Download Bloque 6: El reinado de Alfonso XII

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TEMA 12.5. EL REINADO DE ALFONSO XII: EL SISTEMA CANOVISTA Y LA
CONSTITUCIÓN DE 1876.
I. La Restauración borbónica.
II. Características y funcionamiento del sistema canovista.
III. La Constitución de 1876.
I.
LA RESTAURACIÓN BORBÓNICA.
La inestabilidad política del Sexenio Revolucionario (1868-1874) provocó una vuelta
de la burguesía a posiciones conservadoras, cansada de experimentos políticos y
temerosa de una radicalización social que amenazara sus propiedades y sus privilegios.
El fracaso de la I República facilitó el retorno a la monarquía. Su instauración fue posible
por la combinación de tres factores: el deseo de pacificación del país, el reconocimiento
internacional de Alfonso XII y la aceptación de la monarquía por la población.
Antonio Cánovas del Castillo, antiguo miembro de la Unión Liberal, había organizado
durante el Sexenio un partido, el alfonsino, cuyo objetivo era restaurar la monarquía en la
persona de Alfonso XII de Borbón (1875-1885). Para ello consiguió que Isabel II
abdicara de su derecho al trono en la persona de su hijo Alfonso y logró atraer a su causa
a gran parte del ejército, a la burguesía catalana, a la aristocracia madrileña y a los
círculos conservadores españoles y cubanos. Por último, el 1 de diciembre de 1874
Cánovas redactó e hizo firmar al príncipe Alfonso el Manifiesto de Sandhurst (localidad
inglesa donde estudiaba) en el que se afirmaba que la única solución para los problemas
de España era el restablecimiento de la monarquía constitucional al estilo tradicional, es
decir, un régimen conservador y católico que devolviera la estabilidad política y el orden
social.
Cánovas intentó que la vuelta a la monarquía fuera el resultado del deseo del
pueblo español y no de un nuevo pronunciamiento militar. Sin embargo, y en contra de su
parecer, el 29 de diciembre de 1874 el general Martínez Campos proclamó rey a Alfonso
XII tras un pronunciamiento en Sagunto. La monarquía borbónica había sido restaurada
mediante un golpe militar. A continuación se procedió a la formación de un gobierno
provisional con Cánovas a la cabeza hasta la llegada del monarca, en enero de 1875.
Con la proclamación de Alfonso XII como rey se inicia una larga etapa conocida como
“la Restauración” que se mantendrá hasta 1923 (año en el que siendo rey su hijo
Alfonso XIII, el General Primo de Rivera dio un golpe de Estado).
El objetivo del nuevo gobierno, presidido por Cánovas del Castillo era conseguir la
estabilidad política. Para ello afrontó la búsqueda de soluciones para los problemas
inmediatos:
- Pacificar el país En 1876 se pone fin a la Tercera Guerra Carlista,
aboliendo los fueros vascos de forma que quedaron sujetos al pago de
impuestos y al servicio militar como los demás los territorios, aunque se
acuerda con ellos un concierto económico propio.
- Acabar con la guerra colonial en Cuba. En 1878 se firmó la Paz de
Zanjón por la que el gobierno se comprometía a abolir, de manera
progresiva, la esclavitud y a otorgar una amplia autonomía a Cuba.
- Poner fin a la intervención del ejército en la política y a los
pronunciamientos militares como vía de acceso al poder. El ejército quedó
subordinado al poder civil y su misión será la defensa de la nación.
- Establecer un sistema político estable que garantizara el orden social,
integrando en el régimen monárquico a las dos grandes corrientes del
liberalismo, la moderada o doctrinaria y la progresista, con la creación de
dos partidos, el Conservador y el Liberal, que se van a alternar o turnar en
el poder. La creación de la Constitución de 1876 ponía las bases del
nuevo sistema.
El reinado de Alfonso XII, interrumpido por su temprana muerte a los 28 años de
edad, representa la fase de consolidación del sistema canovista.
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El partido Conservador ejerció el poder hasta 1881, año en el que, con el primer
gobierno del partido Liberal, comenzó a funcionar el turno de partidos. En 1885, muere
Alfonso XII y María Cristina de Habsburgo, su viuda, asumió la regencia hasta la mayoría
de edad del futuro Alfonso XIII, del que estaba embarazada a la muerte de su esposo.
II. CARACTERÍSTICAS Y FUNCIONAMIENTO DEL SISTEMA CANOVISTA.
El régimen político de la Restauración, diseñado por Canovas (de ahí su
denominación de sistema canovista), se inspiraba en el modelo británico. Consistía en
una monarquía parlamentaria en la que dos grandes partidos se turnan en el poder de
forma pacífica, renunciando a los pronunciamientos como forma de acceder al gobierno.
Pero esta alternancia no dependía del triunfo en unas elecciones sino de la decisión del
rey en función de una crisis política o del desgaste en el poder del partido gobernante y
se conseguía mediante el fraude electoral.
Para Cánovas, la nación era una creación histórica que se configuraba a lo largo
del tiempo y de la experiencia histórica surgía una constitución interna, propia de cada
nación, que estaba por encima de las Constituciones escritas. La historia había
convertido al rey y a las Cortes en las dos instituciones fundamentales de la nación
española y, por lo tanto, debían ejercer la soberanía conjuntamente.
Este sistema político estaba controlado por la oligarquía financiera, industrial y
terrateniente que a través del fraude electoral pretende mantener el orden social y
estaba regido por valores conservadores (orden, propiedad, estabilidad y monarquía)
combinados con algunos aspectos del liberalismo. El sistema canovista se basaba en:
a- Un sistema bipartidista o turno de partidos. Solo dos partidos participan en
el sistema, el Liberal y el Conservador, que se alternan en el gobierno, el resto
(republicanos, socialistas o nacionalistas) quedan fuera y forman la oposición al sistema:
- El Partido Conservador. Fue creado por el propio Cánovas, integraba a
los miembros del antiguo partido moderado y de la Unión Liberal. Defendía
una monarquía parlamentaria que fuera controlada por una oligarquía
financiera (sufragio censitario), partidario de la limitación de libertades
(prensa, cátedra, asociación), de la confesionalidad católica del Estado y
del proteccionismo económico.
- El Partido Liberal. Liderado por Sagasta, aglutinaba a los progresistas y
radicales del Sexenio. Difería muy poco del conservador, ya que
representaba los intereses de la misma clase social, la burguesía, aunque
su base social era más amplia. Defendían la soberanía nacional, el
sufragio universal, unas libertades más amplias (incluida la de asociación y
culto), eran laicos y partidarios del librecambismo.
b- El fraude electoral y el caciquismo.
El instrumento para hacer efectivo el turno de partidos era el falseamiento del
proceso electoral: los dirigentes de los partidos (los oligarcas) lo pactaban
previamente y alteraban el resultado electoral. Cuando por desgaste, pacto o
decisión real se decidía el cambio de partido gobernante, se producía el siguiente
mecanismo:
 El rey disolvía las Cortes y encargaba al jefe del partido de la oposición la
formación del gobierno.
 El nuevo gobierno convocaba unas elecciones completamente adulteradas:
“fabricaba” los resultados mediante el “encasillado”, asignación previa de
escaños en los que se dejaba un número suficiente a la oposición.
Las elecciones eran manejadas desde el poder para asegurar que el partido al
que le correspondía acceder al gobierno (por llegarle su turno) lo hiciera sin
dificultades.
2
Los dos partidos tenían su propia red organizada para asegurarse los resultados
electorales adecuados. En Madrid estaba la oligarquía integrada por altos cargos
políticos y personajes influyentes (ministros, diputados, propietarios de periódicos,
etc.); en las capitales de provincias la figura clave era el gobernador civil; y en las
comarcas, pueblos y aldeas estaban los caciques locales, personas con poder
económico e influencias que podían “orientar” el voto de mucha gente que
dependía de ellos.
Cuando se disolvían las Cortes y se convocaba elecciones, desde Madrid se
enviaba a los gobernadores civiles de cada provincia la lista de los candidatos
que tenían que salir elegidos en cada localidad –los encasillados- y se lo
comunicaban a los alcaldes y caciques locales (que controlaban los movimientos
políticos de su circunscripción o distrito electoral) que se encargaban de la
manipulación directa de los resultados electorales utilizando distintos
procedimientos: actitudes protectoras hacía los electores, amenazas, extorsiones,
compra de votos, el cambio de urnas o “pucherazo” (computar votos no emitidos,
desaparición o duplicación de urnas, utilización del nombre de electores fallecidos,
etc.).
En definitiva, el sistema político estaba controlado por la oligarquía financiera,
industrial y terrateniente que a través del fraude electoral pretende mantener el
orden social. El sistema descansaba sobre el voto de las zonas rurales, en las
ciudades, como las elecciones eran una farsa, la abstención era muy alta.
III. LA CONSTITUCIÓN DE 1876.
El modelo político de Cánovas del Castillo se concretó en la Constitución de 1876.
Fue elaborada por unas Cortes constituyentes elegidas por sufragio universal masculino,
aunque las elecciones fueron fraudulentas. Constituyó el marco jurídico del sistema de la
Restauración y se mantuvo vigente hasta 1923 (Primo de Rivera la suspende). En
general mantiene el carácter de la Constitución moderada de 1845, pero incluyendo
algunos elementos progresistas de la de 1869. Su redacción es muy ambigua para que
el partido que gobernara pudiera hacer una interpretación más amplia o más restringida
del texto constitucional y evitar que el cambio de gobierno implicara un cambio de
Constitución. Tiene un marcado carácter conservador, manifestado en:
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El régimen político es una monarquía parlamentaria en el que la soberanía es
compartida por el rey y las Cortes.
Reforzamiento del poder del monarca. La monarquía aparece como una
institución superior e incuestionable a la que se le atribuye un papel moderador,
de árbitro de la vida política y se le conceden amplios poderes: puede convocar,
suspender y disolver las Cortes y tiene derecho de veto. Tiene el poder ejecutivo y
nombra a sus ministros al margen del Parlamento. Para evitar pronunciamientos
militares y la intromisión del ejército en los asuntos políticos, el rey se convierte en
el jefe del ejército.
En cambio, se limitó el poder de las Cortes, que eran bicamerales: con un
Senado cuyos miembros eran nombrados en gran parte por el rey y otros
elegidos -mediante un sistema indirecto, por las corporaciones y los mayores
contribuyentes-, y un Congreso electivo. La Constitución no definía el tipo de
sufragio que fue censitario en un principio y, desde 1890, universal para varones
mayores de 25 años.
Confesionalidad católica del Estado español, pero permitía el culto privado de
las demás religiones.
Centralismo: se acentuó la centralización al quedar bajo control del Gobierno
ayuntamientos y diputaciones y al ser suprimidos los fueros vascos.
La declaración de derechos individuales es ambigua pues, en general, los
derechos se regulaban por decretos posteriores que los conservadores limitarán
y los liberales ampliarán.
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