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LA MARAVILLA QUE ERES TÚ (VI)
Leandro, como lo hacen tantos niños incontables veces al día en verano, se dirigió a su
mamá quejándose: “¡Tengo hambre!”.
La mamá, Melisa, cansada ya de rogar a los niños que vengan a comer cuando
corresponde, le respondió que su almuerzo (que no había tocado) estaba aún en el
plato en la heladera, y que se lo iba a calentar en el microondas.
Pero Leandro no se refería a lo que habían preparado: “¡No quiero eso!”
-¿Pues qué quieres?”.
-“¡Quiero un chocolate!”.
-“No puedes comer chocolate todo el día, querido...”.
-¡¿Cómo? – si desde ayer a la noche que no como chocolate!”.
-“No te daré chocolate”.
Leandro insistió: “Entonces quiero un chupetín”.
-“Ya te has comido todos los chupetines”.
-“Pero mamá, tengo hambre: ¡entonces dame un helado...!”.
(Toda coincidencia con la realidad, es mera casualidad...)
La verdad es que el alimento en sus formas más diversas, integra una parte de nuestra
vida cotidiana. Cada día jueves ya tenemos comprada la mayoría de los insumos que
necesitaremos para Shabat. Si vamos a pasear un día libre, deberemos tener en cuenta
antes de salir, qué es lo que comerá la familia para el almuerzo. Si volamos en avión,
nos hemos de asegurar que tendremos la cajita con el “Kosher meal” para no sufrir
hambre en el viaje, mientras los demás pasajeros disfrutan sus cenas.
El valor de la comida
Y es así: D”s determinó que necesitemos alimentarnos, y nos puso un dispositivo
llamado “hambre” que nos recuerda cuando nos olvidamos de cargar el “combustible”
vital para seguir marchando. No estamos solos en esta necesidad, pues el resto del
mundo animal y vegetal también requiere de nutrición para existir y funcionar.
Sin embargo, nuestra alimentación es muy distinta y ciertamente más sofisticada que la
de los otros seres vivos. Mientras ellos no se aburren de comer siempre lo mismo:
aquello que realmente necesitan, convirtiendo su sustentación en un acto puramente
fisiológico – en los seres humanos la alimentación pasa a pertenecer al plano moral.
En particular los judíos, solo podemos ingerir ciertos alimentos, exclusivamente
preparados de cierto modo, y aun éstos, solamente en ciertos horarios, y no todos los
días. Hay momentos en el año en los que solo podemos comer en un lugar establecido
(p.ej. la Sucá.). Asimismo debemos respetar el modo de comerlos y bendecir antes y
después de ingerirlos.
Por otro lado, tenemos obligación de comer en ciertos días, p.ej. Shabat, y se nos exige
consumir algunas comidas en determinados momentos, como la Matzá y el Maror en
Pesaj.
D”s, a su vez, nos suministra los alimentos en las formas más diversas y atractivas
imaginables –verduras, frutas, carnes, lácteos, etc. – y ha dotado a estos alimentos
colores, sabores y aromas que los conviertan en llamativos y sugestivos a nuestros ojos
y paladares.
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También nos ha provisto de un mecanismo muy sofisticado para permitir el ingreso de
los alimentos dentro de nuestro cuerpo, para que sean asimilados por éste y convertirlos
en la energía indispensable para desempeñarnos.
Antes de comer
Tomaremos unos instantes para analizar el sistema perfecto con el que contamos para
introducir los comestibles en nuestro cuerpo y prepararlos para su digestión, mientras
realmente gozamos de sus atributos.
La boca es una abertura perfecta que se abre y se cierra (evitando el ingreso de aquello
no deseado), según las órdenes del cerebro.
Antes que entre el alimento que ingerimos, las sustancias químicas que contiene, son
detectadas por el olfato – gracias a D”s – que depende de sensores químicos que
reaccionan ante la presencia de determinadas sustancias y envían impulsos nerviosos al
cerebro. Entre lo que percibimos y lo que vemos “se nos hace agua a la boca”.
Los de la nariz detectan olores y los de la lengua, sabores. Olfato y gusto operan juntos,
pero el sentido del olfato es mucho más sensible que el del gusto.
Control de calidad: la lengua
La lengua detecta cuatro gustos en sus distintas áreas, donde están ubicados los más de
10.000 botones microscópicos gustativos (dulce; salado, ácido y amargo), sensibles a
los gustos mencionados.
Estos se encuentran en las papilas linguales.
Ya se habrán dado cuenta que nuestra lengua no es nivelada: La parte superior está
cubierta de papilas que la vuelven rugosa, por lo que sostiene y desplaza los alimentos
en la boca durante la masticación y las papilas al mismo tiempo nos permiten saborear
los alimentos.
Claro que la lengua, por eficiente y flexible que sea, no trabaja sola. Si no estuviera
cubierta con líquido, por más papilas que tuviera, no nos permitiría sentir el sabor. A su
vez, no podríamos tragar alimentos duros y secos – p.ej. los grisines – si no la
acompañarían sus buenos ayudantes: la saliva y los dientes, cumpliendo
coordinadamente cada uno su función alimenticia (al margen de las demás que poseen
cada uno al permitirnos hablar).
Cuando masticamos los alimentos, las sustancias químicas se disuelven en la saliva que
incrementa el sentido del gusto, y atraviesan el poro gustativo y estimulan así los vellos
gustativos que a través de las fibras nerviosas, envían impulsos al área cerebral del
gusto, donde son interpretados como salado, agrio, dulce o amargo.
Los sentidos del olfato y del gusto actúan juntos y permiten detectar muchos sabores.
Cuando uno come, el cerebro procesa la información de los receptores químicos de la
nariz y la boca percibiendo el sabor de los alimentos.
Hermosa nuestra lengua por su estructura, maleabilidad y elasticidad. De todos modos,
no la mostremos demasiado en público, pues puede haber alguien que se ofenda.
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Lubricación: la saliva
Supongo que pensar en la saliva que secretamos continuamente, no nos parecerá
demasiado apetitoso. Sin embargo, no dejemos de maravillarnos por lo perfecta – e
imprescindible - que es.
La saliva es un líquido compuesto en un 99 % de agua, la cual contiene una enzima,
denominada amilasa, que puede transformar el almidón (p.ej. el pan) de los alimentos en
azúcares. Así ya comienza el proceso de digestión de la comida al mismo momento de
ingerir los alimentos. Por día, elaboramos aproximadamente 1 litro y medio de saliva.
La saliva es producida en la boca a partir de tres pares de glándulas salivales situadas en
las mejillas, y bajo la lengua y algunas más pequeñas dentro de los labios y en la propia
lengua. Estas glándulas producen saliva a través de diminutas aberturas. Una vez que ha
sido triturado mediante la masticación y ablandado por la saliva, el alimento (bolo
alimenticio) pasa al siguiente segmento del aparato digestivo.
El “agua en la boca” que mencionamos antes, se debe a la visión, el olor, e incluso las
representaciones mentales de la comida, que en su conjunto desencadenan el
funcionamiento de las glándulas salivales. Incluso el mero recuerdo, puede ponerlo en
marcha, dado que la experiencia alimentaria condiciona el centro nervioso que controla
la salivación.
La saliva, aparte de ayudar a digerir, hace que los alimentos se deslicen mejor y sean
más fáciles de tragar.
Es más: Al mismo tiempo mantiene esterilizada la boca, pues contiene sustancias
capaces de combatir las bacterias y favorecer la curación de las heridas.
El molino perfecto: los dientes
Sin embargo, no podríamos deglutir los trozos de alimento enormes que colocamos en
la boca tal como están. Sin los dientes, deberíamos convertir toda la comida en papilla
antes de consumirla.
Los dientes, pues, se ocupan de cortarlos y molerlos.
Si nos detenemos a observar este prodigio, no podemos dejar de asombrarnos.
El diseño perfecto que tiene cada uno de ellos y su ubicación en la boca responden
perfectamente a la necesidad de alimentarnos y la función que les toca (también los
animales tienen sus dientes según la alimentación con la que se nutren).
Los dientes en su conjunto trabajan como un “molino”. Son estructuras pequeñas, pero
duras y cubiertas con tres capas de esmalte, encajadas en los maxilares superior e
inferior con cemento, que los sujetan, para morder, cortar, aplastar y convertir los
alimentos en una pasta lista para deglutir. Los diversos dientes desempeñan, casa cual,
determinadas funciones.
Afortunadamente, los incisivos y caninos que tenemos adelante, son filosos porque
están planeados para cortar lo que comemos. Luego, muy ordenadamente, los
premolares y molares – anchos y sujetos por dos raíces – con coronas aplanadas,
aplastan y los terminan de moler. ¡Imaginemos por un momento que los molares
estuvieran adelante y los incisivos atrás, o que los superiores no estuvieran ubicados
exactamente encima de los inferiores...!
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A su vez, también felizmente, los nervios no llegan hasta la superficie del diente. ¡Sería
muy doloroso comer o cepillarlos!
En cambio, debajo del esmalte está la dentina que forma el grueso del diente y se
extiende por la raíz hasta el canal radicular, y la pulpa que contiene vasos sanguíneos y
nervios que permiten detectar la presión al masticar.
No quiero traerle malos recuerdos, pero es allí cuando duele aquel espantoso torno al
que todos le tenemos miedo.
Cepillemos bien los dientes y cuidemos elegir correctamente el alimento que ingerimos,
así no tendremos que asustarnos del dentista...
Increíblemente, nacemos con dos dentaduras, si bien no se las ve al nacer – pues no
estamos aún programados para morder la comida, sino solamente tomar la leche de la
mamá.
La dentición primaria (“de leche”) empieza a salir poco a poco hacia los 6 meses en los
bebés hasta que las 20 piezas están en su sitio.
Cuando a los bebés les salen los dientes, esto suele causarles dolor – y nos lo hace
recordar a las 3 de la mañana...
Como dijimos – salen gradualmente. ¡Imaginemos el dolor si crecieran todos juntos!
Hacia los 6 años las raíces de algunos dientes de leche se aflojan, por lo que caen y son
sustituidos por la dentición definitiva o adulta.
Cuando cae el diente de un niño, uno trata en vano de buscarle la raíz: ¿adónde está?
Esta es otra maravilla, pues quedó absorbida dentro del cuerpo.
A medida que el niño crece, los maxilares aumentan de tamaño y al final de la
adolescencia tiene una dentadura completa.
Masticar, morder y tragar
Trabajando todos juntos: lengua, glándulas salivales y dientes, comenzamos a comer.
Pero claro, nos olvidamos de los músculos que mueven la boca: la trituración está
controlada por tres pares musculares que mueven el maxilar inferior. Algunos músculos
elevan el maxilar inferior para aplastar los alimentos, mientras que otros los mueven de
un lado a otro y hacia adelante para molerlos.
Si bien estamos acostumbrados a vivir de una manera cada día más atolondrada, y son
muy populares los sitios de comida “Fast Food”, sepamos que los médicos recomiendan
masticar adecuadamente la comida antes de tragarla.
Una vez masticada la comida, la lengua empuja el bolo alimenticio hacia la parte
posterior de la boca. Cuando toca la garganta, el bolo desencadena un acto reflejo y
entra en el esófago, gracias a la epiglotis que cierra la entrada de la tráquea para impedir
que los alimentos lleguen a los pulmones.
¡Buen provecho!
¿Y los aspectos morales de la comida?
El acto de comer es uno de aquellos que – si bien tenemos en común con el mundo
animal – nos distingue del resto precisamente por la manera cómo lo hacemos.
Para empezar, sepamos elegir el lugar adecuado: “Comer en el mercado, es como come
un perro” (Kidushín 40:). “Comer un desayuno nutritivo a la mañana es saludable”
(Bava Kamá 92:). “No se debe despreciar el alimento, ni arrojarlo” (Masejet Sofrim
3:14).
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No se debe comer exageradamente. Una de las enfermedades más comunes de nuestra
sociedad, es la obesidad (aparte de tantos trastornos alimenticios), producto de una
publicidad agresiva que llama a comer desenfrenadamente, muchas veces “comida
chatarra”, el stress que no permite nutrirse pausadamente, la promoción indiscriminada
de mantener una silueta delgada para ser más atractivo/a, más allá de lo saludable que
sea, y tantos factores más.
Comer, cuando no se necesita hacerlo hasta estar hastiado, se denomina “Ajilá Gasá”,
(comer groseramente). Tampoco corresponde beber apresuradamente en forma de
glotón o arrogante (Psajim 86, Pirkei Avot 6).
Aun cuando se come para obedecer una de las Mitzvot de comer (p.ej. el Korbán,
cuando se realizaba), es posible llegar a comer por glotonería, en lugar de hacerlo para
cumplir con la Voluntad de D”s (Nazir 23.).
Especialmente en estas latitudes, es común comer grandes asados. Recordemos lo que
nos recomiendan los Sabios: “No se debe comer carne, sino cuando tiene realmente
mucho deseo”, pero habitualmente se debe ser frugal y moderado en el consumo de
comida (Julín 84.).
También nos enseña la Torá, que el comer excesiva y disolutamente lleva al pecado
(Sifrí, Haazinu 318).
“El justo come según su necesidad para estar satisfecho” (Mishlei 13:25 – en el Midrash
Rabá Bamidbar 21:20 trae referencias a quién se aplica esta máxima), pues tiene
conciencia del objetivo por el que debe consumir los alimentos, y no se deja llevar por
los apetitos naturales del cuerpo, y menos aun, por los deseos inventados y fantaseados
por los vendedores inescrupulosos de la actualidad (no aclaran que: “comer
excesivamente es peligroso para la salud”).
No malinterpretemos: D”s no prohibió que disfrutemos de la comida. Por el contrario:
la hizo deleitable y atractiva para que disfrutemos del comer. “Aquel que se abstiene de
disfrutar de aquello que D”s le proveyó, deberá rendir cuenta ante D”s por ello”
(Ierushalmi, Kidushin 4).
Pero no convirtamos el comer, que D”s dispuso como medio de vida, en un fin en sí
mismo. No olvidemos que es D”s Quien dispuso que nos nutramos y agradezcamos
luego de comer, como la Torá misma indica y tal como Avraham enseñó a sus
contemporáneos (Sotá 10:).
También antes de comenzar a comer debemos bendecir: “Todo aquel que goza de este
mundo sin bendecir, es como si robara del Todopoderoso”.
Es más: hay quienes bendicen para poder comer – tal como corresponde según la ley – y
hay otros aun más elevados, que comen para poder bendecir al Todopoderoso por el
alimento que nos dio...
El hecho en sí que los judíos debemos elegir solamente comida casher, demuestra de lo
elevado que D”s nos considera y la misión sagrada que debemos cumplir. Por eso, nos
exige que seamos cuidadosos al comer. El médico solamente receta una dieta estricta al
paciente de quien tiene expectativa que se cure y lo quiere proteger. Así también, D”s
nos alimenta con Gracia, y exige un nivel moral al nutrirnos (Midrash Rabá, Vaikrá 13).
Asimismo, las leyes rituales nos separan socialmente de nuestro entorno. Cuando los
judíos salimos al primer exilio, los Sabios de la época reforzaron las leyes rituales del
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Cashrut, para evitar el contacto indebido con personas no-judías que podría llegar a
socializar y hacer perder la identidad propia del judío (Avodá Zará, 8., Meguilá 13.).
“Cuando Adam escuchó (luego de pecar) que la tierra rendiría cardos y abrojos, lloró:
‘¿Acaso yo y mi burro comeremos del mismo pesebre?’ (¡me alimentaré al igual que los
animales!), pero cuando escuchó ‘con el sudor de tu frente comerás tu pan’, se
tranquilizó” (pues entendió que su mente seguiría siendo la que dirigiría su modo de
alimentarse - Psajim 118., ver MaharshӇ)
Comer trae alegría (Moed Katán 9.). Reunirse para comer sin expresar palabras de
estudio es como participar de una orgía idólatra (Pirkei Avot 3). Sin embargo, cuando
los judíos comen correctamente, comienzan a exponer y dilucidar palabras de Torá y
alabanzas al Creador (Sanhedrín 101., Meguilá 12:), la comida se eleva y dignifica
según la manera que la aprovechamos, convirtiendo nuestras mesas en altares similares
al del Bet haMikdash.
Aprendamos a utilizar este medio, tal como D”s espera de nosotros.
(Continuará)
Daniel Oppenheimer
[email protected]
SABADO 29 DE ENERO – 24 DE SHEBAT
SHABAT MISHPATIM - MEBARJIM
VIERNES 28 DE ENERO
“1er minian
Minjá
VELAS NO ANTES 18.37 HS. HASTA
KABALAT SHABAT
18.25 HS.
18.52 HS.
18.45 HS.
“2do minian
VELAS/ MINJÁ/ KABALAT SHABAT
19.40 HS.
SHAJARIT
9.00 HS.
**se debe recitar SHEMÁ completo antes de las 9.50 HS.
JUMASH MORÉ BAUER
17.45 HS.
SHIUR R. MOHADEB HILJOT SHABAT – JAFETZ JAIM
AHAVAT JESED (PARA CABALLEROS)
18.00 HS.
SHIUR PARA DAMAS R. OPPENHEIMER
18.15 HS.
PARASHAT HASHAVUA R. BARUJ MBAZBAZ
18.15 HS.
MINJÁ SHIL
19.15 HS.
SHABAT FINALIZA
20.43 HS.
“SHAJARIT”
DOMINGO 30 – SHIL
LUNES a JUEVES SHIL
VIERNES ROSH JODESH
8.00 HS.
6.45 HS.
6.35 HS.
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DOMINGO A VIERNES IESHIVÁ
DE DOMINGO A JUEVES
MINJÁ / MAARIV SHIL
JUEVES 27 IOM KIPUR KATAN SELIJOT
SABADO 5 DE FEBRERO – 1 DE ADAR1
SHABAT TERUMÁ – SHABAT ROSH JODESH
VIERNES 4 DE FEBRERO
“1er minian MINJÁ
VELAS, NO ANTES 18.32 HS. HASTA 18.52 HS.
KABALAT SHABAT
“ 2 do minian
VELAS / MINJÁ/ KABALAT SHABAT
7.30 HS.
19.45 HS.
19.15 HS.
18.25 HS.
18.47 HS.
19.35 HS.
MINIAN SEFARADI
SABADO 29 DE ENERO – 24 DE SHEBAT
SHABAT MISHPATIM – BIRKAT JODESH ADAR 1
VIERNES 28 DE ENERO - MINJÁ
VELAS / KABALAT SHABAT
SHAJRIT
“se debe recitar SHEMÁ completo antes de las 9.50 HS.
MINJÁ
SHABAT FINALIZA
MINIAN DIAS DE SEMANA
SHAJRIT DOMINGO 30
SHAJRIT LUNES a VIERNES
SABADO 5 DE FEBRERO – 1 DE ADAR 1
SHABAT TERUMÁ – ROSH JODESH
VIERNES 4 DE FEBRERO – MINJÁ
VELAS / KABALAT SHABAT
19.15 HS.
19.40 HS.
8.15 HS.
19.10 HS.
20.43 HS.
8.15 HS.
7.30 HS.
19.15 HS.
19.40 HS.
FELICITACIONES
A LEOPOLDO Y RUTH BERMANN POR EL BAR MITZVA EN ISRAEL DE SU
NIETO MIJAEL HIJO DE MOSHE (ROLY) Y VERONICA BERAJA.
A FABIAN Y VIVIANA BEJAR POR EL BAR MITZVA DE SU HIJO
EMMANUEL.
8
A PABLO Y ARIANA NEUSTADT POR EL NACIMIENTO DE SU HIJA SHIRÁ
TALIÁ.
A NUESTRO MORE GABRIEL Y YAEL FAOUR POR EL NACIMIENTO DE
SU HIJO.
A NUESTRO DIRECTOR RAB. BARUJ Y JUDITH MBAZBAZ Y A JACK Y
SHULA MBAZBAZ POR EL NACIMIENTO DE SU HIJA/NIETA.
A BARUJ Y PERLA FAJNER POR EL NACIMIENTO DE SU NIETO, HIJO DE
ARIEL Y DEBORA FAJNER.
FELICITACIONES QUE HACEMOS EXTENSIVAS A LOS DEMAS
FAMILIARES.