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Tema 6.- LOS REYES CATÓLICOS. LA CONSTRUCCIÓN DEL
ESTADO MODERNO.
INTRODUCCIÓN.
El reinado de los Reyes Católicos (1474-1516) constituye un momento clave en la historia de nuestro país,
y ha sido considerado como el punto de partida de la Edad Moderna en España. Durante su reinado se
llevaron a cabo una serie de realizaciones que enumeramos a continuación:
- Unificación de los reinos peninsulares:
o Unión de tipo personal entre Castilla y Aragón.
o Conquista de Granada, con armas y diplomacia.
o Recuperación del Rosellón y la Cerdaña por vía diplomática: Francia devolvía estos
territorios en 1493 a condición de que los Reyes Católicos no apoyaran a los enemigos de
Francia en la península italiana.
o Ocupación de las Islas Canarias.
o Conquista de Navarra en 1512 y posterior anexión a Castilla en 1515.
o Fracaso de la unión con Portugal: se intentó llevar a cabo mediante una política
matrimonial que emparentaba a ambas dinastías. En este caso, las muertes prematuras
frustraron los planes unificadores.
- Hegemonía en el Mediterráneo occidental.
- Comienzos de la expansión en América.
- Mayor estabilidad social en contraste con las convulsiones anteriores.
- Fortalecimiento del poder de la Corona.
- Incorporación cultural de España al Humanismo renacentista.
1.- EL ASCENSO AL PODER. LA GUERRA CIVIL EN CASTILLA.
En 1474, en el momento en que Isabel subió al trono de Castilla, la Península Ibérica estaba dividida en cinco
Estados: Portugal, Castilla, Aragón, Navarra, y el reino nazarí de Granada, último vestigio de la dominación
musulmana.
Los reinos cristianos pertenecían, y ellos así lo sentían , a una misma comunidad de civilización, a una misma
área cultural. En ellos existía un interés por unirse en un solo Estado. Este interés era más fuerte en Castilla, y
además, por la posición central que ocupaba y por su potencial económico y demográfico, era el reino que
tomó la iniciativa para llevar a cabo dicha unión. Por otro lado, tanto en Aragón como en Portugal había
partidarios de la unión con Castilla, pero a costa del aislamiento del reino que no lograra conseguirlo. Ahora
bien, a mediados del siglo XV esta unión tenía que ser el resultado de acuerdos dinásticos. La princesa Isabel,
heredera al trono de Castilla desde 1468, lo sabía: de su matrimonio dependía que la unión se hiciera con
Portugal o con Aragón.
Para entender como sucedieron los acontecimientos debemos retrotraernos al reinado de Juan II de Castilla
(1406-1454) y conocer su descendencia:
- Con María de Aragón tuvo un único hijo, Enrique (futuro Enrique IV).
- Con Isabel de Portugal, tuvo a Isabel y a Alfonso.
Su sucesor, Enrique IV (1454-1474), se casó también dos veces:
- Con Blanca de Navarra, con la que no tuvo hijos y acabó separándose.
- Con Juana de Portugal, de cuya unión nació, en 1462, la princesa Juana, llamada la Beltraneja,
porque, en opinión de algunos, su verdadero padre era Beltrán de la Cueva, el favorito del rey.
Antes de nacer Juana, y aún después de su nacimiento, un sector de la Corte castellana apoyaba como
heredera del trono a la infanta Isabel, y eso era así por dos motivos fundamentales:
- Porque el otro hermano del rey y posible heredero, el príncipe Alfonso, había muerto.
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-
Porque, después de tantos años sin concebir hijos, estos nobles pensaban que el rey sería
incapaz de tener descendencia.
Estando así las cosas, Isabel y Enrique firman un acuerdo llamado Pacto de los Toros de Guisando (1468)
por el que Isabel es reconocida como heredera de Castilla, pero con la condición de que se casara con el rey
de Portugal, Alfonso V.
Isabel debía fortalecer su posición como heredera, pues el partido portugués estaba adquiriendo cada vez más
fuerza en la corte castellana y se inclinaba por la princesa Juana, que había sido prometida con el príncipe
heredero de Portugal, como futura reina de Castilla. Isabel optó, pues, por Aragón para contrarrestar la
influencia portuguesa y se casó con su príncipe heredero Fernando. En 1469 se celebró la boda entre Isabel
y Fernando. Pero cuando Enrique IV descubrió el matrimonio, montó en cólera y desheredó a Isabel,
nombrando sucesora a Juana.
Enrique IV muere el 11 de diciembre de 1474. Isabel, que se encontraba en Segovia, juega fuerte sus bazas y,
aunque conocía la existencia de numerosos opositores a su reinado, dentro y fuera de Castilla, se proclama
reina el día 13 de diciembre.
La facción portuguesa no lo aceptó y Alfonso V de Portugal invadió Castilla reivindicando la corona para
Juana, con la que se comprometió en matrimonio (se casaron el 29 de mayo de 1475).
La Guerra por la sucesión había comenzado, formándose dos partidos antagónicos:
- De un lado los que aceptaban la instauración de un poder real fuerte que garantizara el orden
social y los privilegios adquiridos por una parte de la nobleza. Estos eran partidarios de Isabel.
- De otro, los que preferían un régimen como el anterior, en el que la Corona debía contar con la
nobleza como fuerza política preponderante. Preferían optar por Juana, pues consideraban que se
mostraría más dócil ya que les necesitaría para acceder al trono y mantenerse en él.
La guerra se prolongó porque las fuerzas en litigio estaban bastante equilibradas, pero finalmente se impuso el
bando isabelino. En 1479 se firma el Tratado de Alcaçovas con Portugal, lo cual supuso el reconocimiento
de Isabel I como reina de Castilla.
2.- LA UNIÓN DINÁSTICA DE CASTILLA Y ARAGÓN.
A comienzos de 1479, Juan II de Aragón había muerto y le había sucedido en el trono su hijo y heredero
Fernando II, casado, como ya sabemos, con Isabel de Castilla desde 1469. De este modo, las dos grandes
coronas hispanas quedaron unidas por el matrimonio de sus respectivos reyes.
Sin embargo, aunque los Reyes Católicos decidieron gobernar conjuntamente en todos sus territorios –según
lo establecido entre ellos en la Concordia de Segovia, tras proclamarse reina Isabel-, la unión de Castilla y
Aragón fue meramente dinástica, ya que cada reino conservó sus propias leyes e instituciones.
Aunque los Reyes Católicos gobernasen en régimen de igualdad en todos sus territorios, las diferencias entre
la Corona de Castilla y la de Aragón eran muy notables:
- Castilla superaba a Aragón en extensión territorial, riqueza económica y población, ya que tenía
más de las tres cuartas partes de la población peninsular.
- Castilla disfrutaba de una organización comercial potente y en crecimiento, basada en gran
medida en la exportación de lana, mientras que el comercio catalán arrastraba una profunda crisis.
- Castilla era un Estado unido, con un gobierno, unas Cortes, una moneda y sin aduanas interiores,
mientras que, por el contrario, Aragón estaba formado con tres reinos con instituciones propias.
- La monarquía castellana no estaba sometida al control de las Cortes, mientras que en los
territorios de la corona aragonesa el concepto feudal del pacto impedía que el rey modificara la
legislación sin el consentimiento de las Cortes.
En consecuencia, la monarquía de los Reyes Católicos se basó en la primacía de Castilla sobre Aragón,
debido a su mayor potencia y dinamismo.
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3.- LA ORGANIZACIÓN DEL ESTADO.
Los Reyes Católicos se propusieron transformar de modo definitivo una monarquía de carácter feudal, cuyo
poder estaba en gran medida limitado por las prerrogativas jurisdiccionales y la fuerza de la nobleza y el clero,
en una monarquía autoritaria capaz de imponer su voluntad por encima de cualquier grupo social y sujetando a
los estamentos sociales al poder real:
- La nobleza: pierde el poder político, aunque conserva el económico.
- El clero: por el llamado Patronato Regio, los reyes proponen personas para ocupar cargos
eclesiásticos. Además, controlaron a las Órdenes Militares y sus grandes rentas.
- La burguesía: su poder quedó debilitado porque los reyes consiguen una mayor independencia
económica y, por otro lado, apenas convocan a las Cortes.
- Los Concejos: quedan sometidos a través de delegados gubernativos, los llamados corregidores.
Para lograr esta transformación era imprescindible acometer al mismo tiempo dos tareas complementarias:
- Restaurar la paz social, acabando con los disturbios que habían sido tan frecuentes en los
reinados anteriores.
- Reforzar la autoridad de la monarquía, dotándola de los necesarios instrumentos de control
Para ello, en primer lugar, debemos señalar la labor que llevaron a cabo para justificar ideológicamente el
autoritarismo monárquico: el rey y, en este caso también la reina, son reconocidos como cabezas indiscutibles
del reino. Los súbditos lo son directamente de los reyes, que tienen pleno poderes sobre ellos.
3.1.- Creación de la Santa Hermandad. (Cortes de Madrigal, 1476).
Este cuerpo se crea, como vemos, en plena guerra civil. Fue un instrumento al servicio del Estado y, a la vez,
uno de los principales instrumentos de pacificación, especialmente contra la delincuencia y el bandidaje, del
reino. Estaba formada por cuadrillas, costeadas y organizadas por los Concejos. Cada Concejo de más de 40
familias (200 habitantes) debía reclutar a dos alcaldes y una brigada de intervención.
Su función era doble:
- Actuaban como fuerza policial, que perseguía a los bandoleros y vigilaba los caminos.
- Ejercían de jueces sumarios en delitos como el robo, el asesinato o la rapiña, que se castigaban
con contundencia, generalmente con la muerte o la mutilación del reo.
3.2.- Reformas del gobierno.
3.2.1.- Creación de Consejos. Destaca, por su importancia, el Consejo Real de Castilla, que se convirtió en
el órgano supremo del gobierno y concentró todos los poderes judiciales, administrativos y políticos.
Sus funciones eran las siguientes:
- Era la instancia suprema del reino.
- Era el encargado de los nombramientos de cargos militares, concesiones de señorío y otras
mercedes reales.
- Tenía atribuciones en cuestiones de política interior, internacional, Hacienda, Órdenes Militares,
etc,
Estaba presidido por un obispo y formado por tres caballeros y doce letrados. Los integrantes de la alta
nobleza siguieron siendo miembros del derecho y asistiendo a las sesiones, pero como observadores y con
voz meramente consultiva. Despojados del poder efectivo, poco a poco dejaron de participar en los trabajos
del Consejo.
3.2.2.- Nombramiento de Secretarios Reales, que servían de enlace entre los monarcas y los Consejos.
Tenían una gran influencia en el gobierno de la monarquía.
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3.3.- Administración de Justicia.
- En Valladolid se instaló un Alto Tribunal de Justicia, la Chancillería, encargado de conocer en
última instancia los procesos civiles y criminales. Tenía jurisdicción en el norte del reino.
Posteriormente, tras su conquista, en Granada se instaló una Chancillería que trataba los asuntos
judiciales del sur del Tajo.
- Recopilación de Montalvo: recopilación de tratados jurídicos dispersos para evitar
ambigüedades, confusiones o contradicciones en la ley castellana, y ofrecer a los jueces y
querellantes unas referencias precisas e indiscutibles. Se llevó a cabo con la finalidad de sustituir
la confusión del derecho consuetudinario medieval por unas reglas más estrictas y uniformes. Fue
obra del Consejero Real, Alfonso Díez de Montalvo.
3.4.- Los Concejos. Creación de la figura del Corregidor.
Las grandes ciudades perdieron gran parte de su autonomía al quedar sometidas al control de los
Corregidores. Eran funcionarios reales que proporcionaban un vínculo estable entre los municipios y el poder
real. Se situaban al frente de la justicia, la administración y la fuerza militar de los municipios, siendo sus
atribuciones muy amplias:
- Presidían las sesiones del cabildo y sancionaban sus deliberaciones.
- Eran jueces de primera o segunda instancia, presidiendo las causas civiles y criminales.
- Defendían los privilegios reales.
- Vigilaban los mercados.
- Protegían y cuidaban los pastos y tierras de cultivo.
Su autoridad se extendía mucho más allá de los límites de la ciudad donde estaba destinado. El reino se
dividió en 64 Corregimientos, con lo cual el poder real se hizo llegar y respetar en todas partes.
3.5.- Reorganización de la Hacienda.
Para que su labor de gobierno tuviera éxito era necesario sanear la Hacienda, gravada desde hacía muchos
años por rentas de todo tipo (juros, préstamos que se hacían al Estado, y que se compromete a pagar a
cambio de un tiempo determinado y con su correspondiente interés) y gratificaciones pagadas a la alta
nobleza. Una parte de los impuestos iba a parar, pues, a particulares, en su mayoría grandes señores.
Los reyes lograron suprimir cerca de la mitad de los juros. De esta manera el Estado volvía a tener rentas,
tierras y recurso fiscales de los que había tenido que desprenderse en el pasado bajo la presión de los
señores.
Por otro lado, las Órdenes Militares poseían inmensos territorios en el centro y el sur del reino, y esta
acumulación de riqueza las convertía en temibles adversarios en caso de litigio con los reyes. A medida que se
produjeron vacantes, Fernando se hizo elegir sucesivamente Gran Maestre de las Órdenes de Santiago,
Calatrava y Alcántara, vinculando estas dignidades a la Corona.
Los reyes crearon también dos nuevos Órganos control:
- La Contaduría Mayor de Hacienda: con del altos oficios o Contadores Mayores, que se
ocupaban de todo lo relativo a la recaudación de tributos, y lo concerniente a la administración de
los recurso del reino.
- La Contaduría Mayor de Cuentas: que era un órgano de comprobación y control de quienes
hubiesen administrado dinero real.
Los Ingresos del Estado se dividían en ordinarios y extraordinarios:
- Ingresos Ordinarios:
o La alcabala: impuesto universal sobre el consumo que gravaba un 10% del valor de las
transacciones realizadas. Aportaba el 80% de los ingresos ordinarios.
o Las tercias reales: eran las 2/9 partes del diezmo eclesiástico.
o Derechos sobre aduanas.
o Servicio de Montazgo, y derechos sobre la trashumancia.
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-
o Las rentas de las Órdenes Militares.
o Monopolios sobre las salinas y las explotaciones mineras.
Ingresos Extraordinarios:
o Los subsidios de las Bulas de la Santa Cruzada.
o Los servicios de las Cortes.
o Las aportaciones de la Santa Hermandad.
o Préstamos de Instituciones y particulares, que se devolvían:
 A corto plazo
 Consolidadas como deuda, en forma de Juros, que rendían un interés anual entre
un 7 y un 10%.
3.6.- Política religiosa.
- Iglesia única: mudéjares y judíos obligados a convertirse al cristianismo o a emigrar
- Creación de la Inquisición para vigilar a los conversos.
- Reformas del Cardenal Cisneros.
3.7.- Creación y consolidación de un Ejército permanente.
- Se crearon cuerpos especializados: artillería, ingeniería, transportes, servicio de sanidad, que
fueron toda una novedad, convirtiendo al ejército castellano en uno de los más modernos de
Europa.
3.8.- Diplomacia permanente con el exterior.
Creando las bases del futuro Imperio y convirtiendo a España en una gran potencia europea a comienzos del
siglo XVI.
- A través, sobre todo, de una política matrimonial, casando a sus hijos con príncipes o princesas
herederas de otros Estados europeos.
- Nombrando embajadores en los principales Estados de Europa., y acreditando embajadores de
esos Estados en España.
4.- LA REFORMA RELIGIOSA. LA INQUISICIÓN.
5.- LA POLÍTICA EXTERIOR DE LOS REYES CATÓLICOS.
La dirección de la política exterior correspondió a Fernando, si bien Castilla la financió y fue su gran
beneficiaria.
5.1.- LOS OBJETIVOS.
5.1.1.- La recuperación de los territorios perdidos por los Trastamara aragoneses. Fernando los reivindicaba
por considerarlos parte del patrimonio familiar.
- Navarra, en la que había reinado su padre Juan II, y ahora eran reyes los condes de Foix, de
origen francés.
- El Rosellón y la Cerdaña, que Luis XI de Francia había arrebatado a Juan II durante la guerra civil
catalana..
- Nápoles, reino conquistado por Alfonso V de Aragóan, tío de Fernando, y ahora en manos de
parientes, pero continuamente reivindicados por Francia.
Por tanto, la anexión de estos territorios implicaba el enfrentamiento con Francia, tradicional rival de la Corona
de Aragón en el Mediterráneo; de ahí el interés por parte de Fernando de establecer alianzas con los
enemigos de Francia.
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5.1.2.- La consolidación de la expansión mediterránea de la Corona de Aragón. Este objetivo conllevaba
conflictos con los reinos musulmanes del norte de África y, por supuesto, con Francia.
5.1.3.- El avance de la expansión atlántica del reino de Castilla, tanto en las del sur como en las del norte:
Rutas del sur: en esta zona existían muchas limitaciones debido a los acuerdos con Portugal. Pero pudo
completarse la conquista de las Islas Canarias.
Rutas atlánticas del norte: abriéndose nuevas vías de expansión y entablando nuevas alianzas con Inglaterra,
El Imperio alemán y los Países Bajos.
5.2.- LOS INSTRUMENTOS.
5.2.1.- Una diplomacia ágil. Desde 1480 se establecieron embajadores en Roma, Venecia, Londres, Bruselas
y la Corte austriaca. Se fue creando un cuerpo diplomático cada más profesionalizado, convirtiéndose en una
pieza valiosísima para el planteamiento y la ejecución de las empresas político-militares del rey Fernando.
5.2.2.- Un ejército permanente: controlado directamente por el poder real, realizándose asimismo avances
sustanciales en cuanto al número de hombres movilizados , el armamento y las técnicas militares.
La monarquía española aumentó espectacularmente sus capacidades de movilización de recursos humanos
en tiempos de guerra:
AÑO
1470
1550
Monarquía española
20.000
150.000
Francia
40.000
50.000
Ingalterra
25.000
20.000
Los gastos destinados al Ejército se incrementaron notablemente, y se establecieron disposiciones sobre los
sistemas de reclutamiento, clasificación del poder militar, contabilidad y organización de la intendencia.
Gonzalo Fernández de Córdoba creó los llamados Tercios: unidades ligeras, que tenían más capacidad de
maniobra, añadiéndolos arcabuceros. Estaban formados por unos 6.000 soldados agrupados en soldados
armados de picas, espadas cortas y rodelas, que se combinaban con la fuerza de fuego de los arcabuceros y
mosqueteteros. Su disposición era una formación cerrada, al estilo de las legiones romanas, y estaban
apoyadas por destacamentos de caballería ligera. Durante 150 años, hasta la batalla de Rocroi (1643), el
Ejército español tuvo fama de invencible.
5.2.3.- Una política matrimonial para lograr las alianzas necesarias: este instrumento ya había sido
utilizado por los Trastamara en el ámbito peninsular; ahora se aplicó en la política europea con Portugal,
Inglaterra y el Imperio alemán.
Tres eran sus objetivos:
- El engrandecimiento patrimonial de la monarquía. Carlos I heredará territorio
- s cstellanos, aragoneses, borgoñones y austriacos.
- La aproximación a Inglaterra, Flandes y Borgoña aseguraba los intereses económicos de los
mercaderes españoles en el norte de Europa.
- La constitución de una alianza entre los Habsburgo alemanes, los Tudor ingleses y los Trastamara
españoles, con el fin de aislar a Francia en Europa y conservar la preponderancia hispana en el
Mediterráneo.
5.3.- LA EXPANSIÓN PENINSULAR. GRANADA Y NAVARRA.
5.3.1.- La guerra de Granada (1481-1492). Supuso la incorporación del último reducto musulmán de la
Península.
Las operaciones castellanas se vieron favorecidas por las luchas internas entre los pretendientes al reino
nazarí; el conflicto fue alentado por los Reyes Católicos comprando el apoyo de un de ellos, Boabdil, que se
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enfrentó a su padre (Muhammad el Zagal) y a su tío (Muley Hacén). Estas luchas internas dividieron el reino
nazarí en tres sectores en torno a Málaga, Granada y Almería, lo que facilitó la tarea de conquista de los
cristianos.
El 2 de enero de 1492 los Reyes Católicos tomaron posesión de la Alhambra, y el antiguo reino nazarí de
Granada quedó anexionado a Castilla.
5.3.2.- La conquista e incorporación a Castilla del reino de Navarra. La posición geopolítica de Navarra
entre las dos grandes monarquías europeas del momento y el hecho de que hubiera sido gobernada por
dinastías de origen francés (desde 1234), otorgaban al reino de Navarra una situación política muy peculiar en
el ámbito hispánico.
En 1479 muere Juan II de Argón, padre de Fernando. En Navarra hereda el trono su hija Leonor, que había
concebido con Blanca de Navarra; de este modo se separó la herencia aragonesa del rey católico.
Catherine (de la dinastía francesa de los Foix-Albert), hija de Leonor, era la titular del trono de Navarra cuando
los Reyes Católicos intentaron casarla con su hijo primogénito Juan, pero la presión de Luis XI de Francia para
que no ocurriera, hizo que fracasar este intento.
Los Reyes Católicos veían la presencia de una dinastía francesa al sur de los Pirineos como una amenaza a la
seguridad política y militar de sus reinos. La fórmula para garantizar un equilibrio político fue la constitución de
un “protectorado castellano” sobre Navarra, establecido por una serie de acuerdos con Castilla. Pero los reyes
franceses no cejaron en sus propósitos de reincorporar a su vasallaje a todos los dominios de la Navarra con
el sur de Francia.
En 1512 los sucesos se precipitaron. En julio de ese año, Luis XII ofreció a los monarcas navarros una alianza a
cambio de la ruptura con Castilla. Visto el cariz de los acontecimientos el ejército castellano conquistó Navarra,
siendo anexionada a Castilla en 1515.
5.4.- LAS GUERRAS CON FRANCIA.
Francia reactivó las guerras en Italia, que estaba formada por una multitud de Estados muy pequeños, ricos y
cultos, pero militarmente muy débiles. Los conflictos se iniciaron cuando el rey Carlos VIII de Francia recordó
sus aspiraciones sobre Nápoles.
5.4.1.- El Rosellón y la Cerdaña. Los proyectos de Carlos VIII de Francia de dominar Italia le llevaron a buscar
un pacto con el rey Fernando para neutralizar la presencia española en Italia, con el Tratado de Barcelona
(1493): a cambio de la no intervención de Fernando en Italia, la corona de Aragón recuperaba el Rosellón y la
Cerdaña.
5.4.2.- La ofensiva de Carlos VIII y la Liga Santa. Carlos VIII proyectó la conquista del reino de Nápoles
basando sus pretensiones en la Casa de Anjou. En 1494, Carlos VIII penetró en Italia y entró triunfante en
Nápoles el 22 de febrero de 1494.
En marzo de 1495, a iniciativa de Venecia, se logró constituir una gran coalición que aglutinaba al Papa, al
Emperador alemán, a los Reyes Católicos y al duque de Milán, Ludovico Sforza. Ante esta situación, Carlos VIII
decidió regresar a Francia a buscar refuerzos, por lo que Fernando el Católico decidió intervenir militarmente en
Italia.
En 1497 se firmó una tregua entre Francia y España: todo quedaba en tablas.
5.4.3.- La conquista de Nápoles y la preponderancia de España en Italia. Carlos VIII murió en abril de 1498
sin descendencia. Le sucedió en el trono de Francia su primo Luis de Orleáns, Luis XII, quien, tras la firma de
sendos acuerdos con Venecia, Inglaterra y Felipe el Hermoso, ocupa Milán en 1499.
Francia y España firman el Tratado de Granada (1500) por el que se reparten Nápoles:
- Luis XII con el título de Rey de Nápoles, ocupa los Abruzzos, la llamada Tierra de Labor, y se
queda con la mitad de las rentas de aduana.
- Fernando con el título de Conde, ocupa Apulia, Calabria, y se queda con la mitad restante de las
rentas de aduana.
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Pero la paz fue frágil; a partir de 1502 la guerra se hizo abierta en Nápoles. Las tropas españolas, al mando
de Gonzalo Fernández de Córdoba, el Gran Capitán, derrotan a las tropas francesas en las batallas de
Ceriñola (abril de 1503) y Garellano (diciembre de 1503).
En 1504, a petición de Luis XII, se firma una tregua general entre España y Francia. El coste de la guerra,
la necesidad de sanear las bases para una buena administración de las zonas en litigio, y la incertidumbre
que vivía en Castilla por la enfermedad de la reina, estuvieron presentes en el rey Fernando a la hora de
decidirse a firmar esa tregua.
Por otro lado, los enfrentamientos de Fernando con su yerno Felipe el Hermoso, hacen que se aproxime a
Francia. Por el Tratado de Blois (1505): el monarca aragonés se comprometía a reconocer los derechos
de Luis XII sobre Nápoles en el caso de su matrimonio concertado con Germana de Foix no tuviese
descendencia.
Este equilibrio establecido en Italia se rompió por las pretensiones del Papa Julio II de recuperar los
territorios ocupados por Venecia en la región de la Romaña. Se sumaron a Julio II, Luis XII, el rey
Ferenando y el emperador austriaco Maximiliano, constituyéndose la llamada Liga de Cambrai.
Pero, Julio II la rompió y organizó una nueva liga, llamada Liga Santa, contra Luis XII, a la que se unieron
Venecia, el rey Fernando y Enrique VIII de Inglaterra. Nápoles quedó definitivamente asegurado para la
monarquía hispánica, sentando la preponderancia española en toda Italia, pues también se añadieron a sus
dominios: Cerdeña, Sicilia, Milán y algunos territorios de la Toscana.
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