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ETAPAS DE EVOLUCIÓN DE LA FILOSOFÍA
PRIMER PERÍODO: COSMOLÓGICO
ESCUELA JÓNICA
El primer pensador considerado un filósofo fue Tales de Mileto, originario de esta ciudad, en la costa jónica de Asia Menor, que vivió a
finales del siglo VII a.C. y principios del siglo VI a.C. Alabado por las generaciones posteriores como uno de los Siete Sabios de
Grecia, se interesó por los fenómenos astronómicos, físicos y meteorológicos, y sus investigaciones científicas le llevaron a pensar
que todos los fenómenos naturales son formas diferentes de una sustancia fundamental (una primera idea sobre el monismo) que él
creía era el agua, pues pensaba que la evaporación y condensación eran procesos universales. Anaximandro, discípulo de Tales,
mantenía que el primer principio a partir del cual surgen todas las cosas es una sustancia intangible, invisible e infinita que llamó
apeiron (‘lo ilimitado’). Comprendió, sin embargo, que en todas las cosas se podía encontrar una sustancia no observable, por lo que
su noción de lo ilimitado anticipó la noción moderna de un Universo sin límite. Esta sustancia, afirmaba, es eterna e indestructible.
Debido a su movimiento continuo, las sustancias conocidas —como calor, frío, tierra, aire y fuego— evolucionan de una forma
ininterrumpida generando a su vez los distintos objetos y organismos que configuran el mundo que conocemos por los sentidos.
El tercer gran filósofo jónico, Anaxímenes, volvió a la suposición de Tales de que la sustancia primera es algo conocido y ma terial,
pero mantuvo que ésta es el aire en vez del agua. Creía que los cambios que experimentan los objetos se pueden explicar en
términos de rarefacción y condensación del aire. De tal modo, Anaxímenes fue el primer filósofo que explicó diferencias cualitativas en
términos de diferencias cuantitativas, un método fundamental en la ciencia física.
En general, la escuela jónica dio el primer paso radical desde la explicación mítica de los fenómenos naturales a la exposición
científica; descubrió los importantes principios científicos de la permanencia de la sustancia, la evolución natural del mundo y la
reducción de calidad a cantidad.
PENSADORES
Tales de Mileto (c. 625-c. 546 a.C.), filósofo griego nacido en Mileto (Asia Menor). Fue el fundador de la filosofía griega, y está
considerado como uno de los Siete Sabios de Grecia. Tales llegó a ser famoso por sus conocimientos de astronomía después de
predecir el eclipse de sol que ocurrió el 28 de mayo del 585 a.C. Se dice también que introdujo la geometría en Grecia. Según Tales,
el principio original de todas las cosas es el agua, de la que todo procede y a la que todo vuelve otra vez. Antes de Tales, las
explicaciones del universo eran mitológicas, y su interés por la sustancia física básica del mundo marca el nacimiento del pensamiento
científico. Tales no dejó escritos; el conocimiento que se tiene de él procede de lo que se cuenta en la Metafísica de Aristóteles.
Anaximandro (c. 611-c. 547 a.C.), filósofo, matemático y astrónomo griego. Nació en Mileto (en la actual Turquía). Discípulo y amigo
del filósofo griego Tales de Mileto, Anaximandro está considerado el descubridor de la oblicuidad de la eclíptica, que es el ángulo que
forman el plano de la eclíptica y el plano del ecuador celeste. También se le considera introductor del reloj de sol en Grecia y fundador
de la cartografía.
La contribución más relevante de Anaximandro fue elaborar la más temprana obra en prosa en relación al cosmos y los orígenes de
la vida, por lo que también es mencionado como fundador de la cosmología. Concebía el Universo como un número de cilindros
concéntricos, de los cuales el más exterior es el Sol, el del medio la Luna y el más interno contiene las estrellas. Dentro de estos
cilindros está la Tierra, sin base firme y en forma de bombo. Anaximandro postulaba una teoría del origen del Universo que defendía
que éste era el resultado de la separación de opuestos desde la materia primaria. Así, el calor se movió hacia fuera, separándose de
lo frío y, después, lo hizo lo seco de lo húmedo. Además, Anaximandro sostenía que todas las cosas vuelven con el tiempo al
elemento que las originó.
Anaxímenes (c. 570-500 a.C.), filósofo griego de la naturaleza, el último miembro de la escuela jónica fundada por el filósofo Tales de
Mileto. Nació en Mileto (Jonia), en Asia Menor. Anaxímenes afirmaba que el aire es el elemento primario al que todas las demás cosas
pueden ser reducidas. Para explicar cómo los objetos sólidos se forman a partir del aire, introdujo las nociones de condensación y
rarefacción. Estos procesos, afirmaba, transforman el aire, en sí mismo invisible, en entidades visibles —como el agua, el fuego y las
materias sólidas—. Pensaba que el aire se calienta y se vuelve fuego cuando se rarifica y que se enfría y se vuelve sólido al
condensarse. La importancia de Anaxímenes no radica en su cosmología sino en su intento de descubrir la naturaleza última de la
realidad.
ESCUELA ELEATA O ELEÁTICA
La escuela eleática En el siglo V a.C., Parménides fundó una escuela de filosofía en Elea, colonia griega situada en la Magna Grecia.
En su única obra conocida, Sobre la naturaleza, adoptó una actitud opuesta a la de Heráclito en la relación entre estabilidad y cambio,
y mantuvo que el Universo o lo que es, es decir, el ente, se puede describir como una esfera indivisible e inmutable y que toda
referencia a cambio o diversidad es por sí misma contradictoria. Mantenía que nada puede ser realmente afirmado excepto “lo que es”
(el ente). Zenón de Elea, discípulo suyo, intentó probar la unidad del ser afirmando que la creencia en la realidad de cambio, la
diversidad y el movimiento lleva a paradojas lógicas. Las aporías de Zenón llegaron a ser enigmas intelectuales que filósofos y lógicos
de todas las épocas posteriores han intentado resolver. El interés de los eleáticos por el problema de la consistencia racional propició
el desarrollo de la ciencia de la lógica.
Escuela eleática, corriente griega de filosofía que tuvo su apogeo en los siglos VI y V a.C. El pensamiento eleático se opone tanto a
la filosofía materialista de la escuela jónica como a la teoría del flujo universal formulada por el filósofo griego Heráclito. Según los
eleáticos, el universo es en esencia una unidad inmutable, que, siendo infinita en tiempo y espacio, está más allá de la cognición
proporcionada por los sentidos humanos. Sólo a través de la reflexión filosófica, afirmaban, se puede alcanzar la verdad última. Las
observaciones sensoriales ofrecen tan solo una visión limitada y distorsionada de la realidad. El nombre de eleática viene de la ciudad
griega de Elea, al sur de Italia, el hogar de Parménides y Zenón, máximos exponentes de la misma escuela. Los eruditos difieren en si
la escuela fue fundada por Jenófanes o Parménides. Muchas de las doctrinas eleáticas se basaron en las enseñanzas de Jenófanes,
mientras que Parménides desarrolló sus doctrinas dentro de un sistema de metafísica. La filosofía eleática sirvió como base para el
sistema metafísico de Platón.
PENSADORES
Jenófanes (fl. final del siglo VI y principios del V a.C.), poeta griego, filósofo y reformador religioso, nació en Colofón, Asia Menor.
Dejó su ciudad natal en el 545 a.C. para convertirse en un poeta errante y rapsoda en Grecia y Sicilia. En el 536 a.C., según la
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tradición, se estableció en la colonia fenicia de Elea, al sur de Italia. Allí, según dicen, fundó la escuela eleática, cuyos conceptos
filosóficos fueron más tarde ampliados y sistematizados por su discípulo, el pensador griego Parménides.
En sus obras Jenófanes satirizaba con inteligencia las creencias politeístas de los primeros poetas griegos y de sus contemporáneos.
Ridiculizaba sus deidades como dioses creados a imagen de los mortales que los adoraban. En un famoso pasaje afirmó que si los
bueyes pudieran pintar y esculpir, pintarían dioses que parecerían bueyes. Los humanos, sentía, debían rechazar el antropomorfismo
politeísta y reconocer en su lugar una única deidad no humana oculta y unificadora de todo fenómeno universal. En otras obras
ridiculizó la doctrina de la transmigración de las almas y deploraba la preocupación griega por el atletismo y la vida lujuriosa a
expensas de la sabiduría. Sólo perduran escasos fragmentos de sus poemas.
Parménides (c. 515-c. 440 a.C), filósofo griego, considerado por muchos eruditos como el miembro más importante de la escuela
eleática.
Natural de Elea (colonia griega en el sur de la península Itálica), se cree que visitó Atenas cuando tenía 65 años de edad y que, en tal
ocasión, Sócrates, entonces un hombre joven, le oyó hablar. Parménides expuso su filosofía en forma de versos y la única obra suya
que ha perdurado se nutre de extensos fragmentos de un poema didáctico, Sobre la naturaleza. En esta reflexión aboga por la
existencia del ‘Ser absoluto’, cuya no existencia Parménides declaraba resultar inconcebible, pero cuya naturaleza admitía ser
también inconcebible, ya que el ‘Ser absoluto’ está disociado de toda limitación bajo la cual piensa el ser humano. Mantenía que los
fenómenos de la naturaleza son sólo aparentes y debidos, en esencia, al error humano; parecen existir, pero no tienen entidad real.
Sostenía también que la realidad, ‘Ser verdadero’, no es conocida por los sentidos, sino que sólo se puede encontrar en la razón. Esta
creencia le convirtió en un precursor del idealismo de Platón. La teoría de Parménides de que el ser no puede originarse del no ser, y
que el ser ni surge ni desaparece, fue aplicada a la materia por sus sucesores Empédocles y Demócrito, que a su vez la convirtieron
en el fundamento de su explicación materialista del Universo.
Zenón (c. 426-491), emperador bizantino (474-491). Nació en la región de Isauria, en Asia Menor. Contrajo matrimonio con la hija del
emperador León I en el 468, reinó brevemente en el 474 como regente con el nieto de aquél e hijo suyo, León II, y se convirti ó en
gobernante único en ese mismo año. Como resultado de una rebelión encabezada por el tío de su esposa, Basilisco, Zenón fue
expulsado de Constantinopla en el 475 y buscó refugio en Isauria. Acabó con la revuelta en el año 476 con la ayuda del jefe ostrogodo
Teodorico. En un intento de poner fin a la pugna de carácter religioso, consecuencia de la actividad de los monofisitas, Zenón
promulgó en el año 482 el Henotikon (Edicto de Unión), un edicto que pretendía unir a los bandos contendientes. El rechazo del papa
Félix II al Henotikon dio lugar al primer gran cisma (484-519) entre la Iglesia oriental y la occidental. En el 488, Zenón, con objeto de
librar al Imperio de Oriente (o bizantino) de los turbulentos ostrogodos, animó a Teodorico para que invadiera Italia.
ESCUELA DE LA TRADICIÓN JÓNICA
Heráclito de Éfeso (Jonia), continuando la búsqueda de la sustancia primigenia que iniciaron los jonios, afirmó que ésta es el fuego.
Observó que el fuego produce cambios en la materia y anticipó la teoría moderna de la energía. También afirmó que todas las cosas
se encuentran en un estado de flujo continuo (panta rei), que la estabilidad es una ilusión y que sólo el cambio y la ley del cambio (o
logos) son reales. La doctrina del logos de Heráclito, que identificaba las leyes de la naturaleza con una mente divina, evolucionó
hacia la teología panteísta del estoicismo.
PENSADORES
Heráclito (c. 540-c. 475 a.C.), filósofo griego, quien sostenía que el fuego era el origen primordial de la materia y que el mundo entero
se encontraba en un estado constante de cambio. Nació en Éfeso, una antigua ciudad griega en Asia Menor, que ahora pertenece a
Turquía. Debido a su vida solitaria, y a la oscuridad y misantropía de su filosofía, es llamado algunas veces el oscuro.
En cierto sentido, Heráclito fue uno de los iniciadores de la metafísica griega, aunque sus ideas se derivan de las de la escuela jónica
de la filosofía griega. Consideraba el fuego como la sustancia primordial o principio que, a través de la condensación y rarefacción,
crea los fenómenos del mundo sensible. Heráclito incorporó a la noción de "ser" de sus predecesores el concepto de "devenir" o flujo,
al que consideró una realidad básica subyacente a todas las cosas, incluso a las más estables en apariencia. Para aclararlo, afirmaba
que una persona no podía bañarse dos veces en el mismo río.
En ética, Heráclito introdujo un nuevo énfasis social, manteniendo que la virtud consiste en la subordinación del individuo a las leyes
de una armonía razonable y universal. Aunque su pensamiento estaba influido por la teología popular, atacó los conceptos y
ceremonias de la religión popular de su tiempo.
Sólo una obra, De la Naturaleza de las cosas, se puede atribuir a Heráclito, aunque algunos autores sostienen que también escribió
un libro sobre las leyes. Numerosos fragmentos de su obra fueron preservados por escritores posteriores y se pueden encontrar
recopilaciones de estos fragmentos en diversas ediciones modernas.
Anaxágoras (c. 500-428 a.C.), filósofo griego responsable de introducir la noción de nous (en griego 'pensamiento' o 'razón') en la
filosofía de los orígenes; sus predecesores habían estudiado los elementos (tierra, aire, fuego, agua) como realidad última.
Nació en Clazomenae (cerca de la actual Ýzmir, Turquía). Anaxágoras fue el primer pensador en establecerse (c. 480) en Atenas,
más tarde un destacado centro filosófico. Entre sus alumnos se encontraban el estadista griego Pericles, el dramaturgo griego
Eurípides, y quizás también Sócrates. Anaxágoras había enseñado en Atenas durante cerca de treinta años cuando se le encarceló
acusado de impiedad al sugerir que el Sol era una piedra caliente y la Luna procedía de la Tierra. Después marchó a Jonia (en Asia
menor) y se estableció en Lampsacus (una colonia de Mileto), donde murió.
Anaxágoras explicó su filosofía en su obra Peri physeos, pero sólo algunos fragmentos de sus libros han perdurado. Mantenía que
toda la materia había existido en su forma primitiva como átomos o moléculas; que estos átomos, numerosos hasta el infinito e
infinitesimalmente pequeños, habían existido desde la eternidad; y que el orden que surgió al principio de este infinito caos de átomos
diminutos era efecto de la actuación de una inteligencia eterna (nous). También consideraba que todos los cuerpos son simples
agregaciones de átomos; así, una barra de oro, acero o cobre se compone de inconcebibles partículas diminutas del mismo material.
Anaxágoras marca un gran punto de retorno en la historia de la filosofía griega; su doctrina del nous fue adoptada por Aristóteles, y su
interpretación sobre los átomos preparó el camino para la teoría atómica del filósofo Demócrito.
ESCUELA PITAGÓRICA
Hacia el año 530 a.C., el filósofo Pitágoras de Samos fundó una escuela de filosofía en Crotona, en la Magna Grecia, al sur de Italia,
que fue más religiosa y mística que la escuela jónica. Pretendía conciliar la antigua visión mítica del mundo con el creciente interés por
la explicación científica. El sistema de filosofía resultante —que se conoció como pitagorismo— aunó las creencias éticas,
sobrenaturales y matemáticas en una visión espiritual de la vida. Los pitagóricos enseñaron y practicaron un sistema de vida basado
en la creencia de que el alma es prisionera del cuerpo, del cual se libera al morir y se reencarna en una forma de existencia, más
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elevada o no, en relación con el grado de virtud alcanzado. El principal propósito de los seres humanos tendría que ser la purificación
de sus almas mediante el cultivo de virtudes intelectuales, la abstención de los placeres de los sentidos y la práctica de diversos
rituales religiosos. Los pitagóricos —que descubrieron las leyes matemáticas del tono musical— dedujeron que el movimiento
planetario produce una “música de las esferas” y desarrollaron una “terapia a través de la música” para lograr que la humanidad
encontrara su armonía con las esferas celestes. Identificaron la ciencia con las matemáticas y mantuvieron que todas las cosas son
reductibles a números y figuras geométricas. Realizaron grandes contribuciones a las matemáticas, la teoría musical y la astronomía.
PENSADORES
Pitágoras (c. 582-c. 500 a.C.), filósofo y matemático griego, cuyas doctrinas influyeron mucho en Platón. Nacido en la isla de Samos,
Pitágoras fue instruido en las enseñanzas de los primeros filósofos jonios Tales de Mileto, Anaximandro y Anaxímenes. Se dice que
Pitágoras había sido condenado a exiliarse de Samos por su aversión a la tiranía de Polícrates. Hacia el 530 a.C. se instaló en
Crotona, una colonia griega al sur de Italia, donde fundó un movimiento con propósitos religiosos, políticos y filosóficos, conocido
como pitagorismo. La filosofía de Pitágoras se conoce sólo a través de la obra de sus discípulos.
Considerado el primer matemático, Pitágoras fundó un movimiento en el sur de la actual Italia, en el siglo VI a.C., que enfatizó el
estudio de las matemáticas con el fin de intentar comprender todas las relaciones del mundo natural. Sus seguidores, llamados
pitagóricos, fueron los primeros en formular la teoría que decía que la Tierra es una esfera que gira en torno al Sol.
Los pitagóricos asumieron ciertos misterios, similares en muchos puntos a los enigmas del orfismo. Aconsejaban la obediencia y el
silencio, la abstinencia de consumir alimentos, la sencillez en el vestir y en las posesiones, y el hábito del autoanálisis. Los pitagóricos
creían en la inmortalidad y en la transmigración del alma. Se dice que el propio Pitágoras proclamaba que él había sido Euphorbus, y
combatido durante la guerra de Troya, y que le había sido permitido traer a su vida terrenal la memoria de todas sus existencias
previas.
TEORÍA DE LOS NÚMEROS
Entre las amplias investigaciones matemáticas realizadas por los pitagóricos se encuentran sus estudios de los números pares e
impares y de los números primos y de los cuadrados, esenciales en la teoría de los números. Desde este punto de vista aritmético,
cultivaron el concepto de número, que llegó a ser para ellos el principio crucial de toda proporción, orden y armonía en el universo. A
través de estos estudios, establecieron una base científica para las matemáticas. En geometría el gran descubrimiento de la escuela
fue el teorema de la hipotenusa, conocido como teorema de Pitágoras, que establece que el cuadrado de la hipotenusa de un
triángulo rectángulo es igual a la suma de los cuadrados de los otros dos lados.
ESCUELA ATOMISTA
Fue un paso natural el que condujo desde el pluralismo hasta el atomismo, interpretación según la cual toda materia está compuesta
por partículas diminutas e indivisibles que se diferencian sólo en simples propiedades físicas como el peso, el tamaño y la forma. Este
paso se dio en el siglo IV a.C. con Leucipo y su colaborador más conocido, Demócrito de Abdera, a quien se le atribuye la primera
formulación sistemática de una teoría atómica de la materia. Su concepción de la naturaleza fue materialista de un modo absoluto, y
explicó todos los fenómenos naturales en términos de número, forma y tamaño de los átomos. Redujo las cualidades sensoriales de
las cosas (como calor, frío, gusto y olor) a las diferencias cuantitativas de los átomos. Las formas más elevadas de existencia, como la
vida de las plantas y animales e incluso la humana, fueron explicadas por Demócrito en términos físicos en sentido estricto. Aplicó su
teoría a la psicología, la fisiología, la teoría del conocimiento (epistemología), la ética y la política, y presentó así el primer
planteamiento amplio del materialismo determinista que afirma que todos los aspectos de la existencia están determinados de forma
rígida por leyes físicas.
PENSADORES
Leucipo (c. 450-370 a.C.), filósofo griego, que quizá naciese en Abdera. Casi nada se conoce de su vida y ninguno de sus escritos ha
perdurado. Sin embargo, es reconocido como creador de la teoría atómica de la materia, más tarde desarrollada por su principal
discípulo, el filósofo griego Demócrito. Según esta teoría, toda materia está formada por partículas idénticas e indivisibles llamadas
átomos.
Demócrito (c. 460 a.C.-370 a.C.), filósofo griego que desarrolló la teoría atómica del universo, concebida por su mentor, el filósofo
Leucipo. Demócrito nació en Abdera, Tracia. Escribió numerosas obras, pero sólo perduran escasos fragmentos.
Según la teoría atómica de la materia de Demócrito, todas las cosas están compuestas de partículas diminutas, invisibles e
indestructibles de materia pura (en griego atoma, 'indivisible'), que se mueven por la eternidad en un infinito espacio vacío (en griego
kenon, 'el vacío'). Aunque los átomos estén hechos de la misma materia, difieren en forma, medida, peso, secuencia y posición. Las
diferencias cualitativas en lo que los sentidos perciben y el origen, el deterioro y la desaparición de las cosas son el resultado no de
las características inherentes a los átomos, sino de las disposiciones cuantitativas de los mismos. Demócrito consideraba la creación
de mundos como la consecuencia natural del incesante movimiento giratorio de los átomos en el espacio. Los átomos chocan y giran,
formando grandes agregaciones de materia.
Demócrito escribió también sobre ética, proponiendo la felicidad, o 'alegría', como el mayor bien —una condición que se logra a
través de la moderación, la tranquilidad y la liberación de los miedos. En la historia Demócrito era conocido como el Filósofo Alegre,
en contraste al más sombrío y pesimista Heráclito. Su teoría atómica anticipó los modernos principios de la conservación de la energía
y la irreductibilidad de la materia.
SEGUNDO PERÍODO: ANTROPOLÓGICO
ESCUELA SOFISTA
Hacia finales del siglo V a.C., un grupo de maestros itinerantes llamados sofistas alcanzó un gran renombre en toda Grecia. Los
sofistas tuvieron un papel importante en la evolución de las ciudades-estado griegas desde unas monarquías agrarias hasta su
consolidación como democracias comerciales. Conforme crecieron la industria y el comercio helénicos, una nueva clase de ricos
comerciantes, poderosos en el ámbito económico, empezó a controlar el poder político. Careciendo de la educación de los
aristócratas, quisieron prepararse para la política y el comercio pagando a los sofistas a cambio de enseñanzas en el arte de hablar en
público, el razonamiento legal y la cultura general. A pesar de que lo mejor de los sofistas contribuyó enormemente al pensam iento
griego, el grupo en su conjunto adquirió una reputación de falaz, hipócrita y demagogo. De ahí que la palabra sofisma represente esas
deficiencias morales. La famosa máxima de Protágoras, uno de los sofistas más importantes, “el hombre es la medida de todas las
cosas”, es representativa de la actitud filosófica de esta escuela. Sus componentes mantenían que los individuos tienen el derecho de
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juzgar por sí mismos todos los asuntos; negaban la existencia de un conocimiento objetivo en el que se supone que todo el mundo
debe creer, mantuvieron que la ciencia natural y la teología tienen poco o ningún valor porque carecen de relevancia en la vida diaria,
y declararon que las reglas éticas sólo tenían que asumirse cuando conviene al propio interés.
PENSADORES
Sofistas (del griego sophi, 'experto', 'maestro artífice', 'hombre de sabiduría'), en su origen, nombre aplicado por los antiguos griegos a
los hombres eruditos, tales como los Siete Sabios de Grecia; en el siglo V a.C., nombre que se daba a los maestros itinerantes que
proporcionaban instrucción en diversas ramas del conocimiento a cambio de unos honorarios convenidos con antelación.
Personas que compartían puntos de vista filosóficos mucho más amplios que los de una escuela, los sofistas popularizaron las ideas
de varios filósofos anteriores; pero, basándose en su interpretación de ese pensamiento filosófico anterior, casi todos ellos
concluyeron afirmando que la verdad y la moral eran en esencia materias opinables. Así, en sus propias enseñanzas tendían a
enfatizar formas de expresión persuasivas, como el arte de la retórica, que facilitaba a los discípulos técnicas útiles para alcanzar el
éxito en la vida, en especial en la vida pública.
Los sofistas gozaron de popularidad durante un tiempo, sobre todo en Atenas; sin embargo, su escepticismo de la verdad absoluta y
la moral suscitó a la postre fuertes críticas. Sócrates, Platón y Aristóteles pusieron en tela de juicio los fundamentos filosóficos de las
enseñanzas de los sofistas. Platón y Aristóteles les censuraron por aceptar dinero. Más tarde, fueron acusados por el Estado de
carecer de moral. Como consecuencia, la palabra sofista adquirió un significado despectivo, al igual que el moderno término sofisma,
que puede ser definido como astuto y engañoso o como argumentación o razonamiento falsos. No obstante, diversas corrientes
filosóficas han reivindicado el sofismo como un espíritu crítico, desde mediados del siglo XX. Autores tan dispares como el apátrida de
origen rumano, Emil Michel Cioran, el español Fernando Savater y diversos teóricos del postmodernismo han elaborado el gran elogio
doctrinal del sofismo.
En último extremo, los sofistas fueron de importancia menor en el desarrollo histórico del pensamiento filosófico occidental. Fueron,
sin embargo, los primeros en sistematizar la educación. Entre los principales sofistas del siglo IV a.C. destacan Protágoras, Gorgias,
Hipias de Elide y Prodicus de Ceos.
Protágoras (c. 480-c. 411 a.C.), filósofo griego, nacido en Abdera, Tracia. En el 445 a.C. se estableció en Atenas, donde llegó a ser
amigo del estadista Pericles y consiguió gran fama como maestro y filósofo. Fue el primer pensador en llamarse a sí mismo sofista y
en enseñar a cambio de dinero, recibiendo grandes sumas de sus alumnos. Enseñó gramática, retórica e interpretación de la poesía.
Sus obras principales, de las que sólo perduran algunos fragmentos, fueron tituladas Verdad y Sobre los dioses. El fundamento de su
reflexión fue la doctrina de que nada es bueno o malo, verdadero o falso, de una forma categórica y que cada persona es, por tanto,
su propia autoridad última; esta creencia se resume en su frase: “El hombre es la medida de todas las cosas”. Acusado de impiedad,
Protágoras se exilió, pereciendo ahogado en el transcurso de su viaje a Sicilia. Dos célebres diálogos de Platón, Teeteto y Protágoras,
rebatieron las doctrinas de Protágoras.
Gorgias (c. 485-c. 380 a.C.), retórico griego y filósofo sofista. Nacido en Leontini, Sicilia, Gorgias ejerció como embajador en Atenas
en el 427 a.C., donde más tarde se estableció para practicar y enseñar el arte de la retórica. Como retórico, fue de los primeros en
introducir la cadencia en la prosa y en utilizar lugares comunes en los argumentos. Es el personaje del título del diálogo Gorgias de
Platón, donde Sócrates discute sobre la retórica falsa y verdadera, y sobre la retórica entendida como el arte de la adulación.
La filosofía de Gorgias es nihilista y está expresada en tres proposiciones: nada existe; si algo existe, no puede ser conocido; si algo
existe y puede ser conocido, no puede ser comunicado. Las obras de Gorgias que han llegado hasta nosotros son El elogio a Helena
y La apología de Palamedes. Murió en Tesalia a la edad de 105 años.
ESCUELA CIRENAICA
Hedonismo (en griego, hçdonç, 'placer'), en la filosofía occidental, se aplica este término para referirse a la doctrina según la cual el
placer es el único o el principal bien de la vida, y su búsqueda el fin ideal de la conducta. Se formularon dos importantes t eorías
hedonistas en la antigua Grecia. Los cirenaicos, o hedonismo egoísta, abrazaban una doctrina en que la satisfacción de los deseos
personales inmediatos, sin tener en cuenta a otras personas, se consideraba el supremo fin de la existencia. El conocimiento, de
acuerdo con los cirenaicos, pertenece a las efímeras sensaciones del momento, y por lo tanto es inútil formular un sistema de valores
morales donde la conveniencia de los placeres presentes es sopesada frente al dolor que pueden causar en el futuro. De forma
diferente al hedonismo egoísta, los epicúreos, o hedonistas racionales, sostenían que el placer verdadero es alcanzable tan sólo por la
razón. Hacían hincapié en las virtudes del dominio de sí mismo y de la prudencia.
Estas dos corrientes sobrevivieron sin cambios trascendentales hasta los tiempos modernos. En los siglos XVIII y XIX los filósofos
británicos Jeremy Bentham, James Mill y John Stuart Mill propusieron la doctrina del hedonismo universal, más conocido como
utilitarismo. De acuerdo con esta teoría, el criterio final del comportamiento humano es el bien social, y el principio que guía la
conducta moral individual es la lealtad a aquello que proporciona y favorece el bienestar del mayor número de personas.
PENSADORES
Aristipo (c. 435-c. 360 a.C.), filósofo griego que estudió con Sócrates en Atenas y creó la escuela cirenaica del hedonismo. Defendía
que el placer es el gran bien de la humanidad y el dolor el menor. La virtud, entonces, es la capacidad para lograr placer y evitar el
dolor. Aristipo sostenía que la gente debería dedicar sus vidas a la búsqueda del placer, pero que también deberían utilizar el juicio y
la moderación para contener impulsos peligrosos.
ESCUELA CÍNICA
Cínicos, miembros de una escuela de filósofos griegos fundada durante la segunda mitad del siglo IV a.C. Diógenes de Sínope suele
ser considerado como el fundador de la escuela aunque también se asigna esa función con la misma categoría a Antístenes, un
discípulo de Sócrates. Según Aristóteles, Diógenes era una figura popular, apodada Kyon, que en griego quiere decir "perro". La
palabra cínico podría derivar de Kyon y podría aplicarse a los miembros de esta escuela por su peculiar modo de vivir, o bien podría
derivar de Cynosarges, un gimnasio donde enseñaba Antístenes.
Los cínicos afirmaban que la civilización, con todos sus problemas, era algo artificial y antinatural y que debía considerarse con
desprecio. Proponían en consecuencia un retorno a la vida natural, que ellos equiparaban a una existencia simple, y afirmaban que la
felicidad completa sólo puede lograrse a través de la auto-suficiencia, ya que la independencia es el verdadero bien y no las riquezas
o la lujuria. Por esto puede deducirse que los cínicos eran unos ascetas que consideraban la vida de abstinencia como una auténtica
liberación. Es obvio que proponían la no satisfacción de los apetitos naturales, como tampoco la de los artificiales.
Crates de Tebas, discípulo de Diógenes, tuvo alguna influencia sobre Zenón de Citio, el filósofo de Chipre fundador del estoicismo. La
diferencia básica de actitud entre las dos escuelas es que los cínicos miraban con desprecio el mundo exterior, material, con
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desprecio mientras que los estoicos lo contemplaban con indiferencia.
Aunque los cínicos no constituyeron una escuela filosófica importante, sin embargo atrajeron la atención por sus excentricidades y por
su insolencia. Su nombre quedará asociado a los de quienes recelan de la naturaleza humana y de sus intenciones.
PENSADORES
Diógenes de Sínope (c. 412 a.C.-323 a.C.), filósofo griego, considerado en general como el fundador de los cínicos, una escuela de
filosofía clásica. Nacido en Sínope (hoy Sinop, Turquía), estudió en Atenas, donde fue discípulo del filósofo Antístenes, que enseñaba
no respetar las convenciones sociales y evitar los placeres. Diógenes se sumió en una vida de austeridad y mortificación. Vestía ropas
toscas, comía alimentos sencillos y dormía en las calles o bajo pórticos. Su vida excéntrica, sin embargo, no le hizo perder el respeto
de los atenienses, que admiraron su desprecio de las comodidades.
La virtud fue el objetivo principal de la filosofía de Diógenes y no ocultó su desdén por la literatura y las artes. Se burlaba de los
hombres de letras por leer los sufrimientos de Odiseo mientras desatendían los suyos propios, y de los oradores que estudiaban cómo
hacer valer la verdad pero no cómo practicarla. En un viaje a Aegina fue secuestrado por piratas y llevado a Creta, donde fue vendido
como esclavo. Cuando le preguntaban en qué actividad era hábil, contestaba: "en mandar". Fue comprado por un tal Xeniades de
Corinto, quien reconociendo su valor, le devolvió la libertad y le convirtió en tutor de sus hijos.
Según una historia popular, Diógenes caminaba por Atenas a la luz del día llevando una lámpara encendida y afirmando que buscaba
un hombre honesto. En otra ocasión, se dice, Diógenes mantuvo una inesperada entrevista con Alejandro Magno, quien empezó la
conversación así: "Yo soy Alejandro Magno"; el filósofo contestó: "y yo, Diógenes el cínico". Alejandro entonces le preguntó de qué
modo podía servirle. El filósofo replicó: "Puedes apartarte para no quitarme la luz del sol". Alejandro, dicen, se quedó tan impresionado
con el dominio de sí mismo del cínico que se marchó diciendo: "si yo no fuera Alejandro, querría ser Diógenes".
Según la tradición, Diógenes murió en Corinto el mismo día que Alejandro. Se preocupó por la sabiduría práctica y no estableció
ningún sistema de filosofía. Se atribuyeron a Diógenes ciertas obras literarias, pero ya desde la época clásica se reconocieron como
falsas.
Antístenes (c. 444-c. 371 a.C.), filósofo griego, fundador de la escuela de filosofía conocida como cinismo. Nació en Atenas y llegó a
ser discípulo de Sócrates. Antístenes daba clases en el Gimnasio conocido como el Cynosarges, a las afueras de Atenas, y sus
seguidores fueron llamados cínicos. Antístenes, al considerar la felicidad como alcanzable sólo a través de la virtud, censuraba el arte
y la literatura, condenaba el lujo y la comodidad, y alababa el trabajo duro. Su alumno más famoso fue el cínico griego Dióge nes de
Sinope.
ESCUELA EPICÚREA
En el año 306 a.C., Epicuro fundó una escuela filosófica en Atenas. Como sus seguidores se reunían en el jardín de su casa fueron
conocidos como los “filósofos del jardín”. Epicuro adoptó la física atomista de Demócrito pero aportó algunas novedades importantes.
En lugar de un movimiento aleatorio de los átomos en todas las direcciones, afirmó (para simplificar la explicación) que un movimiento
uniforme acontecía en dirección descendente. También admitió la posibilidad de un factor de casualidad que intervenía en el mundo
físico al manifestar que los átomos, a veces, se desvían en un sentido impredecible (clinamen), facilitando así una base física para la
creencia en el libre albedrío. Sostenía que la ciencia natural es importante sólo si se puede aplicar en la adopción de decisiones
prácticas y para aplacar el temor hacia los dioses y la muerte. Afirmaba que el destino de la existencia es obtener la máxima cantidad
de placer, que identificaba con un movimiento de simpatía y con la ausencia de dolor. Las enseñanzas de Epicuro se conservan sobre
todo en el poema filosófico De rerum natura (De la naturaleza de las cosas) del poeta romano Lucrecio, quien contribuyó a la difusión
del epicureísmo en Roma.
PENSADORES
Epicuro (341 a.C.-270 a.C.), filósofo griego nacido en la isla de Samos en el seno de una familia ateniense, y educado por su padre,
que era maestro, y por varios filósofos. A los 18 años se trasladó a Atenas para cumplir su servicio militar. Después de una breve
estancia, en el 322, se reunió con su padre en Colofón, donde empezó a enseñar. Sobre el 311, Epicuro fundó una escuela filosófica
en Mitilene, en la isla de Lesbos, y dos o tres años después fue director de una escuela en Lampsaco (hoy, Lâpseki, Turquía). De
regreso a Atenas en el 306, se instaló allí y enseñó sus doctrinas a un devoto grupo de seguidores. Como las enseñanzas tenían
lugar en el patio de la casa de Epicuro, sus seguidores fueron conocidos como los 'filósofos del jardín'. Tanto las mujeres como los
hombres frecuentaban este lugar, y esta circunstancia provocó numerosas calumnias sobre las actividades que allí tenían lugar.
Estudiantes de toda Grecia y Asia Menor acudieron para incorporarse a la escuela de Epicuro, atraídos tanto por su carácter como
por su inteligencia.
Epicuro fue un autor prolífico. Según lo que acerca de su vida refirió el historiador y biógrafo del siglo III d.C. Diógenes Laertes, a su
muerte dejó 300 manuscritos, incluyendo 37 tratados sobre física y numerosas obras sobre el amor, la justicia, los dioses y otros
temas. De sus escritos, sólo se han conservado tres cartas y algunos fragmentos breves, incluidos en la biografía de Diógenes
Laertes. Las principales fuentes sobre las doctrinas de Epicuro son las obras de los escritores romanos Cicerón, Séneca, Plutarco y
Lucrecio, cuyo poema De rerum natura (De la naturaleza de las cosas) describe el epicureísmo en detalle.
ESCUELA ESTOICA
La escuela estoica, fundada en Atenas hacia el 300 a.C. por Zenón de Citio, evolucionó a partir del anterior movimiento de los cínicos,
que rechazaba las instituciones que estructuraban la sociedad y los valores materiales vigentes. El estoicismo representó la escuela
más importante en el mundo grecorromano y en ella coincidieron escritores y personalidades tan importantes como Epicteto y el
propio emperador romano Marco Aurelio Antonino, conocido tanto por su sabiduría como por la nobleza de su carácter. Uno de los
más relevantes filósofos estoicos del Imperio romano fue el hispanorromano cordobés Lucio Anneo Séneca, tutor del emperador
Nerón, que mantuvo las tesis fundamentales del estoicismo antiguo con un importante tono moral y una concepción de la sabiduría
como benevolencia. Los estoicos proclamaron que se puede alcanzar la libertad y la tranquilidad tan sólo siendo ajeno a las
comodidades materiales y la fortuna externa, y dedicándose a una vida guiada por los principios de la razón y la virtud (tal es la idea
de la imperturbabilidad o ataraxia). Asumiendo una concepción materialista de la naturaleza, siguieron a Heráclito en la creencia de
que la sustancia primera se halla en el fuego y en la veneración del logos, que identificaban con la energía, la ley, la razón y la
providencia encontradas en la naturaleza. La razón de los hombres se consideraba también parte integrante del logos divino e
inmortal. La doctrina estoica que consideraba a cada persona como parte de Dios y miembro de una familia universal ayudó a romper
barreras regionales, sociales y raciales, y preparar el camino para la propagación de una religión universal. La doctrina estoica de la
ley natural, que convierte la naturaleza humana en norma para evaluar las leyes e instituciones sociales, tuvo mucha influencia en
Roma y en las legislaciones posteriores de Occidente.
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PENSADORES
Zenón de Citio (fl. finales del siglo IV y principios del III a.C.), filósofo griego, fundador del estoicismo. Nació en Citio, Chipre. Poco se
conoce de su juventud excepto que sus contemporáneos se referían a él como de origen fenicio. Fue alumno del filósofo cínico del
siglo IV a.C. Crato de Tebas y del platónico Jenócrates. Sobre el 300 a.C., Zenón fundó su propia escuela de filosofía, conocida como
estoicismo, por derivación de la Stoa Pecile (pórtico pintado), nombre dado a un parque público donde el maestro enseñaba a sus
discípulos. El deber moral, el autocontrol, y vivir en armonía con la naturaleza eran algunos de los principios de la ética práctica en la
que Zenón estaba interesado. Enseñó en Atenas durante más de medio siglo y fue respetado por su recto modo de vida. Se dice, sin
embargo, que rechazó la oferta de hacerse ciudadano ateniense por lealtad a su Chipre natal. Zenón no dejó escritas sus
enseñanzas, pero fueron difundidas por sus numerosos discípulos.
El emperador Marco Aurelio Antonino gobernó el Imperio romano desde el año 161 al 180. Su reinado estuvo marcado por epidemias
y guerras frecuentes a lo largo de las fronteras del Imperio. Defensor de los pobres, Marco Aurelio redujo las cargas por impuestos a
la vez que creó escuelas, hospitales y orfanatos. Marco Aurelio fue un estoico: creía que una conducta recta conduce a la tranquilidad
y que la moderación y aceptación mejoran la vida.
FILOSOFÍA SOCRÁTICA
Tal vez la mayor personalidad filosófica en la historia haya sido Sócrates. Nacido alrededor del año 470 a.C., practicó un diálogo
continuo con sus alumnos hasta que fue sentenciado a muerte, condena que cumplió bebiendo cicuta en el 399 a.C. A diferencia de
los sofistas, Sócrates se negó a aceptar dinero por sus enseñanzas, afirmando que no tenía ninguna certidumbre que ofrecer excepto
la conciencia de la necesidad de más conocimiento. Sócrates no dejó ningún escrito, pero sus enseñanzas fueron preservadas para
las generaciones posteriores en los diálogos de uno de sus más famosos discípulos, Platón, y también aparecen en los escritos de
Jenofonte. Sócrates enseñó que cada persona tiene pleno conocimiento de la verdad última dentro de su alma y que sólo necesita
llevarlo a la reflexión consciente para darse cuenta. Por ejemplo, en Menón (un diálogo platónico) Sócrates plantea a través de una
ficción la forma en que un esclavo ignorante puede llegar a la formulación del teorema de Pitágoras, demostrando así que el
conocimiento está innato en el alma, en vez de ser implícito o indisociable de la experiencia. Sócrates creía que el deber del filósofo
era provocar que la gente pensara por sí misma, en vez de enseñarle algo que no supiera. Por eso se decía partero o alumbrador de
ideas. Su contribución a la historia de la filosofía no fue una doctrina sistemática, sino un método de reflexión, la mayéutica, y un tipo
de existencia. Hizo hincapié en la necesidad de un examen analítico de las creencias de cada uno, de definiciones claras de l os
conceptos básicos, y de un planteamiento racional y crítico de los problemas éticos.
PENSADOR
Sócrates (c. 470-c. 399 a.C.), filósofo griego, considerado el fundador de la filosofía moral o axiología, que ha tenido gran peso en la
posterior historia de la filosofía occidental por su influencia sobre Platón.
Nacido en Atenas, hijo de Sofronisco, un escultor, y de Fenareta, una comadrona, recibió una educación tradicional en literatura,
música y gimnasia. Más tarde se familiarizó con la retórica y la dialéctica de los sofistas, las especulaciones de los filósofos jónicos y
la cultura general de la Atenas de Pericles. En un principio continuó el trabajo de su padre, e incluso realizó un conjunto escultórico de
las tres Gracias que permaneció en la entrada de la Acrópolis ateniense hasta el siglo II a.C. Durante la guerra del Peloponeso contra
Esparta, sirvió como soldado de infantería con gran valor en las batallas de Potidea (432-430 a.C.), Delio (424 a.C.) y Anfípolis
(422 a.C.).
Creía en la superioridad de la discusión sobre la escritura y, en virtud de esta convicción, pasó la mayor parte de su vida en los
mercados y plazas públicas de Atenas, iniciando diálogos y discusiones con todo aquel que quisiera escucharle, y a quienes solía
responder mediante preguntas. Creó así un método denominado mayéutica (o arte de “alumbrar” los espíritus) por el que lograba que
sus interlocutores descubrieran la verdad a partir de ellos mismos. Según los testimonios de su época, era poco agraciado y de
escasa estatura, lo que no le impedía actuar con gran audacia y dominio de sí mismo. Apreciaba mucho la vida y alcanzó una gran
popularidad en la sociedad ateniense por su viva inteligencia y un sentido del humor agudo pero desprovisto de sátira o cinismo.
Casado con Jantipa, una mujer de reconocido mal genio, tuvo tres hijos.
ACTITUD HACIA LA POLÍTICA
Sócrates fue obediente con respecto a las leyes de Atenas, pero en general evitaba la política, refrenado por lo que él llamaba una
advertencia divina. Creía que había recibido una llamada para ejercer la filosofía y que podría servir mejor a su país dedicándose a la
enseñanza y persuadiendo a los atenienses para que hicieran examen de conciencia y se ocuparan de su alma. No escribió ningún
libro ni tampoco fundó una escuela regular de filosofía. Todo lo que se sabe con certeza sobre su personalidad y su forma de pensar
se extrae de los trabajos de dos de sus discípulos más notables: Platón, que atribuyó sus propias ideas a su maestro, y el historiador
Jenofonte, quien quizá no consiguió comprender muchas de las doctrinas socráticas. Platón describió a Sócrates escondiéndose
detrás de una irónica profesión de ignorancia, conocida como ironía socrática, y como poseedor de una agudeza mental y un ingenio
que le permitían entrar en las discusiones con gran facilidad.
ENSEÑANZAS
La contribución de Sócrates a la filosofía ha sido de un marcado tono ético. La base de sus enseñanzas fue la creencia en una
comprensión objetiva de los conceptos de justicia, amor y virtud y el conocimiento de uno mismo. Creía que todo vicio es el resultado
de la ignorancia y que ninguna persona desea el mal; a su vez, la virtud es conocimiento y aquellos que conocen el bien, actuarán de
manera justa. Su lógica hizo hincapié en la discusión racional y en la búsqueda de definiciones generales, como queda reflejado en
los escritos de su joven discípulo, Platón, y en los del alumno de éste, Aristóteles. A través de las obras de ambos, las teorías
socráticas incidieron de forma determinante en el curso del pensamiento especulativo occidental posterior.
Otro pensador y amigo de Sócrates fue Antístenes, el fundador de la escuela cínica de filosofía. También fue maestro de Aristipo, que
fundó la filosofía cirenaica de la experiencia y el placer, de la que surgió la filosofía más elevada de Epicuro. Tanto para los estoicos
como el filósofo griego Epicteto, como para el filósofo romano Séneca el Viejo y el emperador romano Marco Aurelio, Sócrates
representó la personificación y la guía para alcanzar una vida superior.
EL JUICIO Aunque fue un patriota y un hombre de profundas convicciones religiosas, Sócrates sufrió sin embargo la desconfianza de
muchos de sus contemporáneos, a los que les disgustaba su actitud hacia el Estado ateniense y la religión establecida. En el 399 a.C.
fue acusado de despreciar a los dioses del Estado y de introducir nuevas deidades, una referencia al daemonion, o voz interior
mística a la que Sócrates aludía a menudo. También fue acusado de corromper la moral de la juventud, alejándola de los principios de
la democracia y se le confundió con los sofistas, tal vez a consecuencia de la caricatura que de él realizó el poeta Aristófanes en la
comedia Las nubes, representándole como el dueño de una “tienda de ideas” en la que se enseñaba a los jóvenes a hacer que la
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peor razón apareciera como la razón mejor.
En su Apología de Sócrates, Platón recogió lo esencial de la defensa que Sócrates hizo de sí mismo en su propio juicio, y que se
basó en una valiente reivindicación de toda su vida. Fue condenado a muerte, aunque la sentencia sólo logró una escasa mayoría.
Cuando, de acuerdo con la práctica legal de Atenas, Sócrates hizo una réplica irónica a la sentencia de muerte que le había sido
impuesta (proponiendo pagar tan sólo una pequeña multa dado el escaso valor que tenía para el Estado un hombre dotado de una
misión filosófica), enfadó tanto a los miembros del tribunal que éste decidió repetir la votación, en la que la pena de muerte obtuvo esa
vez una abultada mayoría.
Sus amigos planearon un plan de fuga, pero Sócrates prefirió acatar la ley y murió por ello. Pasó sus últimos días de vida con sus
amigos y seguidores, como queda recogido en la obra Fedón de Platón, y durante la noche cumplió su sentencia, bebiendo una copa
de cicuta según el procedimiento habitual de ejecución.
FILOSOFÍA PLATÓNICA
Platón fue un pensador más sistemático que Sócrates, pero sus escritos, en especial los primeros diálogos, pueden ser considerados
como una continuación y elaboración de las ideas socráticas. Al igual que Sócrates, Platón consideró la ética como la rama más
elevada del saber, y subrayó la base intelectual de la virtud al identificar virtud con sabiduría. Esta idea llevó a la llamada “paradoja
socrática” por la que “ningún hombre hace el mal por propia voluntad”, como dice Sócrates en Protágoras. Más tarde, Aristóteles
advertiría que una conclusión así no da lugar a la responsabilidad moral. Platón exploró también los problemas fundamentales de la
ciencia natural, la teoría política, la metafísica, la teología y la epistemología, y enriqueció conceptos tales como el conocimiento (en
Teeteto), el origen y esencia del lenguaje (en Crátilo), la justicia (en La República) o la belleza (en El Banquete), entre otros muchos,
que posteriormente se erigieron en fundamentos permanentes del pensamiento occidental.
La base de la filosofía de Platón es su teoría de las ideas, o doctrina de las formas. La teoría de las ideas (que queda expresada en
muchos de sus diálogos, sobre todo en La República y Parménides) divide la existencia en dos esferas o mundos, una “esfera
inteligible” de ideas o formas perfectas, eternas e indivisibles, el Topos Uranos, y una “esfera sensible”, de objetos concretos y
conocidos. Los árboles, las piedras, los cuerpos humanos y en general los objetos que pueden ser conocidos a través de los sentidos
son para Platón irreales, sombríos y copias imperfectas de las ideas. Llegó a esta, en apariencia, extraña conclusión por las elevadas
reglas que adjudicó al conocimiento, por ejemplo, que todos los objetos auténticos de conocimiento fueran descritos sin
contradicciones. Como todos los objetos percibidos por los sentidos experimentan cambios, una afirmación hecha respecto a esos
objetos en un instante no será válida en un momento posterior. Según Platón, esos objetos no son del todo reales. Las creenci as que
se derivan de la experiencia de esos objetos son, por lo tanto, imprecisas e inconstantes, mientras que los principios de las
matemáticas y la filosofía —elaborados a partir de la meditación interior sobre las ideas— constituyen el único saber digno de ese
nombre. En La República, Platón expuso su famoso mito de la caverna, en el cual muestra cómo la humanidad, prisionera en una
caverna, confunde las sombras proyectadas en una roca con la realidad y en el que considera al filósofo como la persona que penetra
en el Universo fuera de la caverna de la ignorancia y alcanza una visión de la verdadera realidad, el mundo de las ideas. El concepto
de Platón del bien absoluto —que es la idea más elevada y engloba a todas las demás— ha sido una fuente principal de las doctrinas
religiosas panteísta y mística en la cultura occidental.
La teoría de las ideas de Platón y su visión racionalista del conocimiento son la base de su idealismo ético y social. El mundo de las
ideas eternas facilita las normas o ideales según los cuales todos los objetos y acciones han de someterse al juicio del hombre. La
persona filosófica, que se abstiene de los placeres sensuales y busca en su lugar el conocimiento de los principios abstractos,
encuentra en esos ideales los modos para regir la conducta personal e intervenir en las instituciones sociales. La virtud personal
consiste en una armónica relación entre las facultades del alma. La justicia social consiste entonces en la armonía entre las distintas
clases de la sociedad. El estado ideal de una mente sana en un cuerpo sano requiere que el intelecto controle los deseos y las
pasiones, así como el estado ideal de la sociedad requiere que los individuos más sabios controlen a las masas buscadoras de
placer. Según Platón, la verdad, la belleza y la justicia coinciden en la idea del bien. Por lo tanto, el arte que expresa los valores
morales es el mejor. En su programa social, Platón apoyó la censura en el arte, por estimarla como un instrumento para la educación
moral de la juventud.
PENSADOR
Platón (c. 428-c. 347 a.C.), filósofo griego, uno de los pensadores más originales e influyentes en toda la historia de la filosofía
occidental.
VIDA
Originalmente llamado Aristocles, Platón (apodo que recibió por el significado de este término en griego, ‘el de anchas espaldas’)
nació en el seno de una familia aristocrática en Atenas. Su padre, Aristón, era, al parecer, descendiente de los primeros reyes de
Atenas, mientras que su madre, Perictione, descendía de Dropides, perteneciente a la familia del legislador del siglo VI a.C. Solón. Su
padre falleció cuando él era aún un niño y su madre se volvió a casar con Pirilampes, colaborador del estadista Pericles. De joven,
Platón tuvo ambiciones políticas pero se desilusionó con los gobernantes de Atenas. Más tarde fue discípulo de Sócrates, aceptó su
filosofía y su forma dialéctica de debate: la obtención de la verdad mediante preguntas, respuestas y más preguntas. Aunque se trata
de un episodio muy discutido, que algunos estudiosos consideran una metáfora literaria sobre el poder, Platón fue testigo de la muerte
de Sócrates durante el régimen democrático ateniense en el año 399 a.C. Temiendo tal vez por su vida, abandonó Atenas algún
tiempo y viajó a Megara y Siracusa.
En el 387 a.C. Platón fundó en Atenas la Academia, institución a menudo considerada como la primera universidad europea. Ofrecía
un amplio plan de estudios, que incluía materias como Astronomía, Biología, Matemáticas, Teoría Política y Filosofía. Aristóteles fue
su alumno más destacado.
Con la intención de conjugar la filosofía y la posibilidad de aplicar reformas políticas viajó a Sicilia en el año 367 a.C., para convertirse
en tutor del nuevo tirano de Siracusa, Dionisio II el Joven. El experimento fracasó. Platón todavía realizó un tercer viaje a Siracusa en
el 361 a.C., pero una vez más su participación en los acontecimientos sicilianos tuvo poco éxito. Pasó los últimos años de su vida
impartiendo conferencias en la Academia y escribiendo. Falleció en Atenas a una edad próxima a los 80 años, posiblemente en el año
348 o 347 a.C.
OBRA
Los escritos de Platón adoptaban la forma de diálogos, a través de las cuales se exponían, se discutían y se criticaban ideas
filosóficas en el contexto de una conversación o un debate en el que participaban dos o más interlocutores. El primer grupo de
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escritos de Platón incluye 35 diálogos y 13 cartas. Se ha cuestionado la autenticidad de algunos diálogos y de la mayoría de las
cartas.
Primeros diálogos Los diálogos platónicos pueden ser divididos en cuatro etapas de composición. La primera representa el intento de
Platón de comunicar la filosofía y el estilo dialéctico de Sócrates. Algunos de esos diálogos tienen el mismo argumento. Sócrates se
encuentra con alguien que dice saber mucho, él manifiesta ser ignorante y pide ayuda al que afirma saber. Sin embargo, conforme
Sócrates empieza a hacer preguntas, se hace patente que quien se dice sabio realmente no sabe lo que afirma saber y que Sócrates
aparece como el más sabio de los dos personajes porque, por lo menos, él sabe que no sabe nada. Ese conocimiento, por supuesto,
es el principio de la sabiduría. Dentro de este grupo de diálogos se encuentran Eutifrón (una consideración sobre la naturaleza de la
piedad y la religión), Laques (una búsqueda del significado del valor), Cármides (un intento por definir la templanza), la Apología de
Sócrates (donde narra la defensa que de sí mismo ejerció Sócrates en el juicio que le condujo a la muerte) y Protágoras (una defensa
de la tesis de que la virtud es conocimiento y que es posible aprenderla).
Diálogos de transición, madurez y vejez Los diálogos de los periodos intermedio y último de la vida de Platón reflejan su propia
evolución filosófica. Las ideas de esas obras se atribuyen al propio Platón, aunque Sócrates sigue siendo el personaje principal en
muchas de ellas. Los escritos del periodo de transición abarcan, entre otros diálogos, Gorgias (una reflexión sobre distintas
cuestiones éticas), Menón (una discusión sobre la naturaleza del conocimiento), Lisis (una discusión sobre la amistad) y el libro I de
La República (una discusión sobre la justicia).
Entre sus diálogos de madurez cabe citar El Banquete (destacada realización dramática de Platón que contiene varios discursos
sobre la belleza y el amor), Crátilo (sobre el lenguaje), Fedón (escena de la muerte de Sócrates, en la que discute sobre la teoría de
las ideas, la naturaleza del alma y la cuestión de la inmortalidad), Fedro (sobre la belleza y el amor) y los libros II al X de La República
(que constituyen una detallada discusión sobre la naturaleza de la justicia).
Entre los trabajos del periodo de vejez se encuentran Teeteto (una negación de que el conocimiento tiene que ser identificado con el
sentido de percepción), Parménides (una evaluación crítica de la teoría de las ideas), El Sofista (una reflexión posterior sobre las
ideas o las formas), Filebo (discusión sobre la relación entre el placer y el bien), Timeo (ideas de Platón sobre las ciencias naturales y
la cosmología) y Las Leyes (un análisis más práctico de las cuestiones políticas y sociales).
TEORÍA DE LAS IDEAS
El centro de la filosofía de Platón lo constituye su teoría de las formas o de las ideas. En el fondo, su idea del conocimiento, su teoría
ética, su psicología, su concepto del Estado y su concepción del arte deben ser entendidos a partir de dicha perspectiva.
Teoría del conocimiento La teoría de las ideas de Platón y su teoría del conocimiento están tan interrelacionadas que deben ser
tratadas de forma conjunta. Influido por Sócrates, Platón estaba persuadido de que el conocimiento se puede alcanzar. También
estaba convencido de dos características esenciales del conocimiento. Primera, el conocimiento debe ser certero e infalible. Segunda,
el conocimiento debe tener como objeto lo que es en verdad real, en contraste con lo que lo es sólo en apariencia. Ya que para Platón
lo que es real tiene que ser fijo, permanente e inmutable, identificó lo real con la esfera ideal de la existencia en oposición al mundo
físico del devenir. Una consecuencia de este planteamiento fue su rechazo del empirismo, la afirmación de que todo conocimiento se
deriva de la experiencia. Pensaba que las proposiciones derivadas de la experiencia tienen, a lo sumo, un grado de probabilidad. No
son ciertas. Más aun, los objetos de la experiencia son fenómenos cambiantes del mundo físico, por lo tanto los objetos de la
experiencia no son objetos propios del conocimiento.
La teoría del conocimiento de Platón quedó expuesta principalmente en La República, en concreto en su discusión sobre la imagen de
la línea divisible y el mito de la caverna. En la primera, Platón distingue entre dos niveles de saber: opinión y conocimiento. Las
declaraciones o afirmaciones sobre el mundo físico o visible, incluyendo las observaciones y proposiciones de la ciencia, son sólo
opinión. Algunas de estas opiniones están bien fundamentadas y otras no, pero ninguna de ellas debe ser entendida como
conocimiento verdadero. El punto más alto del saber es el conocimiento, porque concierne a la razón en vez de a la experienci a. La
razón, utilizada de la forma debida, conduce a ideas que son ciertas y los objetos de esas ideas racionales son los universales
verdaderos, las formas eternas o sustancias que constituyen el mundo real.
El mito de la caverna describe a personas encadenadas en la parte más profunda de una caverna. Atados de cara a la pared, su
visión está limitada y por lo tanto no pueden distinguir a nadie. Lo único que se ve es la pared de la caverna sobre la que se reflejan
modelos o estatuas de animales y objetos que pasan delante de una gran hoguera resplandeciente. Uno de los individuos huye y sale
a la luz del día. Con la ayuda del Sol, esta persona ve por primera vez el mundo real y regresa a la caverna diciendo que las únicas
cosas que han visto hasta ese momento son sombras y apariencias y que el mundo real les espera en el exterior si quieren liberarse
de sus ataduras. El mundo de sombras de la caverna simboliza para Platón el mundo físico de las apariencias. La escapada al mundo
soleado que se encuentra en el exterior de la caverna simboliza la transición hacia el mundo real, el universo de la existencia plena y
perfecta, que es el objeto propio del conocimiento.
Naturaleza de las ideas La teoría de las ideas se puede entender mejor en términos de entidades matemáticas. Un círculo, por
ejemplo, se define como una figura plana compuesta por una serie de puntos, todos equidistantes de un mismo lugar. Sin embarg o,
nadie ha visto en realidad esa figura.
Lo que la gente ha visto son figuras trazadas que resultan aproximaciones más o menos acertadas del círculo ideal. De hecho,
cuando los matemáticos definen un círculo, los puntos mencionados no son espaciales, sino lógicos. No ocupan espacio. No
obstante, aunque la forma de un círculo no se ha visto nunca —y no se podrá ver jamás— los matemáticos y otros sí saben lo que es.
Para Platón, por lo tanto, la forma de círculo existe, pero no en el mundo físico del espacio y del tiempo. Existe como un objeto
inmutable en el ámbito de las ideas, que sólo puede ser conocido mediante la razón. Las ideas tienen mayor entidad que los objetos
en el mundo físico tanto por su perfección y estabilidad como por el hecho de ser modelos, semejanzas que dan a los objetos físicos
comunes lo que tienen de realidad. Las formas circular, cuadrada y triangular son excelentes ejemplos de lo que Platón entiende por
idea. Un objeto que existe en el mundo físico puede ser llamado círculo, cuadrado o triángulo porque se parece (“participa de” en
palabras de Platón) a la idea de círculo, cuadrado o triángulo.
Platón hizo extensiva su teoría más allá del campo de las matemáticas. En realidad, estaba más interesado en su aplicación en la
esfera de la ética social. La teoría era su forma de explicar cómo el mismo término universal puede referirse a muchas cosas o
acontecimientos particulares. La palabra justicia, por ejemplo, puede aplicarse a centenares de acciones concretas porque esos actos
tienen algo en común, se parecen a, participan de, la idea de justicia. Una persona es humana porque se parece a, o participa de, la
idea de humanidad. Si humanidad se define en términos de ser un animal racional, entonces una persona es humana porque es
racional. Un acto particular puede considerarse valeroso o cobarde porque participa de esa idea. Un objeto es bonito porque participa
de la idea, o forma, de belleza. Por lo tanto, cada cosa en el mundo del espacio y el tiempo es lo que es en virtud de su parecido con
su idea universal. La habilidad para definir el término universal es la prueba de que se ha conseguido dominar la idea a la que ese
universal hace referencia.
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Platón concibió las ideas de manera jerárquica: la idea suprema es la de Dios que, como el Sol en el mito de la caverna, ilumina todas
las demás ideas. La idea de Dios representa el paso de Platón en la dirección de un principio último de explicación. En el fondo, la
teoría de las ideas está destinada a explicar el camino por el que uno alcanza el conocimiento y también cómo las cosas han llegado
a ser lo que son. En lenguaje filosófico, la teoría de las ideas de Platón es tanto una tesis epistemológica (teoría del conocimiento)
como una tesis ontológica (teoría del ser).
TEORÍA POLÍTICA
La República, la mayor obra política de Platón, trata de la cuestión de la justicia y por lo tanto de las preguntas ¿qué es un Estado
justo? y ¿quién es un individuo justo?
El Estado ideal, según Platón, se compone de tres clases. La estructura económica del Estado reposa en la clase de los
comerciantes. La seguridad, en los militares, y el liderazgo político es asumido por los reyes-filósofos. La clase de una persona viene
determinada por un proceso educativo que empieza en el nacimiento y continúa hasta que esa persona ha alcanzado el máximo
grado de educación compatible con sus intereses y habilidades. Los que completan todo el proceso educacional se convierten en
reyes-filósofos. Son aquellos cuyas mentes se han desarrollado tanto que son capaces de entender las ideas y, por lo tanto, toman
las decisiones más sabias. En realidad, el sistema educacional ideal de Platón está, ante todo, estructurado para producir reyesfilósofos.
Asoció las virtudes tradicionales griegas con la estructura de clase del Estado ideal. La templanza es la única virtud de la clase
artesana, el valor es la virtud de la clase militar y la sabiduría caracteriza a los gobernantes. La justicia, la cuarta virtud, caracteriza a
la sociedad en su conjunto. El Estado justo es aquel en el que cada clase debe llevar a cabo su propia función sin entrar en las
actividades de las demás clases.
Platón aplicó al análisis del alma humana un esquema semejante: la racional, la voluntad y los apetitos. Una persona justa es aquella
cuyo elemento racional, ayudado por la voluntad, controla los apetitos. Existe una evidente analogía con la estructura del Estado
anterior, en la que los reyes-filósofos, ayudados por los soldados, gobiernan al resto de la sociedad.
ÉTICA
La teoría ética de Platón descansa en la suposición de que la virtud es conocimiento y que éste puede ser aprendido. Dicha doctrina
debe entenderse en el conjunto de su teoría de las ideas. Como ya se ha dicho, la idea última para Platón es la idea de Dios, y el
conocimiento de esa idea es la guía en el trance de adoptar una decisión moral. Mantenía que conocer a Dios es hacer el bien. La
consecuencia de esto es que aquel que se comporta de forma inmoral lo hace desde la ignorancia. Esta conclusión se deriva de su
certidumbre de que una persona virtuosa es realmente feliz y como los individuos siempre desean su propia felicidad, siempre ansían
hacer aquello que es moral.
ARTE Platón tenía una idea antagónica del arte y del artista aunque aprobara algunos tipos de arte religioso y moralista. Su enfoque
tiene que ver una vez más con su teoría de las ideas. Una flor bonita, por ejemplo, es una copia o imitación de las ideas universales
de flor y belleza. La flor física es una reproducción de la realidad, es decir, de las ideas. Un cuadro de la flor es, por lo tanto, una
reproducción secundaria de la realidad. Esto también significa que el artista es una reproducción de segundo orden del conocimiento
y, en realidad, la crítica frecuente de Platón hacia los artistas era que carecían de un conocimiento verdadero de lo que estaban
haciendo. La creación artística, observó, parecía tener sus raíces en una inspirada locura.
INFLUENCIA La influencia de Platón a través de la historia de la filosofía ha sido inmensa. Su Academia existió hasta el año 529, en
que fue cerrada por orden del emperador bizantino Justiniano I, que se oponía a la difusión de sus enseñanzas paganas. El impacto
de Platón en el pensamiento judío es obvio en la obra del filósofo alejandrino del siglo I Filón de Alejandría. El neoplatonismo, fundado
en el siglo III por el filósofo Plotino, supuso un importante desarrollo posterior de las ideas de Platón. Los teólogos Clemente de
Alejandría, Orígenes y san Agustín de Hipona fueron los primeros exponentes cristianos de una perspectiva platónica. Las ideas
platónicas tuvieron un papel crucial en el desarrollo del cristianismo y también en el pensamiento islámico medieval.
Durante el renacimiento, el primer centro de influencia platónica fue la Academia Florentina, fundada en el siglo XV cerca de
Florencia. Bajo la dirección de Marsilio Ficino, sus miembros estudiaron a Platón en griego antiguo. En Inglaterra, el platonismo fue
recuperado en el siglo XVII por Ralph Cudworth y otros que se dieron a conocer como la Escuela de Cambridge. La influencia de
Platón ha llegado hasta el siglo XX de la mano de pensadores como Alfred North Whitehead, que una vez le rindió tributo al describir
la filosofía como una simple “serie de anotaciones de Platón”.
FILOSOFÍA ARISTOTÉLICA
Aristóteles, que empezó a estudiar en la Academia de Platón con 17 años, en el 367 a.C., es considerado el más ilustre discípulo de
Platón y se sitúa junto con su maestro entre los más profundos e influyentes pensadores de la historia de Occidente. Después de
asistir durante varios años a la Academia, se convirtió en el preceptor de Alejandro Magno. Más tarde regresó a Atenas para fundar el
Liceo, una escuela que, al igual que la Academia de Platón, fue durante siglos uno de los grandes núcleos de enseñanza en Grecia.
En sus conferencias, Aristóteles definió los conceptos y principios básicos de muchas de las ciencias teóricas, como la lógica, la
biología, la física y la psicología. Al establecer los rudimentos de la lógica como ciencia, desarrolló la teoría de la inferencia deductiva,
representada por el silogismo (proposición deductiva que utiliza dos premisas y una conclusión), y un conjunto de reglas para
fundamentar lo que habría de ser el método científico.
En su Metafísica, Aristóteles discutió la separación que hizo Platón de idea y materia, y afirmó que las ideas o esencias están
contenidas dentro de los objetos mismos que las ejemplifican. Para Aristóteles, cada cosa real es una mezcla de potencia y acto; en
otras palabras, cada cosa es una combinación de aquello que puede ser (pero que todavía no es) y de aquello que ya es (también
distinguido como materia y forma), porque todas las cosas cambian y se convierten en otra cosa diferente de lo que son, excepto los
intelectos activos humanos y divinos, que son formas puras.
Para Aristóteles, la naturaleza es un sistema orgánico de cosas cuyas manifestaciones comunes hacen posible ordenarlas en clases
de especies y géneros; cada especie tiene una forma, propósito y modo de desarrollo en cuyos términos se puede expresar. El fin de
la ciencia teórica es definir las actitudes, propósitos y modos esenciales de desarrollo de todas las especies y disponerlos en su orden
natural de acuerdo con sus complejidades según su forma, siendo los principales niveles el inanimado, el vegetativo, el animal y el
racional. El alma, para Aristóteles, es la forma o realidad del cuerpo, y los humanos, cuyo espíritu racional constituye una forma más
elevada que la de las demás especies terrenales, la más elevada dentro de las perecederas. Los cuerpos celestes, compuestos de
una sustancia imperecedera o éter, y movidos en un perfecto movimiento circular por Dios, son todavía más altos en el orden de la
naturaleza. Esta clasificación jerárquica de la naturaleza fue adoptada por muchos teólogos cristianos, judíos y musulmanes en la
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edad media como una visión de la naturaleza.
La filosofía política y ética (ésta última desarrollada en Ética a Nicómaco) de Aristóteles surgió también de un examen crítico de los
enunciados platónicos. Las normas de conducta personal y social, según Aristóteles, pertenecen al estudio científico de las
tendencias naturales de los individuos y las sociedades en vez de contemplarse en la esfera celeste de las ideas puras. Menos
insistente que Platón en una conformidad rigurosa respecto a los principios absolutos, Aristóteles consideró las reglas éticas como
guías prácticas para alcanzar una vida feliz y plena. El énfasis que puso en la felicidad, como el cumplimiento de las capacidades
naturales, expresó la actitud hacia la vida que mantuvieron los griegos cultos de su tiempo. En teoría política adoptó una posición más
realista que Platón. Se mostró conforme con el modelo de una monarquía gobernada por un rey sabio que llegaría a representar la
estructura política ideal, pero reconocía asimismo que las sociedades difieren en sus necesidades y tradiciones, y creía que una
democracia limitada conforma y ordena el mejor compromiso concebible. En su teoría del conocimiento, Aristóteles rechazó la
doctrina platónica por la que el saber es innato e insistió en que sólo puede adquirirse mediante la generalización desde la
experiencia. Interpretó el arte como una vía al servicio del placer y de la ilustración intelectual en lugar de ser un instrumento de
educación moral. Su análisis de la tragedia griega en Poética es considerado el hito fundacional de la crítica literaria.
PENSADORES
Aristóteles (384-322 a.C.), filósofo y científico griego, considerado, junto a Platón y Sócrates, como uno de los pensadores más
destacados de la antigua filosofía griega y posiblemente el más influyente en el conjunto de toda la filosofía occidental.
VIDA Nació en Estagira (actual ciudad griega de Stavro, entonces perteneciente a Macedonia), razón por la cual también fue
conocido posteriormente por el apelativo de El Estagirita. Hijo de un médico de la corte real, se trasladó a Atenas a los 17 años de
edad para estudiar en la Academia de Platón. Permaneció en esta ciudad durante aproximadamente 20 años, primero como
estudiante y, más tarde, como maestro. Tras morir Platón (c. 347 a.C.), Aristóteles se trasladó a Assos, ciudad de Asia Menor en la
que gobernaba su amigo Hermias de Atarnea. Allí contrajo matrimonio con una pariente de éste (posiblemente su sobrina o su hija),
llamada Pitias, y actuó como su consejero. Tras ser capturado y ejecutado Hermias por los persas (345 a.C.), Aristóteles se trasladó a
Pela, antigua capital de Macedonia, donde se convirtió en tutor de Alejandro (más tarde Alejandro III el Magno), hijo menor del rey
Filipo II. En el año 336 a.C., al acceder Alejandro al trono, regresó a Atenas y estableció su propia escuela: el Liceo. Debido a que
gran parte de las discusiones y debates se desarrollaban mientras maestros y estudiantes caminaban por su paseo cubierto, sus
alumnos recibieron el nombre de peripatéticos. La muerte de Alejandro (323 a.C.) generó en Atenas un fuerte sentimiento contra los
macedonios, por lo que Aristóteles se retiró a una propiedad familiar situada en Calcis, en la isla de Eubea, donde falleció un año más
tarde.
OBRAS
Al igual que Platón en sus primeros años en la Academia, Aristóteles utilizó muy a menudo la forma dialogada de razonamiento,
aunque, al carecer del talento imaginativo de Platón, esta modalidad de expresión no fue nunca de su pleno agrado. Si se exce ptúan
escasos fragmentos mencionados en las obras de algunos escritores posteriores, sus diálogos se han perdido por completo.
Aristóteles escribió además algunas notas técnicas, como es el caso de un diccionario de términos filosóficos y un resumen de las
doctrinas de Pitágoras; de estos apuntes sólo han sobrevivido algunos breves extractos. Lo que sí ha llegado hasta nuestros días, sin
embargo, son las notas de clase que Aristóteles elaboraba para sus cursos, delimitados con gran esmero y que cubrían casi todos los
campos del saber y del arte. Los textos en los que descansa la reputación de Aristóteles se basan en gran parte en estas
anotaciones, que fueron recopiladas y ordenadas por sus editores posteriores.
Entre sus textos existen tratados de lógica, llamados en conjunto Organon (‘instrumento’), ya que proporcionan los medios con los
que se ha de alcanzar el conocimiento positivo. Entre las obras que tratan de las ciencias naturales está la Física, que recoge amplia
información sobre astronomía, meteorología, botánica y zoología. Sus escritos sobre la naturaleza, el alcance y las propiedades del
ser, que Aristóteles llamó “filosofía primera”, recibieron el nombre de Metafísica en la primera edición de sus obras (c. 60 a.C.), debido
a que en dicha edición aparecían tras la Física. A su hijo Nicómaco dedicó su obra sobre la ética, llamada Ética a Nicómaco. Otros
escritos aristotélicos fundamentales son Retórica, Poética (que se conserva incompleta) y Política (también incompleta).
MÉTODOS
Frente a la importancia que Platón concedió a las matemáticas, la filosofía de Aristóteles hizo hincapié en la biología, quizá debido a
la influencia que sobre él ejerció la profesión de su padre. Para Aristóteles, el mundo estaba compuesto por individuos (sustancias)
que se presentaban en tipos naturales fijos (especies). Cada individuo cuenta con un patrón innato específico de desarrollo y tiende
en su crecimiento hacia la debida autorrealización como ejemplo de su clase. El crecimiento, la finalidad y la dirección son, pues,
aspectos innatos a la naturaleza, y aunque la ciencia estudia los tipos generales, éstos, según Aristóteles, encuentran su existencia
en individuos específicos. La ciencia y la filosofía deben, por consiguiente, no limitarse a escoger entre opciones de una u otra
naturaleza, sino equilibrar las afirmaciones del empirismo (observación y experiencia sensorial) y el formalismo (deducción racional).
Una de las aportaciones características de la filosofía de Aristóteles fue la nueva noción de causalidad. Los primeros pensadores
griegos habían tendido a asumir que sólo un único tipo de causa podía ser explicatoria; Aristóteles propuso cuatro. (El término que
usa Aristóteles, aition, ‘factor responsable y explicatorio’, no es sinónimo de causa en el sentido moderno que posee esta palabra.)
Estas cuatro causas son: la causa material (materia de la que está compuesta una cosa), la causa eficiente o motriz (fuente de
movimiento, generación o cambio), la causa formal (la especie, el tipo o la clase) y la causa final (objetivo o pleno desarrollo de un
individuo, o la función planeada de una construcción o de un invento). Así pues, un león joven está compuesto de tejidos y órganos, lo
que constituiría la causa material; la causa motriz o eficiente serían sus padres, que lo crearon; la causa formal es su especie (león);
la causa final es su impulso innato por convertirse en un ejemplar maduro de su especie. En contextos diferentes, las mismas cuatro
causas se aplican de forma análoga. Así, la causa material de una estatua es el mármol en que se ha esculpido; la causa efici ente, el
escultor; la causa formal, la forma que el escultor ha dado a la estatua (Hermes o Afrodita, por ejemplo); y la causa final, su función
(ser una obra de arte).
En todos los contextos, Aristóteles insiste en que algo puede entenderse mejor cuando se expresan sus causas en términos
específicos y no en términos generales. Por este motivo, se obtiene más información si se conoce que un escultor realizó la estatua
que si apenas se sabe que la esculpió un artista, y se obtendrá todavía más información si se sabe que fue Policleto el que la cinceló,
que si tan sólo se conoce que fue un escultor no especificado.
Aristóteles creía que su noción de las causas era la clave ideal para organizar el conocimiento. Sus notas de clases son una
impresionante prueba de la fuerza de dicho esquema.
Ética: Aristóteles creía que la libertad de elección del individuo hacía imposible un análisis preciso y completo de las cuestiones
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humanas, con lo que las “ciencias prácticas”, como la política o la ética, se llamaban ciencias sólo por cortesía y analogía. Las
limitaciones inherentes a las ciencias prácticas quedan aclaradas en los conceptos aristotélicos de naturaleza humana y
autorrealización. La naturaleza humana implica, para todos, una capacidad para formar hábitos, pero los hábitos formados por un
individuo en concreto dependen de la cultura y de las opciones personales repetidas de ese individuo. Todos los seres humanos
anhelan la “felicidad”, es decir, una realización activa y comprometida de sus capacidades innatas, aunque este objetivo puede ser
alcanzado por muchos caminos.
La Ética a Nicómaco es un análisis de la relación del carácter y la inteligencia con la felicidad. Aristóteles distinguía dos tipos de
“virtud” o excelencia humana: moral e intelectual. La virtud moral es una expresión del carácter, producto de los hábitos que reflejan
opciones repetidas. Una virtud moral siempre es el punto medio entre dos extremos menos deseables. El valor, por ejemplo, es el
punto intermedio entre la cobardía y la impetuosidad irreflexiva; la generosidad, por su parte, constituiría el punto intermedio entre el
derroche y la tacañería. Las virtudes intelectuales, sin embargo, no están sujetas a estas doctrinas de punto intermedio. La ética
aristotélica es una ética elitista: para él, la plena excelencia sólo puede ser alcanzada por el varón adulto y maduro perteneciente a la
clase alta y no por las mujeres, niños, “bárbaros” (no griegos) o “mecánicos” asalariados (trabajadores manuales, a los cuales negaba
el derecho al voto).
Como es obvio, en política es posible encontrar muchas formas de asociación humana. Decidir cuál es la más idónea dependerá de
las circunstancias, como, por ejemplo, los recursos naturales, la industria, las tradiciones culturales y el grado de alfabetización de
cada comunidad. Para Aristóteles, la política no era un estudio de los estados ideales en forma abstracta, sino más bien un examen
del modo en que los ideales, las leyes, las costumbres y las propiedades se interrelacionan en los casos reales. Así, aunque
aprobaba la institución de la esclavitud, moderaba su aceptación aduciendo que los amos no debían abusar de su autoridad, ya que
los intereses de amo y esclavo son los mismos. La biblioteca del Liceo contenía una colección de 158 constituciones, tanto de
estados griegos como extranjeros. El propio Aristóteles escribió la Constitución de Atenas como parte de la colección, obra que
estuvo perdida hasta 1890, año en que fue recuperada. Los historiadores han encontrado en este texto muy valiosos datos para
reconstruir algunas fases de la historia ateniense.
Lógica: En lógica, Aristóteles desarrolló reglas para establecer un razonamiento encadenado que, si se respetaban, no producirían
nunca falsas conclusiones si la reflexión partía de premisas verdaderas (reglas de validez). En el razonamiento los nexos básicos
eran los silogismos: proposiciones emparejadas que, en su conjunto, proporcionaban una nueva conclusión. En el ejemplo más
famoso, “Todos los humanos son mortales” y “Todos los griegos son humanos”, se llega a la conclusión válida de que “Todos los
griegos son mortales”. La ciencia es el resultado de construir sistemas de razonamiento más complejos. En su lógica, Aristóteles
distinguía entre la dialéctica y la analítica; para él, la dialéctica sólo comprueba las opiniones por su consistencia lógica. La analítica,
por su parte, trabaja de forma deductiva a partir de principios que descansan sobre la experiencia y una observación precisa. Esto
supone una ruptura deliberada con la Academia de Platón, escuela donde la dialéctica era el único método lógico válido, y tan eficaz
para aplicarse en la ciencia como en la filosofía.
Metafísica: En su Metafísica, Aristóteles abogaba por la existencia de un ser divino, al que se describe como “Primer Motor”,
responsable de la unidad y significación de la naturaleza. Dios, en su calidad de ser perfecto, es por consiguiente el ejemplo al que
aspiran todos los seres del mundo, ya que desean participar de la perfección. Existen además otros motores, como son los motores
inteligentes de los planetas y las estrellas (Aristóteles sugería que el número de éstos era de “55 o 47”). No obstante, el “Primer
Motor” o Dios, tal y como lo describe Aristóteles, no corresponde a finalidades religiosas, como han observado numerosos filósofos y
teólogos posteriores. Al “Primer Motor”, por ejemplo, no le interesa lo que sucede en el mundo ni tampoco es su creador. Aristóteles
limitó su teología, sin embargo, a lo que él creía que la ciencia necesita y puede establecer.
INFLUENCIA Tras la caída del Imperio romano las obras de Aristóteles se perdieron en Occidente. Durante el siglo IX, los estudiosos
musulmanes introdujeron su obra, traducida al árabe, en el ámbito del islam. De estos pensadores que examinaron y comentaron la
obra aristotélica, el más famoso fue Averroes, filósofo hispanoárabe del siglo XII. En el siglo XIII el Occidente latino renovó su interés
por la obra de Aristóteles y santo Tomás de Aquino halló en ella una base filosófica para orientar el pensamiento cristiano, aunque su
interpretación de Aristóteles fuera cuestionada en un principio por las instancias eclesiásticas. En las primeras fases de este
redescubrimiento, la filosofía de Aristóteles fue tomada con cierto recelo, en gran parte debido a la creencia de que sus enseñanzas
conducían a una visión materialista del mundo. Sin embargo, la obra de santo Tomás acabaría siendo aceptada, continuando más
tarde la filosofía del escolasticismo la tradición filosófica fundamentada en la adaptación que santo Tomás hacía del pensamiento
aristotélico.
La influencia de la filosofía de Aristóteles ha sido general, contribuyendo incluso a determinar el lenguaje moderno y el denominado
sentido común, y su concepto del “Primer Motor” como causa final ha tenido un importante papel dentro de la teología. Antes del siglo
XX, decir lógica significaba en exclusiva hacer referencia a la lógica aristotélica. Hasta el renacimiento, e incluso después, tanto
poetas como astrónomos ensalzaron el concepto aristotélico del Universo. El estudio de la zoología estuvo basado en la obra de
Aristóteles hasta que, en el siglo XIX, el científico británico Charles Darwin cuestionó la doctrina de la inmutabilidad de las especies.
En el siglo XX se ha producido una nueva apreciación del método aristotélico y de su relevancia para la educación, el análisis de las
acciones humanas, la crítica literaria y el análisis político.
No sólo la disciplina de la zoología, sino el mundo del saber en general, parece justificar el comentario realizado por Darwin, quien
llegó a afirmar que los héroes intelectuales de su época “eran simples colegiales al lado del viejo Aristóteles”.
TERCER PERÍODO: TEOLÓGICO
PATRÍSTICA
Padres de la Iglesia, nombre dado por la Iglesia católica a los teólogos y autores que establecieron la doctrina cristiana con
anterioridad al siglo VIII. Los escritos de los Padres (denominados, en su conjunto, literatura patrística), se fundamentan en los textos
de la Biblia (especialmente del Evangelio), en los escritos de los Padres Apostólicos, en las máximas eclesiásticas y en las decisiones
de los concilios de la Iglesia. Facilitaron un conjunto doctrinal articulado de la enseñanza cristiana para que pudiera ser difundido por
todos los rincones del Imperio romano.
Los primeros Doctores de la Iglesia fueron, a su vez, cuatro Padres de la Iglesia de Occidente (san Ambrosio, san Agustín de Hipona,
el papa san Gregorio I y san Jerónimo) y cuatro Padres de la Iglesia de Oriente (san Atanasio, san Basilio, san Juan Crisóstomo y san
Gregorio Nacianceno). Los primeros Padres orientales (Clemente de Alejandría, san Justino Mártir y Orígenes) estuvieron bajo la
influencia de la filosofía griega. Sin embargo, los Padres occidentales (principalmente Tertuliano, san Gregorio I y san Jerónimo), por
lo general, evitaron la síntesis del pensamiento pagano con el cristiano.
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La Iglesia estableció cuatro requisitos para otorgar el título de Padre de la Iglesia a los primeros autores. Además de haber vivido
durante el primer periodo de la historia de la Iglesia, tenían que haber llevado una vida santa, sus escritos debían estar libres de
errores doctrinales y tenían que proponer una defensa o explicación destacada de la doctrina cristiana. Por último, sus escritos
tendrían que haber sido aprobados por la Iglesia.
Filosofía de san Agustín
El proceso encaminado a reconciliar el énfasis de los griegos en la razón con el que ponían los romanos en las emociones religiosas
de las enseñanzas de Cristo y los apóstoles se concretó en los escritos de san Agustín de Hipona. Éste desarrolló un sistema de
pensamiento que, a través de sucesivas rectificaciones y elaboraciones, se convirtió al fin en la doctrina del cristianismo de aquella
época. En gran parte debido a su influencia, el pensamiento cristiano fue platónico hasta el siglo XIII, punto en que la filosofía
aristotélica se hizo dominante. San Agustín afirmaba que la fe religiosa y el entendimiento filosófico obran como complementarios en
lugar de ser opuestos y que se debe “creer para comprender y comprender para creer”. Al igual que los neoplatónicos, consideraba el
alma una forma más elevada de la existencia que el cuerpo y mantuvo que el conocimiento consiste en la contemplación de las ideas
que han sido depuradas tanto de sensaciones como de imágenes.
La filosofía platónica se unió al concepto cristiano de un dios personal que había creado el mundo y predestinado su evolución, y a la
doctrina de la caída de la humanidad que requería la divina encarnación en Cristo. San Agustín intentó aportar soluciones racionales
a los problemas del libre albedrío y la predestinación, la existencia del mal en un mundo creado por un dios omnipresente y
todopoderoso, y la naturaleza atribuida a Dios en la doctrina de la Trinidad.
En uno de sus principales escritos, La ciudad de Dios, concibió la historia como una lucha trágica en la humanidad entre el bien,
expresado en la lealtad a la “ciudad de Dios” o comunidad de los santos, y el mal, identificado en la ciudad terrenal y simbolizado a
través de sus valores materiales. Su idea de la vida humana era pesimista, lo que le llevó a sostener que la felicidad es imposible en
la existencia del individuo, donde incluso con buena suerte, como excepción, la conciencia de la proximidad de la muerte echaría a
perder cualquier tendencia hacia la satisfacción y el placer. Pensó que sin las virtudes religiosas de la fe, la esperanza y la caridad —
que requieren de la divina gracia para ser alcanzadas—, una persona no puede desarrollar virtudes naturales referidas al valor, la
justicia, la templanza y la sabiduría. Sus análisis del tiempo, la memoria y la experiencia religiosa fueron fuente de inspiración para el
pensamiento metafísico y místico.
La única gran aportación a la filosofía occidental en los tres siglos posteriores a la muerte de san Agustín fue la del estadista romano
del siglo VI Boecio, que reavivó el interés por el pensamiento griego y romano, en especial por la lógica y metafísica aristotélicas. En
el siglo IX el monje irlandés Juan Escoto Eriúgena expuso una interpretación panteísta del cristianismo, identificando la Trinidad divina
con lo Uno, el logos y el Alma universal del neoplatonismo, y mantuvo que tanto la fe como la razón son necesarias para alcanzar la
unión extática con Dios.
ESCOLÁSTICISMO
En el siglo XI se produjo un resurgir del pensamiento filosófico, fruto del creciente encuentro entre las diferentes regiones del mundo
occidental y el despertar del interés por las culturas ignotas que culminaría en el renacimiento. Los trabajos de Platón, Aristóteles y
otros sabios griegos fueron traducidos por eruditos musulmanes y se conocieron en el Occidente cristiano gracias a las aportaciones
de los filósofos de al-Andalus y a distintas traducciones del árabe al latín realizadas en los reinos cristianos de la península Ibérica.
Los filósofos musulmanes, judíos y cristianos interpretaron y clarificaron esos escritos en una tentativa por conciliar la filosofía con la
fe religiosa y dotar de pilares racionales a sus creencias religiosas. Su trabajo cimentó el escolasticismo.
El pensamiento escolástico estuvo menos interesado en descubrir nuevos datos y principios que en demostrar la verdad de los credos
ya consolidados. Su método fue, por lo tanto, dialéctico o discursivo. El interés por la lógica del discurso llevó a importantes avances
tanto en lógica como en teología. El médico persa del siglo XII Avicena integró el neoplatonismo y las ideas aristotélicas con la
doctrina religiosa musulmana, mientras que el poeta judío Solomon ben Yehuda ibn Gabirol elaboró una síntesis semejante entre el
pensamiento griego y el judaísmo. El teólogo y filósofo escolástico san Anselmo adoptó la idea agustiniana de la relación entre fe y
razón, y relacionó el platonismo con la teología cristiana. San Anselmo, que actuaba siguiendo la teoría de las ideas de Platón, se
mostró a favor de la existencia separada de los universales o las propiedades comunes de las cosas. De esta forma, estableció la
posición del realismo lógico en uno de los debates más conflictivos y trascendentes de la filosofía medieval, el de los universales.
La concepción contraria, conocida como nominalismo, fue formulada por el filósofo escolástico Roscelino, quien afirmó que sólo
existen los objetos individuales, concretos, y que los universales (formas e ideas, mediante las que se clasifican las cosas
particulares) constituyen meros sonidos o signos en vez de sustancias intangibles. Cuando afirmó que la Trinidad tiene que consistir
en tres existencias separadas, sus ideas fueron condenadas por heréticas y fue obligado a retractarse en 1092. El teólogo francés
Pedro Abelardo, cuyo trágico romance con Eloísa en el siglo XII alimentó una de las historias de amor más memorables del medievo,
propuso un compromiso entre realismo y nominalismo conocido como conceptualismo, según el cual los universales existen en las
cosas particulares como propiedades y fuera de las cosas como conceptos en la mente. Abelardo mantenía que la religión revelada
tiene que ser justificada por la razón. Fundamentó una ética basada en la conciencia personal que anticipó el pensamiento
protestante.
El jurista, físico y teólogo hispanomusulmán Averroes (el filósofo islámico más conocido de la edad media) hizo que la ciencia y el
pensamiento aristotélico tuvieran gran influencia en el mundo medieval gracias a sus lúcidos y eruditos comentarios de la obra de
Aristóteles. Fue conocido como El Comentador entre los muchos escolásticos que consideraban a Aristóteles como El Filósofo.
Averroes intentó superar las contradicciones entre la filosofía aristotélica y la religión revelada distinguiendo entre dos sistemas de
verdad separados: un cuerpo científico de verdades basado en la razón y un cuerpo religioso de verdades inspirado en la revelación.
Su idea de que la razón tiene preferencia sobre la religión le llevó en 1194 al exilio. La llamada doctrina de la doble verdad de
Averroes influyó sobre numerosos filósofos musulmanes, judíos y cristianos, pero también fue rechazada por muchos otros autores y
se convirtió en un importante problema filosófico en el ámbito de la cultura medieval.
El filósofo hispanojudío Maimónides (una de las figuras más destacadas del pensamiento judaico), al igual que Averroes, unió la
ciencia aristotélica con la religión, pero rechazó la idea de que ambos sistemas contrarios pudieran ser verdaderos. En su Guía de
perplejos (c. 1190) intentó dar una explicación racional a la doctrina judaica y defendió las creencias religiosas (como la de la creación
del mundo) que entraban en conflicto con la ciencia aristotélica sólo cuando estuvo convencido de que faltaban evidencias decisivas
en el sustrato de ambas posturas.
En el siglo XIII el teólogo escolástico inglés Alejandro de Hales y el filósofo escolástico italiano san Buenaventura fundieron los
principios platónicos y aristotélicos e introdujeron la idea de que el alma es forma y sustancia a la vez (o sustancia no material), para
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explicar su naturaleza inmortal. La idea de san Buenaventura tendió hacia el misticismo panteísta al hacer del fin de la filosofía la
unión extática con Dios.
El filósofo escolástico alemán san Alberto Magno fue el primer filósofo cristiano que aprobó e interpretó la totalidad del pensamiento
aristotélico. Estudió y admiró los escritos de los aristotélicos musulmanes y judíos, que conoció por los trabajos de la Escuela de
Traductores de Toledo, y escribió comentarios enciclopédicos sobre Aristóteles y la ciencia natural de su tiempo. El monje inglés
Roger Bacon, uno de los primeros escolásticos que mostró interés por la ciencia experimental, advirtió que quedaba mucho por
aprender aún sobre la naturaleza. Criticó el método deductivo de sus contemporáneos, así como la confianza de éstos en la autoridad
del pasado, proponiendo un nuevo método de investigación basado en la observación controlada.
La mayor figura intelectual de la edad media fue santo Tomás de Aquino, monje dominico que estudió con san Alberto Magno, a quien
siguió hasta Colonia en 1248. Santo Tomás de Aquino unió la ciencia aristotélica y la teología agustiniana en un amplio sistema de
pensamiento que más tarde se convirtió en la filosofía autorizada de la Iglesia católica. Sus obras más importantes, Summa
Theologiae y Summa contra Gentiles, donde presenta una estructura de ideas convincente y sistemática, siguen ejerciendo en la
actualidad una poderosa influencia en el pensamiento occidental. Sus textos reflejan el renovado interés de su tiempo por la razón, la
naturaleza y la felicidad en este mundo, junto con su fe religiosa y preocupación por la salvación del hombre.
Aquino mantuvo, en contra de los averroístas, que las verdades de la fe y las verdades de la razón no podían estar en conflicto, sino
que más bien son aplicadas a campos diferentes. Las verdades de la ciencia natural y de la filosofía son descubiertas al razonar a
partir de datos de la experiencia, mientras que los principios de la religión revelada (la doctrina de la Trinidad, la creación del mundo y
otros fundamentos del dogma cristiano) están más allá de la comprensión racional, aunque no hayan de ser contradictorios respecto a
la razón y deban aceptarse mediante la fe. La metafísica, teoría del conocimiento, ética y política de Aquino provenían sobre todo de
Aristóteles, pero el dominico incorporó en sus doctrinas las virtudes agustinianas de la fe, esperanza y caridad, y el destino de la
salvación eterna a través de la gracia, a la ética naturalista aristotélica, cuya meta era conseguir la felicidad en este mundo.
CUARTO PERÍODO; GNOSEOLÓGICO
En respuesta al escepticismo de Hume, que según sus palabras “lo despertó de su sueño dogmático”, el filósofo alemán Immanuel
Kant construyó un amplio sistema de filosofía que se sitúa entre los mayores logros intelectuales de la cultura occidental. Kant
combinó el principio empirista de que todo conocimiento tiene su fuente en la experiencia con la creencia racionalista en el
conocimiento conseguido por la deducción. Sugirió que, aunque el contenido de la experiencia ha de ser descubierto a través de la
propia experiencia, la mente impone forma y orden en todas sus experiencias y esta forma y orden pueden ser descubiertos a priori,
es decir, mediante la reflexión. Su afirmación de que causalidad, sustancia, espacio y tiempo, formas de la intuición pura, son
modelos impuestos por la mente en función de su experiencia dio soporte al idealismo heredado de Leibniz y Berkeley, pero su
filosofía también constituyó una crítica al idealismo al estar de acuerdo con la afirmación empirista de que las cosas en sí mismas —
es decir, las cosas tal y como existen fuera de la experiencia humana— constituyen la “cosa en sí” (noumeno incognoscible). Por lo
tanto limitó el conocimiento al “mundo de los fenómenos” de la experiencia, manteniendo que las creencias sobre el alma, el cosmos y
Dios (el “mundo de los nombres” que transcienden la experiencia humana) son asuntos de fe antes que resultar propios del
conocimiento científico. En sus escritos sobre ética, Kant mantuvo que los principios morales son imperativos categóricos, que para él
significaban mandatos absolutos de la razón que no admiten excepciones y nada tienen que ver con el placer o el beneficio práctico.
En sus ideas religiosas, que tuvieron un efecto profundo en la teología protestante, hizo hincapié en la conciencia individual y
describió a Dios sobre todo como un ideal ético. En el pensamiento político y social, Kant fue una figura de primer orden del
movimiento en favor de la razón y la libertad contra la tradición y la autoridad. Sus principales obras corresponden a la denominada
fase crítica de su pensamiento, especialmente Crítica de la razón pura (1781), Crítica de la razón práctica (1788) y Crítica del juicio
(1790).
En Francia la actividad intelectual culminó en el periodo conocido con el nombre de Ilustración que impulsó los cambios sociales que
produjeron la Revolución Francesa. Entre los mayores pensadores de esa época se encuentran Voltaire, quien (al ampliar la tradición
de deísmo iniciada por Locke y otros pensadores liberales) redujo las creencias religiosas a aquello que puede ser justificado
mediante la inferencia racional a partir del estudio de la naturaleza; Jean-Jacques Rousseau, que criticó la civilización como una
corrupción de la naturaleza humana en un hombre bueno en su origen y que desarrolló la doctrina de Hobbes de que el Estado se
basa en un contrato social con sus ciudadanos y representa la voluntad popular; y Denis Diderot, quien con Jean le Rond d’Alembert
elaboró la famosa Enciclopedia, a la que contribuyeron numerosos científicos y filósofos.
QUINTO PERÍODO:
ESCUELA DEL EXISTENCIALISMO
La filosofía existencial, que surgió como heredera de la revuelta romántica del siglo XIX contra la razón y la ciencia en favor de la
implicación apasionada en la vida, fue muy importante en el pensamiento a través del trabajo de Martin Heidegger (autor de El ser y el
tiempo, 1927) y en menor escala de Karl Jaspers. Heidegger combinó el planteamiento fenomenológico de Husserl con el énfasis que
Kierkegaard ponía en la intensa experiencia emocional y la concepción de Hegel de la negación como una fuerza real. La filosofía de
Heidegger sustituye la nada por Dios como la fuente de los valores humanos; Jaspers encontró a Dios (al que llamó Transcendencia)
en la intensa experiencia emocional de los seres humanos. El español Miguel de Unamuno desarrolló un original pensamiento que
destacaba el valor de la existencia individual, el sentimiento trágico de la inmortalidad humana y el valor de la literatura como fuente
de expresión filosófica. José Ortega y Gasset, principal representante de la filosofía en España, defendió la intuición frente a la lógica
y criticó la cultura de masas (La rebelión de las masas, 1930) y la sociedad mecanizada de los tiempos modernos. El erudito y autor
sionista de origen austriaco Martin Buber, compaginando el misticismo judío con las tendencias del pensamiento existencial, interpretó
la experiencia humana como un diálogo entre el individuo y Dios.
Varias síntesis de la teología tradicional con la idea existencial de que el conocimiento es más emocional que científico han sido
realizadas en Suiza por Karl Barth y en Estados Unidos por Reinhold Niebuhr y Paul Tillich. En Francia, Jean-Paul Sartre fue uno de
los que más contribuyó a la popularización del existencialismo. Sus escritos filosóficos (especialmente El ser y la nada, 1943, y Crítica
de la razón dialéctica, 1960), novelas y obras de teatro fusionaron las ideas de Descartes, Marx, Kierkegaard, Husserl y Heidegger en
una concepción de los seres humanos que se proyectan a sí mismos fuera de la nada mediante la afirmación de sus propios valores
y, por tanto, asumiendo la responsabilidad ética de sus actos.
Durante la década de 1960 los escritos de Martin Luther King señalaron que la filosofía había estado demasiado alejada de los
importantes acontecimientos sociales y políticos que estaban produciéndose en todo el mundo. Siguiendo los principios del líder
nacionalista indio Mohandas Karamchand Gandhi, King abogó por una actitud de resistencia cívica y no violenta ante la injusticia.
PENSADORES
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Sartre, Jean-Paul (1905-1980), filósofo, dramaturgo, novelista y periodista político francés, uno de los principales representantes del
existencialismo.
VIDA
Nacido en París el 21 de junio de 1905, estudió en la Escuela Normal Superior de su ciudad natal, en la Universidad de Friburgo
(Suiza) y en el Instituto Francés de Berlín (Alemania). Fue profesor de Filosofía en varios liceos desde 1929 hasta el comienzo de la
II Guerra Mundial, momento en que se incorporó al Ejército. Desde 1940 hasta 1941 fue prisionero de los alemanes; después de su
puesta en libertad, dio clases en Neuilly (Francia) y más tarde en París, y colaboró con la Resistencia francesa. Las autoridades
alemanas, desconocedoras de sus actividades clandestinas, permitieron la representación de su obra de teatro antiautoritaria Las
moscas (1943) y la publicación de su trabajo filosófico más célebre El ser y la nada (1943).
Abandonó la actividad docente en 1945 y fundó, con Simone de Beauvoir entre otros, la revista política y literaria Les Temps
Modernes, de la que fue editor jefe. Se le consideró un socialista independiente después de 1947, crítico tanto con la Unión de
Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) como con Estados Unidos en los años de la Guerra fría. En la mayoría de sus escritos de la
década de 1950 están presentes cuestiones políticas, incluidas sus denuncias sobre la actitud represora y violenta del Ejército francés
en Argelia. A pesar de su llamamiento a la actividad política desde ópticas marxistas, Sartre no se afilió al Partido Comunista Francés,
y así conservó la libertad para criticar abiertamente las intervenciones militares soviéticas en Hungría (1956) y en Checoslovaquia
(1968). Rechazó el Premio Nobel de Literatura que le fue concedido en 1964, y explicó que si lo aceptaba comprometería su
integridad como escritor. Falleció el 15 de abril de 1980 en París.
PENSAMIENTO Y OBRA
Las obras filosóficas de Sartre conjugan la fenomenología del filósofo alemán Edmund Husserl, la metafísica de los filósofos
alemanes Georg Wilhelm Friedrich Hegel y Martin Heidegger, y la teoría social de Karl Marx en una visión única llamada
existencialismo. Este enfoque, que relaciona la teoría filosófica con la vida, la literatura, la psicología y la acción política suscitó un
amplio interés popular que hizo del existencialismo un movimiento mundial.
El ser y la nada
En su primera obra filosófica, El ser y la nada (1943), Sartre concebía a los humanos como seres que crean su propio mundo al
rebelarse contra la autoridad y aceptar la responsabilidad personal de sus acciones, sin el respaldo ni el auxilio de la sociedad, la
moral tradicional o la fe religiosa. Al distinguir entre la existencia humana y el mundo no humano, mantenía que la existencia de los
hombres se caracteriza por la nada, es decir, por la capacidad para negar y rebelarse. Su teoría del psicoanálisis existencia l afirmaba
la ineludible responsabilidad de todos los individuos al adoptar sus propias decisiones y hacía del reconocimiento de una absoluta
libertad de elección la condición necesaria de la auténtica existencia humana. Las obras de teatro y novelas de Sartre expres an su
creencia de que la libertad y la aceptación de la responsabilidad personal son los valores principales de la vida y que los individuos
deben confiar en su poder creativo más que en la autoridad social o religiosa.
Crítica de la razón dialéctica
En su última obra filosófica, Crítica de la razón dialéctica (1960), Sartre trasladó el énfasis puesto en la libertad existencialista y la
subjetividad por el determinismo social marxista. Afirmaba que la influencia de la sociedad moderna sobre el individuo es tan grande
que produce la serialización, lo que él interpreta como pérdida de identidad y que es equiparable a la enajenación marxista. El poder
individual y la libertad sólo pueden recobrarse a través de la acción revolucionaria colectiva.
Otras obras
Otros textos de Sartre son las novelas La náusea (1938) y la serie narrativa inacabada Los caminos de la libertad, que comprenden
La edad de la razón (1945), El aplazamiento (1945) y La muerte en el alma (1949); una biografía del controvertido escritor francés
Jean Genet, San Genet, comediante y mártir (1952); las obras teatrales A puerta cerrada (1944), La puta respetuosa (1946) y Los
secuestradores de Altona (1959); su autobiografía, Las palabras (1964); y una biografía del autor francés Gustave Flaubert, El idiota
de la familia (3 vols., 1971-1972) entre otros muchos títulos.
Heidegger, Martin (1889-1976), filósofo alemán que desarrolló la fenomenología existencial y que ha sido considerado el filósofo más
original del siglo XX. Nacido en Messkirch (Baden) el 22 de septiembre de 1889, estudió teología católica y después filosofía en la
Universidad de Friburgo, donde fue alumno de Edmund Husserl, el fundador de la fenomenología. Heidegger comenzó a enseñar en
Friburgo en 1915. Después de impartir clases durante cinco años en Marburgo, llegó a ser profesor de filosofía en Friburgo en 1928.
Murió en Messkirch el 26 de mayo de 1976.
EL SER Y EL TIEMPO
Como Husserl, Heidegger estuvo influenciado sobre todo por los presocráticos de la filosofía griega, por el filósofo danés Sören
Kierkegaard, y por el filósofo alemán Friedrich Nietzsche. En su obra más importante e influyente, El ser y el tiempo (1927), Heidegger
se preocupó de lo que consideraba la cuestión filosófica (y humana) esencial: ¿Qué es ser? Esto le llevaba a la pregunta, qué clase
de ser (Sein) tienen los seres humanos. Éstos, decía, son arrojados a un mundo que no han creado pero que consiste en asuntos
útiles en potencia, incluyendo tanto la cultura como los objetos naturales. Puesto que esos objetos y artefactos resultantes llegan a la
humanidad desde el pasado o se utilizan en el presente para alcanzar metas futuras, en su interpretación Heidegger propuso una
relación fundamental entre el modo de ser de los objetos y de la humanidad, y de la estructura del tiempo.
El individuo está, sin embargo, siempre en peligro de ser sumergido en el mundo de los objetos, la rutina diaria, y en el convencional y
superficial comportamiento de la multitud. El sentimiento de temor (Angst) lleva al individuo a una confrontación con la muerte y el
último sin sentido de la vida, pero sólo por este enfrentamiento puede adquirirse un auténtico sentido del ser y de la libertad.
OBRA POSTERIOR
Después de 1930, Heidegger volvió, en trabajos como Introducción a la Metafísica (1953), a la particular interpretación de las
concepciones occidentales del ser. Sentía que, en contraste con la reverente concepción del ser dominante en la Grecia clásica, la
sociedad tecnológica moderna ha favorecido una actitud elemental y manipuladora que ha privado de sentido al ser y a la vida
humana, un estado que llamaba nihilismo. La humanidad ha olvidado su verdadera vocación, que es recuperar la más profunda
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comprensión de la existencia lograda por los primeros griegos y perdida por filósofos posteriores.
INFLUENCIA
El original tratamiento de Heidegger de temas como la finitud humana, la muerte, la nada y la autenticidad llevaron a muchos
observadores a asociarle con el existencialismo, y su trabajo tuvo una influencia crucial sobre el existencialista francés Jean-Paul
Sartre. Heidegger, sin embargo, repudió con el tiempo la interpretación existencialista de su trabajo, en beneficio de una dimensión
más vital y poética, ya apreciada en otro tiempo por pensadores españoles de la categoría de Miguel de Unamuno y José Ortega y
Gasset. Desde la década de 1960 su influencia se ha extendido más allá de la Europa continental y ha tenido un impacto creciente en
la filosofía de los países de habla inglesa.
Jaspers, Karl (1883-1969), filósofo y psiquiatra alemán, uno de los fundadores del existencialismo. Su obra, que integran más de 30
libros, influyó de forma determinante en la teología, la psiquiatría y la filosofía del siglo XX.
VIDA
Karl Theodor Jaspers nació el 23 de febrero de 1883 en Oldenburg. Estudió Derecho y Medicina y en 1909 recibió el título de d octor
en la Universidad de Heidelberg. Trabajó desde ese año en la clínica psiquiátrica de dicho centro y, posteriormente, fue profesor de
Psicología (desde 1916) y de Filosofía (desde 1920). Jaspers, cuya mujer era judía y que criticó sin paliativos a las autoridades
nacionalsocialistas desde que Adolf Hitler alcanzara el poder en Alemania en 1933, fue apartado en 1937 de su cátedra de Filosofía
(que había conseguido en 1922). En 1945, tras finalizar la II Guerra Mundial, fue repuesto en ella y en 1948 marchó a Suiza tras
aceptar la cátedra de Filosofía de la Universidad de Basilea. Falleció en esta ciudad el 20 de febrero de 1969.
PENSAMIENTO Y OBRA
En su primera obra mayor, Psicopatología general (1913), Jaspers denunció las pretensiones científicas de la psicoterapia,
tachándolas de engañosas y deterministas. Más tarde publicó Psicología de las concepciones del mundo (1919), un trabajo muy
importante en el que catalogó las diferentes actitudes ante la vida.
En su principal obra, Filosofía (3 vols., 1932), expresó su visión de la historia de la filosofía y abordó sus principales temas. Identificó
la filosofía con el pensamiento filosófico en sí mismo, no con las conclusiones a las que puede llevar. Su ideario nació de un esfuerzo
por explorar y describir los márgenes y los límites de la experiencia. Empleó el término das Umgreifende (lo abarcable) para referirse
a los límites últimos del ser, el horizonte indefinido en el cual puede desarrollarse cualquier experiencia objetiva o subjetiva y que no
puede comprenderse por vías racionales. Otra importante obra suya es Filosofía de la existencia (1938), en la cual se refiere con el
término Existenz a la experiencia indefinible de la libertad y la posibilidad que constituye la verdadera esencia del ser para quienes
son conscientes de lo abarcable al enfrentarse a situaciones límite como el azar, el sufrimiento, el conflicto, la culpabilidad y la muerte.
Jaspers también escribió con frecuencia sobre la amenaza que la ciencia y las instituciones políticas y económicas modernas
suponen para la consecución de la libertad humana. Entre sus escritos políticos destaca La cuestión de la culpabilidad alemana
(1946).
Ortega y Gasset, José (1883-1955), filósofo y ensayista español, famoso por su crítica humanista de la civilización moderna. Nació
en Madrid, en cuya universidad se doctoró en Filosofía, y amplió estudios en las universidades de Leipzig, Berlín y Marburgo. Ortega
obtuvo el cargo de catedrático de Metafísica en la Universidad de Madrid (1910-1936). Sus artículos, conferencias y ensayos sobre
temas filosóficos y políticos contribuyeron al renacer intelectual español de las primeras décadas del siglo XX y a la caída de la
monarquía española en 1931. Su filosofía se popularizó en torno a la expresión “yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no
me salvo a mí”. En 1914 publicó Meditaciones del Quijote, donde plasmó su pensamiento filosófico de clara influencia kantiana y sus
reflexiones sobre el hecho artístico, ampliadas en 1925 con la publicación de La deshumanización del arte.
A comienzos de la década de 1920 sus escritos tienen una óptica menos subjetivista y están más orientados a analizar los
comportamientos sociales de las masas que conforman la sociedad contemporánea (es la etapa conocida como perspectivista). Sus
obras más destacadas en esta línea son España invertebrada (1921), El tema de nuestro tiempo (1923) y su título más destacado y
de mayor trascendencia, La rebelión de las masas (1930). En ella critica la influencia destructiva de la mentalidad general, y por lo
tanto de la gente mediocre, que de no ser dirigida por una minoría intelectual y moralmente superior alienta el ascenso del
autoritarismo. A finales de la década de 1920 inició una nueva profundización filosófica: es la etapa llamada raciovitalista, reflejada en
obras como Kant (1724-1924): Reflexiones de centenario (1929), En torno a Galileo (1933), Ideas y creencias (1940) e Historia como
sistema (1941) entre otras.
Publicó numerosos comentarios y artículos en periódicos a los que se sintió muy ligado: El Imparcial (creado por su abuelo) y
posteriormente El Sol, que fundó él mismo. Fue asimismo fundador de las revistas España (1915) y La Revista de Occidente (1923),
que sirvieron para difundir, hasta 1936, las tendencias filosóficas y las modas culturales del primer cuarto del siglo XX, principalmente
las de procedencia germánica, y las obras de españoles, como los hermanos Manuel y Antonio Machado, o jóvenes poetas que
formarían la Generación del 27. Sus comentarios en periódicos o revistas se recopilaron en los ocho volúmenes de El Espectador
(1916-1934).
Opuesto a la dictadura del general Miguel Primo de Rivera (1923-1930), colaboró en la caída de la monarquía de Alfonso XIII y el
advenimiento de la II República. Con este fin creó la Agrupación al Servicio de la República, grupo político en el que participaron otros
intelectuales como Gregorio Marañón o Ramón Pérez de Ayala, y por cuyas listas fue elegido diputado a las Cortes Constituyentes de
1931. Descontento con la orientación radical de la Constitución de 1931 (en especial por la aprobación del Estatuto de Autonomía de
Cataluña) abandonó su escaño.
Tras el estallido de la Guerra Civil española en 1936, Ortega abandonó el país y residió en Francia, Países Bajos, Argentina y
Portugal antes de su regreso en 1945. Entre las obras de esta última etapa hay que destacar sus estudios sobre pintores españoles,
en especial Papeles sobre Velázquez y Goya (1950) y Velázquez (1955), así como las publicadas de forma póstuma Meditaciones
sobre Europa (1957), El hombre y la gente (1957) y Qué es filosofía (1958). Falleció en 1955 en Madrid.
Últimos sistemas filosóficos del siglo XX
Tras la década de 1960, el desarrollo de la llamada “filosofía técnica” ha sido muy importante. La actividad filosófica se encuentra,
fundamentalmente, confinada en los departamentos de filosofía de las universidades y en las revistas especializadas, y ha alcanzado
un notable nivel de complejidad que exige una preparación adecuada. Durante las últimas décadas del siglo XX se ha seguido
manteniendo la fuerza de la filosofía analítica, que ha dominado la producción filosófica anglosajona. En la llamada “tradición
continental”, la influencia analítica ha aumentado su presencia. Sin embargo, distintas escuelas filosóficas que plantean problemas
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nuevos han desarrollado sus teorías. Entre ellas, merecen ser citadas las tres siguientes orientaciones. En primer lugar, el desarrollo
de la filosofía hermenéutica, representada fundamentalmente en la obra de Hans-Georg Gadamer. En segundo lugar, las
aportaciones de una crítica de la sociedad, representadas por los herederos de la Escuela de Frankfurt y, en especial, por Jürgen
Habermas. En tercer lugar, las filosofías postestructuralistas, que recogen la herencia del estructuralismo y realizan una crítica a la
llamada sociedad posmoderna, y que cuentan entre sus representantes más relevantes, a los filósofos franceses Michel Foucault,
Gilles Deleuze y Jacques Derrida, entre otros.
ESCUELA DE FRANKURT
Frankfurt, Escuela de, movimiento filosófico y sociológico fundado en 1923 y asociado al Instituto de Investigación Social de la
Universidad de Frankfurt.
Su portavoz fue en un principio Max Horkheimer, quien sería nombrado director del Instituto en 1930 y que expuso la ‘teoría c rítica’
de esta escuela en su periódico Zeitschrift für Sozialforschung (artículos recopilados en la obra publicada en 1968 Teoría crítica). La
escuela era de inspiración marxista aunque también admitía otras formas de liberación como el psicoanálisis.
Sostenían que el marxismo, al igual que cualquier otra doctrina, debía someterse a la crítica. Argumentaban que la sociedad
moderna está aquejada de enfermedades que sólo pueden ‘curarse’ con una transformación radical de la teoría y la práctica, y que la
tecnología constituye una de esas enfermedades y no es una solución, como había supuesto Marx. Asimismo, mantenían que la
revolución proletaria que habría de liberar a la humanidad no es inevitable y que el pensamiento teórico no es del todo independiente
de las fuerzas sociales y económicas.
La función de la ‘teoría crítica’ era analizar detalladamente los orígenes de las teorías en los procesos sociales, sin aceptarlas de
inmediato como hacían los empiristas y positivistas, ya que ello sería aceptar implícitamente procesos y condiciones de los que el
hombre ha de emanciparse. Afirmaban que las ciencias no están libres de valores, sino que conllevan supuestos implícitos cuya
condición de valor está oculta por su evidente obviedad. Estos juicios de valor, como la conveniencia de dominar la naturaleza
mediante la tecnología, deben ‘desenmascararse’ y exponerse a la crítica.
En 1930 Theodor Adorno se asoció al Instituto. Era un hombre de inteligencia excepcional y muy versátil, experto en música, así
como en filosofía y sociología. Su amigo Walter Benjamin también colaboró y en 1933 se asoció Herbert Marcuse, discípulo de Martin
Heidegger. Al año siguiente los nazis cerraron el Instituto por sus tendencias comunistas y la ascendencia judía de la mayoría de sus
miembros, muchos de los cuales se exiliaron, entre ellos Horkheimer, Adorno y Marcuse.
El Instituto volvió a abrir sus puertas en Nueva York con el nombre de Nueva Escuela de Investigación Social. En esa época
aparecieron publicadas diversas obras: Razón y revolución (1941), interpretación hegeliana de Karl Marx escrita por Marcuse, La
dialéctica de las Luces (1947) de Adorno y Horkheimer, Minima Moralia (1951) de Adorno y La personalidad autoritaria, obra sobre
psicología empírica de Adorno y otros autores. El Instituto retornó a Frankfurt a comienzos de la década de 1950 junto con
Horkheimer y Adorno, que fue su director entre 1958 y 1969. Marcuse y los demás miembros permanecieron en Estados Unidos.
El miembro más destacado de la escuela en los últimos años ha sido Jürgen Habermas. En su Teoría y práctica (1963) y
Conocimiento e interés (1968) apoya los puntos de vista de Adorno y Horkheimer de que las ciencias engloban presupuestos e
intereses ideológicos y que la razón del progresismo ha pasado a ser un medio de opresión. En su Teoría de la acción comunicativa
(1981) aboga por un ideal de comunicación que englobe a todos los seres racionales y que esté totalmente libre de la dominación y el
interés.
ESCUELA ANALÍTICA
La escuela del empirismo o positivismo lógico, fundada en Viena, se convirtió en un movimiento importante del pensamiento
estadounidense. El empirismo lógico (que combina el positivismo de Hume y Comte con el rigor y la precisión lógicas de Descartes y
Kant) rechaza la metafísica como un juego terminológico sin sentido, insiste en la definición de todos los conceptos en términos de
hechos observables, y asigna a la filosofía la tarea de clarificar los conceptos y la sintaxis lógica de la ciencia.
Una vía de filosofía analítica, también llamada análisis lingüístico, que se inspiró en el trabajo de Moore, y fue desarrollada en
concreto por Ludwig Wittgenstein en su Tractatus logicus-philosophicus (1921), se ha convertido en la corriente dominante de la
filosofía británica actual. Esta escuela de pensamiento también rechaza la metafísica especulativa y centra la filosofía en la tarea de
ordenar el rompecabezas intelectual causado por la ambigüedad del lenguaje merced al análisis de las palabras propias del discurso
ordinario. Identifica el significado de una palabra con el sentido con que de forma corriente esa palabra es utilizada. Bertrand Russell
prosiguió fiel a las tradiciones empíricas y utilitaristas en el pensamiento británico. La aplicación por Russell de los avances en lógica,
matemáticas y física a los problemas de la filosofía alcanzaron gran eco en la escuela del empirismo lógico. El filósofo británico
George Edward Moore (la figura más importante de la llamada revuelta realista contra el idealismo) abogó por la realidad de los
objetos apoyándola en la creencia del sentido común. El estilo sencillo de Moore y su preciso uso del lenguaje cotidiano incidieron en
el desarrollo de la escuela de filosofía analítica.
PENSADOR
Russell, Bertrand, tercer conde de Russell (1872-1970), filósofo, matemático y escritor británico, galardonado con el Premio Nobel
de Literatura en 1950. Su énfasis en el análisis lógico repercutió de forma notable en el curso de la filosofía del siglo XX.
Nacido en Trelleck (Gales) el 18 de mayo de 1872, estudió Matemáticas y Filosofía en el Trinity College de la Universidad de
Cambridge desde 1890 hasta 1894. Tras graduarse este último año, viajó a Francia, Alemania y Estados Unidos. Posteriormente fue
nombrado miembro del consejo de gobierno del Trinity College, centro en el cual había empezado a impartir clases desde su
licenciatura. Al tiempo que desde su juventud mostró un acusado sentido de conciencia social, se especializó en cuestiones de lógica
y matemáticas, áreas sobre las que dio conferencias en muchas instituciones de todo el mundo. Alcanzó un notable éxito con su
primera gran obra, Los principios de la matemática (1903), en la que intentó trasladar la matemática al área de la lógica filosófica para
dotar a ésta de un marco científico preciso. Colaboró durante ocho años con el filósofo y matemático británico Alfred North Whitehead
en la elaboración de la monumental obra Principia Mathematica (3 vols., 1910-1913), en la que se mostraba que esta materia puede
ser planteada en los términos conceptuales de la lógica general, como clase y pertenencia a una clase. Este libro se convirtió en una
obra maestra del pensamiento racional. Russell y Whitehead demostraron que los números pueden ser definidos como clases de un
tipo determinado, y en este proceso desarrollaron conceptos racionales y una notación que hizo de la lógica simbólica una
especialización importante dentro del campo de la filosofía.
En su siguiente gran obra, Los problemas de la filosofía (1912), Russell recurrió a la sociología, la psicología, la física y las
matemáticas para refutar las doctrinas del idealismo, la escuela filosófica dominante en aquel momento, que mantenía que todos los
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objetos y experiencias son fruto del intelecto; Russell, una persona realista, creía que los objetos percibidos por los sentidos poseen
una realidad inherente al margen de la mente.
SOCIALISTA Y PACIFISTA
Pacifista convencido, condenó la actitud de los gobiernos que había conducido a la I Guerra Mundial y, por mantener dicha posición,
en 1916 fue privado de su puesto académico en Cambridge y encarcelado. Durante los seis meses que permaneció en prisión
escribió Introducción a la filosofía matemática (1919), trabajo en el que combinó las dos áreas del saber que él consideraba
inseparables. Una vez finalizada la contienda visitó la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, y en su libro Teoría y práctica del
bolchevismo (1920) mostró su desacuerdo con la forma soviética de aplicación del socialismo. Consideraba que los métodos
utilizados para alcanzar un sistema comunista eran intolerables y que los resultados obtenidos no justificaban el precio que se estaba
pagando.
Impartió clases en la Universidad de Pekín (en China) durante dos años (1921-1922) y, tras regresar al Reino Unido, dirigió el Beacon
Hill School (1928-1932), escuela privada fundada por él que se caracterizó por la aplicación de innovadores y muy progresistas
métodos de enseñanza. Desde 1938 hasta 1944 fue profesor en varias instituciones estadounidenses y fue durante este periodo
cuando redactó Historia de la filosofía occidental (1947). Sin embargo, y debido a sus ideas radicales, la Corte Suprema de Nueva
York le prohibió impartir clases en el College de esta ciudad (actual City College de la Universidad de Nueva York) por lo que
consideraban sus ataques a la religión contenidos en textos como Lo que creo (1925) y su defensa de la libertad sexual, manifestada
en Matrimonio y moral (1929).
Regresó a su país en 1944 y fue restituido en su puesto del Trinity College. Aunque moderó su pacifismo para apoyar la causa aliada
en la II Guerra Mundial, fue un ardiente y activo detractor de las armas nucleares. En 1949 el rey Jorge VI le otorgó la Orden al Mérito.
Un año después recibió el Premio Nobel de Literatura y fue calificado como “un campeón de la humanidad y de la libertad de
pensamiento”. Encabezó un movimiento a finales de la década de 1950 que exigía el desarme nuclear unilateral del Reino Unido y fue
encarcelado a los 89 años tras una manifestación antinuclear. Falleció el 2 de febrero de 1970.
FILÓSOFO Y AUTOR
Russell contribuyó de forma definitiva al desarrollo del positivismo lógico, importante corriente filosófica durante las décadas de 1930 y
1940. El más importante pensador austriaco de aquellos tiempos, Ludwig Wittgenstein, que fue alumno suyo en Cambridge, recibió su
influencia en sus primeros estudios filosóficos por su original concepto del atomismo lógico. En su búsqueda de la naturaleza y límites
del conocimiento, desempeñó un gran papel en el resurgir del empirismo dentro del campo más amplio de la epistemología. En
Nuestro conocimiento del mundo externo (1926) e Investigación sobre el significado y la verdad (1962), intentó explicar todo el
conocimiento objetivo como construido a partir de las experiencias inmediatas. Escribió, entre otros libros, El ABC de la relatividad
(1925), Educación y orden social (1932), El impacto de la ciencia sobre la sociedad (1951), La evolución de mi pensamiento filosófico
(1959), Crímenes de guerra en Vietnam (1967) y Autobiografía (3 vols., 1968-1970)
ESCUELA DE LOS NUEVOS FILÓSOFOS
En la década del 70 nace en Francia lo que se llamó la Escuela de los nuevos filósofos y aún hoy se mantiene. Sus principales
hombres son Levi y Gluckman. Bregan por la elaboración de una teoría de la libertad humana tomando los aportes de todas las
corrientes de pensamiento. Por lo tanto comparten el espacio, católicos, liberales, existencialistas, etc. los únicos que se excluyen son
los totalitarios que no admiten la libertad. Se diferencian con la Escuela de Frankfurt en que éstos últimos precisamente, no admiten la
pluralidad ideológica y son marcadamente neomarxistas con elementos freudianos y anarquistas, es decir, son hombres de izquierda.
Todos los pensadores de esta escuela iniciaron su pensamiento luego de experiencias políticas muy particulares por la que atravesó
Francia como la liberación de Argelia en 1961 y la revolución estudiantil de 1968.
El tema que predomina es el de la libertad.
CORRIENTE FILOSÓFICA POSTMODERNISTA
Su referente más notorio es Gianni Vattimo. Se trata de una tendencia filosófica que aún no ha elaborado un cuerpo orgánico de
doctrina, pero que básicamente se caracteriza por rechazar las distintas doctrinas que constituyeron el mundo moderno. Como el
marxismo y el liberalismo. El modernismo demuestra particular interés en redefinir la realidad humana y social porque la misma ha
cambiado profundamente en los últimos tiempos. En síntesis, una nueva realidad necesita una nueva teorización. Como la filosofía no
es otra cosa que la teoría de la realidad, le corresponde al filósofo elaborar una nueva teoría de esa nueva realidad.
ESCUELA DE LA FILOSOFÍA DEL DESEO
Es una de las escuelas de más reciente data y se reconoce como un pensador de esta corriente a Delenze. Con ideas freudianas y
anarquistas, trabajan en la tarea de descubrir los aportes del inconsciente en una teoría de la libertad. Dice, por ejemplo que la culpa
o negligencia es un dolo inconsciente.
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