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Transcript
UNIVERSIDAD AUSTRAL DE CHILE
Facultad de Ciencias Agrarias
Escuela de Agronomía
Crecimiento en vivero de plantas de Gevuina avellana
Mol. procedentes de distintos árboles semilleros, en
función de la fertilización y sus formas de aplicación
Tesis presentada como parte de los requisitos para optar al grado de
Licenciado en Agronomía.
Profesor Patrocinante: Sr. Fernando Medel S. - Ing. Agr., Dr. Agr.
Ramón Mauricio Morales Pino
Valdivia Chile 2004
Profesores Informantes
Sr. Miguel Neira C. - Ing. Agr.
Sr. Peter Seemann F. - Ing. Agr., Dr. Rer. Hort.
Dedicatoria
A mis padres, Denita y mi pequeña Valentina
RESUMEN
El Gevuin o Avellano Chileno (Gevuina avellana Mol.), es un árbol nativo que crece en
forma silvestre en la zona centro-sur de Chile y que se perfila como una de las especies
nativas de interés para ser desarrollada como cultivo frutal y forestal. A partir de 1987,
el programa “Mejoramiento Genético y Productivo de Gevuina”, ha tenido como
hipótesis central la posibilidad de obtener ejemplares con altos índices productivos y de
calidad, bajo condiciones mínimas de manejo en un sistema sustentable lo que se ha sido
definido como “adaptabilidad productiva”.
Como continuación de estudios previos sobre el manejo de Gevuina en la etapa de
vivero, se efectuaron cuatro ensayos en la zona de Valdivia con el propósito de
comprobar diferencias en el crecimiento de plántulas procedentes de semillas de árboles
distintos y un aumento del desarrollo con la aplicación de fertilizantes. Se trabajó con
plantas de primer y segundo año, provenientes de semillas de árboles semilleros
seleccionados y con fertilizantes, en especial nitrogenados, aplicados al suelo y en forma
foliar en distintas épocas de crecimiento.
La evaluación se efectuó mediante la medición de los índices de crecimiento tales como
altura, diámetro al cuello, peso seco, número de hojas y conglomerados proteiformes de
la raíz.
Se obtuvieron diferencias significativas en la mayoría de los índices de crecimiento
medidos entre plantas procedentes de semillas de árboles estructuralmente diferentes.
Las plantas de primer año fertilizadas al suelo sólo registraron aumentos en la altura y
una respuesta diferencial según el árbol de procedencia. En plantas de segundo año se
obtuvo un aumento significativo en la mayoría de los índices de crecimiento con la
aplicación de bajas dosis fertilizante foliar, suministrado en una fase de activo
crecimiento.
SUMMARY
Gevuin or chilean hazel (Gevuina avellana Mol) is a native tree that grows in Central
and Southern regions of Chile. It is considered one of the most interesting native plants,
to be developed as a commercial fruit and forest crop. Since 1987, the “Genetic and
productive improvement of Gevuina program” has had as principal hypothesis, the
possibility to obtain high yielding and quality plants, under minimal management in a
sustainable system, which has been defined with the term “productive adaptability”.
Continuing previous experiments on nursery management of Gevuina, four experiments
were carried out in Valdivia, Chile, in order to prove differences in seedling growth,
coming from different trees, and an improvement in plant’s growth with addition of
fertilizer. There were employed one and two years old seedlings, from selected Gevuina
trees and fertilizers especially nitrogen, which were provided top dressed to the soil, and
through a nutritive solution sprayed to plants leaves in different growing stages. Plants
were evaluated measuring growth indexes such as plant height, neck diameter, dry
weight, leaves number and clusters roots number.
Significant differences were detected in mostly of the growth indexes measured among
seedlings proceeding from structurally different trees. One year old plants with top
dressed fertilizers application only registered an increase in plant’s height and a diferent
capacity to respond to fertilizer treatmens, depending of the clone of Gevuina tree that
the seedlings come from. Positive responses were obtained in two year old plants
fertilized with low doses foliage applications, on stages of active growth.
1. INTRODUCCION
La fruticultura ha sido uno de los rubros del sector agrícola que se ha destacado por su
rápido crecimiento en los últimos años en Chile, traduciéndose en grandes beneficios
económicos para el país. Hasta hace algún tiempo, el desarrollo frutícola se concentraba
principalmente en la zona norte y central, sin embargo, en la zona sur las regiones IX y
X han adquirido gran importancia gracias a la investigación científica y tecnológica, que
ha permitido la gestación de diversos proyectos productivos que confirman su potencial
como zona frutícola.
Algunos arbustos frutales tales como frambuesa, arándano y cranberry, junto con ciertos
cultivares de manzano adaptados a la zona, constituyen actualmente las especies de
mayor importancia frutícola de la IX y X Región. Por otra parte existen algunos frutales
nativos que presentan características interesantes y que no han alcanzado un desarrollo
comercial de importancia.
El Gevuin o Avellano Chileno (Gevuina avellana Mol.), es un árbol que crece en forma
silvestre en la zona centro-sur de Chile y se perfila como una de las especies nativas de
interés para ser desarrollada como cultivo frutal y forestal. Posee un alto potencial de
producción y utilización de sus nueces en distintos grados de elaboración (fresca,
agroindustrial, farmacológica), así como también una importancia apícola, silvícola y
ornamental.
En 1970 se dio inicio al programa “Mejoramiento Genético y Productivo de Gevuina”,
planteándose como hipótesis central la posibilidad de obtener ejemplares con altos
índices productivos y de calidad, bajo condiciones mínimas de manejo en un sistema
sustentable lo que se ha sido definido como “adaptabilidad productiva”. Esto ha tenido
un fuerte desarrollo desde 1987 con la selección de grupos de clones con especiales
características físicas y productivas. A partir de estos clones, la obtención de plantas de
calidad ha sido uno de los objetivos más importantes del programa, por lo cual se han
desarrollado una serie de técnicas de propagación agámicas y gámicas, utilizando
árboles madres seleccionados. Los árboles semilleros y las técnicas de manejo de vivero,
son aspectos fundamentales para lograr un rápido crecimiento de plántulas tanto para la
obtención de porta injertos aptos para la injertación con cultivares seleccionados para la
producción de fruta, como también con el vigor adecuado para ser transplantadas en
actividades de forestación.
El presente estudio forma parte de una serie de ensayos, en los cuales se han considerado
algunos factores de manejo en vivero, especialmente la fertilización, con el fin de
obtener plantas de calidad a partir de semillas de árboles semilleros seleccionados.
La hipótesis general de trabajo establece la existencia de diferencias en el crecimiento de
plántulas procedentes de distintos árboles semilleros y un aumento del desarrollo con la
fertilización, especialmente de la nitrogenada.
Como objetivo general se planteó la evaluación del crecimiento de plantas de Gevuina
en vivero, procedentes de semillas de distintos árboles semilleros seleccionados y la
obtención de respuestas en crecimiento con la aplicación de fertilizantes en distintas
dosis, fuentes y formas de aplicación.
De lo anterior derivan los siguientes objetivos específicos:
a) Medir el crecimiento de las plántulas procedentes de distintos árboles semilleros, bajo
condiciones de invernadero y terreno.
b) Evaluar la respuesta en crecimiento de plantas de primer año y segundo año con la
aplicación de fertilizantes sólidos, especialmente nitrogenados, en distintos niveles.
c) Comparar la respuesta en crecimiento a la aplicación de fertilizantes nitrogenados
sólidos al suelo y líquidos por vía foliar en distintas épocas.
2. REVISION BIBLIOGRAFICA
2.1. Antecedentes generales
Gevuina avellana Mol. es una especie monotípica de Chile. Se le conoce comúnmente
como avellano chileno, como también por gevuin, guevin, ñefu, chilean hazelnut, Chile
hazel y Chile nut. (DONOSO, 1978 y MEDEL y MEDEL, 2000). En Chile crece desde
la V a la XI Región, sin embargo, se desarrolla mayoritariamente en la IX y X Región,
especialmente en los faldeos de ambas cordilleras (RODRIGUEZ et al., 1983).
Esta especie presenta una gran adaptabilidad, por lo que prolifera en diversas
condiciones de suelo, luz, grado de humedad y agua. No forma bosques puros y crece
entremezclada con otras especies del bosque húmedo (HOFFMANN, 1982).
Las cualidades del fruto, madera y aceite hacen del avellano una especie interesante
desde el punto de vista económico. Por su follaje siempre verde, es considerado como un
árbol que posee un gran valor ornamental y paisajístico (HOFFMANN, 1982 y MEDEL
y MEDEL, 2000).
2.1.1. Ubicación taxonómica. De acuerdo a lo indicado por STRASBURGER et al.
(1994), la ubicación taxonómica del avellano es la siguiente:
- Subdivisión : Angiospermae
- Clase : Dicotyledoneae
- Subclase : Rosidae
- Superorden : Proteaneae
- Orden : Proteales
- Familia : Proteaceae
- Género : Gevuina
- Nombre científico : Gevuina avellana Mol.
- Nombre común : Avellano chileno, guevín, gevuin, ñefu.
Según lo señalado por MUÑOZ (1956), la familia de las proteáceas está compuesta por
54 géneros, con unas 1150 especies distribuidas en Australia, América del sur, Nueva
Zelanda, América tropical y Austral andina. DONOSO y ESCOBAR (1986), indican
que existen en Chile seis representantes, distribuidos en cuatro géneros.
2.1.2.
Distribución. El avellano chileno es un árbol endémico de los bosques
subantárticos y que posee una amplia distribución que abarca desde los paralelos 35° y
44° L.S. de Chile y en algunos sectores de Lago Puelo, Argentina. Se puede encontrar
desde el nivel del mar hasta los 700 m de altura (MEDEL y MEDEL, 2000 y
RODRIGUEZ et al., 1983).
Por el norte, crece desde el río Teno en la cordillera de los Andes y desde el río
Mataquito en la cordillera de la costa. Por el sur, crece hasta las Islas Guaitecas,
desarrollándose en forma mayoritaria entre la IX y X Región (DONOSO, 1978).
En su área de distribución puede estar asociado con algunas fagáceas como Nothofagus
obliqua (roble) y Nothofagus alpina (raulí); no forma habitualmente bosques puros y a
veces se puede encontrar en pequeños grupos aislados (DONOSO, 1978; HOFFMANN,
1982; RODRIQUEZ et al., 1983).
2.1.3. Consideraciones ecológicas. De acuerdo a lo indicado por HOFFMANN (1982)
y RODRIGUEZ et al. (1983), el avellano puede crecer en variadas condiciones de suelo,
luz y competencia, presentando un rápido desarrollo en sectores en que el bosque ha sido
afectado por la explotación, roce o incendio.
2.1.3.1. Clima. El avellano chileno prospera principalmente en climas mediterráneos y
templados húmedos, con alta pluviometría anual, pero con periodos estivales secos. Su
amplia adaptabilidad le permite crecer en zonas con pluviometría anual de 700 mm y
temperaturas estivales que muchas veces superan los 30° C. La planta adulta puede
resistir heladas producidas desde otoño a primavera sin que se observe sintomatología de
daño en hojas y brotes (MEDEL y MEDEL, 2000).
2.1.3.2. Suelo. El avellano se adapta a variadas condiciones topográficas, y de suelo.
Prospera en suelos con elevado contenido de materia orgánica, buen drenaje,
ligeramente ácidos a ácidos (MEDEL y MEDEL, 2000; HALLOY et al., 1996).
2.1.4. Descripción del árbol. De acuerdo a lo indicado por HOFFMANN (1982), el
avellano es un árbol que puede alcanzar hasta 20 m de altura y que en ocasiones es
posible que adopte forma de arbusto.
2.1.4.1. Estructura. Según lo descrito por HALLOY et al. (1996), posee una estructura
piramidal con un tronco recto cuyo diámetro puede llegar a tener 60 a 90 cm en
ejemplares más desarrollados. Su canopia es compacta pudiendo ser mucho más abierta
en condiciones de sombra. HOFFMANN (1982), señala que sus ramas son largas,
delgadas y algo desnudas; sus brotes nuevos se encuentran cubiertos por un manto denso
de pelillos de color rojizo. La corteza se caracteriza por ser lisa, delgada, de color gris
ceniciento y con manchas oscuras.
2.1.4.2.
Hojas. HOFFMANN (1982),
describe a las hojas como siempreverdes,
compuestas, imparipinadas con borde aserrado, de nervadura reticulada, brillantes,
folíolos de tamaño y forma variables, pubescentes. RODRIGUEZ et al. (1983), agrega
que el avellano presenta hojas alternas, de 7 a 35 cm de largo con folíolos coriáceos
glabros, aovados, de 2 a 5 cm de largo, verde brillante en la cara superior y verde pálido
en la cara inferior.
2.1.4.3. Flores. El avellano es un árbol hermafrodita, y según lo indicado por HALLOY
et al. (1996), pareciera requerir polinización cruzada o se ve beneficiado de ella. Autores
como MEDEL y MEDEL (2000), NUESTRA TIERRA (1993), coinciden en señalar que
la floración ocurre entre los meses de enero y abril.
Según HOFFMANN (1982), las flores del avellano son pequeñas y dispuestas en
racimos axilares, reunidas en parejas. Están compuestas por un tubo floral encorvado, 4
estambres muy cortos y un ovario que contiene dos óvulos con el estilo largo. MEDEL y
MEDEL (2000) y TAPIA (2000), indican que diversos insectos se ven atraídos hacia sus
flores, que encuentran en ellas una gran fuente de polen y néctar.
2.1.4.4. Fruto. El fruto del avellano chileno es una nuez drupácea globosa de 1,5 a 2 cm
de diámetro (HOFFMANN, 1982), que presenta una gran diversidad de tamaño, peso y
forma, características que han sido estudiadas y analizadas por DONOSO (1978),
MEDEL (2000) y MARTINEZ (2001).
El pericarpio de la nuez es leñoso de aproximadamente 3mm de espesor, flexible, fácil
de partir y rico en taninos (HALLOY et al., 1996; MEDEL y MEDEL, 2000). Su color
varía de acuerdo a su estado de madurez de verde a negro, pasando por tonos rojos,
marrones y violetas. (HOFFMANN, 1982). En su interior aloja la semilla compuesta por
dos cotiledones comestibles de color blanco cremoso, que posee elementos de interés
para la industria de los aceites comestibles y productos farmacológicos, cosméticos y
nutricionales (MEDEL y MEDEL, 2000).
2.1.4.5. Raíces. El avellano chileno, al igual que otras proteáceas, desarrolla unas
singulares raíces conocidas como proteiformes. Constituyen un tipo de ramificación
anormal que origina densos conglomerados de raicillas dispuestos en hileras
longitudinales en torno a un eje y que se forman en las raíces secundarias después de la
caída de los cotiledones (GRINBERGS et al., 1987).
Las dimensiones de los conglomerados proteiformes de las proteáceas chilenas han sido
estudiadas por GONZALEZ (1990), quien sostiene que Gevuina se destaca por poseer
conglomerados con un tamaño promedio superior y que cuyo peso puede alcanzar el
75% del peso fresco total de la parte radical de una planta adulta (Figura 1).
FIGURA 1. Relación porcentual de peso fresco entre raíz normal y proteiforme de
avellano chileno.
FUENTE: GONZALEZ (1990).
2.2. Usos
Son pocas las plantas nativas chilenas que pueden ofrecer productos que despierten el
interés por cultivarlas en forma comercial, sin embargo Gevuina se destaca por su fruto,
el cual además de tener agradable sabor, gran valor alimenticio y calórico, permite la
elaboración de productos de confitería, pastelería y alimentos infantiles (MEDEL y
MEDEL, 2000). Por otra parte MEDEL (1999), sostiene que el producto de mayor
interés del avellano es su aceite debido a sus propiedades antioxidantes y como filtro
UV, características interesantes para la industria farmacológica y cosmetológica.
Otro producto muy preciado del avellano chileno es su madera, destacada por su gran
calidad y hermosura. En cuanto al pericarpio o cáscara, cabe señalar que contiene un
alto contenido de taninos que pueden ser destinados a la curtiduría de cueros. Asimismo
puede ser utilizado como combustible vegetal, ya que posee un poder calórico similar al
de la leña (MEDEL y MEDEL, 2000 y HOFFMANN, 1982).
La gran belleza, duración y el verde intenso de sus hojas, ha hecho de Gevuina una
especie muy valorada como follaje acompañante en la confección de arreglos florales
(DONOSO, 1978). Por su parte MEDEL y MEDEL (2000), agregan que el avellano
posee las características ideales para ser usado como cortaviento natural, especialmente
en plantaciones frutales.
2.3. Aspectos generales sobre propagación
La propagación de plantas consiste en efectuar su multiplicación ya sea por medios
sexuales o asexuales (HARTMANN y KESTER, 1988). BAILEY (1974), indica que los
medios sexuales pueden ser a través de semillas y algunos tipos de esporas, en cambio
los asexuales son a través de partes vegetativas. El avellano es propagado
mayoritariamente por semillas, sin embargo es factible propagarlo por estacas con muy
buenos resultados como lo demuestran trabajos realizados por McKenzie (1990), citado
por HALLOY et al. (1996) y VASQUEZ (1998).
2.3.1. Propagación por semillas. La propagación por semillas es uno de los métodos
principales de reproducción en la naturaleza y uno de los más eficientes. El hombre a
través del tiempo ha ido favoreciendo la proliferación de especies que le aportan algún
beneficio y eliminando aquellas que sean perjudiciales para su bienestar (BAILEY,
1974). DIRR y HEUSER (1987) y HARTMANN y KESTER (1988), coinciden en
señalar que se requiere del conocimiento y comprensión de numerosos procesos
biológicos y prácticas culturales para propagar especies por semillas en forma comercial
y exitosa.
2.3.2. Requisitos y condiciones de la germinación. DIRR y HEUSER (1987), afirman
que los elementos esenciales en la propagación por semillas son: semillas viables,
conocimiento de los tratamientos para inducir la germinación, y una vez que ha
germinado, conocimiento de las prácticas culturales de vivero para la producción de
plantas de calidad. Por otra parte BAILEY (1974), indica que, si una semilla es viable,
existen tres requerimientos externos para su germinación que son: humedad, oxígeno y
una temperatura determinada. Estos parámetros pueden ser variables según la especie
que se trate, sin embargo, dentro de una misma especie también se pueden producir
diferencias la germinación de acuerdo al origen de la semilla.
Según DONOSO (1978) y GARDENBED (2001), la semilla del avellano posee una alta
capacidad germinativa, lo cual es confirmado por DONOSO y ESCOBAR (1986),
quienes obtuvieron buenos resultados en siembras de otoño y primavera, no obstante se
recomiendan las siembras otoñales a fin de evitar el desecamiento y germinación
prematura de ésta. Respecto a la siembra, NUESTRA TIERRA (1993), indica que no
debe superar una densidad de 36 semillas por m2 y una profundidad de 3 a 4 cm.
2.3.3.
Factores que afectan la germinación. Según lo señalado por MOORE y
JANICK (1983), existen diversos factores que pueden afectar la germinación tales como
el genotipo, manejo cultural de la planta madre, calidad de la semilla, temperatura,
niveles de humedad, medio y atmósfera de germinación. En ocasiones puede ocurrir que
a una semilla viable se le otorguen las condiciones externas necesarias para su
germinación y ésta no se produzca. HARTMANN y KESTER
(1988) y BAILEY
(1974), definen a este fenómeno como receso o dormancia, el cual es producido por
diversos mecanismos de la semilla tanto físicos como bioquímicos conducentes a
impedir su germinación. Para imponer el receso a la semilla interaccionan dos
mecanismos principales que son:
La acumulación de inhibidores químicos del crecimiento en diferentes tejidos del fruto y
la semilla.
Desarrollo de cubiertas de la semilla que controlan la absorción de agua, la
permeabilidad a los gases y la lixiviación de inhibidores.
Para superar este problema, se han desarrollado diversas técnicas de vivero en que se
utilizan diversos procesos físicos y químicos tales como escarificación, estratificación,
lixiviación o combinación de éstos (HARTMANN y KESTER, 1988)
2.3.4. Importancia de la procedencia de la semilla. De acuerdo a lo señalado por
HARTMANN y KESTER (1988), el lugar geográfico de donde proviene la semilla es un
aspecto de mucha importancia, debido a que en algunas especies, las semillas no se
expresan de la misma manera bajo condiciones similares. En lo que se refiere a especies
nativas de Chile, DONOSO (1987), sostiene que existen diferencias en la capacidad
germinativa de semillas de Nothofagus alpina (Poepp. et Endl.) Oerst., "Raulí”, especie
en la cual se ha detectado la tendencia a la formación de dos ecotipos, uno del norte con
alta capacidad germinativa y buena respuesta a la estratificación, y otro del sur con
características opuestas.
Según lo indicado por DONOSO y ESCOBAR (1986), en un ensayo con semillas de
avellano chileno procedentes de Valdivia y Llancacura, X región, no se encontraron
diferencias en el porcentaje de germinación, lo que hace presumir que el efecto de
procedencia geográfica de la semilla no sería un factor influyente en la capacidad
germinativa de semillas de Gevuina.
2.3.5. Determinación de la calidad de planta de vivero. La calidad de planta refleja la
integración de diversas características fisiológicas y morfológicas del semillero. De
acuerdo a lo indicado por DURYEA y LANDIS (1984), se puede medir de acuerdo a los
atributos de desempeño (potencial de crecimiento radical, resistencia al frío y al stress),
como también por los atributos del material vegetal (dormancia de yemas, relaciones
hídricas, nutrición y morfología). Uno de los métodos que es comúnmente utilizado por
los viveros para determinar la calidad de planta es la medición de sus características
morfológicas tales como: altura y peso del tallo, volumen y peso del sistema radical,
fibrosidad de las raíces, diámetro de cuello, inserción de las yemas, color de follaje,
además diversas relaciones tales como peso parte aérea:radicular, altura:diámetro de
cuello, entre otras. Estas características se pueden manejar hasta cierto punto en la etapa
de vivero a través ciertas prácticas culturales tales como el control de la densidad de
siembra, eliminación del brote apical, podas en la parte aérea o radical, riego, trasplantes
y fertilización.
En un trabajo efectuado por MEDEL, G (2001), se analizaron algunas técnicas de
manejo en vivero con plantas de Gevuina de uno y dos años. Se midieron diversos
índices de crecimiento y sus correlaciones, permitiendo concluir que el manejo del
material vegetal puede influir en los índices de crecimiento y que ciertos parámetros
presentan una alta correlación con el índice de calidad de planta definido por Dickson
(1960), citado por DURYEA y LANDIS (1984).
2.4. Aspectos generales sobre nutrición mineral
De acuerdo a lo indicado por DURYEA y LANDIS (1984), la mantención de una
adecuada fertilidad en el vivero es un aspecto trascendental para la obtención de plantas
de calidad. Con el fin de comprender mejor los procesos de obtención y utilización de
elementos por parte de la planta, se revisan a continuación algunos aspectos relevantes
referidos a la nutrición mineral.
2.4.1. Relaciones planta – suelo. Según lo indicado por MENGEL y KIRKBY (1982),
el suelo es un material heterogéneo, que incluye tres componentes principales: una fase
sólida, líquida y gaseosa. Se considera a fase sólida como el principal reservorio de
nutrientes del suelo. Las partículas inorgánicas contienen nutrientes catiónicos tales
como potasio, sodio, calcio, magnesio, fierro, manganeso, cinc y cobalto, mientras que
las partículas orgánicas componen la reserva principal de nitrógeno, como también de
fósforo y azufre. La fase líquida es la principal responsable del transporte de nutrientes
en el suelo, los cuales normalmente se encuentran en forma iónica. Por su parte, la fase
gaseosa interviene en el intercambio existente entre numerosos organismos del suelo
(raíces, bacterias, hongos, animales) y la atmósfera.
De acuerdo a lo indicado por GROS (1981), una vez que la planta ha agotado las
reservas nutricionales de la semilla, extrae los elementos esenciales para su crecimiento
del suelo y del aire. Los pelos radicales presentes en las raíces son los encargados de
absorber el agua y algunos minerales parcialmente disueltos en las soluciones del suelo
tales como nitrógeno, fósforo, potasio, azufre, magnesio, calcio y microelementos. Estas
soluciones están generalmente muy poco concentradas y su contenido mineral va
variando según la absorción de las raíces y el aporte por el intercambio con los
elementos fijados bajo forma de iones en el complejo coloidal arcilloso-húmico del
suelo.
2.4.1.1. Elementos esenciales en la nutrición mineral. Se considera a un elemento
esencial para el crecimiento y desarrollo, cuando está involucrado en funciones
metabólicas y la planta no puede completar su ciclo de vida sin éste. (TISDALE et al.,
1993). BUCKMAN y BRADY (1966), sostienen que son dieciseis los elementos
esenciales y los clasifican de acuerdo a sus fuentes de procedencia (aire, agua, suelo) y
cantidad en que son requeridos por las plantas (Cuadro 1).
CUADRO 1.
Clasificación de los elementos esenciales de las plantas según su
procedencia y volumen de utilización.
Elementos usados en cantidades
relativamente grandes
Del aire y del
De los sólidos del suelo
agua
Carbono
Nitrógeno
Calcio
Hidrógeno
Fósforo
Magnesio
Oxígeno
Potasio
Azufre
Elementos usados en cantidades
relativamente pequeñas
De los sólidos del suelo
Hierro
Manganeso
Boro
Molibdeno
Cobre
Cinc
Cloro
FUENTE: BUCKMAN y BRADY (1966).
Por otra parte, TISDALE et al. (1993), sostienen que el carbono, hidrógeno y oxígeno
no deben ser considerados nutrientes minerales y los trece elementos restantes los
dividen en macronutrientes y micronutrientes, clasificación basada en su abundancia
relativa en las plantas (Cuadro 2).
CUADRO 2. Concentraciones relativas y promedio de los elementos esenciales en las
plantas.
MACRONUTRIENTES
Nutriente
C. Relativa
C. Promedio
H
60.000.000
6.0%
MICRONUTRIENTES
Nutriente C. Relativa
C. Promedio
Cl
3.000
100 ppm
O
C
N
K
Ca
Mg
P
S
30.000.000
30.000.000
1.000.000
400.000
200.000
100.000
30.000
30.000
45%
45%
1.5%
1.0%
0.5%
0.2%
0.2%
0.1%
Fe
B
Mn
Zn
Cu
Mo
2.000
2.000
1.000
300
100
1
100 ppm
20 ppm
50 ppm
20 ppm
6 ppm
0.1 ppm
FUENTE: TISDALE et al. (1993).
Según lo señalado por MENGEL y KIRKBY (1982), es difícil de justificar desde el
punto de vista fisiológico la clasificación de macronutrientes y micronutrientes
dependiendo de las concentraciones en el tejido de la planta, por lo que consideran más
apropiada una clasificación de acuerdo a su comportamiento bioquímico y su función
fisiológica (Cuadro 3).
CUADRO 3. Clasificación de los nutrientes según sus funciones bioquímicas en las
plantas.
Elemento
Primer grupo
C, H, O, N, S
Segundo grupo
P, B, Si
Tercer grupo
K, Na, Mg, Ca, Mn, Cl
Forma de absorción
Funciones bioquímicas
En forma de CO2, HCO3-, H2O, Constituyente principal de la
O2, NO3-, NH4+, N2, SO4-, SO2.
materia
orgánica.
Elementos
Los iones desde la solución esenciales de grupos atómicos
en
procesos
suelo, los gases desde la involucrados
enzimáticos. Asimilación mediante
atmósfera.
reacciones de óxido-reducción.
En la forma de fosfatos, ácido Esterificación
con
grupos
bórico o borato, silicato desde la alcohólicos nativos en plantas. Los
solución suelo
ésteres
de
fosfato
están
involucrados en reacciones de
transferencia de energía.
En la forma de iones desde la Funciones
no
específicas
solución suelo
estableciendo
potenciales
osmóticos.
Reacciones
más
específicas en las cuales el ion
tiene una conformación óptima de
una enzima proteína (activación
enzimática). Puentes de reacciones
relacionadas. Balance de aniones.
Control de la permeabilidad de
membranas y los potenciales
eléctricos.
Cuarto grupo
Fe, Cu, Zn, Mo
En la forma de quelatos desde la Presentes predominantemente en
solución suelo
formas quelatadas, incorporados
en grupos prostéticos. Activan el
transporte de electrones mediante
el cambio de valencia
FUENTE: MENGEL y KIRKBY (1982).
Independiente de la clasificación que se les quiera dar, ha sido ampliamente demostrado
que la disponibilidad de estos elementos minerales en el suelo, es un factor fundamental
en el crecimiento y desarrollo de las plantas.
2.4.1.2. Intercambio iónico en el suelo. HONORATO (2000), señala que intercambio
iónico es una de las propiedades físico-química más importantes del suelo y que influye
directamente en la disponibilidad de nutrientes para las plantas. De acuerdo a lo indicado
por TISDALE et al. (1993), el intercambio iónico es un proceso reversible mediante el
cual un catión o un anión en la fase sólida es intercambiado con otro catión o anión en la
fase líquida. Este proceso ocurre en los casos en que dos fases sólidas están en estrecho
contacto, produciéndose el intercambio iónico entre sus superficies. Según lo señalado
por MENGEL y KIRKBY (1982), las partículas coloidales del suelo presentan
mayoritariamente carga negativa, que tiene su origen en mecanismos de sustitución
isomórfica, bordes rotos o caras expuestas y por ionización de grupos -OH y -COOH.
Por otra parte HONORATO (2000), sostiene que en suelos desarrollados a partir de
cenizas volcánicas recientes y en suelos ácidos de regiones tropicales, las arcillas y
sustancias orgánicas pueden desarrollar carga positiva.
2.4.1.3. Transferencia de nutrientes a las raíces. Según lo indicado por BOWEN y
NAMBIAR (1984), los nutrientes llegan a la superficie radical mediante mecanismos de
convección (flujo de masa) y difusión. Con relación al primero, MENGEL Y KIRKBY
(1982), sostienen que ocurre cuando los solutos son transportados con el flujo
convectivo de agua desde el suelo hacia las raíces de las plantas. Por su parte RUIZ
(2001), indica que este movimiento se origina producto de la succión que genera el
fenómeno de la transpiración, permitiendo un flujo masivo de iones hacia el interior del
tejido radicular. Este mecanismo tiene importancia en la absorción de nutrientes que son
móviles en el suelo, tales como nitrógeno, azufre y cloro.
El mecanismo de difusión se origina por el movimiento de iones desde un sector de
mayor concentración, a uno de menor concentración. A medida que las raíces de las
plantas absorben nutrientes de la solución suelo, la concentración en la superficie
radicular disminuye, generando una gradiente de concentración que provoca el
movimiento de nutrientes hacia la raíz (TISDALE et al., 1993; MENGEL y KIRKBY,
1982 y BOWEN y NAMBIAR, 1984).
Un tercer mecanismo señalado por BARBER (1995) y TISDALE et al. (1993), es el de
intercepción radical, que ocurre cuando las plantas toman contacto directo con nutrientes
que se encuentran disponibles en el suelo a través de las raíces. La absorción de éstos
puede ser posible a través de una estrecha relación entre la solución suelo-rizósfera y la
superficie radical, la cual se produce principalmente en las raíces más finas de la planta.
La intercepción radical de nutrientes puede ser mejorada por asociaciones con
micorrizas, las cuales pueden ser muy benéficas en plantas que crecen en suelos
infértiles. Se cree que el aumento de la absorción de nutrientes se debe al aumento de la
superficie de absorción que provee el hongo, y que puede ser hasta diez veces mayor que
las raíces no inoculadas (TISDALE et al., 1993).
De los mecanismos mencionados, la difusión es el de mayor importancia en la obtención
de nutrientes del suelo, no obstante ningún nutriente es absorbido por un mecanismo
único, sino que intervienen en algún grado los tres (RUIZ, 2001).
2.4.1.4. Absorción de nutrientes por la planta. De acuerdo a lo indicado por HOLMES y
ROY (1986), la absorción iónica por las raíces puede ser de carácter activa o pasiva. La
absorción pasiva se produce cuando los nutrientes se mueven de regiones de alta
concentración a otras de menor concentración, siguiendo las leyes físicas de difusión a
través de una membrana semi-permeable y no significando un gasto energético para la
planta. Por el contrario, los iones se pueden desplazar en contra una gradiente de
concentración mediante un proceso activo que comprende gasto de energía.
Por otra parte, las hojas también cumplen un rol muy importante en la nutrición de las
plantas ya que los gases fundamentales en el proceso de la fotosíntesis (CO2 y O2)
ingresan principalmente a través de los estomas. De manera similar, las hojas y otros
órganos aéreos tienen la capacidad de absorber elementos minerales directamente a
través de los tejidos superficiales (GROS, 1981).
2.4.2. Mecanismos de absorción de nutrientes. Según lo indicado por DOMINGUEZ
(1997), los mecanismos por los cuales las plantas absorben los elementos nutritivos en
forma activa por las raíces aun no están completamente aclarados, no obstante existen
dos teorías que permiten explicar la selectividad y la absorción contra gradiente.
2.4.2.1. Teoría del transportador. De acuerdo a lo señalado por MENGEL y KIRKBY
(1982), las membranas biológicas contienen ciertas moléculas capaces de transportar
iones, conocidas como “carriers” o transportadores. DOMINGUEZ (1997), indica que
esta molécula es generalmente un lípido que puede difundirse con facilidad en la
membrana. Se cree que poseen sitios específicos de enlace para un tipo de ion en
particular, los que confieren la selectividad en el transporte de iones.
TISDALE et al. (1993), sostienen que los iones se acoplan a estos transportadores,
formando un complejo ion-transportador, capaz de atravesar membranas y otras barreras
que no son permeables a los iones en forma libre. Luego de efectuado el transporte, el
complejo ion-transportador se rompe y el ion es liberado en el interior del espacio
celular. Con respecto al transportador, MENGEL y KIRKBY (1982), indican que puede
ser regenerado o restituido, lo cual directamente o indirectamente implica un gasto
energético.
2.4.2.2. Teoría de la impulsión de iones. Según lo indicado por DOMINGUEZ (1997),
este mecanismo consiste en la expulsión de protones (H+) a través de la membrana,
proceso en el cual se consume la energía liberada por el ATP, mediante la acción de una
enzima ATPasa, ligada a la superficie de la membrana. Con este mecanismo se
transfieren dos protones (H+) por cada molécula de ATP y se genera una carga negativa
muy superior en el interior, lo que permite la entrada de cationes, atraídos por esta carga.
2.4.2.3. Absorción foliar de nutrientes. Según lo indicado por TISDALE et al. (1993),
en las células del mesófilo de las hojas, existen espacios extracelulares en donde pueden
producirse la difusión y el intercambio iónico de nutrientes. Algunos iones minerales
presentes en la lluvia, agua de riego o aplicaciones foliares penetran al interior de las
hojas a través de los estomas y la cutícula, quedando disponibles para su absorción por
las células del mesófilo.
RUIZ (2001), sostiene que la magnitud de la absorción total vía hojas es
considerablemente menor que de las raíces, por lo tanto la fertilización foliar es sólo un
complemento de la fertilización al suelo. Con la fertilización foliar se obtienen
respuestas rápidas en las plantas, permitiendo corregir deficiencias nutricionales en
momentos puntuales, especialmente de nutrientes poco móviles o inmóviles en el
floema, tales como Zn, Mn, Fe, B y Ca. Debido a la ausencia de un poder tampón como
es el suelo, las aspersiones foliares para ser eficientes y que no produzcan toxicidad en la
planta, requieren de una adecuada selección del producto, concentración, agentes
mojantes y adherentes (RUIZ, 2001 y DURYEA y LANDIS, 1984).
Por su parte ROMAN et al. (2001), sostienen que la fertilización foliar es una excelente
vía para la activación de procesos fisiológicos específicos en las plantas, como la ruptura
de la latencia invernal iniciando la brotación y la activación de flores.
2.4.3. Niveles de nutrientes en las plantas. TISDALE et al. (1993), indican que se
utilizan los siguientes términos para describir los niveles de nutrientes en las plantas:
- Deficiente: Cuando la concentración de un elemento esencial es suficientemente bajo
para limitar en forma severa el rendimiento y se hacen visibles los síntomas
característicos de deficiencia.
- Rango crítico: Es la concentración de nutriente en la planta bajo el cual se produce una
respuesta positiva en el rendimiento cuando se le agrega el nutriente.
- Suficiente: Es aquel rango de concentración en que, si se agrega una mayor cantidad de
nutriente, no aumenta el rendimiento, pero sí su nivel de concentración en la planta. Se
utiliza normalmente el término “consumo de lujo” para describir la absorción de
nutriente por la planta que no ejerce influencia en el rendimiento.
- Excesivo o tóxico: Cuando la concentración de un elemento esencial u otro elemento
es suficientemente alto para reducir el crecimiento de la planta y su producción.
Según ARAOS (1977), investigaciones realizadas en el país, indican que la mayoría de
los nutrientes se encuentran generalmente en cantidades disponibles suficientes para los
cultivos, a excepción del nitrógeno y el fósforo. En Chile la importancia del nitrógeno y
del fósforo es tan grande, que estos dos nutrientes siempre se deben considerar como
probablemente deficientes.
BLACK (1975) y TISDALE et al. (1993), coinciden en indicar que la deficiencia de
nitrógeno, más que la de cualquier otro elemento, es la que con mayor frecuencia limita
el crecimiento de las plantas, pues éstas lo necesitan en grandes cantidades.
2.4.4. El nitrógeno en la nutrición mineral. Para TISDALE et al. (1993), la mayor
fuente de nitrógeno es el que se encuentra en forma gaseosa y que constituye el 78% de
la atmósfera, sin embargo, para BLACK (1975) y MENGEL y KIRKBY (1982), la
mayor reserva de nitrógeno estaría en las rocas, pero en concentraciones muy bajas.
TISDALE et al. (1993), indica que las plantas no pueden utilizar el nitrógeno
atmosférico sin antes ser convertido a formas asimilables mediante algunos procesos
entre los cuales se destacan los siguientes:
- Fijación por microorganismos en forma simbiótica en las raíces de las leguminosas
- Fijación por microorganismos no simbióticos del suelo
- Fijación como óxido de nitrógeno debido a descargas eléctricas de la atmósfera
- Fijación como NH3, NO3-, o CN22-, mediante la fabricación de fertilizantes sintéticos.
Los cambios que va sufriendo el nitrógeno en el medio ambiente, son un proceso muy
dinámico que ha sido descrito por diversos autores, tales como TISDALE et al. (1993),
MENGEL y KIRKBY (1982) y BLACK (1975), entre otros. En este sistema intervienen
mecanismos naturales (efectuados principalmente por microorganismos del suelo) y
artificiales a través de la fijación industrial de fertilizantes sintéticos y su utilización en
la agricultura.
2.4.4.1. Formas de nitrógeno absorbido por las plantas. Las plantas absorben nitrógeno
en forma amoniacal (NH4+) o en forma de nitrato (NO3-). La preferencia que tenga la
planta de absorberlo de una u otra manera depende de algunos factores tales como tipo
de plantas, edad y medio ambiente (TISDALE et al. (1993).
MENGEL y KIRKBY (1982), sostienen que la temperatura influye en la tasa de
absorción de ambas formas de nitrógeno. Por su parte TISDALE et al. (1993), agrega
que también influye el pH del suelo, favoreciendo la forma nítrica cuando el pH es bajo
y la forma amoniacal cuando es cercano al neutro.
2.4.4.2. Transformación del nitrógeno orgánico del suelo a formas minerales. Según lo
señalado por BLACK (1975), la principal fuente de nitrógeno para las plantas que no lo
fijan en simbiosis con microorganismos la constituyen las formas minerales de este
elemento y no las formas orgánicas que componen la mayor parte del nitrógeno del
suelo. Para que este nitrógeno orgánico pueda quedar disponible para ser absorbido por
las plantas, debe sufrir una transformación a nitrógeno mineral, en la cual interviene la
flora bacteriana presente en el suelo.
Según TISDALE et al. (1993), la mineralización es la conversión de nitrógeno orgánico
a NH4+. Este proceso involucra dos reacciones llamadas aminización y amonificación,
las cuales ocurren por la actividad de microorganismo heterótrofos. Parte del NH4+
liberado durante la mineralización puede oxidarse transformado a NO3- en un proceso
llamado nitrificación. Esta reacción está compuesta por dos partes en las cuales,
primeramente el NH4+ es oxidado a NO2- y finalmente a NO3-. En este proceso
intervienen bacterias autotróficas de los géneros Nitrosomonas y Nitrobacter.
En el Figura 2 se esquematiza los procesos de mineralización y nitrificación detallados
anteriormente.
FIGURA 2. Procesos de transformación de nitrógeno orgánico a nitrógeno mineral
FUENTE: BUCKMANN y BRADY (1966).
2.4.5. Elementos fertilizantes. De acuerdo a lo indicado por ROMAN et al. (2001), los
fertilizantes son substancias minerales de origen natural o sintético, que proporcionan
nutrientes esenciales para las plantas. Normalmente se trata de una sal compuesta por un
catión y un anión, que al ser procesada industrialmente, se expende cristalizada, prilada
o granulada. Por su parte, MEDEL (1988), indica que la mayor parte de los fertilizantes
disponibles para el suministro de macroelementos, son formulaciones sólidas de un
elemento en particular o que dispone de dos o más de estos en su composición química.
Entre las propiedades más importantes de los fertilizantes se pueden destacar el grado de
pureza, granulometría, densidad aparente, higroscopicidad, compactación, solubilidad y
reacción química.
ROMAN et al. (2001), señala que los fertilizantes también se pueden encontrar en forma
líquida cuyas materias primas pueden derivar de procesos industriales o bien son
mezclas preparadas a partir de fertilizantes solubles cristalizados, para ser usados en
fertirriego, fertilización foliar o inyección directa al suelo.
2.5. Fertilización de Gevuina
Los estudios realizados hasta el momento sobre el manejo de la fertilización en Gevuina
son escasos y no proporcionan datos precisos que permitan establecer niveles óptimos de
fertilización para una producción comercial.
Antecedentes aportados por DONOSO et al. (1992), sobre el manejo de la planta en la
etapa de vivero, señalan que las dosis de fertilizantes que han dado buenos resultados en
Valdivia corresponden a 30 g/m2 de salitre potásico, 10 g/m2 de superfosfato triple y 5
g/m2 de sulfato de potasa (Cuadro 4).
CUADRO 4. Dosis de fertilizantes utilizados en vivero de Gevuina en la zona de
Valdivia.
Fertilizante
Salitre potásico
Superfosfato triple
Sulfato de potasa
Dosis
2
30 g/m
10 g/m2
5 g/m2
N
45 kg/ha
Aporte nutricional
P 2 O5
K2O
54 kg/ha
46 kg/ha
25 kg/ha
FUENTE: DONOSO et al. (1992).
Estos datos deben ser mirados con cautela, puesto que estos antecedentes no hacen
mención sobre el tipo de suelo y los niveles nutricionales preexistentes que permitan
recomendar dichas dosis de fertilizantes para Gevuina.
Un trabajo más preciso fue realizado por MEDEL, G (2001), quien efectuó ensayos de
niveles de fertilización con un fertilizante completo (16-14-5) y el efecto de la fuente de
fertilizantes nitrogenados en el crecimiento de plantas de Gevuina de primer año. De
este estudio se pudo concluir que el avellano no muestra un incremento significativo en
los índices de crecimiento al aumentar los niveles de fertilización por sobre los
500kg/ha. Se probaron dosis de fertilización tan altos como 2000 kg/ha, en cuyo caso se
observaron efectos negativos sobre los índices de crecimiento de las plantas,
posiblemente causados por una excesiva concentración de nutrientes en la zona radical.
Lo anterior permite suponer que los niveles de fertilizantes demandados por el avellano
en la etapa de vivero, estarían por debajo de los 500 kg/ha del fertilizante compuesto
utilizado, equivalentes a un aporte nutricional de 80 kg/N/ha, 70 kg/P 2O5/ha y 25
kg/K2O/ha.
Los resultados obtenidos por MEDEL, G (2001), señalan que las plantas de Gevuina en
sus primeros años de desarrollo no responden bien a la aplicación de fertilizantes sólidos
al suelo en dosis consideradas normales en programas de fertilización de cultivos en la X
Región, lo cual hace necesario la realización de mayores estudios que permitan
establecer los rangos óptimos de fertilización de la especie.
3. MATERIAL Y METODO
3.1. Ubicación geográfica
Como continuación de estudios previos sobre el manejo y fertilización en vivero de
plantas de Gevuina (MEDEL, G, 2001), se realizaron diversos ensayos durante el
período comprendido entre septiembre de 2000 a mayo de 2001. Uno fue establecido en
el Invernadero de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Austral de Chile y
tres en el vivero “La Paz” de la empresa FRUVAX Ltda., ubicado en el km 5 de la salida
norte de Valdivia (39°45’ S – 73°15’ O).
3.2. Características climáticas y edáficas
Los ensayos en terreno se efectuaron bajo condiciones ambientales y de suelo existentes
en el lugar. Las principales características climáticas y edáficas descritas para la zona se
describen a continuación.
3.2.1. Clima. Según lo indicado por MEDEL (1987), el clima corresponde al tipo
templado-húmedo con influencia oceánica. Presenta una radiación de 100-110 Kcal /cm2
/año; temperatura media anual de 11 a 11,5 ºC; temperatura media en verano de 16 ºC.
Posee 1000 a 1100 h /frío /año; un período térmico vegetativo de seis meses y período
libre de heladas de ocho meses a contar del 15 de octubre. Las temperaturas extremas en
general no son muy peligrosas debido a la relativa cercanía del mar y la gran hoya
hidrográfica de los ríos Valdivia y Cruces, que constituyen un regulador de
temperaturas. La zona de Valdivia se caracteriza por tener una de las precipitaciones más
altas de Chile con valores que fluctúan entre 2250 a 2500 mm/año, de los cuales 200 a
250 mm caen durante el periodo estival (Anexo 1).
3.2.2. Suelo. El suelo corresponde a un “trumao” (Medial Mesic Typic Distrandept),
serie Valdivia, clasificado por MEDEL (1988), como tipo A desde el punto de vista de la
utilización frutícola y que se define en cuanto a sus características físicas como sin
limitaciones, topográficamente planos (0-3%) de lomajes suaves (2-5% de pendiente).
Presenta textura media, drenaje bueno y la profundidad supera los 90 cm. De acuerdo a
la clasificación de capacidad de uso, corresponde a un suelo clase II de secano.
Kühne y Nissen 1974, citados por NISSEN y BARRIA (1976), señalan que el subsuelo
está constituido por una arenisca cementada principalmente por óxidos de fierro, que
corresponde a la denominada “cancagua”. Actualmente se encuentra casi totalmente
meteorizada y los minerales cristalinos son muy escasos.
Con respecto a las características químicas del suelo del vivero “La Paz”, corresponden
a un suelo “trumao” típico, que presenta una alta acidez, elevado contenido de materia
orgánica, bajo contenido de nitrógeno mineral, fósforo y potasio intercambiable, baja
suma de bases y una alta saturación de aluminio (Anexo 2).
3.3. Material vegetal
Se evaluaron plantas de primer y segundo año provenientes de semillas de árboles
semilleros de Gevuina, pertenecientes a la serie clonal SAR. En el caso de las plantas de
primer año, se utilizaron semillas de los clones SAR 26, SAR 59 y SAR 93, cuyas
características estructurales se presentan en el Anexo 3. Cabe destacar que los clones en
estudio no sólo poseen características estructurales muy distintas, sino que además
destacan sus diferencias de semilla y productivas, mostradas en el Anexo 4.
Las semillas fueron estratificadas en suelo a partir de su cosecha bajo condiciones
aceptables de aireación, humedad y frío. Previo a la siembra se realizó una revisión del
material, seleccionando nueces sanas y con un peso promedio sobre 2 g. En los ensayos
con plantas de dos años, se utilizaron individuos dispuestos a 40 cm entre hilera y 10 cm
sobre hilera, cuyo manejo previo consideraba únicamente labores de riego y control
mecánico de malezas.
3.4. Fertilizantes
Los fertilizantes nitrogenados sólidos utilizados fueron salitre sódico y urea perlada,
además de una mezcla completa formulada para viveros forestales de la zona sur (Anexo
5).
En los ensayos con fertilizante líquido aplicado vía foliar se utilizó Bayfolan® 250 SL*,
cuya composición incluye los principales macroelementos (nitrógeno, fósforo y potasio),
además de algunos microelementos, vitaminas y auxinas de crecimiento (Anexo 6).
3.5. Manejo general de las plantas
Durante la ejecución de los ensayos, se realizaron diversas labores de manejo en vivero
con el propósito de otorgar a las plantas mejores condiciones para un buen desarrollo.
3.5.1. Riego. Las plantas ubicadas en invernadero fueron mantenidas bajo un sistema de
neblina, procurando conservar una humedad adecuada del sustrato. Las plantas en
terreno se regaron a contar de diciembre mediante un sistema por aspersión cuya
frecuencia y duración fue regulada según la pluviometría y condiciones hídricas del
suelo.
3.5.2. Control de malezas. Se realizó una aplicación de Glifosato** con una dosis de 3
L/ha previo a la emergencia de las plántulas de primer año en terreno. Posteriormente se
realizaron controles en forma mecánica (azadón), tanto en plantas de primer y segundo
año. En el caso de las plantas de primer año, se efectuaron escardas manuales debido a
su labilidad al descalce.
3.5.3.
Control de enfermedades. Para controlar hongos que producen caída de
plántulas, se utilizó Pencycuron* en dosis equivalente a 1 L/ha de producto comercial,
efectuando las aplicaciones la segunda semana de diciembre y primera semana de enero.
(*)
Bayfolan®
(Bayer)
(**)
Roundup®
(Monsanto)
3.5.4. Control de plagas. Para el control de larvas e insectos en plantas de primer año,
se aplicó Azinfos metil** en forma pulverizada al suelo, en dosis equivalente a 1 kg/ha
de producto comercial, efectuándose las aspersiones la segunda semana de diciembre y
primera semana de enero.
3.6. Descripción de los ensayos
Los ensayos que se detallan a continuación, forman parte del trabajo de investigación
llevado a cabo por el Programa de Mejoramiento Genético y Productivo de Gevuina
sobre el manejo en vivero de plantas para la producción comercial (MEDEL, F, 2001 y
MEDEL,G, 2001).
3.6.1. Crecimiento de plántulas en invernadero en función del clon de procedencia
de las semillas (Ensayo 1). Con el propósito de comprobar si se presentaban diferencias
en el crecimiento de plantas de Gevuina provenientes de árboles semilleros distintos, el
21 de octubre del 2000, se sembraron 100 semillas de los clones SAR 26 y SAR 93 que
conformaron los tratamientos de este ensayo. Se emplearon como contenedores potes
plásticos de 300cc de capacidad con corteza de pino previamente homogeneizada como
sustrato, en los cuales de colocaron las semillas a una profundidad de 3 cm.
Posteriormente se procedió a la identificación de los potes y a su distribución en forma
aleatoria en el mesón de la sala. Se recurrió al uso del invernadero con el fin de tener un
mejor control de los factores externos que pudieran afectar el desarrollo de las plantas.
Se controló el riego y se mantuvo una buena aireación de la sala mediante la apertura de
escotillas cenitales y basales del invernadero.
3.6.2. Crecimiento de plántulas en vivero en función del clon de procedencia de las
semillas y la aplicación de fertilizantes nitrogenados sólidos (Ensayo 2). Se
dispusieron las semillas provenientes de los clones SAR 26, SAR 59 y SAR 93 en 3
surcos de 60 m de largo, a una distancia de 60 cm entre hilera, 10 cm sobre hilera y 5 cm
(*) Monceren® 250 FS
(Bayer)
(**) Gusathion® M 35% WP
(Bayer)
de profundidad. Se dividieron los surcos en 18 parcelas distribuidas al azar en las cuales
se efectuaron los tratamientos de fertilización de acuerdo al aporte de nitrógeno de los
fertilizantes, abarcando dosis de 20, 40 y 80 kg/N/ha (Cuadro 5).
CUADRO 5. Tratamientos del ensayo N° 2.
ARBOL
TIPO DE FERTILIZANTE Y NIVEL DE FERTILIZACION
SEMILLERO
Testigo
Mezcla
Urea
Salitre
Salitre
Salitre
Osorno
20
20
40
80 kg/N/ha
Forestal
kg/N/ha
kg/N/ha
kg/N/ha
20
kg/N/ha
T0 (0)
T1
T2
T3
T4
T5
SAR 26
SAR 59
T01 (0)
T11
T21
T31
T41
T51
SAR 93
T02 (0)
T12
T22
T32
T42
T52
La aplicación de fertilizantes en todos los tratamientos se realizó en cobertera el 12 de
diciembre de 2000, teniendo las plántulas una altura promedio de 4 cm. En los
tratamientos con 80 kg/N/ha la primera aplicación se hizo con 40 kg/N/ha, parcializando
luego a los 30 y 60 días con 20 kg/N/ha en cada repetición.
3.6.3. Crecimiento de plantas de 2 años en función de la aplicación de fertilizantes
sólidos y foliares (Ensayo 3). Con la finalidad de comparar las respuestas de plantas de
Gevuina a la aplicación de dos fertilizantes nitrogenados sólidos de distinta fuente y uno
foliar, se dividió la platabanda de siembra en 4 parcelas de 6 m2 para posteriormente
homogeneizar el material experimental, identificando y seleccionando los árboles que
tuviesen 54 5 cm de altura al 13 de febrero de 2001. Los tratamientos de fertilización
fueron: un testigo, salitre y urea aplicados en dosis de 20 kg/N/ha y fertilización foliar
con 5 aplicaciones de una solución al 0,3%, con un mojamiento equivalente a 300 L/ha
(Cuadro 6).
CUADRO 6. Tratamientos del ensayo N° 3.
Tratamiento (N°)
Tipo y nivel de fertilización
Tratamiento 1 (T0)
Testigo (0)
Tratamiento 2 (T1)
Salitre 125 kg/ha (20 kg/N/ha)
Tratamiento 3 (T2)
Urea 43,5 kg/ha (20 kg/N/ha)
Tratamiento 4 (T3)
Bayfolan® (500 g/N/há)
Los fertilizantes nitrogenados sólidos se aplicaron en cobertera el 14 de febrero y en el
caso del fertilizante foliar, las aspersiones se hicieron con bomba de espalda de acuerdo
al calendario descrito en el Cuadro 7.
CUADRO 7. Calendario de aplicaciones de fertilizante foliar Bayfolan® 250 SL del
ensayo N° 3.
APLICACION
1
2
3
4
5
3.6.4.
FECHA
14-Febrero-2001
21-Febrero-2001
28-Febrero-2001
07-Febrero-2001
14-Febrero-2001
Crecimiento de plantas de 2 años en función de la aplicación de un
fertilizante foliar (Ensayo 4). Con el propósito de evaluar la respuesta de plantas de
Gevuina a la aplicación temprana de un fertilizante foliar, se dividió la platabanda de
plantación en 2 parcelas de 8 m2, una de las cuales sirvió de testigo y la otra fue tratada
con 5 aplicaciones de fertilizante foliar en solución al 0,3%, con un mojamiento
equivalente a 300 L/ha. Las aspersiones se efectuaron con bomba de espalda de acuerdo
al calendario indicado en el Cuadro 8.
CUADRO 8. Calendario de aplicaciones de fertilizante foliar Bayfolan® 250 SL del
ensayo N° 4.
APLICACION
FECHA
1
2
3
4
5
19-Enero-2001
22-Enero-2001
25-Enero-2001
28-Enero-2001
31-Enero-2001
3.7. Diseño experimental
En los ensayos N° 1, 3 y 4 se utilizó un diseño jerárquico, considerando como fuentes de
variación el origen de la semilla (1) y los niveles de fertilizantes sólidos y líquidos (3 y
4). En el ensayo N° 2 se ocupó un diseño factorial 3x6, cuyas fuentes de variación
corresponden al clon de procedencia de la semilla, los niveles de fertilización
nitrogenada y la interacción respectiva.
3.8. Observaciones y mediciones
El levantamiento de los ensayos fue realizado entre el 23 de abril y el 19 de mayo del
2001. El número de unidades experimentales tomadas varió entre 11 y 25 según cada
ensayo.
Para la extracción de plantas en terreno se utilizó una pala recta, procurando mantener
intacto el delicado sistema radical. Luego las plantas fueron lavadas y evaluadas bajo los
siguientes parámetros:
- Altura (cm)
- Diámetro al cuello (mm)
- Diámetro a 20 cm (Sólo en plantas de 2 años) (mm)
- Número de hojas (N°)
- Peso seco parte aérea (g)
- Número de conglomerados proteiformes (N°)
- Número de raíces que originan conglomerados proteiformes (N°)
- Peso seco parte radical (g)
- Peso seco total (g)
Para efectuar las mediciones de peso seco, se colocaron las plantas en bolsas de papel,
separando la parte aérea de la radical y secadas en una estufa de aire caliente recirculante
a 60° C durante 24 horas. En el pesaje se utilizó una balanza analítica digital, con una
precisión de 0,1 g.
3.9. Tratamientos estadísticos de los datos
Los datos obtenidos fueron sometidos a un ANDEVA a un nivel de probabilidad de 5%
(p0,05). Se verificó la homogeneidad de varianzas con el test de Bartlett (p0,05) y la
normalidad con el test de Shapiro-Wilks W (p0,01). En las pruebas de comparación de
medias se utilizó la prueba L.S.D. (p0,05). Los datos que no cumplieron los principios
de aleatoridad, independencia y normalidad fueron transformados mediante funciones
matemáticas (STEEL y TORRIE, 1985). En el análisis estadístico se utilizó el software
“Statgraphics Plus” de “Statistical Graphics Corp”, v. 2.0.
4. PRESENTACION Y DISCUSION DE
RESULTADOS
4.1. Presentación general
A continuación se presentan y discuten los resultados obtenidos en una serie de ensayos
en vivero, con plantas procedentes de distintos árboles semilleros seleccionados y
sometidas a tratamientos de fertilización nitrogenada en distintos niveles y formas de
aplicación.
4.2. Crecimiento de plántulas en invernadero en función del
clon de procedencia de las semillas
En general las plantas procedentes de los dos árboles semilleros empleados, no
manifestaron diferencias significativas en los índices de crecimiento evaluados, salvo en
el sistema radical en los parámetros de número de conglomerados proteiformes y
número de raíces que los originan, en los cuales las plantas provenientes de semillas del
clon SAR 26, obtuvieron valores superiores a las plantas provenientes de semillas del
clon SAR 93 (Cuadro 9).
Diversos autores han formulado distintas hipótesis para explicar las causas que originan
y que afectan la formación de conglomerados proteiformes. MALAJCZUK y BOWEN
(1974), indican que la formación de conglomerados proteiformes es principalmente
inducida por microorganismos no infecciosos de la rizósfera. Esto ha sido corroborado
experimentalmente en Gevuina por RAMIREZ et al. (1990), quienes
obtuvieron
diferencias en el tamaño de raíces y número de conglomerados proteiformes en plantas
cultivadas en suelo normal y estéril. WATT y EVANS (1999) y Lamont (1960), citado
por GRINBERGS et al. (1987), afirman que en la formación de conglomerados influyen
otros factores externos tales como el nivel de nutrientes y la humedad del suelo. Por su
parte, MEDEL, G (2001), sostiene que un exceso de humedad en la zona radical
producto de un mal drenaje del suelo, afecta la formación de conglomerados
proteiformes y el crecimiento de Gevuina. Dado que las condiciones del sustrato, del
medio y de manejo fueron similares para todas las plantas en este estudio, es posible
descartar que estos factores hubiesen influido en favor de uno de los grupos de plantas
evaluados.
CUADRO 9. Efecto de la fuente de semilla sobre los índices de crecimiento de Gevuina
avellana bajo condiciones de invernadero
Parámetro
Altura (cm)
Diámetro altura de cuello (mm)
Hojas (N°)
Peso seco parte aérea(g)
Conglomerados Proteiformes (N°)
Raíces con conglomerados (N°)
Peso seco parte radical (g)
Peso seco total (g)
Arbol semillero
SAR 26
7,56
a
3,4
a
5,2
a
0,876
a
4,68
a
3,08
a
0,596
a
1,472
a
SAR 93
7,94
a
3,5
a
5,6
a
0,828
a
2,32
b
1,6
b
0,504
a
1,332
a
* Letras distintas indican diferencias significativas. L.S.D. (p 0,05).
Las diferencias en el número de conglomerados proteiformes y las raíces que los
originan de las plantas evaluadas, podrían ser atribuidas a factores hereditarios, tal como
ha sido señalado por GRINBERGS et al. (1987) y RAMIREZ et al. (1990), quienes
afirman que la formación y el desarrollo de raíces proteiformes estarían gobernados por
factores genéticos y la edad. En este caso en particular la edad es un factor que bien
podría no haber influido, puesto que las plantas tenían el mismo tiempo de desarrollo al
momento de su evaluación (180 días).
La formación de conglomerados proteiformes parece ser el resultado de interacciones
más complejas en las cuales influyen diversos factores bióticos y abióticos, por lo cual
es difícil evaluar en forma separada la influencia de cada uno de ellos sobre el sistema
radicular. No obstante, de acuerdo al desarrollo de este ensayo, se presume que las
plantas provenientes del clon SAR 26, podrían tener una mayor tendencia natural a la
formación de conglomerados proteiformes en comparación a aquellas provenientes del
clon SAR 93. La mayor predisposición genética de ciertas plantas de Gevuina a la
formación de conglomerados proteiformes ha sido señalada por RAMIREZ et al. (1990),
quienes han comprobado este hecho en plantas procedentes de árboles semilleros de
distinto origen geográfico. Este antecedente podría en parte aclarar los resultados
obtenidos, puesto que se debe considerar que el material vegetal que conforma la serie
clonal SAR es originario de distintas zonas de las regiones IX y X (MEDEL y MEDEL,
2000).
De acuerdo al concepto de adaptabilidad productiva señalado por MEDEL, F (2001), la
mayor predisposición genética de ciertas plantas de Gevuina a la formación de
conglomerados proteiformes puede ser una característica de gran importancia, ya que si
efectivamente se relaciona con el aumento de la capacidad de absorción de agua y
captación de nutrientes del suelo (RAMIREZ et al., 1990; DINKELAKER et al., 1995;
JOHNSON et al., 1996 y WATT y EVANS, 1999), la adaptabilidad de las plantas a
condiciones de sequías estivales y a baja disponibilidad de fósforo podría ser
seleccionada tempranamente mediante la elección del árbol semillero.
El hecho que no se hayan obtenido diferencias en el resto de los parámetros medidos
indica que un mayor número de conglomerados proteiformes no favoreció el crecimiento
de las plantas provenientes de semillas del clon SAR 26, lo cual coincide con lo
señalado por GRINBERGS et al. (1987) y MEDEL, G (2001), quienes han demostrado
que existe una baja correlación entre el número de conglomerados proteiformes y el
vigor general de la planta.
4.3. Crecimiento de plántulas en vivero en función del clon de
procedencia de las semillas y la aplicación de fertilizantes
nitrogenados sólidos
El presente ensayo fue establecido con el propósito de comparar el crecimiento de
plantas de Gevuina procedentes de distintos árboles semilleros en condiciones naturales
de vivero. En conjunto a lo anterior se intentó estimular el crecimiento con la aplicación
de fertilizantes nitrogenados en distintas dosis. Experiencias previas (MEDEL, G, 2001),
indicaban que niveles por sobre los 80 kg/N/ha no producían efectos benéficos sobre el
crecimiento en el primer año de desarrollo, por lo cual se decidió ensayar con dosis
menores.
4.3.1. Efecto del árbol semillero de origen. De acuerdo a los resultados presentados en
el Cuadro 10, hubo diferencias significativas en todos los parámetros medidos, a
excepción del número de hojas. Las plantas provenientes de semillas de los clones SAR
26 y SAR 59, arrojaron índices de crecimiento superiores a las provenientes de semillas
del clon SAR 93. Por otra parte, entre plantas de semillas de los clones SAR 26 y SAR
59 sólo hubo diferencias en el diámetro al cuello, cuyo promedio fue significativamente
superior en plantas provenientes de este último.
Al igual que en el ensayo realizado en invernadero, las plantas provenientes de semillas
del clon SAR 26 obtuvieron valores superiores a las provenientes de semillas del clon
SAR 93, en los parámetros de números de conglomerados proteiformes y raíces que los
originan, lo cual apoya a que éstas características morfológicas estarían asociadas a
factores hereditarios de la planta. Por otra parte al comparar las plantas de semillas de
los clones SAR 26 y SAR 53 con las provenientes del clon SAR 93, los resultados
obtenidos en los parámetros altura, peso seco de la parte aérea, radical y total, indicarían
la existencia de diferencias en el crecimiento de las plantas de acuerdo al árbol semillero
de procedencia.
CUADRO 10. Efecto de la fuente de semilla sobre los índices de crecimiento en
plántulas de Gevuina provenientes de tres clones de la serie SAR.
Parámetro
Altura (cm)
Diámetro altura de cuello (mm)
Hojas (N°)
Peso seco parte aérea (g)
Conglomerados proteiformes (N°)
Raíces con conglomerado (N°)
Peso seco parte radical (g)
Peso seco total (g)
SAR 26
13,9
a
5,1
b
12,1
a
3,2
a
15,8
a
8,4
a
0,7
a
3,9
a
Arbol semillero
SAR 59
14,8
a
5,9
a
12,5
a
3,5
a
14,7
a
7,7
a
0,7
a
4,2
a
SAR 93
11,7
b
4,8
c
12,7
a
2,6
b
11,1
b
6,6
b
0,6
b
3,2
b
* Letras distintas indican diferencias significativas. L.S.D. (p<0,05).
Analizando específicamente los valores de diámetro del cuello, se puede observar que
las plantas que obtuvieron diámetro mayor (5,9 mm) corresponden a las provenientes del
clon SAR 53, por el contrario, las que obtuvieron el menor (4,8 mm), provienen del clon
SAR 93. Al comparar estos resultados con el vigor indicado por MEDEL et al. (2004),
para los árboles semilleros madres (Anexo 7), se observa una similitud en cuanto al
orden de los valores obtenidos del diámetro al cuello de la descendencia. Estos
resultados confirman lo indicado por MEDEL, G (2001), respecto a que el diámetro del
cuello podría ser un indicador relativamente confiable para la determinación temprana
del vigor, ya que presenta una alta correlación con el peso seco de la planta.
Según lo indicado por HARTMANN y KESTER (1988), el fenotipo de árboles
semilleros madres es un buen indicador del fenotipo de la descendencia. Con una
adecuada selección de árboles es posible determinar algunas características tales como
forma del tallo, hábito de ramificación, tasa de crecimiento y resistencia a enfermedades
e insectos, entre otras cualidades.
De acuerdo a los resultados obtenidos, se puede inferir que el árbol de procedencia de
las semillas, puede determinar las características estructurales de la descendencia, pese a
que la semilla sea el resultado de una polinización cruzada. Esto podría tener gran
importancia en la identificación de árboles semilleros que permitan la obtención de
individuos de bajo vigor, que sirvan de portainjertos para el establecimiento de
plantaciones frutales de Gevuina en alta densidad, o bien individuos de gran vigor
destinados a actividades de forestación.
4.3.2.
Efecto del nivel de fertilización. En general las plantas no manifestaron
respuestas a la aplicación de fertilizantes nitrogenados, a excepción del parámetro altura
en el cual los tratamientos fertilizados con 20 kg/N/ha en forma de salitre y urea y 40
kg/N/ha en forma de salitre, mostraron un leve aumento con respecto al testigo. Por otra
parte, en plantas fertilizadas con 20 kg/N/ha en forma de mezcla completa y 80 kg/N/ha
en forma de salitre, no se obtuvo un incremento en la altura en comparación al
tratamiento testigo (Cuadro 11).
CUADRO 11. Indices de crecimiento de plantas de Gevuina de primer año sometidas a
la aplicación de fertilizantes al suelo.
Parámetro
Testigo
0
kg/N/ha
Urea
20
kg/N/ha
O. Forestal
20 kg/N/ha
Salitre
20
kg/N/ha
Salitre
40
kg/N/ha
Salitre
80
kg/N/ha
Altura (cm)
Diámetro altura
de cuello(mm)
Hojas (N°)
Peso seco parte
aérea (g)
Conglomerados
proteiformes
(N°)
Raíces con
conglomerados
(N°)
Peso seco parte
radical (g)
Peso seco total
(g)
12,4 b
5,3 a
14,1 a
5,3 a
12,8 b
5,3 a
14,1 a
5,3 a
14,0 a
5,3 a
13,2 ab
5,2 a
12,6 a
2,7 a
12,7 a
3,3 a
11,9 a
3,0 a
12,3 a
3,3 a
11,9 a
3,3 a
13,2 a
3,0 a
11,8 a
15,6 a
12,6 a
15,9 a
13,4 a
14,5 a
6,8 a
8,0 a
7,2 a
8,0 a
7,0 a
8,0 a
0,6 a
0,7 a
0,6 a
0,7 a
0,6 a
0,6 a
3,3 a
4,0 a
3,6 a
4,0 a
3,9 a
3,6 a
* Letras distintas indican diferencias significativas. L.S.D. (p 0,05).
El aumento en la altura registrado en los tratamientos con 20 y 40 kg/N/ha pareciera
indicar que las plantas respondieron positivamente a la aplicación de fertilizantes
nitrogenados en las dosis más bajas, sin embargo al contrastar estos resultados con el
resto de índices de crecimiento, se puede observar que en ninguno de los tratamientos se
logró estimular el crecimiento en biomasa de la planta, ya que no hubo diferencias
significativas en los índices de peso seco. El hecho que no se hayan obtenido diferencias
significativas en la mayoría de los índices de crecimiento medidos entre el tratamiento
testigo y las plantas fertilizadas hace suponer que el nivel de nitrógeno en el suelo pudo
ser suficiente para satisfacer el requerimiento interno de las plantas. En los tratamientos
fertilizados se pudo haber producido una situación de consumo de lujo, en la cual el
nutriente aumenta su concentración en la planta, sin exhibir un aumento significativo en
el crecimiento o en el rendimiento (TISDALE et al., 1993).
Por otra parte, se ha comprobado que un nivel de fertilización de 132 kg/N/ha en forma
de nitrato puede provocar efectos negativos sobre altura y el diámetro en plantas de
Gevuina de primer año (MEDEL, G, 2001). En el caso específico de los tratamientos
fertilizados con 20 kg/N/ha en forma de salitre y urea, no se registraron diferencias
significativas entre ellos en ningún parámetro evaluado, lo que indicaría que a este nivel,
no sería relevante que el nitrógeno sea suministrado en forma de urea o nitrato.
De acuerdo a lo señalado por MEDEL (1988), el nitrógeno es el macroelemento que
presenta una mayor deficiencia en especies frutales cultivadas en el sur de Chile,
seguido por K, Mg y Ca. El suelo en que se trabajó presentaba un bajo nivel de N
aprovechable, por lo cual se esperaba una respuesta positiva de las plantas de Gevuina a
la aplicación de fertilizantes nitrogenados. La escasa respuesta mostrada por las plantas a
la fertilización, de igual forma podría explicarse por el origen de la serie clonal SAR,
cuyos árboles fueron seleccionados precisamente por su gran adaptación a suelos de baja
fertilidad (MEDEL, F, 2001). Esto permite inferir que las plantas provenientes de
semillas de estos clones, presentarían por factores hereditarios una baja exigencia de
fertilización.
Otra explicación podría encontrarse en las raíces proteiformes que forma Gevuina, las
cuales se presume que están relacionadas con un aumento de la eficiencia en la
obtención de nutrientes en suelos de baja fertilidad (WATT y EVANS, 1999). Estudios
efectuados en lupino demuestran que los conglomerados proteiformes cumplen un rol
fundamental en lo que se refiere a la absorción de fósforo en condiciones de baja
disponibilidad de este elemento. DINKELAKER et al. (1995) y JOHNSON et al.
(1996), señalan que en Lupinus albus los conglomerados proteiformes excretan ácidos
orgánicos, de entre los cuales se destacan el ácido cítrico, málico y succínico. Se cree
que estos compuestos aumentan la movilidad de nutrientes a través de acidificación,
reducción y quelación de las escasas formas solubles de fósforo y micronutrientes tales
como fierro y manganeso.
Al comprobar los resultados de este ensayo con los obtenidos por MEDEL, G (2001), se
puede inferir que las plantas de Gevuina en su primer año de crecimiento no responden
satisfactoriamente a la aplicación de fertilizantes nitrogenados en dosis entre 20 y 320
kg/N/ha, lo cual deja abierta la posibilidad que podría existir una respuesta positiva con
dosis aún menores que las empleadas en estos ensayos. Para esto sería necesario utilizar
métodos alternativos que permitan el suministro de fertilizantes en dosis aún más bajas,
como pueden ser el fertirriego o la aplicación de soluciones nutritivas por vía foliar.
4.3.3. Interacción entre árbol semillero de origen y nivel de fertilización. En general
las plantas de Gevuina no registraron interacciones en los principales índices de
crecimiento evaluados, a excepción del parámetro altura (Anexo 9). Como se observa en
la Figura 3, las plantas procedentes de los clones SAR 26, SAR 59 y SAR 93 mostraron
una respuesta diferencial a los tratamientos de fertilización. En las plantas provenientes
del clon SAR 93, la adición de fertilizantes nitrogenados provocó un efecto depresivo en
la altura, contrariamente a lo que se observa en aquellas provenientes de los clones SAR
26 y SAR 59, en las cuales se produjo un aumento significativo con respecto al
tratamiento testigo.
FIGURA 3. Altura de plantas como efecto de la interacción entre el árbol semillero de
origen y el nivel de fertilización.
El tratamiento efectuado con 20 kg/N/ha en forma de urea fue el que provocó el mayor
crecimiento en las plantas provenientes de los clones SAR 59 y SAR 93. Asimismo, con
20 kg/N/ha, pero en forma de salitre se obtuvo el mayor crecimiento en plantas
provenientes del clon SAR 26.
Kramer y Kozlowski (1976), citados por GODDARD y HOLLIS (1984), sostienen que
entre especies, existen grandes diferencias en la adaptación a la disponibilidad de
nutrientes del suelo e incluso entre individuos de la misma especie, se pueden presentar
respuestas diferenciales a la nutrición mineral. Considerando las diferencias
estructurales y de vigor que presentan los clones de los cuales se obtuvieron las semillas
(MEDEL et al., 2004), parece razonable que las plantas hayan respondido en forma
distinta en el incremento de altura con los tratamientos de fertilización. Las plantas que
presentaron una respuesta positiva a la aplicación de fertilizantes, provienen de los
clones SAR 26 y SAR 59 y son también en las cuales se registró un mayor desarrollo de
la parte radical. Esto se podría explicar por el aumento de superficie de absorción que
implica un sistema radical más desarrollado y por el mayor número de conglomerados
proteiformes, los que podrían haber contribuido a aumentar la capacidad de absorción de
agua y de los nutrientes disueltos en ella (RAMIREZ et al., 1990).
El hecho que se presenten diferencias en la respuesta de las plantas de Gevuina a la
aplicación de fertilizantes hace pensar que la fertilización de esta especie en un futuro
podría estar recomendada de acuerdo al vigor de la planta y los requerimientos
específicos de nutrición. En la actualidad, como ocurre en otras especies, existen
programas determinados de fertilización en frutales de acuerdo al suelo y estado
fenológico y cultivar que se trate (ROMAN, 2001). Para efectuar una recomendación de
fertilización, cobran vital importancia algunos métodos como el análisis foliar, que
permiten establecer estado nutricional de la planta. Para el caso de Gevuina se hará
necesario establecer los protocolos correspondientes para determinar los niveles óptimos
de fertilización de cada caso en particular. Parte de este trabajo ha sido iniciado en
Gevuina por MEDEL, G (2001), no obstante existe un gran trabajo por delante que
realizar.
4.4. Crecimiento de plantas de dos años en función de la
aplicación al suelo y por vía foliar de fertilizantes
nitrogenados
Con la aplicación de fertilizantes nitrogenados al suelo no se logró estimular de manera
satisfactoria el crecimiento de las plantas de Gevuina en su primer año de desarrollo.
Solamente la altura mostró un aumento con la menor dosis aplicada (20 kg/N/ha), lo que
hacía sospechar que era posible obtener respuestas en crecimiento ensayando con dosis
de fertilización aún más bajas. El fertirriego hubiese sido la vía más adecuada para este
propósito, sin embargo dado que el vivero no contaba con este sistema, se recurrió a la
alternativa de fertilización por vía foliar. Se efectuaron dos ensayos con plantas de dos
años, en los cuales se utilizó la dosis más baja empleada en plantas de primer año y un
fertilizante foliar aplicado a principios y finales verano.
En el ensayo realizado a finales de verano en el cual se utilizaron fertilizantes
nitrogenados aplicados al suelo y por vía foliar, solamente se registraron diferencias
significativas en la altura entre los tratamientos fertilizados con 20 kg/N/ha (en forma de
salitre y urea) y el tratamiento fertilizado vía foliar, no obstante ninguno de ellos fue
superior al tratamiento testigo (Cuadro 12).
CUADRO 12. Indices de crecimiento de plantas de Gevuina de segundo año, sometidas
a fertilización al suelo y foliar.
Parámetro
Testigo
(0 kg/N/ha)
Altura (cm)
55,1 ab
Diámetro altura de 12,6 a
cuello (mm)
Diámetro a 20 cm 8,1 a
(mm)
Hojas (N°)
28,9 a
Peso seco parte 57,3 a
aérea (g)
Conglomerados
17,1 a
Proteiformes (N°)
Raíces
con 8,9 a
conglomerados
(N°)
Peso seco parte 16,4 a
radical (g)
Peso seco total (g) 73,7 a
Salitre
(20 kg/N/ha)
53,4 b
12,4 a
Urea
(20 kg/N/ha)
53,4 b
13,6 a
Bayfolan®
(500 g/N/ha)
56,8 a
13,9 a
7,8 a
8,6 a
8,4 a
25,1 a
52,4 a
23,5 a
54,5 a
26,7 a
52,3 a
20,1 a
19,4 a
21,1 a
10,7 a
9,1 a
10,6 a
13,1 a
13,9 a
13,1 a
65,5 a
68,4 a
65,4 a
* Letras distintas indican diferencias significativas. L.S.D. (p 0,05).
CUADRO 13. Indices de crecimiento de plantas de Gevuina fertilizadas por vía foliar
con Bayfolan®.
Parámetro
Altura (cm)
Testigo
(0 Kg/N/ha)
53,7 b
Bayfolan®
(500 g/N/ha)
60,6 a
Diámetro altura de cuello (mm)
Diámetro a 20 cm (mm)
Conglomerados proteiformes (N°)
Raíces con conglomerados (N°)
Hojas (N°)
Peso seco parte aérea (g)
Peso seco parte radical (g)
Peso seco total (g)
13,4 b
8,2 a
17,2 a
8,0 a
23,9 a
49,7 b
11,9 b
61,6 b
14,9 a
8,9 a
12,3 b
6,6 a
23,1 a
65,6 a
15,8 a
81,4 a
* Letras distintas indican diferencias significativas. L.S.D. (p 0,05).
Por otra parte, como se observa en el Cuadro 13, las plantas fertilizadas por vía foliar y
temprano en verano, mostraron un incremento en sus índices de crecimiento, registrando
valores significativamente superiores al tratamiento testigo en los parámetros altura,
diámetro a la altura de cuello, peso seco de la parte aérea, peso seco de la parte radical y
peso seco total. La excepción estuvo dada en el parámetro N° de conglomerados
proteiformes, lo cual podría ser explicado por el contenido de fósforo presente en el
fertilizante foliar ya que DINKELAKER et al. (1995), sostienen que el número de
conglomerados proteiformes se pueden ver disminuidos con aplicaciones foliares de
fósforo en Lupinus albus L.(Lupino blanco) y Myrica cerifera L.(Arbol de la cera). Esto
demuestra que la concentración interna de este elemento puede influir sobre el número
de conglomerados de la raíz, ejerciendo un efecto inhibitorio en su formación.
Los resultados presentados indican que las plantas de Gevuina respondieron
positivamente a la aplicación de fertilizantes en bajas dosis, ya que con solamente 500
g/N/ha suministrados por vía foliar se logró un aumento significativo en la mayoría de
los índices de crecimiento medidos en plantas fertilizadas a principios de verano. Por
otra parte los tratamientos con fertilizantes al suelo y en forma foliar efectuado a finales
de verano no se produjo un aumento significativo en el crecimiento, lo cual indica que el
momento de aplicación sería un factor de gran importancia en la respuesta de Gevuina a
la fertilización. El mayor crecimiento obtenido en plantas fertilizadas a principios de
verano puede explicarse por el aumento en la demanda de elementos nutritivos que
presentan las plantas en periodos de activo crecimiento y sobre todo del nitrógeno por
ser el principal elemento promotor del crecimiento (TISDALE et al., 1993). Hasta el
momento, no existen estudios que hayan descrito la relación de los estados fenológicos
de Gevuina con el requerimiento interno de elementos minerales, sin embargo en
consideración a los resultados obtenidos, el suministro temprano en la temporada de
fertilizantes en bajas dosis parece ser el modo más apropiado para obtener aumentos
significativos en el crecimiento. Ante estos hechos, surgen interrogantes acerca de los
mecanismos involucrados que no permiten una respuesta satisfactoria con la aplicación
de fertilizantes en las dosis tradicionalmente utilizadas en la agricultura.
Por otra parte, existen otros aspectos que deben ser considerados con relación al
fertilizante foliar utilizado. Además, de los elementos tradicionales contenidos en una
mezcla fertilizante (nitrógeno, fósforo y potasio), Bayfolan® contiene una serie de
microelementos que podrían haber contribuido a una mejor nutrición de la planta. Sin
embargo, dado que tales elementos se encuentran en cantidades muy pequeñas en el
compuesto, es muy poco probable que estos sean la causa de un aumento tan
significativo en los índices de crecimiento medidos. Del mismo modo, se debe
considerar que Bayfolan® agrega en su composición química, hormonas del grupo de
las auxinas, las cuales podrían haber influido en el crecimiento de las plantas con un
alargamiento de los espacios internodales (DEVLIN, 1970). Todos estos aspectos son de
gran interés para continuar con trabajos
que permitan dilucidar en términos más
completos la particular respuesta nutricional del crecimiento de plantas juveniles de
Gevuina, dada las particulares características de su estructura radical. Una mayor
comprensión de estos mecanismos, ayudaría a mejorar la productividad de una planta
nativa en un ambiente natural, sustentable y a hacer un mejor uso del recurso forestal
nativo del país.
5. CONCLUSIONES
De acuerdo a los resultados presentados, analizados y discutidos, de los ensayos
efectuados en plantas de Gevuina de primer y segundo año, se pueden extraer las
siguientes conclusiones sobre el crecimiento de plantas en vivero, en relación con el
árbol semillero de procedencia y la aplicación de fertilizantes sólidos al suelo y líquidos
por vía foliar.
- Se obtuvieron diferencias significativas en el crecimiento de plantas procedentes de
semillas de distintos árboles semilleros. Esto permite sostener que el factor hereditario
de la planta madre es primordial para la determinación del vigor de la descendencia, lo
cual debe ser considerado en la búsqueda de individuos superiores para ser trabajados en
futuros programas de mejoramiento genético de la especie.
- Con la aplicación de fertilizantes al suelo, sólo se produjo un aumento significativo en
la altura de la planta, con bajos niveles de fertilización nitrogenada. Esto podría
significar que las dosis de fertilización que normalmente estimulan el desarrollo en otras
especies cultivadas no serían adecuadas para plantas de Gevuina de primer y segundo
año.
- Según el árbol de procedencia de las semillas, las plantas de Gevuina mostraron una
respuesta diferencial de crecimiento en altura con la aplicación de fertilizantes en
distintas dosis. De acuerdo a esto, la capacidad de respuesta a los tratamientos de
fertilización, podría estar vinculada a factores genéticos de la planta.
- El suministro de fertilizante por vía foliar con dosis significativamente menores a las
aplicadas en el suelo, puede estimular de mejor manera el crecimiento de plantas de
Gevuina, siempre que las aplicaciones se realicen en periodos de activo crecimiento
meristemático o internodal (Primavera – verano).
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ANEXOS
ANEXO 1.
Valores medios de las características
climáticas de la zona de Valdivia.
Parámetro
Radiación (kcal/cm2/año)
Temperatura anual (°C)
Horas frío (N°)
Temperatura verano (°C)
Período térmico vegetativo (meses)
Período libre de heladas (meses)
Inicio período libre de heladas (Fecha)
Precipitación anual (mm)
Precipitación primavera (mm)
Precipitación verano (mm)
Precipitación primavera-verano (mm)
Período seco (meses)
Promedio
100-110
11,5-12
1100
16
8
6
15/10
2250-2500
350-400
200-250
550-650
2-3
FUENTE: MEDEL (1988).
ANEXO 2. Características químicas del suelo del vivero
“La Paz”. (0-50 cm).
Parámetro
ph (1:2,5) agua
ph (1:2,5) CaCl2
Materia Orgánica (%)
N Mineral (ppm N-NO3)
Fósforo Aprovechable (ppm)
Potasio Interc. (ppm)
Sodio Interc. (meq/100 g.s.s.)
Calcio Interc. (meq/100 g.s.s.)
Magnesio Interc. (meq/100 g.s.s.)
Valor Promedio
5,3
4,7
13,3
15,8
4,6
75
0,07
0,69
0,27
Suma de Bases Int. (meq/100 g.s.s)
Aluminio Interc. (meq/100 g.s.s.)
Saturación de Aluminio (%)
1,22
0,21
16,48
FUENTE: MEDEL, G (2001).
ANEXO 3. Características estructurales de tres clones de
la serie SAR.
Parámetro
Altura (m)
N° de ramas laterales a 1,5m (N°)
Diámetro de proyección de la copa (m)
Diámetro basal de tronco a ras de suelo (cm)
Diámetro del tronco a 20-40 cm del suelo (cm)
Diámetro del tronco a 1,5 m (cm)
Vigor
Clon
26
7,8
10
4,8
38,2
16,4
9,8
Medio
59
5,6
15
6,1
36,3
16,3
14,5
Alto
93
4,3
5
3,9
32,8
13,6
8,9
Bajo
FUENTE: MEDEL et al. (2004).
ANEXO 4. Características de las nueces de tres clones de
la serie SAR.
Parámetro
Producción (kg/pl)
Nuez
Nueces/kg
Peso (g)
Diámetro ecuatorial (mm)
Diámetro polar (mm)
Forma (DE/DP)
Semilla
Peso (g)
Diámetro (mm)
Proporción (%)
Clon
26
22,80
59
24,65
93
11,79
521
1,89
16,58
18,80
0,98
461
2,27
17,30
19,95
0,86
414
2,44
17,25
20,13
0,85
0,68
11,23
35,25
0,81
11,70
37,05
0,89
11,65
36,58
Pericarpio
Peso (g)
Proporción (%)
Grosor (mm)
1,28
66,50
2,68
1,37
63,23
2,80
1,56
64,30
2,80
FUENTE: MARTINEZ (2001).
ANEXO 5.
Composición de los fertilizantes sólidos
utilizados en el estudio.
Fertilizante
Salitre sódico
Mezcla Osorno Forestal
Urea perlada
Elementos nutritivos (%)
N
P2O5 K2O
S
16
0,5
0,1
5
26
4
3
46
MgO
0,2
3
CaO
B
14
1,5
FUENTE: ROMAN et al. (2001).
ANEXO 6.
Composición nutricional y características
técnicas de Bayfolan® 250 SL.
Característica
Ingredientes activos
Concentración y formulación
Modo de acción
FUENTE: AFIPA (1998).
Descripción
N, P, K, Fe, Mn, B, Cu, Zn, Ni, Co, Mb, S,
Vitamina B1, auxinas de crecimiento, sustancias
tampón.
N=11%,P2O5=8%,K2O=6%
(Concentrado
soluble)
Sistémico
ANEXO 7. Altura de plantas de Gevuina de primer año
procedentes de semillas de clones seleccionados y
sometidas tratamientos de fertilización.
Tratamiento
Media (cm)
Grupos homogéneos
SAR 59 – Urea (20 kg/N/ha)
16,10
a
SAR 59 – Salitre (20 kg/N/ha)
15,73
a
SAR 26 – Salitre (20 kg/N/ha)
15,17
a b
SAR 59 – O. Forestal (20 kg/N/ha)
14,90
a b c
SAR 59 – Salitre (40 kg/N/ha)
14,83
a b c
SAR 26 – Salitre (30 kg/N/ha)
14,70
a b c
SAR 59 – Salitre (80 kg/N/ha)
14,57
a b c
SAR 26 – Salitre (80 kg/N/ha)
13,90
a b c d
SAR 26 – Urea (20 kg/N/ha)
13,20
b c d e
SAR 93 – Urea (20 kg/N/ha)
13,10
b c d e
SAR 26 – O. Forestal (20 kg/N/ha)
13,10
b c d e
SAR 26 – Testigo (0 kg/N/ha)
12,65
c d e f
SAR 93 – Testigo (0 kg/N/ha)
12,62
c d e f
SAR 93 – Salitre (40 kg/N/ha)
12,37
d e f g
SAR 59 – Testigo (0 kg/N/ha)
11,75
e f g
SAR 93 – Salitre (20 kg/N/ha)
11,43
e f g
SAR 93 – Salitre (80 kg/N/ha)
10,54
f g
SAR 93 – O. Forestal (20 kg/N/ha)
10,27
g
* Letras distintas indican diferencias significativas. L.S.D. (p 0,05).
ANEXO 8. Análisis estadístico ensayo N° 1
Altura de planta
Fuente
de
variación
Clon
Error
Total (corregido)
Cv: 22%
Suma
de
Cuadrados
1,805
140,32
142,125
G.L.
1
48
49
Cuadrado
Medio
1,805
2,923
F- Calculado p-Valor
0,62
0,4359
Diámetro al cuello
Fuente de variación
Clon
Error
Total (corregido)
Suma
de
Cuadrados
0,0018
0,046888
0,048688
G.L.
1
48
49
Cuadrado
F- Calculado
Medio
0,0018
1,84
0,000976833
p-Valor
0,1810
Cv: 9%
Número de conglomerados proteiformes (Transformado con la función (X+0,5)-2)
Fuente de variación
Clon
Error
Total (corregido)
Cv: 41%
Suma
de
Cuadrados
4,61325
28,4922
33,1055
G.L.
1
48
49
Cuadrado
Medio
4,61325
0,593588
F- Calculado
p-Valor
7,77
0,0076
F- Calculado
p-Valor
9,97
0,0028
Raíces que originan conglomerados proteiformes
Fuente de variación
Clon
Suma
de G.L.
Cuadrados
27,38
1
Cuadrado
Medio
27,38
Error
Total (corregido)
131,84
159,22
48
49
2,74667
Suma
de
Cuadrados
2,0
50,0
52,0
G.L.
Cuadrado
Medio
2,0
1,04167
Cv: 35%
Número de hojas
Fuente de variación
Clon
Error
Total (corregido)
1
48
49
F- Calculado
p-Valor
1,92
0,1723
Cv: 19%
(Continuación Anexo 8)
Peso seco parte aérea
Fuente de variación Suma
de G.L.
Cuadrados
0,0288
1
Tratamiento
Error
4,696
48
Total (corregido)
4,7248
49
Cv: 36%
Cuadrado F- Calculado
Medio
0,0288
0,29
0,0978333
p-Valor
Cuadrado
Medio
0,1058
0,07415
F- Calculado
p-Valor
1,43
0,2382
0,5899
Peso seco parte radicular
Fuente de variación Suma
de G.L.
Cuadrados
0,1058
1
Tratamiento
Error
3,5592
48
Total (corregido)
3,665
49
Cv: 38%
Peso seco total
Fuente de variación Suma
de G.L.
Cuadrados
Tratamiento
0,245
1
Error
13,5248
48
Total (corregido)
13,7698
49
Cuadrado
Medio
0,245
0,281767
F- Calculado
p-Valor
0,87
0,3558
Cv: 37%
ANEXO 9. Análisis estadístico ensayo N°2
Altura (Transformado con la función (X+0,5) -2)
Fuente de variación
Suma
de G.L.
Cuadrados
6,792993
2
Clon
2,42489
5
Fertilización
10
Clon x Fertilización 3,60752
39,8512
237
Error
Total (corregido)
53,1917
254
Cuadrado
Medio
3,39647
0,484979
0,360752
0,168149
F- Calculado p-Valor
20,20
2,88
2,15
0,0000
0,0151
0,0219
Cv: 25%
Diámetro al cuello
Fuente de variación
Clon
Fertilización
Clon
Fertilización
Error
Total (corregido)
Cv: 16%
Suma
de
Cuadrados
0,529404
0,0080191
x 0,0824097
G.L.
1,30588
1,92776
237
254
2
5
10
Cuadrado
Medio
0,264702
0,00160382
0,00824097
F- Calculado p-Valor
48,04
0,29
1,50
0,00551002
Número de conglomerados proteiformes (Transformado con la función (X+0,5) -2)
0,0000
0,9176
0,1416
Fuente de variación
Clon
Fertilización
Clon
Fertilización
Error
Total (corregido)
Cv: 36%
Suma
de
Cuadrados
17,2565
9,20581
x 11,7986
G.L.
219,559
258,999
237
254
2
5
10
Cuadrado
Medio
8,62826
1,84116
1,17986
F- Calculado p-Valor
9,31
1,99
1,27
0,0001
0,0812
0,2461
0,926411
Raíces que originan conglomerados proteiformes
Fuente de variación
Clon
Fertilización
Clon
Fertilización
Error
Total (corregido)
Suma
de
Cuadrados
130,859
63,4314
x 142,221
G.L.
2339,62
2683,23
237
254
2
5
10
Cuadrado
Medio
65,4295
12,6863
14,2221
F- Calculado p-Valor
6,63
1,29
1,44
0,0016
0,2710
0,1632
9,87181
Cv: 30%
(Continuación Anexo 9)
Número de hojas (Transformado con la función (X+0,5) -2)
Fuente de variación
Clon
Fertilización
Clon
Fertilización
Error
Total (corregido)
Cv: 18%
Suma
de
Cuadrados
0,313571
1,07975
x 1,27145
G.L.
24,3821
27,0171
237
254
2
5
10
Cuadrado
Medio
0,156786
0,215949
0,127145
0,102878
F- Calculado p-Valor
1,52
2,10
1,24
0,22
0,0663
0,2687
Peso seco parte aérea
Fuente de variación
Suma
de G.L.
Cuadrados
33,6616
2
Clon
12,126
5
Fertilización
10
Clon x Fertilización 27,1928
484,356
237
Error
Total (corregido)
558,899
254
Cv: 35%
Cuadrado
Medio
16,8308
2,4252
2,71928
2,0437
F- Calculado
p-Valor
8,24
1,19
1,33
0,0003
0,3164
0,2147
Peso seco parte radicular
Fuente de variación
Clon
Fertilización
Clon x Fertilización
Error
Total (corregido)
Cv: 36%
Suma
de
Cuadrados
0,698657
0,247589
1,30277
21,2354
23,781
G.L.
Suma
de
Cuadrados
43,037
15,2265
38,5135
682,416
780,976
G.L.
2
5
10
237
254
Cuadrado
Medio
0,349328
0,0495177
0,130277
0,0908709
F- Calculado p-Valor
Cuadrado
Medio
21,5185
3,04529
3,85135
2,87939
F- Calculado p-Valor
3,84
0,54
1,43
0,0227
0,7421
0,1662
Peso seco total
Fuente de variación
Clon
Fertilización
Clon x Fertilización
Error
Total (corregido)
2
5
10
237
254
7,47
1,06
1,34
Cv: 35%
ANEXO 10. Análisis estadístico ensayo N° 3
0,0007
0,3846
0,2111
Altura
Fuente de variación
Fertilización
Error
Total (corregido)
Suma
de
Cuadrados
116,111
452,766
578,877
G.L.
3
53
56
Cuadrado
Medio
38,7037
8,73144
F- Calculado
p-Valor
4,43
0,0075
Cv: 6%
Diámetro al cuello
Fuente de variación
Fertilización
Error
Total (corregido)
Suma
de G.L.
Cuadrados
0,045666
3
0,307759
53
0,353425
56
Cuadrado
Medio
0,015222
0,00580676
F- Calculado
p-Valor
2,62
0,0602
Suma
de G.L.
Cuadrados
0,0536227
3
0,428149
53
0,481772
56
Cuadrado
Medio
0,0178742
0,00807829
F- Calculado
p-Valor
2,21
0,0974
Cuadrado
Medio
43,7588
84,0931
F- Calculado
p-Valor
0,52
0,6701
Cv: 16%
Diámetro a 20 cm
Fuente de variación
Fertilización
Error
Total (corregido)
Cv: 11%
Número de conglomerados proteiformes
Fuente de variación
Fertilización
Error
Total (corregido)
Cv:32
Suma
de G.L.
Cuadrados
131,276
3
4456,93
53
4588,21
56
Raíces que originan conglomerados proteiformes
Fuente de variación
Fertilización
Error
Total (corregido)
Cv: 30%
Suma
de G.L.
Cuadrados
38,5512
3
1046,82
53
1085,37
56
Cuadrado
Medio
12,8504
19,7513
F- Calculado
p-Valor
0,65
0,5861
F- Calculado
p-Valor
2,35
0,0828
(Continuación Anexo 10)
Número de hojas (Transformado con la función (X+0,5)-2)
Fuente de variación
Fertilización
Error
Total (corregido)
Suma
de G.L.
Cuadrados
1,82316
3
13,7056
53
15,5287
56
Cuadrado
Medio
0,607718
0,258596
Cv: 21%
Peso seco parte aérea
Fuente de variación
Fertilización
Error
Total (corregido)
Suma
de
Cuadrados
249,17
8052,26
8301,43
G.L.
3
53
56
Cuadrado
Medio
83,0566
151,929
F- Calculado
p-Valor
0,55
0,6525
F- Calculado
p-Valor
Cv: 22%
Peso seco parte radicular (Transformado con la función Log (X))
Fuente de variación
Suma
de G.L.
Cuadrados
Cuadrado
Medio
Fertilización
Error
Total (corregido)
0,089042
0,687144
0,776186
3
53
56
0,0296807 2,29
0,012965
0,0890
Suma
de
Cuadrados
686,452
11981,4
12667,8
G.L.
Cuadrado
Medio
228,817
226,064
F- Calculado
p-Valor
1,01
0,3947
Cv: 29%
Peso seco total
Fuente de variación
Fertilización
Error
Total (corregido)
3
53
56
Cv: 22%
ANEXO 11. Análisis estadístico ensayo N° 4
Altura
Fuente de variación
Fertilización
Error
Total (corregido)
Suma
de
Cuadrados
476,1
721,0
1197,1
G.L. Cuadrado
Medio
1
476,1
38
18,9737
39
F- Calculado
p-Valor
25,09
0,0000
Suma
de
Cuadrados
0,238702
1,42249
1,6612
G.L. Cuadrado
Medio
1
0,238702
38
0,0374341
39
F- Calculado
p-Valor
6,38
0,0159
Cv: 9%
Diámetro al cuello
Fuente de variación
Fertilización
Error
Total (corregido)
Cv: 14%
Diámetro a 20 cm
Fuente de variación
Tratamiento
Error
Total (corregido)
Suma
de
Cuadrados
0,04356
0,70548
0,74904
G.L. Cuadrado
Medio
1
0,04356
38
0,0185653
39
F- Calculado
p-Valor
2,35
0,1339
F- Calculado
p-Valor
4,14
0,0490
G.L. Cuadrado
Medio
1
18,225
38
7,73026
39
F- Calculado
p-Valor
2,36
0,1330
Suma
de G.L. Cuadrado
Cuadrados
Medio
5,625
1
5,625
F- Calculado
p-Valor
0,25
0,6223
Cv: 16%
Número de conglomerados proteiformes
Fuente de variación
Tratamiento
Error
Total (corregido)
Cv: 32%
Suma
de
Cuadrados
240,1
2205,4
2445,5
G.L. Cuadrado
Medio
1
240,1
38
58,0368
39
Raíces que originan conglomerados proteiformes
Fuente de variación
Tratamiento
Error
Total (corregido)
Cv: 30%
Suma
de
Cuadrados
18,225
293,75
311,975
(Continuación Anexo 11)
Número de hojas
Fuente de variación
Tratamiento
Error
Total (corregido)
866,35
871,975
38
39
22,7987
Cv: 20%
Peso seco parte aérea (Transformado con la función Log (X))
Fuente de variación Suma
de
Cuadrados
Fertilización
0,130347
Error
0,804431
Total (corregido)
0,934778
G.L.
1
38
39
Cuadrado
Medio
0,130347
0,0211692
F- Calculado
p-Valor
6,16
0,0176
Cuadrado
Medio
159,201
21,5163
F- Calculado
p-Valor
7,4
0,0098
Cuadrado
Medio
3936,26
517,212
F- Calculado
p-Valor
7,61
0,0089
Cv: 34%
Peso seco parte radicular
Fuente de variación Suma
de
Cuadrados
Fertilización
159,201
Error
817,618
Total (corregido)
976,819
G.L.
1
38
39
Cv: 36%
Peso seco total
Fuente de variación Suma
de
Cuadrados
3936,26
Fertilización
Error
19654,1
Total (corregido)
23590,3
Cv: 34%
G.L.
1
38
39