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CEAMOnitor Editado por el Centro de Estudios sobre África y Medio Oriente Vol. 7 No. 3, marzo de 2010 Las perspectivas de la cooperación comercial de la Unión Europea con África subsahariana. Roberto Smith La cooperación comercial de la UE con África se ha caracterizado por un gradual proceso de retroceso en las ventajas concedidas a las naciones del continente, las cuales han tenido su máxima expresión en las negociaciones para la firma de los Acuerdos de Asociación Económica (AAE). Crisis ambiental y cambio climático en África Anay Cano Suyeni Díaz Las características socioeconómicas de África y la posición de los países desarrollados, han hecho de este continente uno de los más vulnerables ante el cambio climático. Côte D´Ivoire: una crisis política indefinida Yoslán Silverio El reciente golpe de Estado en Níger pudiera indicar los posibles desenlaces negativos frente a un demorado estancamiento político en Côte D´Ivoire: disolución repetida del gobierno y aplazamiento continuo de las elecciones por parte del presidente Laurent Gbagbo. Africa y el nuevo escalón en la militarización de las relaciones internacionales Silvio Baró Los cuestionamientos a su hegemonía y las debilidades presentadas por la principal potencia mundial parecen estar en la base de las recientes acciones encaminadas a rescatar credibilidad como “policía mundial” y África está siendo utilizada como terreno de experimentación. Les perspectives de la coopération commerciale de l'Union Européenne avec l'Afrique subsaharienne. Roberto Smith La coopération commerciale de l'UE avec l'Afrique s’est caractérisée par un processus graduel de recul à l’égard des avantages accordés aux nations du continent; des avantages qui se traduisent dans les négociations en vue de la signature des Accords de Partenariat Économique (APE). Crise environnementale et changement climatique en Afrique. Anay Cano Suyeni Díaz Les caractéristiques socio-économiques de l'Afrique et l’attitude des pays développés, ont conduit ce continent à devenir l'un des plus vulnérables face au changement climatique. Côte d'Ivoire: une crise politique indéfinie. Yoslán Silverio Le coup d'État arrivé au Niger, pourrait présenter les dénouements négatifs envisageables en Côte d'Ivoire face à la stagnation politique: les fréquentes dissolutions du gouvernement et l’ajournement continuel des élections par le président Laurent Gbagbo. L'Afrique et le nouvel échelon dans la militarisation des relations internationales. Silvio Baró Les faiblesses montrées par la principale puissance mondiale et la remise en cause de son hégémonie, semblent être à la base des récentes actions visant à récupérer son crédit en tant que «gendarme mondial»; et l'Afrique en résulte le terrain d'expérimentation. Le 20ème Anniversaire de l’indépendance de la République de Namibie. José Antonio Doll La solidarité des pays africains et arabes envers Haïti. Yudith Camps Las perspectivas de la cooperación comercial de la Unión Europea con África subsahariana. Roberto Smith La Unión Europea (UE) ha apoyado el comercio de los países de África subsahariana, a partir de la implementación de una serie de esquemas de cooperación vinculándolos al desarrollo. Desde el Tratado de Roma, proceso a través del cual se creara la Comunidad Económica Europea (CEE) en 1957, los países que la integraron, mostraron sus deseos de mantener el vínculo con sus antiguas colonias africanas y para ello se plantearon una serie de programas que a título de cooperación se proponía, desde el punto de vista teórico, mejorar la ejecución comercial, apoyar la lucha contra el subdesarrollo y la inserción de las economías africanas en la economía mundial. En este sentido, la parte europea concibió la cooperación comercial, desde una serie de programas que transitaron por distintos tipos de preferencias comerciales, así como por sistemas de estabilización de los ingresos procedentes de las exportaciones de ciertos productos agrícolas y minerales de los Estados africanos hasta llegar más recientemente a la promoción de los Acuerdos de Asociación Económica (AAE). Estos Acuerdos constituyen la expresión de la alineación de la parte europea a las consideraciones propuestas por la Organización Mundial del Comercio (OMC) en la agenda de Doha como parte del programa esencial para el desarrollo. En esta nueva fase, la ya denominada UE prolonga su discurso de cooperación para apoyar el comercio, pero, para un comercio sobre nuevas bases, o sea, absolutamente liberalizado. Todos esos programas fomentados por la parte europea, reiteraban una y otra vez que sus objetivos eran, y son, diversificar e incrementar las exportaciones con destino a sus mercados desde los países africanos, integrarlos en la economía mundial y, de esa manera, apoyar la lucha contra el subdesarrollo. Sin embargo, la participación de las exportaciones de los países de África subsahariana ha estado disminuyendo su importancia en el total de las compras internacionales europeas y a nivel mundial. Por otro lado, las exportaciones provenientes desde los países africanos, continúan siendo mayoritariamente productos básicos. (1) ¿Que puede esperar África subsahariana de la cooperación comercial de la Unión Europea (UE)? De hecho, los Protocolos del Azúcar y del Banano se reformaron y con ello, los países africanos, beneficiarios van a sufrir una disminución de las ventajas que recibían anteriormente. En el caso del Protocolo del Azúcar, enfrentarán una disminución del precio garantizado, algo muy contraproducente, teniendo en cuenta los problemas de producción y venta que tradicionalmente enfrentan dichos países. Los países africanos beneficiarios del Protocolo del Azúcar son Mauricio; Swazilandia, Zimbabwe, Malawi, Madagascar; República del Congo, Tanzania, Kenya, Uganda y Costa de Marfil. Se ha calculado que la reducción de las transferencias en términos del PIB alcanzaría, por ejemplo, el 2% para Mauricio, el 1,3% para Swazilandia. (2) En cuanto al Protocolo del Banano, desde el 2008 se discutía un pacto mediante el cual se reducirían los aranceles de 176 a 114 euros por tonelada a la entrada del banano en el mercado europeo procedente de América Latina. Esto sólo significará que Costa de Marfil y Camerún enfrentarán la extraordinaria competencia de países que tienen una mayor producción y competitividad en el mercado europeo como Colombia y Ecuador, que son los principales exportadores de banano a la UE. Finalmente, este pacto se firmó en diciembre de 2009. (3) Una cuestión que resultó muy nociva en el desempeño de la cooperación comercial europea fue el hecho de que las asignaciones de recursos financieros durante los Convenios de Lomé resultaron insuficientes en comparación con las necesidades del continente africano, además de continuar presentando incumplimientos respecto a los compromisos. Esa situación repercutió negativamente en los primeros mecanismos de compensación (Stabex y Sysmin). Debe incrementarse la incertidumbre sobre las posibilidades africanas de beneficiarse del Flex, mecanismo de compensación que sustituyó a los anteriores y, también, para favorecerse con los desembolsos europeos vinculados con la Ayuda para el Comercio. (4) Tanto el Flex como la Ayuda para el Comercio presentan una fuerte sujeción al erario europeo que, como sabemos, se verá muy afectado debido a la erogación de miles de millones de dólares para los paquetes de rescate que buscan paliar los efectos de la crisis global. El hecho de que los principales países europeos que brindan estos tipos de cooperación coinciden con ser los más afectados por la crisis, justifica la predicción anterior. La vuelta al libre comercio y a la reciprocidad comercial ya tiene el antecedente de haber fracasado anteriormente, como mecanismo de cooperación comercial; por tanto, debe conducir una vez más a la decepción. Por otro lado, la introducción del principio de liberalización en los acuerdos de asociación económica UE-África subsahariana va a implicar muchos más costos que beneficios para los países africanos. Entre los efectos inmediatos sobresale la disminución significativa de los ingresos fiscales africanos tras la supresión de los derechos de aduana sobre la importación de productos europeos algo sumamente peligroso, debido a los problemas que tradicionalmente tienen los africanos en el logro del financiamiento interno, obstaculizado desde hace muchos años por el profundo endeudamiento externo regional y recientemente por el impacto de la crisis global. Según ciertos estudios, la liberalización del comercio de mercancías propuesta por los AAE, implicaría una pérdida anual de 359 millones de dólares en ingresos aduaneros para los países africanos. Sin embargo, la Comisión Europea sólo ha destinado recursos financieros por un monto de unos 726 millones de dólares para compensar las pérdidas de ingresos por exportaciones de todos los países en desarrollo a través del Flex. Esto explica que continuará siendo insuficiente la cooperación comercial europea en materia de compensación, como sucedía con el Stabex y el Sysmin. (5) En cuanto a la iniciativa Todo menos las Armas, que supone mejorar la ejecución comercial de los países menos adelantados (PMA) africanos, beneficiará a los países africanos si y solo si su producto se encuentra en la cúspide de las necesidades europeas. A manera de resumen debe ser señalado que, cuando se estudia la evolución de las exportaciones procedentes de África subsahariana con destino a la UE, se constata que, desde los años 60 del siglo pasado hasta la fecha, solo un pequeño grupo de países y prácticamente un producto concentran el porcentaje mayor de aquellas ventas. Estos países son Nigeria, Angola, Camerún, Guinea Ecuatorial y Gabón, y tienen como rubro principal de exportación el petróleo. Pero debemos destacar que solamente Nigeria ha sido tradicionalmente el país que exporta más del 90% del petróleo que toda África subsahariana envía a Europa. De esa manera, Angola y Guinea Ecuatorial, serían los únicos PMA que realmente podrán “beneficiarse”, de la iniciativa europea. Sucede igual con otro pequeño grupo de productos que tienen cierta importancia en el total de las exportaciones africanas (diamantes, aluminio, hierro). Lo anterior nos lleva a concluir que la supuesta cooperación comercial de la UE con los países africanos siempre ha estado orientada a tratar de impulsar el comercio de aquellos países y productos del interés de las potencias europeas y que esto no se ha traducido ni en un estímulo a la diversificación productivo o comercial de aquellos o a un aumento de su acceso al mercado europeoocidental. Referencias: (1) Eurostat: Tasas elaboradas por el autor a partir de EUROSTAT. Part 1: Analysis by region, http://europa.eu.int, 2001-2009. (2) European Comission: An Impact study of the EU-ACP Economic Partnership Agreements (EPA) in the six ACP regions, January, 2008, p. 64. (3) “La Unión Europea y América Latina lograron acuerdo para reducir aranceles del banano” www.europarl.europa.eu 16/12/2009. (4) Comisión Europea: “Aid for Trade monitoring report 2009”. Bruselas, http://ec.europa.eu/ 8/4/2009. (5) CELARE: “Unión Europea otorgará 230 millones de euros a países en desarrollo para combatir crisis financiera” http://www.celare.org, 17/12/2009. Crisis ambiental y cambio climático en África Anay Cano Suyeni Díaz Actualmente existe una tendencia creciente al debate medio ambiental en el ámbito internacional debido a las nuevas evidencias aportadas por diversos estudios. Las implicaciones socioeconómicas que trae acarreada la crisis ambiental requieren soluciones basadas en la sostenibilidad. Pero, para países subdesarrollados como los de África, el acceso a las tecnologías ambientalmente idóneas y el financiamiento para el desarrollo sostenible constituyen un reto. El cambio climático es uno de los principales problemas ambientales globales con serías implicaciones previsibles para la humanidad. La mayoría de los países del continente africano se encuentran afectados por la desertificación, la inseguridad alimentaría y el déficit de agua potable. Dar ha conocer la situación ambiental en esta región, sería solo el comienzo de un análisis más profundo; en el cual se trataría la repercusión que tiene el cambio climático en la producción de alimentos, las migraciones, la salud y los mercados de energía. El aumento de los desequilibrios económicos y sociales con un elevado costo ambiental debido al neoliberalismo, hacen que algunos gobiernos no puedan tomar medidas eficientes ante el problema del cambio climático. El continente africano cuenta con características geográficas y ambientales muy particulares que lo hacen un tanto más vulnerable ante esta crisis. Por ejemplo, el 31% de las tierras de pastoreo y el 19% de los bosques y zonas forestales están clasificadas como degradadas, por lo que en el continente las tierras áridas cubren un 60% de su superficie. El 10% de los suelos productivos están dedicados a la agricultura de subsistencia y más del 25% tiene un potencial bajo para la agricultura sostenible. Cerca de 4 millones de hectáreas de zonas forestales se están perdiendo cada año; y las tierras propensas a la desertificación ocupan alrededor del 5% del continente, donde viven alrededor de 22 millones de personas. La escasez de agua afecta a 300 millones de personas y cerca del 75% de la población africana usa aguas subterráneas como su principal fuente de agua potable. No obstante, la cantidad de agua renovable para todo el continente solo asciende a 3 930 km3; y para el 2050 se espera que las áreas con escasez de agua aumenten en un 29%. En cuanto a la población, África contaba en el 2007 con más de 965 millones de personas, con un ritmo de crecimiento poblacional de casi un 3%, y la mayor tasa de crecimiento urbano a nivel global. El 2.7% de la población africana vive en la zona costera y el 56.6% de la fuerza de trabajo africana está destinada a la agricultura. (1) Debido a estas características y a la crisis imperante, los sectores más afectados de la economía son: la agricultura, el comercio internacional y las finanzas. Históricamente la tierra cultivable en África ha sido ínfima y ha sufrido un proceso de degradación y desertificación muy acelerado, el cual continúa avanzando. A esto hay que sumarle el hecho de que la cultura agrícola del continente basa la producción a través de los medios tradicionales, aspecto que afecta la capacidad de adaptación de las poblaciones a la inestabilidad de los ciclos de cosecha y por tanto, la estabilidad en la apropiación de alimentos. Cada vez que los gobiernos africanos requieren complementar el suministro de alimentos a la población, tienen que acudir constantemente a las importaciones. Esta dependencia ha evolucionado de forma negativa, profundizada por la poca acumulación de capital debido al bajo índice de exportaciones de estos países. En tales condiciones, lograr un crecimiento rápido y sostenido dependerá de la aportación de financiamiento del exterior. En cuanto a las finanzas, el proceso de crecimiento de la región es sumamente frágil. Las actuales tazas de crecimiento son demasiado bajas como para incidir en la pobreza y lograr mejores condiciones de vida, por lo que es indispensable una importante inyección de recursos oficiales combinada con mejores políticas para lograr un nuevo impulso en las economías. Los efectos del cambio climático, en particular el calentamiento global debido a la concentración de los Gases de Efecto Invernadero (GEI) en la atmósfera, unido a las características de África, hacen particularmente vulnerable a este continente ante el fenómeno. La posible elevación del nivel del mar, constituye un impacto negativo en las áreas costeras densamente pobladas. Esto, unido a la elevación de la temperatura y al aumento de las lluvias en regiones como el este africano están provocando la proliferación de insectos y demás vectores que generan y transmitan enfermedades como la malaria y el cólera. Algunos análisis han puesto de manifiesto que la negativa incidencia del cambio climático sobre los regímenes de lluvia ha llevado a que en algunas zonas se hayan producido cambios en los territorios y en las formas tradicionales de vida. Esto se aprecia, en la creciente incapacidad de poblaciones para acceder a las fuentes de agua potable debido a la disminución del caudal de ríos y lagos. Otro de los tantos factores de crisis ambiental visto en África es la tala intensiva legal, y muchas veces ilegal, de bosques tropicales o las acciones encaminadas a despejar nuevas tierras para el desarrollo agrícola, acciones derivadas de las apremiantes necesidades económicas y de energía. Todos estos efectos en las distintas regiones del continente son una de las causas fundamentales del aumento de las migraciones de personas, las cuales tienden a trasladarse hacia ciudades que no tienen las condiciones para albergar a este numeroso contingente de personas y que, en definitiva, suelen desplazarse hacia otros países y fuera del continente. Esto trae como consecuencia un incremento de la presión migratoria y de los conflictos en los países de tránsito y/o de acogida de inmigrantes como Egipto; al igual que en los países emisores como Sudán. (2) No obstante, la falta de voluntad política en las naciones industrializadas subestima los problemas ecológicos de las naciones africanas. La explotación de los recursos africanos se lleva a cabo mediante transnacionales cuyas actividades, centradas en los sectores mineros y agrícolas, están orientadas a la búsqueda de beneficios exorbitantes, sin ninguna preocupación por la preservación de los recursos naturales y de las necesidades de las poblaciones locales abandonadas a su propio destino. Quizá uno de los casos más escandalosos de los últimos años ha sido la compra de tierra para el desarrollo agrícola. Uno de estos ejemplos, donde además las repercusiones políticas fueron serias, fue el caso de la compra de tierras en Madagascar, por parte de la multinacional DaeWoo. (3) Esto se aprecia también en el hecho de que de un total de 400 proyectos relacionados con el denominado Mecanismo de Desarrollo Limpio, creado en la Conferencia de Cambio Climático efectuada en Nairobi en noviembre de 2006, solo 9 proyectos corresponden a países africanos. La crisis ambiental ha inducido a muchos gobiernos africanos a desarrollar agendas políticas convergentes en cuanto a temas ambientales y de seguridad nacional. A raíz de esto se han realizado proyectos en conjunto como el de la “Gran Muralla Verde” lanzado por el gobierno Senegalés y apoyado por los gobiernos de Malí y Chad. Por lo tanto, si se pudieran mencionar los temas de prioridad en dichas agendas se nombrarían los siguientes: 1. Fuentes de agua y escasez de las mismas, 2. desertificación y sequía, 3. erosión de los suelos y producción alimentaria, 4. deforestación, 5. urbanización acelerada y 6. contaminación. Como parte del proceso de convergencia llevado a cabo durante los últimos tiempos en las agendas políticas africanas, respecto al cambio climático, estuvo la preparación con vistas a la Cumbre de Copenhagen. Desde enero de 2007 se empezó a trabajar en ellas en las sesiones de la Asamblea de la Unión Africana. De las mismas surgieron varias medidas, entre ellas: 1. El llamado a los Estados miembros a incorporar el tema del cambio climático en los programas de desarrollo nacionales. (8va Sesión, enero de 2007). 2. La necesidad de que las negociaciones internacionales reflejaran la obligación de una compensación a África por los daños causados por el calentamiento global. Y la decisión de consensuar una posición única con vista a la cumbre en Dinamarca (Sesión 12va, febrero de 2009). 3. Aprobación de la Declaración de Argelia de mayo de 2009, sobre la Plataforma Común para Copenhagen, como posición unitaria del continente. (4) No obstante la buena voluntad inicial de los gobiernos africanos no pudo rebasar las presiones externas y la debilidad de las posiciones africanas se hizo sentir más allá del fracaso mismo de la cumbre para el tercer mundo. De tal forma, tanto el jefe de la delegación, Meles Zenawi, como el representante de Sudáfrica, firmaron los acuerdos emanados de la cumbre. (5) El alegato de los mismos se basó en el principio de inclusión; en otras palabras, en el hecho de que era preferible estar adheridos al documento mundial antes que ser excluidos de las negociaciones y de los convenios futuros sobre el cambio climático. Como resultado de esto, África no logró que se le tuviera en cuenta, más allá de los propios intereses europeos y norteamericanos, y por lo tanto no se aprobó la reducción ni de la emisión de gases de efecto invernadero, ni del aumento de la temperatura a 2ºC, lo que significa para el continente un aumento real de 3,5ºC. Tampoco que se creara una administración única entre los proveedores de fondos y los africanos, ni que los fondos estuvieran organizados en una cuenta única. (6) Por este motivo son muchos los que piensan que una vez más África le ha dado espacio a los países desarrollados para que subestimen el peso del continente en los marcos internacionales, al tiempo que ha defraudado a nivel social interno, principalmente por las expectativas que fueron creadas con anterioridad a la cita en Dinamarca y que no fueron cumplidas. En sentido general esta es solo una primera observación general de los aspectos esenciales que sobre cambio climático se están moviendo en el continente africano. Temas como el impacto social de las temporadas de lluvia y seca, la desertificación, los programas de desarrollo sostenible, la adaptación al cambio climático, entre otros, han de continuar siendo medulares en el estudio del cambio climático en África. Por el momento baste decir que, efectivamente, África es el continente menos preparado a nivel mundial para enfrentar los trastornos naturales y a su vez, es el menos reconocido en las agendas internacionales. Conjuntamente con esto, se encuentra entre las regiones cuyos proyectos desarrollo no siempre pueden asociarse a mecanismos que posibiliten la sostenibilidad. Por este motivo los retos a corto y mediano plazo para el continente son mayores, uniéndose a ello el hecho de que el cambio climático tendrá que ser tenido como parte de un fenómeno más complejo que lo incluya como acelerador de crisis y conflictos sociales y políticos. Referencias: (1) UNEP: Africa: Atlas of Our Changing Environment, en: www.na.unep.net/AfricaAtlas, 09-01-09. (2) Cano. A.: Cambio climático en Egipto y Sudán: una realidad evidente, CEAMOnitor, Vol.6, No. 1, enero de 2009. (3) Hayes, Stephen: Madagascar: A Greek Tragedy That Hill Hurt Investment, en: www.allafrica.com, 19-03-09. (4) African Union: Africa: Concept Note for the First Meeting of the Conference of African Heads of State and Government on Climate Change and African Lead Experts on Climate Change, en: www.africa-union.org, 25-08-09 y Ping, Jean: Africa: Opening Statement to Conference on Climate Change, en: www.africaunion.org, 25-08-09 (5) Pan-Arican Climate Justice Alliance: La sociedad africana se opone a la postura de Meles Zenawi en la Cumbre del cambio climático, en: Pambazuka News, www.pambazuka.org, 12-01-10. (6) Ibidem. Côte D´Ivoire: una crisis política indefinida Yoslán Silverio El panorama político actual en Côte D´Ivoire se encuentra en un profundo estancamiento. Ello se debe a que, el 14 de febrero, el presidente Laurent Gbagbo disolvió el gobierno y la Comisión Electoral Independiente (CEI) por las supuestas inscripciones fraudulentas de unas 429 000 personas en el censo electoral. Esto condujo a la suspensión temporal de la revisión de las listas de votantes, a raíz de lo cual se produjeron manifestaciones en las ciudades de Bouaké y Gagnoa por parte de personas opuestas al retiro de sus nombres de las listas. Los líderes de la oposición sostienen que la mayoría de los descalificados del padrón electoral eran de grupos étnicos del norte musulmán poco dados a apoyar al mandatario. La coalición opositora —que instó al restablecimiento de la CEI y de su presidente Robert Mambe, y se negaba a reconocer a Gbagbo como Jefe de Estado— se denomina Agrupación de Houphouetistas por la Democracia y la Paz, y está formada por el Partido Democrático de Costa de Marfil (PDCI), la Agrupación de Republicanos (RDR), la Unión por la Democracia y la Paz (UDPCI) y el Movimiento de Fuerzas del Futuro (MFA). El candidato de la RDR, Alassane Ouattara, expresó que la actitud del actual presidente se debe a "la voluntad manifiesta del partido en el poder de no ir a las elecciones” y que “si Gbagbo establece un nuevo gobierno, no habrá elecciones dentro de dos meses, ni de seis meses, ni de dos años,” porque no es lógico formar un gobierno para apenas dos meses de duración. (1) Insistió además en la necesidad de que haya elecciones presidenciales reales para solucionar las controversias políticas. Debido a esta coyuntura el Consejo de Seguridad prorrogó la presencia de la Misión de las Naciones Unidas en Côte d'Ivoire (ONUCI), creada en 2004 para ayudar a asegurar un alto el fuego y preparar el camino para una paz permanente y las elecciones. Tras renovar varias veces su mandato desde entonces, se prevé que estén en el país hasta el 31 de mayo, con más de 8 500 militares y 400 funcionarios civiles internacionales. (2) El 25 de febrero las autoridades confirmaron la formación de un nuevo gobierno, logrado, una vez más, por la acción mediadora de Blaise Campoaré. El ex líder rebelde Guillaume Soro fue redesignado como primer ministro; el gabinete incluye a miembros de partidos de la oposición y se redujo el número de ministros a 27, de los cuales 16 ya habían sido nombrados con la anuencia de todas las partes. La convulsa coyuntura que vive el país en estos momentos se generó como resultado de la guerra civil gestada hace ocho años. En Côte D´Ivoire, “considerada antaño como la «Suiza africana», modelo de desarrollo, de integración comunitaria y de cooperación con Francia” (3), la crisis política, comenzada con la muerte de Félix Houphouet-Boigny en diciembre de 1993, desembocó en un conflicto armado entre los años 2002 y 2007. La crisis se presentó como resultado de la depauperación de la economía y de la acentuación de las diferencias regionales impulsada por las élites sureñas. Dichas diferencias se comprueban en la composición étnico–confesional del país: los principales grupos étnicos son los dioulas y los senoufos, de religión islámica y ubicados fundamentalmente en la región norte, más pobre y desértica, mientras las etnias cristianizadas del sur están integradas por los baulé y los beté. Estos dos últimos grupos resultan ser los más privilegiados económicamente por encontrarse en la zona donde están las principales plantaciones de cacao y de café. En el orden político existieron otros factores que actuaron en el desencadenamiento de los enfrentamientos entre fuerzas progubernamentales y grupos militares por la redistribución de cuotas de poder dentro del gobierno. Frente a los condicionamientos de las instituciones financieras internacionales para conceder créditos al país, HouphouetBoigny —tratando de resolver la crisis económica— se vio obligado a adoptar el multipartidismo que provocó el regreso de líderes opositores, entre ellos Laurent Gbagbo. También tuvo que nombrar como Primer Ministro a Alassane Ouattara, musulmán y miembro de la norteña etnia de los dioula, cuya élite, con importante peso económico, no tenía una representación significativa en el gobierno. Él ya había desempeñado en el cargo entre 1990 y 1993, cuando adoptó medidas que lo enfrentaron con el entonces Presidente de la Cámara de Diputados, Henri Konan Bedié. A la muerte de Félix Houphouet-Boigny, asume la presidencia Bedié, que no gozaba de una gran popularidad. Buscando marginar a Ouattara en las elecciones de 1995, había desatado una campaña en la cual defendió la llamada ivoirité o “marfileñidad”, que abogaba por una pureza de raza que equivalía a la pertenencia al sur, donde se discriminaba a las poblaciones de inmigrantes, muchos de ellos asentados desde décadas en el país. Distinguiendo entre “autóctonos” (nacionales cuyos dos padres hubieran nacido en el país) y “alógenos” (nacidos ellos mismos, o uno o ambos padres fuera del país) (4), aseguró la victoria sobre Ouattara, de padre burkinabé. Esta política indujo el primer golpe de Estado en la historia del país, ejecutado el 24 de diciembre de 1999 por el General Robert Guei, Jefe de Estado Mayor, quien creó el Comité Nacional de Salvación Pública, mientras Bedié se exiliaba en Togo. Aunque el ex primer ministro Ouattara regresó del exilio e integró el gobierno de transición, fue de nuevo excluido de los comicios presidenciales en el 2000 por la misma exigencia de no ser ambos padres marfileños. En dichas elecciones ganó la presidencia Gbagbo; Guéi rechazó ese resultado, pero un levantamiento civil lo obligó a aceptarlo. Las manifestaciones y levantamientos militares se suceden por todo el país, pero la guerra civil no se articuló hasta el 19 de septiembre de 2002. Grupos rebeldes procedentes del norte se apoderan de la mitad del país, amenazaron la capital y al final el país quedó dividido en dos: los rebeldes controlaron Korhogo, Bouaké y el resto del norte, mientras las fuerzas del gobierno controlaban el sur, incluidas Yamoussukro y Abidjan. En un primer intento negociador en noviembre de 2002 en Lomé, las demandas de los rebeldes incluían la dimisión del presidente, la revisión de la Constitución y nuevas elecciones. Estos se nutrieron de antiguos soldados que entraron en contradicciones con Gbagbo y con Guéi y de jóvenes desempleados que optaron por seguir en el ejército tras el servicio militar para recibir un salario (5). Las tres organizaciones rebeldes — Movimiento Patriótico de Costa de Marfil (MPCI), Movimiento Patriótico Marfileño del Gran Oeste (MPIGO) y el Movimiento por la Paz y La Justicia (MPJ)— con la aspiración común de eliminar la hegemonía política de las élites del sur, se unieron para crear las Fuerzas Nuevas dirigidas por Guillaume Soro. El Partido Democrático de Costa de Marfil (PDCI), que gobernó ininterrumpidamente entre 1960-1999 (Houphouet-BoignyBedié) y la Reagrupación de los Republicanos (RDR) de Alassane Ouattara son los principales partidos políticos que se oponen al presidente Gbagbo y su Frente Popular Marfileño (FPI) y fueron asumiendo un perfil cada vez más regionalista y étnico. Por su parte, el mandatario tenía a su favor a miles de jóvenes de la etnia beté y a las bandas de “Jóvenes Patriotas” pagadas por el gobierno, que operaban en el sur y con particular fuerza en Abidjan. Estos serán los actores principales que tomaron parte en el conflicto militar, a los cuales se sumaron un contingente de la ONU y la misión Licorne de las fuerzas francesas que intervinieron por solicitud de la CEDEAO. Francia, con grandes intereses económicos en el país –sobre todo en transporte, agua, electricidad y comunicaciones– se vio afectada por los intentos liberalizadores de Gbagbo, que buscaba disminuir el monopolio francés y ceder algunas prerrogativas a las compañías norteamericanas en el sector del cacao y del café. Tras cuatro meses de enfrentamientos, el 24 de enero de 2003, con mediación de Francia, se firman los acuerdos de Linas– Marcoussis, que establecieron un programa de desarme, reunificación nacional y elecciones para el 2005. Desde esa fecha se logró una tregua entre las partes en pugnas agrupadas en un gobierno de reconciliación nacional, del cual las Fuerzas Nuevas se separaron en septiembre de 2003, acusando al presidente de incumplir con el acuerdo. En septiembre de 2004 se rompió la tregua por los bombardeos lanzados por tropas gubernamentales contra posiciones rebeldes, y en noviembre la aviación de Côte D’Ivoire atacó posiciones francesas, que en respuesta destruyeron toda la aviación militar del país. La violencia del accionar francés agravó la situación interna. (6) Bajo la mediación del presidente de Sudáfrica, Thabo Mbeki, se firmaron en abril de 2005 los acuerdos de paz de Pretoria entre el presidente Gbagbo y las Fuerzas Nuevas. En el acto, las dos partes repudiaron el uso de la fuerza para resolver sus diferencias y declararon el fin de las hostilidades. En las negociaciones participaron el presidente de Côte D´Ivoire, su Primer Ministro, Seydou Diarra, los líderes de la oposición, Ouattara y Bedié, así como Guillaume Soro. En el documento firmado se anunciaban elecciones para octubre de 2005, pero estas no pudieron efectuarse debido al no cumplimiento del desarme por parte de los rebeldes. Al prorrogar la ONU un año más el mandato del presidente, estalló una ola de violencia. Los políticos marfileños veían la solución al conflicto en la celebración de los comicios presidenciales lo antes posible. Con este fin se lanzó una campaña para dotar de carné de identidad al 40% de la población con vistas a las elecciones. El 4 de marzo de 2007, las partes en conflicto firmaron un nuevo acuerdo de paz en Ouagadougou. En esta oportunidad, Blaise Compaoré, acusado antes por Abidjan de apoyar a las Fuerzas Nuevas, se convirtió en el mediador del proceso de paz, que debía culminar con las elecciones presidenciales previstas para el pasado 29 de noviembre de 2009. Otros de los aspectos acordados fueron la formación de un nuevo gobierno que permita iniciar la reconciliación, el desarme de los combatientes y la redistribución de las administraciones regionales. Se eligió como Primer Ministro a Guillaume Soro y días después las tropas francesas se retiraron del país. Entre los años 2007 y 2009, el proceso de paz no parecía estancado, a pesar de la lentitud del desarme y los informes de crímenes violentos, asaltos armados y robos en las autopistas, perpetrados por grupos reacios a aceptar las negociaciones. El principal escollo para la paz definitiva era cómo desarmar y desmovilizar a los ex rebeldes, aunque quedaban otros aspectos pendientes, tales como completar el desarme de ambos bandos, el desmantelamiento de las milicias, la reunificación de las fuerzas de seguridad de la nación y la extensión de la administración central del Estado a todo el territorio. En estos primeros meses del presente año, la situación política interna continúa siendo crítica. Todavía queda por ver si el nuevo gobierno formado logra finalmente desarrollar los comicios y que no persistan los problemas con la Comisión Electoral. Por el momento no se vislumbra una solución definitiva debido a la posposición –por sexta vez desde el 2005– de las ansiadas elecciones presidenciales. Estos comicios están programados para celebrarse entre abril y mayo, pero lo más probable es que se mantengan las reiteradas complicaciones con las listas de electores y que entonces no se lleguen a realizar. Guillaume Soro indicó que su gobierno finalizará su misión en junio una vez efectuadas éstas. Las manifestaciones, la intranquilidad política y los actos de violencia pudieran aumentar. El reciente golpe de Estado en el cercano Níger pudiera indicar las posibles salidas frente a una aguda paralización de la vida política en Côte D´Ivoire y constituye otro ejemplo de la inestabilidad que caracteriza a la región del África occidental. Referencias: (1) La oposición pide la dimisión del presidente de Costa de Marfil”. Europa press, 20-02-10, http://es.noticias.yahoo.com. (2) UN Envoy Meets with African Mediator in Bid to Solve Electoral Crisis, 22-02-10, http://allafrica.comstories/201002222094.html. (3) García-Luengos, J: “El conflicto de Costa de Marfil y sus desafíos”, www.iecah.org. (4) Tazón, S: “El conflicto de Costa de Marfil frente a la cumbre de "Accra III", www.gees.org. (5) Arsene Yao, J: “Costa de Marfil. La sombra de la guerra”, Mundo Negro, no. 469, Diciembre de 2002, p. 19. (6) Declaración de la Internacional Humanista frente al conflicto en Costa de Marfil, www.humniurope.org. Africa y el nuevo escalón en la militarización de las relaciones internacionales Silvio Baró Desde comienzos de este decenio, observamos acontecimientos que indican que el sistema de relaciones internacionales se presenta ante un escalón superior. Las causas que podrían estar motivando las acciones emprendidas por Estados Unidos, serían los cuestionamientos a su hegemonía mundial, las debilidades presentadas por su economía después de casi una década de un crecimiento bastante favorable en los años 90, la lucha por el control de las fuentes de recursos naturales estratégicos, así como la pretensión de volverle a imponer al mundo sus dictados en materia de economía y política, entre otras razones. (1) En esta dirección se inscriben las guerras de agresión de Estados Unidos contra Afganistán e Irak, pero en los últimos meses el número de las acciones bélicas o no ha ido in crescendo lo cual nos permite argumentar que se está presentando un nuevo escalón en el proceso de militarización de las relaciones internacionales. La revitalización de la IV Flota en América del Sur, el establecimiento de siete bases militares estadounidenses en Colombia, el tácito respaldo de la principal potencia al golpe de Estado en Honduras y el señalamiento del gobierno venezolano “como líder antiestadounidense” en el Informe Cuatrienal de Defensa, elaborado por el Departamento de Defensa de Estados Unidos, son algunas de las manifestaciones en América Latina. (2) Sin embargo, algunos analistas han llamado la atención acerca de los pasos agresivos emprendidos por la administración Obama en otras regiones del mundo y se sitúan como ejemplos los siguientes: la venta de 6, 4 miles de millones de dólares en armas a Taiwán, lo cual ha generado un diferendo con China que podría tener implicaciones imprevisibles, La venta de cohetes tierra—aire a Polonia para ser desplegados a unas 35 millas de la frontera con Rusia, La venta sistema de defensa anticoheteriles a Bahrain, Kuwait, Qatar y Emiratos Arabes Unidos para que sean desplegados en las cercanías de Irán. En opinión de Dan Simpson, la única explicación de este proceder se resumiría en que Obama se ha plegado a las presiones de los militares y de los contratistas del complejo militar—industrial estadounidense y ello permite comprender cómo una economía en la crítica situación en que se encuentra aprueba un nuevo presupuesto militar de 708 mil millones de dólares. (3) Por su parte, el analista cubano Manuel Yepe nos recuerda que éstas no son las únicas actuaciones de la principal potencia mundial en los últimos tiempos. También “se perfila una nueva guerra, contra Yemen, sin que haya desaparecido la amenaza de un próximo conflicto contra Irán de gran envergadura”. (4) En el Informe Cuatrienal de Defensa ya citado puede leerse: “Los intereses y el papel de Estados Unidos en el mundo requiere de fuerzas armadas con capacidades inigualables y la voluntad de la nación para emplearlas en la defensa de nuestros intereses y del bien común. Estados Unidos permanece como la única nación capaz de proyectar y sostener operaciones de gran escala a través de vastas distancias”. Así, en el presupuesto se plantea un incremento de 6 por ciento para fuerzas de operaciones especiales, por un total de 6.3 mil millones, y un incremento de 2 mil 800 soldados”. (5) Para estos fines, la principal potencia mundial ha extendido el número de bases militares por todo el mundo. Manuel Yepe cita a Nick Turse, miembro del Centro de Estudios sobre los Estados Unidos y la Guerra Fría de la Universidad de Nueva York, quien plantea: “El número exacto de bases militares de Estados Unidos fuera de su país excede ampliamente las mil y el número de instalaciones de otras naciones que hoy utilizan los norteamericanos quizás nunca se sepa” (6). Y en todo este proceso de ascenso de la dimensión de lo militar en la política exterior estadounidense, Africa no podía estar marginada. Si en los momentos iniciales del decenio el acercamiento militar de Estados Unidos al continente estaba relacionado con la pretensión de desplazar gradualmente a Francia y al Reino Unido como los suministradores de armas y de asesoramiento militar a los ejércitos y las fuerzas policiales, más tarde se agregó la preocupación por la seguridad de las instalaciones petroleras, sobre todo en el golfo de Guinea --que la principal potencia mundial desea convertir en una fuente más segura y estable de suministro de recursos energéticos--, y en tiempos más recientes se adiciona el pretexto de la supuesta extensión del terrorismo y del narcotráfico en el continente africano. Este es el período en el cual se lanza la creación de un comando africano (AFRICOM) que pone de manifiesto la relativa importancia asignada a África por parte de Estados Unidos El involucramiento militar más o menos directo de Estados Unidos en el continente africano se puso de manifiesto en las discretas visitas de militares de aquel país a distintos países africanos, pero, sobre todo, por algunas de las declaraciones de la Secretaria de Estado durante su gira africana del pasado año cuando prometió su apoyo al Gobierno Federal de Transición de Somalia en su combate contra los grupos opositores, y al de Nigeria con vistas a solucionar el conflicto latente en el Delta del Níger. En el primero de los casos se ha sabido que el gobierno estadounidense facilitó un envío de unas 40 toneladas de armas cortas y municiones y entregó 2 millones de dólares en efectivo para que el gobierno somalí realizara compras de armas. Otras informaciones han indicado el compromiso de enviar otras 40 toneladas de armamento al país del Cuerno. Si estos pasos de la administración estadounidense no fueran suficientemente convincentes, las cifras que se piensan destinar a Africa en el presupuesto del Departamento de Defensa para el año 2010, solicitado por Obama, con vistas a entrenar a los ejércitos africanos y para desarrollar diversos programas de lucha contra el terrorismo y otros fines, son harto elocuentes. Llama la atención la amplia variedad de acciones que Estados Unidos pretende desarrollar en el continente africano, las cuales supondrán un significativo aumento de las erogaciones realizadas el año anterior. Para el Programa de Financiamiento Militar en el Exterior (FMF) se destinarán 25 millones de dólares, para el Programa de Educación y Entrenamiento Militar Internacional (IMET) unos 16 millones, para la Alianza Trans-Sahariana Antiterrorista unos 20 millones, para la Iniciativa Estratégica Regional de Africa Oriental 10 millones, para la puesta en práctica de los Acuerdos Extendidos de Paz para el sur de Sudán un total de 42 millones, para la creación de unas fuerzas armadas profesionales de 2 000 miembros en Liberia unos 10 millones, para la continuación de las operaciones en la República Democrática del Congo (incluída la creación de una fuerza respuesta rápida en el Este del Congo y la rehabilitación de la base militar de Kisangani 21 millones, para el Programa de Estabilización de Conflictos y Seguridad de las Fronteras en Africa 3,6 millones, como respaldo a la misión de la Unión Africana en Somalia 67 millones y para el Programa de Operaciones de Contingencia y Ayuda para el Entrenamiento (ACOTA) 96,8 millones, para los Programas para el Control Internacional de Narcóticos y para el Cumplimiento de la Ley 24 millones. Otros importantes rubros son el destino de 278 millones de dólares para las Operaciones de AFRICOM y la Operación Fortalecimiento de la Paz—Alianza Trans-Sahariana Antiterrorista, 263 millones para el Respaldo en fuerza de trabajo, transporte aéreo y comunicaciones adicionales para el AFRICOM, 60 millones para el financiamiento de las operaciones del CJTF-HOA, 249 millones para la Operación de la base de Camp Lemonier en Djibouti y para la modificación de facilidades, otros 41,8 millones para proyectos constructivos de importancia en la base, 1,9 miles de millones para la compra de tres barcos de combate, 373 millones para la compra de dos embarcaciones de alta velocidad para operar en las costas de Africa, 10, 5 millones para costear los desplazamientos navales en Africa occidental y central, y 10 millones para los que se efectúen en Africa oriental. (7) Utilizando como pretexto el hecho de que se ha observado cierta inestabilidad política en la región del Sahel –el secuestro de un ciudadano francés por militantes de Al Qaeda del Magreb, la revuelta de los tuaregs del norte de Níger, los rumores de que la región saheliana en un importante zona para el tráfico de armas, drogas y personas--, Estados Unidos trata de lograr el apoyo de algunos países africanos que bordean la referida región para el desarrollo de sus acciones antiterroristas. Muchos analistas han destacado la clara línea de continuidad entre las administraciones de W. Clinton, G. W. Bush y ahora B. Obama en relación con Africa, lo cual es una nueva demostración del consenso bipartidista en materia de política exterior hacia el continente. Las acciones estadounidenses han ido hasta el desarrollo de escenarios de guerra, como el realizado en Mayo de 2008 en la Escuela de Guerra de Carlisle, Pennsylvania, que simulaba una crisis en el gobierno nigeriano que derivaba en una situación de ingobernabilidad que afectaba a la producción petrolera en la región del Delta del Níger y, por consiguiente, a los suministros de petróleo a la principal potencia mundial. (8) Alberto Moncada nos recuerda que esta tendencia a la militarización de las relaciones internacionales exhibida por la Administración de George W. Bush se asienta en las concepciones ideológicas del Proyecto de Nuevo Siglo Americano. Y en relación con esto indica algunos rasgos de aquella tendencia: la política de instalación de bases se amplía de Oriente Medio a Asia Central, otro lugar petrolífero importante, Las bases militares sustituyen a las Embajadas y al dominio colonial, La nueva política internacional se expresa también en la división del mundo en zonas que coinciden con los límites estratégicos de los Comandos, A veces los jefes de los Comandos se permiten hacer declaraciones políticas, algunas llenas de insinuaciones, La militarización de la política americana se expresa en la importancia de la industria militar, que forma parte especial de ese grupo de grandes corporaciones que deciden las elecciones, apoyando económicamente a los candidatos, Otra importante consecuencia de la militarización nacional son las nuevas leyes patrióticas dictadas a partir del 11 de Septiembre.(9) Como fuera planteado por diversos especialistas en el recién finalizado XII Encuentro Internacional Globalización y Problemas del Desarrollo, efectuado en La Habana del 1o. al 5 de Marzo, el recurso a la militarización de las relaciones internacionales si bien es una manifestación de la debilidad del imperialismo norteamericano, no debe verse como que éste se encuentra en una situación de indefensión. Paradójicamente, en lugar de asignarse una mayor cantidad de fondos a la recuperación de la economía, se destinan a los gastos militares y ello explica el sostenido dinamismo mostrado por este sector aún en los actuales momentos de crisis. Esto revela que es el complejo militar—industrial quien verdaderamente gobierna en Estados Unidos. Referencias: (1) Cooke, S.: “Another U.S. War? Obama Threatens China and Iran”, Global Research, 01-02.10. (2) Golinger, E.: “US Intelligence Report Classifies Venezuela as “Anti-US Leader”, Global Research, 03-02-10 y Rodríguez, S.: “Estados Unidos presenta presupuesto militar récord: Obama reflota la doctrina Monroe”, Barómetro Internacional, reproducido en Argenpress.info, 09-02-10. (3) Simpson, D.: “The Pentagon Runs Amok: Obama is letting the generals and contractors roll over him”, Global Research, February 3, 2010. (4) Manuel E. Yepe. “Las Guerras pírricas del imperio”, 08.02.2010. (5) Dan Simpson, art. cit. (6) Manuel E. Yepe. “El American way de hacer guerras”, 15.02.2010. (7) Volman, D.: “Obama moves ahead with AFRICOM”, www.pambazuka,org, Issue 461, 10-12-09. (8) Ibid. (9) Moncada, A.: “La militarización de la política americana”, ARGENPRESS.info, 04-08-09. Vigésimo aniversario de la independencia de la República de Namibia José A. Doll El 21 de marzo de 1990, Namibia, luego de largos y heroicos años de lucha armada encabezada por la Organización del Pueblo del África Sudoccidental (SWAPO, por sus siglas en inglés), proclamó su independencia del régimen racista del Apartheid sudafricano. En la descolonización del territorio Namibia, influyó de manera decisiva la derrota militar aplastante sufrida por las tropas racistas en suelo angolano, hecho que condujo a Pretoria a sentarse a la mesa de negociaciones y, como resultado de las conversaciones, aceptar finalmente la instrumentación de la Resolución 435 del Consejo de Seguridad de la ONU. Luego de la retirada sudafricana, Namibia devino en un nuevo Estado africano. Su primer presidente fue el indiscutible líder de la lucha de liberación anticolonial y de la SWAPO, Sam Nujoma. En este país, la República fue creada bajo una Constitución que garantizaba plenamente la democracia y el derecho de participación del pueblo en el proceso político, independientemente de la raza, el sexo, la religión o cualquier otro elemento excluyente, y se emprendió el camino de construir la nación, proceso que hoy continúa, con el compromiso con la reconciliación nacional, la democracia y los valores de la ley y la separación de poderes, que implicó el trabajo de garantizar la inclusión del pueblo en la economía, la distribución equitativa de oportunidades y la prosperidad. Se reformó el sector público y se dieron pasos para corregir la estructura de la economía y eliminar su dependencia de la de Sudáfrica. El Estado creó empresas públicas para mejorar la prestación de servicios y estructurar las actividades económicas en los sectores primario y secundario; impulsó el crecimiento del sector privado a partir del estable aumento de la minería, la agricultura, la pesca y el turismo, y adoptó muchas otras medidas encaminadas a un desarrollo integral del país. En noviembre del 2004, ganó las elecciones presidenciales el candidato de la SWAPO, Hifikepunye Lucas Pohamba, quien ha proseguido exitosamente el proceso de transformaciones en todos los órdenes del joven Estado, que hoy arriba a cuatro lustros de su independencia. Solidaridad de países africanos y árabes con Haití Yudith Camps Los países de África y Medio Oriente no han hecho esperar su ayuda, ante el destructivo terremoto que azotó a Haití el pasado 12 de enero. Numerosos gobiernos han enviado gran cantidad de recursos, que se han convertido en indispensables en los momentos de desesperación y caos que vive el país. Sumas de dinero, médicos, medicina, alimentos y hospitales de campaña para contribuir en la reparación y cuidado de los heridos y lesionados, contribuyen a aliviar el dolor de aquellos que lo han perdido prácticamente todo. Los Estados africanos han prometido varios millones de dólares para la ayuda humanitaria y reconstrucción de la nación haitiana. Un millón de dólares es el monto de "la ayuda de urgencia" prometida por la República del Congo y Gabón. Guinea Ecuatorial está dispuesta a donar el doble, mientras que Nigeria anuncia que movilizará cinco millones de dólares en total. Liberia y Sierra Leona girarán respectivamente 50 000 y 100 000 dólares, mientras que Burkina Faso anunció que está dispuesta a ofrecer 215 000. Sudáfrica prometió 135 000 dólares, Chad medio millón, y República Democrática del Congo 2,5 millones. El presidente senegalés ofreció 1 millón de dólares y una extensión de terreno para que vivan los haitianos que deseen abandonar su país. Los países de Medio Oriente se han apresurado también en enviar ayuda humanitaria de emergencia. Dos aviones cargados respectivamente de 15 y 9 toneladas de productos médicos y farmacéuticos llegaron a Puerto Príncipe desde Marruecos. El gobierno libio envió por el aeropuerto de La Romana (República Dominicana), un avión con 50 toneladas de medicamentos y 20 rescatistas. Los habitantes palestinos en Gaza, han recolectado dinero, cobertores, alimentos y leche para los niños a través de la sede de la Cruz Roja en el territorio. El Gobierno israelí ha enviado un equipo de 220 personas para montar un hospital de campaña en Puerto Príncipe, y ha rescatado a varios supervivientes. Jordania envió un avión militar cargado de ayuda humanitaria y un hospital de campo. Líbano y Siria donaron ayuda humanitaria y varias toneladas de medicina. Qatar donó 50 toneladas de material de urgencia y Kuwait ordenó el aumento de la ayuda financiera a la nación, elevando el total a 3,5 millones de dólares. Otras naciones como la República Islámica de Irán y los Emiratos Árabes Unidos han hecho también su aporte a la catástrofe. Todo lo antes expuesto demuestra que la solidaridad que existe entre los países del mundo es indestructible y han entendido que era necesaria su contribución para la reconstrucción de un país que ha quedado en ruinas. Actividades en el CEAMO El taller científico mensual del Centro correspondiente al mes de Febrero, se realizó el día 17 y estuvo dedicado al tema Africa, el cambio climático y la situación humanitaria, el que tuvo como ponentes a las investigadoras Anay Cano Plans y Suyeni Díaz Alfonso. Los compañeros Julio César Sánchez y Rodobaldo Isasi fueron los ponentes del taller científico mensual del CEAMO del mes de Marzo el cual se realizó el día 10 de Marzo, titulado Visión norteamericana de la lucha antiterrorista en África. Participación instituciones del CEAMO en actividades de otras La investigadora Giselle García asistió a la presentación de los libros Los Árabes en América Latina y Contribuciones árabes a las identidades iberoamericanas, efectuada en la Casa de los Árabes el pasado día 16 de Febrero y que fuera realizada por Gema Martín Muñoz, Directora General de Casa Árabe de España y Rigoberto Menéndez, Director de la Casa de los Árabes de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana. La investigadora Yudith Camps participó en la inauguración del ciclo de cine Los Primeros pasos del cine egipcio, efectuada en la Casa de los Árabes, el día 17 de Febrero. Suyeni Díaz y Silvio Baró participaron en sesiones del XII Encuentro Internacional Globalización y Problemas del Desarrollo, que se realizó entre los días 1º. y 5 de Marzo. El día 3, Silvio Baró presentó la ponencia Los Inciertos caminos de la integración africana en un panel dedicado al referido tema. Las investigadoras Dayana Menéndez y Yailenys Prevost asistieron a la conferencia Mujer y poder: el caso de Cabo Verde, impartida por la Excma. Señora Crispina Gomes, Embajadora de aquel país en Cuba, actividad que se desarrolló en la Casa de Africa el pasado día 5 de Marzo.