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Apuntes de Estudios del Trabajo Apuntes de Estudios del Trabajo La solución paradójica de Habermas a la paradoja de Durkheim, y las tareas de la modernización Santiago Aguiar Sostiene Habermas que el tema fundamental de la filosofía es la razón, y que la Sociología, entre las Ciencias Sociales es la que mejor conecta con la problemática de la racionalidad. La determinación de los tipos de acción racional, en discusión con la tradición de la Sociología, en particular con Max Weber, resulta de primer orden. Por diversos motivos. Uno de estos motivos, es lo que podría denominarse una reflexión en torno a la realidad del siglo XX: el desarrollo de las fuerzas productivas acentuó la dominación, la alienación, y las diversas problemáticas que la teoría social formuló, investigó y discutió desde sus orígenes. Esta acentuación, se debe al carácter del proceso de racionalización que le es inherente al desarrollo de las fuerzas productivas. “El mismo Marcuse parece dudar de que tenga sentido relativizar la racionalidad de la ciencia y de la técnica reduciéndola a un ‘proyecto’. En muchos pasajes del One-dimensional Man, la revolución sigue significando sólo un cambio del marco institucional, que no tocaría a las fuerzas productivas en tanto Apuntes de Estudios del Trabajo tales. Se mantendría, pues, la estructura del progreso científicotécnico; lo único que cambiaría serían los valores rectores. Los nuevos valores serían traducidos a tareas solucionables técnicamente; lo nuevo sería la dirección de ese progreso, pero el criterio mismo de racionalidad no sufriría cambios”1. Habermas no pretende recaer en la solución marcusiana de rechazo al adelanto tecnológico y científico. Pero más ambiciosamente aún, busca “intentar reformular el concepto de racionalización de Max Weber en un marco de referencia distinto”2. Para ésto, sostiene Habermas, será necesario distinguir entre trabajo e interacción, pues corresponden a distintas racionalidades. De este modo, Habermas además se plantea la reformulación del materialismo histórico: “también sería menester reformular el marco categorial en el que Marx desarrolló los supuestos fundamentales del materialismo 1 2 Habermas Jurgen (1997). Ciencia y Técnica como ideología: p. 64. Tecnos. Madrid. idem.: p. 66 Apuntes de Estudios del Trabajo histórico. La conexión de fuerzas productivas y relaciones de producción tendría que ser sustituída por la relación más abstracta de trabajo e interacción”3. La distinción es de la mayor importancia, pues el trabajo, corresponde a la acción racional con arreglo a fines: la acción instrumental o la elección racional. La primera se orienta por reglas técnicas, la segunda, de acuerdo a estrategias. Su validez descansa en enunciados empíricamente verdaderos o analíticamente correctos. La violación de la reglas se manifiesta en un comportamiento incompetente. La interacción es el ámbito de la acción comunicativa, o interacción simbólicamente mediada. Se orienta por normas intersubjetivamente vigentes. Su sentido se objetiva en la comunicación lingüística cotidiana. Su validez descansa en la intersubjetividad del acuerdo. La violación de las reglas se manifiesta en un comportamiento desviado. Distinguidos ya los dos tipos de racionalidades fundamentales, Habermas sostiene su irreductibilidad: “Y sobre este trasfondo queda de sobremanera claro que hay que mantener bien separados dos conceptos de racionalización. A nivel de los subsistemas de acción racional con arreglo a fines, el 3 idem.: p. 100 Apuntes de Estudios del Trabajo progreso científico y técnico ha obligado ya a una reorganización de las instituciones y de determinados ámbitos sociales, y parece estarla exigiendo a mayor escala todavía. Pero este proceso de despliegue de las fuerzas productivas sólo podría convertirse en un potencial de liberación a condición de que no sustituya a la racionalización en el otro nivel. La racionalización a nivel del marco institucional sólo puede realizarse en el medio de la interacción lingüísticamente mediada misma, consiguiendo que la comunicación se vea libre de las restricciones a las que está sometida. La discusión pública sin restricciones y sin coacciones, sobre la adecuación y deseabilidad de los principios y normas orientadores de la acción, a la luz de las condiciones socioculturales del progreso de los subsistemas de acción racional con arreglo a fines: una comunicación de este tipo a todos los niveles de los procesos políticos, y de los otra vez repolitizados, de formación de la voluntad colectiva, es el único medio en el que es posible algo así como la racionalización”4. 4 idem.: p. 106 Apuntes de Estudios del Trabajo Esta preocupación que podría pensarse filosófica, conecta con la Sociología, preocupada ante todo por los problemas de la integración social y la anomia, en el paso de las sociedades tradicionales a las modernas: “Su tema son las transformaciones de la integración social provocadas en el armazón de las sociedades viejo-europeas por el nacimiento del sistema de los Estados modernos y por la diferenciación de un sistema económico que se autorregula por medio del mercado. La Sociología se convierte par excellence en una ciencia de la crisis, que se ocupa ante todo de los aspectos anómicos de la disolución de los sistemas sociales tradicionales y de la formación de los modernos”5. La distinción entre trabajo e interacción, como sustitución de la concentración weberiana en la acción racional con arreglo a fines, y en la marxista de la relación base-superestructura, se dirige a plantearse los problemas –y una eventual superación- entre integración social y anomia. La “paradoja de Durkheim”, es posible plantearla como un hilo conductor subyacente a todas sus preocupaciones. Durkheim señala las etapas de la diferenciación sistémica y sus correspondientes formas de integración social (o sistémica más bien, como distinguirá Habermas). 5 J. Habermas (2001). Teoría de la Acción Comunicativa, t. I: p. 19. Taurus. España Apuntes de Estudios del Trabajo Las sociedades diferenciadas segmentariamente, y las sociedades diferenciadas funcionalmente. A las primeras les corresponde la forma de la solidaridad mecánica, asentada en la conciencia colectiva. A las segundas, les corresponde las formas de la solidaridad orgánica, asentada en la división del trabajo. Las primeras pueden caracterizarse por un consenso normativa básico. Las segundas, por reglas morales. En discusión con Spencer, plantea el problema de las orientaciones valorativas de los actores, y que la integración sólo por el mercado, propia de la división del trabajo, es débil. Que hay efectos desintegradores de la división del trabajo, que no sustituyen las formas tradicionales de solidaridad con orientaciones normativas que aseguren la forma orgánica de solidaridad, produciéndose la anomia (cuya forma más clara es la hostilidad capital – trabajo), es decir, relaciones entre órganos no regladas. Habermas encuentra una oposición entre anomia y reglas morales. Y es aquí donde reside la “paradoja de Durkheim”: la afirmación simultánea y paradójica de los efectos desintegradores de la división del trabajo, así como la dimanación de las reglas morales de la solidaridad orgánica por la división del trabajo. Sostiene Habermas tajante que “Durkheim no pudo resolver esta paradoja”6. 6 J. Habermas (2003). Teoría de la Acción Comunicativa, t. II: p. 166. Taurus. España Apuntes de Estudios del Trabajo El intento de Habermas de resolver esta paradoja, se asienta fundamentalmente, en dos movimientos teóricos: por un lado, en la distinción entre trabajo e interacción, y por otro lado, en la irreductibilidad de los tipos de racionalidad fundamentales; dos movimientos que parten de aquí y que irá a profundizar. Fijándose en las etapas de diferenciación sistémica y en las formas de integración social, sostiene que sólo son analizables si se distingue entre integración social e integración sistémica. La primera refiere al consenso asegurado normativamente, propios de mecanismos de coordinación de la acción que armonizan entre sí las orientaciones de la acción de los participantes. La segunda refiere a la regulación no normativa, propia de los mecanismos que estabilizan plexos de acción no pretendidos. Para escapar del idealismo y la metafísica, se plantea el desafío de demostrar que lo que posibilita las formas de integración social reside en la propia vida humana, es más, que es lo específicamente humano. No que se trata de un imperativo trascendente, algo, lo que sea, venido desde afuera que pudiera actuar como un moderno deus ex machina. ¿Cuál es el mecanismo -específicamente humano- que posibilitaría las formas de integración social, encaminándose así a una solución a la “paradoja de Durkheim”? Para poder responder a esta pregunta, es necesario hacer un previo rodeo. Habermas desarrolla una dimensión adicional, a las dimensiones adicionales con Apuntes de Estudios del Trabajo las que se piensa la vida humana. A la distinción, discutida por Habermas, en tres mundos de Popper: el mundo de los objetos físicos, el mundo de los estados de conciencia, y el mundo de los contenidos objetivos de los pensamientos, Habermas adicionará una cuarta dimensión: el mundo de la vida. Mundo de la vida que, alejados de una visión ontológica tanto como de una visión cognitivista, se constituye en términos de teoría de la constitución de la experiencia. Básicamente, se trata de una tradición cultural compartida por una comunidad que hace que el mundo de la vida se encuentre ya interpretado7: “Este mundo de la vida intersubjetivamente compartido constituye el trasfondo de la acción comunicativa”8. En la acción comunicativa reside el carácter específicamente humano que es la solución –paradójica como veremos- de Habermas a la “paradoja de Durkheim”. Pero antes de mencionar las ya conocidas definiciones de la acción comunicativa y formular la conexión con la susodicha paradoja, señalemos que también aquí se Tal definición básica es complejizada y desarrollada a lo largo de la obra: “podemos representarnos éste [el mundo de la vida] como un acervo de patrones de interpretación transmitidos culturalmente y organizados lingüísticamente”, Habermas (2003): p. 176. Después de deslindar la versión culturalista, y la versión culturalista corregida de mundo de la vida, señala que “el concepto de mundo de la vida planteado en términos de la teoría de la comunicación (...) se obtiene por vía de reconstrucción del saber preteórico con que nos encontramos en los hablantes competentes: desde la perspectiva de los participantes el mundo de la vida aparece como el contexto, creador de horizonte, de los procesos de entendimiento”. Y aún así, señala su limitada capacidad teórica para las ciencias sociales, por lo cual “resulta más idóneo el concepto cotidiano de mundo de la vida, con cuya ayuda los agentes comunicativos localizan y datan sus emisiones en el espacio social y en el tiempo histórico” (idem., p. 193) 8 Habermas (2001): p. 119 7 Apuntes de Estudios del Trabajo asienta el carácter irreductible de las racionalidades fundamentales que sostiene Habermas: “La concepción de la sociedad como mundo de la vida, que es la que más obvia resulta desde la perspectiva conceptual de la acción orientada al entendimiento, sólo tiene un alcance limitado para la teoría de la sociedad. Por eso voy a proponer que entendamos las sociedades simultáneamente como sistema y como mundo de la vida. Este concepto dual de sociedad se acredita en una teoría de la evolución social, que distingue entre racionalización del mundo de la vida y aumento de complejidad de los sistemas sociales, con la finalidad de captar debidamente, es decir, de hacer accesible a un análisis empírico la conexión que Durkheim tiene a la vista entre formas de integración social y etapas de diferenciación sistémica”9. ¿Podrá sostenerse esta distinción, afirmarse la irreductibilidad, y responder a la “paradoja de Durkheim? Para ésto, Habermas sostiene que el mecanismo de coordinación de las acciones –especificamente humano- reside en el entendimiento lingüístico. 9 Habermas (2003): p. 168 Apuntes de Estudios del Trabajo Retoma teóricamente aquí, como puede apreciarse, la distinción entre trabajo e interacción, haciendo recaer en esta categoría el peso de la teoría, sepultando en forma definitiva la categoría de trabajo como base constituyente de la teoría social y de la vida social. Y aquí es donde se delimita de las anteriores tradiciones sociológicas, de la acción parsoniana y su intento de conciliarla con una teoría de los sistemas, y con la problemática weberiana de la racionalización, y definir entonces su propia teoría sociológica de la acción: “Hasta aquí hemos entendido la acción como una forma de habérselas con las situaciones y de dominarlas. El concepto de acción comunicativa destaca en este habérselas con las situaciones especialmente dos aspectos: el aspecto teleológico de realización de fines (o de ejecución de un plan de acción) y el aspecto comunicativo de interpretación de la situación y de obtención de un acuerdo. En la acción comunicativa los participantes persiguen de común acuerdo sus respectivos planes de acción sobre la base de una definición común de la situación (...) A la acción orientada al entendimiento le es constitutiva la condición de que los participantes realicen sus propios planes de común acuerdo en una situación de acción definida en común”10. 10 Habermas (2003): p. 180 Apuntes de Estudios del Trabajo Habermas sin embargo es conciente del riesgo de caer en el idealismo: la posibilidad de coordinación de la acción, de realizar sus planes de común acuerdo, ¿reside en algo específicamente humano, o se trataría de alguna fuerza externa? La pregunta es decisiva: “Una teoría de la comunicación elaborada en términos de pragmática formal en la dirección que acabamos de esbozar podrá utilizarse para una teoría sociológica de la acción si se logra mostrar de qué forma los actos comunicativos, ésto es, los actos de habla, cumplen la función de coordinar la acción, contribuyendo así a la estructuración de las interacciones”. La coordinación de la acción está dada por la acción comunicativa, reside en la dimensión de la interacción, porque el entendimiento es un proceso de obtención de un acuerdo entre sujetos lingüísticamente e interactivamente competentes. Más aún, el acuerdo alcanzado comunicacionalmente, se diferencia claramente de la mera coincidencia fáctica, porque es un acuerdo proposicionalmente diferenciado. Más claramente aún: “el entendimiento es inmanente al lenguaje humano”11. 11 Habermas (2001): p. 369 Apuntes de Estudios del Trabajo Aquí parece producirse un primer llamado de atención: ¿es meramente el entendimiento lo propio del lenguaje humano, donde se sustenta la acción comunicativa como mecanismo de coordinación de la acción? La pregunta no carece de importancia, aquí reside la base de la solución a la “paradoja de Durkheim”, y con ella la base de su teoría de la evolución histórica, donde descansa el proceso de aprendizaje humano a través del cual se produce la evolución histórica hacia la modernidad. La profundidad y penetración de Habermas no es ciega: “Más, por otro lado, no toda interacción mediada lingüísticamente representa un ejemplo de acción orientada al entendimiento”12. Puede ser que el agente busque inducir o instrumentalizar. ¿Puede ésto afectar seriamente la teoría de la acción comunicativa, con base en la distinción entre las categorías de trabajo e interacción, otorgando primacía a esta última? La respuesta es que sí, definitivamente, porque la evolución histórica se caracteriza por el movimiento de racionalización, que para Habermas no es más que el entendimiento: 12 Habermas (2001): p. 370 Apuntes de Estudios del Trabajo “Un acuerdo alcanzado comunicativamente tiene que tener una base racional; es decir, no puede venir impuesto por ninguna de las partes”13. La modernidad se caracteriza por el dominio de otra forma de racionalidad, la acción comunicativa. Como vemos, la respuesta a esta pregunta es decisiva. La base teórica de Habermas se sacude enteramente: “Los ejemplos de esta forma de emplear el lenguaje orientándose a las consecuencias [induciendo, instrumentalizando], parecen desacreditar el acto de habla como modelo de acción orientada al entendimiento”14. Pero Habermas salvará este primer hiato en su teoría definiendo que no son aquellos modos de emplear el lenguaje los que caracterizan su estructura, sino que, por el contrario, en su base está el modo orientado al entendimiento: “Esto sólo podría evitarse si lográsemos mostrar que el empleo del lenguaje orientado al entendimiento, es el modo original”. 13 14 Habermas (2001): p. 368 Habermas (2001): p. 370 Apuntes de Estudios del Trabajo Para ésto, distinguirá entre el componente ilocucionario, locucionario y perlocucionario del lenguaje. Los dos primeros buscan que el oyente entienda y acepte su emisión, siendo autosuficiente porque su intención comunicativa se sigue del significado manifiesto de lo dicho. Corresponden entonces a la razón comunicativa. Los efectos perlocucionarios, por el contrario, encuentran su sentido en las intenciones que persigue el actor. Corresponden entonces a la razón teleológica, o acción racional con arreglo a fines. La coordinación de las acciones, es posible entonces por la acción orientada al entendimiento, que supone la igualdad -por oposición a la asimentría-, que está dada por el mundo de la vida y el carácter de modo original del componente iloucionario del acto de habla: Dado que la peculiaridad de las perlocuciones es su carácter asimétrico es que “este tipo de interacción tampoco resulte apto para un análisis cuya finalidad es explicar el mecanismo lingüístico de coordinación de las acciones, por medio del efecto de vínculo que ejerce el componente ilocucionario de los actos de habla. De modo que con este fin conviene acudir a un tipo de interacción sobre el que no pesen las asimetrías y restricciones propias de las perlocuciones. A esta clase de interacciones, en que todos los participantes armonizan entre sí sus planes individuales de acción y persiguen, Apuntes de Estudios del Trabajo por ende, sin reserva alguna, sus fines ilocucionarios, es a la que llama acción comunicativa”15. ¿Qué paso es el que ha dado Habermas con estas definiciones? Ha logrado sostener el carácter autoexplicativo de la acción racional y el mundo de la vida en que se basa: no hay ninguna fuerza exterior que la conforme, sino que es lo específicamente humano, aquello que permite la coordinación de las acciones. De este modo, es posible justificar el carácter irreductible de las diferentes modalidades de racionalidad. Esta irreductibilidad, sostenida sociológicamente, como específica de la vida humana, no como fuerza externa, es la clave para responder al problema que dejó planteado Durkheim. Así, entonces, habría hallado una solución sociológica a la “paradoja de Durkheim”, pues la evolución social que permite la dimanación de las reglas morales (es decir, el predominio de la interacción, de la intersubjetividad) no hace necesarios, teóricamente, sus efectos desintegradores: las estructuras del mundo de la vida no varían contingentemente, sino en forma orientada, con la diferenciación estructural de los componentes del mundo de la vida –la cultura, la sociedad y la personalidad- : 15 Habermas (2001): p. 376 Apuntes de Estudios del Trabajo “ cuanto más se diferencian los componentes estructurales del mundo de la vida y los procesos que contribuyen a su mantenimiento, tanto más sometidos quedan los contextos de interacción a las condiciones de un entendimiento racionalmente motivado, es decir, a las condiciones de la formación de un consenso que en última instancia se base en la autoridad del mejor argumento”16. Esta condición de posibilidad del entendimiento, permite conciliar evolución social con integración social. La paradoja de Durkheim ha hallado su solución en la teoría de la acción comunicativa de Habermas. Sin embargo, nos ha conducido a otro callejón sin salida, y Habermas ha dado con una solución paradójica a su vez. Las condiciones de entendimiento no significan carencia de conflicto. Hay formas modernas de anomia. Pero su solución está inscrita en la razón comunicativa: “Tal autonomización sólo puede producirse en la medida en que las coacciones de la reproducción material dejen de ocultarse tras 16 Habermas (2003): p. 206 Apuntes de Estudios del Trabajo la máscara de un acuerdo normativo básico racionalmente impenetrable, es decir, tras la autoridad de lo santo. Un mundo de la vida racionalizado en este sentido se reproduciría en modo alguno en formas exentas de conflicto, pero los conflictos se presentarían bajo su verdadero nombre, ya no quedarían tapados por convicciones que no son capaces de resistir la prueba del discurso. En cualquier caso, ese mundo de la vida poseería una peculiar transparencia, porque sólo permitiría situaciones en que los actores adultos distinguirían con igual claridad entre acciones orientadas al éxito y acciones orientadas al entendimiento que entre actitudes empíricamente motivadas y tomas de postura de afirmación o negación motivadas racionalmente”17. Para ésto, la irreductibilidad es clave. El entendimiento, corresponde al mundo de la vida, a la acción comunicativa, que permitiría esta transparencia. Para ésto, debe ser irreductible, quedar claramente delimitada, de la acción teleológica, o acción racional con arreglo a fines. Y así lo sostiene Habermas: “El entretejimiento de interacciones de que resulta la red de la práctica comunicativa cotidiana constituye el medio a través del 17 Habermas (2003): p. 206 Apuntes de Estudios del Trabajo que se reproducen la cultura, la sociedad y la persona. Tales procesos de reproducción sólo se refieren a las estructuras simbólicas del mundo de la vida. De ellos hemos de distinguir el mantenimiento del sustrato material de la vida. La reproducción material se cumple a través del medio de la actividad teleológica con que los individuos socializados intervienen en el mundo para realizar sus fines”18. Esta irreductibilidad, ahora así fundamentada, posible porque se autoexplica, es la clave para entender la evolución social, y el paso a la modernidad: “(...) el paso evolutivo hacia un nuevo contexto institucional y una nueva forma de integración social. Queda por responder la cuestión de cómo se da este paso. La respuesta descriptiva del materialismo histórico afirma: por medio de conflictos sociales, por medio de la lucha, de movimientos sociales y de enfrentamientos políticos (que, cuando se producen bajo las condiciones de una sociedad de clases, se pueden analizar como lucha de clases). Pero únicamente una respuesta analítica puede explicar por qué da un paso evolutivo una sociedad y cómo es posible que, bajo 18 Habermas (2003): p. 197 Apuntes de Estudios del Trabajo ciertas condiciones, las luchas sociales lleven a una forma nueva de integración social y, con ello, a un nuevo nivel de desarrollo de la sociedad. La respuesta que propongo implica que el género humano en cuanto tal no aprende solamente de la dimensión del conocimiento técnicamente valorable –decisivo para la expansión de las fuerzas productivas-, sino también en la dimensión de la conciencia práctico- moral –fundamental para las estructuras interactivas”19. En esta evolución histórica, se produce, como ha quedado señalado, el doble proceso de complejización de los sistemas sociales y racionalización del mundo de la vida. Lo que había sido unido –evolución social e integración social-, dando solución a la “paradoja de Durkheim”, comienza a desconectarse. Habermas entra a un callejón sin salida: “Pues bien, esta tendencia a la generalización de los valores desata en el plano de la interacción dos tendencias contrapuestas. Cuanto más progresa la generalización de motivos y valores, tanto más desligada queda la acción comunicativa de patrones normativos de comportamiento concretos y recibidos. Con esta 19 Habermas Jurgen (1981). “La reconstrucción del materialismo histórico”: p. 149. Taurus. España. Apuntes de Estudios del Trabajo desconexión, la carga de la integración social se desplaza de manera cada vez más neta del consenso de base religiosa hacia los procesos lingüísticos de formación de consenso. Este cambio de polaridad en la coordinación de la acción, coordinación que en adelante ha de estribar sobre el mecanismo del entendimiento, hace que cada vez aparezcan con más puridad las estructuras generales de la acción orientada al entendimiento. En este aspecto, la generalización de los valores es una condición necesaria para el desencantamiento del potencial de racionalidad que la acción comunicativa comporta. Lo cual es razón bastante para entender la evolución de la moral y del derecho, de la que la generalización de los valores depende, como un aspecto de la racionalización del mundo de la vida. Más, por otro lado, la emancipación de la acción comunicativa respecto a orientaciones particulares de valor implica simultáneamente la separación entre acción orientada al éxito y acción orientada al entendimiento. Con la generalización de motivos y valores queda expedito el camino para la formación de subsistemas de acción racional con arreglo a fines. Sólo cuando se diferencian contextos de acción estratégica puede la coordinación de la acción quedar asentada sobre medios de comunicación deslingüistizados. Y así, mientras que la moral, Apuntes de Estudios del Trabajo ahora desinstitucionalizada e interiorizada, a la postre sólo liga ya la regulación de los conflictos de acción a la idea de desempeño discursivo de pretensiones de validez normativas, es decir, a los procedimientos y presupuestos de la argumentación moral, el derecho coactivo, vaciado de contenidos morales, impone un aplazamiento de la legitimación, que posibilita el control de la acción social a través de medios sistémicos. En esta polarización se refleja el desacoplamiento de integración sistémica e integración social”20. La irreductibilidad de las modalidades fundamentales de racionalidad, conducen a Habermas a un callejón sin salida. El límite que ha señalado en Marcuse en su visión de la ciencia como proyecto –y que es que así una forma de racionalidad no sustituía a la otra-, se reproduce: pues conviven en Habermas, sólo que en forma de ámbitos irreductibles. Es de este modo que puede aparecer la metáfora de la colonización: “A medida que las tendencias que aquí hemos esbozado se imponen en efecto en las sociedades modernas desarrolladas, el poder estructural de los imperativos sistémicos que atenta contra las formas mismas de la integración social ya no puede ocultarse 20 Habermas (2003): p. 254/255 Apuntes de Estudios del Trabajo tras el gradiente de racionalidad que se da entre los ámbitos de acción sacro y profano. La forma moderna de entendimiento es demasiado transparente como para asegurar al poder estructural nicho alguno por vía de una restricción no percibida de la comunicación. En esta situación es de esperar que la competencia entre formas de integración social y formas de integración sistémica resalte con más visibilidad que hasta ahora. A la postre, los mecanismos sistémicos acaban desplazando las formas de integración social, incluso en aquellos ámbitos en que la coordinación de la acción en términos de consenso no tiene sustitución alguna; es decir, incluso allí donde lo que está en juego es la reproducción simbólica del mundo de la vida. Entonces la mediatización del mundo de la vida adopta la forma de una colonización del mundo de la vida”21. Al sepultar la categoría de trabajo, o reducirla al ámbito irreductible de la acción teleológica, y otorgar la primacía a la interacción, al acuerdo intersubjetivo como lo específicamente humano, Habermas ha entrado entonces, en un callejón sin salida. 21 Habermas (2003): p. 279 Apuntes de Estudios del Trabajo Este nudo, ha intentado ser destrabado posteriormente. Un camino ha sido el intento doble de, por un lado, subsumir los ámbitos irreductibles de las modalidades de racionalidad, a aspectos diversos de la acción, y por otro lado, a afirmar el carácter social del trabajo, integrando las categorías habermasianas de trabajo e interacción: “A juicio nuestro, la propia teoría de la acción comunicativa nos permitiría demostrar que más que tipos de acciones distintas, lo que Habermas tematiza con el término Trabajo y el término Interacción constituyen aspectos diversos de la acción, y en virtud de los cuales las acciones sociales pueden ser evaluadas no sólo en términos de su racionalidad con arreglo a fines. En este sentido es que pensamos que el sociólogo alemán no parece considerar importante lo que para Marx era central en la noción de trabajo, esto es, su carácter social, es decir, el hecho que el trabajo esté mediado simbólicamente y no responda sólo a una acción puramente instrumental. Precisamente todo el contenido ético del comunismo descansa en dicho carácter social del trabajo, tal como lo esboza Marx en un conocido pasaje acerca de una futura ‘asociación de hombres libres que trabajen con medios colectivos de producción y que desplieguen sus numerosas fuerzas Apuntes de Estudios del Trabajo individuales de trabajo, con plena conciencia de lo que hacen, como una gran fuerza de trabajo social’.22” Sin embargo, debemos pasar a la crítica del planteo de Habermas respecto a la paradoja de Durkheim, y esta solución paradójica de Habermas: la condición del despliegue de la acción comunicativa –la generalización de valores-, es al mismo tiempo catalización de la acción racional con arreglo a fines, que, considerados como ámbitos irreductibles, se desacoplan ésta colonizando a aquella. Al modo en que para Durkheim la división del trabajo es condición simultánea y paradójica de la integración y desintegración social. ¿Qué solución alternativa es posible plantear a las paradojas de Durkheim y Habermas? Reafirmar la centralidad de la categoría de trabajo –y su forma específica en la sociedad capitalista- para resolver esta paradoja. Y para poder hacerlo, es necesario explorar con mayor profundidad en la categoría de trabajo, desde cuatro perspectivas diferentes: la primera, afirmar la centralidad de la categoría de totalidad; la segunda, preguntarse por el problema de la coordinación de la acción, y la integración social -en el capitalismo; la tercera, el esquema teórico que viene predominando en la Sociología para pensar la realidad social; la cuarta, el carácter de contradicción, en vez de paradoja, de la categoría de trabajo. Aguilar, Omar (1998). “Trabajo e interacción: la crítica de Habermas a Marx”. Revista de la Academia n° 3: p. 77-105 22 Apuntes de Estudios del Trabajo La primera perspectiva para explorar la centralidad de la categoría de trabajo, requiere entenderla desde la categoría de totalidad. Pero con esto no basta. Es necesario a su vez entender la categoría de totalidad como la de una unidad jerárquicamente diferenciada y contradictoria. Es habitual referirse a la totalidad de dos modos: un modo vago de concebirla (todo tiene que ver con todo), o el modo idealista (como unidad sin más). Por otro lado, es el caso de Habermas en esta discusión, se rompe la categoría de totalidad en ámbitos irreductibles. Concebir la categoría de totalidad como unidad jerárquicamente diferenciada y contradictoria, permite establecer las relaciones internas de sus elementos. En la vida social, y con relación a las categorías aquí tratadas, con la categoría de totalidad, a diferencia de Habermas que las convierte en irreductibles, se reconoce la importancia del trabajo y la interacción (el lenguaje). Y a diferencia del modo vago e idealista, se establece la primacía originaria, constituyente, del trabajo. Quien con mayor calidad y profundidad teórica ha desarrollado el tema, ha sido Gyorgy Lukacs: “Ya hemos visto que la posición teleológica concientemente ejecutada produce un distanciamiento en el reflejo de la realidad; que con este distanciamiento nace la relación sujeto-objeto en el sentido estricto del término. Ambas cosas implican Apuntes de Estudios del Trabajo simultáneamente el surgimiento de una captación conceptual de los fenómenos reales y su expresión adecuada a través del lenguaje. Si queremos entender correctamente la génesis de tales interrelaciones complejas y enrevesadas tanto en el surgimiento mismo como en su evolución ulterior, tenemos que partir del hecho de que, en todos los casos en que se trata de auténticas transformaciones del ser, la estructura total del complejo en cuestión es algo primario frente a sus elementos. Estos sólo pueden ser concebidos a partir de su interacción dentro del complejo del ser respectivo, mientras que sería un esfuerzo vano pretender reconstruir intelectualmente el propio complejo del ser a partir de sus elementos. Se arribaría, de esa manera, a problemas aparentes, como el espantoso ejemplo escolástico en que se pregunta si la gallina existió –ontológicamente- antes que el huevo. Esta pregunta podría hoy concebirse casi como un mero chiste; pero habría que reflexionar acerca de que la pregunta sobre si la palabra ha surgido a partir del concepto o viceversa, no se encuentra para nada más cerca de la realidad, es decir, no es más racional. Pues palabra y concepto, lenguaje y pensamiento conceptual, conforman elementos interdependientes del complejo: tanto el ser social como aquellos sólo pueden ser concebidos de acuerdo con su verdadera esencia, en el contexto de un análisis Apuntes de Estudios del Trabajo ontológico de dicho ser, por medio del conocimiento de las funciones reales que ellos cumplen dentro de este complejo. Naturalmente que, en todo sistema tal de interrelaciones dentro de un complejo del ser, hay –tal como ocurre en toda interrelación- un factor dominante. Este carácter surge en una relación puramente ontológica, independientemente de toda jerarquía de valor: en tales interrelaciones, o bien los momentos individuales pueden condicionarse recíprocamente –como en el caso ya citado de palabra y concepto, donde ninguno de los dos puede estar presente sin el otro-, o bien surge un condicionamiento tal que un factor constituye la condición para la gestación del otro, y esta relación es irreversible. Así se relaciona el trabajo con los factores del complejo llamado ser social. Una derivación genética del lenguaje o del pensamiento conceptual a partir del trabajo es sin más imposible, ya que la consumación del proceso de trabajo le presenta al sujeto que lo ejecuta exigencias que sólo pueden ser cumplidas simultáneamente a través de la transformación de las capacidades y posibilidades psicofísicas en cuanto al lenguaje y al pensamiento conceptual presentes hasta entonces; mientras que estas disposiciones no podrían ser concebidas, por un lado, ontológicamente en sí mismas sin las exigencias laborales precedentes, ni, por otro, en cuanto condiciones que originan el Apuntes de Estudios del Trabajo proceso de trabajo. Es evidente por naturaleza que, una vez que las necesidades del trabajo han impulsado el surgimiento del lenguaje y el pensamiento conceptual, la evolución de estos tiene que mostrar una interrelación ininterrumpida, indisoluble, y el hecho de que el trabajo también constituye de ahí en más el factor dominante, no anula la permanencia de tales interrelaciones, sino que las refuerza e intensifica. De esto se sigue necesariamente que dentro de un complejo tal, debe tener lugar una influencia ininterrumpida del trabajo sobre el lenguaje y el pensamiento conceptual y viceversa- Sólo una concepción tal de la génesis ontológica como un complejo concretamente estructurado, puede aclarar también el hecho de que esa génesis es un salto (del ser orgánico al ser social) y, al mismo tiempo, un proceso prolongado que duró milenios”23. La segunda perspectiva, plantea ya directamente el problema de la coordinación de la acción, de la integración social, en el capitalismo. Se puede afirmar que la especificidad de las relaciones sociales en el capitalismo, que se estructuran y constituyen en la producción –por medio del trabajo- que las hace posible, es su naturalización. 23 Gyorgy Lukacs (2004). Ontología del ser social. El Trabajo: p. 105/106. Ediciones Herramienta. Argentina Apuntes de Estudios del Trabajo “En realidad, el carácter de valor de los productos del trabajo sólo se consolida al funcionar como magnitudes de valor. Estas cambian constantemente, sin que en ello intervengan la voluntad, el conocimiento previo, ni los actos de las personas entre quienes se realiza el cambio. Su propio movimiento social cobra a sus ojos la forma de un movimiento de cosas bajo cuyo control están, en vez de ser ellos quienes las controlan. Y hace falta que la producción de mercancías se desarrolle en toda su integridad, para que de la propia experiencia nazca la conciencia científica de que los trabajos privados que se realizan independientemente los unos de los otros, aunque guarden entre sí y en todos sus aspectos una relación de mutua interdependencia, como eslabones elementales que son de la división social del trabajo, pueden reducirse constantemente a su grado de proporción social, porque en las proporciones fortuitas y sin cesar oscilantes de cambio de sus productos se impone siempre como ley natural reguladora del tiempo de trabajo socialmente necesario para su producción, al modo como se impone la ley de gravedad cuando se le cae a uno la casa encima”24. 24 Karl Marx (1973). El Capital, t. I: p. 40. Fondo de Cultura Económica. México. Apuntes de Estudios del Trabajo Es por medio de este mecanismo -específico del capitalismo y la modernidad-: la naturalización de la vida social en el capitalismo, que se reconfigura el problema de la coordinación de la acción y la integración social, otorgándole su carácter específico. Pues no se trata de agentes externos (que cumplen un importante papel, como el de la coerción y la hegemonía, en las representaciones del Estado y la sociedad civil, por ejemplo en Gramsci; la reducción psicológica de la internalización; etc), sino de las relaciones sociales mismas, tal como se dan en forma concreta en el capitalismo, que es la sociedad que la Sociología debe estudiar. Por lo mismo, establecer este carácter específico ha de ser la tarea de la Sociología para contribuir a comprender y actuar en la realidad que le toca vivir. Es desde aquí mismo que se puede dar paso a la solución teórica y real, de la paradoja de Durkheim y Habermas. Pero antes se requiere un paso previo. La tercera perspectiva plantea este paso previo, que sólo quedará mencionado. Es necesario pasar del esquema teórico que ha pasado a predomina en la Sociología, el esquema alter-ego, a un esquema basado en el análisis de clase que las relaciones sociales de producción en el capitalismo –por medio del trabajo- constituyen, dando lugar a las clases sociales. ¿Significa que se suprime al individuo, y su carácter de agente, Apuntes de Estudios del Trabajo su capacidad de acción?. No, significa sí que le imprime su sello, determinándolo: “(...) los agentes principales de este sistema de producción, el capitalista y el obrero asalariado, no son como tales, más que encarnaciones, personificaciones del capital y el trabajo asalariado, determinados caracteres sociales que el proceso social de producción imprime a los individuos, producto de estas determinadas relaciones sociales de producción”25. Habiendo dejada mencionada esta importante cuestión, se puede dar paso a la cuarta perspectiva en esta exploración sobre la categoría del trabajo, que permite llegar a una solución alternativa a la paradoja de Durkheim y Habermas: porque la realidad del problema de la coordinación de la acción y la integración social –aquí: en la sociedad capitalista- que es planteada en forma paradójica –es decir: como problemas paralelos, sin solución posible: sus condiciones de posibilidad plantean al mismo tiempo las de la desintegración social, encuentran solución en una categoría que por si misma naturaleza es, no paradójica, sino que contradictoria: la categoría de trabajo en la sociedad capitalista. 25 Karl Marx (1973). El Capital, t. III: p. 812. Fondo de Cultura Económica. México Apuntes de Estudios del Trabajo La categoría de trabajo, y su forma concreta en la sociedad de clases capitalista, el trabajo asalariado, contiene (para utilizar la terminología de Habermas), la inmanencia de la contradicción, no la irreductibilidad, entre la posibilidad del entendimiento y la asimetría. La resolución de la contradicción, implica que la evolución no reside en el paso a un creciente entendimiento comunicativo que se encuentra ante un callejón sin salida al eludir por definición (que no implica, como queda dicho, ceguera, sino que se obvia en la irreductibilidad) la contradicción constitutiva de la sociedad de clases sólo aprehensible con la categoría de trabajo. Elusión que se produce inclusive al sostener la necesidad de la repolitización, pues su base en la acción comunicativa reproduce al nivel de la política el callejón sin salida al que ha arribado Habermas. La centralidad de la categoría de trabajo conduce a reponer el problema de la evolución y el proceso de la modernidad en el nivel del enfrentamiento de intereses entre clases sociales, la lucha de clases: “el desarrollo es el resultado de la interacción de grupos y clases sociales que tienen un modo de relación que les es propio y, por tanto, intereses y valores distintos, cuya oposición, conciliación o superación da vida al sistema socioeconómico. La estructura social y política se va modificando en la medida que distintas Apuntes de Estudios del Trabajo clases y grupos sociales logran imponer sus intereses, su fuerza y su dominación al conjunto de la sociedad”26. La caracterización de estos intereses enfrentados, y el tipo de sociedad que les corresponda, es lo que permite bregar por uno u otro, y es aquí donde puede residir la transparencia necesaria para resolver la “paradoja de Durkheim”. Pues la transparencia de Habermas conduce a un ámbito de la acción racional que se encuentra colonizado reponiendo la “paradoja de Durkheim”: “A nosotros esas cuestiones se nos plantean en la forma de si la racionalización del mundo de la vida no se torna paradójica con el tránsito a la sociedad moderna: el mundo de la vida racionalizado posibilita la aparición y aumento de subsistemas cuyos imperativos autonomizados reobran destructivamente sobre ese mismo mundo de la vida”27. Los desarrollos histórico- concretos de los diversos intentos de imponer intereses distintos de diferentes clases o sectores de clases, pueden ser materia de otro estudio. Aquí baste consignar que –siendo todo esto considerado desde un punto de vista teórico-, desde la perspectiva de la 26 27 Cardoso y Faletto (1992). Desarrollo y dependencia. Siglo XXI Editores. México Habermas (2003): p. 263 Apuntes de Estudios del Trabajo categoría del trabajo, y su forma histórico concreta en la sociedad de clases capitalista, el trabajo asalariado, es posible replantearse el problema de la evolución social y la resolución de las contradicciones características de la vida social, mientras que desde la perspectiva de la acción comunicativa se termina en un callejón sin salida que reproduce – como pudimos ver aquí- la “paradoja de Durkheim”. La categoría de trabajo, entendida desde las cuatro perspectivas aquí planteadas, integra tres importantes problemas que atañen a la teoría sociológica en general, y al enfoque de Habermas en particular: la categoría de totalidad como alternativa teórica a la atención en ámbitos irreductibles de racionalidad (y/o sistemas, subsistemas y funciones); la especificación de la naturalización de la vida social en la sociedad capitalista como alternativa teórica para entender el problema de la coordinación de la acción y la integración social (con las explicaciones del giro lingüístico y las más propias de la tradición funcionalista); el enfoque de las clases como alternativa teórica a la primacía del esquema alter-ego. Por último, la categoría de contradicción como alternativa a la de paradoja, y su forma práctica, la lucha de clases, como categoría teórica que permite comprender la forma de solución histórica-concreta para la resolución de los problemas centrales que afectan la vida social, su estructura y su evolución. Apuntes de Estudios del Trabajo 10 de mayo de 2008