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KARL MARX (1818-1883)
I. ANTECEDENTES DE LA FILOSOFÍA MARXISTA: EL IDEALISMO ALEMÁN.
Podemos definir el idealismo como aquella corriente filosófica para la que la
realidad es consecuencia de la actividad del sujeto. El idealismo considera que en el
acto de conocimiento el sujeto que conoce construye la realidad conocida. Un
ejemplo claro de idealismo es el de la filosofía kantiana: Kant creyó que la mente
impone a la realidad conocida ciertas formas y conceptos a priori.
Se llama idealismo alemán al movimiento filosófico de la primera década del s. XIX
que, desarrollando algunas sugerencias de la filosofía kantiana, considera a la realidad
como un producto de la razón. El idealismo alemán tiene su origen en Kant: la
conclusión de la Crítica kantiana es que la razón pura teórica está limitada al fenómeno,
mientras que el noúmeno o cosa en sí le resulta incognoscible. Sin embargo, los
filósofos idealistas posteriores a Kant, entre ellos Hegel hacen una valoración más
optimista de la Razón, considerando a ésta como una facultad que carece de límites.
Hegel (1770-1831) es el representante máximo del idealismo alemán. La filosofía de
Hegel es un intento por comprender cómo la razón y la libertad se realizan en la
Historia.
1. Las características del idealismo alemán son:
1. Rechazo de la noción de noúmeno o cosa en sí. Para el idealismo alemán no
existen límites para la Razón.
2. Se potencia el papel activo del sujeto. Para Kant el sujeto es activo en el
conocimiento al imponer formas y conceptos a priori a las sensaciones, pero el
conocimiento no puede ir más allá de tal experiencia sensible. Para el idealismo
alemán no existe tal límite, todos los aspectos de la realidad conocida son
consecuencia de la actividad del sujeto cognoscente. De ahí que Hegel pueda
afirmar que todo lo real es racional y todo lo racional es real.
3. La Razón no se identifica con ninguna razón finita particular. Es decir, el
sujeto cuya actividad intelectual da lugar a la realidad no es un hombre concreto.
En el caso de Hegel la Razón se identifica con Dios.
4. El proceso por el cual la Razón o Infinito (no tiene límites) da lugar a la
realidad y esta tiene lugar en el tiempo. La Razón, pues, se desarrolla en la
historia.
5. Clara tendencia panteísta. El idealismo alemán elimina la radical separación
entre Dios y las criaturas, y acaba pensando que todo participa de Dios, o tal
como lo hemos llamado, la Razón Infinita. Se considera, por ejemplo, que la
Naturaleza es una forma particular de expresarse Dios.
6. Retorno a la metafísica. Se establece una nueva relación entre Filosofía y
Ciencia. La Filosofía deja de tomar a la ciencia como modelo y se coloca por
encima de la ciencia con un nuevo método: el método dialéctico.
2. Los elementos del sistema filosófico de Hegel que se relacionan con Marx.
1. En cada época, la vida política, el sistema económico… reflejan el nivel de
autoconciencia alcanzado por los seres humanos. Pero, la cultura de una época
queda anticuada y surge otra nueva cultura. Del mismo modo, Marx afirma que las
1
relaciones de producción, generadas por las fuerzas productivas, se transforman por
el avance de las fuerzas productivas.
2. La dialéctica, en el pensamiento de Hegel, es el método con que la Razón ha de
proceder para comprender el desarrollo de la historia. La dialéctica es un proceso en
tres momentos de los cuales los dos primeros son contrarios (tesis y antítesis) y el
tercero es una reconciliación armoniosa de ambos (síntesis). El Infinito (razón,
espíritu o idea) procede pues mediante la conciliación de contrarios. Simplificando
mucho podríamos identificar la Idea con Dios (lo realmente Infinito), la antítesis con
su manifestación como realidad finita (el mundo natural), y la superación de ambas
realidades con el mundo humano (mezcla de infinito y finito). El antecedente más
claro de esta concepción dialéctica de la realidad es Heráclito. Marx afirmará
también que la realidad procede dialécticamente pero el sujeto de la dialéctica no es
el Espíritu sino la humanidad.
3. La alienación, en Hegel corresponde al segundo momento de la dialéctica. Es el
procedimiento por el cual la Idea (tesis) se hace otra cosa radicalmente diferente de
sí misma, Naturaleza (antítesis). La razón por la que la Idea se aliena es que sólo de
ese modo puede llegar al autoconocimiento. Marx retomará el término alienación
liberándolo de connotaciones teológicas: el sujeto de la alienación será la clase
oprimida que ha perdido su ser en el modo de producción capitalista. Puede decirse
que la alienación tiene un sentido positivo para Hegel y peyorativo para Marx.
3. La izquierda hegeliana: Feuerbach. Materialismo y alienación religiosa.
La izquierda hegeliana consiste en aquellos discípulos de Hegel que proponen una
reforma radical del hegelianismo y elaboran una crítica radical a la religión por
considerar que Hegel era un mero teólogo enmascarado.
L. Feuerbach fue discípulo de Hegel en Berlín, perteneció a la izquierda hegeliana, y su
obra más famosa es La esencia del cristianismo, 1841. Feuerbach influye en Marx a
través de los conceptos materialismo y alienación.
El materialismo de Feuerbach es la inversión del idealismo hegeliano. Mientras que
Hegel consideraba que lo real tiene su origen en el Espíritu o la Idea, Feuerbach
afirmará que lo divino, las ideas, son un mero reflejo de la realidad material. Por ello, si
para Hegel el punto de partida para comprender la historia de las ideas es el Espíritu,
para Feuerbach el punto de partida ha de ser el hombre, el hombre que vive en el mundo
real, material. La crítica de Marx al materialismo de Feuerbach consiste en que
Feuerbach considera que el hombre es un ser pasivo ante la realidad, que existe una
influencia unidireccional de la realidad material hacia las ideas, mientras que Marx
afirma que el hombre, como sujeto de la historia, transforma la realidad.
La tesis de Feuerbach relativa a la alienación religiosa es similar a la de Jenófanes.
Según Feuerbach el secreto de la teología es la antropología. Es decir: el ser divino no
es sino el resultado del acto de proyectar al infinito la esencia del hombre. Dios no es
sino el conjunto de los atributos humanos pero convertidos en infinitos. El resultado es
que la religión aliena al hombre ya que el hombre religioso renuncia a su esencia y la
contempla en Dios ya no como su propia esencia sino como una esencia “extraña”,
infinita y divina. Por ello, la superación del cristianismo consistirá en que el hombre
recupere su propia esencia. No hay más dios para el hombre que el hombre mismo. Y,
algo importante, para Feuerbach, el hombre es un animal comunitario de ahí que su
2
esencia consista en la unidad del hombre con el hombre. Marx admite la crítica de
Feuerbach a la religión pero cree que la superación de la alienación religiosa no pasa
sólo por una mera crítica intelectual que Feuerbach hace sino que debe ser precedida por
una transformación radical de las condiciones materiales en que viven los hombres.
II. KARL MARX. VIDA Y OBRA. 1818-1883
1. VIDA Y OBRA.
El pensamiento de Marx no se explica recurriendo sólo a sus fuentes: Hegel y los
hegelianos de izquierda, la economía política y el socialismo utópico. Es importantísimo
tener en cuenta que si fue capaz de transformar profundamente dichas fuentes fue
porque en él se unieron teoría y actividad práctica revolucionaria. Con él se inaugura
un nuevo tipo de filósofo cuyo objetivo principal no es comprender el mundo sino
transformarlo: “Los filósofos no han hecho sino interpretar el mundo de diversas
maneras; pero de lo que se trata es de transformarlo” (Tesis sobre Feuerbach,).
Puede dividirse su vida y obra en tres etapas fundamentales:
1. 1818-1843. Nace en Tréveris (Renania) en Alemania: años de formación. Pertenece a
la izquierda hegeliana. Admira el materialismo griego (su tesis versa sobre el
materialismo de Demócrito y Epicuro) y la crítica a la religión de Feuerbach.
Lucha, desde una perspectiva reformista y liberal, como periodista contra el gobierno
represivo prusiano y es expulsado del país al ocuparse de casos de injusticia social
flagrantes como la condena de la tala furtiva.
2. 1843-1848. Exilio en París y Bruselas. Toma contacto con los grupos de socialistas
utópicos y anarquistas en inicia su amistad con Engels. Redacta las Tesis sobre
Feuerbach, Manifiesto Comunista... Inicia la crítica de la economía capitalista y
encuentra las bases del materialismo histórico. Se encuentra muy comprometido con la
acción, rechazando sus primeras ideas reformistas así como los extremismos anarquistas
y utópicos (causantes del fracaso de la Comuna de París) que no parten de un análisis de
la realidad. Marx considera que la revolución ha de partir del proletariado y que sólo un
socialismo científico puede marcar los caminos de la revolución. Obras de esta época
son: Crítica a la filosofía del Estado de Hegel, Contribución a la crítica de la filosofía
del Derecho de Hegel, Los Manuscritos de París, La Sagrada Familia, Tesis sobre
Feuerbach, La Ideología alemana , La miseria de la filosofía y el Manifiesto comunista.
3. 1848-1883. Marx se exilia en Londres. Ante el fracaso de la revolución de 1848, se
dedica ante todo al estudio de la economía capitalista. En 1859 publica Contribución a
la crítica de la economía política, donde emplea con rigor el método dialéctico de
análisis y llega a una formulación madura del materialismo histórico: el motor de la
historia es el avance de las fuerzas de producción y el fin de la historia es la superación
del capitalismo por el socialismo. La lectura de Darwin confirma su punto de vista
materialista y dialéctico. Poco después publica su obra fundamental El Capital y es uno
de los fundadores de la Internacional Socialista.
Altusser en su interpretación de la filosofía marxista distingue en ella dos
períodos: un periodo humanista, dominado por un humanismo racionalista liberal más
cercano a Kant y Fichte que a Hegel y también en un humanismo “comunitario”
3
inspirado en Feuerbach. Y un segundo período científico basando su pensamiento en
conceptos radicalmente nuevos (fuerzas productivas, relaciones de producción etc)
2. EL HOMBRE, EL TRABAJO Y LA ALIENACIÓN.
2.1. EL HOMBRE
Consideramos que la naturaleza del hombre son los rasgos del hombre que
dependen de su propio ser. Todos los hombres por naturaleza son seres activos
cuyo destino es la perfección y el bien en la esfera del trabajo.
En el tomo I de El Capital, Marx distingue entre la naturaleza humana en general y la
naturaleza humana históricamente condicionada por cada época. Con esta distinción
señala que el hombre posee algunos rasgos que van más allá de la posible influencia de
la sociedad. El concepto de naturaleza humana es importante porque sirve de
fundamento para la universalidad de la critica marxista: la explotación del hombre
por el hombre es inaceptable porque todos los hombres son por naturaleza iguales,
porque todos los hombres por naturaleza son seres activos cuyo destino es la perfección
y el bien en la esfera del trabajo. Pero también es importante indirectamente por
descarta que en dicha naturaleza se encuentre el derecho de propiedad de los medios de
producción. Este derecho es consecuencia de un orden social que no siempre se ha dado
y que dejará de darse tras la revolución. La moral burguesa, al entender la propiedad
privada como un "derecho natural", hace la trampa de convertir un hecho (el hecho de
que realmente se dé dicha propiedad en la sociedad capitalista) en un derecho.
2. 2. EL TRABAJO (TÉRMINO PAU).
Para Marx no existe una esencia humana en general: el hombre se hace a sí mismo, a
través de la historia, en la sociedad y transformando la naturaleza. (La historia es el
desarrollo de la capacidad humana para mejorar su situación transformando la realidad,
imponiéndose a la naturaleza). Así pues el hombre es un ser activo, práctico, siendo el
trabajo su actividad principal. El trabajo es la actividad que realiza el hombre para
satisfacer sus necesidades físicas y espirituales. pone al hombre en relación con la
naturaleza y con los demás hombres. La naturaleza aparece como “su obra y su
realidad”. Por el trabajo construye el hombre la sociedad y entra en relación con los
otros. De manera que “la esencia humana no es algo abstracto inherente a cada
individuo, es, en su realidad, el conjunto de las relaciones sociales.”
En Marx la noción de trabajo va más allá de su dimensión puramente económica y se
convierte en una categoría antropológica: Marx caracteriza al hombre como un ser
dotado de un "principio de movimiento", principio que determina su impulso para la
creación, para la transformación de la realidad. El trabajo es el lugar en donde el
hombre se desarrolla y perfecciona (más exactamente, donde se debería desarrollar y
perfeccionar); de ahí que el trabajo no sea un mero medio para la producción de
mercancías sino un fin en sí mismo y que pueda ser buscado por sí mismo y gozado.
Dada esta comprensión de la naturaleza humana como la de un ser que sólo puede
encontrar su perfección en el trabajo, no es extraño que el tema central de la filosofía
marxista sea la transformación del trabajo sin sentido, enajenado, del trabajo
como un mero medio, en un trabajo enriquecedor, en una actividad de
4
autorrealización, en un trabajo libre. Y no como ocurre en las sociedades de
explotación donde el trabajo se ve como una experiencia alienada.
2.3. LA ALIENACIÓN. (TÉRMINO PAU)
Significa enajenación o extrañamiento. Para Marx es la condición en la que vive la
clase oprimida en toda sociedad de explotación donde una clase dominante posee
los medios de producción y esta le sustrae a la clase oprimida su fuerza de trabajo
y los productos que realiza.
Tanto para Marx como para Hegel, este concepto describe la situación en la que un
sujeto no se posee a sí mismo, cuando la actividad que realiza le anula, le hace salir
de sí mismo y convertirse en otra cosa distinta a la que él mismo propiamente es; la
alienación describe la existencia de una escisión dentro de un sujeto. Sin embargo,
aunque Marx tomó este concepto de Hegel, hay importantes diferencias en el modo
en que ambos filósofos la interpretaron. Para Hegel el sujeto de la alienación es la
Idea, y la causa es de índole teológica, para Marx en cambio el sujeto es el hombre
y la causa de la alienación en Marx es el derecho de propiedad de la clase
dominante sobre los medios de producción y la fuerza de trabajo.
La alienación principal es la alienación económica, la alienación que se da como
consecuencia de la estructura socioeconómica que descansa en la propiedad privada.
Pero la alienación no es sólo económica sino también religiosa, política, e intelectual.
Alienación económica: Es la principal forma de alienación puesto que de ella
dependen todas las demás. Se da en el trabajo y se refiere al hecho de que en esta
actividad el sujeto productivo sufre una expoliación del producto de su trabajo, de
su propia actividad y, en último término, de sí mismo.
En la sociedad de clases, especialmente en la capitalista, el hombre no vive el trabajo
como el ámbito de la creatividad y de la autorrealización, lo vive más bien como el
lugar del sufrimiento y de la limitación. Marx cree que la razón de esta esencial
insatisfacción está básicamente en que en las sociedades de explotación el sujeto vive la
"actividad personal" o trabajo como algo que propiamente no le pertenece a sí
mismo.
1. Alienación de la actividad: en el proceso del trabajo, el hombre se enajena de su
propia fuerza de trabajo, no vive su actividad como algo que le pertenezca
realmente. El trabajo se vive como algo exterior y forzado. (Dicho de otro modo: si
trabaja lo hace por dinero, no porque la actividad se quiera por sí misma o porque sirva
para otros fines ulteriores con los que el sujeto se pueda identificar como el bien de la
sociedad, por ejemplo. En el sistema capitalista, el trabajador, al vender su fuerza de
trabajo, se transforma también él en objeto, en mercancía.)
2. Alienación del objeto: los objetos producidos por la actividad del trabajador no
le pertenecen a él, los vive como ajenos. (Además, el objeto se presenta como algo
ajeno en un sentido más básico: en estos sistemas productivos, el productor se somete o
subordina al producto en el sentido de que el productor es un mero medio para producir
el objeto, en el sentido de que en dicha situación lo importante no es el bien del
productor (su salud, el perfeccionamiento de sus facultades físicas o psíquicas) sino la
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mercancía producida.) La crítica marxista a las sociedades de explotación conecta
claramente con la tesis kantiana relativa a la necesidad de tratar a las personas como
fines, no como meros medios: para Marx el gran defecto social y moral de las
sociedades de explotación es que no tratan a las personas como fines sino como
medios, en ellas el productor es un mero instrumento para producir cosas, y no
propiamente una persona. Más que la cuestión de la desigualdad de la riqueza, a Marx
le preocupó el hecho de que el trabajo en estas sociedades destruye la individualidad,
trata al productor como una cosa y lo hace esclavo de las cosas.
3. Alienación social: la alienación económica hace que el objeto producido no le
pertenezca al trabajador sino a otro, creando con ello una escisión en la sociedad,
dando lugar a dos grupos o clases sociales antagónicas: la clase oprimida que
realmente produce las mercancías y la clase opresora que se apropia de ellas.
(Marx suponía que la enajenación del trabajo, aunque existente a lo largo de toda la
historia, alcanza su cima en la sociedad capitalista y que la clase trabajadora es la más
enajenada. Para entender esta conclusión es preciso recordar las extremas condiciones
de vida en la que vivían los trabajadores en el siglo XIX, condiciones que supusieron un
retroceso respecto de la situación de épocas anteriores: jornadas laborales cada vez más
largas, trabajo agotador de niños, menor esperanza de vida de la clase trabajadora...)
Alienación religiosa
La religión es una forma de alienación porque es una invención humana que
consuela al hombre de los sufrimientos en este mundo, disminuye la capacidad
revolucionaria para transformar la auténtica causa del sufrimiento (que hay que
situar en la explotación económica de una clase social por otra), y legitima dicha
opresión.
La religión es una forma de alienación en tres sentidos:



por una parte porque es una experiencia de algo irreal, es una experiencia de
algo que no existe. Siguiendo a Feuerbach, Marx considera que no es Dios quien
crea al hombre sino el hombre a Dios. (Si la religión supone la existencia de
Dios como algo infinito, lo hace oponiendo a ella el mundo finito, incluido el
hombre mismo, desvalorizando su propio ser y su propio destino,
desvalorizando el mundo humano frente a la calidad absoluta de la realidad
trascendente o divina, realidad, por otra parte, dice Marx, meramente inventada
por el hombre.)
La religión también es alienación porque desvía al hombre del único ámbito
en donde le es realmente posible la salvación y felicidad, el mundo humano,
el mundo de la finitud expresado en la vida social y económica.( La religión le
resta capacidad, energía y determinación para cambiar las situaciones sociales,
políticas y económicas que son las realmente culpables de su sufrimiento). En
este sentido Marx dice que la religión es el "opio del pueblo", pues, en
definitiva, adormece el espíritu revolucionario que de otro modo tendría el ser
humano;
finalmente, su crítica a la religión se extiende también al hecho de que la
religión suele tomar partido, pero no por las clases desfavorecidas sino por la
clase dominante, perpetuando a ésta en el poder.
6
Por estas razones Marx consideró que era necesaria la superación de la religión y
que ésta pasa realmente por la superación del sistema de clases sociales.
3. LA DIALÉCTICA.
En Marx este término designa el peculiar proceso con el que se desenvuelve la sociedad
a lo largo de su propia historia como el modo en que se debe pensar para captar
adecuadamente dicho proceso. Marx presenta su dialéctica como una inversión de la
dialéctica hegeliana. Marx toma el concepto de dialéctica de Hegel pero elimina toda la
interpretación religiosa o teológica, considerando que el movimiento descrito por la
dialéctica tiene como sujeto el mundo de la naturaleza y de la historia, el mundo finito.
Podemos caracterizar la dialéctica como la teoría que acepta las siguientes tesis:



La realidad está sometida al devenir y a la historia, por lo que, quien no sea
capaz de captar un objeto en términos de su construcción histórica, no
comprenderá bien dicho objeto.
La contradicción. El cambio en la historia tiene su origen en la existencia de
contradicciones en el seno mismo de las cosas.
Racionalidad del cambio. El cambio no es un movimiento caótico,
desordenado, sino que sigue una ley, una racionalidad. El esquema más
abstracto de todo cambio es el de tesis, antítesis y síntesis: tesis: o momento de
afirmación de una realidad; antítesis: o momento de negación de la realidad
anterior; síntesis: o momento de integración de las dos realidades contradictorias
anteriores; esta síntesis es, a su vez, una tesis nueva que da lugar a otra antítesis,
la cual da lugar a una síntesis nueva, etc. Los términos "tesis", "antítesis",
síntesis" se encuentran más en la filosofía hegeliana y el idealismo alemán que
en los textos de Marx y Engels, quienes prefieren los términos "afirmación,
negación y negación de la negación".
De todas las características citadas, la más importante es la de la contradicción: para la
dialéctica la contradicción, el enfrentamiento entre opuestos, es una dimensión
fundamental de la realidad. En este punto, tanto Hegel como Marx reconocerán un
antecedente en la idea heracliteana de la "guerra", es decir, la oposición de los
contrarios, como "el padre de todas las cosas", la esencia íntima del ser. La dialéctica es
también abierta e inacabada, porque la historia y el mundo real están inacabados. No
hay “sistema” concluido. Y la dialéctica no pretende servir para justificar la realidad,
sino para “transformarla” o comprender sus permanentes transformaciones.
Marx aplicó la dialéctica a la historia y a la economía. Esta doctrina se conoce con el
nombre de “materialismo histórico”
4. EL MATERIALISMO HISTÓRICO.
Teoría marxista de la historia. Cree posible entender los cambios sociales y políticos a
partir de los cambios que se dan en la base material de la sociedad, en las fuerzas
productivas.
El materialismo histórico quiere ser una teoría científica sobre la formación y
desarrollo de la sociedad. Mediante una teoría económica, histórica y filosófica intenta
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descubrir las leyes que rigen el cambio social y presenta un método para la
interpretación de los conflictos sociales y su transformación. La característica
definitoria del materialismo histórico consiste en la afirmación de que el desarrollo de
las fuerzas productivas es la base de toda transformación social. El motor del
cambio no son las voluntades de las personas tomadas individualmente, ni las
ideas, ni mucho menos la voluntad divina, sino lo material.
Marx nunca utilizó los términos “materialismo histórico” o “materialismo dialéctico”.
Marx y Engels utilizaron más bien las expresiones “método dialéctico” para el
materialismo dialéctico y “teoría materialista de la historia” para lo que aquí
llamamos materialismo histórico.
La primera formulación madura del materialismo histórico aparece en el prólogo de
Contribución a la crítica de la economía política. Esquemáticamente puede expresarse
como aparece en el siguiente gráfico, teniendo en cuenta que los cambios en el
desarrollo de las fuerzas productivas determina los cambios en las relaciones de
producción y en la superestructura.
Superestructura
Formas de conciencia
(Las leyes, El Estado...) Transformación posterior (más o
menos rápida) de la superestructura.
Ideología
Infraestructura
Relaciones
producción
Infraestructura. Base
Fuerzas productivas
material
Fase de equilibrio
de Cambios en
producción.
las
relaciones
de
Cambios en las fuerzas productivas
Fase de revolución
4.1. INFRAESTRUCTURA Y SUPRAESTRUCTURA (TÉRMINO PAU)
INFRAESTRUCTURA
O estructura económica. Base material de la sociedad que determina la estructura social
y el desarrollo y cambio social. Cuando cambia la infraestructura, cambia el conjunto de
la sociedad ( relaciones sociales, el poder, instituciones, supraestructura…)
La infraestructura incluye las Fuerzas productivas y las relaciones de producción.
Las fuerzas productivas que es la base material de la sociedad y son los elementos
usados por los agentes productores para hacer productos. El desarrollo de las fuerzas
productivas determina tanto los cambios en las relaciones de producción como en la
superestructura.
Las fuerzas productivas incluyen: a) medios de producción: Instrumentos de
producción (herramientas, máquinas, locales, el combustible…) materias primas y
espacios. b) Fuerza de trabajo: Incluye las facultades productivas de los agentes
productores (fortaleza, habilidad, conocimiento etc.).
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Relaciones de producción. Las relaciones de producción son el conjunto de relaciones
que se establecen entre los hombres como consecuencia de la producción o trabajo.
En las relaciones de producción el marxismo distingue entre:
-relaciones técnicas o materiales (relaciones que se establecen entre el agente y el
medio de producción y el proceso de trabajo en general). Da lugar a la división técnica
del trabajo.
-relaciones sociales: son los vínculos que se establecen entre los hombres que
participan en el proceso de producción.(en el modo de producción capitalista estas
relaciones son básicamente dos: los propietarios de los medios de producción y los no
propietarios de los medios de producción).
Las relaciones de producción no son consecuencia de la voluntad de las personas sino
de las condiciones materiales de producción según cada momento histórico.
SUPRAESTRUCTURA
Conjunto de elementos de la vida social dependientes de la infraestructura. Es un
conjunto de instituciones no económicas entre las que se incluyen la religión, la moral,
la ciencia, la filosofía, el arte, el derecho y las instituciones políticas y jurídicas.
La tesis básica del materialismo histórico es que la superestructura depende de las
condiciones económicas en las que vive cada sociedad, es decir, del grado de desarrollo
de las fuerzas productivas y de las relaciones de producción producidas por éstas. La
superestructura no tiene una historia propia, independiente, sino que está en función de
los intereses de clase de los grupos que la han creado. Esta teoría tiene importantes
consecuencias:
-
-
La comprensión de los elementos de la superestructura sólo se puede realizar
con la comprensión de la estructura y cambios económicos que se encuentran en
su base.
Que no es posible la independencia del pensamiento, respecto del mundo
económico en el que están inmersas las personas. Lo que lleva al relativismo.
Así las teorías filosóficas a lo largo de la historia no son sino consecuencia de las
circunstancias económicas en las que están inmersos los filósofos.
Marx expresa la influencia de la infraestructura en la superestructura con la frase la
existencia determina la conciencia lo cual significa que el carácter de las ideas
dominantes en una sociedad se explica por su propensión a sostener la estructura de
papeles económicos exigida por las fuerzas productivas. Por ejemplo, el protestantismo,
que convirtió todas las festividades tradicionales en días laborables, surgió cuando lo
hizo porque era una religión adecuada para estimular la iniciativa capitalista e imponer
la disciplina de trabajo.
9
4.2. LA IDEOLOGÍA.
Un elemento esencial de la superestructura es la ideología. Sistema de
representaciones del mundo (filosofía, arte, religión, derecho, moral,) que utiliza la
clase dominante para legitimar su posición privilegiada frente a las clases
oprimidas.
En sociología se llama ideología a todo conjunto más o menos sistemático de
creencias que intentan explicar al hombre y el mundo, a la vez que orientar su
conducta a partir de ciertos valores aceptados como correctos. En este sentido
general, toda teoría del mundo es una ideología: lo es tanto el punto de vista
reaccionario como el conservador, tanto el progresista como el radical (incluido el
propio marxismo).
Pero el marxismo añade a este concepto general las siguientes peculiaridades:


Entiende la ideología de un modo tan amplio que acaba identificando ideología
con cultura; en la Contribución a la Crítica de la economía política nos dice
Marx que la ideología abarca el derecho, la política, la religión, el arte, la
filosofía, y (sugiere) hasta la misma ciencia. Las ideologías no describen al
hombre y su situación en el mundo y la sociedad de un modo correcto, sino
de un modo deformado, falso; esa deformación en la descripción del
hombre es consecuencia del interés de la clase dominante por mantenerse
en su situación de dominio; claros ejemplos de ideología son la teoría
económica burguesa de Adam Smith quien consideraba que el capitalismo
debe su vitalidad económica a la satisfacción de los instintos egoístas de los
empresarios, La inclusión del derecho de propiedad en la naturaleza humana
afirmada por John Locke, las ideas de libertad e igualdad que obtuvieron los
siervos al desvincularse de la nobleza son aparentemente un síntoma de
liberación, pero, en el fondo, sirven sólo para que los siervos expropiados de sus
medios de producción queden a merced de los capitalistas.
Las ideologías son un "producto social": los pensamientos de los hombres son
consecuencia de la sociedad en que viven, particularmente del orden económico
vigente;
Dada esta interpretación de la ideología, una de las tareas fundamentales de la
filosofía será la de desenmascarar el supuesto carácter objetivo de las
descripciones ideológicas; la filosofía se concibe esencialmente como filosofía
crítica. Esto es lo que intenta hacer el marxismo, por ejemplo, con su crítica a la
religión y a la economía política clásica.
4.3 MODOS DE PRODUCCIÓN Y CAMBIO SOCIAL.
Forma de producir los distintos bienes necesarios para la subsistencia. Los elementos
básicos que se tienen en cuenta para caracterizar un modo de producción son el tipo de
fuerzas productivas y el tipo de relaciones de producción a que dan lugar las fuerzas
productivas. El cambio social consiste en la sucesión de los distintos modos de
producción. Estos se suceden en función del desarrollo de las fuerzas productivas:
cuando las fuerzas productivas alcanzan una determinada capacidad, las relaciones de
producción a que habían dado lugar se convierten en una traba para el desarrollo de las
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fuerzas productivas por lo que cambian las relaciones de producción y, por tanto, el
modo de producción.
5. CRITICA DE LA ECONOMÍA POLÍTICA.
5.1 VALOR (TÉRMINO PAU)
Marx distingue dos tipos de valores en las cosas y en las mercancías. El valor de uso de
una cosa es su capacidad para satisfacer alguna necesidad humana. Y el valor de
cambio es el que tiene un objeto en el mercado y que se mide en dinero, en términos
cuantitativos. Hay objetos que tienen valor de uso pero no valor de cambio (el aire que
respiramos, los sentimientos de las personas, el propio cuerpo humano), pero la
tendencia de las sociedades de explotación (particularmente del capitalismo) es hacer de
todo objeto que sirva para algo un objeto para vender y comprar, es decir una mercancía
(se intenta vender el propio cuerpo, el talento y los sentimientos...). Podemos llamar
mercancía a todo objeto que se pone en el mercado, a todo objeto producido con vistas
a su cambio por otros objetos, con vistas a ser vendido en el mercado.
El valor de cambio de un objeto no depende necesariamente de su valor de uso (de su
utilidad social por ejemplo) sino del valor que tiene en el mercado, particularmente de
su escasez o abundancia, y de la cantidad de trabajo socialmente necesario para
producirlo. . El valor de cambio de una mercancía es su capacidad de ser intercambiada
por cantidades de otras mercancías.
5.2 PLUSVALÍA (TÉRMINO PAU)
El rasgo peculiar de la sociedad capitalista es que en ella la fuerza de trabajo es también
una mercancía: dado que el productor no dispone de otro recurso para obtener bienes y
medios para su subsistencia, debe poner la fuerza de su trabajo en el mercado. Del
mismo modo que en el mercado las mercancías están sometidas a las fluctuaciones del
mercado, básicamente por las leyes de la oferta y la demanda, la fuerza de trabajo tiene
también un precio determinado por las mismas leyes. Pero a diferencia de otras
mercancías —un coche por ejemplo— que satisfacen meramente necesidades humanas,
la mercancía que llamamos fuerza productiva tiene la peculiar característica de
producir otras mercancías. La fuerza de trabajo tiene un valor de cambio (el sueldo que
recibe el trabajador) y un valar de uso (su valor para producir otras mercancías). A su
vez, estas mercancías creadas por dicho trabajo tienen, claro está, valor de uso y valor
de cambio, pero el valor de cambio que éstas tienen siempre es superior al valor de
cambio que tiene la fuerza productiva que las ha creado (al salario). Aunque añadamos a
este último valor otras cantidades como las que puedan corresponder a la amortización
de las máquinas usadas en la producción, o los costes financieros que el empresario
gasta para llevar adelante su negocio, siempre habrá una diferencia. A esta diferencia se
le llama plusvalía y es el beneficio del capitalista. Sin este beneficio no habría sociedad
capitalista.
Esto, traducido en términos de horas-trabajo, quiere decir: de las ocho horas que el
trabajador trabaja, una parte trabaja para él (la que revierte en lo que realmente le paga
el empresario) y otra para el empresario (la que da lugar al exceso de valor de cambio
que no revierte sobre el trabajador y que da lugar a la ganancia del empresario o
plusvalía).
La propuesta del marxismo es la desaparición de la plusvalía, es la idea de que el valor
11
del objeto producido por el productor vuelva a éste; bien sea porque los beneficios se
reparten directamente entre todos los obreros, como ocurre en la interpretación
cooperativista del socialismo, bien sea porque el Estado los restituye indirectamente al
productor en la forma de otros bienes de los que puede disfrutar (carreteras, educación y
sanidad gratuitas, subsidios de desempleo, o de vejez...), como es el caso de la
interpretación más estatalista.
5.3. EL CAPITAL (TÉRMINO PAU)
El empresario paga al asalariado, no el valor producido por éste, sino sólo el costo de su
fuerza de trabajo. El capital es plusvalía acumulada, trabajo no consumido. Por ello se
explica que, los economistas burgueses consideren el capital como fuente de riqueza y
consideren natural que por el hecho de invertir un capital se deban obtener beneficios.
Pero el capital no es sino trabajo humano apropiado ilegítimamente por el capitalista. Es
el trabajador el que produce valor y el excedente de valor, que sostiene todo el sistema,
es el producto del plustrabajo realizado por los obreros
El capital es valor de cambio que se autovaloriza, dinero que se intercambia para
obtener más dinero. El dinero funciona como capital en los siguientes casos:


El dinero prestado a interés es capital. El capitalista no tiene por qué emplear
dinero por definición. Puede prestar 10 vacas esperando recibir 15 al cabo de
cinco años.
El capital industrial. El capitalista intercambia su dinero por una mercancía que
consiste en los elementos requeridos para la producción: fuerza de trabajo,
materias primas, herramientas, locales...(colectivamente conocidos como medios
de producción) con vistas a combinarlos en un proceso productivo, cuyo
resultado pueda ser vendido en el mercado por una cantidad de dinero superior.
La sociedad es considerada como capitalista cuando su producción se realiza
predominantemente dentro del ciclo del capital industrial y existe una clase de
personas que alquilan fuerza de trabajo distinta de la clase de los trabajadores.
Cuando un capitalista pone en marcha una fábrica tiene que desembolsar un capital
constante (el que corresponde a materias primas, maquinaria) y un capital variable
(el que corresponde a los salarios de los trabajadores, para su subsistencia). La
ganancia que obtenga, también llamada plusvalía, será el fruto de la alienación del
trabajador puesto que la suma de capital constante y capital variable siempre es
inferior al valor de cambio de la mercancía producida. Y esto es posible porque el
capitalista siempre recorta en el capital variable, es decir, reduce los salarios.
6. RELACIÓN DE LA FILOSOFÍA DE MARX CON LA DE OTROS
AUTORES.
EN RELACIÓN AL TEMA DE LA DIALÉCTICA.
La dialéctica, en el pensamiento de Hegel, es el modo en que el Infinito se desenvuelve
en la Historia y el método con que la Razón ha de proceder para comprender tal
12
desarrollo. La dialéctica es un proceso en tres momentos de los cuales los dos primeros
son contrarios (tesis y antítesis) y el tercero es una reconciliación armoniosa de ambos
(síntesis).). Ambos autores reconocen un antecedente de esta concepción dialéctica de
la realidad en Heráclito. Marx presenta su dialéctica como una inversión de la
dialéctica hegeliana. Afirma que la realidad está sometida al devenir y a la historia y
ese devenir se produce por la contradicción. Pero el sujeto de la dialéctica no es el
Espíritu sino la humanidad y el motor de la historia no es una cuestión teológica, sino
económica.
EN RELACIÓN AL TEMA DEL HOMBRE.
Marx ve al hombre como un ser activo, práctico, siendo el trabajo su actividad principal
y critica la visión de Hegel al ver “la esencia humana, al hombre como
autoconciencia”.. Y critica a Feuerbach por considerar “la actividad teórica” como la
auténticamente humana, y descuida la actividad práctica; además concibe la naturaleza
humana de un modo abstracto (aislado de su historia y de sus relaciones sociales).
EN RELACIÓN AL TEMA DE LA ALIENACIÓN.
Tanto para Marx como para Hegel, este concepto describe la situación en la que un
sujeto no se posee a sí mismo. Sin embargo, aunque Marx tomó este concepto de Hegel,
hay importantes diferencias en el modo en que ambos filósofos la interpretaron:
Para Hegel el sujeto de la alienación es la Idea y consiste en el peculiar procedimiento
por el cual la Idea se hace otra cosa radicalmente distinta de si, se enajena y se hace
Naturaleza. Marx retomará el término alienación liberándolo de connotaciones
teológicas: el sujeto de la alienación será el hombre, la clase oprimida. La alienación se
refiere a la explotación del hombre por el hombre y la causa de la alienación en Marx
es el derecho de propiedad de la clase dominante sobre los medios de producción y la
fuerza de trabajo. ..
La tesis de Feuerbach relativa a la alienación religiosa es similar a la de Jenófanes.
Según Feuerbach el ser divino no es sino el resultado del acto de proyectar al infinito la
esencia del hombre. Dios no es sino el conjunto de los atributos humanos pero
convertidos en infinitos. El resultado es que la religión aliena al hombre ya que el
hombre religioso renuncia a su esencia y la contempla en Dios ya no como su propia
esencia sino como una esencia “extraña”, infinita y divina. En cuanto a la alienación
religiosa Marx sigue a Feuerbach en que la religión es una experiencia de algo irreal, es
una experiencia de algo que no existe. Ambos consideran que no es Dios quien crea al
hombre sino el hombre a Dios. Y que la religión al considerar la existencia de Dios
como algo infinito, lo hace oponiendo a ella el mundo finito, incluido el hombre mismo,
desvalorizando su propio ser y su propio destino, desvalorizando el mundo humano
frente a la calidad absoluta de la realidad trascendente o divina.
Marx consideró que era necesaria la superación de la religión y que ésta pasa
realmente por la superación del sistema de clases sociales: la diferencia con respecto a
Feuerbach está precisamente en esta cuestión, pues para Feuerbach la supresión de la
religión era posible con su superación intelectual, con la crítica filosófica a la religión;
Marx creyó que era necesario, además y fundamentalmente, la modificación de las
condiciones económicas que la han hecho posible, es decir, la desaparición del orden
social creado a partir de la existencia de la propiedad privada.
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EN RELACIÓN AL MATERIALISMO
A lo largo de la historia de la filosofía encontramos diversos tipos de materialismos,
desde el materialismo de los atomistas griegos hasta el materialismo del siglo XX
consecuencia de la primacía de la ciencia. En el siglo XVIII muchos de los
enciclopedistas defienden tesis materialistas. En Alemania los sistemas idealistas,
desde Kant hasta Hegel, rechazaron el materialismo, pero tras la muerte de éste último,
con el desarrollo de las ciencias naturales, y de modo destacado a partir del
evolucionismo de Darwin, prolifera de nuevo el materialismo.
A diferencia de Hegel en Marx hay prioridad del ser sobre el pensamiento. Y la
naturaleza exterior es independiente del pensamiento. Feuerbach afirmará que lo divino,
las ideas, son un mero reflejo de la realidad material. Y que el hombre vive en el mundo
real material. Sin embargo Marx aunque es influido por Feuerbach no está de acuerdo
en separar la Naturaleza respecto al hombre. Este último no es un ser contemplativo,
sino activo, que transforma la Naturaleza. Según Marx, Feuerbach no supo ver que el
mundo que nos rodea es un “producto histórico”, resultado de muchas generaciones que
lo han transformado.
Se suele incluir al materialismo histórico en lo que se ha llamado "las filosofías de la
sospecha": las "filosofías de la sospecha" mantienen que para comprender la conducta
de un individuo o de un grupo social no es adecuado atender a la explicación que dicho
individuo o grupo da, pues dicha explicación no es objetiva, está mediatizada, es
consecuencia de los intereses del individuo o grupo. Para entender a un individuo o
grupo es necesario "sospechar" de la comprensión que él tiene de sí mismo y remitirse a
otro nivel de realidad distinto al de la propia conciencia. Los filósofos de la sospecha
han sido Freud, que destaca la motivación inconsciente en la conducta humana,
Nietzsche, para el que la cultura occidental esconde su carácter antivital, y el
marxismo, según el cual el fundamento verdadero de la conducta social no está en el
nivel de la comprensión que los hombres tienen de sí mismos, comprensión que se sitúa
en el nivel de las ideologías, sino en el nivel de los intereses económicos.
EN RELACIÓN A TEMAS ECONÓMICOS Y POLÍTICOS.
Marx critica el planteamiento de Locke de la propiedad privada como un derecho
natural pues según Marx ha convertido un hecho (propiedad) en un derecho. En cuanto
economista, Marx heredó de sus predecesores, sobre todo de David Ricardo, un
determinado cuerpo doctrinario, lo sometió a un análisis sistemático y desarrolló una
teoría propia que es tanto un análisis del capitalismo como una crítica de la economía
política
clásica.
Los economistas clásicos, tales como Adam Smith o David Ricardo, consideraban
tres fuentes de riqueza: 1) la naturaleza; 2) el capital, 3) el trabajo. Marx rechaza esto
como una mistificación y sólo considera el trabajo como fuente de riqueza,
combatiendo a los economistas burgueses que declaran naturales las leyes económicas.
Sólo el trabajo es origen de riqueza, pero no la genera para todos, sino sólo para una
minoría que se apropia de los productos y de los beneficios. A su vez las leyes
económicas no sólo no son naturales (se rige por el mercado, el dinero o la bolsa) sino
que están históricamente determinadas. Marx critica también la economía burguesa de
Adam Smith quien consideraba que el capitalismo debe su vitalidad económica a la
satisfacción de los instintos egoístas de los empresarios.
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8. TEMAS PARA VALORAR
Ideas para exponer tu posición personal sobre la filosofía de Marx
1. Crisis del capitalismo: alternativas al modelo actual de globalización.
2. Consecuencias de la máxima "Todo es ideología".
3. Alienación religiosa: el papel de la religión en el sometimiento de las clases
inferiores. Alianzas con dictadores, falsas esperanzas de inmortalidad, moral de
rebaño.
4. Posibilidad de la sociedad posclasista gracias al avance tecnológico. Reflexión
sobre el documental Zeitgeist II.
5. La derrota económica de la Unión soviética. Consecuencias del marxismo.
6. Materialismo y ateismo.
9. ACTUALIDAD DEL PENSAMIENTO DE MARX.
El pensamiento crítico. En el pensamiento de Marx teoría y práctica
están conectadas: no trata de especular por especular, sino de reflexionar para incidir en
la práctica y transformar aquellas estructuras que sean injustas, El criterio de verdad de
una teoría reside en que esta se haga efectiva o real en la práctica. Este estilo de
pensamiento ha influido en las investigaciones sociales de nuestro tiempo, como
muestra la aportación de la Escuela de Frankfurt.
La relevancia de la economía. Aunque es excesivo considerar la economía el único
factor determinante, pues también es cierto que la «conciencia” o las ideas actúan sobre
la sociedad, pervive en nuestros días la decisiva Influencia de lo material o económico
en todo fenómeno sociocultural. Sin embargo, en las modernas sociedades, el Estado se
debilita no porque sus funciones sean asumidas por la sociedad civil o por los
trabajadores libremente asociados como vaticinaba Marx, sirio por la primacía del grancapital transnacional (multinacionales).
La denuncia de la alienación del trabajo. La subordinación esclavizadora de los
individuos a la división social del trabajo, la consecuente oposición entre el trabajo
intelectual y el trabajo manual, la vivencia del trabajo solo como un medio de vida y no
como la primera necesidad vital para nuestra realización como seres humanos, la
denominada deslocalización, de las empresas para pagar salarios más bajos y generar
trabajos en peores condiciones en aras a la maximización de beneficios no son algo
extraño u ocasional en esta época de globalización. El trabajo se ha convertido en un
bien escaso. Al haber más demanda que oferta, crece el paro y las condiciones laborales
empeoran para la gran mayoría (trabajo parcial, inestabilidad laboral, contratos basura
etc.,)
El ser humano es un producto social que hace historia. Según Marx, el ser humano
se crea a sí mismo mediante el trabajo. Pero esta autoproducción no es individual, sino
colectiva y es el origen de la sociedad. Somos seres sociables, trabajamos en grupo, lo
que contribuye además, a la multiplicación del rendimiento laboral. Así pues, el ser
humano no posee ninguna naturaleza o esencia que lo determine de
antemano, sino que se hace a sí mismo, es el protagonista de la historia.
Las ciencias sociales de hoy suscriben esta tesis: las referencias a los procesos de
socialización (primaria y secundaria), la constancia de que los seres humanos
15
somos los sujetos de la historia y que la realidad es una construcción social forman parte
ya del acervo común.
El conflicto, no la cooperación impulsa la historia. En cualquier sociedad hay grupos
con intereses antagónicos. Las relaciones sociales entre esos grupos no son de armonía
sino de conflicto, incluso de lucha entre los ámbitos económico, político o ideológico
Según Marx esta tensión—o dialéctica— de grupos sociales contrapuestos —esclavos y
amos, siervos y señores proletarios y burgueses— es el motor de la historia. La historia
de la humanidad es la historia de la lucha de clases. La concepción actual del conflicto
no está revestida solo de negatividad; más bien, ahora también se valora su
potencialidad como oportunidad para la mejora y el progreso en los campos económico,
político o educativo, de ahí que determinadas teorías sociales integren el conflicto como
un aspecto esencial de la sociedad y corno un factor fundamental del cambio social.
La solidaridad internacional frente a la explotación humana. Marx afirma que el
proletariado es una clase internacional y que sus intereses están por encima de los de
las naciones y los Estados. Hoy disponemos de numerosos testimonios de solidaridad
internacional ante los desastres naturales ---terremotos, tsunamis, tormentas
torrenciales— que asolaron diferentes poblaciones del planeta, genocidios continuos,
ante crímenes contra la humanidad, que acostumbran a cebarse especialmente con los
débiles, los pobres del mundo. En primer término de esta solidaridad encontramos a la
ciudadanía, las organizaciones no gubernamentales. En esta sociedad globalizada es
necesaria una nueva cultura política en la cual adquiera mayor protagonismo la sociedad
civil y de la que surjan proyectos políticos emancipadores.
La crítica a la religión. La religión, puede ser instrumento de dominación o de
emancipación de la humanidad, aliada al poder o entregada al servicio de los más
humildes.
Recordemos que Marx era crítico con la religión de su tiempo, justificadora de un orden
socioeconómico injusto, ocultando la alienación que sufrían los trabajadores y
adormeciendo sus conciencias con la esperanza de la obtención de una mejor vida
ultraterrena.
Su crítica puede tener vigencia incluso para los creyentes por su carácter de sana
advertencia autocrítica y porque invita a optar por una vivencia religiosa cada vez más
emancipadora; en concreto, a optar por los pobres y a comprometerse con la
transformación de las situaciones injustas y alienantes de este mundo.
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10. ALGUNAS INTERPRETACIONES DE MARX. Sirve para la valoración.
Adolfo Sánchez Vázquez valora el marxismo como una “filosofía de la praxis”. Lo que
primeramente hace falta es concienciarse de las injusticias sociales y las contradicciones
sociales; esto es condición necesaria, aunque no suficiente, para la transformación social
que deberá surgir con la llegada al poder de las clases sociales desfavorecidas. Pero el
gran adversario es el Estado, que es definido por Gramsci como la suma de dictadura
más hegemonía, estando constituido por dos tipos de sociedades enfrentadas: la
sociedad política (cuyas características fundamentales son la violencia, la coerción, la
dominación, la autoridad, la dictadura, etc.) y lo que desde Hegel se denomina una
sociedad civil (cuyas características son el consenso, la democracia, la persuasión
racional, la hegemonía, etc.
La ideología . Los intelectuales nunca son neutrales, sino que sirven a la clase
dominante de la sociedad donde están insertos, sirviendo a dicha clase al elaborar sus
teorías, la ciencia, las técnicas, las artes, las ideas (también las religiosas). La clase
dominada suele no ser crítica hacia la cultura que el poder les suministra. Por eso, esta
clase debe realizar una revolución intelectual y moral, uniéndose a los intelectuales en la
toma del “poder” cultural. La clase obrera debe, según Gramsci, organizarse , producir
sus propios intelectuales y debe también tratar de traer para sí a los intelectuales
tradicionales. Los intelectuales orgánicos deben estar en la dirección del partido, y no
dedicados a una investigación aséptica, sino comprometida.
El marxismo en la escuela de Frankfurt.
Para los marxistas “humanistas”, la filosofía rnarxista debe ser una filosofía de la
praxis (Gramsci, Sánchez Vázquez), y en su estatuto funcional consiste en dilucidar las
condiciones de la alienación ideológica que se presentan en la sociedad capitalista. La
teoría crítica de la Escuela de Frankfurt también apuesta por una filosofía de la
praxis. Para estos teóricos, la “verdadera historia” comenzará con la supresión de la
propiedad privada de los medios de producción capitalistas, liberando de la alienación a
los individuos producidos por este tipo de sociedad. La teoría crítica se propone
contribuir a la “aceleración” mediante la praxis social, política y económica.
Pero esta teoría sufre los embates de hechos tales como:
-El primero consiste en que el capitalismo, en lugar de debilitarse, parece irse
afianzando con el paso del tiempo.
-La clase proletaria, que tenía que posibilitar con su praxis el fin del sistema capitalista
Marcuse), ha sido introducida en el mismo, los valores del neocapitalismo han sido
introducidos en el proletariado
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- La experiencia de los países donde estaba instaurado en “socialismo real”, ha mostrado
que la supresión violenta del capitalismo no conlleva eo ipso e ipso facto (por él mismo
y de manera inmediata) a la emancipación y libertad de los individuos, sino todo lo
contrario.
- Otro hecho estremeció este pensamiento humanista marxista: en el estado nacional
socialista nazi alemán tuvo lugar la alianza entre dos clases sociales que en teoría
deberían estar enfrentadas: las masas proletarias se unieron, en un mismo proyecto con
la oligarquía capitalista.
Herbert Marcuse (1898-1979) representante del marxismo en la Escuela de
Frankfurt.
Para Marcuse la teoría de Marx es una crítica en el sentido de que todos los conceptos
son una denuncia de la totalidad del orden existente.
En su mayor obra, El hombre unidimensional, Marcuse arremete durísimamente contra
la sociedad contemporánea y la dominación de la técnica sobre el hombre. Tomando
como punto de referencia la sociedad capitalista norteamericana donde vivía, Marcuse
piensa que se trata de una sociedad disfrazada de libertad pero que es una sociedad
represiva, que aliena y domina al hombre, en aras de un supuesto interés general. Esa
sociedad, además de su imperialismo neocolonial, ejerce un “control total” sobre los
hombres, la mediación del progreso técnico y productivo. Y esta sociedad lo tiene todo
“atado y bien atado”, de tal forma que parece ser capaz de imposibilitar cualquier
cambio social, “comprando” al hombre unidimensional al obsequiarle con pequeños
actos de confort.
Marcuse sostiene que los aspectos más destructivos de la represión se dan en las
sociedades especialmente opresoras, y señala que en las modernas sociedades
industriales de consumo, se añade una sobre represión, que es fruto de la unión de la
represión del principio de realidad con la del principio de rendimiento que está en la
base de las sociedades capitalistas. Sin embargo, Marcuse se enfrentó también con el
marxismo soviético, ya que también éste se convirtió en instrumento al servicio de una
sociedad represiva burocrática y totalitaria. De hecho, pensaba que las sociedades
basadas en el modelo soviético también desarrollaron características represivas, pero
aunadas al cinismo con el que intentaron enmascarar la explotación. No obstante, es en
las sociedades capitalistas más desarrolladas donde aquella sobre represión se convierte
en más eficaz por estar completamente enmascarada.
El hombre de la sociedad capitalista avanzada, obnubilado por un consumo sin freno y
por .una falsa liberalización de las costumbres, pierde todo sentido crítico, se convierte
en un hombre unidimensional, integrándose más y más en el sistema. Incluso el
proletariado industrial, el sujeto revolucionario, según el marxismo, ha llegado a perder
este carácter y ha sido interiorizado en el sistema capitalista, comprado por el espejismo
del falso bienestar ofrecido por el consumismo. Ante esta generalización de la
alienación y de la unidimensionalización de los hombres, es preciso, según Marcuse, a
la vez una reivindicación y una reinterpretación del pensamiento de Marx: mantener su
capacidad crítica, pero replantear ésta crítica no tanto desde la concepción marxista
clásica de la alienación del trabajo, sino a partir de la felicidad total del ser humano. Se
trata, según Marcuse, de añadir al marxismo la dimensión de lo lúdico, de la alegría, el
erotismo y de la eudaimonía en el sentido más amplio. Puesto que la explotación
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capitalista se mantiene, aunque las formas de dominación se han hecho más sutiles, y el
sistema ha llegado incluso a obtener el consentimiento de los explotados, Marcuse
considera que solamente las clases más marginales de la sociedad y, especialmente, los
jóvenes, pueden constituirse en los nuevos sujetos revolucionarios. Acabar con la
sobrerepresión y realizar la tarea de la auténtica emancipación de la humanidad, supone
una auténtica subversión total de todas las estructuras sociales, especialmente de las
propias de la organización del trabajo, al modo como ya lo habían planteado ciertos
autores del llamado “socialismo utópico”, pero de forma más radical. Un ejemplo de
ello es la guerra de Vietnam, que demuestra que los pobres a veces ganan a los ricos. En
frase de W. Benjamin (con la que acaba el libro Marcuse): “Sólo por causa de aquellos
que no tienen esperanza nos es dada la esperanza”.
Según Marcuse, no cabe esperar que los teóricos, los sabios, los ingenieros o los
técnicos pongan al frente de una liberación de semejante alienación de la persona, pues
ellos mismos son los principales beneficiarios de semejante sistema social. Entonces,
sólo cabe esperar que las propias contradicciones del sistema capitalista y la alienación
las que hagan explotar el sistema.
Marcuse se plantea que existen dos hipótesis que pueden darse para superar y eliminar
Este sistema: 1. Que la represión y la alienación se extiendan indefinidamente si la
sociedad es capaz de imposibilitar las necesarias transformaciones.
2. O que surja un “contra-movimiento” internacional y global que haga explotar esta
sociedad.
La sociedad actual tiende a una mayor uniformización, a lo que hoy llamaríamos un
pensamiento único, así como a un creciente totalitarismo, tanto a nivel económico,
político, cultural, tecnológico y científico. Y eso será así mientras el consumo sea
ofrecido como una forma de libertad, siendo en realidad un mecanismo de y para crear
y satisfacer falsas necesidades. La libertad ha quedado reducida, para este hombre
alienada, en la posibilidad de escoger entre los diferentes objetos o las diferentes marcas
de moda. Durante los años sesenta el pensamiento de Marcuse se convirtió en el
inspirador de la llamada nueva izquierda, tanto americana como europea, y su
pensamiento se constituyó en uno de los núcleos protagonistas de las revueltas
estudiantiles de mayo de 1968.
Louis Althusser
Este último concepto y, sobre todo, los modos de producción del capitalismo (plusvalía,
valor de cambio, etc.) constituyen la aportación verdaderamente científica del
marxismo: la interpretación de la historia a través de los modos de producción, las
relaciones reales que determinan. No hay otra ciencia que la que nos lleva al
descubrimiento, cada época, de los modos de producción: concepto eminentemente
teórico, por un lado, porque es inmediatamente visible en la experiencia; no es por tanto
un concepto propiamente empírico, sino que es un concepto eminentemente práctico,
porque el conocimiento de la historia no tiene otro objeto que la transformación de la
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sociedad. Althusser rechaza una interpretación meramente economista de los modos de
producción, en el sentido de que constituyen un todo complejo y estructurado de
relaciones económicas, políticas e ideológicas. La ruptura epistemológica que lleva a
tener por ideológica toda presentación de un marxismo humanista no significa que no
deba considerarse el papel de la ideología dentro de la sociedad: la ideología no es mera
“falsa conciencia”, como sostenía el marxismo anterior, que es parte integrante de toda
sociedad, y forma parte de la práctica social. En una interpretación marxista científica,
la ideología de la sociedad burguesa es el mecanismo de que se vale el Estado para
reproducir las relaciones de producción y las relaciones sociales que derivan de ellas; no
reconocerlo así es una forma de mala ideología. A diferencia de la ciencia que carece
de sujeto, la ideología existe por y para los sujetos. Las teorías de Althusser tuvieron
una honda repercusión en los planteamientos teóricos del marxismo de los años setenta
de un modo especial entre los grupos de estudiantes denominados maoístas.
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