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CONTEXTO HISTÓRICO, CULTURAL Y FILOSÓFICO
DISCURSO DEL MÉTODO DE DESCARTES ( Partes II y IV )
DEL
Descartes publica de forma anónima, el Discurso del método en 1637, cuyo
título completo sería " Discurso del método, para dirigir bien la razón y buscar la
verdad de las ciencias ". Esta obra, escrita francés (algo inusual, dado que todas
las obras filosóficas y científicas se escribían en latín), fue incluida por Descartes
como prólogo a tres ensayos sobre física: "La Dióptrica, Meteoros y Geometría".
Se trata de un relato autobiográfico en el que Descartes nos cuenta su propia
experiencia personal en la búsqueda de la verdad. Consta de seis partes, dos de
las cuales, la segunda y la cuarta, son ahora objeto de comentario. En la Segunda
Parte expone el método que es necesario seguir para evitar los errores del
conocimiento basándose la lógica, el álgebra y la geometría. En la Cuarta Parte,
después de poner en duda todo el conocimiento, llega a una verdad
incontrovertible, el sujeto pensante, a partir de la cual se demuestra
deductivamente la existencia de Dios y el mundo.
Otras obras de Descartes son Reglas para la dirección del espíritu,
Principios de filosofía, Meditaciones metafísicas, Las pasiones del alma, etc
Contexto histórico y cultural
La reflexiones de Descartes contenidas en el Discurso tienen lugar al inicio de
la Guerra de los Treinta años (1618-1648), una guerra que aunque empieza como
un conflicto religioso, acaba como una lucha por la hegemonía de Europa. Él
mismo nos cuenta ( Parte II) que participó en esta contienda, y en los dos frentes:
en 1618 se alistó en el ejército protestante de Mauricio de Nassau y en 1619 en el
ejército católico de Maximiliano de Baviera. De este modo vio cumplidos sus
deseos de viajar por el mundo para aprender de él y completar los conocimientos
que había adquirido en los libros. Después de estos viajes , dejó el ejército para
dedicarse por entero a lo que era su auténtica pasión : la reflexión filosófica.
En lo político, el siglo XVII fue un siglo caracterizado por el Absolutismo
monárquico, fundamentado teóricamente por autores como Bodino, Hobbes,
Bossuet. Gracias al apoyo de la nueva clase social ascendente, la burguesía, la
monarquía va recuperado el poder que estaba en manos de los señores feudales.
En adelante, el soberano concentra en su persona todos los poderes. Asimismo,
este es un siglo marcado por las luchas religiosas entre protestantes y católicos.
Aun sigue ejerciendo la Inquisición su poder terrorífico para salvaguardar la
ortodoxia religiosa en países como España, Italia y Portugal. Aunque en Francia
dejó de actuar en 1560, sin embargo Descartes tiene muy presente la condena de
Galileo en 1633, hecho que le impulsó a posponer la publicación de su obra " El
mundo o tratado de la luz", escrita ese mismo año.
Este peso del poder político y religioso se deja traslucir en su obra. Así por
ejemplo, en la Segunda parte de Discurso de Método, Descartes insiste una y otra
vez, en que la reforma del conocimiento que se propone, no tiene nada que ver
con las reformas políticas o religiosas. Es decir, no quiere que se le considere un
reformador político o social. Esta precaución cartesiana, así como su conformidad
con la política y religión de su tiempo también se ponen de manifiesto en la
1
primera máxima de la " moral provisional " propuesta en la Tercera parte del "
Discurso ", que expresa el respeto por la leyes, costumbres y religión de su país.
El siglo XVII es una época de crisis que se manifiesta en todos los órdenes :
político, social, económico, religioso, etc; una época de pesimismo, de confusión y
zozobra (“la vida es sueño”, dirá Calderón) que encontrará su adecuada expresión
en las diferentes manifestaciones artísticas del Barroco.
Contexto filosófico
El Renacimiento supuso la ruptura con la Edad Media. La vuelta a la
antigüedad clásica así como el desarrollo del antropocentrismo y el naturalismo
impulsados por el Humanismo contribuirán al abandono de visión teocéntrica
propia de la Edad Media. Las transformaciones que se producen en esta época en
todos los órdenes irán minando las bases en que se ha asentado la época anterior
y producirán “una crisis de la conciencia europea”. Decisiva en este sentido, va a
ser la aparición y posterior desarrollo de una nueva ciencia, que se va a
caracterizar por el uso de las matemáticas, la experimentación y una vinculación
estrecha con la técnica. Esta nueva ciencia, la ciencia moderna, favorecerá el
hundimiento de la escolástica y dará al traste con la concepción aristotélicoptolemaica del universo vigente en el medioevo, al tiempo que condicionará el
desarrollo de la filosofía en este período.
Descartes está considerado oficialmente como el pensador que inaugura la
etapa filosófica de la Modernidad, una época caracterizada por la autonomía de
la razón, entendiendo por ello, negativamente, que el ejercicio de la razón no es
coartado ni regulado por nada exterior a ella (autoridad, fe, etc), y positivamente,
que la razón es el tribunal supremo que decide qué es verdad (conocimiento) y
cuál es la conducta adecuada ( moral y política). En esta época la reflexión
filosófica se concentra en torna a la noción de sujeto. Un sujeto que está dotado
de razón, y que habrá de utilizarla bien si no quiere caer en el error. De ahí la
preocupación cartesiana por el método como una garantía para librarse del error
(preocupación que no va a ser ajena para la mayoría de los filósofos modernos).
Como ya hicieran otros autores (p.e. F Bacon, Novum Organum), Descartes
rechaza el método silogístico aristotélico ampliamente utilizado en la Edad Media y
reivindica un método de descubrimiento semejante al método matemático. La
fascinación que siente Descartes y otros autores modernos por las Matemáticas
así como su visión mecanicista de la naturaleza, vigente en la época, revelan las
conexiones de la filosofía moderna con la nueva ciencia.
Descartes es un miembro, junto con otros grandes filósofos: Spinoza, Leibniz y
Malebranche, del llamado “Racionalismo moderno”, movimiento opuesto al
Empirismo que tiene los siguientes rasgos:
-
Defiende la razón como única fuente del conocimiento y preferencia por la
deducción como procedimiento para construir el conocimiento a partir de
principios innatos (innatismo); frente al empirismo que parte de la
experiencia e inductivamente explica los fenómenos.
2
-
Subjetivismo. El conocimiento conoce inmediatamente ideas, y no está
claro (hay que demostrarlo) la existencia del mundo al que estas ideas se
refieren. Se supera la concepción realista y objetivista del pensamiento
clásico y medieval.
-
Construcción de una Ciencia universal (consecuencia de la unidad de la
razón), que abarque toda la realidad ( identidad ser y pensar) y se asiente
sobre principios firmes y libres de toda duda.
Aunque la originalidad de Descartes está fuera de toda duda, es posible ver
antecedentes claros de su pensamiento en filósofos clásicos como Platón (la
insistencia en el papel exclusivo de la razón en el conocimiento; el dualismo
antropológico y, salvando las distancias, la independencia del pensamiento o res
cogitans (mundo de las Ideas) y el mundo o res extensa (mundo de los sentidos),
medievales como San Agustín (la interiorización como vía de acercamiento a la
verdad), o Anselmo de Canterbury (el argumento ontológico, clave para la
demostración de la existencia de Dios), e incluso renacentistas como Montaigne
(escepticismo).
En cuanto a las influencias en autores posteriores, Descartes, en tanto iniciador
de la filosofía moderna, condiciona totalmente el desarrollo de la filosofía posterior.
No solo influye en los filósofos propiamente racionalistas, sino que, por desarrollar
toda una teoría del sujeto de conocimiento puede considerarse el padre del
psicologismo de los empiristas ingleses, de la inmanencia del sujeto de los
idealistas alemanes, así como de la antropología filosófica moderna. De todos
formas, para que de la res cogitans cartesiana se llegue al “haz de percepciones”
de Hume, al “yo trascendental” de Kant, “ “al yo absoluto” de Fichte, serán
necesarios profundos cambios. Por último, citar que Descartes está considerado
un precursor de la Fenomenología; la “epojé” o suspensión de juicio, defendida por
Husserl, no es otra cosa que poner entre paréntesis la existencia de la realidad
para centrarse en los propios contenidos de la conciencia y llegar así al verdadero
conocimiento.
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