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4. LA FORMACIÓN INICIAL DE LOS VÍNCULOS SOCIALES
1. Introducción
Hay que reparar en un hecho fundamental e inherente a nuestra especie: su marcada condición social. Puede parecer sorprendente que al final de la escala evolutiva
encontremos un organismo que nace tan indefenso y cuyos sentidos distan mucho de estar maduros y operantes. Es la seña indudable de que la riqueza de nuestra especie
no reside en las capacidades individuales sino en la facultad de cooperar y trabajar en grupo.
Los bebés responden pronto a las emociones de los adultos y exhiben expresiones reconocibles para éstos. Esta afinidad emocional, junto a otros dispositivos de interacción
temprana y la sensibilidad de los cuidadores, permite que rápidamente se establezca una estrecha comunicación y se instaure un vínculo afectivo conocido como apego.
La función esencial del apego es procurar la supervivencia y cuidados del bebé. Se manifiesta en conductas adaptativas orientadas a mantener la cercanía y el contacto con
las figuras de apego. El niño generará una representación mental de la relación vinculante que se conoce como “Modelo Interno de Trabajo” (MIT). Estos modelos
permiten desarrollas expectativas sobre la disponibilidad y seguridad que ofrecen las figuras de apego y afectarán a futuras relaciones. El apego es algo más que una
adaptación infantil, es un logro fundamental en nuestro desarrollo psicológico.
En los años 50, la figura principal de apego era la madre, la actitud actual es más flexible y admite que cualquiera que atienda al bebé de forma prolongada y solícita es
susceptible de convertirse en su figura de apego. Sin embargo, en muchas culturas sigue siendo la madre la principal cuidadora del bebé.
2. Aproximación histórica al estudio del apego
Según la teoría conductista de la reducción del impulso, el afecto entre madre e hijo se debe a la asociación que el bebé establece con la madre y la reducción de
necesidades primarias, en especial la del hambre, lo que se convierte al adulto en un estímulo placentero.
Es crucial la importancia de este primer vínculo afectivo. Spitz concluyó que bastaban 6 meses de buena relación madre-hijo para que su separación repercutiese
negativamente en el niño, sumiéndolo en una depresión anaclítica (la que se produce en el niño por la pérdida de la persona con la que ha establecido un vínculo
afectivo). También investigó las anomalías que presentaban los niños criados en instituciones que presentaban condiciones deficientes de cuidado y afecto. Muchos
aparecían postrados en camas, inexpresivos y pasivos, padeciendo síndrome del hospitalismo.
2.1 Aportaciones desde la etología
La conducta social es tan beneficiosa para la supervivencia que siempre presenta aspectos innatos. Esta idea la legitimó Lorenz al descubrir la impronta o troquelado
(conducta de seguimiento del primer objeto que se mueve que muestran las crías de determinadas aves), que favorece que las crías
se mantengan cerca de sus progenitores a salvo de depredadores. Una de las características del troquelado es la existencia de un
periodo crítico (periodos específicos en el desarrollo de los organismos durante los cuales tienen que darse determinados
acontecimientos medioambientales para que el desarrollo ocurra con normalidad) en el que el
seguimiento es fácil de establecer. Las crías siguen casi cualquier estímulo que se mueva, incluidos
algunos tan increíbles como un tablero de ajedrez. Durante el periodo crítico, ni siquiera el castigo
materno inhibe o disuade en la tendencia a seguirla. Trascurrido este periodo (24 horas), los polluelos
difícilmente desarrollarán conductas de seguimiento hacia objeto paternal alguno. Para muchos
etólogos, esta limitación tiene sentido, ya que, en condiciones naturales, las crías que no hubiesen
estado al amparo de los padres habrían muerto.
Las conductas de filiación también han sido observadas en primates. A comienzos de los 50, el matrimonio Harlow investigaba la
capacidad de aprendizaje de los monos rhesus. Aislaron a un grupo de crías de los refuerzos o
castigos de sus padres. La separación tuvo consecuencias fatales para las crías que
comenzaron a experimentar episodios de terror y conductas depresivas. Les pusieron
“madres sustitutas”: una madre de felpa y otra de alambre, a veces dispensaba la comida
una y otras veces la otra, pero todas las crías mostraron preferencia por la madre de felpa y
acudían siempre a ella cuando sentían miedo. Con estos datos, los Harlow concluyeron que si existe una conducta instintiva en
los monos, se dirige hacia el afecto y protección y no a la comida.
La investigación social en monos también ha estado ligada al estudio de la deprivación afectiva. Un año de total aislamiento
puede hacer que muestren miedo o indiferencia a las relaciones sociales de forma perpetua. Aislamientos menos prolongados
pueden potenciar conductas agresivas como el suicidio o maltrato a crías.
2.2. El apego en el ser humano
La hipótesis que justifica la relación madre-hijo por la satisfacción de necesidades primarias ha sido una de las de mayor difusión, pero no la única.
2.2.1. Hipótesis propuestas por los psicoanalistas
Defienden que la calidad de la interacción madre-hijo tiene un efecto decisivo en el desarrollo posterior de la personalidad del sujeto y proporciona la seguridad emocional
necesaria para la exploración del medio ambiente y el desarrollo cognitivo.
Freud no manifiesta predisposición a aceptar la existencia de respuestas primarias de seguimiento que fueran susceptibles de establecer un vínculo de la madre con el
bebé. El amor que surge del niño hacia la madre es debido a la necesidad satisfecha de alimento; es decir, el niño se apega a la madre porque ésta le da
de comer y estimula sus zonas erógenas. Aunque no fue fiel seguidor de la teoría del impulso secundario puesto que después manifestaría que las bases
filogenéticas tienen una primacía tal que no importa si el niño ha sido dado de mamar o ha sido alimentado con biberón y no haya gozado de la ternura
de los cuidados maternos. En ambos casos, el desarrollo infantil sigue el mismo camino.
Su hija, Anna Freud, realizó un estudio con niños huérfanos de las guarderías de Hampstead y llegó a 2 conclusiones:
1. Sólo en el 2º año de vida el apego que surge del niño hacia la madre alcanza su pleno desarrollo.
Freud
2. Los niños se apegan a sus madres incluso si están continuamente de mal humor o son crueles con ellos.
Por tanto, el potencial de apego siempre se halla presente en el niño y cuando siente la carencia de un objeto se fijará en otro. La necesidad de
vínculo es instintiva. Es un acercamiento de Anna Freud con las conductas instintivas primarias.
Anna Freud
Melanie Klein manifiesta que la relación madre-hijo va más allá de la mera satisfacción de necesidades fisiológicas. Pero en una de sus últimas
publicaciones hace hincapié en la primacía del pecho y la oralidad, expresa que el niño tiene conciencia de que existe algo más, y ese “algo más”
supone la formulación de la teoría de un deseo primario de regreso al vientre materno. Resalta la importancia del componente no
oral de la relación que se origina en ese deseo primario.
Melanie Klein
René Spitz se adhiere plenamente a la teoría del impulso secundario: defiende que las auténticas relaciones objetales surgen de la
necesidad de alimento y la consiguiente satisfacción de esa necesidad por parte del adulto.
2.2.2. La teoría etológica de Bowlby
Bowlby, psicoanalista y médico inglés, reunió la influencia de los estudios de los Harlow con primates y los estudios de los
psicoanalistas con niños criados en situaciones desfavorecidas para crear su teoría del apego.
René Spitz
Tras la SGM recibió el encargo de trabajar con niños con graves problemas emocionales con malos o inexistentes vínculos familiares. El 40% de los
jóvenes delincuentes que trató tenían historias de cuidados maternos negligentes. A esta experiencia sumó su posición de médi co, permitiéndolo evaluar
a niños hospitalizados que permanecían mucho tiempo alejados de sus padres. Estos niños, que ya habían construidos vínculos de apego, atravesaban 3
fases que culminaban en una desvinculación emocional:
Bowlby
1ª fase de protesta.
2ª fase de inapetencia o indefensión
3ª fase de desapego.
En 1951, elaboró un informe para la OMS en el que pone especial énfasis en la necesidad de que el niño pequeño tenga una relación íntima y continuada con la madre. En
1958 expone su 1ª teoría sobre el apego en la que subraya que el vínculo afectivo con la madre responde a un hecho primario que tiene una importante función
adaptativa. La extensa y desvalida infancia del bebé hace necesaria la creación de un fuerte vínculo madre-hijo, o con quien actúe como tal. Estas conductas varían en
función del nivel de desarrollo del niño (el bebé siente la necesidad de contacto físico o que la madre esté en su campo visual, el adolescente puede manifestar el apego de
manera más sutil).
Este vínculo se construye a partir de unos primeros dispositivos que predisponen al bebé al contacto social (succión, llanto, sonrisa, seguimiento visual). La respuesta
sensible del adulto hace posible que estas conductas se desarrollen hasta dar paso, en el 2º año de vida a las conductas prototípicas de apego. Entre los 9 y los 18 meses el
bebé incorpora nuevos sistemas de actuación dirigidos a mantener la proximidad con la madre.
El razonamiento de Bowlby concuerda con los presupuestos etológicos. La defensa de la función adaptativa del apego y el reconocimiento de sistemas de actuación que nos
predisponen a relacionarnos con otros dan fe de esta afinidad.
3. La orientación social y emocional del bebé en el momento del nacimiento
Al comienzo de la vida, el bebé dispone de inclinaciones biológicas que aseguran su condición social. Con sólo minutos de vida, los bebés imitan
los movimientos labiales de los adultos, prefieren mirar rostros antes que cualquier otro estímulo y se orientan y calman con nuestras voces.
Sólo tiene sentido si alguien lo interpreta. La facultad expresiva del bebé se ha destacado como un elemento clave en la creación de un marco
comunicativo y afectivo con el adulto.
3.1. Apunte sobre las expresiones emocionales
Darwin planteó que la expresión de los sentimientos básicos (ira, alegría, miedo, enfado, sorpresa) mantiene un
vínculo biológico con dichos estados emocionales. Esta unión se forja a la largo de la evolución y explica por qué
culturas muy diferentes producen e interpretan dichas expresiones de forma similar.
El célebre trabajo de Ekman y Frieser realizado con adultos fore de Nueva Guinea: Se les pedía que
emparejaran fotos de europeos con emociones, y luego se les pidió lo mismo a europeos con fotos de fore. En
ambos casos hubo pocos fallos.
3.2. La producción y comprensión de emociones básicas en el bebé
Desde muy temprano es posible identificar en el bebé expresiones faciales similares de las de los adultos. Además, los bebés demuestran su interés mirando fijamente
como lo haría un adulto. Sin embargo, en el recién nacido se pueden discriminar pocas expresiones, aparecerán de forma progresiva.
EXPRESIONES FACIALES DE LOS BEBÉS
Llanto
Denota la angustia
Atención
Recién
nacido
Denota regocijo y placer
Sonrisa
Deja de ser una mueca originada por estados de bienestar internos y brota como respuesta a estímulos
sociales o conocidos.
Enfado
3 meses
Aparece más nítidamente en el 4º-6º mes. Basta con presionar sus brazos hacia abajo para observar su
expresión de ira.
Sorpresa
Requiere comprender que se ha violado una expectativa o que se cumple en la dirección de un
6 meses
descubrimiento.
Miedo
Surge tras confirmar un evento que discrepa de todos los conocidos.
7 meses
Los datos sobre comprensión emocional en bebés refuerza la posición innatista de Darwin. El tiempo de fijación visual en bebés aumenta ante una expresión emocional
nueva, aunque el niño puede no conocer el significado de estas expresiones emocionales.
Haviland y Lelwica realizaron estudios con niños de 10 semanas. Se pedía a distintas madres que adoptaran la expresión y el tono adecuado a 3 emociones concretas:
alegría, tristeza y enfado. Se grababan las reacciones del bebé. En todos los casos, los niños respondían de forma congruente. Ante la alegría, se mostraban alegres;
ante la tristeza, succionaban o movían los labios y ante el enfado se enfadaban o se quedaban inmóviles (estas observaciones ya las hizo Darwin con su hijo).
En conclusión, es posible afirmar que más allá de diferencias culturales o de edad, hay un conjunto de expresiones básicas que se reflejan en el rostro y que son
compartidas de manera universal. Esta herencia común permite que los bebés reaccionen de manera congruente a las emociones observadas en otros y respondan con
acciones que no son meras copias del gesto adulto.
4. Formación del apego en la primera infancia
Además de la capacidad emocional del bebé, la respuesta contingente y adecuada del adulto es la otra pieza esencial para que el sistema de interacción se despliegue
convenientemente.
El modelo evolutivo de Bowlby contempla 4 fases:
FASES EN EL DESARROLLO DEL VÍNCULO AFECTIVO. Bowlby
meses
- Preferencia por estímulos sociales.
Fase 1:
Orientación y señales sin
discriminación de figura
- Reacciona ante voces familiares, pero no hay evidencia de que pueda reconocer a personas en cuanto a tales.
0-3
Fase 2:
Orientación y señales dirigidas
hacia una o más figuras
- El ajuste social está favorecido por pre-adaptaciones como llanto, sonrisa refleja o imitación que incrementan el
tiempo que el niño está en la proximidad de un compañero.
- La sensibilidad del adulto favorece el inicio de las 1as señales sociales verdaderas, como sonreír.
3-7
- Comienza a manifestar inclinación por algunas personas, con las que se producen reacciones más intensas,
aunque se deja cuidar por desconocidos y no muestra muchas diferencias al separarse de la madre.
discriminadas
- Fase de apego propiamente dicha.
Fase 3:
Mantenimiento de la proximidad
hacia una figura por medio tanto de
- La búsqueda de la proximidad de la madre se hace patente: seguimiento de la madre, saludo a la vuelta y su
7-24
utilización para explorar.
- Selecciona unas pocas personas a las que convierte en figuras de apego subsidiarias a la madre.
- Rechaza a extraños.
la locomoción como de señales
- Aparecen las crisis de separación y angustia de separación.
- Mayores posibilidades lingüísticas.
Fase 4:
Formación de una asociación con
adaptación al objetivo
- Percibe a la madre como un objeto persistente en el tiempo (relaja la tendencia a seguirla). Podrá saber de los
24 
motivos que la inducen a desaparecer, a la vez que imaginarla y representarla en su mente. La madre puede
explicar el motivo de su separación y se obtendrán respuestas más serenas.
- Se inician las primeras estrategias para tratar de influir en la conducta materna.
El apego no necesariamente se establece con una única persona (padre, madre, familiares, cuidadores). Los distintos vínculos se organizan en una jerarquía de apegos,
ordenados en función de su relevancia para el niño, y suelen responder a un estilo de apego. Aunque la posibilidad de crear apegos continúa toda la vida, el 1º vínculo
sienta un precedente para los siguientes.
5. Clasificación de los tipos de apego
Las relaciones de apego se definen por la confianza, la intimidad y la duración en el tiempo, pero ya en el 1er vínculo afectivo se aprecian diferencias
en función del grado de confianza que el niño deposita en la figura de apego.
Mary Ainsworth propuso que en todas las culturas los niños muestran algún tipo de apego hacia sus padres, pero hay diferencias en el carácter que
adoptan. Diseñó un procedimiento de observación para evaluar el grado de seguridad que el niño deposita en la madre. Se conoce como “situación
extraña” y permite estudiar las reacciones de los niños ante diferentes situaciones amenazantes. Juega con 2 motivos antagónicos: necesidad de
exploración del medio y búsqueda de protección.
Mary Ainsworth
EPISODIOS EN LA SITUACIÓN EXTRAÑA. Ainsworth
Episodio
Personas presentes
Tº
Acontecimientos
1
Madre-niño
30’’
El experimentador introduce a la madre y al niño en la sala y se va
2
Madre-niño
3’
La madre se sienta mientras el niño juega
3
Madre-niño-extraño
3’
El extraño entra y habla con la madre
4
Extraño-niño
<3’
La madre se va de la sala. El extraño responde a iniciativas del bebé y trata de calmarlo en el caso de que se enfade
5
Madre-niño
>3’
La madre vuelve, saluda al niño y si es necesario le da confort y le consuela
6
Niño solo
<3’
La madre se va de la sala
7
Extraño-niño
<3’
El extraño entra en la sala e intenta consolar al niño
8
Madre-niño
3’
La madre vuelve, si es necesario lo consuela y trata de que el niño vuelva a interesarse por los juguetes
TIPOS DE APEGO. Ainsworth
Tipo
Reacción a la vuelta de la
% niños
Características
madre
- Disfruta con los juguetes en presencia de la madre, pero se detiene cuando ella se va.
Seguro
65%
La saludan
- Se alegran de la proximidad de la madre y recuperan la alegría rápidamente cuando
regresa.
- La madre es una base segura desde la que explorar el mundo.
Evitativo
(evasivo)
- Patrón inverso al seguro.
20%
La ignoran o evitan
- No dan señales de ansiedad ante la desaparición de la madre ni la saludan cuando
regresa. Lo mismo que harían ante un extraño.
- Su único disgusto es cuando se quedan solos.
Inseguro
- Los niños exhiben altos grados de ansiedad incluso en compañía de la madre.
Resistente
(ambivalente)
15%
Se enfadan con ella
- Cuando la madre abandona la sala gritan y protestan. Cuando vuelve, contestan
enfadados.
- Ambivalencia entre una tendencia a buscar su proximidad y otra respuesta opuesta a
rechazarla.
Main y Solomon añadieron un 4º grupo: apego desorganizado o desorientado. Tienen una conducta difícil de describir. Comportamiento inestable y contradictorio y no
parecen responder a ninguna organización lógica. Este patrón atípico lo suelen presentar niños que han sufrido alguna experiencia de maltrato. El temor y la falta de
coherencia responden a las reacciones imprevisibles y atemorizantes del adulto. Parece ser el más dañino para los niños y con peores consecuencias en el futuro.
Chisholm cree que todos los tipos de apego se interpretan como respuestas adaptativas. En circunstancias excepcionales podría estar justificado mantenerse lo más cerca
de un adulto o al contrario.
Los tipos de apego guardan relación con las distintas culturas en que tiene lugar la crianza. Los bebés de sociedades tradicionales, como las asiáticas, suelen tender al
apego seguro. En algunas sociedades occidentales se promueven apegos evitativos en un intento de fomentar la independencia de los más pequeños.
6. Factores que afectan a la formación del vínculo de apego
El perfil del bebé influye en su crianza. Los bebés excepcionalmente apáticos o muy excitables suelen tener mayores probabili dades de que su cuidador tienda a ignorarlos o
responder con exasperación, respectivamente.
Bowlby explicaba que aunque la madre y el hijo aportan a la relación variables biológicas y temperamentales, sólo la madre incorpora elementos de historia previa, sus
valores culturales y sus expectativas sobre la crianza, por lo que su comportamiento puede resultar impredecible y muy variado.
Moss encontró que el modo en que las madres responden al llanto del hijo, en los 3 primeros meses de vida, correlaciona con el tipo de ideas y sentimientos sobre la
crianza que tenían 3 años antes.
David y Appell detectaron que los niños responden siempre a las iniciativas de sus madres mientras que éstas les corresponden en función de su propia personalidad.
7. Los elementos del vínculo de apego
El vínculo afectivo posee un carácter emocional que despierta en nosotros sentimientos de confianza o desconfianza en función de cómo hayamos percibido la relación
con las figuras de apego.
También posee un componente mental (menos evidente). Se refiere a la construcción de un modelo interno por el que se representa la relación vinculante y recoge el grado
de confianza y disponibilidad que el bebé ha percibido en otros. Bowlby lo denominó modelo interno de trabajo (MIT).
Los modelos mentales pueden generar expectativas sobre el futuro y filtran e integran la información nueva. Ayudan al niño a dotar de significado la realidad.
Un modelo de apego seguro hará creer al niño que la persona amada siempre estará accesible y que su ayuda será incondicional. En otro modelo de apego, el niño puede
creer que no merece ser amado y no tendrá expectativas de ayuda ajena en caso de necesidad.
Los modelos mentales tienden a operar de modo inconsciente, lo que supone que las interpretaciones resultantes pueden estar sesgadas, perpetuando un modelo de
relación del que el sujeto no es completamente consciente.
Trabajo con niños maltratados: las nuevas experiencias de familia (adopciones) no sustituyen de forma inmediata las pasadas. El modelo generado de rechazo del otro
o el abuso están presentes en el niño, que desafiará y pondrá al límite a su nueva familia para confirmar el modelo de relación que le resulta más familiar.
8. Estabilidad del vínculo de apego
Para Soufre, los niños con apego inseguro tienden a generar hostilidad en los demás lo que incita a otros a responder con agresividad, confirmando el modelo original del
niño. Los niños con apego seguro suelen escoger compañeros a quienes confirman sus expectativas de apoyo mutuo, lo que igualmente perpetúa su modelo de relación.
Lamb enfatiza que cualquier cambio que afecte de forma severa y constante a las formas de relación podría ocasionar cambios en el apego de los hijos.
Thompson confirmó que en las clases sociales más bajas hay mayores posibilidades de que el apego seguro mude hacia formas más inseguras, lo que explicó por los
mayores riesgos sociales a los que se enfrenta esta población.
También puede cambiar el tipo de apego ante el divorcio de los padres o la llegada de un nuevo hermano.
Es importante el vínculo de apego que se establece con la pareja. Si ofrece unas condiciones de confianza, un estilo de relación inseguro puede mudar a favor de otro
basado en la autoestima y confianza.
LECTURA 6. LOS PRIMEROS VÍNCULOS SOCIALES. ARTÍCULO: EL APEGO Y LA SEPARACIÓN (1970) Ainsworth
- Los seres humanos nacen inmaduros y por lo tanto dependen mucho de los cuidados de los adultos para su supervivencia. Por ello, resulta adaptativo
que establezcan vínculos fuertes con otros seres humanos.
- Además, la cooperación con otros seres humanos es una de las claves del éxito adaptativo de la especie. Prueba de ello es que ni siquiera los
chimpancés, que poseen estructuras sociales muy complejas, dan muestras de cooperación tan elaboradas como las que nos ofrece un niño de 2 años
(Warneken y Tomasello, 2006).
- Por lo tanto, el establecimiento de los vínculos con los otros constituye uno de los factores importantes para el desarrollo mental y la supervivencia de
las crías.
La primera relación social
- En los contactos repetidos del niño con su entorno se van estableciendo situaciones que se repiten una y otra vez de forma muy regular.
- Así, de ese conjunto de relaciones con personas y cosas, va emergiendo una relación especial con la persona que le cuida más directamente, con la
figura materna, que puede ser su madre natural, una persona que desempeñe esas funciones, o cualquier otra persona, pues parece que esa importante
relación se puede establecer con cualquier adulto (y posiblemente incluso con un niño mayor).
- La función de este primer vínculo emocional es procurar la supervivencia y cuidados del bebé.
- En este sentido, cuando el vínculo está bien establecido se manifiesta en conductas orientadas a mantener la cercanía y el contacto con la figura de
apego, en especial, en aquellas situaciones que son percibidas como amenazantes.
- Asimismo, la posibilidad de manipular internamente la realidad permitirá que, más adelante, el niño genere una representación de la relación vinculante
que se conoce como modelo interno de trabajo (M.I.T.). Estos modelos, además de ordenar las experiencias vividas, permiten desarrollar expectativas
sobre la disponibilidad y seguridad que ofrece la figura de apego.
- El modelo de relación que se genera en la primera infancia ocupa un lugar privilegiado en la ontogénesis y podría afectar al modo en que se entienden y
afrontan otras relaciones.
- En general, un modelo de relación negativo podría entorpecer las posibilidades de establecer en el futuro relaciones íntimas y basadas en la confianza.
- En este sentido, los expertos advierten que el apego es algo más que una adaptación infantil; cada vez más, este primer vínculo es considerado un pilar
fundamental en nuestro desarrollo psicológico.
- Si se piensa un poco sobre cómo se establece esa relación lo primero que se le puede ocurrir a uno es que la alimentación, la limpieza y la satisfacción
de las primeras necesidades ligadas a la supervivencia deben ser el momento y la causa del establecimiento de los primeros vínculos.
- Y así lo pensaron también psicólogos, psiquiatras y otras personas relacionadas con el desarrollo del niño, que durante largo tiempo sostuvieron que esa
primera relación se establecía a través de la satisfacción de las necesidades del niño.
- Dado que el niño necesita que le alimenten, que le limpien, que mantengan su confort y que esa tarea la realiza generalmente una misma persona, el
niño asocia la satisfacción de necesidades con la persona y va estableciendo una relación con ella.
- Con el tiempo la relación se independiza de la satisfacción y el niño encuentra un placer en la relación y el contacto con esa persona por sí mismos.
- Así, a través de la satisfacción de una necesidad primaria se establecería una relación secundaria, que con el tiempo se haría autónoma.
- Sin embargo, pese a lo sugerente de esta teoría, había ciertos contraejemplos a tener en cuenta.
- Este es el caso de niños y adultos vinculados emocionalmente a personas que los cuidan negligentemente, llegando en algunos casos al maltrato.
- Asimismo, son conocidos los ejemplos de niños sin ningún vínculo emocional pese a estar alimentados y haber recibido unos cuidados mínimos.
- Por tanto, y sin descuidar la importancia de la satisfacción de necesidades primarias, la relación vinculante que se establece con la figura materna y que
perdura más allá de la etapa de los cuidados, debía esconder alguna otra razón de ser.
- Hoy consideramos que esa primera relación es muy importante para el desarrollo posterior del individuo, y que puede marcarle en su vida futura, pero
no siempre se ha visto así.
- Todavía a finales del siglo XIX se pensaba que la etapa más importante para la formación del carácter era la adolescencia, y así lo mantenían psicólogos
de prestigio.
- Fue Freud, el fundador del psicoanálisis, el que insistió en la importancia de los primeros años de vida para el desarrollo del niño, y defendió además que
la relación con la madre constituye el modelo de todas las relaciones afectivas posteriores.
- Una vez admitida la importancia de esa relación, que hoy casi nadie pone en duda, se trata de determinar cómo se produce.
- Psicólogos de muy distintas tendencias, incluido el propio Freud, han sostenido que la relación se establecía a través de la satisfacción de las
necesidades, como acabamos de señalar.
- Freud, en uno de sus últimos escritos, el Esquema del psicoanálisis, redactado en 1938, escribe:
El primer objeto erótico de un niño es el pecho de la madre que lo alimenta; el amor tiene su origen en la dependencia de satisfacer la
necesidad de alimento. No hay duda de que en principio el niño no distingue el pecho del propio cuerpo; cuando el pecho ha de ser separado
del cuerpo y aislado en el "exterior", porque el niño percibe su ausencia repetidas veces, entonces, como un "objeto", lleva consigo una parte
de la catexis libidinosa narcisista primitiva. Este primer objeto llega a completarse más tarde hasta formar la persona de la madre, que no
sólo alimenta al niño sino que cuida de él y provoca así en el mismo cierto número de sensaciones físicas diversas, placenteras y penosas. Al
cuidar del cuerpo del niño se convierte en su primera seductora. En estas dos relaciones se halla la raíz de la importancia de la madre, única,
sin paralelo, establecida inalteradamente para toda la vida, como el primer y más fuerte objeto amoroso y como el prototipo de todas las
relaciones amorosas posteriores -para ambos sexos-. En todo esto los fundamentos filogenéticos predominan de tal modo sobre las
experiencias personales accidentales que no importa si un niño ha mamado realmente o si ha sido criado con biberón y nunca gozó de las
ternuras del cuidado materno. En los dos casos el desarrollo sigue el mismo camino; puede ser que en el segundo su nostalgia posterior sea
mayor. Y por mucho tiempo que haya sido alimentado por el pecho materno, siempre le quedará la convicción, al ser destetado, de que su
alimentación fue demasiado corta y demasiado escasa.
- La explicación parecía muy razonable y fue adoptada por otros investigadores de corrientes tan alejadas aparentemente del psicoanálisis como el
conductismo. En 1928 Watson sostenía en su libro Psychological care of infant and child, que el amor es una respuesta condicionada igual que el miedo, y
él había tratado de mostrar que el miedo se podía condicionar. Decía:
El amor se produce en casa, se construye. En otras palabras el amor está condicionado. Usted dispone de todo lo necesario durante todo el
día para establecer respuestas condicionadas de amor. Tocar la piel hace el papel de la barra de hierro, la visión de la cara de la madre hace
el papel del conejo en los experimentos sobre el miedo. El niño ve la cara de la madre cuando le acaricia. Pronto la simple visión de la cara de
la madre produce la respuesta amorosa. El tocar la piel ya no es necesario para producirla. Se ha formado una reacción condicionada de
amor.
- Hay mucha similitud entre estas dos explicaciones. En ambos casos el amor, la relación, se establece sobre la satisfacción de las necesidades más
importantes y urgentes: la alimentación o el confort.
- Si bien, es el psicoanálisis quien concede a la relación vinculante una mayor importancia en el desarrollo afectivo.
- En cualquier caso, la idea original, según la cual el niño empieza a amar a la persona que le satisface sus necesidades básicas, ha sido seguida por una
pléyade de investigadores.
El descubrimiento del apego
- La explicación parece muy clara, y hasta evidente, pero quizá uno de los avances más importantes de la psicología en la segunda mitad del siglo XX haya
sido mostrar que era falsa, y que la relación con los otros es una necesidad primaria, que se establece al margen de la alimentación y la
satisfacción de otras necesidades.
- El etólogo (investigador del comportamiento animal en condiciones naturales) Konrad Lorenz, premio Nobel de medicina en 1973, había observado que
muchas aves, después de salir del cascarón, siguen al primer objeto que se mueve en sus proximidades y establecen una relación muy fuerte con él, que
se mantiene hasta que el animal se convierte en un ser independiente.
- Lorenz consiguió que patos y ocas se vincularan a él mismo y le siguieran por doquier, emitiendo pitidos de llamada y esperando que él los contestara
como si fuera su madre.
- Se llamó troquelado a esa primera relación que las aves establecen con un objeto que se desplaza.
- En las condiciones naturales ese objeto suele ser la madre y Lorenz sostuvo que establecer esa relación, cuando el animal com ienza a poder desplazarse
por sí solo, era muy importante para su supervivencia, ya que el adulto con el que establece el vínculo le protege de infinidad de peligros y facilita que
llegue a convertirse en un adulto.
- Cualquier cosa que favorezca el mantenimiento de la proximidad con un adulto es algo beneficioso para la cría y Lorenz afirmaba que a lo largo de la
evolución se han seleccionado esas conductas.
- A partir de estos estudios dos vías de investigación independientes contribuyeron a entender la importancia de esa relación en los mamíferos superiores:
Los trabajos del psiquiatra inglés John Bowlby observando niños
Los estudios del psicólogo norteamericano Harry Harlow que trabajaba sobre los efectos de la privación social en los monos.
Harlow
- Comenzó a interesarse por la relación entre madre y crías en monos y llevó a cabo una serie de experimentos que han tenido una gran
resonancia. La Dra. Van Wagenen le comunicó que había observado que las crías de los monos establecen relaciones intensas con pañales que
se dejan en la jaula, y esto le puso sobre la pista de la importancia que tenía el contacto corporal para el desarrollo.
- Realizó una serie de experiencias de separación de monos de sus madres desde el nacimiento y los crió con madres sustitutas, una de las
cuales consistía en un cilindro de alambre que tenía acoplado un biberón y otra un cilindro semejante, pero recubierto de felpa.
- Observó que aunque el biberón estaba en la "madre" sustituta de alambre los monos pasaban la mayor parte del tiempo que no estaban
mamando subidos a la de felpa e interactuando con ella.
- Cuando algo asustaba a los monitos éstos corrían a refugiarse en la "madre" de felpa.
- Naturalmente este descubrimiento constituía un duro golpe para la hipótesis de que la relación con la madre se establece a través de la
alimentación.
Bowlby
- En la Europa de la posguerra, mientras Harlow realizaba esos estudios, Bowlby recibía el encargo de trabajar con niños afectados por graves
problemas emocionales, cuyo único atributo común eran unos malos, o inexistentes, vínculos familiares.
- Igualmente, hasta el 40% de los jóvenes delincuentes que trató tenían historias de cuidados maternos negligentes.
- En consonancia con ello, su posición de médico le permitió examinar la progresión de muchos niños hospitalizados. En estos ca sos, la
separación prolongada de los progenitores, provocada por su internalización, tenía consecuencias desastrosas. Estos niños llegaban a atravesar
hasta cuatro fases que podían culminar en una completa desvinculación emocional.
- En 1951 Bowlby elaboró un informe para la OMS donde pone énfasis en la necesidad de que el niño pequeño pueda tener una relación íntima y
continuada con la madre.
- Poco después, en 1958, expone su 1ª teoría sobre el apego, alejándose notablemente de los presupuestos del aprendizaje y el psicoanálisis.
- En su lugar, el autor se decanta por una explicación de corte etológico, según la cual el vínculo afectivo responde a un hecho primario,
descartando así que la vinculación afectiva derive de asociaciones previas.
- Bowlby denominó a esa primera relación vinculante Apego (attachement) y mostró que tiene un valor esencial para la supervivencia de los
individuos, y sería el resultado de la historia de la humanidad y de sus antecesores en la escala biológica.
- En efecto, el hecho de que el niño se mantenga próximo a un adulto sirve para preservarle de múltiples peligros y, por tanto, contribuye a su
supervivencia y a la adaptación de la especie.
- Más adelante, en 1969, refina su primera versión para sostener que el vínculo de apego surge desde la activación inicial de sistemas
sociales muy básicos, como la preferencia por los rostros y voces humanas que se desarrollan a lo largo del primer año y que, en el segundo,
dan como resultado las conductas prototípicas de apego, entre ellas, la búsqueda de la madre en situaciones de riesgo.
- Es decir, habría una sensibilidad biológica hacia el otro que, más tarde y ante su respuesta positiva, permite que se fijen unos parámetros de
acción que son los que entendemos como conductas de apego.
- Se trata por tanto de un sistema que se retroalimenta, y que reacciona o se autorregula en función de cuáles sean las circunstancias a las que
se enfrenta.
- Optemos por la versión del instinto o por la de la autorregulación -así es como Bowlby denomina a sus dos posiciones teóricas- su
razonamiento concuerda estrechamente con los presupuestos etológicos.
- En este sentido es notable tanto la defensa que hace de la función adaptativa del apego como el reconocimiento de que hay unos primeros
sistemas de actuación que ya desde la biología nos predisponen a relacionarnos con los otros.
Distintas explicaciones de la formación del apego
Autores
Teorías
Explicaciones
El niño recibe de la madre el alimento que necesita. Poco a poco va estableciendo una asociación entre esa satisfacción y la
Freud
Psicoanalítica
persona que se la proporciona, de tal manera que se va formando un vínculo que se vuelve independiente de la satisfacción de
las necesidades, y así se establece ese primer amor.
La madre satisface las necesidades del niño y le proporciona confort. Poco a poco se va estableciendo una asociación entre esas
Watson
Conductista
satisfacciones y el rostro de la madre, de tal manera que se forma una respuesta condicionada de amor ante la sola presencia de
la persona.
El niño no puede valerse por sí mismo, y a partir del momento en que comienza a desplazarse, el mantenerse próximo a un
Bowlby
Ecológica
adulto constituye una garantía para su supervivencia. Por ello la formación del vínculo es una necesidad primaria, que no se
apoya en la satisfacción de otras necesidades.
- Así pues, según la teoría de Bowlby, el individuo humano poseería entonces un sistema de conductas que tiene como resultado predecible la
aproximación y el mantenimiento del contacto con el individuo adulto que se ocupa de su cuidado, que es la figura materna.
- Decir que tienen como resultado predecible el mantenimiento del contacto, significa que no es inexorable que se mantenga el c ontacto pero sí muy
probable que suceda.
- En definitiva, aunque en los humanos no existe un troquelado del mismo tipo que en las aves, también se establecen fuertes vínculos con los adultos,
que se encuentran operativos en el momento en que la cría comienza a desplazarse por sí sola. Es decir, cuando más expuesta está a múltiples peligros.
La interacción entre el niño y la madre
- Así pues, la teoría establece que en los primeros años de la vida se van formando vínculos con otras personas y que esos vínculos van a tener influencia
en las relaciones posteriores que se establezcan con otros.
- Pero no todos los individuos forman el mismo tipo de vínculo.
- El propio Bowlby no hizo trabajo experimental, sino que realizó un enorme trabajo teórico y analizó cuidadosamente los trabajos de otros.
- Una de sus seguidoras, Mary Ainsworth, sí que ha realizado un trabajo experimental para establecer las diferencias individuales en el apego, siguiendo
las líneas del trabajo de Bowlby.
- En el apego lo más importante es posiblemente la calidad de la relación.
- Por eso, Ainsworth distingue diversos tipos de apego.
- Esas diferencias se manifiestan sobre todo en las separaciones.
- En efecto, el apego es un vínculo que sirve para procurar y mantener la proximidad entre la cría y el adulto.
- Pero sería poco eficaz y deseable para la especie un vínculo que no permitiera la separación de uno y otro.
- Los niños necesitan conocer el mundo, explorar el entorno, y para ello necesitan alejarse de la madre.
- Además, los niños tienen que establecer relaciones con otros adultos y con otros niños.
Un apego puede definirse como un vínculo afectivo que una persona o animal establece entre sí mismo y otra persona o animal determinado;
un vínculo que los obliga a estar juntos en el espacio y que permanece con el paso del tiempo. La característica inconfundible del apego es
procurar, obtener y mantener un cierto grado de proximidad al objeto de apego, lo cual pasa de un estrecho contacto físico, en algunas
circunstancias, a la interacción o comunicación a una cierta distancia, en otras (Ainsworth y Bell, 1970).
- Los estudiosos del apego diferencian entonces entre apego y conductas de apego. La diferencia es simple:
* El apego es propiamente el vínculo, una especie de atadura invisible que no puede observarse directamente, que persiste en el tiempo, y que
se mantiene en la separación y la distancia.
* Las conductas de apego son las manifestaciones visibles del apego, "conductas que favorecen la proximidad y el contacto", entre las que se
cuentan la aproximación, el seguimiento, el abrazo, la sonrisa, el llanto o las llamadas. El niño que hace gestos estirando los brazos para que su
madre lo coja, el que la sigue gateando o corriendo, o el que no se despega de ella manifiestan conductas de apego.
- Pero la abundancia de esas manifestaciones no es prueba de que exista un buen apego. Por el contrario es posible que un niño que exige la presencia
continua de la madre, que no se puede separar de ella ni un momento, no tenga necesariamente una relación muy buena. Precisamente con esas
conductas de apego exageradas lo que pone de manifiesto es que está inseguro en la relación, que puede tener miedo a la separación, que no tiene
confianza plena en la disponibilidad de la figura de apego.
- Precisamente en las separaciones es donde mejor se aprecia la calidad del apego.
- Ya Bowlby, sobre la base de otros trabajos, había señalado la importancia y trascendencia que tenían las separaciones breves en la conducta del niño.
- Ainsworth diseñó lo que se llama la situación extraña que consiste en una sucesión de episodios que se realizan en una habitación desconocida para el
niño en los que está con la madre, con una mujer desconocida (la "extraña") o solo.
- La situación extraña diseñada por Ainsworth y el trabajo que ha realizado con diversos colaboradores se ha convertido en un estándar para evaluar los
tipos de apego en los niños en torno a un año de edad.
- Posteriormente algunos autores han realizado correcciones, y se ha progresado mucho en el estudio del apego.
- En el trabajo que presentamos a continuación, uno de los primeros realizado por Ainsworth (en colaboración con Bell), se presenta la "situación extraña",
y se estudia las relaciones entre la exploración y la separación.
PREGUNTAS:
1. Para que se pueda decir que hay apego, ¿qué es necesario además de que se produzcan conductas como el llanto, la succión, la sonrisa y
otras similares?
2. ¿Cómo puede definirse el apego? ¿Con qué concepto etológico está relacionado? ¿Por qué?
3. ¿Qué función biológica y adaptativa cumple el apego? ¿Puede decirse que el apego cumple mejor su función adaptativa si es muy intenso?
4. ¿Qué dos tipos de medida se utilizan en el experimento de la situación extraña? ¿Por qué no bastó con utilizar una?.
5. ¿Qué relación puede establecerse entre el apego y la exploración?
6. ¿Qué método se ha utilizado en este trabajo: observación pura, observación controlada o experimentación?
7. ¿La presencia de la madre favorece la conducta de apego o la de exploración? ¿Y la ausencia de la madre? ¿Y la ausencia prolongada?
8. ¿Qué resultados experimentales, citados en este artículo, le parecen más demostrativos de que es provechoso utilizar un cr iterio etológicoevolutivo para estudiar la conducta infantil?
9. ¿Se puede hablar de respuestas ambivalentes en los niños hacia sus madres? ¿Qué es lo que parece provocarlas?
10. ¿Qué sucede cuando el niño no obtiene respuesta a su sonrisa?
11. ¿Qué duración tenían los efectos de los episodios de separación?
12. ¿A qué se ha denominado "desapego"? ¿En qué consiste esta conducta? ¿Es un simple debilitamiento del apego?
13. Las conductas de evitación de la madre o de un extraño, ¿tienen el mismo origen?
14. ¿Es lo mismo apego que conducta de apego? ¿Por qué?
15. ¿De qué es de lo que se puede decir que es innato, del apego, de la conducta de apego, de las dos cosas, o de ninguna de las dos?
16. Si un niño manifiesta conductas de apego y luego desaparecen, ¿ha desaparecido el apego?
ARTÍCULO (RESUMEN):
APEGO, EXPLORACIÓN Y SEPARACIÓN, ILUSTRADOS A TRAVÉS DE LA CONDUCTA DE NIÑOS DE UN AÑO EN UNA SITUACIÓN EXTRAÑA.
AINSWORTH Y BELL. 1970.
- Objetivo: aclarar algunas características distintivas del concepto etológico-evolutivo de apego citando informes de interacciones entre la conducta infantil
de apego y otras conductas mencionadas anteriormente; mostrar estas interacciones mediante un estudio de la conducta de los niños de un año en una
situación extraña y señalar las coincidencias entre esta conducta y la recogida en otros relevantes contextos observacionales, clínicos y experimentales.
- Vamos a comenzar con algunas definiciones y conceptos fundamentales y distintos del punto de vista etológico-evolutivo, propuesto por Bowlby y
Ainsworth.
*Un apego puede definirse como un vínculo ("tie") afectivo que una persona o animal establece entre sí mismo y otra persona o animal
determinado; un vínculo que los obliga a estar juntos en el espacio y que permanece con el paso del tiempo.
La característica inconfundible del apego es procurar, obtener y mantener un cierto grado de proximidad al objeto de apego, el cual pasa de
un estrecho contacto físico, en algunas circunstancias, a la interacción o comunicación a una cierta distancia en otras.
*Las conductas de apego son conductas que favorecen la proximidad o el contacto. En el bebé humano éstas suponen conductas que
procuran la proximidad activa y el contacto como las de aproximación, seguimiento y abrazo y conductas tan significativas como la sonrisa, el
llanto y las llamadas.
- El niño muy pequeño manifiesta conductas de apego (procuradoras de proximidad) como el llanto, la succión, la rotación de la cabeza al contacto en la
mejilla ("rooting") y la sonrisa a pesar de que no puede distinguir lo suficiente como para dirigirlas específicamente hacia una persona determinada.
- Estas conductas iniciales indican una disposición genética a llegar a estar apegado puesto que se puede demostrar que las act ivan o limitan, muy
eficazmente, los estímulos que, en el ambiente de la adaptación evolutiva tengan mayor probabilidad de proceder de los humanos.
- Cuando estas conductas, acompañadas de otras, activas y procuradoras de proximidad, que aparecen más tarde (es de suponer que a través de un
proceso de aprendizaje a lo largo de la interacción madre-niño) llegan a organizarse jerárquicamente y a dirigirse activa y específicamente hacia la madre,
se puede decir que el niño pequeño está apegado a ella.
- La intensidad de la conducta de apego puede aumentar o disminuir según las condiciones situacionales pero, una vez que un apego ha sido establecido,
no se puede considerar que haya desaparecido en los períodos en los que no es evidente.
- Por lo tanto, parece necesario considerar el apego como una organización de sistemas comportamentales que posee una parte interna, estructural, que
permanece durante los períodos en los que no ha sido activado ninguno de los componentes de sus conductas.
- Situado en el contexto de una teoría evolutiva, se puede considerar que el apego materno-filial cumple importantes funciones biológicas, es decir,
funciones que favorecen la supervivencia de la especie.
- La extensa y desvalida primera infancia de la especie humana conlleva serios riesgos.
- En las especies que han sobrevivido, la cría ha necesitado protección durante este periodo de indefensión.
- Se deduce, por lo tanto, que el código genético proporciona al bebé conductas cuyo resultado normal (aunque no necesariamente invariable) consiste en
que la madre y el niño estén juntos.
- La conducta exploratoria es igualmente importante desde un punto de vista evolutivo.
- Como Hamburg (1968) ha señalado, una primera infancia prolongada podría perder su marco adaptativo si no tuviera también en el código genético
elementos que conduzcan al niño pequeño a interesarse por los aspectos nuevos del medio, a aventurarse hacia el exterior, a explorar, a aprender.
- Lo que esto implica es que las disposiciones genéticas de una especie que puede adaptarse a una amplia gama de variaciones ambientales, proporciona
un equilibrio a las conductas de las crías o bebés (y recíprocamente a las conductas maternales) entre aquellas acciones que los conducen lejos de la
madre, y favorecen la exploración y la adquisición de conocimientos sobre las propiedades del medio físico y social, y a quellas otras acciones que hacen
que la madre y las crías estén juntas y favorecen la protección y la crianza que la madre puede proporcionar.
- La interacción entre las conductas exploratorias y de apego ha sido esclarecida por los estudios de campo sobre los primates terrestres no humanos así
como por los estudios de estas especies en colonias cautivas y en laboratorio.
- Aunque al principio el bebé y la madre están en contacto estrecho casi continuamente, pronto se ponen de acuerdo para hacer más flexibles los vínculos
que los unen.
- El bebé se aventura hacia el exterior para investigar su medio y juega con otros bebés, y poco a poco permanece cada vez más tiempo separado de su
madre.
- Sus excursiones le llevan cada vez más lejos de ella y ésta, paulatinamente, se va haciendo más permisiva y recupera a su bebé más tarde y menos
frecuentemente.
- Sin embargo, una alarma o riesgo de separación hará que la madre y su hijo vuelvan a estar juntos de nuevo.
- Los estudios naturalistas del equilibrio apego-exploración están llevando mucho tiempo; la interacción entre las dos clases de conductas debe ser
observada en una amplia gama de situaciones.
- Una posibilidad que no lleva mucho tiempo es utilizar una situación extraña o desconocida, controlada, en la cual el niño, con o sin su madre, está
expuesto a situaciones de tensión de diferentes tipos.
- Esta técnica es tan eficaz para producir cambios en el comportamiento que, probablemente, se usará cada vez más en los estudios de interacción madreniño.
- La concepción etológico-evolutiva del equilibrio apego-exploración es un modelo útil para utilizarlo cuando se preparan los estudios sobre situaciones
extrañas y cuando se interpretan sus resultados.
- De los estudios de este tipo ya expuestos en la literatura, sólo dos han sido llevados a cabo desde un punto de vista etológico-evolutivo.
- Harlow (1961) utilizó una situación extraña para demostrar la función de seguridad de las madres sustitutas de felpa para las crías de macacos rhesus.
- Ainsworth y Wittig (1969) realizaron un estudio preliminar del equilibrio apego-exploración en niños de un año.
- Otros estudios (Arsenian, 1943; Cox y Campbell, 1968; Rheingold 1969) se centraron en la conducta exploratoria y expusieron que la presencia de la
madre apoya esta conducta, pero prestaron escasa atención a la conducta de apego y a sus manifestaciones jerárquicas en las situaciones de encuentro
así como durante la separación.
- El procedimiento de situación extraña proporciona más de una oportunidad para observar como la conducta exploratoria se ve afectada por la presencia
y ausencia de la madre y otras situaciones.
- Es un microcosmos metido en un laboratorio en el que se puede producir una amplia gama de conductas relacionadas con el apego y con su equilibrio
con la conducta exploratoria.
- Las conductas de apego pueden verse complicadas con las conductas "negativas" como las de evitación y agresión.
- Sin embargo, ya que la situación de laboratorio proporciona una muestra muy pequeña de la interacción madre-hijo, los hallazgos de los experimentos
de situación extraña no se interpretan por sí mismos.
- El conocimiento de las implicaciones de las conductas que tienen lugar en esa situación se ve facilitado por la referencia a los hallazgos de otros estudios
naturalistas, clínicos y experimentales.
- Por esta razón, el siguiente informe de un estudio de situación extraña se presenta como una ilustración útil del equilibrio cambiante entre las conductas
de apego y exploratorias, implícito en la concepción etológico-evolutiva del apego.
- La discusión que sigue a la presentación se refiere a los hallazgos relevantes de otros estudios.
- Las propuestas que se establecen en la conclusión comprenden otras consideraciones relevantes así como los hallazgos del estudio ilustrativo de
situación extraña.
La situación extraña
- A lo largo de una investigación longitudinal y naturalista del apego madre hijo durante el primer año de vida hubo pocas oportunidades de observar, en
el ambiente familiar, el equilibrio entre las conductas exploratoria y de apego, en condiciones de sorpresa y alarma.
- Por lo tanto, se preparó una situación de laboratorio, como prueba situacional, en la que se introdujo a los sujetos cuando tenían cerca de un año.
- Se quería observar hasta qué punto el niño podría utilizar a su madre como una base segura a partir de la cual pudiera explorar una situación extraña,
con miedo a lo desconocido, al esperar su presencia.
- También se intentó observar hasta qué punto la conducta de apego podría predominar sobre la exploratoria en condiciones de alarma, introducidas por la
aparición de una extraña y en condiciones de separación y reunión con su madre.
Método
* Sujetos. Los 56 sujetos fueron niños criados en ambiente familiar de padres blancos de clase media con los que nos relacionamos en un principio por
medio de sus pediatras en su consulta privada.
Una submuestra de 23 sujetos que había sido observada longitudinalmente desde su nacimiento, fue observada en la situación extraña cuando tenían 51
semanas. La segunda submuestra de 33 sujetos, estudiada en el contexto de un proyecto independiente (Bell 1970), fue observada cuando tenían 49
semanas.
* Procedimiento. La situación extraña comprendía 8 episodios que se sucedían en un orden estándar para todos los sujetos.
- La situación fue diseñada para que fuera lo bastante sorprendente como para producir una conducta exploratoria, pero no tan e xtraña como para que
produjera al principio miedo y aumento de la conducta de apego.
- La aproximación de la (mujer) extraña fue gradual, de tal manera que el miedo se podría atribuir al desconocimiento más que a una conducta repentina
y alarmante.
- Los episodios fueron dispuestos de tal manera que primero se producían los menos perturbadores.
- Se intentó que la situación, en conjunto, no fuera más perturbadora que la que un niño pequeño encontrará probablemente en su experiencia normal
cotidiana.
- Ver figura 6.1. pág 147. Esquema de la disposición de la habitación para el estudio de la situación extraña. El niño, rodeado de juguetes, se encuentra
equidistante de la extraña y la madre en una habitación en la que nunca ha estado anteriormente. Existen unas ventanas para que los investigadores
puedan realizar sus observaciones sin interferir con la situación.
- La habitación experimental estaba amueblada -no vacía- pero dispuesta de tal manera que había un cuadro de 2,7x2,7 metros de espacio vacío en el
que estaban señalados 16 cuadrados para facilitar el registro de la posición y locomoción.
- En un extremo de la habitación había una silla de niño junto a unos juguetes que la rodeaban.
- Cerca del otro extremo de la habitación había en un lado una silla para la madre y en el lado opuesto, cerca de la puerta, una silla para la extraña.
- El bebé se situaba en el medio de la base del triángulo formado por las tres sillas, y se le dejaba moverse libremente.
- A la madre y a la mujer extraña se les dieron instrucciones explicándoles las acciones que debían realizar.
... (148)...
Discusión
- Estos resultados muestran la compleja interacción entre la conducta de apego, la respuesta a los objetos o situaciones estimu lares nuevas o
desconocidas y las respuestas ante la separación del objeto de apego y el subsiguiente encuentro con él.
- En primer lugar, vamos a considerar la respuesta a la novedad. Hoy día se acepta habitualmente que la novedad puede producir miedo y evitación o
aproximación y exploración, según sea el grado de novedad y las circunstancias.
Una de las condiciones que facilita la aproximación y exploración de lo nuevo es la presencia, próxima pero no necesariamente muy cercana, de la madre el objeto de apego.
- Los niños de la muestra examinada manifestaron una escasa alarma en los episodios anteriores a la separación. Su conducta de apego no se activó; no
tendieron a abrazarse a la madre, ni siquiera a aproximarse. La utilizaron como base en la que asegurarse para explorar la situación extraña. Este
resultado no es nuevo. Similares observaciones han sido recogidas por Arsenian (1943), Cox y Campbell (1968), Ainsworth y Wittig (1969) y Rheingold
(1969) sobre sujetos humanos, y por Harlow (1961) sobre crías de macacos Rhesus.
- La presencia de la madre puede hacer que la conducta se desequilibre inclinándose más hacia la exploración de lo nuevo que hacia la evitación o la
separación de ello.
- La ausencia de la madre tiende a inclinar la balanza en dirección opuesta con un aumento importante de la conducta de apego y una subsiguiente
pérdida de exploración. Durante la ausencia de la madre, son evidentes las conductas que favorecen la proximidad (grito y búsqueda). El regreso de la
madre en los episodios de encuentro no sirvió para que el equilibrio se volviera a producir. Permanecieron altas las conductas de apego que procuran y
mantienen el contacto y la proximidad. El llanto no disminuyó inmediatamente en muchos casos, y la exploración permaneció por debajo de su nivel inicial
a pesar de los intentos de la madre para producir un nuevo interés en la exploración de las características de los juguetes.
- Se supuso que los episodios de separación, que totalizaban como máximo 9 minutos, no tendrían efectos duraderos sobre el equilibrio entre las
conductas de apego y exploración, y realmente la conducta de los niños en el postest tendió a confirmar esto. Sin embargo esas diminutas separaciones
produjeron conductas que son similares a las provocadas por separaciones más largas, aunque difieren en la duración y la intensidad.
- La conducta de estos niños de 1 año como respuesta a las separaciones durante unos pocos minutos presentaron un parecido notable con la de las crías
de los monos a las separaciones prolongadas, de una semana (Spencer-Booth y Hinde, 1966) o un mes (Kaufman y Rosenblum, 1967). En estos
experimentos se separó a los sujetos de su madre y la cría quedó con su grupo social familiar:
- Durante la separación, la conducta de apego aumentó, incluyendo la llamada angustiada y la búsqueda de la madre, y disminuyó la conducta
exploratoria y de juego. Las crías respondieron más intensamente a los estímulos de sobresalto durante la separación que cuando la madre
estaba presente. A medida que continuaba la separación hubo una cierta pérdida de intensidad de la angustia y de la búsqueda, y alguna
recuperación de la exploración y del juego -recuperación no manifestada por los niños de nuestra muestra en sus brevísimas separaciones. Sin
embargo, cuando la madre volvió a aparecer, las crías de los monos la abrazaron y exploraron menos de lo que lo hacían antes de la separación
-difiriendo en esto de los controles no separados- y estos efectos perduraron durante tres meses o más.
- Las respuestas de las crías de los monos a las separaciones experimentales se parecen fuertemente a la conducta de los niños pequeños, de 8 meses a 3
años, cuando sufren separaciones de varios días, semanas e incluso meses, lejos de su casa, en hospitales o guarderías permanentes. Robertson y Bowlby
(1952), Bowlby (1953), Schaffer (1958), y Heinicke y Westheimer (1965) han mostrado que el niño, al principio, está muy angustiado, protesta ante la
separación e intenta recuperar a la madre por todos los medios a su alcance. Esta fase inicial de respuesta tiende a dejar paso a la desesperación que a
su vez puede llevar -si la separación dura demasiado- a un fortalecimiento del afecto y una sensibilidad renovada hacia los compañeros y las cosas del
medio. La conducta de apego dirigida hacia la madre puede haber desaparecido, pero el encuentro con ella tiende a reactivarla y a intensificarla por
encima del nivel anterior a la separación. Este nivel intensificado tiende a persistir durante un período más o menos largo, normalmente más largo que la
propia separación. Durante el periodo posterior al encuentro, cuando la conducta de apego está intensificada, el niño está centrado en su madre, atiende
menos a otras personas o cosas de su medio, explora menos y, presumiblemente, aprende menos. Un aumento demasiado grande de la conducta de
apego puede ser considerado como una distorsión del equilibrio apego-exploración. Algunos estudios longitudinales (p.e., Bowlby, Ainsworth, Boston y
Rosenbluth, 1965) sugieren que este tipo de conducta, descrita frecuentemente como dependencia excesiva, puede ser, en algunos casos, un efecto
duradero de las separaciones largas y privadoras.
- Vamos a pasar de la conducta de apego a considerar aquellas conductas que actúan en contra del contacto y la proximidad, es decir, las que se resisten
a estos aspectos y las que evitan la interacción. Las primeras, en cuanto que dirigidas a la madre, tienen lugar normalmente junto a conductas que
procuran el contacto y, por lo tanto, como se ha sugerido antes, suponen una respuesta ambivalente. Las respuestas ambivalentes o de rechazo y enfado
se encuentran habitualmente en los niños pequeños que vuelven a su casa después de breves separaciones. La separación aumenta la conducta agresiva
de este tipo así como la de apego, y predispone al niño a arranques de cólera a la mínima provocación. Spencer-Booth y Hinde (1966) dan cuenta de un
aumento similar de la agresión en los monos: muy pocas veces las rabietas intensas se dan como respuesta a una desaprobación de la conducta que
procura el contacto durante el período de encuentro, después de una separación. Algunos de los sujetos del presente estudio en la situación extraña
manifestaron una conducta que se resistía al contacto con la extraña. Aunque en algunos casos esto puede indicar miedo de la persona extraña, parece
probable que en algunos y quizás en muchos sea una manifestación de agresión provocada por la marcha de la madre.
- Por otro lado, parece probable que la conducta de evitación de la proximidad, respecto a la extraña, tenga unos orígenes dist intos que la que se produce
respecto a la madre, incluso aunque la conducta patente parezca la misma en ambos casos. Ignorar a la extraña y desviar la mirada, apartarse y alejarse
de ella, suponen, probablemente, una evitación de la persona desconocida y que produce miedo. Esto lo sugiere el hecho de que estas respuestas
(dirigidas hacia la extraña) son más frecuentes en el episodio 3, cuando la extraña ha aparecido por primera vez, que en los episodios posteriores. Una
evitación similar de la madre no se puede deber al desconocimiento, y no parece probable que la cause el miedo. Esta conducta se da en los episodios de
encuentro y es más frecuente que la evitación de la extraña.
- La conducta de evitación de la proximidad y la interacción, en relación con la madre, la manifiestan algunos niños, de forma sorprendente, en el
encuentro con ésta después de separaciones duraderas de semanas o meses. Robertson y Bowlby (1952) y Heinicke y Westheimer (1965) señalan que
algunos niños no parecen reconocer a sus madres cuando se encuentran con ellas y que, durante más o menos tiempo, permanecen distantes y la tratan
como a una extraña. Bowlby (1960) ha denominado "desapego" ("dettachment") a este tipo de distanciamiento. Durante una separación prolongada, el
desapego tiende a producir reacciones de protesta y desesperación, y después de encontrarse con la madre puede persistir bastante tiempo -incluso en los
casos en que las separaciones han sido muy largas y privadoras. Estas conductas no han sido estudiadas en los primates no humanos quizás porque sus
separaciones experimentales han sido breves o quizás debido a las diferencias de especies.
- Las respuestas de evitación, del tipo observado en la situación extraña, en relación con la madre -desviar la mirada y apartarse- pueden ser desapego en
su forma y constituyen un tipo primitivo de defensa. La amplia gama de diferencias individuales en la muestra de la situación extraña apoya esta
hipótesis, aunque es imposible, en este caso, presentar pruebas en detalle.
- Sin embargo, puede ser pertinente referirse a una respuesta similar de desviar la mirada, encontrada en dos experimentos sobre el condicionamiento y
la extinción de las conductas de apego. Brackbill (1958) trabajó sobre la respuesta de la sonrisa. Durante el periodo de condicionamiento proporcionó
refuerzo contingente a la sonrisa, respondiendo amigablemente al bebé cada vez que él sonreía -y la sonrisa aumentó en frecuencia-. Durante el período
de extinción situó un rostro impasible frente a la sonrisa del niño. No sólo disminuyó la frecuencia de la sonrisa, sino que, cuando el experimentador dejó
de responder a una sonrisa del niño, éste se afligió y desvió la mirada. Fue cada vez más difícil obtener la mirada del bebé. Desvió su mirada de la
persona que había reforzado previamente su conducta de apego, pero que ya no lo hacía. Rheingold, Gerwirtz y Ross (1959) exponen resultados similares
en un experimento sobre el balbuceo.
- Estos resultados aclaran el hecho de que en la extinción -como han acentuado a menudo los teóricos del aprendizaje- hay un proceso activo de bloqueo
de la respuesta por otra conducta antitética, más que, o además de, un debilitamiento de la intensidad de la conducta de sonrisa (o de balbuceo). Esto
sugiere que la conducta de desapego puede consistir en respuestas incompatibles con la conducta de apego, que han alcanzado, a menudo
temporalmente, mayor intensidad. Que ese apego puede permanecer a pesar del período de desapego se manifiesta en la intensidad con que la conducta
de apego puede mejorar sus expresiones en el caso de los niños pequeños que no parecen reconocer a sus madres al encontrarse con ellas, pero que,
después, manifiestan con más intensidad una conducta que procura la proximidad y mantiene el contacto.
- En resumen, se han señalado relaciones entre la conducta de apego y la exploratoria y las situaciones que las activan y limitan, observadas en el
microcosmos de la situación extraña de laboratorio, y conductas y situaciones similares que se exponen en estudios de campo, clínicos y experimentales
en primates humanos y no humanos. Se pretende que el concepto y la conducta de apego, empleados como guía en futuros estudios, tengan una
perspectiva bastante amplia para comprender el espectro de los hallazgos, relevantes para el apego, que se han mostrado en esta discusión.
Propuestas para un concepto comprensivo del apego
- Se sugieren las siguientes propuestas como esenciales para un concepto comprensivo del apego. Están basadas en un punto de vista etológico-evolutivo
y se han formulado basándose en los informes de muchas investigaciones, incluyendo los estudios naturalistas de interacción madre-niño pequeño, los de
separación y encuentro madre-hijo en primates humanos y no humanos, así como los de este artículo.
1. Apego no es lo mismo que conducta de apego. Esta puede aumentar o disminuir según las situaciones -ambientales e intraorganísmicas- que se pueden
determinar empíricamente. A pesar de que la disminución o el aumento de la conducta de apego estén determinados situacionalmente, sin embargo, el
individuo está predispuesto, de forma discontinua a buscar la proximidad del objeto de apego. El apego es esta predisposición -que se puede concebir que
tiene una base interna, estructural. Sus manifestaciones son accesibles a la observación a lo largo de un cierto tiempo; sin embargo, una observación poco
duradera puede ser engañosa.
2. La conducta de apego aumenta en situaciones percibidas como amenazantes, ya sea un peligro externo o una separación real o inminente del objeto de
apego lo que constituya la amenaza.
3. Cuando se activa, de forma intensa, la conducta de apego es incompatible con la conducta exploratoria. Por otro lado, el estado de estar apegado, junto
con la presencia del objeto de apego, puede apoyar y facilitar las conductas exploratorias. Siempre que no haya ninguna amenaza de separación, el niño
probablemente será capaz de utilizar a su madre como una base segura a partir de la cual explorar, sin manifestar ninguna alarma incluso en una
situación extraña, mientras ella esté presente. En estas circunstancias, la ausencia relativa de la conducta de apego -conducta que favorece la proximidadno puede considerarse como un apego débil.
4. Aunque la conducta de apego puede disminuir o incluso desaparecer a lo largo de una prolongada ausencia del objeto de apego, este no disminuye
necesariamente; la conducta de apego probablemente volverá a aparecer, con intensidad plena o aumentada, en el encuentro con la madre, con o sin
retraso.
5. Aunque en esta discusión no se le ha dado importancia a las diferencias individuales, la incidencia de pautas ambivalentes de conductas (que se
resisten al contacto) y probablemente defensivas (evitación de la proximidad) en los episodios de encuentro, de la situación extraña, constituyen una
consideración de que las relaciones de apego son cualitativamente diferentes entre los individuos. Estas diferencias cualitativas, junto con la sensibilidad
de la conducta de apego a los determinantes situacionales hacen muy difícil precisar la intensidad o fuerza de un apego. Se sugiere que, en el estado
actual de nuestro conocimiento es más razonable investigar las diferencias cualitativas y sus correlatos y antecedentes que intentar cuantificaciones
prematuras de la intensidad del apego.