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FOBIAS
SON MAS COMUNES EN LAS
MUJERES QUE EN LOS HOMBRES, EL
0,5% DE LA POBLACION MUNDUAL
LA PADECE
Por más que a más de uno le resulten curiosas o sorprendentes, las fobias no son
un trastorno extraño. De hecho, son muy comunes. Los expertos calculan que las
fobias en su conjunto tienen una incidencia en el 5% de la población mundial. Esto
significa que una de cada veinte personas padece algún tipo de fobia. Las mujeres
padecen fobias con más frecuencia que los varones.
Dentro de la clasificación en fobias específicas (miedo a ciertos objetos,
situaciones o fenómenos) y fobias sociales (temor o ansiedad extrema frente a
determinados acontecimientos sociales, como entablar contacto verbal con
desconocidos o tratar con la familia política), son mucho más comunes las
primeras. De hecho, mucha gente padece una fobia específica pero ésta no le
afecta en su vida cotidiana (como podría ser el caso de una persona que viva en
una gran ciudad y que padezca de ofidiofobia –miedo a las serpientes- y que,
llegado el caso, evitará encontrárselas en un zoológico).
Una fobia (palabra derivada de Fobos (en griego antiguo Φόϐος, ‘pánico’, que era la
personificación del miedo en la mitología griega, hijo deAres y Afrodita) es un trastorno de
salud emocional que se caracteriza por un miedo intenso y desproporcionado ante objetos o
situaciones concretas1 como, por ejemplo, a los insectos (entomofobia) o a los lugares cerrados
(claustrofobia). También se suele catalogar como fobia un sentimiento de odio o rechazo hacia
algo que, si bien no es un trastorno de salud emocional, sí genera muchos problemas
emocionales, sociales y políticos (véase xenofobia, es decir, el odio a los extranjeros o
extraños). Un estudio en EE.UU. por el National Institute of Mental Health (NIMH) halló que
entre el 8,7% y el 18,1% de los estadounidenses sufren de fobias.2 Discriminando edad y
género, se encontró que las fobias son la más común enfermedad mental entre mujeres en
todos los grupos etarios y la segunda más común psicopatía en hombres mayores de 25.
Si bien es difícil determinar cuáles son las diez fobias más comunes (ya que varían según el sexo y la
edad –los adolescentes padecen fobias sociales con más frecuencia que los adultos-), he aquí una
lista de las que se considera más frecuentes en general:
Aracnofobia: Se trata del miedo a las arañas. Se calcula que la mitad de las mujeres y el 10% de los
hombres padecen esta fobia en algún grado. Las reacciones de estas personas resultan exageradas
para los demás, e incluso para los mismos afectados. Éstos procuran mantenerse apartados de los
sitios en donde pueden encontrarse arañas, o donde han visto telas de araña. En los casos más serios,
el pánico puede ser detonado incluso al ver una fotografía.
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Sociofobia: Se trata de un persistente e intenso miedo a ser juzgado negativamente en situaciones
sociales. Es una fobia de las más comunes entre adolescentes y jóvenes, se calcula que cerca de un
4% de las personas entre 18 y 55 años la padecen. A diferencia de lo que sucede en la mayoría de las
fobias, esta fobia social es igualmente común en hombres y mujeres.
Aerofobia: Se trata del tan común miedo a viajar en avión (de hecho, se calcula que sólo el 5% de
los pasajeros abordan el avión sin temores de ningún tipo). Sin embargo, las personas que padecen
de esta fobia no experimentan sólo una ligera inquietud en el momento del aterrizaje y del despegue,
sino que en ocasiones las fobias les impiden planear siquiera un viaje de este tipo, o les ocasionan
trastornos de ansiedad ante la perspectiva de un futuro viaje, incluso meses antes de llevarlo a cabo.
Agorafobia: Se trata del miedo a los espacios abiertos, y es un trastorno más común entre las
mujeres que entre los hombres. El agorafóbico teme todo aquel lugar donde no se sienta “seguro” o
no pueda “recibir ayuda”. El que presenta este tipo de trastorno suele refugiarse en su hogar y rara
vez sale, ya que en esas ocasiones experimenta una gran ansiedad. Es la fobia que motiva más a
menudo consultas a especialistas.
Claustrofobia: Al contrario que la agorafobia, este trastorno implica el temor a quedar confinado a
espacios cerrados. Se estima que entre un 2 y un 5% de la población padece esta fobia. Estas
personas suelen evitar los ascensores, el metro, los túneles, las habitaciones pequeñas, hasta las
puertas giratorias les pueden presentar dificultades, así como también el uso de equipos para técnicas
de diagnóstico médico como el TAC.
Acrofobia: Se trata del miedo a las alturas, no simple vértigo sino un temor que ocasiona ansiedad a
quienes lo padecen. La fobia suele manifestarse en situaciones tales como las de asomarse a un
balcón, estar en un mirador elevado o junto a un precipicio. Al igual que sucede en otras fobias,
aquellos individuos que la sufren buscarán evitar la situación temida.
Emetofobia: Se trata de la fobia al vómito o a vomitar. Hay personas que sienten más que una
simple aversión hacia el acto de vomitar, y que incluso cambian sus hábitos alimenticios y sociales
en consecuencia (por ejemplo, evitar ir a comer a restaurantes por temor a que la comida que le
sirvan allí le siente mal al estómago). Si bien sólo en casos extremos se considera fobia, se calcula
que el 6% de la población siente temor de vomitar.
Carcinofobia: Se trata del miedo a contraer cáncer. Es uno de los temores más comunes desde el
momento en que la mayoría de los adultos siente aprensión ante la posibilidad de manifestar esta
enfermedad. Sin embargo, en el caso de los fóbicos, se trata de un miedo muy antinatural, ya que
demostrarán temerle a cualquier síntoma físico negativo, asociándolos todos a síntomas de la
enfermedad.
Brontofobia: Son comunes las fobias que involucran elementos climáticos o determinados
fenómenos meteorológicos, y éste es el caso de la brontofobia. Consiste en el miedo extremo ante los
rayos y truenos de las tormentas. Alguien con esta fobia estará alarmado tanto antes como durante
las tormentas, y en casos extremos, padecerán los síntomas de la ansiedad. Incluso puede verse
afectada su vida social, ya que su planificación de actividades depende del pronóstico
meteorológico, y pueden llegar a faltar al trabajo o modificar sus hábitos debido al clima.
Necrofobia: El miedo a la muerte es algo natural e instintivo en el hombre, posiblemente porque la
muerte es lo desconocido. Además, se asocia la muerte con los padecimientos que la preceden,
dolor, sufrimiento, etc. Sin embargo, algunas personas padecen de una verdadera fobia a la muerte y
a los seres muertos. Quienes padecen de esta condición no pueden explicar con claridad el
sentimiento escalofriante que experimentan al estar frente a una momia o a un cadáver.
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Tratamiento
Las terapias psicológicas3 que pueden ser beneficiosas para las personas que padecen fobia
son: la técnica de "inmersión" o las terapias graduadas de exposición, entre las que se
encuentra la Desensibilización Sistemática (DS). Todas estas técnicas se enmarcan en el
enfoque de la terapia cognitivo-conductual (TCC).4 5 6 En algunos casos, también pueden ser
de ayuda los medicamentos ansiolíticos. La mayoría de las personas que tienen fobias
entienden que están sufriendo de un miedo irracional o desproporcionado, aunque este
reconocimiento no impide que sigan manifestando esa intensa reacción emocional ante el
estímulo fóbico.
La exposición graduada y la TCC trabajan con la meta de desensibilizar a la persona y de
cambiar los patrones de pensamiento que están contribuyendo a su miedo. Las técnicas
basadas en la TCC son a menudo eficaces, siempre y cuando la persona con este problema
esté dispuesta a someterse a un tratamiento que puede durar algunos meses (en ocasiones
semanas). Hay otras orientaciones terapéuticas, como el psicoanálisis o la programación
neuro-lingüística (PNL) que abordan estos problemas clínicamente, pero sus resultados no se
han verificado científicamente.
[Casos
no psicológicos
El término "fobia" puede significar casos específicos no vinculados con el temor. Por ejemplo, la
hidrofobia es el temor al agua, pero también lo puede ser la incapacidad de beber agua debido
a una enfermedad7 (véase rabia), o también puede describir un compuesto químico que repele
el agua. Por su parte, la fotofobia (es la intolerancia anormal a la luz. Es frecuente en personas
con albinismo o puede ser debida por enfermedades relacionadas con el ojo o el sistema
nervioso.) no significa única y necesariamente un temor a la luz: puede ser un problema físico
en los ojos o una aversión a la luz que puede inflamarlos o dilatar la pupila.
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