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HISTORIA, ECONOMÍA Y POLÍTICA DEL CAUCHO EN AMAZONIA.
Ricard Scoles. Julio 2003.
1.0 Introducción
La relación entre el caucho y el ser humano en la Amazonia es larga y extensa.
La resina pegajosa y de aspecto lechoso del árbol del caucho 1, Hevea brasiliensis, especie
nativa de la selva amazónica era una sustancia ya conocida por los pueblos indígenas que la
usaban como pegamento para la confección de zapatos, impermeabilización de bolsos y
fabricación de artículos de artesanía. Con la llegada de la colonización europea en el
continente americano, el caucho comenzó a ser interesante para Occidente por sus
propiedades elásticas y herméticas. A partir del siglo XVIII el látex se convirtió en una
importante materia prima para la producción de instrumentos quirúrgicos y ropas impermeables
(Simonian; 2001:76).
El material natural tuvo gran relanzamiento a partir de que el estadounidense Charles
Nelson Goodyear inventara la vulcanización en caliente a mediados del siglo XIX. La
combinación de azufre y calor hizo que la pegajosa masa de caucho que envejecía
rápidamente se convirtiera finalmente en goma refinada de larga vida. A partir de ese momento
el látex natural se convertía un elastómero de gran importancia para la industrialización de los
países occidentales, ganando innumerables aplicaciones prácticas.
La segunda mitad del siglo XIX es el período en el que la región amazónica se
incorpora a la economía mundial a través de la extracción, en áreas silvestres, de la resina o
látex de la seringueira al proveer mayoritariamente esta materia prima. Como comenta Hall
(1991:21) “la primera penetración importante del capital internacional en la Amazonas para
finalidades económicas ocurrió con la industria del caucho en el siglo XIX, cuyo auge duró de
1870 a 1912”.
La época de expansión del caucho en Amazonia alteró la vida económica y social de
la región, a nivel rural se produjo grandes cambios en relación a la agricultura de subsistencia
de tradición indígena, se generó una explosión demográfica con incorporación de grandes
contingentes de personas provenientes del Nordeste brasileño y se generalizó la hegemonía
del monoextractivismo del caucho en áreas forestales silvestres, seringales, instaurándose un
modelo
agroforestal
caracterizado
por
la
existencia
aislada
y
dependiente
del
productor/extractor.
La transición del modelo de agricultura comunitaria y diversificada por el de
extractivismo dependiente necesitó de tres mecanismos: expansión demográfica con la
presencia mayoritaria de inmigrantes nordestinos, control indirecto de las áreas forestales de
extracción y, sobre todo, control del capital comercial por parte de los propietarios forestales.
Desde el comienzo de la etapa de expansión del caucho, las relaciones de producción y de
trabajo no adoptaron una racionalidad típicamente capitalista, el dueño de los seringales,
1
A lo largo del texto se utilizará indistintamente este término con el portugués: seringueira.
1
denominado seringalista, ejercía su poder a través del control del capital comercial y de los
modos de producción y subsistencia del productor directo, el seringueiro o recolector de
caucho.
Durante el auge de la producción de caucho, el Brasil amazónico vivió su máximo
esplendor histórico. Sin embargo, la prosperidad económica, se comprobó más tarde, que era
más aparente que real. Un progreso efímero y concentrado en las clases dominantes de
vocación colonialista precapitalista. A finales del siglo XIX el descubrimiento del neumático para
la rueda de bicicleta disparó la demanda, así como la expansión de la industria automovilística.
Parecían tiempos gloriosos para las ciudades de Belem y Manaus, a principios del siglo XX el
caucho era el segundo producto de exportación de Brasil después del café (Hall, 1991:22).
Mientras en los centros urbanos amazónicos se vivía una “belle epoque” aristocrática,
los ingleses llevaban años investigando alternativas a la producción extractiva de Amazonia,
considerada irregular en términos cuantitativos y cualitativos, circunstancia que provocará un
recelo cada vez mayor dentro de la poderosa industria de artículos de caucho en creciente
expansión. Un acontecimiento aparentemente aislado y afortunado de extracción ilegal de
semillas de Hevea fue la génesis del ocaso de la economía gomífera en Amazonas.
A principios de la década de 1910, el éxito de cultivo controlado del árbol del caucho en
las colonias británicas de Asia era una evidencia. En 1915 se confirmó el dominio de la
heveicultura asiática sobre el extractivismo amazónico, por primera vez Amazonia era
superada en términos de exportación de caucho por la producción agrícola de Asia. Los
grandes rendimientos agronómicos de las colonias asiáticas generaron un cambio en el
escenario internacional del mercado del caucho. Gran Bretaña pasó a ser el principal sumidero
de esta materia prima. Los aumentos espectaculares de producción provocaron, además, el
descenso en los precios en el mercado internacional.
La pérdida de poder estratégico a nivel de comercio mundial del caucho amazónico y
los descensos en los precios de exportación provocaron en la región amazónica una lenta
decadencia económica que perduraría por más de tres décadas (1815-1850). Este período
histórico dejó en evidencia que el período de “boom” del caucho no sirvió para crear estructuras
socioeconómicas sólidas y modernas, ni diversificar la economía regional, ni gestionar
eficazmente las riquezas generadas. Modos de producción y relaciones de trabajo
precapitalistas, irracionalidad económica de las clases dominantes locales e ineptitud de las
administraciones públicas son las principales causalidades mostradas por diferentes
investigadores sociales en este asunto (Weinstein, 1993; Pinto,1984; Hall,1991 entre otros).
A lo largo del siglo XX se intentó varias veces relanzar la economía del caucho en
Amazonia: algunos proyectos fueron financiados y ejecutados por capital privado internacional
(experiencia de la empresa norteamericana Ford Motor Company en los municipios de Itaituba
y Santarém entre 1923-1945), otros fueron el resultado de negociación política en tiempos de
guerra entre Brasil y EE.UU. (A batalha da borracha2, 1942-46): y por último, otras iniciativas se
adoptaron por parte de la administración pública como consecuencia de presiones regionalistas
2
La batalla del caucho en portugués
2
más que por coherencia y voluntad propia (políticas sectoriales de los años 60). Todas estas
iniciativas fracasaron. La extracción silvestre y las plantaciones de látex natural en Amazonia
nunca más fueron competitivas a nivel internacional y su mercado quedo reducido y limitado a
la esfera regional y nacional.
A pesar de ser una actividad económica residual en términos cuantitativos, en la
segunda mitad del siglo XX, el extractivismo del látex siguió siendo una de las actividades
desarrolladas por las comunidades locales
de vocación agroextractiva, nunca de manera
exclusiva y siempre combinadas con otras actividades extractivas y agrícolas.
Mientras tanto, a partir de 1960, la región amazónica pasa a ser considerada como
frontera de recursos y espacio de ocupación demográfica. El Gobierno Federal y el capital
privado -nacional y en gran parte internacional-, promueven la entrada de grandes proyectos
agropecuarios, mineros y madereros en la región que generan altas tasas de crecimiento
económico pero con elevado impacto negativo en el medio ambiente y en las comunidades
tradicionales.
En la década de 1970 se intensifican los conflictos sociales por uso de la tierra en las
regiones de seringal amazónico. Los seringueiros y otros agroextractivistas sufren la onda
especulativa de la compra y venta de tierras especialmente en el Estado de Acre. A diferencia
de otras épocas, la tradicional política represora y violenta de los seringalistas no consigue
quedar silenciada y ocultada. Los seringueiros ya habían conseguido organizarse y conocían
mejor sus derechos. De hecho, en la década de los 80 se constata un fortalecimiento de los
movimientos sociales en toda Amazonia que, unido a una mayor sensibilización democrática de
la sociedad brasileña y una mayor presión de la opinión pública, equilibraría el juego de fuerzas
e intereses en la región, no obstante persistían las coacciones y muertes de trabajadores y
lideres sindicales.
En la actualidad la situación de las comunidades extractivas, dos povos da floresta, es
mejor que la de hace algunos años en lo que se refiere a la posesión de la tierra, y, aunque en
numerosas actividades económicas regionales perdura el autoritarismo del capital mercantil y la
fragilidad económica de la producción, no cabe duda que hay un consenso general en
reconocerles un papel determinante en el desarrollo endógeno y sostenible del Amazonas.
2. Segunda mitad del siglo XIX: época de expansión del caucho en Amazonas
2.1 La transición del modelo “caboclo” al modelo de “apogeo”
Como se comentó con anterioridad, el periodo de auge del caucho en Amazonas fue
responsable de drásticas transformaciones sociales y culturales en la región. Se constata que
con posterioridad a 1850, la extracción de látex natural empieza a desplazar y amenazar la
continuidad de otras producciones mayormente diversificadas -cultivos agrícolas y extractivosy enfocadas más en la economía de subsistencia. Oliveira Filho (1979:126) resume en una
tabla ilustrativa y bien esquematizada las diferencias existentes entre el “seringal caboclo”
3
característico del período anterior a la expansión gomífera y el “seringal bravo”, modelo
dominante durante el apogeo del caucho3. En el modelo caboclo la localización de la
exploración está en los límites de la frontera económica y la pose del terreno no tiene la menor
importancia. Se constata una pluralidad de actividades económicas, básicamente de
subsistencia, y domina la mano de obra local, la fuerza de trabajo familiar, y la baja
productividad del trabajador extractor. Por el contrario, en el modelo del apogeo, después de
1964, la exploración del caucho se realiza más allá de las fronteras del mercado, se establecen
marcos de pose y requerimientos de títulos, se evidencia un abandono de la agricultura, la
mano de obra es fundamentalmente importada, la fuerza de trabajo está aislada, y la
productividad del serengueiro aumenta considerablemente.
El paso de un modelo a otro se debió a las condiciones especialmente favorables del
mercado internacional del caucho en la segunda mitad del siglo XIX con aumentos de consumo
y de aplicaciones industriales, sin existir en otra área del Planeta la capacidad en volumen y
calidad similar de la goma natural generada en Amazonas. A este motivo se le suma el hecho
que las demandas se realizan a un ritmo mas intenso de que la del crecimiento vegetativo de la
región amazónica. La extracción de látex es dispersa e intensa en uso de mano de obra. De allí
la necesidad de importación de mano de obra nordestina. Contrariamente del pensamiento de
algunos autores (Pinto,1984:21) el historiador João Pacheco de Oliveira Filho (1978:130) es de
la opinión que la migración del Sertão brasileño para Amazonas no sólo dependió de
vicisitudes climáticas y, por lo tanto, no debería ser descrita como una migración espontánea,
ya que en la escala y ritmos dados, debería necesariamente ser inducida y organizada.
La transformación del modelo caboclo al bravo debería explicar como se produce la
colocación de un productor independiente integralmente a servicio de la extracción de caucho.
Según Oliveira Filho (1978) se distinguen tres mecanismos explicativos:
1) La subordinación del campesinado no se realizó a través de la expropiación clásica de
la tierra, la abundancia de tierras libres y la ausencia de órganos estatales de control y
de regulación de las propiedades fundiarias hacía inviable la adopción de estas
medidas. El valor del seringal no está en el suelo, sino en los árboles, la barrera entre
propietarios y no propietarios se representaba por la pose de capital necesario para la
organización de la exploración y el montaje del seringal.
2) El control del comercio es el factor fundamental que determinó la subordinación del
caboclo amazónico a las determinaciones del gran capital. Al necesitar de mercancías,
el pequeño productor campesino se ve obligado a dirigir parcialmente su trabajo para
aquellas producciones que la red comercial acepta como pagamiento de las
mercancías que suministra (en este caso extracción de látex).
3) La migración de mano de obra nordestina garantizó la expansión de la producción
extractiva y el control sobre los propios seringueiros por parte del poder local a través
de un sistema peculiar de endeudamiento, el sistema de aviamiento.
En este contexto, por “caboclo” se entiende, nativo de descendencia india; y, por “bravo”, inmigrante
proveniente del Nordeste de Brasil.
3
4
2.2 El sistema de aviamiento
La producción cauchera en toda la región amazónica se realizó dentro de esquema
semiesclavista, precapitalista y con el uso directo e indirecto de la violencia y la coacción física.
El seringueiro que empezaba a trabajar en el seringal tenía una deuda inicial con los
agenciadores (aviadores) y los seringalistas, ya que éstos adelantaban los gastos de transporte
así como los instrumentos de trabajo del productor directo. Esta imposición inicial como
deudores se iría perpetuando para casi todos los recolectores de caucho, transformándose en
una situación de dependencia absoluta. El control del capital comercial por el seringalista
impedía al seringueiro acceder libremente a la venta del material recolectado y la compra del
material necesario para su subsistencia.
Las enormes distancias que separaban los diversos núcleos de actividad extractiva en
la región, conjuntamente con la inexistencia de ocupación económica alternativa, obligaban al
trabajador a depender únicamente del propietario para el abastecimiento de sus necesidades
básicas. Géneros caros y salarios bajos imposibilitaban al serengueiro neutralizar la deuda,
obligándole en condiciones de debedores, a permanecer trabajando por tiempo indefinido en
las más precarias condiciones (Pinto, 1984:22).
Este sistema de intercambios desiguales e injustos, de precios de compra de caucho
rebajados y de precios inflados en los bienes de consumo se denominó “aviamiento” y
caracterizó las relaciones sociales de los seringales durante todo el período de recolección del
látex en Amazonia brasileña. El lugar donde se realizaban estas transacciones comerciales era
el barracão. La situación de pobreza originaria y analfabetismo no ayudaba en nada al
serengueiro en el momento de comercializar. La prestidigitación de la contabilidad de los
administradores estaba al orden del día (Iribertegui; 1987:133). La violencia y la coacción
psíquica y física era la alternativa para el seringueiro en el caso de no obedecer esta peculiar y
endémica “reglamentación” mercantil. En caso de huida, desestimulado por la dureza del
trabajo y la imposibilidad de saldar la deuda, el serengueiro era obligado a volver gracias a la
colaboración policial de las instancia públicas locales, garantes del “arcaico” sistema de
aviamiento.
El Amazonas era considera como “tierra de crédito, no de capital”, un sistema
económico desmonetarizado, sin poder de liquidez en los diferentes eslabones de la cadena de
endeudamiento, que comenzaba con el serengueiro y acababa con los comerciantes
extranjeros. Santos (1980:17) argumenta tres razones para entender como el sistema de
aviamiento substituye al mercado en la economía de la goma natural: 1) resistencia de las
oligarquías locales interesadas en preservar su posición privilegiada en el mercado; 2) peso
secular de las tradiciones de intercambio, unido a la inexistencia de diversidad de los productos
elaborados en el área, que dificulta los cambios indirectos; 3) factores de tipo cultural.
Es importante destacar que este proceso de producción no capitalista del caucho, de
uso de la coacción física y económica de los trabajadores rurales y de acumulación del
5
excedente por parte del capital comercial está relacionado con la expansión industrial de las
economías industrializadas en expansión capitalista. En este sentido se debería rescatar a
Marx cuando comenta que la expansión del modo de producción capitalista dependía de otros
de modo de producción extraños a su grado de desarrollo, aunque tienda a convertir toda la
producción en producción de mercancías (Godelier, 1996:157).
2.3 Conflictivad social en el período de expansión
La expansión de la economía del caucho provocó serios conflictos con las
comunidades indígenas y con los recursos naturales de los seringales nativos. La llegada
masiva de población nordestina en territorio amazónico generó conflictividad cultural con las
poblaciones autóctonas que tuvieron que adaptarse a la imposición del nuevo modelo de
seringal o desplazarse para áreas más alejadas. En la Amazonia peruana, la extracción del
caucho se realizaba de forma diferente a la Amazonia brasileña, a diferencia de esta última en
la región de Putumayo4, el sangrado se efectuaba mediante corte y representaba la muerte del
árbol del caucho, en este caso de la especie Castilloa elastica. Weinstein (1993:41) relata
como la falta de incentivo para establecer vínculos comerciales a largo plazo con los habitantes
indígenas debido a la extracción predatoria y efímera, generó una dinámica represiva y violenta
en la región por parte de las empresas peruanas extractoras de caucho en relación a la
población nativa., en su empeño de conseguir trabajadores para el corte del árbol. Con
frecuencia los caucheros de la Amazonia peruana recorrían a la mutilación, la tortura y el
asesinato como medios para intimidar y disciplinar la población nativa 5.
Sin llegar a estos extremos, en Brasil el dueño del seringal ejercía formas sutiles de
coacción con los seringueiros, como el endeudamiento o las amenazas veladas de violencia.
La opresión al recolector de látex es históricamente incuestionable. El trabajo era solitario,
duro, afligido por calor intenso y numerosas enfermedades tropicales; y en presencia de fauna
mortal. Además, en general, sobre todo en el oeste amazónico, el serengueiro del período de
expansión del caucho vivía sólo, sin familia. A esta opresión de naturaleza psíquica se le unía
otra de índole física: los seringueiros, si bien no se morían de hambre, sufrían alimentación
desequilibrada y escasa, a base de yuca y carne enlatada con los consiguientes problemas de
salud que se derivaban (Weinstein, 1993:42).
En todo caso vale decir que las medidas represivas mayoritarias eran de tipo
indirecto, mediante la coacción de la permanente deuda. En este sentido Weinstein (1993:39)
matiza que en la economía del caucho el endeudamiento fue una fórmula común en las todas
las relaciones de cambio. El “síndrome de la deuda” tanto afligía al patrón como al serengueiro,
ya que el primero también tenía deudas con las casas de aviamiento de las grandes ciudades,
que podían amenazarlo con embargos y ejecución de hipotecas si en cualquier momento
4
Región actualmente de administración colombiana situada entre los ríos Igaraparaná, Caraparaná y
Putumayo.
5
Nelson Alves Prado Pinto estima la muerte de 25.000 indígenas y Rosa Luxemburgo eleva la cifra a
30.000 (Pinto;1984:25)
6
dejaba de saldar su cuenta de mercancías adelantadas al crédito, y lo mismo ocurría con las
propias casas que frecuentemente estaban en deuda con las firmas importadoras o los
comerciantes extranjeros.
La situación de los seringueiros no era uniforme en el tiempo ni en el espacio. Como ya
se ha mostrado con anterioridad, durante las primeras fases de la era del caucho- en la
transición entre el modelo caboclo y el modelo de apogeo- el control del patrón era menor
sobre el trabajador. De igual manera los seringueiros que vivían río abajo tenían en general un
grado de autonomía y movilidad mayor que los que vivían más apartados, río arriba. Éstos se
instalaban en áreas más despobladas y generalmente eran solteros y vivían en solitario. En
áreas de población más antigua, frecuentemente los seringueiros moraban con sus familias y
podían desplazarse a aldeas cercanas (Weinstein, 1993:42).
Si bien se ha escrito bastante poco sobre el trabajo de la mujer en los seringales
durante la época de expansión del caucho, todo apunta que su participación era más activa de
lo que se ha documentado en la historiografía amazónica, especialmente en áreas donde el
seringueiro vivía en familia. Por el contrario, sí existen numerosos testimonios que describen a
las mujeres como víctimas de abusos sexuales y de crueldades por parte de los seringalistas, e
incluso, de los propios seringueiros especialmente durante el apogeo del caucho.
La escasez inicial de la mujer en los primordios de la explotación de los lejanos
seringales alimentó el tráfico sexual. Como relata Reis in Simonian (2001:80), “la mujer soltera
que apareciese en los seringales era objeto de disputa, de codicia sin fin. Tratadas como
mercancías, la mujer pasaba a formar parte de las listas de bienes solicitados por los
seringueiros”.
Prácticas de secuestro y comercialización sexual de mujeres indígenas y no-indígenas
fue práctica común durante el apogeo del caucho, prácticas llevadas a cabo incluso por
autoridades públicas como muestra Hemming in Simonian (2001:80) “el gobernador de
Amazonas ordenó a la policía de Manaus la prisión de las mujeres de los Cabaret de la ciudad,
para luego llevar 150 de éstas para una embarcación hacia los nuevos seringales del Alto
Juruá”.
La vida agitada y alegre de las grandes ciudades amazónicas como Belem y Manaus
generó cierto dinamismo cultural en la región, se representaron piezas de teatro, danza y
música provenientes de Europa y se construyeron numerosas mansiones privadas y edificios
públicos imitando estilos arquitectónicos importados. De este modo, las oligarquías locales,
“blancas” en su mayoría, ignoraban las singularidades culturales de la región amazónica y se
lanzaban a copiar modelos culturales alóctonos. Toda esta agitación “cultural” no escondía la
proliferación paralela de casas donde se ejercía la prostitución. El tráfico de mujeres se
realizaba, por lo tanto, en dos direcciones: a) de la ciudad o campo al seringal lejano y b) del
campo a la ciudad.
3 De la expansión a la depresión de la economía del caucho en Amazonia.
7
A principios del siglo XX el caucho se transformó en una materia prima imprescindible
para las economías industrializadas lo que conllevó a una carrera de estrategias y disputas
para controlar este recurso natural. Una de las consecuencia de este proceso acelerado fue la
pérdida de la hegemonía brasileña en la producción primaria de caucho vegetal.
La irregularidad de la calidad y de la oferta del caucho causada por el tipo de
producción de origen “silvestre” inquietaba cada vez más a los sectores industriales
dependientes, caso de la emergente industria automovilística. Aunque ya se conocían e
investigaban experiencias para la cultura del árbol del caucho, la génesis de la futura primacía
de la heveicultura surgió en 1876 cuando el botánico inglés Henry Wickham consiguió llevarse
ilegalmente 70 mil semillas de Hevea para las Islas Británicas, de las cuales dos mil
germinarían en el Jardín Botánico de Kew en Londres. No obstante, valga destacar que desde
el transporte inicial de las semillas de la seringueira para el sudeste asiático hasta las elevadas
inversiones en los cultivos de Hevea en Malasia (1909-1910) pasaron 30 años de recorrido
sinuoso y nada fácil.
El desarrollo agrícola de la producción de caucho contó con el apoyo sistemático y
financiero del gobierno británico y de capital privado, lo que acabaría por demostrar, de forma
incontestable, la superioridad técnica y económica de las plantaciones de caucho, en
contraposición a la de la extracción silvestre. Al contrario de lo que sucedió en la Amazonas, en
el Sudeste asiático se invirtió en investigación agronómica obteniendo grandes resultados en
términos de calidad y productividad extractiva. Uno de ellos fue el descubrimiento de una nueva
técnica de sangrado –corte en escisión-, diferente al tradicional método usado en Amazonas –
corte en incisión-, que contribuyó a aumentos de la productividad y a la prolongación de la vida
útil del árbol del caucho (Pinto, 1984:32).
3.1 De la expansión a la decadencia de la economía del caucho
La década de los años 1910 representó la época en que las plantaciones asiáticas del
árbol del caucho se convirtieron en hegemónicas a nivel de mundial. Si en 1892 Brasil producía
el 61% del caucho natural que se exportaba a nivel mundial, en 1910 surge en escena el
caucho cultivado proveniente de Asia ocupando el 12 % de la cuota de mercado. En 1912
Brasil consigue establecer su pico en producción de caucho natural con 43.370 toneladas pero
su participación en el mercado mundial presenta un decrecimiento con un descenso en el
porcentaje de participación (43%). En el año siguiente, 1913, las plantaciones del Sudeste
Asiático ya superaban con creces a Amazonia, y dos años más tarde, en 1915, las colonias
inglesas, holandesas y francesas, contribuían con más de dos terceras partes de la oferta
mundial de caucho6 (Weinstein, 1993:246).
La crisis de la economía de caucho en Amazonia se agudizó porque el éxito productivo
del cultivo asiático provocó un descenso continuado del precio del caucho a nivel del comercio
internacional. En sólo siete años de 1913 a 1920, la producción mundial de caucho aumentó
6
Datos son obtenidos de Santos (1980:236)
8
cuatro veces gracias a la aparición de la heveicultura asiática que incrementa su producción en
similares proporciones, de 71.380 a 381.860 toneladas 7.
Dentro de la mentalidad mercantil precapitalista de los seringalistas, la inversión no
formaba parte de su lógica económica, en cuanto en el sudeste asiático se buscaba mejorar los
transportes, la asistencia médica, la producción de alimentos, la investigación agronómica, la
inmigración y las condiciones de trabajo, en la Amazonas el excedente generado por las
actividades extractivas era desviado a otras regiones, o gastado en actividades superfluas por
las clases dominantes.
Teatros y edificios coloniales de Belem y Manaus construidos a finales de siglo XIX, en
plena “belle epoque”
amazónica, son la fachada de una falsa prosperidad que sólo llegó
temporalmente a las élites locales, la que controlaba el capital comercial, y que se desinfló
inmediatamente después del avance irreversible de la heveicultura asiática y la posterior
substitución parcial del caucho natural por elastómeros sintéticos ya a mediados del siglo XX.
Como comenta Pinto (1984:44) “la prevalencia de intereses comerciales de corto plazo en
relación a la seguridad de los recursos a medio y largo plazo eliminaba cualquier hipótesis de
inversión en heveicultura. De igual manera actuó la administración pública, el excedente
apropiado bajo forma de impuestos fue consumida en edificios públicos (de dudoso gusto) y
mejoras urbanas de poco o nulo significado para la actividad productiva”. Para Costa (1981:22)
cualquier desarrollo de las fuerzas productivas en la economía del caucho, como serian en este
caso las plantaciones de Hevea, implicaba una disminución de la importancia del capital
comercial y aumento consecuente del capital constante y sus efectos sobre la productividad del
trabajo vivo. El resultado de esto conllevaba la superación histórica de las oligarquías locales
del caucho, como se demostró durante la decadencia del caucho y eso explicaría, en parte, la
resistencia de la élite regional en invertir en producción agrícola del caucho.
En este sentido resulta interesante el análisis de Weinstein (1993:17) en el que
compara la actuación diferente de los gobiernos provincial y federal en la economía del café en
São Paolo y en la economía del caucho en Amazonia. Si en el primer caso, las
administraciones públicas, primero subsidiaron la mano de obra inmigrante y luego intervinieron
para garantizar la estabilidad de precios durante períodos de superproducción; en el segundo
caso, el negocio del caucho recibió poca asistencia o interferencia pública. Así mientras la
economía cafetera de São Paolo representa el caso más sensacional, en toda Latina América,
de un desarrollo prolongado generado por exportación, la prosperidad amazónica promovida
por el caucho resultó ser aparente y efímera, un escaparate detrás del cual se escondían un
sistema de producción y una red de intercambios comerciales que poco diferían de las
estructuras socioeconómicas características de la época colonial.
No obstante el modesto peso político de Amazonia en la Primera República dominada
por intereses cafeteros, el poder ejecutivo federal llegó a elaborar un ambicioso proyecto de
7
Total mundial en 1919 era de 423.495 toneladas, de las cuales sólo 34.285 provienen de Brasil, 8% de la
cuota del mercado.
9
amparo a la economía de la región en 1912, el Plan de Apoyo al Caucho8. En realidad la
inviabilidad financiera de la propuesta política provocó que el plan se desactivaría dos años
después, mostrando que era más bien fruto de un gesto formal de carácter político, sin fondo ni
trascendencia real en la economía.
Se inauguró en todo caso a partir del efímero Plan de Apoyo al Caucho una peculiar
articulación de presiones entorno a la producción de caucho en Brasil. Por un lado, los grupos
dominantes de Amazonia insistiendo en la viabilidad del extractivismo, y, por el otro, el
desinterés del Gobierno Federal en invertir las enormes sumas requeridas para tal efecto
(Pinto, 1984:52). La heveicultura quedaba al margen al debate porque nadie estaba interesado
en ella, así como tampoco en un programa realista de diversificación de la economía regional.
El ciclo económico del caucho en la Amazonia, como muchos otros sucedidos en
América Latina típicamente de expansión-depresión, se podría explicar bajo el prisma de la
teoría de la dependencia en la que las economías periféricas están a merced del capital
internacional, con poca inclinación a reinvertir regionalmente y con una elevada tendencia para
retirar el capital cuando dejan de existir las conjeturas económicas favorables en la región. Si
bien es cierto esta característica del capital extranjero en la economía del caucho, no se puede
olvidar la importancia de las causas internas en todo este proceso, como argumenta Weinstein
(1993:16), es determinante examinar las fuerzas que impidieron cualquier tentativa de
transformación de las relaciones de producción y de cambio que definían la economía regional.
El capital extranjero es cierto que no desempeñó un papel importante en la producción
de caucho natural, tampoco lo podía hacer por al alta resistencia de las elites trabajadores y los
propios trabajadores rurales por las transformaciones y las innovaciones técnicas. Según
Weinstein (1993:299), esta resistencia fue inexpresiva en el Sudeste asiático, por eso el capital
extranjero de la industria gomífera se ubicó allí en cuanto se dieron las condiciones favorables
para la promoción de las plantaciones de Hevea.
3.2 La experiencia fallida de Ford Motor Company en Amazonia (1922-1945)
El intento de reversión del descenso continuado de los precios del caucho natural
promovido por el Imperio Británico, monopolizador del comercio de la materia prima, después
de la Iª Guerra Mundial provoco una respuesta de los EE.UU., principal cliente industrial del
látex vegetal, el cual comenzó a invertir en una serie de programas privados de heveicultura en
áreas no dominadas por los ingleses. Esta inversión privada llegó también a la Amazonas.
Después de estudios preliminares por toda la cuenca amazónica, en 1927 la empresa Ford
Motor Company adquirió una área, Forlandia, de poco mas de 1 millón de hectáreas en el
municipio de Itaituba (Tapajós-Pa) para plantación de Hevea. El proyecto agrícola fracasó en
parte por transporte precario, topografía accidentada, mano de obra insuficiente, pero sobre
8
Plan articulado a la Ley núm. 2543.A, de 5 de enero de 1912, más tarde reglamentada por el Decreto
9521, de 17 de abril de 1912
10
todo por la infección de las seringueiras por un hongo Microcyclos ulei, que quemaba las hojas
del árbol y se iría a transformar en el principal enemigo da heveicultura en la región.
Atribuyendo las mayores dificultades en el relevo de la región,
en 1933 Ford negoció un
cambio de áreas con el gobierno del Estado, por la que adquirió 300.000 hectáreas en el
municipio de Santarém (Belterra). El proyecto volvió a fracasar por la plaga fúngica (Pinto,
1984: 62-63). En 1945 la empresa norteamericana se retiró formalmente del territorio
amazónico después de más de veinte años de experiencia fallida, y seguros de que la
alternativa empresarial residía en apostar por los elastómeros sintéticos, de producción
nacional y en ese momento ya técnicamente fiables.
3.3 Caracterización social del período de recesión (1920-1950)
En el período de recesión de la economía del caucho (1920-1950) coexiste un doble
fenómeno: estancamiento demográfico y retorno a la economía de subsistencia. La
composición económica y social durante este periodo se convirtió en más flexible, con
aumentos de producción en la agricultura de subsistencia. Los seringueiros cultivaban
pequeños cultivos de yuca, maíz, frijoles y arroz en especial durante las fases más agudas de
caída del precio del caucho. De esta manera se intenta combinar el extractivismo y la
agricultura de subsistencia según variaciones de los precios de mercado de la castaña y le
látex natural (Carvalho, 1995:159).
Por tanto, un reajuste económico que no provocó peores condiciones de vida a los
trabajadores rurales, más bien al contrario, las actividades económicas se diversificaron y las
poblaciones rurales adquirieron mayores libertades de movimiento y acceso más fácil a los
medios de subsistencia Las oligarquías locales se desentendieron de la economía del caucho y
se centraron más en la posesión de cargas burocráticas, pequeños emprendimientos
comerciales y urbanos y en la extracción de la castaña de Pará (Bertholletia excelsa) con la
finalidad de mantenerse en un status precario (Weisntein, 1993:300).
Si durante el período de expansión la población amazónica aumenta casi cuatro veces
de 1970 a 1910 (Santos;1980:109), durante el período de recesión el estancamiento
demográfico es generalizado, con retorno de muchos seringueiros a la ciudad y otros lugares
de Brasil.
3.4 La batalla del caucho
El ataque japonés a Pearl Harbour en diciembre de 1941 significó la entrada de EE.UU.
en la Segunda Guerra Mundial, puso fin a la ambigüedad política externa de Brasil y acabó por
provocar un breve resurgimiento de la economía del caucho en Amazonas durante cuatro años.
Los “Acuerdos de Washington”, que se extienden entre 1942 y 1946, configuraban
internamente el control directo por el gobierno federal de la comercialización, industrialización y
exportación del caucho. Los objetivos eran estimular al máximo la producción extractiva
11
amazónica de forma de aumentar los excedentes exportables para los EE.UU., al mismo
tiempo que se racionaba el consumo interno de látex en la medida de posible substiyendolo por
elastómeros sintéticos (Pinto, 1984:94).
La inversión económica de Norteamérica y Brasil por el aumento de la producción de
látex natural no tuvo los rendimientos deseados, y por el contrario, supuso un esfuerzo
“deshumano” que movilizó un “ejercito” humano de más de 50.000 personas, un fenómeno
inmigratorio de parecidas proporciones a las de la expansión del caucho (1967-1888) por la
procedencia de la mayoría de las personas, nordestinas principalmente, aunque esta vez
acompañadas en gran parte por sus familias (D´Araujo, 1992:47).
Los soldados da borracha escapaban de la sequía del sertão nordestino y de los
problemas latifundiarios de la región, convencidos por la propaganda de guerra norteamericana
y brasileña en la que se decía que la victoria aliada dependía del caucho proveniente de Brasil
y estimulados ante la propuesta de que serían posteriormente repatriados y recibirían
pensiones similares a las dadas por los militares. El viaje se realizaba en barco y en autobús y
solía durar más de tres meses, muchas de esas personas se quedaron en el camino. La
promesa de recompensa económica nunca se cumplió hasta la aprobación de la Nueva
Constitución en 1988, que garantizaba oficialmente que los seringueiros “soldados del caucho”
pasasen a recibir una pensión equivalente a dos veces el salario mínimo. Victoria tardía y a
veces infructuosa: muchas de estas personas ya habían fallecido y otras por problemas
burocráticos y/o falta de recursos para costear los pasos preliminares necesarios, (Simonian,
2001:77).
Durante los años que duró el acuerdo, el precio del látex natural se mantuvo alto y
constante lo que atrajo el interés de trabajadores rurales locales, no sólo nordestinos. El Estado
brasileño intentó regular el reclutamiento de seringueiros y las propias relaciones de trabajo a
través de la creación del Servicio Especial de Movimiento de Trabajadores para la Amazonia
(SEMTA) en 1942. Como muchas otras iniciativas públicas, loables sobre el papel, ésta acabó
siendo “papel mojado”, inaplicable. El carácter de urgencia del programa, su visión a corto
plazo provocó resultados limitados a nivel técnico y la reproducción del antiguo sistema de
aviamiento. El recién creado Banco de Crédito del Caucho (BCB 9) acabó financiando a los
propios seringalistas y aviadores. El banco, lo único que hizo, fue sustituir a las tradicionales
casas exportadoras, financiar el intermediario y quedarse con la recolección. El “nuevo”
seringueiro, aislado de todo y de todos, analfabeto en su mayoría y con grandes obstáculos
para organizarse sindicalmente, como ya ocurría en la época de la expansión del caucho,
continuaba dependiente y a merced del patrón o seringalista (Pinto, 1984:102).
EE.UU. con la finalización de la guerra y conscientes del éxito del programa interno de
producción de elastómeros sintéticos aplicado también durante ese mismo período de guerra 10,
dejo de interesarse por la promoción del extrativismo amazónico. De 1945 a 1950 el látex
vegetal volvió a perder lideraje económico en la región, dejando de ser una actividad de
9
Banco de Crédito de Borracha (BCB) fue creado en 1942 y años más tarde se transformó en el actual
Banco da Amazônia (BASA).
12
lucratividad compensadora (BASA in Carvalho, 1982). En ese momento y por primera vez el
consumo de caucho vegetal excedía a la producción amazónica a causa de los procesos
iniciados de industrialización tardía en Brasil. Como muy bien muestra Pinto (1984:110), a partir
de ese momento, el extractivismo gomífero se desvinculó definitivamente del sector exportador
para rearticularse en el desarrollo industrial del Sur del país. De esta manera cualquier forma
de política que pretendiera mantener el precio del caucho vegetal iría a chocar con los propios
intereses de la creciente industria nacional de artículos de caucho.
4. Las políticas sectoriales de los años 60
La producción extractiva de caucho natural se dirigía durante este período al mercado
nacional de la industria de productos de látex. El comienzo de la década de los años 60 se
caracterizó por aumento creciente del consumo de caucho sintético en detrimento del natural,
la parcela del mercado ocupado por los elastómeros sintéticos subió de 1% a 50% en tan sólo
nueve años, de 1956 a 1965 (Pinto, 1984:129).
A partir de ese instante, en el que el consumo de goma sintética empezaba a
desbancar al consumo de goma natural en la industria brasileña, los intereses regionales
extractivistas comenzaron presionara la administración pública para que mantuviera una
política de estabilidad de precios en el mercado del caucho. Al contrario de lo que se pensaba
en círculos oligárquicos, el precio elevado del látex natural provocaba una desestimulación de
su consumo por parte de la industria nacional que cada vez buscaba con mayor énfasis
alternativas comerciales.
Es relevante destacar como Brasil a pesar de tener un apreciable mercado consumidor
de artículos de caucho, producir caucho natural y no disponer de un sector petroquímico
desarrollado, optó por la hegemonía de los elastómeros sintéticos en el sector industrial
durante casi toda la mitad del siglo XX, alcanzando en 1978 porcentajes de utilización del
75,39%, sólo superado en términos relativos por EE.UU., principal productor mundial de gomas
sintéticas. Según Punto (1984:70) las razones de este paradoxo residen en el patrón brasileño
de industrialización, dependiente en tecnología, agravado en el caso del caucho, por unas
políticas sectoriales comprometidas políticamente con intereses extractivistas amazónicos.
El Gobierno se mostró influenciable durante la década de los años 60 delante en lo que
se refiere a la política del caucho. Primero se dejo convencer por el oligopolio industrial de
neumáticos nacionales y promulgó la Ley núm. 5227, de 18/01/67 que pretendía extinguir la
política de precios que distorsionaban el mercado del caucho natural y que fue recibido como
un duro golpe al extractivismo amazónico. Más tarde, un año y medio más tarde, fruto de la
presión de las oligarquías locales amazónicas, el gobierno reformuló las políticas sobre el
caucho y promulgó otra ley que iba minimizar el impacto de la anterior, la Ley núm. 5459, de
21/06/68, en la que se consolidaba nuevamente los recursos necesarios para la protección del
extractivismo gomífero (Pinto, 1984:138). Según la nueva ley, el caucho importado con el
10
Para más detalles ver Pinto (1984:66)
13
objetivo de complementar la producción interna tenía sus precios equiparados a los vigentes
para la materia prima nacional, en ese momento, la acotación interna de caucho vegetal
equivalía a poco más de 2 veces y media a la de la producción asiática, la diferencia de valor
iba para la Superintendencia para a Borracha11 (SUDHEVEA).
Esta ley creó una contradicción fiscal y política. En cuanto menor era la importación de
caucho menor era la recaptación de fondos para la SUDHEVEA, y a contrario, cuanto menor
era la producción nacional y la autosuficiencia, mayor era la recaptación para esta institución,
promotora de la heveicultura nacional. En 1970 SUDHEVEA presentó el Plano Nacional de
Caucho (PNB12) que se constituiría en el mayor esfuerzo de sistematización de las
informaciones disponibles sobre el caucho vegetal jamás emprendido por el gobierno federal y
que promovía el fomento de las plantaciones en diferentes regiones del país. El PNB fue
vetado y substituido por Programas de Incentivo a la Producción de Caucho Vegetal que tenía
como objetivo atender los intereses más reaccionarios del extractivismo amazónico. La
industria de neumáticos reaccionó substituyendo el látex natural por el sintético para la
fabricación nacional y pasando a ocupar lugares destacados, Brasil, en el consumo mundial de
elastómeros sintéticos (Pinto, 1984:146).
Resulta significativo como partiendo de situaciones similares con relación al caucho
como grandes suministradores de goma natural e industria petroquímica poco desarrollada,
India y Brasil, acabaron diferenciándose extremamente en este sector económico, ya que este
país asiático apostó por el consumo de caucho natural 13.
A modo de conclusión se cometa que, el gobierno federal y las autoridades regionales
no supieron actuar correctamente en la cuestión del caucho durante el período de expansión
industrial del país, lo cual acabó por mantener las estructuras arcaicas ineficientes del
extractivismo vegetal, estancar la producción de látex natural del país y permitir que la industria
de neumáticos pasase íntegramente bajo control de grandes empresas extranjeras, de carácter
oligopolista y con marcados intereses supranacionales (Pinto, 1984:148).
5. Final de siglo XX: frontera de recursos versus agroextractivismo
A partir de 1960 se instaló en la región amazónica un modelo de desarrollo económico
que se caracterizó por entrada de recursos financieros externos a la región, por la expansión
territorial de grandes flujos migratorios provenientes del Nordeste (nuevamente) y por la
introducción de un nuevo paradigma tecnológico de alto poder de transformación de la
naturaleza. El papel del Estado y del capital internacional fue determinante para la promoción
de grandes actividades agropecuarias, mineras y madereras en Amazonia que provocaron, en
su conjunto, crecimiento económico regional durante tres décadas (1950-1980) pero sin
11
Institución creada en enero de 1967 con el objetivo de desarrollar la plantación de 10 millones de
seringueiras, de las cuales el 80% estarían a cargo de iniciativa privada (Pinto, 1984:136).
12
Siglas en portugués de Plano Nacional da Borracha
13
80% del caucho consumido por la India en 1978 era de procedencia natural (Pinto, 1984:147), en la
actualidad ese porcentaje ha subido al 100% (FAO, 2002).
14
generar prosperidad social, y, por el contrario, impactando negativamente sobre las
comunidades tradicionales y el medio ambiente (Messias Franco, 1995:586).
El Amazonas pasó a ser visto por el Gobierno Militar (1964-1985) como frontera de
recursos y espacio de colonización demográfica, fruto de una triple estrategia: a) geopolítica,
para impedir la internacionalización del Amazonas “integrar para no entregar”, b) económica,
para frenar la deuda externa a través de la entrada de divisas por exportación de recursos
naturales y 3) política interna, claudicación ante las oligarquías latifundiarias regionales.
La lenta decadencia de la era del caucho no provocó la desaparición del extractivismo
en Amazonia. Los seringales de estados de Acre continuaban siendo aprovechados por
comunidades agroextractivistas que seguían recolectando látex, castañas y otros productos
forestales. En esa época los trabajadores rurales en la Amazonia estaban más organizados y la
afiliación sindical era bastante elevada.
En 1974 después de cuatro años de apoyo al asentamiento de pequeños agricultores
en la Amazonia, el gobierno federal cambió de estrategia y, como ya hizo durante la década de
los años 1960, volvió a apoyar grandes proyectos de capital privado. El Banco Mundial prestó
ese mismo año seis millones de dólares al Brasil para la cría de ganado con el objetivo de
fomentar las exportaciones de carne de acuerdo a su política de estimular la inversión
aparentemente lucrativa de las grandes fincas de cría de ganado en un período de altos de
precios en el mercado internacional de carne (Hall, 1991:41). Los resultados de esta política
fueron inesperados: las supuestas “ventajas comparativas” del Amazonia en relación a la
producción de carne para la exportación sufrieron un duro revés ante la bajada de precios de la
carne de los años siguientes y ante la comprobación empírica que el suelo amazónico no era
apto a medio y largo plazo para usos agropecuarios.
Los incentivos fiscales y el crédito subsidiado dado a la industria ganadera
14,
en
realidad, exacerbaron la concentración de la tierra, desestimularon el manejo racional de la
tierra y alimentaron el mercado especulativo y el conflicto social, y no las actividades
productivas y la generación de empleo (Hall, 1991:45). En áreas donde vivían comunidades
tradicionales y agroextractivistas, esta política pública fiscal desencadenó una onda de
especulación de tierras que facilitó la venta de los antiguos seringales para grandes empresas
del Centro y del Sur del país, las cuales “limpiaban” la selva a través de la técnica de “corte y
quema” con la finalidad de implantar pastos extensivos de ganado vacuno. Las comunidades
no sólo quedaban al margen de este juego especulativo y deforestador, sino que eran
frecuentemente las víctimas de este proceso.
En 1976 comenzó en Acre una forma de resistencia pacífica –empates- de los
trabajadores que vivían del seringal nativo con el fin de impedir la deforestación y por tanto, la
destrucción de su modo de vida. Los empates eran realizados durante la estación seca y eran
acciones colectivas con el fin de impedir (o empatar) la acción destructora de los peones
contratados por las empresas ganaderas. Entre 100 y 200 personas, hombres, mujeres y niños,
15
se dirigían pacíficamente a los acampamentos e intentaban convencer a los peones para que
abandonasen las motosierras. Los empates, en algunos casos, culminaban, con la
desapropiación y creación de reservas extractivistas controladas directamente por los
seringuieros. La acción de líderes sindicales, principales promotores de esta peculiar forma de
resistencia, acabó por acercar la realidad local a la esfera nacional e internacional.
En la década de los 80, los movimientos sociales en Amazonia estaban fortalecidos y
organizados. Por lo tanto, los tradicionales métodos de coacción indirecta usados por los
poderes locales contra los trabajadores rurales eran menos eficaces, los líderes sindicales
además estaban mejor preparados y el analfabetismo erradicado entre los dirigentes sindicales.
Eran la cabeza visible y pensante del movimiento rural y pasaron a estar en el punto de mira
de los grandes propietarios de tierras. En el Estado de Acre durante la época de los empates
se recrudeció la violencia en el interior de los seringales: el entonces presidente del Sindicato
de Trabajadores Rurales (STR) de Brasileia y Xapurí, Wilson de Souza Pinheiro fue asesinado
por pistoleros a sueldo en 1978, su carismático sucesor, Chico Mendes, en una crónica de una
muerte anunciada, fue matado de igual forma en el fondo de su casa de Xapurí en 1988.
Chico Mendes fue un personaje que adquirió fama internacional. Hombre inteligente y
carismático, entendió, desde el inicio de su lucha sindical, que asumió la dirección del STR de
Brasileia y Xapurí que la causa seringueira debía salir de las fronteras amazónicas y por eso
estableció alianzas con fuerzas sociales extra-regionales que hicieron de portavoces de sus
reivindicaciones sindicalistas. La creciente presión internacional para la preservación de la
selva amazónica actuó a favor de esta estrategia. La internacionalización del Amazonas, sirvió
en este caso, para impedir la desaparición de unos modos de vida que había conseguido una
cierta armonía con el medio aunque sin gran estabilidad económica 15. Aún más, a partir de la
lucha de los seringueiros acreanos y su repercusión mediática nacional e internacional, la
invisibilización de la opresión y violencia sobre los trabajadores rurales en Amazona se hizo
más difícil aunque esta misma perdure hasta nuestros días 16.
La violencia rural en la región presente desde la inauguración de los grandes proyectos
de “Operación Amazonia” se tiene que entender en la óptica de aceptación y apoyo
gubernamental a las estructuras conservadoras locales, a través de medidas fiscales, policiales
y sociales, con la utilización de un discurso aparentemente modernizador. Como argumenta
Almeida (260) “prevalece en el período de 1965 a 1989 una representación oficial tecnocrática
de los conflictos y de la violencia, considerados como factores inherentes a la modernización
de la agricultura y al desarrollo de las fuerzas productivas en una región de frontera agrícola”.
14
Según muestra Carvalho (1995:34 ), entre el 60 y el 70% de todos los incentivos fiscales concedidos
desde 1975 hasta 1987 se concentraron en manos de apenas 35 empresas nacionales y extranjeras. El
capital absorbido por estos incentivos fiscales sumó más de 1,5 billones de dólares durante ese período.
15
La actual discusión sobre la viabilidad económica de agroextractivismo escapa al objetivo del presente
texto aunque no deja de ser relevante e interesante.
16
Sirva como ejemplo la matanza en el municipio de Eldorado de Carajás (Pará) en la famosa Curva de S
de en el que murieron 19 campesinos sin tierra y 45 resultaron heridos a manos de policías militares del
Estado de Pará.
16
En la actualidad el movimiento seringueiro está articulado dentro del Conselho Nacional
do Seringueiro (CNS) creado en 1985 como una red de trabajadores agroextractivistas
organizados en asociaciones, sindicatos y cooperativas. Incluye seringueiros, castanheiros,
recolectores de frutos silvestres, quebradoras17 de coco babaçu, pescadores, integrantes de
proyectos agroforestales, extractores de aceites y plantas medicinales, etc. Según especifican
ellos mismos les une la finalidad de mejorar la calidad de vida, el uso sostenible de los recursos
naturales de la floresta amazónica y el derecho al uso de la tierra. (CNS, 2003).
Entre las conquistas que el CNS ejemplifica durante los últimos tiempos se destaca: a)
creación de más de 40 Reservas Extractivistas 18, que en total ocupan casi el 1% del territorio
amazónico, beneficiando a más de 20.000 familias; b) creación de 10 asentamientos
extractivistas, con cerca de 1 millón de ha y beneficiando a más de 3.000 familias; c) creación
del Programa de Apoyo al Desarrollo del Extractivismo (PRODEX), con línea de crédito del
Banco de Amazonia (BASA); d) implantación de pequeñas industrias de manufacturación de
castaña y caucho gerenciadas por las propias cooperativas de seringueiros; y e) obtención de
subsidios para el precio del caucho en el mercado nacional (CNS, 2003).
El desempeño activo en el proceso productivo de la mujer en el seringal ha sido
sistemáticamente negado por la historiografía hasta finales de la década de 1980. En una
extensa recopilación bibliográfica, Simonian (2001:73-103) muestra como la extracción de látex
contó con la participación, a veces desigual y marginal, de la mujer en enclaves amazónicos,
aunque en tales circunstancias, las condiciones laborales eran de mayor explotación y
humillación.
La economía del caucho no escapó a la invisibilización historiográfica rural del trabajo
de la mujer, con el añadido de que en el caso del seringueiro, el trabajo en el seringal se
asociaba a dureza y peligrosidad y por tanto, era reservado, teóricamente, reservado a los
hombres. Si bien es cierto que durante la expansión del caucho de la segunda mitad del siglo
XIX, las mujeres no solían acompañar el ejercito de nordestinos adentrándose en la floresta
amazónica, se recuerda que en las áreas río abajo el trabajo familiar era más común con
participación activa pero ocultada de la mujer rural.
En la actualidad la perspectiva de género en el agroextractivismo amazónico está más
presente, las mujeres están más organizadas y forman parte de la dirección de numerosas
asociaciones rurales. El propio CNS creó en su seno en 1995 la Secretaría de la Mujer, donde
están representadas sobre todo los intereses de la quebradoras de coco de babaçu y, también,
de las mujeres seringueiras y castanheiras.
6. Cronología
1839.
Descubrimiento del proceso de vulcanización por Charles Goodyear.
17
Mujeres que recolectan cocos de babaçu y luego los rompen para aprovechar las partes útiles.
Se definen como espacios territoriales, legalmente establecidos por la institución brasileña IBAMA,
destinados a la exploración sostenible y la conservación de los recursos naturales renovables, por
poblaciones tradicionales.
18
17
1866.
Pedro II abre el río Amazonas para la navegación internacional.
1888. Invención del neumático.
1876 H. Wickham se leva ilegalmente miles de semillas de Hevea para Gran Bretaña.
1892 Brasil ocupa el 61% del mercado internacional de caucho natural.
1903 Acre es anexado al Brasil.
1910 Se inicia la expansión del cultivo de Hevea en Asia.
1912 Máxima producción de caucho en Brasil durante el período la era del caucho (18501920) con 43.370 toneladas.
1912 Se aprueba el Plano de Apoyo al Caucho
1913 Las plantaciones asiáticas superan la producción de látex silvestre en Amazonia.
1914 Desactivado el Plano de Apoyo al Caucho
1915 La producción de látex en Asia acapara 2/3 de la producción mundial
1927 Inicio del Programa de heveicultura en Forlandia (Itaituba-Pa) por la empresa
norteamericana Ford Motor Company
1933 Inicio del Programa de heveicultura en Belterra (Santarem-Pa) por la empresa Ford Motor
Company
1942 Estados Unidos y Brasil firman los Acuerdos de Washington
1945 Ford Motor Company finaliza el fracasado proyecto de heveicultura en Amazonas.
1942-46 Período de revitalización de la economía del caucho en Amazonas “ a batalha da
borracha”
1967 Aprobación de la Ley 5.227, de 18/01/67
1967 Creación de la Superintendencia da Borracha (SUDHEVEA)
1968 Aprobación de la Ley 5459, de 21/06/68
1978 Muerte del Presidente del STR de Brasileia y Xapurí, Wilson de Souza Pinheiro
1985 Primer Encuentro Nacional de Seringueiros en Brasilia, fundación del Conselho Nacional
do Seringueiro (CNS).
1988 Muerte de Chico Mendes.
1990 Creación de las primeras Reservas Extractivas en Brasil.
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19