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LA MARAVILLA QUE ERES TÚ (XI)
La señorita Florencia, profesora de ciencia naturales, y una de las más antiguas en la escuela,
comenzó la clase de cuarto grado: “Bueno niños… hoy vamos a estudiar acerca de la nariz. ¿Se
acordaron todos de traer la nariz?” – preguntó en su habitual tono gracioso.
“Pues, díganme niños: ¿saben ustedes para qué sirve nuestra nariz?”
Luego de algunas risitas, los alumnos aventuraron algunas respuestas:
-“Necesitamos la nariz para respirar, pues sin ella nos moriríamos” – respondió ya un poco más
en serio Marcelo.
-“Y para sentirle el aroma a las flores” – agregó la muy romántica Lucía.
-“Pero también para sentir cuando hay algún peligro. Hace tres meses había un escape de gas a
diez cuadras de mi casa, y tuvieron que venir los bomberos y otras cuadrillas a abrir la calle un
domingo a la mañana en la mitad de la lluvia. Estábamos todos asustados y se sentía un olor muy
fuerte hasta en mi casa” – se acordó Herminio, que siempre aportaba historias de vida
sensacionales, estas con aire de importancia.
Miguel, a quien nunca le faltaba su idea simpática levantó la mano: “Si no fuera por mis narices…
¡Se me caerían mis anteojos! – y también para estornudar”. Todos los niños del grado se rieron,
cuando Miguel fingió un fuerte estornudo.
Manuela, ingenua y siempre preocupada por la estética, pasaba sus días frente al espejo: “¡Sin
nariz, la cara estaría chata, sería feísima!”.
Rodrigo también quería aportar: “Mi hermanito, Juan, cree que la nariz es un lugar para esconder
cosas. Un día puso una bolita de plástico en la nariz y ni mi mamá la podía sacar. Lloraba mucho
y tuvieron que llevarlo a la guardia para que se la saquen. Estaba muy asustado”. Todos los niños
imaginaban en su fantasía la situación de pánico que había atravesado Juan.
-“Muy bien, niños, pero… ¿Saben ustedes qué hay detrás de la nariz?”.
Los alumnos efectivamente no sabían qué hay detrás de esos dos orificios misteriosos, y muchos
adultos tampoco conocemos mucho sobre el tema.
La nariz es el conducto principal por el que inhalamos el aire imprescindible para nuestra
existencia. Durante toda nuestra vida, infantes y ancianos, despiertos y dormidos, en el trabajo y de
vacaciones, nuestros pulmones necesitan aspirar aire y transmitirlo a la sangre para que podamos
sobrevivir.
Ésta no es una acción consciente, y está – afortunadamente – manejada por el cerebro que se
ocupa que nuestro organismo cumpla sus tareas, aun cuando dormimos o estamos concentrados en
otra actividad, de manera automática e involuntaria.
En el último pasaje del Tehilim, el rey David agradeció a D”s por cada respiro: “Kol
haNeshamá” – por cada vez que mi diafragma se contrae y provoca que se inflen mis pulmones
llenándolos de ese precioso bien que se denomina aire, nos enseña esta cita a sentir gratitud.
Felizmente, también, hay aire por todos lados. Ese aire, que a su vez constituye una mezcla de
elementos, contiene todo aquello que nosotros precisamos a todo instante. D”s dispuso que los
elementos existan y estén a disposición del ser humano según su necesidad, para garantizar su
supervivencia. El ser humano puede vivir durante semanas sin alimento, pero fallecerá a los pocos
minutos si se le priva de aire.
Es así que el aire está disponible por doquier, el agua en muchos sitios, etc. Mientras que los
minerales y otros bienes se hallan solamente según la necesidad que hay por tenerlos (Jovot
haLevavot, Shaar haBejiná 5)
Obviamente, quisiéramos que el aire estuviera siempre puro tal como D”s lo creó para nosotros.
Sin embargo, el hecho de vivir en ciudades modernas, rodeados de vehículos, dispositivos e
industrias que vician el aire, convierte a este maravilloso elemento en menos saludable de lo que
debería ser. La avaricia de quienes operan ciertas industrias y de otros que deberían controlarlas,
tampoco ayudan a la higiene de la sociedad.
Vayamos, pues, al funcionamiento extraordinario que puso D”s en nosotros para que se oxigene
nuestra sangre continuamente.
Respiración y circulación
Si el cuerpo humano careciese de energía, no sería otra cosa que carne inerte. Para mantener en
funcionamiento este sistema, el cuerpo produce energía mediante un metabolismo celular,
quemando carbohidratos, proteínas y grasas en el interior de sus células, a través de un proceso
conocido como oxidación.
Las células necesitan oxígeno para hacer que se produzca la oxidación, y liberar la energía de los
alimentos.
Este proceso crea dióxido de carbono como producto residual que expulsamos con la espiración, así
como vapor de agua.
Si bien habitualmente llamamos “respiración” a la respiración externa, todas las células del
organismo respiran. La respiración introduce y saca aire de los pulmones, en cuyo interior tiene
lugar un intercambio: el oxígeno pasa del aire a la sangre y el dióxido de carbono de la sangre al
aire.
¿Cómo respiramos, y cómo llega el aire al pulmón?
Los pulmones son dos órganos esponjosos, de color rosa, situados en el pecho y protegidos por la
caja torácica, rodeados por costillas y separados del abdomen por el diafragma, un tabique muscular
en forma de bóveda.
Dado que los pulmones no pueden moverse por sí mismos, el respirar depende de los movimientos
del diafragma y de los músculos de la pared torácica situados entre las costillas.
Cuando estos músculos se contraen, amplían la cavidad torácica y hacen que disminuya la presión
del aire. Esto permite la expansión de los pulmones y la entrada de aire en su interior; cuando los
músculos se relajan, el tórax se contrae y el aire es expulsado hacia afuera.
Ya nos dimos cuenta, pues, que la caja torácica es flexible y maleable y no rígida como un bloque
de hormigón. Todo esto es parte del diseño...
En particular, llama la atención que el diafragma, cuyos movimientos crean el vacío parcial que
aspira el aire a los pulmones, en realidad está perforado en tres lugares. Esto es para permitir que el
esófago, que comunica el aparato digestivo, la arteria Aorta que conduce la sangre desde el corazón
y la Vena Cava Inferior que conduce la sangre no oxigenada del organismo hacia el corazón, tengan
acceso a la parte inferior del cuerpo. El sello en torno a estos tres orificios debe ser absolutamente
perfecto, pues de lo contrario el movimiento hacia abajo del diafragma no lograría su cometido.
Nada de lo dispuesto en un mundo diseñado sucede por accidente. Si nuestros pulmones fuesen de
un material no elástico serían tan inútiles como dos latas colgando dentro de nuestro pecho.
Justamente por su tejido esponjoso elástico, tienen sus notables cualidades de expansión y
compresión.
Aunque al estar tranquilo uno respira alrededor del volumen de medio litro de aire con cada
respiración, los pulmones tienen capacidad de retención de seis litros de aire.
A menudo se suele pensar que los pulmones se vacían por completo cada vez que respiramos, pero
esto no es así: alrededor de tres litros de aire permanecen en los pulmones después de haber
exhalado. El aire que se toma se mezcla con el existente trayéndole oxígeno fresco que penetra
profundamente en los pulmones cada vez que respira.
Al dormir el cuerpo está relativamente quieto y necesita menos oxígeno, por lo que la respiración se
vuelve más lenta y regular. Cuando se hace ejercicio, se respira más rápidamente, porque sus
músculos están trabajando más duro y requieren más oxígeno.
Además, el dióxido de carbono que producen los músculos debe ser eliminado rápidamente, pues de
lo contrario se podrían contaminar los tejidos.
¿Y cómo sabemos a qué velocidad respirar?; ¿Cómo sabemos si se está acumulando dióxido de
carbono?
Esto sucede de una forma automática. La respiración es controlada por el centro respiratorio en el
cerebro, que verifica continuamente los niveles de oxígeno y dióxido de carbono en la sangre. Es un
detector químico increíblemente sensible. Tan pronto detecta un aumento en el nivel ácido de la
sangre causado por la acumulación de dióxido de carbono, ordena al sistema respiratorio trabajar a
un ritmo más rápido.
El cuerpo ha sido diseñado con un mecanismo “a prueba de fallas”, y nunca deja de respirar.
Incluso si un niño intenta contener su respiración hasta que se vuelve morado,
la respiración automática se hará cargo y comenzará a respirar tanto si le gusta o no.
Itinerario del aire
Después de entrar a través de la nariz y de la boca, el aire pasa a la faringe y luego a la tráquea,
situada en la parte inferior de la garganta.
La tráquea conduce el aire a los pulmones; allí se bifurca formando los bronquios derecho e
izquierdo, que entran en cada pulmón, luego se ramifican varias veces y forma bronquios cada vez
más pequeños, hasta los bronquíolos.
Los bronquíolos llegan a los alvéolos que son diminutos sacos de aire que ocupan la mayor parte
del espacio de los pulmones (los pulmones contienen más de ¡750 millones! de alvéolos, si los
estirásemos ocuparían alrededor de unos 70 metros cuadrados!). Los alvéolos están en contacto con
los capilares, que son diminutos vasos sanguíneos, donde circulan los glóbulos rojos o hematíes.
Allí se produce el intercambio gaseoso entre el aire inspirado y la sangre. Cuando los glóbulos
rojos pierden su dióxido de carbono y ganan oxígeno, su color pasa del azulado al rojo. A partir de
este momento, el oxígeno es transportado por el torrente circulatorio hasta las células de todo el
cuerpo.
De forma similar, el dióxido de carbono recogido de las células del organismo, es transferido desde
los capilares hacia los sacos alveolares y expulsado por los pulmones.
Al respirar también percibimos aromas
Entre tantas mercedes que nos brindó el Todopoderoso, nos favoreció con la posibilidad de sentir
aromas y disfrutarlos.
Coloque la nariz cerca de un objeto, tome una sigilosa olfateada, y al instante sabrá la identidad del
objeto, su edad, la calidad y conveniencia.
En una fracción de segundo, el mensaje se descifra y se ha entregado la información. Si se trata de
comida, automáticamente, se transmite un mensaje a las glándulas salivales diciéndoles que la
comida está en camino. Se activa el impulso del hambre (sobre todo si se trata de un día de ayuno) y
el cerebro registra una sensación agradable.
El sentido del olfato es muy agudo.
Hay pruebas de que se detecta la dirección de donde viene el olor por la ligera diferencia en el
tiempo de la llegada de las moléculas olorosas en las dos fosas nasales.
La capacidad de detectar olores es una gran bondad y se aprecia mayormente cuando perdemos el
sentido del olfato por un corto tiempo al estar resfriados, provocándose una obstrucción en la nariz,
y la incapacidad de las partículas de olor de llegar a los nervios receptores. El sentido del olfato nos
ayuda a disfrutar de nuestra comida y nos mantiene lejos del peligro.
Los olores son moléculas de sustancias químicas evaporadas que flotan en el aire. Cuando tales
partículas son atraídas hacia los orificios nasales, ascienden hasta entrar en contacto con una
porción de piel de 1 cm2 aproximadamente, denominada epitelio olfatorio.
El moco, una fina capa de materia acuosa que cubre el epitelio olfatorio, es esencial para el sentido
del olfato: disuelve las moléculas olorosas y las hace accesibles a los cilios que, semejantes a
vellosidades, se proyectan sobre el moco desde las células olfatorias.
Los investigadores no saben aún la manera en que las células de los receptores identifican los
distintos olores.
Cada célula receptora es una máquina de complejidad fenomenal y la eficiencia es tan compleja que
no sabemos con precisión cómo es capaz de reaccionar de manera diferente para cada tipo de
molécula.
¿Cuántas de estas maravillosas máquinas crees que poseen en cada fosa nasal?
¡Sólo diez millones: diez millones de computadoras avanzados trabajando en silencio en la parte
superior de la nariz!
Sabemos, no obstante, que esos receptores son lo suficientemente versátiles como para distinguir
alrededor de 10.000 olores diferentes y lo bastante sensibles como para detectar una parte de
mercaptano (compuesto sulfurado que se usa como aromatizante del gas natural de uso hogareño)
en 460 millones de partes de aire. Este eficaz sistema de alerta nos avisa si hay un escape de gas en
nuestras casas!!
Los estímulos procedentes del epitelio son canalizados hacia el bulbo olfatorio, el cual recibe las
señales transmitidas por grupos de receptores similares y las transmite a su vez al cerebro.
Otras características constituyen los sistemas de alerta, emplazados en las terminaciones de las
fibras que son estimuladas por los olores irritantes, p. ej.: las cebollas.
Se envían mensajes urgentes al cerebro, que instruye a los conductos lagrimales para que viertan
agua en los ojos para diluir el efecto de la molestia potencialmente peligrosa para los ojos súper
sensibles. Así, el hecho de llorar al pelar las cebollas es una ilustración de la cadena de
acontecimientos de este gran diseño.
Y en la misma forma que el cerebro puede bloquear sonidos que son monótonos, o no deseados,
existe un mecanismo similar que bloquea los olores. Si uno está abrumado por un olor particular,
después de un tiempo lo deja de sentir. Esto hace posible que una persona pueda tolerar un olor
desagradable, después de superar su aversión inicial al mismo.
El sentido del olfato no funciona de manera aislada. Está respaldado por una excelente memoria de
todos los olores, que se registra por el cerebro y que están guardados en el banco de memoria.
Es prácticamente imposible describir un olor, ni qué hablar del modo de almacenar su memoria.
Allí permanecerá para siempre, listo para recordar al instante. Hay olores de la infancia, de países y
olores de las estaciones, de las lluvias, de coches nuevos, de aviones, de tiendas, jardines, y de ropa,
además de los más evidentes de alimentos, flores, hierbas y especias. Todos y cada uno de los miles
de olores diferentes están fielmente archivados en una manera que nadie sabe explicar.
Las Brajot sobre los aromas
El Talmud (Brajot 35:) señala que está prohibido disfrutar de este mundo sin bendecir previamente.
Esto no se reduce a los alimentos, sino que – asimismo – gozar de las fragancias requiere que se
recite la bendición previamente.
Y al igual que con la comida, también las fragancias tienen bendiciones distintas, pero no hay Brajá
posterior a sentir el aroma, ni se acostumbra recitar Shehejeianu sobre una fragancia nueva.
Así tenemos una bendición sobre fragancias que provienen de plantas aéreas, con tallo duro,
perenne, y de cuyos troncos salen hojas.
Sobre estas especies se recita la Brajá “Boré Atzei Besamim”
Por otro lado, sobre las plantas cuyos tallos son blandos y se renuevan de año a año se bendice
“Boré Isvei Besamim”.
En ambos casos, la Brajá será la misma, aun si en lugar de tener presente el vegetal mismo, el
aroma fue obtenido al exprimir, hervir, poner en remojo por tiempo prolongado, o evaporar sus
esencias.
Hay una tercera clase de fuente de aromas que son las frutas aromáticas: sobre ellas se recita
“Hanotén Reaj Tov laPerot”. Un ejemplo clásico para esta Brajá es el Etrog (salvo en los días de
Sucot, y, según ciertas opiniones antes de Sucot, si fue comprado para cumplir la Mitzvá). La
misma restricción se aplica con los Hadasim.
Esta Brajá no se recita cuando las frutas están destinadas a ser consumidas, sino cuando son
adquiridas para dar aroma. Asimismo, se debe sentir el aroma intensamente, cosa que no es común
habitualmente en ellas.
Según muchas opiniones, se puede bendecir aun sobre las flores que están en la florería (salvo que
ingresara fugazmente sin tomar intencionalmente una flor en mano para sentir su aroma). También
sobre las que están plantadas en el jardín (salvo en Shabat).
La Brajá más conocida sobre especies aromáticas es “Boré Minei Besamim” que no especifica el
origen de la fragancia.
Se recita esta Brajá si no se conoce la fuente del aroma, cuando proviene de una síntesis, al ser de
origen animal o cuando se siente el aroma de muchos orígenes simultáneamente.
Las primeras dos – atzei o isvei – son mutuamente excluyentes (ninguna abarca los elementos
aromáticos de la otra), pero minei besamim es genérica, y abarca todos los elementos que requieren
Brajá.
Hay muchas fuentes adicionales de olores que la gente puede llegar a gozar, pero no se bendice
sobre ellos. Cuando cierto elemento posee aroma, pero no fue elaborado específicamente para ese
fin, sino, p.ej. para evitar otros olores desagradables - como un desodorante o un jabón - no se recita
Brajá del todo. Asimismo, aun si una persona tiene placer al sentir un aroma de césped recién
cortado, sobre cuero, tabaco perfumado o sobre comida cocinada, no bendice sobre estos. Tampoco
se bendice sobre un aroma impregnado en vestimentas o juguetes, pero cuya fuente ya no existe
concretamente (motivo por el que no se bendice al ingresar a una perfumería).
Al tener dudas acerca de si un vegetal o una especie tienen – o no – aroma, está permitido
cerciorarse oliendo un poco, para después decir la Brajá y gozar del aroma.
El orden de las distintas Brajot enunciadas, en caso de presentarse simultáneamente, es sobre la
fruta y luego - según tenga preferencia – atzei o isvei, y finalmente minei besamim.
Al presentarse la oportunidad de bendecir sobre alimento y sobre especies, se adelanta la Brajá de la
comida al aroma.
En Havdalá de los Motzei Shabat (despedida del Shabat los sábados a la noche), recitamos esta
última Brajá para reconfortarnos luego de la pérdida del alma adicional (Neshamá Ieteirá) que nos
acompaña durante Shabat. En este caso, los Sefaradim recitan la Brajá según el origen del aroma,
mientras que los Ashkenazim siempre recitan “Boré Minei Besamim” sea cual fuere el aroma
utilizado (siempre y cuando pertenezca a aquellos que requieran bendición).
Hay autoridades que permiten bendecir sobre el perfume que se expende en frascos o botellas, y
otras que lo consideran igual al desodorante.
De todos modos, no se deja de cumplir con el resto del precepto de Havdalá si uno carece de
especies sobre las cuales bendecir, siempre que utilice los otros elementos (vela y vino).
Si una persona bendijo sobre cierta fragancia, y luego ya no tuvo presente ese placer por dedicarse a
otras actividades, deberá volver a bendecir.
Aromas espirituales
Para terminar: la fragancia posee su nota espiritual, y se relaciona en numerosas citas del Talmud,
con aquellos que se destacan en su corrección en lo moral: “Los jóvenes de Israel que jamás han
probado el sabor del pecado” (Eruvin 21:).
La fragancia que se sintió al ofrecer Noaj sus sacrificios a D”s, representaba a los tzadikim que
ofrecerían su vida para santificar el Nombre de D”s (Midrash Rabá, Bereshit 34:10).
Y, asimismo, cuando el patriarca Iacov fue a recibir la bendición de su padre Itzjak, éste sintió “el
aroma del Gan Eden” (Midrash Rabá, Bereshit 65:18).
¡Que nuestras acciones estén a la altura de volvernos merecedores y poder percibir fragancias de
esta naturaleza!
(continuará)
Daniel Oppenheimer
[email protected]
SABADO 12 DE MARZO – 6 DE ADAR 2
SHABAT VAIKRÁ
VIERNES 11 DE MARZO
VELAS/ MINJÁ/ KABALAT SHABAT
SHAJARIT
SHAJARIT IESHIVÁ
JUMASH MORÉ M. BAUER
SHIUR R. MOHADEB HILJOT SHABAT – JAFETZ JAIM
AHAVAT JESED (PARA CABALLEROS)
SHIUR PARA DAMAS R. OPPENHEIMER
PARASHAT HASHAVUA R. BARUJ MBAZBAZ
PEULOT
MINJÁ SHIL
MINJÁ IESHIVÁ
SHABAT FINALIZA
“SHAJARIT”
DOMINGO 13 - SHIL
LUNES 14 A VIERNES 18 SHIL
DOMINGO A VIERNES - IESHIVÁ
18.55 HS.
9.00 HS.
8.10 HS.
17.15 HS.
17.30 HS.
17.45 HS.
18.00 HS.
17.45 HS.
18.45 HS.
18.30 HS.
19.54 HS.
8.00 HS.
6.45 HS.
7.30 HS.
JUEVES 17 TAANIT ESTER COMIENZA 5.30 HS. FINALIZA 19.40 HS.
DE DOMINGO A MIÉRCOLES
MINJÁ / MAARIV SHIL
MINJÁ IESHIVÁ
MAARIV IESHIVÁ
18.55 HS.
15.30 HS.
20.15 HS.
JUEVES 17 TAANIT ESTER
MINJA / MAARIV SHIL
18.40 HS.
SABADO 19 DE MARZO – 13 DE ADAR 2
SHABAT TZAV – P.ZAJOR
VIERNES 18 DE MARZO
VELAS / MINJÁ/KABALAT SHABAT
18.45 HS.
MINIAN SEFARADI
SABADO 12 DE MARZO – 6 DE ADAR 2
SHABAT VAIKRÁ
VIERNES 11 de MARZO MINJÁ
VELAS / KABALAT SHABAT
SHAJRIT
PEULOT
MINJA
SHABAT FINALIZA
MINIAN DIAS DE SEMANA
SHAJRIT DOMINGO 13
SHAJRIT LUNES A VIERNES
18.45 HS.
18.55 HS.
8.30 HS.
17.45 HS.
18.45 HS
19.54 HS.
8.15 HS.
7.30 HS.
JUEVES 17 TAANIT ESTER COMIENZA 5.30 HS. FINALIZA 19.40 HS.
SABADO 19 DE MARZO – 13 DE ADAR 2
SHABAT TZAV . P. ZAJOR
VIERNES 18 DE MARZO – MINJÁ (en el SUM)
VELAS / KABALAT SHABAT (en el SUM)
ARBIT en el SHIL (TODOS JUNTOS)
18.35 HS.
18.45 HS.
FELICITACIONES
A NUESTRA MORÁ TZIPORA Y JONNY BERIM POR EL NACIMIENTO DE SU HIJA
SIMJÁ.
A NUESTRA MORÁ MALKI Y ABRUMI META POR EL NACIMIENTO DE SU HIJO.
A NICOLÁS Y ROMINA SZELEPSKI Y A ISAAC Y SANDRA DAYAN POR EL
NACIMIENTO DE SU HIJA/NIETA
A ARIEL Y GABRIELA HALPERIN POR EL NACIMIENTO DE SU HIJO.
A NUESTRA MORÁ YAEL (MAZAL) Y SHLOMO GUTMAN POR EL
NACIMIENTO DE SU HIJO.
FELICITACIONES QUE HACEMOS EXTENSIVAS A LOS DEMÁS FAMILIARES.