mercancía particular, por sus propias cualidades,
fue convirtiéndose en mercancía equivalente general, en mercancía
universal, ya que todos sus ejemplares poseen la "misma cualidad
uniforme", puede ser "divisible a voluntad" y "recompuesta con la
suma de todas sus partes". Como aclara el propio Marx, "todos: saben
que el oro y la plata poseen por naturaleza estas propiedades". De
esta manera, "la forma-dinero es el reflejo de las relaciones de valor
de toda clase de mercancías en un solo tipo de ellas"; no obstante,
debe tenerse en cuenta que "El movimiento de los intercambios da a
la mercancía que transforma en dinero, no su valor, sino su formavalor específica. La confusión de dos cosas tan distintas llevó a
considerar el oro y la plata como valores puramente imaginarios. El
hecho de que en ciertas funciones el dinero pueda ser reemplazado
por simples signos de sí mismo, aclara Marx, hizo nacer el otro error
que consiste en creer que no es más que un signo".7 Sobre este error,
que al capitalismo contemporáneo pretende convertir en verdad,
insistiremos más adelante, pues es la causa explicativa de la inflación
moderna y es el punto de partida para nuestra búsqueda de una teoría
alternativa sobre tal fenómeno económico. Anticipándonos un poco,
podríamos decir que la violación de la ley del valor y la eliminación de
todo sustento material en la emisión de papel-moneda es lo que
explica la inflación contemporánea, en una sociedad como la
capitalista, que es, por antonomasia, una sociedad mercantil, esto es,
regida por la ley del valor en el proceso de intercambio.
6
7
MARX, Carlos. op. cit., pág. 98 y 99.
MARX, Carlos, op. cit., pág. 102 y 103.
Aunque Marx no estudió en detalle el fenómeno de la inflación
monetaria, ya que en la época del capital de libre competencia su
ocurrencia era casual, de su Ley General de la Circulación se desprende que concebía la inflación como la acumulación excesiva de
papel moneda en los canales de la circulación. Pero teniendo en
cuenta que Marx partía de un papel moneda con respaldo en oro, lo
cierto es que, como decía el desaparecido investigador Teodosio
Varela, recordando al académico soviético Eugenio Varga, "en las
actuales circunstancias la definición de inflación dada por Marx no
abarca todos los fenómenos nuevos. Esto se debe a que, desde los
tiempos de Marx, mucho ha cambiado en la esfera de la circulación.
Estas variaciones pueden concretarse así: a) Ya no hay monedas de oro
en la circulación. b) La plata en ninguna parte del mundo es metal
divisa. c) Los cheques han pasado a ser un importantísimo medio de
circulación. Todo esto da base para concluir que no es exactamente
cierto que la causa de la inflación (nota de Julio Silva-Colmenares
entendida como aumento de precios) sea el exceso de billetes en el
torrente de la circulación monetaria. Esa sería, agregamos nosotros, la
causa inmediata. Pero la causa de fondo, mediata, radica en
cuestiones económicas, y no exclusivamente monetarias o técnicas".
8
Lo fundamental de Marx, y que pasaron por alto los neoclásicos, los,
keynesianos y los monetaristas, es que en la enunciación de su ley de la
circulación de las mercancías hace una crítica a fondo de la teoría
cuantitativa, pues en la ley de Marx son los precios, la cantidad de
mercancías ofrecidas y la velocidad de rotación los que determinan la
masa monetaria necesaria. En palabras de Marx la ley se define así:
"Esta ley, según la cual la cantidad de los medios de circulación la
determina la suma de los precios de las mercancías circulantes y la
velocidad media del curso del dinero, equivale a lo siguiente: dadas la
8
VARELA, Teodosio. La inflación. gran problema nacional. Revista Documentos Políticos
(Bogotá) No. 47 (1965). pago 26 y 27.
suma de valor de las mercancías y la velocidad media de su
metamorfosis, la cantidad de metal precioso en circulación depende de
su propio valor".9 Esto indica que las mercancías entran a la circulación
con precio, ya sea que esté por encima o por debajo del valor y que
oscila en el mercado por la ley de la competencia, y el dinero entra
con valor.
Según el conocido profesor colombiano José Consuegra, quien define su
propia teoría de la inflación como "estructural marxista", "algunos:
pasajes confusos de Marx en el análisis del papel moneda han dado
motivos a incorrecciones posteriores en los conceptos de la inflación",
lo que lo lleva a señalar que existe una concepción monetaristamarxista para la cual "la inflación es un fenómeno institucional. Se
origina en el incumplimiento de la rigidez metalista concebida en el
pasado"10. En nuestra opinión, no se dan propiamente en el texto de
Marx pasajes confusos y conceptos que puedan caer en las redes del
monetarismo; no olvidemos que es el propio Marx quien pone en sus
pies la teoría cuantitativa; lo que sucede es que Marx escribió cuando
la circulación monetaria estaba compuesta por moneda de oro o papel
moneda con respaldo en oro, por lo que la moneda o el papel moneda
tenían un valor intrínseco. La sustitución de la moneda con respaldo en
oro por la moneda con respaldo fiduciario del Estado, ha implicado
cambios sustanciales que hoy tienen que tenerse en cuenta, por lo que
no puede aplicarse mecánicamente a un fenómeno contemporáneo una
definición dada hace más de un siglo.
El papel moneda de hoy, como dinero, no cumple el contenido que ha
de tener en una sociedad mercantil, en donde el intercambio de valores
-trabajo socialmente necesario materializado en las mercancías- es la
base de la circulación general. En este sentido hemos de recordar que
9
MARX, Carlos. El Capital. op. cit., pág. 130-131.
CONSUEGRA H1GG1NS, José. Teoría de la inflación, el interés y los salarios. Plaza y Janés.
Bogotá, 1982, pág. 64 y 107.
10
ya Marx nos decía que "el precio o la forma-dinero de las mercancías
es, lo mismo que la forma-valor en general, distinto de su cuerpo o de
su forma natural, algo ideal. El valor del hierro, de la tela, del trigo,
etc., reside en estas cosas mismas, aunque invisible. Está representado
por su igualdad con el oro, por una relación con este metal, que sólo
existe, por decirlo así, en la cabeza de las mercancías... Los precios o
cantidades de oro en que se convierten idealmente las mercancías se
expresan ahora con los nombres monetarios del patrón oro. Así, en
lugar de decir que un quárter de trigo es igual a una onza de oro, se
dirá en Inglaterra: es igual a tres libras, 17 chelines, 10 1/2
peniques... El precio es el nombre monetario del trabajo realizado en
la mercancía... En el precio, es decir, en el nombre monetario de las
mercancías, se anticipa la equivalencia de éstas con el oro, pero no se
trata todavía de un hecho consumado... ".11
Y más adelante Marx precisa esta idea así: "La metamorfosis completa
de una mercancía supone, en su forma más simple, cuatro términos,
mercancía y dinero, poseedor de mercancía y poseedor de dinero:
tales son los dos extremos que se enfrentan dos veces. Pero uno de los
productores interviene primero en su papel de vendedor, poseedor de
mercancía, y luego en su papel de comprador, poseedor de dinero".12
Pero para que el dinero cumpla este papel de mercancía de
intercambio universal debe tener también su propio valor, así esté
representado por un signo de éste, como es el caso del papel moneda
con base en el patrón oro; mas no es esto lo que sucede en la época
contemporánea; por ejemplo, si tomamos el caso de un asalariado,
éste es víctima de un intercambio desigual, de una redistribución de su
alícuota de la renta nacional, ya que él entrega una mercancía
verdadera, mensurable, su fuerza de trabajo, y recibe un signo
monetario sin respaldo alguno en valor verdadero, sólo la fé en el
Estado, casi como si recibiese una mercancía ficticia, sin valor
11
12
MARX, Carlos, op. cit pág. 107, 112, 113 y 114.
MARX, Carlos. op. cit., pág. 121.
intrínseco propio. Es decir, se viola la ley de respaldo del papel
moneda, que se enuncia de la siguiente manera: "En consecuencia, el
papel moneda sólo es signo de valor en la medida en que representa
cantidades de oro que, como todas las demás cantidades de
mercancías, también son cantidades de valor".13O sea, diciéndolo de
otra manera, que el papel moneda contemporáneo tiene una esencia
muy diferente al papel moneda de la época del patrón oro o metalista,
ya que no es signo de un valor si no que cuenta con el mero respaldo
fiduciario del Estado.
Teniendo en cuenta que en el siglo XIX todas las monedas se
respaldaban con un patrón metálico, con especial preponderancia del
oro, era correcto lo que Marx en su ley de la circulación del papel
moneda decía: "El Estado lanza a la circulación billetes de papel en los
cuales se encuentran inscritos valores de numerario tales como 1
esterlina, 5, etc. En la medida en que estos billetes circulan
realmente en lugar del peso de oro del mismo valor, su movimiento no
hace otra cosa que reflejar las leyes del curso del dinero real. Una ley
especial de la circulación del papel sólo puede ser el resultado de su
función de representante del oro o la plata, y dicha ley es muy
sencilla; consiste en el hecho de que la emisión de papel moneda debe
ser proporcional a la cantidad de oro (o plata) de la cual es símbolo, y
que en la realidad debería circular".
14
Esta ley lleva a la conclusión de que si el Estado, manteniéndose el
respaldo de la mercancía-dinero, emite en exceso, estará depreciando
el símbolo que representa el papel moneda, lo que es la expresión
material de la inflación monetaria. Con base en esta conclusión lógica,
Marx critica el absurdo de la teoría cuantitativa de que sea
exclusivamente el movimiento de la masa de dinero lo que determina
13
14
MARX, Carlos, op. cit., pág. 135.
MARX, Carlos, op. cit., pág. 134.
los precios en la circulación. Como dice el fundador del Socialismo
Científico, "la ilusión según la cual los precios de las mercancías, por
el contrario son determinados por la masa de los medios de
circulación, y esa masa por la abundancia de los metales preciosos de
un país, se basa en su origen en la absurda hipótesis de que las
mercancías y el dinero entran en la circulación, aquéllas sin un precio,
éste sin valor, y de que una parte alícuota de la masa de las
mercancías se intercambian luego por la misma parte alícuota de la
montaña de metal".15 Y anteriormente había puesto en sus pies la
fórmula: "Suma de los precios de las mercancías dividida por la
cantidad de rotaciones de las piezas de dinero del mismo valor de un
tiempo dado = Masa del dinero que funciona como instrumento de
circulación".
16
Coincidimos con el profesor José Consuegra cuando afirma que "la ley
de la circulación de Marx sirve de fundamento para explicar los
fenómenos propios de la moneda en nuestros días, aunque en el
sentido según nuestra opinión, de que el papel moneda actualmente
en circulación en el mundo capitalista no cumple esta ley, violando,
de paso, la ley del valor-trabajo". Pero no estamos de acuerdo con su
apreciación de que "se hace necesario acoger en su verdadera
dimensión científica el aporte de Marx, dejando a un lado sus
confusiones
metalistas
relacionadas
con
la
emisión
de
papel
moneda".17 Si bien es correcta su apreciación de que la ley de la
circulación del papel moneda de Marx no puede aplicarse en la época
contemporánea, la razón que da para ello nos parece improcedente: no
es tanto que exprese una "confusión metalista" -pues en la época en que
escribió Marx toda la teoría del dinero se basaba en el respaldo del
patrón oro--, sino en que para el mundo contemporáneo es necesario
buscar una nueva ley de circulación del papel moneda, cuando éste se
15
MARX, Carlos. op. cit., pág. 131.
MARX, Carlos. op. cit., pág. 127.
17
CONSUEGRA HIGGINS, José. Teoría de la inflación, el interés y los salarios. Plaza y Janés,
Bogotá, 1982, pág. 89 y 90.
16
basa en el respaldo fiduciario del Estado. El casi obsesivo rechazo de
Consuegra al metalismo que fue una realidad innegable en el
capitalismo de libre competencia, lo lleva a desconocer en su definición
de inflación las leyes del valor y de los precios, circunscribiéndose a la
ley específica de la formación monopolista de los precios, que no anula
sino sólo viola la ley general del valor. Como dice textualmente, "Del
examen de lo anterior bien puede enunciarse una ley: siempre la
cantidad de dinero en circulación, dada la suma total de los precios,
tiende a corresponder a la realmente necesaria para la circulación". 18
Consuegra retrocede en relación con los aportes de Marx y limita su
concepto de inflación a la carestía que imponen los monopolios,
olvidando que es evidente que la masa monetaria también se
incrementa por razones diferentes a la elevación de los precios y que
puede haber una ampliación de la masa monetaria que no sea
inflacionaria, como cuando se incrementa el valor de las mercancías.
Lo que distingue a la época contemporánea del momento en que
escribían los pensadores clásicos de la economía, en especial Marx, es
que ya hoy no hay monedas de oro en circulación excepto las que se
lanzan con valor numismático para eventos especiales, y el oro se
emplea únicamente como dinero universal para acumular parte de las
reservas internacionales de los países; la plata no es patrón monetario
en ninguna parte y el papel moneda emitido directamente por los
gobiernos para sufragar los gastos ya no existe, pues prácticamente en
todos los países se ha pasado a una banca central que tiene el
monopolio absoluto de la emisión, incluida la que como crédito se emite
a favor del gobierno para subsanar su déficit. Asimismo, se ha
incrementado el papel que como medios de pago juegan los cheques y
las tarjetas de crédito, igual que el crédito personal para la compra de
bienes de consumo.
La inflación contemporánea no puede entenderse como un fenómeno
18
CONSUEGRA, HIGGINS, José. op. cit., pág. 92.
circunstancial ocurrido en la esfera de la circulación por causa de
desequilibrios circunstanciales, sino es un hecho de carácter estructural
condicionado por los cambios fundamentales que se han dado en el
sistema monetario capitalista internacional y en los propios sistemas
monetarios nacionales, que perdieron un regulador natural como es el
oro y lo reemplazaron por una divisa nacional, el dólar, convirtiéndolo
en la práctica en moneda mundial. La crisis del sistema monetario
internacional llega a su punto culminante cuando a principios de los 70
se confirma la inconvertibilidad del dólar en oro y se pasa a un sistema
fluctuante de cambios internacionales, manteniéndose en circulación
por todo el mundo miles y miles de millones de dólares depreciados. La
depreciación del dólar era ya evidente desde la primera parte del
decenio de los 60 cuando 35 dólares seguían equivaliendo a una onza de
oro, de acuerdo con el convenio de Bretton Woods, pero en la práctica
compraban la mitad de mercancías que 20 años atrás. Para que este
fenómeno no expresase una depreciación del dólar hubiese sido
necesario que el tiempo de trabajo contenido en las mercancías se
duplicase, lo que no es cierto, pues la elevación permanente de la
productividad rebaja el tiempo de trabajo de cada mercancía, o que se
hubiese rebajado a la mitad el tiempo de trabajo contenido en cada
onza de oro, lo que tampoco es cierto, pues no se ha producido una
revolución técnica de tal magnitud en la extracción del metal precioso.
Esto nos lleva a la necesidad de emitir una ley para la formulación del
papel moneda en la época contemporánea, ley que debe expresar la
necesidad de que la masa monetaria en circulación esté respaldada por
la riqueza nacional, la que convencionalmente podría medirse con el
incremento en términos materiales o reales del Producto Interno Bruto
o, mejor aún, del Producto Social Global. Algo en este sentido se
aprecia en la economía de los países socialistas, economías que también
tienen un carácter mercantil, aunque esencialmente diferente al
capitalismo, no sólo en cuanto al contenido de las relaciones sociales de
producción sino también en tanto a que son economías planificadas,
incluida la emisión de papel moneda. No obstante su ley de la
circulación monetaria puede servirnos de punto de comparación. "En su
función de medida de valor, -dice el Curso Superior de Economía
Política de Spiridonova y otros-, el dinero lo utiliza el Estado para
controlar la medida del trabajo y la medida del consumo. Con ayuda
del dinero se mide la cantidad y la calidad del trabajo que aporta a la
sociedad cada uno de sus miembros activos ... Por consiguiente, con
ayuda del dinero se determina la parte que corresponde a cada
trabajador en la fracción del producto social que se distribuye entre
los miembros de la sociedad socialista con arreglo a su trabajo".
Más adelante añade que "a la función del dinero como medio de
circulación está indisolublemente vinculada la cuestión, de gran
importancia para la economía socialista, del cálculo de la cantidad de
dinero necesario para la circulación. De su correcta solución depende,
en cierto grado, el poder adquisitivo del dinero, su estabilidad". De ahí
que, según una fórmula más desarrollada de la ley de la circulación
monetaria, "la cantidad de dinero en circulación (CD) sea igual a la
suma de los precios de las mercancías puestas a la venta (SP) menos la
suma de los pagos efectuados en operaciones sin efectivo (B), más la
suma de los pagos por transacciones anteriormente realizadas (P),
dividido todo ello por la velocidad de la rotación del dinero (R)".19
Como puede verse, en los países socialistas la variable dependiente es
la cantidad de dinero en circulación y ésta siempre está en función de
las necesidades de la circulación, por lo que puede decirse que nunca
hay inflación monetaria. Se presenta, eso si, incrementos en el nivel de
los precios, que pueden corresponder a incrementos en el valor o a la
"importación" de la inflación de los países capitalistas a través del
comercio exterior.
Similar fenómeno ocurre con la moneda colectiva que en sus cuentas
19
SPIRIDONOVA et al. Curso superior de economía política. Dos tomos. Grijalbo, México,
1965. Tomo 11, pág. 677 Y 678.
recíprocas utilizan los países miembros del Consejo de Ayuda Mutua
Económica (CAME), denominada rublo transferible, sin que ello
signifique que corresponda al rublo de la Unión Soviética, pues es una
moneda que emite el Banco Internacional de Cooperación Económica
(BICE) y no país alguno. En su creación y respaldo no se tuvo en cuenta
el patrón oro sino la producción material. Como señala el Jefe de la
Sección Monetaria del CAME, el rublo transferible, sin tener una
expresión en billetes de banco, pero siendo una divisa internacional,
cumple las funciones fundamentales del dinero: constituye una medida
de valor, un medio de pago y de acumulación. Los problemas
concernientes a esta moneda colectiva se resuelven en el Consejo
Directivo
del
BICE
en
donde
cada
país
cuenta
por
un
voto,
independientemente de su período económico y su aporte de capital.
"El rublo transferible, -señala--, se utiliza únicamente para liquidación
de
cuentas
internacionales.
Su
capacidad
de
compra
no
está
determinada por el nivel de precios internos, sino por el de los precios
vigentes en el comercio internacional de los países del CAME... por
supuesto, el poder adquisitivo del rublo transferible puede bajar si los
precios contractuales suben. Sin embargo, tal descenso no es una
manifestación de su desvalorización inflacionaria, puesto que la
emisión de los rublos transferibles, siendo un proceso planificado,
excluye la posibilidad de que haya un exceso de dinero"20.
En resumen, podríamos decir que la inflación monetaria es un proceso
de depreciación del papel moneda en cuanto al Estado viola la ley
específica de su respaldo efectivo en una mercancía-dinero o en la
producción material y las necesidades de la circulación, lo que
repercute en un incremento nominal de los precios, sin que se haya
producido un aumento en el valor, entendido como tiempo socialmente
necesario. En este sentido la inflación expresa un desequilibrio entre la
20
Entrevista al profesor YURI KONSTANTINOV en el seminario "Novedades de Moscú" No. 4 de
1984.
producción y la circulación y un aparente divorcio entre los valores y
los precios, contrae la demanda efectiva y agudiza los problemas de
realización de las mercancías. Como repetidamente hemos señalado,
debe tenerse en cuenta que la inflación monetaria no es el único factor
que explica el aumento de los precios; también hay que tener en
cuenta a la formación monopolista de los precios, fenómeno que
analizaremos más adelante. En la inflación, el aumento de la masa
monetaria antecede el aumento de los precios; en la formación
monopolista de los precios, el aumento de éstos antecede al
incremento de la masa monetaria.
4. La búsqueda de una explicación científica de la inflación
monetaria y la carestía
Dado que el papel moneda mantiene sus funciones pero ha cambiado su
contenido, se hace indispensable la búsqueda de una teoría científica
que nos permita interpretar de manera integral las causas, formas y
consecuencias de la inflación monetaria y la carestía contemporáneas,
sin que esto signifique el abandono o el rechazo de la teoría del valortrabajo enriquecida por Marx, sino antes bien su actualización a la luz
del desarrollo capitalista en su fase imperialista. En esta exploración
hemos de recordar cómo se soluciona en la teoría y la práctica la
antítesis valor-precio y su expresión a través de la formación
monopolista de los precios, para concluir con una aproximación teórica
a la inflación monetaria y la carestía, buscando alguna generalización
conceptual con base en la realidad específica colombiana.
4.1 Valor y Precio
En el análisis de las interrelaciones entre inflación monetaria y carestía
juega un papel esencial comprender la contradicción entre valor y
precio, en especial su expresión en la época contemporánea, en que el
capitalismo ha hecho el tránsito a su fase monopolista, incluidos los
países de mayor desarrollo de América Latina, entre ellos Colombia.
Para este propósito comenzaremos con una breve revisión de las más
conocidas teorías sobre el valor y los precios, para pasar luego a lo que
caracteriza al siglo XX y es el segundo fenómeno que contemplamos en
nuestra teoría de la carestía: la formación monopolista de los precios.
Aunque pensadores de la antigüedad y la Edad Media, como Aristóteles
y Tomás de Aquino, se plantearon el problema del valor, serán los
mercantilistas y los fisiócratas quienes marcarán la transición hacia la
concepción económica burguesa. Los segundos, en especial con "la
tabla económica" de Quesnay, tienen el mérito de haber intentado una
primera aproximación al proceso de la producción capitalista y
transfieren el análisis, por ello, de la esfera de la circulación a la esfera
de la producción, dando un gran salto cualitativo, salto que a veces
retroceden muchos de los economistas contemporáneos. Pero para los
fisiócratas el valor no es más que simple valor de uso, quedándose en la
apariencia del fenómeno, sin adentrarse en su esencia.21
Adam Smith confunde el precio con el valor agregado y olvida el valor
pretérito que se incorpora en una mercancía. Por eso es muy clara la
crítica de Marx cuando al referirse a la tesis de Smith dice que si bien
es cierto que el salario, la ganancia y la renta del suelo son las tres
fuentes originarias de toda renta, no podría decirse que sean las tres
fuentes originarias del valor de cambio, ya que el valor de una
mercancía se halla determinado por el tiempo de trabajo que encierra.
David Ricardo va mucho más adelante que Smith y, como dice el
investigador cubano Hidalgo-Gato, "no sólo reconoce la necesidad de
que el trabajo pretérito integre el valor de las mercancías sino
además... sostiene la tesis de que el valor viene dado por el trabajo
gastado en la producción de las mercancías y no por aquél que a
cambio de ella se pueda obtener, como indicaba Smith".
21
22
HIDALGO-GA TO, Frank. Problemas teórico-metodológicos de la formación de precios en la
economía socialista. Revista Economía y Desarrollo (La Habana) No. 72 (1983), pág. 52-53.
22
H1DALGO-GATO, Frank. op. cit., pág. 56-57.
La renuncia a los aportes de Smith y Ricardo comienza a ser evidente a
partir de Tomás Malthus, para quien los precios no expresan un valor
creado en la producción sino simplemente una relación entre oferta y la
demanda en la circulación. Con Malthus se inicia también el empleo de
la teoría de la remuneración a los factores de la producción, tan en
boga hoy en día. Y en posición tan errónea se mantiene la mayoría de
los teóricos contemporáneos de la Economía Política Capitalista;
mientras
la
prestigiosa
economista
inglesa
Joan
Robinson,
que
pretendió unir a Marx con Keynes, dice que es "mística" la definición del
valor de las mercancías por el trabajo socialmente necesario para su
producción, los restantes economistas burgueses, especialmente a
partir de Alfred Marshall, se han inclinado a identificar el valor ya sea
con "utilidad" o con "uso" o con "precio", suplantando la teoría del valor
por una teoría subjetiva de los precios. Marx, en cambio, crea una
teoría de los precios a partir de la teoría del valor, que si bien no tuvo
en cuenta las complicaciones propias de los precios de monopolio, va
también a permitirnos explicar sus oscilaciones alrededor del valor en
la época contemporánea.
Uno de los indiscutibles méritos históricos de Marx es haber partido de
los descubrimientos de Smith y Ricardo para completarlos y darles la
coherencia interna que le permitiese ser una teoría del capitalismo,
señalando la diferencia que existe entre valor, valor de cambio y valor
de uso de la fuerza de trabajo y completando la ley del valor-trabajo
con la ley de los precios como expresión del valor.
Si bien en la abstracción teórica valor y precio son iguales, dejadas al
margen las fluctuaciones del mercado, en la realidad son distintos; el
valor, como expresión del trabajo abstracto socialmente necesario, es
proporcional a la magnitud de éste; como precio de producción se
determina por los gastos de capital y la ganancia media lograda por
éste; a su vez, el precio de producción constituye, en un segundo
grado, una forma transfigurada del valor, y cuantitativamente, en el
mercado, puede ser mayor o menor que el valor. Hoy se considera a la
concepción de los precios de producción de Marx como unos reales
"precios de equilibrio" en una economía capitalista competitiva,
determinado por las condiciones medias y las relaciones de producción,
incluido un grado de explotación como una cuota de plusvalía. En una
sociedad dada, hecha la abstracción del comercio exterior, la suma de
los precios de producción coincide con la suma de los valores; los
precios de producción de las mercancías producidas en condiciones
medias y con una composición orgánica media del capital coinciden con
su valor, y todo cambio en la magnitud del valor origina cambios en los
precios de producción.
"Lo que consigue la concurrencia, -dice Marx-, empezando por la esfera
de la producción, es establecer un valor comercial y un precio de
mercado iguales, partiendo de los diversos valores individuales de las
mercancías".23 De esta manera dejó establecido como otro de sus
grandes descubrimientos que en el capitalismo los precios de mercado
se basan en el valor pero no se regulan de acuerdo con la ley del valor,
sino con la ley de los precios de producción. En condiciones de libre
competencia para que el precio corresponda al valor, es decir, a la
jornada de trabajo concretizada en la mercancía, se necesita que se
cumplan los siguientes requisitos: "a) El tiempo de trabajo debe ser el
socialmente necesario, es decir, la fuerza de trabajo que se invierte en
la producción de mercancías debe ser de calificación media; la técnica
empleada debe ser moderna para un lapso determinado de tiempo ...
b) La cantidad total de las mercancías producidas de cada variedad en
particular debe corresponder (en tendencia) a la demanda solvente de
la sociedad ... c) La unidad monetaria debe ser estable con relación al
oro".
24
Como puede verse, aquí se parte de una moneda estable en
función del patrón oro, pero podría plantearse también la estabilidad
en función de la producción material, como sucede hoy en día en los
países socialistas.
23
.MARX, Carlos. El Capital. Cartago, Buenos Aires, 1956. Tomo 1l1, pág. 175-176.
VARGA, Eugenio. Economía Política del Capitalismo. Cultura Popular, México. 1975. pág.
191-192.
24
Debe tenerse en cuenta que no toda elevación de los precios
corresponde a un efecto de la inflación monetaria o de manipulación
monopolista de los precios. Como señala el académico Varga, "en el
curso del ciclo industrial los precios de casi todas las mercancías
regularmente aumentan en la fase de la recuperación y principalmente
en la fase de prosperidad... debido a que se incorporan obreros al
proceso productivo que a consecuencia de la prolongada desocupación,
perdieron
parcialmente
su
ocupación,
u
obreros
nuevos,
sin
experiencia... esto no es un aumento inflacionario de los precios. Este
fenómeno se observa también bajo el patrón oro... Tampoco se puede
considerar inflacionaria el
alza
momentánea de
los precios a
consecuencia, por ejemplo, de una mala cosecha".25 Asimismo, debe
considerarse que no es inflacionario el aumento en el precio de una
mercancía cuando se incrementa su valor, por ejemplo, por un
mejoramiento sustancial en su calidad o en su condición de satisfacción
de una necesidad concreta.
4.2 Causas y efectos de la formación monopolista de los precios
Lo característico del capitalismo monopolista es que los precios de
mercado no se forman alrededor del precio de producción en la
competencia entre demanda y oferta, sino salen determinados desde la
producción, llegándose al caso que en el precio de mercado no se
refleje la disminución en el valor comercial, como era lo normal en el
capitalismo de competencia; es lo que han tenido que reconocer
algunos
economistas
bajo
la
eufemística
fórmula
de
"precios
administrados". En este sentido, en la época actual "los precios
concretos de mercado se diferencian del planteamiento original de
Marx de que el precio corresponde al valor", pues "los monopolios
25
25. VARGA, Eugenio. op. cit., pág. 199.
venden sus mercancías a precios más elevados que los precios de
producción. Esta es la base fundamental de su superbeneficio". No
obstante, a pesar de las modificaciones que imponen los monopolios,
"el valor, es decir el tiempo de trabajo socialmente necesario
contenido en la mercancía, continúa siendo el regulador fundamental
de las relaciones entre los precios".26
En la economía capitalista es muy frecuente la idea de que un aumento
de precios significa un aumento de valor. Si bien es posible que esto
suceda cuando se eleva la calidad de un bien o se mejora
sustancialmente el valor de uso de una mercancía, lo que implicaría
incrementar el tiempo de trabajo socialmente necesario, en sentido
general no es esto lo que ha ocurrido en los últimos decenios. Toda la
evidencia empírica demuestra que la elevación de la productividad ha
rebajado, en una tendencia histórica irreversible, el tiempo de trabajo
contenido en cada mercancía, por lo que los precios hoy deberían ser
menos que hace algunos decenios. También podría explicarse una
elevación permanente de los precios si se hubiese producido un
descenso notorio en el valor del oro, en el caso de mantenerse como
patrón monetario. Pero tampoco ha ocurrido una revolución técnica en
la extracción de este metal precioso que hubiese reducido en varias
veces el tiempo de trabajo contenido en él. De otro lado, si el aumento
de los precios correspondientes a un incremento generalizado del valor
o simplemente a la depreciación inflacionaria de la moneda, la carestía
hubiese tenido que extenderse con igual ritmo a todas las mercancías,
cuando en la realidad lo que se observa es un incremento diferenciado
de los precios, con mayor velocidad en aquéllos sobre los cuales pesa
un manejo monopolista.
Como señala Vigodsky, el precio de monopolio cumple aparentemente
en la época actual el mismo papel de la competencia en cuanto simula
26. 26 VARGA, Eugenio. op. cit., pág. 193 y 194.
la nivelación entre valor comercial y precio de mercado, pero en este
caso ocultando su progresiva separación. "Pero, recalca, una cosa es
establecer
el
mismo
valor
y
precio
comerciales
mediante
la
competencia, y otra muy distinta hacerla con el fin de prevenir la
competencia", lo que completa más adelante así: "En el primer caso,
el precio igual se debe a la competencia; en el segundo, es el punto
de partida de la política monopolista".27 Esto es, los monopolios no
pueden suprimir la ley del valor, en cuanto la base final del
intercambio es el trabajo social materializado en las mercancías.
Resumiendo, podríamos decir que los monopolios violan pero no
eliminan la ley del valor.
De esta manera, la ganancia de los monopolios es en buena parte una
redistribución de la renta nacional, utilizando fundamentalmente el
mecanismo de los precios de monopolio. Recordemos que en el
capitalismo monopolista se debilita la tendencia a reducir el valor
comercial --y más bien aparece la tendencia a elevar ese valor y el
precio de mercado-, a pesar de la reducción del valor que implica el
progreso técnico. Pero esta redistribución no puede salirse del marco
del nuevo valor material creado. En el capitalismo monopolista la suma
de todos los precios, esto es, de los altos y bajos precios monopolistas y
los precios no monopolistas, no puede ser diferente a la suma de los
valores, así como los precios de producción son iguales a la suma de los
valores.
En cuanto interesa a nuestra hipótesis, es muy importante destacar que
el incremento que imponen los precios de monopolio en el nivel general
de precios de una sociedad, esto es, su influencia en parte de la
carestía, no tiene una causa originada en la inflación monetaria, ya que
más bien son estos precios de monopolio los que imponen la necesidad
de incrementar la masa monetaria indispensable para la circulación,
produciéndose una depreciación del papel moneda como medio de
27
VIGODSKI, Salomón L. Ensayos sobre la teoría del capitalismo contemporáneo. Lautaro,
Buenos Aires, 1964, pág. 67-68.
cambio y de pago, por cuanto los monopolios logran que la suma total
de los precios se incremente artificialmente por encima de la suma de
los valores materiales en el momento de la producción, logrando la
igualdad en el momento siguiente en un nivel más alto de la masa
monetaria en circulación.
4.3 Hacia una interpretación integral de las causas, formas y
consecuencias de la inflación monetaria
Visto todo lo anterior, no queda duda que la inflación no es un simple
problema técnico de política monetaria, sino, al contrario, es un
fenómeno que tiene múltiples causas económicas que se expresan en
resultados monetarios. Por tanto, hay que buscar una explicación y
definición más coherente y compleja, que la que tradicionalmente se
ha dado en la teoría económica. Como señalábamos en páginas
anteriores, nuestra teoría es que en el incremento de los precios, esto
es, en la carestía, influyen dos grupos de fenómenos, interrelacionados
pero independientes: la inflación monetaria y la formación monopolista
de los precios, sin que puedan separarse mecánicamente el uno del
otro. Por consiguiente, en la masa monetaria en circulación influirán
también estos dos fenómenos: Habrá emisión como efecto de la
inflación monetaria y emisión como efecto de los precios de monopolio,
además de la emisión necesaria por la expansión real de la producción
y los eventuales aumentos en los valores. Nos encontramos así en
presencia de un proceso dialéctico de causa-efecto-causa, en que como
resultado final la masa monetaria está determinada por factores
monetarios y factores de precio.
Entre los factores monetarios habría que destacar en especial los
referentes al manejo del sistema crediticio-monetario y los efectos que
se originan por los déficits estatal y en la balanza cambiaria. Así, por
ejemplo, con la conversión del dólar en medio de liquidación de las
cuentas de reserva, los demás países capitalistas en realidad estaban
concediendo permanentemente a los EE.UU., un multimillonario
crédito ilimitado y sin intereses, lo que le permitía cubrir con dólares
depreciados su déficit de la balanza de pagos y financiar su expansión
en el exterior. De esta manera se generó una permanente emisión
inflacionaria de dólares que afectó a todo el sistema capitalista. En el
caso de los países dependientes el descenso de la tasa de cambio que
origina el flujo inflacionario de dólares lleva a un encarecimiento de
las importaciones, así como a la necesidad de entregar cada vez más
trabajo
nacional
(intercambio
por
los
comercial
bienes
no
y
servicios
equivalente
o
que
se
desigual).
importan
Como
el
endeudamiento externo de los países en desarrollo está creciendo a
ritmos que duplican o triplican el crecimiento real de la economía, su
conversión
en
monedas
nacionales
también
tiene
un
efecto
inflacionario, pues excede las necesidades de la circulación. Hay que
tener en cuenta que una sólida divisa es una de las condiciones para
que se dé un proceso normal de reproducción ampliada, ya que de otra
manera la desigualdad en las relaciones con el exterior deforma el
funcionamiento de la reproducción.
Otro hecho que ha convertido de esporádica en crónica la inflación
monetaria, es el permanente déficit estatal que muestran la mayoría
de los Estados, pues al no ser cubiertos los gastos gubernamentales
con la recaudación normal de los impuestos, se sufragan con
emisiones a cargo del Banco Central, aumentándose en forma
inflacionaria
los
medios
monetarios
en
circulación.
Este
financiamiento deficitario se eleva en flecha con los colosales gastos
militares, que en la práctica corresponden a mercancías cuyos precios
se separan artificialmente de los valores en mayor proporción que las
demás mercancías controladas por los monopolios. Asimismo puede
considerarse como un factor monetario de la inflación la expansión
del crédito interno por encima de las necesidades reales de la
reproducción ampliada, ya sea sobre la base de emisión primaria o
secundaria. Buena parte de la inyección de este capital ficticio va a
terminar en manos de los especuladores financieros.
En el caso de los países capitalistas dependientes, los fenómenos
inflacionarios son aún más complejos que en los países capitalistas
desarrollados.
Como
señala
el
investigador
soviético
Viacheslav
Kuznetsov, la inflación transcurre en América Latina "en condiciones de
una economía plurisectorial, de sistemas monetarios-crediticios menos
desarrollados, de una intervención estatal relativamente más amplia en
la vida económica, y experimentan influencia creciente de las
relaciones económicas interestatales y del sistema cambiario del
capitalismo. Además de los factores estructurales, que continúan
ejerciendo presión sobre los precios, en América Latina aumenta la
acción de los factores coyunturales. Entre ellos se encuentra la
'inflación importada’, que se realiza tanto por canales directos como
indirectos".28
La inflación, que se genera en lo fundamental por la violación de leyes
que operan en la esfera productiva pero se manifiesta en la esfera de la
circulación, afecta también el proceso de reproducción. Como ha
destacado
la
CEPAL,
"la
situación
inflacionaria
profundiza
la
desigualdad en la distribución de los ingresos y de la riqueza,
distorsiona la estructura del consumo, mina la capacidad de formación
de capital y, en conjunto, la actividad empresarial del sector estatal y
privado". En este sentido el científico soviético Kuznetsov nos recuerda,
como lo demuestra la experiencia latinoamericana, que "un intenso
proceso inflacionario no es compatible con el mantenimiento de ritmos
altos y estables de desarrollo económico. La inflación puede estimular
de algún modo la producción sólo en una perspectiva a corto plazo.
Pero con el transcurso del tiempo el aceleramiento del desarrollo
generado por la inflación se agota. Se vuelve imprescindible la
28
KUZNETSOV, Viacheslav. Causas, intentos de regulación y consecuencias sociales. Revista
América Latina (Moscú). No. 6, 1980, pág. 103.
adopción de una política que esté encaminada a frenar el proceso
inflacionario".29 Esto nos muestra que llega un momento en que la
inflación es incluso desventajosa para la propia burguesía, dados los
desajustes y desproporciones que genera en el proceso reproductivo;
ello nos permite entender por qué es la propia burguesía la interesada
en las políticas de estabilización cuando la inflación se desboca.
No obstante, hay que enfatizar que la inflación perjudica siempre, no
importa su ritmo, a los trabajadores, quienes pactan la venta de su
mercancía fuerza de trabajo en unidades monetarias que se deprecian
diariamente. De la misma manera, son en la práctica los trabajadores
los verdaderos acreedores del Estado cuando éste financia con
emisiones inflacionarias su gasto deficitario, pues son los trabajadores
los receptores de la masa fundamental de papel moneda en un país.
4.4. Producción, moneda e inflación (Una comprobación empírica)
Finalmente trataremos de comprobar con un análisis de la realidad
concreta las formulaciones teóricas anteriores, para lo cual revisaremos
sucintamente lo ocurrido en los cinco principales países capitalistas
desarrollados en los períodos 1967-70 y 1971-77. Mientras en EE.UU. más
que se duplicó, de período a período, el crecimiento del Producto
Nacional Bruto (de 1,4% anual a 3,2% ) y en Gran Bretaña se mantuvo
estable en 1,9%, en Francia disminuyó del 7,0% al 3,6 %, en la República
Federal de Alemania del 7,0% al 2,4% y en el Japón del 10,9% al 5,1%;
mientras tanto, al contrario, en la Gran Bretaña, Francia y la RFA se
elevó el ritmo de aumento de la masa monetaria, manteniéndose
estable en EE.UU. y Japón; en Gran Bretaña pasó del 4,5% al 13,7%, en
Francia del 5,8% al 11,9% y la RFA del 8,0% al 9,8% ; en EE.UU. el
incremento de la masa monetaria bajó entre los dos períodos del 6,2% al
6,1% y en el Japón del 16,9% al 16,1%. Como puede verse en Japón y
29
KUZNETSO V, Viacheslav. op. cit., pág. 113 (De esta fuente está tomada la cita de la
CEPAL).
EE.UU. se mantuvo estable el ritmo de inflación monetaria y en los tres
países restantes se aceleró; en los cinco países el ritmo de crecimiento
de la masa monetaria está bastante por encima del ritmo de
crecimiento del volumen físico de la producción. Sin embargo, de estas
cifras no puede sacarse mecánicamente la conclusión de que todo
aumento de los precios fue efecto de la inflación monetaria. Como
aclara
Serguei
Nikitin,
de
quien
hemos
tomado
los
anteriores
porcentajes, "puesto que el PNB está expresado en precios fijos, el
aumento más rápido, en comparación con éste, de la masa monetaria
testimonia tan sólo el evidente aumento de los precios, pero sin
embargo, no revela qué factores monetarios o no monetarios han
provocado este aumento de precios". 30
"Es más interesante y perceptible, -continúa Nikitin-, la comparación de
la dinámica de la masa monetaria y la dinámica del Producto Interno
Bruto en precios corrientes (puesto que este índice tiene ya en cuenta
la modificación de los precios)". El incremento del PIB en precios
corrientes ascendió en los EE.UU. del 7,3% anual en el primer período al
9,6% en el segundo período; en la Gran Bretaña del 8,3% al 15,5%, en
Francia del 12,0% al 12,8%, y disminuyó en la RFA del 11,5% al 8,2% y en
el Japón del 17,5% al 15,1%. Si comparamos con las cifras del párrafo
anterior observaremos que en los EE.UU., la Gran Bretaña y Francia el
incremento del PIB en precios corrientes (que incluye los aumentos de
precios) es mayor que el incremento de la masa monetaria, por lo que
puede afirmarse que no todo aumento en el nivel de los precios puede
explicarse por el incremento en la masa monetaria. Nikitin señala que
en este caso "el papel activo lo desempeñan únicamente los factores
procedentes de la oferta de mercancías, sobre todo la práctica monopolista de la formación de precios". La expresión únicamente nos recuerda
la unilateralidad de la definición del profesor Consuegra, que ya
criticábamos en páginas anteriores. No obstante, a continuación dice
30
NIKITIN, Serguei. El proceso inflacionario. Su esencia y causas. Revista Ciencias Sociales
(Moscú), No. 1, 1980. pág. 121
Nikitin que, "sin negar la significación de esto último, sería erróneo ver
en ello la única causa del desarrollo de la inflación actual (aquí Nikitin
vuelve a asimilar inflación a carestía). El aumento de la masa de papel
moneda juega en esto su papel. No debe olvidarse que este aumento
puede tener lugar no sólo a costa del incremento del dinero efectivo y
de los depósitos, sino también a costa de la aceleración de su
circulación".31 Como en definiciones que hemos citado anteriormente, la
de Nikitin también peca por no distinguir con claridad entre las
categorías de inflación monetaria y carestía, y por ello a veces cae en
confusiones entre los dos procesos: el incremento inflacionario de la
masa monetaria y el incremento de precios, que puede ser producido
por la depreciación anticipada de la moneda o por su manejo
monopolista.
Al pretender hacer un análisis similar sobre la realidad colombiana32
comenzamos por confrontar sucintamente el comportamiento de la
oferta monetaria en relación con lo que consideramos ha de ser su
principal parámetro de medida, esto es, el Producto Interno Bruto,
tanto en precios corrientes como constantes. En el cuadro número 1
presentamos los valores absolutos y su índice para los años 1963, 1972 y
1982 tomando como punto intermedio del período a 1972, año en que se
introdujo en Colombia el sistema de corrección monetaria, que significa
un cambio en la concepción de la tasa de interés, y se creó el sistema
de Unidades de Poder Adquisitivo Constante --UPAC-, que implica una
reorientación en el manejo del ahorro nacional.
31
NIKITIN, Serguei. Ibidem, pág. 121.
En la realización de este análisis fue determinante el trabajo de mi esposa, la economista
Lilia Stella Quintero, quien en una paciente indagación sobre diversas fuentes pudo rehacer
la serie de 20 años para más de una decena de variables monetarias, fiscales, de precios, de
relaciones externas y grandes agregados macro-económicos, de las cuales sólo una mínima
parte se utiliza en esta parte para no recargar de cifras la exposición, pero que fueron
indispensables para lograr una apreciación general del conjunto.
32
Cuadro No. 1
OFERTA MONETARIA Y PRODUCTO INTERNO BRUTO
Millones de pesos. Índice 100 = 1963
Años
Oferta monetaria (M1)
MM$
1
1963
1972
1982
7.371
29.842
325.699
Índice
2
100
405
4.419
PIB corriente
PIB constanteª
MM$
3
MM$
5
43.526
186.398
2.458.788
Índice
4
(%3/1)
100
428
5.649
43.526
72.253
116.214
Índice
6
100
166
267
Fuente: Oferta Monetaria: Revista Banco de la República, Dic/68, Dic/80 y Feb/83.
PIB-CORRIENTE: 1963 y 1972 Banco de la República; 1982 DANE.
a.
Precios constantes de 1963. Cálculos del autor sobre la base de la serie
publicada por el Banco de la República con base 1970 =100.
Como puede verse en el cuadro No. 1, el crecimiento del PIB corriente,
que incluye el incremento en todos los precios, es superior a la
expansión de la oferta monetaria (M1), lo que nos permite plantear la
hipótesis de que no todo incremento en el PIB corriente deducida la
parte que corresponda a crecimiento real--, es efecto de la inflación
monetaria, aún suponiendo que todo el crecimiento de la oferta
monetaria fuese inflacionario, lo que necesariamente no es cierto. Si
partiéramos del supuesto que puede controlarse la expansión de la base
monetaria y los cambios en el multiplicador monetario, de tal manera
que su movimiento se contrarreste y se mantenga constante su efecto
sobre la oferta monetaria, y que el crecimiento de ésta estuviere en
función directa del incremento del PIB constante (que incluiría el
incremento en la circulación y los eventuales aumentos en el valor de
las mercancías), el volúmen de la oferta monetaria necesaria debería
haber sido el indicado en el cuadro No. 2.
Cuadro No. 2
OFERTA MONETARIA NECESARIA Y EXCEDENTE
Millones de pesos corrientes
Años
Oferta
monetaria
efectiva
1
Oferta
monetaria
necesaria
2
Oferta
monetaria
excedente
4
3
(%3/1)
Índice de la
oferta
excedente ª
5
1963
7.371
7.391
-
-
100
1972
29.842
12.263
17.606
59,0%
239
1982
325.699
19.675
306.024
93,9%
4.152
a. Obtenido respecto a la oferta monetaria en 1963.
Tal como lo muestra el cuadro No. 2, en el período estudiado la masa
monetaria por encima de las necesidades que generó el crecimiento
físico de la producción excede los $300.000 millones de pesos, lo que
correspondería a emisión que está influida por efectos inflacionarios y
no infraccionarios. Si del crecimiento de la oferta monetaria efectiva
restamos el crecimiento que debería haberse
producido por el
incremento en el volumen físico de la producción suponiendo que los
precios se mantienen constantes cuando no hay incremento real en el
valor de las mercancías-, el índice de la oferta monetaria excedente
sobre la oferta monetaria necesaria sería el indicado en la columna 5
del cuadro No. 2 y sería igual, en teoría, al índice de la inflación
monetaria neta del período estudiado, siempre y cuando, repetimos,
que se suponga que todo el excedente emitido corresponde a causas
inflacionarias.
Partiendo de la hipótesis que el índice de M1 hubiese afectado el nivel
general de precios y, por consiguiente, el PIB en precios corrientes, el
monto de éste habría variado como puede verse en el cuadro No. 3,
incluido, obviamente, el incremento implícito por aumento en el
volumen físico.
EFECTO DE LA PROBABLE INFLACION MONETARIA
EN EL PIB CORRIENTE
Millones de pesos
Años
PIB corriente
PIB corriente
según probable
inflación
Diferencia PIB no
correspondería a
inflación monetaria
Relación
excedente
1
2
3 (1-2)
4 (%3/1)
1963
43.526
43.526
-
-
1972
186.398
176.280
10.118
5,4
1982
2.458.788
1.923.413
535.375
21,8
a. PIB c 63 x 10M
← 100
PIB c63= PIB corriente de 1963
IOM= Índice de la oferta monetaria (Col 2 Cuadro No. 1)
Recapitulando, podríamos decir que con base en el cuadro No. 2
mostramos que existe una expansión necesaria de la oferta monetaria,
esto es, que no tiene carácter inflacionario (columna 2), y una oferta
monetaria
excedente
que,
en
principio,
podemos
denominar
inflacionaria (columna 3). La dinámica inflacionaria podemos observarla
en la columna 4 del cuadro No. 2; en 1972 la oferta monetaria
excedente equivalía al 59% de la oferta monetaria en circulación y ya
para 1982 era el 93,9% esto es, prácticamente toda la masa en
circulación correspondía a emisión inflacionaria.33
A su vez, podemos observar que el PIB estaría compuesto por tres
partes fundamentales, que si bien no es fácil distinguir con exactitud
en la práctica, su identificación nos permite precisar, aunque sea de
manera aproximada, los efectos de la emisión inflacionaria, de un lado,
33
Para efecto de los cálculos que hacemos en los cuadros 1, 2 y 3 partimos de algunas
abstracciones, siempre necesarias en las ciencias sociales, para crear unas bases mínimas
de partida que nos permitan observar en el tiempo la influencia de una ley o el
comportamiento de una variable. Algunos de los supuestos básicos de que partimos son los
siguientes: consideramos que en 1963 la masa monetaria en circulación era la necesaria;
que el PIB en precios constantes mide el incremento en el volumen de la producción y los
eventuales cambios en el valor de las mercancías; que en 1963 no existían grandes
desequilibrios entre la oferta total y la demanda solvente.
y de otros procesos que afectan el nivel general de los precios, entre
los cuales ocupa puesto destacado la fijación monopolista de los
precios, como puede verse en el cuadro No.4.
PARTES COMPONENTES DEL PIB CORRIENTE
Millones de pesos corrientes
1972
MM$
1982
%
MM$
%
1. Por incremento real
(PIB constante)
2. Por expansión
inflacionaria
3. Por efecto de precios,
no inflacionarios
72.253
38,8
116.214
4,7
104.027
55,8
1.807.199
73,5
10.118
5,4
535,375
21,8
TOTAL
186.398
100.0
2.458.788
100,0
Como se aprecia a simple vista, la composición del PIB en cuanto al
origen de la moneda que lo expresa varía apreciablemente en el
tiempo; en 1972 el 38,8% correspondía a su incremento real (PIB
constante), el 58,8% a la expansión por el probable efecto de la
depreciación de la moneda y un 5,4% al efecto de manipulaciones en
los precios que no afectaron la masa monetaria; para 1982 la
composición había variado sustancialmente, pues el componente
constante había disminuido al 4,7%, la porción por depreciación de la
moneda se había incrementado al 73,5% y la parte que suponemos está
influida por la carestía, y en especial por los precios de monopolio,
había ascendido al 21,8%.
Sin que pueda decirse que las cifras anteriores son matemáticamente
exactas, pues en realidad no existe la información estadística que dé
confiabilidad, nos marcan las tendencias que otras evidencias empíricas
señalan, comprobándose que en los dos subperíodos analizados la
situación es muy diferenciada. Para el lapso 1963-72 el crecimiento del
PIB constante fue del 66%, de la oferta monetaria total del 305% y del
PIB en precios corrientes del 328%, para 1972-82 el PIB a precios
constantes creció en un 61%, la oferta monetaria efectiva en un 991% y
el PIB corriente en 1.219% manteniéndose en un ritmo similar el
incremento del PIB constante (más bien con tendencia a contraerse en
el segundo subperíodo), la oferta monetaria y el PIB corriente se
"dispararon", por lo que no hay duda sobre el nocivo efecto de la
inflación monetaria y la manipulación monopolista de los precios
durante el decenio anterior.
Un fenómeno que hay que destacar para el segundo subperíodo y que
probablemente afectó más por el lado de la manipulación monopolista
de los precios y la centralización del capital en manos de la oligarquía
financiera, que por la ampliación de la oferta monetaria, fue el
gigantesco crecimiento de los cuasidineros (llamados también ahorro
financiero) que, según los tres componentes que mide el Banco de la
República (cuentas de ahorro y depósitos de UPAC y a término), se
expandieron de $6.022 millones en 1972 a $417.130 millones en 1982,
para un incremento porcentual de 6.827%34. Como todo indica que este
"ahorro" no se encaminó principalmente a fortalecer la acumulación -la
formación interna bruta de capital fijo fue el 17,2% en el trienio 197072 y el 17,4% para 1980-82-35 muy probablemente se orientó hacia la
especulación financiera y el control monopolista de empresas.
Entre las causas propiamente de inflación monetaria, tenemos que
mencionar la depreciación que origina la monetización automática e
indiscriminada de los ingresos de divisas extranjeras que no guardan
relación con la expansión real de la producción, como es el caso de la
llamada "economía subterránea", lo cual se vio agravado con la
coyuntural "bonanza cafetera". Los ingresos cambiarios corrientes del
34
35
Revista Banco de la República. Dic/78 y Dic/82.
Cálculo de los autores con base en DANE. Cuentas Nacionales 1970-82, pág. 53.
país pasaron de US$547 millones en 1963 a US$800 millones en 1972 y
se dispararon a US$4.398 millones en 1982, habiendo ascendido hasta
US$5.654
millones
en
1980;
simultáneamente,
las
reservas
internacionales netas pasaron de un saldo negativo de US$122 millones
en 1964 a uno positivo de US$345 millones en 1972 y US$4.891 millones
en
1982,
habiendo
llegado
a
US$5.630
millones
en
1981.
La
monetización automática de estos ingresos -que hubiese podido
controlarse con la nacionalización del comercio exterior, como lo hacen
muchos países-, hizo que peso de las reservas internacionales en los
activos de la base monetaria pasase del 27,8% en 1972 al 88,9% en
1982, incrementándose el total de la base monetaria de $18.396
millones en 1972 a $243.758 millones en 1982. Como la autoridad
monetaria no quiso actuar en forma activa sobre la base monetaria,
resolvió hacerlo en forma pasiva restringiendo el multiplicador
monetario de 1,6213 a 1,2536 en 1981; pero el actual Gobierno empezó
nuevamente a elevarlo: terminó 1982 con 1,3362 y en julio de 1984 iba
en 1,5597.36
Asimismo, tuvo gran efecto inflacionario durante el período la
expansión del gasto público, ya que en buena parte se produjo por
medio de un financiamiento deficitario, aunque no siempre con base en
una emisión primaria del Banco de la República. De 1964 a 1982 el
gasto total del Gobierno Nacional creció en un 6,256%, incremento que
es mucho mayor que el del PIB corriente y la oferta
monetaria
efectiva. Aunque en el total de los ingresos del Gobierno Nacional el
peso de los tributos se incrementó del 78,7% en 1964 al 90,2% en 1982,
en éstos hubo un cambio regresivo a favor de los indirectos, ya que de
representar el 41,4% del total de los ingresos tributarios en 1964
pasaron a ser el 50,1% en 1972 y el 70,3% en 1982. Pero lo que
probablemente ha tenido mayor efecto inflacionario en último
subperíodo fue la incorporación de las utilidades de la Cuenta Especial
de Cambios como un recurso tributario indirecto, ya que son utilidades
36
Datos tomados de Revista Banco de la República, Dic/65, Sep/76, Feb/83, Jun/80, Dic/80,
Dic/83 y Jul/84.
de mero carácter contable que en el momento de entregarlas el Banco
de la República al Gobierno Nacional implican una emisión primaria.
Para apreciar su efecto como financiamiento inflacionario del gasto
público basta recordar que sus recursos, que en 1970 habían aportado
el 4,2% del total de los ingresos, ya que en 1974 eran el 7,7%, en 1981
el 21,1% y en 1982 el 21,8%, llegando su monto a la suma de $63.992
millones, lo que equivalía al 26,3% de la base monetaria total en este
último año. Igual efecto inflacionario tiene la parte del gasto público
que se financia con endeudamiento, especialmente externo.
Durante la década anterior la parte de los recursos del crédito
representaron alrededor del 12,0% del gasto total, dentro del cual más
del 85% corresponde a deuda externa.37
En relación con este aspecto debe tenerse en cuenta el apreciable
crecimiento de la deuda externa; la parte pública ascendió de US$92
millones en 1963 a US$2.531 millones en 1972 y US$9.814 millones en
1982, incluida la parte por utilizar; esto implica un crecimiento del
10,57% en todo el período, es decir, un crecimiento de más de 100
veces de la deuda externa pública; la parte privada ascendió de U8$672
millones en 1970 a U8$1.006 millones en 1972 y U8$3.616 millones en
1982.38
De igual manera hay que considerar el efecto inflacionario que haya
producido la expansión del crédito interno en exceso sobre las
necesidades del crecimiento real de la economía. Si miramos la
información de los bancos comerciales --para los cuales se consigue
información por el período analizado-, el saldo de sus colocaciones al
finalizar cada año pasó de $5.070 millones en 1963 a $17.415 millones
37
Cálculos efectuados con base en Revista Banco de la República. Dic/7l, Nov/75, Feb/ 83, y
Abr/82 y Contraloría General de la República, Informe Financiero de 1982.
38
Datos tomados de SORPA, Miguel. Neoimperialismo y subdesarrollo colombiano. Cinep,
Bogotá, 1976. pág. 253, para el año de 1963. Para el año de 1972 Y 1982 Revista Banco
de la República Jun/73 y Nov/83. La deuda privada externa fue tomada en su totalidad de
Coyuntura Económica Vol. 13 No. 3 Sep/83. Incluye deuda registrada, pasivos netos del
sistema financiero y deuda privada con proveedores, tomados a su vez del Banco de la
República.
en 1972 y $283.705 millones en 1982, lo que significa que la expansión
fue de 5.695%, cifra sensiblemente superior a la registrada por la oferta
monetaria total; por subperíodos fue del 243% entre 1963 y 1972 y del
1.529% entre 1972 y 1982.39 Vinculado con el efecto inflacionario del
excesivo crédito interno ha de tenerse en cuenta el incremento en las
tasas de interés, que en el caso de las captaciones de los certificados
de depósito a término pasaron en su cálculo ponderado del 22,5% anual
al finalizar 1973 al 38,6% en diciembre de 1981, para bajar al 35,9% al
finalizar 1982 y al 34,2% en diciembre de 1983.40
5. A manera de Epílogo
En forma resumida podríamos decir que en la búsqueda de una
explicación
científica
de
la
inflación
monetaria
y
la
carestía
contemporáneas, y su distinción como dos categorías económicas diferentes aunque interrelacionadas, hubimos de comenzar por recordar la
concepción prístina que la teoría económica clásica tiene sobre el
dinero como una mercancía equivalente universal, esto es, como
mercancía-dinero con valor de uso y valor (de cambio), el paso al papel
moneda como necesidad de la expansión del proceso de intercambio
pero manteniendo su concepción de signo representativo de aquélla,
para luego comparar con el moderno papel moneda sin respaldo alguno
en oro u otra mercancía-dinero, lo que cambia la esencia de su
contenido y su función en las relaciones sociales capitalistas de
producción, intercambio y redistribución de la riqueza creada. O sea,
que si antes el papel moneda se concebía en el marco de la ley del
valor-trabajo, hoy su existencia se da al margen de esta ley,
manteniendo simplemente el respaldo fiduciario del Estado, quien
emite por conveniencias también al margen de las necesidades reales
de la circulación. Como es obvio, no todas las escuelas económicas se
explican la inflación monetaria a la luz de la ley del valor, ya que
39
40
Datos tomados de Revista Banco de la República Dic/71, Jul/74 y Nov/83.
Estrategia Económica y Financiera. Tasa de cambio y tasa de interés. Sep. /83 y Revista
Banco de la República, Abr/84.
varias de ellas, en especial luego del surgimiento de los llamados
neoclásicos, rechazan la relación causal entre precios y valores y
pregonan razones eminentemente subjetivas en la determinación de los
precios, como son las mercancías sin valor de la producción.
Nuestra posición parte de una aparente paradoja; para entender la
inflación contemporánea tenemos que basarnos en la ley del valortrabajo, como ley fundamental del intercambio en el capitalismo, pero
precisar al mismo tiempo que con el paso a la fase monopolista, en
especial al capitalismo monopolista de Estado, la burguesía ha
abandonado el patrón oro, emitiendo papel moneda con violación de la
ley del valor. Por ello, hoy hay que distinguir entre inflación monetaria
y carestía, en lo fundamental formación monopolista de los precios, lo
que no era indispensable en el capitalismo de libre competencia, al
cual corresponde el análisis de los economistas clásicos.
Por eso nuestra insistencia en que hay que buscar una nueva ley de
circulación del papel moneda, que nos permita explicamos, como
violación de la ley del valor, el efecto de la inflación monetaria y su
distinción de la carestía. Nuestro postulado es que ha de estar en
función de la creación de la riqueza material, para lo cual recurrimos al
ejemplo de los países socialistas, en donde no hay inflación monetaria
pues la emisión se incorpora a la dirección planificada de la economía
de acuerdo con las necesidades de la circulación, sin que ello signifique
que los precios se mantienen inmodificables; allí se distingue entre
cambios inflacionarios en los precios y nivel de precios, propiamente
dicho.
Para señalar la diferencia entre la inflación monetaria y carestía
recurrimos al análisis concreto de la realidad contemporánea de
algunos países capitalistas desarrollados y, en forma más específica, de
la situación colombiana de los últimos 20 años. Pero como decíamos en
la introducción, esta búsqueda de una nueva teoría de la inflación
monetaria y su efecto en el nivel de los precios, es, por ahora, una
propuesta para la discusión científica, sin pretensiones de "verdad
revelada".