Download CEAMOnitor

Document related concepts
no text concepts found
Transcript
CEAMOnitor
Editado por el Centro de Estudios sobre África y Medio Oriente
Vol. 7 No. 3, marzo de 2010
Las perspectivas de la cooperación comercial de la Unión
Europea con África subsahariana.
Roberto Smith
La cooperación comercial de la UE con África se ha
caracterizado por un gradual proceso de retroceso en las
ventajas concedidas a las naciones del continente, las cuales
han tenido su máxima expresión en las negociaciones para la
firma de los Acuerdos de Asociación Económica (AAE).
Crisis ambiental y cambio climático en África
Anay Cano
Suyeni Díaz
Las características socioeconómicas de África y la posición de
los países desarrollados, han hecho de este continente uno de
los más vulnerables ante el cambio climático.
Côte D´Ivoire: una crisis política indefinida
Yoslán Silverio
El reciente golpe de Estado en Níger pudiera indicar los posibles
desenlaces negativos frente a un demorado estancamiento
político en Côte D´Ivoire: disolución repetida del gobierno y
aplazamiento continuo de las elecciones por parte del presidente
Laurent Gbagbo.
Africa y el nuevo escalón en la militarización de las
relaciones internacionales
Silvio Baró
Los cuestionamientos a su hegemonía y las debilidades
presentadas por la principal potencia mundial parecen estar en
la base de las recientes acciones encaminadas a rescatar
credibilidad como “policía mundial” y África está siendo utilizada
como terreno de experimentación.
Les perspectives de la coopération commerciale de l'Union
Européenne avec l'Afrique subsaharienne.
Roberto Smith
La coopération commerciale de l'UE avec l'Afrique s’est
caractérisée par un processus graduel de recul à l’égard des
avantages accordés aux nations du continent; des avantages qui
se traduisent dans les négociations en vue de la signature des
Accords de Partenariat Économique (APE).
Crise environnementale et changement climatique en
Afrique.
Anay Cano
Suyeni Díaz
Les caractéristiques socio-économiques de l'Afrique et l’attitude
des pays développés, ont conduit ce continent à devenir l'un des
plus vulnérables face au changement climatique.
Côte d'Ivoire: une crise politique indéfinie.
Yoslán Silverio
Le coup d'État arrivé au Niger, pourrait présenter les
dénouements négatifs envisageables en Côte d'Ivoire face à la
stagnation
politique:
les
fréquentes
dissolutions
du
gouvernement et l’ajournement continuel des élections par le
président Laurent Gbagbo.
L'Afrique et le nouvel échelon dans la militarisation des
relations internationales.
Silvio Baró
Les faiblesses montrées par la principale puissance mondiale et
la remise en cause de son hégémonie, semblent être à la base
des récentes actions visant à récupérer son crédit en tant que
«gendarme mondial»; et l'Afrique en résulte le terrain
d'expérimentation.
Le 20ème Anniversaire de l’indépendance de la République de
Namibie.
José Antonio Doll
La solidarité des pays africains et arabes envers Haïti.
Yudith Camps
Las perspectivas de la cooperación comercial de la Unión
Europea con África subsahariana.
Roberto Smith
La Unión Europea (UE) ha apoyado el comercio de los países de
África subsahariana, a partir de la implementación de una serie
de esquemas de cooperación vinculándolos al desarrollo. Desde
el Tratado de Roma, proceso a través del cual se creara la
Comunidad Económica Europea (CEE) en 1957, los países que
la integraron, mostraron sus deseos de mantener el vínculo con
sus antiguas colonias africanas y para ello se plantearon una
serie de programas que a título de cooperación se proponía,
desde el punto de vista teórico, mejorar la ejecución comercial,
apoyar la lucha contra el subdesarrollo y la inserción de las
economías africanas en la economía mundial.
En este sentido, la parte europea concibió la cooperación
comercial, desde una serie de programas que transitaron por
distintos tipos de preferencias comerciales, así como por
sistemas de estabilización de los ingresos procedentes de las
exportaciones de ciertos productos agrícolas y minerales de los
Estados africanos hasta llegar más recientemente a la
promoción de los Acuerdos de Asociación Económica (AAE).
Estos Acuerdos constituyen la expresión de la alineación de la
parte europea a las consideraciones propuestas por la
Organización Mundial del Comercio (OMC) en la agenda de
Doha como parte del programa esencial para el desarrollo. En
esta nueva fase, la ya denominada UE prolonga su discurso de
cooperación para apoyar el comercio, pero, para un comercio
sobre nuevas bases, o sea, absolutamente liberalizado.
Todos esos programas fomentados por la parte europea,
reiteraban una y otra vez que sus objetivos eran, y son,
diversificar e incrementar las exportaciones con destino a sus
mercados desde los países africanos, integrarlos en la economía
mundial y, de esa manera, apoyar la lucha contra el
subdesarrollo.
Sin embargo, la participación de las exportaciones de los países
de África subsahariana ha estado disminuyendo su importancia
en el total de las compras internacionales europeas y a nivel
mundial. Por otro lado, las exportaciones provenientes desde los
países africanos, continúan siendo mayoritariamente productos
básicos. (1)
¿Que puede esperar África subsahariana de la cooperación
comercial de la Unión Europea (UE)? De hecho, los Protocolos
del Azúcar y del Banano se reformaron y con ello, los países
africanos, beneficiarios van a sufrir una disminución de las
ventajas que recibían anteriormente. En el caso del Protocolo del
Azúcar, enfrentarán una disminución del precio garantizado, algo
muy contraproducente, teniendo en cuenta los problemas de
producción y venta que tradicionalmente enfrentan dichos
países. Los países africanos beneficiarios del Protocolo del
Azúcar son Mauricio; Swazilandia, Zimbabwe, Malawi,
Madagascar; República del Congo, Tanzania, Kenya,
Uganda y Costa de Marfil. Se ha calculado que la reducción de
las transferencias en términos del PIB alcanzaría, por ejemplo, el
2% para Mauricio, el 1,3% para Swazilandia. (2)
En cuanto al Protocolo del Banano, desde el 2008 se discutía un
pacto mediante el cual se reducirían los aranceles de 176 a 114
euros por tonelada a la entrada del banano en el mercado
europeo procedente de América Latina. Esto sólo significará
que Costa de Marfil y Camerún enfrentarán la extraordinaria
competencia de países que tienen una mayor producción y
competitividad en el mercado europeo como Colombia y
Ecuador, que son los principales exportadores de banano a la
UE. Finalmente, este pacto se firmó en diciembre de 2009. (3)
Una cuestión que resultó muy nociva en el desempeño de la
cooperación comercial europea fue el hecho de que las
asignaciones de recursos financieros durante los Convenios de
Lomé resultaron insuficientes en comparación con las
necesidades del continente africano, además de continuar
presentando incumplimientos respecto a los compromisos. Esa
situación repercutió negativamente en los primeros mecanismos
de compensación (Stabex y Sysmin). Debe incrementarse la
incertidumbre sobre las posibilidades africanas de beneficiarse
del Flex, mecanismo de compensación que sustituyó a los
anteriores y, también, para favorecerse con los desembolsos
europeos vinculados con la Ayuda para el Comercio. (4)
Tanto el Flex como la Ayuda para el Comercio presentan una
fuerte sujeción al erario europeo que, como sabemos, se verá
muy afectado debido a la erogación de miles de millones de
dólares para los paquetes de rescate que buscan paliar los
efectos de la crisis global. El hecho de que los principales países
europeos que brindan estos tipos de cooperación coinciden con
ser los más afectados por la crisis, justifica la predicción anterior.
La vuelta al libre comercio y a la reciprocidad comercial ya tiene
el antecedente de haber fracasado anteriormente, como
mecanismo de cooperación comercial; por tanto, debe conducir
una vez más a la decepción. Por otro lado, la introducción del
principio de liberalización en los acuerdos de asociación
económica UE-África subsahariana va a implicar muchos más
costos que beneficios para los países africanos. Entre los
efectos inmediatos sobresale la disminución significativa de los
ingresos fiscales africanos tras la supresión de los derechos de
aduana sobre la importación de productos europeos algo
sumamente peligroso, debido a los problemas que
tradicionalmente tienen los africanos en el logro del
financiamiento interno, obstaculizado desde hace muchos años
por el profundo endeudamiento externo regional y recientemente
por el impacto de la crisis global.
Según ciertos estudios, la liberalización del comercio de
mercancías propuesta por los AAE, implicaría una pérdida anual
de 359 millones de dólares en ingresos aduaneros para los
países africanos. Sin embargo, la Comisión Europea sólo ha
destinado recursos financieros por un monto de unos 726
millones de dólares para compensar las pérdidas de ingresos
por exportaciones de todos los países en desarrollo a través del
Flex. Esto explica que continuará siendo insuficiente la
cooperación comercial europea en materia de compensación,
como sucedía con el Stabex y el Sysmin. (5)
En cuanto a la iniciativa Todo menos las Armas, que supone
mejorar la ejecución comercial de los países menos adelantados
(PMA) africanos, beneficiará a los países africanos si y solo si su
producto se encuentra en la cúspide de las necesidades
europeas.
A manera de resumen debe ser señalado que, cuando se
estudia la evolución de las exportaciones procedentes de África
subsahariana con destino a la UE, se constata que, desde los
años 60 del siglo pasado hasta la fecha, solo un pequeño grupo
de países y prácticamente un producto concentran el porcentaje
mayor de aquellas ventas. Estos países son Nigeria, Angola,
Camerún, Guinea Ecuatorial y Gabón, y tienen como rubro
principal de exportación el petróleo. Pero debemos destacar que
solamente Nigeria ha sido tradicionalmente el país que exporta
más del 90% del petróleo que toda África subsahariana envía a
Europa. De esa manera, Angola y Guinea Ecuatorial, serían
los únicos PMA que realmente podrán “beneficiarse”, de la
iniciativa europea. Sucede igual con otro pequeño grupo de
productos que tienen cierta importancia en el total de las
exportaciones africanas (diamantes, aluminio, hierro).
Lo anterior nos lleva a concluir que la supuesta cooperación
comercial de la UE con los países africanos siempre ha estado
orientada a tratar de impulsar el comercio de aquellos países y
productos del interés de las potencias europeas y que esto no se
ha traducido ni en un estímulo a la diversificación productivo o
comercial de aquellos o a un aumento de su acceso al mercado
europeoocidental.
Referencias:
(1) Eurostat: Tasas elaboradas por el autor a partir de
EUROSTAT. Part 1: Analysis by region, http://europa.eu.int,
2001-2009.
(2) European Comission: An Impact study of the EU-ACP
Economic Partnership Agreements (EPA) in the six ACP regions,
January, 2008, p. 64.
(3) “La Unión Europea y América Latina lograron acuerdo para
reducir aranceles del banano” www.europarl.europa.eu
16/12/2009.
(4) Comisión Europea: “Aid for Trade monitoring report 2009”.
Bruselas, http://ec.europa.eu/ 8/4/2009.
(5) CELARE: “Unión Europea otorgará 230 millones de euros a
países en desarrollo para combatir crisis financiera”
http://www.celare.org, 17/12/2009.
Crisis ambiental y cambio climático en África
Anay Cano
Suyeni Díaz
Actualmente existe una tendencia creciente al debate medio
ambiental en el ámbito internacional debido a las nuevas
evidencias aportadas por diversos estudios. Las implicaciones
socioeconómicas que trae acarreada la crisis ambiental
requieren soluciones basadas en la sostenibilidad. Pero, para
países subdesarrollados como los de África, el acceso a las
tecnologías ambientalmente idóneas y el financiamiento para el
desarrollo sostenible constituyen un reto.
El cambio climático es uno de los principales problemas
ambientales globales con serías implicaciones previsibles para la
humanidad. La mayoría de los países del continente africano se
encuentran afectados por la desertificación, la inseguridad
alimentaría y el déficit de agua potable. Dar ha conocer la
situación ambiental en esta región, sería solo el comienzo de un
análisis más profundo; en el cual se trataría la repercusión que
tiene el cambio climático en la producción de alimentos, las
migraciones, la salud y los mercados de energía.
El aumento de los desequilibrios económicos y sociales con un
elevado costo ambiental debido al neoliberalismo, hacen que
algunos gobiernos no puedan tomar medidas eficientes ante el
problema del cambio climático.
El continente africano cuenta con características geográficas y
ambientales muy particulares que lo hacen un tanto más
vulnerable ante esta crisis. Por ejemplo, el 31% de las tierras de
pastoreo y el 19% de los bosques y zonas forestales están
clasificadas como degradadas, por lo que en el continente las
tierras áridas cubren un 60% de su superficie. El 10% de los
suelos productivos están dedicados a la agricultura de
subsistencia y más del 25% tiene un potencial bajo para la
agricultura sostenible. Cerca de 4 millones de hectáreas de
zonas forestales se están perdiendo cada año; y las tierras
propensas a la desertificación ocupan alrededor del 5% del
continente, donde viven alrededor de 22 millones de personas.
La escasez de agua afecta a 300 millones de personas y cerca
del 75% de la población africana usa aguas subterráneas como
su principal fuente de agua potable. No obstante, la cantidad de
agua renovable para todo el continente solo asciende a 3 930
km3; y para el 2050 se espera que las áreas con escasez de
agua aumenten en un 29%.
En cuanto a la población, África contaba en el 2007 con más de
965 millones de personas, con un ritmo de crecimiento
poblacional de casi un 3%, y la mayor tasa de crecimiento
urbano a nivel global. El 2.7% de la población africana vive en la
zona costera y el 56.6% de la fuerza de trabajo africana está
destinada a la agricultura. (1)
Debido a estas características y a la crisis imperante, los
sectores más afectados de la economía son: la agricultura, el
comercio internacional y las finanzas. Históricamente la tierra
cultivable en África ha sido ínfima y ha sufrido un proceso de
degradación y desertificación muy acelerado, el cual continúa
avanzando. A esto hay que sumarle el hecho de que la cultura
agrícola del continente basa la producción a través de los
medios tradicionales, aspecto que afecta la capacidad de
adaptación de las poblaciones a la inestabilidad de los ciclos de
cosecha y por tanto, la estabilidad en la apropiación de
alimentos. Cada vez que los gobiernos africanos requieren
complementar el suministro de alimentos a la población, tienen
que acudir constantemente a las importaciones. Esta
dependencia ha evolucionado de forma negativa, profundizada
por la poca acumulación de capital debido al bajo índice de
exportaciones de estos países. En tales condiciones, lograr un
crecimiento rápido y sostenido dependerá de la aportación de
financiamiento del exterior.
En cuanto a las finanzas, el proceso de crecimiento de la región
es sumamente frágil. Las actuales tazas de crecimiento son
demasiado bajas como para incidir en la pobreza y lograr
mejores condiciones de vida, por lo que es indispensable una
importante inyección de recursos oficiales combinada con
mejores políticas para lograr un nuevo impulso en las
economías.
Los efectos del cambio climático, en particular el calentamiento
global debido a la concentración de los Gases de Efecto
Invernadero (GEI) en la atmósfera, unido a las características de
África, hacen particularmente vulnerable a este continente ante
el fenómeno. La posible elevación del nivel del mar, constituye
un impacto negativo en las áreas costeras densamente
pobladas. Esto, unido a la elevación de la temperatura y al
aumento de las lluvias en regiones como el este africano están
provocando la proliferación de insectos y demás vectores que
generan y transmitan enfermedades como la malaria y el cólera.
Algunos análisis han puesto de manifiesto que la negativa
incidencia del cambio climático sobre los regímenes de lluvia ha
llevado a que en algunas zonas se hayan producido cambios en
los territorios y en las formas tradicionales de vida. Esto se
aprecia, en la creciente incapacidad de poblaciones para
acceder a las fuentes de agua potable debido a la disminución
del caudal de ríos y lagos.
Otro de los tantos factores de crisis ambiental visto en África es
la tala intensiva legal, y muchas veces ilegal, de bosques
tropicales o las acciones encaminadas a despejar nuevas tierras
para el desarrollo agrícola, acciones derivadas de las
apremiantes necesidades económicas y de energía.
Todos estos efectos en las distintas regiones del continente son
una de las causas fundamentales del aumento de las
migraciones de personas, las cuales tienden a trasladarse hacia
ciudades que no tienen las condiciones para albergar a este
numeroso contingente de personas y que, en definitiva, suelen
desplazarse hacia otros países y fuera del continente. Esto trae
como consecuencia un incremento de la presión migratoria y de
los conflictos en los países de tránsito y/o de acogida de
inmigrantes como Egipto; al igual que en los países emisores
como Sudán. (2)
No obstante, la falta de voluntad política en las naciones
industrializadas subestima los problemas ecológicos de las
naciones africanas. La explotación de los recursos africanos se
lleva a cabo mediante transnacionales cuyas actividades,
centradas en los sectores mineros y agrícolas, están orientadas
a la búsqueda de beneficios exorbitantes, sin ninguna
preocupación por la preservación de los recursos naturales y de
las necesidades de las poblaciones locales abandonadas a su
propio destino. Quizá uno de los casos más escandalosos de los
últimos años ha sido la compra de tierra para el desarrollo
agrícola. Uno de estos ejemplos, donde además las
repercusiones políticas fueron serias, fue el caso de la compra
de tierras en Madagascar, por parte de la multinacional
DaeWoo. (3)
Esto se aprecia también en el hecho de que de un total de 400
proyectos relacionados con el denominado Mecanismo de
Desarrollo Limpio, creado en la Conferencia de Cambio
Climático efectuada en Nairobi en noviembre de 2006, solo 9
proyectos corresponden a países africanos.
La crisis ambiental ha inducido a muchos gobiernos africanos a
desarrollar agendas políticas convergentes en cuanto a temas
ambientales y de seguridad nacional. A raíz de esto se han
realizado proyectos en conjunto como el de la “Gran Muralla
Verde” lanzado por el gobierno Senegalés y apoyado por los
gobiernos de Malí y Chad.
Por lo tanto, si se pudieran mencionar los temas de prioridad en
dichas agendas se nombrarían los siguientes:
1. Fuentes de agua y escasez de las mismas,
2. desertificación y sequía,
3. erosión de los suelos y producción alimentaria,
4. deforestación,
5. urbanización acelerada y
6. contaminación.
Como parte del proceso de convergencia llevado a cabo durante
los últimos tiempos en las agendas políticas africanas, respecto
al cambio climático, estuvo la preparación con vistas a la
Cumbre de Copenhagen. Desde enero de 2007 se empezó a
trabajar en ellas en las sesiones de la Asamblea de la Unión
Africana. De las mismas surgieron varias medidas, entre ellas:
1. El llamado a los Estados miembros a incorporar el tema del
cambio climático en los programas de desarrollo nacionales.
(8va Sesión, enero de 2007).
2. La necesidad de que las negociaciones internacionales
reflejaran la obligación de una compensación a África por los
daños causados por el calentamiento global. Y la decisión de
consensuar una posición única con vista a la cumbre en
Dinamarca (Sesión 12va, febrero de 2009).
3. Aprobación de la Declaración de Argelia de mayo de 2009,
sobre la Plataforma Común para Copenhagen, como posición
unitaria del continente. (4)
No obstante la buena voluntad inicial de los gobiernos africanos
no pudo rebasar las presiones externas y la debilidad de las
posiciones africanas se hizo sentir más allá del fracaso mismo
de la cumbre para el tercer mundo.
De tal forma, tanto el jefe de la delegación, Meles Zenawi, como
el representante de Sudáfrica, firmaron los acuerdos emanados
de la cumbre. (5) El alegato de los mismos se basó en el
principio de inclusión; en otras palabras, en el hecho de que era
preferible estar adheridos al documento mundial antes que ser
excluidos de las negociaciones y de los convenios futuros sobre
el cambio climático.
Como resultado de esto, África no logró que se le tuviera en
cuenta, más allá de los propios intereses europeos y
norteamericanos, y por lo tanto no se aprobó la reducción ni de
la emisión de gases de efecto invernadero, ni del aumento de la
temperatura a 2ºC, lo que significa para el continente un
aumento real de 3,5ºC. Tampoco que se creara una
administración única entre los proveedores de fondos y los
africanos, ni que los fondos estuvieran organizados en una
cuenta única. (6)
Por este motivo son muchos los que piensan que una vez más
África le ha dado espacio a los países desarrollados para que
subestimen el peso del continente en los marcos internacionales,
al tiempo que ha defraudado a nivel social interno,
principalmente por las expectativas que fueron creadas con
anterioridad a la cita en Dinamarca y que no fueron cumplidas.
En sentido general esta es solo una primera observación general
de los aspectos esenciales que sobre cambio climático se están
moviendo en el continente africano. Temas como el impacto
social de las temporadas de lluvia y seca, la desertificación, los
programas de desarrollo sostenible, la adaptación al cambio
climático, entre otros, han de continuar siendo medulares en el
estudio del cambio climático en África.
Por el momento baste decir que, efectivamente, África es el
continente menos preparado a nivel mundial para enfrentar los
trastornos naturales y a su vez, es el menos reconocido en las
agendas internacionales. Conjuntamente con esto, se encuentra
entre las regiones cuyos proyectos desarrollo no siempre
pueden asociarse a mecanismos que posibiliten la
sostenibilidad. Por este motivo los retos a corto y mediano plazo
para el continente son mayores, uniéndose a ello el hecho de
que el cambio climático tendrá que ser tenido como parte de un
fenómeno más complejo que lo incluya como acelerador de
crisis y conflictos sociales y políticos.
Referencias:
(1) UNEP: Africa: Atlas of Our Changing Environment, en:
www.na.unep.net/AfricaAtlas, 09-01-09.
(2) Cano. A.: Cambio climático en Egipto y Sudán: una realidad
evidente, CEAMOnitor, Vol.6, No. 1, enero de 2009.
(3) Hayes, Stephen: Madagascar: A Greek Tragedy That Hill
Hurt Investment, en: www.allafrica.com, 19-03-09.
(4) African Union: Africa: Concept Note for the First Meeting of
the Conference of African Heads of State and Government on
Climate Change and African Lead Experts on Climate Change,
en: www.africa-union.org, 25-08-09 y Ping, Jean: Africa: Opening
Statement to Conference on Climate Change, en: www.africaunion.org, 25-08-09
(5) Pan-Arican Climate Justice Alliance: La sociedad africana se
opone a la postura de Meles Zenawi en la Cumbre del cambio
climático, en: Pambazuka News, www.pambazuka.org, 12-01-10.
(6) Ibidem.
Côte D´Ivoire: una crisis política indefinida
Yoslán Silverio
El panorama político actual en Côte D´Ivoire se encuentra en un
profundo estancamiento. Ello se debe a que, el 14 de febrero, el
presidente Laurent Gbagbo disolvió el gobierno y la Comisión
Electoral Independiente (CEI) por las supuestas inscripciones
fraudulentas de unas 429 000 personas en el censo electoral.
Esto condujo a la suspensión temporal de la revisión de las listas
de votantes, a raíz de lo cual se produjeron manifestaciones en
las ciudades de Bouaké y Gagnoa por parte de personas
opuestas al retiro de sus nombres de las listas. Los líderes de la
oposición sostienen que la mayoría de los descalificados del
padrón electoral eran de grupos étnicos del norte musulmán
poco dados a apoyar al mandatario.
La coalición opositora —que instó al restablecimiento de la CEI y
de su presidente Robert Mambe, y se negaba a reconocer a
Gbagbo como Jefe de Estado— se denomina Agrupación de
Houphouetistas por la Democracia y la Paz, y está formada por
el Partido Democrático de Costa de Marfil (PDCI), la Agrupación
de Republicanos (RDR), la Unión por la Democracia y la Paz
(UDPCI) y el Movimiento de Fuerzas del Futuro (MFA). El
candidato de la RDR, Alassane Ouattara, expresó que la actitud
del actual presidente se debe a "la voluntad manifiesta del
partido en el poder de no ir a las elecciones” y que “si Gbagbo
establece un nuevo gobierno, no habrá elecciones dentro de dos
meses, ni de seis meses, ni de dos años,” porque no es lógico
formar un gobierno para apenas dos meses de duración. (1)
Insistió además en la necesidad de que haya elecciones
presidenciales reales para solucionar las controversias políticas.
Debido a esta coyuntura el Consejo de Seguridad prorrogó la
presencia de la Misión de las Naciones Unidas en Côte d'Ivoire
(ONUCI), creada en 2004 para ayudar a asegurar un alto el
fuego y preparar el camino para una paz permanente y las
elecciones. Tras renovar varias veces su mandato desde
entonces, se prevé que estén en el país hasta el 31 de mayo,
con más de 8 500 militares y 400 funcionarios civiles
internacionales. (2)
El 25 de febrero las autoridades confirmaron la formación de un
nuevo gobierno, logrado, una vez más, por la acción mediadora
de Blaise Campoaré. El ex líder rebelde Guillaume Soro fue
redesignado como primer ministro; el gabinete incluye a
miembros de partidos de la oposición y se redujo el número de
ministros a 27, de los cuales 16 ya habían sido nombrados con
la anuencia de todas las partes.
La convulsa coyuntura que vive el país en estos momentos se
generó como resultado de la guerra civil gestada hace ocho
años. En Côte D´Ivoire, “considerada antaño como la «Suiza
africana», modelo de desarrollo, de integración comunitaria y de
cooperación con Francia” (3), la crisis política, comenzada con
la muerte de Félix Houphouet-Boigny en diciembre de 1993,
desembocó en un conflicto armado entre los años 2002 y 2007.
La crisis se presentó como resultado de la depauperación de la
economía y de la acentuación de las diferencias regionales
impulsada por las élites sureñas. Dichas diferencias se
comprueban en la composición étnico–confesional del país: los
principales grupos étnicos son los dioulas y los senoufos, de
religión islámica y ubicados fundamentalmente en la región
norte, más pobre y desértica, mientras las etnias cristianizadas
del sur están integradas por los baulé y los beté. Estos dos
últimos
grupos
resultan
ser
los
más
privilegiados
económicamente por encontrarse en la zona donde están las
principales plantaciones de cacao y de café.
En el orden político existieron otros factores que actuaron en el
desencadenamiento de los enfrentamientos entre fuerzas
progubernamentales y grupos militares por la redistribución de
cuotas de poder dentro del gobierno. Frente a los
condicionamientos
de
las
instituciones
financieras
internacionales para conceder créditos al país, HouphouetBoigny —tratando de resolver la crisis económica— se vio
obligado a adoptar el multipartidismo que provocó el regreso de
líderes opositores, entre ellos Laurent Gbagbo. También tuvo
que nombrar como Primer Ministro a Alassane Ouattara,
musulmán y miembro de la norteña etnia de los dioula, cuya
élite, con importante peso económico, no tenía una
representación significativa en el gobierno. Él ya había
desempeñado en el cargo entre 1990 y 1993, cuando adoptó
medidas que lo enfrentaron con el entonces Presidente de la
Cámara de Diputados, Henri Konan Bedié.
A la muerte de Félix Houphouet-Boigny, asume la presidencia
Bedié, que no gozaba de una gran popularidad. Buscando
marginar a Ouattara en las elecciones de 1995, había desatado
una campaña en la cual defendió la llamada ivoirité o
“marfileñidad”, que abogaba por una pureza de raza que
equivalía a la pertenencia al sur, donde se discriminaba a las
poblaciones de inmigrantes, muchos de ellos asentados desde
décadas en el país. Distinguiendo entre “autóctonos” (nacionales
cuyos dos padres hubieran nacido en el país) y “alógenos”
(nacidos ellos mismos, o uno o ambos padres fuera del país)
(4), aseguró la victoria sobre Ouattara, de padre burkinabé.
Esta política indujo el primer golpe de Estado en la historia del
país, ejecutado el 24 de diciembre de 1999 por el General
Robert Guei, Jefe de Estado Mayor, quien creó el Comité
Nacional de Salvación Pública, mientras Bedié se exiliaba en
Togo. Aunque el ex primer ministro Ouattara regresó del exilio e
integró el gobierno de transición, fue de nuevo excluido de los
comicios presidenciales en el 2000 por la misma exigencia de no
ser ambos padres marfileños. En dichas elecciones ganó la
presidencia Gbagbo; Guéi rechazó ese resultado, pero un
levantamiento civil lo obligó a aceptarlo.
Las manifestaciones y levantamientos militares se suceden por
todo el país, pero la guerra civil no se articuló hasta el 19 de
septiembre de 2002. Grupos rebeldes procedentes del norte se
apoderan de la mitad del país, amenazaron la capital y al final el
país quedó dividido en dos: los rebeldes controlaron Korhogo,
Bouaké y el resto del norte, mientras las fuerzas del gobierno
controlaban el sur, incluidas Yamoussukro y Abidjan.
En un primer intento negociador en noviembre de 2002 en Lomé,
las demandas de los rebeldes incluían la dimisión del presidente,
la revisión de la Constitución y nuevas elecciones. Estos se
nutrieron de antiguos soldados que entraron en contradicciones
con Gbagbo y con Guéi y de jóvenes desempleados que
optaron por seguir en el ejército tras el servicio militar para
recibir un salario (5). Las tres organizaciones rebeldes —
Movimiento Patriótico de Costa de Marfil (MPCI), Movimiento
Patriótico Marfileño del Gran Oeste (MPIGO) y el Movimiento por
la Paz y La Justicia (MPJ)— con la aspiración común de eliminar
la hegemonía política de las élites del sur, se unieron para crear
las Fuerzas Nuevas dirigidas por Guillaume Soro. El Partido
Democrático de Costa de Marfil (PDCI), que gobernó
ininterrumpidamente entre 1960-1999 (Houphouet-BoignyBedié) y la Reagrupación de los Republicanos (RDR) de
Alassane Ouattara son los principales partidos políticos que se
oponen al presidente Gbagbo y su Frente Popular Marfileño
(FPI) y fueron asumiendo un perfil cada vez más regionalista y
étnico. Por su parte, el mandatario tenía a su favor a miles de
jóvenes de la etnia beté y a las bandas de “Jóvenes Patriotas”
pagadas por el gobierno, que operaban en el sur y con
particular fuerza en Abidjan.
Estos serán los actores principales que tomaron parte en el
conflicto militar, a los cuales se sumaron un contingente de la
ONU y la misión Licorne de las fuerzas francesas que
intervinieron por solicitud de la CEDEAO. Francia, con grandes
intereses económicos en el país –sobre todo en transporte,
agua, electricidad y comunicaciones– se vio afectada por los
intentos liberalizadores de Gbagbo, que buscaba disminuir el
monopolio francés y ceder algunas prerrogativas a las
compañías norteamericanas en el sector del cacao y del café.
Tras cuatro meses de enfrentamientos, el 24 de enero de 2003,
con mediación de Francia, se firman los acuerdos de Linas–
Marcoussis, que establecieron un programa de desarme,
reunificación nacional y elecciones para el 2005. Desde esa
fecha se logró una tregua entre las partes en pugnas agrupadas
en un gobierno de reconciliación nacional, del cual las Fuerzas
Nuevas se separaron en septiembre de 2003, acusando al
presidente de incumplir con el acuerdo. En septiembre de 2004
se rompió la tregua por los bombardeos lanzados por tropas
gubernamentales contra posiciones rebeldes, y en noviembre la
aviación de Côte D’Ivoire atacó posiciones francesas, que en
respuesta destruyeron toda la aviación militar del país. La
violencia del accionar francés agravó la situación interna. (6)
Bajo la mediación del presidente de Sudáfrica, Thabo Mbeki,
se firmaron en abril de 2005 los acuerdos de paz de Pretoria
entre el presidente Gbagbo y las Fuerzas Nuevas. En el acto,
las dos partes repudiaron el uso de la fuerza para resolver sus
diferencias y declararon el fin de las hostilidades. En las
negociaciones participaron el presidente de Côte D´Ivoire, su
Primer Ministro, Seydou Diarra, los líderes de la oposición,
Ouattara y Bedié, así como Guillaume Soro. En el documento
firmado se anunciaban elecciones para octubre de 2005, pero
estas no pudieron efectuarse debido al no cumplimiento del
desarme por parte de los rebeldes. Al prorrogar la ONU un año
más el mandato del presidente, estalló una ola de violencia. Los
políticos marfileños veían la solución al conflicto en la
celebración de los comicios presidenciales lo antes posible. Con
este fin se lanzó una campaña para dotar de carné de identidad
al 40% de la población con vistas a las elecciones.
El 4 de marzo de 2007, las partes en conflicto firmaron un nuevo
acuerdo de paz en Ouagadougou. En esta oportunidad, Blaise
Compaoré, acusado antes por Abidjan de apoyar a las Fuerzas
Nuevas, se convirtió en el mediador del proceso de paz, que
debía culminar con las elecciones presidenciales previstas para
el pasado 29 de noviembre de 2009. Otros de los aspectos
acordados fueron la formación de un nuevo gobierno que
permita iniciar la reconciliación, el desarme de los combatientes
y la redistribución de las administraciones regionales. Se eligió
como Primer Ministro a Guillaume Soro y días después las
tropas francesas se retiraron del país.
Entre los años 2007 y 2009, el proceso de paz no parecía
estancado, a pesar de la lentitud del desarme y los informes de
crímenes violentos, asaltos armados y robos en las autopistas,
perpetrados por grupos reacios a aceptar las negociaciones. El
principal escollo para la paz definitiva era cómo desarmar y
desmovilizar a los ex rebeldes, aunque quedaban otros aspectos
pendientes, tales como completar el desarme de ambos bandos,
el desmantelamiento de las milicias, la reunificación de las
fuerzas de seguridad de la nación y la extensión de la
administración central del Estado a todo el territorio.
En estos primeros meses del presente año, la situación política
interna continúa siendo crítica. Todavía queda por ver si el
nuevo gobierno formado logra finalmente desarrollar los
comicios y que no persistan los problemas con la Comisión
Electoral. Por el momento no se vislumbra una solución definitiva
debido a la posposición –por sexta vez desde el 2005– de las
ansiadas elecciones presidenciales. Estos comicios están
programados para celebrarse entre abril y mayo, pero lo más
probable es que se mantengan las reiteradas complicaciones
con las listas de electores y que entonces no se lleguen a
realizar. Guillaume Soro indicó que su gobierno finalizará su
misión en junio una vez efectuadas éstas. Las manifestaciones,
la intranquilidad política y los actos de violencia pudieran
aumentar. El reciente golpe de Estado en el cercano Níger
pudiera indicar las posibles salidas frente a una aguda
paralización de la vida política en Côte D´Ivoire y constituye otro
ejemplo de la inestabilidad que caracteriza a la región del África
occidental.
Referencias:
(1) La oposición pide la dimisión del presidente de Costa de
Marfil”. Europa press, 20-02-10, http://es.noticias.yahoo.com.
(2) UN Envoy Meets with African Mediator in Bid to Solve
Electoral
Crisis,
22-02-10,
http://allafrica.comstories/201002222094.html.
(3) García-Luengos, J: “El conflicto de Costa de Marfil y sus
desafíos”, www.iecah.org.
(4) Tazón, S: “El conflicto de Costa de Marfil frente a la cumbre
de "Accra III", www.gees.org.
(5) Arsene Yao, J: “Costa de Marfil. La sombra de la guerra”,
Mundo Negro, no. 469, Diciembre de 2002, p. 19.
(6) Declaración de la Internacional Humanista frente al conflicto
en Costa de Marfil, www.humniurope.org.
Africa y el nuevo escalón en la militarización de las
relaciones internacionales
Silvio Baró
Desde comienzos de este decenio, observamos acontecimientos
que indican que el sistema de relaciones internacionales se
presenta ante un escalón superior.
Las causas que podrían estar motivando las acciones
emprendidas por Estados Unidos, serían los cuestionamientos
a su hegemonía mundial, las debilidades presentadas por su
economía después de casi una década de un crecimiento
bastante favorable en los años 90, la lucha por el control de las
fuentes de recursos naturales estratégicos, así como la
pretensión de volverle a imponer al mundo sus dictados en
materia de economía y política, entre otras razones. (1)
En esta dirección se inscriben las guerras de agresión de
Estados Unidos contra Afganistán e Irak, pero en los últimos
meses el número de las acciones bélicas o no ha ido in
crescendo lo cual nos permite argumentar que se está
presentando un nuevo escalón en el proceso de militarización de
las relaciones internacionales.
La revitalización de la IV Flota en América del Sur, el
establecimiento de siete bases militares estadounidenses en
Colombia, el tácito respaldo de la principal potencia al golpe de
Estado en Honduras y el señalamiento del gobierno venezolano
“como líder antiestadounidense” en el Informe Cuatrienal de
Defensa, elaborado por el Departamento de Defensa de
Estados Unidos, son algunas de las manifestaciones en
América Latina. (2)
Sin embargo, algunos analistas han llamado la atención acerca
de los pasos agresivos emprendidos por la administración
Obama en otras regiones del mundo y se sitúan como ejemplos
los siguientes:

la venta de 6, 4 miles de millones de dólares en armas
a Taiwán, lo cual ha generado un diferendo con China que
podría tener implicaciones imprevisibles,

La venta de cohetes tierra—aire a Polonia para ser
desplegados a unas 35 millas de la frontera con Rusia,

La venta sistema de defensa anticoheteriles a Bahrain,
Kuwait, Qatar y Emiratos Arabes Unidos para que sean
desplegados en las cercanías de Irán.
En opinión de Dan Simpson, la única explicación de este
proceder se resumiría en que Obama se ha plegado a las
presiones de los militares y de los contratistas del complejo
militar—industrial estadounidense y ello permite comprender
cómo una economía en la crítica situación en que se encuentra
aprueba un nuevo presupuesto militar de 708 mil millones de
dólares. (3)
Por su parte, el analista cubano Manuel Yepe nos recuerda que
éstas no son las únicas actuaciones de la principal potencia
mundial en los últimos tiempos. También “se perfila una nueva
guerra, contra Yemen, sin que haya desaparecido la amenaza
de un próximo conflicto contra Irán de gran envergadura”. (4)
En el Informe Cuatrienal de Defensa ya citado puede leerse:
“Los intereses y el papel de Estados Unidos en el mundo
requiere de fuerzas armadas con capacidades inigualables y la
voluntad de la nación para emplearlas en la defensa de nuestros
intereses y del bien común. Estados Unidos permanece como
la única nación capaz de proyectar y sostener operaciones de
gran escala a través de vastas distancias”. Así, en el
presupuesto se plantea un incremento de 6 por ciento para
fuerzas de operaciones especiales, por un total de 6.3 mil
millones, y un incremento de 2 mil 800 soldados”. (5)
Para estos fines, la principal potencia mundial ha extendido el
número de bases militares por todo el mundo. Manuel Yepe cita
a Nick Turse, miembro del Centro de Estudios sobre los
Estados Unidos y la Guerra Fría de la Universidad de Nueva
York, quien plantea: “El número exacto de bases militares de
Estados Unidos fuera de su país excede ampliamente las mil y
el número de instalaciones de otras naciones que hoy utilizan los
norteamericanos quizás nunca se sepa” (6).
Y en todo este proceso de ascenso de la dimensión de lo militar
en la política exterior estadounidense, Africa no podía estar
marginada.
Si en los momentos iniciales del decenio el acercamiento militar
de Estados Unidos al continente estaba relacionado con la
pretensión de desplazar gradualmente a Francia y al Reino
Unido como los suministradores de armas y de asesoramiento
militar a los ejércitos y las fuerzas policiales, más tarde se
agregó la preocupación por la seguridad de las instalaciones
petroleras, sobre todo en el golfo de Guinea --que la principal
potencia mundial desea convertir en una fuente más segura y
estable de suministro de recursos energéticos--, y en tiempos
más recientes se adiciona el pretexto de la supuesta extensión
del terrorismo y del narcotráfico en el continente africano.
Este es el período en el cual se lanza la creación de un comando
africano (AFRICOM) que pone de manifiesto la relativa
importancia asignada a África por parte de Estados Unidos
El involucramiento militar más o menos directo de Estados
Unidos en el continente africano se puso de manifiesto en las
discretas visitas de militares de aquel país a distintos países
africanos, pero, sobre todo, por algunas de las declaraciones de
la Secretaria de Estado durante su gira africana del pasado año
cuando prometió su apoyo al Gobierno Federal de Transición de
Somalia en su combate contra los grupos opositores, y al de
Nigeria con vistas a solucionar el conflicto latente en el Delta del
Níger.
En el primero de los casos se ha sabido que el gobierno
estadounidense facilitó un envío de unas 40 toneladas de armas
cortas y municiones y entregó 2 millones de dólares en efectivo
para que el gobierno somalí realizara compras de armas. Otras
informaciones han indicado el compromiso de enviar otras 40
toneladas de armamento al país del Cuerno.
Si estos pasos de la administración estadounidense no fueran
suficientemente convincentes, las cifras que se piensan destinar
a Africa en el presupuesto del Departamento de Defensa para el
año 2010, solicitado por Obama, con vistas a entrenar a los
ejércitos africanos y para desarrollar diversos programas de
lucha contra el terrorismo y otros fines, son harto elocuentes.
Llama la atención la amplia variedad de acciones que Estados
Unidos pretende desarrollar en el continente africano, las cuales
supondrán un significativo aumento de las erogaciones
realizadas el año anterior.
Para el Programa de Financiamiento Militar en el Exterior (FMF)
se destinarán 25 millones de dólares, para el Programa de
Educación y Entrenamiento Militar Internacional (IMET) unos 16
millones, para la Alianza Trans-Sahariana Antiterrorista unos 20
millones, para la Iniciativa Estratégica Regional de Africa
Oriental 10 millones, para la puesta en práctica de los Acuerdos
Extendidos de Paz para el sur de Sudán un total de 42 millones,
para la creación de unas fuerzas armadas profesionales de 2
000 miembros en Liberia unos 10 millones, para la continuación
de las operaciones en la República Democrática del Congo
(incluída la creación de una fuerza respuesta rápida en el Este
del Congo y la rehabilitación de la base militar de Kisangani 21
millones, para el Programa de Estabilización de Conflictos y
Seguridad de las Fronteras en Africa 3,6 millones, como
respaldo a la misión de la Unión Africana en Somalia 67
millones y para el Programa de Operaciones de Contingencia y
Ayuda para el Entrenamiento (ACOTA) 96,8 millones, para los
Programas para el Control Internacional de Narcóticos y para el
Cumplimiento de la Ley 24 millones.
Otros importantes rubros son el destino de 278 millones de
dólares para las Operaciones de AFRICOM y la Operación
Fortalecimiento
de
la
Paz—Alianza
Trans-Sahariana
Antiterrorista, 263 millones para el Respaldo en fuerza de
trabajo, transporte aéreo y comunicaciones adicionales para el
AFRICOM, 60 millones para el financiamiento de las
operaciones del CJTF-HOA, 249 millones para la Operación de
la base de Camp Lemonier en Djibouti y para la modificación de
facilidades, otros 41,8 millones para proyectos constructivos de
importancia en la base, 1,9 miles de millones para la compra de
tres barcos de combate, 373 millones para la compra de dos
embarcaciones de alta velocidad para operar en las costas de
Africa, 10, 5 millones para costear los desplazamientos navales
en Africa occidental y central, y 10 millones para los que se
efectúen en Africa oriental. (7)
Utilizando como pretexto el hecho de que se ha observado cierta
inestabilidad política en la región del Sahel –el secuestro de un
ciudadano francés por militantes de Al Qaeda del Magreb, la
revuelta de los tuaregs del norte de Níger, los rumores de que la
región saheliana en un importante zona para el tráfico de armas,
drogas y personas--, Estados Unidos trata de lograr el apoyo de
algunos países africanos que bordean la referida región para el
desarrollo de sus acciones antiterroristas.
Muchos analistas han destacado la clara línea de continuidad
entre las administraciones de W. Clinton, G. W. Bush y ahora
B. Obama en relación con Africa, lo cual es una nueva
demostración del consenso bipartidista en materia de política
exterior hacia el continente.
Las acciones estadounidenses han ido hasta el desarrollo de
escenarios de guerra, como el realizado en Mayo de 2008 en la
Escuela de Guerra de Carlisle, Pennsylvania, que simulaba una
crisis en el gobierno nigeriano que derivaba en una situación de
ingobernabilidad que afectaba a la producción petrolera en la
región del Delta del Níger y, por consiguiente, a los suministros
de petróleo a la principal potencia mundial. (8)
Alberto Moncada nos recuerda que esta tendencia a la
militarización de las relaciones internacionales exhibida por la
Administración de George W. Bush se asienta en las
concepciones ideológicas del Proyecto de Nuevo Siglo
Americano. Y en relación con esto indica algunos rasgos de
aquella tendencia:
 la política de instalación de bases se amplía de Oriente
Medio a Asia Central, otro lugar petrolífero importante,
 Las bases militares sustituyen a las Embajadas y al dominio
colonial,
 La nueva política internacional se expresa también en la
división del mundo en zonas que coinciden con los límites
estratégicos de los Comandos,

A veces los jefes de los Comandos se permiten hacer
declaraciones políticas, algunas llenas de insinuaciones,
 La militarización de la política americana se expresa en la
importancia de la industria militar, que forma parte especial
de ese grupo de grandes corporaciones que deciden las
elecciones, apoyando económicamente a los candidatos,
 Otra importante consecuencia de la militarización nacional
son las nuevas leyes patrióticas dictadas a partir del 11 de
Septiembre.(9)
Como fuera planteado por diversos especialistas en el recién
finalizado XII Encuentro Internacional Globalización y Problemas
del Desarrollo, efectuado en La Habana del 1o. al 5 de Marzo, el
recurso a la militarización de las relaciones internacionales si
bien es una manifestación de la debilidad del imperialismo
norteamericano, no debe verse como que éste se encuentra en
una situación de indefensión.
Paradójicamente, en lugar de asignarse una mayor cantidad de
fondos a la recuperación de la economía, se destinan a los
gastos militares y ello explica el sostenido dinamismo mostrado
por este sector aún en los actuales momentos de crisis. Esto
revela que es el complejo militar—industrial quien
verdaderamente gobierna en Estados Unidos.
Referencias:
(1) Cooke, S.: “Another U.S. War? Obama Threatens China and
Iran”, Global Research, 01-02.10.
(2) Golinger, E.: “US Intelligence Report Classifies Venezuela as
“Anti-US Leader”, Global Research, 03-02-10 y Rodríguez, S.:
“Estados Unidos presenta presupuesto militar récord: Obama
reflota la doctrina Monroe”, Barómetro Internacional, reproducido
en Argenpress.info, 09-02-10.
(3) Simpson, D.: “The Pentagon Runs Amok: Obama is letting
the generals and contractors roll over him”, Global Research,
February 3, 2010.
(4) Manuel E. Yepe. “Las Guerras pírricas del imperio”,
08.02.2010.
(5) Dan Simpson, art. cit.
(6) Manuel E. Yepe. “El American way de hacer guerras”,
15.02.2010.
(7) Volman, D.: “Obama moves ahead with AFRICOM”,
www.pambazuka,org, Issue 461, 10-12-09.
(8) Ibid.
(9) Moncada, A.: “La militarización de la política americana”,
ARGENPRESS.info, 04-08-09.
Vigésimo aniversario de la independencia de la República
de Namibia
José A. Doll
El 21 de marzo de 1990, Namibia, luego de largos y heroicos
años de lucha armada encabezada por la Organización del
Pueblo del África Sudoccidental (SWAPO, por sus siglas en
inglés), proclamó su independencia del régimen racista del
Apartheid sudafricano. En la descolonización del territorio
Namibia, influyó de manera decisiva la derrota militar aplastante
sufrida por las tropas racistas en suelo angolano, hecho que
condujo a Pretoria a sentarse a la mesa de negociaciones y,
como resultado de las conversaciones, aceptar finalmente la
instrumentación de la Resolución 435 del Consejo de Seguridad
de la ONU. Luego de la retirada sudafricana, Namibia devino en
un nuevo Estado africano. Su primer presidente fue el
indiscutible líder de la lucha de liberación anticolonial y de la
SWAPO, Sam Nujoma.
En este país, la República fue creada bajo una Constitución que
garantizaba plenamente la democracia y el derecho de
participación
del
pueblo
en
el
proceso
político,
independientemente de la raza, el sexo, la religión o cualquier
otro elemento excluyente, y se emprendió el camino de construir
la nación, proceso que hoy continúa, con el compromiso con la
reconciliación nacional, la democracia y los valores de la ley y la
separación de poderes, que implicó el trabajo de garantizar la
inclusión del pueblo en la economía, la distribución equitativa de
oportunidades y la prosperidad. Se reformó el sector público y se
dieron pasos para corregir la estructura de la economía y
eliminar su dependencia de la de Sudáfrica.
El Estado creó empresas públicas para mejorar la prestación de
servicios y estructurar las actividades económicas en los
sectores primario y secundario; impulsó el crecimiento del sector
privado a partir del estable aumento de la minería, la agricultura,
la pesca y el turismo, y adoptó muchas otras medidas
encaminadas a un desarrollo integral del país.
En noviembre del 2004, ganó las elecciones presidenciales el
candidato de la SWAPO, Hifikepunye Lucas Pohamba, quien
ha proseguido exitosamente el proceso de transformaciones en
todos los órdenes del joven Estado, que hoy arriba a cuatro
lustros de su independencia.
Solidaridad de países africanos y árabes con Haití
Yudith Camps
Los países de África y Medio Oriente no han hecho esperar su
ayuda, ante el destructivo terremoto que azotó a Haití el pasado
12 de enero. Numerosos gobiernos han enviado gran cantidad
de recursos, que se han convertido en indispensables en los
momentos de desesperación y caos que vive el país. Sumas de
dinero, médicos, medicina, alimentos y hospitales de campaña
para contribuir en la reparación y cuidado de los heridos y
lesionados, contribuyen a aliviar el dolor de aquellos que lo han
perdido prácticamente todo.
Los Estados africanos han prometido varios millones de dólares
para la ayuda humanitaria y reconstrucción de la nación haitiana.
Un millón de dólares es el monto de "la ayuda de urgencia"
prometida por la República del Congo y Gabón. Guinea
Ecuatorial está dispuesta a donar el doble, mientras que Nigeria
anuncia que movilizará cinco millones de dólares en total. Liberia
y Sierra Leona girarán respectivamente 50 000 y 100 000
dólares, mientras que Burkina Faso anunció que está dispuesta
a ofrecer 215 000. Sudáfrica prometió 135 000 dólares, Chad
medio millón, y República Democrática del Congo 2,5 millones.
El presidente senegalés ofreció 1 millón de dólares y una
extensión de terreno para que vivan los haitianos que deseen
abandonar su país.
Los países de Medio Oriente se han apresurado también en
enviar ayuda humanitaria de emergencia. Dos aviones cargados
respectivamente de 15 y 9 toneladas de productos médicos y
farmacéuticos llegaron a Puerto Príncipe desde Marruecos. El
gobierno libio envió por el aeropuerto de La Romana (República
Dominicana), un avión con 50 toneladas de medicamentos y 20
rescatistas. Los habitantes palestinos en Gaza, han recolectado
dinero, cobertores, alimentos y leche para los niños a través de
la sede de la Cruz Roja en el territorio. El Gobierno israelí ha
enviado un equipo de 220 personas para montar un hospital de
campaña en Puerto Príncipe, y ha rescatado a varios
supervivientes. Jordania envió un avión militar cargado de ayuda
humanitaria y un hospital de campo. Líbano y Siria donaron
ayuda humanitaria y varias toneladas de medicina. Qatar donó
50 toneladas de material de urgencia y Kuwait ordenó el
aumento de la ayuda financiera a la nación, elevando el total a
3,5 millones de dólares. Otras naciones como la República
Islámica de Irán y los Emiratos Árabes Unidos han hecho
también su aporte a la catástrofe.
Todo lo antes expuesto demuestra que la solidaridad que existe
entre los países del mundo es indestructible y han entendido que
era necesaria su contribución para la reconstrucción de un país
que ha quedado en ruinas.
Actividades en el CEAMO
 El taller científico mensual del Centro correspondiente al mes
de Febrero, se realizó el día 17 y estuvo dedicado al tema
Africa, el cambio climático y la situación humanitaria, el que
tuvo como ponentes a las investigadoras Anay Cano Plans y
Suyeni Díaz Alfonso.
 Los compañeros Julio César Sánchez y Rodobaldo Isasi
fueron los ponentes del taller científico mensual del CEAMO
del mes de Marzo el cual se realizó el día 10 de Marzo,
titulado Visión norteamericana de la lucha antiterrorista en
África.
Participación
instituciones

del
CEAMO
en
actividades
de
otras
La investigadora Giselle García asistió a la presentación de
los libros Los Árabes en América Latina y Contribuciones
árabes a las identidades iberoamericanas, efectuada en la
Casa de los Árabes el pasado día 16 de Febrero y que fuera
realizada por Gema Martín Muñoz, Directora General de
Casa Árabe de España y Rigoberto Menéndez, Director de la
Casa de los Árabes de la Oficina del Historiador de la Ciudad
de La Habana.

La investigadora Yudith Camps participó en la inauguración
del ciclo de cine Los Primeros pasos del cine egipcio,
efectuada en la Casa de los Árabes, el día 17 de Febrero.
 Suyeni Díaz y Silvio Baró participaron en sesiones del XII
Encuentro Internacional Globalización y Problemas del
Desarrollo, que se realizó entre los días 1º. y 5 de Marzo. El
día 3, Silvio Baró presentó la ponencia Los Inciertos caminos
de la integración africana en un panel dedicado al referido
tema.
 Las investigadoras Dayana Menéndez y Yailenys Prevost
asistieron a la conferencia Mujer y poder: el caso de Cabo
Verde, impartida por la Excma. Señora Crispina Gomes,
Embajadora de aquel país en Cuba, actividad que se
desarrolló en la Casa de Africa el pasado día 5 de Marzo.