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COMENTARIOS DE TEXTOS DE
MARINERO EN TIERRA
El mar. La mar.
El mar. ¡Sólo la mar!
¿Por qué me trajiste, padre,
a la ciudad?
5
¿Por qué me desenterraste
del mar?
En sueños, la marejada
me tira del corazón;
se lo quisiera llevar.
10
Padre, ¿por qué me trajiste
acá?
Gimiendo por ver el mar,
un marinero en tierra
iza al aire este lamento:
15
¡Ay mi blusa marinera;
siempre me la inflaba el viento
al divisar la escollera!
Rafael Alberti, Marinero en tierra, 1924
Escollera. (De escollo).1. f. Obra hecha con piedras echadas al fondo del agua, para
formar un dique de defensa contra el oleaje, para servir de cimiento a un muelle o para
resguardar el pie de otra obra.
TEMA
La nostalgia del mar, como el paraíso perdido del poeta.
RESUMEN
El poema expresa la nostalgia que el poeta siente del mar. Le reprocha a
su padre el haberlo alejado de allí; le quedan solo el recuerdo y la añoranza.
ESTRUCTURA
El poema consta de dos partes:
1) En la primera parte el poeta habla en 1ª persona (vv.1-11); tras la
repetición inicial de la palabra clave del poema (mar), el yo poético se
dirige a un receptor y le reprocha el haberlo apartado del mar. Llama
con un vocativo a su padre (vv. 3 y 10) y le hace tres preguntas (vv. 3-4,
5-6 y 10-11), de las que no recibe respuesta. El uso de la interrogación
contribuye al tono de queja que empapa el texto.
2) En la segunda parte (desde el v. 12) emplea la 3ª persona (un marinero),
con la que se identifica, pues el lamento final (vv. 15-17 en estilo
directo) coincide con el del poeta. Si en la parte anterior predomina la
interrogación, ahora junto a la exclamación emplea la interjección ¡Ay!
que refuerza la emotividad.
El empleo del verso (la mayoría octosílabos), la rima (en asonante –á y alguna
en consonante) y los recursos de repetición (anáfora y paralelismo) dotan al
poema de cierto ritmo semejante al de la poesía popular.
COMENTARIO
Este es uno de los poemas más famosos del libro Marinero en tierra
(1924), primero de los que publicó Rafael Alberti. Dentro de la poesía del
escritor andaluz, pertenece a una época en la que dominaban los temas
sencillos y la herencia de la poesía popular.
Lo esencial de este primer libro es la nostalgia del mar, su paraíso
perdido. Había nacido en el Puerto de Santa María (Cádiz) y junto a su
luminosa bahía había transcurrido su infancia. Luego, cuando la familia se
traslada a Madrid, Rafael se sentirá como desarraigado, y la añoranza de su
niñez y de su paisaje natal le llevará a la poesía. Un deseo de evasión le hará
evocar su mar, las playas, las salinas…, en versos que, junto a su nostalgia,
rezuman luz, blancura, vivo colorido. Y todo se vierte en ritmos ágiles, en
versos de insuperable musicalidad. En este aspecto, su principal inspiración le
viene de la lírica popular, antigua y moderna, con sus formas ligeras y
graciosas, purísimas.
Como se puede ver no aparecen palabras de difícil comprensión.
Utiliza algún término marinero de uso común, como marejada o escollera (De
escollo. f. Obra hecha con piedras echadas al fondo del agua, para formar un dique de
defensa contra el oleaje, para servir de cimiento a un muelle o para resguardar el pie
de otra obra). Pero la palabra más significativa del poema es mar. El poeta la
acompaña de artículos masculinos y femeninos. Gramaticalmente, el
sustantivo mar es de género ambiguo. El poeta prefiere el femenino (¡Solo la
mar!), que cobra un matiz afectivo (por tanto, connotativo). Las personas que
viven en las costas y los pescadores gustan de nombrar el mar en femenino. A
esta imagen materna están ligados el poeta y cuantos viven en su entorno.
Su padre lo ha llevado a otra ciudad, sin mar, donde se siente
desenterrado del mar. Mediante el uso de esta metáfora (aparentemente
paradójica pues ahora está en tierra y se siente desenterrado), Alberti señala
su íntima unión con el mar, al cual está aferrado como si fuera parte de sus
aguas y de su arena. No sólo estaba unido espiritualmente al mar, sino que se
sentía integrante físico del mismo, enterrado en él como lo pueden estar las
conchas marinas.
El poema es una construcción breve y sencilla que recuerda con su aire
de ensoñación y leve queja las composiciones de la lírica popular. Expresa un
sentimiento noble y de fácil comprensión: la nostalgia del paisaje marino de la
infancia. El vocativo, la interrogación y el estilo directo confieren al texto un
aire dialogado, de una intensidad comunicativa. Alberti no ha necesitado
recurrir a expresiones difíciles ni a complicadas estructuras lingüísticas. El
valor del poema reside en su sencillez, que no merma en absoluto su
expresividad.
Alberti dijo en otro poema Si mi voz muriera en tierra / llevadla al nivel
del mar. Expresa ese sueño de volver a un ámbito que es el del paraíso de la
infancia. El poeta iza al aire su voz con gracia alada, ligereza de ritmo popular
e intensidad poética: esa es la belleza.
***
Cuando murió, sus cenizas fueron arrojadas al mar, en el Puerto de
Santa María, por expreso deseo del poeta.
Si mi voz muriera en tierra,
llevadla al nivel del mar
y dejadla en la ribera.
5
10
Llevadla al nivel del mar
y nombradla capitana
de un blanco bajel de guerra.
¡Oh mi voz condecorada
con la insignia marinera:
sobre el corazón un ancla
y sobre el ancla una estrella
y sobre la estrella el viento
y sobre el viento la vela!
Rafael Alberti, Marinero en tierra, 1924
Dentro de la “generación del 27”, la poesía de Rafael Alberti ofrece una
inusitada variedad, junto a un asombroso virtuosismo formal. Su trayectoria
se inicia ya con una obra maestra, Marinero en tierra (1924), a la que
pertenece esta composición. Lo esencial de este primer libro es la nostalgia del
mar, su paraíso perdido. Había nacido en Puerto de Santa María (Cádiz) y
junto a su luminosa bahía había transcurrido su infancia. Luego, cuando la
familia se traslada a Madrid, Rafael se sentirá como desarraigado, y la
añoranza de su niñez y de su paisaje natal le llevarán a la poesía. Un deseo de
evasión le hará evocar su mar, las playas, las salinas…, en versos que, junto a
su nostalgia, rezuman luz, blancura, vivo colorido. Y todo se vierte en ritmos
ágiles, en versos de insuperable musicalidad. En este aspecto, su principal
inspiración le viene de la lírica popular, antigua y moderna, con sus formas
ligeras y graciosas, purísimas.
TEMA
Nostalgia del mar.
Lo que este poema nos ofrece no es sino una manifestación del tema
central de todo el libro: su nostalgia del mar se manifiesta aquí en un deseo de
no morir lejos de él. Rasgo destacable es que el poeta se reduzca a su voz e
imagine que su voz (que es también su palabra poética) seguirá viviendo en el
mar. En ese salto a lo imposible, por encima de la lógica, está el encanto y la
fuerza del poema. Cabría añadir que estos versos entroncan, así, con cierto
“irracionalismo poético”, muy del gusto de la época: pero, a la vez, nos
recuerdan un irracionalismo que ya aparecía en ciertas cancioncillas
tradicionales.
RESUMEN
El poeta se dirige a los que pudieran oírlo –a nosotros- pidiéndoles que,
a su muerte, si quedó lejos, lo conduzcan junto al mar: en él imagina
perdurable su voz –elevada a la simbólica categoría del mando de un barco- y
su presencia.
ESTRUCTURA INTERNA
El poema presenta dos partes:
a) vv. 1-6. Desarrolla un ruego: ser conducido, a la hora de la muerte,
hasta el mar.
b) vv. 7-12. Constituye una emocionada exaltación de su voz, identificada
con el mar.
MÉTRICA
Es patente la analogía del poema con las estructuras de la línea
popular: un estribillo con la idea básica y un desarrollo o glosa. El estribillo es
una estrofa de tres versos octosílabos con asonancia en el 1º y 3º (soleá). El
resto, tras un verso de transición o enlace (el 4º, que rima con el 2º del
estribillo, para que no quede suelto), es una serie de octosílabos con asonancia
en los pares (romance).
ANÁLISIS
Todo el poema tiene una fuerte carga emotiva.
Los versos 1-3 recogen el anhelo fundamental que da origen al poema.
Comienza con una condicional: Si mi voz muriera en tierra… La metonimia
personifica lo más vivo y esencial del poeta: su palabra, su canto entonces
extinguido. Tras la hipótesis sobre su muerte, la muerte de su voz tierra
adentro, viene su ruego, a modo de testamento, plasmado en las dos frases
imperativas (llevadla…dejadla) con similicadencia y paralelismo (vv. 2-3-45). Ahí está su ansia de volver, desde Madrid, a su paraíso perdido y anhelado.
La fuerza de ese anhelo se manifiesta en la repetición de la primera
frase imperativa con el verso 4. Pero el sueño del poeta va más lejos: no es
que quiera que su voz sea enterrada en la ribera, sino que se la imagina viva,
convertida en capitana de un blanco bajel de guerra. La femenina distinción de
capitana evoca un honor tan alto como singular; hay en ella un toque popular
y algo de sueño infantil. La figura del capitán de barco, entre el mar y el cielo,
se opone a la del hombre encerrado en las calles de la gran ciudad.
Añadamos dos detalles del verso 6. El epíteto blanco, como color de la
pureza o de la inocencia, parece remitir a la experiencia de un juego de
infancia. El blanco es fundamental en la paleta de Marinero en tierra. Y el
sustantivo bajel, que, frente a “barco” o “navío”, tiene connotaciones de otra
época y resonancias legendarias o aventureras.
Los versos 7-12 son, ante todo, una exclamación de gozo ante lo que el
poeta imagina. Y desarrollan con intensa belleza esa imaginaria y loca
transformación de su voz en un marino uniformado, con la característica
insignia en el pecho.
Pero lo delicioso de estos últimos versos se debe sobre todo a un uso
magistral del recurso llamado concatenación o encadenamiento de frases
mediante la repetición al principio de cada una de la última palabra de la frase
anterior. Se trata de un recurso abundantemente utilizado por la poesía
popular y que no ha perdido su frescor, su encanto. En este caso, la
concatenación aparece reforzada por la anáfora (repetición de y sobre al
principio de los versos); y esta coincidencia a su vez con un efecto de
polisíndeton (repetición de la conjunción y), que se traduce aquí en un tono
entusiástico.
No hace falta insistir en el valor evocativo de esas palabras que se
repiten: ancla, estrella, viento, vela. Por sí solas nos traen esas imágenes
marinas que obsesionan al poeta, y esas sensaciones de elevación, de espacio,
de liberación… El juego simbólico de la fantasía ha hecho, con la gradación,
que saltemos de lo material (corazón, ancla) a lo inmaterial (estrella, viento) y
de allí, en sentido ascendente, al símbolo más perenne de las gentes del mar
(la vela).
Pero hay algo más, y muy revelador, en esas palabras. Y es que son
testimonio de lecturas muy queridas del poeta, y, a la vez, un guiño de
complicidad para el lector culto. Véase un fragmento del Romance del infante
Arnaldos y otro cantarcillo de Gil Vicente, a quien veneraba Alberti:
Vio venir una galera
que a tierra quiere llegar;
las velas trae de seda,
la jarcia de oro torzal,
áncoras tiene de plata,
tablas de fino coral.
Muy graciosa es la doncella,
¡cómo es bella y hermosa!
Digas tú, el marinero,
que en las naves vivías,
si la nave o la vela o la estrella
es tan bella.
¡Ahí están las cuatro palabras de esos versos que acabamos de
comentar! Y es evidente, por lo demás, la familiaridad del tono.
CONCLUSIÓN
El poema era efectivamente una muestra muy representativa de lo que
significa Marinero en tierra, tanto en temática como en la lengua poética. En
cuanto a lo primero, hemos visto esa nostalgia central del poeta, ese sueño de
volver a un ámbito que es el del paraíso de la infancia. En cuanto al estilo,
hemos comprobado esa gracia alada, esa ligereza de ritmo, ese sabor a la
mejor poesía popular y, en suma, esa intensidad poética, esa belleza.