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Perspectiva espacio temporal mundial. Ficha de cátedra.
Mesopotamia asiática
Introducción
En la segunda mitad del IV milenio se habían formado ya una serie de núcleos urbanos en el sur de Mesopotamia cuya vida se
articula en torno al templo y a la figura de un rey sacerdote, y que desarrollan la escritura cuneiforme. Los responsables de
todo este proceso son los Sumerios, que encontramos en ciudades como Ur, Uruk, Lagash o Kish.
A lo largo del III milenio encontramos ya allí poblaciones de origen semita que, en el último cuarto del milenio, comenzaron
la formación de estados territoriales. Este es el caso del rey Sargón de Akkad, que ejercía el control sobre los territorios de
Summer y Akkad (la baja Mesopotamia).
Desde finales del milenio, otros grupos semitas occidentales se van asentando en Mesopotamia, atraídos por las
posibilidades que ofrecen las prósperas ciudades del Eúfrates y Tigris. Los habitantes de la región les llamaban «Martu», y
eran los «Amoritas» o «Amorreos». En el siglo XVIII a.C., un rey amorita llamado Hammurabi ejercía el control sobre un
extenso reino con capital en Babilonia. Los valles medio y bajo de los dos grandes ríos que recorren Mesopotamia constituían
ya por entonces una región central en la política internacional asiática. Mientras tanto, en el alto Tigris, los Asirios constituyen
también ya una gran potencia.
En el siglo XVI a.C. se formaron algunos grandes estados en el Próximo Oriente: el Imperio Hitita en el interior de Anatolia,
y Mitanni en la región del alto Eúfrates y su afluente el Habur. Mientras tanto, Babilonia estaba gobernada por reyes Cassitas,
recibía el nombre de «Karduniash» y había perdido su papel internacional. Sin embargo, mantenía una activa diplomacia,
derivada del interés que los grandes estados tenían por esa región. En el siglo XIV a.C., el rey hitita Subbiluliuma se casó con
una princesa Cassita. En las siguientes centurias, los reyes de Babilonia se convirtieron en vasallos de sus vecinos del norte,
los Asirios.
A finales del II milenio y comienzos del I, todo el Próximo Oriente sufrió transformaciones: destrucción de algunas
importantes ciudades, llegada de nuevos pueblos y generalización del uso de la metalurgia del hierro. Las ciudades de la baja
Mesopotamia seguían regidas desde Babilonia, ya entonces por monarcas caldeos (Arameos), que ahora eran tributarios de
los reyes del alto Tigris, hasta que en el siglo VII a.C. se liberaron. Nabucodonosor II (605-562 a.C.) llegó a gobernar desde los
Zagros hasta la costa mediterránea, saqueó las ciudades de Tiro y Jerusalem y deportó a numerosos prisioneros de guerra.
En los siguientes siglos, Babilonia se convirtió en territorio de grandes estados extranjeros: Persas, Griegos y Romanos.
LAS CONDICIONES GEOGRÁFICAS DE UNA REGIÓN “ABIERTA”
Se llama Mesopotamia o lo región del Cercano Oriente ubicado entre los ríos Eufrates y Tigris (del griego, meso: “medio”,
potomo: “río”, “entre ríos”). Por su suelo laborable, esta zona favoreció el desarrollo de grandes civilizaciones de la antigüedad.
El material de aluvión que arrastraban los grandes ríos permitió un enorme rendimiento agrícola. Como el Nilo paro Egipto, los
ríos Tigris y Eufrafes fueron importantísimos, que también en Mesopotamia la tierra fértil que los rodeaba favoreció el
desarrollo de la civilización. El Tigris y el Eufrates crecen por el deshielo de los montes de Armenio entre mayo y septiembre, e
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inundan grandes territorios. Esto implicó también aquí como en Egipto, la necesidad del esfuerzo humano poro dominar las
crecidos.
La Mesopotamia asiático, con sus trascendentales ríos Tigris y Eufrates, fue el ámbito donde se desarrollaron culturas urbanas
que se encuentran entre las civilizaciones humanas más antiguas. Allí se modelaron nuevas organizaciones de vida, que
dejaron su impronta en las sociedades futuras y nos brindaron, ¡unto con Egipto, los primeros testimonios escritos de la
historia.
La Mesopotamia, por ser una zona de fácil acceso desde África, Asia o Europa, se convirtió en un lugar de paso de variados
pueblos. Esto se debió a que es uno región “abierta”: Y Por el Oeste, los desiertos de Siria y Arabia, zona recorrida por pueblos
seminómadas que luego cruzaron el Eufrates. Y Por el orte, los montes de Armenia. El Tigris y el Eufrates forman una especie
de ‘embudo” que invita a cualquier pueblo montañés a bajar. Y Al Este, el Irán, meseta que siempre codició lo riqueza de la
Mesopotamia y de la que está separada por los montes Zagros. Y Al Sur, el golfo Pérsico. Estas condiciones geográficas
influyeron en la evolución histórica de la región. Mientras que Egipto disfrutó de aislamiento y seguridad durante siglos, en la
Mesopotamia se presentaron constantes variaciones, incursiones de pueblos, sucediéndose una dominación tras otra. En su
mayoría, estos pueblos eran de origen semita, provenientes del desierto arábigo. En la Mesopotamia podemos distinguir dos
zonas con diferencias históricos y geográficas. Al Sur, la Baja Mesopotamia (más tarde: Caldeo), llanura con tierras fértiles
gracias a los inundaciones de ¡os ríos. En la antigüedad esta zona fue habitado por pueblos diferentes: en un principio, en lo
zona Sur de la Baja Mesopotamia, se asentaron los sumerios o súmeros. Esta región tomó entonces el nombre de Súmer.
Luego, en lo zona media de lo Mesopotamia se instalaron los acadíos. Su territorio se llamó Akkad. Posteriormente ¡legaron
otros pueblos, como los amorreos y los caldeos. Y Al Norte, la Alta Mesopotamia o Asiria, zona de montañas, con clima muy
riguroso y poca vegetación. En esta región vivieron los asirios.
Organización política: templos y palacios
Con los sumerios, la Mesopotamia estaba dividida en ciudades-estados, (también podríamos llamarlas “cíudades-templos”);
cada ciudad con su territorio circundante era un templo, desde allí quien gobernaba se dirigía a la población. En esta etapa, la
política y la religión estaban íntimamente relacionadas. El gobernante era el príncipe-sacerdote. el “sumo sacerdote” o “patesi,
que representaba a la divinidad, aunque no era el dios, como en Egipto, en donde el faraón era ‘el mismísimo Horus”. El
sacerdote administraba el gobierno de la ciudad, los ingresos del templo, conducía a los soldados, vigilaba el mantenimiento
de los canales y organizaba el culto. El templo desempeñaba entonces un papel fundamental. Era el eje de la vida política,
religiosa y también económica
Después, con la expansión de las ciudades sumerias, la administración se hace más completa y se produce un cambio en las
atribuciones del patesi, quien se dedicará en adelante exclusivamente al culto. Jefes militares convertidos en reyes
desempeñarán el resto de las funciones.
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Estos reyes mantendrán la división de la Mesopotamia en pequeños Estados: cada ciudad, por ejemplo Ur o Eridu, era un
Estado en sí misma, con sus propios instituciones de gobierno, no dependía de un poder mayor regional ni imperial. Su único
lazo de unión con el resto de ciudades-estados sumerias era la cultura: la escritura, las creencias y el lenguaje. Esto se
mantiene hasta la unificación realizada por los acadios.
Los acadios organizaron el primer imperio o Estado unificado de la Mesopotamia. Su poder era reconocido por casi todas las
ciudades mesopotámicas. Su organización política, a diferencia de la sumeria, tendrá como elemento más importante el
palacio; el rey posee mayor poder que los sacerdotes. Hamurabi, rey de Babilonia, completará posteriormente este período,
perfeccionando la organización política, militar y administrativa. Pero los reyes más poderosos de Mesopotamia fueron los
asirios. Su imperio fue el más poderoso formado hasta el momento en toda la región. Sus audaces y crueles guerreros
organizaron los sistemas de defensa de la zona y un ejército permanente compuesto por la infantería, la caballería y los carros
de guerra.
El rey asirio vivía rodeado de cortesanos. Todos los súbditos del imperio eran servidores del monarca y le debían obediencia
absoluta, tanto el campesino como los ministros. Todos eran servicio les ante el rey, como si fueran esclavos. Desde su lujoso
palacio gobernaba provincias y reinos con férrea mano. Su poder despótico, sin límites de ninguna clase, está descripto por
sus propios relatos de campañas, donde se enumeran las cabezos cortadas, las destrucciones de ciudades, las matanzas y
mutilaciones, con orgullo y lactancia.
En síntesis: Hasta la formación de los grandes imperios semíticos (acadios y asirios), la organización político de la
Mesopotamia se basaba en “ciudades-estados”, que comprendían un núcleo urbano y el área rural circundante, con un
régimen económico y político independiente.
La economía: la lucha por el agua
La agricultura era la base de la economía de la Mesopotamia; sólo era posible con lo ayuda del riego artificial. Los sumerios, al
asentarse en la región, construyeron uno red de canales con tanta perfección que aún sirven como modelos para las
autoridades agronómicas de Irak. Estos canales aumentaron la superficie de cultivo y posibilitaron el desarrollo de la
civilización. Los habitantes de las ciudades que surgieron cuidaron los canales y se disputaron las aguas fluviales, vitales para
su economía.
Los productos de cultivo más importantes que obtuvieron fueron los cereales, como el trigo y la cebado, y los frutos de la
palmera (como los dátiles).
En tiempos de los sumerios, el templo era el núcleo de la vida económica, el centro de la administración de tierras, del sistema
de riego y del comercio. También era el centro de reunión de los artesanos. Por lo tonto, el templo tenía una vida animado: allí
se almacenaban los granos, se rendían los tributos y reposaban las caravanas comerciales. También allí se radicaban el culto,
la administración de justicia y la educación. Además, el templo otorgaba préstamos a personas necesitadas.
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La organización económica de la Mesopotamia, a semejanza de lo egipcia, era tributaria. Se exigían impuestos diarios y
excepcionales. Para evitar el fraude, las autoridades llevaban a cabo un cálculo de las cosechas y las controlaban por medio
de comisiones especiales, integradas por funcionarios del templo, escribas y vecinos. Posteriormente, los príncipes se
independizaron del templo y erigieron su propio palacio; las funciones económicas pasaron entonces a este último.
Lo Mesopotamia, al igual que Egipto , carecía de materias primas básicas como la madera , la piedra y los metales. Esta
carencia se solucionó por intermedio del comercio: La madera se importaba de Fenicia, la piedra desde el Elam, los metales
provenían de la meseta de Anatolia. Estas transacciones comerciales se hacían mediante el trueque, ya que los
mesopotámicos no conocían la moneda. Sí tenían elementos como medidas de valor; por ejemplo: lingotes de metal sellados o
cantidad de cereales.
La sociedad: libres y esclavos
Podemos conocer lo estructura social de la Mesopotamia gracias al Código de Hamurabi. La primera distinción importante
entre las personas era lo división entre los hombres libres y ¡os esclavos. Los esclavos en la Mesopotamia, a diferencia de
Egipto, eran muy numerosos, generalmente llegaban a serlo los prisioneros de guerra.
Entre los hombres libres existían varios grupos sociales:
Los nobles: El rey, los funcionarios importantes, los sacerdotes y, entre los asirios, los grandes jefes militares, formaban la
nobleza. Integraban un grupo privilegiado, con grandes extensiones de tierra, y constituían el sector social más encumbrado.
Los comerciantes: Llegaron a ocupar un papel destacado en la sociedad, ya que se enriquecieron gracias al Intercambio. Se
encargaban del gran comercio y recorrían vastos territorios. Los artesanos: Trabajaban al servicio del rey o del templo y
también en forma particular Muchos de ellos vivían en las ciudades. Los agricultores: Formaban el grupo social más numeroso,
ya que el régimen económico de la Mesopotamia era agrícola. En los primeros tiempos sólo trabajaban para el templo. Luego,
los reyes fueron otorgando donaciones y los campesinos pudieron trabajar parcelas propias; surgió así la propiedad privada. El
Código de Hamurabi nos permite conocer la vida y las costumbres de la Mesopotamia. Los delitos eran duramente castigados
según la ley del talión (‘ojo por ojo, diente por diente”), principio por el cual el que comete un delito es castigado con una pena
semejante al daño que cometió. La pena de muerte era muy frecuente. La familia era monogámica. El matrimonio sólo podía
darse entre hombres y mujeres libres, no con esclavos. Entre los asirios, el matrimonio se realizaba luego de un intercambio de
regalos; en caso de adulterio, el marido podía matar a la mujer, luego debía esperar cinco años poro volver a casarse. El
esclavo podía fundar una familia entre sus iguales, que no se disolvía por venta.
El ámbito espiritual
Los sentimientos religiosos impregnaban toda la vida de los habitantes de la Mesopotamia antigua. Adoraban a muchos
dioses, representados como fenómenos naturales o con característicos antropomórficas. Además de la devoción oficial,
sostenida por los sacerdotes, había un sentimiento muy profundo en el pueblo mismo que se vinculaba fundamentalmente a la
naturaleza, a la tierra. Existía una devoción sobre el ~‘brotar, florecer y desaparecer” anual que presentaba la naturaleza y que
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en el Súmer antiguo se vinculaba con la vida y la muerte, con ¡a creencia en el más allá. Por otro parte, se puede relacionar la
envergadura de estas creencias con la importancia que tenía la agricultura para la vida de los pueblos sedentarios.
Las ideas sobre el renacer anual se manifestaban en forma de “nupcias sagrados” entre lnana (diosa madre de la tierra, de la
fecundidad y del amor) y Dumuzi (el pastor divino, protector de los rebaños y dios de la vegetación): la unión daba fecundidad
y nueva vida’a los fieles que participaban”. Esta creencia, y la celebración en primavera de las bodas divinas, fue fundamental
en la religión del antiguo Súmer. Las celebraciones no eran exclusivamente simbólicas, sino que en general las realizaban el
sumo sacerdote, en representación de Dumuzi, y la sacerdotisa principal, en representación de lnanna. Más tarde, lshtar y
Tammuz representaron la pare-¡a sagrada para los semitas de la Mesopotamia. Entre los numerosos dioses mesopotámicos,
además de los mencionados, cabe señalar: Enlil, señor del viento y la tempestad, conductor de destinos y señor de las tablas
de la suerte., Marduk, dios creador y bienhechor de Babilonia, que llegó a tener mucha importancia y se convirtió en el dios de
toda la Mesopotamia.
Los poemas sobre los héroes constituyeron un aspecto original de la religión mesopotámica. Los héroes eran personajes
semidívinos, especie de transición entre dioses y hombres. Es famosa la epopeya de Gilgamesh, sabio que luchó por alcanzar
la inmortalidad paro lodos los hombres, sin éxito.
Una costumbre muy extendida en la Mesopotamia fue la adivinación. Esta práctica podía realizarse en varías formas.
“Predecían el futuro” mediante el examen de las vísceras de un animal sacrificado: el hígado de un cordero o de un cabrío, por
ejemplo, era considerado la imagen del dios consultado. También realizaban presagios observando la forma de las nubes y el
movimiento de los astros. Se los considera los inventores del horóscopo: adivinación del porvenir de las personas de acuerdo
con la fecha de nacimiento y la posición de las estrellas en el cielo. Entre las variadas ceremonias rituales encontramos:
procesiones (caminando, en embarcaciones o en carruajes) presididas parlas figuras de los dioses; fiestas estacionales,
ágapes (con numerosos comensales, bandas musicales poro la interpretación de los himnos religiosos y danzas); la consulta
a los oráculos.
Los mesopotámicos no tuvieron tumbas monumentales, o pesar de que el culto de los muertos y la creencia en el más allá
eran importantes entre sus principios religiosos. Sus difuntos eran enterrados en los Jardines de las casas o debajo de las
habitaciones, en donde se les otorgaban ofrendas y sacrificios. A través del arte, los pueblos expresan sus pensamientos,
costumbres y creencias. El conocimiento de los expresiones artísticas nos ayuda a descubrir la esencia de cada cultura.
Según la leyenda, los sumerios recibieron de sus dioses las primeras artes. Sus características generales son la majestuosidad
y la religiosidad. La escultura y la pintura estaban, al igual que en Egipto, sujetas a reglas establecidas. En la representación
de los animales, el artista tuvo mayor libertad de expresión.
Arquitectura: templos y palacios
La construcción de templos ocupó el papel principal. Un templo no era un solo edificio, sino un conjunto de construcciones. Las
dependencias dedicadas al culto estaban cuidadosamente separadas de los locales destinados a los fines económicos. En la
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parte superior del templo desarrollaron una construcción característica, el zígurat, especie de torre escalonada con varios pisos
de diferentes colores. Su función no está muy bien definido; los mesopotámicos afirmaban que “albergaba al propio Dios”. Los
palacios también fueron construcciones importantes, símbolos del poder de los reyes. Un conjunto de grandiosos edificios
rodeados de fortificaciones integraban un palacio. Las salas y las habitaciones se disponían en torno a un patio central. Como
“guardia , se colocaban esculturas de animales en las puertas. Los palacios asirios eran gigantescos. Sargón II definía el suyo
como “un palacio sin rival”. Enfrente del palacio se abría una enorme plaza, donde se reunía a la población para fechas
importantes. De allí también partían los ejércitos o la guerra.
El material de construcción esencial en la Mesopotamia ero el ladrillo crudo, en ocasiones el ladrillo vidriado. F’ara compensar
la pobreza constructiva, recubrían las paredes con relieves y esculturas.
La escultura
La esculturo en Mesopotamia no tuvo la monumentalidad de la egipcia. Se trabajaron sobre todo los relieves y las pequeños
estatuitas. Los sumerios sobresalieron en el tallado de piedras duras con las que formaban sellos. Fueron los creadores del
‘sello”. Estos pequeños objetos contenían escenas de la vida cotidiana de la época: pastoreo, caza y ofrendas. También son
ejemplos de su creatividad los vasos de mármol, con relieves de hombres y de animales.
Lo esculturo de la Mesopotamia llega con los asirios a su punto culminante. Pero las producciones asirias tienen un carácter
diferente de las sumerio-oca-dios. El asirio es un arte ‘ligado a los campos de batalla”, un arte militarista, que tiene por objeto
alabar al rey y a sus conquistas, ilustro la gloria del monarca, las escenas de lucha y de caza, la derrota de sus enemigos. Los
artistas asirios fueron muy virtuosos al esculpir animales. Los realizaban con gran fuerza de expresión y realismo. Sus formas
don la sensación de movimiento y precisión.
Las ciencias y la escritura cuneiforme
Los conocimientos científicos de los mesopotámicos eran patrimonio de los sacerdotes. Lo mayor parte de lo población no
accedía o ellos.
La ciencia preferida en Babilonia era la astronomía, debido a la importancia que asignaban a los ostros en el destino de los
hombres. Crearon un calendario dividido en 12 meses lunares.
En matemática crearon un sistema de pesos y medidas sexagesimal, tenía como base el número 60. Actualmente se conserva
este sistema en la manera de medir la división de la hora y de los minutos. Pero el gran aporte cultural de la Mesopotamia fue
la creación de la escritura cuneiforme, uno de las más antiguas de la historia de la humanidad. Su nombre proviene de la forma
de cuña” o prisma triangular que tienen sus caracteres. estos se grababan con un punzón de caña o hueso, sobre tablillas de
arcillo blando, que luego se ponían a secar al sol o se cocinaban. Ero un sistema de escritura complejo en el que se utilizaban
diferentes tipos de signos. La escritura cuneiforme fue desarrollada por los sumerios y luego utilizada por los asirios y los
babilonios. Es posible que de ella derivaran los primitivos alfabetos europeos. Este tipo de escritura posibilitó además el
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desarrollo de la literatura en Mesopotamia. Sus temas eran variados: fábulas de animales que hablan, consejos de padres a
hijos, cartas a los dioses pidiendo favores, y poemas.
LEGADO DE LOS SUMERIOS: Arquitectura: primeras construcciones de ladrillos;Vida política: Organización de las primeras
ciudades-estados, Vida Econòmica: Adelantos en técnicas agrícolas y riego artificial, Ciencias: Creación de la escritura
cuneiforme, desarrollo de la astrologìa, horòscopos, semana de siete días, y sistema sexagesimal, Vida Social; Codificación de
la leyes - Còdigo de Hamurabi
El poema de Gilgamesh corresponde a un mito sumerio elaborado en torno a la figura de un personaje, Gilgamesh de Uruk,
convertido en leyenda, pero cuya historicidad es objeto de debate. Su nombre aparece en la lista real sumeria, como rey de la
ciudad de Uruk (ca. 2700), en un episodio de rivalidad entre Uruk y Kish, en el marco de los conflictos entre ciudades que
caracterizan
al
período
protodinástico.
El texto sumerio original se conoce por una serie de tablillas halladas en Nippur y otras ciudades de la Baja Mesopotamia. Con
el tiempo, el ciclo épico en torno al personaje se complicó, añadiendo otros episodios que no estaban en el original. También
entre los Asirios se copió y se completó el poema hasta época de Assurbanipal. El resultado fue una historia en la que el
personaje vive diferentes episodios, algunos de ellos muy tardíos: Gilgamesh y Agga de Kish, Gilgamesh y el País de la Vida,
La muerte de Humbaba (guardián del Bosque de los Cedros), Enkidu y los infiernos. El episodio del encuentro de Gilgamesh
con el héroe del diluvio es un añadido posterior de un mito diferente en origen. (Pilar González-Conde).
Columna VI del texto babilónico.
Las lágrimas corren por la cara de Gilgamesh
(al tiempo que dice):
—«(Voy a recorrer) un camino
por el que nunca he andado.
(Voy a emprender un viaje)
desconocido para mí.
(...) Debiera estar contento,
con el corazón gozoso (...).
(Si triunfo te haré sentar en) un trono.»
Ellos le trajeron su armadura,
(...) poderosas espadas,
el arco y el carcaj,
y se lo pusieron en sus manos.
Él cogió las azuelas,
(...) su temblor,
(el arco) de Anshan;
puso la espada en su cinturón.
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Podían comenzar el viaje.
La plebe se apiñaba cerca de Gilgamesh:
(—«¿Cuánto tiempo estarás ausente de Uruk?)
¡Que puedas regresar pronto a la ciudad!»
Los ancianos le rindieron homenaje
y le dan consejos sobre el viaje:
—«No confíes, Gilgamesh, únicamente en tu fuerza;
marcha con ojo alerta ¡Ten cuidado!
Que Enkidu vaya delante de ti,
pues conoce la ruta, ha recorrido el camino
hasta el desfiladero del bosque de Huwawa.
El que va delante puede proteger a su compañero.
Prepara su viaje y sálvate así con su ayuda.
¡Que Shamash te de la victoria,
que tus ojos puedan ver
lo que tu boca ha anunciado!
Que ante tí el sendero sea llano,
que el camino se abra para que puedas pasar
y que la montaña se abra, también, a tu paso.
¡Que el dios Lugalbanda
durante la noche diga la palabra que te alegre!
¡Que no se aleje de tí, para que tu deseo se cumpla!
¡Que él restablezca tu fama como la de un joven héroe!
Después que haya muerto Huwawa, acción en la que te vas a esforzar,
¡lávate tus pies!.
En tus horas de reposo nocturno, cava un pozo
para que puedas tener agua pura en tu odre.
Ofrece en honor de Shamash libaciones de agua fresca.
¡Que el dios Lugalbanda pueda guardarte tus intenciones!»
Enkidu abrió la boca y dijo a Gilgamesh:
—«Ya que has resuelto batirte, ponte en camino.
Que tu corazón no se asuste; ten confianza en mí.
Confía y sigúeme, pues conozco la morada
y también los lugares que frecuenta Huwawa.»
(...)
Cuando los ancianos oyeron estas palabras
dejaron partir afuera al héroe, a su camino:
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—«Ve, Gilgamesh, ojalá (...)
¡Ojalá los dioses caminen a tu lado!»
Versión de Federico Lara Peinado, El poema de Gilgamesh, Editora Nacional, Madrid, 1980, pp. 148-149.
El mito sumerio del diluvio
El mito del diluvio universal, difundido con posterioridad a través del Antiguo Testamento (Génesis 6-8), es en realidad un
antiguo mito sumerio, conocido en su versión más antigua por una tablilla hallada en Nippur. En ella, los dioses castigan a los
«cabezas negras» enviando una catástrofe natural, de la que se salva un hombre, Ziusudra, constructor de una embarcación
en la que se refugiarán las diferentes especies animales. El tema está también presente en la literatura asiria, en donde el
héroe es Atrahasis. El proceso de reelaboración posterior que sufren algunos mitos sumerios hace que la historia del diluvio se
incorpore al poema de Gilgamesh, provocando que éste se entreviste con el supreviviente de la catástrofe.
Los restos de un desastre natural han sido buscados en la baja Mesopotamia, para probar la historicidad del episodio, aunque
sin resultados aparentes. Lo cierto es que el diluvio sirvió de referente temporal entre las comunidades sumerias, cuya más
antigua historia dinástica se hace entroncar con él. Así por ejemplo, «...después del diluvio, la realeza bajó del cielo por
segunda vez a la ciudad de Kish...». El mito transmite la existencia de la ciudad y de la monarquía como procesos anteriores al
período en el que los sumerios sitúan el diluvio. (Pilar González-Conde).
...
Yo quiero (...) la destrucción de mi raza humana,
para Nintu quiero atajar la destrucción de mis criaturas.
Haré retornar a las gentes a sus establecimientos.
Construirán ciudades en todos los lugares
y haré que su sombra sea apacible.
Colocarán de nuevo los ladrillos de nuestros templos en los santos lugares,
(y) los lugares de nuestras decisiones los restablecerán en los lugares consagrados.
Yo prepararé convenientemente allí el agua santa que apaga el fuego,
completaré las divinas reglas y los sublimes decretos,
la tierra estará regada y estableceré allí la paz.
Después que An, Enlil, Enki y Ninhursag
hubieon creado el (pueblo) de los cabezas negras,
la vegetación se desarrolló, lujuriante, sobre la tierra,
los animales, de todos los tamaños, los cuadrúpedos, fueron colocados como adecuado onamento de las llanuras
[---]
yo quiero tener en cuenta (sus afanosos esfuerzos).
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(Después que) el constructor del país hubo fijado los fundamentos,
(cuando el cetro) de la realeza hubo descendido del cielo,
después que la sublime tiara (y) el trono de la realeza hubieron descendido del cielo,
él completó (las divinas reglas y los sublimes destinos).
Fundó (las cinco) ciudades en (lugares puros);
pronunció sus nombres y las designó como centros de culto.
La primera de estas ciudades, Eridú, la dio al jefe Nudimmud,
la segunda, Baltibira, la dio al nugig,
la tercera, Larak, la dio a Pabilsag,
la cuarta, Sippar, la dio al héroe Utu,
la quinta, Shuruppak, la dio a Sud.
Él proclamó los nombres de aquellas ciudades y las designó como centros de culto;
no detuvo el (anual) diluvio, (sino que) excavó la tierra y trajo el agua,
y estableció la limpieza de los pequeños canales y las zanjas de irrigación.
[---]
el diluvio (...)
(...)
así fue convencido (...).
Entonces Nintu lloró (por sus criaturas) como un (...);
la divina Inanna entonó un lamento por su pueblo;
Enki tomó consejo de sí mismo.
An, Enlil, Enki (y) Ninhursag,
los dioses del universo prestaron juramento por los nombres de An y Enlil.
Entonces el rey Ziusudra, el pashishu de (...)
construyó (...).
Humildemente, obediente, con reverencia él (...);
ocupado cada día, constantemente él (...).
Aquello no era un sueño; saliendo y hablando (...),
invocando al cielo (y) al mundo subterráneo, él (...).
En el ki-ur, los dioses, un muro (...).
Ziusudra oyó a su lado,
estando de pie en el lado izquierdo del muro (...):
«Junto al muro, yo te diré una palabra, (escucha) mi palabra,
presta oído a mis instrucciones:
Un diluvio va a inundar todas las moradas, todos los centros de culto,
para destruir la simiente de la Humanidad (...).
(Tal) es la decisión, el decreto de la Asamblea (de los dioses).
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(Tal) es la palabra de An, Enlil (y Ninhursag).
(...) la destrucción de la realeza.
Ahora (...)»
[---]
(...)
Todas las tempestades y los vientos se desencadenaron;
(en un mismo instante) el diluvio invadió los centros de culto.
Después que el diluvio hubo barrido la tierra durante siete días y siete noches,
y la enorme barca hubo sido bamboleada sobre las vastas aguas por las tempestades
Utu salió, iluminando el cielo y la tierra.
Ziusudra abrió entonces una ventana de su enorme barca,
y Utu hizo penetrar sus rayos dentro de la gigantesca barca.
El rey Ziusudra
se prosternó (entonces) ante Utu;
el rey le inmoló gran número de bueyes y carneros.
«Invocaréis por el cielo y por la tierra (...)»
An (y) Enlil invocaron por el cielo y por la tierra (...),
e hicieron aparecer los animales que surgieron de la tierra.
El rey Ziusudra
se prosternó ante An (y) Enlil.
An (y) Enlil cuidaron de Ziusudra,
le dieron vida como (la de) un dios,
hicieron descender para él un eterno soplo como (el de ) un dios.
Entonces al rey Ziusudra,
que salvó de la destrucción la simiente de la humanidad en aquel tiempo,
allende los mares, en el Oriente, en Dilmun, (le) hicieron vivir.
Versión de Federico Lara Peinado (ed.), Mitos sumerios y acadios. Editora Nacional. (Clásicos para una biblioteca
contemporánea 41), Madrid, 1984, pp. 60-62.
El origen de Sargón de Akkad
Desde mediados del III milenio, algunos grupos semitas se empiezan a asentar en la Mesopotamia sumeria, en donde,
mediante un proceso de integración y promoción social, alcanzan el poder político. Son los Acadios. Unode sus jefes, Sargón,
alcanzó el poder y se convirtió en rey del primer gran estado mesopotámico, con capital en Akkad (o Aggadé, no localizada
todavía hoy), y proclamándose «rey de Summer y Akkad».
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La necesidad de dotar a la dinastía de argumentos de legitimidad, provocó la elaboración de una leyenda en torno al origen de
este monarca. Según ella, Sargón habría sido depositado al nacer en una cesta y abandonado en el río (un origen semejante
al que después se crearía para Moisés), en donde le recogió un alto funcionario del rey de Kish. (Pilar González-Conde).
Sargón, el soberano potente, rey de Agadé, soy yo.
Mi madre fue una variable (?), a mi padre no conocí.
Los hermano(s) de mi padre amaron las colinas.
Mi ciudad es Azupiranu, situada en las orillas del Eufrates.
Mi variable madre me concibió, en secreto me dio a luz.
Me puso en una cesta de juncos, con pez selló mi tapadera.
Me lanzó al río, que no se levantó (sobre) mí.
El río me transportó y me llevó a Akki, el aguador.
Akki, el aguador, me sacó cuando hundía su p[o]zal.
Akki, el aguador, [me aceptó] por hijo suyo (y) me crió.
Akki, el aguador, me nombró su jardinero.
Mientras era jardinero, Istar me otorgó (su) amor,
Y durante cuatro y [. . .] años ejercí la realeza.
El [pueblo] de los cabezas negras regí, gob[erné];
Poderosos [mon]tes con azuelas de bronce conquisté,
Las sierras superiores escalé,
Las sierras inferiores [atra]vesé,
Las [tierr]as del mar tres veces recorrí.
Dilmun mi [mano] cap[turó],
[Al] gran Der [subí], yo [...],
[...] alteré y [...].
Cualquier monarca que me suceda,
R[ija, gobierne] el [pueblo] de los cabezas negras;
[Conquiste] poderosos [montes] con azuela[s de bronce],
Escale las sierras superiores,
[Atraviese las sierras inferiores],
¡Recorra las [tierr]as del mar tres veces!
[Capture Dilmun su mano],
¡Suba [al] gran Der y [...]!
[... ] de mi ciudad, Aga[dé ... ]
[...]...[...].
Versión de James B. Pritchard, La sabiduría del Antiguo Oriente, Ed. Garriga, Barcelona, 1966, 100-101.
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Estela de los buitres de Eannatum de Lagash
Hacia 2460 a.C. Eannatum de Lagash somete los territorios de Umma, Ur y Kish y se hace coronar en Nippur rey del país de
Sumer. La denominada Estela de los buitres -un bloque de caliza de 1,80 metros de altura y 1,30 metros de anchura del que
sólo se conservan siete fragmentos- conmemoraba gráfica y literariamente la victoria sobre Ush, rey de Umma. El anverso de
la pieza muestra una figura de una diosa y al dios Ningirsu golpeando con una maza a los enemigos capturados en una red. En
el reverso, el texto se reparte en cuatro bandas en las que también se representan diversas escenas de la batalla: el rey
marchando con sus tropas sobre los cuerpos de los enemigos mientras buitres y leones devoran otros cadáveres; el rey en su
carro de guerra; la propia batalla; y, finalmente, el funeral de los soldados caídos y las ofrendas a los dioses. El relato se cierra
con una serie de juramentos por Ninurshaga, Enki, Suen, Utu y Ninki, y un epílogo final afirmando que la acción del rey supone
una mayor gloria para el dios Ningirsu. (Pilar Rivero-Julián Pelegrín).
... Ningirsu implantó la simiente de Eannatum en el seno de Ninurshaga. Ninurshaga lo parió y, con Eannatum, Ninurshaga se
regocija. Innana lo toma del brazo. Lo llama de este modo: «Digno de residir en el Eanna de Inana del Ebgal». Ella lo sienta en
las rodillas sagradas de Ninurshaga, y Ninurshaga lo alimenta con sus pechos sagrados... Él (Ningirsu) lo midió con su palmo:
cinco codos! Él lo midió con su codo: cinco codos y un palmo! Ningirsu se regocija grandemente, le concede la realeza de
Lagash.
El llamado de Ningirsu, Eannatum, el poderoso, habla con cólera al país enemigo. Inana ha llamado a Eannatum «Digno de
residir en el Eana de Inana del Ebgal», este nombre fue impuesto, su nombre sumerio fue impuesto. El príncipe de Umma,
cada vez que con sus tropas... haya comido el Gu-edina, el dominio bien amado de Ningirsu, que éste lo abata.
(Sueño de Eannatum): Aquel que está acostado, aquel que está acostado, él está en su cabecera. Eannatum, acostado, su
señor bienamado, Ningirsu, está a su cabecera. A Eannatum, acostado, habla: A Umma, la propia Kish, puesta en cólera por
estas bandas de pillaje, no la sostendrá. A tu derecha, Utu se alzará para ti. En tu frente, estará la cinta real.
Eannatum... hirió (a Umma); en seguida enumeró 3.600 cadáveres...
Ningirsu puso sobre el príncipe de Umma su augusta mano y su augusto pie; a la población de la ciudad sublevó contra él, en
Umma le mató; destruyó el barrio sagrado.
... Yo, Eannatum, como a un mal viento de tormenta encadené a la tempestad! ...
Eannatum, cuya palabra es justa, delimitó la frontera de Umma, la dejó en el poder de Umma y en el mismo sitio rigió una
estela. El hombre de Umma...
Eannatum, sobre el que Sulutula vertió dulces lágrimas, Eannatum venció. Eannatum aniquiló a todos los países enemigos.
Eannatum restituyó a Ningirsu su dominio bienamado, el Gu-edina... (Juramento por Enlil): Yo, Eannatum, sobre el hombre de
Umma he lanzado la red arrojadiza de Enlil, y por esta red le he prestado juramento. Y el hombre de Umma a Eannatum ha
prestado juramento.
¡Por la vida de Enlil, rey del cielo y de la tierra! Un diluvio devoró el campo de Ningirsu: yo decreté un talud de presa. ¡Que
nunca franquee la frontera de Ningirsu! ¡Que no altere nunca el talud y la fosa! ¡Que no desplace nunca la estela! ¡Si franquea
la frontera, que la gran red arrojadiza de Enlil, rey del cielo y de la tierra, por la que él prestara juramento, sobre Umma se
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abata!.
¡Yo, Eannatum, soy, en verdad, muy sabio! Dos palomas: sobre sus ojos puse alcohol, en su cabeza apliqué la resina del
cedro, para Enlil, rey del cielo y de la tierra, hacia el Ekur de Nippur las solté.
¡Ante Enlil, mí señor, por orden de quién, a instancias de quién, el hombre de Umma se volverá de su palabra? ¡Cuanto duran
los días durará esta palabra! ¡Si él transgrede el juramento, que la gran red de Enlil, por la que ha prestado el juramento se
abata sobre Umma!
Traducción de F. Marco, N. Santos, Textos para la Historia del Próximo Oriente Antiguo, Oviedo, 1980, vol. II, pp. 9-10, a partir
de la versión francesa editada por E. Sollberger, J. R. Kupper, Inscriptions royales de Summer et Akkad, París, 1971, pp. 4758.
Código de Hammurabi: prólogo
Al final de su reinado (ca. 1752 a.C.), Hammurabi de Babilonia promulgó este código legal y mandó grabar varios ejemplares.
Uno, posiblemente de Sippar, fue llevado a Susa por el rey de Elam Shutruk-Nakhunte en el siglo XII a.C. Tras su
descubrimiento en 1902, fue trasladado al Museo del Louvre. Las disposiciones de Hammurabi están grabadas en una estela
de diorita de 2,23 metros cuya imagen superior representa al propio rey ofreciendo su obra a Shamash, dios solar de la
Equidad (o, tal vez a Marduk, dios principal de Babilonia). Es el código legal más antiguo conservado íntegramente -ya que de
las leyes de Esnunna (1800 a.C.) han pervivido sólo fragmentos. El prólogo es un documento fundamental para el estudio de la
propaganda del poder en Babilonia: la presentación que de sí mismo y de los logros de su reinado hace el rey Hammurabi.
(Pilar Rivero-Julián Pelegrín).
Cuando Anum, el Altísimo, Rey de los Anunnakus, (y) el divino Enlil, señor de cielos y tierra, que prescribe los destinos del
País, otorgaron al divino Marduk, primogénito del dios Ea, la categoría de Enlil [soberano] de todo el pueblo, (y) lo magnificaron
entre los Igigus; cuando impusieron a Babilonia su sublime nombre (y) la hicieron la más poderosa de los Cuatro Cuadrantes;
(cuando) en su seno aseguraron a Marduk un reino eterno de cimientos tan sólidos como los de cielo y tierra, en aquellos días,
Anum y el divino Enlil también a mí, Hammurapi, príncipe devoto (y) respetuoso de los dioses, para que yo mostrase la
Equidad al País, para que yo destruyese al malvado y al inicuo, para que el prepotente no oprimiese al débil, para que yo,
como el divino Shamash, apareciera sobre los «Cabezas Negras» e iluminara la tierra, para que promoviese el bienestar de la
gente, me impusieron el nombre.
Yo soy Hammurapi: El Pastor Elegido del divino Enlil, el acumulador de la abundancia y de la opulencia, el que ha llevado a
buen fin cuanto concierne a Nippur-Duranki (y es) devoto cuidador del Ekur; el Rey Eficiente que ha restaurado Eridu en su
lugar (y) purificado el ritual del E'abzu; el Huracán de los Cuatro Cuadrantes; el Engrandecedor del nombre de Babilonia, el
agrado del corazón de Marduk, su señor, el que acude a diario a servir al Esagil; la Semilla Regia generada por el divino Sin, el
enriquecedor de Ur, el humilde, el fervoroso, el que aportó la abundancia al Ekishnugal; el Rey Prudente, obediente al divino
Shamash, el poderoso que ha consolidado los cimientos de Sippar, el que ha revestido de frondosidad la capilla superior de
Aya, el que ha hecho del Ebabbar un templo excelso, semejante a la morada de los cielos; el Guerrero Compasivo con Larsa,
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el renovador del Ebabbar para el divino Shamash, su aliado; el Señor Revitalizador de Uruk, el suministrador de aguas de la
abundancia a su pueblo, el que ha levantado la cúspide del Eanna, el que ha acumulado abundancia para Anum y la divina
Ishtar; el Protector del País, el que ha reunido a las gentes dispersas de Isin, el que ha colmado de abundancia el templo de
Egalmaj; el Dragón de los Reyes, el hermano predilecto del divino Zababa, el consolidador de los cimientos de Kish, el que ha
rodeado con un aura resplandeciente el Emetelursag, el celebrante fiel de los solemnes ritos de Utar, el administrador del
templo Jursagkalamma; la Malla Captora de enemigos, a quien Erra, su compañero, concedió el logro de sus deseos; el
engrandecedor de Kuta, el que ha acrecentado inmensamente todo lo del Meslam; el Búfalo Fiero que cornea a los enemigos,
el predilecto de Tutu, la alegría de Borsippa, el devoto que no abandona sus deberes para con el Ezida; el Dios de los Reyes
[superior a los demás reyes], el sabio perspicaz, el ampliador de los cultivos de Dilbad, el que colmó los silos para el divino
Urash, el audaz; -el Señor Merecedor del cetro y la corona a quien hizo perfecto la sabia diosa Mama; el diseñador de los
planos de Kesh; el suministrador de los alimentos puros de la divina Nintu;- el Prudente, el Perfecto, el que proveyó pastos y
abrevaderos a Lagash y a Girshu, el que suministró las magnas ofrendas al Eninnu; el Captor de Enemigos, el predilecto de
Telitum que cumple los oráculos de Sugal, que alegra el corazón de Etar; el Príncipe Puro cuyas oraciones acepta el divino
Adad; el que, en Karkara, aplaca el corazón del divino Adad, el guerrero; el proveedor continuo de lo que es debido en el
E'udgalgal; el Rey Vivificador de Adab, el organizador del templo Emah; el Príncipe de los Reyes, irresistible en la guerra; el
que donó la vida a Mashkan Shapir, el que hartó de agua al Emeslam; el Sabio, el Buen Ecónomo; el que alcanzó las
profundidades de la sabiduría; el que amparó a los habitantes de Malgum en la catástrofe, el cimentador de sus casas; el que,
en la abundancia, decretó para el divino Ea y la divina DamgaInunna -magnificadores de su reino- ofrendas eternamente
puras; el Primero entre los Reyes, el sometedor de los pueblos del Éufrates por orden del divino Dagán, creador suyo; el que
se apiadó de los habitantes de Mari y de Tuttul; el Príncipe Piadoso que hizo brillar el rostro del divino Tishpak, el que preparó
banquetes santos al divino Ninazu; el salvador de su pueblo en la dificultad, el que consolidó sus cimientos en medio de
Babilonia, en paz; el Pastor de la Gente, cuyas obras son del agrado de Ishtar; el que aseguró la presencia de Ishtar en el
Elulmash, en el centro de Acad; el Proclamador de la ley inmutable, el caudillo de los pueblos, el restaurador de su Virtud
Protectora a la ciudad de Asur; el Silenciador de Rebeldes; el rey que, en el Emesmes de Nínive, proclamó los títulos de la
divina Ishtar; el Piadoso Orante ante los Grandes Dioses; el descendiente de Sumulalel, el poderoso heredero de Sinmuballit,
la semilla eterna de la realeza; el rey poderoso, Sol de Babilonia que hace amanecer la luz sobre el País de Súmer y Acad , rey
sometedor de los Cuatro Cuadrantes, el protegido de Ishtar. Cuando Marduk me mandó a gobernar el pueblo, a enseñarle al
País el buen camino, yo hice de la Verdad y la Equidad el asunto mas importante: me ocupé del bienestar del pueblo. En
aquellos días.
Versión basada en la traducción de Joaquín Sanmartín Ascaso, Códigos legales de tradición babilónica, Barcelona, 1999, y
extraída de http://FyL.unizar.es/HAnt/index.html.
Código de Hammurabi: selección de disposiciones
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Estas disposiciones legales unifican los diferentes códigos de las ciudades del imperio babilónico. Se pretende así establecer
leyes aplicables en todos los casos, e impedir que cada uno «tome la justicia por su mano», pues sin ley escrita que los jueces
hubieran de aplicar obligatoriamente, era fácil que cada uno actuase como más le conviniera. No obstante, los historiadores en
la actualidad discuten sobre si las disposiciones legales del código se habrían llevado o no a la práctica en todas las ciudades
del
imperio.
El código incluye disposiciones tanto de lo que nosotros llamaríamos derecho civil y como de derecho penal, regulándose
comercio, trabajo asalariado, préstamos, alquileres, herencias, divorcios, propiedad privada, penas por delitos de robo,
asesinato, etc. La mayoría de las penas son pecuniarias (multas), aunque también existe pena de destierro, mutilación y
muerte. En algunos casos la ley opta por aplicar talión, es decir, hacer al agresor lo mismo que él hizo a su víctima siempre
que ambos sean de la misma «categoría social»: awilum (libre y con plenos derechos), mushkenum (libre pero con derechos
limitados) o wardum/amtum (esclavo/esclava). Además, se distingue si hay intencionalidad o no, y cuál es la «categoría» de la
víctima y la del agresor. En el siguiente texto se traduce awilum por hombre, mushkenum por individuo común, wardum por
esclavo y amtum por esclava. (Pilar Rivero-Julián Pelegrín).
«Si un hombre ha reventado el ojo de un hombre, se le reventará un ojo.»
«Si revienta el ojo de un individuo común... pagará una mina de plata.»
«Si ha reventado el ojo de un esclavo de un hombre, pagará la mitad de su precio (del precio del esclavo)».
«Si un hombre golpea a otro hombre en una disputa y le causa una herida, aquel hombre jurará 'Aseguro que no lo golpeé
adrede' y pagará el médico».
«Si un hombre ha ejercido el bandidaje y se le encuentra, será condenado a muerte.»
«Si un hombre ha acusado a otro hombre y le ha atribuido un asesinato y éste no ha sido probado en su contra, su acusador
será condenado a muerte.»
«Si un hombre conoce carnalmente a su hija, se desterrará a ese hombre de la ciudad.»
«Si un hombre, tras la muerte de su padre, yace con su madre, se los quemará a ambos.»
«Si un hijo ha golpeado a su padre se le cortará la mano».
"Si un hombre quiere desheredar a su hijo y afirma ante los jueces 'Quiero desheredar a mi hijo', los jueces determinarán los
hechos de su caso y, si él no ha demostrado las razones de la desheredación, el padre no puede desheredar a su hijo.»
«Si una mujer odia a su marido y afirma 'No harás uso carnal de mí', se determinarán los hechos de su caso en un juicio y, si
se ha mantenido casta y sin falta en tanto que su marido es convicto de abandono y agravio, esa mujer no sufrirá castigo,
tomará su dote (sheriktu) y marchará a la casa de su padre.»
Traducción de Federico Lara, Código de Hammurabi, Madrid, Editora Nacional, 1982.
Descripción de la ciudad de Babilonia
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Con sus ascensos y caídas, la historia de la ciudad de Babilonia -literalmente «la Puerta del Dios», en lengua acadia- está
jalonada por los acontecimientos más importantes de la historia del Próximo Oriente Antiguo. Su nombre aparece ya en los
textos de Sargón de Akkad (ca. 2340-2284 a.C.) y alcanzó su mayor gloria primero con Hammurabi (1792-1750 a.C.) y, siglos
más tarde, con el caldeo Nabucodonosor II (604-562 a.C.). Conquistada por el persa Ciro el Grande en 538 a.C., Heródoto la
describe tal como era un siglo más tarde, mientras que, todavía quinientos años después, Plinio evoca la grandeza de una
capital eclipsada en su época por las vecinas Seleucia y Ctesifonte.
Denominado tradicionalmente el «padre de la Historia», Heródoto (ca. 485-425 a.C.) nació en Halicarnaso, en la costa
suroccidental de Asia Menor, viajó a Egipto, Fenicia, Mesopotamia y Escitia, y residió en la Atenas de Pericles, donde formó
parte en 444/443 a.C. de la expedición destinada a fundar la colonia panhelénica de Thurios en Magna Grecia. Dedicando
cada uno de los nueve libros que la componen a una de las Musas redactó su Historia, una obra inacabada que alcanza desde
la época mítica hasta la Segunda Guerra Médica (479 a.C.), centrada en el enfrentamiento entre Europa y Asia, y salpicada de
excursos de carácter etnográfico referidos a las tierras por las que viajó su autor.
Cayo Plinio Segundo vivió entre los años 23 y 79 d.C. Amigo de Vespasiano, ocupó importantes cargos en la administración
imperial. De su obra literaria sólo se conserva la monumental Naturalis Historia, dedicada a Tito, primogénito de Vespasiano,
en el año 77, y publicada tras la muerte del autor por su sobrino e hijo adoptivo Plinio el Joven. Se trata de una extensa obra
enciclopédica dividida en treinta y siete libros que contiene todo tipo de informaciones, agrupadas por materias y procedentes
de multitud de obras más antiguas. (Pilar Rivero-Julián Pelegrín).
Babilonia según Heródoto (s. V a.C.)
Está situada en una gran llanura, forma un cuadrado y, en cada lado, tiene una extensión de ciento veinte estadios; así, el
perímetro de la ciudad tiene en total cuatrocientos ochenta estadios [= algo más de 85 kilómetros]. Esta es, por consiguiente, la
enorme extensión de la capital de Babilonia y, que nosotros sepamos, su trazado no era comparable al de ninguna otra ciudad.
Primero la circunda un foso profundo y ancho, lleno de agua, y luego un muro que tiene una anchura de cincuenta codos
reales y una altura de doscientos codos [= 24,99 * 88,80 metros]. Aparte de esto, debo además explicar en qué se empleó la
tierra procedente del foso y cómo se construyó el muro. A medida que abrían el foso, iban convirtiendo en ladrillos la tierra
extraída de la excavación y, cuando hubieron moldeado un número suficiente de ladrillos, los cocieron en hornos;
posteriormente, utilizando asfalto caliente como argamasa e intercalando cada treinta hileras de ladrillos esteras de cañas,
construyeron primero los paramentos del foso y después, y de la misma manera, el muro mismo. En lo alto del muro también
levantaron, a lo largo de sus arcenes, unas casamatas de un solo piso, situadas las unas frente a las otras; y entre ellas
dejaron espacio para el paso de una cuádriga. En el circuito del muro hay, además, cien puertas, todas ellas de bronce, lo
mismo que sus quicios y dinteles. (...)
De esta manera, pues, estaba fortificada Babilonia. La ciudad, por otra parte, tiene dos sectores, pues por su mitad la divide un
río, cuyo nombre es Éufrates, que procede del país de los armenios; es un río grande, profundo y de curso rápido que
desemboca en el mar Eritreo. Pues bien, por uno y otro lado de la ciudad, la muralla se ve prolongada en ángulo hasta el río, y,
a partir de su confluencia, se extienden, a lo largo de las dos orillas del mismo, los contramuros interiores en forma de un
vallado de ladrillos cocidos. La ciudad propiamente dicha, que se halla plagada de casas de tres y cuatro pisos, está dividida
en calles rectas, tanto las paralelas al río como las transversales que a él conducen. Precisamente frente a cada calle
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transversal, en el vallado que bordea el río, había unas poternas en número igual al de las callejas. Esas poternas eran,
asimismo, de bronce y daban acceso a la orilla misma del río.
Ese muro es, en suma, como una coraza, y por la parte interior corre, paralelo a él, otro muro no menos resistente que el
primero pero sí más estrecho. Asimismo, en el centro de cada uno de los dos sectores de la ciudad se alzaba un edificio
fortificado; en un sector, el palacio real, dotado de un recinto grande y sólido; y, en el otro, un santuario de puertas de bronce que todavía existía en mis días- consagrado a Zeus Belo, formando un cuadrado de dos estadios de lado [= unos 355 m]. En la
parte central del santuario hay edificada una torre maciza de un estadio de altura y otro de anchura; sobre esta torre hay
superpuesta otra torre, y otra más sobre esta última, hasta un total de ocho torres. La rampa de acceso a ellas está construida
por la parte exterior, dispuesta en espiral alrededor de todas las torres. Y hacia la mitad de la rampa hay un rellano y unos
asientos para descansar, donde se sientan a reponer fuerzas los que suben. En la última torre se levanta un gran templo. (...)
El santuario de Babilonia cuenta, asimismo, con otro templo abajo en el que hay una gran estatua sedente de Zeus, en oro, y a
su lado una gran mesa de oro, siendo el pedestal de la estatua y el trono, asimismo, de oro. Estas piezas, al decir de los
caldeos, están hechas con ochocientos talentos de oro. Fuera del templo hay un altar de oro y hay, además, otro altar de gran
tamaño sobre el que se inmolan las reses adultas, ya que sobre el altar de oro sólo se pueden inmolar lechales. (...)
Por cierto que, entre los numerosos reyes de la ciudad de Babilonia que sin duda ha habido -a ellos aludiré en mi historia sobre
Asiria- y que adornaron sus murallas y santuarios, se cuentan, en concreto, dos mujeres. La que reinó en primer lugar, que
vivió cinco generaciones antes que la segunda y cuyo nombre era Semíramis, mandó construir a lo largo de la llanura unos
diques que merecen contemplarse, mientras que antes el río solía desbordarse por toda la llanura. Por su parte, la reina que
vivió con posterioridad a la susodicha, cuyo nombre era Nitocris y que fue más perspicaz que la que le había precedido en el
trono, dejó unos monumentos que yo pasaré a describir con detalle, y, de paso, viendo que el imperio de los medos era
pujante y que no permanecía inactivo, antes al contrario, que, entre otras ciudades, se habían apoderado, incluso, de Nínive,
adoptó contra ellos todas las precauciones que pudo ... Como la ciudad tenía dos sectores y el río pasaba por en medio, en
tiempos de los reyes que la precedieron, cuando se quería pasar de un sector a otro, había que hacerlo en barca, cosa que, a
mi juicio, resultaba molesta. Pues bien, ella subsanó también esta contingencia, ya que, tras excavar el depósito del lago,
merced a esta obra pudo dejar este otro monumento. Mandó co rtar unos enormes bloques de piedra y, cuando tuvo listos
esos bloques y excavado el emplazamiento del lago, desvió todo el caudal del río hacia el lugar que había hecho excavar; y
mientras el depósito se iba llenando, entretanto, cuando el antiguo cauce se quedó seco, primero canalizó con ladrillos
cocidos, con arreglo a la misma disposición que en la muralla, las márgenes del río a su paso por la ciudad y las bajadas que
llevaban de las poternas al río; luego aproximadamente en el centro de la ciudad construyó un puente con los bloques de
piedra que había hecho extraer, ensamblándolos con hierro y plomo. Y sobre el puente, al rayar el día, hacía colocar unos
maderos cuadrangulares, por los que los babilonios pasaban al otro lado; pero, durante las noches, por lo general quitaban los
maderos en cuestión con objeto de evitar que, merodeando a favor de la noche, se robasen unos a otros. Y, cuando el
depósito que había sido excavado se transformó, merced al río, en un lago lleno de agua y estuvo concluida la construcción del
puente, volvió a desviar el río Éufrates desde el lago a su antiguo cauce. Así la transformación de la excavación en una zona
pantanosa pareció una obra oportuna y los ciudadanos tuvieron un puente a su disposición.
Heródoto, Historia, I 178-186, traducción de Carlos Schrader, Biblioteca Clásica Gredos, Madrid, 1977.
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Babilonia según Plinio el Viejo (siglo I d.C.)
Babilón, la capital de las naciones caldaicas, consiguió una gran celebridad entre las ciudades del mundo entero, a causa de lo
cual el resto de Mesopotamia y de Asiria recibió el nombre de Babilonia. Estaba rodeada por dos muros de sesenta mil pasos,
con una altura de doscientos pies y una anchura de cincuenta, siendo la medida de cada pie mayor que la nuestra en tres
dedos; por el centro corría el Éufrates con admirables construcciones en uno y otro lado; todavía se conserva allí el templo de
Júpiter Belo; él fue el descubridor de la ciencia de las estrellas. Con todo, esta ciudad se ha transformado en un paraje
deshabitado, absorbida por la proximidad de Seleucia , fundada a tal fin por Nicátor a menos de cuarenta millas de distancia,
en la confluencia del Éufrates, desviado por un canal, y del Tigris. Seleucia, sin embargo, recibe el sobrenombre de Babilonia y
hoy es una ciudad libre e independiente, y además con las costumbres de los macedones. Dicen que la ciudad tiene
seiscientos mil habitantes y, en cuanto a la configuración de sus murallas, que es la de un águila extendiendo las alas, y que
sus campos son los más fértiles de todo el oriente. A su vez los partos, para despoblarla, a tres millas de distancia, en
Calonítide, fundaron Ctesifonte , que es ahora la capital de sus reinos, y, al no conseguir ningún resultado, el rey Vologeso
fundó
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