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Fernando el Católico. Fernando
Nacionalidad: Aragón
Sos del Rey Católico 10-5-1452 - Madrigalejo (Cáceres) 22-1-1516
El 10 de mayo de 1452 nacía en la localidad zaragozana de Sos el hijo primogénito del rey
aragonés Juan II y su segunda esposa, la castellana Juana Enríquez, hija de don Fadrique
Enríquez, almirante de Castilla. Las Cortes de Calatayud le juran como heredero de la
corona de Aragón en 1461, tras la muerte de su hermanastro Carlos, el príncipe de Viana.
Antes de su matrimonio conocemos algunas aventuras amorosas del joven galán con una
tal Aldonza Roig. Como resultados de estos amores nacerán dos hijos naturales: Alfonso que será nombrado años más tarde arzobispo de Zaragoza y virrey de Aragón- y Juana futura esposa de don Bernardino Fernández de Velasco, condestable de Castilla-. Durante
del matrimonio también mantuvo relaciones extraconyugales, naciendo dos hijas llamadas
María de Aragón que pasarían sus días en un convento de agustinas de los alrededores de
Madrid. En 1468 fallece doña Juana Enríquez y el príncipe Alfonso es nombrado corregente
del reino aragonés y rey de Sicilia, posiblemente para dotar al joven de un reino con el
que fortalecer su próximo matrimonio con Isabel de Castilla, princesa de Asturias en esos
momentos. El 7 de enero se firma un protocolo entre los futuros esposos por el que
Fernando se compromete a actuar en estrecha colaboración con Isabel y adoptar las
decisiones en común. El enlace no satisface a Enrique IV por lo que se realizará de
incógnito. Fernando parte a tierras castellanas en octubre de ese año y el día 19 se
celebrará el matrimonio, oficiado por el arzobispo Carrillo quien proporciona a la pareja
una dispensa papal falsa, necesaria debido a tener como antepasado común a Juan I de
Castilla. Esta situación será regularizada por Sixto IV en 1471. Los siguientes meses serán
de absoluto aislamiento para los esposos que ven como la mayoría de los nobles toman
partido por la infanta Juana en la carrera por el trono castellano. En mayo de 1471 se
producen las primeras adhesiones a los príncipes: el País Vasco se decanta por Isabel y
Fernando al tiempo que la poderosa familia de los Mendoza va colocándose a su lado. La
muerte de Enrique IV -12 de diciembre de 1474- y la posterior autoproclamación de Isabel
como reina de Castilla -13 de diciembre de 1474- sorprenderá a Fernando en Aragón. La
guerra civil castellana está servida y el aragonés quiere mover sus cartas. Se proclama el
único descendiente varón vivo de Enrique IV y se presenta como candidato al trono
castellano. Esta actuación motivará la firma entre los esposos de la concordia de Segovia 15 de enero de 1475- en la que se establece absoluta igualdad entre ambos en el ejercicio
del poder real - a pesar de que el nombre del rey debe anteceder al de la reina, al igual
que las armas de ambos-, norma que también se seguirá posteriormente en Aragón. De
esta manera los esposos se presentan como un bloque consolidado, apoyado por un buen
número de nobles, ciudades y villas que desean el "buen gobierno del reino", empujando a
los monarcas a poner en marcha una política de consolidación del poder real. La
participación de Fernando en la Guerra de Sucesión será determinante ya que Aragón
apoyará a los jóvenes esposos frente a Alfonso V de Portugal y Luis XI de Francia, que se
inclinan por Juana. El inicial avance portugués es frenado al tomar Fernando Zamora y
obtener una contundente victoria en la batalla de Toro -1 de marzo de 1476-. La guerra
estaba sentenciada al ser expulsados los franceses de Fuenterrabía, aunque los focos de
resistencia en Andalucía y Extremadura aún tardarán tres años en ser apagados. El fin de
la guerra se sentencia en los Tratados de Alcaçovas -septiembre de 1479-. Desde ese
momento la labor personal de Fernando e Isabel resulta difícil de diferenciar, no sólo en
Castilla sino también en Aragón donde el rey Juan II ha muerto en enero de 1479 siendo
sucedido por Fernando. Los especialistas hablan del germen del Estado Moderno en estos
momentos, poniéndose como objetivo los gobernantes la consolidación del poder
monárquico. Las medidas encaminadas a la organización del reino castellano son de gran
calado -creación de la Santa Hermandad y del Consejo Real, regulación de la Hacienda
Real, incorporación de los maestrazgos de la Ordenes Militares a al corona la nombrar a
Fernando Gran Maestre de cada una de ellas, etc.-. Parece que la actividad en Aragón no
fue tan numerosa, destacando su actuación en la resolución de los problemas de los
campesinos de remensa a través de la sentencia arbitral de Guadalupe (1486). Su intento
de sustituir a los diputados de la Generalitat catalana por otros elegidos por el monarca no
prosperó, teniendo mayor éxito en la implantación de la insaculación para la elección de
cargos en el ayuntamiento barcelonés y de otras ciudades. El restablecimiento de la
Inquisición en la corona aragonesa trajo en un primer momento problemas graves que
acabaron con el asesinato del inquisidor Pedro de Arbues. La respuesta fue contundente y
la Inquisición se afianzó en la corona. Siempre se ha hecho referencia al reparto de
funciones entre Isabel y Fernando, adjudicando a la soberana los asuntos internos y al
monarca los externos. En los asuntos de política exterior Fernando demostró su capacidad
política. Uno de los primeros objetivos será poner punto final a la Reconquista, en unos
momentos en que el reino nazarí de Granada estaba dando muestras de crisis y
decadencia. La guerra duró diez años y en enero de 1492 Boabdil entregaba las llaves de
la ciudad, poniendo fin a siete siglos de presencia musulmana en la península. A pesar de
que la empresa se presentó como iniciativa de la corona castellana, el papel desempeñado
por Fernando será crucial. También participó en la aventura americana que permitiría a
Colón descubrir un nuevo continente, siendo uno de los valedores de las Capitulaciones de
Santa Fe. Pero las miras del rey estaban en la defensa de los intereses aragoneses en el
Mediterráneo y aquí debemos hacer referencia a los asuntos italianos y norteafricanos. En
el norte de Africa se toman importantes plazas: Melilla (1497), Mers-el-Kebir (1505) y
Orán (1509) estableciéndose protectorados en Bujía, Trípoli y Argel. El Magreb parecía
estar ocupado por la corona hispánica cuando la derrota en la isla de Gelves (1511) hizo
despertar del sueño. El control de unas cuantas plazas fuertes será el resultado de dicha
derrota, poniéndose de manifiesto la fortaleza del Imperio Turco en el Mediterráneo
oriental. En Italia la corona de Aragón controlaba Cerdeña y Sicilia mientras que Nápoles
estaba gobernado por Ferrante, hijo natural de Alfonso V el Magnánimo. Carlos VIII de
Francia también tenía intereses en la península y alcanzó un trato con Fernando: la
devolución a Aragón del Rosellón y la Cerdaña -perdidos en la reciente guerra catalana- a
cambio de libertad de actuación francesa en Italia -Tratado de Barcelona, 1493-. Pero la
intervención del monarca francés en Nápoles motivará que Fernando organice una Liga
Santa junto al emperador Maximiliano, el papa Alejandro VI, Milán y Venecia. Don Gonzalo
Fernández de Córdoba dirigirá las tropas aliadas que serán derrotadas en Seminara pero
que reaccionarán contundentemente en los próximos años y obligaran a Francia a
establecer la retirada. Luis XII de Francia vuelve a la carga, ahora de manera diplomática
y firma con Fernando el Tratado de Granada (1500) por el que se reparte el reino de
Nápoles. Las aplicaciones del tratado traerán complicaciones y estallará de nuevo la
guerra, obteniendo don Gonzalo dos importantes victorias en Ceriñola y Garellano (1503)
siendo incorporado el reino de Nápoles a la corona aragonesa dos años después. La
política matrimonial desarrollada por los Reyes católicos -título obtenido en 1494 de
manos de Alejandro VI- tendrá como objetivo aislar a Francia, buscando como aliados de
los reinos hispánicos a Portugal, el Imperio e Inglaterra. Los enlaces serán los siguientes:
Isabel casaría con el príncipe portugués don Alfonso y al enviudar, con su heredero, don
Manuel el Afortunado; Juan casará con Margarita de Austria, hija del emperador
Maximiliano I y María de Borgoña; Juana contraerá matrimonio con Felipe de Austria,
también hijo del emperador; María se casará con su cuñado, el viudo don Manuel de
Portugal; Catalina será la primera esposa de Enrique VIII de Inglaterra. El 26 de
noviembre de 1504 Isabel fallece en Medina del Campo dejando como heredera de Castilla
a su hija Juana. El testamento tiene un curioso párrafo: "cuando la Princesa, mi hija, no
estuviere presente en estos reinos o estando en ellos no quisiere o no pudiere entender en
la gobernación de ellos (...) el rey Fernando, mi señor, rija, administre y gobierne los
dichos mis reinos y señoríos por la dicha Princesa" . Quizá por este párrafo podemos
deducir que Isabel aprecia ciertos trastornos mentales en su hija y no desea que el reino
caiga en manos de Felipe. Fernando se hace cargo de Castilla como regente hasta la
llegada de los nuevos reyes que están en Flandes. Pero la nobleza castellana empieza a
dar muestras de preocupación y deseos de responder a los agravios realizados
anteriormente por los monarcas. Esta nobleza levantisca apoya incondicionalmente a
Felipe como rey quien también recibe el apoyo de Luis XII de Francia y del Imperio. Una
vez más Fernando da muestras de su inteligencia política y firma con el rey francés la paz
de Blois (1505) por la que Luis renunciaba a sus derechos sobre Nápoles y Fernando
contraía matrimonio con la sobrina del monarca francés, Germana de Foix. El matrimonio
se celebró en Valladolid el 18 de marzo de 1506 y a los pocos meses Fernando abandona
Castilla rumbo a sus posesiones de Aragón, evitando cualquier problema con su hija Juana
y Felipe. La muerte de El Hermoso el 25 de septiembre de 1506 vuelve a poner de nuevo
a Fernando en la órbita castellana. Juana da muestras de incapacidad mental y en el país
impera la anarquía por lo que Cisneros decide llamar a Fernando en calidad de regente,
iniciándose la segunda regencia que abarcará entre 1507 y 1516. En el otoño de 1509 se
encierra a Juana en Tordesillas al ser declarada loca -locura por razones de Estado más
que cuestiones psíquicas, posiblemente- y ese mismo año fallece el pequeño Juan, hijo de
Fernando y Germana (3 de mayo de 1509). La energía caracteriza este segundo periodo
de regencia imponiendo fuertes castigos a la nobleza levantisca, siendo el episodio más
destacado la invasión de Navarra en 1512. La invasión del reino vecino se encuadra en las
luchas contra Francia ya que el pequeño estado era un fiel aliado francés. La excomunión
de Julio II al monarca francés se hizo extensiva a Navarra y Fernando ordenó al duque de
Alba la invasión que se consumó con la rendición de Pamplona el 25 de julio de 1512.
Antes de morir Fernando redactó dos testamentos; en el primero de mayo de 1512 dejaba
al infante Fernando como regente en espera de la llegada de Carlos I. Sin embargo este
testamento será modificado en enero de 1516 al designar al cardenal Cisneros como
regente de Castilla. En un delicado estado de salud, Fernando emprendió un viaje a
Andalucía para organizar una gran armada contra los turcos pero antes de llegar la
comitiva regia a Madrigalejo (Cáceres) el rey fallecía. Era el 23 de enero de 1516 y las
coronas de Castilla y Aragón iban a parar al joven Carlos quien se hacía proclamar rey en
Bruselas el 14 de marzo de 1516
Reyes Católicos. Isabel
Nacionalidad: España
1451-52 - 1504-16
Isabel, hija de Juan II de Castilla y de Isabel de Portugal, y Fernando, hijo de Juan II de
Aragón y de Juana Enriquez, contrajeron matrimonio en Valladolid el 19 de Octubre de
1469, entre fuertes oposiciones al mismo. Isabel heredaría el trono de Castilla en 1474
después de la muerte de su hermano Enrique IV, autoproclamándose reina, ya que había
un conflicto sucesorio entre ella y Juana, hija de Enrique IV, de la que se decía era hija de
D. Beltrán de la Cueva y no del rey, este conflicto prosiguió después de la coronación, ya
que Alfonso V de Portugal, esposo de Juana, lanzó una ofensiva en apoyo de ésta,
ofensiva que se disputó en las batallas de Toro y Albuera tras las cuales Isabel, que salió
vencedora, fue reconocida reina por las Cortes de Madrigal. Mientras tanto Fernando era
nombrado heredero a la muerte de su hermano Carlos. En 1468 recibió el trono de Sicilia
y a la muerte de su padre en 1479, el de la corona de Aragón. Participó en las luchas a
favor de su esposa Isabel y a partir de esta fecha se produjo la unión dinástica de Aragón
y Castilla y el comienzo del reinado conjunto, siguiendo los acuerdos que se habían
firmado en 1475 en la concordia de Segovia por los que ambos monarcas mantenían su
igualdad en lo tocante a Justicia, moneda y expedición de privilegios, pero reservaba a
Isabel la fidelidad de los tenedores de Castillos y las cuestiones de Hacienda.Este
matrimonio ha sido considerado como el punto de partida de la unidad y de la grandeza de
España. El primer objetivo de los nuevos monarcas fue el de restablecer la autoridad real
para lo cual se sirvieron de una poderosa organización la Santa Hermandad creada en
1476 que era una especie de policía judicial que perseguía a los perturbadores del orden.
También constituyeron el Consejo Real que sustituía a las Cortes y nombraron
corregidores para controlar las ciudades y vincularon la dirección de la Mesta al Consejo
Real. De este modo quedaba controlada la política del reino, aunque estas medidas
pesaron más sobre el reino de Castilla que sobre el de Aragón. La siguiente misión era
concluir la reconquista en el reino nazarí de Granada lo que consiguieron en 1492. La paz
interior y la buena organización del reino permitieron que las arcas reales se llenaran y
con ellas se acometieran nuevas empresas como el apoyo al almirante genovés Cristobal
Colón que descubriría América en 1492, aportando riquezas para el reino y un fuerte
expansionismo exterior. El éxito de la guerra antimusulmana y la presión de los confesores
de la reina indujeron a los Reyes a unificar la religión de sus súbditos por lo cual en 1492
se procedió a expulsar a los judíos y los mudéjares granadinos, obligados a convertirse. Ya
en 1478 se había creado La Inquisición para perseguir a los cristianos nuevos que volvían
a sus antiguas creencias. El reino continuó ampliándose al conseguir Fernando de Carlos
VIII de Francia la restitución de la Cerdaña y el Rosellón en virtud del tratado de
Barcelona de 1493. Así mismo en Italia se enfrentó al monarca francés consiguiendo la
conquista del reino de Nápoles en 1504. En ese mismo año fallecía la reina Isabel y
aunque dejaba como regente de la heredera al trono, Juana I, a su marido Fernando el
Católico, la nobleza castellana no lo apoyó por lo que éste marchó a sus estados de
Aragón. De este modo quedaba encargado del gobierno de Castilla Felipe de Austria, el
Hermoso, esposo de la reina Juana I de Castilla, la Loca. Pero la muerte de Felipe en 1506
obligó a restituir a Fernando, llamado por el Cardenal Cisneros a Castilla en 1507. Los
últimos años de su reinado se caracterizaron por los enfrentamientos con Francia en
terreno italiano. A la muerte de Fernando el Católico heredó el trono su nieto Carlos I de
España. Desde el punto de vista artístico esta etapa se caracteriza por la supervivencia de
la tradición gótica y la lenta penetración de los nuevos moldes renacentistas. Bajo el
impulso de los monarcas o de la alta nobleza se erigieron numerosos edificios, iglesias,
universidades, hospitales, castillos, etc., especialmente en tierras castellanas dada la
supremacía económica de dicho reino en aquella época. En el campo de la pintura se
superpusieron el estilo flamenco y la novedad renacentista. En este período continuaron
desarrollando su obra pintores que ya habían comenzado tiempo atrás como Huguet,
Gallego, Bermejo a la vez que el nuevo estilo renacentista asomaba a las obras de artistas
como Rodrigo de Osona el Viejo o Pedro Berruguete
Enrique IV
Nacionalidad: Castilla
1425 - 1474
Hijo de Juan II de Castilla y de María de Aragón, antes de acceder al trono ya intervino en
la convulsa política castellana de la época, junto a su favorito Juan Pacheco. En 1440 casa
con Blanca de Navarra, separándose de ella en 1443 por impotencia. Un año más tarde
accede al trono. Casa de nuevo en 1455 con Juana de Portugal, para asegurar la
cooperación entre ambos reinos. Su mandato transcurre sin grandes alteraciones hasta
1462. En este año, se renuevan los hostigamientos contra el reino nazarí de Granada, se
intenta reconciliar con los Grandes de España huidos a Aragón y acepta el trono de
Cataluña, ofrecido por los mismos catalanes, descontentos con Juan II de Aragón.
Precisamente la cuestión catalana provoca, a partir de 1463, la caída en desgracia de los
nobles más cercanos al rey (Juan Pacheco, Alfonso de Fonseca) por la pérdida de
confianza en el Consejo, y el ascenso de nuevas figuras, como los Mendoza o Beltrán de la
Cueva. Entre 1463 y 1468, los nobles desafectos emprenden una campaña contra el
Enrique IV y elaboran el Manifiesto de Burgos (1464), en el que se critican aspectos
diversos de la gestión del monarca, se incluyen las protestas de las ciudades y se critica la
sucesión al trono en la persona de Juana, su hija, considerada fruto del adulterio de la
reina Juana con Beltrán de la Cueva. La presión de los nobles obliga al rey a ceder y a
reconocer como heredero a su hermano Alfonso, estableciéndose una comisión encargada
de analizar la crisis y emitir un dictamen que procure la pacificación de Castilla. Este
dictamen, la sentencia de Medina del Campo (1465), de signo desfavorable a los intereses
de Enrique IV, empuja a éste a combatir a los sublevados, quienes responderán
proclamando rey a Alfonso (farsa de Ávila). Los combates se prolongarán durante tres
años, hasta la muerte de Alfonso (1468). La cuestión sucesoria aun no quedará resuelta.
Los partidarios de Alfonso prestarán ahora su apoyo a la hermana del rey, Isabel, en
contra de Juana la Beltraneja, hija del monarca. Isabel será reconocida como heredera
mediante el tratado de los Toros de Guisando; sin embargo, la defensa de la causa
monárquica de ésta hace que sus aliados partan de su lado y pasen a defender la
candidatura de Juana, su antigua enemiga. Los tratados de Alcaçovas, 1479, dejarán a
Isabel como única pretendiente al trono y reina de Castilla, por la muerte de su padre en
1474
Maximiliano I
Nacionalidad: Sacro Imperio
Wiener Neustadt 1459 - Wels 1519
Maximiliano I será el emperador que inicie el periodo de esplendor alemán en la Edad
Moderna. Hijo del emperador Federico III, conseguirá gracias a su matrimonio con María
de Borgoña, iniciarse en política al gobernar los territorios de su esposa, aunque por
escaso tiempo. Luis XI de Francia también exigía los dominios borgoñones por lo que se
inicia un enfrentamiento que finalizará con la firma del Tratado de Artas, renunciando
Maximiliano al Artois y Borgoña en beneficio de Francia. Maximiliano es elegido rey de
romanos en 1486, título que designada al sucesor al Imperio. Tras el fallecimiento de su
padre en 1493 resulta elegido emperador al tiempo que hereda los dominios patrimoniales
de los Habsburgo, tremendamente repartidos. Lo más destacado de la política interior
llevada a cabo por Maximiliano serán las reformas encaminadas a poner fin a la situación
feudal del Imperio. Para ello se reunieron diferentes Dietas en las que se hallaban
representadas los diferentes estamentos, proclamándose la paz pública e instituyéndose el
Tribunal Imperial de Justicia y el Consejo de Regencia, así como estableciéndose
diferentes distritos administrativos y militares. En lo que se refiere a la política exterior
consiguió recuperar el Artois y el Franco Condado (1493) viéndose obligado a otorgar la
independencia a los suizos en 1499. Quizá lo más destacado sea su política matrimonial en
la que se incluyen los matrimonios de sus hijos Felipe y Margarita con los infantes
españoles Juana y Juan, respectivamente. Fruto de esta política se producirá un
engrandecimiento de la casa de Habsburgo, representada en España por su nieto Carlos I
y sus sucesores.
Juana la Loca. Juana I
Nacionalidad: Castilla
Toledo 1479 - Tordesillas 1555
La historia no ha sido muy condescendiente con Juana, la hija de Isabel y Fernando, los
Reyes Católicos. Su sobrenombre de La Loca nos demuestra que no ha tenido muy buena
prensa. Juana nació en Toledo el 6 de noviembre de 1479. Su gran parecido a su abuela
paterna, doña Juana Enriquez, motivó que, cariñosamente, Isabel llamara a su hija "mi
suegra". Su educación estuvo marcada por la severidad, tanto de su madre como de sus
maestros. Buena muestra de ello es que aprendió latín siendo bien pequeña. Pronto se
manifestó en Juana una vena mística que ella pretendió encauzar haciéndose monja. Pero
sus padres tenían otro objetivo para la atractiva Juana y cuando cumplió 16 años fue
concertada su boda con el archiduque Felipe de Austria, hijo de Maximiliano I y María de
Borgoña, conocido por el sobrenombre de El Hermoso. El enlace entraba dentro de la
política exterior de los Reyes Católicos, que tenía como fin cercar al enemigo reino de
Francia. Para ello también casaron a su heredero, el príncipe Juan, con la hermana de
Felipe, Margarita de Austria. La boda se celebró en Lille el 21 de agosto de 1496,
prematuramente, ya que ambos cónyuges sintieron una mutua atracción nada más verse,
deseando consumar el matrimonio cuanto antes. El matrimonio no cambió la actitud
conquistadora de Felipe, acostumbrado a mantener relaciones sexuales con las damas de
la corte, actitud que doña Juana no estaba dispuesta a permitir. Por eso pronto
aparecieron los celos y los enfrentamientos entre los esposos. A pesar de esta
desagradable situación, Juana y Felipe tuvieron seis hijos. El primer parto tuvo lugar el 15
de noviembre de 1498, naciendo una niña a la que se puso el nombre de Leonor. Pasando
el tiempo, primero se casará con el rey Manuel I de Portugal y tras quedarse viuda,
contraerá matrimonio con Francisco I de Francia. El 24 de febrero de 1500 nace su
segundo hijo, Carlos. Cuenta la tradición que el parto tuvo lugar en un pequeño retrete del
palacio de Gante, debido a la facilidad de Juana para dar a luz, y a los celos, de ahí que
acudiera a una fiesta para vigilar constantemente a su marido. El tercer alumbramiento se
produjo en 1501, viniendo al mundo una niña a la que se llamó Isabel, que sería reina de
Dinamarca tras su matrimonio con Christian II. Parece ser que este embarazo vino
motivado por la muerte del infante don Miguel de Portugal, lo que dejaba la sucesión al
trono de España en manos de Juana. El ambicioso Felipe se mostró durante una
temporada solícito y servicial, naciendo la pequeña Isabel de estas relaciones. Felipe, que
ya era duque de Borgoña, de Luxemburgo, de Brabante, de Güeldres y Limburgo y conde
de Tirol, Artois y Flandes, deseaba ampliar cuanto antes su poder. A principio del año
1502 Juana y Felipe llegaron a Fuenterrabía para ser jurados príncipes de Asturias en
Toledo y príncipes de Gerona en Aragón. El 10 de marzo de 1503 nacía en Alcalá de
Henares el cuarto hijo del matrimonio: Fernando, futuro Emperador de Alemania y rey de
Hungría y Bohemia, el ojito derecho de Fernando el Católico. Felipe partió para Flandes
alegando cierto desgobierno en sus estados y Juana quedaba en Castilla. Pronto decidió
acudir en compañía de su esposo, a pesar de su estado tras el parto, por lo que fue
detenida por su madre. Desde ese momento se apuntó la enfermedad mental de Juana
como un elemento a vigilar, por lo que los Reyes Católicos desearon que quedara a su
lado. Pero Juana ansiaba tanto reunirse con su marido que, desestimando los consejos,
decidió marcharse a Flandes. Tras el fallecimiento de Isabel en 1504, Juana era nombrada
reina propietaria de Castilla y León, siguiendo el testamento de la reina católica. Don
Fernando se encargaría de la regencia mientras los flamantes monarcas llegaban
procedentes de tierras flamencas. A finales del año 1505 Juana tendrá una nueva hija,
María, que casará con el rey Luis de Hungría y Bohemia. En la primavera de 1506 llegaban
Juana y Felipe a La Coruña, tras una estancia en Inglaterra. La llegada de los reyes
provocó el definitivo enfrentamiento entre Felipe y Fernando, siendo una de las causas la
pretendida locura de Juana esgrimida por el Hermoso para hacerse con la regencia.
Fernando abandonó Castilla y dejó expedito el camino a su yerno En los primeros días del
mes de septiembre de 1507 don Felipe jugaba un partido de pelota con sus más allegados
en Burgos. Después de practicar deporte, bebió agua helada, por lo que al día siguiente se
sintió con fiebre. Nunca se curó y el día 25 de septiembre de 1507 fallecía, especulándose
que pudo haber sido envenenado, lo que no se pudo probar. Un cortejo encabezado por la
reina se trasladó hacia Granada, viajando siempre de noche y alojándose en lugares
donde las mujeres no pudiesen tener contacto con el cortejo, lo que aumentó las noticias
de la locura de doña Juana. Precisamente de camino a Granada tuvo Juana su último
alumbramiento, naciendo una niña llamada Catalina, el día 14 de enero de 1507, en
Torquemada. Catalina contraería años después matrimonio con Juan III de Portugal. Juana
no deseaba el gobierno del reino y mandó llamar a su padre para que se hiciera cargo de
los asuntos de Estado como regente de Castilla. Dando muestras de enajenación mental no se cambiaba de vestido ni se aseaba e iba acompañada del féretro de su esposo- se
decidió que Juana fuera encerrada en Tordesillas. Corría el mes de enero de 1509 y allí
permaneció el resto de sus días, vestida siempre de negro y haciendo una vida retirada, lo
que contribuyó a acentuar su problema mental. El 12 de abril de 1555 fallecía doña Juana,
tras 46 años de reclusión, cubierto su cuerpo de llagas al negarse a ser aseada y
cambiada de ropa. Quizá la pobre Juana tuviera una leve enfermedad mental, pero no se
llevó a cabo un programa de recuperación muy adecuado con ella al encerrarla en
Tordesillas, aunque, para descargo de sus familiares, esto ha sido práctica común con la
mayoría de los enfermos mentales hasta nuestros días
Felipe el Hermoso. Felipe I
Nacionalidad: España
Brujas 1478 - Burgos 1506
Felipe I ha pasado a la historia con el sobrenombre de El Hermoso, aunque quizá se haya
exagerado un poco a tenor de los retratos que se conservan. El hijo del emperador
Maximiliano I y María de Borgoña era un hombre de cuerpo proporcionado y de agraciado
rostro, aficionado a los deportes de su tiempo al ser ágil y poseer fortaleza. Una de sus
mayores aficiones eran los galanteos amorosos, contando con abundantes amantes en la
corte borgoñona. Por cuestiones políticas su padre concertó con los Reyes Católicos un
matrimonio doble: Felipe y su hermana Margarita casarían con Juana y Juan. El
matrimonio se celebró en Lille, el 21 de agosto de 1496, y fue rápidamente consumado
por los fogosos cónyuges. Pero a pesar de estar casado, Felipe no renunció a sus
devaneos amorosos con otras damas de la corte, provocando los celos en su esposa. Esta
situación provocó algunas tensiones, alcanzando incluso la violencia como el día que Juana
agredió a una dama de la corte con un peine por tener sospechas de que era una de las
furtivas amantes de su esposo. El matrimonio había supuesto el nombramiento de Felipe
como duque de Borgoña, de Luxemburgo, de Brabante, de Güeldres y Limburgo y conde
de Tirol, Artois y Flandes, pero Felipe ansiaba más poder. El fallecimiento de los herederos
directos de los Reyes Católicos y de la propia Isabel (1504) favoreció los deseos de Felipe
ya que su esposa era nombrada reina y propietaria de Castilla. El testamento de la reina
católica indicaba que en caso de manifestar doña Juana algún síntoma de desequilibrio
mental, el reino debería ser regido por don Fernando. Desde ese momento se produce un
claro enfrentamiento entre Felipe y don Fernando, contando el borgoñón con el apoyo de
la mayor parte de la nobleza. A pesar de los numerosos intentos de conciliación, Fernando
acaba abandonando Castilla y permitiendo que Felipe se haga con las riendas del país, con
la consiguiente satisfacción de la aristocracia. Su breve reinado estará caracterizado por el
reparto de privilegios y mercedes a los nobles castellanos y flamencos, alcanzando un
papel determinante el señor de Belmonte, don Juan Manuel. En Burgos, Felipe recibía el
reto para jugar a pelota, juego en el que destacaba. Tras el partido, bebió un buen jarro
de agua helada provocándole una intensa fiebre de la que no se recuperó hasta su
fallecimiento el 25 de septiembre de 1506
Carlos I
Nacionalidad: España
Gante 1500 - Yuste 1558
El 24 de febrero de 1500 nacía en Gante Carlos I de España y V de Alemania. Sus padres
eran Felipe de Habsburgo, conocido como El Hermoso, archiduque de Austria, duque de
Borgoña, de Luxemburgo, de Brabante, de Güeldres y Limburgo y conde de Tirol, Artois y
Flandes, y doña Juana de Castilla, heredera de la corona castellana y de la aragonesa. Sus
abuelos maternos eran nada menos que los Reyes Católicos y los paternos el Emperador
Maximiliano I y doña María de Borgoña. Como heredero de todos ellos al ser el
primogénito, Carlos obtendrá uno de los mayores imperios del Renacimiento, siendo uno
de los primeros impulsores de la idea de unificación en Europa, tomando la religión
católica como el instrumento unificador. La educación del joven príncipe corrió a cargo de
su tía Margarita de Austria, mujer de gran cultura que inculcará en Carlos el amor por las
artes y la cultura. Como preceptor se hizo cargo del muchacho el cardenal Adriano de
Utrecht, futuro papa Adriano VI. Desde los nueve años encontramos a otro personaje en el
círculo de Carlos: Guillermo de Croy, señor de Chievres, hombre de gran codicia que se
ganó la confianza del príncipe, durmiendo incluso en la misma habitación que él con la
excusa de que si el príncipe se despertaba, tendría alguien con quien hablar. Aunque esta
relación no parece aparentemente positiva, el contacto de Carlos con Guillermo de Croy le
convertirá en un hombre de estado, acercándole a los secretos del gobierno. En 1516
fallece don Fernando el Católico, dejando vacante la corona de Aragón, mientras que la
corona castellana estaba en manos de doña Juana, recluida en Tordesillas debido a su
enajenación mental. Esto convertía a Carlos en regente del reino de Castilla aunque en
realidad todo el poder quedaba en sus manos. Carlos embarcó en Flandes con destino a la
península ibérica, llegando a las playas de Asturias en septiembre de 1517. El cardenal
Cisneros, regente de Castilla, acudió al encuentro con el nuevo rey, pero falleció en Roa
antes de que se produjera. El cardenal no sufrió la humillación de ver como el monarca le
entregaba la dimisión, ingrata recompensa para un hombre que tanto había dado al reino.
La camarilla de flamencos que rodeaba al inexperto rey (tenía 17 años y no sabía hablar
castellano, por lo que no se podía comunicar con sus súbditos) acaparó rápidamente todos
los puestos de confianza, iniciando una auténtica caza y captura de los caudales del reino
que salían de las fronteras para la financiación de los asuntos en los Países Bajos. Lo
primero que hizo Carlos en tierras españolas fue visitar a su madre, encerrada en
Tordesillas desde hacía más de siete años. El encuentro entre madre e hijos (a Carlos le
acompañaba su hermana Leonor, futura esposa de Manuel I de Portugal) fue emotivo ya
que hacía más de doce años que no se veían. Posiblemente el motivo de la visita sería la
legitimación de la decisión de coronarse rey (lo que había hecho en Bruselas el 14 de
marzo de 1516) cuando la legítima propietaria de Castilla no había fallecido. Para
solucionar este problema legal y político, desde este momento en todos los documentos
oficiales figurarán el nombre de ambos soberanos, siempre el de la reina en primer lugar.
Otro problema le surge a la camarilla flamenca con don Fernando, el hermano menor de
Carlos, nacido en Alcalá de Henares, criado y educado en Castilla, con un amplio número
de partidarios dispuestos a coronarle. Incluso los Guzmán pensaron en llevar a Fernando a
Aragón donde sería coronado rey con el apoyo de doña Germana de Foix, segunda esposa
del Católico. Con el fin de eliminar problemas, Chievres decidió enviar a don Fernando a
Bruselas. Sin embargo, las Cortes reunidas en Valladolid se opusieron a dicha medida,
exigiendo que Fernando permaneciera en España al menos hasta que Carlos tuviera
descendencia. Pero Chievres consiguió su objetivo y envió al infante a Bruselas,
saltándose la decisión de la asamblea. Los ánimos estaban bastante encendidos ya que los
procuradores a Cortes (encabezados por el representante de Burgos, Juan de Zumel) no
admitían que la presidencia estuviera en manos de un extranjero, Jean de Sauvage, ni los
desmanes cometidos por los flamencos. Por eso se realizaron una serie de exigencias al
rey como el respeto a las leyes de Castilla, el inmediato despido de los extranjeros que
tuviera a su servicio, el aprendizaje del castellano y la ubicación de castellanos en los
cargos más importantes. Carlos juró respeto a las leyes castellanas y consiguió un crédito
de 600.000 ducados por un plazo de tres años. Superado el escollo castellano, Carlos pone
rumbo a Aragón donde las complicaciones también estaban a la orden del día. En las
Cortes aragonesas existía un amplio grupo que quería nombrar príncipe-heredero a
Fernando. Tras meses de duros debates, las Cortes reconocieron a Carlos como rey y le
otorgaron un empréstito de 200.000 ducados. Después pondría rumbo a Cataluña donde
los tratos también se prolongaron en el tiempo. Un año tuvo que estar el rey entre sus
súbditos catalanes. En Barcelona recibe la noticia de su elección como Emperador, el 28
de junio de 1519. Este nombramiento encenderá los ánimos en Castilla, al considerar que
los gastos de Carlos aumentarían considerablemente. Rápidamente se extendieron las
protestas desde Toledo a las otras ciudades del reino, exigiendo la convocatoria de una
reunión de Cortes donde se recomendase al monarca que no se marchara del país, que no
permitiese el saqueo de las arcas castellanas por los flamencos y que éstos abandonasen
los cargos que ocupaban. Las Cortes fueron convocadas en Santiago de Compostela, pero
con unos propósitos absolutamente diferentes. Los procuradores eran reacios a las
propuestas que les hacían los consejeros de Carlos por lo que Gattinara decidió
unilateralmente trasladar la reunión a La Coruña, donde se concedió el ansiado subsidio
con el que Carlos se trasladaba a Alemania. El cardenal Adriano de Utrecht quedaba como
regente de un país en rebeldía. Desde que Carlos marchó a Alemania (mayo de 1520)
hasta su regreso a Castilla (julio de 1522) se sucederán en España dos de los episodios
más destacables del siglo XVI: la revuelta de las comunidades en Castilla y la rebelión de
las germanías en Valencia. Camino de Alemania, Carlos hizo escala en Inglaterra, llegando
a Aquisgran donde sería coronado Rey de Romanos en octubre de 1520. Al recibir el
nombramiento, el nuevo emperador se compromete a mantener los derechos de los
príncipes, mantener el orden imperial, emplear oficiales alemanes en el interior de las
fronteras, restaurar el Consejo de Regencia y convocar una Asamblea de los Estados.
Dicha asamblea, denominadas Dietas, tiene lugar en Worms en 1521. En esta reunión
Fernando es nombrado regente del Imperio y elevado al rango de archiduque. Lutero es
declarado proscrito, iniciándose el enfrentamiento religioso que implica la expansión del
luteranismo. En la primavera de 1522 Carlos pone rumbo a España, haciendo una escala
en Inglaterra para firmar un acuerdo con Enrique VIII con el fin de establecer la defensa
de ambos países contra Francia. En julio desembarcaba en Santander y desde ese
momento van a primar los asuntos exteriores sobre la política interior. Y es que Carlos
tendrá desde el primer momento una idea imperial en su cabeza, imaginando una
comunidad supranacional de estados europeos unidos por la religión cristiana y vinculados
por la común pertenencia a la dinastía de los Habsburgo. Esta es la razón por la que se
considera a Carlos como uno de los primeros impulsores de la Unión Europea.
Lógicamente estas ideas provocan una serie de obstáculos. El primero será Francia, cuyas
fronteras estaban rodeadas por los territorios de los Habsburgo, algo similar a lo que le
ocurre al Papado. Entre 1521 y 1544 Carlos va a involucrarse en cuatro guerras con
Francisco I de Francia, guerras en las que el emperador saldrá victorioso en mayor
medida. Esta es la razón por la que se considera a ambos personajes como los últimos
caballeros medievales, llegándose a plantear el enfrentamiento mutuo en un duelo para
solucionar los conflictos. Muerto Francisco I será su sucesor, Enrique II, quien continúe
con el conflicto, obteniendo el francés una contundente victoria. Con el fin de fortalecer
sus relaciones con Portugal, Carlos eligió como esposa a Isabel, la hija del rey Manuel I de
Portugal y María de Aragón, hija de los Reyes Católicos. Los cónyuges eran primos
hermanos lo que no eran una disculpa ya que en la época los matrimonios entre los
miembros de las familias reales se consideraban una manera de mejorar la raza. Isabel
era una mujer muy atractiva, con unos bellos y grandes ojos azules y un cuerpo esbelto,
destacando por encima de su belleza su inteligencia, como tendrá oportunidad de
demostrar en sus numerosas regencias del país. La boda se realizó en Sevilla el 11 de
marzo de 1526, pasando los novios la luna de miel en Granada. Parece que el amor nació
de manera inmediata entre los cónyuges, a pesar de que Carlos ya tenía una hija, fruto de
su relación con Margarita van Gest durante su estancia en Flandes, en 1522. Margarita de
Austria será el nombre de la primera hija ilegítima de don Carlos. Uno de los momentos
más importantes para Carlos será su coronación como emperador que tuvo lugar en
Bolonia el 24 de febrero de 1530, el mismo día de su cumpleaños. Clemente VII se
convertía en aliado de la causa imperial al imponer a Carlos la corona de hierro de los
longobardos. Los cronistas nos cuentan que para pasar del palacio donde se alojaba el
séquito imperial hasta la catedral de San Petronio se había colocado una pasarela, que se
rompió en el momento de pasar la comitiva. Todo quedó en un gran susto, solventado por
las fiestas que se celebraron. El acuerdo con el papa que permitió la coronación obligará a
Carlos a la defensa de los territorios de la Iglesia, sometiendo Florencia y llegando a un
acuerdo con Venecia. De esta manera se pacificaba temporalmente la península italiana. El
nuevo enemigo procede ahora de Turquía y tiene un nombre propio Solimán I. En este
nuevo frente de conflicto destaca la toma de Túnez por las tropas imperiales el 21 de julio
de 1535. Dos duros golpes va a soportar Carlos en 1539. El fallecimiento de su esposa el 1
de mayo de 1539 provocó su hundimiento, retirándose al monasterio de la Sisla durante
dos meses, tiempo en el que no permitió ningún tipo de visitas. Cuando parecía lago
recuperado le llega la noticia del motín que se produce en su ciudad natal, Gante. El
levantamiento había sido provocado por la negativa de los ciudadanos a pagar impuestos
para sufragar las guerras contra Francia, incitando a la revuelta a las ciudades vecinas.
Para sofocar la rebelión, Carlos cruzó Francia invitado por Francisco y cuando llegó a
Gante la revuelta se sofocó, con su sola presencia. Nueve dirigentes fueron ejecutados, la
villa perdió sus privilegios y tuvieron que pagar una indemnización, siendo obligados a
mantener una guarnición. Como hombre de acción, una vez tranquilizados la mayoría de
los frentes, Carlos se enzarzó en una nueva empresa: la expedición contra Argel en
octubre de 1541, encontrándose con una tempestad que provocó la pérdida de 14 galeras
y unas 100 embarcaciones menores. La operación resultó un fracaso y el emperador
ordenó reembarcar. Un nuevo frente de conflicto se cierne sobre el Imperio, siendo uno de
los mayores fracasos cosechados por Carlos. La cuestión protestante motivará un
gravísimo problema en Alemania, consiguiendo imponer el emperador la fuerza en la
batalla de Muhlberg (24 de abril de 1547), inmortalizado por Tiziano en un excelente
retrato ecuestre. Sin embargo, esta euforia no es muy duradera ya que los alemanes se
aliaron con Enrique II de Francia, quien tomó las plazas imperiales de Metz, Toul y
Verdún, al tiempo que los turcos tomaban Trípoli y Mauricio de Sajonia traicionaba la
confianza de Carlos y le atacaba en Innsbruck, pudiendo escapar por los nevados pasos de
los Alpes para salvarse en Italia. Las amenazas eran continuas y las dificultades
financieras aún peores, por lo que Carlos, cansado y decepcionado, decidió abdicar. El 25
de octubre de 1555, ante los Estados Generales reunidos en Bruselas, el emperador
dejaba la soberanía de los Países Bajos en manos de su hijo Felipe. Tres meses más tarde,
el 16 de enero de 1556, renunciaba a las coronas de Castilla, León, Aragón-Cataluña,
Cerdeña y Sicilia a favor de Felipe. En septiembre del mismo año abdicaba el gobierno del
Imperio en su hermano Fernando y se embarcaba rumbo a España. En febrero de 1557
llega al monasterio de Yuste con el fin de descansar, disfrutar de la comida y de la
tranquilidad, ganada tras casi 30 años de intenso ajetreo. En Yuste fallecía Carlos I de
España y V de Alemania el 21 de septiembre de 1558
Portugal, Isabel de
Nacionalidad: España
Lisboa 1503 - Toledo 1539
Los enlaces entre miembros de las familias reales de España y Portugal serán muy
frecuentes a lo largo de la historia. Uno de los más exitosos será el llevado a cabo por
Carlos I e Isabel de Portugal. Isabel era hija de María, hija de los Reyes Católicos, y
Manuel I el Afortunado de Portugal; por lo tanto, los cónyuges eran primos hermanos por
parte de madre. Nació doña Isabel en Lisboa, el 23 de octubre de 1503. Su infancia la
pasó junto a su madre, dedicada ésta al cuidado de su amplia prole ya que engendró siete
hijos. Tras el fallecimiento de su madre en 1517, Isabel ocupará el papel materno hacia
sus hermanos. En estos años nos la describen como esbelta y hermosa, de ojos grises y
cabellos rubios. Tras quedar don Manuel viudo por segunda vez, volvió a contraer
matrimonio en 1519, eligiendo a una sobrina: doña Leonor, hija de Juana la Loca y Felipe
el Hermoso. Será esta mujer una de las máximas valedoras que llevará al enlace de Isabel
y Carlos, años más adelante. En las Cortes de Toledo de 1525, doña Leonor propondrá un
doble matrimonio que estrechará aún más la intensa relación entre las casa de Portugal y
España: el rey Juan III de Portugal casaría con doña Catalina, hija también de Juana, y el
rey Carlos I de España casaría con Isabel de Portugal. La dote de Isabel era muy atractiva
para las maltrechas arcas hispánicas: 900.000 doblas de oro mientras que Carlos otorgaba
a su futura esposa en calidad de arras 300.000 doblas. Para ello tuvo que hipotecar las
villas jienenses de Ubeda, Baeza y Andújar, signo evidente del deterioro de la economía.
La entrega de la futura esposa se produjo en la frontera castellano-portuguesa el 7 de
enero de 1526. La boda se celebró en Sevilla el 11 de marzo de ese mismo año. Parece
que los cónyuges quedaron rápidamente prendados y decidieron pasar una romántica luna
de miel en Granada, donde Carlos ordenó plantar unas flores persas que se convertirán en
uno de los símbolos peninsulares: los claveles. En esta estancia granadina Isabel quedó
embarazada. El parto tuvo lugar en Valladolid, el 21 de mayo de 1507, naciendo un niño
que sería bautizado con el nombre de Felipe. Deseosa de guardar la compostura, Isabel
ordenó que apagaran todos los candelabros de la sala, tapándose el rostro con un ligero
paño para evitar que los asistentes apreciaran el dolor en su rostro. La reina contenía
como podía los gritos y la comadre que la asistía recomendó que soltara toda la tensión
del momento gritando, a lo que Isabel contestó: "No me digas tal, comadre mía, que me
moriré pero no gritaré". Al año siguiente existen noticias de un segundo nacimiento, un
nuevo varón que fue bautizado con el nombre de Juan y murió al poco tiempo. El 27 de
junio de 1529 hallamos un nuevo alumbramiento, en esta ocasión una niña de nombre
María. Pasado el tiempo casará con el emperador Maximiliano II y tendrá 14 hijos, entre
ellos la reina Anna de Austria, cuarta esposa de Felipe II. Doña Isabel sufrió calenturas
después del parto que se curaron, según las crónicas, bebiendo el agua de la fuente de
San Isidro. En 1529 Isabel queda por primera vez como regente de España tras la marcha
de su esposo. Cinco serán las veces que la Emperatriz desempeñe tal cargo, siempre con
acierto y en permanente contacto con Carlos. Este acierto en el gobierno motivará el
cariño de los súbditos hacia la Regente. El 24 de junio de 1535 Isabel dará a luz a su
cuarto vástago: una niña que recibió el nombre de Juana en honor a la festividad del día y
a su abuela paterna. Juana casará con el príncipe don Juan Manuel de Portugal y será
madre del rey don Sebastián, fundando el monasterio de las Descalzas Reales de Madrid al
quedarse viuda. Asentada casi definitivamente en Toledo, doña Isabel se rodeó de una
pequeña corte de poetas e intelectuales entre los que encontramos a Garcilaso de la Vega.
En esta corte también estaba don Francisco de Borja, el duque de Gandia, enamorado
platónicamente de la Emperatriz. En el verano de 1539 se esperaba un nuevo parte de
doña Isabel. El alumbramiento se adelantó a finales de abril, presentándose con una gran
hemorragia. El niño que nació apenas vivió unas horas y la madre falleció con las primeras
luces del día 1 de mayo de 1539 en el toledano palacio de los condes de Fuensalida.
Carlos se retirará al monasterio de Santa María de la Sisla y encargará a su hijo Felipe la
presidencia de la comitiva que trasladará el cadáver de la Emperatriz desde Toledo a
Granada. También dirige la comitiva don Francisco de Borja como caballerizo de la
Emperatriz. A la llegada a Granada, donde se debía depositar el cadáver, don Francisco
debía abrir el féretro para dar fe del hecho al entregarlo a los monjes que debían
enterrarlo. En ese momento y al contemplar el descompuesto cuerpo de Isabel, Borja
pronunció la frase "No puedo jurar que ésta sea la Emperatriz, pero sí juro que fue su
cadáver el que aquí se puso
Felipe II
Nacionalidad: España
Valladolid 1527 - El Escorial 1598
La personalidad del Rey Prudente definirá la historia europea de la segunda mitad del siglo
XVI. Su nacimiento en Valladolid el 21 de mayo de 1527 llenará de gozo a sus padres, el
emperador Carlos V y doña Isabel de Portugal. Las fiestas que se celebraron a
continuación quedaron interrumpidas cuando llegó la noticia de un hecho que crispó a la
Cristiandad: el saqueo de Roma por las tropas imperiales. Carlos se vistió de luto y los
festivales, torneos y justas quedaron suspendidos. El pequeño Felipe será jurado como
heredero de la corona de Castilla el 10 de mayo de 1529 en el madrileño convento de San
Jerónimo. La educación del príncipe quedará en manos de doña Isabel debido a los
continuos viajes del emperador. En 1534 don Juan Martínez Siliceo será nombrado su
tutor para que "le enseñase a leer y escribir". Al año siguiente el príncipe tenía casa propia
y don Juan de Zúñiga era designado su ayo. Siliceo y Zúñiga diseñarán la educación del
muchacho. Como bien dice Henry Kamen: "Como alumno, el Príncipe no era ni un modelo
ni, mucho menos, sobresaliente. Su manejo del latín siempre fue regular, su estilo
literario, en el mejor de los casos, mediocre, y su caligrafía siempre generalmente
deficiente. Educado como un humanista, nunca llegó a serlo". Las relaciones de don Felipe
con su madre fueron muy estrechas por lo que el fallecimiento de doña Isabel en 1539
supuso un golpe muy duro para el pequeño príncipe. Ese mismo año inicia sus tareas
políticas ya que queda como regente del Reino ante la marcha de su padre hacia la ciudad
de Gante. Felipe tenía doce años y recibió la estrecha colaboración de un Consejo de
Regencia, integrado por don Francisco de los Cobos, el cardenal Tavera y el duque de
Alba, familiarizándose con los asuntos de Estado. Su primer matrimonio se producirá el 15
de noviembre de 1543. La elegida será su prima María Manuela de Portugal. La duración
de enlace será apenas de un año ya que la esposa falleció tras el parto del príncipe Carlos,
el 12 de julio de 1545. El mismo año de su matrimonio Felipe volvió a quedar como
regente de Castilla. Seguía asesorado por un consejo y las últimas decisiones estaban en
manos del emperador pero Felipe iba recogiendo la necesaria experiencia. El año 1554
será el de su segunda boda. La nueva esposa será la reina de Inglaterra, María Tudor, ya
que a Carlos V le interesaba especialmente la alianza inglesa. Felipe recibe el título de rey
de Nápoles y duque de Milán, trasladándose a Londres para celebrar su boda, el 25 de
julio de 1554. El propio príncipe consideró siempre su enlace como una cuestión de Estado
y permaneció largo tiempo en tierras inglesas. Asuntos de Estado le llevaron a Flandes,
donde el 25 de octubre de 1555 recibía de su padre la soberanía de los Países Bajos. El
trato con los holandeses y alemanes fue muy estrecho, convirtiéndose en un monarca
querido por sus súbditos. Al año siguiente Carlos abdicaba en su hijo las coronas de
Castilla y Aragón, lo que hacía a Felipe el dueño del Imperio más importante de su tiempo.
Su tío Fernando recibía el Imperio Alemán y los estados patrimoniales de los Habsburgo,
familia que se dividía en dos ramas: la austriaca y la española. En marzo de 1557
regresaba a Inglaterra convertido en rey de España y pasa algunos meses en compañía de
su esposa, intentando engendrar el tan deseado hijo. En julio regresa a los Países Bajos
para conseguir una de las mayores victorias militares de su reinado: la batalla de San
Quintín, el 10 de agosto de 1557. El triunfo provocaba el fin de la guerra con Francia y la
firma de un acuerdo de paz, el Tratado de Cateau-Cambresis, con el que se ponía fin a la
disputa por el control de Italia que quedaba en manos españolas. El tratado se sellaba con
el matrimonio de Felipe con la joven Isabel de Valois -Felipe había enviudado por segunda
vez en noviembre de 1558, sin conseguir el deseado heredero-. De este enlace nacerán
las dos hijas con las que el monarca mantendrá una estrecha relación: Isabel Clara
Eugenia y Catalina Micaela. A su llegada a España en 1559 inició una serie de cambios en
la práctica y en la forma de gobierno, rompiendo de esta manera con la tradición medieval
y otorgando un carácter innovador a la Corona, al tiempo que se fijaban las bases de la
administración pública moderna. Fruto de estos cambios será el establecimiento de la
corte permanente en Madrid (1561), la reforma de la audiencia de Sevilla (1556), o la
creación del Consejo de Italia (1558) y de las audiencias de Charcas (1559), Quito (1563)
y Chile (1567). La paz con Francia le permitiría poner en práctica una política
mediterránea encaminada a frenar el expansionismo turco por el norte de África y en la
zona occidental del "Mare Nostrum". Precisamente para poner fin a esta expansión se
formó la Liga Santa junto a Roma, Venecia y Génova, consiguiendo la espectacular victoria
en la Batalla de Lepanto (7 de octubre de 1571) dirigiendo las naves el hermano del
monarca, don Juan de Austria. Don Juan había participado también con éxito en el
aplastamiento de la revuelta de los moriscos granadinos en 1568. Ocho años después se
producirá una segunda rebelión, llegando a solicitar ayuda a los turcos. Esta segunda
tentativa tendrá también una escasa incidencia y será sofocada. El freno al avance turco
llegará por la vía diplomática a través de intermediarios. Felipe II conseguía cerrar un
frente de lucha y poder centrarse en los conflictos atlánticos, especialmente la Guerra de
los Países Bajos, prioridad en la política felipina desde que se produjo la primera rebelión
en 1566, sofocada duramente con la intervención del duque de Alba y la ejecución de los
condes de Horn y Egmont. La muerte de Isabel de Valois y el príncipe Carlos y la invasión
del príncipe de Orange en los Países Bajos motivaría que el año 1568 esté considerado
como el "annus horribilis" del reinado de Felipe. Quedaba viudo por tercera vez, sin
heredero varón y con una guerra en ciernes en el norte de Europa. En 1570 volverá a
contraer otra vez matrimonio -el cuarto- siendo la elegida su propia sobrina, doña Anna de
Austria. El matrimonio tendrá 5 hijos, sobreviviendo sólo el heredero de la corona, el
futuro Felipe III. Doña Anna fallecería en 1580 pero el rey ya no se volvería a casar,
pasando sus últimos años viudo. En esta década de los 70 la corte madrileña vivirá
momentos de tensión y rivalidades al enfrentarse de manera casi abierta las dos facciones
que competían por el favor real. La encabezada por el duque de Alba y la liderada por el
príncipe de Eboli -a su muerte será Antonio Pérez quien se convierte en el jefe de este
grupo-. Entre 1576-1579 las rivalidades casi provocan un colapso administrativo. Estos
enfrentamientos tuvieron su punto culminante en el asesinato de don Juan de Escobedo,
secretario particular de don Juan de Austria, el 31 de marzo de 1578, involucrándose al
propio monarca cuando el promotor del asesinato era Pérez. Mientras estas rivalidades se
producían en la corte, en los Países Bajos la situación era cada vez más complicada. La
política militarista del duque de Alba había dejado paso a una línea más dialogante
establecida por don Luis de Requesens pero su fallecimiento en 1576 y el saqueo de
Amberes por las tropas no favorecieron esta nueva línea política emprendida. Don Juan de
Austria pudo conseguir finalizar el conflicto pero su muerte en Namur (1578) tampoco
ayudó. Felipe apostó por la llegada del cardenal Granvela como secretario de Estado para
resolver la crisis tanto política como financiera. De esta manera se daba paso a la segunda
etapa del reinado caracterizada por el inicio del declive físico y moral del monarca. La
anexión de Portugal en 1581 será la gran victoria de este momento -Felipe había sido
nombrado rey de Portugal en 1580 por las cortes de Thomar tras el fallecimiento del
cardenal don Enrique, regente del reino a la muerte de don Sebastián- pero la situación en
Flandes estaba estancada a pesar de los éxitos iniciales de Alejandro Farnesio. La
intervención de Isabel I de Inglaterra en el conflicto de los Países Bajos inclinará la
balanza a favor de los rebeldes holandeses. La reacción del Rey Prudente será la
organización de la Armada de Inglaterra con la que pretendía invadir la isla británica,
contando con el embarque de las tropas de Farnesio. El desastre de la Armada en el año
1588 iniciará la etapa de declive tanto política como física del reinado de Felipe II. Esta
tercera etapa vendrá marcada por la progresiva dejación de funciones del monarca ya que
sus achaques y enfermedades le impedían controlar todos los asuntos como era de su
agrado. Para colaborar con las decisiones del monarca se crea la Junta de Noche (1585)
en la que participa el secretario Vázquez de Leca. Cinco años más tarde se organiza la
Junta Grande, consejo cuyo objetivo primordial será hacer frente a la caótica situación
económica pero que se convertirá en la verdadera encargada del gobierno de la
Monarquía. Estos últimos años vendrán caracterizados en cuanto a la política exterior por
la intervención en la política francesa a través de su apoyo a la Liga Católica. Los deseos
de situar a su hija Isabel Clara Eugenia en el trono francés -era hija de Isabel de Valoisno se verán satisfechos al coronar a Enrique IV como monarca galo. El inicio de un
conflicto en la zona norte de Francia, en el que participarían activamente las tropas de
Alejandro Farnesio, diversificaría los frentes de lucha y permitirá la consolidación de la
posición holandesa. La Paz de Vervins (1598) ponía fin a la lucha hispano-francesa y
dejaba los Países Bajos en manos de Isabel Clara Eugenia, casada con el archiduque
Alberto. A medida que va avanzando en edad, la salud de Felipe II se iba deteriorando y
los ataques de gota se repetían con mayor frecuencia. Llegará un momento en que no
pueda firmar debido a la artrosis de su mano derecha. A finales del mes de junio de 1598
Felipe sufrió unas fiebres tercianas que le postraron en la cama, sufriendo dolores tan
intensos que no se le podía mover, tocar lavar o cambiar de ropa. A las cinco de la
madrugada del domingo 13 de septiembre de 1598 fallecía Felipe II en el monasterio de El
Escorial. Tenía 71 años y su agonía había durado 53 días
Austria, Anna de
Nacionalidad: España
Cigales (Valladolid) 1549 - Badajoz 1580
En 1568 Felipe II queda de nuevo viudo, sin descendencia masculina y con dos hijas
pequeñas. Rápidamente aparecen candidatas: Margarita de Valois, hermana de la
recientemente fallecida Isabel, y la archiduquesa Anna de Austria. El monarca español se
dirige a su primo Maximiliano II a los cuatro meses de perder a su esposa en estos
términos: "si se atuviera a su satisfacción personal seguiría como estaba; pero teniendo
tan pocos herederos y ningún varón se alegraba por el bien de su reino del ofrecimiento
que se le hacía". Dicho ofrecimiento es la mano de la archiduquesa Anna ya que esta era
hija del emperador Maximiliano II y de la infanta María, hermana de Felipe II, por lo tanto
sobrina carnal del monarca. Anna había nacido en el pueblo vallisoletano de Cigales el 1
de noviembre de 1549 y contaba con excelentes antecedentes de fecundidad ya que su
madre había tenido nada menos que 14 hijos. Además hablaba castellano a la perfección y
amaba todo lo relacionado con la península, sintiendo por su tío Felipe una especial
predilección. La consanguinidad entre los cónyuges provocó cierto rechazo del papa Pío V
al enlace, pero finalmente otorgó la necesaria dispensa papal. Las capitulaciones se
firmaron en Madrid el 24 de enero de 1570. El esposo contaba con 42 años y la esposa 21.
La boda por poderes tuvo lugar en el castillo de Praga el 4 de mayo de ese mismo año,
llegando la reina a Laredo el 3 de octubre. La misa de velaciones se celebró en la capilla
del Alcázar de Segovia el 14 de noviembre, pasando los cónyuges la luna de miel en el
palacio de Valsaín, uno de los favoritos de Felipe. Cuentan los cronistas que "a la mañana
siguiente el Rey y la Reina fueron vistos alegres y contentos y salieron a oír misa en la
iglesia pública". Doce días más tarde, Anna hace su entrada pública en Madrid, poniendo
rumbo al Alcázar para conocer a las hijas de su esposo, Catalina Micaela e Isabel Clara
Eugenia. Las damas de la corte habían dicho a las pequeñas que su madre regresaba del
cielo; cuando la infanta Isabel contempló a la nueva reina se echó a llorar diciendo: "Esta
no es mi madre que tiene el pelo rubio". La niña, de cuatro años, recordaba los oscuros
cabellos de su madre por lo que no creyó la comedia inventada por las damas. Doña Anna
contó a las infantas que no ea su madre pero que las iba a querer como si lo fuera, lo que
en efecto ocurrió. Desconocemos si Anna se enamoró profundamente de su marido.
Precisamente los especialistas que afirman la existencia de una aventura de Felipe II con
la princesa de Eboli la sitúan en estas fechas. Si esta infidelidad fue cierta, la reina no
manifestó públicamente sus celos. El embajador veneciano nos cuenta que el rey iba a
visitar tres veces al día a su esposa e incluso nos describe la alcoba real: "dos camas
bajas, separadas dos palmos una de otra y cubiertas por una cortina, de tal manera que
parecían una sola". La austeridad y la sencillez se adueñaron de la corte madrileña, hasta
el punto de llegar a la queja del embajador francés porque Madrid "parece un convento de
monjas". Uno de los factores que determinaron la elección de Anna fue la elevada
natalidad de su madre, no dejando en mal lugar a los que apostaron por ella. Pronto se
quedará embarazada y el 4 de diciembre de 1571 nació el primer varón, bautizado con el
nombre de Fernando en honor a su bisabuelo, Fernando el Católico. Se cuenta que el niño
estaba dormido durante el bautizo lo que se interpretó como un mal augurio. En efecto, el
príncipe Fernando falleció el 18 de octubre de 1578, a los siete años. En un viaje a El
Escorial la reina sintió profundos dolores de parto, dando a luz en Galapagar de forma
repentina el 12 de agosto de 1573. Nacerá un nuevo varón llamado Carlos Lorenzo, quien
fallecerá el 9 de julio de 1575. Tres días después de la muerte del infante nace en Madrid
el tercer hijo de la real pareja bautizado con el nombre de Diego Félix, quien también
fallecerá con siete años, a causa de la viruela. El 3 de abril de 1578 nace en el Alcázar
madrileño un nuevo infante al que se le puso el nombre de Felipe; será el heredero de la
corona aunque en el momento de su nacimiento había dos hermanos en la línea de
sucesión. El quinto y último parto de doña Anna tendrá lugar el 14 de febrero de 1580,
viniendo al mundo una niña llamada María que fallecerá el 4 de agosto de 1583, con tres
añitos. Se especula que los hijos de Anna fallecerían por causa de la sífilis congénita
heredada de su padre, aunque también se apunta como causa de los fallecimientos las
peligrosas diarreas estivales, mortales en la época. Tras el quinto parto, la reina sufrirá
una grave anorexia que la puso a las puertas de la muerte. Fue necesaria la intervención
del padre fray Alonso de Orozco que dio a Anna una perdiz y una loncha de tocino asados
mientras recitaba versos del Magnificat. La reina comió parte de las viandas que le fueron
ofrecidas y se levantó con salud. Pero pronto Anna fallecería, víctima de una gripe
epidémica que previamente había padecido Felipe quien, posiblemente, contagió a su
esposa. Anna fallecía en Badajoz el 26 de octubre de 1580. Un cronista nos cuenta que
por esta epidemia "falescio mucha gente, despoblándose casas, y en este monasterio de
San Lorenzo no quedó fraile que no cayese en cama".
Felipe III
Nacionalidad: España
Madrid 1578 - Madrid 1621
Nacido en 1578, el hijo de Felipe II y de Ana de Austria. En 1582 se le designó heredero al
trono, cargo que ocupó sucediendo a su fallecido padre en 1598. Ese mismo año contrajo
matrimonio con la archiduquesa Margarita, hija del archiduque Carlos y de María de
Baviera, nieta del emperador Fernando I. Su afición a la caza le hizo delegar el gobierno
en manos de los validos, el principal de ellos el duque de Lerma, Francisco Gómez de
Sandoval. Tradicionalmente se ha asignado a este rey y su valido una imagen de
indolencia y dejadez hacia los asuntos públicos; sin embargo, sí que existieron algunas
iniciativas emprendidas para reformar determinados ámbitos de la administración y de
búsqueda de soluciones a los problemas de la nación, los más principales de ellos el
deterioro de la paz interior, dificultada por las tensiones entre los distintos reinos; la caída
del peso de España en el conjunto de las naciones europeas y la crisis institucional. En
1602 se realizó una visita para evaluar y conocer las deficiencias y problemas de la
administración, demostrando la existencia de una amplia y generalizada corrupción
funcionarial en el seno del Consejo de Hacienda. Se supo también de la deficiente
organización de las instituciones, alguna de las cuales veían sus competencias poco o mal
definidas, lo que provocaba recelos y una deficiente labor administrativa. Como solución,
se fijaron nuevas ordenanzas para eliminar las competencias entre los distintos
organismos que formaban el Consejo de Hacienda. Por otro lado, se intentó solucionar el
retraso en las actuaciones administrativas haciendo que el Consejo de Indias dictaminase
en días separados los asuntos relativos al gobierno, la guerra, la hacienda y la justicia.
Para proteger el comercio con las colonias americanas y los cargamentos de oro y plata
que de allí provenían, amenazados por la piratería y el corso, se creó la Junta de Guerra
de Indias. Además de la Indias, surgieron también otras Juntas como las de Desempeño
(1603), la de Hacienda de Portugal (1660), etc, que no supusieron una fuerte reforma de
las instituciones y cuyo efecto más inmediato fue reducir las competencias de los
Consejos. Algunas Juntas tuvieron una duración corta, mostrando que la solución que se
quiso dar a los problemas no fue acertada y que, además de no agilizar la función pública,
su influencia sobre ella fue perniciosa e incapaz de resolver los problemas. Con Felipe III
las Cortes debieron ser convocadas con frecuencia para atender asuntos de fiscalidad como los servicios de millones de 1601, 1608 y 1619-, con lo que su importancia creció
considerablemente, así como su poder frente a la Corona. Se encargaban también de
colaborar en la elaboración y vigilancia relativa del presupuesto de la Hacienda Pública,
control que la Corona trató de evitar recurriendo a su poder sobre las ciudades mediante
la distribución del patronzago y a su influencia sobre procuradores y poderes locales
castellanos. En consecuencia, se intensificó el dominio efectivo del trono sobre el
territorio, a pesar de la pervivencia de instituciones con las que en ocasiones competía, lo
que derivó en una mayor capacidad de integración y la ausencia de repuestas en forma de
conflicto. En 1619 el duque de Lerma es apartado del poder, y con él cae en desuso la
figura del valido plenipotenciario, figura que aparece cuestionada a partir de entonces y
sujeta a restricciones. El aumento del poder de la monarquía supone también un mayor
grado de control sobre las Cortes y otras instituciones. La Corte se estableció en Valladolid
entre 1601 y 1606. La crisis económica y el consejo de los arbitristas promovieron una
política de no confrontación con el enemigo tradicional, Inglaterra, y con Holanda, quese
plasmó en la paz con la primera, firmada en 1604, y en la Tregua de los Doce Años, con la
segunda, firmada en 1609. La política pacifista se asentó también en una mejora de las
relaciones con Jacobo I de Inglaterra y en una acertada política de enlaces matrimoniales,
que unió a Luis XIII con una infanta española y al futuro Felipe IV con Isabel de Borbón.
Sin embargo, pronto la tendencia se vio rota al observar el ventajoso aprovechamiento
holandés del tratado de paz, a la "conjuración de Venecia", lo que abría un nuevo
escenario de conflicto, esta vez en Italia, y al inicio de la Guerra de los Treinta Años. La
difícl situación en Bohemia hizo que se dedicasen los esfuerzos militares hacia el Imperio,
a pesar de los planes de Lerma de atacar Argel como continuación de la expulsión de los
moriscos (1609). El final del reinado sucedió en medio de graves enfrentamientos con las
Cortes, acaecidos por el control ejercido por éstas en las concesiones de servicios. Felipe
III falleció en 1621
Austria, Margarita de
Nacionalidad: España
Bruselas 1480 - Malinas 1530
El papel de Margarita de Austria será determinante en la educación de su sobrino Carlos I.
Margarita era hija del emperador Maximiliano I y María de Borgoña, educándose desde
1482 en la corte francesa ya que se había concertado su matrimonio con el delfín, futuro
Carlos VIII de Francia. La boda obedecía a las ansias del emperador por acercarse a los
franceses, proyecto que no se llevará a cabo. Maximiliano decidió entonces dar un giro a
su política exterior y se acercó a los Reyes Católicos con el fin de aislar a Francia. En esta
línea se diseñó un doble enlace matrimonial: Margarita casaría con el príncipe Juan,
heredero de la Corona española, y Felipe con Juana. En el trayecto entre Flandes y
España, la expedición que traía a la futura reina sufrió una fuerte tormenta, pensando
incluso en el naufragio. Para que su cadáver fuera reconocido si se producía el
hundimiento del barco, escribió en una tablilla la siguiente leyenda: "Aquí yace Margarita,
gentil damisela, dos veces casada y muerta doncella". Hacia referencia a los dos intentos
de matrimonio que se habían efectuado, ninguno consumado. Afortunadamente la joven
reina llegó a su destino y la boda se pudo celebrar en Burgos, en 1497. Este enlace
apenas duró seis meses ya que el príncipe Juan fallecía en Salamanca poco después de la
boda. Se achacó la muerte del príncipe a su fogosidad sexual, manifestando en alguna
ocasión la propio Isabel su rechazo a esta conducta. Sin embargo, es bastante probable
que don Juan muriera víctima de la tuberculosis. Viuda, Margarita vuelve a Flandes donde
se proyecta un nuevo matrimonio. En 1501 casará con el duque Filiberto II de Saboya que
fallecerá tres años después. De regreso a Flandes, Margarita se dedicará al cuidado y la
educación de su sobrino Carlos mientras ejerce como regente de los Países Bajos (15071515). La muerte de Fernando el Católico en 1516 hace que Carlos sea nombrado rey de
Castilla y Aragón. El futuro emperador confiará en Margarita como gobernadora de los
Países Bajos en las próximas décadas, realizando una importante labor al modernizar la
administración del territorio, contando con la colaboración de los importantes grupos de
presión de la zona. Siempre apoyó a su sobrino en la política antifrancesa, siendo la
protagonista de la firma del Tratado de Cambray (1529) entre Carlos I y Francisco I. Su
muerte en 1530 dejará un importante vacío difícil de superar
Felipe IV
Nacionalidad: España
Valladolid 1606 - Madrid 1665
Hijo de Felipe III y de su esposa Margarita de Austria, nació en Valladolid en 1605. En
1621 alcanzó el trono, tras la muerte de su padre. Casó dos veces, con Isabel de Borbón
en 1615 y con Mariana de Austria en 1648, de cuyos matrimonios nacieron doce hijos,
sólo tres de los cuales sobrevivió (María Teresa, Margarita y Carlos II). Tuvo además un
hijo fuera de sus matrimonios, don Juan José de Austria (1629), con la actriz María
Calderón, alias "La Calderona", oficialmente reconocido en 1642 pero rechazado que vio
rechazada por su padre en 1663 su pretensión de ser considerado infante. Objetivo
prioritario de su mandato fue restaurar el poder del trono, que había sufrido una merma
considerable en el reinado anterior. Delegó su poder en el poderoso valido conde-duque
de Olivares (1621-1643), con el fin de realizar un ambicioso proyecto de reforma que
afectaba a buena parte de las instituciones. Su primera labor se centró en la Hacienda, en
la que se intentó la recuperación de rentas enajenadas, el control sobre el gasto público,
el ordenamiento y estructuración del sistema impositivo, etc. En el ámbito económico, se
intentó importar el modelo mercantilista holandés y se presentó el proyecto de la Unión de
Armas, cuya finalidad era ordenar y canalizar los recursos provenientes de los territorios
periféricos, necesarios para mantener un ejército capaz de hacer frente a los conflictos
abiertos y, de paso, establecer la periodicidad y seguridad de las entregas a la Hacienda
real. El proyecto de reformas se completó además con las medidas moralizantes
propuestas por la Junta de Reforma, entre 1618 y 1622. En 1624 la ideología reformadora
se plasmó en el Gran Memorial, cuyas grandes líneas de actuación eran la consecución de
una monarquía de corte administrativo, dominada por la eficacia, y la racionalización de
las acciones de gobierno, encaminadas ahora hacia el cumplimiento de objetivos y con
criterios puramente ejecutivos. Sin embargo, diversos problemas darán al traste con el
proyecto reformador. La cantidad decreciente de oro que llega al puerto de Sevilla entre
1619 y 1621, la oposición de la Cortes a los cambios en los impuestos, la oposición de las
regiones a la Unión de Armas y el enfrentamiento de los consejos al Conde-Duque y a sus
juntas, todo ello incidió para declarar la primera quiebra de la monarquía en 1627, tras
haber conseguido dos grandes victorias militares en 1625 (Bahía y Breda). Además, la
intervención en Bohemia en 1618 y la no renovación de la tregua de Amberes (1621),
viciaron la política exterior y supusieron un quebradero más de cabeza para el gobierno de
Olivares. La situación se fue tornando de dramática a desastrosa. A pesar del beneficio
que en primera instancia supuso la quiebra, por cuanto las primeras medidas - sustitución
de los asentistas genoveses por portugueses, súbditos del rey, y deflacción de 1628dieron su fruto y enjugaron algo el déficit, las medidas y acontecimientos siguientes
resultaron nefastos. Así, entre 1621 y 1626 se procedió a acuñar moneda de vellón en
exceso; a la carísima intervención en Mantua, siguieron las derrotas de Matanzas (1628),
Hertogenbosch (1629) y Pernambuco (1630), con la pérdida de la primera. Las medidas
no hicieron sino agravar la situación: la abolición de los millones por parte de Felipe IV y el
incremento excesivo del monopolio de la sal en 1631 provocaron la rebelión en Vizcaya
(1631-1634); los proyectos de reforma quedaron definitivamente aparcados, instalada la
monarquía en un esfuerzo bélico que implicaba a todos los territorios y que consumía los
escasos recursos de la Hacienda. En 1635 se inicia la guerra con Francia, un costosísimo
conflicto que ahondará la crisis de la monarquía, obligada a recurrir a la venta de regalías
y patrimonio de la Corona, al papel sellado (1636), a donativos y valimientos, y a la
utilización de las Cortes para aumentar los servicios. La acuciante necesidad de fondos
incrementa, además, la presión sobre una nobleza ya endeudada, sobre la que recaerá la
leva de tropas y la defensa del reino, mientras que es alejada de la Corte por Olivares. Si
bien el desarrollo de la guerra fue en principio exitoso (Nordlingen, 1634; Fuenterrabía,
1638), las medidas tomadas para sufragarla provocaron las revueltas de catalanes y
portugueses (1640) y costaron el puesto a Olivares (1643). En su lugar, se formó un
gobierno de emergencia, tutelado por Felipe IV, quien ya no volverá a dar el mismo grado
de poder a ningún valido. A pesar del cambio de gobierno, los problemas continúan. La
guerra prosigue y con ella la excesiva presión fiscal, que dará lugar a una nueva quiebra
en 1647. Las malas cosechas, además, provocarán revueltas en Castilla (1647-52 y 165557) y Nápoles (1647). La guerra con Francia se había vuelto insostenible, por lo que se
decide un cambio de política (paz de Munster, 1648; paz de los Pirineos, 1659). La caída
de Barcelona en 1652 permitirán al rey recuperar parte del prestigio y confianza perdidos
y le facultarán para intentar en los últimos años de su reinado la recuperación de Portugal
(Elvas, 1658; Vila Viçosa, 1665). Falleció el 17 de septiembre de 1665, dejando tras de sí
una monarquía en profunda recesión y crisis y con su autoridad fuertemente cuestionada
por nobles, ciudades y regiones
Austria, Mariana de
Nacionalidad: España
Viena 1634 - Madrid 1696
Al quedarse el rey Felipe IV sin heredero masculino y viudo, era necesario buscar una
nueva esposa que diese un heredero a la Corona. La elegida sería María Ana de Austria,
hija del emperador Fernando III y de María de Austria, hermana del monarca por lo que la
nueva reina será sobrina de don Felipe. Tenía trece años y su esposo cuarenta y uno. La
boda se celebró en el madrileño pueblo de Navalcarnero en octubre de 1649 y en El
Escorial pasaron los recién casados la noche de bodas. Del enlace nacerán seis hijos: la
infanta Margarita (1651), protagonista de Las Meninas de Velázquez y futura esposa del
emperador Leopoldo I; María Ambrosia (1655) que fallece a los quince días de su
nacimiento; una niña que murió al poco de nacer sin recibir nombre (1656); el príncipe
Felipe Próspero (1657) que sólo llegó a cumplir los cuatro años; Fernando (1658) murió a
los 10 meses; y Carlos (1661) que sucederá a su padre. A la muerte de Felipe IV el nuevo
rey sólo tiene cuatro años y se establece un Consejo de Regencia en el que doña Mariana
ocupa un importante papel, manifestando su escasa habilidad política. Entrega las riendas
del poder a su confesor, el jesuita padre Nithard y aparta a don Juan José de Austria de
los círculos de gobierno. La reina, tras las protestas que suscita el nuevo hombre fuerte, le
sustituye por Fernando Valenzuela hasta que don Carlos alcanzó la mayoría de edad y don
Juan José ocupa un importante papel en el gobierno. Doña Mariana se retira a Toledo y
después a Aranjuez hasta el fallecimiento del nuevo valido. La reina regresó a Madrid y
recuperó la confianza y la voluntad de su hijo hasta su fallecimiento, víctima de un cáncer
de pecho. Su cuerpo reposa en el Panteón de los Reyes de El Escorial
Carlos II
Nacionalidad: España
Madrid 1661 - Madrid 1700
Su madre actuó de regente hasta 1675, en que Carlos fue declarado mayor de edad. Débil
e incapaz para el gobierno fue objeto continuo de presiones políticas y diplomáticas.
Llamado "el Hechizado", su reinado coincidió con la depresión del s. XVII: en Castilla se
vivía una época de despoblamiento, hundimiento de la agricultura, hambre, etc. La derrota
internacional y la quiebra de estado de Felipe IV había inmerso a Castilla en una depresión
profunda. Ante la falta de descendencia del rey se nombró sucesor al Duque Felipe de
Anjou, nieto de Luis XIV y que sería en la rama dinástica española Felipe V de Borbón. De
Carlos II se conservan diferentes retratos donde podemos observar su peculiar imagen
que concuerda con ese apodo de "Hechizado" por el que se le conocía. Ejemplo de estos
retratos son el realizado por Carreño o la Sagrada Forma de Claudio Coello