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Olivier De Schutter, relator para el Derecho a la Alimentación
Informe final al Consejo de DDHH de Naciones Unidas (A/HRC/25/57)
(Sesión Nº 25, del 3 al 28 de marzo de 2014)
Ginebra, 13 Marzo (Kanaga Raja)/ Un nuevo paradigma enfocado en el bienestar, resiliencia y
sustentabilidad debe ser diseñado para reemplazar el paradigma “extractivista”1, y, por lo tanto, respaldar de
mejor forma la completa realización del derecho a la adecuada alimentación, dijo el Relator Especial de
Naciones Unidas por el derecho a la alimentación, Olivier De Schutter.
En el informe hay un llamado a que los países ricos se alejen de políticas agrícolas enfocadas en la
exportación de su producción subsidiada de granos, y en cambio permitan que se abra un espacio para que
los agricultores de pequeña escala en países en vías de desarrollo puedan abastecer mercados locales, en
lugar de depender de la ayuda alimentaria o la importación de alimentos a precios relativamente bajos. Es
necesario también que los países ricos restrinjan sus demandas de expansión sobre tierras agrícolas
mundiales frenando la demanda de alimento animal y agrocombustibles, y reduciendo el desperdicio de
alimentos.
En su informe final al Consejo de Derechos Humanos de la ONU, al término de su periodo de seis años
como Relator Especial, De Schutter destacó que la erradicación del hambre y la malnutrición es una meta
alcanzable.
"Para alcanzarla se requiere sin embargo que nos alejemos del ‘negocio de siempre’ y mejoremos la
coordinación entre los sectores, a través del tiempo y a través de distintos niveles de gobernanza. Un primer
paso es empoderar a las comunidades a nivel local, para que así puedan identificar los obstáculos que
enfrentan y las soluciones que mejor les acomoden," dijo.
"Esto debe ser complementado por políticas que los apoyen a nivel nacional que aseguren la correcta
secuencia entre las varias reformas políticas que sean necesarias, a través de todos los sectores relevantes,
incluyendo la agricultura, desarrollo rural, salud, educación y protección social."
En cambio, agregó, las políticas a nivel nacional y local debieran beneficiarse de un ambiente propicio
internacional, en el cual las políticas que afectan la capacidad de los países de garantizar el derecho a la
alimentación- en las áreas de comercio, ayuda alimentaria, alivio de deuda externa y desarrollo en la
cooperación – sean re- alineadas con el imperativo de alcanzar la seguridad alimentaria, y asegurar una
nutrición adecuada.
La soberanía alimentaria
"La soberanía alimentaria, entendida como un requerimiento de democracia en los sistemas alimentarios,
implicaría la posibilidad de las comunidades de elegir de cuáles sistemas de alimentos dependerán y cómo
reformar dichos sistemas. Esa es una condición para lograr el cumplimiento total del derecho a la
alimentación " dijo De Schutter.
En su informe final presentado al Consejo, el Relator Especial destacó que la mayoría de las partes
interesadas están de acuerdo, en términos generales, sobre la necesidad urgente de hacer reformas.
1
Nota de RAPAL: El relator usa el término “productivist” referido al modelo de agricultura intensiva usado por la agroindustria. En castellano, el término
extractivismo incluye todos los modos de producción intensivos en la extracción intensiva de recursos naturales. El modelo agrícola intensivo en el uso de
agrotóxicos y monocultivos exporta grandes volúmenes de granos y frutas y está atado a la globalización, por lo que hemos utilizado este término usado por las
organizaciones socio-ambientales.
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"Los sistemas de alimentos que hemos heredado del siglo veinte han fracasado, en términos del
requerimiento de contribuir al logro del derecho a la alimentación. Por supuesto, se ha alcanzado un
progreso significativo en aumentar la producción agrícola a lo largo de los últimos 50 años. Pero esto no ha
reducido el número de gente hambrienta, y los resultados nutricionales siguen siendo pobres."
De Schutter destacó que los productores de alimentos a pequeña escala y los campesinos sin tierra,
incluyendo muchos asalariados rurales que apenas sobreviven del fruto de su labor en grandes plantaciones,
representan la mayoría de aquellos viviendo bajo extrema pobreza.
"Sin embargo, la promoción en el pasado de una agricultura orientada a la exportación, a menudo se ha
basado en la explotación de una fuerza de trabajo en gran parte des- empoderada, operada a expensas de las
granjas familiares que producen cosechas de alimento para consumo local. Esto resultó en una situación
paradójica en la cual muchos países de bajos ingresos, aunque típicamente basados en la agricultura, con
economías de exportación de commodities sin valor agregado, son altamente dependientes de la importación
de alimentos, y algunas veces eso se suple mediante ayuda alimentaria, ya que han descuidado la inversión
en la producción local y el procesamiento de alimentos, para alimentar a sus propias comunidades."
De Schutter continuó diciendo que eso ha llevado a incrementar la pobreza rural y el crecimiento de barrios
urbanos marginales, y a la incapacidad de los gobiernos de avanzar hacia una economía más diversificada.
Como esta diversificación requiere infraestructura adecuada, fuerza de trabajo calificada, y un mercado de
consumo que permita que los productores de artículos procesados, o proveedores de servicios, alcancen
economías a escala, nada de esto ocurrirá cuando la mitad de la población está condenada a la privación
extrema.
Es esencial entonces mejorar el apoyo a los pequeños propietarios para alcanzar la seguridad alimentaria
local, dijo De Schutter, añadiendo que ha explorado diferentes herramientas para conseguirlo.
Por un lado, dijo, "los sistemas de alimentos deben ser rearmados para ser más inclusivos de productores de
alimentos a pequeña escala, quienes generalmente han sido puestos en desventaja en el pasado, sea como
resultado de cadenas alimentarias inequitativas y porque las tecnologías agrícolas no han tomado en cuenta
sus necesidades especiales."
Con esta meta en mente, el Relator Especial destacó la importancia de enfrentar los desequilibrios de poder
en las cadenas alimentarias, en particular al regular el poder del comprador en situaciones donde las
posiciones dominantes pueden ser una fuente de abuso: esto ha sido una dimensión completamente olvidada
al interior de las reformas que han sido promovidas desde el 2008.
Reforma del sistema de propiedad intelectual de plantas
En este contexto, De Schutter, llama a reformar un régimen de derechos de propiedad intelectual
sobre variedades de plantas que puede convertir las variedades comerciales en inaccesibles para los
agricultores más pobres, en países con bajos ingresos.
Por otro lado, debe reconocerse el derecho de los productores de alimentos de pequeña escala a no ser
forzados o cooptados para integrarse al sistema de alimentos dominante, dijo, subrayando que el
respeto al acceso a recursos productivos es clave en esta materia.
Llamando al diseño de un nuevo paradigma que apoye de mejor manera la completa realización del derecho
a alimentos adecuados, el Relator Especial dijo que primero, ciertos tipos de desarrollo agrícola pueden
combinar un aumento en la producción, una preocupación por la sustentabilidad, con la adopción de
medidas firmes que frenen los patrones de consumo insustentables, y fuertes impactos reductores de la
pobreza.
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Los gobiernos podrían alcanzar esto al entregar fuerte apoyo a los pequeños productores de
alimentos, sobre la base de la entrega de capacitación en bienes comunes, almacenaje y conexión a
mercados, y en la difusión de modos de producción agroecológicos.
Apoyo a la pequeña agricultura familiar campesina
Además, se deben tomar medidas para desarrollar los mercados locales y las plantas locales de
procesamiento de alimentos, combinadas con políticas de comercio que apoyen dichos esfuerzos y, al mismo
tiempo, reducir la competencia entre los gustos lujosos de algunos y las necesidades básicas de otros.
Segundo, tal como los sistemas alimentarios múltiples deben ser combinados para mejorar la resiliencia
fortaleciendo de la diversidad, distintas formas de agricultura pueden coexistir, cada una completando una
función diferente, dijo, añadiendo: "El ejemplo de Brasil sugiere que las granjas familiares pueden ser
apoyadas incluso en vecindad de productores agrícolas de gran escala y altamente competitivos, y dicha
coexistencia puede ser viable, siempre que el gobierno esté consciente de las distintas funciones que
distintos modelos agrícolas desarrollan y adopte un enfoque equilibrado hacia ellos."
En muchos países, sin embargo, esta coexistencia ha fracasado, y el balance se ha inclinado casi
completamente a favor del sector de gran escala y dirigido a la exportación, destacó De Schutter. "La lección
que emerge es que la transición hacia políticas agroalimentarias que apoyen la realización del derecho a la
alimentación requiere esfuerzos políticos importantes para reestructurar el apoyo alrededor de formas de
agricultura agroecológica, que son intensivas en fuerza de trabajo, y reductoras de la pobreza."
De acuerdo al informe, mientras que hay muchas razones que explican la falta de inversión en la producción
de alimentos que satisfagan necesidades locales –incluyendo en particular la carga de la deuda externa (lo
que lleva a los países a enfocarse en cultivos comerciales para exportación) y a menudo la débil
responsabilidad de gobiernos para con los pobres rurales– la adicción a importaciones de comida a bajo
costo también es causada por la masiva sobreproducción en países exportadores con mejor situación, lo cual
es estimulado por medio de subsidios que van a los grandes productores agrícolas en aquellos países. Estos
subsidios aseguran acceso a materia prima de bajo costo para la industria de procesamiento de alimentos.
"Y es facilitado por el crecimiento del comercio internacional y el correspondiente aumento del rol de
grandes corporaciones de agroindustria en los sistemas de alimentos," dijo De Schutter, añadiendo que es
vital reconstruir los sistemas de alimentos locales en países en vías de desarrollo para expandir
oportunidades a los pequeños productores, y, al mismo tiempo, mejorar el acceso a alimentos frescos y
nutritivos para todos. Eso depende fundamentalmente de la reforma de los sistemas de alimentos en países
ricos.
"Sin embargo, dicha reforma enfrenta obstáculos importantes. Los variados elementos de los sistemas de
alimentos han co-evolucionado a lo largo de los años, forjados por el paradigma extractivista que ha
dominado el diseño de políticas alimentarias y agrícolas por décadas."
El informe destaca: "El sector agrícola se ha vuelto altamente dependiente de subsidios agrícolas que han
favorecido la producción de commodities para el ganado o la industria procesadora de alimentos – maíz,
soya y trigo, en particular – más que para alimentos, y ha llegado a depender de combustibles de bajo costo
por su modo altamente mecanizado y es intensiva en insumos, reemplazando el conocimiento del
agricultor."
De acuerdo a De Schutter, incluso sin tomar en cuenta los subsidios para el consumo de combustibles fósiles
de parte de productores agrícolas, los países de la Organización para la Cooperación y Desarrollo
Económico (OECD) subsidiaron su sector agrícola en US$259 billones en 2012.
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Esto ha alentado la expansión de la industria procesadora de alimentos, gracias a la disponibilidad de
insumos de bajo costo y el despliegue de infraestructura – en la forma de silos y plantas procesadoras – que
han sido diseñadas por y para la agroindustria.
Desequilibrio entre agronegocios y pequeños productores
"Las grandes corporaciones de agronegocios han llegado a dominar cada vez más los mercados globalizados
gracias a su habilidad de alcanzar economías de escala y por varios efectos de redes. En este proceso, los
productores de pequeña escala han sido marginados porque, aunque pueden ser altamente productivos por
hectárea y altamente eficientes respecto a los recursos si se les entrega el apoyo adecuado, bajo las
condiciones de mercado prevalentes los pequeños productores son menos competitivos," dijo.
El Relator Especial dijo que estos desarrollos han ocasionado un alto costo ecológico. "Debido a los nexos
entre la agricultura, la dieta y la salud, también imponen una carga considerable en los sistemas de atención
a la salud. Han llevado, finalmente, al despoblamiento de las áreas rurales. Sin embargo, ya que estos
distintos componentes de los sistemas de alimentos formados durante el pasado medio siglo se han
fortalecido uno al otro, se han convertido en lotes herméticos, bloqueando aparentemente cualquier
posibilidad de cambio real."
Pero se pueden hacer cambios, lanzando en tres niveles, acciones para democratizar las políticas de
seguridad alimentaria, y así debilitar los bloqueos existentes y permitir que estas políticas formen el nuevo
modelo del que hablo, dijo el Relator Especial.
A nivel local, la clave para la transición es reconstruir los sistemas locales de alimentos, y así
descentralizar los sistemas de alimentos y hacerlos más flexibles, pero también crear lazos entre las
ciudades y sus territorios interiores rurales, para beneficio tanto de los productores locales como los
consumidores.
A nivel nacional, además del apoyo a innovaciones locales, se deben desplegar estrategias multisectoriales. Dichas estrategias debieran gatillar un proceso en el cual se avance hacia el apoyo de una
re- inversión en la producción local de alimentos, enfocada en pequeños productores campesinos en
países donde representen una proporción importante de los pobres; hacia la diversificación de la
economía, para crear oportunidades para actividades generadoras de ingresos; y hacia el
establecimiento de firmes esquemas de protección social, para asegurar que todos los individuos
tengan acceso a alimentos nutritivos en todo momento, incluso si no tienen acceso a recursos
productivos y/o a empleo.
A nivel internacional, dijo De Schutter, debe lograrse una mayor coordinación entre las acciones
desarrolladas a nivel multilateral, regional y nacional, con vistas a crear y permitir un ambiente internacional
favorable, que premie y respalde los esfuerzos domésticos encaminados al cumplimiento del derecho a la
alimentación, en vez de obstruir esos esfuerzos.
"En cada uno de estos niveles, el derecho a alimentos adecuados tiene un rol clave como guía de los
esfuerzos de todos los actores, para asegurar la participación de aquellos afectados por el hambre y la
malnutrición, y para establecer mecanismos de responsabilidad apropiados," dijo De Schutter.
Respecto de la reconstrucción de los sistemas alimentarios locales, el Relator Especial dijo que la
modernización de las cadenas de suministro de alimentos, junto a la implementación de políticas agrícolas
enfocadas más en la producción de commodities que en los alimentos, ha generado la marginación de los
sistemas alimentarios locales en los años recientes.
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Revertir la tendencia
"Esta tendencia debe ser revertida. Debe entregarse más oportunidades a los pequeños productores de
alimentos para que puedan comercializar sus productos en mercados locales, los que pueden ser abastecidos
más fácilmente por ellos sin tener que ser dependientes de grandes compradores."
De acuerdo al Relator Especial, los sistemas locales de alimentos pueden ser reconstruidos a través de
inversiones apropiadas en infraestructura, envasado, instalaciones de procesamiento, y canales de
distribución, permitiendo al pequeño agricultor organizarse en formas que produzcan economías a escala y
que haga posible que se vayan incorporando hacia actividades de mayor valor en la cadena de suministros de
alimentos.
"Esto apoyaría el desarrollo rural y la reducción de la pobreza rural, y desaceleraría la migración del campo
a las ciudades," dijo De Schutter, añadiendo que el fortalecimiento de sistemas locales de alimentos también
mejoraría la resiliencia de las ciudades.
Hacia 2050, cuando la población mundial haya alcanzado 9.3 billones, alrededor de 6,3 billones de estos
habitantes, más de dos de cada tres, serán urbanos, bajo las tasas actuales de migración campo-ciudad. Bajo
un escenario del “seguimos así”, se espera que la población rural disminuya globalmente después del 2020:
habrá 300 millones menos de habitantes rurales en 2050 de los que había el 2010.
"A medida que crece la competencia en el perímetro urbano y peri-urbano por el cambio de uso de la tierra
para fines de uso inmobiliario o industrial y mientras los crecientes suministros de alimentos crean desafíos
logísticos sin precedentes para la distribución de alimentos y sistemas de transporte, es vital que las ciudades
enfrenten sus dependencias alimentarias, identifiquen las debilidades y potenciales puntos de presión, y,
donde sea posible, desarrollen canales diversos a través de los cuales puedan procurar sus alimentos."
De Schutter destacó que una amplia gama de innovaciones sociales han emergido en años recientes para
respaldar la reconstrucción de los sistemas locales de alimentos, primariamente a través de la reconexión de
consumidores urbanos con los productores locales de alimentos. En Montreal, Canadá, por ejemplo, las
iniciativas de agricultura urbana incluyen un programa de jardines comunitarios manejados por la Ciudad, y
jardines colectivos manejados por organizaciones comunitarias, con impactos que van más allá de mejorar la
seguridad alimentaria y la nutrición, contribuyen también a metas educacionales y de empoderamiento.
De Schutter se declaró favorablemente impresionado por los logros de la estrategia Cero Hambre, lanzada en
2003. Destacó que esta estrategia incluye una gama de programas basados en territorio y buscan respaldar la
capacidad de los "agricultores familiares" de alimentar a las ciudades: entre las innovaciones están el
reconocimiento constitucional de la agricultura familiar campesina y la creación de un ministerio
específicamente dedicado a suplir sus necesidades (el Ministerio de Desarrollo Agrario), un programa de
restaurantes subsidiados para personas con bajos recursos, bancos de alimentos, cocinas comunitarias, pozos
y mejoramiento de instalaciones para el almacenamiento de alimentos en áreas rurales, así como también
estímulos a la economía de "solidaridad social."
"El derecho a la alimentación es central para el éxito de los esfuerzos de reconstrucción de los sistemas
locales de alimentos," destacó.
El Relator Especial dijo que ha estimulado consistentemente la adopción de estrategias nacionales en apoyo
al logro continuo del derecho a una adecuada alimentación, en línea con las recomendaciones del Comité
Sobre los derechos Económicos, Sociales y Culturales, en su comentario general No. 12 sobre el derecho a
la adecuada alimentación (párrafo 21) y con la guía 3 de las Guías Voluntarias para Respaldar la Realización
del Derecho a la Adecuada Alimentación del Contexto de la Seguridad Alimentaria Nacional.
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Se sintió alentado por el progreso hecho en varias regiones, especialmente en Latinoamérica y África, hacia
la implementación de estas recomendaciones.
Estrategias exitosas
Dichas estrategias son un componente clave para la gobernanza de la realización de la transición hacia
sistemas sustentables de alimentos que puedan contribuir a la erradicación del hambre y la malnutrición, dijo
De Schutter, añadiendo que sin importar cuán innovadores sean, las iniciativas locales sólo pueden alcanzar
el éxito, y ser masificadas a través de la réplica en grandes regiones de experimentos exitosos y también para
tener éxito requieren ser apoyadas, o al menos, no ser obstruidas por políticas adoptadas a nivel nacional.
"Más aun, los resultados de pobreza nutricional son explicados por una gama de factores, y el combate del
hambre y la malnutrición requiere que se tome en cuenta el conjunto completo de causas inmediatas,
subyacentes y básicas, a nivel individual, doméstico y societario, respectivamente: esto requiere de un
enfoque multisectorial, que involucra la lista completa de ministerios relevantes."
De acuerdo al Relator Especial, las estrategias de cambio deben ser adoptadas con vista a garantizar el
acceso a alimentos adecuados para todos, apoyando simultáneamente la capacidad de los pequeños
productores para producir alimentos de manera sustentable, mejorando las oportunidades de empleo en todos
los sectores y fortaleciendo la protección social.
"La sustitución gradual de políticas enfocadas en materias primas alimentarias de bajo costo por políticas
basadas en la protección social de derechos, como medio de asegurar el acceso a alimentos adecuados para
los grupos más pobres de la población, una vez más ilustra la importancia de una cuidadosa secuencia de
reformas," dijo, añadiendo que hoy, del 75 al 80% de la población mundial aun no tiene acceso a seguridad
social para resguardarse de los efectos del desempleo, enfermedad o discapacidad- sin mencionar los
fracasos de las cosechas o el perjuicio en las alzas en los precios de los alimentos.
Protección social y agrícola
Al destacar que ahora hay un consenso internacional en favor de tener como una prioridad el logro del
derecho a la seguridad social, De Schutter recomendó que los sistemas de protección social sean fortalecidos
en todos los países, y que las agendas de protección social y agrícola deben estar mejor coordinadas entre sí,
para gradualmente tener éxito en hacer la transición.
El Relator Especial dijo que los avances continuos en el logro del derecho a la alimentación también
requieren el mejoramiento de la gobernanza global, notando que desde su reforma en 2009, el Comité sobre
Seguridad Alimentaria (CFS) ha estado contribuyendo de manera importante a la agenda de seguridad
alimentaria. "De hecho, tal como las iniciativas a nivel local no pueden tener éxito sin el apoyo de
estrategias de derecho a la alimentación a nivel nacional, los esfuerzos a nivel doméstico requieren de apoyo
internacional para dar frutos."
Junto con el Reporte Sobre la Pobreza Extrema y Derechos Humanos, el Relator Especial dijo que ha
abogado, por ejemplo, por el establecimiento de un Fondo Global para la Protección Social, para así superar
los obstáculos financieros y construir solidaridad internacional para lograr el derecho a la alimentación y el
derecho a la protección social en países en desarrollo, particularmente aquellos donde son vulnerables a
riesgos covalentes tales como sequías y la alta volatilidad en los precios de los alimentos.
"La Novena Conferencia Ministerial de la Organización Mundial del Comercio OMC, en Bali, Indonesia,
del 3 al 7 de diciembre del 2013, no logró poner la seguridad alimentaria por sobre las preocupaciones
comerciales, lo cual proporciona un ejemplo textual de la necesidad de mejorar la coherencia de la
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gobernanza global para la realización del derecho a la alimentación: ningún área, ni siquiera la del
comercio, debe ser dejada de lado en las discusiones que tienen que ver con este importantísimo objetivo,"
dijo.
Durante la presentación de su informe al Consejo el 10 de marzo, De Schutter destacó que no todas las
políticas sectoriales están alineadas con el nuevo paradigma posterior a la crisis alimentaria. Especialmente,
dijo, muchos negociadores de temas comerciales aun tienden a medir el éxito por el aumento en el volumen
de comercializaciones, más que por las mejoras en desarrollo rural y la reducción de pobreza rural.
"Contra dicho historial, es urgente que se trate en forma prioritaria la mejor alineación de políticas
comerciales en la nueva agenda de seguridad alimentaria," enfatizó De Schutter. +
Third World Network (TWN)
Fuente: http://www.srfood.org/es
Traducción: Ignacia Guzmán Zuloaga para la campaña Yo No Quiero Transgénicos en Chile. Los
subtitulados y párrafos en negrita son nuestros.
RAP-Chile, marzo 2014